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Anales de la Facultad de Medicina ISSN 1025 - 5583

Anales de la Facultad
Universidad NacionaldeMayor
Medicina
de San Marcos Vol. 63,
Vol. 63, Nº
Nº 33 -- 2002
2002
Copyright © 2002 Págs. 223 - 232

El concepto general de enfermedad.


Revisión, crítica y propuesta. Primera parte
ADOLFO PEÑA, OFELIA PACO
Departamento Médico de la Asociación Cristiana de Jóvenes, YMCA.

RESUMEN
El presente es el primero de una serie de tres artículos dedicados a analizar uno de los conceptos
centrales de la medicina: la enfermedad. Nuestra misión primera será realizar una revisión de
las diversas y dispersas propuestas de definición. Esta revisión, ejecutada bajo una perspectiva
histórica y epistemológica, hará hincapié sobre la dicotomía naturalista-valorativa y la novedosa
propuesta matemática de Sadegh-Zadeh.
Palabras clave: Enfermedad; patología; historia natural de la enfermedad.

THE GENERAL CONCEPT OF DISEASE. REVISION, CRITICISM AND PROPOSAL.


FIRST PART
SUMMARY
This is the first of a three part series dedicated to analyze one of the central concepts of medi-
cine: disease. Our first mission will be to revise the diverse and disperse disease definitions.
This historical and epistemological revision will stress the naturalist-normativistic dichotomy
and Sadegh-Zadeh’s novel mathematical proposal.
Key words: Disease; patology; natural history of diseases.

Introducción Tratado de Medicina Interna de Harrison (1), o


The pathologic basis of disease de Cotran-
La enfermedad es por excelencia el objeto Kumar-Robins (2)- descubriríamos que muy po-
central de la medicina. Desde nuestros prime- cos, si acaso alguno, poseen entre sus millares
ros años de estudio, cuando la conocimos sólo de páginas, algunas dedicadas a proporcionar
en “líneas”, hasta nuestros años de práctica clí- una “definición general” de enfermedad. Así,
nica, cuando percibimos claramente el dolor que por paradójico que parezca, mientras que a la
la acompaña, “la enfermedad” domina nuestro fecha la “oferta de conocimiento” se cuenta ya
pensamiento y, en última instancia, nuestro pro- en más de cincuenta mil títulos de revistas
ceder. Por ende, es importante manejar un cla- biomédicas (3) y en más de once millones de
ro entendimiento de su definición. Sin embar- artículos (4), el interés de cómo definir enfer-
go, si revisáramos con mayor amplitud crítica medad se “evidencia” sólo en algunos artículos
muchos textos de uso corriente -por ejemplo el de difícil acceso.

Las ciencias constituyen fundamentalmente


Correspondencia: sistemas teóricos y no cúmulos de “evidencias”
Dr. Adolfo Peña Salazar apiladas una sobre otra (5,6). Los conceptos ge-
Choquehuanca 208 nerales [de alto grado de abstracción] son los
Lima 32, Perú constructos centrales en torno a los cuales giran
E-mail: adolfoinquiry@yahoo.com

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las propiedades y demás descripciones científi- Bajo esta perspectiva, las entidades extrafísicas
cas ( 5). Muchos estudiosos del conocimiento tomaron cuerpo y la enfermedad -junto a sus
científico subrayan la importancia que significa causas- fueron personificadas y deificadas; la
para una ciencia “madura”, la construcción de analogía psicológica fue la única herramienta y
conceptos generales y modelos teóricos (5-7). Se- el enigma del enfermar fue aplacado a costa de
gún Thomas Khun ( 7), aquellos conceptos son la irreflexión y la credulidad. Con el tiempo,
los condicionantes de las perspectivas que tra- probablemente, aquellas explicaciones de ma-
zan y predeterminan la explicación científica, yor contenido estético y moral sobrevivieron y,
la investigación y hasta el conocimiento común. por ello, son todavía parte de la cultura mági-
co-tradicional de nuestra población; sin embar-
Las implicancias prácticas de cómo concep- go, dichas ideas no serán tratadas aquí, gracias
tuamos enfermedad, estriban desde repercusio- a que su riqueza dogmática e irracional nos lo
nes en el área social y económica, por ejemplo, prohíben.
en las políticas de prevención y decisiones de
las empresas aseguradoras, hasta las repercu- La filosofía, caracterizada por su conocimien-
siones psicológicas, valorativas y morales para to más elaborado, racional y crítico, fue segun-
el sujeto “calificado” de enfermo. La metodo- da en otorgar respuesta; un lúcido esfuerzo lo
logía diagnóstica tampoco escapa a la perspec- demuestran los filósofos naturalistas de Jonia,
tiva epistemológica bajo la cual se conceptúe quienes llegaron a negar la atribución divina
enfermedad. Ésta puede condicionar incluso (extracorpórea) asignadas por el mito y la reli-
nuestra forma de hablar y enseñar. Por ejem- gión. Hipócrates, en el siglo V antes de nuestra
plo, comúnmente se dice a los alumnos “no exis- era, declaraba “...los hombres creen que la epi-
ten enfermedades sino enfermos”. Sin embar- lepsia es divina, simplemente porque no la en-
go, tal premisa desafía el carácter general de tienden. Pero, si llamaran divino a todo lo que
las ciencias y técnicas, característica sustenta- no entienden, realmente las cosas divinas no
da en el uso de conceptos generales. tendrían fin..” (8). Tal posición realista, repre-
sentaba ya un gran avance; lamentablemente,
Se impone, pues, la necesidad de conocer sus frutos serían cosechados casi dos mil años
mejor aquel concepto, no por interés de erudi- después, debido al posterior dominio de los fi-
to, sino por interés de tecnólogo, pero no de lósofos moralistas e idealistas que, entre otras
tecnólogo solamente interesado en el dato, nú- cosas, retardarían la aparición de las ciencias
mero o nombre específico, sino en los pilares fácticas, sin las cuales, fue imposible disponer
sobre los cuales se sostiene su actuar. Por todo del conocimiento necesario para comprender la
ello, esta serie de tres artículos pretende “crear” enfermedad.
un espacio de interés, realizando primero una
revisión relativamente extensa acerca de la bi- La filosofía naturalista de Hipócrates tuvo,
bliografía más relevante, para luego someterla pues, una muerte temprana. El éxito inicial de
a la “criba” de la crítica y evaluación y, final- la abstracción y deducción como herramientas
mente, culminar gracias a la propuesta y el heurísticas permitieron a los griegos un extraor-
postulado. dinario desarrollo y éxito en las ciencias forma-
les (matemática y lógica), al punto que preten-
dieron ser las únicas válidas e interesantes para
Lo que se ha escrito acerca ser estudiadas (9). Sus axiomas y postulados fue-
del problema ron considerados “puros”, sus reglas inflexi-
bles y seguras, sus cálculos exactos y precisos;
El problema de saber qué es enfermedad es entonces el mundo abstracto fue el correcto e
tan antiguo como el génesis de nuestra cultura. ideal. En contraposición, la naturaleza fue vista
Así, las explicaciones míticas fueron probable- como impura e imprecisa y la inducción como
mente las primeras en intentar dar respuesta. método de investigación no pudo ser aceptada,

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favoreciendo el desinterés de los filósofos ha- dad: La primera, la esfera astral, determinada
cia el estudio de la naturaleza. En tal coyuntu- por el momento histórico de nacimiento y de
ra, el idealismo de Platón perduró y la enfer- vida. La segunda, representada por el medio
medad tuvo que ser entendida bajo las doctrinas físico (origen de la enfermedad). La tercera, la
vitalistas y animistas, las cuales se camuflaron naturaleza individual, y su cuarta esfera, ens
posteriormente con la filosofía cristiana del spirituale [la esfera espiritual], fuente de donde
medioevo. “emanan las causas de la enfermedad”. Dis-
frutar de buena salud representaba para
Durante la edad media, las ideas de los clá- Paracelso ajustarse al orden de las cinco esfe-
sicos permanecieron de forma casi incuestiona- ras. Si tal orden no se daba, se imponía la en-
ble. Por ejemplo, la “Teoría de los cuatro hu- fermedad y la muerte, retornando así a la quin-
mores” de Galeno todavía era referencia funda- ta esfera: Dios.
mental tras mil quinientos años (pp. 175-91) (10);
asimismo, las doctrinas de Platón y Aristóteles La influencia del vitalismo perduró, inclusive
fueron cuerpo común con el núcleo duro del hasta el siglo XIX, especialmente en Alemania,
cristianismo reinante ( 11). donde entregados a continuas orgías de especu-
lación filosófica, los médicos todavía explicaban
Convenientemente para el cristianismo, la enfermedad en términos metafísicos (10).
Aristóteles fue un vitalista confeso, diferencia-
ba entre cuerpos naturales dotados de vida y los Una característica a señalar en todas las doc-
que carecían de ella, entendía por vida el poder trinas y “teorías” del medioevo y renacimiento
de autoalimentarse, de crecimiento y muerte fue que sus hipótesis y propiedades no eran con-
independientes. Pensaba que un cuerpo vivía si troladas ni medidas, no eran contrastadas empí-
estaba dotado de un principio vital, al cual lla- ricamente, es decir, no existía un método co-
mó psyqué o alma (pp. 188-89) (10). Sostenía mún y general para sustentarlas, sólo eran de-
que cada parte del cuerpo humano estaba hecha ducidas. La inducción como método no era su
para determinada finalidad, el cuerpo en con- fuente, y la necesidad de comprender los fenó-
junto fue hecho para el alma; era pues un menos del enfermar se satisfacía sólo por me-
teleologista confeso, muy compatible con la fi- dio de la especulación. La ciencia y su método
losofía cristiana. todavía no emergían y sus beneficios debieron
esperarse...
Sin embargo, producto (probablemente) de
la inevitable curiosidad por el mundo real, los
estudios empíricos no pudieron ser totalmente
El concepto de enfermedad a la luz de la
detenidos, y su desarrollo poco a poco originó
perspectiva científica
la crítica y el cuestionamiento hacia las teorías
tomadas como finales. Así, en las postrimerías La revolución científica del siglo XVII
del medioevo, Philip Theophrastus von liderada por Galileo (pp. 30) (12), forjó el cami-
Hohenheim (Paracelso) fue uno de los principa- no certero -gracias a la “invención” del método
les críticos y renovadores de la medicina de científico- para el entendimiento del enfermar.
entonces. Es de mencionar que a pesar de ser La ciencia fue voraz e implacable al abordar los
alquimista y por ello muy afín al experimento, problemas fácticos, permitiendo el increíble de-
la teoría de Paracelso tampoco pudo evitar im- sarrollo en estos dos últimos siglos de la biolo-
pregnarse del vitalismo, doctrina que se mues- gía y de la medicina; a partir de entonces, per-
tra en su misteriosa obra: Volumen Paramirum, sonajes como Bernard y Comte tratarían de dar
en la que postula los cinco entes (pp. 184-5) respuesta a la pregunta ¿Qué es la enfermedad?,
( 10), los cinco componentes que para él determi- pero lo harían ya provistos de la “perspectiva
naban la vida del hombre en la salud y enferme- científica”...

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Claude Bernard, médico francés de media- ne hoy, Bernard llegara a conclusiones tan váli-
dos del siglo XIX, es considerado uno de los das. Pero, quizá lo más valioso no estuvo sola-
principales forjadores del viraje científico de la mente en incrementar el conocimiento sobre las
medicina hace dos siglos. Aunque lamentable- funciones endocrinas, sino en inferir que todo
mente no llegó a publicar obra alguna, se dis- el organismo está dominado por aquellas “fun-
pone hoy de muchos de sus escritos, gracias a ciones internas”. Una de ellas, por ejemplo, tie-
la recopilación y “edición” de éstos, años des- ne como misión la regulación de los azúcares
pués a su muerte ( 13). Un análisis extenso de sus en sangre, “azúcares” que son fuente de ener-
ideas puede encontrarse en “Lo Normal y lo gía y que deben mantenerse dentro de valores
Patológico” de Georges Canguilhem. estrechos; caso contrario, originan una altera-
ción general que concluye en la enfermedad y
Fiel a su espíritu científico, Bernard conside- en la muerte, como sucede en la diabetes. Es-
raba la medicina como la ciencia de las enferme- cribía: “la glucemia no es, en el diabético, un
dades y a la fisiología como la ciencia de la vida. fenómeno patológico de por sí, sino por su can-
Inculcaba una práctica médica basada sobre la tidad; en sí misma, la glucemia es un fenómeno
evidencia científica: “En las ciencias, la teoría normal y constante del organismo en el estado
es la que esclarece y domina la práctica. La tera- de salud” (pp. 45) ( 14).
péutica racional sólo puede sostenerse sobre una
patología científica, y ésta tiene que basarse so- Bernard postulaba, entonces, que el estado
bre la ciencia fisiológica”(pp. 36) (14). patológico es el desorden cuantitativo y medi-
ble de un mecanismo o funcionamiento. Con-
Contrario a sus predecesores y no pocos con- fiaba en la determinación de lo normal, por
temporáneos, Bernard se opone a las concep- medio de la estadística, partiendo del supuesto
ciones animistas y vitalistas que aún ejercían de que todas las variables biológicas siguen una
influencia en la medicina. Dichas doctrinas, distribución en campana de Gauss. Proponía
heredadas de Platón y de Galeno (pp. 187-9) valores límite (claramente identificables) entre
(10), consideraban la enfermedad y sus síntomas lo normal y lo patológico. No hacia mucho caso
como entidades autónomas, extrafisiológicas, de consideraciones valorativas, idealistas o
“sobreagregadas” al organismo. Esas ideas eran míticas; confiaba en el materialismo de la pers-
claramente opuestas al pensamiento científico y pectiva científica. La enfermedad era para él,
realista de Bernard, quien sostiene que los sín- el estado fisiológico alterado, nada más que eso:
tomas no son fenómenos totalmente ajenos al “...Toda enfermedad tiene una función normal
estado normal, sino “preexistentes”, siendo por respectiva, de la cual sólo es una expresión per-
ello, “sólo anormalmente manifiestos en la en- turbada, exagerada, aminorada o anulada. Si
fermedad” (pp. 42-9) ( 14). Niega así la existen- actualmente no podemos explicar todos los fe-
cia [real y racional] de entes, espíritus, demo- nómenos de las enfermedades, es porque la fi-
nios y demás “principios vitales” que obceca- siología todavía no se encuentra suficientemen-
ban el entendimiento del estado patológico. te adelantada y porque todavía existe una multi-
Como científico de acción, Bernard llegó a tud de funciones normales que nos son desco-
demostrar que el azúcar en el organismo animal nocidas....” (pp. 43) (14). Bernard fue así uno
es un producto propio y no sólo importado del de los primeros en asumir la actitud naturalista
reino vegetal. Propuso que la glucosa es una al definir enfermedad.
sustancia rigurosamente mantenida en concen- De forma similar a Bernard, Auguste Comte
traciones constantes en la sangre, descubrió que (filósofo positivista del siglo XIX) también asu-
el azúcar en la orina es un producto general- me una actitud naturalista. Para Comte (según
mente eliminado por el riñón cuando la “tasa de Canguilhem), todas las enfermedades admitidas
glucemia” alcanza determinado umbral ( 14). Es “sólo son alteraciones de lo normal”; asume que
asombroso que, sin la tecnología que se dispo- no podrían existir desórdenes de las funciones

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vitales sin lesiones de órganos o más bien de tativo (propuesto por Bernard), discernible me-
tejidos. Explica que todas las enfermedades con- diante métodos estadísticos.
sisten fundamentalmente “en el exceso o defec-
to de la excitación de los diversos tejidos por En pleno siglo XX, las preocupaciones por
encima y por debajo del grado que constituye el una definición general de enfermedad en lugar
estado normal” (pp. 30) (14). de crecer, disminuyeron. En la primera mitad
de este siglo sólo se “visualizan” dos obras que
Aunque Comte suscribió el realismo cientí- tratan en extenso acerca del tema. La primera,
fico, enfrentó serios problemas al tratar de de- escrita en 1946 por Henry Sigerist, titulada
finir lo normal. Propuso que los límites entre lo “Civilización y Enfermedad”, discierne acerca
normal y lo patológico eran los límites de una de las conexiones e influencias ejercidas por
“armonía de influencias distintas, tanto exterio- parte de la cultura en sus diferentes expresiones
res como interiores” (pp. 30) ( 14). A diferencia (literatura, arte, filosofía, etc.) sobre la con-
de Bernard, Comte no tenía muy en claro la ceptualización de enfermedad. En esta obra,
existencia de diferencias cuantitativas (objeti- Sigerist “desliza” el concepto moderno (10), se-
vas y determinables por la ciencia). Tal con- gún el cual, la enfermedad es un proceso bioló-
cepto de armonía estaba cargado de una buena gico donde el organismo humano responde a
dosis de estética y subjetivismo, que le hacía estímulos que exceden en cantidad o en calidad
perder exactitud, situándolo en una posición a la adaptabilidad del organismo, convirtiéndo-
polivalente e indefinida entre lo cualitativo, lo lo en anormal y patológico. Los síntomas co-
cuantitativo y lo “calificativo”. A Comte se le rresponden a funciones de órganos lesionados o
puede ubicar, entonces, en una posición inter- mecanismos de defensa que tienen que sobrepo-
media entre los naturalistas y los normativistas, nerse a las lesiones. La enfermedad es la suma
que discutiremos más adelante. total de reacciones del organismo o de partes de
él a estímulos anormales o excesivos.
Para Rene Leriche (médico francés de ini-
cios del siglo veinte), la enfermedad es una “no- La segunda obra de mitad de siglo, a cargo
vedad fisiológica”. “La enfermedad ya no se de Georges Canguilhem, es publicada en 1956,
nos aparece como un parásito que vive sobre el “Le normal et le pathologique” (Lo normal y lo
hombre y del hombre a quien agota. La consi- patológico), ensayo de gran influencia en Euro-
deramos como la consecuencia de una desvia- pa, pero que en Norteamérica y en el resto de
ción, inicialmente mínima, del orden fisiológi- países fue casi desconocido (15). Traducido re-
co. En suma, es un orden fisiológico nuevo y la cientemente del francés al inglés (después de
terapéutica tiene que plantear como objetivo la casi cuarenta años), recién es leído en mayor
tarea de adaptar al hombre enfermo a ese or- escala, y aunque muchas cosas han cambiado
den” (pp. 67) ( 14). en la literatura médica universal, aun se consi-
dera útil y vigente lo que escribió en años de
Leriche, además, afirmaba la imposibilidad posguerra (16-17).
de discernir cuantitativamente entre el estado
fisiológico y el estado patológico, colocaba de Canguilhem, al tratar de definir lo normal y
ejemplo la teoría de los fenómenos de la lo patológico, no puede desligar de su concepto
vasoconstricción: “...del tono a la un aspecto axiológico. Él pone en claro que, si
vasoconstricción, es decir, a la hipertonía fisio- bien la ciencia con la ayuda de la estadística
lógica, de la vasoconstricción al espasmo, no puede “descubrir” que es raro “anormal” y que
hay margen identificable...” (pp. 66) ( 14). Para es común “normal”, esta descripción no llega a
él, el paso de un estado a otro se hace sin tran- elucidar qué es lo patológico; para ello, afirma,
sición medible y son más bien los efectos cuali- es necesario admitir un criterio de valor, un
tativos, los que permiten hacer diferenciacio- criterio convencional. La convención de que la
nes. Según Leriche, no existe el umbral cuanti- posesión de determinada variable conlleva a un

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resultado perjudicial para el organismo. Así el ción descriptiva será suficiente, sino que se re-
criterio para definir lo normal y lo patológico quiere de una definición valorativa-normativa.
no es estadístico. En sus palabras: “... Lo nor-
mal no es un promedio correlativo de un concep-
to social, no es un juicio de realidad, sino un Lo escrito en los últimos
juicio de valor, una noción límite que define el veinticinco años
máximo de capacidad física o psíquica de un
ser..” (pp. 86) (14). “...Pensamos que la medici- La aparición reciente de revistas como The
na existe como arte de la vida, porque el mismo Journal of Medicine and Philosophy, Theoretical
humano califica como patológicos –por tanto, Medicine y Theoretical Medicine and Bioethics,
como debiendo ser evitados o corregidos- a cier- dedicadas al estudio de los problemas teóricos
tos estados o comportamientos aprehendidos, con de la medicina actual, han permitido en estas
respecto a la polaridad dinámica de la vida, en últimas dos décadas, una “profunda” y “reno-
forma de valor negativo...” (pp. 92) (14). vada” discusión acerca del problema de definir
la enfermedad. Varias propuestas han surgido,
El interés de Canguilhem, entonces, no sólo desde la negación del problema por Hesslow,
reside en describir o conocer el fenómeno de hasta el análisis lógico-matemático de Sadegh-
enfermar, sino en analizar el concepto en un as- Zadeh. Empero, de éstas y otras “novedades”,
pecto más amplio, ligándolo a la inevitable sub- el núcleo de la discusión ha girado en torno a la
jetividad humana, postulando que no existe un vieja dicotomía naturalista-valorativa, ya pro-
hecho normal o patológico en sí mismo: “Las puesta por Canguilhem. Repasemos a continua-
anomalías no son en sí patológicas, son sólo va- ción algunos de los autores más citados actual-
riantes que expresan otras normas de vida; si esas mente....
normas son inferiores, en cuanto a estabilidad,
fecundidad y variabilidad con respecto a las nor- Germund Hesslow (18) representa al positi-
mas consideradas (convencionalmente) normales, vismo a ultranza, que parece dominar actual-
entonces se las denominará patológicas”. mente a la medicina asistencial. Hesslow consi-
dera válido solamente lo producido por la in-
En conclusión, Canguilhem define enferme- vestigación empírica. Sólo lo observable y
dad como el estado anormal (patológico) que contrastable debe ser aceptado, niega la posibi-
predispone al organismo a un resultado adver- lidad de elaboración o utilización de una teoría
so, dañino y susceptible de ser tratado. Se opo- médica de alto grado de generalidad y también
ne a la “visión” naturalista, la cual de manera niega la necesidad de un concepto general de
ingenua sólo se interesaba en describir la natu- enfermedad: “...no existe una teoría biomédica
raleza, confundiendo en tal descripción el obje- en la cual la enfermedad aparezca como una
to conceptual con el objeto fáctico. Para entidad teorética y no existen leyes o generali-
Canguilheim, la enfermedad, sólo es un predi- zaciones que relacionen la enfermedad a otras
cado dominado por su aspecto valorativo y con- variables importantes...” (pp. 5) (18). Su solu-
vencional. ción es, entonces, la de ignorar el problema.
Confiado en el “éxito” de la evidencia, infiere
En resumen, podemos decir que desde
que solamente un “crecimiento en superficie”,
Bernard se entiende por enfermedad al estado
es decir, en datos, es suficiente para la medici-
propio, pero diferente y alterado de un indivi-
na actual y futura.
duo. La enfermedad es solamente una variación
cuantitativa para algunos (Bernard) o cualitati- Entre los que sí confían en dar solución al
va para otros (Leriche). Canguilhem añade que problema, se encuentra en primer término a los
no es lo mismo decir que lo anormal (lo raro) es naturalistas, donde Chistopher Boorse es uno
a la vez lo patológico, ya que tal designio es un de sus principales representantes, con publica-
criterio de valor; no sólo entonces, una defini- ciones hechas desde los años setenta ( 19-21). Y,

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aunque recientemente muy criticado ( 22-25 ), se dan cuenta que los conceptos de enfermedad
Boorse es uno de los pocos autores contempo- son puras convenciones que hacemos nosotros
ráneos que ha dedicado todo un texto (21) sobre los médicos con el fin de diagnosticar y tratar;
el problema de definir la enfermedad. La tesis la prueba está en que continuamente cambia-
básica de Boorse es considerar la enfermedad mos de criterios para definirlas y hasta cambia-
como un estado natural, libre de condicionantes mos de nombres para identificarlas: lo que ayer
normativas o de valor: “...La clasificación de era esquizofrenia paranoide, hoy ya no lo es,
estados humanos como salud o enfermedad es por ejemplo...”.
una cuestión objetiva, para ser descifrada a partir
de hechos biológicos propios de la naturaleza y Una variante entre los normativistas lo re-
sin la necesidad de juicios de valor...” (pp. 4) presenta Lenoox ( 28), quien lleva el aspecto
( 21). Boorse propone una “teoría bioestadística” valorativo al extremo; opina que la salud y la
( 21), de acuerdo a la cual alguien o algo es salu- enfermedad están “cargados” de valor, pero no
dable si y solo si, su funcionamiento se encuen- por designio de la sociedad o del médico, sino
tra al mismo o por encima del nivel determina- por la existencia de un valor “objetivo” en la
do estadísticamente para el grupo de organis- salud. Lennox afirma que la “vida” es un valor
mos de la misma clase de referencia. Propone “en sí mismo”. “...Un estado corporal es en-
que las funciones relevantes para considerar un fermedad, si tal estado “recorta” el valor vida
estado saludable deben contribuir con los “ob- en comparación al promedio de individuos de la
jetivos clave” del organismo [los objetivos de misma clase...” (pp. 504) (28). Paradójicamen-
reproducción y de sobrevivencia]. Por deduc- te, esta posición es llamada objetivista, a pesar
ción, un estado corporal es enfermo sólo si su de que “lo objetivo” del valor vida de Lennox
funcionamiento no contribuye de igual o equi- parece ser un designio a priori, nacido única-
valente forma a los objetivos fisiológicos co- mente de su mente.
rrespondientes a los estados sanos de organis- Opiniones a favor del normativismo están
mos de la misma especie, sexo y edad . creciendo entre los filósofos de la medicina, y
De forma opuesta, los normativistas señalan pareciere ser la “postura” más aceptada actual-
que la designación de ciertos grupos de fenóme- mente. Por ejemplo, Fulford (24) opina: “...Una
nos como enfermedades está basado en juicios teoría naturalista de la enfermedad falla a tra-
de valor. La sociedad impone reglas y conven- vés de su inconsistencia y de su repetido
ciones (normas) al designar un estado saludable solapamiento entre una definición valor-libre y
o patológico. Dado que la enfermedad represen- valor-dependiente ...”. Khushf ( 29) afirma:
ta una amenaza para la vida del humano, es éste “...haciendo explícito el desiderata valor de la
quien decide qué es enfermedad y que no. De nosología médica, una reconfiguración de la
Vitto argumenta:”...los valores infectan nuestros relación entre medicina, bioética, y filosofía de
conceptos de salud y enfermedad a todos los ni- la medicina puede ser iniciada. Así, en cambio,
veles...” (pp. 539) (22); “...es imposible adecuar una retoma por el cuidado y el aspecto humano
a conceptuar la salud y la enfermedad sin tomar de la medicina será logrado...”. Opiniones si-
en cuenta el interés individual...” (pp. 562) (22). milares se puede encontrar en Engelhardt (30),
Czeresnia ( 31 ), Kovács ( 32 ), Anderson ( 33 ),
Scadding (26) también hace fuerza común con Margolis (34) y Cherry ( 35).
los normativistas y, gracias a las ideas presta-
das de Popper (27), critica a los naturalistas por En uno de los ensayos más recientes, Tem-
su aparente falacia de definir enfermedad en su ple suscribe la postura normativista: “La enfer-
pura esencia, sin adulteraciones de interpreta- medad es un estado que, al tomar lugar en un
ción y de conveniencia. En sus palabras: “...los individuo, incrementa el riesgo para consecuen-
esencialistas (naturalistas) fallan al pretender cias adversas. El tratamiento es dado a aquellos
encontrar enfermedades en su pura esencia; no con una enfermedad para prevenir o aminorar

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consecuencias adversas. El elemento clave en apropiadamente delineados por principios


esta definición es el riesgo: desviaciones de lo Aristotélicos del tipo Sí o No. Ellos están suje-
normal que no son asociadas con riesgo, no tos al principio de graduación, el cual yo ahora
deben ser sinónimo de enfermedad” ( 25). Para demostraré” (38).
Temple, en plena era del desciframiento del
genoma humano, el criterio de definición ya no Pues bien, la fuzzy theory de Sadegh se funda
debe ser solamente la alteración funcional, sino básicamente en la existencia de los conjuntos di-
el defecto genético, defecto que deviene en un fusos (fuzzy sets), es decir, colecciones de obje-
resultado adverso. tos con diferentes “grados de afiliación” (grades
of membership) a un conjunto dado. Por ejem-
Las tendencias holistas (36-37) remarcan que plo, dos individuos tienen diferente “grado de
las alteraciones funcionales no sólo deben ser afiliación” a un conjunto de personas jóvenes,
de origen fisiológico o bioquímico, sino tam- puesto que pueden ser más o menos jóvenes con
bién psicológico y social. Borgestein (36) sostie- respecto a un valor dado. Así, el más joven, di-
ne: “un nuevo modelo de enfermedad debe ser gamos de 20 años, tendrá un “grado de afilia-
propuesto, tal modelo debe sostenerse sobre el ción” mayor que el de 30; sin embargo, ambos
equilibrio de los componentes racionales, físi- pertenecen al mismo conjunto. Según Sadegh-
cos y emocionales, a fin de facilitar el proceso Zadeh, muchos “conjuntos” (entre ellos, el con-
diagnóstico y la relación médico-paciente”. junto de las personas saludables y el conjunto de
Similarmente, la OMS define enfermedad como las personas enfermas) denotan esta característi-
la alteración de cualquier orden bio-psico-so- ca, de no poder ser “definidos” como un todo o
cial, que represente sufrimiento al individuo. nada, sino mas bien de forma gradual y hasta
difusa, si el número de objetos, propiedades y la
Hasta aquí, todas las ideas presentadas han complejidad del conjunto es muy grande.
intentado resolver el problema sólo por la vía
retórica. Sin embargo, tal vía parece no ser su- Por lo tanto, si tenemos un “conjunto difu-
ficiente para elaborar un modelo teórico deta- so” (A), el “grado de afiliación” de un objeto
llado. Además, su origen cursado solamente por (x) a tal conjunto (A) puede ser expresado como
la reflexión, la meditación y el ejemplo empíri- una función por µ(x,A) o abreviando: µA, don-
co, y no sobre una lógica estricta [de rigor ma- de el “grado de afiliación” µ(x,A) del objeto
temático], parece no haber aportado cambios (x) en el conjunto A puede tomar cualquier va-
sustanciales. Sadegh-Zadeh (38) se presenta, en- lor del intervalo de números reales [0,1].
tonces, como un pionero, ya que es el primero
que propone una definición no sólo literaria (en Haciendo uso de funciones proposicionales,
prosa), sino que acude a la modelización mate- añade las siguientes definiciones:
mática, a través de su “fuzzy logic” (38-40).
Definición 1.- Si (W) es un conjunto cuales-
Gracias a la matemática de conjuntos, Sadegh quiera y (A) es otro conjunto cualesquiera, (A)
trata de “demostrar” que la salud y la enferme- será un subconjunto difuso de (W), si existe una
dad no deben continuar siendo analizadas bajo función µA, tal que:
los atributos clásicos y categóricos del tipo sí o
1. µA : W→[0,1]
no; sino, bajo una perspectiva de grado, la cual
violaría el principio de no contradicción de la 2. A = {(x, µA(x))/x∈W}; así (A) es el conjun-
lógica Aristotélica. Según su “fuzzy logic”, no to de todos los pares (x, µA (x)), en el cual x es
existen “sanos” exclusivos y enfermos exclusi- un miembro de W y µA (x) es el “grado de afi-
vos, sino grados solapados mutuamente: “la idea liación” en A.
central descansa sobre el punto de vista de la
salud como cuestión de grado, la enfermedad es Definición 2.- (A) es un fuzzy set, también lla-
materia de grado. Ellos pueden, además no ser mado un conjunto difuso en o sobre W, si (A)

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es un subconjunto difuso de W. El conjunto W Salud = 1- patienthood. [¡Es decir, según


es referido entonces, como conjunto base. Sadegh no existe salud sin enfermedad!]

Si W es el conjunto base, pueden erigirse de Otra novedosa propuesta que acude a la


él diferentes subconjuntos difusos, digamos por modelización matemática es la hecha por Mario
ejemplo A y B, donde los elementos de cada con- Bunge (pp. 239-41) (12). Aunque esta propuesta
junto pueden ser a su vez dominios de una fun- no proviene de un investigador biomédico ni de
ción determinada µ, obteniéndose: µA y µB. Fi- un médico, demuestra claramente la lucidez y
nalmente, si tomáramos todos los pares orde- la amplia visión de un filósofo y científico de la
nados de las funciones µA y µB de los conjuntos calidad de Mario Bunge. Este modelo será tra-
A y B, podemos obtener una intersección de ellos: tado con detalle en la tercera parte de la presen-
A∩B. Pudiendo ser: A∩B=∅ o A∩B≠ ∅. Dado te serie de artículos (véase 41).
que para muchos casos (como en la salud y en-
fermedad) la intersección no es vacía, se puede
concluir que dos conceptos (tomados Conclusión
extensivamente como conjuntos), aunque dispa-
res, poseen algunos valores de funciones comu- Nuestro entendimiento del enfermar ha evo-
nes, no siendo por lo tanto los conceptos salud lucionado a través de los tiempos. En su elabo-
y/o enfermedad categóricamente opuestos. ración han contribuido el sentido común y el
pensamiento mágico, pero también el pensamien-
Finalmente, aceptando que la salud es un con- to reflexivo y creador. Uno a uno los diferentes
junto difuso, Sadegh-Zadeh define salud, echan- sistemas de conocimiento han infundido signifi-
do mano del neologismo inglés patienthood cado y explicación al concepto enfermedad. En
(pacientez, si se permite el término), que “defi- un primer intento, la filosofía atisbó solución;
ne” grado de dolencia. empero, fue necesario conocer mejor la natura-
leza, la realidad, el ser humano. La ciencia y su
Así, si W es un conjunto de humanos en un método asumieron con creces esa misión. Sin
tiempo particular y suponiendo que existe un embargo, la pila de datos entregados por ésta
subconjunto difuso P (patienthood) de W, don- parecen haber causado alguna confusión en nues-
de sus miembros son caracterizados por dife- tra perspectiva, ocluyendo su capacidad
rentes grados de sufrimiento, dolor, pérdida de integradora. Presa de la experiencia sensible,
autonomía, vitalidad o de placer, el grado para de la “evidencia” y del dato, la medicina toda-
el cual un individuo es un miembro de este con- vía no conceptúa un modelo teórico de enfer-
junto difuso P es llamado el grado de su medad, aunque paradójico para cualquier pro-
patienthood: fano en esta revisión se plasma esa conclusión.
µ (x)=grado de patienthood de x, Así, la discusión de cómo definir enfermedad
patienthood
es la misma de hace un siglo, esto es, la dico-
µ salud
(x)=grado de salud de x. tomía naturalista-valorativa.
Entonces la salud (H) de un conjunto dado
de humanos puede ser definida, como:
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