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¿Por qué se desvían los presupuestos?

Hay muchas razones que pueden hacer que se desvíe el presupuesto de


una obra, pero hay ciertos factores sobre los que se puede incidir para
limitar esas desviaciones. Estos factores son atribuibles a los diferentes
agentes que intervienen en la ejecución de las obras.
Por un lado y como agente principal tenemos al promotor, el cliente, el
que paga.
Puede parecer que no debería tener gran influencia en las desviaciones de
presupuesto, pero nada más lejos de la realidad, pues en su mano está la
definición de lo que quiere antes de meterse en obras.

A la hora de acometer un proyecto técnico es muy importante la máxima


definición por parte del cliente. Cuanto más defina las necesidades, la
distribución, los materiales, los acabados… todo aquello que en caso de
escogerlo durante las obras seguramente acabará siendo más caro de lo
que lo sería en caso de definirlo en proyecto.

¿Por qué?

Pues sencillamente porque cualquier cosa que se defina en proyecto


formará parte de una propuesta común, de un presupuesto global. Sin
embargo, en cuanto se pide un cambio durante la obra, ese cambio tendrá
un precio individual, valorado de manera independiente del resto.

De ahí el peligro de los “Yaques”… Ya que estamos añadimos esto… ya


que estamos cambiamos lo otro…
Los cambios durante la obra son uno de los grandes
responsables de las desviaciones de presupuesto. Si el cliente
define al máximo lo que quiere en fase de proyecto, el control
económico de las obras es mucho más sencillo y eficaz. Hay que
evitar los “yaques” a toda costa.

Además, estos cambios pueden suponer afecciones sobre otros elementos


de la obra que, de haberse previsto durante el proyecto no tendrían
afección, pero que es posible que al solicitarse en la obra afecten a otros
elementos y se incremente todavía más el sobrecoste.

Por ejemplo. Cambiar un pavimento de terrazo por uno de madera implica


que el espesor de ambos materiales es muy diferente, por lo que habrá que
recrecer el nivel del forjado que ya se ha ejecutado a una cota para cumplir
niveles teniendo en cuenta el espesor del terrazo.

Así que cuidadín con los cambios durante la obra.


Por otro lado estamos los técnicos.
Sí, sí. En este blog hay “cera” para todos.

Evidentemente el redactor del proyecto puede ser causante de


sobrecostes en la obra, pues de una definición incompleta de las partidas
de obra surgirán inevitablemente trabajos no previstos que incrementarán el
precio final de la construcción.
Falta de mediciones, trabajos que no se contemplan, exigencias normativas
que no se valoran y que luego será necesario ejecutar… son muchos los
errores que se pueden cometer durante la redacción de un proyecto y que
pueden afectar al incremento de presupuesto de una obra.

Los errores de proyecto y la falta de definición de los trabajos a


realizar acabarán encareciendo la obra, pues provocarán la
aparición de trabajos no previstos que se valorarán
incrementando el precio inicial.

Y por último está el contratista, el que cobra. Evidentemente intentará


aprovechar cualquier resquicio para incrementar su beneficio, pero hay
maneras y maneras de hacerlo.
Está la manera “fea”, que es tirar el precio de contratación por los suelos y
luego buscar fallos hasta donde no los hay para incrementar el presupuesto
hasta alcanzar el margen que pretende.

Eso no está bien, es una mala práctica, pues acaba con todo el mundo en la
obra enfuruñado y tirándose de los pelos.
Luego está el otro caso, el que ha estudiado el proyecto y sus costes, pero
que si surge alguna partida nueva aprovecha para sacarle un poco más que
si estuviera contemplada en presupuesto. al fin y al cabo ya está contratado
y no hay más remedio que hacerlo con él. Tiene la sartén por el mango y
seguramente lo va a aprovechar.

¿Ves por qué no es conveniente que el cliente se ponga a pedir cosas


nuevas durante la ejecución en lugar de en fase de proyecto?

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