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UNIDAD 3.

En la edad media, continua el pensamiento griego, en especial el de Platón y Aristóteles.

Los cambios radicales que a veces introduce en este pensamiento son el resultado de un encuentro con la fe en
la Revelación judeocristiana.

Su pensamiento se aproxima al de Descartes.

En su obra la ciudad de Dios, haciéndose cargo de la posibilidad del engaño, afirma que si se engaña es porque
existe ya que el que no existe no puede engañarse, como luego sucederá con Descarte, que a través de la duda
logra la certeza de su existencia. La duda supone pensamiento.

Desde el punto de vista filosófico, fue platónico, pero le pone un toque de originalidad cuando toca el tema del
tiempo.

Vamos a ver que para el pensamiento oriental y griego, el tiempo es cíclico y entre este y la eternidad no hay
heterogeneidad. El tiempo es una sucesión de momentos y la eternidad la simultánea posesión de ellos. Por eso la
eternidad es pensada como un círculo, pero para una perspectiva finita como la nuestra, aquella eternidad se nos
muestra en su imagen móvil, y entonces los momentos se nos presentan como anteriores y posteriores.

Parte de los datos que le ofrece su realidad inmediata. En esta todo nace y muerte, y todo está permanentemente
transformándose.

El tiempo es el que todo lo da y todo lo anonada, y frente a esta realidad San Agustín opone el ser perfecto,
inmutable y eterno, o sea Dios.

Piensa que el mundo puede tener dos orígenes:

SAN AGUSTÍN

O DIOS LO SACA DE SU PROPIA


SUSTANCIA O POR VÍA DE EMANACIÓN: O LO CREA DE LA NADA
solución establecida por Plotino y que San
Agustín rechaza pues le parece que aceptarla
supondría admitir que la sustancia divina se
finitiza y se hace mutable
El primer problema que se presenta es cómo, por qué y para qué dios ha creado al mundo.

Para la concepción hegeliana la creación del mundo es necesaria pues a través de él el Absoluto se manifiesta
en la forma de un proceso a través del cual llega a su autoconciencia, sin lo cual el espíritu absoluto sería la
soledad sin vida, pero para San Agustín, el mundo ha sido creado por voluntad de Dios, y buscar una causa en esa
voluntad no tiene sentido, ya que la voluntad divina es causa de todo, pero esto lo lleva a enfrentarse al problema
del tiempo.
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Se pregunta si hay un tiempo en el cual el mundo se originó, en donde la respuesta puede tener dos
soluciones:

Tambien es lícito suponer que aunque Dios


Es lícito imaginar un mundo creado por Dios
eternamente haya tenido la voluntad de crear
y, por tanto, contingente, pero creado desde
el mundo, no haya actualizado esa voluntad
la eternidad.
sino con el tiempo

Para optar por alguna de estas dos posibilidades, la razón se muestra impotente siendo necesario
recurrir a la fe, para la cual lo único cierto es que toda criatura tiene principio y que el tiempo es
criatura y por lo mismo consta de principio y no es coeterno al Creador.

Rechaza la idea de un tiempo anterior en el cual el mundo aún no hubiese sido creado, considerando
el mismo desde dos puntos de vista.

Desde el punto de vista de Dios hay que Desde el punto de vista de la criatura,
admitir que siendo él eterno no puede hablarse desde el momento que se supone que
ni de antes ni de después ni de tiempo. ella no existía no es lícito hablar ni antes
ni después ni de tiempo

Entonces considera que cuando en el Génesis se habla de Principio se entiende que se está
mentando al Verbo por quien fueron hechas todas las cosas.

SAN AGUSTÍN
San Agustín quiere profundizar en este tema discutiendo con ciertos platónicos que querían conciliar
la creación del mundo con la eternidad del mismo. El mundo sería una criatura coeterna con el
Creador y explicaban tal afirmación a la imagen de un pie que eternamente se hubiera posado sobre
la tierra (esto para los platónicos). En cambio San Agustín decía que hablar de una criatura coeterna
es una contradicción pues la eternidad solo puede ser atribuida a Dios, mientras que lo propio de la
creatura es su mutabilidad permanente siendo el ser un ente temporal.

Distingue la eternidad del tiempo diciendo, que lo que caracteriza al primero es la posesión entera,
simultánea y perfecta de su ser, y a lo segundo su existencia fragmentaria.

En síntesis: la expresión “en el principio Dios creó el cielo y la tierra….” Significa que el mundo
fue hecho con el tiempo.

Para San Agustín entre la eternidad divina y la temporalidad de la creatura existe una relación
fundamental: la sucesión de los instantes en la cual esta transcurre en forma simultánea en la

También sostiene que entre tiempo y extensión hay una relación, por lo cual es lícito hablar de extensión
referida al tiempo y al espacio. Frente a una extensión nosotros podemos intentar una medida, y medir
el tiempo es reconocer en él una extensión, no resultando extraño relacionar la medición del tiempo con
la del movimiento.

Considera al movimiento como el desplazamiento entre dos puntos del espacio y que éste no es el
movimiento de los cuerpos.

El tiempo no tiene relación con el movimiento del mundo exterior, pero sí es pasible de ser medido,
porque tiene una extensión, y esa medida que puede aplicarse a esta extensión no puede identificarse
con los tiempos mismos; pasado, presente y futuro, porque están caracterizados por el no-ser y por lo
tanto no pueden ser medidos. La medición que el tiempo supone no puede aplicarse ni a los tiempos
mismos ni a una extensión exterior. La extensión que constituye el tiempo es la extensión del alma.

Las dificultades para comprender el tiempo se presenta cuando a éste se lo considera como una realidad
independiente de la conciencia. En cambio si lo consideramos como una extensión del alma, las
mediciones resultan posibles.

Los momentos del tiempo que en sí mismos tienden al no-ser constituyen en el alma una actividad que
es la extensión del alma que siempre está en presente.

En síntesis: el tiempo es la actividad del alma siempre presente y siempre distendiéndose, la


cual puede calificarse en memoria, dando lugar a tres formas de considerar el tiempo.

El tiempo es consecuencia de la finitud del hombre, incapaz de poseer simultánea y perfectamente en su


memoria lo que es la unidad de una vida.
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Hay que tener en cuenta la distinción entre SER Y ENTE. No deben


confundirse.

El ser no es ente sino aquello por lo cual el ente es. El ente es en la


medida que participa del acto del ser.

El ser al participar en toda realidad constituye el acto último de esta y es


inmanente a las cosas. No solo está en la realidad sino que es lo más
íntimo de esta y su principio formal, además de ser considerado en sí
SANTO TOMÁS mismo único.

Las cosas no se distinguen entre sí por lo que tiene de ser, ya que es el


mismo ser el que en ellas participa, pero este ser al participarse en los
entes no participa su idéntica mismidad, lo que sería negar la idea de
participación, sino que participa diversamente en lo diverso, aunque
considerado en sí mismo no es diverso sino único.

La diversificación no acontece por el ser que siempre es el mismo sino por


algo que al ser se agrega, cumpliendo este agregado y esta especificación
El agregado
la ESENCIA. al Ser que realiza la esencia es de carácter muy
particular ya que en vez de perfeccionarlo lo limita y lo constituye en
Las cosas
un ente se diferencias porque el ser participa diversamente según sus
determinado.
esencias.
El agregado significa una negación.

El ser en su pureza no admite otra perfección que la suya. Y cuando


no tiene esas limitaciones, cuando es uno e ilimitado, Sto. Tomás lo
llama DIOS.

El ser único y total en sí mismo trasciende a todos los entes que


devienen tales por el carácter limitativo de la esencia, que es la que
hace que el ente sea lo que es, pudiendo formar con ella un
conocimiento conceptual y comunicable.

Del ser es posible tener una presencia pero nada puede predicarse.

Las limitaciones que la esencia ejecuta tienen lugar en la


manifestación del ser, en su participación entitativa, las cuales solo
pueden originarse en el Ser, ya que fuera del Ser nada hay.

La esencia muestra también su carácter constitutivamente temporal,


ya que el tiempo para Sto. Tomás comienza con la creación.

Cuando llega a la identificación entre el ser mismo y Dios, aparece en


su pensamiento una dualidad, surgiendo como dos ámbitos históricos
heterogéneos

SANTO
TOMÁS

Por un lado dice que el ser e Por otro lado no admite que
inmanente a la realidad y está Dios esté en todas las cosas
Enen síntesis: cuando
toda cosa, ademásSto. es
Tomás
único.considera al Ser desde el punto de
como formando parte de su
vista
Y griego
en lo ve como
virtud de aquello de lo cual todo participa y
esta esencia, sino como causa sin la
constituyendo
identificación intrínsecamente
afirma que esa lacual realidad. El ser está en la
no se da ningún efecto
realidad. Y desde
necesario que elDios
puntoesté
de vista
en de la revelación judeo-cristiana
lo todas
ve como causaíntimamente.
las cosas de todas las cosas, pero sin estar absorbido por
éstas, sin ser inmanente a ellas: Dios es el ser de todas las cosas no
esencial sino causalmente.
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