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PANORAMA DEL DERECHO CONSTITUCIONAL COLOMBIANO

Sergio González Sandoval1

El presente documento pretende ofrecer una mirada general acerca de la situación


del constitucionalismo colombiano actual. Esa mirada de la actualidad implica,
necesariamente, una mirada al pasado y luego una mirada hacia el futuro. En
relación con el pasado dividiré la exposición en dos campos: El primero se ocupará
de la evolución del constitucionalismo y el segundo responderá a la pregunta:
“¿Cómo llegamos a la Constitución de 1991?” En el aparte dedicado a la actualidad
me referiré a tres aspectos fundamentales: 1. La estructura de la Constitución, 2. Las
instituciones más importantes de la Constitución y, 3. Los debates actuales en
relación con la Constitución de 1991. Por último, me ocuparé de los retos y las
perspectivas que se le imponen al constitucionalismo colombiano en el inmediato
futuro.

En materia metodológica debo hacer dos advertencias previas: 1. El contenido del


presente documento lo he redactado como un resultado muy parcial y sintético de
más de seis años de estudio y reflexión personal acerca del derecho constitucional
colombiano. Tales estudio y reflexión se han suscitado tanto en mis formación de
especialización en derecho constitucional en la Universidad Nacional de Colombia
como en la cátedra de Derecho Constitucional Colombiano en la Facultad de
Derecho de la Universidad Militar “Nueva Granada”. 2. Como quiera que los
estudiantes de la asignatura Constitución Política de la Pontificia Universidad
Javeriana no son formados en ciencias jurídicas, y no pretenden serlo, el lenguaje
que utilizaré no responde necesariamente a una técnica jurídica especializada; por el
contrario, hasta donde resulte posible, usaré un lenguaje lo más común y corriente
posible, seré breve y omitiré referencias especializadas que puedan llevar a

1
Abogado egresado de la Universidad Nacional de Colombia, especialista en derecho constitucional de la misma Universidad,
magíster en derecho canónico de la Pontificia Universidad Javeriana. Profesor Asistente de la facultad de Teología de la
Pontificia Universidad Javeriana, Catedrático Asociado de la facultad de Derecho de la Universidad Militar “Nueva Granada”.

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confusiones teóricas y de paso desanimen la lectura por parte de los amables
estudiantes.

1. RELACIÓN ENTRE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE COLOMBIA Y LA


EDUCACIÓN. Cumplir exigencias y cualificar
formación de estudiantes.
El artículo 41 de la Constitución Política de Colombia impone a todos los
establecimientos educativos el deber de impartir formación constitucional en sus
diversos programas académicos, por lo tanto, la presencia de esta asignatura en el
Plan de Estudios de la Licenciatura en Ciencias Religiosas no es el resultado de
decisiones desprevenidas, sino del interés por cumplir las exigencias Superiores 2 y,
más importante aún, del afán por cualificar la formación de nuestros estudiantes en
los valores constitucionales y su relación con la Educación.

Así las cosas, es importante que nos hagamos una idea general de la relación
existente entre la Constitución Política de Colombia y la Educación para poder
adentrarnos en los contenidos de la asignatura y descubrir su importancia. Veamos:
Constitucionalismo aspiracionista
La Constitución Política de Colombia se enmarca dentro de una nueva tendencia en
el constitucionalismo contemporáneo conocida como “constitucionalismo
aspiracionista”, que consiste en que la mayoría de las constituciones promulgadas en
la segunda mitad del siglo XX han buscado elevar a norma superior un elenco de
características del Estado deseables, apartándose de la opción según la cual la
constitución debía ser un reflejo de la realidad del Estado. En otras palabras, una
constitución aspiracionista no refleja una realidad dada sino que consagra una
realidad que aún no existe pero hacia cuya conquista se deben orientar los esfuerzos
del Estado. En ese orden de ideas podemos afirmar que la Constitución Política de
Colombia es aspiracionista porque nos muestra una idea de Estado que aún no
existe pero que espera ser alcanzada con el concurso de todos.

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Superior, en este contexto, hace referencia a la Constitución Política de Colombia

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En este punto resulta pertinente referirnos a la idea de estado que la mayoría de los
colombianos hemos imaginado por lo menos una vez en nuestras vidas: Cuando los
colombianos nos referimos a los problemas del país y a sus posibles soluciones,
coincidimos casi siempre en que uno de los problemas fundamentales es la falta de
Educación que se refleja en situaciones concretas como que la educación es un
privilegio de pocos, que la Educación no responde a las auténticas necesidades del
país o que su calidad es bastante cuestionable frente a la calidad de la educación
que se imparte en otras latitudes; entonces, la conclusión es casi inevitable, los
colombianos esperamos un país que esté en capacidad de proporcionar el servicio
público de Educación a la totalidad de la población de manera gratuita o, por lo
menos, a módicos precios. Además, esa Educación debe ser de alta calidad y debe
responder a las más urgentes necesidades de la población. Hemos cifrado nuestras
más nobles esperanzas en el papel que pueda desempañar la Educación; un pueblo
educado es lo que necesitamos para construir el país que soñamos. He ahí la
relación más profunda entre Constitución y Educación: se necesitan mutuamente. La
Educación es un principio clave para construir el país que soñamos y en el país que
soñamos la Educación representa una función social y a la vez una característica
fundamental. Constitución y educación

Por todo lo anterior es que cuando nos adentremos en el contenido constitucional


podríamos criticarle que se refiera a la Educación casi de forma utópica, como se
aprecia en el texto del artículo 67 que presenté en el aviso de bienvenida de nuestro
curso.

A lo largo de nuestro curso asumiremos el estudio de la Educación en un doble


sentido: Primero, como institución social que sirve de fundamento al Estado que
queremos construir y, segundo, como actividad compartida entre el Estado y los
particulares que debe responder a unas exigencias y características previstas en el
texto constitucional.
ESTUDIO DE LA EDUCACIÓN

3
En sentido subjetivo, no debemos esforzarnos demasiado para intuir que el
compromiso de construcción de un nuevo país nos convoca a todos, pero que
especialmente nos convoca a quienes hemos elegido la actividad académica como
opción de vida. Para quienes nos formamos en las disciplinas educativas, ese
llamado es doblemente importante. De ahí que desde la Licenciatura en Ciencias
Religiosas deseemos darle especial énfasis al tema de la Educación en contexto
constitucional como medio de cualificación de la formación de nuestros estudiantes y
como herramienta esencial tanto para ellos en sus futuras exigencias profesionales
como para nosotros en nuestro compromiso irrenunciable por construir una nueva
patria.

2. EL PASADO

La vida constitucional y la vida política de Colombia, como debe ser3, se entrelazan


en eventos sucesivos que poco a poco van marcando los derroteros históricos por
los cuales discurre la vida de nuestro país tanto en lo social como en lo económico e,
inclusive, en lo cultural. El profesor Hernando Valencia Villa en su libro “Cartas de
Batalla” se ocupa de demostrar que durante el siglo XIX se alternaron casi
sistemáticamente momentos de guerra y promulgaciones de textos constitucionales
en los cuales se vertían las ideas e intereses de los vencedores en la guerra
inmediatamente anterior. Como es evidente, los vencidos nunca lo fueron
suficientemente y gestaron nuevas luchas que propiciaron profundas y permanentes
inestabilidades políticas dentro de las cuales surgieron diversos textos
constitucionales. Si en lo político el siglo XIX se caracterizó por las constantes luchas
y la alternación de regímenes de diversas características, en lo constitucional este
siglo se caracterizó por la existencia de un número bastante amplio de
Siglo XIX - constantes luchas
3
Con la expresión “como debe ser” me refiero a algunos conceptos, tales como: 1. El derecho constitucional no es otra cosa
que ideas políticas elevadas a norma superior. 2. El derecho constitucional es una combinación no pacífica entre derecho y
política, en la cual primará siempre lo político sobre lo jurídico. 3. Hay dos posibilidades para dictar una constitución: la primera
es que la Constitución refleje una realidad política dada y la segunda es que la entrada en vigencia de una nueva constitución
modifique la realidad política de tal manera que sea la realidad la que se someta a la constitución.

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Constituciones que respondieron a una también muy variada gama de ideologías e
intereses.

2.1 Evolución del constitucionalismo colombiano

Veo tres grandes grupos de Constituciones durante el siglo XIX de acuerdo con las
épocas en que aparecieron:
Se centró en tema de la soberanía
a) Las Constituciones Provinciales.- Son aquellas que se dictaron durante 1881 y
1816, periodo que coincide con la época conocida como “La Patria Boba”, y que son
el resultado de la euforia que el Grito de Independencia del 20 de Julio de 1810
contagió en las diversas regiones o provincias que a la sazón conformaban el
Virreinato de la Nueva Granada. Estas Constituciones tuvieron una vida efímera por
razones obvias pero alcanzaron a marcar una huella importante en nuestra historia
constitucional, básicamente porque la discusión que sostuvieron estos textos se
centró en el tema de la soberanía: por una parte, se sostuvo que la soberanía reside
en el Rey (Fernando VII, en este caso) y éste delega el gobierno de las colonias en
ciertas clases gobernantes criollas; por otra parte están aquellas constituciones que
sostienen que la soberanía reside en el pueblo y las nuevas provincias deben romper
todo nexo que las hiciera dependientes de la Corona Española. La primera
Constitución de Cundinamarca (1811) abanderó la primera opción mientras que la de
Tunja (1811) planteó la opción popular más antigua de que tengamos razón en
nuestro constitucionalismo. De esta época podemos recordar otras constituciones
como las de Cartagena, Antioquia, Mariquita, Pamplona y Neiva.
En los albores de nuestra vida independiente
b) Las Primeras Constituciones Republicanas.- Son aquellas que se dictaron en
los albores de nuestra vida independiente cuyos protagonistas son los mismos de la
Gesta de Independencia. Así, Simón Bolívar intentó consagrar su concepción de
Estado en varias Constituciones que se alternaron con las mismas intenciones de
Francisco de Paula Santander. Esta época resulta de gran importancia porque en
ella se tienden las bases del constitucionalismo que se desarrollaría en los años
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subsiguientes en materias de configuración del Estado y de administración pública.
Se destacan la Carta Fundamental de Angostura (1819), Constitución de Cúcuta
(1821), el proyecto de Constitución Boliviana de 1826 y la de Ocaña de 1832.

c) Constituciones Nacionales.- Representan el pensamiento político originado en


los nacientes y, por lo tanto poco estructurados ideológicamente, partidos políticos y
orientado hacia la idea de la consolidación de un Estado-Nación. Todas ellas
resultados de esfuerzos bélicos protagonizados por figuras como Tomás Cipriano de
Mosquera, José María Obando, Pedro Alcántara Herrán, José Hilario López y, el más
importante de todos, Rafael Núñez. De estas constituciones destacamos la de 1843
de José María Obando, la de 1853, conocida como de Rionegro, obra de Tomás
Cipriano de Mosquera y la de 1886. Constituciones siglo XIX - breve duración.
Constitución de 1886
La principal característica de la mayoría de las Constituciones del siglo XIX es su
muy breve duración en el tiempo (algunas duraron un año o menos y la mayor parte
de ellas promediaron los 10 años de vida) y su prácticamente inaplicación real. No
obstante, merece un capítulo especial la Constitución de 1886, conocida como la de
Caro y Núñez, puesto que rompe la tendencia de sus predecesoras al durar 105
años marcando así un hito histórico no sólo en nuestro contexto sino también en el
latinoamericano. Pero la importancia de la Constitución de 1886 no radica sólo en su
duración sino en otros aspectos tales como su concepción de estado complejo en el
sentido de integrar una moderna concepción de Estado con una novedosa idea de
administración pública, su intento por resolver el gran dilema que venía desde el
mismísimo 20 de Julio de 1810: centralismo contra federalismo, mediante la
estrategia “centralismo político con descentralización administrativa”, consagración
de derechos civiles, fortalecimiento del control a la gestión del Estado, ente otros.
Igualmente es objeto de fuertes críticas particularmente en dos aspectos como son la
confesionalidad del estado colombiano y la marcada ideología conservadora que la
inspiró. La Constitución de 1886 sirve de tránsito histórico y con ella abandonamos el
siglo XIX y recorremos la casi totalidad del agitado siglo XX.

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El desarrollo de la vida política y constitucional del país durante el siglo XX fue
inverso al que conocimos durante el siglo XIX, a saber, mientras en el XIX tuvimos
varias y pasajeras constituciones, durante el XX tuvimos sólo dos, una de las cuales
atravesó su casi totalidad. No obstante la permanencia de una Constitución de forma
predominante, ello no significó para nada que el país se hubiera sustraído de
agitaciones políticas y constitucionales. Es así como el siglo XX se caracterizó por el
afán permanente de reforma a la Constitución, en efecto, la Constitución de 1886 fue
sometida a cerca de setenta reformas durante su tiempo de vida; unas reformas
fueron más trascendentales que otras, unas fueron acertadas otras no tanto, unas
fueron indispensables mientras que de otras pudimos haber prescindido, en fin, con
cerca de setenta reformas se le puede dar gusto a cualquier paladar político por
exigente que éste sea.

De manera muy personal destaco las siguientes reformas:

a) La Reforma de 1910.- Llevada a cabo para superar los estragos que dejó el
régimen de Rafael Reyes en cuanto a la aplicación efectiva del texto constitucional.
Esta reforma pasó a la historia como el antecedente más explícito de control
constitucional, concepto éste que veremos más adelante cuando abordemos las
principales instituciones del sistema constitucional actual. Control constitucional

b) La Reforma de 1936.- Adelantada durante el primer mandato del presidente


Alfonso López Pumarejo. Recuérdese que López Pumarejo es el segundo presidente
liberal después de largos años de hegemonía conservadora y su mandato se erige
como el momento histórico inaplazable para “vencer” el pensamiento conservador
que inspiró a Caro y Núñez. Así, la Reforma de 1936 significa un giro ideológico de la
Constitución hacia horizontes más liberales en materias tan delicadas como la
laicidad del estado, la Educación y, en general, las libertades públicas.
Giro ideológico liberal
c) La Reforma de 1945.- Liderada por el entones presidente Alberto Lleras
Camargo, intentó poner a Colombia al día en el contexto internacional y hacer
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algunos ajustes de orden administrativo que se le habían pasado por alto al Gobierno
de López Pumarejo.

d) La Reforma de 1957.- Ingratamente recordada esta reforma porque implicó el


agravamiento de una situación política que aún hoy muestra sus más desastrosos
efectos. Me explico: Para 1953 Colombia atravesaba uno de sus más trágicos
episodios de violencia originado en las exacerbaciones de los sentimientos
partidistas azuzados por feroces disputas de los líderes liberales y conservadores;
esta situación de violencia se había extendido de tal modo que los campos
colombianos se habían convertido en escenarios de muerte generalizada ante la
mirada cómplice del gobernante de turno el conservador Laureano Gómez Castro.
Pues bien, para poner fin a esa situación de violencia partidista generalizada, el
General Gustavo Rojas Pinilla encabezó un golpe de estado en contra de Gómez
Castro imponiendo un régimen militar que se extendió desde el 13 de Junio de 1953
hasta el 10 de Mayo de 1957. Durante este periodo los líderes liberales y
conservadores no se redujeron a la pasividad política sino que desde el exterior, más
concretamente desde Benidorm y Sitges en España, planeaban retomar el poder
para implantar nuevamente un régimen civil y democrático alentado por el quehacer
político de sus partidos. Aprovechando entre otros aspectos algunos desafueros y
abusos protagonizados por el gobierno militar, las élites políticas liberales y
conservadoras propiciaron un paro al que convocarían al comercio, a la banca y a los
transportadores, entre otros. Efectivamente, el 10 de Mayo de 1957 se llevó a cabo
el mencionado paro desembocando en la dimisión de Rojas, quien antes de
abandonar el país instaló una Junta Militar de Gobierno, conformada por altos
oficiales de las distintas fuerzas armadas. Esta Junta cumplió un papel de transición
entre el régimen militar y la nueva democracia. Para establecer las condiciones
necesarias que permitieran la consolidación del proyecto bipartidista se requería una
reforma sustantiva en el texto Constitucional y para ello se convocó a un mal llamado
plebiscito en el cual el pueblo colombiano avalara una reforma constitucional; tal
reforma se llevó a cabo con el inocente concurso del pueblo colombiano que,
animado por las promesas de no más violencia partidista y estabilidad democrática,
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Negar posibilidad de participación política a otras fuerzas.
vio con buenos ojos el terrible error histórico conocido como “Frente Nacional”
consistente en alternación política y paridad burocrática. Se entiende por alternación
política la posibilidad de ostentar el poder cada partido de manera alternativa y por
paridad burocrática la repartición casi aritmética de los cargos públicos entre
funcionarios de uno y otro partido; además, se aprovechó la reforma para regresar al
antiguo status de confesionalidad católica del estado colombiano. Esta reforma,
probablemente bien intencionada, gestó un error fatal: Negó cualquier posibilidad de
participación a fuerzas políticas diferentes a la liberal y a la conservadora. Con el
tiempo se verían las consecuencias de tal error.
Predominó lo técnico- administrativo
e) La Reforma de 1968.- Orientada e impulsada por el presidente Carlos Lleras
Restrepo; depuró el sistema de administración pública e introdujo importantes
modificaciones de carácter económico. Fue una reforma donde predominó lo técnico-
administrativo sobre lo político.
Duro golpe al centralismo político
f) La Reforma de 1986.- Tal vez la más política de todas las reformas después de la
de 1936. Se conoció como la reforma de la elección popular de alcaldes y le propinó
un duro golpe al modelo de centralismo político puesto que tal modelo implicaba que
el presidente nombraba a los gobernadores y éstos a su vez nombraban a los
alcaldes, de tal suerte que el presidente prácticamente extendía su poder hasta los
más recónditos lugares del territorio nacional imponiendo criterios políticos y
administrativos marcadamente centralistas. Gracias a esta reforma, los colombianos
tenemos la posibilidad de elegir a nuestros alcaldes y gobernadores de manera
democrática aún cuando el nuevo modelo también ha sido causa de convulsiones
políticas.
Evidenciaron el narcotráfico
g) Las Reformas de 1988 y 1989.- Si bien nunca llegaron a ser reformas
propiamente dichas porque se “hundieron” en su trámite al interior del Congreso,
cobran valor histórico porque evidenciaron una realidad que hasta hoy azota nuestro
diario vivir como país: El narcotráfico. Estos proyectos de reforma presentados por el
Gobierno del presidente Virgilio Barco Vargas incluían, entre otros aspectos, el tema
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de la extradición de nacionales. Imaginemos cuán crítico debió ser el trámite de estas
reformas a finales de los años 80’s cuando los carteles de la droga se hallaban en su
momento de más poder de intimidación y permeaban un número muy importante de
instituciones, incluido el Congreso.

2.2 ¿Cómo llegamos a la Constitución de 1991?

Para responder a esta pregunta no podemos perder de vista la evolución que hemos
descrito en el número anterior, porque en la historia nada sucede de manera
espontánea sino como resultado de una sucesión permanente de causas y efectos;
cada causa es un efecto de una causa anterior y cada efecto a su vez se convertirá
en causa de futuros efectos. De ahí la importancia de los hechos mencionados
anteriormente que resultan un adecuado telón de fondo para los hechos que
enunciaremos a continuación.

El 18 de agosto de 1989 Colombia padeció uno de los hechos más dolorosos y


trascendentales de los últimos tiempos. En la plaza principal de Soacha, municipio
cundinamarqués, mientras presidía una manifestación política dentro del marco de la
campaña por la presidencia para el periodo 1990 – 1994, fue asesinado Luís Carlos
Galán Sarmiento, candidato por el Nuevo Liberalismo, movimiento del que él mismo
había sido fundador y líder absoluto. Este suceso conmovió las fibras más íntimas
del sentimiento nacional y condujo al país a una profunda desazón de la que parecía
no se recuperaría jamás. No obstante, algunas semanas más tarde surgió una idea
que para algunos era descabellada y para otros resultaba acertada para conjurar la
“sin salida” histórica en la que se encontraba el país: Una reforma constitucional de
gran calado que actualizar de una vez por todas la Constitución de 1886 y
fortaleciera las instituciones. Tal idea surgió de un pequeño grupo de estudiantes

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universitarios que se conocieron como “Movimiento Estudiantil”4, pertenecientes en
su mayoría a universidades privadas como la Javeriana, los Andes, el Externado, el
Rosario y otras, inclusive públicas. Dentro del contexto estudiantil la idea fue
tomando fuerza a medida que estos jóvenes la exponían en distintos escenarios de
la vida universitaria. Cada vez era mayor el número de estudiantes seguidores de la
idea y cada vez eran más las ideas que se sumaban a la idea principal de reformar la
Constitución. Tanto llegó a sofisticarse la idea de reformar la Constitución que no
tardó en aparecer una nueva idea aún más radical: Promulgar una nueva
Constitución que derogará en su totalidad la de 1886 y rompiera del todo con los
vestigios del siglo XIX poniéndonos a tono con el siglo XXI que empezaba a hacer
sentir su proximidad.

Ante este giro de los acontecimientos los medios de comunicación se convirtieron


rápidamente como una caja que hacía resonancia de las propuestas del Movimiento
Estudiantil, sumado esto a la fase definitiva de la campaña por la presidencia en la
que el candidato César Gaviria se vislumbraba como el seguro triunfador por ser el
depositario del legado político del inmolado Galán Sarmiento; Gaviria no tardó en
comprometerse con los estudiantes para abanderar institucionalmente, desde la
presidencia, el proyecto de una nueva constitución. La idea debía legitimarse a
través de algún mecanismo que la catapultara políticamente y dejara de ser una
mera aspiración juvenil; fue así como se aprovechó que en marzo de 1990 los
colombianos acudiríamos a las urnas para elegir senadores, representantes a la
Cámara, diputados, concejales, gobernadores y alcaldes. Como el instrumento
electoral de la época aún no era la tarjeta, se solía usar una papeleta para cada
corporación o cargo que se quisiera elegir, por lo tanto esa jornada de marzo de
1990 exigía que cada elector depositara seis papeletas en un mismo acto electoral.
La idea, entonces, era aprovechar las elecciones de marzo de 1990 para legitimar la
propuesta de los jóvenes universitarios y para ello se propuso que junto a las
primeras seis papeletas se introdujera una séptima a través de la cual los
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No confundir con el Movimiento Estudiantil de los años 60’s y 70’s que tuvo su escenario principal en la Universidad Pública y
que respondió a otras circunstancias históricas y a otras tendencias ideológicas, pero que también dejó una entrañable huella
en la vida y en la historia universitarias colombianas.

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colombianos se pronunciaran acerca de la posibilidad de dictar una nueva
constitución. La idea tuvo una rápida acogida y el movimiento empezó a llamarse “de
la séptima papeleta” haciendo referencia al pronunciamiento popular que legitimaría
la idea de una nueva constitución. Luego de su posesión como presidente de los
colombianos en agosto de 1990, César Gaviria inició una serie de trámites políticos y
jurídicos tendientes a dotar de efectos jurídicos el pronunciamiento popular y
viabilizar todo el camino que habría de recorrerse hasta tener la anhelada nueva
constitución. Tales trámites requirieron del concurso de las tres ramas del poder:
Gobierno, Congreso y Corte Suprema de Justicia en su Sala Constitucional y
definieron el camino a seguir que sería la elección e instalación de una Asamblea
nacional Constituyente que sería quien tendría la tarea concreta de deliberar, aprobar
y promulgar una nueva constitución para Colombia.

La composición de la Asamblea intentó ser lo más democrática posible previendo la


participación de sectores que tradicionalmente no habían sido tenidos en cuenta en
la historia política y constitucional del país, siendo así como al lado de fuerzas
políticas tradicionales como los partidos liberal y conservador, participaron nuevas
fuerzas como el M-19 que venía de consolidar un proceso de paz con el gobierno del
Presidente Barco y un buen número de sectores minoritarios como las confesiones
religiosas cristianas, los indígenas y las negritudes, entre otros. Para el gusto de
ciertos analistas, ésta composición no fue suficientemente democrática y dejó por
fuera a ciertos sectores de la vida nacional cuya ausencia afectaría gravemente el
logro del objetivo fundamental de la nueva constitución. En efecto, las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia –FARC- solicitaron al presidente Gaviria se
les concedieran algunas curules en la Asamblea pero el Ejecutivo respondió
negativamente. También se quedaron fuera de la Asamblea importantes sectores
como amas de casa, pensionados, militares en retiro y, paradójicamente, los
estudiantes; todo por errores en la forma como se diseñó el sistema de elección de
delegatarios.

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A pesar de lo anterior, la Asamblea inició labores en febrero de 1991 y estuvo
presidida por los señores Antonio Navarro Wolf, Horacio Serpa Uribe y Álvaro Gómez
Hurtado, representantes de las fuerzas predominantes en su composición como lo
fueron el M-19, el partido Liberal y el partido Conservador. Durante las sesiones de la
Asamblea se consolidó un proceso de paz con un sector disidente del Ejército
Popular de Liberación –EPL- y como consecuencia de ese proceso se les asignaron
siete curules con derecho a voz pero sin voto dentro de los trabajos de la Asamblea.
Luego de seis meses de trabajo, el 4 de Julio de 1991 se promulgó la nueva
Constitución Política de Colombia derogando y, por ende, dejando sin vigencia la
vieja Constitución de Núñez y Caro que rigió los destinos del país desde 1886.

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