Está en la página 1de 8

La Gran Mortandad

Hace 250 millones de años, algo desconocido arrasó con la mayoría de los seres vivos de
nuestro planeta. Ahora, los científicos están encontrando pistas escondidas en el interior de
diminutas cápsulas de gas cósmico, para resolver este misterio.

Enero 28, 2002: Fue casi el crimen perfecto.

Algún forajido -- o forajidos -- cometieron un crimen a una escala


sin precedentes en la historia del mundo. Dejaron pocas pistas de
su identidad, y escondieron toda la evidencia bajo capas y capas
de tierra.

El caso ha permanecido sin solución por años -- 250 millones de


años, exactamente.

Ahora, sin embargo, las piezas están comenzando a caer en su


lugar, gracias a un equipo de detectives financiado por NASA,
que ha encontrado las "huellas digitales" del villano, o al menos de uno de sus cómplices.

Hace unos 250 millones de años la vida se encontraba en pleno florecimiento sobre la Tierra, entonces,
durante un breve lapso de tiempo geológico, casi toda esta vida existente fue aniquilada. Esta imagen es una
impresión artística de un pantano de Texas durante la era del Pérmico Temprano.

Por eones, el terrible evento se ha perdido en la amnesia del tiempo . Fue solo recientemente que los
paleontólogos, como exploradores que se tropiezan con una tumba sin nombre en el
bosque, notaron una anomalía extraordinaria en el patrón de los registros fósiles: Bajo
cierto punto en las capas acumuladas de tierra, la roca muestra señales de un mundo
antiguo bullendo de vida. En capas más recientes, justo arriba de este punto, las señales de vida casi
desaparecen.

De alguna manera, la mayoría de la vida sobre la Tierra pereció en un breve momento del tiempo geológico,
hace unos 250 millones de años. Los científicos llaman a esto la Extinción del Pérmico-Triásico, o "La Gran
Mortandad" o la “Gran Muerte”-- y no hay que confundirla con la más conocida extinción del Cretáceo-
Terciario que marcó el fin de los dinosaurios hace 65 millones de años. Lo que sea que haya ocurrido durante
el período Pérmico-Triásico fué mucho peor: Ningún tipo de vida sobrevivió a aquella devastación. Árboles,
plantas, reptiles, proto-mamíferos, insectos, peces, moluscos y microbios -- todos fueron aniquilados casi por
completo. Prácticamente 9 de cada 10 especies marinas y 7 de cada 10 especies terrestres desaparecieron. La
vida en nuestro planeta casi llegó a su fin.Los científicos han sugerido muchas posibles causas para la Gran
Mortandad: intensa actividad volcánica, una supernova cercana, cambios ambientales generados por la
formación de un super-continente, el impacto devastador de un asteroide gigante -- o alguna combinación de
estos. Demostrar cuál de estas teorías es la correcta ha sido difícil. La pista se ha enfriado durante los últimos
250 millones de años; mucha de la evidencia ha sido destruida.

En la época de la extinción, la Tierra se encontraba envuelta en una actividad volcánica que cubría gran parte
de su área.

"Estas rocas han pasado por muchas cosas, geológicamente hablando, y muchas veces no conservan muy
bien la marca de separación (de la extinción)", dice Luann Becker, una geóloga de la Universidad de
California en Santa Barbara. En verdad, quedan pocas rocas de 250 millones de años de edad en la Tierra. La
mayoría ha sido reciclada por la actividad tectónica de nuestro planeta.

Sin desanimarse, Becker dirigió a un equipo de científicos patrocinados por NASA a sitios en Hungría, Japón
y China donde tales rocas aún existen y se encuentran expuestas. Allí encontraron señales de una colisión
entre nuestro planeta y un asteroide de 6 a 12 km de ancho -- en otras palabras, tan grande o más grande que
el Monte Everest.

Muchos paleontólogos han permanecido escépticos sobre la teoría de que un asteroide causó la extinción.
Estudios anteriores de los registros fósiles sugerían que la hecatombe ocurrió gradualmente en el transcurso
de millones de años -- y no en la forma de un evento repentino como un impacto. Pero conforme los métodos
para establecer la fecha de la desaparición de las especies han sido mejorados, los estimados de su duración
se han reducido de millones de años, a algo entre 8,000 y 100,000 años. Esto es un guiñar de ojos en términos
geológicos.

"Creo que los paleontólogos han cambiado de parecer y ahora encabezan la lista de los que sostienen que la
extinción fue extremadamente abrupta", hace notar Becker. "La vida desapareció rápidamente en la escala del
tiempo geológico, y se requiere de algo catastrófico para que esto ocurra.

Toda esta evidencia es circunstancial -- en realidad no prueba nada. La evidencia de Becker, sin embargo, es
más directa y persuasiva:
Muy profundo dentro de las rocas del periodo Pérmico-Triásico, el equipo de Becker descubrió moléculas
con la forma de un balón de futból llamadas "fulerenos" (o "bolas de bucky") (fullerenes o buckyballs, en
inglés), con trazos de helio y argón atrapados en su interior. Los fulerenos contenían un número poco usual
de átomos de 3He y de 36Ar -- isótopos que son más comunes en el asteroide, debió haber traído los fulerenos
a nuestro espacio que en la Tierra. Algo, como un cometa o un planeta.

Los átomos de carbón en una molécula de fulereno se encuentran distribuidos en un patrón esférico similar a
un domo geodésico (los domos geodésicos fueron inventados por Buckminster Fuller y de ahí el nombre de
las moléculas). Esta forma permite a los fulerenos atrapar gases en su interior. Imagen cortesía de Luann
Becker.

Anteriormente, el equipo de Becker había encontrado este tipo de balones portadores de gas en capas de roca
asociadas con dos eventos de impactos conocidos: el impacto de 65 millones de años de edad del periodo
Cretáceo-Terciario y en el cráter de impacto de Sudbury en Ontario, Canada, cuya edad es de 1,800 millones
de años. Ellos también encontraron fulerenos que contenían gases similares en otros meteoritos. Tomadas en
conjunto, estas pistas ofrecen evidencia convincente de que una roca espacial chocó contra la Tierra en los
tiempos de la Gran Mortandad.

Pero, ¿fué un asteroide el verdugo o solamente un cómplice?

Muchos científicos creen que la vida se encontraba ya en decadencia cuando la supuesta roca espacial hizo su
aparición. Nuestro planeta se encontraba en la agonía de una intensa actividad volcánica. En una región que
ahora se conoce como Siberia, 1.5 millones de kilómetros cúbicos de lava fluyeron de una grieta gigantesca
en la corteza (en comparación, el Monte Saint Helens dejó escapar cerca de un kilómetro cúbico de lava en
1980). Tal erupción pudo haber incinerado vastas extensiones de terreno, opacando la atmósfera con polvo y
dejando escapar gases de invernadero que alteraron el clima.
Las placas tectónicas empujaban y unían los continentes para formar el super-continente
Pangea y el super océano Panthalassa. Los patrones del clima y de las corrientes oceánicas
se invirtieron, gran parte del litoral y sus ecosistemas marinos de baja profundidad
desaparecieron, el nivel del mar se hizo más bajo.

"Si la vida se encontraba sufriendo todas estas vicisitudes", dice Becker, "y encima le cae
una roca del tamaño del monte Everest -- ¡vaya! Esto simplemente es mala suerte".

¿Fue el "crimen" entonces, sólo un accidente? Tal vez. Sin embargo, no está de más
identificar a los sospechosos -- un proceso que continúa -- antes de que suceda de nuevo.

Nota del editor: Entre los colegas de Becker se encuentran Robert Poreda y Andrew Hunt
de la Universidad de Rochester, en Nueva York; Ted Bunch del Centro de Investigaciones
Ames (Ames Research Center) de la NASA; y Michael Rampino del Instituto Goddard para
las Ciencias del Espacio (Goddard Institute of Space Sciences). Los fondos para la
investigación fueron provistos por los programas de astrobiología y cosmoquímica de la
NASA así como por la Fundación Nacional para la Ciencia (National Science Foundation).
Créditos y Contactos

Autor: Patrick L. Barry Relaciones con los Medios: Steve Roy


Funcionario Responsable en NASA: Ron Traducción al Español: Carlos Román
Koczor Traducción de Gráficas: Boris G.
Editor de Producción: Dr.Tony Phillips Simmonds
Curador: Bryan Walls Editor en Español: Héctor Medina
El Directorio de Ciencias del Centro Marshall para Vuelos Espaciales de la NASA
patrocina el Portal de Internet de Science@NASA que incluye a Ciencia@NASA. La
misión de Ciencia@NASA es ayudar al público a entender cuán emocionantes son las
investigaciones que se realizan en la NASA y colaborar con los científicos en su labor
de difusión.

Metano: La Gran Mortandad

Resumen: Imagine una catástrofe global que pudiera eliminar el noventa por ciento de la vida
en los océanos y el setenta por ciento de vida en tierra firme. Un evento cataclísmico
exactamente igual, conocido como la Gran Mortandad o la Gran Muerte, sucedió en la Tierra
hace 250 millones de años. Una propuesta acerca de que explosiones de metano puedan haber
contribuido a esta extinción lleva a un precedente local en 1986, cuando un lago soda en
Camerún, África, sufrió tal evento, los efectos del cual se extendieron en oleadas por más de veinticinco
kilómetros.|
¿Qué causó la peor extinción en masa de la historia de la Tierra, 251 millones de años atrás?. Este evento es
uno de los más catastróficos en la historia de la vida: la extinción Pérmico/Triásica.

¿Un asteroide o cometa colisionando con la Tierra?. ¿Un efecto invernadero?. ¿Erupciones volcánicas en
Siberia?. ¿O un culpable totalmente diferente?. Los científicos han sugerido muchas causas posibles para esta
“Gran Mortandad”: vulcanismo severo, una supernova cercana, cambios medioambientales producidos por la
formación de un súper-continente, el impacto devastador de un gran asteroide, o alguna combinación de
todas esas cosas.

Fuera lo que fuere lo que sucedió durante este período, no dejó ninguna forma de vida sin disturbar: ninguna
clase o especie se salvó de la devastación. Árboles, plantas, lagartos, insectos, peces, moluscos, y microbios;
todos fueron casi eliminados. Más de 9 de cada 10 especies marinas y 7 de cada 10 especies de tierra se
desvanecieron. La vida sobre nuestro planeta casi llegó a su fin.

La pintura llamada “Impacto K/T” del artista Donald E. Davis. Este impacto ocurrió hace 65 millones de
años, acabando con el reino de los dinosaurios, y no debe ser confundido con el evento P/T de hace 250
millones de años. Crédito por Imagen: Don Davis.
Esta catástrofe (marcada en el registro geológico como la frontera Pérmico/Triásica) ocurrió hace unos 250
millones de años, y no debe ser confundida con la mejor conocida extinción Cretácico-Terciaria (K/T) que
señaló el fin de al menos el 50 por ciento de todas las especies, incluyendo a los dinosaurios, hace 65
millones de años. Durante este anterior período cataclísmico de la historia de la Tierra, conocido como “La
Gran Mortandad”, hasta el 96 por ciento de las especies marinas y alrededor del 70 por ciento de las especies
terrestres fueron barridas. Los científicos no han sido capaces de determinar qué causó esta catástrofe a la
vida, aunque teorías sobre impactos de asteroides, cambios climáticos, y el efecto invernadero, han sido todas
sugeridas. Muchos paleontólogos han sido escépticos con la teoría de que un asteroide causó la extinción, ya
que estudios tempranos del registro fósil sugerían que la mortandad ocurrió gradualmente durante millones
de años, no repentinamente como en un único evento catastrófico. Pero a medida que sus métodos de
datación de la desaparición de las especies han mejorado, las estimaciones de su duración han disminuido
desde millones de años hasta unos 8.000 a 100.000 años; un evento muy rápido en términos geológicos.

Un ingeniero químico de la Universidad del Noroeste cree que el culpable puede ser una enorme explosión
de metano (gas natural) que hizo erupción desde las profundidades oceánicas. Esta explicación es cercana a
la inversa de un impacto externo, como el de un asteroide, y más parecida a una expulsión de energía
atrapada que surge desde muy hondo en los océanos. Una catástrofe global de esta clase tiene un precedente
más local, como una erupción similar que ocurrió en África, en el lago Nyos, en 1986, matando a 1700
personas y extendiéndose en oleadas hasta una distancia de más de 25 kilómetros.

En un artículo publicado en el número de setiembre de


Geology, Gregory Ryskin, profesor asociado de ingeniería
química en la Universidad del Noroeste, sugiere que enormes
nubes de combustible producidas por el gas metano atrapado
en cuerpos de agua estancada y liberado repentinamente,
pudieron haber eliminado a la mayor parte de la vida marina
y de los animales y plantas terrestres a fines de la era
Pérmica, mucho antes de que los dinosaurios vivieran y
murieran.
Una fuente de soda auto-sostenida (21 m. de
altura), en el lago Nyos, Camerún, África, es El mecanismo podría explicar también otras extinciones y
parte de un proyecto para desgasificar perturbaciones climáticas (edades de hielo) y aún al bíblico
gradualmente los lagos de soda. Crédito: diluvio, así como ser la causa de catástrofes futuras.
Bernard Canet.
Ryskin calculó que aproximadamente 10.000 gigatoneladas
de metano disuelto podrían haberse acumulado en el agua
cerca del lecho oceánico bajo alta presión. Si es liberado rápidamente, quizás disparado por un terremoto, la
resultante nube de metano podría tener una fuerza explosiva aproximadamente 10.000 veces mayor que la de
todos los depósitos de armas nucleares del mundo entero. Estas enormes deflagraciones además de las
inundaciones y de los océanos revueltos podrían causar las extinciones (se perdió aproximadamente el 95 por
ciento de las especies marinas y el 70 por ciento de las especies terrestres).
“Esa cantidad de energía es absolutamente asombrosa”, dice Ryskin. “Tan pronto como uno acepta este
mecanismo, parece claro que si sucedió una vez, puede volver a suceder. Tengo pocas dudas de que habrá
otra erupción causada por el metano (aunque no en la misma escala de hace 250 millones de años) a menos
que los humanos intervengan”.

Escribe Ryskin en Geology: “Focalizándome en la frontera Pérmico-Triásica (P/T), hace aproximadamente


251 millones de años, exploro la posibilidad de que esa extinción en masa pudo ser causada por un
desprendimiento explosivo, extremadamente rápido, de metano disuelto (y otros gases disueltos tales como el
dióxido de carbono y el sulfuro de hidrógeno) que se habían acumulado en las masas de agua oceánica
propensas al estancamiento y a la anoxia (por ejemplo, en las cuencas de umbral)”.

Tales eventos tienen efectos climáticos. Luego de la explosión, tanto el polvo como el smog de azufre
vaporizado habrían oscurecido la atmósfera y bloqueado la luz solar. Lluvias ácidas, creadas por la mezcla de
azufre vaporizado y agua, acidificaron los lagos y las corrientes. Con un tan durable smog de azufre, las
temperaturas habrían permanecido bajas en todo el mundo y la fotosíntesis habría estado suspendida por
varios ciclos vitales. Tanto el metano (NH3) como el dióxido
de carbono (CO2) son gases de invernadero, así que las
temperaturas, que habían experimentado un período de
enfriamiento a causa del azufre, habrían comenzado a
elevarse inmediatamente.

Cómo se veía el mundo hace 250 millones de


Existe un precedente reciente para la clase de erupciones
años. La tectónica de placas empujó a los
explosivas descritas por Ryskin: un lago en Camerún,
continentes hasta unirlos, para formar el súper-
África, el lago Nyos, sufrió tal cambio rápido en 1986. El
continente llamado Pangea y el súper-océano
lago Nyos es una garganta de un antiguo volcán llena de
llamado Panthalassa. Los patrones del clima y
agua, y es profundo y con la forma de un embudo. Aunque
de las corrientes oceánicas se modificaron,
no hace más erupción, todavía hay gas que está siendo
muchas líneas costeras con sus ecosistemas
liberado por el viejo sistema de plomería debajo del lago.
marinos llanos se desvanecieron, cayeron los
“El mecanismo de la liberación explosiva”, continúa Ryskin,
niveles oceánicos. Crédito: Chris Scotese.
“es el mismo que el del desastre del lago Nyos de 1986, es
(más)
decir, la erupción de una columna de agua causada por la
interacción de la fuerza de flotabilidad y la disociación del
gas disuelto. La erupción trae a la superficie aguas anóxicas profundas que causan extinciones en el reino
marino”.

En 1986, la explosión del lago Nyos mató a más de 1.700 personas y a su ganado hasta una distancia de 25
km.
El gas de dióxido de carbono fue liberado directamente en las más profundas aguas de lago, donde pudo
permanecer en solución (de la misma forma en el dióxido de carbono permanece en solución en una botella
cerrada de soda). En esta situación, el lago pudo acumular una gran cantidad de dióxido de carbono disuelto
en sus aguas más profundas. Esta era una situación estable. El agua cargada con el dióxido de carbono era
ligeramente más densa que el agua normal de los niveles superiores del algo, y el peso del agua de la capa
superior mantenía al dióxido de carbono en solución en las partes más profundas del lago.

Pero esta situación estable cambió rápidamente: de alguna forma parte de esa agua rica en dióxido de
carbono fue desplazada hacia arriba, hacia profundidades más llanas, hasta el punto en que la presión del
agua de la capa superior fue inferior y pudieron comenzar a formarse burbujas de dióxido de carbono (como
cuando se baja la presión de una botella de soda al abrirla y de pronto comienzan a formarse burbujas). En el
lago Nylos, una vez que esas burbujas comenzaron a formarse quisieron elevarse hasta la superficie, y éso
trajo hacia arriba más agua rica en dióxido de carbono que también comenzó a desarrollar burbujas, y muy
pronto hubo una gran de burbujas de dióxido de carbono hacia la superficie. Una vez que todo este dióxido
de carbono alcanzó la superficie, lanzó parte del agua del lago fuera del mismo, como una gran burbuja que
se rompe.

A medida que el agua profunda comienza a cargarse de gas, una liberación súbita es posible: la densa burbuja
resultante se adhiere luego al terreno y comienza a derivar hasta que, en el caso del metano, una chispa
dispara la clase de explosiones que puede tener efectos globales, no simplemente locales... todo desde las
profundidades de un lago de soda como el de Nyos.

Ryskin especula sobre lo que sucedió después, cuando “las extinciones terrestres son causadas por
explosiones y deflagraciones que siguen a la liberación masiva de metano (la mezcla aire-metano es
explosiva a las concentraciones de metano entre el 5% y el 15%) y por las inundaciones disparadas por las
erupciones. Este escenario da buena razón para los datos disponibles, y puede ser relevante a otros
fenómenos”.

El estudio de catástrofes biológicas como la extinción P/T puede ayudar a los astrobiólogos a entender la
cercana conexión entre la vida, la geología, la química, y sobre como tales eventos pueden romper esta a
veces delicada relación.
A possible cause of the Permian Extinction

TERCERA HIPÓTESIS Las erupciones volcánicas en Siberia de hace 251 millones de años pudieron iniciar una
cascada de acontecimientos que incrementó el sulfuro de hidrógeno en los océanos y la atmósfera, precipitando la
más grande extinción masiva en la historia de Tierra. Un calentamiento producido solamente por emisiones de dióxido
de carbono no sería lo bastante intenso para causarla, o al menos así lo cree Lee R. Kump, profesor de geociencias
en la Universidad Estatal de Pensilvania.

La extinción desencadenada al final del Pérmico acabó con el 95 por ciento


de todas las especies de la Tierra, un porcentaje descomunal que supera incluso al 75 por ciento producido en la
extinción que acabó con los dinosaurios, y que según parece fue causada por la caída de un asteroide.

El dióxido de carbono volcánico causaría el calentamiento atmosférico que, a su vez, calentaría el agua de la
superficie oceánica. Normalmente, el océano profundo obtiene su oxígeno de la atmósfera en los polos. El agua fría
absorbe oxígeno del aire y, como es más densa, se hunde, y lentamente va moviéndose hacia el ecuador, llevando el
oxígeno con ella. Cuanto más caliente esté el agua, menos oxígeno puede disolverse y más lentos resultan los
descensos de masas de agua y sus movimientos hacia el ecuador.

La constante lluvia de escombros orgánicos producidos por plantas marinas y


animales, necesita oxígeno para descomponerse. Con menos oxígeno, menos
materia orgánica es consumida de manera aerobia.
Según Kump, en el Pérmico los océanos estarían muy empobrecidos en oxígeno, con lo que se convertirían en el
dominio de bacterias que obtienen su oxígeno de compuestos de óxido de azufre. Éstas extraen el oxígeno y
producen sulfuro de hidrógeno, el cual mata a los organismos aerobios.

Una atmósfera de sulfuro de hidrógeno encaja mejor con la extinción, que una rica en dióxido de carbono, argumenta
Kump. El dióxido de carbono tendría un efecto muy acusado en la vida marina, pero las plantas terrestres prosperan
en dióxido de carbono y sin embargo muchas también se extinguieron. Otra pieza en el rompecabezas es que el
sulfuro de hidrógeno destruye la capa de ozono. Recientemente, el Dr. Henk Visscher de la Universidad Utrecht y sus
colegas sugirieron que hay esporas fósiles del fin del Pérmico que muestran deformidades probablemente causadas
por luz ultravioleta, producto del deterioro de la capa de ozono.

Los investigadores están buscando ahora más biomarcadores, bacterias sulfurosas fotosintéticas, en sedimentos del
fondo oceánico, para complementar los hallazgos de estos biomarcadores en aguas menos profundas. Estas
bacterias viven en lugares donde no existe oxígeno pero hay algo de luz solar. Probablemente proliferaron al final del
Pérmico.

También podría gustarte