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EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA SEGURIDAD INDUSTRIAL EN EL MUNDO Y EL

PERÚ
1. INTRODUCCIÓN

El ser humano, por acumulación de experiencias propias y ajenas, tiene conciencia de los riesgos o
peligros a los que permanentemente se ve sometido en su actividad normal y como consecuencia
de esta certeza, se siente inseguro surgiendo en él la necesidad de seguridades que tranquilicen
sus miedos e inquietudes al objeto de poder llevar una vida normal. Esta necesidad humana de
seguridades, que surge espontáneamente en el hombre, y que procede de lo más íntimo de su ser,
le lleva a la búsqueda y demanda de la seguridad, en la que a lo largo de los tiempos podemos
distinguir dos procesos diferenciados, siempre existentes y concurrentes, a través de los cuales se
desarrolla la búsqueda de la seguridad.

Derivado de esa necesidad de seguridad del ser humano, este siempre ha demandado a las
Autoridades, el establecimiento de Leyes o Códigos, que le asegure el realizar su actividad normal
confiadamente. Ya sea el Código de Hammurabi (2100 a. C), que puede considerarse como el
primer Reglamento de Seguridad Industrial de la historia, entre otras prescripciones exige que las
edificaciones sean realizadas con seguridad, previendo fuertes sanciones, típicas de la Ley del
Talión, contra los constructores cuyas edificaciones no se mantuvieran en pie y provocaran
accidentes o muertes.

Posteriormente en la época de los romanos que fueron los grandes ingenieros de la antigüedad, se
desarrollan diversas especificaciones para la construcción de carreteras, puentes, acueductos,
canalizaciones, templos, coliseos y teatros y se promulgan leyes para impedir la adulteración de
los alimentos, como es el caso del vino, lo que podía constituir el precedente de nuestros
Reglamentos Técnicos Sanitarios. Pero es durante la Revolución Industrial, con la aparición de
nuevos riesgos como consecuencia del desarrollo tecnológico y sus múltiples aplicaciones
industriales, cuando el gran número de lesiones y de accidentes que se producen, obligó a
especificar las diferentes condiciones que a juicio de los legisladores debían cumplir las
instalaciones industriales para evitar tan frecuentes catástrofes. Este conjunto de normativas que
aparecen inicialmente implantadas en los países más desarrollados, Alemania, Reino Unido y los
Estados Unidos de América, son los que posteriormente han sido implantadas en otros países,
siendo periódicamente ampliadas y revisadas hasta nuestros días, y que han dado lugar a los
actuales Reglamentos de Seguridad Industrial.

2. CONCEPTO DE SEGURIDAD INDUSTRIAL E HIGIENE

La seguridad industrial evalúa estadísticamente los riesgos de accidentes mientras que la parte de
higiene Industrial se encarga de analizar las condiciones de trabajo y, como pueden estas afectar la
salud de los empleados.
La importancia de la Seguridad e Higiene industrial radica en que, año con año las cifras de
accidentes relacionadas con el trabajo se incrementen. Estos accidentes provocan perdidas
económicas y sociales de suma importancia. Así que se hace necesario, para las empresas
establecer normas de seguridad y programas de seguridad, a fin de evitar los accidentes.

La seguridad industrial tiene como objeto proteger a los elementos de la producción (recursos
humanos, maquinaria, herramientas, equipo y materia prima), y para esto se vale de la
planificación, el control, la dirección y la administración de programas.

Muchas empresas ven la Seguridad e Higiene Industrial como gasto extra, y no es así. El
empresario debe comprender que los programas de seguridad, los inspectores, etc., representan
una inversión para la empresa, ya que ayudan a evitar los accidentes y todos los costos directos e
indirectos que ellos conllevan.

3. HISTORIA Y EVOLUCIÓN EN EL MUNDO

Desde los albores de la historia, el hombre ha hecho de su instinto de conservación, una


plataforma de defensa ante la lesión corporal; tal esfuerzo fue probable en un principio de
carácter personal, instintivo-defensivo. Así nació la seguridad industrial, reflejada en un simple
esfuerzo individual más que en un sistema organizado.
Ya en el año 400 A.C., Hipócrates recomendaba a los mineros el uso de baños higiénicos a fin
de evitar la saturación del plomo. También Platón y Aristóteles estudiaron ciertas
deformaciones físicas producidas por ciertas actividades ocupacionales, planteando la
necesidad de su prevención. Con la Revolución Francesa se establecen corporaciones de
seguridad destinadas a resguardar a los artesanos, base económica de la época.
La revolución industrial marca el inicio de la seguridad industrial como consecuencia de la
aparición de la fuerza del vapor y la mecanización de la industria, lo que produjo el incremento
de accidentes y enfermedades laborales. No obstante, el nacimiento de la fuerza industrial y el
de la seguridad industrial no fueron simultáneos, debido a la degradación y a las condiciones
de trabajo y de vida detestables. Es decir, en 1871 el cincuenta por ciento de los trabajadores
moría antes de los veinte años, debido a los accidentes y las pésimas condiciones de trabajo.

En 1833 se realizaron las primeras inspecciones gubernamentales; pero hasta 1850 se


verificaron ciertas mejoras como resultado de las recomendaciones hechas entonces. La
legislación acortó la jornada, estableció un mínimo de edad para los niños trabajadores e hizo
algunas mejoras en las condiciones de seguridad.

En 1874 Francia aprobó una ley estableciendo un servicio especial para inspección de talleres
y, en 1877. Massachusetts ordenó el uso de resguardos en maquinaria peligrosa.
En 1833, se pone la primera piedra de la seguridad industrial moderna cuando en París se
establece una empresa que asesora a los industriales. Pero es hasta este siglo el tema de la
seguridad en el trabajo alcanza su máxima expresión al crearse la Asociación Internacional de
Protección de los Trabajadores. En la actualidad la OIT. Oficina Internacional del Trabajo,
constituyen el organismo rector y guardián de principios e inquietudes referentes a la
seguridad del trabajador en todos los aspectos y niveles.

Antecedentes importantes:
 400 A.C. Hipócrates, conocido como el padre de la medicina, realizo las primeras
observaciones sobre enfermedades laborales.
 Aproximadamente 500 años más tarde Plinio “El Viejo ”, un medico romano. Hizo
referencia a los peligros inherentes en el manejo del zinc y del azufre y propuso lo que
pueden haber sido el primer equipo de protección respiratoria, fabricado con vejigas
de animales, que se colocaban sobre la boca y nariz para impedir la inhalación de
polvos.
 Fue en 1473 cuando Ulrich Ellembog escribió su libro sobre las enfermedades
relacionadas con el ambiente de trabajo y como prevenirlos, he hizo renacer el interés
de esta área.
 En 1556 fue publicado el libro más completo en la descripción de los riesgos asociados
con las actividades de minería, su autor “Georgious Agrícola“, en el que se hacen
sugerencias para mejorar la ventilación en las minas y fabricar máscaras, que protejan
efectivamente a los mineros; se discuten ampliamente los accidentes en las minas y
sus causas; describe los defectos del “pie de trinchera “; el cual es una enfermedad
debida a la exposición de los pies por largo tiempo a la humedad a las minas; también
trata de silicosis; enfermedad producida en los pulmones y causada por la inhalación
de polvos de silicio o cuarzo.

Durante ese siglo el doctor Paracelso, observo durante cinco años a los trabajadores de una planta
de fundición y publicó sus observaciones, este libro reforzó el interés en el estudio sobre la
toxicidad del mercurio y otros metales.

Fue hasta el siglo XVII cuando Bernardino Ramazzini inició la práctica de lo que actualmente se
conoce como medicina del trabajo, al escribir de manera sistemática y ordenada las enfermedades
relacionadas con los diferentes oficios que se desarrollaban en aquella época.

Ramazzini siempre pugnó porque el ejercicio de la medicina del trabajo se llevara a cabo en los
lugares de trabajo y no en el consultorio médico. Más tarde con el inicio de la revolución
industrial en Europa, los procesos y ambientes de trabajo se transformaron radicalmente, la
principal característica de este periodo fue el inicio del uso de maquinas con el objetivo de
aumentar la velocidad con que se desarrollaba el trabajo y mediante este método, incrementar
también la productividad y las ganancias.

Desde luego estos cambios repercutieron en la salud y bienestar de los trabajadores, en la mayoría
de los casos de manera negativa; los accidentes de trabajo incrementaron su incidencia y
aparecieron enfermedades profesionales hasta entonces desconocidas creadas por los nuevos
agentes agresores utilizados durante los procesos de trabajos.

A partir de esos años y a causa de las causas múltiples propuestas y revueltas de los obreros
contra semejantes condiciones de trabajo, se fue formando una conciencia internacional referente
a la conveniencia de cuidar la salud de los trabajadores por dos motivos fundamentales, el primero
consiste en el derecho de todo ser humano tiene de trabajar y vivir en el mejor nivel posible; y en
segundo lugar por factores económicos ya que es aceptable que la productividad está
estrechamente ligada a la salud de los trabajadores.

 En los últimos treinta años, la salud en los trabajadores y las medidas para la disminución
de los accidentes se ha desarrollado aceptablemente en la mayoría de los países
industrializados, sin que esto quiera decir que han resuelto todos sus problemas al
respecto, pero han avanzado de manera trascendente en aspectos como la implantación
del servicio de salud en el trabajo y en las empresas, la formación de recursos humanos
dedicados a esta área del conocimiento, la promulgación de leyes y normas para regir de
modo más justo el desempeño del trabajo.
 Charles Trackrak escribió un libro sobre riesgos en diversas industrias, pero la más
importante fue la que declaró “cada patrón es responsable de la salud y seguridad de sus
trabajadores”.
 A fin siglo XVII y principios del XIX en Inglaterra, el gobierno comenzó a preocuparse por
las condiciones laborales, esto a raíz de un incendio en Londonderry, Irlanda, en un barrio
de talleres de confección de ropa y el cual costo más de 600 vidas, el parlamento ingles
nombro una comisión investigadora, para evaluar la seguridad e higiene en los centros de
trabajo.

Las malas condiciones que fueron encontradas, dieron como resultado que en 1833 se
promulgara la “Ley sobre las fábricas” esta era la primera vez que un gobierno mostraba un
real interés por la salud y seguridad de los trabajadores.
La OIT fue creada en 1919, como parte del Tratado de Versalles que terminó con la Primera
Guerra Mundial, y reflejó la convicción de que la justicia social es esencial para alcanzar una
paz universal y permanente.

Su Constitución fue elaborada entre enero y abril de 1919 por una Comisión del Trabajo
establecida por la Conferencia de Paz, que se reunió por primera vez en París y luego en
Versalles. La Comisión, presidida por Samuel Gompers, presidente de la Federación
Estadounidense del Trabajo (AFL), estaba compuesta por representantes de nueve países:
Bélgica, Cuba, Checoslovaquia, Francia, Italia, Japón, Polonia, Reino Unido y Estados Unidos. El
resultado fue una organización tripartita, la única en su género con representantes de
gobiernos, empleadores y trabajadores en sus órganos ejecutivos.

 En 1970 se publica en E.U.A. “La ley de seguridad e Higiene Ocupacional “cuyo objetivo es
asegurar en lo máximo posible que todo hombre y mujer que en esta nación trabaje en
lugares seguros y saludables, lo cual permitirá preservar nuestros cuerpos. Esta ley es
posiblemente el documento más importante que se ha emitido a favor de la seguridad y la
higiene, ya que cubre con sus reglamentos, requerimientos con casi todas las ramas
industriales, los cuales han sido tomados por muchos otros países.

Como se puede ver en esta evolución histórica del desarrollo industrial suelen distinguirse tres
fases que pueden caracterizarse por los conceptos primordiales o más significativos de cada una
de ellas. La primera fase, propia de los albores de la revolución industrial, estuvo fuertemente
marcada por el concepto de productividad, al cual se relegaban otros objetivos, pues resultaba
primordial asegurar que los nuevos procesos de producción tuvieran capacidad suficiente para
rentabilizar las inversiones requeridas. Es una fase que se dio sobretodo en los países de más
temprana industrialización, pero que también se aprecia en los países de incorporación más tardía
a la revolución industrial, en los cuales se hubo de hacer un primer esfuerzo para asimilar
tecnología y hacerla productiva, por encima de otras consideraciones. En una segunda etapa, el
concepto de seguridad adquiere la mayor relevancia, en su doble vertiente de seguridad interna
en la fabricación o en los procesos industriales, y seguridad externa en el uso de los productos o
los servicios industriales. Tan pronto se dominaron las técnicas fundamentales de la
industrialización en los diversos países, y según su historia particular de desarrollo, se produjo
cierto realineamiento de objetivos, en los cuales la seguridad aparece como característica a
cumplir necesariamente, aunque no de manera maximalista. Bien es cierto que en esta segunda
fase el concepto de productividad siguió siendo imprescindible, y de hecho las fases de la
industrialización se suceden precisamente porque se van asumiendo y madurando los objetivos de
las etapas previas. El concepto de seguridad aparece ligado a lo que podríamos denominar
requisitos imprescindibles, que dependen del estado del arte. Aunque la industria haya de seguir
satisfaciendo los criterios de rentabilidad económica para los cuales es necesaria la productividad,
su optimización no puede en ningún caso contrariar los requisitos esenciales de seguridad. En la
tercera fase, que podríamos considerar se inicia en el mundo industrializado después de la
Segunda Guerra Mundial, cobra importancia decisiva el concepto de calidad, puesto que no basta
con asegurar una mínimos requisitos de seguridad, ni tampoco es suficiente maximizar la
productividad a corto plazo o tácticamente, sino que hay que considerar la calidad como valor
intrínseco y de carácter estratégico, tanto en relación con los procesos como por la calidad de los
productos. Técnicas tales como la Garantía de Calidad, el Total Quality Management o el
Aseguramiento de la Calidad, no son sino subfases evolutivas en el tratamiento de la calidad en el
entorno industrial. La calidad va también asociada a la complejidad de ciertas industrias
emergentes, que a partir de la Segunda Guerra Mundial cobran aún mayor importancia, como es
el caso de la Aeronáutica, o bien aparecen a partir de ese momento, como es el caso de la
Industria Nuclear.

4. HISTORIA Y EVOLUCIÓN EN EL PERÚ


En la evolución histórica del desarrollo industrial suelen distinguirse tres fases que pueden
caracterizarse por los conceptos primordiales o más significativos de cada una de ellas.

Primera fase

La primera fase, propia de los albores de la revolución industrial, estuvo fuertemente marcada por
el concepto de productividad, al cual se relegaban otros objetivos, pues resultaba primordial
asegurar que los nuevos procesos de producción tuvieran capacidad suficiente para rentabilizar las
inversiones requeridas. Es una fase que se dio sobre todo en los países de más temprana
industrialización, pero que también se aprecia en los países de incorporación más tardía a la
revolución industrial, en los cuales se hubo de hacer un primer esfuerzo para asimilar tecnología y
hacerla productiva, por encima de otras consideraciones.

Segunda fase

En una segunda etapa, el concepto de seguridad adquiere la mayor relevancia, en su doble


vertiente de seguridad interna en la fabricación o en los procesos industriales, y seguridad externa
en el uso de los productos o los servicios industriales. Tan pronto se dominaron las técnicas
fundamentales de la industrialización en los diversos países, y según su historia particular de
desarrollo, se produjo cierto realineamiento de objetivos, en los cuales la seguridad aparece como
característica a cumplir necesariamente, aunque no de manera maximalista. Bien es cierto que en
esta segunda fase el concepto de productividad siguió siendo imprescindible, y de hecho las fases
de la industrialización se suceden precisamente porque se van asumiendo y madurando los
objetivos de las etapas previas. El concepto de seguridad aparece ligado a lo que se podría
denominar requisitos imprescindibles, que dependen del estado del arte. Aunque la industria haya
de seguir satisfaciendo los criterios de rentabilidad económica para los cuales es necesaria la
productividad, su optimización no puede en ningún caso contrariar los requisitos esenciales de
seguridad.

Puede encontrarse referencias bibliográficas citadas por Hipócrates en el siglo II a.n.e.


en que se hace mención por ejemplo a los efectos producidos por el plomo en los
trabajadores mineros. Este tipo de referencias relacionadas con las enfermedades
profesionales y la manera de prevenirlas marcaron el inicio de lo que se conoce como
seguridad e higiene laboral.

En el siglo XVI autores de la época describieron en sus obras las enfermedades


profesionales y los sistemas de protección relacionadas con las actividades propias de
la realización de un determinado trabajo.
En el siglo XVIII, Ramazzini público un tratado sobre enfermedades de los artesanos y
las condiciones higiénicas recomendables (temperatura, ventilación, ropa de trabajo,
etc.), hecho que llevo a catalogarlo como el padre de la medicina del trabajo.
No obstante, los antecedentes citados, el surgimiento del concepto de seguridad e
higiene del trabajo, tal y como hoy se lo conocen, se origina en la revolución industrial.
En efecto, la revolución industrial iniciada en 1744 en Inglaterra con la invención de la
máquina de vapor, se constituye en el punto de partida para el surgimiento de grandes
industrias que vieron incrementar de manera considerable el número de accidentes
laborales. Este incremento, se debió en gran parte al crecimiento industrial dado en
aquel momento, pero también se originó en el escaso desarrollo de las técnicas para
evitar los posibles accidentes emergentes de la ejecución de nuevos tipos de trabajo.

Con el surgimiento de la revolución industrial, se incrementó de forma notable la


demanda de mano obra, viéndose en aquellos días trabajar a hombres, mujeres y
niños hasta por 15 horas diarias. Autores de la época señalan por ejemplo que en la
ciudad de Manchester, donde se acrecentaba el número de máquinas empleadas en la
industria textil, había tantos lisiados fruto de los crecientes accidentes laborales, que el
panorama se asemejaba a un ejército que regresaba de una guerra.

En el contexto de la revolución industrial, la población de Manchester se había


incrementado a una cantidad de 200,000 habitantes. Este crecimiento poblacional, no
fue acompañado con las mejoras en infraestructura y servicios necesarios, es así que
no existían terrenos de esparcimiento, distribución de agua, escuelas, etc. Era una
práctica común que los trabajadores luego de su larga jornada laboral tuvieran que
recorrer grandes distancias para conseguir agua. En las condiciones citadas, no era de
extrañar que el índice de mortalidad creciera de forma importante.

La ocurrencia de los accidentes laborales, en el marco de la euforia de los nuevos


sistemas de producción emergentes con la revolución industrial, era atribuida
generalmente a los trabajadores, dejando la responsabilidad en el patrón únicamente
cuando hubiere negligencia absoluta y probada.

Fue recién en el siglo XIX, que se empezó a tomar medidas tendientes a prevenir
accidentes en las fábricas (en Inglaterra por ejemplo se puso en vigencia la Ley de
Fabricas, estableciendo inspecciones en los centros laborales).

En el siglo XX, con la creación de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), es cuando
el concepto de Seguridad e Higiene en el trabajo comienza a cobrar importancia. En el
año 1921, con la creación del Servicio de Seguridad y Prevención de Accidentes
dependiente de la OIT y con el aporte de grandes estudiosos (Simonds, Heinrich, Bird,
entre otros), se estableció la actual concepción de la seguridad e higiene laboral.

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