Como enfrentar el fracaso escolar

Dra. María Luisa Velasco Campos

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Figuro 7.18. Familia en donde un hijo se convierte en el depositario

de las tensiones de oorejo.

Patrones de organización en
familias de hijos adolescentes

La presentación o arribo de la adolescencia en los hijos suscita una serie de

cambios individuales, familiares y escolares muy importantes de considerar. En el
capitulo 12 abordaremos con mas detalle el tema de los adolescentes.
Dentro de las organizaciones mas frecuentes en los hijos adolescentes que
parecen propiciar el fracaso escolar se encuentran:

Familias desintegradas En ellas, los hijos permanecen con uno de los pro-
genitores, generalmente la madre, quien mantiene una relación hostil con e! padre
ausente y generalmente no ha elaborado en forma adecuada el duelo de la
separación. En estos casos, la madre (o el padre! que permanece con los hijos
puede ver en uno de estos las características del progenitor ausente o piensa que
lo prefiere, por lo que todo el enojo y el resentimiento que siente por dicho
progenitor son volcados hacia el hijo. El hijo vive esta situación como altamente
injusta y experimenta un enojo muy grande hacia ambos padres. Se enoja con el
padre presente por su crítica constante hacia él y hacía el otro padre y se resiente
con el padre ausente por su abandono, y muchas veces por su irresponsabilidad.
Todo esto lo lleva a adoptar conductas cínicas

Este material no es completo, es un extracto para uso educativo didáctico

Se respeta como obra del autor al inicio de este documento. Consulte o compre el libro original.
 92 CAP. 7 FACTORES QUE PROPICIAN EL FRACASO

y retadoras frente a ambos padres, que en no pocos casos lo conducen no solo al

fracaso escolar, sino también a problemas de conducta muy serios en la escuela,
además de estar en alto riesgo de iniciarse en las adicciones (fig. 7.19).

Madre ataca al hijo con

características bimiiares a
ias del padre

M= madre; P= podre H= hijo; C= conflicto.

Figura 7.19. fomilio desintegrado.

Finn (1994) señala, por el contrario, que si la mamá o el papa que se quedan
al cuidado del hijo, mantienen bajos niveles de depresión, altos ni veles educativos
y menos conflictos con su ex pareja, los hijos tendrán un buen rendimiento
académico.
Una variante de este patrón es cuando los padres siguen juntos pero uno de
ellos sospecha la infidelidad del otro (con o sin pruebas), por lo que sus actitudes
son sumamente hostiles hacia la pareja, situación que genera una gran tensión, lo
cual hace muy difícil que el adolescente pueda con centrarse en sus estudios,
además de generarle una gran inseguridad en sus relaciones sociales.
Familias que no reconocen que sus hijos han crecido. Otra situación frecuente en
familias de adolescentes es que los padres presentan una gran incapacidad para
reconocer que sus hijos han crecido y que, por tanto, es necesario ajustar las
reglas de la casa, tanto para otorgar nuevos derechos, como para asignar nuevas
responsabilidades. En estos casos, los padres pueden adoptar uno de los
siguientes dos tipos de comportamiento.

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 ASPECTOS FAMILIARES 93

En el primero, los padres exigen a sus hijos(as) que inician su adolescencia

(en especial a sus hijas mayores) una serie de demandas y responsabilidades, que
corresponderían a personas mayores, sin otorgarles los derechos que
corresponden a dichas exigencias. Tal es el caso de la adolescente que pasa a ser
la responsable de sus hermanos menores, sin que por ello tenga derecho a salir
con mayor libertad o tener alguna prerrogativa. Estos casos son especialmente
delicados, porque pueden dar lugar a que la adolescente se enoje o resienta este
trato, que califica como injusto, lo que la impulsa a salir de la casa refugiándose
en una relación supuestamente amorosa que -en muchos casos- resulta en un
embarazo temprano, sobre todo si la mama de la adolescente es madre soltera o si
esta adolescente pasa mucho tiempo sola en casa sin supervisión adulta (tig.
7.20).

Figura 7.20. Familia donde uno de los hijos tiene obligaciones, pero ningún
derecho.

En el segundo caso, ante la adolescencia de sus hijos, los padres les otorgan
todo tipo de privilegios (automóvil, permisos, salidas nocturnas, etc.), pero sin
exigirles nuevas responsabilidades dentro o tuera de la casa, que tendrían que ser
equivalentes a dichos privilegios. Este tipo de papas o figuras de autoridad son en
extremo permisivos, ya que favorecen en los hijos la irresponsabilidad y la
dependencia.
La permisividad que no fomenta la conciencia de responsabilidad, además de
correlacionar con el fracaso escolar de los hijos, puede llevarlos a

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 94 CAP 7 FACTORES QUE PROPICIAN EL FRACASO

conductas autodestructivas; esto se debe, quiza, a que el adolescente, si bien sabe

que su mala conducta es algo incorrecto, no recibe sanción o consecuencia, y
entonces puede experimentar sentimientos de culpa que lo llevan a
autocastigarse.
Si además de estas dificultades los padres se pasan todo el día regañando o
reclamando al adolescente por su comportamiento irresponsable (que ellos
mismos propician al no tomar acciones que pongan limites a su conducta), la
situación se agrava considerablemente. Así, por una parte conceden todo lo que se
les pide, y por la otra, se da un reclamo verbal repetitivo, que lo único que logra
es enojar mas al adolescente y que el mismo justifique su conducta irresponsable.
Un ejemplo de esto sería la mamá que le repite al hijo o hija a toda hora sus
obligaciones o tareas, pero sin llevar a cabo una acción que realmente haga
cumplir sus ordenes, lo cual termina por suscitar mayor negativísmo y menor
responsabilidad (fig. 7.21).

I Padres sobreprotectores que no fomentan la autonomía de I

los hijos, ni permiten que asuman sus responsabilidades. |
Adolescentes sin normas claras. i

i --------------------------------------------------- 1

M= madre-; P= padre H = hijo.

Figura 7.21. Familia de padres sobreprotectores.

La dificultad de los padres para asumir una autoridad consistente o electiva

puede deberse a un sinnúmero de razones, entre las que se han podido observar
las siguientes:

• El temor consciente o inconsciente de los padres a que sus hiios(as)

crezcan y dejen de ser dependientes de ellos, lo que expone a estos
padres o tutores a situaciones de soledad.

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 ASPECTOS FAMILIARES 95

• Las culpas que se atribuyen los padres por lo que consideran que han sido
sus errores (separaciones, ausencias, infidelidades, etc.).
• Los problemas económicos o de salud de los padres, que se pueden
presentar sobre todo en estas edades (40 o 50 años) y que los debilitan
para ser firmes y consistentes.
• El temor de quedarse solos con una pareja que hace mucho tiempo dejo de
serlo realmente.
• El temor de castigar a los hijos y que estos los dejen de querer. Esto
ocurre como un patrón de conducta especialmente cuando los padres
fueron niños con padres muy autoritarios y a quienes todavía les guardan
resentimientos. En otras palabras, estos padres no quieren repetir los
errores de sus padres.

Por supuesto, en las familias donde impera la violencia o se propicia el abuso

sexual o de otro tipo hacia los hijos, las posibilidades de fracaso escolar son
también muy altas.
La observación de estos patrones de interacción familiar solo nos sirve en la
formulación de hipótesis de trabajo y, por tanto, en el planteamiento de las metas
terapéuticas, quedando a cargo del terapeuta seleccionar las técnicas para la
modificación de estos patrones disfuncionales, basadas en el conocimiento de la
cultura, lenguaje, mitos, creencias, historia y construcciones de cada familia.

Repercusiones del fracaso escolar.

Conclusiones del estudio

No hay que olvidar que todo fracaso escolar se constituye a su vez en un

problema familiar y que repercute profundamente en la autoestima del alumno, de
los padres y aun de los maestros, quienes se sienten responsables del
aprovechamiento del niño. El fracaso escolar es especialmente doloroso para la
madre, ya que la mayoría de las veces se culpa o es culpada por los demás. El
padre, por su parte, siente una gran frustración ante las limitaciones del hijo,
sobre todo si es el primogénito y varón, frustración que puede llevarlo a
recriminaciones constantes a la madre, lo cual desencadena una interminable
cadena de mutuas acusaciones que, por supuesto, agravan la situación del hijo,
quien a su vez aumenta su ansiedad y frustración que lo condicionan a fracasar
más.
Una vez desencadenado este círculo disfuncional, el niño o niña que fracasa
en la escuela va construyendo su definición de si mismo como “el que no puede”,
“el que provoca los problemas en los padres”, “el que fracasa”, etcétera.

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