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ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura

Vol. 187 - 747 enero-febrero (2011) 43-52 ISSN: 0210-1963


doi: 10.3989/arbor.2011.747n1005

LENGUAJE, ONTOLOGÍA Y LANGUAGE, ONTOLOGY


RELACIONES INTERTEÓRICAS: AND INTER-THEORETICAL
EN FAVOR DE UN GENUINO RELATIONSHIPS: IN SUPPORT
PLURALISMO ONTOLÓGICO OF A GENUINE ONTOLOGICAL
PLURALISM
Olimpia Lombardi
CONICET - Universidad de Buenos Aires, Argentina

Ana Rosa Pérez Ransanz


Instituto de Investigaciones Filosóficas, UNAM, México

ABSTRACT: The aim of this paper is to discuss the problem of inter- RESUMEN: En este artículo nos proponemos discutir el problema
theoretical relationships from the perspective of an ontological plu- de las relaciones interteóricas desde la perspectiva de un pluralismo
ralism based on a Kantian rooted realism. For this purpose we begin ontológico que adopta un realismo de raigambre kantiana. Para ello
by recalling the classical concept of reduction and its shortcomings, comenzamos por recordar el concepto tradicional de reducción y sus
stressing the metaphysical assumptions involved in such conception. limitaciones, poniendo el énfasis en los supuestos metafísicos que
Next, we analyze another outspread position that conceives inter- conlleva tal concepción. A continuación, analizamos otra difundida
theoretical relations in terms of functional relationships, in order postura que concibe las relaciones interteóricas en términos de
to underline certain misguided conclusions usually drawn from that relaciones funcionales, a fin de poner al descubierto ciertas conclu-
kind of relationship. This task leads us to point out a problem usually siones inadecuadas que suelen inferirse de tal interpretación. Esta
ignored in these discussions, the problem about the way in which tarea nos conduce a señalar un problema generalmente ignorado
the system under study is defined. Finally, we introduce a general en las discusiones sobre el tema, el cual se refiere al modo como
characterization of our Kantian rooted ontological pluralism, and try se define el sistema bajo estudio. Finalmente, presentamos una ca-
to show how this pluralism, in its synchronic version, allows us to racterización general de nuestro pluralismo ontológico de filiación
face the problem of inter-theoretical relations in a philosophically kantiana, e intentamos poner de manifiesto cómo, en su versión
fruitful way. sincrónica, tal pluralismo nos permite afrontar el problema de las
relaciones interteóricas de un modo filosóficamente fecundo.

KEY WORDS: Inter-theoretical relationships; reduction; emergence; PALABRAS CLAVE: Relaciones interteóricas; reducción; emergen-
functional relationships; ontological pluralism; Kantian realism. cia; relaciones funcionales; pluralismo ontológico; realismo kan-
tiano.

1. EL CONCEPTO TRADICIONAL DE REDUCCIÓN Según el enfoque clásico (Nagel, 1961), la reducción es


una relación lógica entre teorías: la teoría reducida se
Bajo la influencia del giro lingüístico del siglo XX, en la deduce de la teoría reductora, con ayuda de ciertas defi-
filosofía clásica de la ciencia se abordó la cuestión de las re- niciones que conectan los términos de ambas teorías y, en
laciones entre teorías casi exclusivamente en términos del ocasiones, con algunas condiciones auxiliares singulares.
concepto de reducción. Sin embargo, mucho se ha discutido Cuando lo único que se agrega a la teoría reductora es un
sobre el tema desde los trabajos pioneros de Ernst Nagel, y conjunto de enunciados analíticos, o bien de condiciones
actualmente resulta difícil encontrar un autor que continúe contingentes, la teoría reducida no agrega contenido no-
anclado al concepto tradicional de reducción. En especial, mológico alguno a la teoría reductora. Según Nagel, un
la reflexión filosófica sobre las ciencias particulares nos ejemplo paradigmático de esta situación es el de la reduc-
ha venido mostrando que el modelo deductivista clásico ción de la termodinámica a la mecánica estadística, por lo
de reducción carece prácticamente de aplicaciones en el cual el término “temperatura” de la termodinámica puede
desarrollo teórico efectivo de las disciplinas científicas. reducirse definicionalmente a términos de la mecánica
estadística: la temperatura se identifica con el valor medio los ejemplos de reducción “à la Nagel” son triviales y no
de la energía cinética de las moléculas que componen un están bien fundamentados, e incluso se ha alegado que
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gas (Nagel, 1961, Cap. 11). no existen casos científicamente relevantes que se ajusten
al modelo deductivo (cfr. Feyerabend, 1962; Sklar, 1967;
En la concepción nageliana, los principales vínculos in- Scerri & McIntyre, 1997; Primas, 1998). En efecto, a pesar
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terteóricos se establecen por definición: los términos de de que los únicos nexos interteóricos que tradicionalmente
la teoría reducida que no aparecen en la teoría reducto- se consideraron relevantes –y dignos de estudio– fueron
ra se identifican definicionalmente con algún término o los de tipo reductivo, con el tiempo se ha ido encontran-
combinación lógica de términos de la teoría reductora. Y do que muchos de los nexos catalogados originalmente
dado que la relación que se establece entre los miembros como reductivos involucran aproximaciones y otros pro-
de una definición es la identidad lógica, ambos miembros cedimientos matemáticos mucho más complejos que la
refieren a un mismo ítem extralingüístico. Así, la identidad simple deducción lógica.
entre “temperatura” y “energía cinética media” implica que
ambos términos designan el mismo ítem: la temperatura No obstante, aun entre quienes cuestionan la reducción
de un gas no es más que la energía cinética media de sus nageliana, el debate se suele circunscribir al plano se-
moléculas. mántico cercenado de sus implicaciones ontológicas, por
lo cual las discusiones básicamente giran en torno a las
Este modo de concebir las relaciones interteóricas se en- operaciones matemáticas que permiten establecer víncu-
cuentra en total sintonía con el realismo metafísico tradi- los formales entre teorías. El hecho, en breve, es que la
cional, el cual postula la existencia de una única ontolo- cuestión ontológica apenas se discute. A nuestro juicio, la
gía fundamental, por lo cual sólo podría caber una única principal razón se encuentra en el arraigado compromiso
descripción objetiva de tal ontología: las únicas entidades, metafísico con una ontología última y fundamental, a la
propiedades y relaciones realmente existentes son aquéllas que correspondería la descripción verdadera y completa del
que pertenecen a la ontología de la teoría reductora. Los mundo. De aquí que, se reconozca o no, siga perviviendo
términos que introduce la teoría reducida carecen de re- una suerte de reduccionismo ontológico que, entre otras
ferentes ontológicamente independientes: sólo son medios cosas, conduce a catalogar a la mecánica cuántica como
económicos para decir lo mismo que, en principio, podría una teoría “fundamental”, relegando a la termodinámica
decirse sin ellos. Por ejemplo, si un gas no es más que un como una teoría meramente “fenomenológica”; y en la
conjunto de partículas en interacción, y su temperatura no misma línea de pensamiento, la química resulta una disci-
es más que el valor medio de la energía cinética de tales plina “secundaria” frente a una ciencia como la física que
partículas, entonces las palabras “gas” y “temperatura” se ocupa de los componentes últimos de la realidad. Las
no tienen otro referente que el que les brinda la teoría llamadas teorías “fundamentales” serían, entonces, aqué-
mecánica microscópica. Como afirma Lawrence Sklar para llas que supuestamente describen la realidad tal como es
el caso de la reducción de la óptica física al electromagne- en sí misma, mientras que las teorías “fenomenológicas”
tismo: “las ondas de luz no están correlacionadas con las o las disciplinas “secundarias” sólo describirían los hechos
ondas electromagnéticas, son ondas electromagnéticas” tal como se nos aparecen.
(Sklar, 1967, 120, énfasis nuestro).

Puesto que la visión deductivista de la reducción es una


postura eliminativista, si existieran casos científicos en 2. RELACIONES FUNCIONALES COMO NEXOS
los que efectivamente pudieran establecerse tales nexos INTERTEÓRICOS
reductivos, tendríamos buenas razones para aplicar la na-
vaja de Ockham y aceptar que la ontología está poblada Frente a los repetidos fracasos de la reducción interteórica
exclusivamente por los ítems de los que nos habla la clásica, algunos autores propusieron reemplazar la idea de
teoría reductora. Sin embargo, la aplicabilidad del modelo definición por la idea de relación funcional y, con ello, el
deductivo se ha visto severamente cuestionada durante requisito de deducción lógica por el de deducción matemá-
las últimas décadas. Muchos autores han enfatizado que tica. Desde esta perspectiva, ciertos términos de la teoría

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reducida se asimilan a funciones matemáticas de algunos obstante, al igual que en el caso de la expresión de leyes,
términos de la teoría reductora. Esta idea es la que parece el símbolo “=” no nos dice que “T” y “(2/3k)E½K” refieren a
estar detrás de algunas versiones de la concepción es- una misma entidad.
tructuralista de reducción (por ejemplo, Stegmüller, 1973),
cuando se establecen relaciones de muchos a uno entre En segundo lugar, la función representada por “ƒ” es una

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las clases de modelos de las teorías reducida y reductora. función matemática, que especifica qué operaciones alge-
Sin embargo, ya en su discusión con Sneed y Stegmüller, braicas deben efectuarse entre los valores numéricos que
Kuhn (1976) ponía de relieve los problemas que plantea adoptan las propiedades correspondientes. Volviendo al
esta propuesta al señalar que la relación funcional, cuan- ejemplo de la segunda ley de Newton, “F = ma” nos dice
do se establece entre teorías inconmensurables, presupo- que el valor numérico de la fuerza coincide con el número
ne una identificación entre conceptos básicos de dichas que se obtiene como producto entre el valor numérico de
teorías, siendo que el problema consiste precisamente en la masa y el valor numérico de la aceleración, expresados
justificar tal identificación. Aquí retomamos la línea de todos ellos en ciertas unidades de medida preestablecidas.
estos cuestionamientos de Kuhn, sobre la base de nuevos Es claro que esto nada tiene que ver con identificar con-
argumentos. ceptos: el concepto “fuerza” no se identifica con el produc-
to de los conceptos “masa” y “aceleración” por la sencilla
Para un físico, el ejemplo paradigmático de relación fun- razón de que no tiene sentido hablar de “multiplicación
cional interteórica es el nexo entre la energía cinética de conceptos”. Y si esto es así en el caso de una relación
media por molécula en un sistema de moléculas, E½, y la funcional intrateórica, no hay motivo alguno para suponer
temperatura T del sistema concebido como un gas: T = (2/ que las expresiones de la física deban interpretarse de
ek)E½K = ƒ(E½K), donde k es la constante de Boltzmann. En ge- un modo diferente en el caso de relaciones funcionales
neral, una relación funcional interteórica puede expresarse interteóricas. Volviendo a nuestro ejemplo paradigmático,
como Y = ƒ(X1, ..., Xn), donde Y es un término de una teoría “T = (2/3k)E½K = ƒ(E½K)” nos dice que el valor numérico de la
T2, X1, ..., Xn son términos de una teoría T1, y ƒ expresa una temperatura de un gas contenido en un recipiente coin-
función matemática. De esta manera, podría parecer que cide con el número que se obtiene de multiplicar el valor
con este tipo de relación no nos alejamos demasiado de la numérico de la energía cinética media por molécula de las
concepción reductivista tradicional: también aquí tenemos moléculas contenidas en el recipiente por 2/3, y luego divi-
un término que se “identifica” con una combinación, ahora dirlo por el valor numérico de la constante de Boltzmann.
funcional, de otros términos. Sin embargo, un examen más La diferencia con el caso anterior es que aquí el concepto
detenido de este tipo de expresiones mostrará que no es de “energía cinética media por molécula” pertenece a la
el caso. mecánica estadística y, por tanto, su valor numérico debe
obtenerse con los medios teóricos y empíricos de tal teo-
En primer lugar, el símbolo “=” que aparece en las expre- ría, mientras que el concepto de “temperatura” pertenece
siones que comúnmente utiliza la física no expresa una a la termodinámica y su valor numérico se obtiene por
identidad lógica. Esto puede comprobarse fácilmente en el medición con las técnicas e instrumentos que esta teoría
caso de expresiones que representan leyes fundamentales presupone. Pero, a pesar de la coincidencia numérica, los
de una teoría particular. Por ejemplo, cuando de acuerdo conceptos son genuinamente diferentes y, en consecuen-
con la segunda ley de Newton se afirma “F = ma”, no se cia, refieren a ítems ontológicos irreductibles. Como afirma
pretende decir que “F” y “ma” designan un mismo ítem: Fritz Rohrlich (2001, 193): “No puede haber un mejor
“F” denota la fuerza aplicada sobre un cuerpo, y “m” y “a” ejemplo de inconmensurabilidad ontológica que energía
denotan la masa y la aceleración de dicho cuerpo respec- cinética y temperatura”.
tivamente; los tres ítems son ontológicamente diferentes
y los tres pueblan el mundo de la mecánica clásica. En Los argumentos anteriores muestran que si bien las rela-
nuestro ejemplo paradigmático de relación funcional in- ciones funcionales interteóricas, al incluir en su forma el
terteórica, la única diferencia consiste en que el término símbolo “=”, pudieran sugerir algún tipo de identificación
“E½K” pertenece a una teoría, la mecánica estadística, y el conceptual, sin embargo no deben interpretarse en ese
término “T” pertenece a otra teoría, la termodinámica; no sentido. En la expresión “Y = ƒ(X1, ..., Xn)” tenemos que

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“Y” denota un concepto de la teoría T2, “X1”, ..., “Xn” de- De aquí que nadie se pregunte por este tipo de relaciones
notan conceptos de la teoría T1, y la igualdad matemática entre una teoría biológica y una teoría cristalográfica, o
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sólo indica una coincidencia entre valores numéricos. El entre la mecánica de fluidos y la teoría de semiconduc-
concepto denotado por “Y ” puede no existir en la teoría tores. En cambio, la pregunta tiene pleno sentido entre
T1, y los conceptos denotados por “X1”, ..., “Xn” pueden no teorías como la termodinámica y la mecánica clásica, en
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existir en la teoría T2. Cada teoría refiere a su propia onto- la medida en que se supone que ambas teorías describen
logía y la coincidencia entre valores numéricos no cancela de modos diferentes un mismo sistema físico.
este hecho. No son, entonces, las expresiones de la propia
física, sino los presupuestos de una vieja metafísica lo No es posible en física, y quizás tampoco en otras discipli-
que conduce a establecer nexos asimétricos entre dichas nas científicas, definir con total generalidad la noción de
ontologías, esto es, a confinar una de ellas al ámbito de “sistema”, puesto que tal noción funciona prácticamente
lo subjetivo o aparente, o a considerarla como secundaria como un concepto primitivo. No obstante, podemos pre-
o dependiente respecto de la otra. Por otra parte, cabe guntarnos por los criterios que utilizan los científicos para
destacar que la coincidencia entre valores numéricos no delimitar el sistema bajo estudio. Si prestamos atención
resulta de una definición y tampoco expresa una verdad ló- a la práctica efectiva, comprobaremos que aunque un
gicamente necesaria, simplemente expresa una regularidad sistema suele identificarse por su ubicación espacial y
legal que no establece prioridad alguna entre sus términos. temporal, o por su aislamiento –suficiente pero nunca
En efecto, en la medida en que el valor numérico de Y se perfecto– respecto del entorno, sin embargo ninguno de
obtiene mediante la teoría T2, y los valores numéricos de estos criterios resulta totalmente general. En muchos
X1, ..., Xn se obtienen mediante la teoría T1, la igualdad nu- casos, en una misma región del espacio y en un mis-
mérica expresada por “Y = ƒ(X1, ..., Xn)” posee un contenido mo intervalo de tiempo, ciertas variables o grados de
nomológico y, por lo tanto, su valor de verdad debe ser libertad se consideran como constitutivos del sistema,
establecido por la ciencia empírica y no por la lógica. y el resto como parte del entorno. Por ejemplo, en la
teoría actual de la decoherencia cuántica, el sistema se
En definitiva, las relaciones funcionales interteóricas es- identifica con los grados de libertad que corresponden a
tablecen nexos legales entre teorías, nexos que, en prin- ciertas variables “colectivas” (Omnès, 1999) o “relevantes”
cipio, no cancelan la independencia ontológica entre sus (Castagnino, Laura & Lombardi, 2007), que luego de un
respectivos dominios de referencia. Quien, a pesar de ello, intervalo ínfimo –el tiempo de decoherencia– adquieren
pretenda insistir en la prioridad ontológica de un dominio un comportamiento aproximadamente clásico. En cosmo-
respecto del otro, deberá asumir tal posición como un logía, una estrategia usual consiste en dividir el universo
supuesto metafísico explícito, sin presentarla como una en ciertos grados de libertad que representan el sistema de
consecuencia de la relación formal entre las teorías co- interés, mientras que los restantes, al suponerse como no
rrespondientes. accesibles, funcionan como un entorno “interno”. En teoría
cuántica de campos, dado un campo escalar f, éste suele
descomponerse como f = fS + fE, donde fS denota el campo
del sistema y fE denota el campo del entorno. Pero lo im-
3. LA DEFINICIÓN DEL SISTEMA: UN PROBLEMA portante en estos casos es que no existe un único criterio
IGNORADO para efectuar tal descomposición: en ocasiones el campo
se descompone sobre la base de escalas de longitud, masa
Al estudiar una situación particular, el primer paso hacia o momento cinético; otras veces el sistema se define como
una representación o descripción científica consiste en los campos con una frecuencia menor que un cierto valor,
delimitar el sistema bajo estudio. Este aspecto, que suele y los campos de mayor frecuencia se consideran como el
ser ignorado al abordar la cuestión de las relaciones in- entorno (cfr. Calzetta et al., 2001).
terteóricas, resulta esencial para la discusión del problema
que aquí nos ocupa, ya que sólo tiene sentido preguntarse Estos casos, como muchos otros de la práctica científica,
por las relaciones de reducción o subsunción entre teorías ponen de manifiesto que desde el primer paso de la tarea
que brindan descripciones diferentes de un mismo sistema. descriptiva opera necesariamente algún sistema de con-

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ceptos que permite fijar ciertos ítems particulares (por y es, por tanto, “objeto para nosotros”. Kant nunca pone
ejemplo, espacio y tiempo) o ciertas propiedades básicas en duda la existencia de una realidad independiente del
(como posición espacial, ubicación temporal, tempera- sujeto; para él, esto es un postulado de la razón. Incluso
tura, velocidad, frecuencia, etc.), mediante los cuales el argumenta que podemos atribuir a dicha realidad la capa-
sistema se identifica y se “desprende” del entorno. En cidad de constreñir y cuestionar nuestros juicios empíricos.

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otras palabras, no existen sistemas “autoidentificantes”, Sin embargo, le interesa destacar que, a pesar de ello,
ya que nada hay en un campo de estudio que imponga no nos podemos formar ninguna idea o concepto de “lo
cuál es el sistema y cuál es el entorno, con indepen- nouménico” o “cosa-en-sí”.
dencia de la intervención de una teoría con su propio
sistema de conceptos. Este hecho está implícitamente De este modo, Kant se aleja tanto del idealismo como
reconocido en la práctica misma de la física: cualquier del realismo trascendental (realismo metafísico). Contra
físico admite que no hay sistemas-en-sí, sino que los sis- el idealismo, señala repetidamente que el propio término
temas que pueblan su ontología resultan de un “recorte”, “fenómeno” conlleva una referencia a algo distinto de
de una primera distinción conceptual que depende de la nuestras representaciones, un algo que interviene necesa-
teoría utilizada. riamente en la constitución del objeto de conocimiento:

Este hecho, tan básico y familiar, prácticamente se ha pa- el carácter puramente fenoménico de los objetos de la expe-
sado por alto en las discusiones tradicionales acerca de las riencia no excluye sino más bien implica una realidad tras-
relaciones interteóricas. En el modelo deductivista clásico, cendente que les sirve de base y que, aunque incognoscible,
se da por supuesto que la identidad de los sistemas estu- no es por ello menos efectiva. [...] los objetos fenoménicos
diados es lógicamente previa a las teorías que los intentan no son meros fantasmas insustanciales, [...] la percepción en
explicar. Ya sea que se los conciba como algo “dado” en la que se manifiesta su presencia revela una existencia efectiva
experiencia, o como independientes de toda determinación (Torretti, 2005a, 676-677, énfasis nuestro).
conceptual, se da por hecho que los sistemas están allí, a
la espera de ser descubiertos y explicados por las diferentes De aquí el carácter genuinamente realista de su po-
teorías. Este supuesto metafísico, tan claramente reñido sición. En cuanto al realismo metafísico, Kant es muy
con la manera como se usan las teorías en una ciencia claro cuando insiste en el carácter incognoscible de lo
tan “fundamental” como la física, bien puede ser abando- nouménico. Como afirma Torretti, no sólo no hay una
nado sobre la base de una perspectiva filosófica distinta: correspondencia biunívoca entre cosas-en-sí y objetos
una perspectiva que dé cabida a un genuino pluralismo de la experiencia, sino que tampoco puede suponerse
ontológico, sin que ello implique renunciar al realismo, que cada una de las determinaciones de los objetos em-
pero donde se reconozca de entrada el carácter concep- píricos encuentra su razón de ser en la cosa-en-sí. Quien
tualmente constituido de todo objeto de conocimiento (de asumiera este supuesto tendría que admitir que “Kant ha
aquí su filiación kantiana). derogado de una plumada toda su enseñanza acerca de
la limitación de nuestro conocimiento” (Torretti, 2005a,
664-665).

4. PLURALISMO ONTOLÓGICO DE RAIGAMBRE KANTIANA El Putnam de los años 80 reconoce que su “realismo in-
ternalista” está muy cerca de la filosofía de Kant, y re-
Antes de Kant, la polémica giraba en torno de si hay real- chaza el realismo metafísico (externalista) por las mismas
mente objetos “ahí afuera”, objetos físicos o materiales, razones que Kant, en su momento, rechazara el realismo
o si sólo existe lo mental. Kant comienza por rechazar trascendental. Su primer blanco de ataque es la noción
los supuestos de esta discusión y plantea el problema del de objeto como algo que tiene una identidad propia pero
realismo en otros términos. No se trata de establecer qué a la vez existe con total independencia de nuestro cono-
es lo que realmente existe, el problema estriba en aceptar cimiento (mente, lenguaje, representaciones o esquemas
que todo objeto de conocimiento, del tipo que sea, está conceptuales). Esto es, rechaza la idea de objeto auto-
constituido en el marco de nuestro esquema categorial identificante. Y la razón que aduce, en breve, es que: “Los

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‘objetos’ no existen independientemente de los esquemas palabras, sólo desde el plano del conocimiento, el plano de
conceptuales. Desmenuzamos el mundo en objetos cuando nuestras representaciones, tiene sentido preguntarnos por
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introducimos uno u otro esquema descriptivo” (Putnam, aquello que existe. De aquí que la crítica de fondo al rea-
1981, 52). Es siempre a través de un cierto sistema de lismo metafísico se dirija a su compromiso con categorías
conceptos que interactuamos con el mundo y lo categori- ontológicas absolutas y, por tanto, con una estructura de
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zamos, y es de tal síntesis que surgen los objetos en cuanto la realidad que sólo podría coincidir con la del punto de
tales, es decir, con una identidad. vista del Ojo de Dios.

Ahora bien, aun cuando Kant “compara atinadamente al En este punto no podemos dejar de mencionar la meticu-
científico con un juez instructor que dirige sus preguntas losa crítica que hace C.U. Moulines al realismo metafísico
a la naturaleza y fija los términos en que tiene que venir (que él denomina “referencial”), en la que toma como
concebida la respuesta, no se pone [nunca] en el caso punto de partida la inconmensurabilidad entre teorías.
de que, frustrado porque las respuestas se contradicen, Moulines muestra cómo esta relación interteórica se si-
las indagaciones se complican y atascan, y en general gue de manera natural del principio de inescrutabilidad
no parecen estar llegando a nada, el juez instructor re- de la referencia postulado por W.V. Quine, junto con otras
piense sus preguntas, modifique las categorías en que tesis clave de este autor como la indeterminación de la
deben encuadrarse las respuestas e incluso cambie las traducción y el holismo semántico (cfr. Moulines, 1991,
metas de la investigación o los criterios para evaluar sus II.2.2). Por esta vía, en una línea de argumentación simi-
resultados” (Torretti, 2005b). Por ello, a la noción kantia- lar a la de Putnam pero reforzada con tesis adicionales,
na de objeto, como objeto conceptualmente constituido, Moulines sostiene que la consecuencia que obtiene Quine
el Putnam historicista le agrega la tesis de la relatividad en La relatividad ontológica (1969) es que “la noción de
conceptual, según la cual ningún concepto –ni siquiera las referencia, tomada como algo absoluto, carece de senti-
categorías más básicas– tiene una interpretación única o do”, ya que: “No hay un punto de vista supralingüístico
absoluta. No hay un concepto privilegiado de objeto, ni absoluto desde el cual poder fijar la referencia de cada
de existencia, que sea el metafísicamente correcto. De término con independencia de sus relaciones con otros
aquí que coexistan esquemas conceptuales alternativos, términos” (Moulines, 1991, 148). Por tanto, la referencia
no convergentes ni reducibles a un esquema único. La idea de un término sólo puede fijarse en el interior de un marco
de que la realidad nos impone una correspondencia única lingüístico o conceptual.
entre nuestros conceptos y las cosas, como si hubiera una
especie de pegamento metafísico entre lenguaje y mundo, Por otra parte, también cabe señalar que el deslinde entre
es una mera ilusión. El fenómeno de la relatividad con- pluralismo y relativismo, que tanto preocupa a los defen-
ceptual “depende del hecho de que los mismos primitivos sores de posiciones pluralistas, es un deslinde bastante
lógicos, y en particular las nociones de objeto y existencia, sencillo de establecer. Como señala Moulines, si bien la
tienen una multitud de usos diferentes y no un ‘significado’ actitud anti-absolutista que comparten el pluralismo y el
absoluto” (Putnam, 1987, 19). relativismo los acerca peligrosamente, sin embargo, en
la medida en que se tengan claros los objetivos y metas
Así entendida, la tesis de la relatividad conceptual trae que se persiguen en cada contexto, podemos disponer de
consigo un pluralismo ontológico, pues abre la posibilidad criterios efectivos de evaluación de las alternativas exis-
de tener concepciones del mundo con ontologías distintas tentes –se trate de sistemas de creencias o de métodos–,
–incluso incompatibles– que resulten igualmente adecua- en función de su mayor o menor adecuación a dichos
das en ciertos contextos, en función de los intereses y objetivos. El pluralismo, a diferencia de los relativismos
objetivos en juego. De aquí que la pregunta sobre qué es perniciosos, admite criterios objetivos de evaluación (pues
lo que hay en el mundo requiera de la especificación del no todas las alternativas son equiparables). Pero a dife-
esquema conceptual desde el cual se plantea e intenta rencia de los absolutismos fundamentistas, se opone a la
responder. Sólo cuando hemos adoptado un sistema de idea de un único sistema válido de creencias (o de méto-
conceptos podemos afirmar que, en efecto, algunos he- dos) en el plano del conocimiento humano (cfr. Moulines,
chos y objetos están ahí para ser descubiertos. En otras 1991, 30-31).

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5. EL SISTEMA COMO OBJETO DE CONOCIMIENTO Una situación muy común en física es la que se da cuando
dos teorías brindan descripciones diferentes de “un mismo
En sus trabajos de los años 80, también en la línea traza- sistema”. En el caso en que presupongan el mismo esque-
da por Quine (1969), Putnam contempla la posibilidad de ma conceptual, ambas teorías recortan el mismo sistema
brindar un sentido sincrónico al pluralismo ontológico, en sobre la base de las mismas categorías y conceptos, y la

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particular cuando se refiere a la coexistencia de diferentes diferencia en las descripciones obedecerá simplemente a
ontologías o “mundos”, como serían los mundos del senti- que hacen afirmaciones que son incompatibles; la tarea
do común y de las diferentes teorías científicas vigentes en del científico será, entonces, contrastarlas empíricamente
un momento dado. No obstante, la diversidad de mundos a fin de descartar una de ellas, o ambas.
ha jugado su papel más relevante en el análisis diacrónico
del cambio de teorías, justo a partir de las tesis de Kuhn Un caso más interesante se presenta cuando dos teorías
(1962). Desde entonces, se ha esgrimido como el principal establecidas, igualmente aceptadas por su éxito empírico,
argumento contra el realismo metafísico de corte cienti- brindan no obstante descripciones diferentes del mismo
ficista, según el cual las ontologías de teorías sucesivas sistema. En tal caso, dichas teorías comparten algunos
convergen hacia la descripción verdadera y completa de elementos conceptuales, al menos aquéllos que les permi-
los componentes últimos de la realidad, una especie de ten establecer la misma primera identificación del sistema
superteoría que serviría de marco referencial universal. bajo estudio (a este respecto resulta muy útil el criterio
Sin embargo, cuando el objetivo consiste en analizar el de teoricidad propuesto por los estructuralistas para dis-
problema de las relaciones interteóricas, sin restringirse tinguir los elementos conceptuales propios de cada teoría;
a una perspectiva meramente semántica sino atendiendo cfr. Balzer & Moulines, 1980). Por ejemplo, los esquemas
a los vínculos entre las ontologías de teorías científicas conceptuales de la termodinámica macroscópica y de la
vigentes (o coexistentes), el sentido sincrónico del plura- mecánica estadística clásica comparten los mismos con-
lismo ontológico cobra toda su relevancia. ceptos de espacio y de tiempo, y sobre esta base puede
identificarse el mismo sistema como aquello que ocupa una
Como hemos visto, en la práctica científica no existen cierta posición espacial durante un cierto intervalo tempo-
sistemas “autoidentificantes”; nada hay en la naturaleza ral. No obstante, dado que los esquemas conceptuales son
que nos imponga la identificación de un sistema con in- diferentes, constituyen diferentes ítems ontológicos sobre
dependencia de la teoría que se utiliza en su descripción. el sistema previamente identificado: las entidades indivi-
Este hecho no cuestionado, pero casi nunca explicitado, duales, propiedades, relaciones, etc., de las que habla una
adquiere una formulación precisa en el realismo pluralista teoría pueden no existir para la otra, y viceversa. Mientras
que defendemos: es mediante el esquema conceptual de que para la termodinámica el sistema es concebido como
la teoría utilizada como se efectúa una primera delimita- un gas, esto es, una entidad individual con propiedades
ción, un primer recorte del sistema que se individualiza, se como presión y temperatura, en cambio, el mismo sistema
identifica y se “desprende” del entorno. Por ejemplo, si el es descrito por la mecánica estadística como un conjunto
esquema conceptual contiene la categoría de objeto indi- de partículas –moléculas– en interacción, cada una de
vidual y las propiedades de ubicación espacial y temporal ellas con su propia masa y velocidad. Por tanto, en la
como propiedades definitorias de dichos objetos, el sistema ontología termodinámica no existen las partículas ni sus
podrá identificarse por su ubicación espacial y temporal; si propiedades, como no existen gas ni temperatura en la
el esquema conceptual contiene campos como entidades ontología mecánico-estadística. Esta situación se repite
básicas y la propiedad de frecuencia como propiedad defi- en distintos ámbitos de la física, e incluso en la relación
nitoria de tales entidades, el sistema podrá definirse como entre diferentes disciplinas científicas, como cuando se
un campo con una frecuencia menor que un cierto valor. considera la coexistencia de una macro descripción quí-
Este operar teórico de la ciencia pone de manifiesto que mica y una micro descripción mecánico-cuántica de un
los científicos, aun sin reconocerse como realistas de corte mismo sistema.
kantiano, de hecho actúan como tales cuando efectúan un
primer recorte de la realidad, con el fin de distinguir entre De este modo, hemos regresado al problema de las rela-
el sistema bajo estudio y su entorno. ciones interteóricas, pero ahora reformulado en su dimen-

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sión ontológica: cómo concebir las ontologías referidas por objetivas en sus respectivos mundos. Ya no necesitamos
descripciones distintas y cuál es la relación entre ellas. confinar al ámbito de la mera subjetividad aquello de lo
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La dificultad se manifiesta con mayor claridad cuando que nos habla un considerable número de teorías cien-
una de las descripciones adjudica al sistema una cierta tíficas actualmente vigentes. Puesto que cada esquema
propiedad P y la otra le adjudica su negación ¬P: ¿cómo contribuye a la constitución de su propia ontología, no
LENGUAJE, ONTOLOGÍA Y RELACIONES INTERTEÓRICAS: EN FAVOR DE UN GENUINO PLURALISMO ONTOLÓGICO

admitir predicaciones contradictorias sobre un mismo sis- hay contradicción al adjudicar propiedades incompatibles
tema? Además, el hecho de que esta situación se repita a ontologías diferentes.
en diferentes ámbitos de la física, e incluso en la relación
entre física y química, hace aún más aguda la dificultad. En cuanto a los casos de inconmensurabilidad extrema
Por ejemplo, los sistemas dinámicos altamente inestables como los esgrimidos por Feyerabend (1962), donde las
son deterministas bajo una descripción microscópica pero teorías que pretenden hablar de “lo mismo” no comparten,
indeterministas en su descripción macroscópica. Lo mismo sin embargo, ninguna categoría o concepto de clase y, en
sucede en el debatido problema de la irreversibilidad: las consecuencia, la intersección de sus ámbitos de referencia
evoluciones son reversibles, según la descripción micros- resulta vacía, remitimos al lector al análisis que desarrolla
cópica, e irreversibles, según la descripción macroscópica. Moulines (1991, 142-147). Para los propósitos del presente
La situación reaparece en el límite clásico de la mecánica trabajo nos bastan los casos menos radicales, donde las
cuántica, donde el problema consiste en compatibilizar la teorías comparten un mínimo de su aparato conceptual,
existencia de objetos separables según las teorías clásicas ya que además son los casos sobre los cuales giran las
con la ontología no separable de la mecánica cuántica. controversias que cotidianamente se dan entre los cientí-
ficos –sin que medie revolución alguna–, controversias a
En todos estos casos, el realista metafísico estará com- cuya resolución o disolución intentamos contribuir con el
prometido a decidir cuál de las propiedades es la “real”: realismo pluralista que aquí proponemos (una exposición
¿es el sistema determinista o indeterminista?, ¿reversible más completa se encuentra en Lombardi & Pérez Ransanz,
o irreversible?, ¿separable o no separable? En general, el 2007).
realista metafísico opta por asumir la perspectiva reduc-
cionista clásica: incorporando un compromiso ontológico
a la concepción semántica nageliana, supone que la teo-
ría microscópica es la teoría “fundamental”, la cual, por 6. HACIA UNA IMAGEN DIVERSIFICADA DE LO REAL
tanto, nos proporciona la descripción de la “verdadera”
ontología. Si esto es así, determinismo, reversibilidad y Hace tiempo que un buen número de autores ha intentado
no separabilidad serían las propiedades que “realmente” evitar las conclusiones subjetivistas que se derivan del
posee el sistema, y por tanto calificarían como propiedades reduccionismo clásico, mediante el recurso a la noción
intrínsecas de la realidad independiente. Pero esto implica de emergencia: cuando dos teorías brindan descripciones
nada menos que confinar al reino de la mera subjetividad incompatibles de un mismo sistema, se considera que los
todos los procesos indeterministas e irreversibles con los ítems referidos por una de ellas “emergen” de los ítems
que nos enfrentamos cada día y, junto con ello, admitir el referidos por la otra. Si bien el concepto de emergencia
carácter meramente aparente o ilusorio de nuestra reali- ha dado lugar a múltiples caracterizaciones, a menudo
dad clásica separable. divergentes (El Hani, 2004), en todas ellas puede recono-
cerse al menos una nota común: la relación de emergencia
Estas conclusiones, que suelen entrar en conflicto con se concibe como una relación asimétrica. En efecto, si un
nuestras intuiciones más básicas, tanto de sentido común ítem A emerge a partir de un ítem (o conjunto de ítems)
como científicas, pueden evitarse desde un pluralismo on- B, entonces B no emerge de A. En el plano ontológico esto
tológico como el que aquí presentamos. En efecto, cuando significa que si B no existiera, tampoco existiría A, lo cual
se admite que el esquema conceptual supuesto por cada implica la prioridad ontológica del ítem B y el carácter
teoría constituye, al menos en parte, la ontología a la cual ontológicamente derivado del ítem A. Por lo tanto, aun
cada teoría refiere, no hay inconveniente en sostener que sin negar la existencia objetiva del dominio emergente, el
tanto la propiedad P como la propiedad ¬P son reales y emergentismo sigue anclado a la idea de una jerarquía de

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teorías y ontologías, de las más a las menos fundamenta- ma en que se manifiestan las relaciones interteóricas. Los
les, por lo que la mecánica cuántica sigue prevaleciendo vínculos entre teorías a menudo exigen técnicas mate-
como una teoría “fundamental” y la termodinámica como máticas bastante más complejas, como, por ejemplo, el
una teoría meramente “fenomenológica”. Y en el campo paso al límite y la introducción de grano grueso, donde
de las relaciones interdisciplinarias, la química permanece también se observa que los nexos formales entre teorías

OLIMPIA LOMBARDI Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ


como una disciplina “secundaria” respecto de la física (una no introducen, per se, asimetría alguna (cfr. Lombardi &
defensa de la autonomía de la química frente a la física se Pérez Ransanz, 2007). Por lo tanto, insistimos, si se preten-
encuentra en Lombardi & Labarca, 2005, 2006). de defender el carácter fundamental de ciertos dominios
respecto de los restantes, tal posición deberá asumirse
La pregunta que aquí se impone, entonces, remite a las como un supuesto metafísico explícito, sin pretender que
razones para aceptar tal jerarquización: ¿cuál es la jus- la prioridad ontológica se infiere o viene impuesta por las
tificación para suponer una relación asimétrica entre dos propias teorías o por el formalismo en que se expresa la
dominios ontológicos? En nuestro análisis de las relaciones relación entre ellas.
funcionales señalamos que, en principio, estas relaciones
sólo indican una identidad entre valores numéricos y no Por contraste, el realismo pluralista que proponemos per-
una dependencia conceptual ni, por tanto, ontológica. Tal mite abandonar la tradicional jerarquía que organiza las
identidad expresa un vínculo legal totalmente simétrico teorías y disciplinas científicas por su “distancia” respecto
que no establece prioridad alguna entre los correlata en de ciertas teorías supuestamente “fundamentales”. Des-
cuestión. Por lo tanto, nada hay en el formalismo teórico de esta perspectiva, la ciencia nos presenta una realidad
que imponga nexos asimétricos entre las ontologías inter- diversificada que se despliega en una multiplicidad de
conectadas por una relación funcional. ontologías, todas ellas igualmente objetivas y, en su ma-
yoría, vinculadas mediante nexos que no necesariamente
Por otra parte, a diferencia de lo que algunos autores suponen identificaciones ni prioridades en el plano de lo
suponen, las relaciones funcionales no son la única for- existente.

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