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19/2/2018 Two lovers | Sinopsis, crítica, trailer, análisis

Necesidad de amor
Two Lovers
James Gray, EUA, 2010
Por Javier Moral
Los romances plasmados en el celuloide, a menudo, tienden a descollar capacidades amatorias fuera del alcance de la vida real. Esta
exageración se manifiesta en forma de pasiones descontroladas, actos extravagantes que reproducen legiones
de imitadores o, simplemente, vericuetos de aires modernos en la praxis relacional. Debido a estos factores,
las ganas de reformular el género han conducido a una rápida aproximación al desvarío emocional, a la
intensidad en el fluir de la pasión. Es decir, ha procedido a la presentación de historias perpetradas por seres
poco comunes, alterados física o psicológicamente, o cuyo cometido sobre la pantalla radica en virar hacia lo
desconocido los códigos del cine romántico

Entonces, ¿no todo está dicho sobre el amor en el cine? ¿Quién es capaz de prometer una historia diferente?
James Gray ha sido uno de los últimos en lograr lo más parecido a una reforma del género, gracias a la
consciente certeza de que el cambio debe aplicarse en la expresión -una fuente inagotable de posibilidades- y
no en el manoseado e inmutable contenido -un libro gordo, aburrido y repetitivo de temas

Leonard está triste. Abatido. La sombra del recuerdo le ha sumido en una loc ura íntima que, probablemente, también proyecte al exterior
a través de una flamante bien escogida imagen de la inseguridad y el sufrimiento (Joaquin Phoenix). Indefenso y desvalido se resguarda
en el calor del hogar paterno, el cual, además, le brinda la ocupación con la que sustentarse de por vida. Leonard tiene una gran carencia.
Mejor dicho, ha sufrido una gran pérdida. Se le esfumó el amor. Pero, un buen día, se topa con una supuesta oferta. Y como toda buena
oferta, exige una reflexiva decisión; entre la razón y el impulso, la realidad o la fantasía.

Two Lovers hace acopio de todo tipo de prejuicios y clichés sensibleros -también de los
atribuidos a la comunidad judía, pero esa es otra historia-, los pasa por una túrmix y los
introduce en la mollera de un individuo perturbado mental y sentimentalmente, víctima de una
manipulación en su naturaleza masculina obrada por el principal requisito vital del ser humano
(biológicos aparte), el afecto. Así, pese a sus constantes obviedades y a una previsibilidad
acuñada de principio a fin del metraje, la película embelesa y establece su tempo dramático con
cada movimiento de Leonard, el inmejorable trabajo de Phoenix que la dota de sentido, como si
en su desquiciada noción pasajera de las relaciones sociales fuera a sorprendernos con una
reacción inesperada que parece fraguarse, mas sabemos que nunca acontecerá.

Este signo rutilante sume el film en un hiperrealismo de raíz fotográfica, casi de encaje figurado en lo que podría considerarse un reality
improvisado y solemne. El espectador sirve de ojo postizo de Leonard, de conciencia vaticinadora, en tanto en cuanto el personaje abre su
corazón, variando de los rasgos sicóticos a los corrientes, dejando de mostrarse como germen de inquietud y miedo. Al lado de nuestra
contrapuesta mirada equilibrada se encuentra la de sus protectores padres, dos pedazos de pan que me resuenan a los que ya nombrara
en el número anterior de esta revista, los de Jenny en An Education (ídem, Lone Scherfig, 2009). Este tipo de progenitores tan
cinematográfico no sólo busca lo mejor para sus vástagos, sino que apoya incondicionalmente los empecinamientos de éstos, hallando un
balance remoto en lo que se podría calificar como la autoridad paternal perfecta. Y, ahora que viene a cuento, es particularmente
llamativo el hecho de que estas dos cintas se hayan inclinado hacia la simplicidad expresiva como canal hacia la eficacia, en una
estructura narrativa de cuyo parentesco no costaría convencernos. Datando su producción en 2008, quizás la cinta de James Gray
hubiera merecido una mejor suerte de cara a los galardones.

A fin de cuentas, Two Lovers aspira a dejar huella, necesita ser reconocida como -lo que en realidad es- una lozana experiencia pasional
disidente del género, al igual que el hombre, y en este caso concreto Leonard, necesita ser
amado. Su lirismo es conveniente en su mayor parte, aunque a veces llegue a aturdir cuando se le
suman esas composiciones musicales delicadas y dulces que empalagan un nítido retrato. No
obstante, un apunte que no debe pasarse por alto: Gray salva el pellejo gracias a su casting. Un
film que exhibe unos modos tan tenues de romper con la tradición romántica hubiera fracasado
de no contar con unos actores que absorben la ternura que demanda el guión sin ninguna
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vacilación, y la tornan dolor con una pasmosa facilidad, para arrojarlo como un demoledor mazazo contra las estremecidas nucas del
respetable.

Festival y galardones:

Festival de Cannes 2008. Sección Oficial.

Ficha técnica:

Two lovers, EUA, 2008

Dirección: James Gray


Producción: Donna Gigliotti, James Gray y Anthony Katagas
Guión: James Gray y Ric Menello
Fotografía: Joaquín Baca-Asay
Montaje: John Axelrad Música: Varios
Interpretación: Joaquin Phoenix, Gwyneth Paltrow, Vinessa Shaw, Isabella Rossellini, Moni Moshonov

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El Espectador Imaginario 2009 -


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