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Introducción:

El presente trabajo tiene como objetivo general Realizar un estudio profundo


acerca del cáncer, considerado como enfermedad psicosomática, bajo el marco
del modelo bio-psico-social y las nuevas ciencias de la conducta.

Los objetivos específicos del trabajo son:

 Desarrollar el modelo bio-psico-social, como paradigma

 Desarrollar la concepción de la Psiconeuroendocrinoinmunología (PNEI).

 Relacionar ambos modelos con las nuevas ciencias de la conducta.

 Describir el cáncer como enfermedad general, sin especificaciones por tipo.

 Describir la relación cáncer- ambiente.

 Relacionar el cáncer- epigenética.

El estudio será meramente descriptivo, a los fines de fundamentar los objetivos.


La psicología en sus inicios se caracterizó por su subjetividad, era una rama de la
filosofía y su objeto de estudio era el alma. Con el tiempo adquirió un carácter
empírico apoyándose en el método científico; fue la terapia conductual la que
proporcionó los primeros elementos para impulsar su desarrollo científico.

La palabra "psicología" proviene de dos voces griegas: psique, que significa


alma o espíritu y logos, que significa estudio o tratado, entonces,
etimológicamente psicología quiere decir estudio del alma. Durante mucho tiempo,
la psicología fue una rama de la filosofía, cuyo objeto de estudio era el alma, pero
a partir del renacimiento algunos filósofos encaminaron sus esfuerzos a convertirla
en una ciencia empírica; es decir, basada en los hechos y elaborada a partir de
ellos. (García Vera, 1998)

En su afán por adquirir un estatus científico, la psicología se apoyó en el


método científico a través del experimento en el laboratorio. Su principal interés
fue demostrar que los fenómenos mentales eran susceptibles de ser medidos
sistemáticamente, fue así como la psicología científica se distanció de la llamada
psicología filosófica. La nueva psicología quería obtener datos empíricos para
fundamentar sus teorías, lo que condujo al trabajo en el laboratorio donde podía
obtener medidas experimentales. Fue en el experimento donde encontró la mejor
forma de recolectar datos y controlar, al máximo, los factores subjetivos y aquellas
variables que podían interferir en los resultados. Así, la psicología estableció
mayor rigor en el análisis y pudo variar sistemáticamente las condiciones
experimentales y replicar sus experimentos, lo que le permitió la generalización de
sus resultados y homologarla con otras ciencias. Se coloca así al nacimiento de la
psicología como ciencia en 1879, año de la fundación del primer laboratorio de
psicología experimental del mundo, fundado por Wundt en Leipzig. Este
laboratorio tuvo reconocimiento institucional y contó con instrumentos similares a
los utilizados por los laboratorios fisiológicos. (Ruiz Sánchez, Cano Sánchez,
1992)

Posteriormente, en 1912, John B. Watson declaró que la psicología tiene como


objeto el estudio de la conducta. Por la misma época el neurólogo ruso Bechterv
elaboró una psicología objetiva a partir de su teoría reflexológica y el fisiólogo ruso
Pavlov construyó una teoría objetiva basada en reflejos condicionados
(condicionamiento clásico). Alrededor de 1938 Skinner propuso una variante del
condicionamiento descrito por Pavlov llamado condicionamiento operante. Estos
planteamientos formaron las bases de la terapia conductual. (Hothersall, 1997)

La terapia conductual comprende una variedad de técnicas específicas que


emplean principios psicológicos (particularmente sobre aprendizaje) para tratar la
conducta humana desadaptativa. Algunas de sus premisas básicas son:

1. Se centra en la conducta desadaptativa, más que en alguna supuesta causa


subyacente.

2. Asume que las conductas desadaptativas son aprendidas, igual que


cualquier conducta.

3. Establece con precisión cómo el ambiente influye en las personas en


términos de aprendizaje.

4. Implica la especificación claramente definida de los objetivos de tratamiento


y el plazo para cumplirlos (regularmente a corto o mediano plazo).

5. El terapeuta conductual adapta su método de tratamiento al problema del


paciente.

6. Asume que las técnicas de tratamiento han sido sometidas a verificaciones


empíricas y se ha encontrado que son efectivas. (Rossi, 2002)

Posteriormente un nuevo grupo de terapeutas conductuales usó el concepto


de cognición para denotar su aproximación a procedimientos de intervención, en
los cuales se enfatiza la importancia de los procesos cognitivos (de pensamiento)
como mediadores del cambio conductual. A este tipo de terapia se le conoce como
terapia cognitivo-conductual (TCC) y se basa en distintos modelos conceptuales
cuyo interés se centra en la modificación de las cogniciones del paciente y el uso
de procedimientos derivados de la terapia conductual para suscitar el cambio.
(Pinto, 2009).

La TCC se ha convertido en un elemento clave para el desarrollo de la


psicología científica, ya que por medio de varios principios busca especificar y
guiar el actuar del psicólogo tanto en la investigación como en la clínica de una
manera objetiva y clara.

Actualmente, distintas disciplinas enmarcadas dentro de la ciencia cognitivo-


conductual abordan la problemática oncológica, por ejemplo la
Psiconeuroendocrinoinmunología, la psicología de la salud y la medicina
conductual entre otras. Estas disciplinas hacen un esfuerzo importante por realizar
investigaciones empíricas e intervenciones psicológicas basadas en evidencia,
usando guías clínicas, métodos de evaluación objetivos o datos "duros" y
experimentos en laboratorio y apegándose al código ético del psicólogo.
(Fundación salud)

La P.N.E.I. (Psiconeuroendocrinoinmunología) es una especialización médica


orientada al estudio de las interrelaciones entre las Psiquis, y los Sistemas
Nervioso, Endocrino e Inmune.

Esta disciplina da respuestas al por qué diferentes estados emocionales


generan diferente química en nuestro cuerpo.

Los componentes de la PNEI son los neurotransmisores, las hormonas y las


citoquinas que actúan como moléculas mensajeras llevando información entre los
sistemas nervioso, endocrino e inmune. Esta nueva rama de la ciencia nos
muestra que la mente o la actividad del cerebro es la primera línea que tiene el
cuerpo para defenderse contra la enfermedad, y alinearse a favor de la salud y el
bienestar.

El paradigma Bio-Psico-Social amplía los tratamientos médicos tradicionales,


fundamentándose en qué factores psicológicos y socio-ambientales pueden tanto
proteger a una persona de la enfermedad como aumentar la susceptibilidad a ella.

Este modelo ya no piensa a la persona dividida, como una mente que


gobierna al cuerpo, sino que la comprende de un modo holístico, como la
integración de sistemas y subsistemas siempre interrelacionados en un proceso
dinámico y transaccional.

Para este modelo, ya no es el cuerpo el que enferma, es el ser humano en su


“totalidad”: una unidad Biopsicosocial. (Laham, 2006).

La psicosomática, a pesar de todas sus confusas y discrepantes teorías,


constituye una disciplina específicamente dedicada a estudiar las relaciones entre
fenómenos biológicos, sociales y psicológicos. Es por ello que puede ser
considerada como una ciencia de tipo integrador, cuyo objeto consiste en observar
e interpretar las relaciones entre las tendencias, estados, procesos y
acontecimientos psicológicos y biológicos, tal como son influidos por el medio
ambiente físico y humano, tanto en la salud como en la enfermedad.

Según la sociedad española de oncología médica (2013), el término cáncer


engloba un grupo numeroso de enfermedades que se caracterizan por el
desarrollo de células anormales, que se dividen y crecen sin control en cualquier
parte del cuerpo.

Mientras las células normales se dividen y mueren durante un periodo de


tiempo programado, la célula cancerosa “olvida” la capacidad para morir y se
divide casi sin límite (Figura). Tal multiplicación en el número de células llega a
formar unas masas, denominadas “tumores” o “neoplasias”, que en su expansión
destruyen y sustituyen a los
tejidos normales.

A. Las células normales se dividen de forma controlada. Cuando una célula


normal desarrolla mutaciones que no pueden ser adecuadamente reparadas
activa su propio programa de muerte.

B. Las células cancerosas desarrollan mutaciones que no son reparadas y


olvidan la capacidad para morir.

Algunos cánceres pueden no formar tumores, como sucede típicamente en


los de origen sanguíneo. Por otra parte, no todos los tumores son “malignos”
(cancerosos). Hay tumores que crecen a un ritmo lento, que no se diseminan ni
infiltran los tejidos los vecinos y se los considera “benignos”.

Siguiendo al autor Rodado Barcia, bajo las concepciones postuladas en “El


cáncer como enfermedad psicosomática. Aspectos psicoinmunológicos”. Se
describen tres posibles causas por las que las células normales mutan y se
convierten en células cancerosas.

 Por código genético

 Por mutación espontanea de las células

 Por un agente externo.


En un tratado sobre estrés (Bonet, 1998) los investigadores postulan que “el
estrés produce sus efectos sobre diferentes respuestas psíquicas y somáticas, a
su vez hemos observado los efectos de situaciones estresantes sobre el sistema
nervioso central y las respuestas somáticas, en particular la respuesta inmune,
encargada de la defensa. Se piensa que una de las razones de la variación en la
duración de la respuesta depende de la capacidad del individuo para enfrentar un
evento, más que a la duración o severidad del estresor”.

Por otro lado, autores como Eysenck (1995) y Grossarth-Maticek (1990, 1991)
intentan demostrar que diferentes tipos de reacción al estrés pueden asociarse
consistentemente a determinados trastornos físicos. Realizan un estudio y revisión
de la evidencia prospectiva sobre ciertas variables de personalidad que ejercen
algún efecto en el desarrollo y desenlace de una enfermedad. La revisión
considera el efecto de variables como hostilidad y enfado, supresión emocional,
depresión, fatalismo y pesimismo sobre enfermedades coronarias, cáncer y SIDA.

Presentan un modelo que integra todas estas variables en un esquema


conceptual global. Además, identifican distintas variables que ejercen cierto efecto
moderado sobre la relación que existe entre ciertos aspectos de personalidad y la
salud.

Los autores proponen que deben realizarse investigaciones futuras utilizando


un mayor aporte teórico, un mayor número de estudios prospectivos y técnicas de
medida más válidas y fiables. Una tercera línea de investigación se centra en la
búsqueda de modelos referidos a trastornos específicos. Por ejemplo, un modelo
explicativo sobre los aspectos psicológicos relacionados con el cáncer.

Se suelen tomar en consideración aspectos parciales de las relaciones entre


los diferentes factores implicados:

1. En muchos casos esto es debido al variado número de disciplinas que


abordan un mismo trastorno. Así, en el estudio sobre las relaciones entre variables
psicológicas y cáncer, algunos investigadores se han centrado en buscar meras
asociaciones descriptivas entre ciertos rasgos de personalidad y el padecimiento
del cáncer. Y ha sido otro grupo de autores el que ha establecido la relación
existente entre ciertas emociones y la función inmune. En concreto, Levenson y
Bemis (1995) (8) analizan los resultados de distintos estudios que investigan dos
hipótesis. La primera plantea que ciertas variables psicosociales afectan al
padecimiento y progresión del cáncer. La otra, estudia la posibilidad de que ciertos
factores psicológicos afectan al sistema inmune, que a su vez puede contribuir al
padecimiento y progresión del cáncer. Las variables psicosociales examinadas
incluyen estados afectivos, estilos de afrontamiento o estrategias defensivas y
rasgos de personalidad, así como acontecimientos estresantes.

2. Por otra parte, incluso dentro de la misma disciplina, como es la psicología,


es evidente que los investigadores ponen el acento en un tipo de variables
psicológicas u otras, dependiendo del área de conocimiento del que procedan.
Este es el caso, nuevamente, del estudio de la influencia psicológica sobre el
cáncer, en el que los diferentes autores han propuesto diversos constructos
(dimensiones de personalidad, estilos de afrontamiento o variables situacionales)
como factores psicológicos predisponentes a la neoplasia, conforme a sus
tendencias por conceptualizar el mundo psíquico de la persona desde un ángulo o
desde otro.

Contrada y col. (1990) ofrecen un modelo explicativo de la influencia


psicológica en el cáncer bastante completo e interesante de ser estudiado. Las
variables psicosociales sobre las que se centran las hipótesis de su influencia en
el cáncer, son principalmente:

1.- El estrés psicosocial.

2.- Las emociones de ansiedad, ira, depresión.

3.- Dimensiones de personalidad como alexitimia, agresividad, neuroticismo,


personalidad resistente al estrés, etc.
4.- El apoyo social y afectivo.

5.- Estilo de afrontamiento represivo y evitativo.

Es necesario recalcar que este grupo de variables psicosociales se evalúa


siempre desde una perspectiva multicausal, en la consideración de la enfermedad
oncológica. Se tienen en cuenta estos factores psicológicos como un elemento
más que puede tener alguna influencia y determinación en el curso de la patología
cancerosa, pero de ninguna manera, se está orientando.

La enfermedad oncológica siempre ha ido acompañada de repercusiones


psicológicas, más o menos identificadas. El interés por conectar los aspectos
médicos con los psicológicos ha llevado a la aparición de la Psicooncología,
disciplina que estudia la relación entre procesos psicológicos y patología
neoplásica, así como la utilidad de las intervenciones psicológicas para tratar la
problemática asociada al diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad.

En el campo de la Psicooncología se han establecido dos líneas amplias de


trabajo en lo que se refiere a la enfermedad neoplásica. Por una parte, se ha
estudiado el papel que las variables psicológicas pueden jugar como agentes de
influencia directa o indirecta en el cáncer y, por otro, se ha intentado establecer las
consecuencias psicológicas que el cáncer y sus tratamientos tienen para la
persona.

Con respecto al primer aspecto, que se refiere al análisis de la influencia de


ciertas variables psicológicas en la enfermedad oncológica, se han desarrollado a
su vez, dos líneas de estudio:

La primera se centra en la investigación del papel que los aspectos


psicológicos desempeñan en la etiología y desarrollo del cáncer, en concreto se
hace especial hincapié en determinados factores emocionales y de personalidad.
Este campo de investigación tiene muchos problemas metodológicos debido a que
los estudios prospectivos no pueden controlar todas las variables que pueden
haber influido en la oncogénesis.
La segunda, se centra en poner de manifiesto las relaciones entre variables
psicológicas y el ritmo de progresión del cáncer ya diagnosticado. Más en
concreto, se plantea la posibilidad de que determinadas dimensiones psicológicas
puedan tener un papel pronóstico en la enfermedad ya declarada.

Con respecto a esta segunda línea, la investigación se ha centrado en el


estudio de las consecuencias psicológicas que el cáncer tiene para el individuo, y
que pueden ser distintas en las diferentes fases de la enfermedad (prediagnóstica,
diagnóstico, tratamiento, remisión, recidiva o terminal). Estas respuestas
psicológicas (ansiedad, depresión, problemas de comunicación, problemas con la
imagen corporal, miedos, etc.) pueden ser atendidas en buena medida por la
intervención del psicólogo. Con ello se está favoreciendo la adaptación del
paciente a la enfermedad y avanzar hacia una mejor calidad de vida ya que no
sólo es importante aumentar la supervivencia, sino que desde hace tiempo se ha
considerado como un hecho relevante aumentar también la calidad de la misma
(Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia, 2011).

Se puede considerar que las conclusiones planteadas por Da-Shih y Silberfard


(1988) (16) siguen siendo válidas hoy en día:

1) Los factores psicológicos probablemente actúan (si es que lo hacen) como


potenciadores del cáncer, más que como iniciadores del mismo.

2) El estrés, como acelerador de la enfermedad, puede jugar un papel


importante en la manifestación clínica del cáncer.

3) La gran variabilidad de la enfermedad implica que es posible que los


factores psicológicos afecten únicamente a una subpoblación de enfermos, y

4) Cualquier factor que se considere relevante en la aparición del cáncer,


tendría que analizarse un número importante de años, dependiendo del tipo de
cáncer y del tiempo que se necesita para que la multiplicación celular de lugar a
manifestaciones clínicas.
La enfermedad tiende a producir una desestructuración que siempre será
global, es decir, que en mayor o menor medida afectará a todas las dimensiones
de la persona, así como también a la interacción de ésta con su entorno.

El Dr.Bruce H. Lipton (Investigador celular de prestigio). El asegura que las


creencias modelan nuestra salud. Además nos asegura que el pensamiento
positivo y efecto placebo curan y la mente tiene poder para la autocuración.
Como seguidor de la física quántica dice que todo es energía. La mente es
energía. Los pensamientos también. El pensamiento positivo puede sanar, y
también el pensamiento negativo puede matar. Todo está relacionado con nuestra
manera de pensar. El problema no es tanto en el entorno real sino el que se
interpreta.
En la mente, quien realmente tiene el poder es el subconsciente. Pero no lo
podemos controlar. Lo podemos reprogramar (PNL, programación neuro
lingüística). La información del Subconsciente se recibe en los primeros 6 años de
vida. Muchos estudios demuestran que las enfermedades que tenemos de
adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el entorno que
vivimos en los primeros años de la vida.
Eso significa que, a pesar de la educación voluntariosa de los padres, los
niños absorben también sus enfermedades, o sus actividades negativas, y así se
"programa" su subconsciente. Este demostrado que si un niño adoptado vive en
su familia casos de cáncer, en su madurez puede padecer cáncer aunque su
genética es diferente.
Según Bruce H. Lipton es tu propio comportamiento que te lleva a la
enfermedad. Al cambiar estos programas erróneos en el Subconsciente, puedes
recrear toda tu vida (PNL). Los genes no controlan la vida, son como un dibujo.
Una vez que tienes los planos, necesitas un contratista para hacer la casa. Ahora
sabemos que el sistema nervioso y la mente son ese contratista.

El destino de la célula, refleja lo que está ocurriendo en el entorno. Cambia el


entorno y entonces cambiarás el destino. Es el entorno el que controla la célula.
Dentro de nosotros hay 50 trillones de células y el entorno celular para nosotros es
la sangre, por ello la composición de la sangre cambia el destino de la célula. ¿Y
qué controla la química de la sangre dentro del cuerpo? El sistema nervioso. ¿Y
qué química crea el sistema nervioso en la sangre? Pues depende del sistema
exterior. La célula y el ser humano son la misma cosa. Por ello, si pongo al ser
humano en un entorno nocivo, igual que la célula, también enferma. Si lo trasladas
a un entorno sano, entonces sana. Por tanto, la medicina culpa a las células por la
enfermedad y trata de cambiar la química de las células, pero ese no es el
problema, el problema es el entorno. Y si cambias a la persona de entorno, sin
medicamentos, el cerebro cambia la química.

La diferencia entre la célula y el ser humano es que este tiene una mente que
hace una interpretación y la célula lee el entorno directamente.

Si puedo sanar sin usar medicamentos, la industria que los produce no gana
dinero. Deberíamos poder decir que la ciencia está separada de la industria
farmacéutica, pero no es así, porque con el dinero de esta se está pagando el
desarrollo de la ciencia, y ese dinero solo va esos estudios que dicen que las
drogas funcionan. El dinero controla la ciencia.
La mente tiene poder para la autocuración. La mente controla. Por ejemplo,
cierro los ojos, los abro y veo a alguien a quien amo. Entonces mi cerebro segrega
dopamina, oxitocina, etc. Lo puedo sentir en mi cuerpo, puedo sentir el amor, y
esa química trae salud a las células. Por eso, quien se enamora se siente tan bien.
Pero si abro los ojos y veo algo que me asusta, segrego hormonas del estrés. Y
estas hacen dos cosas.
La primera es que frenan el crecimiento del cuerpo. La gente no lo sabe, pero
tienes que crecer todos los días, porque, si no, te mueres. Cada día cientos de
billones de células mueren y tienes que ir produciendo nuevas. Cada tres días, el
sistema digestivo renueva sus células, pero si se interfiere con ese crecimiento,
entonces no puedo estar sano porque estoy perdiendo demasiadas células al día,
por eso la quimioterapia hace que se caiga el pelo y crea problemas de digestión,
porque mata todas las células, no solo las del cáncer.
La segunda consecuencia de las hormonas del estrés es que se cierra todo
aquello que usa energía, y el sistema inmunitario usa muchísima energía: cuando
estás enfermo te sientes muy cansado porque tu energía la está usando el
sistema inmunitario. Las hormonas del estrés apagan el sistema inmunitario,
incluso la medicina usa este efecto en algunas ocasiones. Por ejemplo, si me
trasplantaran un corazón, mi sistema inmunitario lo rechazaría. En esos casos, los
médicos dan hormonas del estrés y eso impide que funcione el sistema
inmunitario. Es tan claro que suprime el sistema inmunitario que lo usamos como
un medicamento.
Cuando la persona está bajo estrés, afecta de dos maneras: la primera es que
deja de haber crecimiento y la segunda es que “se apaga” el sistema inmunitario.
De esta forma, virus nocivos pueden atacarme fácilmente. Cuando estás bajo
mucho estrés, te enfermas.
Lipton, postula que si tomamos una muestra de sangre de cada persona,
descubrimos que todos tenemos células cancerígenas. Las tenemos siempre, pero
si está funcionando el sistema inmunitario, no pueden crecer. Una vez que se
apaga el sistema inmunitario, proliferan.
La ciencia más reciente indica que el cuerpo responde a la física cuántica, no
la newtoniana. La medicina dice que quiere cambiar la química del organismo con
drogas y la nueva medicina dice que hay que cambiar la energía. Y esta nueva
medicina, la cuántica, es mucho más poderosa, porque responde primero el
campo energético que el físico.
Si el médico te dice que tienes cáncer, aunque no tengas cáncer, si lo crees,
crearás la química que generará cáncer. Por tanto, el problema no es tanto el
entorno real sino el que tú interpretas.
Por tanto, hay muchos estudios que demuestran que las enfermedades que
tenemos de adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el
entorno que vivimos en los primeros seis años de vida.

Conclusión:

La Psiconeuroendocrinoinmunología (PNEI) estudia la relación entre la


psiquis, el sistema nervioso, el sistema inmune y el sistema endócrino, y ofrece los
conceptos y los componentes para cambiar la forma en que las personas
percibimos el mundo.

Al parecer, desde la Psiconeuroendocrinoinmunología, las neurociencias, la


epigenética y la biología de las emociones, todos disponemos de un potencial
bioquímico para crear salud y está en nuestras manos desarrollarlo.

Actitudes, creencias, hábitos y estados emocionales, desde el amor hasta la


compasión y desde el miedo hasta el resentimiento y la rabia, pueden
desencadenar reacciones que afectan la química interna al optimizar o debilitar
nuestra salud.

En síntesis: El ser humano con la ayuda de pautas específicas y de ciertas


prácticas, está en condiciones de poner en funcionamiento sustancias mensajeras
endógenas, cambiar su composición y su concentración, e influir sobre sus propias
acciones sinápticas.

Por eso, examinar ideas, creencias y sentimientos resulta una experiencia de


cambio de vida. Las neurociencias han dado origen al concepto de
neuroplasticidad, que no es otra cosa que la habilidad natural del cerebro para
formar nuevas conexiones.

Hoy en día, múltiples evidencias científicas muestran que una remisión


espontánea es posible. Ya no es posible concebir la inmunidad frente a las
enfermedades como algo que pueda estudiarse solo in vitro, o bajo un
microscopio; en general, ni fuera del organismo vivo.

Hoy se sabe que nuestros genes se activan y se desconectan en respuesta a


nuestras esperanzas, deseos, fantasías y sueños. Esta capacidad de respuesta es
la responsable del hecho de que el determinismo genético y la "irreversibilidad", tal
vez en poco tiempo, se transformen en un mito.

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