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VOLUMEN 78
NÚMERO 1
R E V I S TA A R G E N T I N A D E R A D I O L O G Í A
www.elsevier.es/ rar
Sociedad Argentina de Radiología www.elsevier.es/rard
HISTORIA
a
Facult ad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argent ina
b
Capít ulo de Hist oria y Humanidades de la Sociedad Argent ina de Radiología, Argent ina
c
Facult ad de Medicina, Universidad del Salvador, Buenos Aires, Argent ina
Uno de los propósit os fundament ales del Capít ulo de Hist o- remont a a 1523 y deriva de la palabra francesa pionnier, que
ria y Humanidades de la Sociedad Argent ina de Radiología es significaba «soldado de a pie que prepara el camino para el
poner en perspect iva hist órica nuest ra profesión y, al hacer- ej ércit o». Est a, a su vez, proviene de un vocablo del francés
lo, rendir homenaj e a los logros de los pioneros. ant iguo: paonier («soldado de a pie»), el cual se origina, a la
Recient ement e hemos publicado las cont ribuciones origi- vez, en el t érmino peón, que remit e a una «persona ut iliza-
nales argent inas a la radiología mundial1. En efect o, dent ro da por ot ros para sus propios fines»3-6.
de nuest ra especialidad, hay muchas innovaciones int roduci- El sent ido figurado de «una persona que va primero o hace
das por médicos argent inos que han t enido una repercusión algo primero» es de 1605, pero lo que queremos resalt ar es
global (acept ando que los aport es originales son los que, en la ot ra part e del concept o: además de ser el primero, un
el moment o de su aparición, implicaron un progreso clínico pionero prepara el camino para ot ra persona. Y est a es una
o t écnico real). La import ancia de una cont ribución original t area act iva, no pasiva. Es decir, un pionero lleva a cabo
se mide en relación con el nivel de conocimient o alcanzado una acción pensando en sus cont inuadores, porque t iene en
en un período det erminado, aunque a veces el progreso de cuent a que alguien va a seguir la obra. Por ello, t rat a de
la medicina haya t erminado invalidando o relegando esas allanar el camino, al mismo t iempo que lo crea. Desde est a
conclusiones2. perspect iva, el origen et imológico de la palabra result a re-
Humbert o Horacio Carelli, en est e sent ido, fue un pione- velador, ya que designa a alguien que es ut ilizado por ot ros
ro. Según indica la definición de la palabra, un pionero es para sus propios fines. Como dij o Isaac Newt on en una cart a
alguien que incursiona por primera vez en alguna act ividad a Robert Hooke: «Si he podido ver más lej os, fue solo porque
humana, que abre nuevas áreas de pensamient o, invest iga- me paré en los hombros de un gigant e»7. Ciert ament e, un
ción o desarrollo; o bien que es el primero o se encuent ra pionero es un gigant e.
ent re los primeros en cualquier campo del progreso. Tam- Humber t o Horacio Carelli nació el 11 de noviembre de
bién puede ser la primera persona en conocer una región, 1882 en Mercedes, una localidad ubicada cien kilómet ros al
la responsable de abrir algo para que los demás lo ocupen y oest e de la Ciudad de Buenos Aires. Allí, realizó sus primeros
desarrollen. Sin embargo, el origen de la palabra pionero se est udios en una escuela rural 8.
Sus padres, ambos inmigrant es it alianos, se casaron en la Ant oine Béclère y, en Burdeos, aprendió elect rot erapia con
Argent ina y fundaron una familia numerosa. Su padre fue Jean Alban Bergonié12.
cónsul de It alia en Mercedes hast a 1889, cuando el mat rimo- Ya de vuelt a en la Argent ina, t erminó su carrera de me-
nio decidió mudarse a Buenos Aires para que sus hij os reci- dicina en 1909 y, dos años más t arde, recibió su diploma de
bieran educación. Por ese ent onces, Carelli t enía 7 años8. Doct or con la t esis «El t rat amient o de la leucemia con rayos
En 1901 ingresó a la Facult ad de Medicina de la Univer- Roent gen»13 (fig. 2). Al igual que en muchos ot ros lugares, en
sidad de Buenos Aires. Muy pront o, ya como est udiant e de esa época era más sencillo int roducir los rayos X en la t era-
primer año, most ró int erés en la radiología y fue nombrado pia que en el diagnóst ico. Al respect o Carelli escribió: «Es
asist ent e de la cát edra de Física Médica, a cargo de ot ro fácil most rarse escépt ico e incrédulo. Con est a act it ud nadie
presursor, el Dr. Jaime Cost a (f ig. 1). Allí, t rabaj ó hast a est á obligado a demost rar conocimient os en la mat eria, por
19049,10. lo que puede esconderse det rás de una cómoda máscara de
Cost a comenzó a enseñar radiología en l a cát edra de ignorancia e indiferencia»12.
Física en 1897 y Carelli fue uno de sus colaboradores do- Tras f inalizar el doct orado, cont inuó su carrera acadé-
cent es. Junt os t rat aron exit osament e t umores de piel con mica en l a Universidad de Buenos Aires: se convir t ió en
los nuevos rayos9,11. Además, en ese moment o, Carelli t enía Profesor de Radiología en la Facult ad de Odont ología y Pro-
un pequeño consult orio privado, donde ponía en práct ica fesor Honorario de Radiología en la Facult ad de Medicina9.
sus conocimient os sobre fisiot erapia. A pesar de ser t oda- Sin embargo, Carelli aseguraba: «El radiólogo no recibe su
vía un est udiant e universit ario, el famoso ciruj ano Ricardo formación en la Universidad. Él t iene que est ar preparado
Finochiet t o escribió al respect o: «Aquellos años de práct ica t ant o en la práct ica como en la formación t eórica. Solo con
privada no deben considerarse como el ej ercicio ilegal de la una sólida formación médica y radiológica es posible ser un
medicina, ya que no había ot ras personas en la ciudad que radiólogo, y no solo mediant e la adquisición de una máquina
supiesen cómo ut ilizar est os import ant es recursos t erapéu- de rayos X»14.
t icos»12. Baj o est a perspect iva, se unió a un grupo de radiólogos
En 1903 la Facult ad de Medicina creó el Inst it ut o de Fi- j óvenes y en 1917 fundó la Sociedad Argent ina de Radiolo-
siot erapia en el Hospit al de Clínicas. Est a inst it ución se gía. Al comienzo ocupó el cargo de vicepresident e y luego,
convirt ió en el ent orno adecuado para llevar a cabo ciert as durant e dos períodos, fue su president e15.
invest igaciones que, si bien en un inicio fueron recibidas con Su car r er a hospi t al ar i a f ue i mpor t ant e, per o cor t a
sorpresa, t erminaron desarrollándose a un alt o nivel debido (1911-1925), ya que su t rabaj o principal lo ej ercía en su con-
a su propio éxit o. Jaime Cost a fue el direct or y Carelli, de sult orio privado. Tal es así que est e se convirt ió en uno de
nuevo, uno de sus colaboradores11. los mej or equipados de t oda América del Sur 16 (figs. 3 y 4).
Ent re 1906 y 1907 Carelli viaj ó a Europa para acompañar Nadie aplicó como lo hizo Carelli el mét odo t erapéut ico
a un ínt imo amigo gravement e enfermo que buscaba una de Bergonié17 (est o es, los ej ercicios musculares provocados
últ ima esperanza. Est ando en París, asist ió al ser vicio de eléct ricament e) (fig. 5), ni t ampoco ningún radiólogo logró
Figura 4 Consult orio de Carelli, Sección de Elect rot erapia. Figura 5 Consult orio de Carelli, Sección de Elect rot erapia,
con el equipamient o para el «mét odo de Bergonié».
curar como él epit eliomas cut áneos, bocios, hiperhidrosis, este precursor fue la protección radiológica (en 1926 escribió
lumbalgias, neurit is, adenit is, et c.9,12,18,19 (fig. 6). Además, la un informe complet o sobre el t ema).
calidad de sus radiografías era insuperable y, de hecho, todos En 1920 la import ancia del neumoperit oneo en la explo-
los casos radiológicos difíciles eran derivados a su consultorio ración radiológica del abdomen se puso en relieve. Después
porque él era capaz de obt ener t odas las incidencias nece- de las primeras obras de Kelling, Jacobaeus, Lorey, Weber,
sarias para el diagnóst ico12 (figs. 7 y 8). Sin embargo, Carelli Raut emberg, Goet ze, St ein y St ewart, Carelli fue uno de los
enviaba sus informes, pero nunca las películas14 (quedaban pr imeros en t odo el mundo en ut ilizarlo y es posible que
en sus archivos). Debido a est a act itud y a su poca afición por haya sido el único en obt ener su máximo benef icio cien-
la fluoroscopia (fig. 9), recibía crít icas de muchos colegas. De t ífio20. Por esa ápoca, en su primera publicación, «El neu-
t odos modos, ante el reproche por su poco t rabaj o fluoroscó- moperit oneo en la exploración radiológica del abdomen»,
pico, él solía responder: «Yo no me voy a vender en pedaci- describió 83 casos con 250 radiografías21 (t odas realizadas en
t os»14. Ciert ament e, una de las preocupaciones cent rales de su práct ica privada) (figs. 10-13).
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Carelli no solo fue de los primeros en el mundo en em- sición (fig. 16). A pesar de que est a mesa no se ut ilizó mucho
plear el neumoperit oneo diagnóst ico, sino que t ambién fue (dado que el neumoper it oneo no era muy popular por su
el que sacó el mayor provecho cient ífico22. Además, hay que incomodidad e incluso por su peligro), en Argent ina fue muy
dest acar que fue el primero en combinar el neumoperit oneo út il para el est udio de la hidat idosis abdominal12 (fig. 17).
diagnóst ico con la hist erosalpingografía23 (para 1925 publicó En 1921 publicó un art ículo sobre neumopielograf ía con
un t rabaj o con Robert o Gandulfo y Albert o Ocampo). Est a int roducción de una sonda uret ral hast a la pelvis renal 24
t écnica se denominó más adelant e «ginecografía» (fig. 14). (fig. 18). Est e mét odo había sido sugerido por Burkhard y Po-
St ein y Arens hicieron lo mismo en 192620. lano en 1907 y en 1910 Albers Schonberg había report ado un
A su vez, Carelli diseñó un disposit ivo para evit ar el reflu- int ent o sin éxit o, pero el único ant ecedent e eran t res casos
j o del medio de cont rast e y fij ar el cuello ut erino (fig. 15), present ados por Licht enberg y Diet len en 191125.
y creó una mesa radiológica específica para est os procedi- Ese mismo año, Carelli anunció su cont ribución más im-
mient os que permit ía obt ener radiografías en cualquier po- port ant e a la radiología diagnóst ica: un nuevo procedimien-
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Manacorda y Ángel Giménez present aron un proyect o de or- Dresde, Erlanger, Rudol st adt , Viena, Par ís y Londres12, y
denanza en el que se estudiaba la creación de un Inst itut o de compró gran part e del equipamient o12 (fue un caso único, ya
Radiología y Fisioterapia dot ado de los element os cient íficos que no solo adquirió más de lo planeado, sino que devolvió
y t écnicos más modernos. Para ello, se organizó una comi- part e del dinero que no fue necesario invert ir).
sión const it uida por los Dres. Humbert o Carelli, Alfredo La- La confección de los planos del Inst it ut o est uvo a cargo
nari, Ant onio Denucci y Oct avio Fernández, y presidida por el del arquit ect o Ernest o Vaut ier y la const rucción fue comple-
Direct or de la Administ ración Sanit aria y Asist encia Pública, t ada por el arquit ect o Emilio O’ Seeger. Algunas de sus salas
Dr. Abel Zubizarret a. La creación del inst it ut o fue aprobada son copias del Inst it ut o Finsen de Copenhague (fig. 22).
por el Concej o Deliberant e el 25 de noviembre de 192528. La const rucción comenzó en 1926 (fig. 23) y se inauguró
Carelli (f ig. 21) fue el encargado de viaj ar a Europa, en en 19318 (fig. 24). En su moment o, la inst it ución se convirt ió
represent ación del Gobierno de l a Ciudad de Buenos Ai- en el est ablecimient o fisiot erapéut ico más import ant e del
res, para seleccionar el inst rument al y los aparat os para el mundo. Carelli fue su direct or desde la apert ura hast a 1938,
Inst it ut o. En ese t iempo, visit ó muchas fábricas y ser vicios cuando present ó su renuncia (figs. 25 y 26). En 1955, el Go-
radiológicos de Est ocolmo, Copenhague, Berlín, Hamburgo, bierno Nacional aut orizó a ponerle al Inst it ut o el nombre de
Carelli, pero unos meses más t arde el Gobierno de la Ciudad
decidió crear en ese edificio el Inst it ut o Municipal de Onco-
logía. Carelli se opuso al cambio, t ant o del nombre como de
las funciones, ya que de est a forma se anulaban los propósi-
t os originales (de hecho, la oncología se incluía ent re ellos).
Al f inal de su carrera fue muy famoso y recibió muchos
honores (figs. 27 y 28). Sin embargo, como radiólogo se le
reprochó su t rabaj o aislado, sin una conexión regular con un
hospit al. Al respect o, el famoso ciruj ano argent ino Ricardo
Finochiet t o defendió la act it ud de Carelli argument ando que
cualquier ot ra opción habría sido cont raproducent e. Según
su punt o de vist a, un médico dedicado solament e al ámbi-
t o privado era necesario, ya que los pacient es part iculares
t ambién t enían derecho a ser t rat ados con dedicación ex-
clusiva12.
Carelli murió el 30 de enero de 1962, víct ima de un epi-
t elioma cut áneo8,12. De acuerdo a su volunt ad, sus rest os
fueron cremados. Durant e un homenaj e, su amigo Alej an-
dro Ceballos lo descr ibió con est as pal abras: «De j oven
era ágil y fuer t e. Como hombre se acent uaron sus carac-
t er íst icas f ísicas. Tenía el t ipo del sur de Europa, de es-
t at ura regul ar, erect o, bronceado, con una frent e alt a y
Figura 25 Carelli en su despacho de Direct or del Inst it ut o ancha, acent uada por una calvicie premat ura (fig. 29)…Su
(Diario «La Prensa», 21 de enero de 1932). ligero exof t almos daba f uer za a su mirada, sin eliminar
su dul zura. Tenía una vehemencia en el discurso (f ig. 30) médicas. La fundación de la Sociedad Argent ina de Radio-
que le confería poder de convicción. Era firme y decidido, logía, el ref inamient o del neumoper it oneo, el desarrollo
pero modest o. Poseía el cult o a la amist ad, a pesar de una de la neumopielograf ía, la int roducción del ret roneumo-
cier t a t imidez que podr ía most rarlo lej ano» (Ceballos A. per it oneo, la combinación de neumoper it oneo e hist ero-
Discurso de homenaj e a Humber t o Carelli, enero 1962). salpingografía («ginecografía»), la concepción del Inst it ut o
Fue un hombre dot ado de una int eligencia singul ar y un de Radiología y Fisiot erapia, y el diseño de inst rument os
escr it or prolíf ico de est ilo claro y conciso. Su dedicación y l as mesas r adi ol ógicas especial es (t odo en menos de
a la labor profesional, a las mej oras t écnicas, al est udio e 10 años) lo convir t ieron en un pionero de l a radiología.
invest igación lo puso en la primera línea de las j erarquías Además, ha sido el primero en ut ilizar con éxit o t odos los
recursos f isiot erapéut icos de su época y en obt ener radio- 12. Fi nochi et t o R. Pr of. Dr. Humber t o Carel li (1882-1962).
grafías de buena calidad en Buenos Aires. Orient ación Médica. 1962;499:128-9.
Con Carelli y algunos más, nació la Radiología en la Re- 13. Carelli HH. Sobre el t rat amient o de las leucemias por los rayos
Roent gen. Buenos Aires: La Ciencia Médica; 1911.
pública Argent ina. Sin embargo, como explica la not a ne-
14. Carelli HH. Posición de la radiología en la medicina general.
crológica en el diario, fue una «persona modest a, recat ada
Buenos Aires: Const ancia Vigil; 1938.
y silenciosa». Una prueba de ello es la cláusula de su t es- 15. Lugo SA. Breve hist oria y desarrollo de la Sociedad Argent ina
t ament o en la que disponía no informar sobre su muer t e de Radiología. Rev Arg Radiol. 1995;59:229-32.
hast a que hubiesen pasado ocho días. Guido Got t a, Jefe de 16. Kraft G. Una visit a al Inst it ut o Carelli. Revist a Elect rot écnica.
Radiodiagnóst ico del Inst it ut o que él fundó, aseguró: «Murió 1941;27:3-8.
como le gust aba vivir: en silencio». 17. Carelli H. El ej ercicio muscular eléct r icament e provocado.
Ergot erapia pasiva o mét odo de Bergonié. La Semana Médica.
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