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FACULTAD DE DERECHO
COORDINACIÓN DE POSGRADO
ENSAYO
28 de noviembre de 2017.
INTRODUCCIÓN.
En el presente trabajo tiene como finalidad ofrecer una opinión particular sobre un
conflicto que surgió a raíz de las sentencias 196/1996, de fecha 20 de noviembre
de 1996, emitida por la Audiencia Provincial de Huesca, España, y la sentencia
emitida por el Tribunal Supremo español, de fecha 26 de junio de 1997, relacionadas
con la renuncia a tratamientos médicos en menores, con base en creencias
religiosas y la objeción de conciencia, frente al derecho a la vida garantizados por
la Constitución española.
Este tipo de conflictos, que surge como una antinomia por enfrentar a dos principios
constitucionales entre sí, también ha sido denominado como “colisión de derechos”,
al respecto, el Dr. Jorge Baquerizo Muniche1, ha señalado que:
En el caso concreto que nos ocupa, la colisión se presenta entre el derecho que
tienen las personas a profesar determinada creencia religiosa vs la calidad de
garantes respecto a su responsabilidad con los hijos, en aquellos casos donde está
en juego la vida de aquellos, como es el caso que nos ocupa.
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En el caso de estudio que abordaremos, nos encontramos en presencia de dos
opiniones judiciales con imperio, que a la postre resultarán contradictorias, ya que
se hace una interpretación distinta en cada una de ellas. Por una parte,
encontraremos una sentencia absolutoria por falta de encuadramientos de la
conducta en el tipo penal y por la otra, que revoca la anterior, condenando a los
acusados por el delito de homicidio en la modalidad de comisión por omisión,
basada en una ponderación de derechos hecha por el Tribunal Supremo, al
interpretar que existe colisión de derechos humanos, particularmente entre el
derecho a la vida y el derecho a la libertad de conciencia y de religión.
Por tanto, al igual que en el primer trabajo entregado, intentaremos emitir una
opinión con base en los elementos aportados en el artículo de análisis y la
experiencia adquirida a lo largo de nuestra vida profesional, sin que se tome como
una postura a la que no cabe cuestionamiento alguno, sino como una opinión
basada en lo que consideramos debería prevalecer, como señalamos, desde
nuestro particular punto de vista.
I. ANTECEDENTES.
Como antecedentes del problema que se nos plantea, tenemos los siguientes:
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II. PRONUNCIAMIENTOS JUDICIALES.
Por parte de los acusados y sus defensores, hacen una narración de los hechos
sucedidos respecto a la salud del menor N que a la postre perdería la vida y
circunstancia por la cual sus padres fueron llevados a juicio, donde se buscaba
responsabilizarlos penalmente por el delito de parricidio, según consta en
antecedentes.
Ya en el hospital, los médicos les dicen a sus padres que el menor requiere de una
transfusión sanguínea a fin de proteger su vida, ya que, al parecer, tenía una
enfermedad relacionada con Leucemia, sin conocer el tipo y grado, ya que hasta el
momento no se había podido llevar a cabo el estudio necesario, pero lo que era
indispensable, era la transfusión sanguínea urgente.
Ante tal circunstancia, los padres se negaron en virtud de que su religión no se los
permitía, y que buscaran un tratamiento alternativo que ayudara a su hijo a
recuperar su salud, a lo que los médicos les dijeron a sus padres que no existía tal
tratamiento alternativo.
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A pesar de lo informado por los médicos, los padres se negaron a la transfusión, por
lo que pidieron autorización a un juez, quien autorizo la transfusión si era
imprescindible para salvarle la vida, decisión que los padres no atacaron, al
contrario, dejaron que se llevará a cabo lo autorizado por el juez. Al proceder los
médicos a realizar la transfusión, el menor, consciente de lo que estaba pasando,
se negó a realizársela e incluso, cayendo en un auténtico terror, por lo que los
médicos decidieron no realizar la transfusión, ya que, de hacerlo, el menor podría
morir a causa de un derrame cerebral por la condición de temor en que se
encontraba y su reacción agitada y violenta. Ante tal situación, los médicos pidieron
a los padres que hablaran con el menor para que se tranquilizara y poder hacer la
transfusión, a lo cual lo padres se negaron bajo el argumento de que su religión no
lo permitía.
El hospital al ser exigido por los padres el alta del menor, accedieron y entregaron
el alta médica y se llevaron al menor a su casa, luego que se dieron cuenta que
empeoraba, lo trasladaron a diversos hospitales en busca de un tratamiento
alternativo, ya que para ellos la transfusión no era opción. Cabe señalar que los
otros hospitales no solicitaron autorización al juez alguno para intervenir al menor,
por lo que finalmente el niño muere, razón por la que son acusados por el Ministerio
Fiscal por parricidio.
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Sin embargo, la defensa mantuvo su posición de que los hechos no eran
constitutivos de delito alguno, solicitando la absolución de los acusados, como a la
postre se dio.
Por otra parte, habría que considerar que el menor al negarse a recibir la
transfusión, también hacia uso de su derecho a la libertad ideológica, conciencia y
religión, protegido por la Constitución.
B.- Sentencia del Tribunal Supremo de fecha 27 de junio de 1997, mediante la cual
resolvió el recurso interpuesto por el Ministerio Fiscal en contra del fallo de la
Audiencia Provincial de Huesca, modificando el fallo y condenando a los acusados.
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1.- El consentimiento del menor carece de relevancia jurídica, para aceptar o
rechazar un tratamiento médico, correspondiendo a los padres dicha facultad,
tutores o guardadores de hecho.
2.- Los padres, en todo momento tuvieron el dominio del hecho.
3.- Al no permitir que fuera prestada la asistencia médica al menor, realizaron la
conducta prevista en el artículo 118 del CP, homicidio en la modalidad de comisión
por omisión.
4.- La sentencia se fundó en la creencia religiosa de los acusados contrarias al
tratamiento médico.
5.- La vulneración del derecho a la vida no puede justificarse jurídicamente por la
invocación del también derecho a la libertad religiosa, que solo podrá tener un valor
modificativo-atenuativo de la responsabilidad criminal contraída.
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El Tribunal Supremo, antes de entrar al análisis de la concurrencia de los elementos
del tipo objetivo y subjetivo del homicidio, en la modalidad de comisión por omisión,
hace lagunas consideraciones previas, relativas al derecho a la religión.
Primeramente, hace alusión a la prohibición que tienen los Testigos de Jehová para
realizarse trasfusiones sanguíneas, ya que es contraria a ciertos Libros Sagrados,
señalando que esa objeción de conciencia a dicho tratamiento médico ha suscitado
serias cuestiones en el ámbito jurídico, particularmente en el penal.
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Finalmente, concluye que los padres del menor que se encontraban en ejercicio de
la patria potestad, estaban en posición de garantes de la salud de su hijo,
correspondiéndoles el deber moral y legal de hacer todo lo que fuere preciso para
hacer efectivo dicho deber, evitando cualquier cosa que pusiera en peligro la vida
de su hijo. La posición de garante de los padres, no se ve afectada por el hecho de
que el hijo, miembro de la misma confesión religiosa, también se opusiera a la
transfusión de sangre.
Señaló que los acusados tuvieron pleno conocimiento de la situación que generaba
su deber de actuar, por tanto, su conducta la encuadro como dolo eventual en la
comisión del delito de homicidio en la modalidad de comisión por omisión,
condenándolos a prisión, con la pena mínima ya que consideró atenuantes la
angustia por la que pasaron y que desde luego no querían la muerte de su hijo, in
embargo se actualizaron los elementos subjetivos y objetivos del delito de homicidio
en la modalidad de comisión por omisión. No sin incluir en la sentencia, una posición
favorable de un indulto parcial, en caso de que fuere solicitado por los acusados.
CONCLUSIÓN.
Sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que los derechos fundamentales son
aquellos inherentes al ser humano, pertenecen a toda persona en razón a su
dignidad humana. Por tanto, cuando exista la necesidad de protegerlos,
corresponde al Estado la realización de todas aquellas acciones tendentes a
promover, respetar, proteger y garantizarlos, así lo establece nuestra carta Magna
en su artículo 1° párrafo tercero:
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Ahora bien, desde mi particular punto de vista, la Audiencia Provincial de Huesca,
en su sentencia emite un fallo basado en el positivismo jurídico, es decir, hace
justicia partiendo de la norma misma, haciendo una subsunción de la conducta de
los acusados respecto al delito por el que se les acusó, llegando a la conclusión que
no se daban los elementos objetivos y subjetivos del homicidio en la modalidad de
comisión por omisión, en virtud de que los acusados no tenían la calidad de garantes
al momento de producirse el evento trágico, ya que se había mantenido al margen,
una vez que el juez había autorizado la transfusión de sangre a su hijo, e incluso,
no trataron de evitar que la orden se cumpliera.
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de menor a mayor o viceversa, sino en una posición horizontal, es decir, todos
tienen la misma importancia respecto al ciudadano y respecto a la obligación de
respetar y garantizar, como obligación del estado.
“En su mayoría, los casos de tensión entre derechos son casos difíciles, cuya
resolución supone una alta dosis de discreción judicial. No obstante, aunque la
discreción suponga la ausencia de una respuesta jurídica unívoca para la
resolución de un determinado supuesto, la ponderación se sujeta a estándares
de racionalidad y justicia a la luz de los cuales se aprecian y sopesan las
consecuencias de la elección. La técnica ponderativa supone, pues, un loable
esfuerzo de racionalización de las operaciones de interpretación constitucional,
y ello con independencia de que pensemos que es capaz de conducir a la
anhelada unidad de solución correcta o que, más escépticamente, consideremos
que siempre queda algún hueco para el decisionismo y la discrecionalidad”.
Por otra parte, la condena fue la menor posible e incluso, apoyaron la posibilidad de
un indulto parcial, lo cual indica un comportamiento bipolar por parte del Tribunal
Supremo, es decir, bipolar en el sentido de tomar una decisión condenatoria, pero
dejar en manos del ejecutivo la posibilidad de liberarlos, lo cual se advierte como un
reconocimiento de las libertades del ser humano y que la actuación de los mismos,
se corresponde con una moral particular y el respeto a sus creencias.
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FUENTES.
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