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INGOLD: “LAS CERTEZAS ENGENDRAN CONFLICTOS

INCONTROLABLES”
Berta Ares4 Octubre 2016CCCB, Entrevistas, Portada

Tim Ingold | CCCB, Miquel Taverna


Como criaturas que hablamos, caminamos o deseamos los seres humanos trazamos líneas.
Así lo entiende el catedrático de la Universidad de Aberdeen Tim Ingold, uno de los
antropólogos más innovadores de la intelectualidad contemporánea. En su fascinante estudio
de antropología comparada Una breve historia de las líneas (Gedisa Editorial, 2015) traza una
suerte de hermenéutica de las líneas que revelan el sentido de nuestro paso por el mundo.
Conversamos con él con motivo de su conferencia Una ecología de la vida organizada por
el Centro de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), dentro del ciclo Habitar el
mundo.
¿Qué significa para usted habitar el mundo?
El mundo no es algo que esté fuera de nosotros. Participamos en él, y lo hacemos porque somos
parte de él. El mundo está moldeado por nuestras actividades, pero a su vez él mismo nos
moldea a nosotros. Si transformamos el mundo con nuestras actividades es precisamente
porque vivimos en él, y esas actividades que lo transforman son a su vez parte del propio mundo
que se transforma a sí mismo. No somos algo ajeno al mundo sobre el que venimos a actuar
de vez en cuando moviendo cosas de un sitio a otro, sino que inevitablemente, existencialmente,
somos parte de él. Esto es lo que significa habitar el mundo.
Y según usted, las líneas son un reflejo de esa actividad humana.
En mi trabajo trato de distinguir dos tipos de líneas. Una que funciona como un conector entre
dos puntos; esta sería la línea recta que Euclides definió como la distancia más corta entre dos
puntos. En este sentido, para que haya una línea solo tienes que señalar dos puntos y
conceptualmente ya tienes esa línea recta. El otro tipo de línea es el trazo procedente del gesto,
ese “sacar a pasear una línea” de Paul Klee. Coges un lápiz con la mano, y simplemente vas
moviendo el lápiz y la línea va surgiendo. No tiene que detenerse en ningún lugar, no finaliza
en ningún lugar, simplemente aparece el trazo sobre el papel. El trazo se detiene cuando mi
lápiz deja de apoyarse sobre la superficie del papel y finaliza cuando lo aparto pero continúa
cundo le vuelvo a imprimir movimiento.
¿Qué tiene que ver esto con la Modernidad y el pensamiento actual?
Trato de defender que parte de la lógica de la Modernidad ha consistido en reemplazar la idea
de vida como un movimiento largo, en el sentido de esa línea que se va creando con la
gestualidad, por una línea recta que va conectando puntos. La línea recta se ha convertido en
un icono de la Modernidad. Ofrece razón, certeza autoridad, un sentido de dirección.

Gedisa
La Ilustración sublimó el racionalismo.
Racional procede de la palabra razón, y este es efectivamente un elemento importante en la
filosofía de la Ilustración. Aquello que distinguía la humanidad de cualquier otra forma de vida
en el mundo, porque era la única criatura dotada de esa particular facultad intelectual que
llamamos razón. Gracias a la cual, se dice, los humanos podemos emanciparnos del mundo
natural y diferenciarnos del resto de los seres vivos. Esto es parte de la ideología de la Ilustración
y ha acarreado una tremenda carga de conocimiento y de entendimiento, sin embargo…, en
mi opinión, aporta una estrategia de pensamiento que no se corresponde con la realidad de
nuestras vidas como seres vivos que habitamos el mundo.
¿Quiere decir que el mundo es irracional?
No significa que el mundo sea irracional. Quizá significa que nosotros somos irracionales, y que
necesitamos situar nuestra existencia vital constriñéndola en un discurso de construcción de
racionalidad. Sin embargo, como señalo en mi estudio, la razón ha demostrado con frecuencia
que funciona de manera irracional, las certezas han engendrado conflictos incontrolables, la
autoridad se ha revelado como máscara de la intolerancia y la opresión y las direcciones se han
confundido en un laberinto de callejones sin salida. La línea se ha roto en fragmentos.
Entramos en la posmodernidad.
Si la línea recta era un icono de modernidad, la línea fragmentada parece estar emergiendo
como un icono igualmente poderoso de la posmodernidad. En vez de estar todo cohesionado y
unido…, esa manera racional de pensar que todo está conectado en líneas rectas ha sido
sustituida por múltiples dislocaciones que muestran que esas líneas están rotas, no hay unión
entre ellas. Esa es la experiencia contemporánea. Vivimos en un mundo en el que las líneas se
suponen conectadas pero no lo están, en vez de ello tenemos grietas a modo de ruinas de un
edificio donde pareciera que una vez todo estaba conectado. Creo que la experiencia vital de
mucha gente es de este tipo. Personalmente, creo que tenemos que dar un paso al frente y
reconocer que generamos otro tipo de movimientos, y crear y construir en torno a esa idea, más
que caer en la trampa de intentar unir y conectar líneas rectas.
Esto guarda relación con su defensa de una antropología de la especulación.
Creo que deberíamos tener una antropología más orientada a futuro. Una disciplina
especulativa, de alguna manera comprometida con el futuro y con las futuras generaciones, que
mira las posibilidades y potencialidades del ser humano. Ese pensar con visión no significa
proyectar estados futuros, que es precisamente lo que hacen los que desarrollan políticas, que
piensan el futuro, por ejemplo, el 2050 o el 2100 en términos de nivel del mar o aumento de
temperaturas. No me refiero a eso, sino a ver por dónde se van moviendo las cosas, tratar de
comprender esos movimientos y tendencias. Pero no proyectarnos a un futuro y aplicar toda
nuestra ingeniería para alcanzarlo, eso me parece bastante terrorífico.
El ser humano también proyecta deseos.
Recientemente he desarrollado una teoría del anhelo directamente relacionada con las líneas.
A veces es difícil saber si pertenecen al campo de la memoria o del futuro. Pero es indiferente.
Los movimientos los impulsa un anhelo imaginativo que siempre desborda las expectativas. Hay
una conceptualización del futuro en el pasado, en un intento de unir la línea en una suerte de
círculo…, pero las líneas de anhelo no conectan, las cosas suceden entre medio.

Obra de Kandinsky | Centre Pompidou


En su investigación la antropología dialoga con el arte y la arquitectura.
Tradicionalmente, la antropología estaba a un lado y la arquitectura y el arte en otro, creo que
porque artistas y arquitectos tenían plena libertad para proponer formas de vida de cosas que
no existían antes, mientras que al antropólogo se le atribuía el único papel de entender o analizar
algo que está ahí o que acaba de suceder. Creo que esa división es insostenible, y que la
antropología, también junto al arte y la arquitectura, tiene que ser especulativa y experiencial,
para explorar las posibilidades, potenciales y condiciones de la vida humana en el mundo.
Creo que encontraría puntos de unión con Gaudí, que también evitaba las rectas.
Por razones que me llevarían bastante tiempo explicar, comienzo a tener más simpatías por las
líneas rectas. Una línea recta más allá de la definida por Euclides. Empiezo a preguntarme si
no habrá otro tipo de línea recta. Todo es más complicado de lo que ciertamente he escrito en
este libro.
Extienda su investigación a líneas globales. Norte, Sur, Este y Oeste.
Hablamos de Occidente, de lo que arbitrariamente llamamos Oeste, como una cierta manera
de pensar en términos de progreso y de modernidad, por otro lado, Occidente impone sus líneas
al resto del mundo. Del Este hablamos en términos de las grandes civilizaciones orientales. Del
Sur en términos de resistencia al colonialismo. Pensemos en el Norte, creo que tienen una
sensibilidad especial, quizá procede de cómo entienden su relación con la tierra y los océanos,
una relación de pertenencia mutua. Quizá de una manera similar a como pensamos el
movimiento, un proceso de vida comparable a la manera en que se mueven los animales, o los
glaciares, o al movimiento de los ríos. Un movimiento que se entiende muy diferente a esa
simple migración de un punto a otro. No sólo en el transcurso de la naturaleza, sino también en
términos de narrativa para pensar la Historia y nuestra relación con el medio ambiente. De esta
manera todo es más inclusivo, el agua, el clima, el aire.
Entre Escocia e Inglaterra hay una gran línea divisoria.
Las cosas están muy complicadas en este momento. Tuvimos un referéndum en 2014 en el que
el voto a favor de permanecer en el Reino Unido ganó por una estrecha mayoría, y uno de los
argumentos para permanecer era precisamente el beneficio de mantenerse miembro de la
Unión Europea. Decían que si rompíamos, tendríamos que abandonar la Unión Europea. Y
ahora una estrecha mayoría de Reino Unido ha votado salir de la Unión Europea. No Escocia,
todas las circunscripciones de Escocia han votado a favor de seguir siendo miembros. Ningún
lugar de Escocia ha votado abandonar la Unión Europea. Dos años después, parece que la
independencia es la única manera de mantenernos en la Unión Europea. El problema, no
obstante, es la caída de los precios del petróleo, y la industria del petróleo es muy importante
para la economía escocesa y más si quiere ser independiente. Lo cierto es que ahora, se
produzca o no otro referéndum, todo se ha vuelto muy indefinido con el Brexit. Yo estoy
convencido de que Escocia será tarde o temprano independiente, la única cuestión es cuánto
tiempo tomará, si será algo repentino o si se producirá de forma constante mediante la adopción
de medidas. Pero la tendencia, el movimiento, es irreversible. Estoy igualmente convencido de
que la Historia echará la culpa de la ruptura al anterior gobierno conservador. Y por último,
recordemos que la mayoría del voto a favor de la salida de la Unión Europea procedía de la
población más vieja, mientras que los jóvenes votaron en su mayoría por permanecer. Esto ha
generado un sentimiento muy amargo.
Parece que de las dos partes, Escocia es quien tiene las cosas más claras.
Tengo que decir que tenemos un parlamento que funciona muy bien, un sistema multipartidista
que también funciona y trabaja como se espera de él en una democracia. Y luego está el famoso
carácter pragmático del escocés. Nos sentamos y decimos “resolvamos el asunto, encontremos
una situación que sea gestionable”. Pero parece que Inglaterra tiene problemas profundos que
está haciendo las cosas muy difíciles. Yo quiero vivir en un país donde la democracia funciona
y esta es la razón por la cual estoy a favor de la independencia de Escocia.

Sigue aquí la conferencia de Tim Ingold, impartida en CCCB, el 7 de septiembre de 2016:


Etiquetas: Antropología, Tim Ingold, Una breve historia de las líneas
Sobre el autor

Berta Ares
Berta Ares es Licenciada en Periodismo (UPSA) y Máster en Estudios comparativos de Literatura, Arte y
Pensamiento (UPF). Realizó estudios y una investigación de posgrado en Tel Aviv University (TAU), cuyas
conclusiones se publicaron en la prestigiosa 'Qesher' (N. 24) que se edita en Tel Aviv y Nueva York. Trabaja
en el campo de la comunicación cultural y la comunicación corporativa, y escribe su tesis doctoral, sobre
Joseph Roth, en el Departamento de Humanidades de la UPF. Sus inquietudes literarias se inscriben en el
campo de la memoria, el laicismo, la religión, la modernidad y Europa.

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