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Evelyn: la tortura previa a la prostitución

en la trata

Laia Farrera

 Género

21/06/2012
9

 el negocio de la prostitución
 Evelyn: la película
 explotación sexual
 Isabel de Ocampo
 la Trata de Blancas

Evelyn es una joven peruana de origen humilde que cree que va a ir a España para trabajar
en una cafetería con la perspectiva de mejorar su futuro. Sin embargo, la realidad no tiene
nada que ver con lo que imagina: Evelyn ha firmado un contrato con un prostíbulo de
carretera en el que ha hipotecado los escasos bienes de su familia. Evelyn encarna la historia
de miles de mujeres y niñas de todo el mundo traficadas por las mafias de trata de personas
con fines de explotación sexual. Una de las formas actuales de esclavitud.

Aunque ya existe una variada y amplia filmografía dedicada a la prostitución, en esta ocasión
la directora Isabel de Ocampo ha querido centrarse en el proceso psicológico al que se
somete a las víctimas para anular su voluntad. Después de una primera aproximación con el
corto Miente, ganador del Premio Goya en 2009, y mediante un arduo y minucioso trabajo
de documentación, la directora ha nutrido la película con miles de retazos de historias,
detalles y experiencias reales relatadas por mujeres que han sufrido el mismo destino.
Durante el proceso, las chicas asumen su nueva identidad de meras mercancías sexuales a
merced de sus proxenetas y de sus ‘clientes’ como única opción para la supervivencia. Así
pues, Evelyn es ante todo una película que nos habla en primera persona de la tortura.

¿Qué es la trata?

Se entiende por trata el comercio de personas con fines ilícitos de explotación, ya sea para
trabajos forzados que forman parte de economías sumergidas como el trabajo doméstico
impuesto, el tráfico de órganos o para ejercer la prostitución en contra de su voluntad en
condiciones de esclavitud.

La explotación sexual es el principal destino de la trata con un 87% de los casos, de los cuales
el 90% son mujeres. La ONU calcula que 4 millones de mujeres y 2 millones de niñas y niños
son reclutadas cada año para ejercer la prostitución de lo que resulta que 1 de cada 3 personas
prostituidas son niñas o adolescentes.

La trata de personas, juntamente con el tráfico de armas y de drogas, es uno de los negocios
más lucrativos a nivel mundial. Aunque la opacidad de las cifras reales es muy alta, según
estimaciones de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, la OSCE, se
calcula que el tráfico ilegal de personas podría haber alcanzado en 2005 un volumen de
negocio superior a los 32.000 millones de dólares anuales en el que son explotadas 2,5
millones de personas. Por otro lado, la oficina de Naciones Unidas contra las Droga y el
Delito estima que sólo llegan a conocerse un 20% del total de los casos.

Las fases de la tortura

Una vez en España, en el local donde se


supone que debe trabajar, comer y dormir, Evelyn es drogada y violada por su proxeneta. A
partir del momento en que la chica se da cuenta del engaño, se pone en marcha la maquinaria
entretejida de connvivencia, terror e indiferencia de todos los personajes con los que se topa
para que empiece a pagar la deuda contraída mediante la prostitución. Un conjunto de
lencería azul colgado en un perchero frente a su cama hace las veces de recordatorio del
trabajo que ha venido a hacer y, a la vez, de catalizador en la fase final de la transformación
de la chica.

Mientras aguarda la oportunidad de huir, comprendida su situación de prisionera, se rebela


contra la persona de confianza que la engaña para traerla a España. Uno de los mitos de la
trata es que sólo las mujeres pobres o ignorantes acaban siendo víctimas del tráfico de
personas. Si bien es cierto que forman parte del colectivo más vulnerable, al igual que Evelyn,
muchas de las chicas no saben que nada de lo que ocurre es casualidad.

Han sido estudiadas por los ‘empresarios’ del sector que han decidido que encajan con el
perfil perfecto para ejercer la prostitución en Europa. Suelen fijarse en mujeres jóvenes con
hijos pequeños o cargas familiares sin ningún contacto en el país. La mejor manera de
atraerlas es mediante personas en quienes ellas confían: novios, maridos, adopciones ilegales,
familiares o amigas ya absorbidas por el engranaje del negocio y hábilmente chantajeadas
para ello.

Las cadenas del miedo

Todavía enfadada y rebelde a la misión que se le impone, el


dueño del prostíbulo añade más presión a la protagonista presionando al resto de chicas del
local. Es ahí donde entra en escena Elisabeth, la compañera de habitación de Evelyn, atada a
su dueño medianteceremonia vudú[1], una de las religiones animistas procedentes de África
que toca una de las creencias más arraigadas e íntimas de su compañera. A la vez, la
protagonista se da cuenta del papel cómplice tanto de las autoridades del país como del
entramado empresarial en el que la prostitución se sigue erigiendo como una de las formas
de socialización entre aquellos hombres para quienes terminar la noche ‘en un club’ pone la
guinda del pastel a las salidas nocturnas de diversión masculinas.

La explotación sexual es la cosificación del cuerpo para el uso y el placer del hombre. La
trata forma parte de la violencia contra las mujeres. Sara Lovera[2].

En Europa, la media de consumo de prostitución es del 19,5%, es decir que 2 de cada 10


hombres pagan para tener sexo. En España la cifra es más elevada: 4 de cada 10 alimentan el
negocio de la prostitución habiendo en muchos casos, trata de personas. De la misma forma
que con las drogas, el usuario de la prostitución es quien crea la demanda. En este contexto,
el cuerpo de las chicas se convierte en una mercancía –igual que las drogas- sometida a la
ley de la oferta y la demanda de un lucrativo negocio a su costa.
El empujón final

Descartadas todas las formas de conseguir ayuda tanto del exterior como del interior del local,

empieza la fase de aniquilación de las últimas


resistencias de la chica. Evelyn sufre palizas, hambre, frío, sed, aislamiento e incomunicación
para minar cualquier atisbo de rebeldía. En el delirio del último diálogo con su alma, la
protagonista comprende que o cede o muere. Desorientada y debilitada físicamente, al igual
que les ocurre a las víctimas de tortura o a los prisioneros de guerra, en este punto sólo es
necesario rozar levemente el frágil velo emocional que envuelve su identidad para romperlo
y separarla de su autoestima para siempre. Con estudiada táctica y premeditación, los dueños
del prostíbulo activan el sentimiento de culpa y de vergüenza de las chicas. La transformación
está hecha. La antigua Evelyn ya no existe y la nueva persona que ocupa su cuerpo ya les
pertenece.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro

[1] Fenómeno ampliamente documentado en el libro “El año que trafiqué con mujeres” de
Antonio Salas, Ed. Temas de hoy, 2006.

[2] Periodista mexicana y experta en defensa de los derechos de las mujeres. Jornada sobre
Migración Global y Trata de personas organizada por CEPAIM/AICISI el pasado mes de
noviembreen Barcelona.

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