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INVERSIÓN TRANSNACIONAL EN HONDURAS

Los modelos de tratado de libre comercio proliferaron gracias a los poderosos

países del norte que se reunían para tratar de firmar acuerdos bilaterales de libre

comercio con los países en vías de desarrollo. La idea de estos tratado se basa en

el presupuesto de que los países en vías de desarrollo podrán romper las cadenas

de la pobreza y del subdesarrollo solamente a través de la apertura total de sus

mercados a comerciantes e inversores de los países desarrollados.

De esta manera las empresas multinacionales tienen la ventaja que pueden adquirir

nuevos recursos y tener mayores oportunidades de negocio que no se pueden

encontrar en su país.

Una ventaja que se esperaría con la administración internacional de las empresas

es el de compartir el conocimiento con los países anfitriones ayudando a que estos

puedan en algún momento realizar sus propios productos con los conocimientos

que ha adquirido.

Otra ventaja es que los productos a importar y exportar están exentos de derechos

de importación hasta un límite, el problema sucede cuando por ejemplo en América

Latina, en el caso de Honduras que fue un gran exportador de bananas hacia

Estados Unidos recibía unos cuantos lempiras por exportar los productos sin

derechos arancelarios mientras que países europeos estaban sujetas a un derecho

de recibir dinero por cada tonelada. De esta maneras surgió una de las principales

disputas comerciales a nivel internacional que levantó muchas dudas sobre el


concepto de libre comercio. Desde el inicio tal disposición parecía no satisfacer a

nadie.

A los países no les gustaron los límites puestos a sus cuotas y consideraban que el

derecho no fuera lo suficientemente alto para protegerlos de las ventajas

competitivas de las que gozan las producciones a gran escala de América Latina, la

normativa comunitaria violaba el principio de libre comercio y era considerada

“discriminadora”. Por estas razones la relación entre libre comercio y lucha contra

la pobreza sigue siendo un tema controvertido y en discusión.

Aunque exista alguna prueba que demuestre los beneficios potenciales de la

liberalización del comercio a favor del crecimiento económico y que haya una

relación entre crecimiento económico y reducción de la pobreza, ya es una creencia

extendida que los efectos del libre comercio varíen de país a país, y que muchas

veces sean los países en vías de desarrollo los que sufran los efectos negativos.

Por consiguiente, el impacto diferente que puede tener el libre comercio depende

del nivel de desarrollo en el que se encuentra cada nación. Los países desarrollados

se beneficiaron positivamente, mientras que a sus vecinos del hemisferio sur no les

fue igualmente bien.

En otras palabras, las naciones en vías de desarrollo que participan en los acuerdos

tienen niveles de productividad diferentes y muchas veces inferiores, un proceso

económico y tecnológico que hace que sea difícil para sus habitantes beneficiarse

del libre mercado.


La motivación principal que está debajo de la promoción de las políticas de

liberalización es favorecer el libre comercio garantizando un acceso justo al

comercio de modo que las naciones participantes puedan beneficiarse. Sin

embargo, si solo se considera el origen de los muchos productos procesados

importado a Honduras, se notará la poca equidad con la que se implementarían las

políticas de liberalización. Una parte significativa de las importaciones de dichos

productos en Honduras llega de los Estados Unidos.

Por los ejemplos tomados en consideración y por los resultados de otros estudios

es evidente que los campesinos hondureños no están exentos de los efectos

negativos del libre comercio. Las pruebas disponibles refuerzan la teoría según la

cual el libre comercio debería crear un mercado justo, pero en el que los

compradores no están todos en el mismo nivel.

Los campesinos de Honduras, particularmente los pequeños productores, chocan

con la producción a gran escala y con dificultades en el acceso a los mercados.

Irónicamente, las contrapartes que les hacen competencia tienen el apoyo de sus

gobiernos que les permiten producir reduciendo los costos. Pueden por tanto

exportar sus productos en los países vecinos a precios competitivos aislando del

mercado a los pequeños productores. Y como si no fueran suficientes los efectos

negativos del libre comercio, algunas iniciativas políticas conocidas como Tratados

de libre comercio entre países latinoamericanos están reforzando la liberalización.

Esto implica que los países en vías de desarrollo como Honduras deben concentrar

sus energías en incrementar las capacidades productivas de los agricultores,


especialmente de los pequeños productores o de sus campesinos antes de poderse

integrar completamente en el mercado global.

No se ha verificado ninguna transferencia de tecnología, en parte también por causa

del problema de la reducida capacidad productiva de los pequeños agricultores. Las

grandes empresas que dominan el sector, operan de forma verticalmente integrada

en la cadena de producción.

Naturalmente ello impide a los pequeños productores el conseguir una regularidad

en el suministro y por tanto en la producción, con consecuencias negativas en el

desarrollo de nuevas capacidades productivas.

Por último, las grandes empresas tienden a emplear trabajadores extranjeros en los

perfiles más especializados, impidiendo la creación de empleos especializados (y

mejor pagados) para la población local.Es interesante notar cómo algunas

problemáticas relacionadas con los acuerdos de libre comercio se presentan

repetidamente en diferentes lugares del mundo.

Entonces que se espera con todo esto. Es evidente que la globalización

(especialmente su componente económica) sobrepasó el desarrollo de las

instituciones políticas necesarias para administrarla de manera justa y eficaz.

Considerando la crisis económica. Se sabe desde hace tiempo que la integración

económica tendría como consecuencia una mayor interdependencia financiera que

requeriría a su vez una mayor coordinación colectiva a nivel global. De todas

maneras la fase económica descendiente tomó por sorpresa a los gobiernos y a las
instituciones internacionales, dando lugar a reacciones individuales por parte de

cada Estado, más que una estrategia integrada.

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