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La nueva “normalidad”

China y la crisis mundial

Por Francisco Tanoira, Socialismo o Barbarie, 04/06/2015

http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=5120

El Financial Times, comentando los últimos datos de crecimiento de los PBI de


EEUU y China, afirma amargamente que los incipientes brotes verdes que
veían en el 2014 en la economía mundial, no terminan de confirmarse.[[1]]

Pero, a su vez, esto confirma lo que venimos diciendo: el crecimiento de la


economía a nivel mundial sigue siendo, por así decirlo, raquítico y anémico.
Por ejemplo, EEUU, que recibía grandes alabanzas por su “recuperación”,
anuncia que el PBI ha caído un 0,7% en el primer trimestre de este año.[[2]]

De conjunto, esto será de tema de próximos artículos. Pero hay que señalarlo
para darle un marco al punto de hoy: China y el estado de su economía.

Si bien se ha salido de los peores momentos de la crisis mundial sus efectos


serán duraderos. La economía no logra estabilizarse en una curva
ascendente. La globalización tiene una gran contradicción que resolver. No
puede volver al 2007/2008 como si nada hubiese ocurrido, pero no ha
encontrado un nuevo equilibrio ni dinamismo.

Esta situación aún debe resolverse a nivel mundial en la arena económica y en


el terreno de la lucha de clases. Si bien la burguesía, globalmente, ha
conseguido rebajar el salario y arrebatarle conquistas a los trabajadores, no les
ha provocado ninguna derrota estratégica.

En ese contexto, la posición ventajosa de China, que se caracterizaba por


costos de producción notablemente más bajos que los de EEUU, ha variado
radicalmente.

Tomemos un dato del diario Le Monde (15/09/2013) refiriéndose a la industria


manufacturera sobre costos por producto:

País Costo mano obra Resto de gastos Costo total


China 15 80 95
EEUU 18 82 100

Hay que añadir que los países de la Unión Europea están por arriba de esas
cifras. Esta situación era impensable hace diez años.

Una consecuencia es que una amplia porción del sector II de la economía


(producción de medios de consumo) en China está volviendo a EEUU.[[3]]
Entonces, la deslocalización como ariete de la globalización está en problemas.
Esto explica en parte por qué la locomotora estadounidense no tracciona como
antes a la economía mundial.

Hay, además, toda una serie de restricciones al movimiento de capitales Se ha


terminado el plan QE (Quantitative Easing). Es decir, EEUU no inyecta más
dinero en el mercado de capitales para la recompra de bonos de las empresas
y bancos que estuvieron a punto de quebrar en la crisis. Pero el saldo es que
no se ha destruido suficiente capital para que el resurgimiento de la economía
tenga más fortaleza.

La nueva normalidad

En este marco –con el agregado que la Unión Europea y Japón siguen a los
tumbos y que el PBI chino sólo creció 7.4% en el 2014– se reunió en Pekín en
marzo pasado la “Asamblea del Pueblo”, el parlamento de China. Votó que
hasta el 2020 el crecimiento anual de la economía sería del 7%. O sea, una
forma lisa y llana de reconocer la nueva situación de la economía mundial.

El lector desprevenido de Europa, América Latina y otras regiones podría decir:


“¡Qué tanto problema! ¡Ojalá pudiéramos crecer nosotros a esa tasa!”

Pero ese índice es todo un frenazo para un país que en los últimos 20 años
estuvo acostumbrado a crecer al 10% anual o más: ¡las famosas tasas chinas!

A grandes rasgos podríamos establecer tres grandes períodos de la economía


China:

* 1979-1990: las reformas de Deng Xiaoping para convertir a China en una


“economía socialista de mercado”.

* 1989 – 2013: después de las protestas y masacre de la plaza Tianamén, la


ampliación de la apertura a las inversiones extranjeras y crecimiento a dos
dígitos de su PBI, las “tasas chinas”

* 2014- ¿?: tercera etapa –la “nueva normalidad”– que se abre como resultado
directo de la crisis mundial.

Veamos las cosas más de cerca. La economía china está preparada para
exportar. Por eso la famosa frase “la fábrica del mundo” (que también se aplicó
en su momento a Inglaterra en la primera Revolución Industrial).

Es por eso que la nueva realidad exige a los “burgueses rojos” que dirigen al
Partido Comunista Chino (PCC) toda una serie de cambios que ni por asomo
tienen el éxito asegurado. Esto por una sencilla razón: tendrán que enfrentar a
la clase obrera y al movimiento de masas.

Lo primero a implementar es un fuerte plan de estímulos económicos para que


la economía se fortalezca y darle trabajo a millones de obreros chinos que lo
están perdiendo por el frenazo económico. Esta política viene desde hace años
y se incrementará en el 2015 con inversiones en ferrocarriles, carreteras y
viviendas populares. Esto, sin perder en el centro de la mira que China sigue
siendo un país exportador.

Las familias chinas poseen un alta tasa de ahorro. En una economía más
dirigida a incrementar un fuerte mercado interno donde aumente el consumo,
habría también que aumentar los salarios y desarrollar el débil sector de los
servicios cosa que lentamente está en marcha (3).

Pero lo decisivo, lo más importante, son las profundas reformas internas que
tienen que llevar a cabo los jerarcas chinos: la eliminación del pasaporte
interno (que impide a la población el libre tránsito ¡en el interior del país!); que
los migrantes puedan quedarse a vivir en las ciudades y tener acceso a los
servicios públicos, algo que hoy no tienen sin un trabajo estable en dicha
ciudad. Asimismo, gozar del derecho a tener más de un hijo. Se debería
garantizarles sindicatos libres del Estado, derecho a huelga y otra serie de
libertades democráticas.

¿El PCC lo hará? Después de tantos años de conducir el país con mano férrea,
hoy es una pregunta difícil de responder. Lo que sí podemos afirmar, es que
vamos a una situación muy conflictiva, como ya lo preanuncian las violentas
huelgas localizadas de los últimos tres años.

¿Un nuevo imperialismo en construcción?[[4]]

En estos días está de visita de negocios en Brasil Li Keqiang uno de dos


hombres más fuertes del régimen chino con dos objetivos:

Firmar con Dilma acuerdos comerciales equivalentes a 50.000 millones de


dólares que serían financiados por el gobierno chino y que incluyen la
construcción de un ferrocarril que unirá el Atlántico con el Pacífico a través de
Brasil y Perú. Estos acuerdos también incluyen la comercializan de granos y la
venta por parte de Brasil de aviones Embraer. El préstamo se hará en yuanes,
no en dólares.

Reafirmar con Brasil el lanzamiento conjunto a fin de año del Banco Asiático
de Inversión en Infraestructura (AIIB). Esta noticia pinta de cuerpo entero
cual será un aspecto esencial del gobierno chino. Desde hace años, pero más
intensamente desde 2009, China viene aprovechando sus inmensas reservas
de 4.100 trillones de dólares haciendo inversiones a nivel planetario.

Esas inversiones se hacen con un pragmatismo sin igual, fundamentalmente en


América Latina, África (el continente olvidado por la globalización) y el Sudeste
Asiático, tratando de imponer su moneda en reemplazo del dólar.

Argentina es también un botón de muestra. Han adquirido desde cerealeras


(Bunge) pasando por la compra de campos, y hasta una empresa de
biogenética (Nidera). China también vende a Argentina material ferroviario, va a
participar en la construcción de dos represas en Santa Cruz y en
emprendimientos petroleros. Además, China está cumpliendo la función de
prestamista de primera instancia a través de swaps en yuanes con el Banco
Central.

En Sudamérica ya tiene relaciones comerciales con todos los países de la


región. En Africa, es el primer inversor extranjero y el primer comprador de
petróleo.

Una nota de color son las declaraciones del ministro de Economía de la


dictadura que gobierna Sudán. Hablando de los chinos dice: “Es gente muy
ejecutiva. No preguntan casi nada, no se meten en los asuntos internos del
país y concretan rápidamente los negocios.”

Hay que señalar también que han comprado algunas empresas de punta en
Unión Europea y están intentando hacer lo mismo en Estados Unidos. Su
objetivo es apropiarse de tecnología, que es su verdadero talón de Aquiles.[[5]]

Resumiendo, buscan acuerdos que les garanticen materias primas pero


también tecnología avanzada que la haga menos dependiente de los países
imperialistas desarrollados.

Por otro lado, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) es una


iniciativa comercial de 50.000 millones de dólares (en yuanes) con los otros
países BRICS, donde China aportara casi el 80% del capital.

Salta a la luz que el país que nos ocupa en esta nota es cada vez menos
“emergente” y que está en una política abiertamente expansionista.

EEUU ya ha puesto el grito en el cielo por la creación de este banco. Socava


directamente el rol del Banco Mundial y del FMI.

Washington, con su pérdida cada vez más clara de un papel hegemónico y de


gran consumidor y locomotora de la economía mundial, ha contraatacado por
medio de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos). Le exige a China que revalúe el yuan artificialmente devaluado
(cosa que le permite exportar más fácilmente) y ha lanzado una federación de
países del Pacífico para competir con este nuevo banco.

Obviamente es prematuro anunciar que ha surgido un nuevo país imperialista.


Si tomamos las consideraciones de Lenin en su libro “El imperialismo, fase
superior del capitalismo”, China en algunos aspectos se parece poco. Pero la
realidad nunca se repite de la misma forma ni se da químicamente pura.

Lo cierto es que al nuevo banco chino, a pesar de la excomunión de


Washington, ya han pedido el ingreso 29 países. La lista comienza por el Reino
Unido, el principal y casi incondicional aliado de Estados Unidos desde la
Primera Guerra Mundial. Este hecho desató la ira de Obama. En la fila para
ingresar al banco chino, siguen prácticamente el resto de los países de Europa
continental. Japón estaría interesado..
Todo esto nos lleva a afirmar que muy probablemente estamos ante la
construcción de un nuevo imperialismo, aunque muy” sui generis”. Todavía,
internamente, China es dependiente de las inversiones extranjeras. Pero, hacia
el exterior actúa con una política inversionista cada vez más agresiva. Es un
proceso de “desarrollo desigual y combinado” que se da en la realidad. Esa es
la tendencia… y aunque le pese a EEUU, esto no se va a resolver en los
estrados judiciales.

A corto y mediano plazo, hará que la globalización sea cada vez más
inestable y que posiblemente a la larga vayamos a enfrentamientos hoy
impensados.

[1].- 0,2% y 0,3% fueron el crecimiento de los últimos trimestres de 2014 en


EEUU; 7.2% fue el crecimiento de China en el 2014.

[2].- “PIB de EEUU se contrae un 0,7% en el primer trimestre”, Expansión-


Agencia EFE, 29/05/2015.

[3].- Marx en “El Capital” señala que podemos dividir la economía en dos
sectores Sector I bienes de capital (producción de medios de producción) y
Sector II producción de bienes de consumo directo.

[4].- Pierre Rousset, China – Un imperialismo en construcción, Viento Sur


15/07/2014, Socialismo o Barbarie Nº 304, 11/09/2014

[5].- The Economist.

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