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Declamador: ¡Ah tiempo, cuando era tiempo! ¡Ah Llano cuando era Llano!

de cruzá esas soledades

sobre el lomo de un caballo de salí pa´ la sabana con puro café colado de hacé una sola comía

después de haber encerrado como a las nueve ´e la noche en el corral el ganado después se

escuchaban “cachos” en el chinchorro acostado y el cuatro y el pasajito en el caney empalmado

¡Ah Llano de enlazadores! de jinetes bien forjados a punta de cimarrones mañosos y bien formados

que durante varios días cruzaban pueblos y Llanos y pasaban esos ríos corrientosos abordados por

hombres buenazos de agua de esos bien acostumbrados a resistir corrientazos de tembladores

cebados y a conocer el aguaje de la raya y del pescado de no temerle a los tigres en los caminos

plantados de zumbársele a los ríos a las lagunas y caños con la silla en la cabeza y en una mano el

chaparro para espantar los caimanes sin importar de tamaño.

Entre esos hombres famosos de ese Llano tan nombrado se hallaba el moreno Kirpa que era coplero

rajado no respetaba contrarios cantando versos rimados después de haber encerrado en el corral

el rebaño se iba pa´ esas cantinas a jugar bajara y dado y a cantá en la pata el arpa golpes de esos

bien tramados y a seguir una porfía que le plantara el contrario. Una vez llegó a Güiripa remontao y

acompañado y alguno ´e sus compañeros todos llaneros bragados con ganas de divertirse entre

mujeres y tragos y allí se encontraba un hombre un negro mal encarado que lo reto pa´ cantar un

contrapunteo tramado. En ese rincón de Aragua no eran muy bien aceptados los llaneros que venían

hablando siempre gritado y alardeando de coraje y de sus hechos probados y con la faja repleta de

dinero bien ganado cuando reventó el joropo en los bordones cuereados se arremolinó la gente con

el oído parado atentos y maliciosos risueños pero callados se escuchó el tañío del Negro y su tema

acostumbrado.

“Apure lloró en silencio mientras el arpa se oía porque en el Llano se supo que Kirpa se moriría su
nombre quedó en Güiripa su voz quedó en el palmar su pensamiento en la brisa su apellido en el
cantar yo no sé por qué en Güiripa no querían a los llaneros allí mataron a Kirpa e hirieron al
guitarrero”.

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