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COMERCIO INTERNACIONAL

Vivimos en un mundo global. Sin embargo, cuando hablamos sobre el comercio


exterior es muy difícil evitar plantear sus tópicos negativos: “No deberían darse
tantas facilidades a las multinacionales“, “No sé por qué se permiten las
importaciones, acaban con las empresas locales”, “La internacionalización de la
empresa solo conduce a que las empresas abandonen nuestro país para producir
en los países subdesarrollados“.

Llegados a este punto, no podemos evitar preguntarnos… ¿Por qué se consiente el


comercio internacional? ¿Qué ventajas aporta a los países y a las empresas
participantes?

¿Qué es el comercio internacional?

El comercio exterior podría definirse como el intercambio de bienes y servicios entre


dos o más países o regiones económicas (como, por ejemplo, la Unión Europea).

El comercio internacional se define por su grado de apertura. El caso más limitado


sería la autarquía, situación en la que el país en cuestión se negaría a cualquier
forma de comercio exterior.

La apertura total sería el extremo opuesto. En este caso, la libertad al comercio


exterior es total: sin restricciones ni aranceles.

Y, por supuesto, entre ambos extremos hay puntos intermedios: países que deciden
importar solo aquellos bienes que no producen de modo eficiente, países agrupados
por regiones económicas con libertad de comercio entre sus fronteras pero con
límites al comercio con otros países, etc.

Todas las ventajas del comercio exterior

Gracias al comercio internacional podemos adquirir bienes y servicios a otros países


que los desarrollan de un modo más eficiente que nosotros. Así, podremos
especializarnos en la producción de aquellos artículos en los que tenemos una
ventaja competitiva, en otras palabras, aquellos en los que en realidad aportamos
valor frente al exterior.

Con el comercio exterior las empresas pueden abrir las fronteras para conseguir
bienes y servicios.

Ello implica la especialización internacional. Como países, al centrarnos solo en


aquellas tareas que en verdad realizamos bien, nos especializaremos en la
realización de las mismas. De ese modo, aumentará aún más la eficiencia con la
que realizamos tales funciones.

El comercio internacional permite a los países participantes aprovechar economías


de escala absorbiendo mejor los costes fijos. Al aumentar el volumen de producción
de aquellos bienes y servicios que en realidad realizamos bien podremos producir
a menor coste por unidad.

Además, fomenta la competencia dado que los países tendrán incentivos para
innovar y buscar la reducción de costes para seguir manteniendo su ventaja
competitiva respecto al exterior. En una economía cerrada las empresas locales
tendrán menos incentivos para innovar dado el menor volumen de competencia.

Relacionado con lo anterior, las empresas también disponen de incentivos para


diferenciar sus productos y mejorar su calidad. De ese modo, los clientes dispondrán
de productos de mayor calidad.

El mercado internacional puede suponer una salida frente a la saturación del


mercado nacional. Por ejemplo, ante la cruda situación del mercado nacional de la
economía española muchas empresas han visto en el mercado mundial una salida
a su actividad., orientando sus productos a economías en crecimiento De ese modo,
el país puede aprovechar su capacidad ociosa de fabricación.

Por otro lado, la actividad internacional permite a los países diversificar riesgo. De
ese modo, el éxito (o fracaso) de la economía de un país no dependerá únicamente
de lo buena (o mala) que sea su situación interna.
El país podrá adquirir aquellas materias primas que no posee o aquellos productos
que no puede producir por no resultar rentable. Por ejemplo, España es un país
importador de petróleo dado que en su territorio presenta escasez de esta materia
prima.

Respecto a los consumidores, el comercio internacional permite adquirir bienes y


servicios a aquellos países que los desarrollan de un modo más eficiente que
nosotros, en otras palabras, a un coste menor. De ese modo, los consumidores
podrán adquirir productos a un precio inferior.

Además, dispondrán de una mayor variedad de productos. En economías cerradas,


debían conformarse con la producción local pero ahora dispondrán de una amplia
gamma para elegir.

Y, finalmente, el comercio internacional puede suponer una salida profesional.


Muchas son las empresas que han decidido lanzarse a la conquista del mercado
exterior ante la contracción del consumo interno y, sin embargo, no hay suficientes
profesionales preparados para diseñar y ejecutar una estrategia internacional.

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