El desarrollo del proceso comienza con la demanda, la cual es un
acto procesal que contiene una declaración de voluntad justiciable
dirigida al órgano jurisdiccional. En la demanda quienes vean vulnerado sus derechos frente a otro (demandante- demandado) deberá articular sus pretensiones. Cada pretensión tiene dos elementos que la caracterizan: el petitum y la causa de pedir. El petitum es aquello que el demandante pide al juez como titular y en el ejercicio de su derecho. En cambio, la causa de pedir, está constituida por el título, la razón o el fundamento de la tutela que se solicita, es la razón jurídica por la que el demandante pide la actuación de la ley a su favor. El juez deberá analizar y evaluar todo aquello que concierne a la pretensión formulada por el demandante y seleccionar la norma jurídica que considere más adecuada para la resolución de la controversia. Pero el juez no está autorizado a apartarse de aquello que el demandante haya querido hacer valer en su demanda. Es decir, que puede que falle distinto respecto de los hechos de la demanda sin que ello afecte a la congruencia de la sentencia, es decir sin desviarse de la pretensión esgrimida por el demandante.
Es a esto a lo que denominamos teoría de la sustanciación, en
simples palabras, el demandante esgrime sus pretensiones, y el juez al momento de fallar a favor o en contra, no puede apartarse de ellas.