Está en la página 1de 10

Retos del profesorado en cambio de época

Carmen Coloma Manrique


Pontificia Universidad Católica del Perú
2014

La tecnología siempre ha jugado un papel importante en la historia de la humanidad, lo


cual ha sido destacado por estudiosos del tema en muchas oportunidades. No obstante, lo
que estamos presenciando desde hace algunas décadas es la “concretización progresiva
del cambio tecnológico más importante en la historia de la humanidad” (Silvio, 2000). Ha
ampliado el conocimiento en muchos ámbitos: la genética, medio ambiente, materiales, la
informática, medicina, neurología, entre otras ciencias y también ha cambiado la vida del
individuo y de las organizaciones, así como la cultura y evidentemente obliga a cambiar la
educación.

Los cambios tecnológicos inventados por el hombre han permitido ampliar las facultades
físicas, pero los avances alcanzados en el campo de la telemática y la informática están
destinados a prolongar nuestras facultades intelectuales y a comunicar el producto de
complejas transformaciones de datos en información. Estos avances están revolucionando
las sociedades y las economías contemporáneas, abriéndose un espacio radicalmente
nuevo, trayendo consigo una revolución del pensamiento, lo que constituye un reto y una
posibilidad para la educación actual. Ello nos lleva a afirmar que estamos ante un cambio
de época y no sólo ante una época de cambios.

Ahora tenemos posibilidades de acceder a la información como nunca antes en la historia


de la humanidad, a tal punto que esta abundancia de datos e información nos puede
parecer abrumante y hasta caótica. Ya no es suficiente tener información de una disciplina
sino que es indispensable analizar los diversos fenómenos en su complejidad, recogiendo
información de diferentes perspectivas, a tal punto que nos hacen dudar de lo que
considerábamos sólido y hasta absoluto y fijo.

La educación durante años ha mantenido el viejo paradigma de la ilustración donde hay


uno que sabe y el otro no, uno que decide y el otro que acepta, el que define como se
debe ser y otro que es moldeado, porque pensábamos que eso nos ayudaba a ser
personas y donde el adulto era el modelo. De esta manera, la educación años atrás
predominantemente se ha caracterizado por ser una forma de “adultizar” a los niños y
jóvenes.

Ahora la tecnología nos ofrece nuevas posibilidades: acceder a la información, crear nueva
información, comunicar, compartir, archivar información, etc. Ahora somos capaces de
gestionar el conocimiento. Por eso hablamos de una sociedad del conocimiento.

Las empresas con su mirada de inversión a corto plazo, se han percatado con mucha
anticipación, del valor de lo que conocen las personas y desarrollan programas para su
2014. Semana de la Educación Santillana. Fortalezas y Debilidades de la Educación Básica
en el Perú. pp 81-86.
personal, lógicamente por lo que pueden aportar. El conocimiento se ha convertido
entonces en un capital intangible.
En este contexto, la educación, a través de sus funciones básicas de enseñanza,
investigación y relación con el medio, tiene que asumir la función de producir y proyectar
conocimiento, ello implica, por un lado, identificar claramente las categorías de
información y las formas de producir conocimiento. Al respecto, Monereo y Pozo (2001)
nos presentan los cinco grandes retos que debemos responder:

1. La caducidad de la información. Al parecer cada diez años, el conocimiento se


renueva en su mayor parte. Por ello, se suele decir que más de la mitad de los saberes que
deberá adquirir un niño que nazca en estos momentos aún no se han producido. Según
Monereo y Pozo (2001), esto nos obliga a revisar que la presencia de los estudiantes en las
universidades, ya no será exclusivamente población joven de 17 a 24 años, sino más bien
una población heterogénea que no se satisface a través de conocimientos organizados en
programas de licenciatura y se prolongan hasta la maestría y el doctorado y más. Ello
implica ofrecer programas de educación continua, no necesariamente con carácter
remedial sino integrada a la dinámica laboral, con modelos de enseñanza diferentes a la
educación profesional básica. Asimismo, se hace necesario repensar el currículo que se
está ofreciendo a los estudiantes, redimensionar los espacios y los recursos necesarios,
redefinir la función docente y la forma que deberán adoptar los materiales y los métodos
didácticos.

2. La inabarcabilidad e incertidumbre de la información. El problema en este siglo


no es poseer información, sino más bien, encontrarla, seleccionarla y ser capaz de
utilizarla de manera apropiada. El hecho que la información resulte inabarcable y difícil de
digerir no es el peor problema, el verdadero peligro estriba en la dificultad de establecer la
verosimilitud y credibilidad de esa información, frecuentemente parcial e incompleta,
cuanto no voluntaria o voluntariamente errónea o falsa.

3. El riesgo de sustituir el conocimiento por la información. Los medios de


comunicación ponen en riesgo la simplificación de los mensajes en pos de asegurar la
rapidez, la economía y la inteligibilidad de las transmisiones, lo que puede llevar a la
superficialidad de las interacciones y al renacimiento de los modelos reduccionistas que
favorecen la copia y la repetición excluyendo otras formas más idóneas para lograr mayor
significatividad de los aprendizajes. Es necesario superar la confusión entre información y
conocimiento, frente a lo cual deberíamos oponer una sólida resistencia basada en la
formación de estudiantes orientados hacia la comprensión profunda de los fenómenos
que les rodean.

4. La relatividad de los conocimientos enseñados. Una de las claras consecuencias


del pensamiento posmoderno y también del constructivismo radical ha consistido en
negar la existencia de cualquier “verdad” objetiva, universal y acontextual que deba ser
compartida por todos y por tanto enseñada. En esto contribuyen los medios de

2014. Semana de la Educación Santillana. Fortalezas y Debilidades de la Educación Básica


en el Perú. pp 81-86.
comunicación y la tecnología digital, en la medida que tiene la posibilidad de recrear
realidades virtuales verosímiles pero inexistentes. Ya no se trata de convertir la ficción en
realidad como siempre ha ocurrido en el cine y las novelas, sino que ahora la realidad se
convierte en ficción.

5. La heterogeneidad de las demandas educativas. Otro de los grandes desafíos que


plantea el siglo XXI a la educación es la gradual e imparable heterogeneidad de las
necesidades educativas que deberán cubrirse, tanto a nivel de grupos culturales, como a
nivel individual cuando se trata de habilidades diferentes.

En este contexto, resulta significativo y paradójico que la institución que recibe una mayor
presión laboral sea la universidad, un espacio en el que el conocimiento debería
constituirse un fin en sí mismo. La mejor apuesta debería ser una vez más el dotar a los
estudiantes de las competencias necesarias para acceder a las culturas simbólicas que
caracterizan a nuestra sociedad post industrial y post moderna en la que los bienes no
están ligados a la producción de bienes materiales sino a los símbolos y sistemas que
permiten manipularlos y transportarlos (Tecnologías de la información y la comunicación).

Ya no se trata de promover la diversidad entre los estudiantes sino que los espacios
educativos desarrollen en diverso grado competencias distintas entre los estudiantes,
haciéndolos capaces, no tanto para el mercado laboral, sino y sobre todo más plenos y
autónomos en su desarrollo personal lo que facilita su desarrollo profesional. Es necesario
desarrollar programas “inclusivos y comprensivos” capaces de atender a la diversidad de
grupos con características particulares, fomentando el diálogo entre culturas, valores y
sistemas de conocimiento diversos, que requerirán de programas flexibles en horarios,
materiales, interacciones, espacios, entre otros aspectos.

No obstante, aunque parezca una paradoja lo esencial en la sociedad del conocimiento no


es el conocimiento, más bien se desvaloriza el conocimiento, pues lo más importante son
las personas porque ellas son las procesan información, la interpretan, la relacionan, la
crean y recrean. En una sociedad del conocimiento es necesario formar a las personas, ya
no para tener información, porque ésta ya está expuesta, sino para saber qué hacer con la
información, cómo lograr conocimiento de manera que ayude a lograr un desarrollo no
solo personal sino planetario, como diría Morin (2006). Esto es, tratar de evitar la
individualización, la invasión a la vida privada, mejorar la calidad de vida.

En este contexto, la educación deberá conservar entre sus metas formativas una visión
amplia, humanista, según la cual su función no será la de formar trabajadores, mano de
obra sino personas; tiene que ser consciente de que en el futuro la idea que debe primar
no es la de brindar conocimientos útiles para acceder al mercado de trabajo, sino para
vivir, lograr la paz, el bienestar social y evitar las desigualdades, en una sociedad
planetaria.

2014. Semana de la Educación Santillana. Fortalezas y Debilidades de la Educación Básica


en el Perú. pp 81-86.
Estamos en un etapa intensa de redefinición de la función de la educación, de la necesidad
de presencialidad, del tipo de interacciones profesor alumno que es necesario potenciar,
de la inserción de espacios de otras formas de educación que ahora se consideran
extracurriculares (voluntariado, ONGs, etc.).

Frente a todos estos retos que acabamos de esbozar, caben al menos dos posibilidades
que parecen compatibles:

 Por un lado, efectuar una selección mucho más estricta y restrictiva de los contenidos
que deberá aprender el estudiante y donde se optará por aquellos que tengan una
naturaleza más inclusiva, interdisciplinar y presumiblemente más permanente e invariable
(Gardner, 2000).

 Por otro lado, enfatizar los contenidos que favorezcan el aprendizaje continuado de
nuevos conocimientos, esto es desarrollar competencias que garanticen que el aprender
no se detenga, competencias que permitan a cualquier ser humano adaptarse a
situaciones cambiantes y sobrevivir en cualquier contexto social, esto es que tengan un
perfil flexible, empático y estratégico.

Para ello, es necesario distinguir entre información y conocimiento. Recurriendo a las los
aportes y advertencias de la sociología crítica, del interaccionismo simbólico, teorías
cognitivas y al enfoque constructivista, que introducen elementos de debate y reflexión en
el procesamiento de la información y en la generación y adquisición del conocimiento.
Donde los aspectos o dimensiones claves son la emoción y el contexto, considerando que
el conocimiento es una construcción personal producto del proceso de aprendizaje. Todo
ello, implica un cambio en la metáfora del aprendizaje, en la que el estudiante se convierte
de ser un receptáculo a ser un constructor de conocimiento, proceso que ahora toma
especial relevancia e implica cambios metodológicos de aprendizaje y enseñanza, donde
es importante considerar los procesos cognitivos.

En este contexto, los educadores tenemos la responsabilidad de buscar estrategias y


herramientas para ayudar a los estudiantes a tener acceso, observar, manipular, explorar,
experimentar, indagar, aplicar y evaluar críticamente no solo la información de que
disponen sino de su propio proceso y actitud, a fin de convertirla en conocimiento, ya que,
como advertía Drücker (1994), la informática juega, y jugará aún más en el futuro, un rol
preponderante.

Conocer es un proceso personal, es apropiarse de datos e información y darle un


significado, es transformar y no sólo contemplar como diría Piaget (citado por Ajuriaguerra
2005). Una percepción es algo más que una lectura de datos sensoriales; implica una
organización activa en la que interviene la experiencia histórica de cada quien, junto con
quienes forman parte de su escenario social.

2014. Semana de la Educación Santillana. Fortalezas y Debilidades de la Educación Básica


en el Perú. pp 81-86.
El aprendizaje es un proceso mediante el cual las personas influidas por agentes sociales
que les aportan los contenidos (libros, medios de comunicación, padres, profesores, entre
otros) modifican su estructura de conocimientos respecto a un tema concreto cambiando
sus actitudes y normas de comportamiento. Al aprender algo nuevo, esto reestructuramos
los propios conocimientos para dar cabida a los nuevos. Se trata de un proceso dinámico e
interactivo que no es el resultado de una copia idéntica de los contenidos enseñados, sino
que su interiorización supone una elaboración personal y única, cada vez más compleja.

Todo estos cambios exigen la necesidad de evitar la aceptación acrítica de cualquier juicio
de valor, “ante el predominio de la persuasión por encima de la argumentación y la
demagogia sobre la coherencia y el rigor del discurso, será necesario anteponer el criterio
de los nuevos ciudadanos, formados en una actitud recelosa y crítica, capaz de contrastar
perspectivas dispares y de justificar racionalmente sus propios puntos de vista”. (Monereo
y Pozo, 2001).

La información no se concibe como lo más importante porque ella cambia como


consecuencia de los acelerados cambios del entorno. La información no puede seguir
siendo vista desde una perspectiva acumulativa debido a que ella envejece y se hace
anacrónica. La información es una acumulación de datos, mientras que el conocimiento es
organización y asimilación de esos datos, así como la sabiduría es la aptitud y la
disposición de generar nuevas informaciones y de desarrollar nuevos conocimientos a
partir de los datos asimilados en función del mejoramiento específico de un sujeto, de una
organización o de una determinada realidad. Por encima de su acumulación debe
prevalecer la posibilidad de limpiarla, estructurarla, sintonizarla y enfocarla con las
demandas específicas propias de un contexto sometido al permanente replanteamiento
de sus preguntas y exigencias. De esta manera los conceptos de conocimiento y sabiduría
afloran como opciones de renovación ante la presión de las realidades emergentes.

Pero, viene la pregunta: ¿la información se transforma automáticamente en


conocimiento? Todo parece indicar que no, pues el conocimiento exige un proceso de
reflexión que el tiempo de información no nos brinda necesariamente, de modo que, sólo
con información no tenemos opinión propia, ni posición personal. Lo más grave es la
incorporación inconsciente de información sin detenernos a pensar sobre ella, se tiene
información pero no se sabe procesar la información. Es importante recordar el aspecto
cultural del lenguaje donde se decodifica en términos de valores y por eso la
determinación de la decodificación del mensaje es cultural.

Transmitir una información es fácil. Desarrollar o lograr conocimiento requiere de un


proceso intelectual, tanto para adquirirlo, como para transmitirlo. Se genera conocimiento
mediante la capacidad de razonamiento o inferencia y pierde su valor si permanece
estático, es decir, cuando no es difundido ni transformado. El conocimiento tiene
estructura, es elaborado y siempre es contextuado (Daedalus- Revista electrónica).
2014. Semana de la Educación Santillana. Fortalezas y Debilidades de la Educación Básica
en el Perú. pp 81-86.
El conocimiento es un conjunto integrado por información, reglas, interpretaciones y
conexiones en un contexto determinado, y se logra porque hay una persona determinada
que lo interioriza racional o irracionalmente y es producto de una experiencia (Peralta,
2002:112).

Al conocimiento, se le reconoce como el eslabón más importante, fuente de riqueza y


desarrollo que se ubica actualmente en el primer plano en el desarrollo económico. Pero
esta afirmación, según Guédez (2000), aún admite un mayor esclarecimiento, debido a
que el conocimiento por sí mismo no asegura ningún progreso ni es un fin ensimismado.
Los conocimientos, además de especializados, deben ser integrados en función de
determinados desempeños y deben estar orientados hacia propósitos claros.
Incorporándose otro factor clave de desarrollo que podríamos denominar espíritu
emprendedor, capacidad gerencial o liderazgo, debido a que éstas son las fuerzas que
permiten otorgarle factibilidad y pertinencia a los conocimientos, habilidades y actitudes.

Se infiere que mientras la informática desarrolla y multiplica las posibilidades de acceso a


los datos y a los hechos, la educación debe facilitar que todos podamos aprovechar esta
información, recabarla, seleccionarla, ordenarla, organizarla, manejarla y utilizarla. Y en
esta tarea no debemos confundir información con conocimiento; esta confusión nos
llevaría a una sociedad de la información, de lo efímero y lo instantáneo. Y debemos
recordar que conocimiento exige atención, reflexión y voluntad y además que requiere de
tiempo de maduración y que existe una oposición entre tiempo real y tiempo diferido.

No obstante, ahora no basta ni la información ni el conocimiento, pues nada se asegura


con lo que se conoce o con lo que se domina. A ello se le deben agregar ingredientes
asociados con las capacidades, habilidades, actitudes y valores que permitan aplicaciones
adecuadas y orientadas y que él denomina como sabiduría.

Una nueva escuela


Ante este panorama cabe preguntarse ¿cuál es la función de las instituciones educativas?
¿Estamos enseñando a nuestros estudiantes las estrategias que les permitirán buscar
información, interpretar, adaptarse y en su caso, transformar el mundo en el que les tocará
vivir?

Estén o no actualizados sus contenidos, cada vez está menos claro cuál es la función de
cada una de las disciplinas en la formación de los futuros ciudadanos. ¿Es realmente
imprescindible como dice Monereo, estudiar filosofía para tener conciencia crítica, como
“casualmente” sostienen los filósofos? ¿O esa conciencia puede lograrse hoy desde otros
saberes, por ejemplo a partir del estudio de las ciencias cognitivas?”

2014. Semana de la Educación Santillana. Fortalezas y Debilidades de la Educación Básica


en el Perú. pp 81-86.
De acuerdo con Carrión (2002), el conocimiento se deriva de la información, así como la
información se deriva de los datos. Para que la información se convierta en conocimiento,
las personas deben hacer prácticamente todo el trabajo. Esta transformación se produce
gracias a procesos vinculados a la: observación, comparación, consecuencias, conexiones y
diálogo.

Es así, que la sociedad del conocimiento, a decir de Drucker (1998), tiene el conocimiento
como fuente de riqueza, es el único recurso significativo, lo cual atañe directamente a las
organizaciones educativas y muy especialmente a las universidades como entidades
generadoras y transmisoras de saber.

Como lo afirma Miguel Bonet (2007) para favorecer la transferencia del conocimiento, el
primer paso será identificar el talento de las personas de la organización, conocer la
aptitud individual de cada uno. Al mismo tiempo relacionar sus capacidades intelectuales,
su personalidad y la metodología para desarrollar su conocimiento y por último, la actitud
que define la forma de ser individual frente a una situación determinada, esto es, conocer
la disposición hacia determinados valores de los profesionales que trabajan con nosotros.

No obstante, es conveniente considerar que podría ocasionar cambios estructurales y


replanteamientos de las competencias departamentales, lo que requiere de estrategias
que ayuden a superar las resistencias mediante la cooptación, la comunicación y la
participación de todos los miembros (Lewin, citado por Caballero, 2001).

En el campo de la educación, gestionar el conocimiento es un proceso urgente y


estratégico considerando las diferencias en nuestro país que exigen una respuesta
oportuna, pertinente que responda a los objetivos del Proyecto Educativo Nacional en
cuanto eficacia, equidad, ética y participativa.

En este contexto la escuela debe innovarse y cambiar donde los protagonistas son los
agentes que pertenecen a ella, docentes, alumnos y padres de familia y enfrentar
responsablemente los problemas que se presenten. “La educación habrá de conciliar
información y reflexión a todos los niveles. Así pues el instrumento (Internet y las nuevas
tecnologías) ha de llevarnos constantemente al contenido (los libros, el saber) la función
(el aprendizaje del saber) y a la misión (el fomento de la paz, los derechos humanos y de la
democracia” (Mayor Zaragoza, 2000: 284).

Un reto fundamental de la escuela es la innovación, que parte de la investigación y la


experimentación, no hay métodos únicos, se requiere la revisión de la diversidad de
enfoques para identificar las mejores maneras de aprender más y mejor todo tipo de
saberes. Tomando en cuenta la evaluación permanente y luego de la aplicación de algún
proyecto. Los debates y los foros son fundamentales para el logro de consensos que
propicien los acuerdos en políticas educativas, los que a su vez pueden generar proyectos

2014. Semana de la Educación Santillana. Fortalezas y Debilidades de la Educación Básica


en el Perú. pp 81-86.
educativos acordes a las necesidades de la sociedad actual, recordando que el fin último
de la educación es la humanización de la sociedad.

El profesor debe entenderse como un profesional comprometido con el conocimiento,


que actúa como dice Pérez (citado en Santos 2001:122), a la manera de un artista o un
clínico en el aula, que investiga y experimenta, que utiliza el conocimiento para
comprender los términos de la situación del contexto, del centro, del aula, de los grupos
y de los individuos, así como para diseñar y construir estrategias flexibles adaptadas a
cada momento, cuya eficacia y bondad experimenta y evalúa de forma permanente.

El nuevo papel del docente


El docente del siglo XXI adopta nuevas estrategias de aplicación en su metodología y en su
relación con los miembros de la comunidad educativa. Es el motor que impulsa y genera
los cambios ante las amenazas de una sociedad donde abunda la información y las
tecnologías que buscan emplearse para el proceso de aprendizaje. Requiere de liderazgo,
pensamiento crítico, buena capacidad de observación, autoridad y respeto, creatividad,
capacidad de comunicación y empatía, capacidad de trabajo en equipo y pasión por el
conocimiento, la cultura y la vida”. (Bazarra 2005: 51).

Debe reconocer que la mejora no es sólo es producto de la enseñanza que se imparte a los
alumnos sino también de las relaciones personales que se establecen con los miembros de
la comunidad educativa. Una escuela que aprende busca que sus docentes tengan la
capacidad de aprender de otros, incluso de los mismos alumnos; y además desea integrar
lo aprendido entre ellos. Su didáctica está basada en la investigación y con carácter
bidireccional, utiliza el error como fuente de aprendizaje, y fomenta la autonomía del
alumno.

Román (2004: 310) destaca, “las nuevas funciones del profesor, que emergen en la
actualidad, en el marco de la reflexión educativa, se pueden concretar en tres: profesor
como mediador del aprendizaje, profesor como mediador de la cultura social e
institucional; y profesor como mediador y arquitecto del conocimiento”. Esto es que
desarrolla en los alumnos las capacidades de vivir y convivir como personas, ciudadanos y
profesionales en una sociedad donde los intercambios culturales tienen que ser
interpretados bajo el pensamiento sistémico. Donde es indispensable es decir, tener las
herramientas para aprender y seguir aprendiendo, todo ello bajo el desarrollo de los
valores. (Román 2004: 315- 316).

Por esta razón, la relación entre alumno- docente se establece bajo los principios de la
empatía, donde “el docente debe establecer una nueva relación con el alumno, pasar de la
función de ‘solista’ a la de ‘acompañante’, convirtiéndose ya no tanto en el que imparte
los conocimientos si no como en el que ayuda a los alumnos a encontrar, organizar y
manejar esos conocimientos, guiando las mentes más que moldeándolas, pero

2014. Semana de la Educación Santillana. Fortalezas y Debilidades de la Educación Básica


en el Perú. pp 81-86.
manteniéndose muy firme en cuanto a los valores fundamentales que deben regir todavía
(Delors (1996: 164).

En suma, como bien señala Benites (citado por Fernández), la profesión docente, ahora
implica asumir tres papeles básicos: un papel técnico relacionado con las estrategias que
deberán seleccionar el docente para guiar y facilitar el aprendizaje de los alumnos y que se
vinculan la tutoría, la gestión didáctica y la innovación. Un segundo papel vinculado a
aspectos éticos siendo su comportamiento un marco de referencia para las personas en
formación y como evaluador desempeña una función social y un tercer papel que
procuraría satisfacer las necesidades de autorrealización de los individuos papel que
enfatiza una función de tutor.
En esta a aproximación al rol del docente Fernández se pregunta: ¿puede el profesor
actual ser al mismo tiempo un profesional eficaz, ingeniero de la instrucción, un juez justo
y un buen compañero?”
No hay duda como profesionales comprometidos con la educación debemos actuar,
preparando a las nuevas generaciones formando para la participación, la reflexión crítica y
el compromiso social. Ello implica como señala Fernández desarrollar cualidades,
habilidades instrumentales, y características personales como seguridad, autoestima,
equilibrio, emocional, empatía, entre otros.

Referencias

• Barnett, R. 2001 Los límites de la competencia. Barcelona. Editorial Gedisa S.A.


• Bazarra, L. y otros. 2005. Ser profesor y dirigir profesores en tiempos de cambio.
Madrid: Narcea S. A. Ediciones, 2005
• Bonet, M. (2007) El conocimiento, el capital oculto de la empresa, en:
http://www.arearh.com/km/conocimiento.htm - p. 1 - consultado el 3.4.2014
• Castells, M. 1999. La era de la información. Segunda edición. Alianza editores.
Madrid.
• Coloma, C. y Tafur, R. 1999. El constructivismo y sus implicancias en Educación.
Educación. PUCP.
• Daedalus, http://www.daedalus.es/que-tecnologias-nos-diferencian/inteligencia-
de-negocio/gestion-del-conocimiento/ Consultado 2.4.2014
• Fernández, R. 2003. Competencias profesionales del docente en la sociedad del
siglo XXI.
http://www.enpcac.edu.mx/cruzjorge/especialidad/lecturas/CompetenciaProfesio
nales.pdf Consultado 10.4.2014
• Flores Castillo, R. 2011 Renovación Curricular en la Carrera de Pedagogía con
Mención en Educación Básica en la Universidad de Playa Ancha Chile. Encuentro
internacional red KIPUS Ecuador “Perfiles y currículos para una nueva formación
docente”.
• Learreta Ramos, B. 2009. El pensamiento crítico en la universidad. en Desarrollo y
Evaluación de Competencias en Educación Superior. Blanco, A. (coord.). Madrid,
Narcea S.A. Ediciones.
2014. Semana de la Educación Santillana. Fortalezas y Debilidades de la Educación Básica
en el Perú. pp 81-86.

41
• Ministerio de Educación, 2013. Seminario Construyendo una mirada común para
una formación docente de calidad.
• Monereo, C. y Pozo, J. (2001) Decálogo para el futuro. Cuadernos de pedagogía
298.
• Pérez Juste, R. 2012. El portafolio, aprendizaje, competencias y evaluación. UNED
Madrid.
• Pozo, Juan Ignacio. (2003). Adquisición de Conocimiento. Madrid: Ediciones.
Morata.
• Silvio, J. (2000) La virtualización de la Universidad. Ediciones IESALC-UNESCO.

2014. Semana de la Educación Santillana. Fortalezas y Debilidades de la Educación Básica


en el Perú. pp 81-86.

También podría gustarte