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¿A qué verdad?
“No hay motivo alguno -nos dice- de competitividad entre la razón y la fe,
una está dentro de la otra y cada una tiene su espacio propio de realización” (FR
17).
A una razón “que ha quedado prisionera de sí misma” (FR 22), el Papa le
recuerda -con Aristóteles- sus deseos profundos:”todos los hombres desean
saber” y “la obligación ética de buscar la verdad y de seguirla” (FR 25).
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¿Quién nos impide abrirnos a la Verdad?
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transparentes y solidarios la gente vuelca toda su fe y florecen por todas partes
asociaciones intermedias en las que brillan verdades “absolutas” y universales.
Todo el mundo cree y confía en una madre Teresa, por ejemplo, y no duda de la
verdad de su mensaje vivido.
¿Autoritarismo o humildad?
A un oído superficial puede sonarle autoritario que nos hable de la Verdad.
¿No han sido acaso todos los totalitarismos fruto de hombres que se creían
dueños de la Verdad? Pero Juan Pablo II no se cree dueño de la Verdad. Más
bien nos habla de ser sus servidores -”la diaconía de la verdad” (FR 2), de abrir
nuestra mente al misterio (FR 13.15). Su postura es la del que está “caminando
en busca de la verdad” (FR 24-27). El Papa reconoce que “el conocimiento
humano de la verdad es un camino sin descanso” (FR 18), pero no por eso se
presenta como escéptico o desconfiado sino que da testimonio apasionado de la
Verdad. Una Verdad en la que “cree para entender” más. Y a la que trata de
“entender para creer”. Personalizo para hacer resaltar esa afirmación: no solo
buscamos verdades abstractas “sino alguien en quien confiar”. ¿No se reirá la
gente culta de este argumento: “le creo porque es uno de los hombres más
dignos de confianza de la actualidad”? Si le creo cuando habla de lo social,
¿porqué desconfío cuando habla de la Verdad? Es importante que cada uno se
haga esta pregunta.
Conócete a ti mismo!
Este hombre nos desafía, al final del milenio, con aquella frase antigua,
esculpida sobre el dintel del templo de Delfos: “conócete a tí mismo”, esa es tu
regla para ser hombre. Busca tu verdad que es concreta y universal. Es sólo tu
verdad, la de uno entre tantos... pero como eres único tu verdad tiene algo único
y absoluto.