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Sabía que ella guardaba un arma en su bolso para poder defenderse
ante cualquier situación violenta pero afortunadamente no me fue
difícil inmovilizarla con unos precintos antes de que pueda
agarrarla.
No puedo negar que me dejé llevar por la pasión y disfrute
mientras lentamente la penetraba con mi mejor cuchilla, cm a cm,
entraba y salía. Imposible no asociar sus gemidos de dolor a
cuando hacíamos el amor. De repente se me cayó una lágrima que
expandió mi consciencia y no me permitió continuar, tuve que
dejarla agonizando. Para ese entonces yo también sentía que estaba
agonizando.
Me pregunto, desde el punto de vista del lector, cuánto pesa en el
cuento la posibilidad que avizora G! de ser delatado por ella?
Abro esta pregunta en relación con el hecho único, ya que, si bien
para G! ésta posibilidad no es remota en la historia, sí lo es, en
cambio, para el lector, puesto que los motivos reales que
desencadenan la tortura de hecho ya fueron explicitados, sólo que
con una hojarasca: los rodeos del ego que gravitan alrededor de
los protagonistas antes de la consumación del acto y sirven, según
entiendo, como un recurso juguetón que logra ocultarnos la
delación o sospecha frente a nosesabequé.