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Razones circulantes:
La Razón Circulante se calcula dividiendo los activos circulantes entre los pasivos
circulantes. Los primeros normalmente incluyen efectivo, valores negociables, cuentas y
documentos por cobrar, e inventarios; mientras los segundos se forman a partir de cuentas
y documentos por pagar, pagarés a corto plazo, vencimientos circulantes de deudas a corto
plazo, impuestos sobre ingresos acumulados y otros gastos acumulados. Es la razón más
utilizada para medir la solvencia a corto plazo, e indica el grado en el cual los derechos de
los acreedores a corto plazo se encuentran cubiertos por activos que se espera que se
conviertan en efectivo en un periodo más o menos igual al del vencimiento de las
obligaciones.
Razón Circulante = Activo Circulante / Pasivo Circulante
Por lo general, el resultado de la razón circulante debe estar entre los valores 1 y 2 para
considerarse aceptable. Un valor de este índice menor que 1 indica que la empresa puede
declararse en suspensión de pagos y deberá hacer frente a sus deudas a corto plazo
teniendo que tomar parte del Activo Fijo. Por otra parte, un valor muy alto de este índice
supone, como es lógico, una solución de holgura financiera que puede verse unida a un
exceso de capitales inaplicados que influyen negativamente sobre la rentabilidad total de la
empresa. Si su valor es 1 puede hacer frente a sus deudas pero de ello depende la rapidez
con que efectúe los cobros a clientes y de la realización o venta de sus inventarios.
En el caso que se analiza, los valores de solvencia indican un comportamiento adecuado.
Al cierre del año 2005, la empresa contaba con 1.96 pesos disponibles de activo circulante
por cada peso de pasivo circulante, variando a 1.48 en el 2006. Este indicador no muestra
variaciones muy significativas de un año respecto a otro, denotando así cierta estabilidad.
Pasivo corriente
El pasivo corriente o pasivo circulante es la parte del pasivo que contiene las
obligaciones a corto plazo de una empresa, es decir, las deudas y obligaciones que
tienen una duración menor a un año. Por ello, también se le conoce como exigible a
corto plazo.
Se encuentra dentro del balance contable de una empresa y a su vez dentro del pasivo,
dónde distinguimos entre pasivo corriente y pasivo no corriente, para ordenar las cuentas
que afectan a la actividad económica de la empresa.
En el conjunto del pasivo encontramos las deudas y obligaciones de pago que ha contraído
la empresa para financiarse. Lo que diferencia al pasivo corriente del pasivo no
corriente no es su naturaleza, sino el plazo que tenemos para pagar la deuda, es decir,
que haremos frente a aquellas obligaciones con vencimiento no superior a un año y que se
han generado dentro del ciclo normal de explotación, que tiene una duración de un año.
En el pasivo corriente tenemos grupos de cuentas como:
– Pasivos vinculados con activos no corrientes mantenidos para la venta.
– Provisiones a corto plazo.
– Deudas a corto plazo
– Deudas con empresas del grupo y asociadas a corto plazo.
– Acreedores comerciales y otras cuentas a pagar.
Es muy importante mantener una buena administración de los pasivos y clasificarlos
adecuadamente. Siempre que se vaya a pedir financiación van a querer estudiar los saldos
ya que si la empresa cuenta con elevadas obligaciones a corto plazo (un elevado pasivo
corriente) y no cuenta con el suficiente flujo de efectivo o los suficientes activos
corrientes para cubrir esos pasivos, con seguridad ningún acreedor o proveedor querrá
financiarle ya que el riesgo de impago de las nuevas obligaciones es alto.
Razón Rápida o Prueba Ácida
La Razón Rápida o Prueba Ácida se calcula deduciendo los inventarios de los activos
circulantes y dividiendo posteriormente el resto entre los pasivos circulantes. Los
inventarios constituyen, por lo general, el menos líquido de los activos circulantes de una
empresa y sobre ellos será más probable que ocurran pérdidas en el caso de liquidación.
Por tanto, ésta es una "prueba ácida" acerca de la habilidad de la empresa para liquidar sus
obligaciones en el corto plazo, para enfrentar las obligaciones más exigibles.
Un resultado igual a 1 puede considerarse aceptable para este indicador. Si fuese menor
que 1 puede existir el peligro de caer en insuficiencia de recursos para hacer frente a los
pagos. De ser mayor que 1 la empresa puede llegar a tener exceso de recursos y afectar
su rentabilidad.
Prueba Ácida = (Activo Circulante - Inventario) / Pasivo Circulante
Comportamiento de la Prueba Acida.
Capacidad de endeudamiento
La capacidad de endeudamiento o capacidad de crédito es la cantidad de deuda
máxima que puede asumir una persona o empresa sin llegar a tener problemas de
solvencia. Se suele establecer como un porcentaje sobre los ingresos.
La capacidad de endeudamiento puede ser asignada tanto a personas físicas como
jurídicas, es decir, tanto a individuos normales y corrientes como a organizaciones,
compañías o incluso países. Es la cantidad considerada como máxima posible por
parte de alguien a la hora de recibir un préstamo y comprometiéndose a devolver
íntegramente el mismo junto a unos intereses sin poner en riesgo su posición
económica en particular.
El nivel de capacidad de endeudamiento para considerado como estándar se sitúa
en torno al 30-40% de los ingresos para personas físicas. Esto se traduce en que
nunca es deseable asumir deudas cuyos pagos periódicos supongan más de dicho
porcentaje sobre el total de ingresos. De esta manera se garantiza un 60-70%
restante para cumplir con compromisos básicos y poder realizar con normalidad la
actividad económica cotidiana.
Otra manera de llamar a este aspecto económico es capacidad de crédito,
precisamente porque refleja la adaptabilidad de las personas o las empresas a la
hora de acometer un préstamo en concreto o un recibir un crédito sin tener por ello
que poner en especial peligro su patrimonio o sus rentas presentes y futuras.
El estudio y la medición de un determinado nivel de capacidad de endeudamiento
responde a la necesidad de conocer las condiciones más favorables a la hora de
realizar préstamos de muy diverso tipo y atendiendo a su posterior y lógica
devolución a entidades o individuos que actúan como agentes prestamistas.
Por ello, generalmente este concepto es evaluado por bancos y otras entidades de
crédito como paso previo a la concesión o denegación de una línea de crédito o
préstamo a personas e individuos. Lógicamente el objetivo es asegurar la
devolución íntegra más intereses como modelo de consecución de beneficios
económicos eliminando en la medida de lo posible la aparición de riesgos.
Factores que determinan la capacidad de endeudamiento
Esta capacidad de crédito dependerá de importantes variables:
Solvencia económica o capacidad para generar ingresos tanto en el presente
como en el futuro de cara a la devolución del principal más intereses. Tanto
la cuantía como la estabilidad de esos ingresos.
Patrimonio y rentas actuales de los que dispone el prestatario.
Otro tipo de avales o garantías por parte de terceros, así como la existencia
de otros medios de pago alternativos.
Flujo de caja del capital (Capital Cash flow)
El Flujo de caja del capital, también conocido como capital cash flow, es aquella
cantidad que una empresa en particular genera en un periodo de tiempo
determinado (al que se le llama ejercicio) y que es destinado al pago de sus
acreedores y a los propietarios de acciones.
Mediante la creación del flujo de caja del capital, las compañías mercantiles se
encargan de pagar a aquellos individuos o sociedades que participan en su vida
económica en el papel de dueños o inversores o poseedores de deuda.
Durante un ejercicio la empresa ha afrontado sus correspondientes obligaciones y
finalmente ha conseguido reunir una cantidad de dinero que puede destinar a sus
accionistas y acreedores, que participan vitalmente en la existencia de la misma y
a cambio optan a este tipo de reembolsos, ya sea en contraprestación a su cuota
de propiedad de la compañía (es decir, inversión en esta) o por haber intervenido
mediante fondos o algún tipo de préstamo.
Cuando hablamos de pagos dirigidos a accionistas de la empresa, hablamos de
cantidades de dinero que salen de la empresa hacia los mismos tras haber cumplido
con las correspondientes obligaciones de la compañía y otros gastos propios de su
actividad (compras, financiación…). En cuanto a los pagos a acreedores, las
cantidades salientes se dirigen a satisfacer compromisos previos y sus intereses
relacionados.
Conclusion