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UNIDAD 1: primera clase.

-Presentación de la cátedra y del programa.

-Recuperar conocimientos previos.

-Expectativas.

Primer tema: La Psicología Clínica


1 def.:
Es la rama de la Psicología que se encarga de la investigación de todos los factores,
evaluación, diagnóstico psicológico, apoyo a la recuperación y prevención que afecten a la salud
mental, en condiciones que puedan generar malestar y sufrimiento al individuo humano.

2def.:
Rama de la Psicología que se dedica a la investigación, desarrollo y aplicación de tratamientos
para los problemas psicológicos. Nace en el siglo XX.

Ahora, ¿desde qué definición de salud mental?, ¿Qué concepción de individuo? Estas definiciones
darán lugar a diferentes abordajes dependiendo de nuestra ORIENTACIÓN TEÓRICA (esta cátedra:
desde el Psicoanálisis). Cada orientación hunde sus raíces en determinados fundamentos filosóficos
y epistemológicos.
Por lo tanto, es fundamental que el profesional pueda incorporar una postura crítica.

Para pensar el surgimiento de una Clínica (que la Psicología hereda de la medicina) tomaremos un
autor:

MICHEL FOUCAULT: 1926-1984


Historiador de las ideas, teórico social y filosofo francés, conocido principalmente por sus
estudios críticos de las instituciones sociales, en especial la Psiquiatría, Medicina, ciencias humanas,
el sistema de prisiones, así como por su trabajo sobre la historia de la sexualidad humana. Su trabajo
sobre el poder y las relaciones entre: Poder – Conocimiento – Discurso ha sido ampliamente debatido.

En uno de sus libros, “Las palabras y las cosas” 1969 presenta una tesis fundamental: ubicar
los “a prioris históricos”, aquellas categorías inmanentes desde donde se constituyen tanto:
-las condiciones de posibilidad de un saber,
-sus principios de ordenamiento,
-sus formas de enunciabilidad,
-y sus regímenes de verdad.
Es decir, las categorías posibles desde donde puede ser pensada una problemática (la clínica, la locura,
las prisiones), las categorías lógicas que accionan y legitiman los discursos e intervenciones de un
campo de saber.
Esta postura se sostiene en un fundamento epistemológico posmoderno: la realidad per se es
incognoscible. Entre el Sujeto que conoce y la realidad objeto- a- conocer median los discursos,
saberes de una época que determinan y condicionan qué es posible conocer y qué no. Son los saberes,
discursos de una época quienes fundan la realidad, la construyen (pensar el debate actual en los
medios de comunicación en torno a la construcción de la información y su articulación con el poder).
En este sentido, ¿qué es salud?, ¿qué es enfermedad?, desde el surgimiento de la Psicología,
¿qué hace o no un psicólogo? Las respuestas dependen de las épocas, de los saberes vigentes pero
también de cuestiones vinculadas al poder (que un psicólogo esté obligado –por las obras sociales-
a utilizar determinado manual estadístico para efectuar un diagnóstico que carece de fundamento
teórico por ejemplo).
Por lo tanto, no hay verdades absolutas para Foucault, sino delimitadas por el discurso de
aquéllos que detenta el poder en cada época. Lo posible de ser pensado, y lo no pensado, en cada
época, están así condicionados. Por lo tanto, lo epistémico es también político, ya que esos discursos
legitiman determinados conocimientos y utilizan dispositivos de control para construir subjetividades
(como las prisiones, la medicalización de los cuerpos, prácticas que suponen la aplicación de un poder
para controlar los cuerpos).
El método que utiliza este autor es una “arqueología del saber”.

El nacimiento de la Clínica, una arqueología de la mirada médica. 1963


Allí Foucault se propone estudiar la historia de la Medicina – como lenguaje
- Como óptica científica
- Como relación interhumana
En este sentido, ubica un QUIEBRE a fines del siglo XVIII:
 ANTES de ese quiebre el saber médico hablaba un lenguaje sin apoyo perceptivo y sus
métodos y discursos se relacionaban mucho con el mito, las creencias y la imaginación
(pensemos el mito del Timeo, o las teorías de las pulsiones, la metapsicología etc).
El enfermo era sujeto de su enfermedad, era un CASO.

Luego aparecen las epidemias y las guerras. El Rol del Estado comienza a consolidarse con
la Revolución Francesa. En las guerras habían “charlatanes de la medicina” que causaron estragos;
se hacían llamar médicos pero no tenían buenos resultados. Se plantea, por lo tanto, la necesidad del
Estado de CONTROLAR esto. Lo mismo con las epidemias, introducen el estatuto político de la
medicina, la necesidad de crear una conciencia colectiva, aunar criterios. Esta conciencia colectiva
estaría encargada de una tarea constante de información, de control, de sujeción.
Se crea la Real Sociedad de Medicina (que recibe importantes rentas) que empieza a:
- centralizar el saber (y dictamina quien es médico, quien no, qué tiene que saber y cómo y dónde
operar)
- instancia de registro y de juicio de toda la actividad médica,
- no sólo agrupa a los médicos sino que se convierte en el órgano oficial de una conciencia colectiva
de los fenómenos patológicos.

Consecuencias (DESPUÉS):
 hacia fines del siglo XVIII cuando, en la práctica clínica, la mirada médica se tornó
criterio de verdad y racionalidad.

Esta vigilancia empírica, surgida con la Ilustración, se convirtió según señaló Foucault, en el
nuevo principio que rige la relación con el paciente y que se presenta como garantía de
exhaustividad y precisión.
La clínica se presenta como una estructura esencial para la coherencia científica, pero también
para la utilidad social y para la fuerza política de la nueva Organización Médica… La clínica
aparece como la solución concreta al problema de la formación de los médicos y de la
definición de la competencia médica…
Se empieza a percibir al enfermo no es su singularidad sino que rige una conciencia colectiva
encabestrada con todas las informaciones que en ella se cruzan. En la clínica que se instaura a partir
de fines del s. XVIII, el enfermo pasa a ser el ejemplo, el accidente de su enfermedad, el objeto
transitorio del cual ésta se ha apropiado.
En la clínica, se tratan a la inversa enfermedades cuyo portador es indiferente (un TOC, Cama 5): lo
que está presente es la enfermedad misma, en el cuerpo que le es propio y que no es el del enfermo,
sino el de su verdad. Son las enfermedades diferentes las que sirven como texto: el enfermo es sólo
aquello a través de lo cual se da el texto a leer.
La experiencia clínica se funda en la mirada, donde el objeto del discurso puede bien ser un sujeto.
La medicina del siglo XIX presenta una superposición del espacio de configuración de la enfermedad
y el de la localización del nivel en el cuerpo (toma como modelo y base la anatomía patológica).
Época que marca la soberanía de la mirada.
Encerrando, clasificando y analizando al «enfermo mental» como a un objeto, la racionalidad
moderna se muestra como lo que es, voluntad de dominio.
Surge la división entre una “práctica” (empirismo controlado, un saber hacer después de haber visto,
reservado a los oficiales de salud) y una “clínica” (una mirada que es al mismo tiempo saber, es dueña
de su verdad y libre de todo ejemplo, reservada a los médicos).
Esta nueva definición de la clínica estaba vinculada a una reorganización del dominio de los
hospitales.
Los enfermos del hospital son bajo muchos aspectos los sujetos más adecuados para un curso
experimental.
Mirar para saber, mostrar para enseñar, ¿No es violencia muda, tanto más abusiva cuando calla sobre
un cuerpo de sufrimiento que pide ser calmado, no manifestado?
Lo que es benevolencia respecto del pobre (asistencia gratuita) se transforma en conocimiento
aplicable al rico.
He aquí por tanto los términos del contrato que realizan riqueza y pobreza en la organización de la
experiencia clínica.
La mirada del médico es de un ahorro bien avaro en los cambios contables de un mundo liberal.
Ojo que sabe y que decide, ojo que rige.
La clínica es probablemente el primer intento, desde el Renacimiento, de formar una ciencia
únicamente sobre el campo perceptivo y una práctica sólo sobre el ejercicio de la mirada.

Otra diferencia fundamental producto de ese quiebre que muta la experiencia médica y el
saber que la sustenta es la siguiente:
En la tradición médica del siglo XVIII la enfermedad se presenta al observador de acuerdo con
síntomas y signos.
El síntoma es la forma bajo la cual se presenta la enfermedad: de todo lo visible, él es el más cercano
a lo esencial.
El signo anuncia, pronostica lo que va a ocurrir. (Recordemos que Freud inicia la conf. N° 23 con
esta diferenciación).
La formación del método clínico está vinculada a la emergencia de la mirada del médico en el campo
de los signos y de los síntomas. El reconocimiento de sus derechos constituyentes acarrea la
desaparición de su distinción absoluta y el postulado de que, en lo sucesivo, el significante (signo y
síntoma) será enteramente transparente para el significado que aparece, sin ocultación ni residuo, en
su realidad más maquinal, y que el ser del significado –el corazón de la enfermedad- se agotará entero
en la sintaxis inteligible del significante.
Es decir, aquellos síntomas que son efecto o describen una enfermedad pasan a ser la enfermedad
misma (consecuencia del DSM, donde el diagnóstico se reduce a la mera agrupación de síntomas,
por ejemplo en niños la hiperkinesia pasa a ser una enfermedad en algunas orientaciones teóricas
con mayor influencia del discurso y la práctica que acabamos de describir, mientras que en
Psiconálisis es un síntoma que debemos interrogar para ubicar las coordenadas que se ubican detrás
ya que podemos encontrar hiperkinesia en una psicosis, en autismo, pero también en neurosis, o bien
como sitúa Janin en una característica de una época que promueve el “todo ya y al mismo tiempo”).
Es importante ubicar que el Psicoanálisis toma su herencia de la Psiquiatría Clásica, pero
además subvierte la práctica Clínica de la Mirada al introducir en su lugar una Clínica de la Escucha.
El síntoma como dato perceptivo se desplaza al síntoma como articulación significante articulado por
un sujeto. Freud inaugura esto con Isabel de R, cuando empieza a notar la particular descripción que
ella hace de su dolencia física, descripción que la lleva a asociar a las dolencias familiares, etc.
Por lo tanto, diferenciamos allí prácticas como el DSM (principal exponente actual, entre otras) que
fundan un diagnóstico en la mirada, en lo descriptivo del cuadro; y prácticas (como el Psicoanálisis)
que fundan el diagnóstico en la escucha y en la experiencia singular de la transferencia.

Para finalizar, y siguiendo la propuesta de este pensador que es Foucault, proponemos en esta cátedra
considerar los cuerpos teóricos como “cajas de herramientas” (Las palabras y las cosas). Es decir,
aportan instrumentos y no sistemas conceptuales; instrumentos teóricos que incluyen en su reflexión
una dimensión histórica de las situaciones que analizan. Se hace clara su diferencia con producciones
teóricas que se transforman en concepciones del mundo, dogmáticas cuyo saber no puede ser
interrogado.

Estas cajas de herramienta se vuelven operativas en la práctica cotidiana, es decir, mientras nos
permitan pensar la singularidad de un caso y operar allí.

Bibliografía obligatoria

El Nacimiento de la clínica, una arqueología de la mirada médica. Michel Foucault (el prefasio).

Trabajo Práctico:

Leer y reflexionar con el caso lo trabajado:

- Diferentes discursos que allí intervienen en relación a la conducta de Patricio (discurso


religioso, médico, pedagógico, analítico, etc.)
- Signos y síntomas de Patricio desde una mirada clínica descriptiva,
- ¿Cuál es la lectura que hace la analista de esos signos y síntomas?

Todo un hombre...Por Susana Ragatke - Publicado en Octubre


2005

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