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Intencionalidad: Primer criterio para el Aprendizaje Mediado

¿Cuáles son los parámetros o criterios de la Experiencia de Aprendizaje Mediado


(EAM)? Feuerstein (1990) distingue doce principales criterios de la EAM. Los
primeros tres criterios requieren ser tomados en cuenta para cada intercambio de
aprendizaje que constituye la EAM, son universales. Estos criterios incluyen:
mediación de la intencionalidad y reciprocidad, mediación de la trascendencia y
mediación del significado. Los nueve criterios restantes no son considerados
exhaustivos, sino que son vistos más bien como una primera selección de
cualidades de interacción que pueden –pero no necesitan—aparecer en cada
interacción con el fin de convertirla en una experiencia de mediación. Feuerstein
considera que la presencia de cualquiera de estos parámetros secundarios es
determinada situacionalmente y varía mucho de acuerdo a factores sociales,
ambientales y culturales. Estos nueve criterios incluyen: mediación de un sentido
de competencia; mediación de la regulación y el control del comportamiento;
mediación del comportamiento compartido; mediación de la individuación, la
planeación y el comportamiento orientado a metas; mediación del reto y la
búsqueda de novedad y complejidad; mediación de la conciencia del humano
como una entidad cambiante; mediación de la búsqueda de una alternativa
optimista; y mediación de sentido de pertenencia.
Los criterios de intencionalidad convierten una situación interactiva de una
experiencia aleatoria, incidental a una que es intencional. Esta intencionalidad
tiene dos focos: uno es el objeto de aprendizaje, y el otro es el niño o aprendiz.
Algunas características del objeto – como ubicación, brillo y orden – son
transformadas por el adulto con el fin de asegurar su registro por el aprendiz. La
intención entonces cambia el “estado de mente, nivel de vigilancia y alerta” del
aprendiz (Feuerstein, 1990, p.97). Estas transformaciones físicas son
acompañadas por declaraciones directas del adulto informando al aprendiz sobre
los objetivos de la mediación. El maestro mediador así altera el rol instruccional;
en lugar de ser un mero proveedor de información, o datos, o instrucciones
directas; él/ella se ha convertido en una fuente de afirmación constante de que
los objetos o la información involucrada son cognitivamente importantes al
aprendizaje, la construcción de capacidades del estudiante. (Kozulin, 1991).
El aspecto de reciprocidad del primer criterio de Feuerstein subraya el hecho de
que no es el objeto sino los mismos procesos cognitivos del niño los que son el
principal foco de la mediación. Al estar constantemente concentrado en el estado
de atención del aprendiz, aunque las estrategias que él/ella está usando, incluso
errores e ideas que podrían no parecer directamente relevantes a una tarea, el
adulto muestra al niño que su respuesta es lo que es verdaderamente importante.
Una reciprocidad se desarrolla; la experiencia mediada se convierte en un camino
de dos sentidos. No solo es el estímulo el que se transforma con este primer
criterio, sino también los estados mentales, emocionales y motivacionales del
aprendiz. (Feuerstein y Feuerstein, 1991).

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