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en el pasado geológico. Durante el Cuaternario tardío, época geológica que abarca los últimos
780.000 años, el clima mundial fue afectado por ciclos glaciales. La influencia de factores
astronómicos puede explicar la distribución temporal de esos ciclos. Una de las consecuencias que
el enfriamento global provocó en America del Sur, fue que especies adaptadas a condiciones frías
migraran hacia el Norte.
Desde hace más de un siglo se dispone de mediciones que indican que se están produciendo
cambios en las características globales del clima. Es frecuente atribuir estos cambios
exclusivamente a la acción humana, cuya actividad da lugar a un aumento en la concentración de
gases, tales como el dióxido de carbono en la atmósfera, que producen calentamiento global a
través del llamado efecto invernadero. Este modo de ver las cosas omite considerar los estudios de
paleontólogos y geólogos que indican que la variación del clima global y local es también un
fenómeno que se produce naturalmente desde los tiempos geológicos más remotos. Las causas
que determinan este tipo de cambios son estudiadas, científicamente, desde mediados del siglo
XIX. Cabe señalar que los cambios del clima son sólo una de las modificaciones que se sucedieron
en el planeta y que determinaron la evolución en el tiempo de la corteza terrestre, los océanos, la
atmósfera y de la vida. Todos estos fenómenos pueden transcurrir en plazos muy largos, pero
algunos de ellos también pueden ser detectados en el corto lapso en el que se dispone de
mediciones o aun durante el más limitado ciclo de la vida humana individual.
Durante los últimos 800.000 años, época geológica conocida como Cuaternario tardío, el clima
mundial estuvo especialmente determinado por los llamados ciclos glaciales. Este se caracterizó
por oscilar entre períodos glaciales, en los que el clima fue particularmente riguroso debido a las
bajas temperaturas, y períodos interglaciales, en los que el clima fue más cálido que el de la época
actual. Se supone que la sucesión de épocas glaciales e interglaciales seguiría desarrollándose en
el futuro y que la situación presente corresponde a una época interglacial que se inició hace más
de 10.000 años.
Hace unos 20.000 años, durante la parte final del último ciclo glacial, los hielos cubrían un tercio de
la superficie de los continentes y alcanzaban un espesor de varios kilómetros en gran parte de
América del Norte y de Europa. En esa época, la altura sobre la cual existen nieves eternas
descendió notablemente en cadenas montañosas, tales como los Alpes y los Andes. La masiva
transformación de agua líquida en hielo determinó que el nivel del mar fuera, en ese entonces, 100
metros inferior al actual. En América del Sur, el enfriamiento global asociado a la glaciación
provocó que especies animales adaptadas a condiciones frías migraran hacia el Norte. Así,
durante los momentos en los que los climas eran más rigurosos, en lo que es hoy la provincia de
Buenos Aires, habitaban mamíferos, ahora, patagónicos.
La existencia de períodos glaciales (llamados también glaciaciones) fue inferida por primera vez en
1837 por el biólogo suizo-norteamericano Louis Agassiz. Agassiz obtuvo datos geológicos que
indicaban que las glaciaciones de los Alpes se habían expandido en el pasado a las tierras bajas
que los circundaban. Esto lo llevó a sugerir que, en un tiempo geológico no muy lejano, el clima
habría sido mucho más frío que el actual. Esta hipótesis se vio reforzada por estudios realizados
por el mismo investigador en Escocia y los Estados Unidos.
En 1842, el matemático francés Joseph Adhémar sugirió que las glaciaciones podrían haberse
originado por factores astronómicos que causaron una disminución en la cantidad de irradiación
que la Tierra recibe del Sol.
En lo que sigue se analizarán algunos de estos mecanismos.
Durante la década de 1860, el escocés James Croll, un científico autodidacta que se desempeñaba
como conserje del Andersonian College and Museum de Glasgow, presentó una novedosa teoría
para explicar las glaciaciones. La visión de Croll, que está resumida en su libro El clima y las
épocas, se basó en los cálculos que había realizado el astrónomo francés Urbain Leverrier para
predecir las variaciones de la excentricidad de la órbita de la Tierra alrededor del Sol. De acuerdo
con Croll, las complicadas interacciones gravitatorias en el sistema solar hacen que la forma de la
órbita terrestre cambie de modo regular y previsible, pasando de ser casi circular a una forma de
elipse algo estirada. Según este científico, cuando la órbita es circular, se expresan las condiciones
cálidas características de un período interglacial; mientras que la órbita alargada corresponde a los
períodos glaciales. Croll sostenía que si los inviernos eran fríos la nieve podía acumularse con
mayor facilidad y, de este modo, reflejaría la radiación solar incidente manteniendo a la Tierra fría.
Si durante los inviernos del Hemisferio Norte la Tierra estaba lejos del Sol -lo que sucede cuando la
órbita tiene forma alargada-, debería producirse una glaciación.
Un segundo factor que acentúa las variaciones entre las estaciones es la forma de la órbita
terrestre. Con un período de, aproximadamente, 100.000 años, la órbita se alarga y acorta, lo que
provoca que su elipse sea más excéntrica y luego retorne a una forma más circular. La
excentricidad de la órbita terrestre varía desde el 0,5%, correspondiente a una órbita prácticamente
circular; al 6% en su máxima elongación. Cuando se alcanza la excentricidad máxima, se
intensifican las estaciones en un hemisferio y se moderan en el otro. (Figura 2).
Fig 2
Cambio ciclico de la forma de la órbita terrestre
El tercer factor es la precesión o bamboleo del eje de rotación de la Tierra, que describe una
circunferencia completa, aproximadamente, cada 23.000 años. La precesión determina si el verano
en un hemisferio dado cae en un punto de la órbita cercano o lejano al Sol. El resultado de esto es
el refuerzo de las estaciones, cuando la máxima inclinación del eje terrestre coincide con la máxima
distancia al Sol. Cuando esos dos factores tienen el mismo efecto en uno de los hemisferios, se
tienen efectos contrarios entre si en el hemisferio opuesto. (Figura 3).
FACTORES NO ASTRONÓMICOS
Además de los factores astronómicos considerados hasta ahora, también producen variaciones
climáticas las fluctuaciones en la concentración de gases responsables del efecto invernadero, la
actividad volcánica, los cambios en las corrientes oceánicas y en la configuración de los
continentes.
Los cambios de los climas que se han comentado produjeron modificaciones en las poblaciones
animales y vegetales, a través de la extinción, adaptación y migración de especies. El estudio de
estas transformaciones proporciona, por lo tanto, métodos biológicos de estimación de las
condiciones climáticas y ambientales del pasado.