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Nombres:
Profesora:
Angélica Corrales
17 de octubre de 2017
Índice
Introducción.......................................................................................................................................3
1.1.-Anorexia Nerviosa................................................................................................................5
1.5.2.-Prevención.....................................................................................................................12
1.5.3.- ¿Qué se puede hacer desde el ámbito escolar? ¿Cuál es el papel del
profesor? ......................................................................................................................................15
Referencias ......................................................................................................................................16
Introducción
Frente a esto, las conductas alimenticias han cobrado un valor fundamental a la hora
de afrontar esta búsqueda de aceptación social de la apariencia. Y junto con ello, se
ha visto un aumento en los trastornos de la conducta alimenticia (TAC). La búsqueda
de sentirse valorado en el plano superficial ha hecho que múltiples jóvenes hayan
buscado de mala forma el mejorar su apariencia con base en modismos y formas no
correctas, generando así trastornos de carácter nervioso.
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Los trastornos alimentarios afectan a ambos sexos, aunque las tasas entre las
mujeres y las niñas son 2½ veces mayor que entre los hombres y los niños.
Actualmente, estos TAC son observados tanto de un punto de vista personal como
social, de ahí su sufijo “nervioso/a”
Por otra parte, la bulimia nerviosa (BN) es descrita por Russell en 1979, definiéndola
“más por comer y purgar que por querer ayunar, con momentos de gran ingesta”. Se
habló primero de hiperfagia (comer hasta el punto de concentrarse nada más que en
comer, gula, o comer en exceso antes de lograr sentirse satisfecho) con vómitos,
posteriormente de bulimarexia, y por fin de BN.
La palabra bulimia viene del griego: bous = buey, y limus = hambre. Literalmente
significa “comer como un buey” y también se ha traducido como “ser capaz de
comerse un buey”. En los últimos 15 años la BN ha experimentado un gran auge.
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1.1.-Anorexia Nerviosa
a) Rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo
normal considerando la edad y talla.
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Físicos:
• Lanugo: es un vello (similar al de los recién nacidos) que sale por todo el
cuerpo (cara, brazos, piernas...).
• Sequedad de piel.
• Uñas rotas.
Psicológicos:
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• Tendencia al perfeccionismo.
• Baja autoestima.
1.2.-Bulimia Nerviosa
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Físicos:
• Dolor de garganta, éste suele ser debido a los vómitos auto provocados.
Psicológicos:
Las personas que sufren BN suelen tener una gran impulsividad y un bajo
autocontrol, lo que les lleva a no poder controlar muchas situaciones, y en especial
a no poder dejar de darse atracones. Esto les lleva también a meterse en situaciones
peligrosas o a entrar en discusión con gran facilidad, teniendo unos grandes cambios
de humor.
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1.4.1.-TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
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Los pacientes con anorexia nerviosa suelen ser reservados, retraídos, pensativos y
serios. Los pacientes con bulimia nerviosa suelen ser más extrovertidos, mostrando
más simpatía y labilidad emocional.
Los pacientes con TCA mantienen una buena relación con amigos y compañeros,
posteriormente cambian sus relaciones personales conforme su enfermedad avanza.
Se hacen más retraídos, evitan el contacto con otros estudiantes, limitan sus
relaciones a un grupo cada vez más reducido de amigos.
Los pacientes con anorexia nerviosa tienden a ocultar sus síntomas ya que se
sienten observados y criticados. Pasan su tiempo libre solos en casa y limitan el
contacto con otros. Evitan toda situación a las que se le exponga a la comida.
A los pacientes con bulimia nerviosa son más abiertos y simpáticos, aunque los
ambientes que las expongan a la comida también les provocan ansiedad y miedo,
suelen tener una mejor tolerancia, pues saben de antemano que se van a purgar.
Dichas comidas suelen ir seguidas de vómitos.
Repercusiones escolares:
Habitualmente los alumnos que sufren estos problemas suelen ser brillantes,
con expedientes académicos impecables, su inteligencia suele estar por
encima de la media.
La pérdida de peso, la anemia, los mareos hacen que cada vez le sea más
difícil estudiar. Se suelen dar cambios de carácter ya que se vuelven más
rebeldes, tienden a aislarse socialmente y la convivencia en el seno de la
familia se va haciendo cada vez más difícil.
La disminución de su capacidad para mantener la atención, de memoria y de
su entendimiento, tiene como consecuencia el fracaso escolar y social.
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El que compañeros, amigos y familia sepan cómo actuar si tienen una persona
cercana que sufre un problema de alimentación es muy importante. El que tengan
conciencia de que los trastornos de alimentación son un problema grave (no son
“tonterías” de la persona que lo sufre), que se informen sobre ellos y acudir lo antes
posible a un profesional es fundamental. Mientras, deben evitar hacer críticas acerca
del peso, evitar estar controlándoles todo el tiempo y hablar únicamente del
problema, haciendo que la persona afectada se sienta apoyada y comprendida.
Los “chantajes” a las personas que sufren un problema de alimentación (por ejemplo,
“si comes, te compraré algo que quieres”) no sirven para nada y empeoran en
muchas ocasiones la situación, haciendo que la persona enferma utilice los síntomas
para obtener privilegios.
Conductas de riesgo
• Mayor aislamiento.
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Síntomas de alarma
• Pérdida rápida y significativa de peso, sin que haya una causa física que la
justifique.
• Amenorrea inexplicable.
Indicadores en la escuela
1.5.2.-Prevención
Es muy conveniente realizar las comidas en familia, a ser posible nunca en solitario,
aprovechándolas para una verdadera comunicación y contacto.
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Ocurre que cuando empiezan con sus dietas restrictivas emplean estos
conocimientos suprimiendo precisamente los alimentos que necesitan para su
correcto desarrollo y recurriendo a productos "lights". A veces estas informaciones
les llegan desde las propias dietas que suelen utilizar sus madres o profesoras,
recurren a laxantes y diuréticos y comienzan en el caso de la bulímicas a provocarse
vómitos cada vez más frecuentes.
También los mensajes publicitarios van a ayudar a que esta conducta errónea se
considere como una obligación, la adolescente recibe el mensaje: "Debes estar
delgada"; la delgadez tiene prestigio, lo propio, lo natural, lo redondo molesta,
perjudica. El grado de insatisfacción con el esquema corporal se empieza a producir
en la infancia, hay una condena y rechazo de los niños y niñas con algo de gordura,
es el insulto más frecuente en la escuela: "Te estás poniendo como un cerdo,
pareces una vaca, gorda, ballena etc....".
Así muchas familias comienzan también a influir en sus hijos/as obligándoles casi
con crispación a visitar a pediatras y a restringir su alimentación por temor a la
obesidad. Es preciso por lo tanto reorientar desde la escuela las ideas erróneas
sobre la percepción de un cuerpo saludable, que no tiene por qué ser excesivamente
delgado.
Potenciar la autoestima
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1.5.3.- ¿Qué se puede hacer desde el ámbito escolar? ¿Cuál es el papel del
profesor?
En muchas ocasiones son los profesores y tutores los que primeros tienen la
sospecha de que algo no va bien, y de que podemos estar ante un TCA.
Ante la más mínima sospecha se impone una prudente vigilancia, muchas veces
interrogando discretamente a las amigas y poner el caso en conocimiento del
psicólogo o psicopedagogo del centro, que debería de tener los medios para hacer
un diagnóstico de sospecha.
En caso de no poder acudir al psicólogo tenemos que hablar con los padres, pero
tenemos que ser sumamente cautos, ya que podemos crear una alarma injustificada.
Sería deseable que los profesores colaborasen yos entender que los TCA son
enfermedades que los pacientes ni buscan ni quieren.
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Referencias
Rodriguez Santos, L., Antolín Gutiérrez, M., Vaz Leal, F. J., & Garcia Herraiz, M. A.
(2006). Trastornos del comportamiento alimentario: Anorexia y Bulimia.
Mérida: Junta de Extremadura.
Salas Labayen, M. (2008). Procesos médicos que afectan al niño en edad escolar:
repercusiones en el entorno educativo. Barcelona: Elsevier.
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