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Las palabras ética y moral pueden parecer lo mismo, pero no lo son. Existen matices que
indican que la ética y la moral son dos términos que se complementan, pero cuyo significado
es bien diferente.
En términos generales la diferencia entre ética y moral debe buscarse en que la primera es un
estudio filosófico y científico mientras la moral es puramente práctica; es decir, la ética habla
desde la razón y la reflexión filosófica pero la moral se refiere a los actos que realizamos día
a día durante nuestra vida.
Sin embargo, en la actualidad han pasado a significar cosas distintas y hacen referencia a
ámbitos o niveles diferentes. La moral tiene que ver con el nivel práctico o de la acción. La
ética con el nivel teórico o de la reflexión.
El uso de la palabra ética y la palabra moral está sujeto a diversos convencionalismos y que
cada autor, época o corriente filosófica las utilizan de diversas maneras. Pero para poder
distinguir será necesario nombrar las características de cada una de estas palabras, así como
sus semejanzas y diferencias.
Los puntos en los que confluyen son los siguientes: En los dos casos se trata de normas,
percepciones, debe ser. La moral es un conjunto de normas que una sociedad se encarga de
transmitir de generación en generación y la ética es un conjunto de normas que un sujeto ha
esclarecido y adoptado en su propia mentalidad. Ahora los puntos en los que difieren son los
siguientes: La moral tiene una base social, es un conjunto de normas establecida en el seno
de una sociedad y como tal, ejerce una influencia muy poderosa en la conducta de cada uno
de sus integrantes. En cambio, la ética surge como tal en la interioridad de una persona, como
resultado de su propia reflexión y su propia elección. Una segunda diferencia es que la moral
es un conjunto de normas que actúan en la conducta desde el exterior o desde el inconsciente.
En cambio, la ética influye en la conducta de una persona, pero desde si misma conciencia y
voluntad. Una tercera diferencia es el carácter axiológico de la ética. En las normas morales
impera el aspecto prescriptivo, legal, obligatorio, impositivo, coercitivo y punitivo. Es decir,
en las normas morales destaca la presión del valor captado y apreciado internamente como
tal. El fundamento de la norma ética es el valor, no el valor impuesto desde el exterior, sino
el descubierto internamente en la reflexión de un sujeto. Con lo anterior podemos decir
existen tres niveles de distinción.
1. El primer nivel está en la moral, o sea, en las normas cuyo origen es externo y tienen una
acción impositiva en la mentalidad del sujeto.
Los maestros deben tener la capacidad para sostener al niño y al adolescente en formación y
levantar con él una autoestima que potencie sus capacidades y mejore sustantivamente su
destino. Los maestros necesitan trabajar una auto imagen positiva que les permita descubrir
lo importante y valioso que hay en cada uno de nosotros; enfrentar con seguridad los desafíos;
reconocer y actuar con claridad y coraje sobre las deficiencias, construir niveles de
autorrealización profesional (a pesar de las dificultades); aprender a ser felices.
Nuestros triunfos y nuestros fracasos quedan grabados en nuestro subconsciente, al igual que
la forma en que los demás han reaccionado con respecto a nosotros, especialmente durante
la primera infancia. Todas las acciones, sentimientos, comportamiento e incluso capacidades,
son la consecuencia directa de esta "autoimagen" que nos hemos forjado. En una palabra,
actuamos como la clase de persona que imaginamos ser. Nuestra autoimagen está
directamente relacionada con la imagen que los demás tienen de nosotros. A veces nos cuesta
aceptar los desencuentros. Pensamos ser “como actuamos”; pero somos vistos de manera
distinta, tienen otra imagen de nosotros.
Autoestima y Maestro.
Los psicólogos definen la autoestima como la actitud emocionalmente valorativa de
aceptación, respeto y aprecio que cada individuo siente por sí mismo; es decir, refleja el nivel
de confianza, seguridad y autenticidad, resultado de muchos hábitos y aptitudes adquiridos
desde la infancia. Constituye la base sobre la que se edifica la personalidad del individuo, su
sentido de pertenencia e identidad. No es algo innato; se construye en la interacción con los
demás y siempre se manifiesta a través de hechos concretos. Sin embargo, no es algo que se
adquiere o se pierde definitivamente; su consistencia es dinámica; se incrementa o decrece
de acuerdo a las condiciones internas (procesos psíquicos) y externas (interrelación).
La escuela es el espacio donde el maestro pasa gran parte de su vida, dedicados a mejorar su
desempeño profesional. La vida cotidiana en este espacio no está exenta de dificultades y
conflictos producto de los malos entendidos.Los docentes requieren de algunos años de
experiencia laboral para afianzar su vocación y capacidad profesional. Durante ese tiempo
están expuestos a un sinnúmero de situaciones que ponen a prueba también su salud
emocional. Por ello es necesario fortalecer nuestra autoestima.