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El melodrama

por Daniel Link


Según la definición de Daniel Link, cada género se hace cargo de una parte de la vida, y por
eso genera preguntar imaginarias. El autor considera que la cultura de masas hace que las
ficciones de los géneros hablen de nosotros, y que en esta medida se puede hablar de
“miradas en conjunto” Por eso afirma que el género responde a una pregunta que sostiene
el universo ideológico e imaginario del mismo. “¿Cómo será mi futuro?” es la que sostiene
el imaginario que la ciencia ficción. Los dos medios actuales para codificar la vida cotidiana
son el melodrama y la sitcom. Los dos géneros comparten la estructura de diálogo y el
ritmo el teatro absurdo y son moralizante aunque mediante diferentes estrategias. En la
comedia se moralizará a través de la risa mientras que en el melodrama a través de la
compasión en el melodrama, que lo logra articulando una historia de amor trágica con una
historia familiar. Intentar definir el melodrama es difícil, pero a modo general podría
definirse como una intriga en la que el conflicto medular que la hace avanzar es la
oposición entre el bien y el mal como dos entidades irreconciliables, entreverado con la
idea de una recompensa y un castigo mediante el cual se derrota al vicio y vence la virtud.
Las distinciones entre el bien y el mal suceden en el campo de lo moral y no en el
universal. Se proponen varias definiciones para el melodrama, como por ejemplo, la obra
de sentimientos exagerados y patéticos, u obra popular en base a estereotipos
superficiales, o el reino del exceso donde todo se revela a través de la exageración. Link
piensa al melodrama como un género efectista y de moral. Nos habla de una moral
privada y una moral de la vida familiar, y explica que esto deviene de un momento
histórico en que se creía necesario moralizar a las clases populares. Link dice que este
impulso moralizador se convierte en un arma de doble filo porque cuando se percibe la
moralización como una característica determinante, la virtud cesa y se pierde la
credibilidad. Partiendo de esta paradoja, se podría decir que el melodrama se opone a sí
mismo pues busca moralizar a partir de la construcción de un mundo que se edifica con
elementos inmorales como el sexo y los engaños.

El sexo es uno de los elementos claves del melodrama. Para Link el melodrama sexualiza el
cuerpo. Para ejemplificar habla de un bolero y explica que quien canta puede tanto ser
mujer como hombre, dotándolo de un carácter sexualmente ambiguo. El melodrama no
tiene un campo simbólico en la diferencia sexual, si no en la castración. El hombre se ve
“feminizado” a partir de la imposibilidad de completas o consumir el amor. La castración se
organiza a partir del sistema pasivo/activo, castrado/castrante y por esta lógica el
melodrama se asocia al fracaso amoroso y a la muerte.
En el momento de definir el melodrama, establecí una posibilidad de acepción que
indicaba que era la oposición entre el bien y el mal y el reino del exceso. Daniel Link refiere
a estas características en su texto cuando lo describe “maniqueo”. El maniqueísmo es una
religión universalista que se concibe desde sus orígenes como la fe definitiva, en tanto que
pretende completar e invalidar a todas las demás. Entendiendo esto podemos decir que el
melodrama es maniqueo porque presento el mundo en dos términos contrarios y
polarizados. Organiza su campo semántico por opuestos. Se había dicho que articulaba
drama familiar con pasión amorosa, es decir que tiene dos núcleos sobre los que opera
que son el reconocimiento y el sacrificio del amor. El campo simbólico coincide con su
lugar de enunciación, el lugar del castrado. El lector es un personaje más y de este modo la
castración recae sobre él. Hay entonces una puesta en escena para que se vea que no es la
vida real, pero su efecto lo supera. Esta castración es entonces transitiva y expansiva (es
decir que el lector se identifica). Por eso el amor del melodrama es cosa seria y su seriedad
quema. La política del género reposa sobre la identificación.

Hacia el final de su artículo, Link refiere a la relación entre el melodrama y el imaginario


homosexual. Supone que deviene del amor del melodrama por el hecho de ser una
historia de amor socialmente imposible que desata dramas familiares de identidad. La
historia de amor homosexual, es en sí imposible de familiarizar.

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