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.U2'5
da. i Santa Necesidad de Ce- gas de Batman, en los inven- bítlico, el vestuario de Paula ¿ Qué hay de nuevo, Pussy-
lebrar el 24 de octubre como tos ridículos, en la exagerada Prentiss, Eda Cale corno can- cat? tiene mucho que ofrecer.
Día de las Naciones Unidas! actuación de los archivillanos, tante wagneriana. Si se exa- Resumo: la pop-psicolo-
Según algunos, es un reme- en el desafío continuo a las m i n a n secuencias aisladas, gía, for instance. Hoy Freud
dio contra James Bond, siem- situaciones heroicas tradicio- Pussyeat es magnífica: las ya es tan pop; por ser tan
pre elegante y siempre seduc- nales, en las poses de Bruce rabietas de Peter SelIers, la clase media, corno las lata.!;
tor de doncellas; Batman en Wayne y los comentarios de atmósfera de las fiestas, los Campbell o la Coca-Cola. Se
cambio protege la virginidad Dick Crayson, todo concluve gags paródicos de Woody AI- tienen complejos o traumas
(incluso se le cree capaz de en el elogio gratuito de la len, las sesiones de análisis de del mismo modo en que se
restaurarla) y actúa "bajo estupidez. El mundo de las grupo. Pero si Pussycat se leen comics o se piensa en
un disfraz aún más atractivo onomatopeyas ha llegado, las examina como unidad, nos onomat&¡ (Me vaya es-
que el de cualquier mucha- burbu ¡as son el máximo re- enfrentaremos a uno de los treIlar, ' ~1 ~m.
cha". De acuerdo con los ducto de nuestra expresión y films más fallidos de los úl- Dos espmtus gem~Edipo
antroposicólogos, representa el las personas que carecen de timos años. y Elvis Presley. ¿ Qué dife-
tipo chamánico del héroe. Es identidad secreta, carecen a Pussyeat es el reinado de rencia hay entre un análisis
un héroe primario que se en- fin de cuentas de identidad. lo popo Hay música pop, pop- de grupo y un happening? La
cuentra en la raíz de todas ¿ y no es de lamentar que psicología, chistes pop, vi- misma que existe entre la
las tradiciones primitivas y Bur~ess Meredith haya con- siones pop del mundo. Por transferencia y los clubes de
significa la libertad de los cluido su carrera convertido eso, debido a su fidelidad ex- fans. Pussyeat es la exalta-
poderes humanos de las limi- en el Pingüino? trema a la realidad cultural ción de esa pop-psicología.
taciones de tiempo y espacio d~ Ahora, Pussyeat está su- Woody AIlen decidió explo-
y peso y contenido. ¡Santo friendo el destino de las tar cómicamente todos los
Alberto Einstein! El héroe se
despoja de sus limitaciones
¡Santa buenas-malas películas en el
estilo de Muñequita de luio
recursos freudianos que desde
Hit c h ca c k atormentaban
humanas y adquiere fuerzas (Breakfast at Tiffany's) o de, nuestra almita y utilizó, sin
prodigiosas. ¡Santo Mircea
Eliade! GUL.P,
concuspiscencia! en un nivel "metafísico", La
Dolee Vita. Son obras retóri-
pudor alguno, cuanto cliché
encontró. El mayor cliché, la
Mas, j Santo Sufrimiento cas, fundamentalmente cur- imagen de este analista an-
de la Mujer Mexicana!, tan- 2. Los aficionados al humor sis, hechas para desquiciar, drógino; genialmente encaro
ta teoría es excesiva aplicada están de plácemes. No sólo q ue em;~ iecen con rapidez de nado por ,Peter SeIlers, (el
a una peliculita como Bat- porque acaban de leer uno exiliado de Shangri-La, y que actor con el rostro contem·
man, a actores como Adam de los más horrendos lugares sin embargo importan más poráneo por excelencia, sobre
West y Burt Ward y a la comunes del idioma, sino por que muchas otras películas, todo si se le compara con
imaginación capaz de inven- la exhibición de What's New, superiores desde el punto de Peter O'Toole, cuyas faccio-
tar el truco de la rehidrata- ,Pussyeat?, la supercomedia vista cinematográfico. Y sig- nes escaparon de una novela
ción. Batman prueba que hay con el super-reparto enco- nifican más por su valór his- de Thomas Hardy). Pero no
lo malo tan malo que resulta mendada al super-argumen- tórico, por su influencia en la sólo ese psiquiatra vienés epi-
malo y que el pop, al indus- tista Woody AlIen y dirigida conducta de las generaciones ceno, que además se llama
trializarse, ha dejado de ser por el infracineasta Clive jóvenes, por encarnar de mo- Segismundo y tiene una espo-
reivindicación y burla despia- Donner. Si se atiende al cast, do insuperable un estilo de sa dominante, es el único cli·
dada y se ha convertido en Pussyeat es perfecta: Peter vida. La Dolee Vita, por ché de Pussycat. La galería
otra manifestación arribista Sellers, Peter O'Toole, Romy ejemplo, inició a los sesentas de lugares comunes es abun·
de la omnívora clase media. Schneider, P a u I a Prentiss, eh su culto más espectacular: dante: la ninfómana, el sedu·
y que la tercera corriente del Capucine, Ursula Andress, el de la orgía y el caos con cido profesional, el psiquiatra
gusto, ha devenido en un sis- Woody AlIen. Si se piensa en pretensiones. Muñequita de que resuelve los problemas
tema de canonizar un deseo: la música, Pussyeat es exce- lujo dio la imagen exacta de ajenos pero que no puede re-
la clase media quiere estar lente y Baccarat, el compo- la sofisticación m o d e r na: solver el suyo propio, etc., etc.
de vuelta de todas las cosas. sitor, es por lo menos, de la Audrey Hepburn con sun- Otro aspecto decisivo de
j Santo C. Wright MilIs! Y categoría de John Barry. Si Pussyeat es la auto-concien·
glasses infinitos y un vaso de
aunque hay cierta gracia po- se examinan las fotos, Pussy- leche admirando una vitrina cia, el afán paródico y auto-
sible en los imposibles diálo- eat es regocijante: un Sellers oligopólica. Y en esta secuela paródico. Woody AIlen, au·
lar y argumentista, pertenece
a esa nueva generación inca-
paz de construir un humor
propio, mas sumamente hábil
en la tarea de destruir la so-
lemnidad y las mitologías
ajenas. Así, cada escena de
pusS')lcat está construida co-
mo un juego, una diversión a
costa de esquemas mentales
y culturales, que van desde
el ataque al matrimonio,. tí- teatro
pica de las comedias norte-
americanas, hasta la burla de
Fellini y sus memorias sádico-
solitarias. Este es otro gran
inconveniente de Pussycat:
se vuelve un film ancilar,
servil ante los objetos de su
critica, incapaz de .existir
y. mayoritario, en el cual se plo, Jarry, con una sola obra,
por su cuenta y riesgo. En
J. primer lugar, y ése es un
problema genérico, la paro-
ubu rey: apoya la supervivencia del
teatro como experiencia, co-
se hace acreedor a múltiples
elogios, ya que un Ubu Rey
dia siempre es un género mo espectáculo y no como li- es al teatro de hoy mucho
Ili
inferior, puesto que nunca
puede ser superior a lo pa-
el ilimitado teratura, ¿ no se siente atrai-
do por una o dos clases de
más de lo que diez obras del
fin de siecle son a la produc-
e
lS
rodiado. En se~ndo término,
una sucesión de sketches ja-
afán teatro solamente? El público
que asiste al teatro a sentir,
ción de la época. Pero, ¿po-
drá existir mayor audacia que
no a razonar, ¿ no selecciona la de adelantarse treinta, cua-
f
n
más logra la unidad orgáni-
ca. Se pierde el timing, el de poder según su propia naturaleza y
la de la obra que se le ofre-
renta, cincuenta años a los
movimientos artísticos? ¿Qué
sentido del ritmo y todo de-
pende en última instancia de ce ante los ojos? queda -y de quedar algo,
o por El nombre de Alfred Jarry quién nos lo ha hecho sa-
las posibilidades exteriores,
lo nunca del vi~or interno de la
Alberto Dallal debe estar sin duda mencio- ber- no ya de los Donnay,
~ cinta. Moraleja: Nunca nin- nado en todos los estudios se- de los Curel, los Hervieu, los
a guna suma de parodias lle- rios sobre el teatro contempo- Brieux, sino de todas las ideas
a gará a integrar una sátira. El teatro, enamorado desde ráneo. Sin embargo, des- con las que el Théatre d'Art
e Lo que interesa de estas hace tiempo de la forma, contando al público francés, pensaba revolucionar el arte
comedias no es tanto su cali- plantea en la actualidad una Jarry es amigo lejano del pú- teatral? Las teorías inmersas
dad intrinseca, sino la ma- lucha constante entre tenden- blico universal, pues a estas en Ubu Rey, en este sentido,
nera en que expresan, de un cias. Las batallas se libran alturas se halla más cerca de son más que premoniciones.
modo dócil, el conjunto de más en los escenarios, a tra- la literatura y de la investiga- La intuición de Alfred Ja-
doctrinas culturales e ideas vés de los ojos y de las sen- ción que de los escenarios. rry puede situarse en los te-
vitales que integran la cos- saciones, que en la letra im- Las causas, sin serlo tanto, rrenos de la genialidad, en el
mogonía de la cIase media. presa. Las palabras vuelan en resultan razonables a prime- mismo ámbito en el que se
Después de éussycat, ya sabe el espacio, impregnadas de ra vista: Ubu Rey, la obra encuentra el pensamiento de
uno que la cIase media ado- luces, y el espectador las asi- que Alfred Jarry publicara y Diderot, cuyas obras asustan
ra la psicología y por lo· mis- mila, las goza y, si así lo de- estrenara por primera vez en aún a nuestros contemporá-
mo le· fascina burlarse del sea, las rechaza. El director 1896, a los 23 años de edad, neos. Porque los genios no só-
objeto de su reverencia; pien- de escena es ya un especialis- por llevar contenidas las in- lo llegan a dominar su perso-
sa que no hay nada más or- ta, pues los elementos que novaciones que posteriormen- nal forma de expresión, no
giástico y fin-del-mundo que manipula quedan, aun sin te elaborarían y desarrolla- sólo prevén los fenómenos
una fiesta a-go-go, acepta ya una intención premeditada, rían los movimientos de van- que sobrevendrán en el futu-
complacida la idea de que dentro de clasificaciones par- Ruardia, se pierde en el alud ro, sino también deducen la
siempre es humorística la ticulares. Teatro clásico, tea- de tendencias y de cronolo- actitud del hombre ante di-
promiscuidad s e x u a 1, goza tro popular, teatro poético, gías que le han de seguir. En chos fenómenos. En sus razo-
hasta la saciedad el adulterio, teatro de vanguardia son varias ocasiones, tras de bre- namientos incluyen los vira-
ha santificado la importancia ahora vocablos y capítulos ves reconocimientos en torno . jes del espíritu de los huma-
del pelo largo y ha decidido, de la historia del teatro, pero a su estilo, Ubu Rey vuelve nos, infinito en posibilidades
finaimente, la naturalidad asimismo conceptos universa- a ser emplazado en las co- de cambio.
absoluta de eso. ¿Algo más? les sobre el arte teatral, se- rrientes del teatro francés Ubu Reyes una obra revo-
S~ pese a su sociologismo, lección de procedimientos, no moderno, pero sin que la ce- lucionaria y militante, pero
esta interpretación sigue sien- sólo de obras, para una u remonia bibliográfica impli- sobre todo es antirrealista,
do valida, ya que películas otra realización. Todos estos que la enumeración total y antidocumentaI. Los elemen-
como ¿Qué hay de nuevo, tipos de teatro pueden ser la descripción profunda de , tos de comedia contenidos en
PusS')lcat? dependen, para incluidos en el repertorio de los e.xcepcionales atributos de ella, aunados al tono críti-
existir, de un market research una compañía y el público la pieza. Al correr del tiem- co de sus conceptos, así como
previo, de la cuidadosa apli- escogido y la crítica los acep- po, las clasificaciones de Ubu las circunstancias en que Ja-
cación de la mercadotecnia tará por ser fieles creyentes Re,Y se hacen más justas, más rry escribe la pieza, son facto-
al examen del gusto masivo. de su coexistencia. Sin em- exactas. Con. respecto a sus res que hacen de Ubu Rey un
y pues que paga el vulgo. bargo, el público grueso, el contemporáneos, por ejem- hecho teatral sin anteceden-
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