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y economía aplicada
Objetivos
4. Política Económica.
4.1. Objetivos de la política económica.
4.1.1. Pleno empleo.
4.1.2. Estabilidad de precios.
4.1.3. Crecimiento económico.
4.2. Instrumentos de política económica.
4.2.1. Política fiscal.
4.2.2. Política monetaria.
4.3. Incompatibilidad de objetivos de la política económica.
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Macroeconomía
y economía 1. Introducción.
aplicada
La economía es la ciencia que estudia la asignación
eficiente y equitativa de los recursos escasos.
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Macroeconomía
y economía 2. El PIB y sus Componentes.
aplicada
2.1. Consumo.
Por su parte, la teoría del ciclo vital de Franco Modigliani es similar a la de Friedman. Según
Modigliani, un individuo pasará por etapas de su vida en las que gastará más de lo que ingresa
y por etapas en las que ahorrará más de lo que ingresa. Por tanto, los individuos consumen en
función de toda la renta acumulada que esperan obtener a lo largo de su ciclo vital -de ahí el
nombre de la teoría-, gastándolo todo y sin dejar deudas ni herencias.
Por lo que respecta a la teoría del consumo relativo de Duesenberry, ésta nos explica que las
personas tienen tendencia a consumir en función del consumo de quienes tienen a su alrededor.
Es lo que se vendría a llamar “efecto demostración” y, por tanto, el patrón de consumo es
también independiente de la renta que el consumidor esté obteniendo en un determinado
momento.
2.2. Inversión.
Según las teorías liberales, la variable más importante a considerar en las decisiones de inversión
es el tipo de interés. A menor tipo de interés, más barato les supondrá a los empresarios la
financiación de nuevos equipos y, por tanto, mayor será la inversión. Por el contrario, si los tipos
de interés son altos, los empresarios estarán menos dispuestos a invertir, puesto que el coste
de financiación de dicha inversión será mayor.
Sin embargo, Keynes desafío también la doctrina liberal en el tema de la inversión. De hecho,
postuló que la inversión era independiente de cualquier tipo de variable económica y respondía
únicamente a lo que él denominó animal spirit, es decir, la tendencia por parte de los empresarios
a tomar sus decisiones de inversión respondiendo únicamente a criterios irracionales tales,
como su propio estado de ánimo.
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“
Hoy día, se considera más acertado pensar
en términos de las dos teorías anteriormente
mencionadas. Es decir, resulta evidente que el tipo
de interés es una variable clave en las decisiones
de inversión de los empresarios. Sin embargo, no
es menos cierto que, por muy bajos que estén los
tipos de interés, los empresarios no invertirán si
no tienen unas mínimas expectativas de ventas
futuras. Por tanto, el consumo esperado es una
Keynes desafío variable igualmente decisiva en este tipo de
decisiones.
también la doctrina
liberal en el tema Por último, es importante señalar que, en
de la inversión. De una economía cerrada, la inversión equivale
hecho, postuló que exactamente al ahorro. Hay que tener en cuenta
que cuando los ciudadanos ahorran un dinero que
la inversión era no necesitan, éstos acuden al sistema financiero
independiente de a obtener una rentabilidad por ese dinero. Los
bancos comerciales, por ejemplo, tienen como
cualquier tipo de función pagar un tipo de interés a quienes vayan
variable económica allá a depositar su dinero para después cobrarle
y respondía un tipo de interés mayor a quienes necesiten
esos fondos para invertir. Esa es, por tanto, la
únicamente a lo que función del sistema financiero: la de actuar como
él denominó animal intermediario entre prestamistas y prestatarios,
spirit, es decir, la es decir, entre quienes tienen un dinero que en
ese momento no necesitan y quienes necesitan
tendencia por parte un dinero que no tienen. Además, a mayor ahorro
de los empresarios a mayor será también la oferta de fondos prestables,
tomar sus decisiones con lo que el tipo de interés disminuirá y la inversión
aumentará.
de inversión
respondiendo
únicamente a 2.3. Gasto público.
criterios irracionales
tales, como su propio Como veremos más adelante al hablar de la
estado de ánimo. política económica, el Estado tiene dos maneras
de intervenir en economía: mediante los ingresos –
impuestos- y mediante el gasto público. Todo aquel
gasto que realiza un Estado en infraestructuras,
educación, sanidad, prestaciones por desempleo,
etc. contribuye a aumentar el PIB de manera
directa. El economista que más abogó por el gasto
público como la principal vía para reactivar una
economía fue John Maynard Keynes, de quien a
continuación hablaremos más detenidamente.
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fase del ciclo económico en la que nos encontramos. Cuando un país está en crisis, hay menos
actividad económica, menos empleo y, por tanto, el Estado recauda menos impuestos. A su
vez, al haber más desempleados, el Estado debe aumentar también su partida de gasto social
destinada a subsidios por desempleo y otras ayudas similares. De esta manera, sin que el
Estado haya cambiado su política de gasto, se encuentra en una situación en la que ingresa
menos y debe gastar más y, por tanto, su déficit aumentará. Normalmente este déficit tiende a
corregirse solo ya que, cuando la economía se recupere y haya más ciudadanos trabajando que
paguen impuestos, el Estado recaudará más y, por tanto, necesitará gastar menos en ayudas
sociales por desempleo. De esta manera, el propio ciclo económico contribuirá a que ese déficit
público disminuya.1En cambio, cuando hablamos de déficit estructural, nos estamos refiriendo
a aquel déficit que es independiente de la fase del ciclo económico en la que nos encontremos
y que permanece incluso en épocas de bonanza económica.
1. Si observamos, cuando en una situación de crisis el Estado debe aumentar su gasto público como consecuencia del
desempleo, a su vez está contribuyendo a corregir la situación de crisis con ese aumento del gasto, ya que incrementa el PIB
y, por tanto, estimula la actividad económica. Al contrario, en una situación en la que la actividad económica es mayor que la
deseada, es decir, una economía recalentada que presenta tasas de paro muy bajas pero con altos niveles de inflación, ese
menor gasto público que el Estado debe realizar en prestaciones por desempleo contribuye a frenar la economía. A estos
mecanismos de ajuste se les denomina estabilizadores automáticos, ya que las propias características del ciclo económico
generan de manera automática este tipo de políticas anticíclicas.
Macroeconomía
y economía 3. Demanda y Oferta Agregadas.
aplicada
3.1. La demanda agregada.
Gráfico 1
Demanda Agregada
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En el siguiente gráfico vemos que, si la demanda agregada aumenta, la curva se desplaza
hacia la derecha. Por tanto, para un mismo nivel de precios, la renta aumenta. Sin embargo, en
el caso de una disminución de la demanda agregada, se puede observar como para el mismo
nivel de precios, el nivel de actividad económica será menor.
Gráfico 2
Desplazamiento de la Demanda Agregada
La oferta agregada es el total de bienes y servicios que los empresarios estarán dispuestos
a producir para un determinado nivel de precios de la economía. En el Gráfico 3 se observa
cómo variaciones en el nivel de precios produce movimientos a lo largo de la curva de oferta -a
mayor nivel de precios, mayor será la oferta, ya que mayores serán también los beneficios que
esperarán obtener las empresas y, por tanto, producirán más, y viceversa-. Tal y como ocurría
con la demanda agregada, variaciones de la cantidad ofertada -provocadas por cambios en el
nivel de precios- provocan desplazamientos a lo largo de la curva. Sin embargo, cambios en
la oferta provocan desplazamientos de la curva agregada, tal y como se puede observar en el
Gráfico 4.
Gráfico 3
Oferta agregada
Gráfico 4
Desplazamiento de la Oferta agregada
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Variaciones de la oferta agregada que no sean producidas por cambios en el nivel de precios
-por ejemplo, variaciones en los niveles de productividad, cambios tecnológicos o variaciones en
los niveles salariales de los empleados o de los costes en general- provocan desplazamientos
de la curva de oferta. Si, por ejemplo, los cambios provocan un aumento de la oferta, la curva
se desplazará hacia la derecha -es decir, para el mismo nivel de precios, la renta o producción
será mayor-. Por el contrario, si se produce una disminución de la oferta agregada, la curva se
desplazará hacia la izquierda y, por consiguiente, para un mismo nivel de precios la producción
y el nivel de renta serán menores.
Gráfico 5
Equilibrio Entre la Demanda y la Oferta Agregadas
Vamos a analizar ahora qué ocurre cuando se producen desplazamientos de la curva de oferta
agregada. Si ésta aumenta y, por tanto, la curva se desplaza hacia la derecha -siempre aplicando
la cláusula ceteris paribus y suponiendo que todo lo demás se mantiene constante, por tanto,
la demanda agregada permanece invariable-, se observa cómo en el nuevo punto de equilibrio
el nivel de producción es mayor mientras que el nivel de precios es menor. En una situación
así, nos encontramos con que en la economía desciende tanto el nivel desempleo como el nivel
de inflación. Por el contrario, si la oferta agregada disminuye, nos encontramos con un nuevo
punto de equilibrio en el que el nivel de producción es menor -aumenta el desempleo- y existe
un nivel de precios mayor -aumenta la inflación-. En esta situación, se dice que la economía
está experimentando estanflación.
Gráfico 6
Modificación del Punto de Equilibrio por Desplazamiento de la Demanda Agregada
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Gráfico 7
Modificación del Punto de Equilibrio por Desplazamiento de la Oferta Agregada
A modo de resumen de todo lo analizado hasta ahora, se pueden establecer una serie de
conclusiones cuyas implicaciones en el diseño de políticas económicas son fundamentales:
2. Los cambios en la oferta agregada no admiten medias tintas. O bien mejoran tanto la
inflación como el desempleo -situación ideal para una economía- o bien provocan una
situación de estanflación en la que tanto el desempleo como la inflación aumentan -se
trata de la peor de las combinaciones posibles-.
Aunque prestaremos mucha más atención a este tema cuando tratemos la política económica,
cabe reseñar que aquellas políticas encaminadas a variar la demanda agregada están
encaminadas a conseguir resultados en el corto plazo, ya que éstas inciden en las condiciones
coyunturales de la economía. Como comentamos anteriormente, Keynes fue el principal
valedor de este tipo de políticas -se hizo célebre su famosa frase de “a largo plazo, todos
muertos”- en cuanto a que sólo le preocuparon la mejora de las condiciones de la sociedad
de su época de manera inmediata. Por el contrario, las modificaciones en la oferta agregada
requieren cambios estructurales, de un mayor calado, cuyos efectos, al tener que ser más
profundos, son patentes únicamente a largo plazo.
Con todo lo visto hasta ahora ya estamos en condiciones de saber por qué las políticas
keynesianas -que, como ya sabemos, consisten en estimular la demanda agregada para
disminuir el desempleo- entraron en crisis a raíz de la crisis del petróleo de 1973. En aquella
época se vivió una situación de estanflación con los altos niveles de desempleo y elevados
niveles de precios consecuencia del alza en los precios del petróleo. Como acabamos de
analizar, las políticas keynesianas pueden mejorar una de las dos variables, pero no las dos
al mismo tiempo. Por tanto, en una época en la que había que combatir tanto los elevados
niveles de inflación como de desempleo, las políticas de demanda agregada no eran la mejor
prescripción posible. Sin embargo, es muy importante resaltar que, el hecho de que las
políticas keynesianas no fueran adecuadas para aquella situación concreta, no significa que
no puedan serlo en otras situaciones. Tal y como ocurre con la ciencia médica, en economía
es necesario realizar un buen diagnóstico de la situación para conocer qué remedio aplicar en
cada momento. Este es el objeto de estudio de la política económica, que pasaremos a estudiar
con más detalle a continuación.
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Macroeconomía
y economía 4. Política Económica.
aplicada
Tal y como se dijo en la Introducción, la política económica
estudia la economía desde el punto de vista de “lo que
debe ser” -economía normativa-, tratando de corregir
aquellas situaciones económicas que causan un perjuicio
4. Política Económica. a la sociedad. Por tanto, la capacidad del buen analista
económico -tal como la de un buen médico- consiste
en realizar un análisis certero y riguroso de la situación
diagnóstico y, una vez llevado a cabo ese diagnóstico,
saber qué política económica es la más adecuada para
ese caso concreto. A continuación, se examinarán los
principales objetivos de la política económica.
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la escuela keynesiana considera que existe paro involuntario, es decir, aquellas personas
que quieren trabajar y no lo logran, -con independencia del sueldo que éstas estén
dispuestas a percibir- sencillamente porque la producción de la economía no absorbe
toda la mano de obra existente.
Las causas de la inflación pueden ser muy diversas y no las trataremos aquí con excesivo
detalle. Aun así, sí cabe señalar que, como vimos con anterioridad, la inflación puede
ser debida a shocks de demanda -aumentos de la demanda como consecuencia de un
mayor poder adquisitivo de la ciudadanía- o shocks de oferta, generalmente ocasionados
por aumentos de los costes de materias primas o factores de producción que afectan
a la estructura productiva -aumentos del precio del petróleo, aumento de los salarios,
etc.-. Sin embargo, el aspecto más importante a considerar -al que dedicaremos mucha
atención cuando examinemos la política monetaria- es la inflación derivada de aumentos
en la masa -u oferta- monetaria, es decir, de la cantidad de dinero en circulación de
la economía. A mayor oferta monetaria, mayor será la inflación, y viceversa. Ese es
el motivo por el que las autoridades monetarias competentes, siempre que tratan de
incidir en el nivel de precios de una economía, utilizan instrumentos que les permiten
modificar la cantidad de dinero en circulación.
Asimismo, es muy importante señalar que, si bien los efectos de una inflación elevada
son perniciosos para la economía -muy especialmente al significar una erosión del poder
adquisitivo de los ciudadanos- la deflación es un fenómeno aún mucho peor. Paradójica
y contrariamente a lo que pudiera decirnos nuestro sentido común, una disminución
generalizada y sostenida en el tiempo del nivel de precios desincentiva el consumo.
Los ciudadanos, esperando a que los precios bajen cada vez más y más, aplazarán
constantemente sus decisiones de consumo. Así, las empresas también venderán
cada vez menos, motivo por el cual descenderán su producción y, por consiguiente,
contratarán a menos trabajadores e incluso despedirán a la mano de obra excedente. A
su vez, cuanto mayor sea el desempleo, menor será la capacidad de consumo que tendrá
la ciudadanía, con lo que los precios descenderán aún más y el desempleo continuará
aumentando, entrando así en una espiral deflacionista de la que es muy complicado
salir. Es por ello, por lo que las autoridades monetarias tratan siempre de mantener un
objetivo de inflación moderado, que no sea muy elevado pero que, a su vez, se encuentre
lo suficientemente alejado del 0% para evitar riesgos deflacionistas. Generalmente, una
tasa de inflación de en torno al 3% suele considerarse un incremento del nivel de precios
recomendable para el funcionamiento correcto de la economía.
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la economía. Los dos instrumentos principales que analizaremos a continuación son la política
fiscal y la política monetaria.
La política fiscal es la que llevan a cabo los gobiernos para conseguir, sobre todo, los objetivos
de crecimiento y pleno empleo. Para ello, se sirven de dos herramientas: el gasto público y
los impuestos. La política monetaria, por su parte, es el instrumento que utilizan los Bancos
Centrales de los respectivos países para controlar la inflación. Por su parte, las herramientas
de la política monetaria son básicamente tres: los tipos de interés, el coeficiente de caja y las
operaciones de mercado abierto. A continuación, vamos a hablar con más detalle de cada uno
de estos instrumentos.
Como acabamos de comentar, la política fiscal es la que emplean los gobiernos para
incidir en los niveles de empleo y de crecimiento económico de un país. La manera más
directa que tienen de hacerlo es mediante el gasto público. Como vimos anteriormente,
el gasto público es uno de los cuatro componentes del PIB por lo que, a mayor gasto
público, mayor PIB -lo que se traduce en una mayor demanda agregada y en un nivel
mayor de actividad económica y empleo-. Por el contrario, si un Gobierno quiere
contribuir a rebajar la inflación -ya que, aunque éste sea el principal cometido de la
política monetaria, ambos instrumentos pueden llegar a reforzarse mutuamente-
optará por disminuir el gasto público y, así, disminuir la demanda agregada.
Por el lado de los ingresos, los impuestos operan de una manera muy similar al gasto
público, si bien lo hacen de manera más indirecta. Si un Gobierno decide disminuir los
impuestos, los ciudadanos tendrán una mayor renta disponible que podrán utilizar
para consumir más. Al incrementarse el consumo, como éste es uno de los cuatro
componentes del PIB, también aumentará la demanda agregada. Sin embargo, el efecto
no es tan directo como en el caso del gasto público, ya que al operar a través del consumo,
puede ocurrir que esa mayor renta disponible que poseen ahora los ciudadanos no se
destine toda al consumo y parte de la misma se ahorre. Así, se perdería por el camino
parte de la eficacia de la política fiscal. De la misma manera, si un Gobierno quiere
evitar un sobrecalentamiento de la economía -altos niveles de inflación y bajos niveles
de desempleo-, puede aumentar impuestos para, así, disminuir el consumo y, por tanto,
también el PIB.
Cuando los Gobiernos llevan a cabo políticas para reactivar la economía decimos que
aplican políticas expansivas. Por el contrario, cuando aplican políticas encaminadas a
frenar el curso económico se dice que están llevando a cabo políticas restrictivas. En
el caso de la política fiscal -ya que los términos “expansiva” y “restrictiva” también
se utilizan al referirnos a la política monetaria- una política expansiva consistiría en
aumentar el gasto público y reducir los impuestos, mientras que una política fiscal
restrictiva se aplicaría en el caso de una subida de impuestos y una disminución del
gasto público.
4.2.2. La política monetaria.
La política monetaria es la que aplican los Bancos Centrales de cada país -o unión
monetaria, como en el caso de la eurozona- y, en los países desarrollados, éstos toman
sus decisiones de manera totalmente independiente del Gobierno. Generalmente, el
único objetivo de política económica que persiguen los Bancos Centrales es el de la
estabilidad de precios. Este es el caso del Banco Central Europeo, que tiene como
objetivo una inflación de en torno al 2% o incluso inferior -aunque no muy inferior, para
evitar el riesgo de deflación, lo que en la práctica supone una inflación objetivo del 1,8%
aproximadamente-. Sin embargo, en el caso de la Reserva Federal de Estados Unidos
-su Banco Central-, el objetivo es tanto el control de la inflación como la el pleno empleo
de la economía.
Lo primero que se debe de tener en cuenta al hablar del tipo de interés como herramienta
de política monetaria es que éste es determinado por el mercado en función de la oferta
y demanda en los mercado de dinero y de fondos prestables. Por tanto, el Banco Central
de un país no puede determinar el tipo de interés de manera directa. En realidad, la
herramienta que utiliza el Banco Central es un tipo de interés particular llamado
tipo de descuento, que es el tipo de interés que el Banco Central aplica a los bancos
comerciales privados por el dinero que les presta. A través del tipo de descuento, los
Bancos Centrales sí pueden influir indirectamente en el tipo de interés de mercado ya
que, cuanto mayor sea el tipo de descuento, mayor será también el coste de la obtención
de dinero para los bancos comerciales y, por tanto, éstos a su vez lo prestarán a un tipo
de interés mayor. Por el contrario, si los Bancos Centrales quieren que el tipo de interés
de mercado sea menor, aplicarán un tipo de descuento también menor a los bancos
comerciales para que, posteriormente, éstos pueden prestar dinero a tipos más bajos.
A través del tipo de interés, los Bancos Centrales pueden influir en las decisiones de
inversión de las empresas ya que, si los tipos son bajos, el coste de financiar la inversión
será menor y, por tanto, la inversión aumentará -y viceversa-. También pueden influir
-aunque en menor medida- en las decisiones de consumo, ya que si los tipos de interés
son bajos, los consumidores pueden pedir más préstamos para adquirir determinados
bienes -de consumo duradero, principalmente-, aumentando también de esta manera el
PIB, -y viceversa-. Por último, los tipos de interés también tienen su efecto en el comercio
exterior: si éstos disminuyen en un país, los activos denominados en la moneda de ese
país serán menos atractivos para los inversores internacionales, ya que su rentabilidad
será menor. Por tanto, disminuirá la demanda de esa moneda para poder comprar
dichos activos. A su vez, al disminuir la demanda de la moneda local, ésta se depreciará
respecto a otras divisas extranjeras, de manera que comprar bienes a ese país será más
atractivo. En este caso vemos como, al disminuir los tipos de interés, la moneda de ese
país se deprecia, y eso provoca un aumento de sus exportaciones y una disminución de
las importaciones. Por el contrario, si los tipos de interés aumentan, los activos de ese
país denominados en moneda local pasarán a ser más atractivos para los inversores
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internacionales, ya que su rentabilidad será mayor. Así, la demanda de la moneda local
aumentará, provocando una apreciación de ésta y, por consiguiente, una disminución de
las exportaciones y un aumento de las importaciones.
Otra herramienta de la que disponen los bancos centrales para aumentar o disminuir la
oferta de fondos prestables es el coeficiente legal de caja, que no es más que la reserva
de dinero que el Banco Central obliga a mantener a los bancos comerciales para que
éstos dispongan siempre de la suficiente liquidez. De esta manera, si el Banco Central
decide que los bancos comerciales deben aumentar sus reservas de dinero, aumentará
el coeficiente legal de caja para que éstos puedan prestar menos dinero y disminuir así
la oferta monetaria. Si, por el contrario, el Banco Central quisiera aumentar la oferta
monetaria -recordemos que a mayor cantidad de dinero en circulación en la economía,
mayor inflación-, debería reducir el coeficiente legal de caja para que así los bancos
comerciales dispusieran de más fondos para prestar.
Por lo que respecta a las operaciones de mercado abierto, éstas son operaciones de
compra y venta de activos que los Bancos Centrales llevan a cabo en los mercados
financieros. Cuando quieren inyectar liquidez en la economía -es decir, aumentar la
oferta monetaria-, compran activos mientras que, por el contrario, cuando quieren
detraer liquidez del sistema, lo que hacen es vender activos.
Ya comentamos anteriormente que la política monetaria -igual que ocurre con la fiscal-
puede ser expansiva o restrictiva. Una política monetaria expansiva que persiga estimular
la economía consistiría en bajadas de tipos de interés, disminución del coeficiente legal
de caja y compra de activos en las operaciones de mercado abierto. En cambio, una
política monetaria restrictiva que persiga frenar una economía recalentada, consistiría
en un incremento del tipo de interés, aumento del coeficiente legal de caja y venta de
activos en las operaciones de mercado abierto.
Una vez establecidos el pleno empleo y la estabilidad de precios como los principales objetivos
que cualquier política económica debe perseguir -además del crecimiento económico- debemos
preguntarnos si es posible alcanzar ambos objetivos al mismo tiempo, ya que este tema es
objeto de un arduo debate desde que el famoso economista neozelandés William Philips (1914
– 1975) formuló su famosa curva en 1958.
La curva de Philips no es más que una descripción realizada por este economista de lo que
él mismo observó al analizar la relación entre el desempleo y la inflación en el Reino Unido
durante el período 1861 – 1957. Según este estudio, las épocas en las que la inflación es alta,
generalmente se corresponden con épocas en las que el empleo es mayor. Por el contrario,
aquellas épocas en las que la inflación es baja, adolecen de un desempleo más alto.
Tal y como vimos al hablar de la demanda agregada, la curva de Philips responde a un esquema
de corto plazo en el que, si queremos corregir una de las variables estimulando la demanda
agregada, no podremos también mejorar la otra. Sin embargo, ya observamos que esto no
ocurría cuando modificábamos la oferta agregada, en la que las dos variables empeoraban si
ésta disminuía o bien ambas mejoraban si ésta aumentaba. Además también debemos incluir
en el análisis la denominada “tasa natural de desempleo” o NAIRU -por sus siglas en inglés
de Non-accelerating inflation rate of unemployment-. La NAIRU es aquella tasa de desempleo
a partir de la cual la inflación aumenta de una manera muy significativa. Por ello, políticas
económicas que quieran empujar la tasa de desempleo por debajo de su tasa natural, suelen
conllevar aumentos de la inflación altos. Es entonces cuando hablamos de una economía
sobrecalentada, ya que está utilizando más recursos productivos de los que la estructura
económica permite sin que ésta se recaliente. Teniendo en cuenta que, a largo plazo, un país
siempre tiende a su tasa natural de desempleo, podemos distinguir entre una curva de Philips
a corto plazo -la clásica- y una curva de Philips a largo plazo. La NAIRU varía de unos países a
otros y puede reducirse mediante políticas estructurales a muy largo plazo.
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Macroeconomía
y economía 5. Política Económica y Crecimiento: Los
Ciclos Económicos.
aplicada
El crecimiento económico no transcurre a lo largo del
tiempo de manera lineal, sino que responde a un patrón
de ciclos en el que existen unas etapas en las que el
5. Política Económica y PIB crece a tasas cada vez mayores -fase alcista del
Crecimiento: Los Ciclos ciclo- y otras fases en las que el crecimiento del PIB se
Económicos. desacelera, tal y como podemos ver en el Gráfico 8.
Gráfico 8
Evolución de la Actividad Económica
Gráfico 9
Brechas Inflacionarias y Brechas Recesivas
Los conceptos de política expansiva y política restrictiva están orientados a determinadas actuaciones
por parte de las autoridades económicas que pretenden obtener resultados en el corto plazo, a
través de la modificación de la demanda agregada. De hecho, si observamos las características de
las brechas recesiva e inflacionaria, llegaremos a la conclusión de que ésta puede ser una solución
adecuada. Una brecha recesiva, en donde el desempleo es alto y la inflación baja, o una brecha
inflacionaria en donde existen niveles elevados de inflación y tasas de desempleo muy bajas, pueden
corregirse mediante la aplicación de políticas expansivas, en el primer caso, o de políticas restrictivas,
en el segundo. Sin embargo, estas políticas encaminadas a corregir desequilibrios coyunturales
del ciclo económico no serían válidas en una situación de estanflación. En ese caso, no quedaría
más remedio que aplicar políticas de oferta -aquellas que pretenden incidir en las decisiones de
producción de los empresarios a largo plazo-, es decir, políticas estructurales que tan sólo tienen
efecto en plazos de tiempo largos -inversión en I+D, cambios tecnológicos, inversión en formación y
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en incrementos de la productividad, y cualquier tipo de
política que vaya encaminada hacia un aumento de la
producción a largo plazo-.
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determinada zona la aplicación de una misma política económica. Para evitar estos shocks
asimétricos es de vital importancia que las regiones de una unión monetaria disfruten de un
nivel de desarrollo similar para presentar diferenciales de inflación lo más bajos posibles.
Las diferencias en el nivel de desarrollo de las distintas regiones incide decisivamente en los
diferenciales de inflación ya que, aquellas zonas tecnológicamente más avanzadas y mejor
dotadas de capital, pueden producir la misma cantidad de bienes a precios menores y, de esta
manera, las tensiones inflacionistas son también menores.
En el caso concreto de la Unión Europea, se adjudicaron una serie de fondos a aquellos países
con un nivel de desarrollo menor – y también a aquellas regiones más desfavorecidas- para
solucionar este problema. Estos fondos fueron los llamados Fondos Estructurales y Fondos
de Cohesión. Los Fondos Estructurales tenían como objetivo favorecer el desarrollo de las
regiones europeas mientras que, los Fondos de Cohesión, iban destinados a países en lugar de
a regiones –concretamente a aquellos cuya renta per cápita no alcanzara el 90% de la renta
per cápita media de los países de la Unión Europea-. Los Fondos de Cohesión se crearon en
1993 y, en la práctica, los países que se beneficiaron de ellos fueron Portugal, Irlanda, Grecia
y España.
La Unión Europea constituye, muy probablemente, el mejor ejemplo de las dificultades que
entraña la aplicación de una misma política monetaria a una zona compuesta por regiones
con características económicas y sociales muy dispares. Por este motivo, es conveniente
detenernos a examinar con más detalle la política del Banco Central Europeo y el euro.
Los primeros intentos de crear una unión monetaria por parte de la Comisión Europea datan
de los años 60 y 70 del siglo XX. De hecho, en 1979 se creó el denominado Sistema Monetario
Europeo (SME), que establecía un sistema de tipos de cambio fijos para las monedas en él
participantes.5 El SME se creó, precisamente, como respuesta a los problemas generados por
la inestabilidad de los tipos de cambio a raíz de la crisis del petróleo de 1973. Esta inestabilidad
se debió, principalmente, a dos causas:
1. Los altos precios del petróleo derivados de aquella crisis provocaron desajustes muy
importantes en las balanzas de pagos. Para el correcto funcionamiento de las economías,
era imprescindible continuar importando petróleo –por muy alto que fuera su precio-
aunque ello provocase fuertes déficits en sus balanzas comerciales. La única manera de
que esos déficits terminaran por corregirse fue, precisamente, a través del tipo de cambio,
con la inestabilidad que ello conllevaba en los mercados cambiarios.
5. Hay que tener en cuenta que existen tres clases diferentes de tipos de cambio: los tipos de cambio fijos, los tipos de
cambio flotantes y los tipos de cambio de flotación sucia. Los tipos de cambio fijos son aquellos en los que la autoridad
monetaria pertinente determina un valor concreto de su moneda con respecto a las demás e interviene en los mercados
-bien comprando moneda propia y vendiendo moneda extranjera, bien comprando moneda extranjera y vendiendo moneda
propia- para conseguir que el valor de dicha moneda en los mercados sea siempre el que la propia autoridad monetaria ha
establecido. Los tipos de cambio flotantes son aquellos en los que el valor de la moneda fluctúa libremente en los mercados
cambiarios, sin ningún tipo de intervención por parte de las autoridades monetarias. Por último, los tipos de cambio flotantes
son aquellos en los que las autoridades monetarias establecen unos valores máximo y mínimo dentro de los cuales esa
moneda puede fluctuar libremente, interviniendo en el mercado únicamente para evitar que el valor de dicha moneda supere
los límites tanto superior como inferior establecidos.
2. Como consecuencia de la crisis, la tentación de recurrir a la devaluación de la moneda
para fomentar las exportaciones era bastante elevada y, con el SME, se evitaba el
riesgo que comportaba la manipulación de la moneda para incentivar, a corto plazo, la
actividad económica –vía aumento de las exportaciones-. Además, como al producirse
una devaluación las importaciones se encarecen, los desajustes por las importaciones de
petróleo continuarían siendo patentes.
El Trilema de Mundell-Fleming es una teoría elaborada por los economistas Robert Mundell
y Marcus Fleming según la cual es imposible alcanzar, a la vez, estos tres objetivos:
Ya que, al menos uno de esos objetivos es imposible de alcanzar al mismo tiempo que
tienen lugar los otros dos, únicamente quedaba una alternativa para solventar el problema
planteado por el Trilema de Mundell-Fleming: crear una moneda única, con una única
autoridad monetaria cuya su política fuera aplicable al conjunto de los países pertenecientes
a dicha unión monetaria. Así, con la entrada en vigor del Tratado de Maastricht el 1 de
noviembre de 1993, la Unión Económica y Monetaria (UEM) se convertía en realidad.
1. La primera etapa se inició en julio de 1990, fecha a partir de la cual se permitió la libre
circulación de capitales por todo el territorio de la, todavía, CEE -ya que el nombre
oficial de Unión Europea no comienza a aplicarse hasta 1993, con la entrada en vigor
del Tratado de Maastricht-.
2. La segunda etapa se inicia en 1994, momento a partir del cual comienzan a fijarse las
distintas paridades que tendrán cada una de las respectivas monedas nacionales con
la moneda común.
3. La última etapa tuvo lugar el 1 de enero de 1999, cuando el euro ya por fin se convierte
en una divisa internacional. Sin embargo, aún habría que esperar tres años, hasta el 1
de enero de 2002, para que éste comenzara a circular en forma de monedas y billetes.
Con anterioridad, se había creado ya el Banco Central Europeo.
Para poder acceder al euro, los países tenían que cumplir una serie de requisitos. Estos
requisitos fueron llamados los criterios de convergencia y consistían en:
3. Una tasa de inflación que no superase en 1,5 puntos la inflación media de los tres países
con un menor nivel de precios.
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4. Un tipo de interés nominal a largo plazo que no excediese en más de dos puntos el tipo
de interés nominal medio de los tres países con menor inflación.
Finalmente, en 1999 hubo 11 países que accedieron al euro. Estos fueron Alemania, Francia,
Italia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, España, Portugal, Austria, Finlandia e Irlanda.
Por voluntad propia, ya que cumplían con los requisitos de convergencia pero prefirieron
mantenerse al margen, no formaron parte de la eurozona Reino Unido, Dinamarca y Suecia.
Grecia fue el único país que, queriendo entrar en el euro, no pudo hacerlo de inicio, ya
que no cumplió con los criterios de convergencia en los plazos previstos. Finalmente, fue
admitido en 2001, aunque posteriormente se descubriría que Grecia manipuló sus cuentas
públicas para presentar ante la Comisión Europea unos datos acordes con los requisitos de
entrada, es decir, con los propios criterios de convergencia. Además, también se estableció
el llamado Pacto de Estabilidad y Crecimiento, un acuerdo que obligaba a todos los países
miembro de la eurozona a seguir cumpliendo con los criterios de convergencia una vez que
esos países ya habían adoptado el euro como moneda oficial. De esta manera, se pretendía
evitar que, una vez los países ya habían realizado el esfuerzo por cumplir con los criterios
de convergencia, éstos recurriesen a la indisciplina fiscal. Tal y como como dijimos en el
apartado anterior, para evitar shocks asimétricos es fundamental la convergencia entre los
países miembros de una unión monetaria.
Posteriormente, nuevos países que entraron a formar parte de la Unión Europea en fechas
posteriores a la de 2002, también han accedido al euro. Este ha sido el caso de Eslovenia
en 2007, Malta y Chipre en 2008, Eslovaquia en 2009, Estonia en 2011, Letonia en 2014
y Lituania, en 2015. En total, ya son 19 países los que comparten el euro como moneda
propia y está previsto que, en el futuro, adopten también el euro Rumanía y Croacia -en
2019- y Hungría, Polonia y República Checa -en 2020-.
Gráfico 10
Brechas Inflacionarias y Brechas Recesivas
37
“
Tal y como observamos, existen tanto una demanda
como una oferta de dinero que determinan un
punto de equilibrio, es decir, el tipo de interés y
la cantidad de dinero que habrá en la economía.
La curva de demanda de dinero tiene pendiente
negativa, exactamente igual que vimos hasta
ahora en otros mercados ya que, cuanto mayor
sea el tipo de interés, menos dinero se demandará
y, por el contrario, cuanto menor sea el tipo de
interés, mayor será la cantidad de dinero que se La política fiscal
demande. Sin embargo, sí encontramos una notoria
diferencia en la curva de oferta monetaria ya que,
que lleva a cabo
tal y como puede observarse en el Gráfico 10, ésta un Estado tiene
es completamente vertical -es decir, la oferta una influencia
monetaria es totalmente rígida o inelástica-. Este
hecho se debe a que las autoridades monetarias muy directa en
fijan la oferta de dinero con independencia de los mercados
cuál sea el tipo de interés, situándola allí donde financieros. Esto se
consideren más oportuno para cumplir con sus
objetivos de política monetaria. ve claramente, por
ejemplo, cuando un
Estado incurre en
6.2. Mercado de fondos prestables y efecto
crowding out. déficit y provoca el
denominado efecto
expulsión o efecto
La política fiscal que lleva a cabo un Estado
tiene una influencia muy directa en los mercados crowding out en el
financieros. Esto se ve claramente, por ejemplo, mercado de fondos
cuando un Estado incurre en déficit y provoca el
denominado efecto expulsión o efecto crowding
prestables.
out en el mercado de fondos prestables.
Gráfico 11
Mercado de Fondos Prestables
El efecto crowding out es el efecto que produce un aumento de los tipos de interés en el
mercado de fondos prestables como consecuencia del déficit en el que incurre el Estado. Ese
déficit, genera una disminución de los fondos prestables y, por lo tanto, un desplazamiento de
la curva de oferta hacia la izquierda. Como consecuencia de ese desplazamiento, la cantidad de
fondos prestables disminuirá y el tipo de interés aumentará, tal y como podemos observar en el
Gráfico 12. Para llegar a esta conclusión, hemos de aplicar -como hemos hecho siempre hasta
ahora-, la cláusula ceteris paribus y considerar que todo lo demás, en este caso la demanda de
fondos prestables, permanece constante ya que, a priori, el déficit del Estado no debería influir
en la cantidad de fondos prestables deseada por los prestatarios para poder invertir.
Gráfico 12
Efecto Crowding Out
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6.3. Sistema financiero internacional.
El sector de las finanzas ha experimentado un cambio radical desde la década de los años 70
del siglo XX como consecuencia del proceso de liberalización y de eliminación de trabas en los
mercados de capitales de los que ha sido objeto. Hasta entonces, el negocio de las entidades
financieras se restringía básicamente a sus respectivos mercados nacionales. Sin embargo, en
la actualidad, los bancos obtienen la mayor parte de sus beneficios en los mercados exteriores.
Además de esta eliminación de restricciones a la libre circulación del capital, también han
influido de manera decisiva en el auge de las transacciones financieras las nuevas tecnologías,
que permiten recabar información de manera instantánea a un coste menor y posibilitan la
realización de operaciones en cualquier mercado financiero del mundo prácticamente en
tiempo real.
Sin embargo, esta liberalización ha comportado tanto una serie de beneficios como de riesgos
y desventajas. Entre los primeros, podemos destacar los siguientes:
•• Existe una mayor disponibilidad de recursos financieros para aquellos países con poco
ahorro nacional. Como ya sabemos, en una economía cerrada, el ahorro equivale a la
inversión. Por tanto, en el caso de que en un determinado país quisieran llevarse a cabo
más inversiones de las que el ahorro nacional permite, no quedaría más remedio que acudir
a los mercados financieros internacionales y, así, obtener en los países en los que hay
exceso de ahorro los fondos de los que carecen.
Por lo que respecta a las desventajas de la liberalización del mercado de capitales, las
principales que podemos enumerar son las siguientes:
Las principales diferencias del sistema financiero internacional respecto a los mercados
financieros nacionales, aparte de la obvia dimensión internacional del mismo, se halla en
la incertidumbre que generan los mercados de divisas. Estos mercados son altamente
especulativos y pueden afectar gravemente a los activos denominados en ciertas monedas.
De hecho, podríamos decir que el sistema financiero internacional está integrado por los
distintos mercados nacionales, por los denominados euromercados6 y por los mercados de
divisas. La función que cumplen los mercados de divisas es, precisamente, la de integrar a
los distintos mercados financieros nacionales, motivo por el cual las perturbaciones en los
mercados cambiarios pueden extenderse fácilmente.
En este apartado, vamos a explicar algunos ejemplos de cómo la economía real afecta a la
economía financiera y viceversa ya que, como se dijo anteriormente, son dos caras de una
misma moneda que se encuentran totalmente interconectadas entre sí.
Los mercados de deuda constituyen un muy buen ejemplo de cómo la economía financiera incide
directamente en la economía real ya que si, por ejemplo, los datos macroeconómicos de un
país presentan desequilibrios importantes, los inversores serán más reacios a prestarle dinero
a ese país –es decir, a comprar su deuda- o bien estarán dispuestos a prestárselo cobrándole
intereses más altos para compensar el riesgo de impago –al considerar que ese país ha perdido
solvencia-. Cuando un país tiene altas tasas de inflación, o un alto desempleo, o su crecimiento
económico no es lo suficientemente robusto, es muy probable que tenga que hacer frente,
por el motivo que comentábamos antes, a destinar una mayor parte de su presupuesto al
servicio de la deuda. Si a eso le añadimos que, ante determinadas coyunturas de desempleo
o recesión, el déficit del Estado puede ser cada vez mayor -ya que ha de hacer frente cada
vez a gastos más importantes y, al haber una menor actividad económica, recaudará a su vez
menos impuestos- el Estado se encontrará con un margen de actuación fiscal menguante para
contribuir a la recuperación económica, ya que tendrá que destinar los pocos recursos que le
quedan al pago de los intereses de la deuda. Se genera, así, un círculo vicioso difícil de atajar.
6. Los euromercados son aquellos en los que se realizan operaciones con activos denominados en divisas diferentes a las
monedas propias de la zona o país en el que se está efectuando la operación.
41
“
Por el contrario, un ejemplo de cómo la
economía financiera afecta a la economía real lo
encontramos en los mercados cambiarios y en
cómo la apreciación o depreciación de las monedas
inciden directamente en las exportaciones netas
-que, como ya sabemos, es uno de los cuatro
componentes del PIB-. Para entender esta relación,
hemos de partir del papel que desempeña el tipo
de interés tanto en la economía real como en la
economía financiera. La devaluación de
una moneda, además,
Las variaciones en el tipo de interés afectan
a la economía real a través del consumo y, puede provocar
sobretodo, de la inversión, -tal y como ya vimos inflación aunque,
anteriormente-, pero también a través de la
exportaciones y de las importaciones. Cuando, por
para profundizar
ejemplo, aumenta el tipo de interés de un país, sobre este tema,
aumenta también la rentabilidad de los activos de hemos de incorporar
ese país, incrementándose, así, su demanda. Como,
para comprar esos activos, es necesaria la moneda
aquí el concepto de
en la que están denominados, consecuentemente elasticidad.
también aumentará la demanda de esta divisa. De
esta forma, dicha moneda se apreciará -es decir, se
producirá un aumento de su valor- y, al apreciarse,
disminuirán las exportaciones y aumentarán las
importaciones del país en cuestión. De igual manera
ocurriría en sentido contrario: si disminuye el tipo
de interés en un país, los activos denominados en
la moneda de ese país serán menos rentables para
los inversores y su demanda caerá, disminuyendo
también la demanda de la moneda en la que están
denominados. De esta forma, se producirá una
depreciación de esa divisa que, a su vez, provocará
un aumento de las exportaciones y una disminución
de las importaciones de ese país. Tanto en el
caso de que una moneda se aprecie como en el
caso de que se deprecie, observamos cómo los
movimientos en los mercados cambiarios pueden
llegar a incidir de manera directa en la economía
real de un país -es decir, en el PIB-, en este caso, a
través de las exportaciones netas.
•• Crisis cambiaria. Se trata de ataques especulativos contra una divisa. Los agentes financieros
venden una determinada moneda en el mercado y obligan a la autoridad monetaria
competente a intervenir en el mismo para evitar una devaluación excesiva. En este caso,
el Banco Central en cuestión tratará de comprar su propia moneda –introduciendo en el
mercado, a su vez, moneda extranjera de sus reservas- intentando de esta manera sostener
su valor. Sin embargo, tal y como veremos más adelante, este tipo de comportamiento por
parte de la autoridad monetaria competente, lejos de frenar el proceso de crisis, tiende a
acelerarlo.
•• Crisis de deuda. La crisis de deuda es aquella que tiene lugar cuando un Estado no puede
hacer frente a la deuda contraída con terceros países o con instituciones económicas
internacionales. En este caso, generalmente, la crisis suele finalizar con el rescate de ese
país por parte de los prestamistas de última instancia -FMI, BCE y Comisión Europea en el
caso de la UE, etc…-.
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Una vez establecidos los diferentes tipos
de crisis financieras, analizaremos aquellos
mecanismos que más contribuyen tanto a la
propagación como a la retroalimentación de
éstas7:
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