Está en la página 1de 6

EL AMANTE Y EL AMADO EN EL BANQUETE DE PLATON

El Banquete es probablemente el primer texto que trata de manera


filosófica el amor, esto es, con amplitud y profundidad, tendiendo en
cuenta un gran numero de elementos que lo determinan y
contextualizan. Valiéndose del género literario del diálogo y el
discurso, de manera amena y elegante, con personajes que
representan la sabiduría de la época (poetas, filósofos, comediantes,
dramaturgos, médicos), Platón hace un recorrido dialéctico en torno
al fenómeno del amor humano, para llegar a su esencia, desentrañar
sus complejidades, revelar sus misterios.

Muchos son los temas referidos al amor que se pueden estudiar en el


Banquete del Platón, y de hecho se encuentran todos ellos
hábilmente relacionados. Pero el interés de este estudio es resaltar
solamente un problema planteado a lo largo de los discursos: la
relación entre el amante y el amado.

Algunos elementos culturales: Es necesario indicar de antemano


algunos elementos de tipo contextual en el que se inserta esta obra,
para juzgarla histórica y adecuadamente. El Banquete hace parte del
proceso cultural griego en la época de su máximo esplendor cultural,
momento en el cual, el ideal de cultura era la educación de la
sociedad, o sea, la formación de las nuevas generaciones en las artes
y en la ciencia. Por lo tanto la reflexión filosófica sobre el amor estaba
atravesada por la preocupación de la excelente formación de las
nuevas generaciones de pensadores y gobernantes de la federación
de ciudades-estado griegas. También el estilo literario refleja
prácticas normales de la época, en donde los jóvenes iban a la guerra
para defender su nación, y allí prosperaban valores como la amistad,
el honor, la valentía y el sacrificio por la patria. En ese contexto se
deberían entender términos como pederastia o amor entre hombres,
que hoy, en un contexto cultural diferente, son asuntos polémicos. Es
sano y prudente, por lo tanto, no desviar la atención en problemas
tales como cuestión de género, sexo, homosexualismo, perversiones
sexuales, o libertinaje moral, que resultarían anacrónicos para un
estudio serio del Banquete de Platón.

Hay una hipótesis que propongo para la relación amante - amado en


este libro: el hilo conductor que atraviesa las afirmaciones sobre las
relaciones amante-amado descritas en los discursos del banquete, es
la pedagogía creativa. Esto es, el proceso de formación creativa
entre un discípulo y su maestro que conduce a la obtención de virtud
y belleza en el ser y hacer de todos, para la buena marcha de la
ciudad (ESTADO).

Las relaciones amante-amado se dan de manera dialéctica y procesal,


al largo de prácticamente todos los discursos, partiendo de lo que
1
podríamos llamar experiencias sencillas, cotidianas (en el discurso de
Fedro), hasta alcanzar las más altas cumbres de contemplación y
reflexión sobre el ser mismo del Eros (en el discurso de Sócrates).

Fedro, quien primero interviene en el encomio al amor, establece una


relación directa entre el amor, la ética y la política. Elogia a Eros
como Dios, idea que comparten casi todos los participantes, a
excepción de Sócrates. Es interesante este carácter divino que se la
aplica al amor, esto es, algo que está presente en este mundo, pero
que no pertenece a él, no se origina en él. El amor es prácticamente
como una posesión, el amor es una pasión que empuja al amante a
hacer cosas verdaderamente grandes por el amado. Esta es una
propuesta muy interesante, para una sociedad como la actual, para la
que el amor se reduce muchas veces a simples reacciones químicas,
transferencias psicológicas, o convencionalismos culturales. Para
Fedro, el impulso divino, el amor, es el responsable de una bella
amistad, que produce valores igualmente bellos como el honor, la
valentía, el sacrifico, y que construye de manera adecuada el estado.

Pausanias, siguiendo la idea de Fedro, va un poco más allá de él y le


hace ver su falta de análisis, porque muestra que en las relaciones
entre amantes y amados, no solo aparecen cosas bellas, nobles y
valiosas, porque, recuerda a la concurrencia, que el origen de Eros es
doble, no simple como superficialmente había afirmado su antecesor
(el amor es el más antiguo de todos los dioses). La distinción que
hace Pausanias entre el Eros urania (divino) y el Eros Pandemo (del
pueblo) trata de establecer una fundamentación más idealista de la
relación erótica. No todo impulso amoroso crea automáticamente
relaciones bellas, virtuosas y apropiadas para el estado. Es necesario
indagar un poco más acerca del origen de esos impulsos, por tanto se
debe desentrañar la naturaleza del amor. El Eros usual y corriente,
el instinto irreflexivo y vulgar es repudiable y vil, porque tiende a la
simple satisfacción de los apetitos sensuales. El otro, en cambio, es
de origen divino, y se halla impulsado por el celo de servir al
verdadero bien y a la perfección del amado. Este segundo Eros, es en
realidad, una verdadera fuerza educadora que ayuda al amado a
desarrollar su personalidad. De manera general podríamos decir que
el Eros pandemo es el culpable de los desórdenes sociales, el
desenfreno, la ambición, el vasallaje y la incultura. Porque todo
despotismo se basa en la desconfianza, y en los países así
gobernados, la amistad siempre genera sospechas de relaciones
conspirativas. Por el contrario, el responsable de la buena marcha de
una sociedad virtuosa, bella, valiente y abnegada, es el Eros Uranio.

Erixímaco trata el tema de las relaciones amante-amado de manera


indirecta y tangencial. Su aporte es trasladar el impulso amoroso más
allá de las relaciones humanas, y lo lleva a todo el universo. El
universo entero se mueve por amor, porque es orden y armonía,
como la que produce la tensión entre el arco y la cuerda al dar una
nota musical. El cosmos es orden, el orden es bello, la belleza es el
2
fruto del amor. Una relación amorosa entre seres humanos debe
reflejar la armonía de la naturaleza, así como mantiene la salud un
organismo adecuadamente alimentado. El aporte que da este médico
es la idea de armonía en la construcción de relaciones amistosas.

Aristófanes, el gran comediante de la época, remite su reflexión sobre


el amor, no a la naturaleza del Eros como dios, o como potencia
universal cósmica, sino a la naturaleza humana. Conoceremos el
sentido y la función del amor en los seres humanos, conociendo la
naturaleza de los seres humanos. Para ello toma mano de una figura
grotesca. Habla de los antepasados humanos como seres integrales,
completos, acabados, definidos, satisfechos con ellos mismos. Eran
los famosos andróginos, seres muy poderosos, con ocho
extremidades y los dos sexos, que pretendieron alcanzar y competir
con los dioses del olimpo. Estos, en prevención, para evitar una
sublevación, y para tenerlos siempre a su servició, los “desgarraron”,
los partieron por la mitad, cual siameses recién separados, les
pusieron la piel faltante, les hicieron ombligo y les pasaron el sexo
adelante. Este es un mito que explica la constante e inquietante
situación de insaciedad humana. Nunca estamos contentos con lo que
tenemos, sufrimos un vació estructural en nuestro ser. Pero cuando
llega el amor, nos sentimos plenos, porque recuperamos parte de la
integridad perdida, por eso sentimos un impulso sobrenatural a
abrazar al amado para quedarnos por siempre así. Y si ese amado
desaparece, buscamos otro. Por lo tanto el Eros nace de un anhelo
esencial del ser humano por alcanzar la totalidad del ser en el amado
o la amada, inasequible para siempre en la soledad de un individuo.
El aporte de Aristófanes a la relación amante-amado es el de la
superación de las limitaciones y la soledad por medio del impulso
amoroso que busca restituir la unidad perdida de los seres humanos.
El amor es el gran antídoto para la soledad. El amor es aquel que
sana esta falla estructural de los seres humanos, sumidos en el
individualismo, la indiferencia, la falta de comunicación y el
aislamiento.

Agatón, el célebre poeta, homenajeado en el banquete por haber


ganado un festival de poesía, realiza el más elegante y florido
discurso en honor al amor, fijándose más en las metáforas, la métrica
y el simbolismo, que en las ideas y en los contenidos de su discurso.
Al fin poeta. Se roba los aplausos y alabanzas de los asistentes, más
por su capacidad creadora de figuras poéticas, que por su fuerza
argumentativa, la que desbarata Sócrates con dos simples preguntas.
Contrario al hilo conductor precedente, asigna al Eros los rasgos
esenciales del amado, no del amante. Pone patas para arriba todo
proceso pedagógico fruto del Eros. Ahora el Eros es un figurín, un dios
bello, joven, apetecible. El más feliz, el más hermoso y el mejor de
todos los dioses. Es joven, fino y delicado y solo mora en lugares
floridos y perfumados. Nunca posa sobre él la mano de la coacción,
pues su reino es el de la pura y libre voluntad, en otras palabras, no
de deja educar, porque no necesita educación, puesto que posee de
3
manera innata todas las virtudes: La justicia, la prudencia, la valentía
y la sabiduría. La postura de agatón produce serias dificultades a la
relación del amante-amado como proceso pedagógico-creativo. Tiene
una perspectiva fuertemente idealista y azucarada del amor, tan de
moda hoy en telenovelas y comedias románticas.

Al esteta, lo sigue el asceta-filósofo, Sócrates. Platón lo pone al final,


porque es quien lleva al auditorio a descubrir de manera ascendente,
la naturaleza real del amor y sus consecuencias para la vida de los
seres humanos. Utiliza, como es su costumbre, la mayéutica y la
dialéctica para su discurso, incluyendo una experiencia mística
especial con una adivina (Diótima). Sócrates inicia su discurso
advirtiendo un error en la argumentación de Agatón. El dijo que Eros
era un Dios bello que también buscaba la belleza. Esto trae consigo
una contradicción lógica. Algo bello no puede buscar la belleza,
porque la tiene en sí mismo. Por lo tanto, el amor, o no es bello, o no
busca la belleza, pero no puede ser as dos cosas al mismo tiempo. De
hecho, no pude dejar de buscar la belleza, porque si así fuera, no
sería impulso. Por lo tanto, Eros no pude ser bello, y si no es bello no
puede ser Dios. A este punto quiere llegar Sócrates, de manera
contraria a lo que habían dicho todos los participantes sobre el
carácter divino del amor. Sócrates lo rechaza. El Eros no puede ser un
Dios. De allí retoma el dialogo que tuvo con la adivina Diótima para
contar el famoso mito del origen del amor, como producto de la
relación de la abundancia (Poros) y la carencia (Penia), en la fiesta del
nacimiento de la diosa Afrodita. El amor no es algo meramente divino
ni algo meramente humano, es un ser intermedio, más bien, es el
mensajero entre lo divino y lo humano, participa de las dos
naturalezas.

El amor como abundancia, es potencia, es fuerza es posesión, pero


como carencia es anhelo, es búsqueda. El amor es una búsqueda
apasionada, poderosa, incontenible que jamás descansa, luchando
siempre por su propia perfección y eterna dicha. Pero, una búsqueda
de que? Ahí radica la más poderosa y bella revelación de Sócrates.
Por eso Diótima pasa de la exposición de la naturaleza del amor, a su
utilidad para el hombre. Esta utilidad no puede ser simplemente la
que expone fedro o Pausanias, es mucho más profunda y definitiva. El
Eros en el interior de los seres humanos tiene una constante
búsqueda, no por tal o cual virtud (como Fedro) o tal o cual persona
que de manera fortuita se me atraviesa en el camino (como
Aristófanes), la búsqueda incesante de Eros es por el bien en sí, esto
es, por la realización plena del propio yo. La consigna de Sócrates es
que el hombre no puede apetecer nunca lo que no considere su bien,
por eso cuando se confunde y busca otras cosas, jamás queda
satisfecho. El impulso anhelante del amor guía constantemente
al hombre a la consecución del bien supremo. De aquí se
desprende una consecuencia para la naturaleza humana: todo bien
(esto es, todo aquello en que se satisfaga el impulso del amor) es
inherente al ser humano, y todo mal ( o sea todo aquello en que se
4
frustre el impulso del amor) es contrario a la naturaleza humana. Por
lo tanto ser humano es lo mismo que hacerse humano, o sea llegar a
realizarse por la plena satisfacción del impulso amoroso que conduce
a la consecución del bien supremo. En estos conceptos encontramos
antecedentes conceptuales de consignas que han despertado los más
nobles sentimientos humanos: realización personal, autoestima,
proyecto de vida, proyecto de país, superación de la guerras, lucha
por la justicia, solidaridad, misericordia, etc., todas ellas jalonadas por
este concepto socrático-platónico del amor.

Pero falta algo más. Este concepto de amor se puede quedar, como el
de Agatón, en bellas palabras, bellos propósitos, pero no llegar a
construcciones concretas, a procesos pedagógicos, a relaciones
reales de amantes y amados. Por eso la última parte de discurso de
Diótima se centra en este asunto, que lo aborda de manera
sorprendente. Ella recurre a la figura más simple de un acto de amor:
la procreación. Buscar el bien supremo es buscar la eternidad: como
conquistan los seres humanos la eternidad por medio del amor? La
respuesta es, procreando. Así lo hacen todas las especies, así lo
hacemos los seres humanos. En la procreación hay un acto de
creación. Una rosa dura pocos días, pero cada año, en la primavera
tenemos siempre el renovado y fresco aroma de los rosales floridos.
Sócrates invita a ver la eternidad del bien supremo en las obras que
engendramos. Así como una especie alcanza de alguna manera su
eternidad procreándose, de la misma manera, el impulso erótico nos
lleva a ser creadores en el mundo espiritual. Aquí es donde la estética
es entronca con la erótica. El fruto de todo impulso erótico es la
creación poética. El impulso amoroso de unos esposos los lleva a
construir una familia bella. El impulso amoroso de un amante, lo lleva
a engendrar un discípulo bello, virtuoso. El impulso amoroso de un
artista lo lleva a crear una obra de arte que lo supera en su existencia
terrena. El impulso amoroso de un ciudadano lo lleva a construir un
estado bello, adecuado para la convivencia y la tolerancia. El impulso
amoroso de un profesional lo lleva a crear cosas nuevas en su área de
desempeño. Etc.

En este punto se entroncan todos los elementos que conforman el


complejo significado del amor. Por lo tanto, la relación amante-amado
en este nivel del relato no se circunscribe solamente a un código de
buen comportamiento o de detalles para no herir susceptibilidades.
La relación erótica de amante-amado tiene que ver con la realización
plena del ser humano, que se consigue mediante la identificación de
sus búsquedas más profundas con la apropiación del supremo bien
mediante la producción de cosas nuevas en esa relación, como
procesos de aprendizaje, maduración personal, virtudes personales,
armonía con la naturaleza, búsqueda del bien común y
comportamiento adecuado en un estado de derecho.

El Eros se convierte entonces en una fuerza pedagógica que consiste


en el moldeamiento de un verdadero ser humano, cuya materia prima
5
es su individualidad y su producto final es la construcción de su
personalidad sacando a la luz de la conciencia lo eterno que hay en
nosotros, esto es, el bien supremo, o Dios.

También podría gustarte