La bicicleta de Pekín (十七岁的单车)

de Wang Xiaoshuai
La bicicleta de Pekín (2001), sexta obra del reconocido director Wang Xiaoshuai gira en torno a las
transformaciones espaciales y humanas generadas por las nuevas realidad urbana. Las imágenes que
nos acompañarán desde el principio nos muestran una ciudad marcada por las grandes construcciones,
algunas a medio construir, y el denso deambular de todo tipo de vehículos, entre ellos la bicicleta, que
transitan en todas direcciones en un constante fluir que no deja espacio a la quietud. Frente a este
espacio frenético, cohabitan aún los tradicionales barrios de hutongs que parecen resistir como un
recuerdo del pasado y otra forma de entender la ciudad.

En estos barrios donde residen los personajes los ritmos y los sonidos son otros, existe una pausa para el
diálogo distendido y el cantar de los pájaros. La brisa que roza las hojas de los árboles se contrapone a
el tránsito de vehículos que tiene lugar unos metros más allá. Sin duda esta contraposición de
arquitecturas es un reflejo claro de las transformaciones de la ciudad, los espacios estrechos y los
materiales como la teja y la piedra son sustituidos por el hormigón y las grandes construcciones que se
muestran desprovistas de referentes pasados y que muestran una frialdad y estandarización de los
espacios. Este juego de dicotomías se muestra como una constante en la ciudad, mostrándonos las
contradicciones existentes dentro de este escenario donde convive pasado y futuro, desarrollando una
hibrida visión de un presente en constante conflicto espacial y social.

En el terreno de lo social en esta obra observamos como el conflicto forma parte del devenir diario de sus
personajes. Guei es un joven procedente de alguna remota localidad que llega a la ciudad para intentar
ganarse la vida como mensajero. A lo largo de su trayecto vital tendrá que confrontar distintas situaciones
de tensión, las cuales le parecen ajenas pero de las que tiene que aprender una lección inmediata si no
quiere sucumbir en una sociedad que parece no esperar a nadie. A si mismo vemos la ansiada necesidad
de poseer la bicicleta como reafirmación de un estatus social respetable. La materialidad en este punto
sirve de referente esencial para el individuo ya que su identidad vendrá determinada por la capacidad
individual de poder poseer lo material. Su búsqueda incansable de la bicicleta robada que se percibe
imposible para el resto –cómo su amigo o su jefe- semuestra como reto contra una sociedad que ya lo ha
encuadrado como un migrante más que debe salir de ese sistema urbano que lo rechaza y del cual no
puede ser participe por su condición previa.

Al otro lado de la historia aparece el personaje de Jian, un joven urbanita que ofrece una visión desde
dentro de la ciudad de lo que este proceso globalizador ha engendrado en las generaciones jóvenes, el
crecimiento del individualismo y la deriva existencial dentro de la propia ciudad. La pérdida de referencia
paterna, su falta emocional o la violencia que junto con sus amigos desprenden sobre Guei sirven de
muestra para observar la dureza de las condiciones que se crean debido al auge del individualismo y del
sistema capitalista.

La pérdida de referentes del pasado como modeladores de la identidad se ha sustituido por una
competencia cuasi salvaje en busca del beneficio individual sin confrontar el dilema de las consecuencias
que trae consigo los actos en contra del otro. De este modo, el personaje de Guei nos ayuda a
comprender como se van creando nuevas identidades, que influenciadas por lo urbano aprenden a
sobrevivir en base a la experiencia adquirida, arrinconando sus contradicciones para sobrevivir un día
más. Para pertenecer a este nuevo proyecto modernizador se muestra como esencial una pérdida total de
referentes, puesto que éstos son una traba para desenvolverse correctamente por este nuevo escenario
de supervivencia. Esta nueva realidad nos ofrece un juego de representaciones que el sujeto debe
realizar como contraposición a los beneficios que el sistema ofrece.

Por Todo China el 26-03-2013.