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ACCIONES JUDICIALES EN EL DERECHO SUCESORIO
JOSÉ LUIS PÉREZ LASALA GRACIELA MEDINA
Profesor titular de Derecho Civil IT (Fami- Ex profesora titular de Derecho Privado VI
lia y Sucesiones) de la Facultad de Ciencias (Familia y Sucesiones) de La Facultad de
Jurídicas y Sociales de la Universidad de Derecho de la Universidad Nacional de Cuyo.
Mendoza. Profesor titular de Derecho Civil Ex profesora adjunta de Derecho Civil V
II (Sucesiones) de la Facultad de Ciencias (Familia y Sucesiones) de la Facultad de
Económicas de la Universidad Nacional Ciencias Jurídicas y Sociales de la Univer-
de Cuyo. sidad de Mendoza. Jueza en lo civil de la
Capital Federal.
Acciones judiciales
ene!
derecho sucesorio
EDICIONES UNOS AIRES
1992
©
LOCIONES 091e7&ia BUENOS AIRES
TaIcahuano 494
Hecho el depósito que establece la ley 11.723. Derechos reservados.
Impreso en la Argentina. Printed in Argentina.
INDICE
Prólogo VII
PARTE PRIMERA
CAptruto I
1. Introducción
1. La legítima: concepto 3
2. Títulos por los cuales se puede recibir la legítima 4
3. Caracterización jurídica del Iegitimario 8
4. La legítima y la porción disponible 11
5. La mejora 11
6. Masa que sirve de base para determinar la legitima 12
7. Las deudas y cargas hereditarias y la reducción 14
8. Momento para determinar el valor de lo donado 17
9. La reducción no opera de oficio 18
10. Los legitimarlos: reglas generales 19
11. Porciones de legitima: concurrencias zo
12. Imputación de legados y donaciones 25
13. Prohibición de renuncia o pacto sobre legítima futura 26
14. Prohibición de cargas y condiciones sobre la legítima 28
15. Legado de usufructo o renta vitalicia 29
16. Enunciación de las acciones que protegen la legítima 31
XII INDICE
CutruLo II
ACCIÓN DE COLACIÓN
I. Introducción
CAPITULO III
I. Introducción
CartruLo IV
I. Introducción
PAItTE SEGUNDA
ACCIONES DE EXCLUSIÓN
DE LA VOCACIÓN HEREDITARIA CONYUGAL
por GRACIELA MEDINA
CAPITULO V
1. Introducción
228. Régimen legal 275
229. Fuentes 275
230. Proyectos de reforma 276
231. Legislación comparada 277
232. Fundamento 278
233. Presupuestos de aplicación: enunciación 278
234. Presupuestos objetivos 279
235. Presupuestos subjetivos 280
236. Excepción: regularización de una situación de hecho 283
XVIII INDICE
CAPÍTULO VI
1. Introducción
247. Antecedentes históricos del divorcio dentro del derecho argentino 291
248. Separación personal con atribución de culpa: concepto 293
249. Causales 293
250. Exclusión hereditaria conyugal del cónyuge separado culpable 293
251. Fundamento de la exclusión hereditaria del cónyuge declarado
culpable 294
252. Condiciones de procedencia de la exclusión 295
253. Caso de muerte de un cónyuge antes de ser dictada la sentencia 296
CAPITuw VII
CAPITULA VIII
1. Introducción
CAPÍTULO IX
EXCLUSIÓN HEREDITARIA CONYUGAL
EN LA SEPARACIÓN DE HECHO
1. Introducción
325. Concepto y clases 375
326. Efectos en el orden sucesorio: Régimen del Código Civil 376
327. Régimen de la ley 17.711 379
328. Régimen según la ley 23.515 380
329. Fundamentos de la falta de vocación hereditaria del cónyuge cul-
pable y de la vocación del inocente 383
CAPITULO X
I. Introducción
341. La separación provisional en la Ley de Matrimonio Civil 397
342. La separación provisional en la ley 17.711 399
343. La separación provisional como causal de exclusión hereditaria en
la ley 23.515 400
344. La atribución del hogar conyugal como separación provisional de-
cretada judicialmente 401
II. Acción de exclusión
345. Juez competente. Vía procesal adecuada. Participación del cónyuge
separado en el sucesorio. Posibilidad de ser designado administra-
dor de la sucesión. Sujeto activo y sujeto pasivo: Remisión 403
346. Presupuestos de ejercicio de la acción 403
XXII INDICE
CáPfrum XI
CONCUBINATO O INJURIAS GRAVES DEL CONYUGE INOCENTE
I. Introducción
351. Régimen de la Ley de Matrimonio Civil 409
352. Régimen de la ley 17.711 410
353. Régimen de la ley 23315 413
354. ¿Se puede continuar las acciones derivadas del art. 71 bis después
de la reforma introducida por la ley 23.515? 413
355. ¿Son causales de indignidad el adulterio o las injurias graves? 414
356. Fundamento de la exclusión por concubinato o injurias graves 414
357. ¿Se mantiene el deber de fidelidad con posterioridad a la separa-
ción personal tras la sanción de la ley 23.515? 415
358. Conceptuación del concubinato como causal de exclusión 416
359. Conceptuación de las injurias graves como causal de exclusión 417
360. ¿Constituye la unión homosexual una injuria grave? 418
361. Análisis de precedentes jurisprudenciales 419
APÉNDICES
MODELOS DE ESCRITOS
Los AUTORES.
PARTE PRIMERA
CAptrur.o I
ACCIONES DE PROTECCIÓN DE LA LEGITIMA
T. Introducción
1. La legítima: concepto 3
2. Títulos por los cuales se puede recibir la legitima 4
3. Caracterización jurídica del Iegitimario 8
4. La legítima y la porción disponible 11
5. La mejora 11
6. Masa que sirve de base para determinar la legitima 12
7. Las deudas y cargas hereditarias y la reducción 14
8. Momento para determinar el valor de lo donado 17
9. La reducción no opera de oficio 18
10. Los legitimarlos: reglas generales 19
11. Porciones de legítima: concurrencias 20
12. Imputación de legados y donaciones 25
13. Prohibición de renuncia o pacto sobre legítima futura 21
14. Prohibición de cargas y condiciones sobre la legitima 28
15. Legado de usufructo o renta vitalicia 29
16. Enunciación de las acciones que protegen la legítima 31
PARTE PRIMERA
por
JOSÉ LUIS PÉREZ LASALA
I. INTRODUCCIÓN
1. La legítima: concepto.
tación de los legados (art. 3804), pero eso nada tiene que ver con
la aceptación de la herencia.
2. El legitimario es nombrado heredero y es también lega-
tario. En este caso, el testador puede establecer que su legado sea
imputado a su porción legítima (arg. art. 3605); si no dispone
nada, se imputa el legado a la libre disposición, como mejora
(art. 3605).
En este Caso, puede ser de aplicación el art. 3355 si el here-
dero renuncia a la herencia y retiene el legado, pues entonces
quedará como un extraño, como mero legatario, cuyo legado será
imputado a la libre disposición, pero no podrá exceder de ella.
Entonces, no cabe hablar de legitirnario ni de heredero, sino de
simple legatario.
b) Título de donatario. En nuestro derecho, las donaciones
hechas a un heredero forzoso importan un anticipo de su porción
hereditaria (art. 3746), de forma que son imputables a la legí-
tima, sin necesidad de una manifestación expresa en ese sentido
(art. 1805). Por eso, en la expresión "por cualquier título" se debe
incluir las donaciones eolacionables; se excluye, a contrario sensu,
las donaciones no imputables a Ja legítima, nacidas al amparo del
art. 1805.
Para analizar el tema dentro de nuestra preceptiva legal, co-
rresponde distinguir estas dos hipótesis:
1. El legitimario no recibe más que la donación. Puede suce-
der que el testador, sin instituirlo heredero, simplemente lo men-
cione en su testamento, sin asignarle nada, o que manifieste en
éste que no lo instituye heredero porque le ha hecho una donación
o, simplemente, que lo omita en el testamento. En los dos pri-
meros casos, aunque podrían aparecer formalmente como su-
puestos de desheredación injusta, no hay tal desheredación, y
por eso el legitimario no podría reclamar su legítima, por cuanto
ya la recibió por donación. En el tercer caso, aunque podría apa-
recer formalmente como preterición, tampoco la hay, puesto que
la legítima la recibió como donatario; y por eso tampoco podría
ejercer la acción de preterición para reclamar la legítima. En
estos casos habrá un legitimario no heredero (legitimario-dona-
tario).
No es de aplicación aquí el art. 3355, por cuanto ei legiti-
mario no es heredero testamentario, ya que en los dos primeros
casos no lo instituye heredero el testador. Tampoco es heredero
abintestato, porque todos los bienes han sido distribuidos en el
testamento. No siendo heredero, no se puede plantear el problema
de la aceptación o renuncia de la herencia.
ACCIONES DE PROTECCIÓN DE LA LEGITIMA 7
Mayor dificultad encierra el supuesto de que habiendo muerto
el causante sin testamento y sin dejar bienes, le haya hecho una
donación al legitimario cubriendo con ella su legítima. La inexis-
tencia de bienes en la herencia podría hacer pensar que por no
haber caudal hereditario, no hay heredero. Pero juzgamos que no
es así: el legitimario-donatario es el que subentra en la posición
jurídica del causante, independientemente de las consecuencias de
La adquisición de los bienes y de la responsabilidad personal por
las deudas del causante. Bastaría que quedara cualquier bien, por
pequeño que fuese, o que hubiera alguna deuda, para que se
patentizara patrimonialmente su carácter de heredero; pero aun-
que aquéllos no existieran, igualmente sería un heredero intestado,
que habría recibido su legítima por donación. Su calificación se-
ría la de heredero intestado, legitimario-donatario.
2. El legitimario es instituido heredero y donatario. La do-
nación es imputada a la legítima, a no ser que el testador haya
determinado que se la impute a la libre disposición (art. 1805).
En este caso, se podría aplicar el art. 3355 si el legitimarlo
renunciara a la herencia y retuviera la donación; pero entonces
quedaría como extraño a la herencia, como mero donatario, cuya
donación sería imputada a la libre disposición, mas no podría ex-
ceder de ella. Entonces, ya no cabría hablar de legitimario ni de
heredero, sino de simple donatario.
En nuestra doctrina, autores como Guaglianone y Belluscio
admiten la figura del legitimario-donatario no heredero 3.
c) Título de legitimario (en forma excluyente). Hasta aquí
hemos analizado los supuestos posibles del legitirnario-legatario
(sea o no heredero) y del legitimado-donatario (sea o no here-
dero). Cabe preguntarse ahora si en nuestro derecho puede existir
la figura del legitimario no heredero que no sea ni legatario ni
donatario. Entendemos que sí, pues ello se da cuando el legitima-
rio es preterido o desheredado injustamente, ya que en tales casos
recoge su legítima exclusivamente en virtud de su título de legi-
timario. Pero esto no ocurre cuando al legitimario se le deja una
parte de la legítima; entonces será un heredero testamentario legi-
timario, que podrá pedir el monto faltante de su legítima por la
acción de complemento.
5. La mejora.
Con la porción disponible, el testador puede hacer los legados
que quiera, ya sea a extraños, ya a sus propios legitimarlos. A la
porción total o parcial, de libre disposición, que el testador les
otorga a sus propios herederos forzosos se la llama mejora. En
este sentido, dice el art. 3605: "De la porción disponible el testa-
dor puede hacer los legados que estime conveniente, o mejorar
con ella a sus herederos legítimos. Ninguna otra porción de la
herencia puede ser detraída para mejorar a los herederos legí-
timos".
Como se ve, la mejora no constituye, en nuestro derecho, una
porción hereditaria autónoma, sino que es la porción de libre dis-
posición, en cuanto es aplicada a los herederos forzosos para me-
jorar las porciones de legítima que les otorga la ley.
Con esta disposición del Código Civil se eliminó el régimen
de la mejora vigente hasta la sanción de aquél, que tenía gran
ascendencia en la tradición española.
Antes de la sanción de nuestro Código Civil, la mejora con-
sistía en un tercio de los cuatro quintos de la legítima. Esta últi-
ma era de cuatro quintos del caudal hereditario (legítima larga),
un tercio de los cuales podía ser destinado para mejorar a alguno
o algunos de los hijos; el resto era la legítima corta. Además,
existía el quinto de libre disposición.
En el régimen actual del Código Civil español, la legítima
estricta de los hijos es de un tercio, la mejora de un tercio y la
libre disposición de un tercio (art. 808). Como la mejora hay que
atribuírla a los hijos en la forma que desee el padre, los autores
españoles hablan de una legítima corta de un tercio y de una
legítima larga de dos tercios, pues esta última comprende la legí-
tima corta y la mejora.
12 JosÉ Luis PÉREZ LASALA
Fornieles, ob. cit., n? 96; Héctor Lafaille, Sucesiones, Bs. As., 1933,
t. 2, n? 22; Zannoni, ob. cit., n? 962; Francisco A. M. Ferrer, Sucesiones, Ho-
menaje a la Dra. María Josefa Méndez Costa, Santa Fe, 1991, ps. 193 y SS.
9 Juan Carlos Rébora, Derecho de las sucesiones, Bs. As., 1932, t. 2,
n? 284, incluye las deudas y las cargas.
ACCIONES DE PROTECCIÓN DE LA LEGITIMA 15
Según el art. 3592, "tienen una porción legítima todos los lla-
mados a la sucesión intestada en el orden y modo determinado
en los cinco primeros capítulos del título anterior". Estos capítu-
los —pertenecientes al orden de la sucesión intestada— se refe-
rían a la sucesión de los descendientes y ascendientes legítimos,
de los cónyuges, de los hijos naturales (extrarnatrimoniales, a
partir de la ley 14.367) y de los padres naturales.
La ley 23.264, al equiparar, a los efectos sucesorios, a los pa-
rientes legítimos e ilegítimos, suprimió los capítulos referentes
a los hijos naturales y a los padres naturales, de modo que actual-
mente sólo cabe hablar, como legitimados, de los descendientes,
de los ascendientes y del cónyuge. En este sentido, al art. 3592
debe entendérselo referido sólo a los "tres primeros capítulos del
título anterior".
La ley 19.134 les reconoció el carácter de legitimarios, ade-
más, a los hijos adoptivos (arts. 14 y 20) y a los padres adoptantes
(art. 24). La ley 17.711 se lo había reconocido a la nuera viuda
sin hijos (art. 3576 bis).
Las porciones que les corresponden a los legitimarios varían
según las clases. Así, la legítima en la clase de los consanguíneos
(o en la de los parientes por adopción) no es la misma que en la
clase del cónyuge o en la de la nuera viuda sin hijos.
Los órdenes que excluyen a otros privan de legítima a los
componentes de éstos, con la particularidad que veremos en el
caso de la nuera viuda sin hijos.
Dentro de un mismo orden y grado, es irrelevante el número
mayor o menor de parientes, pues la legítima global siempre es
la misma. Así, la legítima de los hijos es de cuatro quintas partes
del haber hereditario, ya se trate de un solo hijo o de varios.
Las legítimas de determinados parientes no son fijas, pues
pueden variar según los legitimarlos con los cuales concurren
(p. ej., el caso del cónyuge).
Ante la concurrencia de legitimarios con distintos porcen-
tajes de legítima, siempre debe quedar incólume la porción de
libre disposición menor. En esos casos, las porciones de legítima
tienen que salir de la legítima más elevada, distribuyéndosela en
la proporción fijada para la sucesión intestada. Por ejemplo, si
concurren hijos y cónyuge, cuyas legítimas son de 4/5 y de 1/2,
respectivamente, la parte del cónyuge es sacada de la legítima
mayor, es decir, de los 4/5, y queda incólume el quinto de libre
disposición.
20 JosÉ LUIS PÉREZ IASALA
20 Fornieles, n? 91.
21 Conf. Borda, n0B. 907 y 908; Ovsejevich, Enciclopedia jurídica Omeba,
voz "Legítima", p. 69.
ACCIONES DE PROTECCIÓN DE LA LEGÍTIMA 29
23 Borda, n? 966.
24 Lafaille, oh. cit., n? 232.
zs En cambio, Fomieles piensa que la decisión debe dejársele al juez
(n? 146).
26 Fornieles, n? 145; Laje, La protección de las legítimas, Bs. As., 1940,
n? 537.
27 Llsandro Segovia, El Código Civil de la República Argentina, Bs. As.,
1881, art. 3605 de su numeración; Llerena, t. 9, art. 3603; Machado, t. 9, p. 400;
Lafaille, n? 230; Graciela Medina, Opción del legitimario frente al legado de
usufructo, en curso de publicación en "L.L.".
ACCIONES DE PROTECCIÓN DE LA LEGÍTIMA 31
35 Ovsejevich, p. 18.
36 Pérez Lasala, ob. cit., t. I, ir 219.
37 Pérez Lasala, ob. cit., n"- 91 y 92.
36 Infra, parágrafo 92.
39 Infra, capítulo III.
ACCIONES DE PROTECCIÓN DE LA LEGÍTIMA 37
43 Borda, n? 980.
ACCIONES DE PROTECCIÓN DE LA LEGÍTIMA 43
28. Prescripción.
76 Infra, n? 48.
77 Eduardo B. Busso, Algunos aspectos de la protección de la legítima,
"E.D.", t. 12, ps. 814 y ss.
62 JosÉ LUIS PÉREZ LASALA
rrara 83 —quien negó tal posibilidad—, hoy día los autores acep-
tan la factibilidad de la simulación 84. La intervención del Estado
en la constitución de aquéllas no es un acto integrante de la
nueva personalidad que impida la simulación, sino de mera veri-
ficación del cumplimiento de los requisitos legales para la cons-
titución. Esa autorización estatal para funcionar es insuficiente
a los fines de desentrañar lo que puede haber de simulado en
la persona jurídica, pues consiste nada más que en la justifica-
ción de que han sido cumplidos los requisitos legales (en las so-
ciedades anónimas, arts. 167 y 168, ley 19.550).
La acción que deberán ejercer los legitimarlos burlados es
la de simulación absoluta, que se dirigirá contra la sociedad y
contra los socios. No obstante, es conveniente, en la práctica,
iniciar la acción de simulación sin especificar si es absoluta o
relativa, acumulando la acción de reducción, pues de antemano
es difícil_ predecir si la simulación resultará absoluta o relativa.
El legitimarlo podrá utilizar cualquier tipo de prueba, y no
será necesario el contradocumento.
La consecuencia de la acción consistirá en tener como nula
o, más propiamente, como inexistente a la sociedad. La declara-
ción de la simulación importa —como dice Méndez Costa 85— la
desaparición del ente fantasma y el consiguiente reintegro al
acervo hereditario de los bienes del difunto que figuraban a su
nombre. La legítima quedará salvada por la vía indirecta de la
acción de simulación absoluta.
2. Simulación relativa. La simulación relativa es frecuente
en la constitución de las sociedades de familia por acciones. Por
ejemplo: Un padre constituye una sociedad anónima, con todos
sus bienes, entre él y sus hijos, excluyendo a uno de ellos. La
sociedad funciona como tal en su gestión y desenvolvimiento co-
mercial, con distribución de los beneficios según los aportes de
los socios. La simulación radica en los aportes en favor de los
hijos, que han sido efectuados en su integridad con bienes del
padre, quien en realidad los ha donado a sus hijos. Hay, pues,
una simulación relativa, consistente en cláusulas que versan so-
bre el contenido del contrato social —los aportes efectuados
aparentemente por los hijos—, cláusulas que no son sinceras
(art. 955).
del Uruguay, del 9 de febrero de 1979 9°, hizo lugar a la acción enta-
blada por un legitirnario excluído de Ja sociedad anónima que el
padre constituyó con los demás hijos, considerando procedente,
respecto del legitimario, la acción de inoponibilidad del acto cons-
titutivo de la sociedad.
A la vista de la sentencia, fundada en el destacado voto del
Dr. Oscar M. R. Caffa, y de la excelente nota de Méndez Costa, ob-
servamos que el caso sometido al juzgador encubre un claro su-
puesto de simulación relativa, silenciado por la Cámara: la marcada
diferencia entre el valor nominal de las acciones suscritas y el valor
real de sus aportes en bienes. En el caso juzgado, en cambio, no
hubo intención de violar la legítima, puesto que se invitó al legiti-
mario actor, en su oportunidad, a formar parte de la sociedad. Por
mediar simulación, coincidimos con el resultado del fallo: la in-
oponibilidad de la persona jurídica al legitimario afectado en su
legítima.
Si no hubiera habido simulación de ninguna índole —corno
equivocadamente sostiene el fallo (y, por otra parte, tampoco con-
silium fraudis para violar la legítima) —, no hubiese habido remedio
legal alguno para su protección. Pero agregamos que es muy difí-
cil que haya violación de legítima en esas circunstancias.
nada por la ley una porción legitima. La razón es obvia, pues los
herederos que no son forzosos no pueden reclamar la colación.
103 Pérez Lasala, Derechos reales y derechos de crédito, Bs. As., 1967.
104 Guastavino, La protección a terceros adquirentes de inmuebles, "LA.",
Doctr., 1973-111.
76 JosÉ LUIS PÉREZ LASALA
118 Pérez Lasala, Derechos reales y derechos de crédito, Bs. As., 1967,
p. 38.
84 JosÉ Luis PÉREZ LASALA
125 La ley francesa del 3/7/71 prevé el caso de que no se pueda ejercer
la acción contra terceros, que es aquel en que han prestado acuerdo a la
enajenación los legitirnarios nacidos y vivos al momento de esa enajenación.
126 Laje, ob. cit., n° 207.
121 Borda, n? 998; Zannoni, n? 995.
90 JosÉ Luis PÉREZ LASALA
61. Frutos.
tada por un monto líquido de los bienes hereditarios, por una pars
bonorurn. No es un heredero testamentario, puesto que ha sido
preterido por el testador; tampoco es un heredero abintestato, pues-
to que no se abre la sucesión intestada (ni aun parcialmente, como
ocurría durante la vigencia del antiguo art. 3715). Es un legitimario
puro, que carece legalmente de calidad hereditaria. De ahí que en
este caso podamos hablar propiamente de vocación legitimaria, co-
mo algo distinto de la vocación legítima y testamentaria.
Teniendo presentes todos estos elementos, el mecanismo del
artículo debe ser entendido así: El legitimario tiene derecho a su
legitima en especie, y no COMO crédito. El pago de la legítima debe
obtenerlo de los herederos instituidos en la medida en que lo
permita el caudal hereditario que les asignó a éstos el testador. Si
los instituidos son a su vez legitimarios, su obligación de pago
sólo llega hasta el límite en que se verían afectadas sus legítimas.
Si los herederos instituidos pueden pagar la legítima del preterido
con lo recibido, se quedarán con el sobrante. Pero si no alcanzan
a pagar las legítimas con el patrimonio recibido, ya porque quedan
en cero, ya porque, siendo a su vez legitimarios, ven afectadas
sus legítimas, el preterido podrá dirigirse contra los legatarios. Y
podrá incluso —aunque el artículo no lo diga— accionar contra
los donatarios, si no ha cubierto las legítimas porque los legados
son insuficientes o porque no los hay.
El orden que debe respetar el preterido es, entonces, el si-
guiente: Primero debe dirigirse contra los herederos instituidos
para obtener su legítima, sin tocar las demás disposiciones testa-
mentarias (especialmente los legados). Si los herederos instituidos
no tienen bienes suficientes, se quedarán sin nada, y el legitimario
podrá dirigirse contra los legatarios. En último extremo, podrá
atacar las donaciones inoficiosas.
Lo curioso es que para establecer este mecanismo no se nece-
sitaba ningún artículo especial, pues dicho mecanismo es el típico
de la defensa de la legítima, que surge de los principios que go-
biernan esa institución. En realidad —dice, en este sentido, Fas-
si—, es como si se hubiera suprimido el art. 3715. Sin embargo
—agrega dicho autor—, el nuevo texto tendrá efectos, por cuanto el
heredero forzoso, para preservar su legítima, no necesitaría ineludi-
blemente la promoción de la acción ordinaria de reducción. Nos-
otros pensamos que lo mismo sucedería si se hubiese suprimido
lisa y llanamente el artículo, pues aquello no es un efecto propio
de la nueva norma, sino una consecuencia de la derogación del
antiguo art. 3715.
98 JosÉ Luis PÉREZ LASALA
79. Prescripción.
90. Reconciliación.
162 Segovia, p. 611; Lafaille, n° 134; Llerena, t. 10, p. 153; Borda, n? 179.
ACCIONES DE PROTECCIÓN DE LA LEGITIMA 113
163 Es interesante destacar que el art. 851 del Código español, también
inspirado en el art. 669 del proyecto de García Goyena, introdujo una radical
divergencia, por cuanto estableció que la desheredación anulará la institu-
ción de heredero "en cuanto perjudique al desheredado". Esta última expre-
sión es interpretada en el sentido de que el ámbito patrimonial de la insti-
tución de heredero sólo se reduce en la medida en que sea necesario para
cubrir la legítima del desheredado.
116 JosÉ LUIS PÉREZ LASALA
104. Prescripción.
ACCIÓN DE COLACIÓN
I. Introducción
ACCIÓN DE COLACIÓN*
I. INTRODUCCIÓN
1 José Luis de los Mozos, La colación, Madrid, 1965, p. 151, define la co-
lación como "la obligación que tienen los herederos forzosos que concurren a
la herencia del donante, de aportar a la masa hereditaria lo que hubieran
recibido por donación de éste, con objeto de igualar sus porciones hereditarias
en la partición, proporcionalmente a sus respectivas cuotas, pero únicamente
tanto en cuanto sean herederos o lleguen a serlo, ya que la colación no se
aplicará al legatario o al que renuncia la herencia, y siempre salvo dispensa
de esta obligación hecha por el causante".
126 JosÉ LUIS PÉREZ LASALA
8 Messineo, t. 7, p. 422.
ACCIÓN DE COLACIÓN 131
11 Vallet, p. 582.
12 Calderón Neira, en "Revista General de Legislación y Jurisprudencia",
t. CXI, 2? semestre, 1907, ps. 140 y ss., ha sostenido que cuando hay bienes
colacionables se forman dos comunidades: una con la herencia indivisa y otra
con los valores colacionables, Ídem, Messineo, p. 418. Esta posición no es
compatible con Ja expuesta.
13 Ob. cit., p. 983.
ACCIÓN DE COLACIÓN 133
21 Lacruz, p. 567.
ACCIÓN DE COLACIÓN 137
28 José Morrel y Terry, Colación especial exigida en el art. 1035 del Código
Civil, "Revista General de Legislación y Jurisprudencia", Madrid, 1906, t. 108,
PS. 130 y ss.
29 Vallet, ps. 593 y ss.
30 Calderón Neira, p. 119.
31 Roca Sastre, Anotaciones a Kipp (Sucesiones), t. 2, p. 60; Lacruz, p. 586;
De los Mozos, p. 298; Puig Brutau, Fundamentos de derecho civil, Barcelona,
1964, t. 5, p. 665.
ACCIÓN DE COLACIÓN 141
39 Ibídem, p. 298.
144 JosÉ LUIS PÉREZ LASALA
rectamente del art. 3477, párr. 2?, cuando, después de decir que
los valores deben ser computados al tiempo de la apertura de la
sucesión, agrega: "sea que existan en poder o no del heredero".
La frase muestra la falta de relevancia de las modificaciones de
la cosa ulteriores a la donación. Como consecuencia, los aumentos
o deterioros del bien donado, una vez efectuada la donación, serán,
respectivamente, a beneficio o a cargo del donatario, quedando
al margen del valor colacionable.
Lo dicho guarda relación con el mecanismo colacional, que
en nuestro derecho versa sobre la imputación contable de valo-
res, y no de cosas; por ello sólo se toma en cuenta el valor de lo
donado al tiempo de la muerte del causante.
El art. 1045, párr. 2?, del Código Civil español, en el cual sólo
hay colación de valores, se pronuncia en el sentido que venimos
exponiendo: "El aumento o deterioro físico posterior a la dona-
ción, y aun su pérdida total, casual o culpable, será a cargo y
riesgo o a beneficio del donatario".
En el derecho francés, el donatario debe responder, en caso
de colación in natura, por la disminución del valor del inmueble
por obra suya o por su culpa (art. 863, ley del 3/7/71) . En el mis-
mo sentido legisla el Código Civil italiano, al expresar, en su
art. 748, párr. 39, que el donatario está obligado por los deterioros
producidos por su culpa. En estos sistemas —propios de Ja co-
lación originaria in natura— resulta coherente distinguir entre
deterioros producidos por culpa del donatario y deterioros pro-
ducidos por caso fortuito. Pero esta distinción no corresponde
hacerla en nuestro sistema, que versa sobre la imputación de
valores y no admite la colación in natura. De ahí que los princi-
pios contenidos en esas normas no sean de aplicación en nues-
tro derecho 43.
SO Messineo, t. 7, p. 433.
51 Sólo en el caso de insolvencia del heredero deudor la colación de deu-
das servirá para garantizarles a los acreedores el pago de su crédito, porque
ellos tendrán una especie de privilegio frente a los acreedores del coheredero
deudor.
ACCIÓN DE COLACIÓN 153
63 Barda, ns' 58; Lafaille, rls' 82, etc. C.S.N., 17/10/38, "LA.", 64-28; C.Civ.
16/11/31, "J.A.", 36-1778.
ACCIÓN DE COLACIÓN 159
140. Prescripción.
La acción de colación es una acción personal cuyo término
de prescripción no está especialmente contemplado en el Código
66 Supra, parágr. 27.
ACCIÓN DE COLACIÓN 165
puesto en el art. 1832, inc. 1 (art. 16, Cód. Civil), el cual establece
que la reducción de las donaciones sólo puede ser demandada
por los herederos forzosos que existían en la época de la dona-
ción, con excepción de los descendientes nacidos después de la
liberalidad, que también pueden demandarla. Por lo demás, y
en apoyo de lo dicho, no es lógico que la ley niegue la acción de
reducción al cónyuge que no lo era al tiempo de la donación para
reducir esa donación que afecta su legítima —que es una institu-
ción de orden público—, y le otorgue la acción de colación para
conseguir la proporcionalidad de las cuotas hereditarias, que es
un problema en donde no juega el orden público.
La jurisprudencia se inclinó por la solución que defendemos
en un caso que mereció el comentario de los autores 73. Se tra-
taba de una señora viuda que había donado a su único hijo de
su primer matrimonio una cantidad importante de dinero. Se
volvió a casar, y una vez fallecida el segundo marido reclamó
de aquel hijo la colación de la suma recibida. El juez de primera
instancia hizo lugar a la demanda basándose en el art. 3478, pero
la cámara revocó el fallo. El Dr. Casares desarrolló en ese fallo
una teoría que llamó "teoría del ciclo sucesorio", según la cual
sólo tiene acción para exigir que se colacione en su favor el valor
de lo donado quien pertenece al estado civil o de familia dentro
del cual se hizo la donación. El Dr. Casares —sin decirlo expre-
samente— no hizo más que aplicar analógicamente el art. 1832,
inc. 1. El Dr. Barraquero llegó al mismo resultado por otro ca-
mino inaceptable: consideró que el bien donado no pudo ser
llevado por la mujer al matrimonio como bien propio, puesto que
había salido de su patrimonio. De ahí concluyó, erróneamente,
que por eso no estaba sometido a la colación.
79 Borda, n? 651.
ao Fornieles, n9 314; Machado, t. 9, p. 133; "G. F.", 23-74.
81 Segovia, t. 2, art. 3478 de su enumeración; Machado, p. 123; Borda,
n° 657; etc.
82 Machado, p. 127; Prayones, 74.
83 Segovia, t. 2, art. 3478 de su enumeración; Llerena, t. 9, art. 3477; La-
faille, ir 499; Fornieles, n9 320; Borda, n9 652.
172 JosÉ Luis PÉREZ LASALA
85 Ibídem, t. 1, n9 205.
86 Fornieles, n" 307.
174 JosÉ Luis PÉREZ LASALA
103 Fornieles, n° 337; Acuña Anzorena, ob. cit., p. 743; Borda, n? 671; etc.
104 S.C.B.A., 2/5/45, "JA.", 1945-111, p. 209.
ACCIÓN DE COLACIÓN 183
I. Introducción
Acciones de nulidad
L INTRODUCCIÓN
formado por la ley 17.711, dice, con toda claridad, que deben ser
hechas en escritura pública "las particiones extrajudiciales de
herencia...".
En cuanto al fondo, al contenido del acto, los interesados,
por acuerdo unánime, tienen la más absoluta libertad, incluso
para adjudicar lotes desiguales.
El art. 698, párr. 19, del Código Procesal expresa que "apro-
bado el testamento o dictada la declaratoria de herederos, en su
caso, si todos los herederos fueren capaces y, a juicio del juez,
no mediare disconformidad fundada en razones atendibles, los
ulteriores trámites del procedimiento sucesorio continuarán ex-
trajudicialmente a cargo del o de los profesionales intervinientes".
El art. 698 responde a las exigencias del art. 3462 del Código
Civil, al referirse a todos los herederos capaces y al criterio
unánime de ellos, pues esto último significa que no media dis-
conformidad.
En la partición extrajudicial, el inventario y el avalúo pue-
den estar explícitos o implícitos en la propia partición. El art.
698, párr. 29, del Código Procesal expresa que "en este supuesto,
las operaciones de inventario, avalúo, partición y adjudicación
deberán efectuarse con la intervención y conformidad de los or-
ganismos administrativos que correspondan".
Quiere decir, pues, que esta partición no requiere presenta-
ción al juez del sucesorio; por eso se la llama extrajudicial. Esto
no significa que no sea necesario el proceso sucesorio, pues éste
debe contener el auto de declaratoria de herederos o de aproba-
ción de testamento (art. 698, párr. 19, Cód. Proc. Nac.). Pero,
insistimos, esta partición sólo puede ser viable si todos los here-
deros están presentes, son capaces y media acuerdo unánime.
164. Jurisprudencia.
La jurisprudencia no es unánime a este respecto. En una
oportunidad declaró que "resulta extemporáneo el planteamiento
de la nulidad de la partición si, puesta la misma a la oficina por
el término de ley para que se formule observaciones al respecto,
los interesados no lo hacen y plantean su nulidad después de
vencido dicho término, máxime si la partición fue aprobada judi-
cialmente y dicha resolución se notificó por cédula a los he-
rederos" 10.
En sentido contrario, ha declarado que "la falta de impug-
nación al acto de mero trámite que homologa la cuenta parti-
cionaria no impide ser atacada de nulidad, siempre que lo sea
mediante acción ordinaria" 11.
Se ha resuelto también que "la aprobación de la cuenta par-
ticionaria origina la caducidad del derecho a impugnarla, que-
dando únicamente a salvo a los interesados el derecho de alegar
su nulidad por vicios deI consentimiento" 12.
169. Enumeración.
171. Prescripción.
14 Sucesiones, t. I, n? 289.
15 C.CiV. 2! Cap., 22/12/42, "S.A.", 1943-1-556.
16 Lisandro Segovia, El Código Civil de la República Argentina, t. II,
p. 520.
ACCIONES DE NULIDAD DE LA PARTICIÓN 199
El art. 925 del Código Civil establece que "es también error
esencial y anula el acto jurídico, el relativo a la persona con la
cual se forma la relación jurídica". La nulidad en materia con-
tractual es aplicada en todos los casos en que la consideración
de la persona ha podido influír en la realización del acto; pero
no se aplica en los casos en que la consideración de la persona ha
sido indiferente.
En materia de partición, la persona del copartícipe tiene im-
portancia suficiente como para producir la nulidad de la partición
El art. 926 del Código Civil expresa que "el error sobre la
causa principal del acto o sobre la cualidad de la cosa que se ha
tenido en mira, vicia la manifestación de la voluntad".
Sobre la interpretación de este precepto hay dos criterios 25:
el primero distingue como dos supuestos diversos el referente a
la causa principal y el referente a la cualidad de la cosa; el se-
gundo identifica ambas situaciones, reputando como cualidad sus-
tancial la que ha sido causa principal del acto.
En nuestra opinión, la primera tesis es inaceptable, porque
"causa principal" significa el motivo inmediato y objetivo (el fin)
que nos propusimos con el acto. El fin de la partición es deter-
minar el haber concreto de cada uno de los herederos; ese fin
sería la causa. El error en la causa principal del acto se confun-
de, así, con el error in negotio. Lo mismo sucede en los testa-
mentos 26. No sería lógico que el art. 926 se refiriera al supuesto
ya legislado en el art. 924.
La segunda tesis, que compartimos, es aceptada por Sego-
via 27, Llambías 28, siguiendo el criterio de Pothier y Freitas. La
causa principal del acto se identifica con la cualidad que se ha
tenido en mira, reputando como cualidad sustancial la que ha sido
causa principal o móvil determinante del acto. Para la ley, no
hay cualidad sustancial si al propio tiempo no es causa principal
del acto.
31 "j,,L.", 57-108/109.
32 Cicu, ob. cit., p. 895.
33 Mazeaud, Derecho civil, t. IV, ps. 231/33; Ripert y Boulanger, t. X,
vol. II, Sucesiones, p. 536.
208 JosÉ LUIS PÉREZ LASALA
39 Quizá sea ésta la razón por la cual Guaglianone, único autor que se
refiere al tema, sólo incidentalmente hable de ella, sin exponer su contenido.
212 JosÉ LUIS PÉREZ LASALA
185. Prescripción.
188. Prescripción.
189. Enumeración.
preceptos precisos al respecto. Así, el art. 887, párr. 29, del Có-
digo francés dice que "puede haber también lugar a rescisión
cuando uno de los coherederos pruebe en perjuicio suyo una
lesión de más de un cuarto". E! art. 762 del Código Civil italiano
expresa que "la división puede rescindirse cuando alguno de los
coherederos pueda haber sido lesionado en más de la cuarta par-
te". El art. 1074 del Código español también prevé la rescisión
de la partición por causa de lesión en más de la cuarta parte.
La determinación del quánturn, en nuestro derecho, queda
librada al prudente arbitrio judicial, para lo cual puede servir de
guía analógica la lesión en un cuarto de los bienes que determina
el art. 3510 para eI supuesto de defectos ocultos. "Los herederos
se deben garantía de los defectos ocultos de los objetos que les
han correspondido, siempre que por ellos disminuyan éstos una
cuarta parte del precio de la tasación".
192. Prescripción.
El art. 954, párr. 3?, presume, iuris tantum, que hay explota-
ción en el caso de notable desproporción de las prestaciones.
A su vez, la explotación debe basarse en la necesidad, ligereza o
inexperiencia de la otra parte.
Difícilmente se pueda concebir el aprovechamiento del "esta-
do de necesidad" de un coheredero. No se trata de un contrato
bilateral en el cual uno, aprovechándose de la necesidad del otro,
lo induce a contratar, obteniendo una ventaja desproporcionada,
sino de una partición en la cual todas las partes —coherederos—
se van a ver beneficiados. Aquí no hay necesidad de desprenderse
de bienes a cambio de una contraprestación vil, sino realización
de un acto particionario en el cual lo recibido no lo es a cam-
bio de contraprestación alguna.
Más fácil resulta admitir la explotación de un coheredero
aprovechándose de su "ligereza". Actuar con ligereza implica, en
castellano, hacer algo de cierta importancia pero irreflexivamente.
La falta de reflexión, de suficiente meditación, es lo que carac-
teriza la ligereza. No es necesario que medie un estado patológico
especial —transitorio o permanente— para invocar la ligereza, y
mucho menos referir el término "ligereza", en forma genérica,
a los actos de los inhabilitados del art. 152 bis del Código Civil
antes de ser declarados tales, como pretende Astuena 41. La ac-
tuación de los disminuídos mentales puede ser incluída en los
actos de ligereza, pero eso no significa que se circunscriba a ellos
el concepto, que es mucho más amplio. Así lo consideran los co-
mentaristas del Código Civil alemán, cuyo art. 138 sirvió de base
a nuestro art. 954 42.
La ligereza, en materia de partición, puede darse con facili-
dad. Muchas veces, unos herederos imponen su voluntad, en el
reparto hereditario, a otros herederos que no han hecho adecua-
damente los cálculos de valores, o que han sido menos reflexivos
en el análisis de los bienes repartidos, o a quienes, por distintas
circunstancias, les ha faltado la reflexión necesaria en el acto
partieionario.
La "inexperiencia" puede ser también frecuente en la parti-
ción. No se trata, necesariamente, de la inexperiencia en el propio
acto particionario, sino de la inexperiencia que lleva al descono-
cimiento del verdadero valor de los bienes sucesorios. Pensemos,
por ejemplo, en el coheredero que sin conocer el alto valor llave
de un negocio, sobre el cual carece de experiencia, acepta una
partición que resulta inicua. Pensemos también en el caso de un
41 Norman J. Astuena, La lesión como causa de nulidad o reajuste de
los actos jurídicos bilaterales, "E.D.", 45-962.
42 Enneecerus, Kipp y Wolff, Parte general, t. I, p. 2, n? 179 y nota.
218 JosÉ LUIS PÉREZ LASALA
195. Prescripción.
199. Prescripción.
49 ,Supra, n? 39.
50 Ob. cit., p. 137.
ACCIONES DE NULIDAD DE LA PARTICIÓN 223
I. Introducción
I. INTRODUCCIÓN
31 Prayones, p. 138.
32 Trullunque, ob. cit., p. 397.
33 Lafaille, p. 230.
34 Llerena, t. 6, p. 209; Machado, t. 8, p. 638; Fornieles, n? 188; Borda,
n? 466; y en la doctrina extranjera, entre otros, Dernburg, Aubry y Rau, Pla-
niol y Ripert, Bonnecase, Josserand, Pacifici-Mazzoni, Roca Sastre, Bonet.
236 JosÉ Luis PÉREZ LASALA
acción a los tenedores, según surge de los arts. 3425, 3426 y 3422,
in fine. En este sentido, la amplitud de la acción de petición de
herencia es similar a la acción reivindicatoria (art. 2772).
63Polacco, t. 2, p. 140.
64Notas a Kipp, p. 278.
65 Borda, n? 472; "J.A.", 1948-1-121.
66 Sancho Rebullida, ps. 55 y ss.
67 Julien Bonnecase, Elementos de derecho civil, trad. mejicana, 1946,
t. 3, ps. 28 y ss. Este autor define la subrogación real como "una institu-
ción jurídica esencialmente relativa a un patrimonio, considerado, en un
ACCIONES DE DEFENSA DE LA HERENCIA 249
73 Lafaille, ng 342.
254 JOSÉ LUIS PÉREZ LASALA
84 Lacruz, p. 597.
260 JosÉ Luis PÉREZ LASALA
92 MeSSille0, t. 7, p. 447.
ACCIONES DE DEFENSA DE LA HERENCIA 265
tal Zannoni (t. 1, ps. 478 y ss.) sigue los lineamientos que trazamos en
nuestro Derecho de sucesiones, t. 1, p. 834.
102 Derecho de sucesiones, t. 1, n? 279.
ACCIONES DE DEFENSA DE LA HERENCIA 271
ACCIONES DE EXCLUSIÓN
DE LA VOCACIÓN HEREDITARIA CONYUGAL
por GRACIELA MEDINA
CAPITULO V
1. Introducción
228. Régimen legal 275
229. Fuentes 275
230. Proyectos de reforma 276
231. Legislación comparada 277
232. Fundamento 278
233. Presupuestos de aplicación: enunciación 278
234. Presupuestos objetivos 279
235. Presupuestos subjetivos 280
236. Excepción: regularización de una situación de hecho 283
ACCIONES DE EXCLUSIÓN
DE LA VOCACIÓN HEREDITARIA CONYUGAL
por
GRACIELA MEDINA
L INTRODUCCIÓN
229. Fuentes.
232. Fundamento.
5 José Luis Pérez Lasa1a, Derecho de sucesiones, Depalrna, Bs. As., 1978-
1981, t. II, n? 41.
6 Nora LIoveras y Mónica Assandri, Exclusión de la vocación heredi-
taria entre cónyuges, Lerner, Córdoba, 1989, p. 41.
EXCLUSIÓN POR MATRIMONIO MEDIANDO ENFERMEDAD 279
245. Prescripción.
1. Introducción
247. Antecedentes históricos del divorcio dentro del derecho argentino 291
248. Separación personal con atribución de culpa: concepto 293
249. Causales 293
250. Exclusión hereditaria conyugal del cónyuge separado culpable 293
251. Fundamento de la exclusión hereditaria del cónyuge declarado
culpable 294
252. Condiciones de procedencia de la exclusión 295
253. Caso de muerte de un cónyuge antes de ser dictada la sentencia 296
I. INTRODUCCIÓN
249. Causales.
4 José Luis Pérez Lasala, Derecho de sucesiones, Depalma, Es. As., t. II,
1981, p. 88.
Pérez Lasala, ob. cit., p. 89.
6 Zannoni, ob. cit., p. 129.
7 Nora Llaveras y Mónica Assandri, Exclusión hereditaria entre cónyu-
ges, Córdoba, 1989, p. 62. -
EXCLUSIÓN EN LA SEPARACIÓN PERSONAL CON CULPA 295
los incapaces, que se hallan en colisión con los del cónyuge su-
pérstite 34.
En cambio, carecen de legitimación para pedir la exclusión
hereditaria conyugal los acreedores de la sucesión, quienes para
hacer efectivo su crédito no necesitan excluir al viudo, sino de-
mandar a los herederos y embargar los bienes del sucesorio.
Tampoco están legitimados, en principio, los legatarios de
cosa cierta, debido a que no tienen interés en el apartamiento del
viudo o viuda.
El deudor de la sucesión no tiene personería para solicitar la
exclusión del viudo o viuda, porque hasta tanto se haga efectiva
la pérdida de la herencia, si media declaratoria de herederos el
cónyuge ostenta la condición hereditaria, y quien le paga se libera
de su obligación; por ello carece de interés en el planteo de la
acción de exclusión del cónyuge 35. "Aquí, razonablemente, puede
aplicarse por analogía el art. 3299. Quien pretenda cubrir su in-
cumplimiento, o pretenda blandir razones para no cumplir, no pue-
de ser protegido pese a la causal flotante, no decretada, o, mejor
dicho, judicialmente establecida, determinando la exclusión. El
deudor no tiene legitimidad para invocar el divorcio o la separa-
ción de hecho, para detener la acción del viudo que le reclama
el pago. Claro está que si otro heredero hubiera obtenido el apar-
tamiento de aquél, la defensa sería viable, porque estaría recla-
mando quien dejó de ser heredero de su acreedor" 35.
En un fallo de la Cámara Civil y Comercial de Córdoba se
dijo: "La reforma de la declaratoria de herederos puede hacerse,
en ejercicio de la acción ordinaria, por quien tenga interés, y
puede solicitar exclusión de herederos quien se opuso a su reco-
nocimiento" 37 (la bastardilla es nuestra).
Cabe preguntarse si el heredero que en el juicio sucesorio no
se opuso a la inclusión del cónyuge, pierde su legitimación para
demandar con posterioridad.
Compartimos en esto el criterio sentado por la Cámara Na-
cional Civil, Sala B, la cual ha dicho que "el hecho de que un
heredero intervenga en el sucesorio y consienta la declaratoria
de herederos no le impide discutir luego el derecho de quien ha
sido tenido como tal" 38.
34 Santos Cifuentes, Cónyuge causante de la separación judicial: pérdida
de la vocación hereditaria del viudo, "J.A.", 1972-633, Doctrina.
Cifuentes, ob. cit. en nota anterior, p. 626.
35
Idem, p. 627.
36
37 C. 4! C. C. Córdoba, 24/4/79, "Camino de Villagras, Dolores, c. López,
Lorenzo, suc., y otra", "Rep. L.L.", t. XXXIX, J-Z, p. 2148, sum. 66.
33 C.N.Civ., Sala B, 13/4/82, "T. A. M. y otro c. T. C., F. J. M., y otros",
"Rep. L.L.", t. XLIII, J-Z, p. 2350, sum. 47.
EXCLUSIÓN EN LA SEPARACIÓN PERSONAL CON CULPA 305
El art. 234 del Código Civil, reformado por la ley 23.515, esta-
blece: "Se extinguirá la acción de separación personal o de di-
vorcio vincular, y cesarán los efectos de la sentencia de separa-
ción personal, cuando los cónyuges se hubieren reconciliado des-
pués de los hechos que autorizaban la acción. La reconciliación
restituirá todo al estado anterior a la demanda. Se presumirá la
reconciliación si los cónyuges reanudaran la cohabitación".
Conforme a la norma trascrita, si entre los cónyuges hay re-
conciliación posterior a la sentencia de separación personal, renace
la vocación hereditaria del cónyuge culpable, porque se restituye
todo al estado anterior a la demanda.
Por ello, si se pretende excluir al cónyuge culpable, éste
podrá defenderse alegando la reconciliación, que es un estado
de hecho: no habiendo disolución del vínculo, no hay necesidad
de volverse a casar después de la reconciliación, para borrar los
efectos del divorcio.
Para quien opone como defensa la reconciliación, el problema
reside en la prueba. La reconciliación puede ser probada por di-
versos hechos:
1. La cohabitación. Del texto de la ley surge que probada la
cohabitación, se presume la reconciliación. Por ello, a la cónyuge
supérstite le bastará probar que había cohabitado para que se pre-
suma la reconciliación y resurjan sus derechos hereditarios.
Cabe preguntarse si esa presunción es iure et de iure. Guas-
tavino entiende que estamos frente a una presunción jure et de
iure, porque "no puede permitirse que el marido pueda alegar y
probar que no tuvo intención de perdonar las faltas de su cón-
yuge" 43.
La jurisprudencia y la doctrina han evolucionado en sentido
distinto, y se ha admitido casi unánimemente que la cohabita-
ción constituye una presunción iuris tan tum 44.
Entre otros casos jurisprudenciales en que se desvirtuó la
presunción de reconciliación mediante prueba en contrario, ha-
llamos un fallo de la Cámara de Apelaciones de La Plata en el
cual se dijo que no cabía interpretar como reconciliación el re-
greso de la mujer al hogar conyugal cuando aquél estaba rnoti-
271. Enunciación.
272. Concepto.
El art. 236 del Código Civil permite que en las demandas por
presentación conjunta los cónyuges acompañen convenios que so-
lucionen el problema del hogar conyugal 38.
La ley ha otorgado gran margen de libertad para la realiza-
ción de tales convenios; por tanto, múltiples pueden ser las so-
luciones que los cónyuges le den a su problema conyugal.
La dificultad estriba en precisar qué ocurre cuando los espo-
sos acuerdan que alguno de ellos continúe habitando en el hogar
conyugal, sin atribuirle el dominio del inmueble, sino solamente
un derecho de uso, con o sin contraprestación por tal derecho.
La cuestión radica en determinar si el cónyuge supérstite man-
tiene el derecho de ocupar la vivienda, o si puede ser excluido
por los herederos.
Diferente será la respuesta si en los convenios se ha estable-
cido un derecho real de uso o habitación, o incluso un derecho
de usufructo, o sí simplemente se ha establecido un derecho per-
sonal. Corresponde, entonces, distinguir lo siguiente:
44 Graciela Medina, ¿Qué pasa con los convenios de atribución del hogar
conyugal a la muerte de uno de los cónyuges?, en curso de publicación
en "L.L.".
EXCLUSIÓN EN LA SEPARACIÓN PERSONAL SIN CULPA 343
1. Introducción
I. INTRODUCCIÓN
nes con que contaba el legislador, y que ésta no podía ser revisada
por los jueces. Aclaró también que el derecho a casarse era un
derecho que admitía reglamentación, y que declarar Ja disolubi-
lidad del vínculo era una tarea propia del Poder Legislativo, y no
del Judicial.
El caso "Sejean" generó gran incertidumbre, por cuanto al-
gunos tribunales seguían el criterio de la Corte, en tanto que
otros consideraban que éste no era obligatorio y no disolvían el
vínculo. En definitiva, el trascendental fallo dejó librada al ar-
bitrio judicial una cuestión tan importante como la disolubilidad
del matrimonio, generando inseguridad absoluta en cuanto a los
efectos posteriores de esta disolución y sobre la vocación suce-
soria de los ex cónyuges.
El resolutivo fue criticado, por el exceso de facultades que
se atribuyó la Corte 2. De él se dijo que se trataba de una sen-
tencia que hacía historia, aunque Ja "trascendencia social e his-
tórica no es sinónimo de acierto jurídico" 3. Pero lo cierto es
que apuró el trámite de la ley, que ya tenía media sanción en
Diputados, y que fue definitivamente sancionada el 8 de junio
de 1987, con el número 23515.
El art. 3576 bis del Código Civil preceptúa: "La viuda que
permaneciere en ese estado y no tuviere hijos, o que si los tuvo
no sobrevivieren en el momento en que se abrió la sucesión de
sus suegros, tendrá derecho a la cuarta parte de los bienes que le
hubieren correspondido a su esposo en dicha sucesión. Este
derecho no podrá ser invocado por la mujer en los casos de los
arts. 3573, 3574 y 3575".
La norma trascrita no deja lugar a dudas en cuanto a que
el divorcio vincular hace cesar los derechos hereditarios de la
nuera viuda. La solución legislativa se funda en que el llama-
miento de la viuda del hijo premuerto del causante proviene
LA EXCLUSIóN Y EL DIVORCIO VINCULAR 363
38 Alberto Molinario, Estudio del art. 3573 bis del Código Civil, "L.L.",
1975-B-1040.
39 Méndez Costa, ob. cit., p. 245.
4o Omar U. Barbero, El derecho habitacional viudal, Bs. As., 1979, ne 20;
Marina Mariani de Vidal, Ley 20.978: Derecho real de habitación del cónyuge
sobreviviente, "L.L.", 1976-C-498; Carlos Vidal Taquini, El derecho real de
habitación del cónyuge supérstite, "Revista del Notariado", 1975, p. 1531.
364 GRACIELA MEDINA
fijar los alimentos (art. 207, inc. 4). Por un lado, las soluciones
del derecho a pensión son similares a las del derecho hereditario,
y, por otra parte, no parece concebirse otra causa de pérdida
eventual del derecho a pensión que el divorcio vincular" 43.
No compartimos la opinión anterior; al contrario, considera-
mos que el hecho de que el divorcio vincular produzca la pérdida
de Tos derechos hereditarios no acarrea sin más la pérdida del
derecho de pensión, el cual podrá ser otorgado al cónyuge ino-
cente del divorcio vincular, y en los casos de divorcio por mutuo
acuerdo, si se hubiera dejado a salvo el derecho a pedir los
alimentos.
Fundamos nuestra postura en la naturaleza del derecho de
pensión, que no es sucesoria, sino asistencial, y en que no cabe,
por ende, aplicar las normas del derecho sucesorio, sino las del
derecho alimentario, que es el que más se le asemeja. Por tanto,
en la medida en que el cónyuge divorciado vincularmente con-
serva derecho alimentario, guarda también derecho de pensión.
I. Introducción
325. Concepto y clases 375
326. Efectos en el orden sucesorio: Régimen del Código Civil 376
327.Régimen de la ley 17.711 379
328.Régimen según la ley 23.515 380
329. Fundamentos de la falta de vocación hereditaria del cónyuge cul-
pable y de la vocación del inocente 383
I. INTRODUCCIÓN
51 1" C.N.Civ., Sala C, 2/10/90, "Begue, Roberto E., suc.", "L.L.", 1991-D-419,
con nota de Alberto Jorge Gowland, La vocación sucesoria del separado de
hecho sin voluntad de unirse.
52 Cám. CiV. It Cap., 10/10/46, "L.L.", 44-755.
394 GRACIELA MEDINA
1. Introducción
341. La separación provisional en la Ley de Matrimonio Civil 397
342.La separación provisional en la ley 17.711 399
343.La separación provisional como causal de exclusión hereditaria en
la ley 23.515 400
344. La atribución del hogar conyugal como separación provisional de-
cretada judicialmente 401
I. INTRODUCCIÓN
I. Introducción
351. Régimen de la Ley de Matrimonio Civil 409
352. Régimen de 1a ley 17.711 410
353. Régimen de la ley 23315 413
354. ¿Se puede continuar las acciones derivadas del art. 71 bis después
de la reforma introducida por la ley 23315? 413
355. ¿Son causales de indignidad el adulterio o las injurias graves? 414
356. Fundamento de la exclusión por concubinato o injurias graves 414
357. ¿Se mantiene el deber de fidelidad con posterioridad a la separa-
ción personal tras la sanción de la ley 23315? 415
358. Conceptuación del concubinato como causal de exclusión 416
359. Conceptuación de las injurias graves como causal de exclusión 417
360. ¿Constituye la unión homosexual una injuria grave? 418
361. Análisis de precedentes jurisprudenciales 419
1. INTRODUCCIÓN
354. ¿Se puede continuar las acciones derivadas del art. 71 bis
después de la reforma introducida por la ley 23.515?
Es probable que haya habido acciones de declaración de cul-
pabilidad del cónyuge inocente, según el art. 71 bis, pendientes
al tiempo de la sanción de la ley 23.515. No obstante la dero-
gación de esa norma legal, creemos que tales acciones pueden
ser continuadas, porque de lo contrario estaríamos efectuando
una aplicación retroactiva de la ley.
El tema es de gran importancia práctica, porque el art. 71
bis permitía la declaración de culpabilidad por "adulterio, infide-
lidad o grave inconducta moral", en tanto que ahora las causales
son las injurias graves y el concubinato, con lo cual es discutible
si el simple adulterio o la infidelidad podrían dar lugar a la
pérdida de la vocación hereditaria.
Por lo expuesto, al cónyuge culpable que ha logrado probar
la infidelidad de su ex cónyuge bajo el procedimiento y el régimen
del art. 71 bis, le resulta más conveniente terminar ese juicio que
embarcarse en otro en el cual se duda de si existe el deber
de fidelidad posterior a la sentencia de separación personal 13.
13 Guillermo Borda, ¿Se mantiene el deber de fidelidad en la separación
personal?, "L.L.", 1988-B.985.
414 GRACIELA MEDINA
369. Prueba.
370. Efectos.