A un campesino se le cayó su hacha en el rio, y triste, comenzó a llorar. El Espíritu de
las Aguas se compadeció de él, y presentándole un hacha de oro le preguntó:¿Es la tuya?. Respondió el campesino: - No, no es la mía. El Espíritu de las Aguas le llevo otra hacha de plata y volvió a preguntar lo mismo. - Tampoco es esa – dijo nuevamente el campesino Entonces el espíritu de las aguas le llevo su propia hacha. Al verla el campesino exclamo: ¡Es la mía! Para recompensarlo por su honradez el Espíritu de las Aguas le regalo las tres hachas. De vuelta a su casa, el campesino enseño su regalo, contando aquella aventura a sus compañeros. Uno de ellos quiso hacer lo mismo; fue al rio dejo caer su hacha y se puso a llorar. El Espíritu de las Aguas se compadeció de él, y presentándole un hacha de oro le preguntó: ¿Es la tuya? El campesino, contentísimo, respondió: Si, si esa es la mía. Entonces el Espíritu de las Aguas no le dio ni la de oro, ni la de él por haberlo engañado