Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Sebastián Eguiguren
Junio de 2016
Índice
INTRODUCCIÓN…… .……………………………………………………………….2
CONCLUSIONES…………..…………………………………………………………15
BIBLIOGRAFÍA……..…………………………………………………………..……16
1
INTRODUCCIÓN
2
CAPÍTULO I: CONCEPTOS SOBRE URBANISMO Y SOSTENIBILIDAD
Ahora bien, ¿cómo se presenta la urbe para que el tema de la sostenibilidad se haya
vuelto de uso recurrente? Varios autores han afirmado que “la ciudad en el siglo XXI
corresponde a un tipo de urbe singular, en el que sus moradores dejan una huella
ecológica y se someten a una baja calidad de vida (Campos, 2015: 5; Ramírez, 2009: 2).
A mi criterio, la baja calidad de vida en las ciudades referida por Campos, se expresa
desde relaciones sociales poco profundas debido a una estructura urbana que no permite
una mayor profundidad en las mismas (Wirth, 1962). Asimismo, existe una relación
deteriorada entre el humano citadino y los entornos naturales, cuyo principal mecanismo
causa que “la naturaleza que ingresa a la ciudad como riqueza material sale de ella bajo
la forma de deshechos, de materia muerta y contaminación” (Lezama, J. L., &
Domínguez, 2006: 434). Como vemos, la ciudad requiere constantemente “del uso y
aprovechamiento de los elementos que proporciona la naturaleza” (Ramírez, 2009: 4).
con la característica de que este accionar, especialmente cuando no se cuenta con una
planificación previa sobre impactos, produce índices de insostenibilidad en la urbe. A
manera de síntesis, la concentración de la población, del acervo financiero e impactos
ecológicos son agentes importantes en esta baja calidad de vida urbanamente
insostenible.
Al no existir una previa y posterior planificación urbana que estudie el impacto de cada
una de estas causales, las ciudades se van volviendo foco de problemas de
sostenibilidad. Es innegable que “el consumismo, el incremento del parque vehicular,
los procesos industriales” (Ibíd.: 2), la actitud extractivista de recursos naturales cuya
3
demanda por parte de la ciudad puede ser en determinado momento superior a la
capacidad de regeneración natural del recurso (…) y la generación de residuos cuyos
desechos urbanos que son vertidos pueden no ser asimilados por la naturaleza (Ibíd.).
Ahora bien, a manera de esclarecer cada uno de los aspectos, el mismo autor sostiene
que estos pilares se expresan bajo los siguientes parámetros, ordenados en base a sus
afirmaciones:
4
Ámbito Detalle
Ambiental Mediante la protección de ecosistemas y
generación de nuevos espacios que no
degeneren el suelo ni produzcan residuos
o emisiones.
Social Mediante participación ciudadana en
nuevos proyectos de sostenibilidad.
Económico Mediante generación de empleos y
espacios que induzcan el desarrollo
económico equitativo, evitando lógicas de
competitividad en la urbe.
1
Elaborada por el autor de la presente monografía en base al trabajo de Alfredo Ramírez Treviño.
5
Dentro de esta discusión es fundamental referirse a la ciudad como ente parasitario en
relación a la producción de sus propios alimentos. De manera general, “los residentes en
las ciudades son consumidores, no productores de alimentos; a medida que se hacen
más numerosos en relación con los habitantes rurales, la carga de producción de
alimentos sobre estos últimos se vuelve mayor (Latham, 2002, Población, alimentación,
nutrición y planificación familiar: 45). La ciudad se caracteriza, por consiguiente, como
incapaz de satisfacer sus necesidades propias alimenticias en un encuadre que se
presenta cada vez más crítico debido a la amplia y creciente densidad poblacional que
parece no tener fin.
6
CAPÍTULO II: AGRICULTURA URBANA EN LATINO AMÉRICA Y QUITO
COMO ALTERNATIVA FRENTE AL PARASITARISMO URBANO
En este capítulo se realizará una revisión neta de los datos respecto a la situación de
latinoamericana y quiteña de la agricultura urbana.
Ahora bien, retomando nuestra mirada a las urbes, es justo preguntarse acerca del papel
social en relación a la agricultura urbana como centro de producción alimenticia.
“En 1999, se determinó que 800 millones de personas en todo el mundo participaban
activamente en la agricultura, la ganadería, la pesca y la producción forestal en las zonas
urbanas y conurbadas” (FAO, 2014: 2), lo cual constituye una número de población
importante que seguramente sorprende a más de uno, ya que mayoritariamente estos
grupos humanos parecen estar invisibilizados y la problemática a nivel social es
generalmente desconocida.
7
2.1 Agricultura Urbana en Latino América y Quito
Dentro de estos planos del mismo escenario que nos incumbe, los sujetos urbanos que
se desenvuelven con la agricultura urbana “proceden de familias de bajos ingresos y la
practican como una manera de reducir su gasto en alimentos y de obtener más ingresos
por la venta de sus productos. (Ibíd.) Es así como “la agricultura a pequeña escala es
una fuente de ingresos para la población procedente de las zonas rurales y para muchos
de los habitantes pobres de las zonas urbanas (Ibíd.:5). Esta práctica se vuelve de
importancia primordial para estas familias, ya que “las compras de alimentos
representan la mayor parte del gasto de los hogares de bajos ingresos” (Ibíd.:1).
Asimismo, “muchas personas que practican la agricultura urbana y periurbana para
consumo en el hogar también venden los excedentes, incluso los pequeños huertos
familiares suelen producir un pequeño excedente que se puede vender” (Ibíd.: 7).
Quito cuenta con aproximadamente “14 bioferias que funcionan semanalmente en zonas
de bajos ingresos, así como en los barrios acomodados” (Ibíd.:55). La generación de
estos espacios fomenta nuevas formas en la relación entre productor-consumidor, ya que
“los agricultores llegan a conocer a las personas que compran sus productos, mientras
que quien adquiere un producto sabe a dónde va su dinero y cómo beneficia a la
economía de las familias” (Ibíd.: 55).
8
población” (Ibíd.:50). Esta nueva población procedente del campo, se trasladó a
“asentamientos construidos en laderas y barrancos de los alrededores, muchos de ellos
habían recurrido a la agricultura de pequeña escala para alimentar a sus familias” (Ibíd.:
50).
Hoy en día, ¿la realidad de Quito permite el fomento de las actividades agrícolas
urbanas? A manera de cierre de esta sección, resulta interesante considerar que “la tasa
de pobreza de Quito es actualmente el 27% y 30% de la extensión total del Distrito
Metropolitano de Quito son terrenos baldíos (Ibíd.:57).
9
CAPÍTULO III: ANÁLISIS ACERCA DE LA AGRICULTURA EN LAS
CIUDADES Y SU RELACIÓN CON LA SOSTENIBILIDAD
Ahora bien, antes de empezar analizando cada uno de estos tres pilares, recordemos que
éstas fueron postuladas con la finalidad de mejorar la calidad de vida de los sujetos
urbanos. Estos tres fundamentos se constituyen como los pilares que sostienen la casa
de la sostenibilidad, que, en último término, es el mundo en sí mismo y en este caso
particular, son las ciudades. Es necesario remarcar, a mi consideración, que dicha casa
no puede sostenerse por sí sola y si cualquier propuesta toma en cuenta solamente uno o
dos de estas columnas, la casa inevitablemente se vendrá abajo. Es por este motivo que
es menester el análisis integral de la misma.2
2
Partiendo de esta aseveración, se reflexionará primeramente sobre el pilar económico, ambiental y
finalmente el social.
10
los excedentes varían igualmente. Empero, más allá de que económicamente sea
importante la cantidad de excedentes, la mera existencia de la misma si es combinada
con una planificación urbana que impulse su venta, por ejemplo mediante bioferias
como en el caso de Quito, puede traer beneficios para las familias que practican este
tipo de agricultura. Sin embargo, considero que el punto de mayor fortaleza de esta
actividad se centra en el autoconsumo, que es pieza fundamental en el paso de ciudades
parasitarias a productivas.
11
El informe de la FAO afirma que la agricultura urbana “suministra (…) alimentos
locales frescos (…) y crea franjas verdes que mejoran la calidad de la vida urbana”
(Ibíd.:1). De esta manera, el plano paisajístico de la urbe puede también verse
favorecido, mejorando y protegiendo la diversidad de vida silvestre y faunística dentro
de las ciudades. A mi criterio, no es saludable concebir las ciudades solamente como
conglomerados de cemento, este tipo de urbe actualmente se encuentra
recalcitrantemente caducada debido a que no provee alternativas frente a los problemas
del cambio climático, sino que las genera.
3
Considero que a este grupo se podrían juntar los presos de la ciudad, que al ser reubicados en espacios
de generación de alimentos su proceso de rehabilitación se vería favorecido.
12
que la agricultura urbana se ha realizado, al menos en Quito, a escala pequeña y des-
institucionalizada. Ahora bien, al pensar a escala mayor es fundamental la inclusión de
estudios previos que no conviertan a la alternativa en un nuevo problema ambiental, y
garanticen su sostenibilidad.
13
El estado de la cuestión de fondo, a mi parecer, yace en que el imaginario de la urbe
contemporánea no se percibe a sí misma como parte de la naturaleza (Ramírez, 2009),
sino como propietaria de la naturaleza, la cual puede ser desmembrada si es necesario
para satisfacer las necesidades de la ciudad.
14
CONCLUSIONES
Considero que la temática tiene importancia para posteriores estudios urbanos, ya que,
como hemos visto, su campo es amplio y requiere mayor profundización en cada una de
sus ramas.
El presente trabajo ha sido un intento de abordar la problemática para conocer las aristas
que compone una sola de las múltiples variables que engloba la problemática de la
sostenibilidad urbana.
15
BIBLIOGRAFÍA
Campos Cortés, G. I., Teresa Rojas, K., & Monroy Ortiz, R. (2015). El reto de la
sostenibilidad urbana: AMECIDER – CRIM, UNAM. 20° Encuentro Nacional sobre
Desarrollo Regional en México. Cuernavaca
Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos. (1991). Contenido del
Programa 21[en línea].Río de Janeiro, Brasil: UN-Habitat. Capítulo I. Preámbulo.
Disponible en:
http://www.un.org/spanish/esa/sustdev/agenda21/agenda21spchapter1.htm
Rueda, S. (2001). Un nuevo urbanismo para una ciudad más sostenible. Agencia de
Ecología Urbana. Barcelona.
16