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INTRODUCCIÓN

A continuación presentare el siguiente


trabajo del curso de teatro el cual consiste
en ilustrar temas tales como; cuentos,
cantos infantiles, poemas Guatemaltecos,
trabalenguas, adivinanzas, chistes.

La realizare con la finalidad de aprender


aún más sobre los temas ya mencionados.
LUPITA, LA MARIQUITA RICA

Lupita era una mariquita, que soñaba con volar sola hasta lo más alto, para
distinguirse de las demás. Tras la suculenta herencia de su padre Epafrodito, que
en paz descanse, Lupita se convirtió en la mariquita más rica de Pueblobichito, su
humilde ciudad.
Al verse con tanto dinero, Lupita se volvió tan caprichosa, que incluso se cansó de
andar, y decidió invertir su fortuna en viajes para al fin conseguir volar, como
ninguna otra mariquita lo había hecho jamás.
Subió en helicópteros, viajó en avión, y hasta surcando el cielo en globo a Lupita
(que todo se le hacía poco) se la vio. Viajaba Lupita siempre maquillada con
enormes pestañas, y ataviada con largos guantes de seda y un sombrero tan grande
que se la veía a cien pies.
Pero pronto, Lupita empezó a necesitar a alguien con quien poder compartir todas
las maravillas que había visto a lo largo de tanto viaje. Empezó a imaginar,
mientras contemplaba el mundo, como sería la vida con otro bichito que la
susurrara canciones a la orilla del mar o celebrase con ella la Navidad. Recordaba
con tristeza a sus amigas Críspula y Cristeta, con las cuales se pasaba horas enteras
jugando y sobrevolando los arbustos espesos y radiantes en primavera. O a Serapio
y su brillante mirada, posándose sobre sus pequeñas alas en los días más
espléndidos de la florida estación. Y Lupita sintió de repente una profunda tristeza
que con su dinero no podía arreglar.
Decidió entonces poner sus patitas en tierra para ordenar todas aquellas ideas. Y
vagando de un lado a otro, llegó a un extraño lugar al que se dirigían muchas
mariquitas de su ciudad. La Cueva del Suplicio, como se llamaba, era un sitio a
donde acudían la mayoría de mariquitas que no tenían nada, para empeñar lo poco
que les quedaba y así dárselo a los demás el día de Navidad.
Viendo a aquellas mariquitas luchar por no perder la sonrisa de los suyos, con su
propio esfuerzo y sin ayuda de los demás, comprendió Lupita que no eran ellos los
pobres y se avergonzó de su codicia y su vanidad.
Decidió en aquel momento Lupita, depositar en aquel lugar todo su capital,
incluidos sus guantes de seda y su gigante sombrero. ¡Quería ser como las demás!
Lupita había comprendido al fin que, en volar hasta lo más alto, no se encontraba
la felicidad.
LA JIRAFA DROMEDARIA

Érase una vez una Jirafa Dromedaria que habitaba en la sabana africana…
Esta curiosa jirafa vivía al margen de su manada porque… ¡apenas se le parecía en
nada!.
Su lomo asemejábase más al de un camello, o a un dromedario (o a un tobogán), y ni
siquiera gozaba del cuello largo y rectilíneo del que disfrutaban el resto de las jirafas
de aquella sabana. Ninguna de sus parientes jirafas podía ver en ella ni a una tía, ni
a una hermana, ni siquiera a una prima lejana; ni contemplaban tampoco al verla, a
alguien con quien compartir el agua o las sabrosas acacias. Recelosas, observaban
muy erguidas en las alturas a aquel extraño animal, cuasi jorobado, que tanto se les
acercaba.
La Jirafa Dromedaria cansada, con el tiempo, de agazaparse y correr siempre al
rebufo del resto de la manada, decidió vagar sola por la sabana en busca de más
jirafas dromedarias, en busca de una auténtica familia que en apenas algo se le
asemejara.
Tras un tiempo observando y buscando su nuevo hogar, la Jirafa Dromedaria creyó
haberlo encontrado al ver el pelaje de un leopardo, intentando camuflarse entre el
pastizal.
Acercóse la insensata jirafa hacia el fiero animal, hasta que sus finos y largos bigotes
pudo casi palpar. Pero el leopardo (creyendo ver al mismísimo demonio en la piel de
un camello con sarampión) se quedó tan congelado cuando la llegó a observar, que
concedió a la jirafa el tiempo justo para lograr escapar. Y emprendiendo como pudo
una carrera, al trote de un paso muy vacilante y torpón, la Jirafa Dromedaria de
nuevo retomó la búsqueda de su familia de verdad.
Harta de trotar para escapar del leopardo y de un posible ataque fatal, creyó divisar
a lo lejos un paraíso de antílopes colosal. En la distancia, pudo olisquear el aroma de
las hojas y de las vainas frescas que cubrían parte de los terrenos de aquel esbelto y
bello animal, y cansada y apurada por el hambre, pensó haber llegado al hogar.
A su llegada, los antílopes no dudaron en dar la bienvenida a aquella invitada curiosa
y particular. Agasajaron a la jirafa con hierbas frescas de temporada y, al anochecer,
la acomodaron en un humilde rincón fresco de pasto para que pudiese reposar. Al
día siguiente, ya descansada, la Jirafa Dromedaria se divirtió de lo lindo con las
pequeñas y juguetonas crías del grácil antílope, las cuales se deslizaban por su
espalda jorobada, como si recorriesen mil rampas a lomos de un tobogán. Qué gracia
en sus saltos y movimientos… ¡qué cariño en cada uno de sus gestos!
La Jirafa Dromedaria, por primera vez, parecía formar parte de un grupo, de una
manada; y nunca más se puso en marcha en busca de familiares por la sabana.
Qué extraño resultaba verla en medio de aquella tribu africana. ¡Qué familia tan
disparatada formaban! Y qué felices los niños junto a su nueva amiga del alma.

LA TÍA RITA

La tía Rita era una mujer de lo más peculiar.


Poseía una espalda curvada, con la cual aparentaba una edad de lo más avanzada.
Joroba que le hacía un cuerpo semejante, al caminar, al de una pobre grulla sin
alas. Sin embargo, no era aquello lo más singular. Todo el mundo comentaba que la
tía Rita sufría de espasmos y que, por ello, el cuerpo parecía habérsele partido en
cuarto y mitad.
La tía Rita era una mujer de lo más “especialita”. Su hermana decía que era alérgica
a la letra “i” y que, por ese motivo, vivía en un sin vivir. Si la nombraban,
estornudaba, y si estornudaba…de nuevo, el cuerpo entero otra vez le temblaba:
¡aaachís! La pobre Rita ya no sabía, cómo de aquel castigo escapar podría:
– «Ji, ji, ji…» –Carcajadas de señoras y señores…
– « ¡Piii! ¡Piiii! » –Sonido de coches en calles y callejones…
– «Din, don…Din, don… » –Repiques de campanas y relojes…
¡Quiquiriquí!…De la mañana a la noche, la tía Rita se encontraba inmersa en una
extraña danza (compuesta de muecas curiosas y muchos temblores) que parecía no
tener fin. Hasta que un día la hermana de Rita, ideó una manera de acabar con la
caprichosa alergia en torno a aquella letra tan estrechita.
Acordándose de que su hijo Martín, tartamudeaba y se atragantaba con la misma
letra “i”, decidió hurtarle la vocal a su hermana, para ponerla en el abecedario del
pequeñín. Presurosa, acudió al Consejo superior de los nombres de todos los reinos.
En él, las personas más sabias acuñaban en madera elegantemente tallada, todas las
letras del abecedario en el Casillero Oficial de todos los niños y niñas, conforme
aprendían a hablar, leer y escribir.
Una vez informados del caso de su hermana Rita y de su hijo Martín, todos los sabios
y sabias del consejo, acordaron conceder al pequeño, la vocal que tanta alergia le
había provocado a su tía. Y, finalmente, tallaron a Martín, muy cuidadosamente, la
dichosa letra “i”.
La «hermana Reta», como la llamaron a partir de entonces, pudo al fin relajarse y
vivir feliz, y Martín pudo de una vez pronunciar la “i”…
¡Achís!

EL VAGABUNDO Y LA LUNA

Érase una vez un extraño hombrecillo que moraba entre las sombras de una ciudad.
Prefería la noche al día, y al alba, se acomodaba sobre los tejados más mullidos de la
capital. La gente, que nada de él conocía, acostumbraba a susurrar a su espalda
mientras el hombrecillo dormía, ajeno a los demás.
– ¡Pobre vagabundo! –se lamentaban los más bondadosos– ¡Qué vida tan
desgraciada tendrá!
A aquel extraño vecino le acompañaba siempre un gato, lleno de tantas manchas que
parecía vestido de lunares, y ¡hasta unas botitas blancas parecía calzar!
Poco más poseía aquel hombre, salvo una pequeña flauta que le alegraba las noches,
mientras todos dormían y él despertaba. Y sin embargo, era el hombre más rico de
la ciudad.
Cuando la ciudad dormía todo se tornaba de paz y tranquilidad por las calles y
recovecos de aquel lugar. Solo un pequeño hombrecillo y su gato de cien manchas,
permanecían en aquel momento con los ojos abiertos. Aquel vagabundo (como le
llamaban), hacía entonces sonar su flauta llenando las avenidas de alegría, color y
magia. Sentado a los pies de la mismísima luna, cada noche silbaba el músico al
viento todas las melodías que recordaba.
– ¡Qué dichoso y afortunado me siento aquí sentado! – comentaba a menudo el
músico acariciando a su curioso y pintoresco gato.
Arropadito por un buen manto de estrellas, tocaba y tocaba sin darse cuenta la noche
entera, y cuando todos comenzaban a despertar volvía junto a su gato a buscar
tejados mullidos donde poder reposar.
Así una y otra vez hasta que acabase el día, y la noche y la música tuviesen de nuevo
lugar.

LA GATA ENCANTADA
Erase un príncipe muy admirado en su reino. Todas las jóvenes casaderas
deseaban tenerle por esposo. Pero el no se fijaba en ninguna y pasaba su tiempo
jugando con Zapaquilda, una preciosa gatita, junto a las llamas del hogar.
Un día, dijo en voz alta:

Eres tan cariñosa y adorable que, si fueras mujer, me casaría contigo.

En el mismo instante apareció en la estancia el Hada de los Imposibles, que dijo:

Príncipe tus deseos se han cumplido

El joven, deslumbrado, descubrió junto a el a Zapaquilda, convertida en una


bellísima muchacha.

Al día siguiente se celebraban las bodas y todos los nobles y pobres del reino
que acudieron al banquete se extasiaron ante la hermosa y dulce novia. Pero, de
pronto, vieron a la joven lanzarse sobre un ratoncillo que zigzagueaba por el salón
y zampárselo en cuanto lo hubo atrapado.

El príncipe empezó entonces a llamar al Hada de los Imposibles para que


convirtiera a su esposa en la gatita que había sido. Pero el Hada no acudió, y nadie
nos ha contado si tuvo que pasarse la vida contemplando como su esposa daba
cuenta de todos los ratones de palacio.
CINCO RATONCITOS

Cinco ratoncitos de colita gris,

mueven las orejas, mueven la nariz,

abren los ojitos, comen sin cesar,

por si viene el gato, que los comerá,

comen un quesito, y a su casa van,

cerrando la puerta, a dormir se van


TODOS LOS PATITOS

Todos los patitos


se fueron a nadar
y el más pequeñito
se quiso quedar

su mamá enfadada
le quiso regañar
y el pobre patito
se puso a llorar

Los patitos en el agua


meneaban la colita
y decían uno al otro
ay! que agua tan fresquita.

Los patitos en el agua


meneaban la colita
y decían uno al otro
ay! que agua tan fresquita.
QUE LLUEVA, QUE LLUEVA

Que llueva, que llueva,


la vieja de la cueva,
los pajaritos cantan,
las nubes se levantan,

¡Qué si!
¡qué no!
que caiga un chaparrón,
con azúcar y turrón,
que rompa los cristales de la estación.

Que siga lloviendo


los pájaros corriendo
florezca la pradera
al sol de primavera

¡Qué si!
¡qué no!
que caiga un chaparrón,
con azúcar y turrón,
que rompa los cristales de la estación.
EL COCHERITO

El cocherito, leré

me dijo a noche, leré,

que si quería, leré

montar en coche, leré.

Y yo le dije, leré

con gran salero, leré.

no quiero coche, leré

que me mareo, leré.

El nombre de María

que cinco letras tiene:

la M, la A, la R, la I, la A.
M-A-RÍ-A.

ESTRELLITA DÓNDE ESTÁS

Estrellita donde estás


me pregunto quién serás.
Estrellita dónde estás
me pregunto quién serás.

En el cielo o en el mar
un diamante de verdad.
Estrellita dónde estás
me pregunto quién serás.

Estrellita dónde estás


me pregunto quién serás.
Estrellita dónde estás
me pregunto quién serás.

En el cielo o en el mar
un diamante de verdad.
Estrellita dónde estás
me pregunto quién serás.
MONJA BLANCA DE GUATEMALA

Bella Monja Blanca de Guatemala


Tu hermosura cautiva a propios y extraños
Tu rareza te viste con traje de gala
Para ser admirada por adultos y niños.

Oh Monja Blanca, encanto de diamante


Flor nacional de mi patria amada
Musa del poeta, poesía del estudiante
Tu escasez y lindura te hace delicada.

Excelsa Monja Blanca de mi país


Reina de las verdes montañas
Te aprecio desde que existís
Como símbolo de grandes hazañas

Monja Blanca, símbolo patrimonial


En una moneda fuiste acuñada
Para conservar tu belleza natural
De las orquídeas la más soñada.
POEMA A LA BANDERA DE GUATEMALA

Al verte ondear mi corazón


Sigue tus pasos de libertad;
Siempre cautivas mi atención
Con tu hermosura de majestad.

Tus colores azul, blanco y azul


Tiñen mi cielo de esperanza
Guardando el dolor en el baúl
Colmando mí ser de confianza.

El azul representa justicia y verdad


El blanco significa pureza y paz
Valores para vivir en hermandad
Lucha por ello, tú eres capaz.

Cuando pases frente a la bandera


Detente y salúdala con respeto
No es un símbolo cualquiera
Es un símbolo patrio, según decreto.

Bandera Nacional de Guatemala


Símbolo patrio de hazaña y libertad
Que se viste en septiembre de gala
Para inspirar al hombre de bondad.
POEMA AL QUETZAL

Quetzal, bella y encantadora ave

símbolo Nacional de nuestra libertad

luz de mi patria, de plumaje suave


llevas en tu pecho el lema de verdad.

Pájaro Quetzal emblema de mi país


signo de leal y rotunda amistad
pues en el pecho del hombre morís
expresando tu profunda hermandad.

Pájaro Quetzal de bosques nublados


bosques lluviosos y altas montañas
que te posas sobre los acantilados
para esconder tus grandes hazañas.

Pájaro Quetzal, nuestra alma mater


te quiere conservar para la posteridad
aunque de todos debe ser un deber
pues eres estandarte de lucha y bondad.

Pájaro Quetzal, tu belleza te hace único


digno de pleno respeto y admiración
yo bardo te escribo y te rindo tribúnico.
para resaltar tu grandeza en la nación.
POEMA A LA MARIMBA DE GUATEMALA

Marimba, símbolo nacional de Guatemala

son tus notas el bálsamo para mis penas

ante los grandes crímenes de gente mala


que hurta y aniquila a las personas buenas.

Instrumento autóctono de tela y hormigón


que permites contemplar la luna de Xelajú
con suaves notas que penetran el corazón
haciendo caso omiso si eres ingenuo o gurú.

Marimba, a través de tus tenues notas conocí


las chancletas del recordado Nayo Capero
el añorado ferrocarril de los altos me aprendí
y bailé varias veces al son del indito sanjuanero

Marimba de mi patria, me duele mucho saber


que tus hijos te cambiaron por el reguetón
ruido sin sentido que sólo los invita a perder
la inocencia, la ternura y la bondad del corazón.

Marimba de mi Guatemala, hoy te exalto


como símbolo real de mi patria amada
para posicionar tu nombre en lo más alto
y así volver a ser en las ceremonias escuchada.

POEMA A LA CEIBA PENTANDRA

La ceiba Árbol Nacional de Guatemala


Exaltada por el botánico Ulises Rojas
Con miras de evitar a toda costa su tala
Para que sigan dando sombra sus hojas.

Ceiba Pentandra fiel insignia de mi país


Representante de la flora guatemalteca
Que en las grandes y altas montañas vivís
Para dar cobijo y que la hierba, no esté seca.

Ceiba Pentandra, representas el orgullo


De nuestras soberanas raíces mayas
Que nos abrigó como su tierno capullo
Y para tal fin libraron continúas batallas.

Ceiba Árbol Nacional de mi patria amada


Son tus verdes follajes terciopelo de aves;
Eres reverenciado como el árbol de la vida
Pócima medicinal incorporada en jarabes.
La ceiba es considera como árbol sagrado
Árbol sabio, previsor de la vida de los niños
Señora de las plazas, mercados y del cabildo
En el mes patrio, te reverenciamos cariños.

«Tres tristes tigres,


tragaban trigo en un trigal,
en tres tristes trastos,
tragaban trigo tres tristes tigres.».
«El rey de Constantinopla
Se quiere descontantinopolizar
el que lo descontantinopolice
buen descontantinopolizador será

Pablito clavó un clavito,

¿qué clavito clavó Pablito?,

el clavito que Pablito clavó,

era el clavito de Pablito.


El cielo está enladrillado,

quién lo desenladrillará,

el desenladrillador que lo desenladrille,

buen desenladrillador será.

El cielo está encapotado.


¿Quién lo desencapotará?
El que lo desencapote,
buen desencapotador será.
En el colegio, la profesora preguntando:
- ¿Pepito, cómo clasificarías a la letra U?
- Como una vocal, señorita.
- Muy bien, ¿y tú Jaimito, cómo clasificarías a la letra K?
- Como una consonante irrepetible, señorita.
El profesor estaba en su clase de Química y pregunta:

-Si introduzco este reloj en esta sustancia, ¿Creen ustedes que se disolvería?
Un alumno contesto:
-No.
-¡Muy bien! ¿Por qué?
-Porque si se disolviera, usted no lo metería

Está la maestra explicando el uso correcto de los acentos. Entonces le pide a uno de
los niños:
-A ver Pedrito, dime dos nombres que lleven tilde.
Y Pedrito responde:
- Fácil: Matilde y Clotilde.
Le dice la profesora a Jaimito:
- Jaimito, dime todas las formas verbales del verbo nadar.
Y Jaimito dice gritando:
- YO NADO, TÚ NADAS?
Y la profesora le dice:
- Más bajito, Jaimito.
Y Jaimito contesta:
- Yo buceo, tú buceas

-Pedrito, ¿has copiado el examen de Pablito?


-¿Por qué lo pregunta, señorita?
-Porque en la primera pregunta él ha respondido No lo sé y tú has contestado Yo
tampoco.
COMENTARIO
PERSONAL
Personalmente he aprendido
demasiado sobre el trabajo que
presento, es para enriquecer aún más
mis conocimientos sobre todos los
temas y además sobre el curso.
CONCLUSIÓN
Aquí ha finalizado el siguiente trabajo el cual
elabore con mucho esfuerzo y como también
he aprendido demasiado.

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