Está en la página 1de 26

EL MOVIMIENTO NATURALISTA EN ESPAÑA:

LOS AUTORES DE LA SEGUNDA MITAD


DEL XIX ANTE ZOLA
JAV I E R L Ó PE Z QUINTÁNS*
IES Jálama. Moraleja

. El Naturalismo según Émile Zola


. La recepción del Naturalismo en España
. Escritores naturalistas españoles
. Conclusiones
. Bibliografía básica

L a cuestión del movimiento naturalista en España ha suscitado en los últimos años


multitud de reflexiones, disquisiciones y alguna que otra polémica más o menos
agitada. Todo ello ha redundado al final en algunas ideas comunes y en cierto plan-
teamiento general en el que coinciden, a grandes rasgos, buena parte de los críticos.
Al cabo nos encontramos con un terreno siempre pantanoso en el que dichas ideas
comunes corren el riesgo de derivar en tópicos de difícil erradicación. El presente
artículo busca una (enésima y cautelosa) reflexión sobre el tema y, ante todo, una re-
capitulación somera que permita entender cuál es la situación actual del pensamiento
literario acerca de tal tema. Se imbuyen las próximas páginas, así pues, de grandes
dosis de afán didáctico y pedagógico. Con las siguientes líneas persigo una recapitula-
ción que facilite en alguna manera un mejor entendimiento de tal asunto. No descarto,
tampoco, la introducción de algún pensamiento nuevo que, a mi juicio, tiene que ser
todavía perfilado y ampliado en relación con el tema. Sería mucho lo que se podría
decir, lo que se podría analizar, pero para no perderme en senderos tortuosos acoto
mi trabajo entre los siguientes referentes cronológicos: primero, asidero lógicamente
fundamental, el año , fecha en la que se publica La novela experimental ( Le roman
expérimental ); segundo, principios del siglo , con dos autores de difícil catalogación,
Blasco Ibáñez y Alejandro Sawa.

* Ja v i e r L ó p e z Q u i n t á n s e s D o c t o r e n F i l o l o g í a H i s p á n i c a y L i c e n c i a d o e n A n -
tropología, y for ma parte de la Sociedad de Literatura del Siglo . Ha publicado
d i v e r s o s a r t í c u l o s s o b r e l a o b r a d e E m i l i a Pa r d o B a z á n , a u t o r a d e l a q u e s e o c u -
paba su tesis doctoral (El fracaso existencial en los personajes de la nar rativa de Emilia
Pa r d o B a z á n , U n i v e r s i d a d d e S a n t i a g o d e C o m p o s t e l a ,     ) .


 P E R A B BAT  (     )

 . E L N AT U R A L I S M O S E G Ú N É M I L E Z O L A

Nuestro camino arranca, inevitablemente, en Zola. Con él nace un planteamiento


nuevo ante cierto afán por entender de modo diferente la novela. Tal fue la novedad,
y quizás menos la polémica, que se generaron posturas pretendidamente contradic-
torias ante la forma de plantear el hecho literario. En  publica nuestro referente
experimental, al que con todo preceden y siguen diversos
fundamental, La novela experimental
artículos sobre el Naturalismo: Carta a la juventud (), El Naturalismo en el teatro
(), El dinero en la literatura () o Sobre la novela (recopilación de los artículos
El sentido de lo real
real, ; La expresión personal
personal, ; La fórmula crítica aplicada a la
novela, ; y Sobre la descripción, ). De ellos extraigo a continuación algunas de
las ideas de Zola que considero dignas de comentario (cito por la edición de Bonet,
, reed. ).

Experimentalismo. Antecedentes románticos


Parte el autor de una clara declaración de intenciones, relacionada con el que repite
una y otra vez como modelo para su propuesta: Claude Bernard, y en concreto su
Introducción al estudio de la medicina experimental («Este libro, escrito por un sabio
cuya autoridad es decisiva, va a servirme de base sólida», La novela experimental
experimental,
p. ). El influjo del Positivismo en sus tesis es innegable; para esta corriente, se debe
hacer imperativo el estudio científico del ser humano y de la naturaleza, con un espe-
cial interés por las ciencias físico-naturales. Esto conduce a la formulación de leyes de
índole general a través de la experiencia y la observación. En palabras de Comte (que
se inspira en Saint-Simon), se debe alcanzar el estadio positivo, superando el teológico
y el metafísico, procesos previos en el desarrollo de la humanidad. En La novela ex-
perimental tampoco se puede negar la deuda con Darwin y Taine, como ha subrayado
González Herrán ( , p. ).
Zola alude, como pasos que anteceden al Naturalismo, a la evolución del movi-
miento romántico (del que se cree parcialmente deudor ) y a los cambios de la socie-
dad francesa y en concreto del papel de la burguesía y del mundo obrero ( Carta a la
juventud, pp. ,  y ss; El Naturalismo en el teatro, pp.  y ss ). En este sentido,
juventud
no olvidemos que las profundas transformaciones que supuso el avance de la Re-
volución Industrial se convirtieron en materia novelable. Una sociedad llagada con
profundas desigualdades sociales despierta entonces el interés de los novelistas. Es
 «[La novela experimental ] comprende una serie de ensayos reunidos sin respetar
un orden cronológico que Émile Zola publicó en El Mensajer o de Eur opa —impor-
t a n t e r e v i s t a l i b e r a l d e S a n Pe t e r s b u r g o — y, p o s t e r i o r m e n t e , e n L e B i e n P u b l i c
y Vo l t a i r e , a m b o s p e r i ó d i c o s p a r i s i e n s e s » ( B o n e t ,     , p.   ) . L o s o t r o s a r t í c u l o s
c i t a d o s t a m b i é n s e p u b l i c a r o n e n E l M e n s a j e r o d e E u r o p a y L e Vo l t a i r e .
 Los propios her manos Goncourt plasmaron su interés por las bases de la
sociedad de su tiempo en textos históricos como su Historia de la sociedad francesa
durante la Revolución y bajo el Dir ectorio () o los Retratos íntimos del siglo XVIII
(–).
E L N AT U R A L I S M O E N E S PA Ñ A 

más, subrayemos el eco que tuvieron en Europa las críticas al capitalismo formuladas
por Marx y Engels.
En lo que atañe al método experimental de Bernard, este último otorga un peso
relevante a la observación, a través de la que se llega al conocimiento de la vida física.
Para Zola, si se parte de esos mismos principios, un novelista (en tanto que «obser-
vador y experimentador», La novela experimental
experimental, p. ; véanse también p. , y El
naturalismo en el teatro, p. ) logrará el «conocimiento de la vida pasional e inte-
lectual» ( La novela experimental
experimental, p. ). Pero el escritor no es un mero observador,
pues «la idea de experiencia lleva consigo la idea de modificación […]. Para mostrar el
mecanismo de los hechos es necesario que produzcamos y dirijamos los fenómenos»
La novela experimental
(La experimental, p. ).
El escritor observa la realidad y emprende un camino hacia el conocimiento; este
camino llega a su término cuando al fin alcanza la observación de una realidad regida
por las leyes de la naturaleza. El recorrido se emprende con la duda: duda ante lo que
observa, pues ese mismo cuestionamiento le permitirá lograr la auténtica experiencia
de la realidad. Experiencia en la que «el cuerpo del hombre es una máquina […] en la
que se podrán desmontar y montar de nuevo […] los mecanismos a gusto del experi-
mentador» ( La novela experimental
experimental, p. ; véanse también El Naturalismo en el teatro,
pp. , , y Sobre la novela. El sentido de lo real
real, p. ). En este proceso «la novela
es impersonal, quiero decir que el novelista no es más que un escribano que no juzga
ni saca conclusiones. El papel estricto de un sabio consiste en exponer los hechos»
(El Naturalismo en el teatro, p. ; véanse también  y ss ). Aquí tenemos uno de
los rasgos definitorios más sobresalientes del método naturalista.

Determinismo
Bernard introduce el término determinismo para aludir «a la causa que determina la
aparición de los fenómenos» ( La novela experimental
experimental, p. ), hasta afirmar la exis-
tencia de unas leyes «fijas [que] rigen el cuerpo humano» ( La novela experimental
experimental,
p. ). Para Zola, el novelista debe comportarse de igual modo que lo haría un fisiólo-
go, un físico o un químico, desde el supuesto de que «hay un determinismo absoluto
para todos los fenómenos humanos. A partir de ello, la investigación es un deber»;
por tanto, hay que descubrir esos fenómenos que el novelista debe dirigir, hay que
buscar incansablemente el cómo (más que el por qué qué, cuya indagación correspondería,
por ejemplo, a la filosofía) a través de la experimentación con un objetivo último:
alcanzar la verdad ( La novela experimental
experimental, pp. , ,  y ss; Carta a la juventud
juventud,
pp.  y ss; El naturalismo en el teatro, pp.  y ss ). Desde tales supuestos esta-
blecerá una y otra vez una nítida contraposición con los autores que cataloga como
idealistas, apegados a lo emotivo, intuitivo e irracional, frente a los naturalistas, en los
que la observación es una premisa básica ( La novela experimental
experimental, pp. , ; Carta
a la juventud
juventud, pp. , ,  y ss; El Naturalismo en el teatro, pp. , ; El dinero
en la literatura, p. ; Sobre la novela. El sentido de lo real
real, p. ; Sobre la novela. La
expresión personal
personal, pp.  y ss).
 P E R A B BAT  (     )

En relación con el determinismo y con la existencia de unas leyes, Zola introduce


su idea de la importancia de la herencia y el medio ambiente en el hombre, para con-
cluir que

e l h o m b r e n o e s t á s o l o, v i v e e n u n a s o c i e d a d , e n u n m e d i o s o c i a l y p a r a
n o s o t r o s, n o v e l i s t a s, e s t e m e d i o s o c i a l m o d i f i c a s i n c e s a r l o s f e n ó m e n o s
[…]. Esto es lo que constituye la novela experimental: poseer el mecanismo
de los fenómenos en el hombre, demostrar los resor tes de las manifesta-
ciones intelectuales y sensuales como nos lo explicará la fisiología, bajo
l a s i n f l u e n c i a s d e l a h e r e n c i a y d e l a s c i r c u n s t a n c i a s a m b i e n t e s, d e s p u é s
de mostrar al hombre vivo en el medio social que él mismo ha producido
( L a n o v e l a e x p e r i m e n t a l , p p.   –   ;  v é a n s e t a m b i é n p.   , y S o b r e l a n o v e l a .
L a f ó r m u l a c r í t i c a a p l i c a d a a l a n o v e l a , p p.    y s s ; S o b r e l a n o v e l a . S o b r e l a
d e s c r i p c i ó n , p.    ) . 

Zola combate entonces la errónea y perniciosa asociación aplicada en ocasiones a


los autores naturalistas: su pretendido vínculo con el fatalismo cuando, a su juicio, no
son ni más ni menos que deterministas. La distinción no es superflua ya que, como él
resalta (y sobre ello volveré más adelante), el fatalismo implica que un fenómeno se
produce irremediablemente; el determinismo, por el contrario, «es la condición nece-
saria de un fenómeno cuya manifestación no es obligada» y para cuya descripción el
novelista no se aleja «de las leyes de la naturaleza» ( La novela experimental
experimental, p. ). Esta
apreciación es sumamente importante; es más, muchos de los malentendidos y erró-
neas percepciones en torno al Naturalismo en España tuvieron que ver con la sesgada
interpretación (o, a ratos, con la plena ignorancia ) de estas palabras de Zola.
El autor, ante las críticas por los aspectos más horrendos que afloran en las nove-
las naturalistas, se defiende esgrimiendo el argumento de la observación escrupulosa
de la realidad:

El cirujano no se detiene ante los gritos y los llantos […], el anatomis-


ta no nota que se encuentra en medio de una horrible carnicería […]; ¿se
n o s p e r d o n a r á a n o s o t r o s, n o v e l i s t a s n a t u r a l i s t a s, q u e p e r s i g a m o s c o n d e -
leite por amor a la verdad los desequilibrios que una pasión provoca en un
personaje viciado hasta la médula? ¿Se nos reprocharán nuestras hor ribles
c a r n i c e r í a s, l a s a n g r e q u e h a c e m o s c o r r e r, e l l l a n t o q u e n o a h o r r a m o s a l o s
l e c t o r e s ? ( C a r t a a l a j u v e n t u d , p.    ) .

 «El circulus social es idéntico al circulus vital: tanto en la sociedad como en


e l c u e r p o h u m a n o, e x i s t e u n a s o l i d a r i d a d q u e u n e a l o s d i f e r e n t e s m i e m b r o s, l o s
diferentes órg anos entre sí, de manera que, si un órg ano se pudre, muchos otros
son alcanzados y se declara una enfer medad muy compleja» (La novela experimental,
p.   ) ; « E l h o m b r e m e t a f í s i c o h a m u e r t o, t o d o n u e s t r o t e r r e n o s e t r a n s f o r m a c o n
e l h o m b r e f i s i o l ó g i c o » ( L a n o v e l a e x p e r i m e n t a l , p.   ) .
 L a p r e s e n c i a d e d e s c r i p c i o n e s e n l a n o v e l a n a t u r a l i s t a r e s p o n d e , p o r t a n t o, a
e s e a f á n d e o b s e r v a c i ó n y e x p e r i m e n t a c i ó n , m á s q u e a u n m e r o a l a r d e r e t ó r i c o.
E L N AT U R A L I S M O E N E S PA Ñ A 

Zola insiste en que una cosa es que opten por la observación de la realidad, por la
búsqueda de la verdad (como ya hemos citado ), y otra muy diferente que se les acuse
del gusto gratuito por lo obsceno y desagradable: «Se ha querido, y éste es el colmo de
la imbecilidad, se quiere todavía que el naturalismo sea la retórica de la inmundicia»
Carta a la juventud
(Carta juventud, p. ).

Termino esta exposición de las ideas de Zola con una apreciación básica: para él,
el Naturalismo no es una escuela, sino la aplicación de un método, el experimental
La novela experimental
(La experimental, pp. –) que encuentra un campo de cultivo idóneo en la
novela (más, por ejemplo, que en el teatro: El Naturalismo en el teatro, p.  y ss ).
Esto mismo otorga versatilidad a la aplicación del método que «deja campo libre a
Carta a la juventud
todas las individualidades» (Carta juventud, p. ):

N o s o y y o e l n a t u r a l i s m o ; e s t o d o e s c r i t o r q u e , q u e r i é n d o l o o n o, u t i l i z a
la fór mula científica, estudia el mundo por medio de la obser vación y el
a n á l i s i s, n e g a n d o l o a b s o l u t o, l o i d e a l r e v e l a d o e i r r a c i o n a l [ … ] . N o t e n e m o s
r e l i g i ó n p u e s n a d i e p o n t i f i c a e n t r e n o s o t r o s ( C a r t a a l a j u v e n t u d , p.    ) .

Sin embargo, debemos resaltar que la práctica novelística de Zola fue bastante
menos estricta en lo que se refiere a la aplicación de todos estos principios, como
ha anotado Mitterand ( , p. ). Aludo, por supuesto, a su archiconocida serie de
veinte novelas bajo el título genérico de Les Rougon-Macquart ( –): una familia
diseccionada a través de cinco generaciones, en títulos tan emblemáticos como La
taberna, Nana o La bestia humana.

 . R E C E PC I Ó N D E L N AT U R A L I S M O E N ESPAÑA

Bien ha precisado el profesor Adolfo Sotelo Vázquez ( ) que no se puede enten-
der la percepción y recepción del Naturalismo en su época de forma unívoca. Más
bien surgieron posturas divergentes, en apariencia (y en alto grado sólo en apariencia )
contradictorias. De tal forma, para el caso de Clarín

el modelo de producción o teoría g eneral de la novela es el dominante en


los artículos Del Naturalismo (publicados en  en La Diana, el periódico
b i m e n s u a l d i r i g i d o p o r M a n u e l Re i n a ) o e n l o s r e u n i d o s e n D e l e s t i l o e n l a
novela (publicados entre  y  en Arte y Letras, la revista que comanda-
ba la atenta pupila crítica de Yxart), mientras que el modelo de recepción o
c r í t i c a d e l a l a b o r n o v e l í s t i c a d e o t r o s a u t o r e s, a p l i c a n d o l a « m e d i d a » n a t u -
ralista, es el que prevalece de Solos () a Nue va Campaña () y entra en
c r i s i s e n M e z c l i l l a (     ) ( A . S o t e l o V á z q u e z ,     , p.    ) .

Nos interesa en gran medida recordar las propias palabras de Clarín para entender
cómo fue la recepción del Naturalismo en España. Dice éste:
 P E R A B BAT  (     )

La palabra natural, de donde derivamos el nombre que se da a la moder na


escuela, se toma, no en el sentido de oposición a idea o espiritual, no en re-
f e r e n c i a ú n i c a a l m u n d o q u e c o n o c e m o s p o r l o s s e n t i d o s, s i n o e n l a a c e p c i ó n
de ser el objeto de que se trata, el ar te, confor me a la realidad, siguiendo
en su mundo imaginado las leyes que esa realidad sigue, y ateniéndose a sus
for mas […]. Ha nacido por la evolución natural del ar te y obedeciendo a las
leyes biológicas de la cultura y de la civilización en general, y en par ticular
del ar te. Es una escuela ar tística, y en el concreto sentido histórico de que
se trata, es predominantemente literaria esa escuela («Del Naturalismo», en
L a D i a n a ,     , p.    ) .

En su prólogo a la segunda edición de La cuestión palpitante, Clarín (pp.  y ss )


precisa qué no es el Naturalismo (y no duda, si es necesario, en cuestionar a Zola, o
la propia posición de Pardo Bazán, cuyo libro prologa ), a saber:

. «No es la imitación de lo que repugna a los sentidos».


.. ««No es tampoco la constante repetición de descripciones que tienen por
objeto representar ante la fantasía imágenes de cosas feas, viles y miserables».
. «No es solidario del positivismo, ni se limita en sus procedimientos a la
observación y experimentación en el sentido abstracto, estrecho y lógicamente
falso, por exclusivo, en que entiende tales formas del método el ilustre Claudio
Bernard».
.. ««No es el pesimismo».
. «No es una doctrina exclusivista, cerrada […]. Es más bien un oportunis-
mo literario […]. Condena, sí, el idealismo, como doctrina literaria, porque éste
le niega a él el derecho a la existencia».
. «No es un conjunto de recetas para escribir novelas».

Cuando acuña la referencia a un «Naturalismo español» con probabilidad tenía en


mente las peculiaridades de la recepción de este movimiento en España. Él mismo,
representante insigne entre los que defendieron la estética zolesca, mostró con todo
inclinación por rasgos de espiritualidad, de introspección psicológica en la evolución
de los personajes, que afloran en su obra. Y esto desemboca en la censura de elemen-
tos defendidos en la técnica zolesca, como percibimos, por ejemplo, en algunos de los
artículos que dedica a la obra de Pardo Bazán.

 Ar tículos que, por otra par te, hay que tomar con mucha cautela, dado el pro-
g r e s i v o d e t e r i o r o q u e s u f r i ó l a a m i s t a d e n t r e a m b o s. S í r v a s e , e n r e l a c i ó n c o n l o s
r e p a r o s h a c i a e l N a t u r a l i s m o, e l s i g u i e n t e c o m e n t a r i o a c e r c a d e I n s o l a c i ó n d e Pa r d o
Bazán: «El fondo poético de la realidad, que tanto resalta aún en los mayores ho-
r rores naturalistas de Zola […], ese fondo que existe en el amor más de pravado si
l o v e u n a r t i s t a v e r d a d e r o, n o h a y q u e b u s c a r l o e n l a h i s t o r i a a m o r o s a f i g u r a d a p o r
doña Emilia. […] El que trata materia pecaminosa, si no sabe elevarse a la región
d e l a p o e s í a , d e j a d e v e r e l p e c a d o c o m o p e c a d o. E l a m o r s e n s u a l , o b j e t o d e u n
l i b r o, c u a n d o n o m u e s t r a u n a t r a s c e n d e n c i a a r t í s t i c a , e s … e s c a n d a l o s o, e n l a r i -
E L N AT U R A L I S M O E N E S PA Ñ A 

Naturalismo, Realismo, Romanticismo


Perniciosos han sido, sin duda, los intentos de diferenciar para el caso español, como
si de líneas discontinuas se tratasen, el Romanticismo, el Costumbrismo, el Realismo
o el Naturalismo, cuando entre ellos es fácilmente perceptible un vínculo, y nunca un
cambio o un salto abrupto. Sin que, lógicamente, se confundan, no se puede negar la
relación del Naturalismo con el Romanticismo (véase, por ejemplo, a Ciplijauskaité,
), de igual forma que resulta sumamente complicado disociar, en autores como
Pardo Bazán o Galdós, el influjo de ambos. Resulta un contrasentido que se catalogue
como «realistas» o «naturalistas» a autores que beben de diferentes corrientes, movi-
mientos que se funden y a ratos confunden en sus textos. Quizás el problema arranca
de la llegada del Realismo a España. Mientras que en Francia y Gran Bretaña triunfa
ya en los , en el caso español hay que esperar varias décadas. Para Oleza ( ,
pp.  y ss) el Realismo guarda relación con la novela tendenciosa y la novela de te-
sis, dos pasos previos que desembocan en los dos grupos de autores realistas: los de
talante más conservador, y los de actitud liberal. Yo recalcaría la deuda del Realismo
español con el Romanticismo; no hay una ruptura ni una negación, y sí interesantes
paralelismos, como demuestran textos como Un viaje de novios de Pardo Bazán o
Marianela de Galdós, por sólo citar dos muestras entre muchas.
Por lo tanto, el Realismo español, sui generis, es tardío, si nuestra pretensión es
compararlo (pese a sus muchas peculiaridades ) con el panorama europeo. El Natu-
ralismo llega también tarde, pero con un desfase menor; aparece, como digo, cuando
buena parte de los actantes del mundo literario estaban todavía inmersos en discusio-
nes sobre cómo se debía entender la creación literaria; ello reflejaba, en grado sumo,
diferentes formas de comprender el Realismo. Asumen el legado del realismo clásico,
el de los Siglos de Oro, el de los grandes maestros (Cervantes, el Lazarillo…), pero al
mismo tiempo los autores se contraponen por una ideología más o menos perfilada,
un talante conservador frente a una actitud liberal. Esto sirvió sin duda de caldo de
cultivo para lo que se avecinaba: la llegada del Naturalismo, que muchos veían una
aberración; pero el triunfo de la obra de Zola y la arrolladora polémica en torno a La
taberna (L´Assommoir,
L´Assommoir ) dio pie inevitablemente al debate crítico. Otro hito fun-
L´Assommoir,
damental y de sobra anotado y comentado no debe olvidarse en estas líneas: la publi-
cación de La desheredada () de Galdós. Y ahí se aviva la pugna dialéctica entre los

g u r o s a a c e p c i ó n d e l a p a l a b r a » ( « E m i l i a Pa r d o B a z á n y s u s ú l t i m a s o b r a s » , M u s e u m
( M i r e v i s t a ) . Fo l l e t o s l i t e r a r i o s ,    , M a d r i d : Fe r n a n d o Fe ,     , p p.   –   ; c i t o p o r
l a e d i c i ó n d e Pe n a s,     , p p.    –    ) . D e U n a C r i s t i a n a d i r á q u e « c o m i e n z a [ … ]
con unas descripciones naturalistas de chinches y ropa sucia que dan muchísimo
a s c o » ( « Pa l i q u e » , M a d r i d c ó m i c o , n . º    ,   -    -     ; e d . c i t . , p.    ) . Y a r r e m e t e
c o n t r a l a a m b i g u a p o s i c i ó n d e Pa r d o B a z á n a n t e e l N a t u r a l i s m o : « P u e d e u n e s c r i t o r
católico ser naturalista, sí, pero ha de vérsele lo católico lo mismo que lo natura-
l i s t a . A D. ª E m i l i a s e l e v e l o n a t u r a l i s t a , p e r o n o s e l e v e l o c a t ó l i c o. A Z o l a s e
l e v e l o n a t u r a l i s t a , y l o r a c i o n a l i s t a … y l o p e s i m i s t a » ( « Pa l i q u e » , M a d r i d c ó m i c o ,
n . º    ,   -   -     ; e d . c i t . , p.    ) .
 P E R A B BAT  (     )

que denostaban esas ideas llegadas de allende los Pirineos y los que las abrazaban con
menor o mayor convencimiento. Convencimiento que, por otra parte, nunca supuso
la aplicación estricta de ese naturalismo teórico que vemos reflejado en los artículos
de Zola. La burguesía española, todavía débil, no se vio cuestionada: poco temblaron
sus cimientos; por el contrario, el Naturalismo español parecía respaldar a este grupo.
El reflejo de la miseria humana pasó de puntillas por la obra de escritores pretendi-
damente naturalistas, por ejemplo, pero en cualquier caso sí se empezaron a superar
lastres moralizantes y dogmas caducos, herencia en parte de la novela de tesis.
La llegada un poco tardía de la polémica a España quizás guarde relación con el
parcial rechazo de cierta elite intelectual marcada por la ideología de la Restauración,
poco proclive a aceptar los rasgos más crudos del pensamiento zolesco, esos rasgos
que de forma interesada sus detractores en Francia se habían encargado de ponde-
rar. El pensamiento zolesco llega a España de forma sesgada; nunca fue plenamente
asimilado, desde luego no como Zola entendía el Naturalismo desde un punto de
vista meramente teórico (otra cosa muy diferente fue su producción de ficción ). La
cuestión ideológica tuvo mucho que ver, y de forma tangencial la defensa o acritud
ante tal movimiento se asoció con otras cuestiones colaterales, dígase el pensamiento
conservador de ciertos sectores de la prensa, el apogeo y caída en desgracia de la Insti-
tución Libre de Enseñanza, el interés por la filosofía de Krausse o la inclinación por
el ideario de Schopenhauer. Inmersa en este panorama aflora la discusión sobre el Na-
turalismo. Pattison ( , pp.  y ss), por ejemplo, da cuenta de algunos de los actores
implicados en la polémica: González Serrano (de ideas krausistas ), Gómez Ortiz, por

6 «España se abrió a las corrientes culturales europeas del siglo  bajo la
f o r m a d e l p e n s a m i e n t o k r a u s i s t a a d a p t a d o p o r S a n z d e l R í o. E l k r a u s i s m o i m p l i c a
un claro espíritu de tolerancia: todas las religiones tienen algo de bueno y algo de
verdad; el hombre posee la razón, que le per mite escog er el bien del mal, y la con-
c i e n c i a , q u e l e p e r m i t e d i s t i n g u i r l o s. E l p r i n c i p i o d e l l i b r e e x a m e n y l a n e g a c i ó n
d e l d o g m a s o n e s e n c i a l e s a l e s p í r i t u k r a u s i s t a » ( O l e z a ,     , p.   ) . E l l o d e t e r m i n a
que en el Naturalismo español haya una notable inclinación a «la transigencia»,
a l a c o n c i l i a c i ó n e n t r e « l o m a t e r i a l y l o i d e a l » ( i b í d e m ) . O, e n p a l a b r a s d e Pa o l i n i
(     , p.    ) : « E n e l a r g u m e n t o d e u n a n o v e l a n a t u r a l i s t a e s p a ñ o l a s e d r a m a t i z a
c o n s t a n t e m e n t e l a a n t i n o m i a e n t r e e l d e t e r m i n i s m o y e l l i b r e a l b e d r í o, e n t r e l a s
f u e r z a s d e t e r m i n a n t e s y l a v o l u n t a d d e l o s c a r a c t e r e s, q u i e n e s l u c h a n e n c o n t r a d e
e l l a s. E l N a t u r a l i s m o e s p a ñ o l p r o c l a m a l a l i b e r t a d d e p e n s a m i e n t o, e l e s t u d i o d e l a
naturaleza y del hombre por medio de la obser vación y del análisis con el propó-
sito de obtener para la humanidad las mejores condiciones o los mejores efectos
m o r a l e s y s o c i a l e s » . Ya e n e l m o m e n t o, R i c a r d o A l t a m i r a , a c t i v o p a r t i c i p a n t e e n
torno a las discusiones sobre el Naturalismo en España, adopta «unas coordenadas
alejadas tanto de la abstracción idealista (el ar te que suaviza el “tumulto” de la
v i d a , a l d e c i r d e Va l e r a ) c o m o d e u n c u l t o e xc e s i v o e n f a v o r d e l f e í s m o » ( B o n e t ,
    , p.    ) .
E L N AT U R A L I S M O E N E S PA Ñ A 

supuesto Clarín (el cual, por ejemplo, sin inscribirlo en el Naturalismo, aprecia ciertos
rasgos naturalistas en Pereda, apreciación sin duda muy cuestionable), etc.

. L O S AU T O R E S N AT U R A L I S TA S E S PA Ñ OLES

Como este artículo pretende presentar un panorama general acerca del Naturalismo
en España, con un claro afán pedagógico trataremos de simplificar al máximo la
cuestión. Podemos decir, marcados por esta intención, que presentan ciertos ras-
gos naturalistas (con las debidas salvedades: hay una diferencia de grado bastante
notable entre algunos de ellos, como iremos viendo ) Clarín, Pardo Bazán, Galdós,
Blasco Ibáñez, Palacio Valdés, Narcís Oller u Ortega Munilla (cito meramente algún
caso significativo, con el fin de no extenderme más de lo estrictamente necesario).
Muchos aparecen adscritos por la crítica al término genérico de Generación del ,
por lo que supuso esta fecha (caída de Isabel , proclamación de la República ) y por-
que gran parte de ellos publican sus primeros textos de entidad a partir de este año
(véase Ferreras, , pp.  y ss). Clarín ofrece algunas de las reflexiones fundamen-
tales acerca del Naturalismo en España, pero como afirma Adolfo Sotelo Vázquez
(, p. ), no se puede olvidar la obra de Emilia Pardo Bazán La cuestión palpi-
tante (¡y el prefacio a Un viaje de novios !), los Apuntes sobre el nuevo arte de escribir
novelas (–) de Valera o los prólogos de Palacio Valdés a Marta y María ()
y La hermana San Sulpicio (), además de una variada producción crítica bajo la
pluma de Rafael Altamira, Miquel y Badía, Gómez Ortiz o Yxart.

Clarín
En Clarín, como bien ha destacado Oleza ( , p. ), encontramos, además de su
prólogo a La cuestión palpitante y el artículo «Del naturalismo», reflexiones margina-
les en sus Solos, y variados comentarios en «Del teatro», La literatura en , Sermón
perdido, Nueva Campaña o Mezclilla. En lo que toca a la producción literaria de Leo-
poldo Alas, es innegable la presencia de rasgos naturalistas en algunos de sus textos

 F u n d a m e n t a l e s l a s i g u i e n t e a p r e c i a c i ó n d e M a r t í n e z To r r ó n (     , p.    ) :
«Una cosa es confundir lo que pueda o no haber de naturalista en un autor o una
obra —lo cual siempre puede ser discutible—, y otra muy distinta confundir lo que
es el naturalismo».
 L a p o l é m i c a s e e x t i e n d e , p o r s u p u e s t o, a d i f e r e n t e s á m b i t o s d e « p r o v i n c i a s » .
E n e s t e s e n t i d o, e s m u y i n t e r e s a n t e e l a r t í c u l o d e R í o s C a r r a t a l á a c e r c a d e l a z o n a
a l i c a n t i n a . A l l í a l u d e a f i g u r a s c o m o l a s d e F r a y C a n e l l e s, q u e p r e v i e n e a l a s j o -
vencitas lectoras de los pelig ros que ar rastran los textos de inspiración zolesca
( R í o s C a r r a t a l á ,     , p.    ) , Jo s é Po n s S a m p e r, Ju a n B a u t i s t a Pa s t o r A i c a r t , y, e n
e s p e c i a l , F r a n c i s c o F i g u e r a s B u s h e l l , e n t r e o t r o s.
 Sobre el influjo de la cultura francesa en Clarín, en general, véase también
To l i v a r A l a s (     ) .
 P E R A B BAT  (     )

más significativos. El caso de La Regenta (–) supone una buena ilustración.


No se puede negar, por ejemplo, la presencia del determinismo, aunque

E l d e t e r m i n i s m o d e L a R e g e n t a n o e s e l m e r a m e n t e m a t e r i a l y f i s i o l ó g i c o,
sino una fuerza más sutil y poderosa, un estado de opinión general —funda-
mentado en una moral cosificada, manipulada a uso personal, y como ar ma
ar rojadiza— que acaba venciendo la resistencia del personaje central, Ana
O z o r e s ( M a r t í n e z To r r ó n ,     , p p.    –    ) .

Esta obra emerge como una amplia galería de personajes en la que diferentes
grupos se relacionan, se confunden esporádicamente, donde su medio social los ca-
racteriza. No sólo aquí se hacen notar rasgos del Naturalismo, sino también de las
teorías de Stuart Mill ( ibidem, p. ). Interesa de La Regenta ese asfixiante entorno
social, esa galería de tipos, la tendencia a la impersonalidad narrativa, la presencia de
lo grotesco (véase Kronik, ),  la desmitificación religiosa (Oleza, , p. ) 
o el abierto anticlericalismo, el erotismo implícito o explícito y la aparición de esa
Ana Ozores erótica/neurótica (como magistralmente ha analizado Botrel, ),  y
tantos y tantos otros elementos en los que no podemos pararnos aquí.

Emilia Pardo Bazán


Caso paradigmático, en lo que toca a la recepción del Naturalismo en España, es el
de Emilia Pardo Bazán. Sin desmerecer la importancia de Clarín, se debe sin duda a

  E l s a p o, c o m o i m a g e n r e p e t i d a , q u e s e a s o c i a c o n e l b e s o f i n a l c o n e l q u e s e
c i e r r a l a n o v e l a ( K r o n i k ,     , p.    ) : « E s l a v a l o r i z a c i ó n e s t é t i c a d e l a f e a l d a d
humana, social y moral que La Regenta se esfuerza por reproducir».
 «La actitud clariniana [es] precisamente y típicamente unamunesca. El pro-
b l e m a r e l i g i o s o s e p l a n t e a e n é l e n t é r m i n o s d e q u e r e r c r e e r y n o p o d e r, e n t é r m i -
n o s d e c o m b a t e p o r y c o n t r a i d e a s. . . » . S i n e m b a r g o, « e l d i f í c i l p e r o e s p e r a n z a d o
equilibrio que el realismo for mulaba entre individuo (por problemático que fuera)
y realidad, se tambalea con el desarrollo del capitalismo y la realidad amenaza con
aneg ar al yo y subsumirlo en ella. El positivismo naturalista expresa ese aneg a-
m i e n t o, e s a p é r d i d a d e f u n c i ó n d e l a c o n d i c i ó n p e r s o n a l y e s c o n t r a e l l a c o n t r a l a
q u e s e l e v a n t a l a p r o t e s t a d e C l a r í n : s u r e l i g i o s i d a d , p o r e s o, e s s o b r e t o d o u n a
b ú s q u e d a d e r a í c e s, d e e n t r o n c a m i e n t o, d e r e a f i r m a c i ó n d e l p a c t o q u e e l i n d i v i d u o
realiza con lo que le es exterior».
  A p u n t a , p o r e j e m p l o, q u e « E n l a l i t e r a t u r a , d e l a n o v e l a ‘ f i l o s ó f i c o - f i s i o l ó -
gica’ se llega al estudio ‘fisiológico-social’ y el máximo desarrollo de la ‘sociali-
z a c i ó n’ d e l a l i t e r a t u r a s e o b t i e n e c o n l a s n o v e l a s s o c i o l ó g i c a s d e U. Ro m e r o Q u i -
ñ o n e s o l a s n o v e l a s ‘ m é d i c o - s o c i a l e s ’ d e E . L ó p e z B a g o, p o r e j e m p l o. P r e d o m i n a
el protag onismo femenino con frecuentes referencias al amor venal y a la alcoba
y el naturalismo ‘radical’ deriva a menudo hacia una dimensión recreativa ‘por no-
gráfica’ presente en aquellos ‘librillos que aunque no son de fumar arden en un
candil’, con una unión frecuente de Eros y risa; es la ‘g racia verdecita’ del Madrid
Cómico, que nunca rebasa los límites del mal gusto ni lleg a a lo inmoral». De g ran
i n t e r é s e s e l e s t u d i o d e To m s i c h (     –     ) a c e r c a d e l a h i s t e r i a e n L a R e g e n t a .
E s t o n o s r e c u e r d a a a l g u n o s d e l o s a t a q u e s d e l q u e f u e b l a n c o A l a s, u n o d e l o s m á s
E L N AT U R A L I S M O E N E S PA Ñ A 

ella la llegada de la polémica a la Península.  Pese a los significativos empeños de


antaño por vincular su producción literaria de forma más estrecha con el Naturalismo
(Brown, ; Davis, ), sin duda hoy compete reconocer que tal vínculo se reduce
muchas veces a sus significativas reflexiones críticas, a sus trabajos eruditos, más que
a su praxis literaria. Innegablemente, hecho señero supone la publicación en el diario
La Época de una serie de artículos acerca del Naturalismo, que más tarde recoge en
volumen bajo el título de La cuestión palpitante. Un trabajo del que, en palabras de
González Herrán ( , p. ), se ha olvidado que «no es un estudio académico, sino
un ensayo de divulgación periodística», con lo que «el resultado está muy lejos de ser
una teorización, sistematización o preceptiva del naturalismo novelesco». La publica-
ción de tales textos origina una agitada polémica que, probablemente, condicionó el
gradual alejamiento de la autora de la estética zolesca.  No en vano, aquellos que han
querido adscribirla (a juicio de muchos, infructuosamente) a la estética naturalista,
han olvidado su carácter ecléctico (que ella misma se atribuye en varias ocasiones;
aunque, es cierto, otras tantas se contradiga); este mismo explica la riqueza y versati-
lidad de fuentes de las que bebe su obra. Si el Naturalismo aparece, está claro, en di-
ferentes dosis en su producción literaria, no menor importancia tiene el pensamiento
existencialista, por ejemplo, a partir de postulados tan significativos como los de Kier-
kegaard y sus estadios vitales (tal y como traté de demostrar en otra ocasión: López
Quintáns, b y López Quintáns, ). No menor peso adquiere la filosofía de

prolongados por parte de Luis Bonafoux («Aramis»). Como ilustración, podemos


r e c o r d a r q u e e s t e ú l t i m o c o n s i d e r a b a q u e « u n n a t u r a l i s t a c o n s u s t a n c i a y l i s t o,
c o m o p r e t e n d e s e r l o D. L e o p o l d o, n o t i e n e d e r e c h o a i n v e n t a r h i s t é r i c a s, q u e s e
a g u a n t a n … l o s n e r v i o s h a s t a q u e q u i e r e D. L e o p o l d o, n i c u r a s r o l l i z o s, s a n g u í n e o s
y l u j u r i o s o s, q u e s e a c u e s t a n c o n l a s c r i a d a s a l a i r e l i b r e y a l a v e r a d e l o s s e ñ o r e s
y no se atreven a tocarle el pelo de la ropa a una tía indecente como La Regenta»
( « N o v e l i s t a s t o n t o s. D o n L e o p o l d o A l a s ( a ) C l a r í n » , e n E l E s p a ñ o l , M a d r i d , a b r i l
d e     ; c i t o p o r l a e d i c i ó n d e M a r t í n e z C a c h e r o,     , p.   ) .
  E n c a r t a a N a r c í s O l l e r e n e n e r o d e     d i c e Pa r d o B a z á n : « S u s e n e m i g o s
se los ha granjeado el sabor realista o naturalista, que en esto tengo mis dudas;
no se atreven a for mular en periódicos la censura, pero yo sé que bufan por lo
b a j o. D i c e n q u e h e l l e g a d o a l p u n t o a q u e e s p o s i b l e l l e g a r ; q u e m e h e d e t e n i d o
por milag ro; que un paso más allá está el abismo; que he trazado la línea divisoria
y que ya no es posible correrse ni otro par de centímetros» (cito por la edición de
F r e i r e L ó p e z ,     , p.    ) .
 Afir ma Clarín en el prólogo a la segunda edición de La cuestión palpitante:
« D e e s t e l i b r o d i r á a l g ú n p e r i ó d i c o, i d e a l i s t a p o r l o v i s i o n a r i o, “ q u e e s t á l l a m a d o a
s u s c i t a r g r a n d e s p o l é m i c a s l i t e r a r i a s ” . ¡ O j a l á ! Pe r o n o. E n E s p a ñ a n o s u s c i t a n p o -
l é m i c a s m á s l i b r o s q u e l o s l i b e l o s. L o q u e s u s c i t a r á e s t e l i b r o s e r á m u c h o s r e n c o r e s
taciturnos». Gran parte de la crítica actual considera incomprensible la polémica
q u e s í s u r g i ó . O l e z a (     , p.   ) j u z g a q u e i n f l u y ó e n g r a n p a r t e l a p e r s o n a l i d a d
de la escritora, mujer en un medio de hombres que manifestaba cier ta manía perse-
c u t o r i a . Pe r o, s o b r e t o d o, p o r q u e t r a t a b a d e a d a p t a r e l N a t u r a l i s m o a l c a s o e s p a ñ o l
defendiendo a un tiempo a Zola («Un ‘no’ pero ‘sí’ continuo», íbidem).
 P E R A B BAT  (     )

Schopenhauer,  y ya avanzado el siglo el pensamiento de Nietzsche. Pero Pardo Ba-


zán, de notoria curiosidad intelectual y un afán sobresaliente de renovación creativa,
se empapará de las corrientes neoespiritualistas finiseculares, del Decadentismo, del
Simbolismo, del Modernismo (y del afán regeneracionista, con paralelismos notorios
con la Generación del ) y otras tantas tendencias estéticas.
Pero no toca ahora abordar ese tema. Conviene que nos ciñamos a su vinculación
concreta con el Naturalismo. Según lo visto, podemos decir que se acerca a tal mo-
vimiento, en principio, movida por su innata curiosidad y, en gran parte, por sentirse
próxima a las ideas que en por aquel entonces suscitaban polémica e interés más allá
de los Pirineos. Su proximidad a las letras francesas fue siempre significativa, hasta el
punto que conoció, e incluso fue amiga persona de escritores tan significativos como
los Goncourt. Ello determina sin duda que sea pionera a la hora de reflexionar sobre
tal movimiento en España. Su novedad y carácter renovador atraen su interés, sin que
por ello podamos decir que su aprecio fuese pleno. Censura, de hecho, de las teorías
zolescas los planteamientos más descarnados y su apego a las teorías darwinistas que
ella, en más de una ocasión, cuestiona. Toca, por tanto, retornar al caso de La cuestión
palpitante. Al margen de las relaciones de intertextualidad con La novela experimental
de Zola, sumamente notorias (así lo ha destacado González Herrán, ), interesa
este texto por su papel de divulgador del Naturalismo en España, aprovechando
como vehículo de difusión la prensa escrita. Pardo Bazán parece aportar un estado
de la cuestión y se posiciona, de tal forma que considera censurables ciertos plantea-
mientos de Zola, como el determinismo o el papel utilitarista que debe revestir toda
novela. Muy clara es en su prefacio a Un viaje de novios ():
No censuro yo la obser vación paciente, minuciosa, exacta, que distingue
a l a m o d e r n a e s c u e l a f r a n c e s a : d e s a p r u e b o c o m o y e r r o s a r t í s t i c o s, l a e l e c -
c i ó n s i s t e m á t i c a p r e f e r e n t e d e a s u n t o s r e p u g n a n t e s o d e s v e r g o n z a d o s, l a
p r o l i j i d a d n i m i a , y a v e c e s c a n s a d a , d e l a s d e s c r i p c i o n e s, y, m á s q u e t o d o, u n
defecto en que no sé si repararon los críticos: la perenne solemnidad y tris-
t e z a , e l c e ñ o s i e m p r e t o r v o, l a c a r e n c i a d e n o t a s f e s t i v a s y d e g r a c i a y s o l -
t u r a e n e l e s t i l o y e n l a i d e a [ … ] . ¡ O h , y c u á n s a n o, v e r d a d e r o y h e r m o s o e s
nuestro realismo nacional, tradición gloriosísima del ar te hispano! ¡Nuestro
r e a l i s m o, e l q u e r í e y l l o r a e n l a C e l e s t i n a y E l Q u i j o t e , e n l o s c u a d r o s d e Ve -
lázquez y Goya, en la vena cómico-dramática de Tirso y Ramón de la Cr uz!

  D i c e M a r i s a S o t e l o (     , p.    ) : « A l c o m p á s d e l a r e c e p c i ó n d e l n a t u r a l i s m o
en España se opera entre la intelectualidad española un paralelo interés por Scho-
penhauer […]. Buena pr ueba de ello son algunos ar tículos divulg ativos salidos de
l a p l u m a d e Jo s é d e l Pe r o j o — q u i e n s a b í a a l e m á n — o d e U r b a n o G o n z á l e z S e r r a n o,
quien conocía la filosofía del autor de El mundo como voluntad y representación gracias
a su divulg ación en Francia mediante los libros de Théodule Ribot, La philosophie de
S c h o p e n h a u e r ( Pa r í s,     ) o d e E l m e - M a r i e C a r o, L e p e s s i m i s m e a u X I X e s i è c l e ( Pa r í s,
    ) — m á s f a m o s o s i c a b e p o r e l p o l é m i c o c o m p t e r e n d u d e Fe r d i n a n d B r u n e t i è r e
en la Revue des Deux Mondes— o ar tículos como el de Charles Richet, ‘La douleur’,
publicado en la prestigiosa Revue Philosophique». Véase también lo anotado por
L i s s o r g u e s (     , p.    ) .
E L N AT U R A L I S M O E N E S PA Ñ A 

Pardo Bazán se reafirma en su postura en La Literatura Francesa Moderna.


El naturalismo (, p. ), donde dice:
N o c a b e n e g a r l a f u e r z a d e l a t r a n s m i s i ó n h e r e d i t a r i a . To d o s l a c o m p r o -
b a m o s a c a d a m o m e n t o, y l a e s c r i t u r a , e n s u e n é r g i c o l e n g u a j e , n o s d i c e q u e
l o s p a d r e s c o m i e r o n e l a g r a z y a l o s h i j o s l e s r e c h i n a r o n l o s d i e n t e s. S i n
e m b a r g o, m u c h a s i n f l u e n c i a s n a t u r a l e s y e d u c a t i v a s c o n t r a s t a n l a s f a t a l i -
dades […]. Exagerando el fatalismo de la herencia, Zola cayó —de fijo sin
saberlo— en la encerrona teológica de la predestinación.

Su breve recorrido literario la lleva a defender nuestro más genuino realismo, cuyas
raíces se remontan a nuestra Edad Media y Siglos de Oro. Quizás aquí subyace la idea
de que en nuestras letras siempre han destacado técnicas de descripción realista; no
debe ser esto confundido, con todo, con la aparición de un movimiento literario que
conocemos como Realismo y que posee rasgos propios, al tiempo que bebe de toda
la tradición anterior. En este sentido, recordamos las siguientes palabras de Pardo
Bazán, tomadas del capítulo  («Genealogías» ) de La cuestión palpitante:

No inventó Cer vantes la novela realista española porque ésta ya existía


y la re presentaba La Celestina, obra maestra, más novelesca todavía que dra-
m á t i c a , s i b i e n e s c r i t a e n d i á l o g o. N i n g ú n h o m b r e , a u n q u e a t e s o r e e l g e n i o
y l a i n s p i r a c i ó n d e C e r v a n t e s, i n v e n t a u n g é n e r o d e b u e n a s a p r i m e r a s : l o
q u e h a c e e s d e d u c i r l o d e l o s a n t e c e d e n t e s l i t e r a r i o s. M a s n o i m p o r t a : e l
Quijote y el Amadís dividen en dos hemisferios nuestra literatura novelesca.
Al hemisferio del Amadís se pueden relegar todas las obras en que reina la
imaginación, y al del Quijote aquellas en que predomina el carácter realista,
p a t e n t e e n l o s m o n u m e n t o s m á s a n t i g u o s d e l a s l e t r a s h i s p a n a s. E n e l p r i m e -
r o c a b e n , p u e s, l o s i n n u m e r a b l e s l i b r o s d e c a b a l l e r í a , l a s n o v e l a s p a s t o r i l e s y
alegóricas […]; en el segundo las novelas ejemplar es y picar escas: el Lazarillo,
e l G r a n Ta c a ñ o , M a r c o s d e O b r e g ó n , G u z m á n d e A l f a r a c h e ; l o s c u a d r o s l l e n o s
de luz y color de la Gitanilla, el humorístico Coloquio de los Per r os, el Diablo
C o j u e l o , d e G u e v a r a ; e l c u e n t o d o n o s í s i m o d e l o s Tr e s M a r i d o s B u r l a d o s,
y. . . ¿ a q u é c i t a r ? ¿ C u á n d o a c a b a r í a m o s d e n o m b r a r y e n c a r e c e r t a n t a s o b r a s
m a e s t r a s d e g r a c i a , o b s e r v a c i ó n , d o n o s u r a , i n g e n i o, d e s e n f a d o, v i d a , e s t i l o
y sentenciosa profundidad moral?

Este interés de Pardo Bazán por las obras de corte realista del pasado no impide
que acepte ciertos elementos de la propuesta de Zola. Los Pazos de Ulloa y La Madre
Naturaleza sí presentan rasgos naturalistas, sin que por ello podamos calificarlas como
obras que respeten escrupulosamente el credo de tal autor. Vimos antes la necesaria
distinción entre la teoría naturalista (sintetizada en los artículos de Zola ) y la práctica
literaria, no necesariamente fiel (ni siquiera en la propia obra zolesca ) a tales postula-
dos. Pardo Bazán siente interés por ciertos aspectos de tal movimiento, y los adapta
a sus propia idiosincrasia: su conocimiento de los clásicos (la biblioteca que poseía
su padre es un buen ejemplo del material al que tuvo acceso, véanse por ejemplo sus
«Apuntes autobiográficos»), el influjo del Romanticismo (presente a lo largo de toda
 P E R A B BAT  (     )

su producción)…, y mucho menos su mentalidad católica. Sí vemos indicios de de-


terminismo, determinismo individual y del ambiente que rodea al personaje, junto a
dosis de sensualidad o insinuaciones claramente satánicas que confieren a Los Pazos
rasgos peculiares. El ambiente asfixiante del lugar parece condenar irremisiblemente
a los individuos más débiles,  que al cabo terminan siendo destruidos. En cualquier
caso, tomemos con cautela la pretendida y tradicional catalogación de ambas obras
como netamente naturalistas, pues presentan rasgos discordantes (sobre ello se han
detenido Kirby, ; Clemessy, ; López Sanz, ; Goldin, ; García Guerra,
; Tasende-Grabowski, …). Otros textos con rasgos naturalistas que pode-
mos recordar son La Tribuna, Morriña, Doña Milagros-Memorias de un solterón, La
dama joven o diversos cuentos («Un destripador de antaño», «Los padres del Santo» o
«Geórgicas», por ejemplo). Las limitaciones de espacio me impiden detenerme con un
mayor pormenor (véanse, en cualquier caso, López Quintáns, a y b ).

Pérez Galdós, Narcís Oller, Ortega Munilla


En cuanto a Benito Pérez Galdós, se deben a él algunos de los textos más próximos
al Naturalismo en el caso español.  El escándalo que produjo la publicación de La
desheredada (gran deudora, además, del folletín: López, b, p. ) avivó sin duda las
reflexiones sobre el tema, aunque muchas veces de forma tendenciosa.  Colaborador
de la revista Arte y letras (efímera publicación que entre  y  fue paladín de las
ideas naturalistas), pronto es considerado como referente para los seguidores del Na-

  « L a n a t u r a l e z a n i e g a a l h o m b r e e l l i b r e a l b e d r í o, e l d e s a r r o l l o e s p i r i t u a l y l a
posibilidad de cambio porque sus personajes no son lo bastante fuer tes como para
e n f r e n t a r s e a e l l a . E l h o m b r e , p o r l o t a n t o, e s t á c o n d e n a d o a s u f r i r y a c a b a s i e n d o
e s c l a v o d e s u n a t u r a l e z a v i l ( P r i m i t i v o, Pe d r o ) o t e r m i n a s u f r i e n d o p o r e s t a r a s o -
c i a d o s e n t i m e n t a l m e n t e c o n l o s s e r e s p e r t e n e c i e n t e s a l m u n d o d e l o s p a z o s ( Ju l i á n
y Gabriel). Se nos da, en fin, una visión pesimista del hombre y de su naturaleza»
( Ta s e n d e - G r a b o w s k i ,     , p.   ) .
  D e h e c h o, e n c a r t a d e  d e m a r z o d e     , i n d i c a a Pa r d o B a z á n q u e « h a c e
t i e m p o q u e p e n s a b a e s c r i b i r a V. f e l i c i t á n d o l a p o r l o s a d m i r a b l e s a r t í c u l o s d e L a
C u e s t i ó n Pa l p i t a n t e e n l o s c u a l e s, a d e l a n t á n d o s e V. a l o s c r í t i c o s m á s p e r s p i c a c e s, h a
d i c h o c o s a s t a n v e r d a d e r a s, h e r m o s a s y o p o r t u n a s, e n u n e s t i l o q u e s e g u r a m e n t e
p o d r í a n e n v i d i a r a V. l o s q u e c o n m á s e m p e ñ o h a n c u l t i v a d o l a d i c c i ó n c a s t e l l a n a »
( c i t o p o r l a e d i c i ó n d e F r e i r e L ó p e z ,     , p.    ) . S i m i l a r e s a l a b a n z a s l e p r o d i -
g a r á n , p o r c i e r t o, o t r o s r e c o n o c i d o s p r o h o m b r e s, c o m o Ju a n Re i n a ( d i r e c t o r d e l a
Re vista Ibérica; véase, como muestra, la car ta de  de marzo de ) o el novelista
i t a l i a n o S a l v a t o r e Fa r i n a ( v é a s e l a c a r t a d e l   d e a b r i l d e     ; e d . c i t . , p.    ) . M á s
e x t r a ñ a d o s e m o s t r ó Z o l a a n t e e l i n t e n t o d e Pa r d o B a z á n d e c o n c i l i a r e l N a t u r a l i s -
m o c o n s u s c r e e n c i a s c a t ó l i c a s.
  D e s t a c a , p o r e j e m p l o, e n t r e l a s c o n t e s t a c i o n e s q u e s u s c i t a e l t e x t o l i t e r a -
r i o l a d e Pe d r o A n t o n i o d e A l a r c ó n c o n E l c a p i t á n v e n e n o (     ) , c o n t r a r r é p l i c a d e
La desheredada en un «esquema pseudorrealista» (así lo ha estudiado López, ,
p p.    y s s ) . O t r o h i t o f u n d a m e n t a l : p a r a Pa t t i s o n (     , p.   ) , e l s i g n i f i c a t i v o
homenaje que recibe Galdós en el año  supuso el nacimiento de un «centro de
propaganda naturalista».
E L N AT U R A L I S M O E N E S PA Ñ A 

turalismo en España. Así nos lega estampas asombrosas de clases sociales pululando
por un medio a ratos hostil, tan fascinantes como en el caso de Fortunata y Jacinta
(o de obras como Torquemada, Misericordia o Nazarín, según Miller, , p. ). De
ahí que hable Arroyo Almaraz ( ) en Fortunata, como en el caso de Narcís Oller
y su La febre d´or
d´or, de «poeta de la ciudad». Imágenes del medio social, salpicadas de
individuos sojuzgados que se entremezclan con las clases más pudientes. En su caso,
Narcís Oller abraza el Naturalismo a partir, sobre todo, de , en obras como La
papallona (), Notes de color
color, La bufetada (), L’escanyapobres (), Vilaniu
(), De tots colors () o la citada La febre d’or ( –). El influjo del Natu-
ralismo también se hace sentir en Ortega Munilla, en el que una vez más vemos la
evolución desde una primitiva forma de novelar bajo la sombra de un casi trasnocha-
do romanticismo a novelas de tinte social que muestran su posicionamiento (con las
peculiaridades ya mencionadas en el terreno hispánico ) a favor de las ideas de Zola,
en especial a partir de El fondo del tonel ( –).

Blasco Ibáñez y Palacio Valdés


También abrazan el determinismo naturalista Blasco Ibáñez y Palacio Valdés, un
determinismo que a juicio de Paolini ( ) no debemos confundir con fatalidad
sino con mera causalidad. El individuo, por tanto, «evita que el determinismo sea
tan brutal mejorando la función de la voluntad que a su vez le permite triunfar de
las resistencias interiores de sus pasiones y exteriores de su ambiente y disfrutar ese
mejoramiento que tanto anhela» (Paolini, , p. ). La obra de Blasco Ibáñez,
junto a notas de regionalismo y costumbrismo (dígase La barraca : Fox, , p. ),
presenta significativos rasgos naturalistas, en especial en los textos de la llamada ‘etapa
valenciana’ ( –), rasgos que perviven incluso en obras posteriores, como es
el caso de Luna Benamor .  Que podamos percibir rasgos naturalistas en la obra de
Blasco Ibáñez es un hecho; pero de ahí que caigamos en el tópico arraigado desde la
crítica tradicional (es más, ya empezó a fructificar en vida del propio autor ) de consi-
derarlo como el más fiel seguidor de Zola en España hay un largo camino.  Sí parece
un imitador tardío, pues deja sentir la huella de tal movimiento en una época en que
las letras hispánicas parecían seguir otros derroteros. En cualquier caso, sus novelas

  S o b r e e s t a o b r a d i c e M e d i n a (     , p.    ) : « E s c l a r o q u e , a l e s c r i b i r L u n a
Benamor, a Blasco le motivaban dos propósitos fundamentales: explorar el interés
d e u n a m o r t i e r n o p u e s t o e n c o n f l i c t o c o n o b s t á c u l o s e x t e r n o s, y, m á s i m p o r t a n t e ,
describir el paisaje local y las costumbres de los judíos sefardíes y otros gibralta-
r e ñ o s. N o d e b e r í a s o r p r e n d e r a l o s l e c t o r e s d e l a s o b r a s d e l v a l e n c i a n o e l h e c h o
de que la novelita es un texto notable precisamente porque ref leja las actitudes
a r t í s t i c a s m á s s i g n i f i c a t i v a s d e B l a s c o : s u h a b i l i d a d p a r a c o m p o n e r g r á f i c a s, d i -
námicas y en ocasiones poéticas descripciones de la naturaleza, y para transmitir
unos especialmente vívidos y artísticamente pertinentes retratos de costumbres y
m o d o s d e p e n s a m i e n t o n a t i v o s » ( Tr . d e l E . ) .
 No nos detendremos aquí en la polémica en torno a la posible adscripción de
B l a s c o a l a G e n e r a c i ó n d e l   ( c o m o i l u s t r a c i ó n , v é a s e O l e z a ,     , p p.  y s s ) .
 P E R A B BAT  (     )

de la etapa valenciana manifiestan un claro peso del entorno sobre el individuo, sien-
do Cañas y barro un ejemplo significativo,  aunque no el único.  De igual forma,
se podrían percibir leves rasgos naturalistas en las obras de Palacio Valdés La alegría
del capitán Ribot, Marta y María, El cuarto poder o El idilio de un enfermo ( siempre
teniendo en cuenta las peculiaridades del caso español, en el que se hace notar muchas
veces el influjo del Romanticismo o de manifestaciones concretas como la novela de
folletín). El autor, en un segundo momento, abandona estos planteamientos a favor
de una producción de corte espiritualista, como demuestran textos del tipo de La
aldea perdida.

Otros ejemplos tardíos. Sawa y López Bago


Para terminar con este artículo, ofrecemos unos últimos ejemplos. Así, debemos decir
que el Naturalismo fascina a autores dispares, incluso a algunos que hoy reconocemos
como vinculados a otras inquietudes literarias. Los últimos diez años del siglo 
revelan el agotamiento de los postulados naturalistas. En ello influye la llegada de co-
rrientes literarias que primaban un retorno a cierta espiritualidad. La fascinación por

 «[En La bar raca] abundan, como no podía ser de otra manera, los motivos
naturalistas de escuela, como las referencias fisiológicas (los desarreglos mens-
t r u a l e s d e Pe p e t a , p o r e j e m p l o ) , l o s d e t a l l e s c r u d o s, ( c u a n d o Ro s e t a v a a l a i g l e s i a ,
e n d o m i n g o, To n e t l a c o n t e m p l a f a s c i n a d o, m i e n t r a s v a d a n d o a l c a r n i c e r o “ p e -
dazos de car nero desollado y espantando la nube de moscas que cubrían la car-
n e ” ) . N a t u r a l i s t a e s l a d e s c r i p c i ó n d e l a f á b r i c a e n q u e t r a b a j a Ro s e t a , o l a p e l e a
e n t r e l a s n i ñ a s e n l a F u e n t e d e l a Re i n a , a m b o s p a s a j e s d e r i v a d o s d e l a l e c t u r a d e
L’ A s s o m m o i r , y n a t u r a l i s t a e s t a m b i é n e l d a r w i n i s m o d e f o n d o, s e g ú n e l c u a l B a t i s t e
e s “ u n d e s e s p e r a d o h é r o e d e l a l u c h a p o r l a v i d a ” . Pe r o e s t a s n o v e l a s s o n , s o b r e
t o d o, i d e o l ó g i c a m e n t e n a t u r a l i s t a s, p u e s e x p r e s a n e s a i m p o s i b i l i d a d d e p a c t o e n -
t r e i n d i v i d u o y m e d i o e n q u e c r e y ó e l r e a l i s m o, y q u e c o n s t i t u y ó l a b a s e d e a p o y o
d e l s i s t e m a l i b e r a l . L a d e s c o n f i a n z a e n l o s p o d e r e s d e l i n d i v i d u o, q u e a c o m p a ñ ó
a la crisis del sistema liberal, se traduce en el naturalismo por su reducción a una
pieza del complejo mecanismo de la vida, regido por leyes supraindividuales que
e m a n a n d e l a e s p e c i e y d e l m e d i o, y q u e l e e m p u j a n a a d a p t a r s e o, d e l o c o n t r a r i o,
l o d e s t r u y e n . E s o s d e s e n l a c e s t r á g i c o s d e l a s n o v e l a s v a l e n c i a n a s, e n l o s q u e e l
p r o t a g o n i s t a s e v e s o b r e p a s a d o p o r l a f u e r z a d e l m e d i o, p o r l a s e n e r g í a s i n h u -
manas de la naturaleza o por el eng ranaje deshumanizado de la civilización, son
p r o g r a m á t i c a m e n t e n a t u r a l i s t a s. Pe r o l a p o é t i c a n a t u r a l i s t a n o c u b r e l a t o t a l i d a d
d e e s t a s n o v e l a s. Ta n t o e n l a t é c n i c a c o m o e n e l u n i v e r s o n a r r a t i v o a f l o r a n r a s g o s
propios de la for mación romántica de Blasco y de su aprendizaje en los talleres de
l a n o v e l a d e f o l l e t í n » ( O l e z a ,     , p.    ) .
  Po d e m o s a ñ a d i r o t r o s, c o m o L a b o d e g a : « L a b o d e g a , d e B l a s c o I b á ñ e z , e s p r o -
bablemente aquella obra del naturalismo español, donde más seria e intensivamen-
te están descritas las condiciones de vida del campesinado andaluz y donde por
fin también el proletariado como clase social, ya no a través de un caso individual,
l l e g a a t e n e r s u h i s t o r i a n a r r a b l e p r o p i a . Pe r o e l p r o l e t a r i a d o q u e n o s p r e s e n t a
Blasco Ibáñez es un proletariado totalmente ine pto e incapaz de hacer una revolu-
c i ó n » ( N e u s c h á f e r,     , p.    ) .
E L N AT U R A L I S M O E N E S PA Ñ A 

la literatura rusa define en gran parte este cambio de gustos;  la obra de Bourget,
Nordau o Lombroso incide en la importancia que se le concede a la introspección
psicológica en la novela  (y habría que añadir el magisterio de las teorías de Freud o
la relevancia de los postulados de la escuela psiquiátrica francesa de la mano de Pinel
y Esquiro). Pero también emerge con fuerza la estética decadentista. El Decaden-
tismo se inclinaba por ambientes sensuales, por aires exóticos y un evidente interés
por lo que implicase evasión; además, elitismo y refinamiento caracterizaban también
sus objetivos. Si a ello sumamos la aparición de corrientes como el Modernismo, el
Simbolismo…, entendemos el inevitable arrinconamiento de las ideas literarias afines
al Naturalismo.
Aun así, como decíamos, podemos anotar algún autor tardío. Tal es el caso de Ale-
jandro Sawa, como ha analizado, por ejemplo, Lozano Marco ( ) junto a la figura
de Eduardo López Bago.  Este último, a su juicio, pondera algunos de los elementos
más estrictamente naturalistas (tal y como lo entendió Zola ), especialmente en La
prostituta y La pálida (que componen una tetralogía junto a La buscona y La querida );
de ahí que «se potencia lo repugnante; los seres encanallados triunfan, mientras que
los pocos personajes bondadosos son unas víctimas destinadas a perecer; el deter-
minismo fisiológico y del medio es implacable; y, sobre todo ello, en los argumentos
predomina lo efectista y desmesurado» (Lozano Marco, , p. ).
Antes de su definitiva fascinación por el Modernismo, en la última década del
siglo , Alejandro Sawa manifiesta su interés por el movimiento naturalista, y en

  D i c e E m i l i a Pa r d o B a z á n : « E l e s t i l o r u s o e n t r ó e n l a s c o s t u m b r e s f r a n c e s a s,
y d e s p u é s e n l a e u r o p e a s, l l e v a d o d e l a m a n o p o r l a l i t e r a t u r a . H a y q u e r e c o n o c e r
e n F r a n c i a e s t a e xc e l e n t e c o n d i c i ó n : q u e e s h o s p i t a l a r i a y q u e n o s e d e s d e ñ a d e
aprender nunca […]. La literatura r usa parecía lo más apuesto [sic] a la estética
f r a n c e s a : a s í y t o d o, h a e n c o n t r a d o a b i e r t o s l o s b r a z o s » ( « L a v i d a c o n t e m p o r á n e a » ,
L a I l u s t r a c i ó n A r t í s t i c a , n ú m e r o    ,  d e n o v i e m b r e d e     , p á g.    ; c i t o p o r l a
e d i c i ó n d e l a H e m e r o t e c a M u n i c i p a l d e M a d r i d , p.   ) .
  Pa u l B o u r g e t (     –     ) d e s t a c a p o r n o v e l a s e n l a s q u e p r i m a l a i n t r o s -
p e c c i ó n p s i c o l ó g i c a ( c a s o d e E l d i s c í p u l o ) . Po r s u p a r t e , M a x N o r d a u (     –     )
sobresale por su producción relacionada con la crítica social, como es el caso de
Degeneración (). En cuanto a Cesare Lombroso (–), desar rolló una serie
d e t e o r í a s d e c o r t e c r i m i n o l ó g i c o, c o m o o c u r r e c o n E l d e l i t o. S u s c a u s a s y r e m e d i o s
(primera edición española de ). Pinel (–) dedicó buena parte de su
c a r r e r a p r o f e s i o n a l c o m o m é d i c o a l e s t u d i o d e e n f e r m e d a d e s m e n t a l e s ; J. E . D.
E s q u i r o l (     –     ) , j u n t o a l a n t e r i o r, e s e l p a d r e d e l a p s i q u i a t r í a c l í n i c a . V é a s e ,
p o r e j e m p l o, l o q u e d i c e Pa r d o B a z á n d e e l l o s e n N u e v o Te a t r o C r í t i c o (  , j u n i o d e
    , p.   ) , e n « L a Fe , n o v e l a d e A . Pa l a c i o » ( N u e v o Te a t r o C r í t i c o ,   , e n e r o d e
    , p.   ) ; « C r ó n i c a e u r o p e a . I n c i d e n t e p e r s o n a l - U n f u n d a d o r d e e s c u e l a » ( L a
N a c i ó n , B u e n o s A i r e s, j u e v e s  d e d i c i e m b r e d e     , p.  ; e d . d e S i n o v a s M a t e ,
p.    ) , « C r ó n i c a s d e l a c o n d e s a . C é s a r L o m b r o s o » ( e n D i a r i o d e l a M a r i n a ,   d e
n o v i e m b r e d e     ; e d . d e H e y d l - C o r t í n e z , p p.   –   ) ; e t c.
  Po d r í a m o s c i t a r o t r o s n o m b r e s, v i n c u l a d o s a c i e r t o « N a t u r a l i s m o r a d i c a l » ,
c o m o e s e l c a s o d e S á n c h e z S e ñ a , Ve g a A r m e n t e r o, Jo s é Z a h o n e r o, Jo s é d e S i l e s …
( v é a s e E t r e r o s,     , p.   ) .
 P E R A B BAT  (     )

concreto revela su gusto por elementos de la obra de López Bago en «Impresiones


de un lector» (apéndice de El cura; Lozano Marco, , reproduce y anota el texto
en su artículo).
No hace, por otra parte, más que participar de la actitud propia de ciertos autores
que combatían contra la ideología conservadora dominante y aceptaban el Naturalis-
mo con todo lo que tenía, a su juicio, de provocador.  No en vano abrazará después
el Modernismo; la bohemia en la que vive y muere ya forma parte de la historia litera-
ria y de nuestro imaginario, gracias en buena medida a la no sabemos si bienintencio-
nada maestría de Valle-Inclán.

. C O N C LU S I O N E S

Al término de este recorrido llega el momento más temible: las conclusiones finales,
que sirvan como compendio a lo que hasta ahora se ha dicho. Me atribulan en este
instante múltiples dudas: tantos han sido los malentendidos, discrepancias y posturas
a ratos encontradas acerca del Naturalismo, que realizar un compendio que haga jus-
ticia a la situación actual resulta demasiado peligroso. En realidad, tampoco era ese mi
propósito. He buscado presentar un pequeño estado de la cuestión, por lo menos tal
y como yo lo veo, tal y como creo que debería ser entendido el Naturalismo a partir
de los estudios que me parecen más convincentes sobre el tema. Hecha esta sincera
aclaración, considero importante que se tengan presentes las siguientes ideas:

. Los trabajos sobre el Naturalismo escritos por Zola expresan sus juicios sobre
su forma de entender la creación literaria. Desde un principio debe quedarnos clara la
diferencia entre sus planteamientos teóricos y su práctica novelística, mucho menos
radical.

. En sus artículos, Zola insiste en su deuda con Claude Bernard. De igual modo,
debemos recordar el magisterio del Positivismo, Darwin y Taine. Asimismo, las trans-
formaciones sociales que supuso la Revolución Industrial y las condiciones de vida de
la clase obrera (al mismo tiempo que la crítica de la burguesía ) configuran la aparición
del Naturalismo. No supone este, pese a todo, una ruptura con el movimiento román-
tico. La deuda con éste es reconocida por Zola.

  D i c e L o z a n o M a r c o (     , p.    ) : « E s u n d e c i d i d o a n t i b u r g u é s ; d e s p r e c i a
a l o s h o m b r e s d e n e g o c i o s, a l o s d e l s e n t i d o p r á c t i c o, e i n c l u s o d e c l a r a m i r a r l o s
c o m p a s i v a m e n t e [ … ] . E m p r e n d e , f i n a l m e n t e , l a d e f e n s a d e l n a t u r a l i s m o, p e r o d e -
manda para esta escuela una rectificación, cuyo modelo estaría en La Buscona: no
es únicamente lo sórdido y desagradable lo que constituye la realidad; si el natura-
lismo aspira a la verdad debe unir lo feo a lo her moso (log rar ese claroscuro); de
l o c o n t r a r i o, n o d a r í a u n a v e r d a d c o m p l e t a » .
E L N AT U R A L I S M O E N E S PA Ñ A 

. El método experimental que pretende Zola aplicar en la novela tiene en la ob-


servación un apoyo básico. Observación que se atiene a las leyes de la naturaleza; es
la duda la que mueve al novelista y le permite la búsqueda de la verdad. El narrador
adquiere en el texto una voz impersonal: la realidad misma debe emerger sin corta-
pisas.

. La observación conlleva el reconocimiento del determinismo, en tanto causa


que incide en la aparición de ciertos fenómenos, los mismos que el novelista trata de
describir. Esto distingue al autor naturalista del idealista ( en el que prima la emoción
y el sentimiento sobre la auténtica observación de los hechos ).

. Zola reconoce la importancia de la herencia y del medio ambiente, pero rechaza


todo vínculo con influjos fatalistas: defiende el determinismo, que implica causalidad,
pero no fuerzas irremediables.

. El Naturalismo en España llega a partir del éxito de las novelas francesas en


Francia, en concreto de L´Asommoir. A medida que aparecen las primeras traduccio-
nes, se inicia la polémica. Las peculiaridades de su recepción en territorio hispánico
tienen que ver con unos condicionantes muy diversos: la existencia de una burguesía
poco consolidada, el fracaso de la Revolución del , las discusiones todavía latentes
en torno a lo que se debía entender como Realismo (lo que permite hablar de escrito-
res conservadores frente a liberales), el influjo de la tradición literaria anterior carac-
terizada por técnicas de descripción realista, el influjo del Krausismo y la Institución
Libre de Enseñanza, o la importancia de la filosofía de Schopenhauer.

. Debemos señalar algunos hitos fundamentales en torno a la llegada y desarrollo


del Naturalismo en España: las primeras traducciones de Zola, la publicación de La
desheredada; el homenaje a Galdós en ; La cuestión palpitante y el prólogo a Un
viaje de novios de Pardo Bazán; la polémica crítica, en especial en la prensa, con actores
tan relevantes como Clarín, Altamira, Yxart, Palacio Valdés…

. Dadas las peculiaridades de la recepción del Naturalismo en España, debemos


tomar con cautela la catalogación como naturalistas de escritores como Clarín, Pardo
Bazán, Galdós o Palacio Valdés. Estos se inclinan por algunos procedimientos de
Zola, y otras tantas veces muestran sus reticencias sobre nociones como las del de-
terminismo.

El tiempo destierra malentendidos. Quizás el estudio del Naturalismo en España


haya despertado demasiados fantasmas. El camino todavía no está hecho. Queda aún
que se haga justicia a autores olvidados. El canon caprichoso planea siempre sobre
nuestros (en ocasiones) parciales criterios. Practiquemos entonces la sana tarea de
 P E R A B BAT  (     )

dudar de todo. Duden, así pues, sobre lo que les he expuesto. Las verdades absolutas
no existen. Sí, desde luego, juicios válidos y rebatibles. De momento, queden pues las
palabras.


. B I B L I O G R A FÍ A

Estudios fundamentales
BAQ U E RO G OYA N E S , Mariano, El cuento español en el siglo XIX
XIX, Madrid: C S I C ,
.
—, La novela naturalista española: Emilia Pardo Bazán, Murcia: Universidad, 
(reed. ).
BA R RO S O , Fernando J., El naturalismo en la Pardo Bazán, Madrid: Playor, .
B E R M E J O , Manuel, Don Juan Valera, crítico literario, Madrid: Gredos, .
B E S E R , Sergio, Leopoldo Alas, crítico literario, Madrid: Gredos, .
B L A N C O G A R C Í A , Francisco., * «El naturalismo en la novela», en La literatura es-
pañola en el siglo XIX XIX. Parte segunda, Madrid: Sáenz de Jubera Hermanos, ,
pp. –.
B O N E T , Laureano, Literatura, regionalismo y lucha de clases: Galdós, Pereda, N. Oller
y Ramón D. Peres, Barcelona: Universidad de Barcelona, .
— (ed.), El Naturalismo de E. Zola, Barcelona: Península,  (reed. ).
C I P L I JAU S K A I T É , Biruté, «El romanticismo como hipotexto en el realismo», en
Yvan Lissorgues et al. (eds.), Realismo y Naturalismo en España en la segunda mi-
tad del siglo XIX,
XIX Barcelona: Anthropos, , pp. –.
C L E M E S S Y , Nelly, Emilia Pardo Bazán como novelista, Madrid: Fundación Universi-
taria Española, .
E T R E RO S , Mercedes et al al., Estudios sobre la novela española del siglo XIX
XIX, Madrid:
C S I C , .
G U L L Ó N , Germán, La novela como acto imaginativo: Alarcón, Bécquer, Galdós, «Cla-
rín», Madrid: Taurus, .
G O N Z Á L E Z B L A N C O , Andrés, Historia de la novela en España desde el Romanticismo
a nuestros días, Madrid: Sáenz de Jubera, .
L I S S O RG U E S , Yvan, La producción periodística de Leopoldo Alas (Clarín). Índices,
Toulouse: Université de Toulouse-Le Mirail, .
— et al al. (eds.) Realismo y Naturalismo en España en la segunda mitad del siglo XIX, XIX
Barcelona: Anthropos, .
—, El pensamiento filosófico y religioso de Leopoldo Alas, Clarín, Oviedo: G E A , .
L Ó P E Z S A N Z , Mariano, Naturalismo y espiritualismo en la novelística de Galdós
y Pardo-Bazán, Madrid: Pliegos, .

 Las entradas que llevan ante puesto un asterisco (*) pueden consultarse en
v e r s i ó n d i g i t a l e n w w w. c e r v a n t e s v i r t u a l . c o m ( N . d e l E . ) .
E L N AT U R A L I S M O E N E S PA Ñ A 

MAINER, José Carlos, «La evolución del naturalismo en la novela y el teatro», en


Francisco Rico (ed.), Historia y crítica de la literatura española, Barcelona: Crítica,
vol. , , pp. –.
O L E Z A , Juan, * La novela del XIX: del parto a la crisis de una ideología, Valencia:
Bello,  (véanse, en especial, «Realismo y naturalismo: la novela como ma-
nifestación de la ideología burguesa», pp. –; «Realismo y naturalismo en la
novela española», pp. –; y «Clarín: las contradicciones de un realismo límite»,
pp. –).
—, «La génesis del realismo y la novela de tesis», en Víctor García de la Concha (dir. ),
Historia de la literatura española. , Leonardo Romero Tobar (coord. ), Siglo XIX
(II), Madrid: Espasa Calpe, , pp. –.
PA R D O BA Z Á N , Emilia, La cuestión palpitante, ed. José Manuel González Herrán,
Barcelona: Anthropos, .
PAT T I S O N , Walter T., El Naturalismo español
español, Madrid: Gredos, .
S H AW , Donald L., Historia de la literatura española 5. El siglo XIXXIX, Barcelona: Ariel,
, pp. –.
S O T E L O V Á Z Q U E Z , Adolfo, * «Los discursos del naturalismo en España:
–», en Luis F. Díaz Larios y Enrique Miralles (eds. ), Del Romanticismo al
Realismo, Barcelona: Universidad de Barcelona, , pp. –.
TA S E N D E - G R A B OW S K I , Mercedes, * «Otra vez a vueltas con el naturalismo», His-
pania,  (), pp. –.
Z AVA L A , Iris M., «El naturalismo y la novela», en Francisco Rico (ed. ), Historia y
crítica de la literatura española, Barcelona: Crítica, vol. , , pp. 403–415.

Otros estudios citados


AG U I N AG A A L F O N S O , Magdalena, * «Valera y Galdós: dos concepciones del modo
de novelar», Congreso Internacional sobre Don Juan Valera (  ,, Cabra ) , Cabra:
Ayuntamiento, Córdoba: Diputación, , pp. –.
A R ROYO A L M A R A Z , Antonio, * «La casa como núcleo estructurador del espacio
urbano en la novela del siglo : Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós y
La Febre d’or de N. Oller», Revista de lenguas y literaturas catalana, gallega y vasca,
 (), pp. –.
AYA L A , María de los Ángeles, «El proletariado, tema costumbrista y novelístico en el
corpus literario de Emilia Pardo Bazán», Cahiers Galiciens,  () (Homenaxe a
Emilia Pardo Bazán ), pp. –.
B E H I E L S , Lieve, * «La visión y el saber en la obra de Galdós y Clarín», en Luis
F. Díaz Larios y Enrique Miralles (eds.), Del Romanticismo al Realismo, Barcelona:
Universidad de Barcelona, , pp. –.
B O N E T , Laureano, * «Rafael Altamira y la cuestión del ‘feísmo’ en las letras realistas»,
en Enrique Rubio Cremadres y Eva María Valero Juan (eds. ), Rafael Altamira:
literatura, historia y derecho, Alicante: Universidad, , pp. –.
 P E R A B BAT  (     )

BOTREL, Jean-François, Preludios de «Clarín», Oviedo: Instituto de Estudios Astu-


rianos, .
__, * «Alquimia y saturación del erotismo en La Regenta», en Myriam Díaz-Diocaretz
e Iris M. Zavala (eds.), Discurso erótico y discurso trasgresor en la cultura peninsular :
siglos XI al XX,
XX Madrid: Teuro, , pp. –.
__, * «La fidélité a La Regenta: pour une traduction littéraire scientifique. Un contre
cinq et cinq pour un», en H. Awaiss et al al. (eds.),
(eds. ), Du pareil au même: l’auteur face
à son traducteur
traducteur, Beyrouth: Université Saint-Joseph, .
B ROW N , M. Gordon, «La condesa de Pardo Bazán y el Naturalismo», Hispania,
 (), pp. –.
B ROW N , Donald Fowler, The Catholic Naturalism of Emilia Pardo Bazán, Chapel
Hill: The University of North Carolina Press, .
BU L L , William E., «The Naturalistic Theories of Leopoldo Alas», PMLA,  (),
pp. –.
C A R DW E L L , Richard A., Blasco Ibáñez. La Barraca, Londres: Grant and Cutler, 
(reimpr. ).
—, «Blasco Ibáñez ¿escritor naturalista radical ?: reconstrucción de las novelas va-
lencianas de Vicente Blasco Ibáñez», en J. Oleza (ed. ), Vicente Blasco Ibáñez,
, la vuelta al siglo de un novelista , Valencia: Direcció General del Llibre
 
–
i Coordinació Bibliotecària, , pp. –.
C AU D E T , Francisco, «Clarín y el debate entre el naturalismo en España», Nueva Re-
vista de Filología Hispánica,  (), pp. –; reproducido en su libro Zola,
Galdós, Clarín. El naturalismo en Francia y España, Madrid: Universidad Autóno-
ma, , pp. –.
C L E M E S S Y , Nelly, «De La cuestión palpitante a La Tribuna : teoría y praxis de la
novela de Emilia Pardo Bazán», en Y. Lissorgues ( ed. ), Realismo y Naturalis-
mo en España en la segunda mitad del siglo XIX XIX, Barcelona: Anthropos, ,
pp. –.
—, «De Los Pazos de Ulloa a La Madre Naturaleza : Don Julián y el tema del amor
prohibido», en M. Mayoral (coord.), Estudios sobre «Los Pazos de Ulloa», Madrid:
Cátedra-Ministerio de Cultura, , pp. –.
DAV I S , Gifford, «Catholicism and Naturalism: Pardo Bazán’s Reply to Zola», Modern
Language Notes,  (), pp. –.
F E A L D E I B E , Carlos, «Naturalismo y antinaturalismo en Los Pazos de Ulloa», Bulle-
tin of Hispanic Studies,  (), pp. –.
F E R N Á N D E Z , Pura, Eduardo López Bago y el naturalismo radical. La novela y el
mercado literario en el siglo XIX
XIX, Amsterdam: Rodopi, .
F E R R E R A S , Juan Ignacio, Introducción a una sociología de la novela española del siglo
XIX, Madrid: Cuadernos para el diálogo, .
XIX
F R E I R E L Ó P E Z , Ana María (ed.), Cartas inéditas a Emilia Pardo Bazán
( –
(
 – ), La Coruña: Fundación Pedro Barrié de la Maza, .
E L N AT U R A L I S M O E N E S PA Ñ A 

F OX , Arturo A., * «Estructuras totémicas en La Barraca de Blasco Ibáñez», Hispania,


 (), pp. –.
G A R C Í A G U E R R A , Delfín, La condición humana en Emilia Pardo Bazán, La Coruña:
Xuntanza Editorial, .
G I L A B E R T , Joan, Narciso Oller : Estudio comparativo con la novela castellana del siglo
XIX, Barcelona: Ediciones Marte, .
XIX
G O L D I N , David, «The Metaphor of Original Sin, a Key to Pardo Bazán’s Catholic
Naturalism», Philological Quarterly,  (), pp. –.
G Ó M E Z TA BA N E R A , José Manuel, * «Leopoldo Alas “Clarín”. Del Romanticismo
al Realismo», en Luis F. Díaz Larios y Enrique Miralles (eds. ), Del Romanticismo al
Realismo, Barcelona: Universidad de Barcelona, , pp. –.
G O N Z Á L E Z H E R R Á N , José Manuel, «La Tribuna, de Emilia Pardo Bazán, entre
romanticismo y naturalismo», en Yvan Lissorgues et al. ( eds. ), Realismo y Natu-
ralismo en España en la segunda mitad del siglo XIX, XIX Barcelona: Anthropos, ,
pp. –.
—, * «Emilia Pardo Bazán y el Naturalismo», Ínsula. Revista de Letras y Ciencias Hu-
manas,  (), pp. –.
—, * «Idealismo, positivismo, espiritualismo en la obra de Emilia Pardo Bazán», en
Yvan Lissorgues y Gonzalo Soberano (eds. ), Pensamiento y Literatura en España
en el siglo XIX
XIX: Idealismo, positivismo, espiritualismo, Toulouse: Presses Universitai-
res du Mirail, , pp. –.
—, * «Clarín y la sociedad literaria de su tiempo: estado de la cuestión», en Leopoldo
Alas: un clásico contemporáneo ( – –  ), Oviedo: Universidad, , vol. ,
pp. –.
H E M I N G WAY , Maurice, «Sensibilidad decadentista en el realismo español:
el caso de Un viaje de novios», en Yvan Lissorgues et al. (eds. ), Realismo y Natu-
ralismo en España en la segunda mitad del siglo XIX, XIX Barcelona: Anthropos, ,
pp. –.
—, «Pardo Bazán and Rivals Claims of Religion and Art», Bulletin of Hispanic Stu-
dies,  (), pp. –.
K I R B Y , Harry L., «Pardo Bazán, Darwinism and the Madre naturaleza», Hispania,
 (), pp. –.
K RO N I K , John W., * «El beso del sapo: configuraciones grotescas en La Regenta», en
Clarín y La Regenta en su tiempo, Oviedo: Universidad de Oviedo-Ayuntamiento,
, pp. –.
L Ó P E Z , Ignacio Javier, * «Alta comedia, realismo y novela en Alarcón», Anales de
Literatura Española, 4 (), pp. –.
—, * «Ortega Munilla y la doble génesis de La desheredada», Anales galdosianos,
 (), pp. –.
L Ó P E Z Q U I N T Á N S , Javier, «‘¡Como está o servicio !’: mordomos, axudas de cámara,
cociñeiros, institutrices. O servicio doméstico na obra de Emilia Pardo Bazán»,
Cahiers Galiciens,  () ( Homenaxe a Emilia Pardo Bazán ), pp. –.
 P E R A B BAT  (     )

—, «Mito y realidad en Un destripador de antaño», en José Manuel González Herrán,


Cristina Patiño Eirín y Ermitas Penas (eds. ), Actas del II Simposio Emilia Pardo
Bazán. Los cuentos, A Coruña: Real Academia Galega, , pp. –.
—, El fracaso existencial en los personajes de la narrativa de Emilia Pardo Bazán
[edición de la tesis doctoral en formato C D - RO M ], Santiago de Compostela: Uni-
versidad, .
—, «El rostro, ambiguo espejo del alma: descripciones masculinas y femeninas en la
obra de Emilia Pardo Bazán» ( , en prensa ).
L Ó P E Z S A N Z , Mariano, «Naturalismo y Espiritualismo en Los Pazos de Ulloa», Re-
vista de Estudios Hispánicos,  (), pp. –.
___ «A propósito de La Madre Naturaleza de Pardo Bazán», Bulletin Hispanique,
 (), pp. –.
L O Z A N O M A R C O , Miguel Ángel, * «El naturalismo radical: Eduardo López Bago.
Un texto desconocido de Alejandro Sawa», Anales de Literatura Española,
 (), pp. –.
M A R T Í N E Z C AC H E RO , José María (ed.), * «Introducción», en Leopoldo Alas, Pali-
que, Barcelona: Labor, , pp. –.
—, * «La actitud anti-modernista del crítico ‘Clarín’», Anales de Literatura Española,
 (), pp. –.
—, * «Polémicas y ataques del ‘Clarín’ crítico», Clarín y su obra en el Centenario de La
Regenta, Barcelona: Universidad, , pp. –.
—, Luis Bonafoux/Leopoldo Alas. Hijos de la crítica. Un enfrentamiento que hizo his-
toria, Oviedo: G E A , .
M A R T Í N E Z T O R R Ó N , Diego, * «El naturalismo de La Regenta», Estudios de litera-
tura española, Barcelona: Anthropos, , pp. –.
M E D I N A , Jeremy T., «Gibraltar Interlude: The Artistry of Blasco Ibáñez’s Luna Be-
namor Hispania,  (), pp. –.
namor»,
M I L L E R , Stephen, Del Realismo/Naturalismo al Modernismo: Galdós, Zola, Revilla y
Clarín ( –)
 , Las Palmas: Cabildo Insular de Gran Canaria, .
)
N E U S C H Á F E R , Hans-Jörg, «Apuntes para una historia social del naturalismo espa-
ñol: la imagen del pueblo desde Galdós hasta Blasco Ibáñez», en Alan M. Gordon
y Evelyn Rugg (eds.), Actas del VI Congreso de la Asociación Internacional de His-
panistas, Toronto: University of Toronto, , pp. –.
O L E Z A , Juan, «Novelas mandan. Blasco Ibáñez y la musa realista de la modernidad»,
Debats, – (), pp. –.
—, «Vicente Blasco Ibáñez», en Novelistas españoles del siglo XX XX. Boletín Informativo
Fundación Juan March,  (), pp. –.
PAO L I N I , Gilberto, «Palacio Valdés y el naturalismo ideal en La alegría del capitán
Ribot Letras peninsulares,  (), pp. –.
Ribot»,
—, * «Dialéctica y síntesis naturalista en la novela española», en Luis F. Díaz Larios et
al. (eds.), La elaboración del canon en la literatura española del siglo XIX
XIX, Barcelona:
Universidad de Barcelona, , pp. –.
E L N AT U R A L I S M O E N E S PA Ñ A 

PA R D O BA Z Á N , Emilia, La cuestión palpitante, en Obras completas, Madrid: Impren-


ta de A. Pérez Dubrull, vol. , .
—, La literatura francesa moderna. El naturalismo, Madrid: Compañía Ibero-Ameri-
cana de Publicaciones, .
P E N A S , Ermitas, Clarín, crítico de Emilia Pardo Bazán, Santiago de Compostela:
Universidade de Santiago de Compostela, .
R E N A R D , Santiago, «Blasco Ibáñez y la crisis del naturalismo: la estructura narrativa
de La Catedral
Catedral» en R. Bellveser et al. (eds.), Clásicos valencianos contemporáneos,
Valencia: Generalitat, , pp. –.
R Í O S C A R R ATA L Á , Juan Antonio, * «El naturalismo en un ámbito provinciano: Ali-
cante, –», en Yvan Lissorgues et al. (eds. ), Realismo y Naturalismo en Es-
paña en la segunda mitad del siglo XIX,
XIX Barcelona: Anthropos, , pp. –.
R U B I O C R E M A D E S , Enrique, * «Costumbrismo y novela en la segunda mitad del
 Anales de Literatura Española,  (), pp. –.
siglo »,
S H O E M A K E R , William H., God’s Role and His Religion in Galdós’ Novels:
 , Madrid: Albatros-Hispanófila, .
–
S O B E JA N O , Gonzalo, «El lenguaje de la novela naturalista», en Yvan Lissorgues et al.
(eds.), Realismo y Naturalismo en España en la segunda mitad del siglo XIX, XIX Barce-
lona: Anthropos, pp. , pp. –.
S O T E L O V Á Z Q U E Z , Marisa, * «Emilia Pardo Bazán: entre el Romanticismo y el
Realismo», en Luis F. Díaz Larios y Enrique Miralles (eds. ), Del Romanticismo
al Realismo, Barcelona: Universidad de Barcelona, , pp. –.
T O L I VA R A L A S , Ana Cristina, * «‘Clarín’ y la cultura francesa», Ici & Lá: revista de
los profesores de francés en España,  (), pp. –.
T O M S I C H , M.ª Giovanna, * «Histeria y narración en La Regenta», Anales de Literatu-
ra Española,  (–), pp. –.

También podría gustarte