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El Melodrama Por Daniel Link
El Melodrama Por Daniel Link
El sexo es uno de los elementos claves del melodrama. Para Link el melodrama sexualiza el
cuerpo. Para ejemplificar habla de un bolero y explica que quien canta puede tanto ser
mujer como hombre, dotándolo de un carácter sexualmente ambiguo. El melodrama no
tiene un campo simbólico en la diferencia sexual, si no en la castración. El hombre se ve
“feminizado” a partir de la imposibilidad de completas o consumir el amor. La castración se
organiza a partir del sistema pasivo/activo, castrado/castrante y por esta lógica el
melodrama se asocia al fracaso amoroso y a la muerte.
En el momento de definir el melodrama, establecí una posibilidad de acepción que
indicaba que era la oposición entre el bien y el mal y el reino del exceso. Daniel Link refiere
a estas características en su texto cuando lo describe “maniqueo”. El maniqueísmo es una
religión universalista que se concibe desde sus orígenes como la fe definitiva, en tanto que
pretende completar e invalidar a todas las demás. Entendiendo esto podemos decir que el
melodrama es maniqueo porque presento el mundo en dos términos contrarios y
polarizados. Organiza su campo semántico por opuestos. Se había dicho que articulaba
drama familiar con pasión amorosa, es decir que tiene dos núcleos sobre los que opera
que son el reconocimiento y el sacrificio del amor. El campo simbólico coincide con su
lugar de enunciación, el lugar del castrado. El lector es un personaje más y de este modo la
castración recae sobre él. Hay entonces una puesta en escena para que se vea que no es la
vida real, pero su efecto lo supera. Esta castración es entonces transitiva y expansiva (es
decir que el lector se identifica). Por eso el amor del melodrama es cosa seria y su seriedad
quema. La política del género reposa sobre la identificación.