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Evolución
Función Legislativa
Función Judicial
Función Ejecutiva
Organizaciones varias y
Amortizaciones ordinarias de la deuda pública
Al referirse al proceso de elaboración de la proforma del presupuesto general del estado indica
que esta labor corresponde a la comisión técnica del presupuesto, que para ese entonces
estaba integrada por:
En el año de 1950 visitó al Ecuador una misión económica auspiciada por Naciones Unidas y
dirigida por el Dr. Sunden y el Dr. Deperón quienes conjuntamente con un grupo de técnicos
nacionales propugnaron una serie de reformas substanciales, las mismas que se reflejaron en
la Ley Orgánica de Hacienda, en el título que trataba del presupuesto del estado, estos
estudios y recomendaciones sirvieron de base para que se estructurara la nueva ley orgánica
del presupuesto, la cual fue promulgada por decreto ejecutivo Nº 538 de 16 de marzo de 1951.
Establece que la H. Legislatura debe expedir la “Ley de presupuesto dentro del período
ordinario de sesiones, indicándose que si el Congreso no aprobare esta ley o si el presidente de
la república la objetare y la H. legislatura no llegare a insistir, regirá como presupuesto el
proyecto de la H. Comisión Técnica”. La ley divide el Presupuesto General del Estado en
presupuesto de operación, presupuesto de capital y Presupuestos anexos para las empresas
del estado, en lo que respecta al presupuesto de operación, indica que constituyen ingresos
aquellas rentas que provienen de:
Impuestos
Tasas
Utilidades de las Empresas del Estado
Rentas Patrimoniales y
Los ingresos varios no especificados que no constituyen ingresos de capital.
Señala que los egresos constantes en el Presupuesto de Operación se destinan a atender los
servicios que demande:
La Función Legislativa
La Función Judicial
La Función Ejecutiva y
las Organizaciones varias.
En el Título correspondiente a la Función ejecutiva indican que “deben incluirse los valores
destinados a cuotas internacionales, servicio de la deuda pública, pensiones del estado,
aportes a los presupuestos de operación de las empresas del estado y aporte al presupuesto
de capital del estado”.
Aun como queda señalado anteriormente, existen principios y leyes que han regulado el
proceso presupuestario, no ha sido posible que el presupuesto del estado constituya programa
financiero de la política gubernamental, sino más bien un instrumento que ha permitido llevar
la contabilidad del gasto público y lograr el control de los fondos fiscales de una manera
general.
Dicha práctica se erosionó en la medida que los gastos permanentes, excedieron a los ingresos
fiscales con la consiguiente generación de desequilibrios difíciles de resolver, al interior de los
propios presupuestos por el escaso margen discrecional disponible.
Por ello surgen las técnicas presupuestarias destinadas a introducir elementos de mayor
racionalidad en la asignación de los recursos públicos y a complementar la planificación
estatal.
A partir del año 1963 se decidió por parte del gobierno cambiar el presupuesto tradicional por
un sistema presupuestario de Programas, Actividades y proyectos, que permitiera evaluar los
servicios que debe realizar el gobierno, estableciendo prioridades en la ejecución de sus
proyectos y determinando los logros a obtenerse en base a una eficaz utilización de los
recursos disponibles.
Esa técnica surgió como una alternativa para introducir mayor racionalidad en la asignación de
recursos y a complementar la planificación del estado.
“Cabe señalar que el Presupuesto por Programas en el Ecuador no surgió como una simple
imitación de la serie de innovaciones que emprendieron los diferentes países con el objeto de
reorientar el sistema presupuestario”, sino más bien en razón de las necesidades reales que
tenía el Gobierno de programar su acción para que esta pueda producir los mejores efectos en
la economía del país.
“La implantación del Presupuesto por Programas permitió en su primera etapa, cambiar la
mentalidad del administrador público” 14 en lo que se refiere en la preparación y ejecución
presupuestaria. Esto significó que se logró pasar del simple sistema de control de gasto a un
sistema presupuestal que en base a la determinación de metas y a una combinación planeada
de recursos a asignarse para cada servicio de la Administración Pública, diera lugar a que el
Gobierno pueda cumplir con los planes de desarrollo.
Para los años 80 como consecuencia de la propia expansión de las funciones y tamaño del
estado provocado por el auge petrolero de comienzos de los 70 y de la baja del precio
internacional del crudo, se generaron períodos de crisis fiscal bastante largos lo que obligaron
a utilizar el presupuesto como un instrumento de ajuste que también provocó afectación a los
programas presupuestarios.
El efecto más visible de las crisis fue la alta y persistente inflación y movimientos en la paridad
cambiaria lo que provocó la reducción de las disponibilidades reales de recursos para los
programas y la imposibilidad de hacer ejercicios sólidos de planificación y programación
puesto que perdían validez rápidamente, por lo que Ministerio de Economía y Finanzas se vio
tentado a definir por su cuenta los montos de los programas.
La función gerencial del presupuesto también se vio limitada porque la fase de ejecución
contemplaba un control de gasto excesivamente centralizado que, si bien era funcional desde
el ángulo de la política macroeconómica, atentaba contra la eficiencia de los costos y la
efectividad de los programas.
Luego se viene entre 1992 y 2006 una etapa caracterizada, por la implantación de un proceso
de modernización del estado, y se deja de lado el presupuesto por programas por una técnica
menos compleja de asignación acorde con un rol menos importante del estado bajo un
enfoque de descentralización.
En el caso de que las acciones de diferentes instituciones se orienten hacia un mismo objetivo
se definían como programas multiinstitucionales, ésta concepción pretendía estar acorde con
la pérdida del rol del estado como productor directo.
Este nuevo marco define como la categoría programática que expresa la producción de bienes
o la prestación de servicios terminales (producción final que se ofrece a la comunidad o a
sectores significativos de la actividad económica o social) que contribuyan directamente al
logro de objetivos y metas.
3.- Importancia