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La Tesorería de una entidad bancaria se enmarca dentro del negocio de banca de inversión (también denominada banca
mayorista o corporativa) así como otros negocios tales como el de fusiones y adquisiciones, financiación de proyectos,
préstamos sindicados o banca transaccional global. Pero sin duda alguna, la Tesorería, o simplemente área de mercados,
es una pieza fundamental dentro de la estructura de la banca de inversión de un banco.
Este negocio se sustenta en cuatro pilares fundamentales:
Tecnología: Es esencial para acceder en tiempo real a la información de los mercados financieros, para el desarrollo de
sistemas que permitan calcular tanto el precio de los productos comercializados como los riesgos derivados de los
mismos, y para la correcta confirmación y liquidación de las operaciones. Adicionalmente, es clave para el cumplimiento
de los requerimientos regulatorios actuales y futuros.
Producto: Desde la Tesorería se ponen a disposición de los clientes soluciones de cobertura de riesgos e inversión que
abarcan desde los productos más simples a los más complejos (productos estructurados) y para todo tipo de activos
financieros: generalmente renta fija, tipos de interés, renta variable y tipos de cambio, y en algunas entidades también
materias primas.
Canales de distribución: Capacidad de proveer de producto al cliente, donde y cuando lo necesita a un precio
competitivo.
Capacidades de gestión de los riesgos derivados de los productos comercializados y de sus coberturas: una vez valorada
la capacidad crediticia de la entidad con cada uno de sus clientes, se procede a la correcta valoración y gestión de dichos
riesgos. En este punto, la tecnología, el conocimiento y la experiencia juegan un papel clave.