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La

diabetes mellitus, se ha convertido en uno de los mayores problemas de salud a nivel mundial, debido
a las altas tasas de mortalidad y morbilidad. Las altas concentraciones de glucosa por largos periodos de
tiempo inducen a cambios metabólicos importantes que conllevan a alteraciones generalizadas en el
organismo de estos pacientes. Las infecciones recurrentes y de difícil control, en especial en aquellos
pacientes con pobre control glicémico, afectan significativamente la calidad de vida de los pacientes.

La diabetes al ser una enfermedad crónica no se cura, ni desaparecerá en cualquier momento aun con
los tratamientos. Es una enfermedad progresiva, lo que significa que, si se deja sin tratamiento, puede
provocar serias complicaciones. La buena noticia es que la diabetes puede controlarse. Aun así, se debe
monitorear constantemente para lograr un control.

Las cifras de glucosa (azúcar) en sangre varían a lo largo del día, pero se mantienen dentro de unos
límites. Valores muy altos o muy bajos de azúcar son patológicos para el ser humano y pueden causar la
muerte.

En la diabetes mellitus las cifras de azúcar altas durante años provocan daño en distintos órganos y
tejidos: riñón, cerebro, nervios, retina, corazón, arterias…, que conducen a un gran deterioro de la
calidad de vida que la enfermedad produce.
Enfermedades por aparatos. Endocrinología y nutrición. Diabetes mellitas. El diagnóstico es sencillo y se
basa en conocer los valores de azúcar en ayunas o tras sobrecarga con glucosa. Habitualmente es fácil
distinguir entre la diabetes tipo 1 y la diabetes tipo 2.

El tratamiento debe dirigirse a controlar los niveles de azúcar en sangre, pero también de los otros
factores que pueden coexistir, como el aumento del colesterol malo o de los triglicéridos, la hipertensión
arterial.

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