Está en la página 1de 2

QVOMODO PRIMVM AMAVIT.

Aprilis tempore, quo nemus frondibus Et pratum roseis ornatur


floribus, Iuuentus tenera feruet amoribus. Feruet amoribus iuuentus tenera, 5. Pie cum concinit
omnis auicula, Et cantat dulciter siluestris merula. Amor tunc militat cum matre Venere, Arcus
heburneos non cessat flectere, Vt matris ualeat regnum extendere. 10. Venatu rediens eodem
tempore, Sol cum descenderat uergente cardine, Errantes catulos cepi requirere. Quos
circumspicens nusquam reperio, Vnde non modicum sed satis doleo; 15. Non cessans igitur
perditos querito. Illos dum querito, filius Veneris, In arce residens ad instar numinis, Inquit: “quo
properas, dilecte iuuenis? Diane pharetre fracte sunt denuo, 20. Arcus Cupidinis sumetur amodo;
Laborem itaque dimittas moneo. Dimitas moneo laborem itaque; Non est conueniens hoc tali
tempore Venari; potius debemus ludere. 25. Ignoras forsitan ludos Cupidinis, Sed ualde dedecet, si
talis iuuenis Non ludit sepius in aula Veneris. Si semel luseris in eius curia, Non eam deseres ulla
penuria, 30. Illi sed seruies mente continua”. Ad cuius monitus totus contremui, Velut exterritus ad
terram cecidi; Sic nouis ignibus statim incalui.

CÓMO AMÓ POR VEZ PRIMERA. De abril en el tiempo, cuando el bosque de frondas y el prado de
rosadas flores se adornan, la tierna juventud hierve de amores. / Hierve en amores la tierna
juventud, cuando suavemente trinan a coro las avecillas todas, y dulcemente canta el silvestre
mirlo./ Amor milita entonces junto a su madre Venus, sus arcos de marfil no cesa de tensar, para
de su madre el reino poder dilatar. / Volviendo de la caza por ese mismo tiempo, cuando el sol
había descendido al girar en su gozne, mis errantes cachorros empecé yo a buscar. / A un lado y a
otro mirando, por ninguna parte los hallo, de lo cual no poco, sino mucho me duelo; sin cesar,
pues, busco mis perdidos perros. / Mientras los busco, el hijo de Venus, sobre una fortaleza
sentado, a la manera de un dios, me dijo: “¿A dónde corres, amado joven? / Las aljabas de Diana
roto se han de nuevo, de Cupido el arco se tomará desde ahora; tus fatigas, pues, que dejes te
aconsejo. / Que dejes te aconsejo, pues, tus fatigas; no es apropiado en un tiempo como éste el
cazar; más bien debemos jugar. Ignoras tú tal vez los juegos de Cupido; pero mucho desdice si tal
joven no juega más a menudo en la corte de Venus. Si una vez llegas a jugar en su corte, no la
abandonarás por falta de cosa alguna, sino que la servirás con pensamiento fiel”. / Ante sus
advertencias me conmoví por entero, a tierra caí como aterrorizado; así al instante me enardecí
por fuegos nuevos.

Si uera somnia forent que somnio,


Magno perhenniter replerer gaudio.
Aprilis tempore, dum solus dormio
In prato uiridi, iam satis florido,
Virgo pulcerrima, uultu sydereo,
Et proles sanguine progressa regio,
Ante me uisa est, que suo pallio
Auram mihi facit cum magno studio.
Auram dum uentilat, interdum dultia
Hore mellifluo iungebat basia,
Et latus lateri iuncxisset pariter,
Sed primum timuit ne ferrem graviter.
Tandem sic loquitur: "Monitu Veneris
Ad te deuenio, dilecte iuuenis;
Face Cupidinis succensa pectore,
Mente te diligo cum toto corpore.
Ni me dilexeris sicut te diligo,
Credas quod moriar dolore nimio.
Quare te deprecor, o decus iuuenum,
Vt non me negligas, sed des solatium.
Nec iuste poteris nunc me negligere,
Quippe sum regio progressa sanguine.
Aurum et pallia, uestes purpureas,
Renones griseos et pelles uarias,
Plures tibi dabo, si gratus fueris
et, ut te diligo, sic me dilexeris.
Si pulcram faciem queris et splendidam,
Hic sum; me teneas, quia te diligam.
Cum nullus pulcrior te sit in seculo,
Vt pulcram habeas amicam cupio".
His verbis uirginis commotus ilico,
Ipsam amplexibus duris circumligo.
Genas deosculans papillas palpito,
Post illud dulcius secretum compleo.
Inferre igitur possum quod nimium
Felix ipse forem et plus quam nimium,
Illam si uirginem tenerem uigilans
Quam prato tenui, dum fui somnians.

Si verdaderos fueran los sueños que sueño,


de un gran gozo de continuo me llenaría.
Era la época de abril: estando solo, dormía
sobre un prado verde, ya bastante florido,
cuando una doncella hermosísima, de rostro astral,
e hija sin duda de sangre regia,
ante mí se apareció, la cual con su manto
aire me daba con gran cuidado.
Mientras me abanicaba, entreveraba dulces
besos que con su boca meliflua me daba,
y su cuerpo habría unido con el mío,
mas al principio temió un rechazo por mi parte.
Al fin así habló: —«Por consejo de Venus
a ti vengo, amado joven;
por la antorcha de Cupido inflamada en mi pecho,
con la mente te amo, y con todo el cuerpo.
Si no me amas como yo te amo,
créeme que moriré por dolor tan excesivo.
Por ello te ruego, oh belleza de los jóvenes,
que no me desdeñes, sino que me des solaz.
Y no podrás en justicia ahora desdeñarme,
pues procedo de regia sangre.
Oro y mantos, ropas purpúreas,
capas grises y pieles variadas,
muchas te daré, si grato me fueras,
y, si como yo te amo, así tú me amaras.
Si un bello rostro buscas, y espléndido,
aquí estoy: tómame, pues yo te amo.
Como nadie más hermoso que tú hay en el mundo,
que tengas una hermosa amiga deseo».
Por estas palabras de la doncella conmovido,
al instante con apretado abrazo la estrecho.
A la vez que sus mejillas beso, sus pechos palpo
y después aquel más dulce secreto alcanzo.
Deducir, por tanto, puedo, que demasiado
feliz sería yo, y más que en demasía,
si a aquella muchacha poseyera despierto,
y que en el prado tuve hasta que estuve despierto

También podría gustarte