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Dentro de este contexto, Pablo Palacios manifiesta ciertos elementos vanguardistas que le
permiten ser considerado, sin lugar a dudas, uno de los mayores exponentes de la literatura
ecuatoriana. Parte de ese bien ganado título se debe al aporte extraordinario que realizó a nuestra
literatura, ya que su obra manifiesta un cambio radical de estructuras literarias (Fondo y Forma)
debido en gran parte de a la utilización de las vanguardias. Si leemos atentamente su obra,
encontraremos tendencias vanguardistas, referencias cultas, rasgos y cuentos (fragmentos acaso)
que en definitiva conservan talantes característicos de la vanguardia.
En lo que respecta a la poesía, se rompe con toda métrica tradicional dándole soltura y libertad a
la poesía especialmente en lo que respecta a la forma. Palacios, si bien se dedica más a la
narración, utiliza ciertas formas de escritura semejantes a los caligramas de a Apollinaire, que
serían o estarían dentro de esta nueva forma de escritura menos rigurosa y más creativa. Un
ejemplo evidente lo encontramos en Brujerías, donde se escribe de manera triangular un hechizo.
O también, en las formas de escritura en la que introduce monosílabos (formas del lenguaje
hablado) que representan sonidos, así, en “un hombre muerto a puntapiés” con el Chaj
característico, o en “Vida de Ahorcado”, especialmente en “Un hombre con pulgas”.
Asimismo, dentro de lo que es la literatura vanguardista, surge la tendencia de dedicar tiempo a la
psicología del personaje. En “Vida de Ahorcado” y en “Primero mujer, luego pollo frito” Palacios
destina la obra a ser tratada a través de la psicología del protagonista. En vida de ahorcado, por
otro lado, la descripción del “protagonista” nace a partir de un yo (pronombre) que poco a poco
pasa a un nombre (Andrés) pero que refleja en tal sutil forma de describir personajes (lanzando
información suelta al aire, sin orden ni objetivo fijo). Esta manera de escribir y de describir es de
alguna forma la tendencia a la escritura fragmentada, característica vanguardista de gran
utilización.
Del mismo modo, una de las características mas importantes del vanguardismo es el juego del
tiempo, en el que, por obvias rozones, importa mucho mas el tiempo anímico que el cronológico,
de este modo, se suelta hacia el lector detalles de la historia no estrictamente temporales, sino
mas bien explicativos del estado anímico, se puede contar a través de los estados del alma una
historia sin tener que recurrir a un orden imponente. Si nos fijamos en la “novela subjetiva” de
Palacios (“Vida de Ahorcado”), el orden de los capítulos, no manifiesta ninguna coherencia ni
concordancia numérica especifica (de hecho, existen varios capítulos con el mismo nombre). Aun
más, la manera de contar da saltos y curvas extrañas que en algún momento confunden al lector.
Basta con le lectura atenta de esta referencia para descubrir que la obra de Palacios es
vanguardista. El vanguardismo: “Se caracteriza por: pretender crear un hombre nuevo, recurrir a la
crueldad y elhumor negro con el fin de destruir todo matiz sentimentaloide y a pesar de ser
constructivo, los aspectos de la conducta moral humana y las manifestaciones no son de su
interés”. Este humor negro se refiere al sarcasmo de Palacios que revela cierta oscuridad y talento
narrativo; recordemos en “El antropófago”: “ya lo veo con su miserable cara de Lázaro, de sifilítico
o de canceroso"¡Con el unguis asomando por entre la mucosa amoratada! ¡Con los pliegues de la
boca hondos, cerrados como un ángulo!
Noé Jitrik califica a la forma de escribir de Palacios: “como compulsiva, sin plan, vanguardista, no
estructuralista, como si la potencia de la escritura descuajara en lugar de articular”.
Definitivamente, tras analizar las características de la vanguardia y las de la obra de Pablo Palacios,
podemos decir que Palacios utilizó técnicas vanguardistas, que se adelantó a su tiempo y que
asentó bases fundamentales de la literatura ecuatoriana.