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El Misterio de Olga Chejova - Antony Beevor
El Misterio de Olga Chejova - Antony Beevor
Querido Vova:
He leído yo tu carta a la tía Olia, pues guarda cama
desde el día 6. El de su septuagésimo quinto cumpleaños,
que celebramos el 22, fue un día triste. El 23 se sometió a
una operación, y ha pasado dos semanas con treinta y ocho
y treinta y nueve de fiebre. Ahora, por fin, comienza a
recobrarse de la intervención. Creemos que podrá salir del
hospital para el día 30. Nos alegramos mucho por ti, y nos
complace que la familia de Margo te haya recibido con
tanto cariño. Eso quiere decir que no vas a estar tan solo
ahora que has vuelto a Moscú. Suerte que has completado
tus estudios: hoy en día es necesario tener cierta
formación, sobre todo si quieres ser actor. No tenía ni
idea, dicho sea de paso, de que te interesara la profesión.
Es un oficio sacrificado, y vas a tener que trabajar duro para
moldearte. Deberás leer muchísimo y cultivar tu
pensamiento, y por encima de todo, habrás de tener en
cuenta los factores que más importan en toda ocupación
artística: disciplina interior, dominio de uno mismo y
capacidad para resistir el fracaso, que a menudo es más
frecuente que el éxito aun por lo que respecta a los actores
de mayor talento. Sin embargo, ya has visto lo que era
capaz de hacer tu padre, y la tía Olia sigue pisando las
tablas. Los Knipper son gente trabajadora, y perseveran
hasta que consiguen lo que se proponen. Y ya está bien de
sermones. Voy a ir a Moscú en torno al 10 de octubre, y la
tía Olía llegará después, cuando se encuentre mejor.
Recibe besos de su parte y un apretón de manos de la mía.
Saluda a Margo por mí, porque no tengo su número de
teléfono. Tuyo,
Liev Knipper24
Tal vez la tía Olia tuviese otra razón para no contestar
en persona. Al parecer, habían llegado a sus oídos
inquietantes rumores que afirmaban que Vova no había
sabido desenvolverse demasiado bien durante la guerra, y
en el seno de la familia pesaba sobre él cierta sensación de
deshonra. Con todo, hubo algo que, al menos, había logrado
infundir en ella no poca tranquilidad en la época en que
vivían: con motivo de su septuagésimo quinto cumpleaños,
el Comité Central dispuso que se le concediese la Orden
de Lenin, lo que, al margen del prestigio que iba ligado al
galardón, constituía una señal inequívoca de que los
Knipper no se hallaban bajo amenaza de la NKVD.
—
2 2 . Izquierda. Olga en Liebelei (1931) de Max
Ophuls.
23. Derecha: Olga en Die Ñacht
der Entscheidung («La noche de
la decisión», 1931), con Conrad
Veidt, el famoso mayor Strasser
de la posterior Casablanca.
24. Olga con Ada, su hija, hacia 1943. [foto añadida
por faltar la original del libro].
CAPITULO 1
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13/09/2009
notes