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características del sistema educativo evaluativo colombiano y las

fortalezas y dificultades de su implementación.


La evaluación que se maneja en nuestro contexto colombiano, particularmente en las instituciones
educativas del Estado, es tradicional, es una evaluación de poder, donde el docente tiene la
potestad de decidir a quien paso y a quién no, dependiendo de criterios personales. El sistema
educativo colombiano pasa por una transición, que está siendo pedida a gritos por docentes y
estudiantes, un cambio para realmente planificar, organizar y promover unos verdaderos criterios
de evaluación. De igual forma, cuando hablamos de evaluación docente, evaluación de
administrativos, entre otros.

El educador debe planificar su forma de evaluar, debe proponer evaluación permanente, donde el
estudiante constantemente tenga conocimiento de hasta donde ha llegado y que le hace falta
fortalecer, la finalidad última de la evaluación debe ser formativa, motivadora, orientadora y
guiada por el docente para realizar un proceso gradual, permanente y soportado en juicios de
valor sustentados desde los procesos enseñanza-aprendizaje.

La evaluación debe fortalecer las funciones sociales, psicológicas, pedagógicas en toda la


comunidad educativa, no solo en los estudiantes, ya que es un proceso de retroalimentación y
análisis para avanzar.

Una evaluación verdaderamente debe venir desde la investigación social aplicada, que se realice
de forma democrática, donde el docente realice procesos transparentes con evidencias en todas
sus acciones y tenga siempre una escala progresiva que lo lleve a avanzar y mejorar los procesos
de enseñanza – aprendizaje, que no sea estático y medible en términos cuantitativos
simplemente.

Los aspectos que pueden llegar a impedir una evaluación formativa considero que son las
competencias del docente, pues es este quien en definitiva puede lograr un proceso completo y
articulado. Para el estudiante la evaluación es el “coco”, lo temible, lo inevitable y a lo que
consideran 90% suerte. Por esto, la forma como los docentes presentan la evaluación a sus
estudiantes la hace más temible, indeseada y posiblemente la que te define ante tus docentes. Es
imprescindible, darle otra imagen, cambiar el paradigma de la evaluación hacia un proceso
diseñado paralelamente para medir tanto competencias del docente como del estudiante, pues
realmente cuando el estudiante no evidencia una adquisición de conocimientos, puede ser el
docente quien este fallando.

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