Los hermanos Saavedra Fernández, oriundos de la ciudad de Talca, recibieron hace algún tiempo una herencia de parte de su abuelo materno, quien les apreciaba mucho por su don de gente, su amor a sus padres y a su familia, y además, por su gran preocupación por el estudio. Ambos muchachos, llamados Pedro y Pablo, recién habían terminado de estudiar sus respectivas carreras en universidades de la región del centro sur del país. Pedro estudió Ingeniería Comercial y Pablo Ingeniería Industrial.
Estos jóvenes siempre tuvieron las ganas de
poder constituir una empresa que mayoritariamente se dedicara a satisfacer diversas necesidades de la población, en que pocos incursionaban, y si lo hacían, la calidad de lo que ofrecían no era la respuesta que cualquier persona podía esperar.
Una vez titulados, y con todo el ímpetu de
iniciar la aventura de emprender, contactaron a un amigo abogado para que les colaborara en darle la forma jurídica necesaria a su proyecto. En otras materias en que no eran expertos hicieron lo mismo, buscaron el apoyo de amigos especialistas, a los cuales sumaron al proyecto que iniciaban. CASO APLICADO LOS HERMANOS SAAVEDRA
Estudiando el mercado, vieron que el de
estructuras e implementos para eventos en espacios abiertos estaba poco desarrollado, y los que existían además de no satisfacer con plenitud las necesidades de los posibles usuarios, presentaban valores altísimos.
Pedro y Pablo siempre entendieron que son
las personas las que le dan el sello distintivo a una empresa que quiere hacerse notar en el mercado en el cual se desempeña. Esa es la razón por la cual están empeñados en darle una muy buena organización a esa área específica. Quieren destacar como empresa de calidad.