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Revista trimestral publicada

por la Organización de las Naciones Unidas


para la Educación, la Ciencia y la Cultura
con la colaboración de la Comisión Española
de Cooperación con la Unesco,
del Centre Unesco de Catalunya
y Hogar del Libro, S.A.
Vol. XLII. núm. 3. 1990
Condiciones de abono
en contraportada interior.
Redactor jefe: Ali Kazancigil
Maquetista: Jacques Carrasco
Ilustraciones: Florence Bonjean
Realización: Helena Cots

Corresponsales
Bangkok: Yogesh Alai
Beijing: Li Xuekun
Belgrado: Balsa Spadijer
Berlín: Oscar Vogel
Budapest: György Enyedi
Buenos Aires: Norberto Rodríguez
Bustamante
Canberra: Geoffroy Caldwell
Caracas: Gonzalo Abad-Ortiz
Colonia: Alphons Silbermann
Dakar: T . Ngakoutou
Delhi: André Bcteille
Estados Unidos de América: Gene M .
Lyons
Florencia: Francesco Margiotta Broglio
Harare: Chen Chimutcngwende
H o n g Kong: Peter Chen
Londres: Alan Marsh
Mexico: Pablo Gonzalez Casanova
Moscú: Marien Gapotchka
Nigeria: Akinsola Akiwowo
Ottawa: Paul L a m y
Singapur: S. H . Alatas
Tokyo: Hiroshi Ohta
Túnez: A . Bouhdiba
Viena: Christiane Villain-Gandossi

T e m a s de los próximos números


L a familia

Ilustraciones:
Portada: Stonehenge. un conjunto de grandes
menhires (de 3 a 6 metros de altura). Salisbury.
Wiltshire. Inglaterra meridional. Lugar de culto,
erigido entre el final del neolítico v el inicio de la
edad del bronce (1800-1400 aC). » R
A la derecha: Cuadro de Fernand Léger
(1881-1955). n.R.
REVISTA INTERNACIONAL DE CIENCIAS SOCIALES

Septiembre 1990
COL-T
X

Historias de ciudades 125

Editorial 277

Richard Sennett Las ciudad s americanas: planta ortogonal


y ética protestante 281

Saskia Sassen Serviciosfinancierosy comerciales en la ciudad


de Nueva York: vínculos internacionales
y repercusiones en la ciudad 301

Janet Abu-Lughod Nueva York y El Cairo vistos desde la calle 323

Christian Topalov D e la «cuestión social» a los «problemas urbanos»:


los reformadores y la población de las metrópolis
a principios del siglo X X 337

Graciela Schneier América latina: una historia urbana 355

Akin L . Mabogunje La organización de las comunidades urbanas


en Nigeria 373

Ovsei I. Chkaratan Estructura social de la ciudad soviética 387

Hidenobu Jinnai •Puede revitalizarse la zona costera de Tokio? 399

Balkrishna V . Doshi Planificación de una comunidad: Vidyadhar Nagar 407

Mary Douglas El cuerpo cósmico 415


276

Debate abierto

Peter Lengyel Papel creador de las ciencias sociales. 421


Segunda parte: panorama de oportunidades

El ámbito de las ciencias sociales

Mattei Dogan Notoriedad y obsolencias en las ciencias sociales: 439


y Robert Pahre la innovación, c o m o deporte de equipo

Servicios profesionales y documentales

Calendario de reuniones internacionales 453


Libros recibidos 457
Publicaciones recientes de la U N E S C O 459
Números aparecidos 461
Editorial

Los espacios urbanos han cambiado considerable- en los países en desarrollo de Asia, Africa y A m é -
mente en los últimos treinta años. La ciudad se ha rica latina (gráfica 4). E n América latina, la pobla-
desintegrado bajo el impacto de los procesos econó- ción urbana debería alcanzar el 75 % de la pobla-
micos, tecnológicos, demográficos, sociológicos, ción total, con megápolis de 25 millones de habi-
culturales o étnicos. Las nociones que definían lo tantes, c o m o México o Sao Paulo. Actualmente,
urbano, c o m o el centro o los límites de la ciudad, en estas aglomeraciones urbanas gigantes del Ter-
han cambiado de significado. Las grandes aglome- cer M u n d o , el 50 % de la población vive en subur-
raciones tienen ahora el nombre de conurbación. bios, el 25 % no tiene acceso al agua potable, el
metrópoli o megápoli. Mientras que la noción de 40 % no goza de sistemas de saneamiento, y el
ciudad hace pensar en un centro multifuncional, ha- 30 % de los residuos sólidos no son evacuados.
bitado por gentes de toda condición social, y en su Tanto en los países industriales c o m o en el Ter-
periferia, las conurbaciones y otras megápolis desig- cer M u n d o la urbanización parece irreversible y
nan una sucesión de espacios urbanos, fragmenta- las zonas urbanas son por doquier el motor del
dos y organizados a m e n u d o por temas: trabajo, ser- desarrollo económico. E n los países en desarrollo,
vicios, producción material, habitat, ocio. la contribución de las ciudades al producto nacio-
La ciudad en tanto que lugar de sociabilidad y nal bruto se estima en un 60 %.
de civilidad, en tanto que centro -polis- y espacio Es. por consiguiente, en el contexto de una ur-
público -res publica- donde nacieron la democra- banización planetaria -Henri Lefèvbre teme que
cia y la ciudadanía, es difícil de percibir en esas en el siglo xxi. sobre la superficie de la tierra no
extensiones urbanas tentaculares. haya m á s que una sucesión de desiertos de asfalto
Detrás de las transformaciones que afectan los es- que circunden algunas islas de producción agra-
pacios urbanos se encuentra uno de los mayores fe- ria- que se transforman las estructuras de las ciu-
nómenos del siglo x x : la explosión urbana, que al- dades, se desarrollan nuevas formas de vida y de
canza todas las regiones del m u n d o y cuyofinal,se- creatividad, se modifican las relaciones entre el
gún las previsiones de las Naciones Unidas, aún es espacio arquitectónico y el espacio cultural/sim-
lejano. Según estas previsiones mientras que la po- bólico.
blación mundial entre 1990 y 2010 aumentaría del Los artículos del presente número de la R I C S
50 %, pasando de 5.200 millones a 7.800 millones, la analizan algunas de estas transformaciones en to-
población urbana crecería de m á s de un 100 %, pa- da su complejidad histórica, cultural, religiosa,
sando de 2.000 millones a 4.500 millones. D e aquí al social y económica. Richard Sennett señala los
año 2020, la población urbana pasaría del 43 % al vínculos históricos profundos entre la planta orto-
57 % de la población mundial (gráficas 1 y 2). gonal de las ciudades norteamericanas y la ética
La urbanización galopante atañe sobre todo a protestante. Saskia Sassen estudia las repercusio-
las regiones del Tercer M u n d o . Si se cumplen las nes que tiene sobre Nueva York la mundializa-
previsiones, el número de ciudades de 5 millones ción de la economía y el predominio de las indus-
de habitantes, entre 1950 y 2000. se habrá multi- trias de servicios. Janet Abu-Lughod muestra que
plicado por 3 (de 5 a 15), en los países industriali- algunas similitudes observadas a nivel de la calle
zados, mientras que en los países en desarrollo, se en N u e v a York y en El Cairo esconden de hecho
habrá multiplicado por 45. pasando de 1 a 45 diferencias estructurales y procesos de denomina-
(véase gráfica 3). Si se considera las aglomeracio- ción económica a escala mundial que configuran
nes urbanas gigantes de m á s de 10 millones de las ciudades tanto en occidente c o m o en el Tercer
habitantes, en el año 2000, 17 de ellas se situarían M u n d o . Christian Topalov analiza el papel

RICS 125/Set. 1990


278 Editorial

CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN URBANA DE 1990 AL 2020


Población por año (miles de millones)
10

8 -

1990 2000 2010 2020

Población Población
total mundial urbana
Fuente: United Nations. «The Prospects of World Urbanization», reactualizados en 1984-1985. Population Studies. N u m . 101
St/ESA/SER/lOI. Nueva York, 1987.

P R O P O R C I Ó N D E LA POBLACIÓN D E LAS Z O N A S U R B A N A S
Regiones desarrolladas/Regiones en desarrollo, 1970-2025
% de zonas urbanas
100

80

60

40

20

1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025
^ _ Regiones K ^ < 3 Rc 6'ones
^^" desarrolladas k ä S ä e n desarrollo
Fuente: United Nations. «The Prospects of World Urbanization», reactualizados en 1984-1985. Population Studies. N u m . 101.
St/ESA/SER/101. Nueva York. 1987.
Editorial 279

REPARTICIÓN DE LAS CIUDADES DE MAS DE 5 MILLONES DE HABITANTES


N ú m e r o de ciudades

40

30

20 -

10 -

Regiones Regiones
desarrolladas en desarrollo

rúenle: United Nations, «lhe Prospects of World Urbanization», reactualizados en 1984-1985. Population Studies. N u m . 101.
Sl/ESA/SKR/lDl. Nueva York. 19X7

• Aglomeración urbana de 5 a 9.9 millones de habitantes en el año 2000


A Aglomeración urbana de más de 10 millones de habitantes en el año 2000

Regiones desarrolladas Regiones en desarrollo

Fuente: United Nations. «The Prospects of World Urbanization», reactualizados en 1984-1985. Population Studies. N u m . 101.
St/KSA/SER/101. Nueva York. 1987.
280 Editorial

desempeñado por los reformadores urbanos de nos ofrece sus reflexiones de antropología arqui-
principios de siglo en Inglaterra y en Francia en lo tectónica, y muestra las influencias ejercidas por
que se refiere a la integración de la clase obrera en «efectos microcósmicos», es decir la proyección
las estructuras productivas urbanas, aunque tam- metafórica de la estructura del cuerpo h u m a n o en
bién en la sociedad política. Graciela Schneier nos los conjuntos organizados c o m o por ejemplo las
da a conocer la historia de las ciudades de Améri- ciudades.
ca latina, «la región más urbanizada del Tercer Estos artículos son versiones revisadas de algu-
M u n d o » y «continente de megápolis». Akin L . nas de las comunicaciones presentadas en una
Mabogunje analiza la organización urbana preco- reunión sobre las ciudades, que tuvo lugar en Pa-
lonial y colonial en Nigeria y preconiza soluciones rís el-20 y el 21 de enero de 1989 y que fue organi-
para salir de lo que él llama «la crisis urbana post- zada Conjuntamente por la U N E S C O y el Consejo
colonial». Ovsei I. Chkaratan evoca la crisis social Internacional de Ciencias Sociales, y coordinada
y cultural de las ciudades y de los ciudadanos so- por Richard Sennet. Después de aquella reunión,
viéticos, víctimas del autoritarismo, de la desper- se constituyó en Nueva York un « U N E S C O Advi-
sonalización y de la pasividad, y la necesidad de sory Committee on Urban Studies», cuyo coordi-
desarrollar la participación y la capacidad de au- nador es Richard Sennett. U n o de los cometidos
toorganización en las ciudades. Hidenobu Jinnai de este Comité será contribuir al proyecto sobre
describe la evolución del urbanismo en Tokio, ba- «El futuro de las ciudades», que la U N E S C O se
jo la influencia de la era postindustrial y de las propone iniciar a partir de 1992, con el fin de con-
nuevas aspiraciones de sus habitantes a disponer tribuir a la mejora de los conocimientos y de las
de un marco de vida más agradable. Balkrishna V . políticas sobre los sistemas urbanos, la planifica-
Doshi explica que concibió y construyó los nue- ción urbana y las condiciones de vida en las ciuda-
vos barrios de Jaipur según los principios religio- des, particularmente en el Tercer M u n d o .
sos y culturales que gobiernan la vida social india
desde hace milenios. Finalmente, Mary Douglas A.K.
Las ciudades norteamericanas:
planta ortogonal y ética protestante

Richard Sennett

Cuadrículas lezas militares o castra. Los campamentos ro-


manos estaban dispuestos en forma de cuadra-
^
El jeroglífico egipcio w que a juicio del his- dos o de rectángulos. La custodia del perímetro
toriador Joseph Rykwert sería uno de los signos del campamento se confió al principio a los sol-
originales de alguna ciudad se transcribe c o m o dados, y sólo después, una vez convertido en
«nywt» 1 . Se trata de una cruz inscrita dentro de asentamiento permanente, se erigían las mura-
un círculo y sugiere dos de las imágenes m á s llas. U n a vez construido el castrum se dividía
sencillas y perennes. El círculo consta de una en cuatro sectores cruzados por dos calles axia-
sola línea cerrada e ininterrumpida que hace les, el decumanus y el cardo. E n la confluencia
pensar en un recinto, en un m u r o o en el espa- de estas dos calles principales se levantaban las
cio de una plaza pública en principales tiendas milita-
la que transcurre la vida. res y m á s tarde se instalaba
Richard Sennett es profesor de Sociolo-
La cruz es la forma m á s gía en la Universidad de Nueva York, al Norte de la encrucijada
simple de líneas compues- en la que también es profesor de H u m a - lo que se denominaba foro.
tas y distintas; puede que nidades. El interés del profesor Sennett A medida que el asenta-
se centra en la historia y cultura de las
sea el objeto más antiguo ciudades. Actualmente es el presidente
miento era próspero se col-
del proceso ambiental por del Comité de la Unesco para los Estu- m a b a n los espacios c o m -
oposición al círculo que re- dios Urbanos. Aparte de su labor do- prendidos entre el períme-
cente, es novelista.
presenta el límite que defi- tro y el centro, repitiendo
ne el volumen del medio así la idea de los ejes y los
ambiente. Las líneas cruza- centros en miniatura. C o n
das representan un medio estas reglas lo que los roma-
elemental de trazar calles nos se proponían era crear
dentro del límite y a través ciudades a imagen y seme-
de cuadrículas. janza de R o m a , así, donde-
En la planificación de quiera que el romano se en-
las ciudades de la antigüedad, los asirios y los contrara, viviría c o m o en R o m a .
egipcios diseñaban calles rectilíneas que se cru- En la historia ulterior del urbanismo occi-
zaban en ángulos rectos para formar bloques dental, la cuadrícula ha servido para abrir nue-
regulares de suelo para la construcción. Se vos espacios o para renovar los viejos espacios
piensa por lo general que Hipódamo de Mileto devastados por alguna catástrofe. Todos los
fue el primer urbanista que contempló el plano planos para la reconstrucción de Londres des-
cuadriculado c o m o expresión cultural; a su jui- pués del gran incendio de 1666 (de Hooke, de
cio, la cuadrícula expresaba la racionalidad de Evelyn y de Wren) recurrían a la cuadrícula ro-
la vida civilizada. En el curso de sus conquistas mana. Estos proyectos influirían en los proce-
militares los romanos hacían resaltar el con- sos norteamericanos que iban a ir fundando
traste que oponía a los toscos e informes c a m - nuevas ciudades, c o m o en el caso de William
pamentos de los bárbaros con sus propias forta- Penn. El Estados Unidos del siglo xix se ase-

R I C S 125/Set. 1990
282 Richard Sennen

mejaba a un conglomerado de ciudades creadas gún el cual el m u n d o natural es ilimitado y no


con arreglo a los principios del campamento concebían tampoco que su poder de conquista
militar romano y el ejemplo norteamericano de y de asentamiento pudiera tener límites.
ciudades hechas al instante iba a influir a su vez Los romanos, a partir de la imagen de un
en la creación de otras ciudades en otras partes todo definido y limitado, concibieron la m a n e -
del m u n d o . ra de crear un centro en la intersección del
En su origen, la cuadrícula establecía un clecumanus y el cardo para, m á s tarde, crear
centro espiritual. «El rito de la fundación de centros análogos en cada barrio repitiendo ese
una ciudad evoca una experiencia religiosa», mismo cruce de ejes principales. Los norteame-
dice Joseph Rykwert en su estudio de la ciudad ricanos tendieron en cambio cada vez m á s a
romana. eliminar el centro público, c o m o puede verse
La construcción de todo edificio comunitario o en los planos del Chicago de 1833 y de San
vivienda constituye siempre, hasta cierto Francisco de 1849 y 1856 en los que, en medio
punto, una anamnesis, la evocación de un de millares de bloques de edificios proyecta-
ser divino creador del centro del universo. dos, tan sólo aparecían unos pocos y reducidos
Por ese motivo, el lugar no puede elegirse al espacios públicos. A u n cuando se manifestaba
azar ni responder tampoco a motivos ra- el deseo de contar con un centro, no era fácil
cionales: su descubrimiento debe respon- deducir dónde se establecerían los lugares pú-
der a la revelación de alguna divinidad2. blicos y de qué m o d o funcionarán en ciudades
El erudito latino Cayo Julio Higinio consi- concebidas c o m o un m a p a de infinitos rectán-
deraba que los sacerdotes al inaugurar toda gulos de suelo. Los espacios cívicos h u m a n o s
nueva ciudad romana debían encontrar su lu- creados por Penn y Holme en la Filadélfia colo-
gar en el cosmos, y, puesto que «los límites no nial o, en el polo opuesto, los cuadrados del
se establecen nunca sin recurrirse al orden del brutal mercado de esclavos de la Savannah an-
universo, los dccumani deben estar en armonía terior a la guerra de Secesión (ambos, espacios
con el curso del sol y los cunlines seguir la línea manejables para la vida organizada de la colec-
imaginaria del cielo»1. Sin embargo, no hay tividad), acabarán perdiendo su condición de
nunca diseño físico que tenga un significado modelos en cuanto se inició la era del desarro-
perenne. C o m o cualquier otro diseño, las cua- llo urbano con las enormes inversiones que se-
drículas se convierten en lo que cada sociedad rán necesarias.
quiere que represente. Para los romanos, la Es cierto que en las cuadrículas de Estados
cuadrícula era un diseño cargado de afección. Unidos se observa una clara intensificación de
Los norteamericanos la utilizaron con fines valor en las intersecciones c o m o es el caso de
m u y distintos, con objeto de negar la compleji- las zonas residenciales del Manhattan moderno
dad y la diferencia del medio ambiente. E n la con sus edificios elevados en las esquinas,
época moderna la cuadrícula parece haber sido mientras se mantiene una edificación baja en el
un plan establecido para neutralizar al medio centro de la manzana. Pero incluso esta pauta,
ambiente. cuando se repite una y otra vez, pierde esa ca-
La ciudad militar romana se concibió de tal pacidad de «crear imagen» que buscaba el hu-
manera que pudiera ir creciendo dentro de sus manista Kevin Lynch, es decir, la capacidad de
límites, diseñada de tal forma que acabara lle- designar la índole de un lugar específico y su
nándose gradualmente. La cuadrícula moderna relación con el resto de la ciudad.
no tiene límites y se extiende por acumulación Las cuadrículas m á s notables así creadas
de los bloques a medida que crece la ciudad. En puede que sean los asentamientos meridionales
1811, los ediles que establecieron el plan cua- de Estados Unidos de América en las ciudades
driculado que desde entonces ha definido el ur- que progresaron bajo la dominación o la in-
banismo de la isla de Manhattan más allá de fluencia de España. El 3 de julio de 1573, Feli-
Greenwich Village, observaban: «puede que pe II promulgó una serie de ordenanzas sobre
se hagan comentarios jocosos al ver que los edi- la creación de ciudades en sus tierras del N u e v o
les han previsto espacio suficiente para alber- M u n d o conocidas c o m o las Leyes de Indias en
gar a una población m á s numerosa que la exis- las que se disponía, entre otras cosas, la forma-
tente en cualquier otro lugar al este de China» 4 . ción simétrica de las ciudades a partir de su
Los norteamericanos partían del principio se- centro:
Las ciudades norteamericanas: plan/a ortogonal y ética protestante 283

Hancock Building, Chicago. Para los norteamericanos, la planta ortogonal ha sido el m o d o de neutralizar el entorno.
Cj. Gerstlcr/Raplio.
284 Richard Sennelt

Se haga la planta del lugar repartiéndola por sin carácter. N o es la cuadrícula la «causa» es-
sus plazas, calles y solares a cordel y regla, pecífica de esta falta de carácter, ya que la neu-
comenzando desde la plaza mayor, y des- tralidad persiste aunque se haya abandonado la
de allí sacando las calles a las puertas y pauta de ciudad interminable de líneas regula-
caminos principales, y dejando suficiente res por el diseño de zonas residenciales sinuo-
espacio libre para que aun cuando crezca sas, centros comerciales y grupos de oficinas o
la ciudad pueda extenderse siempre en fábricas. Pero la historia reciente de la cuadrí-
forma simétrica5. cula pone de manifiesto lo que cabría describir
Estas ordenanzas estuvieron tres siglos en c o m o fealdad y que subyace en la falta de carác-
vigor y se aplicarán por primera vez, en 1565, ter; tanto al crear un medio ambiente c o m o al
en San Agustín, Florida, en lo que concierne al desarrollar una vida, la neutralidad es muchas
actual territorio norteamericano. E n 1781, el veces el instrumento de una agresión pasiva.
plan inicial de Los Angeles habría sido familiar U n a ciudad opaca es, al igual que una vida ruti-
a Felipe II c o m o lo habría sido también, por lo naria, una manera de rechazar la idea de que
demás, a Julio César. C o n la llegada de los fe- también y en última instancia hay otras perso-
rrocarriles y la inversión de cuantiosos capita- nas, c o m o también otras necesidades, que n o
les, en las ciudades norteamericanas de influen- dejan de tener importancia.
cia hispánica quedan sin vigor los principios En abril de 1791, Pierre Charles l'Enfant,
enunciados en las Leyes de Indias. El cuadrado que libraba un combate denodado contra el
deja de tener un centro y ya no será el punto de proyecto de T h o m a s Jefferson de aplicar u n a
referencia de la generación de nuevos espacios cuadrícula rígida al diseño de la nueva capital,
urbanos. La cuadrícula desaparece a medida escribía al presidente Washington;
que se repite hasta el infinito, una manzana Los planes regulares... resultan en última ins-
tras otra, c o m o ocurrirá en 1875 con el plano tancia fatigosos e insípidos; en su origen,
de Santa Mónica (nueva fracción de Los Ange- la cuadrícula no ha sido m á s que el pro-
les) y, una generación m á s tarde, al hacerse rea- ducto de una imaginación fría carente de
lidad la «nueva ciudad de Los Angeles». sensibilidad ante la verdadera belleza y la
Estos procesos geográficos inherentes a la auténtica grandeza...6.
cuadrícula tuvieron su culminación en el si- La capital debe reflejar el poder simbólico.
glo X X . incluso cuando el desarrollo urbano Para l'Enfant, la regularidad de la cuadrícula
adopta la forma de millares de casas dispuestas carece de tal reflejo y no es m á s que un espacio
a lo largo de calles construidas c o m o meandros neutro con el sentido de vacío. El siglo siguien-
arbitrarios y que podrían ser tomados por te al de l'Enfant demostraría, empero, que esos
«Sendero de sauces» o «Viejos caminos de pos- medios neutrales eran espacios perfectos para
tas» o cuando se crean parques industriales, poner al orden del día la negación de la diferen-
bloques de oficinas y centros comerciales pega- cia.
dos a las autopistas. En el desarrollo de la m e - Los urbanistas norteamericanos se valieron
galopolis moderna es m á s razonable hablar de del plano cuadriculado para rechazar incluso
«nudos» urbanos que de centros y suburbios. las irregularidades elementales de la geografía.
La vaguedad de la palabra «nudo» indica que En Chicago, c o m o también en otras ciudades,
ya no es posible designar un valor ambiental, la cuadrícula se aplicó a u n suelo irregular; los
mientras que el «centro» está cargado de signi- bloques suprimían el medio natural y se exten-
ficados históricos y visuales, por lo que el «nu- dían implacablemente y con toda indiferencia
do» es algo amorfo. a las colinas, ríos y bosques que encontraban a
Esta pauta norteamericana se concebirá de su paso. Había que nivelar los accidentes natu-
un m o d o u otro en la configuración extrema a rales y drenar las aguas; había que ignorar los
que tienden otras formas de nuevo desarrollo obstáculos que la naturaleza oponía a la cuadrí-
urbano; se crean así asentamientos similares en cula y el curso irregular de los ríos o lagos, ya
Italia, Francia, Israel y en la Unión Soviética que los planificadores de las ciudades de la
del otro lado de los Urales. En todos estos pro- frontera parecían no aceptar la existencia de to-
yectos falta la lógica de los límites y la forma do cuanto no pudiera ser sometido a una geo-
definida dentro de los mismos; los edificios metría tan mecánica c o m o tiránica. A veces la
amorfos se traducen en la creación de lugares imposición implacable de la cuadrícula supo-
Las ciudades norteamericanas: planta ortogonal y ética protestante 285

nía la supresión voluntaria de toda facultad ló- esa época del neoclásico, los planificadores del
gica. En Chicago, la aplicación de la cuadrícula siglo XIX podrían haber edificado c o m o los ro-
ha creado inmensos problemas al cauce del río manos o c o m o , m á s cercano, William Penn tra-
que atraviesa el centro de la ciudad; las líneas zando las plazas y fijando el lugar que debían
de las calles se detienen abruptamente en una ocupar las iglesias, las escuelas y los mercados.
orilla y prosiguen imperturbables por la otra, Se disponía del suelo para ello, pero los planifi-
c o m o si los extremos estuvieran unidos por cadores del siglo XIX no concebían las cosas de
puentes invisibles. E n 1797, un visitante de la ese m o d o . El desarrollo económico y la con-
flamante ciudad de Cincinnati observaba la cienciación ambiental iban inseparablemente
«inconveniencia» de aplicar la cuadrícula a ta- unidos a esa concepción negativa de lo neutral.
les topografías fluviales, y añadía: Los ediles de Nueva York declararon que «las
D e haber trazado una de sus calles principales casas construidas en ángulo recto eran m á s ba-
frente al río y otra en la siguiente cresta del ratas y m á s cómodas para vivir»8. L o que no se
terreno ... la población presentaría una faz expresa aquí es la idea de que las unidades uni-
noble al contemplarla desde el río7. formes del suelo son también m á s fáciles de
Se dio a Cincinnati un nombre antiguo sin vender. Esa relación entre cuadrícula y econo-
ser una ciudad griega; esos planes urbanos im- mía capitalista tendrá en Lewis Munford su
puestos de manera arbitraria a la tierra lo que m á x i m a expresión al decir:
han hecho ha sido establecer una relación inter- ... el capitalismo renaciente del siglo x v n trató
activa y de apoyo en la misma. la parcela individual, la manzana, la calle
A pesar de que Nueva York es una de las y la avenida c o m o unidades abstractas de
ciudades m á s antiguas de la América del Norte, compra y venta, sin el menor respeto por
los que se ocuparon de su planificación en el los usos y costumbres tradicionales, por
apogeo del capitalismo la trataron c o m o si fue- las condiciones topográficas o por las ne-
ra una ciudad de la frontera, un lugar en el que cesidades sociales9.
el medio físico debía contemplarse c o m o ene- En la historia de Nueva York del siglo XIX
migo. En 1811, y de un solo golpe, los planifica- se trataba de algo realmente m á s complejo, da-
dores impusieron la cuadrícula a la isla de do que la cuestión económica de la venta del
Manhattan desde Canal Street, al borde del suelo era m u y distinta según se tratara del N u e -
asentamiento m á s denso, hasta la calle 155 y va York de 1870 o del de 1811. A comienzos de
luego, en 1870, en un segundo impulso, hasta la siglo, la ciudad era un racimo de edificios cons-
extremidad septentrional. En Brooklyn, al Este truidos en un yermo y el suelo que se ponía en
del antiguo puerto, el plan cuadriculado se im- venta era un espacio vacío. A partir de la G u e -
puso de manera m á s gradual. Fuera por miedo rra de Secesión ese suelo se ocupó con suma
o simplemente por codicia, los pobladores de la facilidad. Sacar provecho de la venta del suelo
frontera trataron a los indios c o m o parte del en tales condiciones suponía conocer m u y bien
paisaje y no c o m o a seres humanos. En la fron- los códigos sociales y saber adonde iría a vivir
tera no había nada, era un vacío que habría que la gente, por dónde pasarían los medios de
colmar. Ni en Nueva York ni en Illinois los pla- transporte y dónde se ubicarían las fábricas. El
nificadores podían concebir que existiera vida examen del m a p a que consta de una serie de
fuera de la cuadrícula. Consideraron que las al- manzanas idénticas no permite responder a
deas y villorrios del Manhattan del siglo xix muchos de los interrogantes. La cuadrícula no
tenían que ser sencillamente absorbidos a m e - constituía sino un diseño urbano racional en
dida que la cuadrícula de papel se convertía en sentido abstracto y cartesiano. Así, al igual que
realidad edificable. E n ese proceso, el plan no sucedió con la historia de las inversiones ferro-
sufriría ninguna modificación, aun cuando una viarias e industriales, la historia económica de
disposición m á sflexiblede las calles hubiera la cuadrícula en su período tardío registra tanto
sacado mejor partido de la colina y se hubie- inversiones desastrosas c o m o ganancias colosa-
ra adaptado mejor a los caprichos de la capa les.
hídrica de Manhattan. D e manera inexorable, Los que querían sacar pingües beneficios de
el crecimiento urbano llevado a cabo con arre- un ambiente neutral compartían la misma ima-
glo a la cuadrícula acabaría arrasando todos los gen vacía de la cuadrícula con los que, al igual
asentamientos que encontraba a su paso. E n que l'Enfant, la detestaban10.
286 Richard Sennett

Negación del significado mericana, la «Vista del H u d s o n cerca de West


Point», de John Kensatt, 1 863, con la «Vista de
Cuando los norteamericanos de la época del Volterra» de Corot, 1838, dos lienzos ordena-
apogeo del capitalismo pensaron en un sucedá- dos con arreglo a unos principios análogos. E n
neo para la cuadrícula lo que hacían era pensar el cuadro de Kensatt puede contemplarse un
en algún alivio de carácter bucólico, en parques espacio ilimitado en el que la visión desborda
arbolados y paseos, en lugar de imaginar calles, el marco y el ojo puede desplazarse sin ningún
plazas, o centros m á s interesantes donde se sin- obstáculo. Las rocas, los árboles y la gente que
tiera latir la vida ajetreada de la urbe. La cons- figuran en el cuadro carecen de substancia al
trucción de Central Park en Nueva York puede haber sido absorbidos por la inmensidad. E n el
ser el ejemplo m á s aciago de esta concepción, el cuadro de Corot, en cambio, sentimos la pre-
de un vacío natural cuidadosamente diseñado sencia viva de cosas específicas que aparecen
c o m o centro urbano a la expectativa de que los en una visión limitada; para citar las palabras
agradables terrenos cultivados que lo circun- de un crítico, «... una arquitectura sólida de ro-
dan (ya en sí el escenario m á s bucólico y pla- cas y follaje permite medir la profundidad del
centero que el habitante de la ciudad podía espacio»12. Para dominar la amplitud america-
imaginar a tan poca distancia de su hogar) se- na parecía que sólo podría recurrirse a la i m p o -
rían arrasados con la intromisión de la cuadrí- sición m á s arbitraria, la de una cuadrícula in-
cula. terminable. Pero ese esfuerzo voluntario
Los diseñadores Olmsted y Vaux deseaban provoca la reacción contraria: la arbitrariedad
disipar toda idea según la cual Central Park es- perjudica al objeto dominado, la cuadrícula
taba situado en el corazón de una metrópolis priva al espacio de todo su sentido y nos encon-
dinámica, idea que se podía tener, por ejemplo, tramos con un Olmsted en busca del método
al oír o ver el tráfico que la atravesaba. Los di- que le permita recuperar el valor de la naturale-
señadores norteamericanos procedieron a la in- za, sólo en apariencia liberada de la presencia
versa del Bois de Boulogne, que consiguieron visible del ser h u m a n o .
hacer que resulte placentera la travesía de! mis- En el siglo XIX la cuadrícula se aplica en
m o incluso paia los que tenían que hacerlo por sentido horizontal; en el siglo x x lo es en senti-
obligación. Olmsted y Vaux escamotearon al do vertical. El rascacielos y su neutralidad tras-
público las vías de acceso y confinaron el tráfi- cienden el escenario norteamericano. E n las
co a carreteras trazadas a un nivel inferior al ciudades de rascacielos (Hong Kong o N u e v a
del parque. Según ellos esas carreteras debían York) no es posible pensar que los segmentos
estar que se apilan en sentido vertical a partir de la
... sumergidas a nivel inferior al del parque... calle tengan un orden intrínseco c o m o lo tenía
bordeadas por muros de unos 2 metros de la intersección del cardo y el dcciimanus. N o es
altura... U n a hábil disposición de plantas posible indicar una actividad que deba reali-
en la cumbre o las laderas ocultarán casi zarse precisamente en el sexto piso del inmue-
por completo la carretera y los vehículos ble. T a m p o c o es posible establecer una relación
que la recorran de la vista de las personas visual entre el sexto y el séptimo piso por oposi-
1 ción al vigésimoquinto. La cuadrícula vertical
que se pasean por el parque '.
Es fácil comprobar esa doble negación. Se carece de las definiciones correspondientes a
construye c o m o se haría en el desierto y. en un cierre y una ubicación significante. Y . no
oposición al m u n d o del constructor, se actúa obstante ello, los historiadores nos dicen que la
c o m o si no se viviera en una ciudad. historia nunca se repite.
Ese rechazo de lo que significa la ciudad C u a n d o las casas, hogares familiares, se
norteamericana se origina específicamente en construyen c o m o cuadrículas verticales c o m -
el continente y proviene de la impresión visce- prenden que han cometido un error. Es cierto
ral que todos los viajeros, extranjeros y autóc- que en Estados Unidos existía en el siglo XIX la
tonos, tienen del paisaje natural. Ese m u n d o costumbre de que las familias utilizaran los ho-
natural había sido en su origen inmenso, abier- teles c o m o residencias semipermanentes. Las
to e ilimitado. La impresión de un m u n d o ili- familias ocupaban un hotel tras otro; los niños
mitado es algo evidente cuando, por ejemplo, jugaban a veces por los corredores y las familias
se compara una composición pictórica nortea- cenaban en el comedor en compañía de viajan-
Las ciudades norteamericanas: planta ortogonal y ética protestante 287

En la cúspide de un rascacielos en Nueva York: la imposición de la cuadrícula que caracteriza el espacio urbano
americano fue una manera de d o m a r el espacio natural que antaño aparecía sin límites, E. iianmann/Magnum

tes de comercio, forasteros y mujeres poco re- 1911 en la que se consideraba que todas las vi-
comendables. D e manera m á s general, los pla- viendas de pisos cumplían una función social
nificadores llegaron a considerar que el inmue- análoga a la de los hoteles; la falta de funda-
ble de pisos era también una cuadrícula mentos en que se basa un hogar se vinculará en
vertical de índole intrínsecamente neutral. El 1929, en una de las primeras obras consagradas
diario de Nueva York The Independent soste- a la arquitectura de las viviendas de pisos a «...
nía en un editorial de 1902 concepciones análo- esos edificios de 6, 9 o 15 plantas en los que
gas a las expresadas en Inglaterra por el movi- cada piso es idéntico a todos los demás, por lo
miento de las ciudades-jardín y que en Francia que no hay nada que sea prácticamente indivi-
y Alemania fueron atributo de los planificado- dual»13. El rascacielos no tiene cabida en el sue-
res socialistas interesados por los ideales c o m u - ño de Ruskin.
nitarios según los cuales los grandes inmuebles El sentido c o m ú n nos dice que el cambio
de pisos destruyen «el sentimiento de vecin- interviene cuando uno percibe que algo anda
dad, la ayuda mutua, las relaciones de parro- mal y toma medidas para corregirlo. Pero una
quia y los intereses comunes que son el funda- versión más realista nos dice que se actúa a m e -
mento del orgullo y del deber cívico». E n dida que se descubre el mal. Se sabe que lo que
Nueva York este criterio quedará codificado en se hace está mal, pero se sigue obrando de tal
la Ley de edificios de viviendas múltiples de m o d o que éste se produzca para ver si lo que se
288 Richard Sennett

piensa o percibe es real. En nuestra época esto que levantan los vagones al salir de un túnel
es lo que hacen los que construyen cuadrículas próximo a los edificios. D e noche en el bar hay
verticales para las familias. Inquietos por la po- un aparato de televisión encendido pero sin so-
sibilidad de que en espacios tan neutros e im- nido y se oyen las sirenas de los vehículos poli-
personales puedan perderse los valores de la fa- ciales. E n verano gira un ventilador. Tal es el
milia, los arquitectos y planificadores de la marco de las conversaciones y llegué a entender
década de 1930 (por ejemplo, Robert Moses) que esas gotas de sonido eran suficientes para
empiezan a edificar en Nueva York los grandes crear la conciencia de una presencia, una indi-
proyectos de viviendas que acabarán materiali- cación mínima de que allí había vida. Las pala-
zando esa posibilidad. Puede ser que los prota- bras m e conmovieron m á s que algún discurso
gonistas del cuento no sean unos malvados y político inflamado, por ser la expresión de un
que el sueño de la vivienda sea una utopía re- deseo de crear un lugar donde importara ha-
formista que tiene su origen en el siglo XIX y blar, aunque no fuera m á s que un espacio so-
que consiste en edificar viviendas saludables y meramente equipado con sillas desparejadas y
numerosas para los trabajadores. Pero el voca- mesas de plástico que la genta llama su bar. Es-
bulario visual del edificio trasunta un conjunto ta construcción se oponía a los lugares funcio-
de valores diferentes que transforma las viejas nales y neutros que se les asignaron, aunque pa-
ideas acerca del espacio ilimitado en nuevas ra ellos no representaran nada.
formas de rechazo. E n materia de control social el espacio neu-
Consideremos, por ejemplo, las viviendas tro aparece c o m o la gran diferencia entre la pla-
destinadas a personas de escasos recursos cons- nificación europea del siglo XIX y las distribu-
truidas en Harlem a lo largo de Park Avenue y ciones m á s modernas manifestadas en sentido
diseñadas con arreglo a los principios de la cua- horizontal en el Estados Unidos del siglo XIX y
drícula amorfa y sin límites. El espacio ha sido ahora en todo el m u n d o en forma de rascacie-
aplanado y quedan pocos árboles. Los peque- los. El barón Haussman se encargó de la remo-
ños espacios de césped están protegidos por delación de París en la época en que era diseña-
cercas metálicas. Esas viviendas presentan una do Central Park. Haussman se encontró con
baja tasa de criminalidad, pero sus habitantes una ciudad milenaria y congestionada, cuyas
se quejan de que constituyen un medio hostil calles tortuosas eran a su juicio pasto de enfer-
para el desarrollo de la vida familiar. La hostili- medades, crímenes y revoluciones. Frente a ta-
dad está incorporada a su propia funcionali- les peligros imaginó los distintos m o d o s tradi-
dad. Los edificios niegan la idea de que ese lu- cionales de represión. La apertura de avenidas
gar tenga algún valor. En ese sentido cabe decir rectas en el corazón de un París congestionado
que son urbanizaciones construidas por espa- permitiría respirar mejor a la gente y desplazar
cios pasivo-agresivos. más rápidamente a la policía y a la tropa. Sin
Es extraño percibir c ó m o se expresa este re- embargo, las grandes avenidas de la era hauss-
chazo en los bares situados en las cercanías de maniana debían estar bordeadas por edificios
esas viviendas de Harlem. (En el conjunto de de viviendas y comercios elegantes, de m o d o
torres no hay ningún lugar para beber en públi- que los burgueses ocuparan los barrios que an-
co.) Es extraño porque el lenguaje sociable es tes habían ocupado los obreros; esperaba que la
extremadamente fragmentado. Al principio vida económica de los trabajadores se centraría
pensé que esa fragmentación respondía a m i en la prestación de servicios a los burgueses que
presencia, pero pronto comprendí que en esos dominaban el barrio. Se trataba de una suerte
bares la gente deja m u y pronto de prestar aten- de colonización de clase en el interior de la ciu-
ción a un blanco calvo y distraído que acaba dad. Al m i s m o tiempo que abría la ciudad al
siendo vagamente familiar. Se trata de bares fa- transporte de masas y a una circulación rápida,
miliares en los que el servicio y los porteros se esperaba que las clases trabajadoras adquiri-
reúnen a beber cerveza (los lugares m á s anima- rían una mayor dependencia local. Esta para-
dos están destinados a los que viven a la som- doja puede ser reveladora de la contradicción
bra del hampa). Estos bares de Park Avenue que acucia siempre a la burguesía: el deseo de
carecen de mostrador y consisten tan sólo en progreso y de orden. Haussman mezcló los ve-
una sala con mesas. E n ellos es c o m o si el tiem- cindarios y diversificó su población en nombre
po se hubiera detenido. El día flota en el polvo del restablecimiento de los vínculos locales, co-
Las ciudades norteamericanas: plan la ortogonal y ética protesta/île 289

m o si los profesionales y los hombres de nego- Las primeras vistas de Manhattan le hicieron
cios respetables pudieran convertirse en una ver los prados bucólicos que invadían la isla en
nueva clase de terratenientes. Se propuso crear 1831, ya que entonces su parte septentrional la
un París de clientes constantes y exigentes, de constituían unos pocos villorrios dispersos en
porteros espías y de un millar de oficios humil- tierras labrantías. E n el centro de ese paisaje
des. natural experimentó la gran emoción de con-
El urbanismo norteamericano en su período templar una metrópolis que se le apareció co-
de florecimiento recorrió un camino distinto m o una erupción súbita. Sintió el entusiasmo
consistente en reprimir la definición manifies- del europeo que al llegar a América se imagina
ta del espacio significativo en el que tendrían asentado en ese paisaje intacto en contacto con
lugar la dominación y la dependencia. Prescin- una población que tiene de sencilla y placente-
dió de la forma haussmaniana de la vivienda de ra tanto c o m o los europeos tienen de rancios y
pisos con su patio de artesanos, creando en complejos. Pasado ese rapto de entusiasmo ju-
cambio, un desarrollo horizontal y vertical que venil, Nueva York empezará a inquietarle, tal
es la forma más moderna y abstracta de la ex- c o m o escribió m á s tarde a su madre. Nadie pa-
tensión. Al crear sus ciudades de cuadrícula, los recía tomar en serio el lugar en que se vivía ni
norteamericanos procedieron del m i s m o m o d o se preocupaba por los edificios que constituían
que en su relación con los indios, es decir, que el marco de su ajetreo cotidiano; para sus habi-
borraron la presencia de lo que les era ajeno en tantes, la ciudad no era m á s que un complicado
vez de colonizarlo. El control no se estableció dispositivo de oficinas, almacenes y cantinas
mediante la jerarquización del lugar, sino m e - por el que transcurrían sus actividades.
diante la afirmación de su neutralidad. A lo largo de su viaje, Tocqueville no dejará
de asombrarse por el carácter blando e insulso
Negación de la diferencia de las poblaciones americanas. Las viviendas
parecían decorados m á s que edificios destina-
Evitar y negar son dos formas afines de supri- dos a durar: el centro no ostentaba ninguna
mir las diferencias. La primera reconoce la permanencia. Esa escena física tenía conse-
existencia de la complejidad, aunque procura cuencias políticas. E n ausencia de cualquier li-
huir de la misma. L a segunda lo que hace es mitación física, la gente sentía que podía obrar
sencillamente abolir su existencia. En las ciu- a su antojo, y eso fue al menos lo que expresó
dades norteamericanas las viviendas son luga- Tocqueville en el primer tomo de La democra-
res de retiro: las cuadrículas, lugares de recha- cia escrito al calor de sus impresiones de viaje y
zo. Los mejores observadores extranjeros del publicado en 1834.
Estados Unidos del siglo XIX comprendieron En este primer volumen el joven escritor re-
esa conjunción de alejamiento y rechazo. flexiona sobre el carácter blando e insulso de
Tocqueville formaba parte de una familia América, ya que sigue siendo en gran medida
que, junto con otros aristócratas, se negaban a prisionero de su propio pasado. Las masas
participar en el nuevo régimen y practicaba americanas disfrutan de la igualdad y son a sus
una emigración interna. Alexis de Tocqueville ojos idénticas a esas turbas de la gran revolu-
decidió hacer su famoso viaje a América para ción que causaron la misma impresión a sus
eludir las dificultades inherentes al hecho de nobles padres. La masa, la mayoría, es un órga-
haber prestado lealtad al régimen. Desde sus no activo que aplasta las voces discordantes y
primeros días en Nueva York vio con toda cla- que no toleraba expresiones contrarias a su vo-
ridad lo que iba a explicar. luntad, imponiéndose a la minoría:
En esa época el extranjero llegaba por lo ge- N o conozco ningún país en el que, de manera
neral a Nueva York desde el sur. Al acercarse al general, se haga gala de una independencia
puerto podía contemplar un bosque de mástiles de espíritu y se goce de menos libertad au-
y una multitud que se afanaba en las oficinas, téntica de discusión que en los Estados
casas, escuelas, iglesias. Esta escena evocaba Unidos... En América la mayoría erige ba-
otras imágenes de prosperidad mercantil con rreras inexpugnables en torno al pensa-
las que se había familiarizado en Amberes o miento. Dentro de los límites asignados, el
Londres. Tocqueville llegó a Nueva York desde escritor es libre, pero ¡hay de él si osa tras-
el norte, cruzando el estrecho de Long Island. cenderlos! ... Terminará cediendo bajo el
290 Richard Sennett

peso del esfuerzo cotidiano y quedará si- urbano era la que imponía la gente, ya que esto
lencioso, c o m o avergonzado de haber di- era lo que se ansiaba para sí m i s m o . El famoso
cho la verdad14. individuo norteamericano, lejos de ser un
La ciudad contribuye a suscitar la pasión de aventurero, era con frecuencia un hombre o
las masas, tal c o m o observaba Tocqueville en una mujer cuyo círculo real no trascendía el de
América: su familia y sus amigos. Fuera de ese círculo el
La clase baja que vive en estas grandes ciuda- individuo carecía de grandes intereses y ener-
des constituye una chusma aún m á s peli- gía. El norteamericano era un ser pasivo y el
grosa que en Europa ... Comprende tam- espacio monótono era lo que una sociedad pa-
bién una multitud de europeos que el siva quiere para sí misma.
infortunio y la mala conducta han arroja- Tocqueville encaja en nuestro estudio de tal
do a las playas del nuevo m u n d o , hombres manera que llega a concebir el rechazo y el ais-
que sólo traen a Estados Unidos nuestros lamiento c o m o algo complementario. U n a so-
mayores vicios ... 15 ciedad pasiva tomará las medidas oportunas
Y , c o m o sola respuesta a las turbas, las fuer- para neutralizar, es decir, atenuar las aspere-
zas del orden construyen con madera. La blan- zas. El que mitiga la discordia por medio de la
dura del medio urbano norteamericano no era tolerancia y la comprensión (caso de N o r m a n
un gran obstáculo al imperio de las turbas. N a - Mailer con \os graffiti) adopta de forma moder-
da había en el exterior, ni piedras históricas ni na la posición descrita por Tocqueville. E n el
formas rituales, que pudiera contener o disci- espacio, el centro comercial, la repetición hasta
plinar las turbas. el infinito de rascacielos de vidrio y acero, la
El segundo tomo de La democracia en Amé- cinta de cemento de la autopista, la repetición
rica fue escrito cuando Tocqueville había vivi- de almacenes idénticos en los que se venden las
do ya algunos años bajo el nuevo régimen en mismas mercancías en una ciudad tras otra, el
Francia. Se publicó en 1840 y en él se brinda reino del buen gusto discreto y moderado o los
una visión diferente que corresponde perfecta- perfeccionamientos técnicos a los que en N u e -
mente a nuestro tema. El autor estaba de regre- va York se les da el nombre de «eurotrash»,
so en su propia sociedad, y esta, durante el rei- todo ello son signos modernos que correspon-
nado de Luis Felipe, había adoptado c o m o den a la visión de Tocqueville. U n medio a m -
divisa: «¡Enriqueceos!». C o m p r o b ó que toda biente blando vuelve a dar seguridad a la gente
una generación se apartaba de ese m u n d o cíni- para que crea que «afuera» no ocurre nada per-
co y arribista. Fue testigo de la emigración in- turbador ni exigente. La neutralidad sirve para
terna de sus amigos de infancia; se trataba de legitimar el alejamiento.
una generación deprimida, desilusionada, más Tocqueville fue el primero en interrogarse
replegada en sí que sarcástica. Esa depresión sobre la sociedad de masas y en ese sentido pre-
hizo que se planteara de nuevo su propio pasa- cursor de Ortega y Gasset, Huxley y Orwell.
do. C o n d e n ó la neutralidad por considerarla un
Tamizó sus recuerdos de América a través signo invisible de cansado conformismo m á s
del prisma presente. América apareció a sus que de la voluntad de la masa:
ojos c o m o precursora del nuevo peligro que L o que reprocho a la igualdad no es que lleve a
amenazaba a la sociedad europea; la sociedad los hombres por la senda de los placeres
con que se encuentra a su regreso a Europa pa- prohibidos, sino que los absorba por c o m -
decía males más actuales que los causados por pleto en esa búsqueda de placeres permiti-
las turbas sólo contenida por edificios de made- dos. C o n ello podría llegar a establecerse
ra. E n sus notas de viaje Tocqueville había con- en el m u n d o una especie de materialismo
signado que todos los lugares de América eran honesto que no corrompería a las almas,
parecidos; la economía local, el clima y hasta la sino que las debilitaría y acabaría por ani-
topografía parecían influir m u y poco en el as- quilar silenciosamente todos sus resor-
pecto de la ciudad. Al principio se había expli- tes16.
cado esta homogeneidad urbana c o m o el resul- Ahora bien, al contemplar el cansancio de
tado de u n a explotación comercial su propia generación, cada vez m á s pasiva y
desenfrenada. Ahora optaba por una visión cuyo rostro se volvía cada vez m á s blando, lle-
m á s trágica. La fisionomía neutral del medio gó a una nueva conclusión. En realidad, la psi-
Las ciudades norteamericanas: plañía ortogonal}' Ética protestante 291

cología propia del aristócrata hace que esté m u - drez: una cuadrícula de desafío. Pero en este
cho m á s cerca del individualista norteamerica- centro de poder, con todos estos hombres que
no de lo que podrían creer los europeos. Tanto llevan trajes caros y discretos, que se hunden en
el aristócrata c o m o el norteamericano viven sus asientos de cuero, la atmósfera parece estar
aislados y sufren de ese alejamiento. Ajuicio de más cargada de miedo que de afán mercantil.
Tocqueville, cuando una persona consigue Estos hombres temen mostrar su juego. La pa-
neutralizar lo exterior y se repliega en sí misma labra control, que carece de sentido en el bar de
experimenta una pérdida de su propio control. Harlem, es aquí sinónimo de angustia. H a y que
La guerra, las catástrofes económicas, la vio- estar m u y atentos a que las cosas no se desinte-
lencia delictiva, son siempre experiencias en gren.
las que se acaba perdiendo el control. La neu- Para el habitante c o m ú n de Nueva York, la
tralidad tiene un carácter diferente, más insi- realidad de estos temores debe de seguir siendo
dioso. En términos físicos es una falta de estí- un misterio; lo único que tiene que saber es que
mulo y, en términos de conducta, una ausencia los negocios se realizan en un ambiente neutral
de experiencia exigente. Cuando falta el estí- de estilo inglés o con muebles modernos y cuya
mulo o la exigencia la persona empieza a sentir- blandura no distrae a los jugadores de sus an-
se desorientada y acaba por experimentar una gustias.
disgregación interior. En la debilidad no cabe Esta escena del bar Pierre no parece ajustar-
hablar de coherencia. se a la visión de Tocqueville. Nuestro autor
En Nueva York hay bares por todas partes, imaginó una sociedad de masas constituida por
bares en los que se acostumbra beber mucho y personas iguales y que padecen las mismas vici-
bares en que la bebida no es m á s que un c o m - situdes que son el producto de esa igualdad. La
plemento, c o m o el bar del Museo de Arte M o - igualdad (en el sentido de neutralización del
derno. H a y bares en las discotecas, los bancos y ambiente) les hace perder los carriles. A juicio
los burdeles, y también bares improvisados en de Tocqueville. esa falta de contención se m a -
los barrios de viviendas. Los grandes bares es- nifiesta en la «inquietud por la muerte» de los
tán en los hoteles: el Oak Bar del Plaza o el bar norteamericanos, su incapacidad para tomarse
del Algonquin, bien decorados, con amplios la vida en serio y disfrutarla en el instante pre-
asientos confortables. Se asemejan a los clubes, ciso. Estaban (y están) pensando siempre en
pero no tienen su atmósfera silenciosa. En un moverse, en trasladarse a otros lugares que pue-
gran bar hay que gritar para hacerse oír, pero de que sean idénticos. E n la moderna Nueva
Nueva York carece de ese tipo de bares. Todos York los males culturales consistentes en neu-
tienen un carácter decididamente neutral, so- tralizarlo todo o equipararlo son los de una so-
bre todo en los centros del poder, c o m o sucede ciedad que, no obstante, padece profundas des-
con el bar del Hotel Pierre, en la Quinta Aveni- igualdades materiales. Al igual que San Agus-
da, justo donde comienza Central Park. El con- tín, Tocqueville nos enseñó a considerar seria-
traste físico entre este bar y el situado en Har- mente la apariencia de las cosas. N o existe co-
lem es tan notable que no parecen tener nada herencia en la blandura y lo m i s m o puede de-
en c o m ú n . El carácter del bar del Hotel Pierre cirse del ansia por ganar dinero y del
es discreto, con sus amplias mesas, susfloresy sufrimiento por la pobreza, aunque el fenóme-
su luz tamizada; las personas lo frecuentan pa- no de la neutralidad no pueda ser el m i s m o pa-
ra hacer negocios sin que parezca que los ha- ra los ricos y los pobres.
cen, lo que es visible a través de detalles c o m o Este enigma se podría formular en forma de
éste: cuando la gente se reconoce, no se acerca a interrogante: ¿ C ó m o se produce el rechazo cul-
la mesa del otro, sino que, a lo s u m o , hace un tural de la diferencia en una sociedad en la que
pequeño gesto de reconocimiento. En el Pierre son tan tajantes las diferencias sociales y eco-
las bebidas sólo sirven para cubrir las aparien- nómicas? El avezado hombre de negocios que
cias. Las personas pueden pasarse horas ente- hace una transacción en el Pierre no acepta que
ras sin tocar su vaso y los camareros tienen la la consiguiente pérdida de miles de empleos
costumbre de no molestarlas. forme parte de su realidad. Podemos entender
La atmósfera es tensa, dado que cada uno que su ambiente discreto fortalece en él el de-
presta suma atención a los demás. El bar del seo de proceder c o m o si la única realidad con-
Pierre tiene la neutralidad del tablero de aje- sistiera en trazar números sobre un papel. Al
292 Richard Sennett

Pese a ser santo y virtuoso no despreciaba a los


igual que Tocqueville, Freud nos dice que la pecadores ni se expresaba en términos de
gente sufre por lo que rechaza. ¿ C ó m o puede soberbia y se mostraba discreto y benévo-
nuestro hombre de negocios llegar a sufrir por lo en sus enseñanzas17.
el hecho de denegar la importancia de otras vi- A partir de este centro moral interno era po-
das? Se trata de un adulto realista que sabe que sible construir una ciudad. Chaucer expresa li-
la justicia retributiva rara vez alcanza a los ri- teralmente el sentido del espacio al decir que
cos. Los ediles de N u e v a York tampoco fueron las virtudes del sacerdote son las de un buen
castigados mientras vivieron y su labor fue con- hombre de iglesia, es decir, las de la parroquia
siderada c o m o un modelo de planificación pro- y no las del místico ambulante. Pero, ¿qué ocu-
gresista. rre con los consuelos de la fe cuando la humani-
Puede que el lector se extrañe de que proce- dad ya no vive en un m u n d o limitado?
damos ahora a buscar en la historia de la reli- El problema del ser h u m a n o liberado de sus
gión la explicación de la persistencia de esa ten- cadenas y artífice de su propia vida en una so-
dencia a negar las diferencias en una sociedad ciedad en expansión material y en constante
en que son tan grandes las diferencias económi- mutación fue estudiado por el sociólogo M a x
cas, culturales y raciales. Cabe, no obstante, se- Weber en su famosa obra sobre la ética protes-
ñalar que una de las funciones que sigue c u m - tante. A juicio de Weber los primeros protes-
pliendo la religión en la vida moderna consiste tantes consideraron la vida cotidiana de forma
en convencer a la gente de que puede rechazar m u c h o m á s seria que sus predecesores católicos
las penas cotidianas si lo desea. H u b o una épo- que la confinaron a lo imprevisto y lo caótico.
ca en que la religión ofrecía a las personas un Los protestantes contemplaron la vida de la ca-
santuario concreto donde refugiarse; el senti- lle c o m o el lugar en que tiene sentido competir
miento religioso latente en la actualidad ofrece con los otros en aras de la propia estima. Pero
un refugio menos material, pero m á s reconfor- este nuevo cristianismo no podrá permitirse
tante, el de la afirmación de que nada de lo que disfrutar de lo que había ganado; temía que el
es exterior es real, y que es posible disiparlo. placer lo corrompiera. Fue al m i s m o tiempo
N o es ningún castigo divino que las personas m u n d a n o y ascético, siendo agresivo cuando se
que creen poder disipar la realidad externa aca- trataba de ganar dinero, para rechazar acto se-
ben por divorciarse de esa realidad. guido la posibilidad de utilizarlo para lograr
bienestar o placer. E n la imagen trazada por
Weber de este nuevo hombre de negocios, lo
«La guerra civil que llevo dentro»
m á s audaz es considerarlo c o m o cristiano. E n
El espíritu divino del que se alimenta la convic- La ética protestante y el espíritu del capitalismo
ción según la cual es posible disipar las diferen- escribe:
cias se manifiesta del m o d o m á s prosaico. H e - Habíamos visto ya que el ascetismo cristiano,
m o s observado ya que, a diferencia de sus después de huir del m u n d o hacia la sole-
precedentes romanos, las cuadrículas norte- dad, había seguido gobernando ese m u n d o
americanas son ilimitadas. La era que dio ori- al que había renunciado a partir del m o -
gen a las catedrales se interrogaba sobre si el ser nasterio y por medio de la Iglesia. Pero,
h u m a n o podía tener un centro ya que no había por regla general, imprimió en la vida coti-
límites. La definición de los límites del deseo y diana de su siglo su carácter natural y es-
del conocimiento permitió que los seres h u m a - pontáneo. H e aquí que, después de cerrar
nos se colocaran en la cadena divina del ser se- tras de sí la puerta del monasterio, se ex-
gún la jerarquía establecida por Dios; Santo pande ahora por las plazas del mercado y
T o m á s de Aquino dijo que debemos asumir el trata de impregnar con su método de ruti-
lugar que nos corresponde en la escala divina. na de la existencia y llevar una vida racio-
Esta teología encerraba una lección psicológi- nal en este m u n d o , aunque de ningún m o -
ca: consciente de sus propios límites, el alma do es de este m u n d o ni para este m u n -
modesta se siente segura; en los Cuentos de do 18 .
Canterbury, Chaucer se refiere a la armonía del Así fue c ó m o el cristianismo saldría a la ca-
sacerdote con su propia identidad y con el lle dándose cita con sus verdades; la religión
m u n d o , en los términos siguientes: perdió su antigua certidumbre sobre la división
Las ciudades norteamericanas: planta ortogonal y ética protestante 293

que separa este m u n d o del otro. La gente po- ba. Las observaciones de Tocqueville acerca
dría acumular ganancias en este m u n d o y éstas del temor de los norteamericanos, junto con su
incidirán en su vida en el otro. Así, por otra indiferencia al medio, es el resultado, a juicio
parte, la salvación o la condenación serán tanto de Weber, de esa mezcla religiosa tan fuerte-
más aleatorias cuanto más dependieran de los mente teñida de negación. Salvar y salvarse;
altibajos de la calle. negar el presente para hacerse acreedor del fu-
El título mismo del libro de Weber demos- turo; competir despiadadamente con los demás
traba la relación que establecía entre la nueva para probar el propio valor; rechazar lo concre-
valoración espiritual de la competencia y los to en aras de lo interior; vivir en un estado de
orígenes del capitalismo moderno y acabó por incesante devenir. E n este punto W e b e r se
expresar esta relación de manera imaginable: la aproxima mucho m á s a Freud que a Marx, ya
competencia para adquirir bienes, inmemorial que su manera de entender la mecánica de la
y universal en todas las sociedades, era ahora, competencia capitalista le sirve para demostrar
además, la demostración de la virtud. Sin e m - la tesis de Freud según la cual el ser h u m a n o es
bargo, ese carácter sólo se imprimirá en la m e - víctima de sus propias inhibiciones.
dida en que sólo siguiera siendo una demostra- Poco antes de escribir La ética protestante y
ción y no se plasmara en deseo irrefrenado de el capitalismo, Weber había viajado a Estados
bienes de este m u n d o . El hedonista es voraz y a Unidos en una época en que los Vanderbilt
la vez carece de disciplina, por lo que puede no ofrecían fastuosos banquetes para 70 comensa-
verse coronado por el éxito. La negación apare- les. Esos capitalistas amantes del lujo le pare-
ce así en la propia sociedad de competición al cieron una anomalía. Los hombres de poder lle-
m i s m o tiempo que la desigualdad. Los que garían con el tiempo a protegerse y a no osten-
sean capaces de ocultarse a sus propios ojos tar su riqueza. A nivel de la cultura tratarían de
tendrán muchas m á s probabilidades de triun- convertirse «en uno de tantos», procurar no so-
far. bresalir. Seguirían, no obstante, siendo enemi-
La sutileza del análisis de Weber consiste en gos unos de otros. En un rasgo de genio, Weber
comprender que la negación es una experiencia comprendió que los capitalistas seguirían com-
de doble filo. La posibilidad de gratificarse in- pitiendo mucho después de haber alcanzado la
mediatamente se logra al precio de rechazar el completa seguridad económica. El hombre que
valor real de la cosa. La persona que gana dine- podía tratar a los demás c o m o piezas de un ta-
ro no lo gasta, la retención (esos actos a los que blero era un hombre que luchaba con sus pro-
damos ahora el nombre de gratificación diferi- pios demonios. Su perfil fue visible en el movi-
da) neutraliza de manera radical el vínculo miento protestante cuando la conciencia del es-
emotivo al neutralizar el valor de lo deseado. tado interno se convirtió en centro de la fe. E n
Es c o m o si esa persona dijera: «lo que obtuve un nuevo avatar de esa inspiración genial, W e -
no valía el tiempo que perdí en conseguirlo». ber llegó a comprender de qué manera una per-
La posibilidad de competir es tanto mayor sona puede tratar de resolver una duda relativa
cuanto que se rechaza la realidad del bien por el a su valor interno mediante un ejercicio de po-
que se compite. der en el que gane pero no disfrute con ello.
Los protestantes de los primeros tiempos se Esta negación de sí es prueba de que goza de un
lanzaron a la gratificación diferida en beneficio carácter sólido, más fuerte que el de otros y lo
de Dios. Dios hacía de la competencia una vir- suficientemente enérgico c o m o para resistir a
tud y de la negación de la realidad una realidad. la tentación del deseo. Weber se pregunta qué
Por desgracia. Dios es incognoscible y el peca- intenta probar la persona que compite para
do del ser h u m a n o es infinito. ¿En qué dosis probarse algo. Para poner de manifiesto en un
había que combinar el éxito y la negación del ejemplo extremo el malestar que subyace en la
m i s m o para demostrar que se es una buena per- competencia, examina la relación de la con-
sona digna de salvación? Al no ser posible res- ciencia moral protestante con el m u n d o en el
ponder a esta pregunta, la persona se verá im- caso de los calvinistas y los protestantes purita-
pulsada a seguir adelante, a competir cada vez nos que hallaron refugio en la América del si-
más y a tener cada vez más éxitos, a diferir cada glo xvii. Al igual que Tocqueville considera
vez m á s la gratificación con la esperanza de que que la forma de vida de ese núcleo h u m a n o en
el futuro le daría esa respuesta que nunca llega- América se anticipó a la que adoptarían los eu-
294 Richard Sennen

NEW YORK
N E W JERSEY

Central Park, en Nueva York:


Arriba: el parque fue creado a mediados del siglo X I X adoptando perfectamente la planta ortogonal de Manhattan.
Encyclopaedia Britannica. 1973.
. I la derecha: el parque fue concebido c o m o un espacio natural aislado, en el corazón de la ciudad cuya cuadrícula
tentacular hizo desaparecer los islotes de vegetación, R. Kaivar/Magnum.
Las ciudades norteamericanas: planta ortogonal y ética protestante 295

ropeos. A sus ojos los puritanos eran unos neu- lugares de cooperación m á s que de competi-
róticos heroicos, unos seres corroídos por la du- ción. E n el Pacto Eclesiástico de la aldea de Sa-
da que luchaban denodadamente para probar- lem de 1689 se dice:
se que tenían valor. H e m o s decidido con toda rectitud considerar
En cierto m o d o , los puritanos no se presta- cuál es nuestro deber y convertirlo en
ban a su argumentación. Los lugares en que vi- nuestra pena, reconocerlo c o m o nuestra
vían habrían sido inmediatamente reconocidos vergüenza y definir en qué medida no lo
por sus contemporáneos c o m o típicas aldeas hemos cumplido y pedimos por ello per-
europeas con su núcleo de casas en torno de un dón al evocar la Sangre del Pacto Perma-
prado y, m á s allá, las tierras labrantías hasta los nente.
límites del distrito. Afinalesdel siglo x v n el Y , con el fin de respetar este Pacto y cuan-
diseño de esa aldea tradicional comienza a m o - tas disposiciones inviolables establece pa-
dificarse por motivos que seguirán vigentes ra siempre, habida cuenta de que nada po-
200 años. Después de establecerse el núcleo de demos nosotros mismos,
la aldea, «en la división de la tierra, los recién Imploramos humildemente la ayuda y la
llegados abandonaban el conservadurismo que gracia de nuestro mediador 20 .
había presidido el diseño de sus calles. Para En este Pacto se acepta de manera explícita
distribuir la inmensidad virgen no eran aplica- la consubstancialidad del malestar interno y de
bles los métodos europeos de parcelamiento»'1'. la cooperación mutua. La «neutralidad», la
En el siglo x v m esas aldeas de malla prieta se «indiferencia para con los demás», no dejan de
deshilacharon a medida que los habitantes se ser expresiones vanas en estas poblaciones; las
fueron a vivir a las tierras que trabajaban. diminutas aldeas de Nueva Inglaterra no pare-
Mientras duraron, estas aldeas prietas eran cían al principio que iban a ser el ambiente pro-
296 Richard Sennett

picio para el rechazo social de la ética protes- los primeros norteamericanos que sintieron la
tante. doble necesidad de alejarse de todo y de contro-
Sin embargo, sus habitantes llegaron a vivir lar su vida, dualidad que implicaba huir de los
el drama de la negación a través de la neutrali- demás en nombre del autodominio.
dad,'y vivirían y padecerían en grado heroico a Las iglesias construidas en el centro de los
causa del m i s m o . El puritano se imaginaba que poblados tradicionales de Europa señalaban
debía alejarse del m u n d o en que había nacido a claramente donde había que buscar a Dios. El
causa del malestar de la guerra que se libraba centro define un espacio de reconocimiento.
en su interior. Su salvación o su condenación Dios es legible: está en el interior, en el santua-
estaban predestinadas por Dios, y Dios con un rio y en el alma. E n el exterior sólo hay riesgos,
toque de su divino Instrumento, había decreta- desórdenes y crueldades. El interior puritano
do la imposibilidad de que el puritano supiera no era legible, era el sustento de un combate,
si sería salvado o condenado. Estaba obligado, una conciencia en conflicto consigo m i s m o ; la
en palabras del puritano norteamericano Cot- terrible lucha por encontrarse se agravaría
ton Mather, «a predicar las riquezas de Cristo cuando los otros, es decir, el exterior, otras con-
que no es posible buscar», pero era demasiado fusiones, hicieran su aparición. El español lle-
h u m a n o , era un hombre que quería conocer su gaba al N u e v o M u n d o c o m o un a m o ; la conver-
destino y buscaba las pruebas21. N o tenía el po- sión y la conquista eran una sola cosa; llegaba
der de controlar las tentaciones ni los pecados su condición de católico. El puritano venía a un
cotidianos del m u n d o ; carecía incluso del ali- refugio; la conversión era un deber y la con-
vio católico de la absolución de sus pecados. quista una necesidad de supervivencia, aunque
N o le era posible tener un conocimiento defini- ni una ni otra eran el verdadero motivo de su
tivo, y tampoco obtener la absolución. Su Dios viaje. El lugar al que llegaba tenía que ser con-
se asemejaba a una fortuna sádica. La concien- templado c o m o una tela blanca en la que podía
cia moral y el dolor se convertían así en sus desplegarse esa doble compulsión; recomenzar
compañeros inseparables. en un sitio nuevo y lograr así un mayor domi-
Puede que la expresión m á s gráfica de este nio de sí.
conflicto interno sean los versos que George C o n frecuencia, quienes se habían embarca-
Goodwin escribió a principios del siglo xvii: do en esta experiencia purificadora encontra-
Canto m i propio ser; mis guerras civiles ban que el lenguaje no bastaba para conjurar
internas; sus conflictos internos, y el fracaso fatal llegaría
Mis victorias y derrotas cotidianas; a convertirse en Salem con el silencio, el verda-
El duelo constante, la lucha incesante, dero castigo de las brujas. D e manera m á s gene-
La guerra interminable que durará tanto ral, en la cultura norteamericana, al fracaso de
c o m o mi propia vida22. las palabras para revelar el alma se s u m ó la
Para escapar a ese sufrimiento el puritano conciencia exacerbada de sí mismos en un pai-
fue tentado por la inmensidad virgen, por ese saje inmenso y que les era extraño. A falta de
vacío que no le impondrá exigencias seducto- un lenguaje adecuado para expresar la expe-
ras y con la visión por remota que fuera de lle- riencia interior, cada uno se replegaría en sí an-
gar a controlar su vida. El padre de Cotton te la imposibilidad de manifestar su vida, con-
Mather, Increase Mather, perteneciente a la denado en el mejor de los casos a no dar sino
primera generación de puritanos inmigrantes, una nueva impresión. El espacio interior del
escribió en la página inicial de su diario: catolicismo medieval tenía un carácter físico,
Espero la llamada de tierras desconocidas don- era un espacio que todos podían compartir. El
de viviré hasta el término de mi vida y de espacio interior de los puritanos era el espacio
mis lágrimas23. del Individualismo m á s radical y m á s impalpa-
Los primeros norteamericanos eran seres ble. El ojo del puritano sólo podía ver en su in-
torturados. Cuando se habla de los «primeros terior.
colonizadores» o de los «aventureros ingleses» Por consiguiente, para el puritano, el vacío
no se llega a expresar ninguno de los motivos tenía un significado espiritual. Incluso en el
que empujaban a la gente a emprender un viaje primer nudo de casas aldeanas se sentirá siem-
peligroso y a instalarse en parajes desolados o pre solo con su conflicto. Observadores poste-
infestados de mosquitos. Los puritanos fueron riores se asombraron de que se lanzaran en for-
Las ciudades norteamericanas: planta ortogonal y ética protestante 297

m a incontenible a la conquista del Oeste quie- se trata en la calle a quienes carecen de techo o
nes podían haber llevado una vida más rica y están sujetos a trastornos mentales. Se les trata
feliz explotando lo que ya poseían. Se trataba con resentimiento, ya que se presentan c o m o
de una de las manifestaciones de la ética pro- verdaderos necesitados y siguen mostrándose a
testante, esa incapacidad para admitir que lo la vista de todos. Y es una lucha contra esa hos-
que existe resulta suficiente. Quien se ve movi- tilidad la competencia de identidades que se ha
do por esa disposición interna cree que esa lu- establecido para dejar la propia marca en los
cha le permitirá encontrarse, que la propia as- vagones del subterráneo y los muros de la ciu-
pereza del combate le otorgará un valor inte- dad. Lo que se pide es el reconocimiento. A la
rior. Compite en aras del dolor y, en última pregunta «¿Ser reconocidos por quién?», el pu-
instancia, compite consigo mismo. ritano podía dar una respuesta. Aunque nos fal-
E n un primer m o m e n t o la fe marcó con su te su fe en Dios y no tengamos ninguna respues-
sello inconfundible esa lucha interior. El bien ta a m a n o , seguimos sintiendo, c o m o él, la ne-
combatía al mal. M á s tarde, a medida que sus cesidad de dudar. Sigue presente la antigua
protagonistas iban deshaciendo el nudo euro- sombra que oscurece la presencia de los de-
peo y adquirían más autonomía, los términos más.
de esa lucha interior perdieron nitidez. U n tex- E n la historia de Estados Unidos el recurso
to clásico de la conquista del Oeste, la novela implacable a la cuadrícula contribuyó a crear
The little house on the prairie, cuenta c ó m o laesa sombra. La cuadrícula parecía resolver la
familia se m u d a cada vez que descubre otro te- amenaza del valor del medio mediante u n acto
cho en su horizonte. Nadie puede explicar las de represión geométrica. «Allí fuera» no había
razones de esa vida errante, pero el hecho es nada que debiera ser tenido en cuenta al aplicar
que se sienten amenazados y tienen que alejar- la cuadrícula. Es sabido que los problemas de la
se cada vez más. Es un movimiento análogo el ciudad consisten en su impersonalidad, su es-
que da origen a los suburbios. Cada vez que cala alienante, su frialdad. A m i juicio, esta
puedas, aléjate de los demás. La densidad es un descripción es más profunda de lo que parece a
mal. Sólo el vacío, en la neutralidad, cuando simple vista. La impersonalidad, la frialdad y el
faltan el estímulo o la «interferencia» de los de- vacío son términos esenciales del vocabulario
más, puede el alma dominarse. Se tiene así la protestante sobre el medio ambiente. Estas pa-
dualidad del alejamiento y de la lucha por el labras marcan una cierta dirección de la mira-
autodominio. da; la separación, la exclusión, la frialdad son
Cabe pensar que se trata de una historia pu- otras tantas razones para buscar los valores in-
ramente norteamericana y hasta que la anécdo- ternos en el interior. La ética protestante nos
ta se circunscribe a una pequeña secta del siglo habla del avatar desdichado de esta orientación
xvii. Pero así c o m o nos encontramos a veces de la percepción. Es una historia de escasez de
con una iluminación en la vida de personas dis- valores. Es una historia en la que son los pro-
tantes que nunca se propusieron influir en no- pios seres humanos los que crean unas condi-
sotros, la «lucha civil interna» librada en tie- ciones y circunstancias que inmediatamente
rras norteamericanas tiene un significado para después contemplarán c o m o vacías y frías. Esa
el presente. Tocqueville se equivocó en cierto es la consecuencia perversa de la negación. El
m o d o al contemplar el carácter individualista. que asume una actitud neutral para con el exte-
En efecto, lo tomó c o m o una simple indiferen- rior acaba por sentirse vacío. Esta perversión se
cia con respecto a los otros, lo que constituye aplica tanto a la creación del espacio c o m o a la
un error generoso, si cabe decir, habida cuenta creación del capital. Ahora bien, al haberse in-
de otras realidades m á s actuales. Lo cierto es corporado a la trama de la vida cotidiana y se-
que, el código para establecer el autodominio cular, esta conciencia protestante del espacio
desarrollado por primera vez en Estados Uni- deja de ser una neurosis heroica.
dos, manifiesta una profunda hostilidad hacia V e m o s así que la relación entre espacio cua-
las necesidades de los demás y un resentimien- driculado y ética protestante es un ejemplo de
to por su mera presencia. Los demás interfie- otra relación más general entre espacio y cultu-
ren; para lograr el control, nada de «lo de afue- ra. Weber no pensó que la religión determinara
ra» debe importar. Esta hostilidad puede verse la economía, sino que existía una interacción
ahora en muchas ciudades en la manera en que entre ambas. Del m i s m o m o d o , también los va-
298 Richard Sennen

lores culturales se entrelazan con el orden espa- sí mismos. En Estados Unidos, la aplicación de
cial. Estos lazos han ejercido una gran influen- la cuadrícula constituye el primer signo de una
cia en la visión moderna c o m o también en la forma moderna de represión m u y característi-
formulación de Weber, las técnicas religiosas ca que consiste en negar el valor de los demás y
de autorregulación siguen vigentes m u c h o des- la peculiaridad de cada lugar mediante la cons-
pués de que desaparece la fe religiosa. En la pla- trucción de la neutralidad.
nificación del espacio visual, la neutralidad
crea un campo de competencia en el que los Traducido del inglés
participantes operan un repliegue moral sobre

Notas

1. Joseph Rykwert, The Idea of a Frontier (Cambridge, Mass: 14. Alexis de Tocqueville. Dela
Town: The Anthropology of Urban Harvard. 1959), págs. 24-25. démocratie en Amérique (ed. a
Form in Rome, Italy and the cargo de J.P. Mayer), Gallimard.
Ancient World. (Cambridge. Mass: 8. «Commissioner's Remarks», 1961 ; t o m o I. pág. 266.
M . I . T . Press. 1988), pág. 192. op. cit. pág. 25.
15. Notadel autor, al pie de las
2. Rykwert, op. cit.. pág. 90. 9. Lewis M u m f o r d , The City in págs. 290-291 de la edición citada.
History (Nueva Y o r k : Harcourt.
3. Rykwert, op. cit.. págs. 90-91. Brace. Jovanovich, 1961), 16. Tocqueville, op. cit.. t. II, págs.
138-139.
pág. 421.
4. William Bridges. Map of the
City of New York and Island of 17. Geoffrey Chaucer. The
10. El lector interesado en conocer
Manhattan (Nueva York: 1811), Canterbury Tales (Los Cuentos de
concretamente la línea irracional
«Commissioner's Remarks», Canterbury), traducción de R . M .
que siguió «la lógica del
pág. 30. Lumiaiisky (Nueva Yoik, Pocke!
capitalismo» puede consultar con
Books, 1971), pág. 357 del original
provecho lo que dice Peter
5. «Ordenanzas reales sobre y pág. 10 de la traducción.
Marcuse, «The Grid as City Plan:
descubrimientos nuevos y
N e w York City and laissez-faire
poblaciones». 18. M a x W e b e r , Die
planning in the nineteenth
century». Planning Perspectives. 2 protestantische Ethik un der Geist
6. Pierre Charles l'Enfant. «Note (1987), págs. 287-310. des Kapitalismus. (Existe en
relative to the ground lying on the español. La ética protestante y el
eastern branch of the river espíritu del capitalismo. Edicions
Potomac...» Pese a n o estar 11. Frederick L a w Olmsted. 62, Barcelona.)
fechada debe de haber sido escrita «Description of a Plan for the
entre el 4 de abril, cuando el Improvement of the Central Park, 19. Anthony N . B . Garvan,
Presidente Washington transmitió 'Greensward', 1858» en Frederick
Architecture und Town Planning in
a l'Enfant las ideas de Jefferson, y L a w Olmsted, Jr. y Theodora
Colonial Connecticut ( N e w H a v e n :
el 10 de abril de 1791, fecha en que Kimball, Frederick Law Olmsted
Yale, 1951), pág. 52.
Jefferson aceptó el control de (Nueva York, 1928), págs.
l'Enfant en materia de 214-232.
20. Reproducido en Charles B .
planificación sobre la nueva Rice, Proceedings at the
capital de la nación. Texto 12. John W . McCoubrey. Celebration of the Two Hundredth
reproducido en E . L . Kite L'Enfant American Tradition in Pai ting Anniversary of the First Parish at
and Washington. 1791-1792, (Nueva York: Braziller, 1963). Salem Village (Boston. 1874).
Baltimore: John Hopkins Press, pág. 29.
1929. págs. 47-48. 21. Citado en Kenneth Silverman,
13. Citado por John Hancock, The Life and Times of Cotton
7. Francis Baily. Journal of a Tour «The Apartment House in Urban Mather (Nueva York: Columbia
in Unsettled Parts of North America» en la obra recopilada por University Press, 1985), pág. 24.
America in 1796 and 1797 Anthony D . King, Building and
(Londres, 1856). pág. 226, citado Society (Londres: Routledge and 22. George G o o d w i n ,
en Richard W a d e . The Urban KeganPaul. 1980), pág. 181. «Auto-Machia» versión
Las ciudades norteamericanas: planta ortogonal y ética protestante 299

modernizada, adaptada del 23. Increase Mather. A Sermon Antiquarian Society, L X X I (1961),
original quefiguraen Sacvan Concerning Obedience, en «The pág. 352.
Bercovitch. The Puritan Origins of Autobiography of Increase
the American 5 W / ' ( N e w Haven: Mather», a cargo de Michael G .
Yale, 1975), pág! 19. Hall, Proceedings ol the American
Servicios financieros y comerciales
de la ciudad de Nueva York:
vínculos internacionales
y repercusiones en la ciudad

Saskia Sassen

Tras una década en que el empleo ha ido dismi- cera parte de los empleos en el caso de Nueva
nuyendo drásticamente en la industria m a n u - York? En el presente artículo se abordarán es-
facturera, servicios y administración pública, tas cuestiones y se analizarán las condiciones
la ciudad de Nueva York experimenta a partir en las que se han producido la expansión de los
de los últimos años setenta un rápido creci- serviciosfinancierosy comerciales, los c o m p o -
miento de los serviciosfinancierosy comercia- nentes de tal crecimiento, su duración y la con-
les. La explicación puede residir en el hecho de siguiente distribución de beneficios y costes pa-
que la ciudad ha entrado en la era postindus- ra los diferentes sectores de la economía ciuda-
trial, lo que constituiría un caso interesante de dana y su fuerza laboral. Para situar los datos
renovación económica en contraste con la de- en perspectiva, se compara a la ciudad de N u e -
cadencia aterradora de la va York con su área metro-
región industrial del medio politana y con otras gran-
Saskia Sassen es profesora y miembro
oeste. Así. pues, ¿represen- de la Urban Planning Division, Gra- des ciudades tales c o m o
tan las formas de creci- duate School of Architecture. Planning Los Angeles y Chicago.
miento hoy visibles en la and Preservation. Columbia Univer- El fondo cultural de este
sity. N e w York, E E . U U . Es también
ciudad de Nueva York un miembro de varios grupos de investiga- artículo se encuentra en el
modelo de renovación eco- ción internacionales y de varios proyec- gran n ú m e r o de análisis
n ó m i c a que podría ser tos de la O N U . Sus publicaciones m á s que existen sobre el área
recientes son The Mobility of Labor and
adoptado por otras áreas Capital (1988) y The Global Ciiv. New metropolitana de N u e v a
urbanas, una especie de al- York, London. Tokyo ( 1990). York basados tanto en teo-
ternativa postindustrial ca- rías sobre el tipo de creci-
paz de revitalizar la indus- miento propio de las gran-
tria? O bien, ¿es este tipo des ciudades, c o m o en los
de crecimiento una carac- procesos cíclicos de disper-
terística tan sólo de la gran sión de los componentes de
ciudad que es Nueva York? dicho crecimiento. En toda
¿Es eficaz y deseable este tipo de crecimiento? esta documentación relativa a ese fenómeno se
¿Qué repercusiones puede tener en la estructu- pone de manifiesto la función de semillero de
ra económica y social de la ciudad? Sabemos las grandes ciudades en un contexto de ciclos
que las grandes áreas de la industria manufac- periódicos de superpoblación, congestión y
turera del medio oeste produjeron una gran aparición de aglomeraciones antieconómicas
cantidad de empleos bien remunerados duran- y de soluciones parciales basadas en la disper-
te su período de crecimiento con su correspon- sión espacial. Los beneficios y los costes socia-
diente efecto multiplicador sobre la economía les de estos ciclos de dispersión y concentra-
en general. ¿Qué significa para una economía ción están distribuidos de forma desigual entre
urbana tener c o m o sector económico de mayor los distintos sectores de la población, la fuerza
crecimiento a los serviciosfinancierosy comer- laboral y la economía. A d e m á s , variarán según
ciales, un sector que representa cerca de la ter- los diferentes regímenes económicos que carac-

RlCS 125/Set. 1990


302 Saskia Sassen

terizan u n período histórico determinado. ciudades. L a acentuación de la expansión del


Si aplicáramos hoy estos principios a la ciu- volumen de transaccionesfinancierasno ha he-
dad de Nueva York abriríamos un debate que cho sino amplificar las repercusiones de esas
incluiría las condiciones y los límites del au- tendencias.
mento de los serviciosfinancierosy comercia- Partiremos de la hipótesis según la cual la
les, sectores principales del crecimiento de la dispersión espacial de la producción y la reor-
ciudad; el especial papel de la ciudad de Nueva ganización de la industria financiera han crea-
York c o m o emplazamiento de tales servicios y do unas formas nuevas de centralización desti-
los límites de esa función; las formas de inte- nadas a administrar y regular la red mundial de
gración en una economía metropolitana m á s los lugares de producción y los mercados finan-
amplia de, por un lado, estos nuevos sectores cieros1.
en crecimiento y el resto de la economía metro-
politana por otro, y finalmente, la repercusión a) La dispersión y las nuevas formas de concen-
de su crecimiento o su regresión sobre otros tración
sectores de la economía y sobre la fuerza labo- Expresiones clave de la transformación espa-
ral de la ciudad. cial y técnica de la actividad económica son la
dispersión geográfica de fábricas, oficinas y
servicios, y la utilización m u c h o más generali-
1. Condiciones que deben darse zada de los servicios altamente especializados,
a lo que se suma con frecuencia el desarrollo de
para el crecimiento de los
la microelectrónica. La dispersión y la especia-
servicios financieros lización de los servicios son dos procesos que
y comerciales actúan entre sí y que en algunos casos coinci-
den. La dispersión de las fábricas y oficinas exi-
La posición teórica y metodológica en la que se ge la centralización de la gestión y un control de
inspira nuestro debate consiste en la necesidad alto nivel necesarios en la administración y or-
de examinar determinados aspectos funda- denación del sistema mundial de producción y
mentales de la nueva situación económica a la fuerza laboral. Las empresas cuentan cada
mundial c o m o requisito previo para entender vez m á s con numerosas fábricas, oficinas y ser-
los cambios sociales y económicos tan pronun- vicios, por lo que va en aumento la importan-
ciados que tienen lugar hoy en las grandes ciu- cia de las actividades centrales de planifica-
dades. Es difícil explicar esos cambios si sólo se ción, administración y distribución interna,
tiene en cuenta el desplazamiento de la produc- comercialización, etc. Se ha fomentado la ten-
ción hacia los servicios que se produce en las dencia a desplazar a la sede de las grandes c o m -
economías desarrolladas. Los avances técnicos pañías toda una serie de actividades que en el
de la electrónica y las telecomunicaciones, la pasado llevaban a cabo las compañías indepen-
dispersión espacial de la producción y la expan- dientes de servicios, ya que hay grandes c o m -
sión y la reorganización de la industria finan- pañías que se dedican a producir y a vender al
ciera internacional constituyen tres series de consumidor los servicios. Lo m i s m o observa-
procesos interrelacionados que han contribui- m o s en los gobiernos, esa manera análoga de
do a la reestructuración económica de las gran- centralizar las actividades de planificación y
des ciudades. La dispersión espacial de la pro- control de alto nivel, lo que se debe en parte a
ducción, incluida su internacionalización, ha los avances técnicos que posibilitan la tenden-
contribuido al incremento de unos servicios cia y, en parte también, a la complejidad cada
centralizados en la gestión y regulación de la vez mayor de las tareas de regulación y admi-
nueva economía espacial. Las grandes ciuda- nistración. Por último, una nueva concentra-
des, y éste es el caso de Nueva York, desempe- ción de un importante componente de inver-
ñan una función cada vez m á s importante co- sión extranjera en grandes ciudades c o m o
m o lugares clave de la gestión y coordinación a Nueva York ha nutrido aún m á s ese núcleo
alto nivel. Y la reorganización de la industria económico con funciones de control y de servi-
financiera ha dado lugar a un rápido incremen- cios de alto nivel.
to de la concentración, por lo demás ya m u y Los diferentes emplazamientos manifiestan
importante, de dicha industria en las grandes diversos aspectos de estas tendencias. El peso
Serviciosfinancierosy comerciales de la ciudad de Nueva York: vínculos internacionales y repercusiones en... 303

o 10 20 30 40 bo
i i i i u
km

El área metropolitana Nueva York-Nueva Jersey, D . R .


304 Saskia Sassen

de la actividad económica de los quince últi- nancieros únicamente en términos de institu-


m o s años se ha desplazado en gran medida de ciones y conocimientos financieros m u y espe-
los lugares de producción c o m o Detroit a los cializados. A fin de generar productos
centrosfinancierosy de servicios m u y especia- financieros, se precisa una amplia g a m a de
lizados. Mientras que la dispersión de las fábri- puestos de trabajo, incluidos los correspon-
cas acelera el debilitamiento de los antiguos dientes al mantenimiento y conservación de los
centros industriales, la necesidad de centralizar edificios en que se fabrican tales productos y a
la gestión y controlarla contribuye al creci- los que descargan y almacenan los materiales
miento de ciudades c o m o Nueva York y Los necesarios, desde el software hasta las bombi-
Angeles. Asimismo, en términos generales, la llas. Así, el crecimiento de la industria financie-
importancia de servicios avanzados para la ac- ra equivale a la expansión de una amplia g a m a
tividad económica ha desplazado ciertas ta- de puestos de los cuales no todos exigen conoci-
reas, haciendo que pasen, del lugar de trabajo, mientosfinancierosaltamente especializados.
a la sala de diseño, cambiando la gestión y E n tercer lugar, este enfoque no tiene c o m o
transformándola, de actividad centrada en la unidad de análisis ningún agente poderoso, ya
producción, c o m o era antes el caso, en activi- se trate de empresas multinacionales o de go-
dad centrada en las finanzas. biernos, sino el lugar de producción y, en este
El mantenimiento de una gestión y un con- caso, las grandes ciudades. D e este m o d o , pese a
trol centralizados sobre una serie de fábricas, que la capacidad de control global sea el meca-
oficinas y servicios geográficamente dispersos nismo básico que brinda a las grandes empresas
no puede considerarse c o m o algo obvio ni tam- la disposición de un sistema de producción na-
poco c o m o la salida inevitable del «sistema cional y mundial m u y disperso, no quiere decir-
mundial». Lo que hay que hacer es posibilitar se con ello que la producción de esa capacidad
dicho control centralizado mediante una vasta tenga que confinarse forzosamente a la empresa.
gama de servicios m u y especializados y de fun- Si examinamos la producción de dicha capaci-
ciones de gestión y control de alto nivel. Estos dad, podemos incorporar al análisis el mercado
factores constituyen los componentes de la «ca- de empresas independientes de servicios espe-
pacidad de control mundial», término pro- cializados en rápida expansión. Se trata de e m -
puesto y analizado en otro artículo (véase Sas- presas que constituyen un sector importante de
sen, 1989) y al que sólo nos referiremos crecimiento en la ciudad de Nueva York y que
brevemente. El objetivo consiste en dejar de la- no se tendrían en cuenta si el centro de atención
do la conocida cuestión del poder de las gran- fuera el poder de las grandes empresas. E n cuar-
des compañías y proponer el examen de la prác- to lugar, al centrar la atención en la producción
tica del control mundial: las actividades y en los lugares de producción, se pone en pri-
especializadas necesarias para producir y re- mer plano el papel de unas pocas ciudades clave
producir la ordenación y administración de un en la fase actual de la economía mundial y las
sistema de producción y de una fuerza laboral diferencias que se dan entre las grandes ciuda-
dispersas por todo el m u n d o . des de los países industrializados.
La insistencia en la producción de los pro-
b) Reorganización de la industria financiera
ductos constitutivos de la capacidad de control
global facilita, ante todo, un referente empírico H a y cambios importantes acaecidos a lo largo
para determinar los modos específicos de inte- del último decenio en la industriafinancieraen
gración de las grandes metrópolis en la econo- lo concerniente al crecimiento de dicha indus-
mía mundial. Se trata de ciudades que, al mar- tria en la ciudad de Nueva York y también en
gen de actuar c o m o astros de un vasto sistema las de Londres y Tokio. Entre esos cambios ca-
de comunicaciones y de mercado, son además be citar la crisis de 1982 en lo tocante a la deu-
los lugares en que se produce la capacidad del da, la importancia cada vez mayor que adquie-
control mundial. En segundo lugar, la insisten- ren las instituciones financieras no bancarias,
cia en la producción incorpora al análisis la ca- la demanda de valores y el abandono de los
tegoría de fuerza laboral, es decir, la manera de préstamos bancários y el crecimiento masivo
generar empleo de la producción. Cuando se del volumen de las transacciones financieras.
examinan tan sólo las cuestiones de poder, se D e 1974 a 1981 se ha producido un crecimien-
suele considerar, por ejemplo, a los factores fi- to vertiginoso de capitales debido a la inyec-
Serviciosfinancierosy comerciales de la ciudad de Nueva York: vínculos internacionales y repercusiones en... 305

ción de los petrodólares en el sistema financie- En pocas palabras, en los años sesenta y se-
ro internacional. Los grandes bancos comercia- tenta la tendencia era impulsar a los centros re-
les se han convertido en las instituciones domi- gionales y a susfiliales,bajo la dirección de los
nantes en los mercados financieros grandes bancos transnacionales, mientras que a
internacionales. La crisis de la deuda de 1982 comienzos de los años ochenta surge un nuevo
produjo cambios fundamentales en la industria modelo consistente en volver a concentrar la
financiera y, sobre todo, la disminución de los gestión industrial y la producción de innova-
préstamos bancários y un rápido aumento del ciones financieras en un número circunscrito
mercado de valores. La amplia producción de de plazas importantes. La reorganización de la
innovaciones financieras posibilitó la expan- industria financiera se produce c o m o conse-
sión masiva de la industria mediante nuevos cuencia de haberse agotado toda posibilidad de
instrumentos negociables y no negociables de crecimiento, y ese fenómeno va unido a la re-
crédito y capital, lo que se reflejó en las cifras conversión de los petrodólares mediante prés-
de la capitalización mundial que pasaron de los tamos que se conceden sobre todo a los países
892 mil millones de dólares en 1974 a 5,2 billo- del Tercer M u n d o .
nes en 1986 (en dólares de valor constante). El desarreglo y la internacionalización del
Además del aumento del volumen total se sistemafinancierode los principales países de-
ha producido una transformación importante sarrollados se ha producido pese a las diferen-
de los componentes de las finanzas. En los años cias existentes entre esos sistemas en lo concer-
setenta el componente m á s generalizado del niente al marco reglamentario, la historia y la
mercado financiero era el préstamo, mientras economía en que se mueven. Es inevitable que
que hacia 1984 pasaron a serlo los valores y persistan muchas de esas diferencias. Además,
otros instrumentos negociables. Los préstamos los principales centrosfinancierosdel m u n d o
bancários pasaron de los 124 mil millones de pueden adoptar formas específicas de incorpo-
dólares de 1981 a los 19 mil millones de 1985, ración al sistema financiero mundial. Por
cifra ésta la más baja desde 1972. E n 1986, la ejemplo, Japón es hoy el mayor exportador de
cuantía de dinero reunida por los bancos de in- capitales de todo el m u n d o y Tokio su centro
versión y otros valores aumentó en el 33 % en financiero m á s importante, mientras que Esta-
relación con 1985, siendo m á s de cinco veces dos Unidos es el principal receptor de capitales
superior al volumen de los préstamos bancá- extranjeros y la ciudad de Nueva York su cen-
rios. Por último, se empezó a atribuir una im- tro financiero m á s importante. Londres es la
portancia menor a los centros regionales, re- plaza más importante del euromercado y cuen-
concentrándose la actividad en las grandes ta con la red bancaria internacional más vasta
ciudades. Así, de los 5,2 billones de dólares de del m u n d o .
capitalización mundial de 1986, el 80 % corres- Esta evolución económica, junto con los
pondió a Nueva York. Londres y Tokio. La re- avances que se han producido en las telecomu-
percusión del crecimiento del mercado finan- nicaciones en el último decenio, ha llevado a
ciero en dichas ciudades viene dado por el los gobiernos de los países más industrializados
análisis del mercado de valores en cada uno de a reexaminar el marco reglamentario del sector
dichos países. Según los datos de Morgan Stan- financiero. A comienzos de los años ochenta
ley, en 1985 ese mercado creció en Estados esos países abolieron diversas clases de restric-
Unidos en el 27,2 %, mientras que en Japón el ciones, lo que tuvo c o m o consecuencia una m a -
13,4 % y en Gran Bretaña en el 17,6 %. T o d o yor competitividad y diversificación del siste-
ello m e ha llevado a formular la hipótesis (véa- m a financiero. Calificar este proceso de
se Sassen, 1989) según la cual la pérdida de par- desarreglo es, en términos estrictos, incorrecto,
ticipación en el mercado sufrida por los bancos ya que persiste un marco regulador y se han
comerciales y la importancia creciente de las aplicado nuevas normas. Estos cambios for-
institucionesfinancierasno bancarias sumadas m a n parte de la tendencia mundial que está
al mercado de valores (es decir, la transforma- transformando las funciones básicas de las ins-
ción de varios tipos de deudas en instrumentos tituciones financieras. El rápido crecimiento
negociables) y a las innovaciones financieras de la banca internacional en el último decenio
tienen que empujar a los centrosfinancierosa ha resaltado el hecho de que hoy por hoy el sis-
concentrar todavía más esas actividades. tema financiero mundial interactua con el sis-
306 Saskia Sassen

temafinancieronacional. El éxito del euromer- lial en el extranjero (Cooper y Fraser, 1984). E n


cado, un mercadofinancierom u y competitivo 1985, el número de servicios bancários interna-
y no reglamentado, ha facilitado aún m á s la in- cionales en Estados Unidos ascendía a 160 y
ternacionalización de los distintos sistemas fi- sus activos se elevaban a 261 mil millones, de
nancieros nacionales. los cuales 100 mil millones estaban deposita-
Estados Unidos es un país con el sistema de dos en la ciudad de Nueva York donde el total
control y restricción de la circulación de capita- de depósitos alcanzaba hasta 201 mil millones
les internacionales y de banca internacional de activos. Antes de la aplicación de la Ley
más abierto, tanto en lo tocante a las institucio- Bancaria Internacional de 1978, la normativa a
nesfinancierasextranjeras que operan en Esta- la que debían atenerse los bancos extranjeros
dos Unidos como a las actividades de las insti- era la del Estado en el que estaban registrados
tuciones estadounidenses en el extranjero, lo (Baker, 1978). La finalidad de la Ley era facili-
que nos da la explicación de que Estados Uni- tar el marco de la supervisión de la Reserva Fe-
dos sea el mayor receptor de inversiones finan- deral y la regulación de la banca extranjera, ha-
cieras del m u n d o . Por ejemplo, de los 5,2 billo- ciendo que los bancos extranjeros se
nes de capitalización mundial, el 44 % está sometieran a las mismas restricciones que los
concentrado en la ciudad de Nueva York. E n el bancos nacionales (Senado de Estados Unidos,
último decenio se ha producido en Estados Comité de Banca, Vivienda y Asuntos Urba-
Unidos u n rápido incremento de las operacio- nos, 1978). En virtud de dicha ley los bancos
nes de bancos extranjeros. A la par que los ban- nacionales empezaron a competir mejor con
cos estadounidenses, la banca extranjera ha se- unos bancos extranjeros que hasta entonces es-
guido en gran medida el movimiento de las capaban al control federal y para los que no re-
compañías de sus países hacia el mercado m u n - zaba la prohibición de efectuar operaciones o
dial. Los activos de los bancos extranjeros en inversiones en distintos Estados. La Ley contri-
Estados Unidos han pasado, de los 7 mil millo- buyó, además, a reducir las restricciones geo-
nes de 1965, a los cerca de 300 mil millones de gráficas de todos los bancos de Estados Unidos
1983. Son alrededor de 300 los bancos extran- (Cooper y Fraser, 1984:98-101).
jeros que disponen de m á s de 600 oficinas en
Estados Unidos, incluidas lasfiliales,las ofici- c) Tecnología
nas de representación, los bancos subsidiarios Los adelantos de la electrónica y las telecomu-
y las sucursales. Las operaciones bancarias se nicaciones han contribuido a convertir las
concentran en Nueva York, Los Angeles, San grandes ciudades en centros mundiales de la
Francisco, Chicago y Houston, siendo la ciu- comunicación y la gestión a larga distancia.
dad de Nueva York el mayor lugar de concen- A d e m á s , hay otras cuestiones, no tan bien do-
tración, con más de 380 oficinas. cumentadas, que se analizarán en una sección
El desarrollo de los Servicios Bancários In- ulterior, y entre ellas la del traslado de algunas
ternacionales (IBF) a partir de 1981 ha sido el actividades que en el pasado eran patrimonio
mecanismo mediante el cual se ha instalado en de la industria manufacturera, al campo de los
Estados Unidos una parte del inmenso merca- servicios. Lo que hace 15 años era un trabajo
dofinancierointernacional con más rápido in- especializado de producción en una ciudad in-
cremento. Se trata de unos servicios que hacen, dustrial es hoy en día una tarea de diseño que
que los bancos de Estados Unidos o las oficinas se efectúa en Manhattan. La transferencia de
de los bancos extranjeros en Estados Unidos técnicas del trabajador a la máquina, caracteri-
puedan realizar negocios de banca internacio- zada en otro tiempo por la producción en serie,
nal sin tener que someterse a la normativa de se efectúa hoy en una gama de actividades que
Estados Unidos ni a las disposiciones de la R e - van desde la planta de las tiendas hasta la
serva. E n otras palabras, lo que hacen es facili- computadora y su personal técnico y profesio-
tar el desarrollo de la actividad bancaria inter- nal. La especialización funcional de las prime-
nacional en Estados Unidos. Los bancos ras fábricas tiene su contrapartida contemporá-
estadounidenses pueden recurrir a tales servi- nea en la marcada fragmentación del proceso
cios c o m o el punto de partida de su competi- laboral en lo concerniente al espacio y la orga-
ción en el mercado internacional de depósitos y nización, con la consiguiente necesidad de una
préstamos, aunque no cuenten con ninguna fi- mayor centralización y una gestión m á s c o m -
Servicios financieros y comerciales de la ciudad de Nueva York: vínculos internacionales y repercusiones en... 307

L a bolsa de N u e v a Y o r k : desde los a ñ o s 1970. el peso del sector financiero en la e c o n o m í a de la ciudad se ha


acrecentado, E. Erwui/Mügnum.

pleja, además de unos servicios m u y especiali- C U A D R O 1. El empleo en Nueva York, 1987


zados.
Puestos de trabajo
Industria
(en miles)
Total 3.611.5
2. El lugar de los negocios y las Industria manufacturera 380,8
finanzas en la ciudad de Nueva N o manufacturera 3.230,7
Sector privado 2.646,1
York y su área urbana Construcción 119,2
Transportes, servicios básicos 217,1
La ciudad de Nueva York ha sido desde hace Comercio 642,3
m u c h o tiempo un centro de negocios y finan- F I R E (Finanzas, seguros. 547,6
y bienes raíces)
zas. Lo que ha cambiado desdefinalesde los Servicios 1.119,3
años setenta es la estructura de ese sector, su Servicios comerciales 305.3*
magnitud y el peso que tiene en la economía Servicios jurídicos 69.3*
Gobierno 584.6*
urbana. En esta presente sección vamos a exa-
minar el peso de los serviciosfinancierosy co- * Estas cifras no se han ajustado según la estación c o m o se ha
merciales en la economía de la ciudad y área hecho con las demás.
metropolitana, además de los cambios que se Fuentes: Year-end Repon on 1987. Oficina de Estadísticas Labo-
han producido a lo largo de los años2. rales, Departamento de Trabajo de Estados Unidos, Oficina
Regional del Atlántico Medio (Middle Atlantic Regional Offi-
En 1987, último año para el que se dispone ce).
de datos, trabajaban en la ciudad de Nueva Employment Review. Estado de Nueva York, Departamento
del Trabajo.
York 3,6 millones de personas. Los servicios
308 Saskia Sassen

financieros y comerciales empleaban alrededor Manhattan es la de F I R E con el 23,5 % del total


del millón de trabajadores, mientras que los de de trabajadores en 1985, mientras que en
la industria habían pasado de 900.000 en 1970 Brooklyn y Queens es la manufactura, en
a 380.000 en 1987. Bronx los servicios de higiene y en Staten Is-
Aunque desde muchos puntos de vista la land la venta al por menor. E n 1970, la indus-
ciudad de Nueva York sea mercado laboral tria manufacturera desempeñó un papel m u -
único, son claras las diferencias entre los distin- cho m á s importante en todos los sectores,
tos distritos (boroughs) y, sobre todo, entre especialmente en Manhattan, donde alcanzó el
Manhattan y los demás. Se podría afirmar que 22 %, frente al 17 % de F I R E . Del m i s m o m o -
para algunas industrias se trata de mercados do, la participación de la industria manufactu-
distintos o, más bien, de submercados. La dis- rera ascendió en Brooklyn al 40 % de todos los
tribución de la actividad económica por secto- puestos de trabajo, en Bronx el 25 % y en Sta-
res nos muestra que todas las actividades se ten Island el 21 %. El debilitamiento de la in-
concentran en Manhattan de tal manera que su dustria manufacturera representa una de las
porcentaje se eleva al 66 %. Esta desproporción tendencias m á s notables de la base económica
se acentúa aún m á s cuando se examinan ciertos de la ciudad.
tipos de actividades: m á s del 89 % de las finan- Si se recurre a un parámetro regional y tem-
zas, seguros y bienes raíces (FlRE) y casi el poral m á s amplio, se verá en el cuadro 3 que
86 % de los servicios comerciales. hace ya 30 años la concentración en Manhattan
La concentración de la industria en Manhat- de puestos de F I R E era desproporcionada. Si
tan, aunque sea hoy inferior a lo que ha sido t o m a m o s c o m o base (100), la distribución in-
hace algún tiempo, sigue siendo m u y elevada ya dustrial del Area Metropolitana de N u e v a
que se sitúa en el 59 %, sobre todo en lo concer- York ( N Y M R ) , según el cálculo de Hoover y
niente a la confección donde llega al 69 %. Esta Vernon (1962), «el índice de especialización»
distribución no ha cambiado prácticamente (cociente de emplazamiento) de Manhattan en
desde 1970, si se exceptúa el pequeño incremen- lo concerniente a los puestos F I R E de la región
to de la participación de Manhattan en el FIRE metropolitana de N u e v a York era de 169 en
y los servicios comerciales, siendo incluso la dis- 1956. Harris ( 1988) nos demuestra que en I 980
minución de la participación de Manhattan en había pasado a ser de 195, lo que representa un
servicios de personal, higiene y educación. cociente sumamente elevado. El resto del nú-
La m á s alta concentración producida en cleo de la ciudad, compuesto en gran parte por

C U A D R O 2. Distribución de la actividad económica de Nue' York, por distritos (Boroughs), I984

Brooklyn Manhattan Staten Island


N ú m e r o de puestos en: Total Bronx
(Kings) (Nueva York) (Richmond)
(en porcentajes)

Total actividades 2.953.237 5,59 12.38 66.12 14.02 1,89


Construcción 93.241 9,56 16,15 41,54 29,06 3.69
Industria manufacturera 485.775 5,01 18,19 58,84 17,25 0,71
Confección 125.568 3.05 16,04 69.24 11.07 0,60
Transportes, comunicaciones 240.422 3,78 10,60 55.74 28,07 1,81
y Servicios públicos ( T C U )
Venta al por mayor 226.034 5,78 11.13 68,73 13,50 0,86
Venta al detalle 367.977 7,85 16,86 52,30 19,16 3,83
FIRE 514.245 1.97 3,86 89,66 3.93 0,58
Servicios comerciales 264.317 2.07 4.50 85,67 6,80 0,96
Servicios de personal 31.573 7,80 22.11 45,39 20,28 4,42
Servicios sanitarios 239.668 14,98 22,09 39.89 18,14 4,90
Servicios de educación 96.073 10,80 14,60 63,10 8,98 2,52

Fuente: Bureau of the Census, County Business Patterns 19S4, Nueva York (CBP-84-34)
Servicios financieros y comercia/es de la ciudad de Nueva York: vínculos internacionales y repercusiones en... 309

C U A D R O 3. La especialización industrial en el área metropolitana de Nueva York, 1956 y 1980

Distribución Índice de especialización


porcentual (NYMR= 100)

Manhattan Resto del Anillo Anillo


núcleo de la interior exterior
1956 ciudad de N . Y .

Industria manufacturera 28,2 69 121 117 128


Ventas al por mayor 6.8 145 83 68 45
Finanzas 4,8 169 46 68 35

1980

Industria manufacturera 21,5 78 86 111 122


Transportes 9,1 102 158 81 71
Ventas al por mayor 5,1 110 94 112 78
Ventas al detalle 14,1 70 101 114 113
Finanzas 9,5 195 57 75 62
Servicios comerciales 5.9 144 66 95 85
Servicios de personal 2,6 108 104 200 85
Servicios profesionales 22,1 87 118 97 102
a particulares
Administración pública 4,8 104 117 88 91

NYMR 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

Fuentes: Harris (1988). calculado según Hoover y Vernon, Anatomy of a Metropolis, 1962. pág. 248; U . S . Bureau of
the Census, Place of Work, Nueva York. 1984.

otros distritos urbanos de Nueva York y un concentración desproporcionada de los servi-


condado de Nueva Jersey, había experimenta- cios de FIRE y comerciales en Manhattan, as-
do un descenso del cociente financiero. pecto al que m e referiré una vez más en las sec-
Hay una segunda tendencia m u y pronun- ciones siguientes. Aparece claramente que es
ciada y que dimana de esa perspectiva m á s a m - en el anillo exterior donde ha aumentado en
plia, de la disminución de la industria m a n u - mayor medida el porcentaje de población y de
facturera en el resto del núcleo de la ciudad, empleo.
con un índice de especialización que ha pasa- La expansión de la industriafinancieray los
do, de 121 en 1956, a 86 en 1980. altos rendimientos engendrados en unos m o -
Si comparamos esas cifras con las de la po- mentos en que decaía la industria manufactu-
blación y el empleo, es obvio que el resto del rera, antes tan rentable, contribuyeron a la idea
núcleo urbano ha sufrido en estos últimos 30 de que hoy la industria manufacturera repre-
años pérdidas considerables en ambos sectores. senta hasta cierto punto una forma caduca de
En 1956 el área contaba con el 4 1 , 8 % de la crecimiento económico de las economías de
población del área metropolitana y el 23,6 % de vanguardia. U n a salida a la crisis es la propor-
los puestos de trabajo; en 1985 los porcentajes cionada por las políticas que propician el creci-
eran, respectivamente, del 32,4 % y del 16,2 % miento financiero. Grandes ciudades c o m o
(Harris, 1988). Nueva York son las que más se han beneficiado
Por último, las cifras de la población y el con esa política de crecimiento financiero.
empleo nos enseñan además que en 1985 había Componente importante de la economía ur-
descendido de manera significativa la cuota ge- bana de Nueva York es el conjunto que forman
neral de Manhattan en puestos de trabajo de la la cultura y el arte. El estudio m á s exhaustivo
región, al pasar del 40,6 % de 1956 al 27,2 % de de los últimos años (New Y o r k - N e w Jersey
1985. Este descenso no hace sino subrayar la Port Authority, 1983) cifra su volumen en el
310 Saskia Sassen

área metropolitana de Nueva York en 5,6 mil puestos. En pocas palabras, estos últimos años,
millones. Según dicho estudio, en 1982, las ar- tanto F I R E c o m o los servicios comerciales han
tes generaron directamente más de 35.000 e m - contribuido de manera m u c h o m á s importante
pleos, hasta alcanzar incluso la cifra de 117.000 a la creación de puestos de trabajo en la ciudad
si se incluyen los producidos indirectamente. de Nueva York que en todo el país.
Los ingresos han ascendido a 2 mil millones.
Así, pues, las artes constituyen una industria
más importante que la publicidad, la hostele- 3. Componentes del crecimiento
ría, el asesoramiento administrativo y los servi- de los servicios financieros
cios de computación y procesamiento de datos.
Los mayores beneficiarios por orden de impor- y comerciales de la ciudad
tancia han sido la industria inmobiliaria, los de Nueva York
servicios comerciales y profesionales y el co-
mercio al por mayor y al detalle. Para nuestro U n gran número de empresas de servicios alta-
propósito hemos calculado que la industria de mente especializados y de instituciones finan-
las artes, con sus 5,6 mil millones, consta de cieras no bancarias son hoy día el núcleo de ese
cinco segmentos principales, a saber: 1) 1.580 sector. La rápida expansión que han experi-
instituciones sin fines lucrativos y que han mentado desdefinalesde los años setenta radi-
aportado a la región un total de 1,3 mil millo- ca en algunos de los procesos analizados en las
nes; 2) el turismo, con una aportación de 1,3 primeras secciones. La reorganización de la in-
mil millones: 3) las actividades locales del cine dustria durante los últimos años ha producido
y la televisión, incluida la publicidad, el vídeo y cambios fundamentales caracterizados por una
la televisión por cable, con 2 mil millones; menor reglamentación, una mayor diversifica-
4) las galerías de arte y las salas de subastas con ción, mayor competición, crecimiento acelera-
360 millones, sin contar el valor de las obras do, además de la pérdida de cierta participa-
compradas o vendidas; y 5) los teatros de ción en los mercados experimentada por los
Broadway y de sus alrededores, con 480 millo- grandes bancos comerciales. Durante el perío-
nes, además de las compañías itinerantes con do anterior, los bancos dominaron un mercado
sede en Broadway, con otros 170 millones. La cuyas características eran el alto nivel normati-
mayor parte del total (2,1 mil millones) de los vo, la poca inflación y la tasa de crecimiento
gastos de la industria corresponde al personal m u y moderado, aunque predecible. El alto ín-
(45 % ) , mientras que la segunda categoría es la dice de inflación de los años setenta, la mayor
de los gastos por servicios comerciales (inclui- utilización del euromercado por parte de las so-
dos los profesionales) con el 20 %, y la tercera, ciedades de préstamos y la crisis del endeuda-
los impuestos por nómina y los beneficios. miento del Tercer M u n d o son los factores que
El modelo es bien distinto si se procede a han modificado esa situación.
comparar la contribución de los diferentes ser- Al principio de los años ochenta se concen-
vicios al crecimiento del empleo entre la ciu- traban en Nueva York no sólo las empresas na-
dad de Nueva York y Estados Unidos. Del au- cionales de servicios, finanzas e industria con
mento total de 300.000 puestos de trabajo en la transacciones internacionales, sino que era tam-
ciudad de Nueva York durante la fase de creci- bién cada vez mayor la concentración de empre-
miento, comprendida entre 1979 y 1985, alre- sas extranjeras. Al ser el principal centro comer-
dedor del 38 % corresponde a F I R E y el 18 % a cial de Estados Unidos y la mayor plaza comer-
los servicios comerciales, lo que nos da un por- cial del m u n d o , la ciudad se presentaba c o m o el
centaje total del 56 %. Para el conjunto del país emplazamiento clave de las empresas extranje-
las cifras correspondientes son del 13 % para ras en busca de poder acceder al mercado. El
F I R E y el 21,6 % para los servicios comercia- fuerte aumento de las inversiones extranjeras
les, es decir, un total de 34,6 % de los 6,9 millo- directas en Estados Unidos iniciado en 1981
nes de puestos de trabajo entre 1979 y 1985. acentuó la magnitud de dichas transacciones in-
Entre 1985 y 1987 estas cifras son, en lo que se ternacionales con unas características m u y dis-
refiere a la ciudad de Nueva York, del 40,4 % tintas a las anteriores, operación que se vio faci-
para F I R E y del 22 % para los servicios comer- litada por los vastos servicios de telecomunica-
ciales, es decir, el 62,4 % del total de 146.700 ciones y la infraestructura de los transportes.
Servicios financieros y comercia/es de la ciudad de Nueva York: vínculos internacionales y repercusiones en... 311

El transporte de un cuadro de Juan Gris ( 1887-1927) en Nueva York, donde el sector de las artes es m á s importante
que la publicidad, la industria hotelera o los servicios de informática, E. Arnoid/Magnum.
312 Saskia Sassen

C o m o resultado del aumento masivo de los na y rápida expansión es el de los accionistas


servicios comerciales y del volumen de las tran- particulares de sociedades cotizadas en bolsa.
saccionesfinancierasy servicios afines en 1980 D e 30 millones en 1980 se pasó a 47 millones
el número de puestos de esos sectores superó al en 1985, lo que en gran parte se debió al creci-
de la industria. En 1984 los servicios financie- miento de la inversión institucional; caso de las
ros y comerciales empleaban a 576.000 trabaja- cajas de pensiones.
dores, unos 140.000 más que la industria. E n El hecho de ser el principal centro financie-
1977 había 120.000 puestos industriales m á s ro de un país con la moneda internacional clave
que en los serviciosfinancierosy comerciales, en una época de rápido crecimiento en cuanto
con lo que se reflejaba, no sólo el desplaza- al volumen de la industriafinanciera,ha sido
miento hacia la economía de servicios, sino un factor que ha alimentado su importancia en
también la recomposición m u c h o más especia- el mercado internacional. N o es sorprendente
lizada de la base económica de lo que en otro que la combinación de esas condiciones haya
tiempo había sido el principal centro de la in- contribuido a la producción acelerada de inno-
dustria ligera. En cuanto a la nómina del sector vacionesfinancierasque desempeñaron u n pa-
privado, FIRE aportó en Manhattan el 30 %, pel tan crucial en la expansión de la industria.
comparado con el 23,5 % de los puestos, mien- Probablemente haya sido ésta una de las fun-
tras que los servicios de higiene contribuían ciones clave que ha cumplido la ciudad durante
con el 4 %. Por otra parte, la nómina de la in- el período actual. Es un componente del come-
dustria manufacturera de Manhattan pasó del tido mucho m á s amplio que desempeña Nueva
2 0 % de 1977 al 13,7% de 1985. Entre 1977 y York c o m o principal exportador de servicios
1985 tan sólo otros dos sectores aumentaron su especializados.
nómina: los servicios comerciales, del 8,4 al Por último, el papel de la ciudad de Nueva
10,6 %, y los servicios jurídicos, del 2 al 3,4 %. York c o m o principal centro de importaciones y
Estas cifras muestran además que el conjun- exportaciones en Estados Unidos en momentos
to de los serviciosfinancierosy comerciales es en que tales actividades alcanzan un gran volu-
un sector clave del crecimiento y contribuye en m e n , ha alimentado el rápido crecimiento de
el 44 % a la nómina de Manhattan. Además, el una amplia gama de servicios afines. El 20 %
papel de la ciudad de Nueva York c o m o centro como mínimo de las importaciones por barco y
esencial del comercio internacional de impor- el 40 % de las que se hacen por avión pasan por
tación y exportación contribuye al crecimiento la ciudad de Nueva York. Estas cifras represen-
de las ventas al por mayor. Por último, todos tan un volumen considerable de actividad, da-
esos sectores tienen un efecto multiplicador do que las importaciones representan en Esta-
que estimula el crecimiento de otros sectores dos Unidos el 20 % de las mundiales, mientras
que no se consideran esenciales para la econo- que las exportaciones se cifran en el 15 %. Los
mía de finanzas y servicios, pese a que son ali- servicios afines abarcan desde los industriales
mentados por éstos de m o d o indirecto. hasta losfinancieros,c o m o sucede con los de-
El sector más importante del crecimiento de pósitos, transportes, empaquetados, ventas al
todo el sectorfinancierolo constituye la indus- por mayor, distribución, servicios contables y
tria de valores. El volumen de las emisiones de jurídicos especializados en transacciones inter-
valores efectuadas por empresas de Estados nacionales yfinanciación.Después de todo, és-
Unidos pasó de 82,4 mil millones en 1984 a te había sido en su tiempo el papel de Londres
286 mil millones en 1986. N o cabe, por ello, como centro del comercio internacional que
sorprenderse de que los puestos creados por es- alimentó su función de plazafinancieraen épo-
ta industria en la ciudad de Nueva York pasa- cas anteriores.
ran de 70.200 a 90.000 en 1980. para alcanzar La internacionalización de la producción,
la cifra de 119.000 en 1985 y la de 156.000 en los servicios y las finanzas han dado a Nueva
1987. El importe de los bonos del Tesoro de York un mayor peso c o m o plaza donde se to-
Estados Unidos comprados por extranjeros pa- m a n las decisiones clave en materia de pro-
só de 12,8 mil millones, cifra que reflejaba un ducción, comercio, inversión y finanzas, tanto
rápido crecimiento en comparación con años por parte de Estados Unidos c o m o de las e m -
anteriores, a 24,2 mil millones en 1985 y 50 mil presas extranjeras. Se concentra en una plaza
millones en 1986. Otro tipo de mercado en ple- determinada la combinación estratégica de
Servicios financieros y comerciales de la ciudad de Nueva York: vínculos internacionales y repercusiones en... 313

empresas, personas y recursos. La importan- D . C . , ya que esta ciudad constituye un eslabón


cia del mercado y de la m o n e d a de Estados en la cadena internacional de transacciones. L a
Unidos hace de la plaza de la ciudad de N u e v a fuente de crecimiento de estos servicios en la
York el centro de las inversiones internaciona- ciudad de N u e v a York ha sido el aumento de la
les al que acuden los inversionistas nacionales banca de inversiones. N u e v a York contribuye
y extranjeros para invertir sus fondos, ya sea en un tercio en el empleo brindado por los ser-
propiamente en Estados Unidos o en el ex- vicios jurídicos de Estados Unidos y en el 5 0 %
tranjero. de sus beneficios. El Martindale-Hubbell Law
El nivel de especialización de m u c h o s de Directory nos ofrece la posibilidad de calcular
esos servicios ha experimentado un gran au- el n ú m e r o de empresas jurídicas confilialesex-
mento, por lo que en la actualidad las grandes tranjeras que hay en Manhattan, Los Angeles y
empresas suelen acudir a los servicios de las di- Chicago. Se trata de 78 en Manhattan, 39 en
versas empresas jurídicas especializadas. Asi- Los Angeles y 11 en Chicago.
m i s m o , el nivel de especialización orientado a La rapidez con que se ha producido ese ere-
la inversión institucional ha desempeñado u n miento consecutivo a la evolución descrita y la
papel esencial en el incremento del asesora- intensidad del m i s m o son propios de esta fase
miento administrativo. D e este m o d o , y pese a económica y no la simple continuación de ten-
que ciudades c o m o Boston y Los Angeles dis- dencias anteriores. C o n ello se han creado fuer-
ponían de unos sectores de asesoramiento ad- tes presiones sobre el espacio en todas sus for-
ministrativo comparables a los de Nueva York, m a s : vivienda, oficinas, ventas al por menor,
han sido los cambios de la industria financiera industria manufacturera y espacio de circula-
los artífices de esa función específica de la ciu- ción, llegándose a una marcada transformación
dad de N u e v a York, habiéndose apropiado de de la organización espacial y de las construccio-
una gran parte del crecimiento industrial de los nes de la ciudad. Ello ha significado a su vez
últimos años. C o m o consecuencia de ese alto que la ciudad se convirtiera en la meta ansiada
nivel de especialización es necesario combinar de los inversionistas, extranjeros y nacionales.
otros servicios y recursos indispensables. H a y Las construcciones de comercios, oficinas y vi-
una gran interrelación entre las empresas en la viendas se han convertido en una inversión co-
fase de producción. Esas empresas pueden dis- tizada.
poner de mercados regionales, nacionales e in- Gran parte de esta actividad se concentra
ternacionales m u y dispersos, pero en la fase de en una zona de Manhattan relativamente pe-
producción son m u y numerosas las economías queña. Se está abriendo paso un modelo dife-
de aglomeración (Sassen, 1988). Por consi- rente de Manhattan c o m o plaza clave para los
guiente, la ciudad de N u e v a York se presenta servicios financieros y las sociedades y c o m o
c o m o una plaza indispensable, y ello a pesar de sede de empresas con mercados internaciona-
los costos m u y elevados de funcionamiento. les, mientras que la sede de los mercados nacio-
Cabe preguntarse si las empresas de la ciu- nales pasa a otros lugares m á s baratos del área
dad de N u e v a York difieren de las de otras metropolitana. El distrito central del comercio
grandes ciudades c o m o Los Angeles y Chicago de Manhattan ( C B D ) se extiende desde la Calle
en cuanto al tipo y nivel de especialización. Por 60 hacia el sur hasta la punta de la isla y en él se
ejemplo, las investigaciones efectuadas por concentra el 58 % de los puestos de trabajo de
Mollenkopf demuestran que las sociedades de la ciudad, con una superficie de 6 0 0 millones
la ciudad de N u e v a York tienen un alto nivel de pies cuadrados de carácter no residencial, lo
de especialización y cuentan con ciertas venta- que representa una de las mayores densidades
jas en lo concerniente a las actividades interna- en ciudades importantes. E n esa zona se con-
cionales. H a y grandes empresas en Los Angeles centran m á s de la mitad de las oficinas de ban-
y Chicago que están ampliando sus mercados y cos extranjeros en Estados Unidos. Según la
han abiertofilialesen la ciudad de N u e v a York Regional Plan Association, en 1987, las 454 se-
y en centros regionales de gran crecimiento. des situadas en Manhattan y cotizadas en la
Las grandes empresas de la ciudad de N u e v a bolsa controlaban 770 mil millones de ventas
York, por otra parte, han creadofilialesen (en dólares de valor constante de 1982). Entre
otros importantes centros internacionales ex- ellas figuran 38firmasfinancierasy de valores
tranjeros de finanzas y también en Washington con unos 100 mil millones de ventas. E n con-
314 Saskia Sassen

traposición, las 54 sedes cotizadas en la bolsa y


acentúan aún m á s . Al m i s m o tiempo, y dado
situadas en el resto de la ciudad controlan 3 mil
que no se trata de servicios destinados al con-
millones de ventas. En resumen, gran parte de s u m o interno, sino fundamentalmente a la
lo que constituye el principal centro internacio-
exportación, cualquier ciudad que disponga
nal de las finanzas, sedes de empresas multina- de un conjunto determinado de recursos p o -
cionales y servicios especializados se sitúa en dría producir tales servicios.
una zona relativamente pequeña. Esa máxima En efecto, estos servicios se han incremen-
concentración geográfica se produce en un m o - tado en Chicago, principal centro industrial del
mento de gran auge de las telecomunicaciones. Medio Oeste e importante plaza en lo concer-
Al repetirse el m i s m o modelo en Londres y T o -
niente a empresas industriales multinaciona-
kio, puede verse en él una muestra de lo que les. Entre 1977 y 1984, el índice medio de creci-
son las nuevas formas de centralización, nece- miento anual de los diversos servicios especia-
sarias para las nuevas formas de descentraliza- lizados era comparable a los de la ciudad de
ción (véase Sassen, 1990). Nueva York. La diferencia radicaba en la im-
portancia de algunos grupos industriales. Tal
c o m o puede verse en el cuadro 4, la diferencia
4. Nueva York y otras grandes entre Nueva York y Chicago puede explicarse
ciudades en parte por las repercusiones m á s o menos im-
portantes de la reorganización de la industria
Así, pues, cabe considerar que las grandes ciu- financiera.
dades son los lugares en que se produce un tipo Con objeto de basar la comparación en una
de nueva industria básica. E n efecto, mien- serie más amplia de industrias nos hemos ate-
tras que todas las ciudades poseen u n núcleo nido a la categorización de la industria de la
de industrias de servicios, los cocientes de información propuesta por Noyelle, procedien-
ubicación en áreas metropolitanas normali- do a comparar tres grandes ciudades, lo que
zadas de diferente superficie muestran clara- nos lleva a agregar el grupo de comunicación
mente que la concentración de las m á s impor- (SIC 48) a F I R E , los negocios y los servicios
tantes es desproporcionada en lo concernien- jurídicos. La parte correspondiente a la ciudad
te a negocios e industrias de servicios de Nueva York se cifra en el 26,3 % y es m u c h o
(Stanback y Noyelle, 1982). Los rasgos que más elevada que la de Los Angeles, el 18 %, y
caracterizan la producción de tales servicios Chicago, el 20,2 %.
propician la concentración del emplazamien- Todas estas cifras son, no obstante, superio-
to, mientras que las economías de aglomera- res en el 15 % a las de Estados Unidos tomados
ción derivadas de dicha concentración la en su conjunto.

C U A D R O 4. Ciudad de Nueva York y Ciudad de Chicago, 1977-1984


índice de incremento del empleo, servicios del productor

Clasificación tipo
por rama de Sector Nueva York Chicago
actividad

60 Banca 20,98 18.27


61 Organismos de crédito 36,62 17.99
62 Valores 71,49 73.17
63 Aseguradoras 11,24 -11.91
64 Agentes de Seguros 16,15 14.89
65 Propiedad inmueble 1,57 1.70
73 Servicios comerciales 36,92 53,01
81 Servicios jurídicos 50.34 65,79
86 Organizaciones por cuotas 7,04 0,41
89 Servicios varios 28,15 19,39

Fuente: U S Bureau of Census, County Business Patterns.


Illinois. 1977. 1984, N e w York, 1977, 1984
Servicios financieros y comerciales de la ciudad de Nueva York: vínculos internacionales y repercusiones 315
en..

C U A D R O 5. El empleo en 1a industria de la información. 1985

Ciudad de Condado de Chicago Conjunto de


Nueva York Los Angeles Condado de Cook EE.UU.
N' % N° % N° % N- %
Empleo total 3.488.100 100.0 3.345.520 100.0 2.187.992 100.0 81.119.257 100.0
SIC Industria

48 Comunieaeión ( 1 ) 77.800 22 61.928 1.9 31.697 1.5 1.282.616 1.6


60-69 FIRE 507.600 14.0 268.379 8.0 223.501 10,2 6.004.136 7,4
73 Servicios
comerciales 273.700 7.9 226.346 6,8 162.264 7,4 4.272.201 5,2
81 Servicios
jurídicos 60.100 1.7 37.542 1.1 26.092 1,2 685.456 0.9
Participación de la in-
dustria de la información
en el número total de los
puestos de trabajo 26.4 17,7 20,3 15.1

Nota: 1 La comunicación comprende: comunicaciones telefónicas, comunicaciones telegráficas, radio y televisión,


servicios de comunicación.
Fuentes: County Business Pattern. I985, varios números. Ministerio de Comercio de Estados Unidos
líinploymenl Review, enero ¡9X7, Estado de Nueva York, Ministerio de Trabajo.

La concentración geográfica de estos secto- 5. Distribución d e los beneficios


res de crecimiento explica la concentración y costes sociales
masiva de grandes edificios de oficinas en los
grandes centros urbanos y también el hecho de ¿Hasta qué punto la distribución profesional y
que el gran número de puestos de trabajo bien de los ingresos refleja el elevado índice de creci-
remunerados contribuya a la edificación masi- miento de la economía de la ciudad y una mejo-
va de inmuebles lujosos y residenciales y al des- ra general en las condiciones socioeconómicas
plazamiento de las personas con bajos ingre- de la fuerza laboral?
sos. Son diversos los aspectos que encierra esta
Sin embargo, a la par que otros sectores de pregunta. El número de puestos de trabajo re-
la economía urbana, los sectores dominantes presentado por los sectores avanzados, por una
generan además la demanda de bienes y servi- parte, y su conexión con el resto de la economía
cios producidos por empresas cuya capacidad de la ciudad, por otra, son dos aspectos impor-
es m u y inferior a la de las que constituyen el tantes. En tercer lugar están los ingresos gene-
núcleo económico. rales y la distribución profesional de la fuerza
Esa categoría oscila entre las pequeñas e m - laboral. El último aspecto concierne la manera
presas manufactureras en busca de una cliente- en que las distintas etnias y razas que partici-
la específica y la amplia gama de los que deno- pan en la fuerza laboral en Nueva York interac-
mino «servicios industriales»: depósito, traba- túan con las grandes tendencias del crecimien-
jos de acabado, diversos servicios de entrega, to económico.
transportes y embalajes. Para documentar estas tendencias nos he-
A d e m á s , tanto los sectores económicos d o - mos basado principalmente en el censo decenal
minantes c o m o los servicios auxiliares crean de población y. sobre todo, en los datos del Pu-
una serie de puestos mal remunerados, lo que blic Use Muro Sample ( P U M S ) , de la Oficina
condiciona a su vez la demanda de viviendas de Estadísticas Laborales, datos del Ministerio
de bajo costo y de artículos comerciales. de Comercio de Estados Unidos y County Busi-
A continuación analizaré algunas de estas ness Patterns, servicios del Estado de Nueva
cuestiones. York y del Ministerio de Trabajo.
316 Saskia Sassen

C o m o se observó anteriormente, el 28 % de en Manhattan a 242 en Staten Island; los servi-


los puestos y el 30 % de la nómina de la ciudad cios de personal eran uniformemente bajos,
de Nueva York corresponden a F I R E y a los fluctuando entre 257 en Manhattan y 176 en
servicios comerciales. En Manhattan estos por- Staten Island, mientras que los servicios jurídi-
centajes se elevan al 36 % para el empleo y el cos iban de 729 a 405 en Queens.
41 % para la nómina. Otros componentes im- Según los datos de los sueldos por oficios e
portantes son los servicios de higiene, ya que industrias, la remuneración de puestos técni-
contribuyen con el 8 % al empleo; la industria cos, administrativos y de oficina, los que se
manufacturera con el 15 %, y el comercio con el abonan en la industria no manufacturera sue-
2 0 % . El conjunto de los tres últimos corres- len ser m á s bajos que los de la industria m a n u -
ponde prácticamente a la mitad del empleo y al facturera, transportes y servicios. Así, la ten-
38 % de la nómina de la ciudad. Aunque el cre- dencia actual de la ciudad de Nueva York a
cimiento de algunas de esas industrias vaya experimentar pérdidas en el sector manufactu-
unido al sector de servicios financieros y co- rero y ganancias en algunas industrias de servi-
merciales, no deja de ser obvio que éste es el cios apunta a la pérdida de los puestos bien re-
caso de algunos componentes importantes de la munerados. Al m i s m o tiempo, m á s de la mitad
estructura del empleo de la ciudad. N o obstan- de los nuevos puestos creados en la ciudad es-
te, se trata de tres sectores cuya participación es tán altamente remunerados. Si estos datos se
mucho m á s baja proporcionalmente. La dispar combinan con los de la participación en la nó-
proporción nómina/empleo de esos grupos de mina y el empleo, parecería, por un lado, que
industrias es hoy m u c h o m á s acentuada que gran parte del aumento del empleo que se pro-
hace diez años. En 1977 FIRE representaba en duce en la ciudad de Nueva York lo ha sido en
Manhattan el 23 % de la nómina y el 21 % del las industrias que abonan sueldos inferiores
empleo: en 1985 esas cifras habían pasado a ser por el desempeño de un oficio determinado
del 30 % y el 23 %. lo que representa una dife- que en las industrias en declive, y, por otro, hay
rencia del 7 % y el 2 %. Por otra parte, en 1977, sectores importantes, sobre todo FIRE, en los
la parte de los servicios en la nómina era en que se concentran los puestos mejor remunera-
Manhattan del 27 % y del 30 % del empleo, ci- dos y que a la ve? acusan un descenso de los
fras que en 1985 pasarán a ser del 30 % y del ingresos del personal cuyos sueldos o salarios
35 %, cifras reveladoras del declive relativo de son ya los m á s bajos.
la participación general en la nómina. D e todo Las proyecciones de la Secretaría de Traba-
ello se desprende que la participación en la nó- jo del Estado de Nueva York sobre el creci-
mina fue superior en lo que respecta a F I R E e miento del empleo en esa ciudad son las si-
inferior en lo tocante al sector de servicios. guientes. Del total de los cuatro millones de
Los datos de County Business Patterns so- puestos que había en 1988, los de oficina repre-
bre los pagos semanales abonados por la indus- sentarán m á s del millón, los profesionales m á s
tria revelan dos tendencias. E n primer lugar, de 800.000. los administrativos 400.000, los de
esos pagos varían considerablemente de un servicios 700.000 y los de artesanos, operarios
grupo industrial a otro. E n segundo lugar, los y obreros 780.000. M á s de la mitad de los nue-
puestos de trabajo son mejor remunerados en vos puestos que se han creado en los cinco últi-
Manhattan por término medio y en lo concer- m o s años gozan de sueldos altos. Dada la con-
niente a los principales grupos industriales que cepción c o m ú n de la ciudad postindustrial, ca-
en los restantes distritos de la ciudad. E n 1985 be observar que, según las previsiones, las tres
el pago nominal semanal variaba en el sector de últimas categorías suministrarán unos 108.000
la construcción desde los 689 dólares abonados puestos al año, lo que representa la sexta parte
en M a n h a t t a n hasta los 4 6 8 dólares de de los nuevos puestos y es revelador de una ele-
Brooklyn (King County). En lo tocante a la in- vada cifra de negocios. D e ello se desprende
dustria manufacturera, iban de 577 en Manhat- que serán muchos los puestos bien remunera-
tan a 342 en Brooklyn. E n F I R E , de 732 en dos y muchos también los mal remunerados.
Manhattan a 344 en Bronx. En el sector de ser- Es importante señalar a este respecto que
vicios, de 487 en Manhattan a 314 en Staten desde 1977, año en que se inicia la actual fase
Island (Richmond County). En el sector de ser- económica, el principal aumento de la fuerza
vicios, los de índole comercial variaban de 501 laboral de la ciudad de Nueva York correspon-
Serviciosfinancierosy comerciales de la ciudad de Nueva York: vínculos internacionales y repercusiones en... 317

Los muelles de Nueva York. Foto Benaroch/Sipa

de a mujeres y a trabajadores pertenecientes a enseña que la proporción de la población mino-


alguna minoría étnica. E n 1970, el 39 % de la ritaria que ocupa puestos de trabajo ascendía al
fuerza laboral eran mujeres, cifra que en 1986 50,1 %, comparado con el 54,7 % de los blan-
ascendió al 45 %. Distintas proyecciones mues- cos no hispanos. Dentro de la población mino-
tran que para 1990 la proporción de mujeres en ritaria, el 51 % corresponderá a los negros y
la fuerza laboral será mayor que la de h o m - otras razas, y el 47,2 % a los hispanos, cifra ésta
bres. que revela el mayor número de hijos de las fa-
En la actualidad, los negros y los hispanos milias hispanas. Mientras que los trabajadores
constituyen la mitad de la fuerza laboral. Entre pertenecientes a alguna minoría étnica repre-
1977 y 1986, la fuerza laboral aumentó en sentan en la actualidad casi la mitad de la fuer-
169.000. Los trabajadores pertenecientes a al- za laboral, sólo alcanza al 10 % de los 700.000
guna minoría étnica aumentaron en 237.000, trabajadores que diariamente van a trabajar a
es decir, el 30 %, mientras que los blancos dis- la ciudad. Según la B L S , los trabajadores que
minuyeron en 68.000 personas. Se calcula que van a trabajar diariamente a la ciudad repre-
la fuerza laboral de origen hispano aumentó en sentan menos de la tercera parte del total.
el 2 0 % . D e 3,2 millones de trabajadores, 1,6 Aunque anticuados, los datos del censo per-
millones son blancos no hispanos, 663.000, es miten desglosar la distribución industrial y
decir, el 20,5 % son hispanos (hayan o no naci- profesional según sus orígenes nacionales. E n -
do en Estados Unidos), y 928.000, o sea, el tre 1970 y 1980 el número de trabajadores
28,8 %, negros y pertenecientes a grupos étni- blancos nacidos en Estados Unidos pasó de 1,8
cos no hispanos. a 1,4 millones, y el de blancos nacidos en el
U n análisis m á s detallado de estas cifras nos extranjero de 417.000 a 315.000. Los negros,
318 Saskia Sassen

asiáticos e hispanos nacidos fuera del país re- cinco residentes comprendidos entre los 20 y
presentan el mayor número de trabajadores3. los 44 años, es decir, la edad m á s productiva, lo
Los trabajadores pertenecientes a minorías constituía un inmigrante llegado después de
étnicas siguen estando poco representados en 1964. La repercusión que ello tiene en la fuerza
los cargos de alto nivel. E n 1986, el 16 % de los laboral puede verse en el hecho de que en 1980
hispanos y el 21 % de todos los negros y otras uno de cada cuatro niños menores de 10 años
razas ocupaban puestos auxiliares -adminis- residía en viviendas para inmigrantes.
trativos, profesionales o técnicos- mientras La indicación de la situación relativa a la
que el porcentaje de blancos ascendía al 36 %. fuerza de trabajo desfavorecida puede verse en
Las cifras correspondientes a los blancos están los datos sobre educación. Según el censo de
infravaloradas, ya que no incluyen a los traba- 1980, el 4 2 % de los negros y el 6 0 % de los
jadores que van diariamente a trabajar a la ciu- hispanos de más de 25 años de edad no tenían
dad. En Nueva York, tan sólo el 30 % de los ningún diploma escolar. D e los 50.000 jóvenes
trabajadores se desplaza diariamente de la peri- de 16 a 19 años de edad que abandonaron la
feria al centro, cifra m u y inferior a la de otras escuela, cerca del 80 % pertenecía a alguna mi-
grandes ciudades; el 99 % son blancos, y m u - noría étnica. Los datos de que se dispone nos
chos ocupan cargos de alto nivel. Los hispanos dicen que las personas que no terminan el ba-
siguen estando excesivamente representados chillerato suelen acabar desempleadas u ocu-
en la industria manufacturera. En 1986, el pando cargos mal remunerados.
23 % de hispanos, en contraste con el 12 % de Las cifras correspondientes a la población
no hispanos, trabajaba en la industria m a n u - de la ciudad de Nueva York nos enseñan de la
facturera, y de ellos, el 14 % eran operarios de manera m á s clara los datos correspondientes a
máquinas, ensambladores y supervisores semi- la profesión y los ingresos, según los cuales el
cualificados o sin ninguna cualificación. En ci- crecimiento acentuado de los sectores de servi-
fras absolutas, no cabe duda de que la gran m a - cios financieros y comerciales de la ciudad no
yoría de trabajadores hispanos no trabaja en la se han plasmado en unas mejores condiciones
industria manufacturera. socioeconómicas de grandes segmentos de la
1 as cifras correspondientes a inmigrantes y población. Los ingresos personales per capita
trabajadores pertenecientes a minorías étnicas aumentaron en la ciudad de Nueva York cinco
son importantes, ya que constituyen una gran veces m á s que en el resto del país, aunque la
parte de la población, y su número no hará sino repartición de esos ingresos sea m u y desigual.
aumentar. Hacia 1990 casi todas las proyeccio- Desde 1977, los ingresos reales se incrementa-
nes estadísticas cifran la población pertene- ron en el 50 % en lo concerniente a las clases
ciente a alguna minoría étnica en el 60 % apro- más altas y, dentro de éstas, el aumento m á s
ximadamente. E n lo tocante a grupos de edad importante sólo afecta al 25 % de las mismas,
considerados jóvenes, la cifra es mucho m á s mientras descendía en lo tocante a otros gru-
elevada y asciende al 80 % para los menores de pos. Entre 1980 y 1984, el porcentaje de la po-
4 años, al 73 % para las personas de 5 a 19 años breza crecía al ritmo del 20 % (Tobier, 1985).
y al 66 % para las personas de 20 a 24 años. En En 1985, el 24 % de la población de la ciudad
1984, m á s de las tres cuartas partes de los alum- de Nueva York era pobre, es decir, que los in-
nos de la escuela pública pertenecían a alguna gresos de 1,8 millones de personas eran inferio-
minoría étnica. U n o de los pocos grupos de res a los parámetros federales de 1986, situán-
edades de la población blanca residente cuyo dose en los 11.203 dólares para una familia de
número es esta vez mayor corresponde a la cuatro personas. Según datos fragmentarios, el
comprendida entre los 30 y los 40 años; este número de los pobres disminuiría estos últimos
grupo constituye, además, uno de los más re- años. Sin embargo, el índice de participación
presentativos de los nuevos trabajadores con de la fuerza laboral en la ciudad de Nueva York
altos ingresos. seguía siendo del 52,4 %, es decir, 10 % por de-
Según el censo de 1980. casi el 25 % de la bajo del índice nacional.
población urbana había nacido en el extranje- Los pobres son en su mayoría hispanos y
ro. Si se hubiera incluido a los indocumenta- negros. E n 1985, el 32 % de los negros y el 44 %
dos, esta cifra sería m u c h o mayor. Tal vez sea de los hispanos vivía por debajo del umbral de
aún m á s importante señalar que uno de cada pobreza. Además, se concentraban en hogares
Servicios financieros y comerciales de la ciudad de Nueva York: vínculos internacionales y repercusiones en... 319

cuyo cabeza de familia era una mujer. En 1982, va York supera a todas ellas. Los datos relati-
afectaba al 25 % de los hogares de la ciudad de vos a los distintos subsectores y a las caracterís-
Nueva York, comparado con el 15% a nivel ticas de las empresas muestran que las diferen-
nacional. E n 1982, cerca del 42 % de los niños cias fundamentales entre la ciudad de Nueva
hispanos y negros de la ciudad de Nueva York York por un lado y las de Los Angeles y Chica-
vivía sólo con la madre, lo que es un signo m á s go por otro son: a) un mayor número de empre-
de lo que representa la pobreza. U n dato re- sas con un mercado internacional y, b) un m a -
ciente nos dice que la mayoría de los pobres yor número de empresas extranjeras. E n pocas
está compuesta por niños, situación ésta que palabras, las grandes ciudades representan un
hace pensar en las ciudades del Tercer M u n d o . emplazamiento clave para los servicios finan-
En resumen, el crecimiento razonable de los cieros y comerciales, c o m o puede verse por los
principales sectores económicos de la ciudad índices de concentración de tales actividades.
de Nueva York pueden producir alguno de los Pero la ciudad de Nueva York es cuantitativa y
siguientes efectos en la economía de la ciudad: cualitativamente diferente a las otras por la
ageste crecimiento puede ser neutral con res- mayor concentración de esos sectores y su ca-
pecto al empleo y los salarios de otros sectores rácter m á s internacional.
de la economía; h) puede producir un creci- D e todo ello podemos deducir que en las
miento en otros sectores bajo los niveles exis- grandes ciudades, sobre todo en Nueva York,
tentes de salarios y empleo, o aumentarlos; c) las condiciones son propicias para fomentar
producir un crecimiento en otros sectores pero esas formas concretas de crecimiento y, lo que
en condiciones que representen un deterioro de es todavía m á s importante, para la innovación
los niveles de empleo y salarios, y, d) reducir, en dichos sectores. Todo ello genera beneficios
impedir o dificultar el crecimiento en otros sec- y requiere tanto un alto nivel de concentración
tores. Lo evidente de Nueva York es que, c o m o c o m o unos recursos propios de las grandes ciu-
mínimo, el crecimiento de los sectores princi- dades y su integración en el mercado interna-
pales ha dejado intacto un gran número de tra- cional.
bajadores poco favorecidos y, en el peor de los La segunda serie de cuestiones se refiere a la
casos, ha hecho que su número aumente. Se persistencia de las aglomeraciones en una épo-
puede afirmar que la existencia de un amplio y ca en la que el gran desarrollo de las telecomu-
próspero sectorfinancieroy de servicios no ha nicaciones y de la informática podría en princi-
contribuido a reducir la proporción de trabaja- pio facilitar y promover la dispersión espacial.
dores poco favorecidos. A mi juicio, la gran aglomeración en Nueva
York es en gran parte resultado de la formación
de una red global de lugares de producción y de
Conclusiones mercados financieros, facilitado por los avan-
ces en las telecomunicaciones y la informática.
Los serviciosfinancierosy comerciales son par- Precisamente es esta descentralización espacial
te considerable de la fuerza laboral de la ciudad posible gracias a los avances tecnológicos la
de Nueva York. También han sido los sectores que ha creado nuevas formas de centralización
de mayor crecimiento tras la crisisfinalde la administrativa tanto al más alto nivel ejecutivo
ciudad en los años 1975-76, hecho que plantea c o m o de control, diseño y prestación de servi-
varios interrogantes. cios. Y tanto el ritmo acelerado de avances téc-
El primero se refiere a si ese crecimiento nicos c o m o el crecimiento económico han esta-
produce una diferenciación entre la base eco- do favorecidos por la producción de innovacio-
nómica de la ciudad de Nueva York y la del nes.
conjunto del país y otras grandes ciudades. La El tercer conjunto de cuestiones se refiere a
localización de los FIRE y de los servicios co- la integración de este núcleo de gran crecimien-
merciales indican que hay una mayor concen- to económico con: a) el resto de la economía de
tración de dichas empresas en la ciudad de la ciudad y, b) el resto de la región. Los datos
Nueva York que en el resto del país. En segun- que se exponen en este artículo nos muestran
do lugar, si bien la concentración también es una integración limitada dentro del área m e -
mayor en las grandes ciudades c o m o Chicago o tropolitana. H a y una gran concentración de fir-
Los Angeles que en el resto del país, la de N u e - mas con mercados internacionales en Nueva
320 Saskia Sassen

York y especialmente en Manhattan, mientras de la región metropolitana. E n Manhattan se


que las empresas con mercados nacionales se concentran las sedes de los negocios internacio-
concentran en la periferia del área metropolita- nales y las empresas orientadas hacia la expor-
na. Gran parte de los serviciosfinancierosy co- tación, así c o m o los serviciosfinancieros.Pare-
merciales de la ciudad de Nueva York se orien- ce c o m o si la crisis que motivó esta primera
tan hacia el mercado internacional o hacia las dispersión hubiera contribuido, o bien facilita-
empresas extranjeras que operan en Estados do específicamente, el desarrollo de los nego-
Unidos. cios orientados hacia la exportación y los servi-
En cuanto a la integración con otros secto- ciosfinancierosy la producción de innovacio-
res de la economía de la ciudad, una evaluación nes en estos sectores.
de ciertos datos (véase Sassen, 1990) sugiere Esto sugiere, además, que si la ciudad de
que en realidad la integración es superior a lo Nueva York tiene un débil vínculo con su peri-
que se cree aunque se caracterice por la seg- feria, esto no afecta el crecimiento de sus sec-
mentación socioeconómica. Por lo que puede tores principales c o m o porque están orienta-
decirse que varios sectores de la zona interior dos hacia la exportación. El crecimiento de
de la región -parte del Bronx, Brooklyn y Chicago, por ejemplo, fue afectado negativa-
Queens- son, en realidad, el refugio de sectores mente por la decadencia de las principales in-
de la economía y el trabajo, del m i s m o m o d o dustrias de su región, la de automóviles y la de
que lo son las áreas más pobres de Manhattan. maquinaria agrícola. Es cierto que la reorgani-
Es decir, que varios sectores de la economía y zación de la actividad financiera, la produc-
de la fuerza laboral proporcionan bienes y ser- ción de innovaciones y el incremento signifi-
vicios al complejo de las finanzas y los servicios cativo en el volumen de las transacciones fi-
financieros, pero tienen características ocupa- nancieras han impulsado a s i m i s m o el
cionales, industriales y de ingresos que son crecimiento del sector financiero de Chicago.
m u y diferentes de las anteriores. Sin embargo, la menor incidencia del comple-
Ejemplo de ello son lo que denomino servi- jo financiero y de los servicios comerciales en
cios industriales, c o m o almacenamiento, trans- Chicago puede estar ligado, por un lado a su
porte, imprenta y embalaje. U n a diferencia im- mayor integración en la economía regional y,
portante es el que muchas de estas firmas no por lo tanto, una mayor sensibilidad a sus fa-
pueden competir en la adquisición de espacio ses de crecimiento y debilitamiento; y, por
en la ciudad de Nueva York y menos en M a n - otra parte, un proceso de internacionalización
hattan. A d e m á s , tanto los sectores económicos que es m á s bien función de la internacionali-
importantes c o m o los servicios auxiliares crean zación de la economía regional que de su inte-
una oferta de puestos de trabajo de bajos ingre- gración en el mercado mundial de las finanzas
sos que a su vez repercute en la demanda de y de actividades de servicios.
viviendas y locales comerciales de bajo costo, U n a cuarta serie de cuestiones es la referen-
difíciles asimismo, entre el escaso espacio dis- te a la distribución de las cargas y beneficios
ponible en Manhattan. sociales que corresponden a este modelo de cre-
¿Hasta qué punto esta oposición social y es- cimiento. Los datos relativos a las condiciones
pacial alcanza un nivel a partir del cual la única socioeconómicas generales de la ciudad de
solución viable es la dispersión espacial a gran Nueva York demuestran que su ventaja c o m -
escala de un número determinante de empresas parativa en materia de serviciosfinancirosy
en el sector dominante? H a y indicios de que comerciales y el crecimiento masivo de dichos
este punto ha sido alcanzado. Las pérdidas re- sectores no se ha convertido en un aumento de
sultantes de la caída de los valores en la bolsa nivel de bienestar para la mayoría de los traba-
en octubre de 1987, puede haber previsto, has- jadores. Hay sólidas indicaciones de que este
ta cierto punto, ésta dispersión. E n cualquier tipo de crecimiento se produce a costa de otros
caso, la consecuencia sería una significativa sectores de la economía y de la fuerza laboral.
contracción en muchas industrias, desde finan- Ciertos sectores han sufrido incluso un despla-
cieras, hasta artes gráficas y restaurantes. U n zamiento físico a consecuencia de la terrible
ciclo análogo ha ocurrido anteriormente c o m o competencia por los espacios comerciales y re-
evidencia la concentración de las sedes de las sidenciales, especialmente en Manhattan. E n
empresas comerciales nacionales en la periferia segundo lugar este tipo de crecimiento ha acen-
Servicios Jinuncieros y comerciales de la ciudad de Nueva York: vínculos internacionales y repercusiones321
en..

tuado la desigualdad en la capacidad de oferta trario, la situación ha ido deteriorándose a lo


de las diversas clases de empresas y en la es- largo del último decenio.
tructura de los ingresos. En tercer lugar, ha per- Los datos sugieren la necesidad de adoptar
judicado a sectores económicos necesarios para políticas gubernamentales que apoyen a los sec-
el funcionamiento de los sectores más avanza- tores menos rentables y que redistribuyan parte
dos pero que no pueden competir dado el alto de los enormes beneficios obtenidos por los
nivel de los precios en la ciudad. En cuarto lu- sectores más avanzados hacia los segmentos de
gar, dicho crecimiento no ha contribuido a m e - población y fuerza laboral que m á s han sufrido
jorar de manera general los ingresos ni tampo- con este modelo de crecimiento económico.
co las condiciones socioeconómicas de amplios
sectores de la población, sino más bien al con- Traducido del inglés

Notas

1. Las principales fuentes de especializadas sobre estos temas. investigaciones sobre las ciudades
información son: a) la de Nueva York y Londres (Sassen,
documentación y publicaciones 2. Las principales fuentes de 1988; 1990).
especializadas sobre la industria información en que se documentan
financiera y la estos tres aspectos, analíticamente 3. La proporción de negros
internacíonalización de la distintos, proceden de las fuentes nacidos en Nueva York ha bajado
producción, publicadas por el gubernamentales antes ligeramente, pasando de 462.700 a
Fondo Monetario Internacional, mencionadas, los informes 440.200, mientras aumentaba la de
el Banco Mundial, el Ministerio publicados por empresas negros nacidos en el extranjero,
de Comercio de Estados Unidos especializadas tales c o m o Salomon pasando de 55.500 a 170.300. La
y el Banco Federal de Estados Brothers, Data Resources. Morgan proporción de asiáticos en Nueva
Unidos; b) las publicaciones Stanley Capital, las obras York nacidos en Estados Unidos
especializadas que tratan distintos especializadas, y, en particular, las pasó de 8.000 a 10.500, y la de
aspectos de la industria de Thierry Noyelle, de asiáticos nacidos en el extranjero,
financiera, c o m o Earomoney, Conservation of H u m a n Resources de 30.800 a 108.700. Por último,
Bank of England Quarterly (Columbia University). Mathew la proporción de hispanos en
Bulletin. The Banker, las Drennan de N e w York University, Nueva York nacidos en Estados
publicaciones de instituciones John Mollenkopf de City Unidos ha pasado de 242.000 a
c o m o Nomura Research Institute y University of N e w York, Regina 232.600, y la de hispanos nacidos
Morgan Guarantee Trust: c) un Armstrong de Regional Plan en el extranjero, de 132.700 a
gran número de obras Association y también mis propias 205.500.

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Nueva York y El Cairo
vistos desde la calle

Janet L. Abu-Lughod

Desde el año pasado resido en Nueva York, nos intervalos y estudiado durante unos 25
después de haber vivido 20 años en un subur- años, y El Cairo, cuyo carácter desconcertante
bio de Chicago. Desde mi primera visita a El traté de comprender a lo largo de un período de
Cairo en 1957 nunca m e había sentido tan des- tiempo semejante2. Parecía entonces que, m e lo
concertada y estimulada por una ciudad. Por propusiera o no, m i «mirada incontaminada»
consiguiente, pecaría de presuntuosa si m e de- de Nueva York había pasado inevitablemente
finiera a mí misma c o m o una «especialista» de por elfiltrode mis vivencias de El Cairo y Chi-
Nueva York. Ahora bien, es posible que pueda cago.
compensar mi falta de conocimientos con una Lo mejor será, pues, intentar explicar estas
«mirada incontaminada», ya que todos sabe- comparaciones, y esto es lo que voy a procurar
m o s que damos muchas co- hacer en este artículo. Lle-
sas por sentadas cuando co- Janet L . Abu-Lughod enseña sociología gada a N u e v a York en
nocemos un lugar. Tal vez e historia en la Graduate Faculty, N e w 1986 para ser entrevistada
resulte útil señalar lo que School for Social Research, de Nueva con el fin de obtener una
York, donde también dirige un centro de
no saben ver aquéllos cuyo investigaciones urbanas que se ocupa es- plaza en la N e w School,
conocimiento es m á s pro- pecialmente de la parte baja de Manhat- sentí una profunda sensa-
fundo. tan. Abu-Lughod es urbanista y ha pu- ción de déjà vu al caminar
blicado muchos libros, monografías y
Hay otra razón que m e artículos sobre las ciudades norteameri- por la calle 14, con ese ba-
impulsa a hacerlo. Nuestra canas. Entre sus obras dedicadas a las zar que tanto recuerda
visión de los lugares depen- ciudades de fuera del m u n d o occidental cualquier otro bazar de una
pueden citarse sus libros sobre El Cairo y
de de lo que W . I . Thomas' Rabat y antología urbanística del Tercer ciudad del Tercer M u n d o ,
llamó «masa de percepcio- M u n d o . Sus libros m á s recientes son: y traté de explicarme el ori-
nes», es decir, esa constela- Before European Hegemony: The World gen de esa sensación mía
System A.D. ¡250-1350(Oxford Univer-
ción organizada de infor- sity Press) y Changing Cities (Harper & que m e llevaba a relacionar
maciones ya asimiladas en R o w , de próxima aparición). El Cairo con m i vida en
las que introducimos las Nueva York y no con mis
nuevas informaciones y que serán el punto de vivencias de Chicago. Voy, pues, a hacer de
partida que nos llevará a valorarlas. Todos los manera que mis comparaciones sean m á s explí-
3
eruditos han acumulado accidentalmente unas citas .
«masas de percepciones» de m u y diversa índo- En términos generales podríamos pensar
le, lo que significa que cada uno de nosotros que Chicago y Nueva York, dos ciudades de la
damos un sentido algo distinto incluso a cada misma cultura y del mismo nivel de tecnología
una de nuestras nuevas experiencias «objeti- y desarrollo, tendrían muchas m á s cosas en co-
vas». m ú n que lo que pudiera ser el caso entre una y
La masa de percepciones urbanas de que otra y una ciudad del Tercer M u n d o que se ha
dispongo para captar las características de desarrollado a lo largo de más de mil años en el
Nueva York es m u y intensa y esto lo debo a dos marco de una tradición cultural y religiosa to-
lugares. Chicago, en donde he vivido con algu- talmente distinta. Por otra parte, cabría pensar

R I C S 125/Set. 1990
324 Janet L. Abu-Lughoii

que, de establecerse algún paralelo, lo m á s que resalta en el paisaje urbano. N o pretendo


plausible sería hacerlo entre Chicago y El Cairo decir que las diferencias de clase y de raza sean
-dos ciudades del interior situadas sobre vías más perceptibles en Chicago que en El Cairo o
fluviales internas- que entre El Cairo y un Nueva York. En realidad, en estas dos últimas
puerto internacional abierto como es Nueva ciudades, el problema puede m u y bien ser m á s
York. Además, tanto El Cairo c o m o Chicago grave al respecto. T a m p o c o quiero afirmar que
son considerablemente más pequeñas que Nue- la relación entre clases y razas sea peor en Chi-
va York, cuya área urbana es la más vasta del cago que en las otras dos ciudades. La división
m u n d o después de Tokio. del espacio urbano en sectores aislados los unos
¿Por qué entonces veo tantas concomitan- de los otros alcanza proporciones terroríficas.
cias entre Nueva York (me refiero sobre todo a Chicago posee un índice de segregación m á s
Manhattan) y El Cairo? elevado que cualquier otra ciudad norteameri-
cana y casi tan alto c o m o el de las ciudades su-
dafricanas.
Tejido urbano Sin embargo, lo que un índice de segrega-
y vida callejera ción no revela es la amplitud de las zonas reser-
vadas a las razas, y en este sentido Chicago es
En primer lugar, contempladas desde la calle, por excelencia una ciudad dual que incluso en
lo que sorprende en cada una de estas dos ciu- nuestros días cuenta con dos barrios comercia-
dades es el desmenuzamiento del tejido urba- les importantes, uno reservado a los «blancos»
no, la diversidad, la yuxtaposición compleja de y otro a los «negros». Son muchas las razones
distintos modos de utilización del suelo, la que hacen que la situación sea más parecida a
mezcla de gentes de orígenes imprevisibles, y la la de las ciudades duales que contraponían a
animación callejera. Tanto El Cairo c o m o Nue- colonizadores y colonizados, y que caracteriza
va York son ciudades en las que da gusto pa- a El Cairo de la primera mitad de nuestro siglo
searse y en que nunca estamos seguros de lo que y no al que hoy conocemos.
encontraremos a la vuelta de la esquina4. A m - Pero lo que nos proponemos es comparar
bas ciudades producen cierta excitación visual. El Cairo con Nueva York. El Cairo ha perdi-
Hay detalles arquitectónicos que atraen nues- do gran parte de su carácter «dual», al menos
tra mirada y, sobre todo, en los barrios de « m a - en lo que se refiere a una sociedad no clasista,
la fama» de la ciudad. También los peatones pasando a convertirse en una ciudad más ho-
llaman nuestra atención, ya que cada uno de mogénea desde el punto de vista étnico. N u e -
ellos tiene algo especial que lo caracteriza, ya va York rechaza la simple bifurcación (pese a
sea su vestimenta, su fisonomía, el color de la que tenga, c o m o es sabido, sus barrios segre-
piel y otras muchas cosas. gados) ya que su diversidad étnica «encaja»
Si el objetivo de la división en zonas físicas perfectamente con los espacios sociales (y a
fuera crear vastos sectores especializados con veces también con los espacios físicos) que se
un único tipo de actividad de costumbres pecu- sitúan en el lindero que separa a los blancos
liares y uniformes, entonces esa división zonal de los negros y que nadie se esfuerza por bo-
habrá sido un fracaso tanto en Nueva York co- rrarlos. En cambio, la segregación entre clases
m o en el Cairo. es m á s pronunciada en estas dos ciudades que
Y si el objetivo de la segregación social la segregación étnica.
fuera crear vastos sectores enteramente re- Aunque parezca superficial, hay otra c o m -
servados a determinadas gentes, se puede de- paración que todavía puede hacerse, y es la uti-
cir que también hubiese fracasado en una y lización de la calle, tan intensa en Nueva York
otra ciudad. c o m o en El Cairo y tan escasa en Chicago. N u e -
Chicago, tal vez debido a su desarrollo más va York y El Cairo, por su gran densidad y,
tardío, por el hecho de haber sido destruida por puede que por el hecho de compartir un clima
el incendio que la asoló a finales del siglo XIX y más benigno que el de Chicago, así c o m o tam-
por haber conocido su máxima expansión en la bién por el hecho de desarrollar su propia mi-
época que siguió a la división en zonas, posee crocultura, se permiten y realizan muchas m á s
una textura mucho más marcada. El esquema actividades en los espacios públicos. Así, por
de su segregación económica y racial es algo ejemplo, sucede con la comida y con las c o m -
Nueva York y El Cairo vistos desde la calle 325

Nueva York, calle 100, en Manhattan. Bruce David son/Magnum.


326 Janet L. Abu-Lughod

pras, y también con la mendicidad y hasta industriales en las que no hay segregación de
con el sueño, por circunscribirme a cosas que clases desde el punto de vista de la residencia y
no dejan de ser agradables. Se trata de activi- en que han tenido lugar tantas actividades en
dades que no sólo despiertan el interés de los los espacios públicos, el domicilio o «direc-
espectadores sino que también son objeto de ción» no era nunca un indicador social impor-
su rechazo y no queda m á s remedio que ad- tante8. E n estas circunstancias, el «domicilio»
mitir en definitiva que tanto N u e v a York co- era menos importante que la «vestimenta»*, es
m o El Cairo son ciudades m u c h o m á s sucias decir, la exhibición del consumo 9 . E n cambio,
que Chicago. en las ciudades industriales con una fuerte se-
Sería, no obstante, erróneo hablar única- gregación de clases es menos necesario distin-
mente de la «microcultura» si se quieren ex- guirse por la forma de vestir, ya que el solo lu-
plicar las diferencias. Es obvio que los meca- gar en que se vive es por sí solo revelador de la
n i s m o s q u e gravitan son las leyes q u e clase social a que se pertenece.
prohiben, inhiben, regulan o propician el Sigue sorprendiéndome que en Nueva York
uso de la calle. Por consiguiente, la existen- y El Cairo la vestimenta sea utilizada c o m o un
cia de vendedores ambulantes de alimentos emblema mucho m á s que en Chicago. Tal vez
son un estímulo y una invitación a que se co- porque en esas ciudades la gente es m á s atracti-
m a en la calle. Los reglamentos de Chicago va. D e todas maneras, Simmel 10 no ha dado
impiden manifiestamente toda venta en las una solución adecuada al problema que él mis-
calles; en Nueva York, la legislación intenta m o planteó. N o sólo hay que valorar la diversi-
sin éxito regular esas ventas5, mientras que dad sino también la autenticidad de lo que es
los esfuerzos periódicos que se hacen en El distinto. En El Cairo la adopción reciente de la
Cairo para autorizarlas y controlarlas nunca vestimenta islámica por muchas mujeres tiene
reciben el apoyo de nadie. un significado claro. El aspecto moderno de
D e la misma manera que la calle es el lugar Nueva York puede ser sólo una m o d a y no una
donde se realizan toda clase de actividades en declaración de principios. N o es el signo de
Nueva York y El Cairo, y no en Chicago, tam- ninguna individualidad sino de la pertenencia
bién los barrios son m á s reducidos en Nueva a un grupo dado.
York y El Cairo, pese a que sea difícil trazar sus Los barrios heterogéneos exigen también
límites. En cierta medida ello se debe a la utili- que se preste más atención a la seguridad. E n
zación hetereogénea del suelo en estas dos ciu- Chicago, la distancia que separa las razas y las
dades. Debido a la densidad y diversidad del clases evita la existencia de los porteros, excep-
suelo -la duplicación y proliferación de los pe- to en ciertas zonas fronterizas peligrosas. Pero
queños negocios que ofrecen al público servi- en Nueva York y El Cairo esos mecanismos no
cios m u y diferentes-, el hecho de mudarse de bastan. E n estas dos ciudades, el espacio está
un sitio a otro sólo separado por unas diez dividido en pequeñas unidades de defensa1 ' : en
manzanas, equivale a redefinir lo que es el «ba- los barrios antiguos de El Cairo, el harah o ca-
rrio»6. La vasta extensión de Chicago hace que llejón sin salida constituye una de esas unida-
los desplazamientos sean mucho mayores, tal des12; en los barrios de las clases m á s altas, el
vez porque es una ciudad de automóviles, lo acceso a los departamentos está protegido por
que. aunque parezca paradójico nunca podrá un portero (el bou 'ab, que significa literalmente
decirse de Nueva York y El Cairo, puede que el «fabricante» de la puerta), mientras que se
por lo intenso de su tráfico. suelen contratar guardianes para la protección
Los «barrios» de Nueva York y El Cairo, al de las mansiones privadas. A pesar de que en
no poderse definir de manera concreta ni com- Nueva York no existan los harah, la mayoría de
pletamente «exclusivos», no servirán nunca de sus vastos edificios de departamentos están
parámetros para la identificación social7. Así se construidos para limitar el acceso a los mismos
explica sin duda ese desfile pintoresco de per- y el portero no sólo es un símbolo de prestigio
sonas que a todos nos impresiona en lo concer- sino que cumple la función claramente defensi-
niente a Nueva York y El Cairo. En cambio, ese va del guardián.
despliegue suntuoso apenas tiene vigencia en
Chicago. * Juego de palabras, en inglés, entre address (dirección)
Según la teoría de Sjoberg, en las ciudades y dress (vestimenta). (N. del T.)
Nueva York y El Cairo vistos desde la calle 327

La economía sugerir que, hasta cierto punto y fudamental-


mente, Nueva York y El Cairo hayan podido
La naturaleza de sus economías visibles hace forjarse gracias a procesos jurídicos, sociales y
también que El Cairo y Nueva York se parez- políticos que les eran análogos (aunque, cierta-
can m á s entre sí que cada una de ellas con Chi- mente, no fueran idénticos). C o n ello podre-
cago. Nueva York es una ciudad de servicios m o s explicar ese tejido m á s denso que caracte-
públicos - d e mayor o menor importancia- y de riza al suelo y a las clases sociales y que, a su
pequeñas industrias (tradición que ya se mani- vez, de ser cierta la teoría de Lyn Lofland13,
festó a comienzos de este siglo). Chicago, a pe- hace que una y otra ciudad dependan m á s de la
sar de seguir inevitablemente la tendencia de semiótica del vestido que de la seguridad del
Estados Unidos en materia de servicios públi- domicilio. Sin embargo, una vez que se ha lle-
cos, conserva m á s elementos de su pasado co- gado a esa conclusión, hay que profundizar
m o centro de una industria a gran escala, pese a m á s en ella si se quiere refutar lo que yo susten-
que las industrias que habían hecho de Chicago to y afirmar que la metrópolis de cuño al pare-
la «ciudad de hombros anchos» hayan ido tam- cer tan tercermundista c o m o es Nueva York
baleándose. Las fábricas de acero siguen tan sólo lo es si se contempla superficialmente, de-
limpias e inmóviles, mientras que los corrales jando de serlo cuando se va a la esencia de las
de ganado ya no son lo que eran. N o obstante, cosas.
solemos asociar la ciudad con instalaciones fa- N o ha sido accidental que la Facultad de
briles en plena expansión. Sociología Urbana llamada Escuela de Chicago
N o sucede lo m i s m o con Nueva York ni con se desarrollara en la región del medio oeste de
El Cairo. En estas dos ciudades siguen las pe- Estados Unidos, ya que se basó en unos presu-
queñas explotaciones fabriles y la pequeña puestos dados, el principal de los cuales fue el
empresa étnico-familiar constituye la esencia mercado libre del suelo14. (Entre las otras hipó-
de las nuevas compañías. Sigue también vi- tesis posibles pueden mencionarse: a, una his-
gente un sólido elemento artesanal (en lo que toria breve, es decir, una época limitada duran-
respecta a El Cairo) o bien dicho elemento ha te la cual se aplicaron imperativos tecnológicos
vuelto a incorporarse a la actividad urbana y ubicacionales similares, y b, el sueño del geó-
(los inmigrantes en el caso de Nueva York). grafo de una llanura indiferenciada, es decir, de
Los bazares de Chicago han desaparecido y el un suelo sobre el que se aplican imperativos
mercado de Maxwell Street es un pálido refle- tecnológico-ubicacionales similares.) E n idén-
jo de la época de los «nuevos inmigrantes» de ticas condiciones, y dado el libre interjuego de
últimos del siglo pasado. E n cambio, en El las fuerzas de mercado, el uso que se hace del
Cairo y Nueva York, tienen vida toda clase de suelo es espontáneo y, de forma similar, las per-
bazares estables o itinerantes y nacen c o m o sonas se manifiestan a tenor de sus ingresos o
hongos en las calles, aunque sea alejados de los por su tipo de consurfto.
barrios de la élite. N o s será necesario entonces estudiar el
C o n estas percepciones fugaces hemos ofre- mercado de la vivienda, ya que es este mercado
cido apenas algunas descripciones, sin dar una el que da la pauta de la manera importante en
verdadera explicación. Para ello tendremos que se desarrollan los procesos de la reproduc-
que analizar lo que no permanece oculto a ción urbana en El Cairo y Nueva York y no en
nuestros ojos y desentrañar el elemento consti- Chicago.
tutivo de la forja de una ciudad.
El mercado de la vivienda
Las ciudades y las fuerzas
en ellas subyacentes Mientras que en las tres ciudades se estableció el
control de los alquileres (constituido durante la
Las ciudades son el resultado material, social y Segunda Guerra Mundial en el caso de las ciu-
h u m a n o en constante evolución de procesos dades norteamericanas y en la época de Nasser
subyacentes que no se remiten tan sólo a la de- en el de Egipto), Chicago no se atuvo a esa regla-
mografía y la economía, sino también a las ins- mentación en la postguerra, pero en El Cairo y
tituciones jurídicas y sociales. Propongo for- Nueva York seguía vigente, aunque con impor-
mular algunas hipótesis sobre esas nociones y tantes modificaciones a la larga. Actualmente en
328 Janet L Ahu-Lughod

Vendedores de alimentos ambulantes.


Arriba: Manhattan. Nueva York. G uernn/Ciamma.
. 1 la derecha: El Cairo. M Bar.Am/Magnum

ambos casos, el mercado de la vivienda consti- cuarto de millón, aunque es difícil comprobar
tuye a la vez algo estricto y distorsionado. este dato. Es corriente que permanezcan a la
Creo que nadie puede decir cuántas unida- espera de futuros arrendatarios, y ello se debe a
des de vivienda hay en El Cairo, entre los que. una vez arrendados, el propietario no pue-
2 millones con que cuenta, sometidas al control de recuperarlos para habitarlos. Es tan endémi-
de los alquileres. Sin embargo, son tan numero- ca la ezcasez de viviendas que los padres tienen
sas las nuevas construcciones no sometidas a que comprarlas para alojar a sus hijos y mante-
control alguno (en los dos sentidos del término) nerlas vacías durante años hasta que éstos se
que es m u y posible que el control se limite a la casan. Los departamentos nuevos son casi ex-
cuarta parte de las viviendas. N o obstante ello. clusivamente de tipo cooperativo, sobre todo
El Cairo ha promulgado reglamentaciones m u y los construidos por el gobierno.
severas para proteger a los inquilinos, impi- La situación de Nueva York no deja de ser
diendo así a los propietarios aumentar los al- distinta, pese a lo cual no es menos grave la
quileres (cuando están bajo control) o que pue- escasez de viviendas. En un artículo publicado
dan desahuciar a los inquilinos una vez que por el New York Tiines]y se decía que 1,9 millo-
ocupan su vivienda. Por ello, y pese a la enor- nes de unidades de viviendas de alquiler de la
m e escasez de viviendas, han dejado de cons- ciudad, m á s de la mitad (1.090.734) estaban
truirse nuevas viviendas de alquiler, aunque la sometidas al control de los alquileres (155.361)
ciudad, tal c o m o ocurre con Nueva York, cuen- o a la congelación de los alquileres (935.373).
te con un porcentaje m u y alto de unidades de Prácticamente no se construyen nuevas vivien-
alquiler. H e oído decir que el número de depar- das de alquiler; las que existen siguen convir-
tamentos «reservados» de la ciudad se eleva al tiéndose en cooperativas, y los nuevos edifi-
,\'iií'\'u York y El Cairo vislos desde la calle 329

cios, en su gran mayoría, comienzan a desarro- ción, c o m o sucede en Nueva York, puesto que
llarse c o m o cooperativas o condominios. D a - no existe ningún mecanismo para desalojar al
dos los elevados impuestos que gravan la pro- subarrendatario en el caso de que el arrendata-
piedad, no resulta fácil «reservar» en N u e v a rio decida volver a ocupar el piso.
York unidades vacías para su uso futuro, aun- E n estas dos ciudades, el mercado de la vi-
que haya «bancos» de apartamentos que m a n - vienda está rigurosamente dividido entre los
tienen un número indeterminado de viviendas que tienen derechos prioritarios y los que aca-
al margen del mercado, cuando menos tempo- ban de entrar en el m i s m o , ya sea c o m o efecto
ralmente. de la inmigración o por constituir una nueva
¿Cuáles son las repercusiones de estas insu- formación familiar. E n ambas ciudades esta si-
ficiencias en el mercado? Es interesante c o m - tuación hace que grandes sectores de la pobla-
probar que son similares en El Cairo y N u e v a ción se mantengan aislados del mercado de la
York. E n a m b o s casos se fomenta la inmovili- vivienda. E n El Cairo los matrimonios se apla-
dad residencial. Las viviendas de alquiler no zan hasta poder alquilar un piso y los matrimo-
sólo no quedan libres a la muerte de las perso- nios desunidos siguen viviendo juntos ya que
nas de edad que las ocupan, sino que se trans- ninguno de los esposos quiere (o puede) mudar-
fieren a los hijos; en algunas ocasiones, hay per- se. E n N u e v a York p o d e m o s citar entre los
sonas en El Cairo que han dejado libres sus efectos de esa situación la duplicación de los
viviendas desde hace m u c h o tiempo y siguen precios de los alquileres sometidos a una infla-
pagando sus alquileres nominales, m u y bajos, ción artificial en un mercado de la vivienda no
para conservarlas por si acaso. El subarrenda- reglamentado, el traslado a los suburbios o,
miento ilegal no constituye en El Cairo una op- sencillamente, el hecho de permanecer sin vi-
330 Janet L. Abu-Lughod

vienda alguna. E n ambos casos la coexistencia sión en zonas devolvió la autoridad a los h o m -
en el m i s m o barrio de viviendas de alquiler bres, y a las mujeres.
controlado y no controlado conduce a una di- E n El Cairo nunca se logró establecer u n
versidad m u y compleja que es el resultado acci- control sobre la utilización del suelo, a pesar de
dental de dos (o más) mercados de la vivienda que los ingleses, inmediatamente después de
segmentados que gravitan al m i s m o tiempo. imponer su autoridad a finales del siglo XIX,
E n cambio, se puso trabas a la otra cara de prepararan una legislación que contenía u n
la m o n e d a , es decir, a la movilidad fácil. L a Plan Básico para ejercer ese control. Teórica-
libertad de movimiento en Chicago no tuvo mente en El Cairo se necesita una autorización
ningún obstáculo para que los blancos abando- previa para construir o alterar los edificios,
naran los barrios a los que se habían trasladado aunque, según cálculos recientes, el 80 % de to-
los negros, puesto que, salvo en el caso de que das las construcciones que se realizan es ilegal,
fueran propietarios, el haberse quedado no hu- puesto que lo han sido sin obtener previamente
biese supuesto ningún beneficio económico. dicha autorización, incluso en los barrios en
Esta falta de trabas contribuyó a la pronuncia- que la construcción es lícita (es decir, en zonas
da separación de razas y clases en Chicago. distintas de las ocupadas ilegalmente).
La segunda variante primordial es la que En Egipto los constructores suelen ser h o m -
afecta a la división en zonas. Al introducirse en bres políticos (por ejemplo, el ex Ministro de la
el segundo decenio del siglo x x la normativa Vivienda fue director de la empresa de cons-
sobre zonas, que los tribunales respaldarían en trucciones m á s importante del país) y, c o m o
1916a raíz de u n proceso m u y célebre que tuvo sucede en N u e v a York, es m u y íntima la rela-
lugar en Nueva York, se modificó profunda- ción entre Gobierno y urbanizadores. Por cier-
mente el mercado libre, quedando segmentado to, algo diferente es el hecho de que, tal c o m o
en una serie de mercados monopolistas de es- en muchos países del Tercer M u n d o , el Estado
tructura, pese a todo, bastante amplia. Seguían sea el principal urbanizador, recurriendo a e m -
subsistiendo, no obstante, usos y costumbres presas privadas de construcción para la élite.
poco conformes con lo establecido cuyo arraigo Se observa en esto un profundo contraste
venía de m u y atrás con lo que, cuanto m á s con Chicago donde la unión entre la municipa-
compleja era la trama de la ciudad y cuanto lidad y los promotores para el desarrollo del
más vieja era ésta, tanto m á s fácil era la super- centro de la ciudad, que alcanzó su apogeo du-
vivencia de muchas de esas costumbres. Por rante la administración de Jane Byrne, fue inte-
ello, N u e v a York será desde sus orígenes una rrumpida al acceder a la dirección municipal
ciudad m u c h o m á s heterogénea que Chicago, los negros. D e haberse mantenido la unión, se
siendo menos fácil imponer en ella, sobre todo habrían proseguido los planes para una Feria
en lo que respecta a Manhattan y a los antiguos Mundial que tenía que celebrarse en un lugar al
distritos, el grandioso proyecto de división en sur del Loop, lo que habría incrementado con-
zonas. Quizás el éxito de Chicago resida para- siderablemente el valor de las propiedades en
dójicamente en su fracaso. esa parte de la ciudad y permitido incursiones
Tal vez no sea accidental que Nueva York en la «Ciudad Negra». La elección de un alcal-
haya sido la primera ciudad que abandonó esa de negro rompió esa unión y ahora, muerto el
división en zonas, por lo menos en su forma alcalde, los políticos de Chicago están tratando
original. Y a a comienzos de los años sesenta, de reconstituirla16.
con el nuevo enfoque de la división en zonas de T o d o lo que antecede m e lleva a la conclu-
Nueva York, la economía de bazar vio surgir sión de que, debido al control sobre alquileres,
nuevas posibilidades en materia de utilización el alto porcentaje de la inmigración, la ausencia
del suelo, su edificación, inmuebles no alinea- o el fracaso de una división previa en zonas,
dos con la calle, altura de los edificios, etc., que etc., todo ello hace que los procesos que provo-
hoy están en pleno apogeo. A este respecto caron la producción y reproducción del tejido
Nueva York se distingue m u c h o m á s de las espacial y social de la ciudad sean análogos en
otras ciudades norteamericanas. La división en Nueva York y El Cairo y tan distintos de los de
zonas tenía por objeto reemplazar la autoridad Chicago.
del hombre por la autoridad de una ley previa; ¿Podemos, no obstante, afirmar lo m i s m o
en Nueva York, las discusiones sobre la divi- en lo concerniente a las semejanzas aparentes y
Nueva York y El Cairo vistos desde la calle 331

superficiales entre las economías de El Cairo y endeudado que sobrevive gracias a lo que he
Nueva York? Tengo ciertas dudas al respecto. denominado en alguna otra parte la «forma ca-
Podría tratarse de un caso en el que los resulta- ritativa de producción»18. La supervivencia de
dos, en apariencia análogos, provinieran de El Cairo depende de dos hilos m u y tenues, los
procesos m u y alejados unos de otros. subsidios del Gobierno de E E . U U . , «ganado»
por Sadat al firmar el primer tratado de paz con
Israel y tan sólo superado por el que recibe Is-
Economías subyacentes rael del erario norteamericano, y, en segundo
lugar, las remesas que envían a su patria los,
La economía de Nueva York se suele definir aproximadamente, tres millones de trabajado-
c o m o «Tercermundista». La idea es interesan- res egipcios que están en el extranjero y que
te, aunque a medida que reflexiono sobre ella contribuyen tal vez hasta con el 20 % a los re-
m e resulta cada vez menos convincente. Pode- cursos que sostienen la economía, pero cuyo
m o s hallar un indicio de la verdadera diferen- número disminuye de manera drástica. Entre
cia de la economía subyacente en una de las los trabajadores expatriados hay desde los pro-
muchas comparaciones que antes he propues- fesionales altamente capacitados hasta los sim-
to. ples peones agrícolas. Los profesores egipcios
Matthew Edel17 sugiere llamar a N u e v a dirigen las universidades de Arabia Saudita; los
York Switz-Kong (Suiza y H o n g Kong). La se- mecánicos, electricistas y fontaneros egipcios
mejanza con Hong Kong reside en las empresas mantienen en funcionamiento las instalaciones
industriales de pequeña escala. E n una época de las «nuevas ciudades» del Golfo (mientras
tan próxima a nosotros como es la de los años que en El Cairo, que se está cayendo a pedazos,
cincuenta, la «estructura industrial de Nueva se echa mucho a faltar esa m a n o de obra); los
York se caracterizaba por lo numerosas que campesinos egipcios se ocupan de la cosecha en
eran las pequeñas fábricas y empresas y no por Iraq, país que carece de m a n o de obra a causa
los pocos conglomerados gigantescos que do- de la guerra, y Jordania, donde también se
minaban los centros del acero y los automóvi- echan en falta y cuyas remesas son m u y eleva-
les del medio oeste». Pero aun antes se había das, lo que permite contratar a tabajadores pa-
observado la semejanza con Suiza. Afinalesdel gándoles menos. C o n sus ganancias, estos tra-
siglo pasado, «lasfinanzas,m á s que las m a n u - bajadores pueden mantener a sus familias en su
facturas, llegaron a ejercer una influencia pre- patria, y el dinero que envían se convierte en
dominante». Si nos alejamos aún m á s en el bienes de consumo, es decir, que no se ahorra
tiempo, observaremos que Nueva York alcan- ni se invierte en operaciones productivas en el
zó su preminencia en el siglo XIX como ciudad país de origen. M á s recientemente, la disminu-
industrial que manejaba la venta del algodón ción del precio del petróleo ha sido causa de
del sur; el paralelo es obvio, puesto que El Cai- importantes restricciones en los gastos guber-
ro debió parte de su prosperidad del siglo XIX a namentales de los Estados del Golfo, inicián-
la misma planta. Si El Cairo y Nueva York se dose la repatriación de los «trabajadores hués-
parecen en los «aspectos Hong Kong», sus dife- pedes». El doble efecto de la disminución de las
rencias se manifiestan al compararlas con Sui- remesas y la densidad cada vez mayor de El
za. El Cairo carece de todo parentesco con ese Cairo adonde retorna la mayoría de los emigra-
país, por supuesto, como ocurre con casi todas dos, incluso los que no provenían de allí, será
las ciudades del Tercer M u n d o . sin duda desastroso para la ciudad.
Los parecidos entre Nueva York y una ciu- Hay poco que decir sobre el papel de Egipto
dad del Tercer M u n d o como El Cairo demues- en la economía internacional. E n el apogeo del
tran en último análisis que sólo lo son de m a n e - imperialismo, El Cairo fue una «ciudad m u n -
ra superficial. Las estructuras profundas de dial» en el sentido de que sus decisiones econó-
ambas ciudades son m u y diferentes, cosa que micas y políticas ejercían un impacto seguro so-
puede comprobarse a simple vista con detener- bre la economía mundial. El algodón, tan
se en el cometido marcadamente distinto que primordial para la producción mundial en una
tuvo cada ciudad en la economía internacional época en que las fibras textiles impulsaban la
y mundial. industrialización, ha sido desplazado cada vez
El Cairo es capital de un país pobre y m u y más por las fibras sintéticas y, al mismo tiem-
332 Janet L. Abu-Luglwd

po, el Canal de Suez, de tanta importancia es- periférica y marginal, N u e v a York ha incorpo-
tratégica para la navegación mundial en su rado la división internacional del trabajo a su
apertura en 1859, ha perdido toda significación propio centro, síntoma del carácter absoluta-
cien años después, primero debido a su cierre y mente intercambiable del espacio al que se refi-
segundo al entrar en acción los gigantescos bar- ren los teorizadores de la ciudad postindustrial
cos petroleros. Sin embargo, lo que Egipto y El recurriendo para ello a unos términos que pue-
Cairo hayan perdido en términos mundiales si- den considerarse abstractos.
guen conservándolo en tanto que centros sim- Algunos urbanistas se han referido a esta si-
bólicos, culturales y económicos de la región tuación c o m o a un proceso de «repatriación del
árabe. A u n q u e también ésta es una idea que va Tercer M u n d o » , pero creo que la situación es
siendo caduca. El boicot de los árabes a Egipto m u c h o m á s dramática y tiene que ver con una
después de la iniciativa de Sadat, aunado al de- reorganización total del espacio.
sarrollo de los centros culturales y económicos En las primerísimas etapas de la integración
alternativos en el m u n d o árabe, han descalifi- mundial (por ejemplo, aquéllas que he tratado en
cado El Cairo, y esta ciudad ha pasado a ser una el libro reciente que dedico al sistema mundial
simple capital nacional, m á s aún. una capital durante el siglo Xlll)iy. las materias primas y
pobre. otros productos manufacturados se movían a tra-
D e esta manera, en Egipto, el sector tercia- vés de un circuito comercial internacional que,
rio o de servicios no contribuye ni controla las contrariamente a la opinión popular, era m u c h o
funciones y tampoco constituye la otra cara de m á s extenso y complejo de lo que se ha dicho.
un sector indusrial avanzado y de servicios de Las principales ciudades mundiales eran enton-
información; ya no es totalmente preindustrial ces a la vez depósitos y centros de producción.
(porque gran parte del m i s m o se propone reci- La segunda división internacional del trabajo
clar los residuos de la sociedad industrial), sin (a lo largo del colonialismo y el imperialismo del
vincularse tampoco orgánicamente a algún sec- siglo XIX) tendió a arrancar las materias primas
tor industrial que, pasados los comienzos pro- de los lugares de su producción y llevarlas al cen-
metedores de la época de Nasser, ha ido dete- tro del país, para acabar reexportando los pro-
riorándose hasta acabar siendo tan sólo un ductos fabricados a los mercados del Tercer
conjunto de fábricas multinacionales. Incluso M u n d o , rompiendo para ello la columna verte-
la producción que sustituía a las importaciones bral de los sistemas de producción locales y exa-
y que floreció en la época del socialismo árabe cerbando así la división entre el primer m u n d o y
se desintegra por falta de importaciones protec- el tercer m u n d o . D e ahí se llegó a la división ur-
cionistas y de restricciones monetarias. E n El bana del trabajo a escala mundial, con los centros
Cairo, la persistencia del sector terciario es sin- de producción diferenciados entre capitales polí-
tomática de la involución económica que pade- ticas y económicas, situadas en el centro, y las
ce y de una ruptura radical de la estructura de ciudades autóctonas, distintas de los puertos m e -
clases propia de aquella pequeña aristocracia tropolitanos de transbordo, en la periferia.
privilegiada en materia de consumo que c o m - U n poco m á s tarde la integración revestirá
praba a los norteamericanos (o a los ingleses o la forma de movimientos de capital del primer
franceses, etc.) lo que le era necesario y un mer- m u n d o hacia el tercer m u n d o , tendencia que
cado de masas replegado en sí m i s m o y que só- Lenin ya había identificado en la segunda déca-
lo tiene acceso a las mercancías artesanales m á s da del siglo x x . Esta es la situación que iba a
baratas. agravar la crisis de la deuda internacional m e -
C o m p a r e m o s esta situación con la de N u e - dio siglo m á s tarde.
va York. La ingeniosa designación de Switz- Pero a mediados de siglo se habría reestruc-
K o n g es m u c h o m á s idónea de lo que Edcl su- turado la división internacional del trabajo. A
giere porque se muestra claramente que una la descolonización siguió de cerca el m o v i -
economía está encerrada dentro de la otra. Y es miento de los propios lugares de producción
esta característica lo que hace que N u e v a York bajo los auspicios de las corporaciones transna-
sea m u y diferente de El Cairo, a pesar de las cionales que coordinaban la producción de ob-
semejanzas superficiales. Si El Cairo ha sido jetos c o m o , por ejemplo, el automóvil mundial.
excluido de la economía mundial, volviendo a Durante este período también se inició lo que
una situación si no preindustrial por lo menos sería una solución m á s c o m ú n , es decir, la i m -
Nueva York y El Cairo vistos desde la calle 333

El zoco khan-el-Khalili, El Cairo. V;iuihc>'S>gm;i


334 Janet L. Abu-Lughod

portación, no de materias primas del Tercer arrolló con la integración de un sistema m u n -


M u n d o , sino de «personal elaborado», los lla- dial centrado en Occidente alcanza su punto
mados «trabajadores huéspedes», cuyos costos culminante afinalesdel siglo XIX y comienzos
de reproducción habían sido sufragados por el del X X -el período que H o b s b a w m , entre otros,
país pobre de origen y cuyo valor productivo llamó «La Edad del Imperio»- imponiendo
aprovecharía la sociedad destinatária. una acentuada división espacial entre el primer
M á s recientemente estas notorias divisio- m u n d o y el tercer m u n d o y sus ciudades respec-
nes geográficas del trabajo a escala mundial se tivas.
han ido deteriorando. El resultado es un fino Es importante recordar que durante este pe-
tejido heterogéneo de lugares dispersos dentro ríodo la forma de «ciudad dual» alcanza su máxi-
de los cuales se producen mezclas que hubieran m a expresión en muchas partes del Tercer M u n -
sido inconcebibles en las condiciones anterio- do: la ciudad de los gobernantes extranjeros y la
res. E n algunos lugares, como en los países re- ciudad explotada de los servidores locales.
cientemente industrializados de la costa del Pa- Esta dualidad ha pasado ahora a las «ciuda-
cífico, el capital invertido (en parte des m u n d o » de Occidente en las que, en una
internacional, pero sobre todo local y privado aparente reversión, las élites locales cosechan
o, incluso más, acumulado por el Estado) se los beneficios de la m a n o de obra extranjera sin
combina con una m a n o de obra barata afinde los inconvenientes que acarrea vivir en el trópi-
producir al mismo tiempo para el mercado lo- co.
cal y para la exportación. En otros lugares, co- Si esta situación se parece tanto a la del Ter-
m o Los Angeles, Londres y Nueva York, la m a - cer M u n d o es que, a pesar de haber cambiado
no de obra barata es importada, con lo que se el marco, los subordinados y los que los super-
facilitan las operaciones que exigen m u c h o tra- visan siguen conservando los genotipos y las
bajo y una técnica mediocre, y que asociamos funciones que tenían en la ciudad colonial a la
con la producción del Tercer M u n d o . Sin e m - antigua usanza: lo que solía producirse fuera
bargo, en este caso, ese tipo de trabajo se con- del país se produce ahora en el m i s m o país. N o
vierte en un mecanismo fácilmente adaptable a cabe duda de que ésta puede ser la explicación
las necesidades específicas de los mercados al m á s plausible de por qué hoy en día ciudades
contado y que satisface los gustos fácilmente tales c o m o Nueva York y El Cairo han acabado
previsibles del consumidor del mercado lo- pareciéndose tanto.
cal20. N o obstante, lo que la historia nos enseña es
Este proceso es el punto de partida del fenó- que no hay estructuración social alguna que du-
m e n o denominado postindustrial (podemos re eternamente. N o se puede predecir con cer-
ver ahora que se trata de una designación mani- teza el carácter futuro de las ciudades del m u n -
fiestamente errónea) y que contribuye a que do; en este m o m e n t o todo lo que podemos
por lo menos las principales ciudades mundia- predecir es un proceso constante de di versifica-
les se parezcan superficialmente a los centros ción interna a nivel local y una especialización
del Tercer M u n d o . E n un último análisis, sin cada vez mayor a escala mundial. A medida
embargo, las diferencias entre Nueva York y El que esto ocurre, los tipos de ciudades pueden
Cairo son mucho m á s importantes que las ana- evolucionar al revés, a la manera de la pescadi-
logías superficiales que saltan a la vista y son 11a que acaba mordiéndose la cola. Las ciuda-
presagio de las relaciones futuras por lo que es des m á s avanzadas pueden reproducir en parte
m u c h o más interesante analizarlas. las características de las menos desarrolladas,
El proceso que algunos han denominado c o m o también las ciudades m á s evolucionadas
«caída en el tecermundismo de las ciudades incorporan elementos del Tercer M u n d o .
norteamericanas» debe volverse a conceptuar.
La división internacional del trabajo que se des- Traducido del inglés
Nueva York y El Cairo vistos desde la calle 335

Notas

1. W . I . T h o m a s , «Assimilation of alimentos en manzanas tan metropolitana hace que cada


Old World Traits», extracto de Old congestionadas que interferían el individuo subraye sus
World Traits Transplanted, tránsito peatonal. Las protestas características personales a través
reproducido en W.I. Thomas on organizadas por los vendedores de una forma de vestir llamativa;
social Organization and Social que levantaron barricadas con sus parece ignorar una fuente anterior
Personality, redactado por Morris carros en una demostración de de la diversidad del vestir, es decir,
Janowitz (Chicago: University of fuerza recordaban las que se el hecho de subrayar la
Chicago Press, 1966), págs. producen cuando los gobiernos del característica étnica o de clase para
199-200. Tercer M u n d o pretenden fortalecer la solidaridad social.
reglamentar el sector terciario. Los
2. M i primer intento de entender vendedores ganaron su partida. 11. La obra de Oscar N e w m a n es a
la complejidad de El Cairo m e este respecto particularmente
llevó 12 años y c o m o resultado de 6. Los que conocen París pertinente. Véase su Defensible
ello escribí la obra Cairo: 1001 entenderán inmediatamente esta Space: Crime Prevention through
Years of the City Victorious comparación. Urban Design (Nueva York: T h e
(Princeton University Press, Macmillan C o m p a n y , 1972).
1971 ), en la que se describe la 7. N o pretendo decir que Nueva
ciudad hastafinalesde la década York carezca de sectores «buenos» 12. Véase la obra de Nawal
de 1960. Desde entonces han o «malos» ni que los barrios de El El-Messiri sobre el harah o barrio.
ocurrido tantas cosas en esa ciudad Cairo no se distingan según las
que se justificaría plenamente otro clases sociales. E n realidad lo que 13. Véase Lyn Lofland, A World of
libro. quiero decir es que en El Cairo y Strangers: Order and Action in
Nueva York son m u c h o menos los Urban Public Space (Nueva York:
3. Poco después de trasladarme a barrios marcados inequívocamente Basic Books, 1973).
Nueva York conocí a un arquitecto por la impronta de la clase social
argentino que acababa de que en Chicago, por lo que el 14. La fuente clásica es la obra
instalarse allí procedente de domicilio es m e n o s definitorio en repertoriada por Park, Burgess y
Columbus, Ohio. M e confió que Nueva York y en El Cairo que en McKenzie: The City (publicada
tenía la m i s m a sensación que yo: Chicago, donde las importantes por primera vez en 1925).
Nueva York se parecía m u c h o m á s diferencias de clases aparecen de
a Buenos Aires que a Columbus. manera más homogénea. En 15. New York Times, domingo 13
M i nieta, que tiene en parte sangre Chicago, cuando se dice que de marzo de 1988.
india, realizó hace poco su primer alguien habita «en el sur», suele
viaje a Manhattan desde Chicago bastar para significar que se trata 16. En marzo de 1989 parecía que
para visitarme; la conclusión de una persona venida a menos. iba a volver esa coalición, puesto
espontánea que sacó esa niña de que el hijo del ex «jefe» (Daley)
nueve años de edad, después de 8. Véase Gideon Sjoberg, The que había sido alcalde, y que había
caminar por Greenwich Village, Pre-Induslrial City (Glencoe: The dirigido el desarrollo de la
fue que N u e v a York no se parecía Free Press, 1960). coalición de los blancos durante
a Chicago sino a B o m b a y . 20 años, derrotó al alcalde negro
9. En las ciudades-estado de la interino en las elecciones
4. A mi parecer, sólo hay una italia del siglo xix había democráticas preliminares.
definición de la ciudad que siga reglamentos que regían la forma de
vigente desde el punto de vista vestir de 14 categorías sociales 17. Véase Matthew Edel, «The
funcional, dejados de lado el diferentes y que imponían unas N e w York Fiscal Crisis: Lessons
tamaño, la época y la esfera distinciones m u c h o m á s sutiles de for Latin America» (Bildner
cultural: una ciudad es el lugar en lo que podría ser hoy el caso. En Center for Western Hemisphere
que hay que esperar que ocurran cambio, en las ciudades de la era Studies, Urban Policy Paper
cosas inesperadas donde, a la industrial, el aspecto y las Series, n u m . 6, 1986).
vuelta de cada esquina, no distinciones vestimentarias han
sabemos lo que vamos a econtrar. ido perdiendo su importancia, 18. Janet Abu-Lughod, «Culture,
En este sentido, tanto El Cairo mientras que el lugar donde se vive M o d e s of Production and the
c o m o Nueva York son m á s ha acabado por ser el principal Changing Nature of Cities in the
urbanas que Chicago. distintivo social. Arab World», en The City in
Cultural Context, compilado por
5. El año pasado hubo en Nueva 10. En su ensayo «The Metropolis John A g n e w , John Mercer y David
York un breve intento de limitar el and Mental life», Simmel sostiene Sopher (Boston: Allen and U n w i n ,
número de vendedores de que el anonimato de la vida 1984, págs. 94-I19).
336 Janet L. Abu-Lughod

19. Before European Hegemony 20. Omito entrar en detalles ya desarrollados, entre otros, por
(Oxford University Press, 1989). que se trata de aspectos m u y bien Saskia Sassen y Roger Waldinger.
D e la «cuestión social»
a los «problemas urbanos»:
los reformadores y la población de las
metrópolis a principios del siglo XX

Christian Topalov

La idea de que hay «problemas urbanos» es re- cífico. E n 1907, William Beveridge prepara la
ciente. Tiene su origen a comienzos del siglo X X creación de las oficinas públicas de colocación
en los reformadores de la vivienda y los primeros y el seguro de desempleo que se instaurarían
urbanistas, losfilántroposy los trabajadores socia- pocos años después en el Reino Unido. Beve-
les que tenían que enfrentarse con la realidad de ridge, que en el decenio de 1940 llegaría a pro-
las grandes metrópolis del m u n d o industrial. poner el sistema de seguridad social caracterís-
Cambiar la ciudad para cambiar la sociedad y, en tico del »welfare state» y acabará en la C á m a r a
particular, el pueblo, tal era su visión estratégica. de los Lores, no era entonces sino un modesto
El movimiento de reforma urbana que en- trabajador social. En los años de depresión que
tonces se inicia simultáneamente en Europa y acababa de vivir su país había dirigido una ins-
América del Norte no es un titución pública de asisten-
fenómeno aislado, sino que cia en u n barrio de L o n -
Chrislian Topalov es el Director de In-
se vincula, tanto por los vestigación en el Centro de Sociología
dres. D e esa experiencia sa-
h o m b r e s c o m o por las Urbana. Centre National de la Recher- có una interesante lección
ideas, a un proyecto multi- che Scientifique, París. Francia. H a ejer- que expondrá ante la C o -
cido actividades docentes en la Univer-
forme de reforma social sidad de Columbia, Nueva York, y en el
misión Real encargada de
que se definirá y ampliará a King's College, Cambridge y en la New la reforma de la Ley de Po-
partir de 1880. Aquí m e School for Social Research, Nueva York. bres con estas palabras:
propongo examinar la hi- Ahora está investigando la historia c o m - «El problema del exceso de
parativa de las reformas sociales y urba-
pótesis según la cual en esa nas en París, Londres y Nueva York. E n - m a n o de obra se m e hizo
época se asentaron las ba- tre sus m á s recientes publicaciones se evidente hace tres años en
ses del nuevo ordenamien- cuentan Le logement en France. Histoire Stepney, durante mi prime-
d'une marchandise impossible (1987) v
to del sistema de poder que Villes Ouvrières 1900-1950 (éd. con Su- ra experiencia c o m o admi-
a la vez pone frente a frente sanna Magri. 1990). nistrador de un fondo de so-
y une clases dominantes y corro. El que se proponía
clases subalternas. ayudar a trabajadores oca-
Al proponer la sociedad y la ciudad como objetos sionales quedaba m u y pronto desbordado, pues-
de la acción racional, los movimientos de reforma to que el número era incesante. Los hombres no
prepararon el surgimiento de las políticas sociales estaban desocupados todo el tiempo, ya que de
y urbanas modernas, cuyas consecuencias han otra forma hubieran muerto de hambre, salvo
marcado profundamente nuestro tiempo. que fueran mantenidos por sus esposas, lo que
sólo se puede hacer hasta cierto punto. Era ob-
vio que conseguían algún que otro trabajo (...).
Dos eminentes reformadores Comprendí que el hecho de obtener algún traba-
jo de vez en cuando era m á s importante que el
Escuchemos en primer término a dos persona- hecho de no trabajar en otros momentos. Había
jes de comienzos de siglo que ambos formula- que subrayar el hecho positivo de que bastaba
ron un «problema social» aparentemente espe- alguna actividad para que se mantuvieran a flo-

R I C S 125/Set. 1990
338 Christian Topalov

te en el m i s m o lugar, aunque, eso sí, en condi- generalización forzada de una relación salarial
ciones m u y poco satisfactorias»1. estabilizada, nuestro trabajo m o d e r n o .
E n estas observaciones se encierra a m i jui- Volvamos ahora a otro país y a otro «pro-
cio el núcleo inicial del pensamiento reforma- blema». Henry Sellier, alcalde socialista de u n
dor en que se inspirarán los conceptos moder- suburbio de París, desempeña en los años 1910
nos de d e s e m p l e o y trabajo asalariado 2 . un lugar importante en la reforma de la vivien-
Beveridge se refiere a los estibadores del East da en Francia. Poco antes de la Primera Guerra
End, aunque sus observaciones se pueden apli- Mundial sostiene que hay que crear una oficina
car a u n sector m u y amplio de la población de pública de viviendas económicas en el departa-
las grandes ciudades. Estas personas que en ple- mento del Sena:
na metrópolis sobreviven trabajando un día sí La ciudad (...) y las condiciones de alojamiento
y otro no, hay que hacerlas desaparecer. Char- ejercen u n a influencia decisiva sobre la •
les Booth, observador infatigable de las masas mortalidad y la educación del pueblo. H a y
laboriosas de Londres, había dicho ya veinte que arrancar a los obreros de los placeres
años antes que esos asalariados intermitentes groseros de la ciudad y de la fascinación de
constituían «el grano del problema social»3. la calle, la taberna y el café concierto7.
Beveridge prosigue su discurso y llega a una La frase recuerda el moralismo tradicional,
conclusión sorprendente: el problema no reside pero es también reveladora del hecho de que,
en que no hay trabajo para esos obreros, sino en para este socialista, la educación es el requisito
que lo hay. E indica la operación, verdadera- previo de la emancipación colectiva del prole-
mente quirúrgica, que corresponde efectuar de tariado. El progreso social exige u n cambio ra-
urgencia: dical de las costumbres obreras, y ese cambio
L a bolsa de trabajo no resultará conveniente no depende sólo del alojamiento, sino también
para el hombre que quiere trabajar u n día de las condiciones globales de la vida urbana.
por semana y descansar los restantes, ni Sellier expresa aquí una evolución característi-
tampoco, a largo plazo, para quien desea ca del proyecto reformador de la ciudad. H a
contratarse en forma ocasional. E n estos pasado la época de las intervenciones aisladas y
casos la bolsa de trabajo tomará ese día las viviendas modelo, incluso la época de las
semanal para darlo a otro trabajador que primeras experiencias del Garden City M o v e -
ya tiene cuatro días a la semana, de m o d o ment. Lo que hay que hacer entonces es racio-
que pueda ganarse correctamente la vida. nalizar la expansión m i s m a de los suburbios8.
Corresponderá a usted (Beveridge se diri- E n el marco de esta visión de una ciudad plani-
ge al profesor Smart) tomar a ese primer ficada, la construcción de ciudades-jardín es
h o m b r e y educarlo para que llegue a tener considerada c o m o « u n factor esencial de la
mejores costumbres 4 . educación popular en la lucha contra la vivien-
Se trata así de transformar a los trabajado- da insalubre, la tuberculosis y el alcoholismo»9.
res intermitentes, ya sea en asalariados regula- Y Sellier formula así el principal concepto ope-
res, ya sea en desocupados completos. Beverid- ratorio de la reforma y que, al m i s m o tiempo,
ge lo admite claramente cuando dice que el constituye el principio que la legitima:
sistema, en u n principio, «aumentará el n ú m e - L o que distingue el concepto de ciudad-jardín
ro de quienes carecen completamente de traba- de la fórmula hasta entonces en vigor en
jo, convirtiendo lo que es una reserva en u n materia de vivienda urbana es la percep-
excedente» 5 . Esta estrategia del reformador ción clara y nítida no solamente de las ne-
arroja una luz propia sobre los puros conceptos cesidades del individuo m a s también de la
del economista. L o que Alfred Marshall califica necesidad de unas relaciones comunita-
de »desempleo sistemático»13 y Beveridge de rias10.
«subempleo» no son otras tantas categorías de Para Sellier, al igual que para sus equivalen-
análisis sin m á s . Se trata de conceptos que des- tes británicos o estadounidenses, aunque n o
criben prácticas de los obreros y de los emplea- compartan sus convicciones políticas, la acción
dores que hay que combatir y designan algunos reformadora tiene bases científicas que corres-
sectores populares que simplemente deben des- ponden al enunciado objetivo de ciertas necesi-
aparecer. El «desempleo involuntario», el des- dades del individuo y de la sociedad: el aire, la
empleo moderno, parece tener su origen en la luz, la belleza y nuevas relaciones sociales.
De la «cuestión social» a los «problemas urbanos»: los reformadores y la población de las metrópolis... 339

La ciudad-jardín de Suresnes, un proyecto de viviendas a buen precio, cuyo promotor fue Henri Sellier, alcalde
socialista de esta ciudad del cinturón de París, D . R

Pero surge un problema: los propios traba- blación acepta vivir de cualquier manera
jadores no comparten esas preocupaciones. Sel- por atroces que sean las condiciones higié-
lier comprueba en 1922: nicas13.
D e b e m o s luchar contra la tendencia generali- Veiller tenía un conocimiento directo de la
zada de nuestros obreros a ignorar el valor situación. Inspirador de la ley de regulación de
de la vivienda y el hecho de que se satisfa- las viviendas obreras de 1901 en el Estado de
cen con cobijos insalubres, negándose a Nueva York, lucharía en la Charity Organisa-
hacer los sacrificios necesarios para conse- tion Society y luego en la National Housing A s -
guir una vivienda digna del ser h u m a n o " . sociation por el cumplimiento de la ley y su
Esta observación, confirmada por las esta- extension a otras grandes ciudades norteameri-
dísticas del presupuesto de las familias obreras canas. En todas partes tropezó con la oposición
analizadas en especial por el sociólogo Maurice de los propietarios de tugurios y también con la
Halbwachs 12 , discípulo de Durkheim, recuerda de las familias populares.
lo que unos años antes decía Lawrence Veiller, Podemos ver así que dos políticas sociales
dirigente de los housing reformers de tradición progresistas (el seguro de desempleo y la refor-
filantrópica en Estados Unidos de América: m a de la vivienda) tienen su origen en un pro-
La idea de que miles de personas viven en las yecto educativo relativo a los trabajadores ur-
condiciones que se observan en las gran- banos y no en las exigencias de estos últimos.
des ciudades estadounidenses porque no Esas políticas sociales contrariaban dos hábitos
hay otro lugar donde puedan vivir resulta bien arraigados en las clases populares: la m o -
injustificada y no corresponde a los he- vilidad e intermitencia del empleo asalariado y
chos. Debemos, pues, reconocer franca- la preferencia por las viviendas baratas de sus
mente que una parte importante de la po- barrios tradicionales.
340 Christian Topalov

Trabajadores y reformadores las cuestiones planteadas por la quiebra de las


certidumbres que compartían los progresistas
La relación entre los trabajadores y las refor- de todos los horizontes teóricos y que habían
mas n o se puede resumir en una sola frase. Sin sido consolidadas en tres cuartos de siglo de ac-
embargo, las explicaciones simplistas abundan. tividad e historiografías reformistas. Natural-
La epopeya progresista ha sido escrita ante mente, sería posible estudiar históricamente
todo por los propios reformadores y atribuye a ese cambio radical de criterios, coincidente con
éstos la iniciativa: en esa epopeya, los reforma- la crítica de los sistemas de bienestar social for-
dores, ilustrados por la ciencia, libran un c o m - mulada por los teóricos de enfoque «radical»,
bate justo contra la ignorancia y los intereses marxista o libertario de la década de 1970 que,
creados y hacen posibles los cambios necesa- curiosamente, siguió de cerca el movimiento
rios para la modernización de la sociedad14. Es- conservador, al proponerse eliminar todas esas
te mito fundador ha dado origen a otros dos «conquistas sociales». Pero esta es otra histo-
que lo contradicen en formas diversas. L a tra- ria.
dición «radical» se s u m a a la idea de progreso, Circunscribiéndonos al ámbito elegido, hay
aunque presenta las cosas en un orden diferen- que sintetizar los resultados de algunos estu-
te: las reivindicaciones y luchas populares ha- dios sobre el comportamiento de los trabajado-
brían obligado a la burguesía a establecer gra- res en los dos ámbitos de reforma menciona-
dualmente el sistema de bienestar social que el dos18.
capitalismo necesitaba15. Por su parte, los teó- E n materia de colocación y seguro de des-
ricos del control social están desilusionados y empleo, la iniciativa corresponde claramente
consideran que todas las políticas inventadas al c a m p o de los reformadores. «Organizar el
por los reformadores son formas cada vez m á s mercado de trabajo», lograr que la contrata-
refinadas de dominación, una extensión sin fin ción deje de estar en manos del capataz, el sin-
de las ramificaciones del poder16. El inconve- dicato o la oficina privada parasitaria, raciona-
niente de todas esas interpretaciones en sus for- lizar la movilidad de los obreros, tales son las
mulaciones más rígidas (no obstante los apor- misiones que se confía a las oficinas públicas
tes considerables de las dos que h e m o s de colocación. Por su parte, el seguro de desem-
mencionado en último término) es que no lle- pleo está destinado a diferenciar los verdaderos
gan a tener en cuenta que en los procesos histó- desempleados, trabajadores regulares que se
ricos mencionados intervienen por lo menos encuentran provisionalmente sin trabajo y se-
dos elementos, los de arriba y los de abajo, don- rán indemnizados, de los falsos desocupados,
de ambos cambian al m i s m o tiempo que el sis- asalariados intermitentes y pobres crónicos
tema de poder que los une. E n otras palabras, que habrá que tratar por otros medios.
ambos términos son el resultado de una inter- Pero sucede que los reformadores encuen-
acción, marcada por vacilaciones y sorpresas, tran un modelo: las organizaciones mejor esta-
entre prácticas y movimientos populares e ini- blecidas de obreros especializados se ocupan
ciativas de las clases dirigentes (empresarios, desde hace tiempo de encontrar trabajo a sus
expertos y gobierno). Por supuesto las modali- miembros y paliar la ausencia de salario. Esas
dades de esta relación varían según los países, organizaciones procuran ubicar a sus m i e m -
los ámbitos de la reforma, las épocas históricas bros en los talleres, prolongando así las tradi-
y los grupos obreros. ciones de aprendizaje y contratación en el seno
E n todo caso, desde hace unos 20 años, se de familias, equipos profesionales y grupos de
acumulan elementos historiográficos que indi- origen. E n cuanto a sus sistemas de out-of-work
can que al menos antes de la Primera Guerra benefits o secours de chômage (subsidio de pa-
Mundial los obreros se mostraban reticentes y ro), m á s o menos antiguos y desarrollados se-
a veces francamente hostiles a muchas medidas gún la industria y el país, no hacen m á s que
de política social elaboradas en los medios re- institucionalizar una práctica informal m u y co-
formistas y aplicadas por políticos liberales nocida: la colecta, «passing the hat round».
progresistas o solidaristas. Henri Pelling fue Estos dispositivos están destinados sin
uno de los primeros que sembró dudas en un duda a aliviar las dificultades de la vida obrera,
artículo iconoclasta que publicó en 1968 ' 7 ; des- pero son sobre todo elementos de una estrate-
pués de esa fecha, otros autores han explorado gia que se propone controlar la contratación19.
De la «cuestión social» a los «problemas urbanos»: los reformadores y la población de las metrópolis... 341

D e la lucha despiadada contra los rompehuel- formarse y adecuarse a las funciones que les
gas, decisiva para el éxito inmediato de la ac- asignaban sus nuevos amigos.
ción colectiva, a la reivindicación del »closed Contemplar los subsidios sindicales de des-
shop», las prácticas de los sindicatos franceses, ocupación c o m o una forma de «seguro» impli-
británicos y estadounidenses de comienzos de ca ya una intervención, consistente en otorgar a
siglo son coincidentes al respecto, pese a las di- una práctica obrera un significado que le es aje-
ferencias ideológicas que puede haber entre no. T o m e m o s dos índices de esa distorsión ca-
ellos y la disparidad entre los resultados obte- racterística del pensamiento reformador. E n
nidos. primer lugar, los sindicatos «confunden» a m e -
Desde esta perspectiva, la colocación por el nudo las diversas circunstancias que acarrean
sindicato y el subsidio de desempleo son prácti- la pérdida del salario: la huelga, el lock-out, la
cas íntimamente vinculadas entre sí. El subsi- falta de trabajo y a veces la enfermedad y la
dio permite sobrevivir al trabajador sindicado invalidez. En todos estos casos se otorgan sub-
hasta que encuentre trabajo, pudiendo así re- sidios y en las cuotas sindicales rara vez distin-
chazar las ofertas de salarios inferiores a la tari- guen la parte destinada afinanciarespecífica-
fa sindical o provenientes de un empleador que mente los subsidios de desempleo. El «seguro»
constará en la «lista negra» o estará sometido al que no define los riesgos cubiertos y que no exi-
boicot de la organización. El subsidio incita al ge el pago de una prima es evidentemente algo
obrero a formar parte del sindicato, con lo que raro. A d e m á s , el pago de la prima por desem-
éste fortalece su control sobre la oferta de m a n o pleo debería interrumpirse cuando desaparece
de obra. El subsidio contribuye también a cen- la desocupación o ésta deja de ser involuntaria.
tralizar el mercado en un sitio único, local sin- Desde el comienzo todos los sistemas públicos
dical, bolsa de trabajo o cantina, donde se in- se basaron en esta regla: quien rechazaba un
tercambian informaciones sobre los puestos de empleo propuesto por la oficina de colocación
trabajo, las condiciones laborales y otras cues- perdía automáticamente el subsidio. Los subsi-
tiones, siendo el lugar desde el que se propaga dios sindicales funcionan de manera completa-
la doctrina sindical o las ideas revolucionarias, mente distinta y van acompañados de la prohi-
aunque también allí puede afianzarse el poder bición de aceptar un empleo cuyo salario sea
del dirigente sindical corrompido, pero eficaz. inferior a las normas sindicales o proporciona-
A ese respecto, los nuevos trabajadores pueden do por un empleador quefiguraen la lista ne-
ser dados de alta en la organización o elimina- gra. El subsidio de desempleo ofrece así la posi-
dos sin apelación de un mercado de trabajo bilidad de rechazar un empleo disponible.
bien controlado. Esas diferencias no interesan Cabe comprender así la reacción de muchos
a nuestro estudio. Lo que importa es observar sindicatos a los proyectos de estatización de
que el subsidio de desempleo no constituye tan- esos sistemas. N o es sólo que no lo hayan pedi-
to un mecanismo de previsión c o m o un a r m a do, sino que además temen perder con su inde-
de combate y un medio para afianzar la solida- pendencia un medio de acción que para algu-
ridad de u n grupo obrero. nos tiene una importancia capital. Exigen en
La observación de esta experiencia llevó a cambio que el Estado o las municipalidades
los reformadores de comienzos de siglo a ima- proporcionen trabajo en los períodos de depre-
ginar instituciones públicas que duplicaran, in- sión cíclica y cuando ello n o es posible que se
tegraran o reemplazaran los mecanismos sindi- les otorguen subsidios públicos sin condicio-
cales. Los reformadores incorporaron a su nes: «Work or Maintenance» pasa a ser a partir
proyecto el modelo creado por los sindicatos, de 1906-1907 la consigna de los laboristas bri-
aunque cambiando su significado. Era necesa- tánicos. Sin embargo, los que manifiestan algu-
ria una cierta dosis de audacia para hacer caso na vacilación son los sindicatos de obreros
omiso de la actitud combativa de los patronos y poco calificados, cuyos salarios son demasiado
considerar que las organizaciones sindicales n o bajos para poderfinanciarun sistema de subsi-
eran ya una amenaza, sino uno de los elemen- dios mutuos. Los acuerdos a que se llega en
tos de un nuevo orden político en el que los Francia en 1905 yen Inglaterra en 1911 permi-
obreros dejarían de ser los bárbaros que acam- ten que los sindicatos intervengan en la gestión
pan a las puertas de la ciudad. Para ello, natu- de los sistemas públicos, lo que acalla su oposi-
ralmente, los propios sindicatos debían trans- ción inicial.
342 Christian Topalov

En cuanto a la reforma de la vivienda, tam- rren a la autoconstrucción: esos métodos per-


bién resulta claro que la doctrina higienista no miten mantener las solidaridades del barrio de
nace en el seno del movimiento obrero y éste origen o de oficio y proporcionan además una
tarda m u c h o en llegar a considerar favorable- vivienda propia de la que nadie podrá pedirles
mente (y bajo condiciones) la hipótesis de la cuentas.
construcción de viviendas públicas. El silencio prolongado de las organizacio-
Es sabido que, al menos hasta elfinalde la nes obreras sobre el problema de la vivienda
primera guerra, las acciones colectivas de los tiene todo su significado a partir de estas c o m -
inquilinos iban dirigidas contra las expulsiones probaciones. E n distintos momentos, aunque
y el aumento de los alquileres, especialmente raramente antes de 1914, los partidos, sindica-
en los períodos de escasez aguda de viviendas tos o asociaciones adoptan el lenguaje del higie-
obreras20. Por otra parte, el lenguaje y las for- nismo; ese cambio de actitud va siempre unido
mas de estos movimientos revelan un odio pro- directamente a la presencia de elementos refor-
fundo hacia los propietarios y hacia sus repre- madores procedentes de las clases medias. Su
sentantes: los porteros y los administradores. apostolado tropieza con frecuencia con el rece-
En las viviendas modelo de losfilántroposse lo de una parte de los dirigentes y la «pasivi-
observan muchos ejemplos de negativa a apli- dad» de los trabajadores, por lo que se produ-
car los reglamentos de los inmuebles, y en los cen prolongados eclipses en la reivindicación
casos en que una reglamentación pública impo- de «alojamientos salubres». A d e m á s , la posi-
ne a los inquilinos ciertas normas de utiliza- ción de los sindicatos difiere en algunos puntos
ción, los inspectores sanitarios deben librar esenciales de las propuestas de los reformado-
una guerra de desgaste que con frecuencia pier- res. Para los dirigentes obreros, denunciar los
den. «tugurios» constituye ante todo un argumento
Este tipo de resistencia y de reivindicación adicional para reivindicar salarios decentes y
tiene su origen en las prácticas cotidianas de los una negociación colectiva. También se observa
habitantes en relación con la vivienda. Quedar con frecuencia un rechazo del paternalismo y
en el barrio es la exigencia m á s habitual, pues de la injerencia de las autoridades; ese rechazo
en el barrio encuentran los trabajos (muchas reviste por supuesto formas diversas de expre-
veces precarios), los numerosos recursos de la sión política. E n todos los países están rechaza-
gran ciudad y la solidaridad entre pares, indis- das las «company towns» y las viviendas obre-
pensables a la economía doméstica. Dentro de ras construidas por las empresas; pero hay m a -
los límites estrechos del barrio popular, la m o - tices diversos en cuanto a la intervención esta-
vilidad de residencia es intensa. Se observan tal. La American Federation of Labor de G o m -
con frecuencia mudanzas precipitadas cuando pers aceptó oficialmente en 1914 el principio
no es posible pagar el alquiler o cuando se han de la intervención pública, pero sólo en forma
acumulado deudas. La gente se m u d a con fre- de préstamos a bajo interés destinados a que
cuencia en la m i s m a calle e incluso en el m i s m o los trabajadores o que las cooperativas sindica-
edificio, para adaptar el alquiler a los recursos les construyeran las viviendas según sus crite-
del m o m e n t o . Alquilar una vivienda más pe- rios21. E n cambio, la Confédération Générale
queña o ceder una pieza o una cama constitu- du Travail de Francia reivindicó en 1918 un
yen un medio habitual para reducir los gastos. vasto programa de construcciones públicas exi-
D e todos modos, buena parte de las actividades giendo al m i s m o tiempo que la mayoría de re-
cotidianas se desarrolla en espacios públicos: el presentantes de los comités se atribuyera a los
patio, la calle, la taberna. Y nadie piensa en sindicatos, las asociaciones de inquilinos y las
reclamar las «habitaciones sanas» de las lejanas municipalidades, socialistas naturalmente22.
ciudades-jardín de los reformadores; la oposi- La exigencia de autonomía obrera, ya se expre-
ción es total, aunque raramente tenga resulta- se en el lenguaje del individualismo o del pan-
dos cuando los especuladores o los municipios sindicalismo, es una constante que se extende-
se han propuesto demoler los «sectores insalu- rá cuando m e n o s hasta pocos años después de
bres». Los obreros que tienen un trabajo m á s la Primera Guerra Mundial.
fijo y unos ingresos más elevados y regulares En a m b o s asuntos (seguro de desempleo y
comienzan a emigrar hacia los suburbios, se or- vivienda) las cosas siguen evolucionando. T a n -
ganizan en sociedades mutuas de ahorro y recu- to en Francia c o m o en Gran Bretaña la fuerza
De la «cuestión social» a los «problemas urbanos»: los reformadores y la población de las metrópolis... 343

creciente, a partir de 1910, de sindicatos y parti- «clases peligrosas» al referirse a los habitantes
dos obreros, la creación de instituciones públicas de los barrios obreros de las grandes ciudades.
de seguros o de ayudas, de oficinas de colocación, Esta representación permitía describir a una
de constructores públicos y, sobre todo, la expe- masa h u m a n a poco diferenciada que habitaba
riencia decisiva de la economía de guerra impri- en espacios urbanos precisos en los que se su-
m e n una evolución rápida a las posiciones de las ponía que se concentraban los flagelos sociales
organizaciones obreras. E n Estados Unidos se y de donde en cualquier m o m e n t o podía surgir
observan tendencias idénticas en la misma épo- una amenaza: crímenes, epidemias, violencia,
ca, pero el cambio decisivo sólo se producirá con insurrección. Esa mirada coexiste y entra en
el N e w Deal. D e ese m o d o , una parte de las pro- competencia con otra visión pintoresca del
puestas de los reformadores se convierte en rei- pueblo, según la cual, aplicando a la ciudad m é -
vindicación obrera. Hay distorsiones importan- todos similares a los de los folkloristas, se con-
tes entre las primeras y las segundas, aunque esta sidera con una mezcla de curiosidad y de temor
evolución será el indicio de la afirmación de u n a los personajes de la calle. Ahora bien, en
nuevo sistema de poder. cuanto se produce una crisis social, los matices
desaparecen, y la cuestión es reprimir a las
«masas» consideradas c o m o criminales. E n el
Ciencias y administración curso del siglo XIX, en cuanto una parte de los
trabajadores empieza a organizarse en sindica-
Las estrategias de reforma que se insinuaron a tos y agrupaciones políticas, los problemas pa-
partir de los años 1890 prefiguraron así un giro san a pertenecer a una categoría única, la «cues-
importante en la relación de poder entre domi- tión social». Esta configuración de las
nantes y dominados. Para que se establecieran representaciones coincidió con la práctica ba-
verdaderamente sería necesario que todos los sada a la vez en la violencia del Estado con res-
participantes cambiaran. Pero, previamente, pecto a la conducta de rebelión individual o co-
para elaborarlas, hubo que remodelar las repre- lectiva y en dispositivos de asistencia y de
sentaciones de los problemas e inventar nuevos represión destinados a actuar directamente so-
instrumentos de intervención. bre los individuos y las familias. Podemos dar a
Las representaciones del otro son insepara- este sistema de poder el nombre de modelo dis-
bles de las técnicas de acción sobre el prójimo. ciplinario-represivo.
Las categorías que permiten pensar la realidad A partir de 1890 se produce una doble
social, y las prácticas destinadas a modificarla transformación de la mirada y del proyecto
(saberes y poderes), forman todo un sistema. práctico sobre el pueblo. Por una parte, las
Los manuales de ciencias sociales procuran bo- «clases peligrosas» dejan de contemplarse en
rrar esta historicidad radical al omitir toda re- bloque. Se empieza a distinguir entre «clase
ferencia a las relaciones prácticas de los «clási- obrera respetable» y masas empobrecidas, a las
cos» con la sociedad de su tiempo, a los autores que se clasifica progresivamente en categorías,
que retrospectivamente se consideran menores cada una de ellas sujeta a un tratamiento parti-
y a las disciplinas «precientíficas» del pasado. cular y adaptado a su situación. Así, los clientes
Ahora bien, a comienzos de siglo, las na- habituales del hospital, del workhouse (asilo) o
cientes ciencias sociales inician una profunda de las instituciones de asistencia comienzan a
transformación de las representaciones del ser tratados de forma diferente según se los si-
otro, el obrero, el pobre. Se trata de una de esas túe en las categorías de los viejos indigentes, de
remodelaciones periódicas de la visión de los las madres y niños sin recursos, de los desocu-
dominados por los dominantes que se produ- pados, de los vagabundos, de los débiles menta-
cen en función de las dificultades con que tro- les y de los delincuentes juveniles. Al m i s m o
pieza el propio ejercicio de la dominación. Ese tiempo, la «cuestión social» se fragmenta en
«otro» al que nos referimos es el pueblo de las una serie de «problemas sociales», con la inten-
ciudades, aunque se pueden observar evolucio- ción de hacerla desaparecer. A cada uno de es-
nes análogas, por ejemplo, en lo que concierne tos problemas debe corresponder un ámbito de
al indígena o al loco. saber, una especialidad profesional y unas téc-
Desde los comienzos de la revolución in- nicas específicas de intervención. D e este m o -
dustrial, la burguesía utilizaba la categoría de do se autonomizan por ejemplo los problemas
344 Christian Topalov

del alcoholismo, la tuberculosis, la escolariza- por recurrir a soluciones municipales o estata-


ción, el aprendizaje, la vivienda, el urbanismo les. Y cuando las administraciones públicas re-
y el desempleo. El sentido c o m ú n de las clases sisten a su remodelación necesaria, son objeto
medias con respecto al obrero sufre entonces de críticas severas: subordinación en grado ex-
una transformación y adquiere una configura- cesivo a los azares de la política y las institucio-
ción nueva que se revelará sumamente sólida y nes representativas o demasiado ligadas a las
durable. L a literatura naturalista y populista, redes de clientelismo, llegan a ser consideradas
las revistas ilustradas, el discurso político neo- ellas mismas c o m o objeto de la reforma.
liberal, progresista o solidarista y, m á s tarde, el E n el proceso de constitución de la mayoría
gran giro plasmado en la «unión sagrada» de la de los nuevos ámbitos de la actividad reforma-
Primera Guerra Mundial, desempeñan un pa- dora se observa una característica segmenta-
pel importante en la difusión de este cambio de ción: lo que ocurre en el lugar de trabajo queda
mirada. fuera de la cadena de determinaciones. E n efec-
E n ese doble proceso de descomposición y to, las intervenciones se especializan. Mientras
recomposición de las representaciones y, según unos se ocupan de la empresa y, especialmente,
se espera, de la realidad, aparece una novedad de las condiciones de trabajo, otros definen su
de peso, y es que la ciencia y la administración, terreno fuera del ámbito de trabajo; se estable-
estrechamente asociadas, empiezan a desempe- cen así las condiciones necesarias para la inter-
ñar u n papel esencial. vención de una «cuestión urbana». D e este m o -
Las evoluciones de una y otra están vincula- do, la etiología oficial de la tuberculosis y las
das históricamente. L a sociología empírica construcciones estadísticas que proporcionan
nace de las encuestas obreras y urbanas realiza- su «prueba» ignoran los daños inherentes al
das por los misioneros de lafilantropíaque po- trabajo y sólo retienen la falta de higiene y la
co después empezarán a ser llamados trabaja- promiscuidad en las viviendas21. La larga tradi-
dores sociales, o por los administradores de las ción de las encuestas de barrio y, m á s tarde, la
instituciones de supervisión de las familias po- ecología urbana parten de la m i s m a premisa.
pulares. La etnografía científica y la geografía Cada disciplina retiene, del encadenamiento
h u m a n a están directamente asociadas a la acti- causal, los elementos transformables por la
vidad de las administraciones coloniales de ul- práctica reformadora especializada a la q u e
tramar o de los gobiernos militares en los terri- proporciona un lenguaje, y deja fuera los ele-
torios de la frontera estadounidense. L a mentos que escapan a su ámbito.
estadística social acumula datos y afina sus m é - Esta división implica a la vez un conoci-
todos en las nuevas administraciones laborales miento y un enmascaramiento de las realidades
y de salud pública, mientras el urbanismo se de la vida popular. Esta doble operación de sa-
afirma c o m o disciplina y profesión en el marco ber y n o saber desarticula las prácticas que tie-
de las municipalidades o de los grupos cívicos nen una coherencia para los diferentes grupos
locales. Estas diversas ciencias construyen se- populares y asigna a los elementos, convertidos
cuencias causales objetivas, a m e n u d o m e n s u - en autónomos, un sentido ajeno. T o m e m o s la
rables, entre los elementos que extraen de la noción de alcoholismo. El lugar esencial de so-
realidad social y, en especial, las prácticas p o - ciabilidad popular que es la taberna o el «pub»
pulares, con unafinalidadde transformación. se convierten en «L'assommoir». D e la m i s m a
Es lo que se produce, por ejemplo, cuando se manera, las diversas formas que reviste el cré-
supone una relación entre las condiciones de dito m u t u o obrero vinculadas a los rituales fa-
vivienda y la mortalidad o entre el empleo in- miliares del consumo son pensadas dentro de la
termitente y la pobreza o la desmoralización. categoría de ahorro, del m i s m o m o d o que las
Enunciar una relación causal equivale a de- transmisiones del saber y la técnica que d a n
signar un ámbito de reforma. Las ciencias deli- origen a las dinastías obreras y los grupos de
mitan así sus objetos, de manera que las a d m i - originarios son pensadas en función de esa ca-
nistraciones especializadas existentes o por tegoría que es la formación profesional.
crear puedan administrarlos racionalmente. Se observa una paradoja. La ciencia debe
C u a n d o la filantropía tradicional se muestra ser lo suficientemente «verdadera» c o m o para
incapaz de transformarse en función de los localizar objetos pertinentes con miras a r e m o -
nuevos objetivos, unos reformadores terminan delar la vida popular; al m i s m o tiempo, no pue-
De la «cuestión social» a los «problemas urbanos»: los reformadores y la población de las metrópolis... 345

ÏÉtïi

«Quartier populaire», barrio popular, montaje fotográfico de Robert Doisneau, 1960. Doisneuu/Rapho.
346 Christian Topalov

de corresponder con la realidad, ya que su fina- san de la m a n o de obra femenina, del trabajo a
lidad social consiste en ejercer una acción sobre domicilio y del trabajo intermitente. Pero al
sus objetos. Sin embargo, a veces la cosa mar- m i s m o tiempo necesitan mantener vínculos
cha. H e m o s visto que los reformadores adopta- privilegiados con los medios de la burguesía re-
ron el modelo del subsidio sindical de desem- formadora que pueden legitirmarlos social-
pleo para concebir las instituciones públicas de mente y con unos padrones que le serán tanto
seguro obligatorio que hacen funcionar el dis- más útiles cuanto que no existen los aparatos
positivo en dirección contraria a sus objetivos. administrativos que puedan recibirlos. A b u n -
En otro registro se observa que no era necesario dan los estribillos que cantan al unísono el
determinar todas las significaciones sociales de magnate y el reformador: Robert W . DeForest
lafiestaritual, el «potlatch», para comprender y Lawrence Veiller o Henry Morgenthau y Ben-
que su prohibición destruiría las capacidades jamin C . Marsh en Nueva York, Charles Booth
de resistencia de los indios de Columbia Britá- y el joven Llewellyn Smith en Londres, M a x
nica. Fue, sin embargo, necesario su estudio Lazard y Louis Variez en Paris y Gante. Colec-
por toda una generación de etnólogos24. tivamente, los primeros urbanistas y planifica-
La ciencia y la administración modernas es- dores urbanos están inmersos en un medio que
tán en manos de hombres nuevos. El notable les permite frecuentar la gran burguesía, los fi-
ilustrado, generalista de la reforma social, cede lántropos y los industriales ilustrados. La epo-
su lugar al experto. Cada nueva profesión ela- peya de la «reforma cívica» en Estados Unidos
bora una tecnología que le es propia, reivindica y, m u y particularmente, la historia de la Natio-
una legitimidad científica específica y se afir- nal Conference on City Planning nos hacen ver
m a con la creación de asociaciones que prego- c ó m o los medios empresariales necesitaban
nan su autonomía y de institutos de formación disponer de un personal reformador indepen-
que organizan su reproducción. A partir de los diente capaz de proporcionarles la legitimidad
años J910 se produce el giro anunciador en la científica que no tenían para partir a la recon-
desaparición de la precedente generación de re- quista de un poder municipal que habían per-
formadores y que marcará los años inmediata- dido a manos de «political machines» populis-
mente consecutivos a la Primera Guerra M u n - tas y, al m i s m o tiempo, q u e los nuevos
dial. profesionales eran incapaces de prescindir de la
H a y que observar algunos matices, ya que base social que les brindaba dicha alianza. E n
considero que la historiografía tiende con fre- Francia, el m i s m o proceso queda ilustrado por
cuencia a sobreestimar la autonomía de esas el surgimiento, en el M u s e o Social, del grupo
nuevas profesiones tanto en relación con la que en 1919 constituirá la Sociedad Francesa
burguesía reformadora tradicional c o m o en lo de Urbanistas.
concerniente a las relaciones entre ámbitos es- Por otra parte, a pesar de la segmentación
pecializados de reforma25. cada vez m á s clara de los ámbitos de la refor-
Claro que los nuevos expertos proyectan m a , los lazos entre unos y otros seguirán vigen-
una imagen de sí mismos que es la de la inde- tes al menos durante los dos primeros decenios
pendencia, que da a entender que no hablan y del siglo. Existe una estrecha red de organiza-
actúan para defender los intereses particulares ciones a la que cabe dar el nombre de «nebulo-
de ningún grupo, sino en nombre de los intere- sa de la reforma», cimentada por algunas insti-
ses superiores de la sociedad. Esta pretensión tuciones clave y muchos hombres polivalentes.
se basa en la objetividad de la ciencia a la que Es m u y revelador al respecto el estudio de la
sirven. Los profesionales de la reforma procu- genealogía y la topografía de los diferentes gru-
ran alcanzar unos objetivos que les son propios pos y la biografía y trayectoria de las distintas
y, para empezar, el hecho de que son impres- personalidades. Se puede ver así la unidad del
cindibles al progreso: proceden muchas veces campo de la reforma, muchas veces ignorada
de un medio modesto y su jerarquía social pasa por una historiografía que considera c o m o algo
por ese reconocimiento. D e esa forma entrarán natural la división de las políticas sociales que
en conflicto con unos intereses económicos obedecen precisamente al trabajo histórico que
m u y precisos, los de los propietarios de tugu- se realiza en ese período.
rios, de las compañías de servicios urbanos y de Los «problemas sociales» así construidos
los industriales, grandes o pequeños, que abu- por los nuevos profesionales adquieren la cali-
De la «cuestión social» a los «problemas urbanos»: los reformadores y la población de las metrópolis... 347

dad de realidades objetivas, c o m o puede c o m - La ciencia define las regularidades y el enca-


probar cualquier mente libre de prejuicios. denamiento de las causas y los efectos y procu-
Quedan de este m o d o despolitizados y escapan ra formular predicciones. Por ejemplo. Park y
al ámbito de las controversiasficticiasy peli- Burgess afirman en su manual de 1921 que:
grosas del enfrentamiento democrático. E n Al parecer, la sociología... podría convertirse
poco tiempo, personajes situados en puntos dife- de algún m o d o en una ciencia experimen-
rentes e incluso opuestos del abanico político o tal y llegará a ello en la medida en que sea
social adoptarán un lenguaje c o m ú n que deli- capaz de definir los problemas existentes
mitará el terreno de sus enfrentamientos. Ese de tal manera que los resultados obtenidos
consenso reúne en ciertos ámbitos y ciertos en un caso demuestren lo que podría y de-
momentos a los conservadores, los liberales y bería hacerse en otro27.
los representantes del movimiento obrero, aun- En un sistema causal de ese tipo no hay lu-
que la permeabilidad de estos últimos para con gar para las determinaciones individuales. Está
los temas de la reforma se produzca de manera de m á s echar de lado el moralismo. La mayoría
desigual según las profesiones y los países sobre de los individuos no son culpables de su pobre-
todo antes de la Primera Guerra Mundial. Los za ni de sus defectos, atribuidos con frecuencia
diferentes participantes adoptan a menudo un cada vez menos a la herencia social. Se difunde
lenguaje opuesto con respecto a los medios y, la convicción de que el medio produce la dege-
especialmente, el cometido del Estado en la neración y que es posible transformarlo m e -
aplicación de las reformas. También difieren, diante la reforma urbana. El desempleo, por su
c o m o es natural, en cuanto a la formulación de parte, será un «problema de la industria»28 y
lasfinalidadesúltimas. Pero comparten una vi- obedecerá por tanto a unasfluctuacioneseco-
sión fundamental de las necesidades, de las nómicas sobre las que no pueden ejercerse in-
normas de comportamiento más convenientes fluencias y a la desorganización del mercado
y de las técnicas de gobierno de lo social. Cabe laboral que ésta sí puede corregirse.
citar las convergencias entre Sellier y Siegfried Sin embargo, la nueva representación de la
o entre Veiller y Stein en lo concerniente a la causalidad no lleva a la desaparición de la ante-
vivienda, entre W e b b y Churchill en lo relativo rior. Si se considera que el tugurio o la conges-
a la asistencia o de Jaurès y Lyautey en su vi- tión urbana son las causas principales de los
sión de lo que debe ser el ejército moderno-16. males sociales, hay que admitir sin embargo
Esta superación de lo político se manifiesta en que algunas familias no pueden por menos que
el pragmatismo de muchos reformadores por engendrar la degradación de su medio ambien-
las modalidades institucionales de su acción. te: también la eugenesia es una ciencia. Y si las
Para Unwin o Abercrombie da francamente lo causas del desempleo son industriales y socia-
m i s m o que las ciudades-jardín sean construi- les, se procurará corregirlas con las nuevas tec-
das por los empleadores, por las cooperativas o nologías de la reforma, ya que hay también cau-
por los municipios. Es algo que dependerá de sas cuyo origen es individual. Las primeras
las circunstancias, principalmente políticas. Lo explican su magnitud estadística y las segundas
esencial es crear un nuevo tipo de espacio urba- su incidencia individual. Aparece así un resi-
no. A d e m á s , se observa una característica co- duo incomprensible que legitima la permanen-
m ú n a muchos autores: la impaciencia ante los cia de dispositivos verdaderamente disciplina-
obstáculos que tienen su origen en la irraciona- rios que habrá que racionalizar e incorporar a
lidad de las instituciones representativas y la un todo y cuya función será secundaria, aunque
lentitud de la burocracia. Y a no están lejos la sólo los soñadores podrán pensar que pueden
tentación tecnocrática e incluso autoritaria. ser erradicados.
En efecto, se plantea un problema delicado
cuando se procura comprender la especificidad
¿Un giro estratégico? de las políticas sociales del siglo X X . El modelo
de poder dominante se modifica, pero hay ras-
Cabe preguntarse c ó m o se articulan representa- gos esenciales del modelo disciplinario-represi-
ciones y acción en el nuevo sistema de poder vo que subsisten. Estos últimos pueden ser con-
que gradualmente relega a un segundo plano el siderados c o m o arcaísmos y, en especial, c o m o
modelo disciplinario represivo. testigos de la resistencia de los propios grupos
348 Christian Topalov

dominantes a modernizarse. Cabe recordar nen elaborar tecnologías científicas de gestión


también que una sociedad es siempre múltiple de los pobres (en la antigua nomenclatura) sa-
y que en su seno se articulan sistemas sociales ben m u y bien que siempre tendrán necesidad
que parecen pertenecer a épocas diferentes de de la política.
la historia: las manufacturas y los trabajadores A pesar de esto, se observa un cambio: ser
libres de la Europa del siglo xvni implicaban la reconocido c o m o alguien que tiene derecho a
esclavitud en el N u e v o M u n d o , c o m o la tecno- un subsidio no es la m i s m a cosa que recibir una
logía avanzada del actual Los Angeles coexiste limosna; ocupar una vivienda administrada
con los inmigrantes clandestinos de los talleres por unas autoridades municipales a las que se
de piezas electrónicas de Orange County. Sería ha contribuido a elegir con su voto no es lo mis-
demasiado fácil decir que esos desniveles obe- m o que depender de la voluntad de u n propie-
decen a resistencias a la modernización. Su rea- tario privado. Al contemplar las políticas socia-
parición es una prueba de que guardan relación les modernas c o m o una ampliación indefinida
con las desigualdades espaciales de la acumula- del control social, se dejan de ver esas diferen-
ción del capital y con la transformación de las cias importantes: un concepto que pretende ex-
formas productivas y urbanas y. por consi- plicar todo acaba por n o explicar nada. Ahora
guiente, con la estructura del poder29. bien, a comienzos de siglo tiene lugar un giro y
Por lo tanto, la permanencia de los disposi- el modelo disciplinario-represivo se atenúa
tivos represivos no representa sólo una remi- y deja paso a una nueva estrategia de alcance
niscencia del pasado, y la articulación del siste- reformador. Las tecnologías de lucha cuerpo a
m a m o d e r n o de poder con el sistema cuerpo en el propio terreno del adversario de-
disciplinario no es algo accidental. Los disposi- jan paso a las que cabría denominar de tecnolo-
tivos se apoyan sigilosamente en la vigencia del gías de la norma objetivada.
sistema disciplinario, sea ésta discreta o evi- La norma formaliza una necesidad objetiva
dente. El orden social reconciliado a que tien- del individuo y de la sociedad y al m i s m o tiem-
den las nuevas técnicas de poder se extiende sin po también el medio racional de satisfacerla.
duda a espacios sociales cada vez m á s amplios, La ciencia permite enunciar esa necesidad gra-
aunque no está al abrigo de los fracasos locales cias a un método experimental que puede apli-
ni tampoco de fisuras globales. Por ese motivo, carse a todos los aspectos de la vida social.
es posible que afloren los métodos represivos John Nolen, importante figura de la planifica-
hasta hacerse visibles de manera permanente ción urbana en Estados Unidos, se refiere en
en algunos sectores de la población y en algunas los siguientes términos a uno de los principales
coyunturas de importantes crisis a m á s amplia resultados del gigantesco laboratorio de moder-
escala. Desde esta perspectiva son comprensi- nidad que fue la Primera Guerra Mundial:
bles las posiciones de Sydney W e b b , uno de los « H a y leyes por las que se rige el bienestar hu-
primeros teóricos de la gestión moderna de lo m a n o , leyes científicas, y ahora sabemos
social y socialista por añadidura. A partir de mejor que nunca que conviene respetarlas.
1900, Sydney W e b b lucha denodadamente por La vivienda no es una excepción. H a y que
desarticular la ley de pobres en Gran Bretaña, respetar ciertas normas en materia de vi-
por suprimir el worklioit.se y por crear unos sis- vienda y también en materia de alimenta-
temas racionales de asistencia y formación. Sin ción, vestido, navios, municiones, cons-
embargo, proclama al m i s m o tiempo. trucción de fábricas, automóviles, aviones
«[...] la necesidad de contar en la base del siste- y toda la compleja maquinaria del m u n d o
m a de provisión pública con alguna insti- moderno» 1 1 .
tución en la que la gente pueda ser relega- La norma es abstracta y no ha sido formula-
da y mantenida por la fuerza. [...] U n a da para tal o cual grupo particular, para tal o
experiencia de reforma penitenciaria de cual clase social, sino que su valor es universal.
ese tipo resulta absolutamente indispensa- C a d a sistema normativo crea su nomenclatura
ble para la eficacia de un plan relativo al estadística capaz de clasificar a los individuos
desempleo» 10 . de manera unívoca y señalando la medida en
N o creo que en este caso se trate de mero que deben modificarse las condiciones que los
arcaísmo, de un residuo Victoriano en el seno caracterizan. Citemos al respecto la invención
del pensamiento moderno. Quienes se propo- de la llamada por Charles Booth «poverty line»
De la «cuestión social» a los «problemas urbanos»: los reformadores y la población de las metrópolis... 349

afinalesde la década de los años 1880, la defi- partes a partir de 1900 son el rostro oculto de
nición de los criterios de la superpoblación de los nuevos manuales de economía política de
las viviendas por las oficinas de censos y la de- Cambridge y de Yale. Los primeros arquitectos
finición, a últimos de la década de 1920, de las del movimiento moderno y los urbanistas fun-
normas por las que debían regirse los equipos cionalistas traducen a su manera el m i s m o sue-
colectivos por los teóricos de la «idea de uni- ño en el espacio: la ciudad industrial de Tony
dad vecinal». Los aparatos encargados de la Garnier es testigo de ello, y lo m i s m o puede
observación de las poblaciones y de poner en decirse de la m á x i m a de Léon Jaussely en la
práctica las normas no tienen por qué conocer postguerra: «Hay que producir mejor para vi-
a los grupos reales, les basta con hacer caso de vir mejor y hay también que vivir mejor para
las categorías que nacen de su propia interven- producir mejor: he aquí el axioma del día, cuya
ción. Cada individuo se sitúa en una serie de solución es el problema que atañe a la sociedad
posiciones independientes unas de otras cons- moderna» 31 .
truidas por varios sistemas de clasificación C o n todo, esta visión de una sociedad ato-
práctica. Mientras las leyes científicas ignoran mizada de productores eficaces y de consumi-
al individuo concreto, las normas que las cien- dores racionales suscita una inquietud impor-
cias permiten establecer reconstruyen a un in- tante expresada por Durkheim con el lenguaje
dividuo diferente, que se convierte en sujeto de de la anomia y que las representaciones de la
la administración. sociedad c o m o organismo tienden a superar.
La norma queda objetivada en reglamentos La armonía del todo implica la integración de
administrativos o espacios construidos en los las partes, y esta integración tiene que llevarse a
que la racionalidad se impone a todos indepen- cabo a través de grupos de dimensiones limita-
dientemente de las voluntades individuales, das en los que la norma se imponga eficazmen-
tanto de los gobernantes c o m o de los goberna- te sin que haya ninguna intervención externa.
dos. La norma es la segunda m a n o invisible, la Se trata esencialmente de la familia y del ba-
izquierda tal vez. Su m o d o específico de operar rrio. La visión de este último cambia de signo.
consiste en que de ella arrancan las formas so- Liberada de su definición clasista, la comuni-
ciales aulorreguladas. Mencionaré dos formas dad local reconstituida sobre nuevas bases pue-
esenciales: el individuo racional y la comuni- de convertirse en el vector fundamental de la
dad primaria. acción reformadora gracias a los planificadores
El pensamiento económico neoclásico aca- y a los servicios sociales. E incluso, y en la m e -
ba de inventar los conceptos de consumidor ra- dida en que las organizaciones sindicales sean
cional y de trabajo c o m o factor de producción. ya un hecho, habrá reformadores que acaben
T o d o el m u n d o busca lo óptimo. Esta construc- considerándolas c o m o uno de los instrumentos
ción reemplaza ventajosamente la representa- posibles de la reconstitución del vínculo so-
ción formulada por Marx de una fuerza traba- cial.
jo-mercancía obligada a venderse a su precio de Los dos ámbitos de la reforma evocados en
reproducción. Pero los reformadores tienen un el presente artículo (los sistemas de asistencia y
sentido pragmático y saben que el homo œcono- la vivienda popular) permiten ilustrar algunos
micus todavía no ha nacido y habrá que fabri- aspectos de la ruptura estratégica inaugurada
carlo a partir de un material difícil. Los c o m - por las políticas sociales modernas.
portamientos de maximización implican que Después del giro liberal que tiene lugar en
se trabaje cada vez más y mejor, se consuma tiempos y grados distintos según los países, y
para mejor producir y se ahorre. Hay que crear desde la nueva ley de pobres de Gran Bretaña
las condiciones para que el modelo llegue a ser de 1834, los sistemas de asistencia se basarán
realidad. Alfred Marshall no sólo dotó a la cien- en dos elementos complementarios, el enclaus-
cia económica de los instrumentos formaliza- tramiento público y la caridad privada. Toda la
dos que tal vez le eran necesarios, sino que ade- gente del pueblo sabe que, trascendido cierto
más militó activamente para que se enviara a límite cuyo contorno es confuso, puesto que, en
las «labour colonics» a los trabajadores que cada caso, lo fijarán las autoridades, la coer-
constituían el «residuum» de lo que ya no era ción directa puede recaer sobre sus espaldas y
posible ocupar32. Los esfuerzos para «organizar hacer que acaben en la cárcel, en el hospital o
el mercado de trabajo» que se realizan en todas en la workhouse. Antes de llegar a ese extremo
350 Christian Topalov

pueden recurrir a losfilántroposy éstos respon- desde el punto de vista moral o sanitario: el ha-
derán a las demandas de cada individuo, a con- cinamiento y m u y especialmente la práctica de
dición de comprobar si hay necesidad de una subarrendar a otros, la irregularidad en el pago
ayuda y después de aceptar una manera idónea de las mensualidades y el trabajo a domicilio.
de utilizarla. Es sabido que en la práctica y a Durante esta época, se utilizaron técnicas de
pesar de los esfuerzos de la «filantropía cientí- intervención sobre todo represivas y general-
fica» las lógicas del clientelismo y las coyuntu- mente ineficaces, ya sea ejerciendo u n control
ras de las crisis periódicas recreaban lo que los directo sobre las familias a través de «friendly
racionalizadores denunciaban sin respiro c o m o visitors» a la manera de Octavia Hill o de los
una caridad indiscriminada. U n o de los princi- «social settlements», o aplicando a través de los
pales aspectos del seguro de desempleo elabo- inspectores sanitarios un estricto reglamento.
rado en 1909-1911 por Beveridge y Churchill Los reformadores m á s progresistas propugna-
consistía en sustituir la arbitrariedad por la ron también la construcción de viviendas obre-
norma. El subsidio será un derecho ganado gra- ras por constituir un marco de vida higiénico y
cias a u n trabajo regular realizado con anterio- de control más hacedero. Pero esta interven-
ridad al momento del paro. « N o m e gusta m e z - ción queda concebida hasta alrededor de 1900
clar la moralidad con las matemáticas», dijo en términos de operaciones aisladas. Las vi-
Churchill a este respecto y c o m o corolario de viendas modelo de losfilántroposn o eran en
las palabras siguientes ligeramente provocado- verdad sino islotes de reeducación construidos
ras: en medio de un océano de inmundicias de los
« N o estoy convencido de nuestro derecho a re- barrios populares. Pese a la estricta selección
husar el subsidio a un hombre calificado de los inquilinos y a los reglamentos a que se los
que pierde su puesto de trabajo debido a la sometía, la influencia del medio externo tendía
embriaguez. Ese hombre ha pagado ya su a transformarlos a su vez en tugurios. El Gar-
contribución [...] y hay que recompensarlo den City M o v e m e n t proponía otra solución:
sin tener en cuenta la causa del despido. Es crear un medio radicalmente nuevo en comuni-
indiferente que éste se deba a su propia dades autocontenidas y alejadas de la ciudad.
inclinación a la bebida o a la de su emplea- Pero el sueño de detener el crecimiento de las
dor»34. metrópolis tropezaba con la realidad de la ur-
Naturalmente, hay que decidir quiénes son banización. C o n todo, a pesar de los fracasos
los que merecen la ayuda y quiénes son los que prácticos de ambos enfoques, las experiencias
no la merecen, sin hacer intervenir la incerti- realizadas permitieron que se empezaran a de-
dumbre propia de una decisión individual. Lle- finir normas científicas de habitación a las que
wellyn Smith, que preparó la legislación de se atribuía por sí solas un efecto reformador y
1911, lo expresó con claridad: «El propio fun- que se materializaron en edificios y espacios.
cionamiento del sistema excluirá automática- A partir de 1910, con el movimiento de pla-
mente al ocioso»35. El seguro de desempleo se nificación urbana, se abre una nueva etapa. Se
basa en una selección automática de los que tie- considera entonces que es toda la ciudad la que
nen derecho y de los que no lo tienen y se supo- tiene que reformarse. Las cosas tienen que es-
ne que consigue aislar a los desempleados oca- tar en su sitio, según la expresión pintoresca de
sionales de los sistemáticos. La clasificación los autores del Plan Regional de N u e v a York:
teórica definida por Alfred Marshall algunos «[...] La atribución de la tierra según sean los
años antes puede convertirse entonces, gracias distintos usos parece haber sido obra del
a un mecanismo administrativo, en el princi- sombrerero loco de "Alicia en el País de
pio de la clasificación real de los grupos socia- las Maravillas". Personas m u y pobres vi-
les. Se puede decir así que el concepto moderno ven en tugurios situados en terrenos cen-
de desempleo preexistió históricamente a la trales de elevado precio. [...] A pocos pasos
realidad que debía designar. de la Bolsa se percibe el aroma del café
Cabe examinar otro capítulo de la lucha dis- tostado; a unos cientos de metros de Ti-
ciplinaria: la intervención sobre las familias en mes Square, el hedor de los mataderos. [...]
su vivienda. Al principio se trató de combatir La situación contraría todo el sentido del
directamente las formas de utilización del es- orden. Las cosas están fuera de su lugar
pacio doméstico consideradas c o m o negativas natural. Habría que corregir esta confu-
De la »cuestión social» a los «problemas urbanos»: los reformadores y la población de las metrópolis... 351

sión para que las actividades se realicen en lu- tantos jalones del proceso. Estos autores fueron
gares apropiados»36. ambos gente práctica y enunciaron problemas
La división en zonas será instrumento pri- precisos, proponiendo medidas circunscritas a
vilegiado de este esfuerzo por separar el espa- las circunstancias. N o sería correcto atribuirles
cio reservado a las finanzas del de la industria, retrospectivamente unos objetivos exclusiva-
los lugares de trabajo de las viviendas de los mente basados en nuestra lectura de la historia
trabajadores. La planificación del desarrollo de ulterior. Sólo podemos restituir su propio len-
los suburbios tiene por objeto evitar que se re- guaje, que es uno de los modos de expresión
produzcan las mescolanzas características de la consciente de la sociedad de su tiempo y de los
antigua ciudad, ya que es de eso de lo que se conflictos que la agitaron. Ahora bien, Beverid-
trata, eliminar los barrios populares tradicio- ge y Sellier enuncian «hechos» en forma de pro-
nales y crear unidades vecinales en las que se blemas cuya solución daría origen a una nueva
prohiba rigurosamente trabajar y en las que configuración tanto de la industria (lugar don-
cada aspecto de la vida cotidiana tenga lugar en de tiene su origen la «cuestión social») c o m o de
un sitio determinado. El urbanismo funciona- la sociedad política.
lista de los congresos internacionales de arqui- Por una parte, estos reformadores expresan
tectura moderna llevará a su paroxismo, sobre con una precisión cada vez mayor las exigen-
todo al suprimir las calles, esta visión compar- cias que a su juicio planteará el futuro orden
tida por sus oponentes, los nostálgicos del pa- productivo. Descubren que los trabajadores de
sado. las grandes ciudades no poseen las condiciones
Se parte del supuesto de que el nuevo orden que requiere la nueva revolución industrial ini-
social será engendrado por este nuevo orden ciada en algunos sectores desde 1880-1890 y
urbano pensado al m i s m o tiempo c o m o orga- cuyo desarrollo desean. Sueñan con un obrero
nismo en el que cada elemento contribuye a la nuevo, estabilizado en el empleo asalariado,
vida de todo el conjunto y c o m o fábrica racio- móvil en un espacio urbano ampliado y cuyos
nalizada en la que cada función se realiza en el m o d o s de consumo tengan c o m o único fin la
lugar adecuado y de la mejor manera. Jaussely productividad. Sin duda, cuando los reforma-
propugnó la «organización económica de las dores formalizan esta visión se adelantan a las
ciudades c o m o una especie de taylorización de realidades industriales, cuya remodelación por
un taller m u y grande»17, mientras que en el el sistema de la fábrica y la organización cientí-
plan regional de la Russell Sage Foundation se fica del trabajo será m u y lenta, sobre todo en
afirmaba que «el área de Nueva York y de sus las metrópolis, objeto privilegiado de su aten-
alrededores puede compararse con el terreno ción. Por otra parte, la experiencia reciente de
de una fábrica. La planificación regional deci- la gran depresión y el presentimiento de que el
de la mejor manera de utilizar el terreno y régimen de acumulación, cuya crisis se ha ex-
adapta las zonas a su utilización»38. presado de ese m o d o , han alcanzado sus lími-
Si esta estrategia de reforma tiene lugar con tes, son elementos esenciales que explican su
los ojos puestos en una reorganización impor- explosión reformadora definalesde siglo. Pero
tante de las relaciones de poder, la pregunta lo que se expresa no es tanto una visión nítida
que puede hacerse es ésta: ¿por qué ese cambio de la nueva sociedad industrial por nacer, que
y por qué en ese m o m e n t o ? Se trata de una pre- una serie de diagnósticos precisos sobre los
gunta difícil que nos obliga a relacionar las re- obstáculos que se oponen a su advenimiento.
presentaciones y las políticas con las realidades Los obreros reales, en efecto, resisten con éxito
sociales a las que se aplican. A d e m á s , m á s allá a los cambios que en ese m o m e n t o se gestan en
de las especificidades culturales e instituciona- el capitalismo. Los m o d o s de vida que los re-
les de cada una de las naciones interesadas, los formadores condenan les permiten defenderse
rasgos comunes del proceso invitan a interro- tanto de la precariedad de los ingresos en metá-
garse sobre las modificaciones que se producen lico c o m o de la dependencia del vínculo sala-
a comienzos de siglo en los grandes países in- rial.
dustrializados, que pueden explicar el surgi- Tienen éxito porque los caracteres del pro-
miento del moderno proyecto de reforma. ceso de trabajo lo permiten y porque la ciudad
Volvamos, empero, a los diagnósticos y las y el barrio están ahí para proporcionarles, aun-
recetas de Beveridge y Sellier, ya que son otros que de forma irregular, los recursos que necesi-
352 Christian Topalov

tan. Recíprocamente, sus prácticas de resisten- cial» de ayer expresaba un hecho basado en la
cia eternizan las estructuras productivas y ur- idea de que los obreros eran extranjeros a
banas en que se basan. Sellier y Beveridge c o m - la nación; su entrada con todos los derechos en la
prendieron que ese círculo vicioso debía ser sociedad política irá de par con la renovación
atacado en su raíz, a pesar de la obstinación del de las bases de esta última y una reformulación
pueblo y de los empresarios miopes. de las demandas por parte de las masas. Sólo
Por otra parte, el orden político basado en con la condición de que todos compartan los
la exclusión de las masas (de hecho o de dere- objetivos comunes será posible que el vínculo
cho), la legitimidad de los notables y la repre- social se establezca sobre nuevas bases, que no
sión de la combatividad obrera también está serán ni el patronato ni las comunidades cerra-
tocando a sufin.A partir de 1880 se desarrolla das y hostiles de antaño, sino la participación
una nueva generación de sindicatos y los gru- en las mismas instituciones políticas. Beverid-
pos políticos socialistas o populistas utilizan ge y Sellier son demócratas conscientes de las
las posibilidades que brindan las instituciones precondiciones de la democracia. Losfinesco-
para partir a la conquista del m u n d o obrero. El munes necesarios al organismo social deben ser
sufragio universal masculino se impone en Eu- proclamados y compartidos. Los ideales cientí-
ropa, mientras que en Estados Unidos tiene co- ficos de los reformadores proporcionan una
m o consecuencia la derrota de los proceres lo- parte de esosfinescomunes y el patriotismo la
cales en los municipios de las grandes ciudades. otra. C o n la Primera Guerra Mundial, progreso
Esta evolución exige la creación de ciudadanos, social y patrioterismo cerril revelan con toda
lo que a su vez implica profundas modificacio- claridad su conexión íntima.
nes del comportamiento de las clases dirigentes
y también de las subalternas. L a «cuestión so- Traducido del francés

Notas

* Este artículo partió del Williams & Norgate, 1889, Etude comparative France,
contenido de una ponencia pág. 596. Grande Bretagne. Italie, Etats
presentada a la Conferencia Unis», Revue Française de
«Espacio, poder y representación». 4. Royal Commission on the Poor Sociologie 28, 3, julio-septiembre
Departamento de Antropología, de L a w , Appendix vol. 8, Q.78153. 1987, págs. 417-451.
la Universidad de California, pág. 35.
Berkeley, en diciembre de 1986. 9. Henri Sellier, La vie urbaine 3.
Agradezco a Paul Rabinow el 5. Royal Commission on the Poor 1919.
haber creado ese fructuoso lugar de L a w , Appendix vol. 8, Q.78049.
debate y a Gérard Mauger (París) pág. 31. 10. Henri Sellier, Rapport au
sus estimulantes comentarios. Conseil d'administration de l'Office
6. Alfred Marshall a Percy Alden, public d HB Mde la Seine. Le rôle
1. Royal Commission on the Poor 28 enero 1903, en A . C . Pigou (ed.), et les méthodes de l'Office public
L a w and the Relief of Distress, Memorials of Alfred Marshall, d'HBM de la Seine, 1919.
Appendix vol. 8, House of 1925. págs. 446-447.
C o m m o n s Paper C d 5066/1910. 11. Henri Sellier, «Conférence à
Q . 7 8 1 2 0 . pág. 33. 7. Henri Sellier. «Résolution l'Assemblée générale de la Société
relative à la création d'un Office Française des H B M ( 1922)», La
2. Véase Christian Topalov. départemental d'habitations à bon Vie Urbaine 19. 1923.
«Invention du chômage et marché», en Conseil général de la
politiques sociales au début du Seine, Procès verbaux et 12. Maurice Halbwachs, La classe
siècle». Les Temps Modernes 43, délibérations, 1914, pág. 333. ouvrière et les niveaux de vie, Paris:
496/497, noviembre-diciembre F. Alean, 1913.
1987, págs. 53-92. 8. Véanse Susanna Magri y
Christian Topalov, « D e la 13. Lawrence Veiller, «Housing
3. Charles Booth, Labour and Life cité-jardin à la ville rationalisée: Reform through Legislation»,
of lhe People, vol. 1, Londres: un tournant du projet réformateur. Annals of the American Academy of
De la «cuestión social» a los «problemas urbanos»: los reformadores y la población de las metrópolis... 353

Political and Social Science 51, 16. Véanse los numerosos autores Travail»: Sozialpolitik und
enero 1914, pág. 71. que siguen las ideas de Foucault: französischer Syndikalismus am
Lion Murard y Patrick Zylberman, Ende des 19. Jahrhunderts,
«Le petit travailleur infatigable ou Francfort del M e n o : C a m p u s
14. Es la tesis de la mayoría de los
le prolétaire régénéré. Verlag G m b H . 1982; Robert M .
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1979. Acerca de la vivienda, Jones, Outcast London: A study of Estas referencias proceden de los
véanse Marc Swenarton, Homes the Relationship Between Classes estudios que está efectuando
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1971 ; Alexander Keyssar, Out of Britain, 1880-1914». Historical
Work: The First Century of Journal 27, 4, 1984, págs. 877-900. 24. Véase Eric R . Wolf, Europe
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Cambridge: Cambridge University 19. Véase Peter Schöttler, Die Berkeley: University of California
Press, 1986. Entstehung der «Bourses du Press, 1982, págs. 184-192.
354 Christian Topalov

25. Véanse las fuentes de la W e b b , The Prevention of junio 1909, Beveridge M S S , citado
tradición: Richard Hofstadter. The Destitution, Londres: Longmans, en Bentley B . Gilbert, «Winston
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31. John Nolen, « T h e Housing Review 71, abril 1966, pág. 856.
26. Acerca de este ultimo punto, Standards of the Federal
véase Paul Rabinow, French Government», en National
35. Hubert Llewellyn Smith,
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27. Robert E. Park y Ernest W . National Housing Association.
Burgess, Introduction to the 1918, págs. 118-127. 36. Committee of the Regional
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University of Chicago Press, 1921. 32. Alfred Marshall, «The Environs, Regional Survey of New
pág. 45. Housing of the L o n d o n Poor», York and Its En virons, Nueva
Contemporary Review 45. febrero York: Regional Plan of N e w York
28. William Beveridge, 1884, págs. 226-232. and Its Environs, vol. 1, 1929,
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Green and C o . 1909. «Avertissement», en R a y m o n d
37. Jaussely, «Avertissement», op.
U n w i n , L'étude pratique des plans
cit. pág. 111.
29. Véase David Harvey, The de ville, Paris: Librairie Centrale
Urbanization of Capital, Oxford: des Beaux-Arts, 1922.
Basil Blackwell, 1985. 38. Committee of the Regional
34. W . S . Churchill y Llewellyn Plan of N e w York, Regional
30. Sydney W e b b y Beatrice Smith, «Notes on Malingering», 6 Survey, vol. 1, op. cit., pág. 18.
América latina:
una historia urbana

Graciela Schneier

Introducción A primera vista, estas metrópolis son del


Tercer M u n d o , ya que reúnen tres característi-
U n crecimiento acelerado, metrópolis gigantes- cas: pertenecer a zonas de economía dominada,
cas, un sector terciario desproporcionado, in- explosión demográfica y proliferación de for-
numerables suburbios, barracas y ocupaciones m a s de habitat precario.
ilegales de tierras...: estas son, tanto para el Pero si se observa la realidad con más dete-
simple observador c o m o para el especialista, nimiento, el carácter específico de las ciudades
las características de la urbanización latinoa- latinoamericanas se hace evidente: un pasado
mericana. Difundida por los medios de c o m u - colonial c o m ú n , una industria producto de la
nicación, esta visión simplista es corroborada urbanización y un efecto de atracción y repul-
por ciertas investigaciones sión económica y cultural
y alimentada por la acción respecto del gran vecino
Graciela Schneier, arquitecto y geógra-
de los principales actores fa argentina, es investigadora en el Cen- del norte.
(promotores, planificado- tre de Recherche et Investigation sur En primer lugar, en lo
res y políticos). l'Amérique Latine ( C R E D A L / C N R S ) , que se refiere a la explosión
París, Francia. También es profesora de
Las ciudades latinoa- urbanismo en el Institut des Hautes urbana, las cifras son elo-
mericanas se presentan hoy Etudes de l'Amérique Latine. Sus m á s cuentes: estos países po-
en día c o m o modelos de recientes publicaciones son: Buenos Ai- seen la mayor proporción
res: port de l'extrême Europe (1987) y
una gestión imposible, que Rio de Janeiro: la beauté du diable de población urbanizada
pretende garantizar la difí- (1990). de los países del Tercer
cil coexistencia de la mise- Mundo (41 % en 1950,
ria y la opulencia y de las 69% en 1985 y más del
culturas indígenas, africa- 75 % a fines de siglo) y los
nas y europeas con un frágil índices de urbanización
arte de la vida. Esta violen- son considerables (4 % por
cia de lo urbano llega hasta año entre 1950/65 y 3 %
nosotros en forma de imágenes fuertes, casi in- entre 1970/85). Las aglomeraciones del sub-
soportables: escenas de revueltas, de represión continente figuran entre las principales del
y pillaje, bandas de niños perdidos -«gamines» m u n d o (México 20 millones, Sao Paulo 17 m i -
de Bogotá o «pixotes» brasileños- que pueblan llons, Río de Janeiro 11 millones, Buenos Aires
la mala conciencia de los telespectadores occi- 10 millones). Otra manera de aprehender esta
dentales... realidad: en 1980, 26 metrópolis tenían 100
En medio de este desorden, una mitología millones de habitantes, o sea, un 43 % de la po-
reductora brinda un embrión de identidad a los blación urbana y más del 28 % del conjunto de
habitantes de estas ciudades: Río de Janeiro es la población.
«la ciudad más bella del m u n d o » , México «la La importancia de estas concentraciones
más grande» o Sao Paulo «la que crece más rá- metropolitanas es tal que se produce una autén-
pido»... tica asimilación ciudad/país que se refleja en el

RICS 125/Set. 1990


356 Graciela Schneier

En Buenos Aires, c o m o en ludas las ciudades latinoamericanas de origen hispánico, la organización espacial, se basa
en la m a n z a n a , o bloque cuadrado de casas. i-'rn-Tchunu.cMraido de Argentina, hduoml Publicaria, S.A.. i yxn

lenguaje corriente: Caracas es Venezuela, San- mico de la economía, esta evolución se a c o m -


tiago es Chile. Ciudad de México es México. pañó del mantenimiento e incluso de u n au-
Sin embargo, hay notables diferencias regio- mento de las actividades llamadas informales
nales: el Caribe y los países de América Central (contrariamente al modelo de desarrollo indus-
se encuentran relativamente poco urbanizados, trial de los países desarrollados)'. Se estima que
mientras que los países templados de América hoy en día el 30 % de la población urbana eco-
del Sur tienen niveles de urbanización superio- nómicamente activa está empleada en dicho
res al 80 %, comparables a los de los países desa- sector.
rrollados. Durante mucho tiempo, esta «para- La economía de las ciudades latinoamerica-
doja de la hiperurbanización» sirvió para nas se caracteriza hoy en día por la presencia de
caracterizar la urbanización latinoamericana, un sector informal importante: en Bogotá, los
percibida c o m o un reflejo deformado del proce- trabajadores informales representan un tercio
so de urbanización de los países desarrollados. de la fuerza de trabajo urbana: en Lima, ya no
Otro rasgo característico, aunque no nece- se habla del sector informal, puesto que es el
sariamente específico, es la existencia de un sector formal el que constituye la excepción de
sector informal considerable en la economía la regla. Estos datos están directamente relacio-
urbana. Cabe recordar que, aun cuando entre nados con la extensión de la pobreza urbana
1950 y 1980 el sector industrial (en particular que afecta a vastos sectores de la población en
en Brasil y México) fue el elemento m á s diná- las ciudades latinoamericanas.
America latina: una historia urbana 357

J L -J L JL

CALLS c A LL e

1 i r i r

La m a n z a n a , unidad básica de las ciudades hispánicas en A m é r i c a latina. Dibujo de Graciano Gaspanni. extrai Jo de Urbanismo
Español en America, \rcbi\o General de Indias. Sewlla. I spaña. 1473

El concepto de marginalidad, que alimenta- D e hecho, y al margen de las reglas de ges-


ra numerosos debates durante los años sesenta, tión de la ciudad y de sus mecanismos institu-
aparece ilustrado hoy con mayor fuerza: ya sea cionales, los habitantes toman a su cargo un au-
por una segregación espacial brutal que estrati- téntico «desarrollo» popular de la ciudad.
fica la sociedad desde el «country club» al «ran- Sin embargo, la referencia a un modelo
cho» o desde el «condominio fechado» a la «fa- «tercermundista» o a una especificidad lati-
vela» 2 , por la crisis generalizada de las noamericana no basta para explicar esta reali-
infraestructuras urbanas y por la incapacidad dad urbana. Legados culturales múltiples se en-
que se comprueba en todos los países para brin- trecruzan o se yuxtaponen creando sociedades
dar servicios colectivos y viviendas sociales en originales: los dameros de la ciudad colonial
cantidades suficientes para satisfacer una de- hispánica son atravesados por ferrocarriles in-
m a n d a no solvente (y aun parcialmente solven- gleses que llegan a estaciones construidas «a la
te). francesa», cuyo carácter monumental no tiene
N o es sorprendente que en todas partes el nada que envidiar a sus modelos europeos. El
sector popular este «hambriento de tierra» y se urbanismo «a la Haussmann» sirve de base pa-
exprese en múltiples procedimientos ilegales o ra rascacielos, automóviles y m o d o s de vida
paralelos para acceder a ella (autoconstrucción, calcados o reelaborados de una «amcrican way
ocupaciones colectivas de tierras, apropiación of life» que se extiende también a las periferias
ilegal de solares, etc.). lejanas donde proliferan las antenas de televi-
358 Graciela Schneier

sión y los «blue jeans», o donde el quechua se ron destruidas y reemplazadas por estableci-
mezcla con los «okeys» y el rock con la salsa1. mientos coloniales.
En algunos casos, estas ciudades se aseme- La destrucción de las viejas culturas era una
jan m á s a las metrópolis de los países occiden- condición esencial para crear la nueva Europa
tales desarrollados. «Hija de Nueva York y de en un espacio considerado vacío. Basta con
Houston, a las puertas de la tecnología de los evocar los nombres que se dieron a los territo-
Estados Unidos y la m á s histórica de las gran- rios (Nueva España, Nueva Granada...) y sobre
des ciudades latinas»4, México puede conside- todo a las ciudades, que fueron a menudo bau-
rarse el paradigma de la América latina con- tizadas c o m o sus homologas de la metrópoli
temporánea, así c o m o Sao Paulo, primer (Valencia, Córdoba, Medellín, La Rioja, Carta-
centro industrial de América del Sur, es el para- gena).
digma del Brasil contemporáneo, verdadero la- La vida colonial portuguesa fue m á s prag-
boratorio de su proyecto de «país del futuro». mática y se organizó en torno a las plantaciones
Buenos Aires o Montevideo tienen, por su par- y a los ingenios de caña de azúcar. Factorías
te, un capital urbano fantástico de la primera c o m o las de Bahía, Recife, Olinda o Río no se
mitad de este siglo, sólo comparable con París desarrollan y adquieren autonomía hasta el si-
o Londres, pero que no logran adaptar a las exi- glo xviii, en contacto con el m u n d o europeo, y
gencias del desarrollo moderno. sólo en el siglo XIX adquirirán una importancia
M á s allá de esta originalidad, el continente comparable a la de las regiones hispánicas. E n
ha sido innovador al crear modelos que hicie- estas últimas, la nueva sociedad fue, desde sus
ron época, c o m o Brasilia, verdadera civiliza- orígenes, una sociedad urbana.
ción «extra-territorial»5, modelo de lo que D e México a Santiago de Chile o a Buenos
constituye hoy la creación de una civilización Aires, el imperio colonial español fue constitui-
urbana. do por una red cuya función era la de asegurar
el control territorial y el mantenimiento de
vínculos con la metrópoli. La mayoría de los
I. El orden histórico centros urbanos de la América hispánica actual
fueron construidos en el siglo xvi.
La historia del continente latinoamericano se M á s que un hecho físico, la ciudad fue el
confunde en gran parte con la de sus ciudades. instrumento de un proyecto colonial asentado
El modelo urbano que prevalece hoy día es un sobre bases jurídicas y teológicas. U n m i s m o
producto compuesto de todas estas herencias marco institucional -las leyes de Indias- asegu-
sucesivas. Su adaptación a las condiciones del ró la unidad del modelo y los principios de una
m u n d o contemporáneo ha sido por ende m u y nueva sociedad «compacta, homogénea y mili-
rápida y, desde muchos puntos de vista, m á s tante». Las actas de fundación, la distribución
brutal e improvisada. de tierras y la organización municipal en cabil-
dos trazaban una ciudad destinada a servir de
La ciudad, instrumento de creación
apoyo a una sociedad dual, la de los conquista-
de un m u n d o nuevo
dores y la de los conquistados. La plaza central,
plaza de armas rodeada por los símbolos del
Desde el «descubrimiento» y durante todo el poder -la catedral, el fuerte, el cabildo y las ca-
siglo x v , la América que en el siglo XIX se lla- sas de los «vecinos propietarios»- es de por sí
mará «latina» se constituye c o m o una réplica la encarnación del modelo.
de! m u n d o europeo - u n m u n d o de ciudades-, Todas las ciudades latinoamericanas de ori-
pero una réplica amplificada y deformada... gen hispánico llevan la impronta de estos prin-
La América indígena era un m u n d o esen- cipios de organización espacial. Extendido (co-
cialmente rural. Sólo en las sociedades alta- m o en Buenos Aires), o limitado (como en
mente desarrolladas y estructuradas hubo algu- Caracas) el trazado colonial proporciona las
nas grandes ciudades -Tenochtitlán (el México unidades de la urbanización (la manzana) y del
actual) y Cuzco, capital del imperio inca- que habitat (dimensión de las parcelas). Algunos
superaban en población y complejidad urbana centros de ciudades c o m o los de Lima (que fue
a numerosas ciudades europeas contemporá- la capital del virreinato). La Habana o Quito,
neas. La mayoría de las ciudades indígenas fue- conservan aún toda su riqueza.
América latina: una historia urbana 359

Concebidas para asegurar la homogeneidad los problemas sociales y políticos. La centrali-


del imperio, las ciudades van a sufrir un proce- zación de las economías favoreció a las capita-
so de transformación y serán intermediarias les y a los puertos: Buenos Aires, Montevideo y,
entre la metrópoli y las colonias y se converti- sobre el Pacífico, Valparaíso (Chile).
rán en lugares de producción de nuevas ideas y Durante todo este período, en el cual conti-
de formación de sociedades locales. nuaron siendo los focos de actividad comercial
Estas evoluciones divergentes en ciudades e intelectual, el rol de las capitales fue decisivo.
de idéntico origen es un aspecto esencial y ori- Río de Janeiro es el ejemplo m á s elocuente.
ginal de la urbanización latinoamericana. Tras la instalación de la corte de Portugal, fue
la primera ciudad en la que se operaron c a m -
D e la ciudad «ideal» a la ciudad «real» bios importantes en su fisonomía, gozando de
un esplendor evidente debido a su papel de ca-
Durante el siglo xvili se consolida en las ciuda- pital imperial y portuaria. A ú n hoy subsisten
des un poder mercantil fuerte. Los sectores co- huellas de la influencia europea en la arquitec-
merciales yfinancierosy las actividades de in- tura y en el carácter monumental del trazado
termediación d o m i n a n economías que se del centro, así c o m o en la vida cotidiana (como
reorganizan para adaptarse a las transforma- el «five o'clock tea» que acompañó a las inver-
ciones del sistema mundial. Las ciudades se di- siones inglesas en los ferrocarriles, los tranvías
versifican en función de sus actividades econó- o la electricidad y que se encuentra frecuente-
micas y políticas, ya sean capitales (México, mente en América latina).
Lima y Bahía) u otras aglomeraciones (Guate-
mala, Bogotá, Caracas, L a Habana, Buenos El surgimiento de la ciudad burguesa
Aires, Río de Janeiro). Paralelamente, se con-
solidan centros con vocación militar, adminis- Bajo la influencia de la división internacional
trativa, universitaria y cultural. del trabajo, América latina se organiza c o m o
Esta evolución coincide con el surgimiento periferia del m u n d o industrial, a la vez produc-
de una burguesía criolla (los hijos de españoles tora de materias primas (café, caña de azúcar,
nacidos en América) que transformará el orden salitre, caucho, carne o trigo, etc.) y consumi-
formal de la ciudad de Indias y le imprimirá un dora potencial de productos manufacturados.
nuevo sello. Se trata de burguesías urbanas que Los cambios económicos y sociales que se
constituyen las primeras élites sociales: son las producen en algunas ciudades atestiguan clara-
que imaginarán las independencias y las lleva- mente de esta transición del m u n d o colonial a
rán a cabo a través de revoluciones urbanas a lo la metrópoli moderna: crecimiento y di versifi-
largo del siglo XIX. cación de la población, multiplicación de las
Durante los años posteriores a los movi- actividades, transformación del paisaje urba-
mientos de emancipación, se forman nuevas no, cambio en las costumbres y en los m o d o s de
ciudades: Tampico (México), Colón (Panamá), pensar, etc. A la influencia europea viene a su-
Barranquilla (Colombia) -«frutos espontáneos marse ahora, en el Caribe y en América Cen-
del comercio»-, mientras que otras ciudades se tral, la de Estados Unidos. E n las capitales por-
transforman consolidando la diferenciación tuarias es donde se puede observar mejor la
entre el centro reservado a las familias «de la prosperidad y los cambios que caracterizan es-
plaza» y la «gente decente» y los suburbios des- te período: Río, Montevideo, P a n a m á , La H a -
tinados al «populacho». bana, Buenos Aires e incluso Caracas y L i m a
Los procesos de desarrollo de los diferentes (con sus puertos de La Guaira o El Callao).
países latinoamericanos se inscriben en el m a r - Empero, no todas estas capitales tuvieron el
co de las transformaciones económicas de E u - m i s m o esplendor: Buenos Aires, que tenía en
ropa y Estados Unidos. A u n cuando movi- ese entonces la mayor población (dos millones
mientos regionales dirigidos por grupos rurales de habitantes en 1920), fue sin lugar a dudas la
lograron dominar la escena política y militar, que experimentó la evolución m á s compleja,
las nuevas élites contribuyen a insertar las ciu- con el aporte de la inmigración europea, un de-
dades en una especialización internacional. sarrollo industrial considerable y grandes in-
Abiertas a la influencia extranjera, las ciudades versiones urbanas.
se enriquecen y transforman logrando dominar Casi todas estas metrópolis duplicaron o tri-
360 Graciela Schneier

plicaron su población en los cincuenta años que de propiedades rurales, al m i s m o tiempo que se
siguieron a 1880. Lugar de actividad de h o m - forman parcelas menores en los barrios para las
bres de negocios e intermediarios, estas ciuda- clases medias o modestas, deseosas de ascen-
des fueron el escenario de una lucha cruenta sión social y poseídas por el sueño de la «casa
por el poder. La nuevas burguesías, en plena propia». Y a desde comienzos del siglo, la espe-
ascensión social y económica, dominan la polí- culación inmobiliaria y la autoconstrucción
tica y configuran las ciudades a su imagen. E n son aspectos primordiales de la urbanización
pocos años, 20 o 30 ciudades constituyen la ar- latinoamericana.
mazón de una nueva sociedad y engendran una C o n la instalación de tranvías por empresas
nueva cultura urbana en torno a la «ideología extranjeras con amplios intereses (compra de
del progreso». Esta imagen del progreso, que terrenos, construcción de infraestructuras, etc.)
provenía de la Inglaterra victoriana, de la Fran- se favorece la construcción de nuevos barrios y
cia del Segundo Imperio y m á s tarde de la Ale- la implantación de industrias que extienden las
mania imperial, dio una cohesión indudable a zonas periféricas y modifican la escala de la
esta nueva clase dirigente que estaba decidida a ciudad. Muchas de ellas mejoraron sus infraes-
responder al desafío del exterior y a asumir la tructuras y rápidamente se instalaron los prin-
misión tradicionalmente atribuida al «hombre cipales sevicios en las m á s importantes.
blanco». Sin embargo, en la mayoría de las aglomera-
U n aspecto característico de este período, ciones menores la estructura colonial se mantu-
que adquirió mayor o menor amplitud según vo casi sin cambios. Citando a un viajero de la
los casos, es el lanzamiento de programas de época, José L. R o m e r o señala «en Argentina ...
renovación urbana. Los centros tradicionales pasar de la capital a la provincia equivale prác-
fueron objeto de proyectos de ordenamiento ticamente a retroceder de la nación a la colo-
urbano inspirados en mayor o menor medida nia». A su juicio, esta afirmación es válida para
en la transformación de París bajo el prefecto toda América latina.
Haussman. El trazado de avenidas y la cons-
trucción de edificios públicos y de residencias
particulares de gran lujo son los símbolos de II. La explosión urbana del siglo XX
esta modernidad monumental de comienzos de
siglo. La crisis de los años treinta contribuyó en gran
Transformadas por el aporte de inmigracio- medida a unificar los destinos de los pueblos
nes diferentes (europeas, en combinación con latinoamericanos. En ella radicaron cambios
la población mestiza, indígena o negra) y por el fundamentales y variados en sus economías, en
desarrollo del trabajo industrial y de los servi- sus sociedades y en la organización del espacio.
cios urbanos6, las clases populares afirman pro- Los distintos países iban a promover políticas
gresivamente su presencia y se registran las pri- de industrialización, un modelo de sustitución
meras tentativas de organización social y de las importaciones y la idea de un Estado re-
sindical. gulador, promotor del desarrollo y planifica-
El fenómeno más significativo fue sin lugar dor, cuyo objetivo sería consolidar la soberanía
a dudas el crecimiento y la formación de las nacional y garantizar la cohesión interna.
clases medias (comerciantes, profesiones libe- Las profundas modificaciones en el sector
rales, burócratas, militares, etc.) que provocó el primario de la producción provocaron un éxo-
surgimiento de nuevas modalidades de partici- do rural que encauzó hacia las ciudades a gran-
pación política y la formación de partidos que des sectores de la población en busca de empleo
desafiaron el poder de las viejas oligarquías en y mejores condiciones de vida. Y a con anterio-
busca de democracias más amplias. Todo ello ridad, la revolución mexicana de 1910 había
corresponde a un cambio esencial: la ciudad se desencadenado un proceso de desarraigo rural
ha transformado en una «ciudad de masas». que en 1920 había dado lugar a una «marcha
En la mayoría de ellas, el centro cambia de hacia las ciudades». E n Perú, los «serranos»
función: en Buenos Aires, Santiago de Chile, (habitantes de los Andes) bajaron hacia la cos-
Montevideo, Caracas o México las familias «de ta, atraídos por el desarrollo industrial de L i m a
la plaza» (la clase superior) emigran hacia ba- y otros centros. La crisis del salitre precipitó a
rrios m á s elegantes, nacidos de la parcelación miles de desempleados sobre las ciudades chi-
. ¡mérica launa: una historia urbana 361

1930 1972

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El c r e c i m i e n t o extraordinario d e S a o P a u l o . Bulletin d'Informalions architecturales. Institut Trançais d'architecture, suplemento del n ú m e -
ro lf>. no\ lembre de 1987.

lenas, y lo propio ocurrió con las ciudades bra- n ó m e n o presenta características culturales y
sileñas c o m o consecuencia de la sequía y la cri- sociales específicas y cada ciudad afectada se
sis del café. El despoblamiento de las áreas ru- constituyó en un polo concreto.
rales y el deterioro de numerosos centros
urbanos fueron una consecuencia del cese de la Centro/periferia: la ciudad de las m a s a s
explotación de los recursos agrícolas y mine-
ros. La inmigración provocó cambios profundos en
En las ciudades sufrieron una explosión de- las ciudades. Los grupos de inmigrantes sufrie-
mográfica y social, acompañada del desempleo ron un largo proceso de enfrentamiento adap-
y la miseria. Mientras que a comienzos del siglo tación y asimilación recíproca con la sociedad
X X sólo 10 ciudades superaban los 100.000 ha- urbana «normalizada» (sobre todo con las cla-
bitantes y Buenos Aires era la única que alcan- ses populares y la pequeña clase media). Se tra-
zaba el millón, en 1940 otras tres ciudades ta de un proceso que todavía sigue vigente y del
habían rebasado dicho umbral (México, Sao cual se siguen observando actualmente las con-
Paulo y Río de Janeiro). Desesperados o espe- secuencias en la vida cotidiana y política de las
ranzados, los inmigrantes inundaron las ciuda- ciudades.
des y comenzaron su «larga marcha» para su La formación de las masas urbanas corrió
inserción en la sociedad urbana. parejas con la industrialización. En algunos lu-
Aunque la Segunda Guerra Mundial causó gares se formó un proletariado industrial, con
una cierta mejoría en las condiciones de vida a sus organizaciones sindicales, que posterior-
causa del desarrollo económico que trajo consi- mente se convertirían en la élite de las clases
go y de las medidas sociales de algunos gobier- populares. Los otros mecanismos de socializa-
nos de corte populista (Cárdenas en México, ción en el medio urbano fueron tradicional-
Vargas en Brasil, Ibáñez en Chile, Perón en Ar- mente la industria de la construcción, los servi-
gentina, etc.), el cambio esencial radica en el cios urbanos y el pequeño comercio. Las
papel motor que desempeñaron algunas metró- nuevas masas urbanas fueron integrándose así
polis en el desarrollo económico, regional y na- de m o d o paulatino durante las décadas poste-
cional. E n realidad, la migración de las zonas riores paralelamente a la evolución del contex-
rurales hacia la ciudad transformó a América to económico y político. La industrialización y
latina de forma irreversible. las actividades urbanas aceleraron también el
El proceso de metropolización se inició len- desarrollo de las clases medias, cuya importan-
tamente, cobró impulso y siguió desarrollándo- cia aumentó en la mayoría de las ciudades.
se hasta nuestros días. Las analogías que po- Puede afirmarse que el bienestar y la movilidad
drían establecerse basadas en las cifras con social caracterizan todo este período a pesar de
otros procesos similares en Europa y en los Es- las crisis económicas y sociales.
tados Unidos son tan sólo en apariencia. El fe- A comienzos de los años sesenta, las hipóte-
362 Graciela Schneier

sis según las cuales existía un desarrollo armo- las nuevas redes urbanas rebasan ampliamente
nioso siguiendo la vía abierta por los países in- los límites administrativos creando así «regio-
dustrializados, fueron objeto de una revisión nes metropolitanas», que son auténticas conur-
crítica. Las teorías «desarrollistas», así c o m o su baciones que absorben en su esfera económica
contrapartida sociológica, las teorías de la m o - y social a los municipios o ciudades vecinos.
dernización, se basaban en efecto en la capaci- Este cambio de escala acelera la disolución del
dad de expansión de la industria. En este proce- modelo de ciudad europea.
so, la «marginación» debía ser sólo un fenóme- E n oposición a una jerarquía rígida centro-
no transitorio, vinculado a la transferencia de periferia, se desarrollan configuraciones múlti-
la población rural hacia las actividades indus- ples. L a imagen de la «ciudad-hongo» refleja
triales. Ahora bien, ya en esa época se comprue- adecuadamente esta expansión vertiginosa y
ba que una parte creciente de la población está multidireccional del tejido urbano, asociada a
empleada en actividades que son a la vez poco la desintegración de la «centralidad» tradicio-
productivas y escasamente lucrativas. La situa- nal (Sao Paulo), su desplazamiento (Caracas), a
ción se agravó en los centros urbanos en los que su consolidación (Buenos Aires), o al proceso
se concentraba en esa época el 60 % de las per- de «barraquismo» (México). L a dispersión pe-
sonas desempleadas y subempleadas. riférica se efectúa siguiendo tres ejes: los nue-
Los cambios urbanos de este período se ca- vos tipos de habitat de lujo de las clases adine-
racterizan por la influencia material, cultural y radas, «autocentrados» y vistosos («Copacaba-
tecnológica que ejercen los Estados Unidos. E n na» e «Ipanema» en Río; «Providencia» en
las principales ciudades que disponen de m e - Santiago de Chile; «El Pedregal» en México;
dios materiales y financieros suficientes se pro- «Miraflores» y «Monterrico» en Lima; «Chapi-
duce un proceso dual de extensión de las perife- nero» en Bogotá, etc.); los suburbios de casitas
rias y de verticalización de los centros. Las m e - unifamiliares y los agrupamientos de viviendas
trópolis adoptan una configuración hecha de precarias. E n los años sesenta se estima que vi-
rascacielos, centros comerciales y grandes cine- vían en viviendas precarias el 35 % de los habi-
matógrafos con toda la simbologia de la socie- tantes de Caracas, el 25 % de los de Lima y el
dad de consumo. L a mayor actividad comer- 38 % de los de Río de Janeiro. Estas cifras si-
cial y la demanda de locales comerciales y de guieron aumentando en los años posteriores.
oficinas justifica la inversión en los centros m e - Este habitat precario, asociado al desem-
diante la construcción de las llamadas «torres» pleo y al subempleo, es una de las dimensiones
(«Silencio» en Caracas, «Latinoamericana» en fundamentales de la pobreza en las ciudades,
México, etc), que dejan la ciudad colonial o eu- que irá agravándose con las políticas económi-
ropea definitivamente a sus pies. cas y sociales de las décadas siguientes.
La extensión de las tramas urbanas que yux- El desarrollo de las clases medias instaladas
taponen nuevos barrios y actividades comer- en el centro de las ciudades causó numerosos
ciales, crea una nueva «centralidad» basada en problemas en materia de vivienda. Las clases
funciones financieras e internacionales y hace medias, que tradicionalmente estaban instala-
que los centros tradicionales (Avenida Paulista das en el centro, se vieron obligadas a disper-
en Sao Paulo, por ejemplo) se queden anticua- sarse por las periferias, en pequeñas casas in-
dos. A pesar de la existencia formal de numero- dividuales, en grandes bloques de casas o en
sos planes de urbanismo, el ordenamiento de «ciudades jardín» o, incluso, en ciudades peri-
las ciudades es el resultado de intervenciones féricas -Ciudad Satélite (México) o Ciudad
de tipo sectorial: se modernizan las infraestruc- Kennedy (Bogotá). Algunas capas medias o
turas (agua, electricidad), se reemplazan los m á s acomodadas se fueron a vivir a edificios de
tranvías y se desarrolla el transporte por carre- apartamentos, generalmente fruto de operacio-
tera mediante la construcción de vías rápidas nes de especulación inmobiliaria. Este tipo de
(«periférico» de México, autopistas de Cara- habitat, inició una transformación profunda de
cas) y ferrocarriles subterráneos7. las relaciones de vecindad y los reemplazó por
El desarrollo de las redes viárias y la forma- un vecindario modelo, basado en el individua-
ción espontánea del servicio de transportes co- lismo y la movilidad social.
lectivos provoca un cambio de escala en la ur- Haciafinesde este período, se constataba la
banización. Las implantaciones industriales y existencia de una crisis generalizada de los ser-
América latina: una historia urbana 363

vicios públicos en la mayoría de las ciudades: la, por ejemplo, aproximadamente el 70 % de


hospitales, escuelas, y también infraestructuras los trabajadores del sector informal pertene-
(electricidad, agua, etc.). El sistema de trans- cían a hogares pobres, y la situación ha seguido
porte arrojaba ya un déficit importante y, a pe- empeorando.
sar de numerosas acciones del sector público, La disminución de la oferta de empleos y la
aparecieron graves distorsiones entre las nece- reducción de los salarios causaron en todas par-
sidades de la población y los servicios ofreci- tes un descenso del nivel de vida y una sobre-
dos. carga de trabajo doméstico (que debe compen-
Durante los años setenta, en la mayoría de sar la disminución de las compras y de las
estos países la crisis mundial transforma los actividades en el exterior) así c o m o un hacina-
comportamientos económicos y sociales que miento de las familias. Las mujeres se ven parti-
habían imperado durante m á s de 40 años. El cularmente afectadas: las de la clase media co-
endeudamiento y los programas de ajuste m o - mienzan a trabajar en el sector de los servicios y
dificaron el «perfil» económico y productivo las que no tienen estudios se dedican al servicio
del Estado, así c o m o sus relaciones con el mer- doméstico (que disminuye) o a la venta a m b u -
cado y la sociedad. lante. También prolifera el trabajo de los niños.
C o n miras a reclamar el pago de la deuda, a Los sectores populares sufren las consecuencias
partir de 1982 los países «dominantes» impo- de un mayor empobrecimiento y una disminu-
nen el control de las economías latinoamerica- ción de la protección social (vinculada al trabajo
nas por parte del Fondo Monetario Internacio- fijo) que contribuye a debilitar las familias. Los
nal, con todas las consecuencias para el desa- vínculos de solidaridad pierden fuerza y se pro-
rrollo de estas naciones derivadas de la carga de ducen situaciones extremadamente conflictivas
una deuda importante. El Estado, regulador y en las periferias pobres, superpobladas y despro-
árbitro social, acepta una triple tendencia a la vistas de los servicios básicos, en las cuales ha
liberalización, la privatización y la «transna- aparecido un gran número de actividades infor-
cionalización» del sector público que deja m u y males nuevas (recuperación de materiales, ropa
poco margen a lo social. vieja, aprovechamiento de basuras, etc.), que
compiten con las pequeñas actividades tradicio-
nales de subsistencia.
Inmigrantes, marginados,
habitantes y ciudadanos Este proceso general se ha visto aún m á s
acentuado por la creciente inoperância de la in-
La crisis tiene efectos devastadores para las cla- tervención del Estado, que abandona sectores
ses populares y las zonas tradicionalmente des- enteros de la asistencia social y tiende a dele-
provistas de equipamientos colectivos. Pero garlos a las colectividades territoriales. For to-
sus efectos también se dejan sentir entre las cla- das partes se han aplicado medidas compensa-
ses medias. torias en materia de empleo y ayuda alimenta-
Esta re formulación, aplicada por dictaduras ria, con miras a restituir a estos Estados una
o democracias (las «democraduras») puede re- cierta legitimidad social y evitar una intensifi-
vestir modalidades diferentes pero en todos los cación de los conflictos sociales.
casos ha supuesto una transferencia de riqueza El empobrecimiento generalizado y la pér-
hacia los grupos económicos m á s privilegiados, dida de toda esperanza, el hacinamiento al cual
así c o m o la transformación de las reglas que se ven condenadas familias enteras que ya no
regían el mercado del trabajo (nuevas relacio- pueden pagar sus alquileres ni reembolsar sus
nes caracterizadas por la proliferación de con- deudas, la malnutrición que se agrava, la dismi-
tratos eventuales, el debilitamiento de los sin- nución de la escolaridad, son otros tantos facto-
dicatos y el crecimiento del sector informal). res que contribuyen a acelerar la crisis física y
A pesar de las escasas informaciones de que psicológica de las familias cuyos miembros se
se dispone, numerosos estudios han señalado ven precipitados a la desesperación y la violen-
que el aumento del empleo en el sector infor- cia. Por las calles de las ciudades latinoameri-
mal coincide con una reducción de los ingresos canas deambulan sin rumbo niños abandona-
medios. En 1980, del 75 al 80 % de los emplea- dos y jóvenes sin futuro, las revueltas y el pilla-
dos del sector informal tenían ingresos inferio- je son cada vez m á s frecuentes y el consumo de
res al mínimo legal. E n Costa Rica y Venezue- droga se va extendiendo.
364 Graciela Schneier

El análisis comparado de encuestas realiza- nómica, a la segregación social y a la carestía de


das con veinte años de intervalo (1966/1985) los medios de transporte.
sobre la demografía y la estructuración social y Los países latinoamericanos, convertidos
espacial de las «poblaciones» de los barrios po- en su mayor parte en democracias, decidieron
pulares de la periferia de Santiago de Chile, en los años ochenta reestructurar sus econo-
permite trazar la imagen de lo que constituye mías para hacer frente a la crisis mundial y sa-
hoy la nueva realidad de las ciudades latinoa- tisfacer las exigencias de los organismos econó-
mericanas. Mientras que en la segunda mitad micos internacionales. C o n ello, asumían u n
del decenio de los sesenta, en los barrios popu- riesgo social y político m á x i m o .
lares el desempleo apenas superaba la media de E n el capítulo siguiente intentaremos expli-
toda la ciudad, en 1985 alcanzaba un 39 %, su- car concisamente esta circunstancia, al exami-
perando en un tercio dicha media. Durante este nar los distintos tipos de respuesta - a veces
período, el número total de personas subem- simples expedientes- que han utilizado los di-
pleadas se multiplicó por cuatro en Santiago de versos países latinoamericanos para encarar es-
Chile y por cinco en las «poblaciones». El des- tas situaciones. Las soluciones que, a pesar de
empleo afecta sobre todo a las capas jóvenes su diversidad, corresponden a lo que se puede
de la población (menos de 30 años) y su porcen- denominar los modus vivendi engendrados por
taje estimado es de alrededor del 50 %. H o y en la crisis en que se halla sumida América latina.
día, el término «obrero» no puede aplicarse a
los habitantes de estos distritos ya que depen-
den de los programas de empleo mínimo o son Ill Construcción y administración,
desempleados. Casi las tres cuartas partes de o el modus vivendi
los hogares están por debajo de los umbrales de
pobreza extrema y m á s de la mitad se encuen- Desde sus orígenes, y en particular en el siglo
tran en una situación de indigencia absoluta. X X , las ciudades han sido un lugar de experi-
El parecido físico de las construcciones mentación social y de creación política y cultu-
(materiales, etc.) entre los dos períodos disimu- ral.
la un fuerte aumento de la densidad de ocupa- Sin embargo, para comprender la situación
ción de las viviendas. El «allegado» (persona que impera hoy en las ciudades, se requiere una
que vive en el hogar de otra familia) es, junto comprensión previa de la crisis que afecta a la
con el desempleado, una de las figuras domi- vez a los estados nacionales, al modelo de acu-
nantes de la escena urbana. Esta situación es mulación de capital y a las relaciones Estado/
radicalmente diferente del fenómeno de la fa- sociedad imperantes durante los últimos 30 o
milia extendida que se dio en los años sesenta, 40 años, en particular en las ciudades. Esto se
y obedece más bien a un proceso generalizado manifiesta en la evolución de las políticas de
de degradación de los centros de las ciudades. urbanismo y, en especial de la vivienda.
La tasa de hacinamiento es, en efecto, revela- Hasta los años cuarenta, aproximadamente,
dora: en el 41 % de los hogares hay m á s de tres salvo algunos grandes proyectos urbanísticos,
personas por habitación, y las camas del 24 % la intervención del Estado en el sector del urba-
de los hogares son compartidas por dos o m á s nismo y de la vivienda fue limitada. El acceso a
personas. la vivienda se hacía a través de la oferta del
La naturaleza y el comportamiento de los mercado y las barracas (conventillos, etc.)
habitantes ya no se explican por sus orígenes construidas para satisfacer la demanda, consti-
rurales, sino que obedecen a la dinámica de la tuían tradicionalmente el habitat reservado a
estructura urbana. E n 1985, menos del 40 % de las capas pobres de la población. La influencia
los pobladores eran emigrantes (en compara- de las reformas sociales, se manifestó en ciertas
ción con el 58 % en 1968). Esta población urba- experiencias de viviendas baratas, de ciudades
na cultiva los valores de la educación, la movi- obreras y de cooperativas en las ciudades in-
lidad y el ascenso social y la anima el deseo de dustrializadas («vilas operaias» en Brasil, «ca-
integrarse en la sociedad moderna. sas baratas» en Argentina). Sin embargo, hubo
Por último, cabe señalar otra característica, conflictos urbanos que enfrentaron a arrenda-
que no es la menos importante: la inmovilidad tarios y propietarios, y durante esta época se
espacial que se debe a la vpz a la exclusión eco- produjeron numerosas «huelgas de alquiler».
América latina: una historia urbana 365

Plano de Brasilia y de sus ciudades satélite, por Oscar Niemeyer. L a forma del centro de la ciudad ha sido denomina-
da «Pájaro de Niemeyer». Extraído de Ramón Gutiérrez, El Urbanismo del Siglo X X en América, 1971.

El Estado y los municipios reaccionaban casi La importancia de las polémicas sobre la ín-
siempre apoyando a los propietarios y repri- dole y las causas de la ocupación ilegal, es la
miendo a los arrendatarios. crisis de un pensamiento que desde hace varios
años fundaba sus análisis en el carácter margi-
D e las barracas a las ocupaciones de nal y autónomo de estas prácticas, en u n siste-
terreno: las ciudades autoconstruidas m a dominado por el régimen de la propiedad
privada.
Paralelamente a este tipo «legal» de habitat po- Ahora bien, esta ilegalidad ha adquirido
bre, aparece u n nuevo sistema cada vez m á s distintas formas, en particular en función del
dinámico: el barraquismo (villas miseria, cha- régimen de propiedad de la tierra y, sobre todo,
bolas, etc.) que elude el control de la adminis- de los distintos tipos de infracciones de las nor-
tración local y de los propietarios de terrenos; m a s : transacciones pseudolegales en parcelas
las «favelas» de Río, las «barriadas» del Perú, clandestinas o «piratas», invasión de tierras,
las «poblaciones» de Chile, las «villas miseria» etc. Estas últimas representan un tipo particu-
de Argentina o los «ranchos» de Venezuela, son lar de la ocupación llamada ilegal y consisten
otros tantos ejemplos de viviendas «atípicas», en prácticas colectivas concertadas de ocupa-
construidas por sus ocupantes con materiales ción de terrenos que tienden a la formación de
de desecho o, a veces, con los desperdicios de la un barrio. Según un análisis ya clásico (y a m -
ciudad. pliamente difundido), en Lima, donde las ba-
Las expresiones «urbanización ilegal» o «ciu- rriadas han experimentado un desarrollo ex-
dad ilegal» que estuvieron tan en boga, designan traordinario, los investigadores distinguieron
la aparición de estos barrios al margen del dere- tres tipos básicos de ocupación: invasiones gra-
cho escrito y a veces en contradicción con él. duales («ocupaciones hormiga») de partícula-
366 Graciela Schneier

res; acciones colectivas de carácter político, dos tendencias se entrecruzan y se completan


que las distingue de cualquier otro tipo de acce- en las políticas públicas relativas a la vivienda
so ilegal, y ocupaciones más o menos autoriza- popular.
das por los poderes públicos. Por una parte, los Estados nacionales y los
E n general, las invasiones se producen en organismos internacionales han abandonado la
situaciones de apertura política que incitan a noción de «derecho a la vivienda» -concebida
los Estados a ampliar su base popular y encon- c o m o una vivienda «completa»- que ha sido
trar una solución a los conflictos provocados sustituido por un «derecho a establecerse», o
por los problemas de la vivienda. U n ejemplo «derecho al refugio» y que se asimila a veces al
ya clásico del carácter político de las invasiones «derecho a la ciudad». La evolución de los pro-
son los «campamentos» que aparecieron en gramas del Banco Nacional de la Vivienda del
Santiago de Chile entre 1968 y 1972: unas Brasil ( B . N . H . ) , creado en 1964 por el gobierno
400.000 personas se establecieron por la fuerza militar, ha sido ejemplar a este respecto. Este
y organizaron comunas libres en la ciudad. E n Banco, destinado en un principio a la financia-
cambio los períodos de represión política, du- ción de las viviendas populares y sometido a
rante los cuales los barrios populares se ven so- normas de rentabilidad, se ha convertido en
metidos a medidas de control y de expulsión, uno de los primeros bancos del país contribu-
no son propicios a las invasiones. Se estima que yendo esencialmente con su acción a alojar a
en el período de la dictadura (1976-1982) alre- las clases medias. Aunque también ha realiza-
dedor de 120.000 habitantes ilegales fueron ex- do algunos proyectos para los sectores popula-
pulsados de Buenos Aires. res, éstos se han dirigido fundamentalmente
E n todos estos casos, el Estado siempre se hacia la obtención de solares y servicios.
ha encontrado en el centro de la cuestión de la La inexistencia de políticas públicas especí-
tierra: tolerancia, supervisión y colaboración ficas para la vivienda popular se ha subsanado
son prácticas públicas que se observan en todas muchas veces con acciones de tipo social o ad-
las ciudades. En Lima, la gestión de las barria- ministrativo para tratar de solucionar el barra-
das ha corrido a cargo desde un principio de la quismo. Estas medidas han obedecido alterna-
Presidencia, y su denominación oficial es «pue- tivamente a lógicas de integración o de elimi-
blos jóvenes». nación de este tipo de habitat según las
El impacto de la revolución cubana, y el cli- ciudades, los emplazamientos, los objetivos so-
m a de inestabilidad política que caracteriza a ciales o políticos de los gobiernos, etc. Otro fac-
estos países, incrementó la intervención públi- tor condicionante ha sido la aparición de orga-
ca. Fue entonces cuando bajo la influencia de la nizaciones populares que se han convertido en
Alianza para el Progreso, surgió por primera actores de pleno derecho en las ciudades.
vez una convergencia en las políticas urbanas, Habida cuenta del papel de clientela electo-
designadas en un principio c o m o políticas de la ral que pueden desempeñar los marginados de
vivienda. El objetivo de estas políticas fue do- las barriadas, las políticas de integración se han
ble: disminuir el desempleo mediante una m o - aplicado más bien en países en los que el juego
vilización de la industria de la construcción y democrático hace que diferentes partidos se
resolver, mediante la asignación de fondos es- disputen los votos de estas poblaciones. E n
pecíficos, el problema del alojamiento de fami- cambio, los regímenes autoritarios dan prefe-
lias de bajos ingresos que no pueden encontrar rencia a las medidas de erradicación de estas
una vivienda en las condiciones del mercado. barriadas.
Sin embargo, la intervención de los poderes pú- La explosión demográfica registrada en C a -
blicos se dirigía m á s bien a solucionar el pro- racas a partir de los años sesenta es resultado de
blema político planteado por los que vienen a esta doble lógica: por una parte, destrucción y
instalarse a las ciudades, considerados c o m o prohibición de las barracas para dejar el c a m p o
una amenaza para el orden público. Se observa libre a la política de grandes obras públicas de
una toma de conciencia gradual por parte de la dictadura de Pérez Jiménez (años cincuen-
los organismos públicos y los políticos con res- ta); por la otra, «autorización», o incluso «pro-
pecto al problema social de la «marginación» y moción» (mediante actividades de ordenación)
la «vivienda irregular». de la ocupación ilegal de las colinas que domi-
Desde los años sesenta hasta nuestros días nan la ciudad construyendo «ranchos», des-
América latina: una historia urbana 367

pues del retorno a la democracia. Treinta años El principal interés de estas políticas en fa-
después, el 60 % de esta metrópoli está consti- vor del sector informal reside en su bajo costo
tuido por un habitat «irregular», «marginado», presupuestario, ya que requieren esencialmen-
cuya gestión se lleva a cabo mediante interven- te medidas administrativas y reglamentarias
ciones específicas de los municipios, los orga- que abarcan la asistencia técnica, la capacita-
nismos públicos, y los dos partidos mayorita- ción, la legalización de ciertas prácticas o el res-
rios, así c o m o de la acción de las asociaciones peto de un mínimo de protección social. La
de vecinos de los barrios. heterogeneidad del sector -en el que se encuen-
tran a la vez vendedores ambulantes, propieta-
La administración en tiempos de crisis: rios de pequeños establecimientos transportis-
el sector informal y los movimientos urbanos
tas y trabajadores en pequeños talleres- favore-
ce las reivindicaciones corporativas. Muchas
Hacia mediados de los años setenta, aparecen de ellas pueden resolverse a nivel local provo-
tres grandes temas de la crisis urbana: la priva- cando una descentralización de los conflictos,
tización, la descentralización y la participa- que contribuye a reforzar la estabilidad políti-
ción. ca. El retorno a la democracia ha puesto en un
Los diferentes procesos de privatización de primer plano la importancia de los electores del
los servicios públicos (agua, basuras, etc.) y de sector informal, que no sólo son m u y numero-
descentralización administrativa y territorial sos sino que además han conseguido u n cierto
afectaron a las ciudades y modificaron los equi- grado de organización. Así, la participación de
librios tradicionales. Los municipios, que son los trabajadores informales en los gobiernos lo-
organismos tradicionalmente «dominados», cales ha empezado a adquirir una importancia
obtuvieron nuevas competencias y responsabi- no desdeñable c o m o es el caso, desde hace po-
lidades y cargaron con todo el peso de la crisis co, de la Federación de Vendedores Ambulan-
urbana. tes de Lima.
Las políticas de integración se reforzaron El paradigma de una sociedad altamente
durante los años ochenta bajo la presión de las movilizada por sus luchas urbanas domina la
reivindicaciones de la población y de las re- reflexión sobre la ciudad en los años setenta:
comendaciones de los organismos internacio- c o m o polo no institucionalizado de la socie-
nales (Conferencia Internacional sobre los Es- dad, los «marginados» urbanos desempeñaron
tablecimientos H u m a n o s , celebrada en V a n - un papel importante durante todo este período,
couver en 1976), que ponen de relieve la im- en las manifestaciones por el derecho a la tie-
portancia de la pobreza y la dimensión de esta rra, las ocupaciones organizadas, las asociacio-
creación de la ciudad. Estas políticas hacen nes para la autoconstrucción, las revueltas con-
hincapié en la necesidad de una «participa- tra las crisis de los transportes («quebras-que-
ción» que se haría extensiva a nuevos actores bras» de trenes, incendio de autobuses, etc.).
de la vida urbana: el sector informal y las orga- Sin embargo, en todos los países, salvo quizás
nizaciones populares. en el Brasil, se tiende a una disminución de las
A pesar de sus dimensiones, el sector infor- acciones colectivas y a una mayor diversifica-
mal fue ignorado hasta los años ochenta. H o y ción.
día la situación ha cambiado radicalmente y Los movimientos de los años ochenta se ca-
muchos gobiernos, c o m o el del Perú, dan prio- racterizan por diferencias significativas en rela-
ridad a ese sector en sus políticas. H a y razones ción a las modalidades de participación de los
económicas pero también ideológicas que ex- años anteriores, que procuraban, a la inversa,
plican el nuevo interés que reviste el sector in- potenciar la acción colectiva y la lucha por la
formal para quienes deciden las políticas. La conquista del poder. H o y , los movimientos ur-
interpretación tradicional, que insiste en la in- banos se inspiran en una voluntad de integra-
suficiente creación de empleos formales en las ción social y valoran al m á x i m o la diversidad,
actividades modernas, ha sido sustituida por el pluralismo y la autonomía de las fuerzas que
enfoques que realzan el carácter de «empresa- las componen.
rio capitalista» de numerosos trabajadores del Se distinguen dos lógicas, que son m á s bien
sector informal y la necesidad de que el Estado complementarias que opuestas. En primer lu-
no intervenga, puesto que frena el desarrollo. gar, la que reivindican los nuevos movimientos
368 Graciela Schneier

sociales -feministas, ecologistas, regionalistas, del movimiento urbano ha ido paralela a un


étnicos (indios, negros), culturales (rock nacio- agravamiento de la crisis social. E n Río de Ja-
nal) o éticos (derechos h u m a n o s ) - , todos los neiro, por ejemplo, la desorganización de las
cuales tienden a definir nuevas modalidades de potentes asociaciones de vecinos, se debe en
acción política. Así, en el Brasil la Iglesia Cató- parte a su incorporación en el gobierno munici-
lica aglutina y encabeza un gran número de pal.
nuevos grupos sociales que denuncian abierta- H o y en día se observa un doble proceso en
mente las carencias que sufren las poblaciones. las ciudades latinoamericanas: el Estado se ha
El trabajo de las «comunidades eclesiais de ba- retirado del c a m p o social, y sectores enteros de
se» y de las pastorales obreras, en zona urbana la actividad estatal han sido descentralizados o
por ejemplo, constituyen el primer paso de un privatizados, mientras que una administración
poderoso movimiento urbano que tendrá con- urbana improvisada diariamente ha sustituido
secuencias decisivas para la evolución de las las políticas urbanísticas. El peligro estriba en
ciudades brasileñas y que ofrece una alternati- la fragilidad del apoyo popular, en los límites
va humanista en materia de gestión urbana. del juego democrático, en el deterioro perma-
La otra lógica se manifiesta en un conjunto nente de la situación económica y en la tenta-
de valores y de comportamientos que están ción, para las fuerzas llamadas «nuevas», de
m á s bien vinculados a la degradación de las caer en la demagogia.
condiciones sociales. Guarda relación con las Esta visión de u n ambiente urbano disperso
estrategias de supervivencia y abarca toda una se basa en u n cambio gradual en el enfoque
serie de soluciones colectivas destinadas a sa- conceptual de la situación, de «políticas urba-
tisfacer las necesidades esenciales en materia nísticas» a «gestión urbana» y consecuente-
de salud, vivienda, urbanismo (cantinas c o m u - mente a medidas para satisfacer las «necesida-
nitarias, compras de alimentos, etc). Se trata de des básicas»; de la construcción de viviendas a
intentos de mitigar la debilidad y la desarticu- la rehabilitación de barriadas y de la «propie-
lación de los sectores populares en el contexto dad de la vivienda» a la «regularización de la
de la crisis. construcción ilegal», con el Estado delegando
Entre ambas lógicas aparecen formas nue- su responsabilidad a las autoridades locales, y
vas de solidaridad y de organizaciones de base, los municipios a los barrios y asociaciones de
provocadas por las catástrofes: los contrapro- vecinos.
yectos que la población damnificada opuso a
los programas de reconstrucción del centro de
México después del terremoto son un ejemplo En los albores del siglo xxi
del dominio que ejercen los ciudadanos lati-
noamericanos sobre sus ciudades. M u c h a s de nuestras ideas estereotipadas sobre
C o n la democratización, los movimientos las ciudades latinoamericanas han perdido ac-
urbanos se ven frenados en la mayoría de los tualidad y el análisis del nuevo contexto es m á s
países. Su acción debe tener en cuenta el vigo- necesario que nunca. E n los albores del siglo
roso retorno de los partidos políticos, que enar- XXI se están produciendo diversas transforma-
bolan reivindicaciones urbanas y se apoderan ciones sociales, ecológicas y culturales.
de los municipios de las principales metrópolis América latina seguirá siendo la región m á s
(Lima, Sao Paulo, Montevideo...). urbanizada del Tercer M u n d o y continuará
Estos nuevos poderes democráticos hacen afirmando su vocación de «continente de las
frente hoy a un desafío crucial. Por una parte, megalopolis». E n el año 2000, u n habitante de
las burocracias aceptan el diálogo oficioso con cada tres (salvo América Central y El Caribe)
los nuevos interlocutores que acceden a un re- vivirá en ciudades de m á s de 4 millones de ha-
conocimiento institucional (se crean secreta- bitantes (en 1970, la proporción era sólo de 1
rías de la juventud, de los pobladores, etc) y, de cada 5).
por otra parte, se registra una descentralización Los nuevos ciudadanos ya no serán los in-
de los conflictos a nivel de los municipios que migrantes rurales que componían en los años
t o m a n a su cargo la mayor parte de las políticas 60 entre el 35 y el 50 % de la población de las
llamadas de «compensación» en beneficio de ciudades, sino sus hijos nacidos en su mayoría
los sectores m á s afectados. Esta politización en las barriadas populares, o sea. personas
America latina: una historia urbana 369

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Rio de Janeiro. U n a favela rodeada por la ciudad moderna. t¡ Gmicr/Rapho.


370 Graciela Schneier

completamente urbanizadas. Educadas en la Verdaderos sistemas invisibles, las nuevas


metrópolis y con acceso a la enseñanza escolar tecnologías de la información y comunicación
y a las «luces de la ciudad», se encuentran hoy hacen posible esta nueva espacialidad aparen-
sin empleo y con escasas posibilidades de parti- temente homogénea e igualitaria: la televisión,
cipación social. Por su parte los hijos de las cla- por ejemplo, llega hoy prácticamente a todos
ses medias ven derrumbarse los proyectos de los hogares metropolitanos, desde la torre de
movilidad social que se suponía que la ciudad viviendas a las barriadas. Esto da lugar a una
iba a ofrecerles. manipulación política y cultural intensa, pro-
Las ciudades han perdido toda homogenei- vocando una internacionalización poderosa de
dad. Presenciamos hoy una desintegración del la imagen que se hacen de sí mismos los habi-
espacio urbano. Por una parte, grandes grupos tantes de las ciudades: los prototipos de belle-
de población no integrada, inmovilizada en ba- za, las modas vestimentarias y las maneras de
rrios dispersos y, por otra parte, un proceso de expresarse se calcan del modelo norteamerica-
«atrincheramiento» de las clases acomodadas no o del de las élites metropolitanas. Este pro-
que protegen su privilegios en barrios «fortifi- ceso se ve reforzado por una doble tendencia
cados» y prácticamente inaccesibles. hacia la privatización de las iniciativas cultura-
Se esboza así una especie de proceso de «tri- les del Estado y hacia el consumo individual de
balización» de las ciudades, caracterizado por los mensajes transmitidos por los medios de co-
una multiplicación de «microestados»: junto a municación. El ciudadano, sustraído a la in-
las «urbanizaciones privadas» y los «country fluencia del contexto urbano, deja de ser lati-
clubs» que viven en régimen de autarquía, hay noamericano para convertirse en habitante de
barrios enteros, e incluso ciudades - c o m o la cé- la «aldea planetaria».
lebre Villa El Salvador, barriada de Lima, que Esta «democracia televisiva», corre pareja
tiene unos 300.000 habitantes- que viven casi, con una acumulación de tecnologías m á s « m o -
o totalmente, al margen de toda legalidad. Los dernas» (cable, informática, etc.) que favorece
«caciques urbanos» tienen sus propias esferas la instalación de zonas privilegiadas, disocia-
de influencia en las que distribuyen el trabajo, das del entorno urbano (social, histórico y na-
recaudan sus tributos y protegen a los suyos tural). Este modelo es fomentado por la inter-
(como ocurre en Río de Janeiro, con los patro- vención activa de quienes se han integrado en
nes de la lotería clandestina y de las «escolas de el sistema mundial y por la complacencia pasi-
samba», o en Colombia con los «barones de la va, el deseo mimético y los fantasmas de la m o -
droga»). vilidad social de que están imbuidas las pobla-
América latina se encuentra hoy atravesada ciones urbanas. La trama urbana tradicional
por tendencias a la internacionalización de sus -mezcla sutil de plazas, calles, centros, paseos y
m o d o s de vida y de su cultura por las medidas vida nocturna- de las ciudades latinonamerica-
que impone el rigor económico. Y dado que, tal nas, legado de una mezcla de tradiciones colo-
c o m o ocurre en los países centrales, los espa- niales, debe hoy aceptar estas condiciones y so-
cios de la modernidad coexisten fácilmente con meterse a ellas.
los espacios tradicionales o arcaicos (mano de La tensión modernidad/crisis afecta a los
obra barata, actividades artesanales, etc.), grupos de distintas maneras. La ciudad impone
América latina está acelerando la división de su la ruptura y la aparición de nuevos m o d o s de
territorio con la creación de verdaderos encla- vida, un espacio seriado y una reorganización
ves. La introducción no planificada de innova- espacial en términos de consumo: unos pueden
ciones tecnológicas (cable, redes informáticas, adaptarse a los modelos dominantes, otros im-
etc.) ha acelerado las tendencias a la segrega- provisan m o d o s de integración, hay los que se
ción espacial y se observa el surgimiento de ló- niegan a integrarse, y hay otros, enfin,que son
gicas modulares de organización del territorio excluidos. Ello hace que las ciudades del sub-
urbano que expresan la idea de «metrópoli de continente se caractericen por una dualidad
crecimiento ilimitado». Los sistemas urbanos fundamental: afinesde siglo, serán «norteame-
evolucionan así a diario hacia una sucesión de ricanas» por su avidez de consumo y latinoa-
islotes unifuncionales de actividades (adminis- mericanas por su escaso poder adquisitivo. Si
trativas, comercial, residencial, etc.), conecta- hasta hoy la fe en un destino c o m ú n unía a los
dos entre sí por redes y circuitos, etc. latinoamericanos es de temer que bajo el im-
América latina: una historia urbana 371

pacto de esta reorganización planetaria sólo al- urbanas? ¿Quiénes son hoy, en estas condicio-
gunos países - o quizá sólo algunos «territo- nes, los actores capaces de proponer alternati-
rios»- se beneficien de la inserción privilegiada vas a una evolución de esta índole, y en nombre
en los circuitos mundiales. de qué proyecto?
¿ C ó m o se establecerán en el futuro las nue-
vas articulaciones? ¿Mediante qué mecanis-
mos? ¿Cuáles serán las nuevas formas de vida Traducido del francés

Notas

1. Con este término se describen clases medias o acomodadas que se 4. Ver Bataillon C . y Panabière, L .
actividades en pequeña escala, de ha desarrollado m u c h o en los
localizaciónflexible,que no son últimos años en Río de Janeiro, 5. Ver Chesneaux, J.
objeto de ninguna reglamentación por ejemplo, para protegerse de la
oficial y utilizan esencialmente la violencia y la miseria, y que 6. U n o s de los mecanismos típicos
m a n o de obra familiar. favorece un cierto tipo de de ascensión social en las ciudades
identidad social. en crecimiento es el paso de los
2. El rancho en Venezuela y la servicios de la vida urbana
favela en Brasil son los 3. Las músicas urbanas permiten (conserjes, camareros, etc.) al
equivalentes a las barracas o entender hoy los sincretismos pequeño comercio que se difundió
chabolas. El «condominio culturales que se manifiestan en las m u c h o en esa época.
fechado» es un tipo específico de ciudades latinoamericanas: la
multipropiedad, vigilada música «chicha» de metrópolis 7. Todos los ferrocarriles
rigurosamente, que dispone de c o m o Lima o Santiago de Chile, es subterráneos («metros») se
numerosas instalaciones una mezcla de música andina y construyeron recientemente, salvo
deportivas y de esparcimiento. Se tropical ejecutada con el de Buenos Aires, que se
trata de un tipo de habitat para las instrumentos electrónicos. construyó en 1914.

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La organización de las comunidades
urbanas en Nigeria

Akin L. Mabogunje

Introducción miento, aunque por desgracia fuera poca la


atención que prestara al contexto social de los
La actual preocupación del Gobierno Federal cambios. Las Campañas W A I no pudieron dar
Militar por lograr una estrategia de moviliza- respuesta a los «por qué» de su incumbencia y,
ción para alentar y proseguir en forma efectiva en la cuarta campaña, fue ya obvio que el movi-
el desarrollo nacional trasciende a la organiza- miento perdía dinámica.
ción espacial del país, algo que hay que tener La estrategia actual, destinada a situar las
m u y presente. Después del confuso modelo reformas sociales nacionales en el contexto de
consumista que caracterizó la política guberna- la población movilizada, tanto en las áreas ru-
mental del último régimen civil, no cabe sor- rales c o m o en las urbanas es tal vez m á s intimi-
prenderse de que la imagen dante, aunque es a la vez
pública de Nigeria sea la de probable que su repercu-
Profesor Akin L . Mabogunje, ex profe-
un pueblo indisciplinado, sor de Geografía y Director del Progra- sión en las condiciones so-
individual y, socialmente, m a de Estudios de Planificación de la ciales y económicas sea
un pueblo que ha perdido Universidad de Ibadán, Nigeria. Traba- m á s duradera, con tal de
jó como consejero y consultor de los go-
todo comedimiento y que biernos federal y estatal en Nigeria so- que se lleve a cabo en for-
ha echado por los suelos su bre problemas de desarrollo urbano. H a m a conveniente y constan-
propia estima, por lo que publicado diversos libros, entre ellos: te. Las tres metas del movi-
Urbanización en Nigeria (1968), Plani-
sólo respeta las modas y ficación Regional y Desarrollo Nacional miento, es decir, la justicia
costumbres ajenas, en vez en África Tropical ( 1967), y El Proceso social, la autoconfianza y la
de enorgullecerse de los va- de Desarrollo (1981). recuperación económica
lores que son de su propio nacional podrán alcanzarse
acervo. Estas llagas profun- más rápidamente con una
das y omnipresentes han población movilizada que
calado en lo m á s hondo del con otra que no lo esté. E n
sistema social de la nación, consecuencia, es pertinente
aunque sólo nos hayamos dado cuenta de ellas preguntarse: ¿ C ó m o se moviliza a la pobla-
cuando ya habían causado daños irreparables a ción? ¿Cuál es el papel de la geografía en esta
nuestra reputación en todo el m u n d o . Ahora tarea? ¿ C ó m o se logra esa movilización en un
nos sería m u y difícil negar que la imagen que se marco urbano? ¿Quéfinalidadespueden espe-
tiene de Nigeria en el extranjero es más negati- rarse de una comunidad urbana movilizada?
va que positiva. Este artículo tiene por objeto responder a
Pero las cosas no siempre han sido así. Es, estas preguntas y está dividido en seis partes.
por lo tanto, comprensible que los regímenes La primera considera la naturaleza de la orga-
que sucedieron al último gobierno civil no pu- nización movilizadora, teniendo en cuenta tan-
diesen ignorar la necesidad perentoria de enca- to los aspectos estáticos y estructurales c o m o
rar estos problemas. La administración Buhari los dinámicos o funcionales del concepto, apli-
lo intentó a través de reformas de comporta- cados especialmente a las comunidades urba-

R I C S 125/Set. 1990
374 Akin L. Mabogunje

nas. La transformación dinámica se refleja en sición de las estructuras o acciones en secuen-


las tres secciones siguientes, en las que se exa- cias dirigidas al logro de determinadosfinesso-
minan la organización de las comunidades ur- ciales. Para comprender una determinada
banas en las épocas precolonial, colonial y post- organización es necesario observarla desde dos
colonial y los logros en cada una de ellas. Sin puntos de vista, el estático y el dinámico. El
pasar por alto, obviamente, que en el último estático contempla a las organizaciones con in-
período, en la mayor parte de las ciudades de dependencia de su ambiente y, por lo tanto, sin
Nigeria, se evidenció una grave crisis de orga- problemas de interacción con otras. Desde el
nización. E n la quinta parte del artículo se exa- punto de vista dinámico, las organizaciones
minan las acciones que habría que emprender son dependientes, de algún m o d o , de su a m -
para rectificar la situación, especialmente en el biente y, por lo tanto, interactivas con otras.
contexto del actual esfuerzo de movilización Sin embargo, esos puntos de vista no son sólo
masiva. La sexta y última sección sitúa estas conceptuales sino también y principalmente
acciones en el ámbito de los cambios sociopolí- heurísticos, ya que en la vida real una organiza-
ticos que deben acompañar la transición hacia ción no puede existir exclusivamente en una
la Tercera República. sola dimensión. N o obstante, la estática nos
permite examinar la estructura de la organiza-
ción y, al m i s m o tiempo, la dinámica nos da u n
Naturaleza de la organización conocimiento profundo de los cambios y las
movilizadora transformaciones funcionales.
Las comunidades urbanas, en tanto que en-
Al considerar la naturaleza de una organiza- tidades organizadas, pueden así apreciarse des-
ción dedicada a la movilización de sus m i e m - de estas dos perspectivas. Mientras el análisis
bros, es conveniente empezar con el concepto estático hace que podamos observar las necesi-
de lo que es un ejército. Se dice que una de las dades de organización en las diferentes etapas
evoluciones m á s significativas de la historia del desarrollo de la ciudad, el análisis dinámico
mundial reside en el cambio que experimenta insiste en la especificidad histórica y en la im-
el arte de la guerra, desde la noción de guerrero portancia de captar la organización en el ámbi-
a la de soldado. Los guerreros de las sociedades to de las circunstancias socioeconómicas de de-
primitivas constituían bandas sueltas con enor- terminados períodos.
mes variaciones en cuanto a fortaleza y debili- E n el caso de las ciudades de Nigeria, puede
dad, a valentía y cobardía, a fervor e indiferen- hablarse de tres amplios períodos históricos:
cia. C o n frecuencia ellos mismos se abastecían precolonial, colonial y postcolonial. Cada u n o
en armas y combatían a las órdenes de un jefe, de ellos está estrechamente relacionado con la
pero con escasa dirección, entrenamiento o dis- forma dominante de producción, que es la que
ciplina. El cambio fundamental que acabó plas- determina el ambiente interactivo en que se
mándose en el soldado moderno y el ejército produce la organización de las comunidades
moderno fue la idea de organización. Sería la urbanas. Sin embargo, hay que admitir que el
misma que llevó a encuadrar a los combatien- concepto de m o d o de producción ha sido m u y
tes en pequeñas unidades, agrupadas sucesiva- controvertido al aplicarlo al análisis de la situa-
mente en otras cada vez mayores que consta- ción social, y no sólo en Nigeria, sino en toda
rían de un número m á x i m o de unidades m á s África. E n parte esta controversia tiene su ori-
pequeñas capaces de ser controladas por una gen en el intento de definir un m o d o de produc-
persona. D e este m o d o , un gran cuerpo de ejér- ción único, a partir de una ascendencia africa-
cito puede ser movilizado, entrenado e incor- na basada en las relaciones parentales en una
porado sin mayor esfuerzo a una máquina de época en que los científicos sociales que estu-
guerra poderosa y a la vez flexible. diaban otras regiones empezaban a darse cuen-
Esta estrategia militar de movilización de ta de la gran importancia de este tipo de rela-
las personas por medio de la organización, ha ción entre pueblos no africanos. A pesar de
influido en otros ámbitos del comportamiento estas críticas, no hay duda de que antes de la
social de manera comparable a c o m o se ha he- época colonial, las relaciones parentales pudie-
cho el asentamiento de pueblos y ciudades. D e ron proporcionar el mecanismo m á s extendido
este m o d o , la organización se remite a la dispo- de la integración económica y de la organiza-
La organización de las comunidades urbanas en Nigeria 375

U n mercado en Ibadan, Nigeria: «La crisis urbana y la debacle organizativa postcoloniales, M . Rihoud/Magnum

ción social en toda Nigeria. C o n la era colonial, Por consiguiente, consagraré el resto de este
el capitalismo y cierta forma de intercambio de artículo a exponer la organización de nuestras
bienes, se convirtieron también en un mecanis- comunidades urbanas en el contexto del m o d o
m o vital. Sin embargo, el capitalismo no logró operativo de producción que funcionó durante
desplazar completamente el mecanismo ante- cada uno de los tres períodos. El objetivo es
rior tan anclado en las relaciones parentales y señalar los antecedentes de la crisis actual de
que había sido característica esencial del perío- nuestra vida urbana y también hacer hincapié
do colonial mientras desaparecía el m o d o sin- en los factores que hay que tener m u y presentes
crético de producción. al diseñar las estrategias necesarias para solu-
El período postcolonial ha sido considerado cionar la crisis.
de manera general c o m o la continuación del
colonial. E n cuanto a Nigeria, es posible argu-
mentar que aunque ese tratamiento sea legíti- La organización urbana
m o , la reciente crisis económica y el estilo y en la formación social precapitalista
estrategia seguidos para resolverla pueden indi-
car que el país está en el umbral de la supera- Al comentar la formación de las ciudades pre-
ción de la herencia colonial. Esto tiene que ver capitalistas y preindustriales, Sjöberg (1965)
con la movilización de las comunidades, tanto observa que su organización espacial muestra
rurales c o m o urbanas, para lograr un impulso la tendencia típica de la élite a residir en el cen-
m á s decidido al desarrollo, aún en el marco ca- tro o cerca del m i s m o , mientras que las clases
pitalista, pero que presagia un cambio cualita- m á s bajas y los grupos marginales son empuja-
tivo, o categórico, de nuestro m o d o de produc- dos hacia la periferia. Sin embargo, hay que
ción. destacar que el modelo territorial de estas ciu-
376 Akin L. Mabugunje

dades refleja también una mayor diversidad de Fulani, anota que la ciudad estuvo tradicio-
basada en las diferencias ocupacionales y étni- nalmente dividida en 27 distritos, algunos de
cas. D e m o d o típico, cada grupo ocupacional los cuales eran, además, segmentos de otros
vive y trabaja en una calle o barrio particulares más grandes. D e ellos, unos siete quedaban to-
que con frecuencia llevan el nombre de la pro- tal o parcialmente fuera del antiguo m u r o de la
fesión u oficio al que se dedican. Los grupos ciudad. L a denominación de los distritos tiene
étnicos, por su lado, forman también subsiste- un interés considerable. Así, en el U n g u w a n
mas territoriales relativamente autosuficientes Sarkin Pawa, cerca del antiguo mercado H a u -
y cuentan con frecuencia con espacios que los sa, estaba el recinto tradicionalmente reserva-
aislan unos de otros. do al Sarkin Pawa (Jefe Carnicero) de Daura,
Esta amplia caracterización de la organiza- quien administraba el mercado local en n o m -
ción interna de las ciudades preindustriales, al bre del jefe. El Sarkin P a w a funcionó c o m o ca-
parecer queda ejemplificada por una de las más beza del distrito, inmediatamente al sur del
antiguas descripciones detalladas de una ciu- mercado, donde tenía su recinto oficial. El Sar-
dad precolonial de Nigeria, Kano. Tras visitar- kin Tafarki, a cargo del peaje de las caravanas y
la, en febrero y marzo de 1851, Heinrich Barth, de las rutas, administraba el distrito que se ex-
el infatigable explorador alemán del Sudán oc- tendía entre la parte posterior del palacio y el
cidental, nos dejó la siguiente descripción: pozo Kusugu. Otros distritos, administrados
«Procedo ahora a enumerar los barrios, cuyos por los funcionarios mayores, que residían en
nombres no dejan de tener interés. En pri- el lugar, eran el Unguwar Liman, bajo la autori-
m e r lugar debo observar que los barrios dad del Limamin Daura; el Unguwar Kaura.
ubicados al norte de la laguna Jakara, que bajo el Kaura; el Unguwar Fada Babba, bajo el
cruza la ciudad de este a oeste, están habi- Fada Babba; y el Unguwar Makada, bajo Ser-
tados principalmente por gente Hausa o, kin M a k a d a , el jefe tambor (Smith, 1978,
c o m o los llamaban sus conquistadores, pág. 66).
«Habe», del singular «Kado», mientras Hay otras pruebas que parecen confirmar
que los barrios del sur están habitados en que gran parte de los centros urbanos, no sólo
su mayor parte, aunque no exclusivamen- en el país Ilausa sino también en otras zonas
te, por los Fulbe, llamados Fellani por del norte de Nigeria, estuvieron en ese m o m e n -
la raza conquistada.» (Barth, 1857, to organizados internamente en forma similar.
pág. 507.) Mientras que la ciudad tenía una administra-
En total, Barth identificó unos 29 barrios al ción central bajo la autoridad del Sarkin o, más
norte de Jakar, siendo Dala el más antiguo y el tarde, del emir, la organización del distrito no
más importante en términos comerciales, ya sólo fue la base de la administración detallada y
que en él residen asimismo todos los ricos co- de la función judicial, a cargo de jefes nombra-
merciantes, árabes y bereberes (principalmente dos, sino también de la movilización popular
en Ghadasiye). Barth destacó también a T u - que asumía las responsabilidades colectivas,
dun-Makera (el barrio de los herreros) y a R u n - c o m o el mantenimiento de algunas partes del
fawa (el barrio de los talleres). Al sur de Jakara muro de la ciudad.
anotó unos 46 barrios, incluyendo a Agadesa- En el país Yoruba, Johnson observó que
wa (zona que originalmente perteneció a los na- muchos pueblos estaban organizados en ba-
tivos de Agades); Yola, el barrio principesco de rrios y que cada uno era administrado por un
la ciudad, llamado por este motivo madaki-n- jefe que residía en el m i s m o , quien además era
Kano; Ghaladanchi, el barrio donde reside el responsable del concejo del pueblo ante el Oba.
ghaladima; Shuramshi, el barrio donde vive el Sin embargo, Johnson comenta luego sobre el
hijo mayor del gobernador, cuyo título, «chiro- estado de los pueblos Yoruba en el siglo xix, lo
m a » - n o m b r e kanuri que procede de «shu ro- siguiente:
m o » - , dio nombre al barrio; y Naserawa (pro- «Debe sorprender al observador más despreve-
bablemente destinado, m á s adelante, a ser el nido que ha viajado por el país Yoruba
barrio de Nasara o de los cristianos), (Barth, que estas reparticiones del país, que se su-
1857, págs. 508-509). ponen más atrasadas en cuanto a inteli-
Smith, en su descripción de la ciudad de gencia - o sea, Ijesa, Ekiti, Ife y otras pro-
Daura, en el siglo XVIII, antes de la conquista vincias-, tengan mejores calles que las
La organización de las comunidades urbanas en Nigeria 377

otras m á s ilustradas. Los ancianos atribu- cial, que facilita la rápida movilización de la
yen esto al efecto de las guerras intertriba- población de esas ciudades en la guerra o en las
les. Es el caso de Abeokuta, que estaba tareas de la paz, está, por lo tanto, fuertemente
bien distribuida. Sin embargo, desde que anclada en el marco de la justicia social y de la
empezaron a llegar refugiados a las calles autoconfianza interna, inherente a la operación
de estos pueblos originalmente agriculto- de las relaciones parentales y a la organización
res, se descuidó el alineamiento de las ca- de los distritos y barrios.
sas, ya que cada uno quería simplemente
aposentarse cerca de los otros miembros
de su aldea, agrupándose junto a sus fami- La urbanización colonial
liares, en cualquier espacio disponible, al- y disolución de los vínculos
rededor del jefe del lugar. Se puede decir parentales
lo m i s m o de todos los pueblos del país Y o -
ruba que han sufrido las vicisitudes de la El sometimiento colonial de Nigeria por Ingla-
guerra. Años después, la gente parecía ha- terra, iniciado en 1861 con la anexión de Lagos
ber perdido el arte de aposentarse y de po- y continuado después con m á s fuerza en el pe-
nerle nombre a las calles, c o m o es el caso riodo posterior a 1884, ha sido descrito en tér-
de los pueblos Ijesa y Ekiti» (Johnson, minos económicos c o m o parte del proceso glo-
1921, pág. 93). bal de incorporación de las economías
El significado de estas observaciones no fue periféricas tradicionales al sistema capitalista
claro para nosotros hasta la preparación del mundial. Entiéndese por capitalismo la forma
primer Censo Nacional después de la indepen- de producción que depende de la operación de
diencia (1962-1963). cuando se procedió a la un mercado libre y autorregulado para lograr
tarea de dividir la entonces Región Occidental dar valor de cambio a mercancías y servicios,
en zonas numeradas de manera idónea. Las de m o d o que se cree un mecanismo de control
instrucciones iniciales dadas al jefe de campo altamente descentralizado capaz de coordinar
fueron utilizar trazos permanentes, c o m o son e integrar las actividades económicas en gran-
calles y caminos, para demarcar las áreas enu- des zonas. Esta función de control del mercado
meradas. Quienes trabajaron en las áreas de en la forma capitalista de producción alienta la
Ilesa, Ikiti e Ijebu volvieron para indicar que la división del trabajo y la especialización geográ-
población local protestaba por el uso de las ca- fica de la producción y, a través de la compe-
lles c o m o límites para dividir sus barrios en tencia, estimula la adopción de nuevas tecnolo-
partes. Las calles fueron campos de interacción gías y la organización de un espacio económico
m á s que de alineación y hubo que diseñar los razonablemente eficiente. E n consecuencia, el
límites de las áreas de enumeración para pre- capitalismo aumenta considerablemente las
servar la integridad de la organización del ba- posibilidades de creación de prosperidad mate-
rrio. rial en toda la sociedad y tiende siempre a au-
En términos funcionales, la organización mentar la producción.
del barrio o del distrito de estas diversas c o m u - En términos sociales, el capitalismo sólo
nidades urbanas se basó en las relaciones pa- progresa rápidamente con una profunda divi-
rentales. Esta relación crea los mecanismos ne- sión de la sociedad en dos clases, la de los capi-
cesarios para integrar virtualmente todos los talistas y la de los trabajadores. La primera cla-
aspectos de la vida social y económica y deter- se une a aquellos que a través de la
mina el acceso a la tierra y los modos básicos de administración del capital entran en el proceso
producción, creando así las bases de la ubica- de acumulación económica con una participa-
ción residencial de cada familia. También con- ción, siempre creciente, del excedente produci-
trola el acceso a las especialidades resultantes do socialmente gracias al empleo de la clase
de la organización de los oficios, evidenciando trabajadora que va perdiendo gradualmente el
una fuerte concentración espacial en las ciuda- acceso a otros medios de sustento, particular-
des precoloniales. Esto apuntala la movilidad mente la tierra, y que termina dependiendo ex-
social en la ciudad y ejerce, por lo tanto, una clusivamente de la venta de su fuerza de traba-
fuerte influencia en el status y los procesos de jo. C o n el tiempo, y con ese m o d o de
redistribución de la sociedad. La disciplina so- producción, la clase capitalista se convierte en
378 Akin L. Mabogunje

la clase dominante y mantiene una relación protectora de las instituciones culturales,


m u y especial con el Estado y con los aparatos los seres h u m a n o s podrían perecer bajo los
estatales en general. Sin embargo, puesto que el efectos de la exposición social; podrían
trabajo en sí no deja de tener influencia, el Es- morir víctimas de una aguda dislocación
tado capitalista se convierte en el escenario del social debido al vicio, la perversión, el cri-
conflicto y de una lucha de clases continua, de m e n y el hambre. La naturaleza podría re-
los que surgen diversas contradicciones que, ducirse a su expresión m á s primitiva, con
por ser inherentes al sistema, hay que tener las vecindades y los campos sucios, los ríos
m u y en cuenta si se pretende resolverlas. contaminados, la seguridad militar c o m -
E n forma esquemática es posible apreciar prometida, la capacidad de producción de
mejor la misión del Estado colonial en Nigeria alimentos y materias primas destruida. E n
y su impacto en el nivel y la eficacia de la m o v i - fin, la administración por el mercado del
lización social. En primer lugar, el principio de poder adquisitivo podría liquidar periódi-
la organización social promovido por el capita- camente las empresas, ya que la escasez y
lismo es horizontal, lo m i s m o que entre las cla- el exceso de dinero podrían dar c o m o re-
ses. E n consecuencia, su efecto en la orienta- sultado unos desastres comerciales, c o m -
ción m á s vertical de las relaciones tradicionales parables a las inundaciones o las sequías
parentales es catastrófico. En segundo lugar, el de la sociedad primitiva» (Polany, 1975,
capitalismo se propone sustituir el valor de uso pág. 73).
que la sociedad tradicional concede a los pro- Afortunadamente, debido a la situación de
ductos que necesita para satisfacer sus necesi- Nigeria, el capitalismo, que n o entra en socie-
dades por el nuevo concepto de valor de c a m - dades calificadas de primitivas, tuvo que c o m -
bio, determinado por la escasez y por el nivel petir, en cuanto a eficacia transformadora, con
de la d e m a n d a en el mercado. Así, Harvey ar- el vigor de las formaciones sociales precapita-
gumenta que «si se acepta que el mantenimien- listas que se encontró. Para el colonialismo, la
to de la escasez es esencial para (preservar la consecuencia fue intentar lo que Lonsdale
integridad del valor de cambio y) el funciona- (1981) llamó la «articulación sincrética» de la
miento del sistema comercial, el resultado es economía indígena con el capitalismo externo.
que apropiación y explotación son necesaria- Se trata de un concepto cuyo significado puede
mente concomitantes al sistema de mercado» estratificarse en tres niveles. E n la base y a ni-
(Harvey, 1973, pág. 211). vel de la lógica productiva, antepone el preca-
Finalmente, el énfasis que el capitalismo pitalismo a los m o d o s capitalistas de produc-
pone en los productos y los bienes básicos y so- ción, el trabajo dependiente al asalariado, la
ciales de la tierra (ambiente natural) y en los producción para el consumo a la producción
artículos comerciables, c o m o las naranjas y los para el cambio y la distribución política a los
mangos, tienen por objeto ocasionar rupturas recursos productivos distribuidos en el merca-
sin precedentes en las relaciones sociales y en el do. Las teorías de la economía dual se basan en
bienestar personal. Tal c o m o indica Polany: esa dicotomía. A nivel de la lógica de clases, el
«Permitir que sólo la mecánica del mercado di- modelo presenta una situación conflictiva de
rija el destino de los seres humanos y su clase que, debido a los numerosos enfrenta-
medio ambiente natural y sea también el mientos a nivel de producción, es sumamente
parámetro de su capacidad de c o m p r a compleja y llena de recursos tácticos. Así, por
puede tener c o m o resultado la destrucción ejemplo, la autonomía relativa que el trabajo
de la sociedad. Esa pretendida mercancía asalariado de los emigrantes confiere a los jóve-
que es la "fuerza del trabajo" no puede ser nes varones adultos, contra la opinión de la
atropellada, usada de manera indiscrimi- gente mayor de la comunidad, está restringida
nada ni utilizada sin afectar al ser h u m a n o por el control que esta gente de m á s edad ejerce
que es el que de pronto se convierte en aún sobre las jóvenes adultas, al m e n o s hasta el
portador de tan peculiar bien. Al disponer m o m e n t o de su boda. El tercer nivel es el de la
de la fuerza de trabajo del hombre, el siste- lógica política en virtud de la cual la liberaliza-
m a podría disponer a su vez de la entidad ción económica exigida por el capitalismo y
física, psicológica y moral del " h o m b r e " que ocasiona el trastorno de los derechos indí-
convertido en etiqueta. Sin la cubierta genas de propiedad y la subversión de los con-
La organización de las comunidades urbanas en Nigeria 379

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La vivienda tradicional en Nigeria. M . Riboud/Magnum.


380 Akin L. Mabogunje

troles familiares con respecto al trabajo, tuvo por encima de la colectividad y de la propiedad
que luchar con la resistencia africana, recu- comunal.
rriendo para ello a diversos artilugios y estrate- El desarrollo del transporte realzó la impor-
gias. tancia de las actividades de cambio e imprimió
E n el caso de Nigeria, por ejemplo, la estra- una mayor movilidad geográfica al orden de las
tegia de manipulación m á s importante a que cosas. Prácticamente todas las comunidades
recurrió el colonialismo británico tal vez haya sintieron las repercusiones de ese cuerpo cada
sido el sistema de gobierno indirecto, concebi- vez m á s vasto de extranjeros que ya cohabitaba
do por Lugard para ocultar el intento de explo- con ellas. Sobre estos extranjeros no pesaba
tación de la autoridad colonial escudándose en ningún tipo de vínculos parentales o étnicos ni
lo que eran unas legítimas disposiciones admi- la obligación de unas relaciones tradicionales
nistrativas indígenas. D e este m o d o , al c o m e n - entre comunidades anfitrionas y extranjeros.
tar el papel de estas últimas en el marco del Sólo la Pax Britannica crearía un vínculo entre
sistema administrativo indirecto, Lugard o b - ellas, garantizándoles en teoría los m i s m o s pri-
servó: vilegios y, en todo caso, el m i s m o acceso a los
«... aunque el poder del estado protector impo- recursos de la sociedad. E n las zonas urbanas,
ne los impuestos (ya sea en forma directa la administración instituyó la segregación, dan-
c o m o el impuesto sobre la venta o, indi- do origen a la separación de los barrios o distri-
recta, c o m o los aranceles de aduana, etc.) tos para extranjeros gobernados por sus pro-
y sea el Gobernador el quefijasu cuantía, pios jefes. Los m á s famosos de estos barrios son
será el gobernante nativo y sus represen- los nórdicos, en las ciudades del sur, y los meri-
tantes -dirigentes del distrito y del pue- dionales en las ciudades del norte. Pero, en to-
blo- quien establezca su distribución, das partes, el carácter de los barrios de las ciu-
guiados y ayudados por el «personal» bri- dades de Nigeria se alteró espectacularmente y
tánico. D e este m o d o el contribuyente las relaciones sociales de su población crearon
pensará que se trata de un pago impuesto unos vínculos cada vez m á s monetarios que pa-
por su propio gobernante nativo, pese a rentales, lo que es ahora evidente en la m a y o r
que éste sabe que el ojo vigilante del F u n - parte de ellos. Fue el caso de los propietarios y
cionario del Distrito procurará que no ha- de los arrendatarios. E n particular en los ba-
ya exacciones no autorizadas y que se re- rrios m á s antiguos de las ciudades de Nigeria
pare cualquier injusticia» (Lugard, 1965, surgió un tercer grupo distinto de los otros dos
pág. 207). y que comprende a quienes viven aún en recin-
D e esta forma, las autoridades coloniales tos familiares y no pagan ningún alquiler ni de-
tuvieron éxito, corriendo al lado de las liebres rechos de propiedad individual.
(los campesinos) y cazándolas con los sabuesos D e este m o d o , el sistema indirecto de go-
(los gobernantes nativos). Es obvio que la insti- bierno, pese a conservar la apariencia externa
tución del impuesto, especialmente obtenido de las disposiciones administrativas tradicio-
de forma pecuniaria, es uno de los medios m á s nales, iba dando c o m o resultado unos cambios
respetables para persuadir a la gente y apro- fundamentales en la estructura organizativa de
piarse del excedente producido por la pobla- las sociedades urbanas. Los lazos parentales se
ción dominada. E n esas circunstancias, todo convirtieron entonces en una nueva forma de
ello llevó a ensalzar el valor de cambio y a ini- relación social basada en la clientela que se pu-
ciar el proceso de comercialización y monetari- so al orden del día. Los propietarios y terrate-
zación de las relaciones sociales. T o d o empezó nientes se convirtieron en patronos que ayuda-
a tener una etiqueta y un precio. La tierra y el ban a sus arrendatarios y a otros de la vecindad
trabajo, en particular, empezaron a ser negocia- para que tuvieran acceso a los recursos y privi-
bles. E n el caso de la tierra, no sólo se trató de legios sociales.
arrendamiento, sino de la enajenación comple- U n o de los estudios m á s detallados de esta
ta de los propietarios tradicionales. El proceso transformación de las relaciones sociales en el
se aceleró tanto por la promoción o cultivo de marco urbano es el de Sandra Barnes; «Patrons
las primeras cosechas estables c o m o por la in- and Power», en el que la autora procura descri-
troducción de un sistema jurídico que favore- bir la vida en Mushin, suburbio del Lagos m e -
cía la comercialización y la propiedad privada tropolitano, viéndose c ó m o la relación patrón-
La organización de las comunidades urbanas en Nigeria 381

cliente brinda una red interdependiente y pro- La crisis urbana postcolonial


porciona el mecanismo formal para mantener y el fracaso de la organización
el orden y la gobernabilidad del vecindario ur-
bano. Para decirlo con sus propias palabras: Si bien el período colonial contempló la incor-
«En Mushin, la posesión de bienes raíces per- poración de la economía tradicional al sistema
mite a los propietarios influir, hacia abajo, capitalista mundial, el período postcolonial
en los agricultores y, hacia arriba, en los profundizó en esa incorporación y acentuó la
funcionarios, ya que ambos grupos con- diferenciación entre las clases sociales a partir
fían m u c h o en los propietarios privados de los elementos sociales ya citados a los que ya
para resguardarse en un ambiente en el sería dado utilizar el aparato estatal para mejo-
que n o cuentan con muchos apoyos (pág. rar su situación económica dentro del m o d o de
27) ... En ciertos casos, estos vínculos co- producción neocolonial entonces prevalecien-
merciales entre líderes de Mushin consti- te. Murray observó lo siguiente:
tuyen una pirámide monolítica. D e la base «Después de la independencia, el Estado se
hasta la cima, la relación de clientelismo convirtió en una fuerza económica mayor,
vincula a los residentes comunes con los en ausencia de una clase capitalista, des-
dirigentes del barrio, que a su vez son empeñando un papel preponderante en el
clientes de los dirigentes de distritos de desarrollo económico. Los funcionarios
m á s alto nivel. Hay grupos que ascienden estatales ... manejan grandes contratos y
utilizando los vínculos patrón-cliente. Es- negocian el futuro del país con los repre-
tos desembocan invariablemente en el pu- sentantes de las empresas de ultramar: la
ñado de dirigentes de mayor rango que re- corrupción y el disfrute de grandes comi-
presentan a Mushin en el exterior y dan a siones n o declaradas. Los servicios admi-
conocer el m u n d o exterior a Mushin» nistrativos absorben la mayor parte de las
(Barnes, 1986, pág. 261). asignaciones presupuestarias y los puestos
D e este m o d o , los vínculos de clientela ha- estatales llegan a simbolizar toda la atrac-
cen desaparecer las fronteras de clase, uniendo ción que ejerce el sector "superior" de un
a ricos y pobres, y cruzan las líneas culturales, país subdesarrollado: sueldos excesivos y
uniendo a individuos de diferentes grupos étni- en aumento, abundancia de equipos, di-
cos. También superan las líneas administrati- versiones de la vida urbana "civilizada",
vas, uniendo a burócratas y solicitantes, ade- Mercedes-Benz, "bares-dancing", alcoho-
m á s de rebasar todo tipo de barreras profesio- lismo y semana de diez horas ... U n a nue-
nales, religiosas, de casta y otras. En suma, las va élite ... con acceso a estos privilegios y
redes de la clientela y otras diversas organiza- al ejercicio de las funciones estatales cada
ciones están entre los agentes primarios de la vez en aumento y que proporciona una ba-
integración política de la naciente sociedad ur- se institucional a la dominación de "una
bana. Sin embargo, c o m o también lo observaba burguesía administrativa".» (Murray,
Barnes, una característica de la relación de 1963, pág. 85.)
clientela en la que tienen cabida las diversidades Esta imagen de una economía en crecimien-
culturales y sociales de los participantes, consis- to dominada por una «burguesía burocrática»
te en que las partes son libres de organizar sus se perfila m á s nítidamente en Nigeria en el pe-
contactos, de optar por un determinado tipo de ríodo posterior a la guerra civil. En la actuali-
intercambio o de mantenerse al margen. Cuan- dad es instructivo observar cuántas de nuestras
do el patrón y su cliente unen sus expectativas, principales empresas nacionales y multinacio-
la privacidad de cada relación proporciona una nales tienen c o m o presidentes o c o m o jefes eje-
libertad de acción a cada uno, basada en sus pro- cutivos a personas que en una época u otra fue-
pios impulsos y en un ámbito social m á s amplio ron secretarios permanentes a nivel federal o
que el de los compromisos políticos públicos. estatal. Sin embargo, esta burguesía burocráti-
Esta libertad de acción ha ido convirtiéndose a ca incluye también a otros miembros de la élite,
medida que pasaban los años posteriores a la c o m o son los profesores universitarios, los
independencia, en un factor crucial de la desin- maestros, los funcionarios militares retirados,
tegración progresiva del orden y la seguridad de los médicos, los abogados y otros profesionales
las vecindades urbanas. supervivientes de las élites tradicionales que se
382 Akin L. Mabogunje

las arreglaron para salvar su crédito de la era es visto c o m o el instrumento de la clase domi-
colonial. nante, en una actitud que busca perpetuar la
Por otro lado, y aunque sea difícil afirmar desequilibrada distribución de los ingresos y la
que ha surgido una clase proletaria en las ciu- abundancia y conservar el dominio de la ideo-
dades de Nigeria, no hay duda de que las desi- logía capitalista y el poder político. El ejemplo
gualdades económicas y las procedentes de los que dan los diferentes grupos, militares o civi-
ingresos han aumentado drásticamente en las les, una vez en el gobierno es revelador de la
dos últimas décadas, llevando a una considera- utilización cínica del aparato estatal para obte-
ble polarización de la población urbana. H a y ner riquezas personales a costa de la colectivi-
una fuerte controversia sobre si los trabajado- dad. La codicia se ha convertido en una norma
res y los pobres de las zonas urbanas tienen un nacional, y las diferencias de clase sólo existen
marcado sentido de clase, sobre todo una con- con respecto a las víctimas y según sea el escala-
ciencia de clase, por la manera c ó m o reaccio- fón. Tanto en la élite c o m o en las clases trabaja-
nan frente a los hechos y acontecimientos ocu- doras, el compromiso es mínimo y reina una
rridos fuera de su lugar de trabajo. C o m o ob- gran indiferencia por la repercusión que pue-
serva con justeza Johen (1980), hay pruebas dan tener estas acciones en la sociedad civil y el
claras de la resistencia de los trabajadores a la interés nacional.
relación entre explotación y parasitismo de la D e este m o d o , la actual crisis urbana gira en
clase privilegiada de Nigeria con respecto al ac- torno al sentido de «anomia» que muchos resi-
tual modelo neocolonial de producción. Esta dentes urbanos exhiben con respecto a asuntos
resistencia adopta la forma de acciones que son que son de su interés a largo plazo en la ciudad.
menos explícitas que las surgidas de protestas, Esta indiferencia e incapacidad frente a una
manifestaciones y huelgas sindicales. Entre es- burocracia incompetente, ineficaz y explotado-
tas acciones están las respuestas personales de ra, que no suministra electricidad en forma
los trabajadores, c o m o los abandonos de traba- constante, ni da agua en forma regular, ni lim-
jo, la huelga de celo, los sabotajes, los acciden- pia sistemáticamente las calles, ni da seguridad
tes y las enfermedades, el uso de drogas, la permanente a las personas y a la propiedad,
creencia en otras soluciones utópicas y, m u y procede de un fracaso de la organización y de la
particularmente, el recurso al hurto y al robo. creencia fatalista y la desesperación frente a la
Claro que a lo largo de la historia económi- situación actual. La alienación social se refleja
ca de Nigeria, el nivel de alienación de los tra- tanto en la acción de la élite c o m o de la clase
bajadores c o m o consecuencia de su trabajo trabajadora. La única diferencia radica en que
nunca fue tan agudo c o m o ahora. En la actuali- mientras los miembros de la élite siempre po-
dad, si se quiere montar un negocio en Nigeria, drán huir del país para disfrutar de unos bene-
una de las dificultades m á s arduas consistirá en ficios mal ganados que han ido acumulando en
la manera de protegerse para no ser despojado el extranjero, los trabajadores no tienen esta al-
por los trabajadores a los que uno pretende ternativa y deben sufrir las consecuencias de
ayudar al brindarles un empleo remunerado. una economía saqueada y despojada y de una
Es necesario efectuar en el país estudios serios sociedad cada vez más embrutecida y acosada.
sobre el motivo por el que los trabajadores ur-
banos no tienen reparo en cometer actos nega-
tivos, sin pensar que están socavando así sus La movilización del vecindario
propias posibilidades de estabilizar y consoli- y el marco de acción
dar una política de empleo tan necesaria a su
país. Se verán entonces en la tesitura de tener En este contexto uno debe examinar qué se
que revelar no sólo la actitud propia del traba- puede hacer para reducir o minimizar el impac-
jador frente al empleador, sino también la na- to de esta crisis y la excesiva desorientación so-
turaleza y grado de su conciencia de clase. cial que está fomentando. Para ello será necesa-
Estos comportamientos depredadores e in- rio recordar la naturaleza de la urbanización en
dividualistas de clase se extienden a las zonas la sociedad capitalista. D e acuerdo con Mollen-
residenciales y socavan el orden y la seguridad kopf ( 1981 ), las ciudades en la sociedades capi-
que habían alcanzado las aglomeraciones urba- talistas se concentran y tienen dos tipos de rela-
nas en los tiempos coloniales. El Estado ya no ción: la de producción y acumulación económi-
La organización de las comunidades urbanas en Nigeria 383

ca y la de reproducción y consumo social. Es den, la disciplina social y la seguridad, c o m o en


por ello que la reproducción debe ser conside- las épocas precolonial y colonial, sino también
rada en términos colectivos. Esto supone, en para conseguir una mayor participación que ga-
primer lugar, la reproducción práctica de las rantice un nivel m á s alto de eficiencia en los ser-
exigencias laborales en cuanto al consumo so- vicios colectivos de reproducción.
cial, no sólo en términos sanitarios, sino tam- Sin embargo, los vecindarios no son lo mis-
bién de servicios de vivienda, educacionales, m o que las áreas locales de gobierno. Son zonas
sociales, culturales y recreativos. E n segundo compuestas de unidades que deben definir sus
lugar está la reproducción ideológica de las re- límites geográficos en forma ideal y clara y cu-
laciones de clase capitalista promovida a través yo carácter social debe ser identifícable. L a m o -
de las escuelas, el trabajo social y la política vilización de la gente en este nivel, dentro de
electoral, y también por medio de la represión y una ciudad, debe al menos alentar y mejorar los
la coacción. flujos de información y aumentar la perspecti-
Estas relaciones gemelas que encontramos va de una mayor participación global en el go-
en la ciudad nos permiten valorar c ó m o su ges- bierno (algo distinto de la administración) de la
tión rebasa aquellas actividades formalmente ciudad. L a participación lleva naturalmente al
definidas que son los concejos locales o munici- cultivo de u n sentido comunitario y a la reduc-
pales. Es evidente que la situación forzó a ción de la anomia. Tal c o m o queda indicado, el
Cockburn (1977) a introducir el concepto de «sentido comunitario n o es prerrogativa de los
«estado local» c o m o u n mecanismo mejor para pueblos».
comprender c ó m o se gobierna en realidad una Es instructivo saber que el interés por la
ciudad, en el sentido de que no es sólo el conce- movilización vecinal c o m o correctivo del alto
jo el que representa al Estado a nivel local. H a y grado de descontento en las ciudades capitalis-
otras instituciones permanentes en toda la na- tas n o es algo nuevo, ni tampoco único en la
ción, c o m o la institución judicial, la policía y situación de subdesarrollo de Nigeria. Sin du-
las fuerzas armadas que se encuentran en diver- da, en un país c o m o Gran Bretaña, este m o v i -
sas formas en este nivel. También es el caso de miento tuvo c o m o fin estructurar formalmente
otros departamentos del gobierno central que dichos esfuerzos a través del gobierno local, re-
se ocupan de la salud, la vivienda, la educa- conociendo oficialmente la formación de con-
ción, y el suministro de agua. Los hay también cejos vecinales para usarlos c o m o «un perro
paraestatales para el suministro de electrici- guardián que informe sobre las condiciones lo-
dad, el transporte aéreo y ferroviario, los servi- cales, los deseos, los problemas, etc., de una
cios postales y las telecomunicaciones. El con- forma tan detallada e íntima c o m o nunca ha-
junto de estos organismos locales constituye el bían conocido hasta entonces, alertándolos so-
Estado a nivel local. bre la necesidad de que debían actuar y, lo que
Gran parte de la insatisfacción y el descon- tal vez fuera m á s importante, previniéndoles
tento que en los últimos tiempos ha caracteri- clamorosamente cuando las cosas empezaban a
zado la actitud y las relaciones de la población ir mal». El Ministerio británico de M e d i o A m -
urbana con respecto al Estado tiene que ver con biente enumera las siguientes funciones para
el nivel y la calidad de los diversos servicios, los concejos vecinales:
siendo diversos los organismos que asumen su a) organizar o estimular la autoayuda de la co-
responsabilidad a nivel local. E n este sentido munidad local para mejorar la calidad de la
estas manifestaciones pupulares de desconten- vida del conjunto de residentes (por ejem-
to pueden ser interpretadas c o m o el reflejo de plo, retirar los desperdicios de los lugares en
alguna forma de lucha de clases. A u n así, y a que se han abandonado);
menos que la gente se movilice y sus preocupa- b) contribuir para que los miembros de la co-
ciones y quejas se canalicen adecuadamente, el munidad dispongan de las debidas instala-
descontento podrá no tener otro efecto sobre la ciones especiales (por ejemplo, instalando
situación reinante que la mera expresión de una lugares de recreo);
furia ciega y unos denuestos inútiles. La movili- c) exponer ante las organizaciones operaciona-
zación del vecindario se convierte así en un ver- les (gobierno central y local, empresas con
dadero marco para acciones m á s determinantes fábricas en la zona, etc.) las necesidades y
y que tienen por objeto no sólo garantizar el or- los deseos de la comunidad local; y
384 Akin L. Mabogunje

d) realizar todo ello fomentando el sentido de que hay diferencias significativas entre ambos.
responsabilidad comunal entre los residen- Tal vez lo m á s crítico es que mientras la organi-
tes y especialmente los niños y los adoles- zación de los barrios de las ciudades precolo-
centes cuyo idealismo potencial puede ser niales fue la expresión de las relaciones sociales
aprovechado (Reino Unido, 1971). parentales o étnicas, en las emergentes ciuda-
Los concejos vecinales han sido contempla- des postcoloniales capitalistas lo que se intenta
dos así c o m o un medio de hacer una operación es atenuar o reducir la discrepancia entre la he-
de cirugía estética a la democracia. D e ahí sur- terogeneidad social reinante y el conflicto de
gió el concepto de los mismos c o m o agentes ac- clases en el marco de las organizaciones vecina-
tivos en una relación de dirección-participa- les en que se produce.
ción con la autoridad municipal, en la que ésta Otra distinción fundamental es que, mien-
proporciona los fondos, el personal especializa- tras en las ciudades precoloniales los límites de
do y los locales, mientras que los otros dan a los barrios están determinados y precisos, de-
cambio el conocimiento del lugar, la organiza- pendiendo del aumento de la ocupación paren-
ción local y la ayuda voluntaria. E n el contexto tai o étnica, en la ciudad postcolonial el sentido
de Nigeria, no hay, con seguridad, razones para de vecindad es una función de uso e interac-
que el gobierno local de gran parte de las ciuda- ción social cuyos alcances geográficos hay que
des no pueda alentar la formación de comités o conocer antes de poderlos trazar. E n muchas
concejos vecinales. Claro que en algunas ciuda- ciudades hay zonas en las que el sentido de la
des c o m o Ibadán esos comités ya existían. A c - vecindad es todavía incipiente y otras en las
tualmente, su mayor preocupación es la seguri- que ya está logrado. E n otras ciudades hay ve-
dad y la solidaridad del vecindario. Sin embar- cindades que son vestigios históricos que su-
go, n o hay razón para q u e estos comités fren transformaciones demográficas, mientras
vecinales no puedan ser utilizados para contro- que también hay otras en las que la vida apenas
lar la calidad de la educación primaria y el si ha cambiado. Todo ello contribuye, a m a n e -
cumplimiento de la enseñanza, tratando de ra de pinceladas, a trazar la organización y la
mantener el esfuerzo educativo, el servicio de estructura social de las ciudades de Nigeria.
salud, las normas ambientales, la vigilancia A u n así, es m u y escasa la información con-
frente a los delitos y la mejora global de la vida creta y definitiva de que se dispone con respec-
social urbana, especialmente en los barrios m á s to a la estructura organizativa de las ciudades
pobres. N a d a impide, sin duda, que el gobierno de este país. La tarea consiste en identificar,
local utilice dichos comités incluso para mejo- delimitar y trazar la estructura vecinal básica
rar las capacidades técnicas y las posibilidades de las ciudades de Nigeria para lograr una m e -
de empleo de sus integrantes. Naturalmente, el jor visión de su organización. Nuestra esperan-
hecho de organizar a las comunidades urbanas za es que trabajando con dichas estructuras
por medio de comités vecinales brinda una fa- vecinales se podrá tal vez movilizar a las pobla-
bulosa oportunidad para movilizar a nuestras ciones urbanas, motivándolas m á s efectiva-
ciudades hacia una rápida transformación so- mente, no sólo para que se sumen a sus compa-
cioeconómica. triotas rurales, sino también para que trabajen
con m á s energía por una pronta recuperación
de la economía nacional y la creación de una
Conclusión sociedad independiente y socialmente m á s jus-
ta, y también con objeto de hacer de la vida
La idea de los concejos o comités vecinales nos urbana una experiencia sana, placentera, m á s
ha permitido, por lo tanto, una visión casi c o m - segura y materialmente m á s gratificadora.
pleta del diseño organizativo de la ciudad pre-
colonial, precapitalista. Es obvio, sin embargo, Traducido del inglés
La organización de las comunidades urbanas en Nigeria 385

Bibliografía

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Estructura social
de la ciudad soviética

Ovsei Irmovich Shkaratan

Conviene examinar en primer lugar si la estruc- Examinemos en primer lugar el primer nivel, la
tura social de la ciudad es un reflejo directo de estructura de la sociedad soviética, que se m a -
la estructura social del conjunto de la sociedad. nifiesta de m o d o tan claro en las relaciones ur-
A mi juicio, es menester distinguir entre estruc- banas.
turas nacionales o estatales, regionales y de m e - Hasta ahora el debate que se ha efectuado
nores dimensiones. En cada uno de esos niveles en la U R S S en torno a la «perestroika» se ha
la estructura social no es un simple vaciado centrado sobre todo en el crecimiento econó-
de la estructura global de la sociedad h u m a n a . mico, la transparencia, la democracia, y las
E n El Capital, K . Marx subraya una y otra vez relaciones entre las distintas nacionalidades.
que, por ejemplo, la categoría de las relaciones Parte de los publicistas y sociólogos empezó a
de producción opera no en examinar hasta cierto pun-
el contexto de la vincula- to el problema de la estruc-
O.I. Shkaratan es autor de numerosos
ción entre un obrero y un trabajos científicos, entre ellos las si- tura social, pero únicamen-
capitalista determinados, guientes monografías: La empresa in- te en relación con la crítica
sino en el de las relaciones dustrial. Ensayos sociológicos. Moscú, de la burocracia.
Mysl. 1978: Normas sociales y planifica-
de clases y de una macroes- ción social, M o s c ú , Proizdat, 1984. E n el fondo de la cues-
tructura social. D e aquí se obra colectiva; Revolución social y téc- tión puede formularse de la
desprende, por lo demás, nica y procesos nacionales, Moscú, N a u - siguiente manera: ¿Cuál es
ka, 1987, obra colectiva; La revolución
que es preciso estudiar la tecnológica y el destino de los jóvenes, la naturaleza del sistema
microestructura de los gru- Moscú, Znanie, 1989, obra colectiva, socioeconómico aplicado
pos y las relaciones dentro etc. en la U R S S ? ¿De qué índo-
de otras categorías, sobre le es la estructura social in-
todo, de las categorías so- herente a ese sistema?
ciopsicológicas. Este enfo- Si reservamos el térmi-
que de M a r x m e parece no «estalinismo» al m u n d o
acertado. E n efecto, es po- de la ideología, nos queda
sible y necesario tener en cuenta que las relacio- para designar la realidad de las relaciones so-
nes sociales se dan en múltiples niveles. Desde cioeconómicas la posibilidad de emplear con-
un punto de vista teórico, los elementos especí- ceptos c o m o «sistema administrativo», «siste-
ficos y las relaciones inherentes a cada uno de m a coercitivo» y «socialismo cuartelero». A m i
dichos niveles pueden explicarse por las carac- juicio, estas palabras revelan la superficie del
terísticas funcionales de los correspondientes fenómeno, pero no su esencia. Es evidente que
subsistemas. sería erróneo considerar c o m o socialismo el as-
Resulta, pues, que la estructura social de la pecto de las relaciones sociales que ha predomi-
ciudad refleja naturalmente la estructura social nado ampliamente e influido en gran medida
de la sociedad soviética, por una parte, y cier- en el establecimiento de formas cuartelero-re-
tos elementos y relaciones específicas inheren- presivas de organización de la sociedad. Pero
tes a ese organismo que es la ciudad, por otra. podemos afirmar con el m i s m o grado de seguri-

R I C S 125/Set. 1990
388 Ovsei Irmovich Shkaralan

dad que tampoco se trata de capitalismo, al m e - ter transitorio. U n a transformación tal provoca
nos en su forma clásica. la solución de la continuidad y la ruptura tanto
Si buscamos a lo largo de la historia una de las tradiciones seculares relacionadas con la
analogía de nuestra sociedad actual, cabe recor- actividad productiva y extraproductiva, c o m o
dar la formación social transitoria que existió del estilo de vida en su conjunto. Desde luego,
entre el comunismo primitivo y el comienzo de el r u m b o que adopte esa transición puede tener
la sociedad dividida en clases. Siguiendo el diversas variantes. Algunas de ellas están uni-
pensamiento de L. Morgan, Engels denominó das a formas confusas de organización econó-
esa sociedad una «democracia guerrera». E n mica y política de la sociedad y otras a una es-
ella no existía aún la propiedad privada, pero sí pecie de carrera revolucionaria de obstáculos
la heterogeneidad socioeconómica del trabajo que reniega de todas las formas anteriores de
y la apropiación de la plusvalía por parte de los vida económica, social y política. Si el nivel de
jefes y sus agentes. Surgieron así una minoría educación de la población y de las autoridades
dirigente y relaciones de dominación y sumi- es bajo y si las reformas políticas se inician pre-
sión que se vieron reforzadas m á s tarde con la cipitadamente, es inevitable que se produzcan
aparición de la propiedad privada. importantes deformaciones sociales que para
M e permito observar de paso que para ex- muchas personas significarán un destino trági-
plicar el fenómeno de la sociedad soviética m u - co. Esta variante prevaleció en la U R S S y de-
chos autores se sienten atraídos por la concep- terminó durante decenios el destino del pueblo
ción marxista del m o d o asiático de producción soviético.
c o m o formación socioeconómica milenaria, Comparto la opinión de que bajo la influen-
característica de inmensos territorios. Es bien cia de una serie de factores históricos se formó
sabido que en esa forma de producción se prac- en nuestro país un sistema socioeconómico
ticaba la explotación de una clase por otra sin particular, a saber, el sistema de socialismo de
que se estableciera la propiedad privada. Según Estado (o socialismo monopolístico de Esta-
K . M a r x , en la mayoría de las principales for- do), en el que evidentemente aparecen los ele-
m a s asiáticas, el principio unificador único quementos y las relaciones universales inevitables
está por encima de todas las pequeñas comuni- en una determinada etapa transitoria de desa-
dades actúa c o m o propietario supremo o pro- rrollo histórico, c o m o los que le son propios. Si
pietario único y en consecuencia las comunida- se observa la sociedad soviética del interior o
des reales aparecen tan sólo c o m o poseedores del exterior, se comprueba un m i s m o fenóme-
hereditarios^. La plusvalía corresponde al prin- no malsano: la burocratización, el excesivo po-
cipio único supremo, es decir al Estado, perso- der del aparato de dirección y el fortalecimien-
nificado en el faraón, el zar, el kan. etc.; la pro- to del estatismo en detrimento de la sociedad
piedad es en cierta forma inexistente desde el civil. A d e m á s , la burocracia soviética concen-
punto de vista jurídico. Los límites entre la de- tra en sus m a n o s no sólo el poder político, sino,
mocracia guerrera y las formas asiáticas con sus además, el económico.
características de despotismo son, sin duda al- C o n la liquidación de la propiedad privada
guna, bastante relativas y difuminadas. Sin e m - y de las clases, pasaron a primer plano las rela-
bargo, se puede formular la hipótesis de que la ciones en el ámbito del poder. E n una situación
sociedad soviética es análoga a la democracia en que la propiedad no pertenece por así decir-
guerrera. lo a nadie, en la que es anónima, revisten una
Si reflexionamos desde esta perspectiva so- importancia determinante para la diferencia-
bre el carácter de las relaciones sociales disimu- ción social las relaciones determinadas por la
ladas bajo la envoltura del socialismo cuartele- función del trabajo en la organización de la so-
ro, se puede pasar a la siguiente proposición. El ciedad y por la actividad administrativa. L a
paso de una sociedad madura dividida en cla- propiedad socializada supone personas de ca-
ses a una sociedad igualitaria sin clases consti- racterísticas m u y específicas que encarnen los
tuye un m o m e n t o histórico particular en la intereses de todos los asociados. Sin embargo,
evolución de la humanidad. Es posible que el en la práctica, dichas personas se arrogan los
sistema de relaciones sociales que se forma en plenos poderes que incumben al conjunto de
ese m o m e n t o sea tan específico que surja una propietarios. Esos intermediarios disponen
formación socioeconómica particular de carác- de los medios de producción y manejan la dis-
Estructura social de la ciudad soviética 389

M O S C Ú en invierno. Pinkhassov/Magnun

tribución de la renta nacional en función de sus individuales o de grupo. Precisamente debido a


intereses. Parte de los teóricos consideran a esa las relaciones de propiedad que se han forma-
élite que detenta el poder c o m o una «clase nue- do, lo que determina las relaciones sociales
va». A mi juicio se acercan m á s a la verdad los dentro de la sociedad no son unas relaciones
investigadores que estiman que esa élite forma dicotómicas de clase, sino m á s bien la perte-
una capa social aparte. nencia a este o aquel estrato según se participe
Nuestra concepción de una formación tran- en el poder o no y en función de la índole del
sitoria supone que en una sociedad de ese tipo trabajo (creativo/no creativo, de dirección/de
las capas sociales sustituyen a las clases: están ejecución). Esto no significa que las relaciones
los que m a n d a n , administran, regulan, distri- de propiedad no figuren ya entre los factores de
buyen y los que ejecutan, producen bienes m a - desigualdad social, sino que simplemente se
teriales y espirituales, y unos y otros reciben la manifiestan no en la oposición «poseedor/no
parte de bienes y servicios que se les asigne. L a poseedor», sino según un «continuum» que re-
socialización de los medios de producción se fleja el grado de apropiación de los medios de
traduce en la forma m á s simple: la estatifica- producción en función del puesto que se ocupe
ción de la propiedad. Según la teoría oficial, en el sistema socioeconómico de distribución
ésta pertenece a todo el pueblo. Pero en la reali- del trabajo.
dad, pertenece a los distintos departamentos Este principio jerárquico se manifiesta en
administrativos y cooperativas. Sigue siendo toda la vida de la sociedad. C o n frecuencia se
necesario darla al pueblo. Sin embargo, incluso publican artículos sobre los privilegios de la
los grupos que ejercen el poder no son, en tér- «nomenklatura», los dirigentes. Esto es cierto,
minos estrictos, poseedores, sino m á s bien uti- pero no es toda la verdad. En la práctica, para
lizadores que persiguen sus propios intereses una sociedad de este tipo el ideal es que cada
390 Ovsei Irmovich Shkaratan

persona ocupe su «nicho ecológico» social que calles y qué se va a enseñar en las escuelas, etc.
le garantice la obtención de una determinada Todos los aspetos de la vida urbana se so-
cantidad de bienes y servicios. La eficiencia en metieron a normas. Existe un cúmulo de nor-
el trabajo sólo cumple entonces un papel secun- m a s y reglamentos especiales, de instrucciones
dario. L o esencial es la profesión, el puesto, la secretas y públicas, que regulan la vida de toda
rama, e incluso la región y la ciudad donde vive la ciudad. El resultado ha sido, desde luego, la
la persona. Por ejemplo, un obrero excelente de desaparición de la autonomía de la población:
la industria ligera recibirá un salario inferior y la gente perdió la costumbre de ser autónoma y
menos bienes que un obrero mediocre que tra- de adoptar decisiones. H a n desaparecido las
baje en una fábrica de armas. Las estancias en tradiciones específicas que diferenciaban una
sanatorios y centros de reposo, la calidad de la ciudad de otra.
educación de los hijos y la posibilidad de bene- E n el m o m e n t o de la llegada de M . S . Gorba-
ficiarse de tratamientos personalizados, todo chov a la dirección del país, las ciudades se ha-
esto se ha asignado de manera centralizada a lo bían transformado en tristes «vagones-dormi-
largo de decenios. Desde luego, la vida m i s m a torio» próximos a las fábricas. Y debido a una
se ha encargado de trastornar ese orden buro- política social determinada, esas fábricas se ha-
crático paradisíaco. Siempre ha existido una bían convertido en la gran mayoría de los casos
economía paralela que funciona según las leyes en centros de trabajo nada o poco cualificado.
del mercado, pero que no era sino una econo- M á s allá de lo que era objetivamente nece-
mía secundaria, sin una importancia determi- sario conservar c o m o trabajos poco atrayentes,
nante. El hecho de que gran parte de la pobla- penosos o insalubres, habida cuenta la base téc-
ción esté satisfecha porque sus condiciones de nica y organizativa de la producción, el sistema
vida estén «garantizadas» y exista una relativa administrativo-burocrático mantuvo artificial-
estabilidad de la ecuación: «Poca eficacia en el mente un alto índice de empleo en actividades
trabajo/bajo nivel de vida», prueba que este de ese tipo. Para lograrlo se adoptaron medidas
tipo de organización social es algo natural, cuyas abiertamente coercitivas, c o m o el régimen de
raíces están profundamente arraigadas en la pasaporte interno y el empadronamiento en
historia del país, en el pasado reciente de pue- una ciudad determinada. En definitiva se ins-
blos que prácticamente no han conocido el ca- tauró un régimen en el que las personas están
pitalismo ni ninguna forma estable de propie- esclavizadas por un trabajo concreto. D e un to-
dad privada ni han adquirido el hábito de un tal de unos 130 millones de trabajadores, casi
trabajo intenso. N o es casual que el término 50 millones realizan un trabajo primitivo y con
«paga» se vea sustituido con frecuencia por tér- escasos alicientes. C o n salarios bajos, un obre-
minos específicos c o m o «remuneración» o ro n o cualificado es m á s rentable que el m á s
«gratificación», es decir, lo que el jefe da al sub- rentable de los robots.
ordinado según su propio parecer y no lo que el Al m i s m o tiempo no hay que olvidar los
trabajador recibe por su trabajo, en función de profundos cambios que se han producido in-
su cantidad y calidad. cluso durante estos años de estancamiento. Por
Este tipo de relaciones ha marcado también ejemplo, los habitantes de las ciudades que
profundamente todo el sistema de vida urbana. cuentan en la actualidad más de 50 años, des-
Paulatinamente se fueron desmoronando los empeñaban en su juventud (es decir, a finales
lazos civiles que sólo se habían formado des- de los años cincuenta) un trabajo intelectual
pués de la abolición de la servidumbre y de que complejo en el 14 % de los casos, mientras que
las ciudades obtuvieran algunos derechos de a mediados de los años ochenta esta propor-
autonomía y. sobre todo, porque hacia los años ción ha pasado a ser entre los jóvenes de 27 %.
treinta desapareció la autonomía personal des- E n 1987 el porcentaje de trabajadores jóvenes
de el punto de vista de la economía. E n efecto, (de menos de 30 años) en relación con el n ú m e -
todos los trabajadores se convirtieron en servi- ro total de trabajadores en el campo de la infor-
dores del Estado. Este decidía y sigue todavía mática ascendía a 43,7 %, frente a 30,2 % en
decidiendo lo que se va a dar a una ciudad: qué todos los demás sectores juntos2.
empresas se han de construir, cuáles se han de Pasemos ahora a examinar las condiciones
cerrar, cuántos apartamentos será preciso cons- en las que se efectúa la reproducción cultural
truir y de qué clase, cuál será la anchura de las y social del habitante de las ciudades. Por tér-
Estructura social de la ciudad soviética 391

mino medio, cada uno disponía en 1987 de dos de los años sesenta hasta mediados de los
14,7 metros cuadrados de espacio habitable, lo ochenta, el resultado era el m i s m o : la gente
que representa un cierto progreso ya que 30 pasa casi todo su tiempo libre haciendo cola (la
años antes prácticamente todos ellos vivían en población del país pasa en la compra de víveres
lo que se denominaba «apartamentos colecti- y productos industriales 36.500 millones de ho-
vos», es decir, varias familias en un m i s m o ras por año), trabajando en el jardín, preparan-
apartamento, mientras que en la actualidad do la comida, planchando, arreglando la vi-
m á s del 85 % ocupan uno independiente. N o vienda, ocupándose de los niños y viendo la
obstante, incluso hoy en día se dispone en nues- televisión. En todos los grupos sociales la lectu-
tro país de 3,5 veces menos espacio habitable ra del periódico y ciertos elementos de la vida
que en Estados Unidos 3 . política incumben por lo general al marido. La
mujer dedica a los quehaceres domésticos tres
El volumen de los distintos servicios por habi-
tante es sumamente bajo. Basten estos datos: cada veces m á s tiempo que el marido. Tan sólo 3 %
habitante gasta anualmente en servicios culturales aproximadamente de padres jóvenes dedican
7,1 rublos y en educación física y deportes 0,46 tiempo a algo tan importante c o m o la educa-
rublos. Señalemos de paso que en la U R S S hay ción de los hijos, es decir, pasear y charlar con
2.500 piscinas, mientras que en Estados Unidos ellos, enseñarles música e idiomas y habituar-
hay un millón. En centros de reposo y tratamiento los al trabajo. Para qué hablar de museos, tea-
o establecimientos sanitarios se gastan 6,7 rublos tros, deporte y creación artística: para la m a y o -
por año. C o m o resultado, suponiendo una distri- ría de los habitantes de la ciudad, incluso de
bución equitativa de las plazas, un habitante de laM o s c ú y de Leningrado, era sólo un recuerdo
ciudad tiene en promedio la posibilidad de des- de la juventud acompañado de la liberación de
cansar o hacer una cura en un sanatorio o una la rutina de la existencia6.
pensión una vez cada 14 años, es decir, dos veces Esta situación se debe a que durante m u -
en toda su vida activa4. chos años no se invirtieron adecuadamente los
En las ciudades existen m u y pocos auténti- recursos para fomentar la industria y la realiza-
cos clubes que sean lugares de encuentro. Debi- ción del ser h u m a n o . H u b o una amplia repro-
do a la pobreza del medio urbano, durante el ducción de la estructura social, se mantuvo un
gobierno de Brezhnev tuvo lugar en Moscú la elevado porcentaje de trabajadores no cualifi-
siguiente evolución: cados y no se crearon las condiciones necesa-
rias para formar debidamente a los obreros
Número de visitas anuales por habitante5 e ingenieros bien cualificados que requiere la
alta tecnología ni a una élite creadora y h u m a -
Teatros Museos Cines nista.
La situación era especialmente difícil para
1970 1,94 2,28 19,4
los intelectuales de las ciudades, privados en su
1985 1,56 1,99 13,3
mayoría de la posibilidad de difundir amplia-
mente su cultura y transmitirla a sus hijos. E n
N o es casual que de los jóvenes moscovitas m i opinión, el problema de la educación y la
que respondieron a la encuesta únicamente cultura a medias es una de las trágicas conse-
61 % estimara tener realmente acceso a los va- cuencias que m i país debe al socialismo cuarte-
lores espirituales. ¡Y esto en Moscú! lero. H a y 6,5 millones de ingenieros en un país
Esta situación general ha conducido a una que necesitaría c o m o m á x i m o entre 2 y 2,5 mi-
reproducción deformada de la población. llones. D e generación en generación estas per-
Cuando interrogaba a la gente en Leningrado, sonas han ganado cada vez menos, han perdido
Kazan, Minsk y otras ciudades, y pedía a los el gusto por el trabajo creativo, se han descuali-
jóvenes que anotaran lo que hacían en el tiem- ficado y han olvidado incluso sus conocimien-
po libre, quedaba casi vacía la larga lista de po- tos profesionales. Desde comienzo de los años
sibilidades que se proponían. Algunos incluso sesenta todas las encuestas sociológicas han re-
se enfadaban: ¿Acaso no saben los sociólogos velado que si bien el grado de educación y for-
en qué emplea su tiempo libre el ciudadano co- mación de un obrero mejoraba de año en año
m ú n y corriente? Efectivamente, en las n u m e - durante su vida activa, no se garantizaba al in-
rosas encuestas efectuadas a partir de media- geniero la promoción en su carrera profesional.
392 Ovsei Irmovich Shkaratan

En 1985 el sueldo de un ingeniero constructor ción de las contradicciones sociales, sobre todo
era de 175 rublos, m á s primas variables del or- en las grandes ciudades. Puedo fundamentar
den de 20 % del sueldo básico. E n esa misma esta afirmación en los resultados de las investi-
época un ajustador medianamente cualificado gaciones que he venido realizando desde m e -
ganaba entre 380 y 520 rublos. Difícilmente se diados de los años sesenta sobre la vida social
podría encontrar un medio más eficaz de pri- de tres ciudades soviéticas: Kazan, gran ciudad
var a las personas de todo deseo de realizar un industrial (más de un millón de habitantes), Al-
trabajo intelectual. N o es casual que según metevsk, ciudad industrial mediana (unos
nuestras encuestas sólo 20 % de los ingenieros 125.000 habitantes) y Menzelinsk, una ciudad
constructores puedan ejecutar autónomamente pequeña que es el centro administrativo de una
un trabajo profesional. Son evidentes las conse- región agrícola. Estas ciudades están situadas
cuencias para nuestro país de esta actitud hacia en el territorio de la República Socialista Sovié-
los intelectuales. tica Autónoma de Tartaria, que es en todos los
Desde la Revolución de Octubre los intelec- aspectos una región típica del país, y en tres
tuales han escuchado por primera vez, y en re- ocasiones diferentes - 1 9 6 7 , 1974-1975 y
petidas ocasiones, palabras elogiosas sobre su 1983- se efectuaron en ellas encuestas repre-
utilidad social de labios del líder Gorbachov. sentativas con una muestra de m á s de 7.000
Hasta ese m o m e n t o oían hablar con mayor fre- personas.
cuencia de «intelectuales podridos y medro- Según dichas encuestas, el nivel de educa-
sos» y del papel de liderazgo que la clase obrera ción de todas las capas sociales ha aumentado a
desempeñaba en relación con la intelligentsia yun ritmo relativamente rápido. Así en Kazan,
su educación. Es evidente que en el contexto de el porcentaje de obreros cualificados que ha-
una revolución científica y técnica todo ello ha bían terminado los estudios secundarios pasó
constituido un obstáculo para un auténtico des- de 25,1 a 68,9% entre 1967 y 1983. Podría
arrollo de la sociedad. pensarse que con ese crecimiento del potencial
Esa «ideología» afectó especialmente a las de la población y en un clima en el que se pro-
grandes ciudades y a los antiguos centros cultu- clamaba sin cesar el adelanto científico y técni-
rales que a la par de los centros análogos de los co, se aceleraría necesariamente la movilidad
países de Occidente hubieran debido entrar en profesional. Pero no sólo no fue así, sino que
una era de desindustrialización. En efecto, m u - experimentó una regresión. Si en 1974 el
chas personalidades públicas e ideólogos ofi- 35,9 % de los encuestados no habían cambiado
ciales consideraban perjudiciales, y las siguen nunca en su vida de profesión ni de situación
considerando, incluso las propuestas m á s ano- social, en 1983 lo había hecho el 39,6 %; habían
dinas de fomentar la informática, lo que supo- cambiado de oficio, pero por otro similar y, en
ne una m e r m a de la importancia y el porcentaje consecuencia, de idéntica categoría social, 48,7
de trabajadores de las grandes empresas, ya que y 45,2 % respectivamente; por último, habían
esas medidas implicarían necesariamente la cambiado de profesión y de categoría social
disminución del porcentaje de obreros en el 15,4 y 15,2% de los encuestados, respectiva-
conjunto de la población. Así los planificadores mente. Y esa evolución lenta había tenido lugar
de Moscú propusieron hace poco no sólo m a n - en una sociedad «habituada» a una movilidad
tener el número de trabajadores, sino además social a gran escala (véase cuadro 1 ).
reducir únicamente en 25 % el número de obre- La contradicción entre el mejoramiento del
ros no cualificados, desde ahora... hasta el año nivel de educación y la reducción de las posibi-
2100. Esos mismos individuos, dinosaurios del lidades de lograr una mayor movilidad profe-
«comunismo científico», pidieron que para el sional se observaba también en la situación en
año 2100 se reduzca en Moscú el número de las ciudades. Las encuestas mostraron una
estudiantes y trabajadores científicos en com- orientación creciente hacia las actividades de
paración con 1985. La profunda ignorancia de esparcimiento, la adquisición de bienes mate-
esos oscurantistas ha frenado y sigue frenando riales y la educación de los hijos. Sin embargo,
en gran medida la buena marcha del país por un medio urbano poco desarrollado y, en con-
el derrotero universal del progreso moderno. secuencia, la imposibilidad casi total de reali-
Los largos años de lento crecimiento tecno- zarse fuera del ámbito de la producción,
lógico tuvieron c o m o consecuencia la acentua- desembocan en la crisis del sistema de valores
Estructura social de la ciudad soviética 393

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Proyecto de Constantin Melnikov para el edificio del Ministerio soviético de la industria pesada. Moscú, 1934. D . R
394 Ovsei Irmovich Shkaralan

C U A D R O 1. Estructura social de tres generaciones de habitantes de ciudades (Kazan, 1983)

Capa social Indicación Padre del Encuestado a Encuestado a Encuestado en Hijo mayor del
cronológica encuestado, a comienzos de los 30 años de el momento de encuestado en
comienzos de su vida activa edad la encuesta el m o m e n t o de
la vida activa la encuesta

1. Campesinos, miembros de un
koljoz. trabajadores agrícolas 19,0 6,9 0,9 0,3 0,8
2. Trabajadores con trabajo no
cualificado o poco cualificado 16,6 10,3 5,1 5,5 8,3
3. Trabajadores con u n trabajo
cualificado.
fundamentalmente físico 36,0 58,8 56,1 54,8 50,2
4. Obreros con un trabajo
altamente cualificado, con
funciones físicas e
intelectuales para la
aplicación de una técnica
compleja 1,1 2,9 2,9 3,4 1,7
5. Trabajadores con una
actividad intelectual poco
cualificada (empleados no
especialistas) 4,1 1,9 2,2 2,1 4,5
6. Trabajadores con una
actividad intelectual
cualificada que requiere
estudios secundarios
especializados 9,0 7,7 10,8 9.9 8,9
7. Trabajadores que efectúan
una actividad intelectual
cualificada que requiere
estudios superiores 10,2 9,8 15,3 15,8 21.7
8. Trabajadores que efectúan
una actividad intelectual
altamente cualificada que
requiere estudios superiores y
formación complementaria 1,5 1,2 4,9 5,8 2,8
9. Trabajadores que efectúan
una labor intelectual
altamente cualificada
de dirección 2,5 0,5 1,8 2,2 1,1
TOTAL 100 100 100 100 100

de la joven generación. E n Kazan, de 1974 a ta de una antigua ciudad universitaria que


1983 el número de lectores habituales de obras cuenta con 80.000 estudiantes y 125.000 alum-
literarias pasó de 68,3 a 63,3 % y el número de nos y que es capital de una república autóno-
lectores de obras profesionales de 54,9 a m a . La situación es m u c h o m á s compleja en las
54,1 %. Es cierto también que el número de es- grandes ciudades nuevas y en las ciudades pe-
pectadores teatrales (por lo menos una vez al queñas y medianas.
mes) pasó de 27 a 32,6 %. Sin embargo, en esa La inexistencia de un medio urbano desa-
ciudad de más de un millón de habitantes sólo rrollado provoca una deformación de las rela-
funcionaban durante estos años cinco teatros, ciones. C o m o consecuencia, las capas sociales
una sala de conciertos y cinco museos, entre se desestructuran y pierden la posibilidad de
ellos algunos poco frecuentados por su temáti- manifestar sus intereses. Es difícil captar las ex-
ca histórico-revolucionaria. Ahora bien, se tra- pectativas de la población, condicionadas por
Estructura social de la ciudad soviética 395

íí¿s#í%tí'- J ^ v ,»--rfWt_: "i-,

El espacio urbano soviético en los años I960: bloques de hormigón invaden el c a m p o circundante, H . Cartier-Bresson/
Magnum.

la pertenencia a una capa social, ya que no exis- que realizan un trabajo intelectual, 10,4; el por-
ten instituciones que canalicen las necesidades centaje de los que consideran malo su estado de
específicas de los grupos (capas) que componen salud se cifra en 5,9, 14,2 y 13,9 % respectiva-
la sociedad urbana. mente. Los datos relativos a la biblioteca fami-
V o y a ofrecer algunos datos sobre esta mis- liar son: el personal directivo posee u n a media
m a ciudad de Kazan, que caracterizan las con- de 542,5 libros, los obreros cualificados 67,6 y
diciones de vida de las distintas capas sociales la gran m a s a de intelectuales 186,7. El panora-
y sus respectivas diferencias en 1983, es decir, m a relativo a la frecuencia de lectura de obras
en vísperas de la perestroika. literarias es el siguiente: en las tres categorías la
El personal directivo de los diferentes nive- proporción de los que leen regularmente (todos
les ganaba por término medio 220,9 rublos, los los días o varias veces por semana) es, respecti-
obreros cualificados 180,3 rublos y la gran m a - vamente, de 81,1, 55,9 y 7 4 , 7 % . Para termi-
sa de empleados que realizaban un trabajo inte- nar, algunos datos sobre las vacaciones: las
lectual 155,3 rublos; para estas categorías de pasaron en el extranjero 5,7, 0,4 y 2 % respecti-
personas la proporción de quienes tenían apar- vamente; en un sanatorio, una pensión o un
tamentos independientes o casa propia era de centro de reposo: 17, 9,9 y 13,2%. C o m o se
89, 67,1 y 4 4 , 2 % respectivamente. Los datos desprende de las cifras citadas, las diferencias
relativos a la salud son los siguientes: el perso- sociales son evidentes, pero no revisten por sus
nal directivo toma anualmente un promedio de dimensiones un carácter cualitativo.
7,9 días de licencia por enfermedad (sin contar C o m o ya señalé, el problema estriba en
los días que se toman para cuidar a parientes), otros aspectos: las diferencias en los bienes que
los obreros cualificados, 9,9 y los empleados se posee son consecuencia directa del puesto
396 Ovsei Irmovich Shkaratan

que se ocupa y de la pertenencia a este o aquel cir, los fenómenos de desintegración de condi-
sector de la economía. ciones particulares, lo que, según esta teoría,
C o m o conclusión, voy a procurar exponer guardaría relación con el proceso de reducción
mi propia concepción de las estructuras socia- de las desigualdades dentro de la sociedad.
les de una ciudad. Es inherente a la comunidad ¿Cuáles son las primeras conclusiones que
urbana una estructura social y espacial que se se pueden sacar del estudio de las relaciones
estudia aplicando el método de la ecología fac- sociales en la ciudad soviética?
torial. También en la U R S S esta orientación ha A una sociedad con estructuras sociales
tenido cierto auge7. Sin embargo, dada la fun- «autoritarias» corresponden ciudades desper-
ción básica de reproducción social de la ciu- sonalizadas en las que las autoridades locales
dad, resulta que lo que moldea y organiza c o m o actúan c o m o representantes de la autoridad
sistema las relaciones urbanas son los grupos central y no c o m o portavoces de los intereses
de consumidores (= de consumo cultural) y las de la comunidad urbana. En u n socialismo es-
relaciones que se dan entre ellos8. tatal, se considera la ciudad no c o m o u n a co-
Nuestra tarea consistía en elaborar un indi- munidad territorial que se reproduce natural-
cador del carácter de las actividades extrapro- mente, sino c o m o una organización con u n fin
ductivas (en otros términos, del carácter del especial de tipo productivo. Se reprimen los
consumo). Dicho indicador determina el grado elementos de autorregulación del sistema urba-
de intensidad del consumo según su diversifi- no, y los procesos espontáneos se reglamentan
cación. Durante la investigación es fácil re- y se transforman artificialmente en procesos
gistrar las ocupaciones del encuestado en su organizados. E n consecuencia, c o m o la ciudad
tiempo libre. Se puede medir el grado de parti- ha perdido su «masa crítica» de espontanei-
cipación de la gente en esas actividades por la dad, en un determinado m o m e n t o queda con-
frecuencia con que las practican durante un pe- denada al estancamiento y cualquier innova-
ríodo determinado: semana, mes, año (según el ción resulta imposible.
tipo de ocupación). El trabajo consiste en m e - Todos estos factores influyen considerable-
dir la diversidad de las actividades extrapro- mente en la manera en que la ciudad cumple su
ductivas de la gente por su grado de participa- función esencial, a saber, la reproducción so-
ción en diferentes tipos de actividades. El tipo cial del individuo. Es evidente que la ciudad
de ocupación (actividad) es una categoría gene- soviética no ofrece en la actualidad las condi-
ral empleada en la investigación para clasificar ciones indispensables para la constitución de
las ocupaciones cotidianas en bloques según su los recursos h u m a n o s necesarios en los sectores
proximidad funcional (por ejemplo, cuidado y de producción de alta tecnología. E n efecto, los
educación de los hijos, actividades intelectua- habitantes necesitan distintas actividades de
les y culturales). Si se elabora un continuum de esparcimiento, educación permanente, u n ele-
las actividades extraproductivas, la diversidad vado nivel de vida y servicios de gran calidad.
de los tipos de actividad dentro de una misma En estas circunstancias, la principal orien-
clase aparece c o m o una relación de lo particu- tación para el desarrollo de la ciudad soviética
lar a lo general. E n total se obtuvieron nueve es que los ciudadanos dejen de formar una m a -
grupos, establecidos según el grado de diversi- sa, una multitud indiferenciada, manipulada
dad de las actividades extraproductivas (o de arbitrariamente por las autoridades locales,
consumo en el sentido amplio del término). para convertirse en una comunidad autoorga-
Según esos grupos, la distribución de los en- nizada de personas que dirijan cada vez en m a -
cuestados mostró en todas las capas sociales yor medida su propio destino y el de la ciudad.
una estructura bastante pobre de las activida- Las leyes promulgadas en los últimos años
des (este punto se ha tratado anteriormente). han creado ciertas condiciones previas que fa-
Por el contrario, se descubrió una baja relación cilitan esta nueva situación. E n las ciudades se
entre las diferencias por capas sociales y grupos han creado distintas cooperativas. Sólo en
de consumidores urbanos, lo que constituye al- 1988 el número total de cooperativas en fun-
go imprevisto (véase el cuadro 2). Para la inter- cionamiento se multiplicó por 5,5, elevándose
pretación teórica de este fenómeno se recurre a el 1.° de enero de 1989 a 77.500. Esas coopera-
la teoría de Wesolowski sobre los fenómenos de tivas empleaban a 1.400.000 personas, es decir
descomposición de la estructura social9, es de- nueve veces m á s que a comienzos de año, y se
Estructura social de la ciudad soviética 397

C U A D R O 2. Tipología de las actividades extraproductivas de los representantes de las diferentes


capas sociales (Kazan, 1974 y 1983; hombres), en porcentajes para cada renglón

Personas
Capas sociales 1 i 3 4 5 6 7 8 9 interrogadas %

Obreros con un trabajo no 11.8* 32.9 22.4 10,6 14,1 3,5 4.7 0,0 0,0 85 100
cualificado o poco 14.7 24.2 27.4 7,4 ÏZ5 7.4 4.2 1,1 1.1 95 100
cualificado
Obreros con un trabajo 3,4 18.3 20.4 10,4 21,3 13.3 9.3 3,2 0.5 624 100
cualificado 8.7 21.5 24.7 14,7 T43 7,7 5,5 1,6 1.3 953 100
Obreros con un trabajo 0.0 12.2 24.4 9,8 19.5 19,5 9.8 4,9 0,0 41 100
altamente cualificado con 0.0 19.7 27.9 9.8 16,7 9.8 6.6 6.6 3,3 61 100
actividades físicas e
intelectuales
Trabajador con una 6.5 32.3 19.4 3,2 22,6 6.5 6.5 0.0 3.2 31 100
actividad intelectual poco 2.6 26.3 26.3 5,3 10,5 10.5 7,9 7.9 2.6 38 100
cualificada (empleado no
especialista)
Trabajadores con una 5.3 8.0 22,7 17,3 20,0 8.0 12,0 6.7 0.0 75 100
actividad intelectual 4.5 12.1 19,7 16,7 21.2 9,1 13,6 3,0 0.0 66 100
cualificada que requiere
estudios secundarios
especializados
Trabajadores con una 1,1 9.3 19.8 15,4 22,0 10.4 14,3 7.1 0.5 182 100
actividad intelectual 5,0 12.1 21,7 18,5 17,8 12,5 8,5 2.8 1,1 281 100
cualificada que requiere
estudios superiores
Trabajadores con una 0,0 7.8 11,8 9,8 16,7 22,5 20,6 9,8 1.0 102 100
actividad intelectual 2.9 9.7 26.2 16.5 ÏM TÏ6 5.8 3,9 2,8 103 100
altamente cualificada que
requiere estudios superiores
v formación
complementaria
Trabajadores altamente 2.9 5.7 20.0 17.1 11,4 17.1 17.1 8.6 0.0 35 100
cualificados con funciones 0.0 5.0 25.0 17.5 273 2.5 20.0 2.5 0,0 40 100
directivas

1974 1.277 100


TOTAL:
1983 1.748 100

* P o r e n c i m a de la línea: estadísticas de 1974; por debajo d e la línea: estadísticas de 1 9 8 3


l\v = 0 . 1 9 9 ( 1 9 7 4 ) ; 0 . 1 8 0 ( 1 9 8 3 )

ocupan de sectores m u y variados: producción, res individuales ocuparán un lugar m u y impor-


representaciones teatrales, actividades recrea- tante, sobre todo en materia de actividades re-
tivas, deportivas y sanitarias, ingeniería y téc- creativas, con lo que se diversificarán m á s aún
nica, comercio, etc. En 1988 su producción de los grupos sociales.
bienes y servicios representó 6.000 millones de La aparición de empresas económicas inde-
rublos, es decir. 17 veces más que en 1987 10 . pendientes, es decir, no estatales, dará a la co-
Así está desapareciendo de hecho el monopolio munidad urbana un carácter democrático; las
de la propiedad del Estado y se están formando ciudades podrán renacer c o m o comunidades
empresas económicas independientes. autoorganizadas y autoadministradas que tie-
Cabe prever que a fin de siglo el número de nen su motivación, sus recursos y -lo que es
miembros de las distintas cooperativas oscilará m á s importante- sus objetivos de desarrollo
entre 20 y 30 % de ciudadanos. Los producto- propios (y no impuestos desde el exterior). En
398 Ovsei Irmovich Shkaratan

ciertos aspectos van a acentuarse las diferen- está preparando. Y a se han formado miles de aso-
cias sociales que existen en la sociedad urbana, ciaciones ciudadanas para la protección del medio
o m á s exactamente van a revestir u n carácter cultural y de la naturaleza, así c o m o numerosos
abierto y transparente. clubes políticos, complejos de viviendas para jó-
V a a acentuarse el proceso de consolidación venes, etc. Las relaciones de esas asociaciones con
y politización de los grupos sociales así c o m o las autoridades locales son frecuentemente m u y
de t o m a de conciencia y abierta manifestación tensas, ya que representan una protesta contra el
de sus intereses; los órganos de autoadministra- poder de la administración y la burocracia. Pese a
ción local van a convertirse en el c a m p o de ba- estas dificultades, tales asociaciones están aumen-
talla de esos grupos y en el lugar en el que se tando y convirtiéndose en una fuerza cada vez
conciliarán sus intereses en función de sus re- m á s influyente en las ciudades.
cursos. Esta evolución se verá facilitada por la
Ley de Administración Descentralizada que se Traducido del raso

Notas

1. Marx K... Engels, F . . Obras en cifras- 1987. Moscú, 1988, L.I., Putgaizer, V . M . , Shmarov,
completas, tomo 46, parte I, pág. págs. 191-192. A.I., Cómo gasta el tiempo la
463. E n los últimos años los población, Moscú, 1984. pág. 102;
orientalistas soviéticos al analizar 3. Investia, 7 de julio de 1988, pág. Investigaciones sociológicas, 1986,
esta idea prefieren calificar de 3. La economía de la URSS en n ú m . 1, pág. 73-81.
estatal ese m o d o de producción. 1987; Anuario Estadístico, Moscú,
Las relaciones socioeconómicas se 7. Rukavishnikov, V . O . : La
1988, pág. 475.
caracterizan porque quienes población de la ciudad, Moscú,
explotan a los pobres no son los 198U: Barbash, N . B . : Metodologia
4. La economía de la URSS en
propietarios sino quienes detentan del estudio de la diferenciación
¡987, pág. 447; Argumentos y
el poder. El aparato estatal se territorial del medio urbano,
hechos, 1989, n ú m . 1, pág. 3;
apodera de los medios de Moscú, 1986, etc.
Tiempos Nuevos, suplemento de la
producción y organiza y controla la revista, Perestroika y Derechos 8. Publiqué una metodología de la
producción y la distribución. Humanos, diciembre de 1988, determinación y descripción de
Véase por ejemplo, Vasiliev, L.S.: pág. 12. esos grupos en: Soviet Sociology,
Estado y m o d o estatal de vol. X I X , n ú m . 1 (verano de 1980).
producción en la antigua China, 5. Pravda, 30 de marzo de 1987;
La sociedad}' el Estado en China, 9. Wesolowski, W . Klasy, warstwa
Investigaciones sociológicas, 1987,
parte I, Moscú, 1981, págs. 37-39. n ú m . 4, pág. 51. iwladza. Varsóvia, 1966,
págs. 185-193.
2. Investigaciones sociológicas, 6. La economía de la URSS en 10. Argumentos y hechos, 1989,
1986. n ú m . 3, pág. 100, la URSS 1987, págs. 384-387; D u m n o v , n ú m . 18, págs. 3-4.
¿Puede revitalizarse
la zona costera de Tokio?

Hidenobu Jinnai

Introducción hacia el m a r desempeñaban un sinnúmero de


funciones y eran importantes por diversos con-
Tokio, ciudad que a la par de Venecia una vez ceptos, en particular, porque en ellas se desen-
fue llamada «la capital del mar», se desarrolló volvía la vida cotidiana de la población. E n
después de la guerra dejando completamente esos barrios se creaba una cultura urbana m u y
de lado la zona costera. Sin embargo, la situa- animada, de m o d o que adquirían un aspecto
ción ha empezado a cambiar y en la actualidad simbólico m u y específico. E n toda la ciudad
puede decirse que súbitamente se ha tomado había lugares en los que la población podía es-
conciencia del agua. H a n cobrado especial inte- tar en estrecha relación con el agua.
rés los parajes situados cerca del océano. Se oye Sin embargo, las ciudades de nuestro tiem-
decir incluso que ha llega- po fueron construidas pen-
do «la hora de las zonas ri- sando en que los intereses
Hidenobu Jinnai es un arquitecto japo-
bereñas». Felizmente se ha nés y profesor en la Universidad Hosei, de la industria eran los m á s
comenzado una vez más a Departamento de Arquitectura, Tokio, importantes. C o m o conse-
atribuir la debida impor- Japón. H a publicado varios libros, en- cuencia, la zona costera se
tre los que se encuentran Space Anthro-
tancia a los distritos de las poloçv of Tokyo ( 1 985, en japonés) y convirtió en un lugar plaga-
ciudades japonesas que co- Ethnie Tokyo (\9%1). do de instalaciones portua-
lindan con el agua. N o obs- rias, fábricas, depósitos, es-
tante, en medio de este en- taciones de carga y descar-
tusiasmo un tanto exagera- ga, etc. Para la masa de la
do por esas zonas, se ha población es difícil tener
desfigurado en cierta medi- contacto con el agua. C o n -
da lo m á s importante del forme esa zona se iba sepa-
problema ya que se han rando de la población, su
propuesto toda clase de imagen empezaba a dete-
ideas diferentes y han co- riorarse debido a factores
brado vida propia distintos lemas. Es preciso como la contaminación característica del desa-
repensar el verdadero sentido de la revaloriza- rrollo industrial.
ción del agua. N o obstante, al cabo de poco tiempo m u -
chas de esas instalaciones resultaron innecesa-
rias por los cambios que se produjeron en la
Las cuatro fases función de los puertos y en la estructura de la
de revalorización de industria, lo que llevó a que se repensara la m a -
la zona costera nera c ó m o se iban a aprovechar esos terrenos.
En la actualidad hay muchas zonas llenas de
En realidad es natural que en nuestra época au- construcciones deterioradas y lúgubres, lo que
mente el interés por el agua. En otro tiempo las facilita la recuperación de la zona costera.
zonas de la ciudad que miraban hacia un rio o Aprovechando esta circunstancia favorable, a

RICS 125/Set. 1990


400 Hidenobu Jinnai

partir de los años setenta las ciudades de Euro- yendo excelentes instalaciones recreativas de
pa y los Estados Unidos empezaron a hacer diferente tipo que explotan las características
todo lo posible para rehabilitar dichas zonas y específicas de esos parajes.
construyeron locales comerciales e instalacio- El movimiento para revalorizar el río Sumi-
nes de recreo, de m o d o que una vez más la po- da es m u y dinámico, debido sobre todo a las
blación ha tenido acceso a esos parajes que una múltiples actividades del movimiento cívico
vez más se habían vuelto atractivos. denominado «Club Río Sumida». C o m o ejem-
Si los habitantes de Tokio han tomado con- plo cabe citar la línea de transporte acuático
ciencia de las zonas que colindan con el agua, entre Puente Azumabashi y el Muelle Takeshi-
se debe a un fondo social y económico que es ba y los barcos de recreo «yakatabune», que
básicamente similar, pero al m i s m o tiempo tie- son cada día m á s populares. Puede mencionar-
ne características peculiares. se además el Puente Sakurabashi destinado ex-
El movimiento para revitalizar dichas zo- clusivamente a peatones, que une las dos partes
nas empezó a cobrar importancia a comienzos del Parque Sumida y pudo construirse gracias a
de los años ochenta. Para rehabilitarlas se han un esfuerzo conjunto de los distritos de Taito y
abordado diversos enfoques y adoptado toda Sumida. E n ambas riberas se han construido
una serie de medidas. Quisiera resumir la situa- embarcaderos especiales para que se conozca el
ción. agua.
En primer lugar, se ha intensificado el «sen- E n el distrito de Koto ha empezado a fun-
timiento de familiaridad» con el agua, ya que la cionar otra línea de transporte acuático que
población exigía m á s lugares de esparcimiento. une el río Sumida y sus canales con la Bahía de
La megalopolis de Tokio, que había perdido Tokio. Hay además un parque acuático popu-
sus zonas verdes y sus aguas, convirtiéndose en lar que representa un «foso Sendai».
una jungla de cemento durante el desarrollo En el Parque Odaiba se reúnen los jóvenes
que caracterizó el período de crecimiento de la que practican el surf, así c o m o excursionistas y
postguerra, era cada vez más una ciudad invi- amantes de la pesca. El resultado es un entorno
vable, un yermo que se denominó «el desierto exótico que contrasta con el perfil y los rasca-
de Tokio». Empezaron luego a cambiar los va- cielos de la ciudad, entre otros la Torre de T o -
lores y las prioridades de la sociedad. Se co- kio. Al sur del Muelle Oi se encuentra el Parque
menzó a exigir un entorno más rico y a procla- de Aves Silvestres de la Bahía de Tokio, cons-
mar la importancia de las zonas verdes y del truido gracias a un movimiento cívico. Así
agua, lema éste que es clave cuando se pretende pues, cada vez es más enérgica la exigencia de
tener una ciudad con un mejor aspecto y con la población de un entorno natural constituido
mejores instalaciones de esparcimiento. A por las zonas que lindan con el agua.
partir de los años setenta empieza a cobrar im- U n segundo movimiento que afecta dichas
portancia el movimiento cívico que se propone zonas es el intento de atraer nuevamente a la
recuperar las zonas costeras y los espacios ver- gente a esa área, construyendo edificios de
des. El primer objetivo fueron las zonas verdes, apartamentos a lo largo del río Sumida y la Ba-
pero paulatinamente se incluyó también el hía de Tokio, distrito éste en el que la pobla-
agua, y en la actualidad muchos distritos cuen- ción sedentaria había disminuido constante-
tan con parques en los que ésta se utiliza de mente a partir de la guerra. Desde el período
m o d o creativo. Así, una vez m á s se ha prestado Meiji gran parte de la zona situada en la desem-
atención a las zonas ribereñas. También en T o - bocadura del río y la bahía era un distrito in-
kio esta tendencia es evidente en la revaloriza- dustrial ocupado por enormes construcciones
ción del río Sumida, otros ríos y canales, así de fábricas y depósitos, que han quedado deso-
c o m o en los distritos situados en la bahía. El cupados al haber perdido su función original
control y la regulación de la contaminación debido a los cambios de la estructura industrial
obligaron a muchas fábricas a desplazarse, lo y la racionalización del trabajo. Esos espacios
que tuvo c o m o consecuencia positiva el mejo- vacíos se han convertido en un poderoso incen-
ramiento paulatino de la calidad del agua que tivo para atraer residentes al centro de Tokio,
antes era sucia y fétida. Esto ha permitido a la con la construcción reciente de edificios de
población reunirse en las zonas ribereñas y uti- apartamentos e instalaciones culturales y co-
lizarlas c o m o a bien tengan. Se están constru- merciales que integran la población y el agua.
¿Puede revitalizarse la zona costera de Tokio? 401

El área metropolitana de Tokio, la megápolis m á s densa del m u n d o , con 30,64 millones de habitantes en 1985
24.3 % de la población total de Japón. Sigue creciendo, D . R

En la actualidad se está construyendo la 1990. E n la actualidad se está montando la es-


«Ciudad Fluvial 21», primer proyecto que apli- tructura de acero para las construcciones eleva-
ca la llamada «estrategia de la ribera del río». das. A d e m á s , a lo largo de la ribera del río Su-
Ese sitio estaba ocupado por una fábrica de la mida y de los canales del distrito de Koto se
compañía Ishikawajima Harima y se está con- están construyendo muchos apartamentos.
virtiendo en un parque acuático con pequeñas Algo que surgió m á s tarde y está cobrando
laderas, en cuyo centro se elevan edificios de gran interés para la zona costera es la llamada
apartamentos para 2.500 familias, con las co- «cultura del ático». Al igual que en el distrito
rrespondientes instalaciones culturales y de Soho de Nueva York, existe en la zona coste-
comerciales. Su terminación está prevista para ra de Tokio una cultura creativa en la que los
402 Hidenobu Jinnai

áticos y depósitos se están utilizando c o m o ga- cionalización e informatización en Japón, exis-


lerías, estudios y teatros. Los inmensos depósi- ten planes para construir un segundo centro de
tos con sus paredes de concreto, simples y sin la ciudad a lo largo de la zona costera, un área
adorno alguno, no sólo son económicos, sino comercial con edificios residenciales, hoteles e
que tienen una atmósfera refrescante y distin- instalaciones comerciales y culturales. El pro-
guida, además de ser un lugar adecuado para yecto es la «Urbanización n ú m . 13», últimos
exponer arte moderno. El lema «renacimiento terrenos que se han ganado al mar en la Bahía
del centro de la ciudad» se oyó por primera vez de Tokio. Parece que se están preparando pla-
hace unos cuatro años. La zona hace alarde de nes para otras muchas urbanizaciones de ese
una cultura imponente e impetuosa, y el hecho tipo. En medio del auge de la construcción las
de que apareciera en el centro de la parte orien- zonas ribereñas se han convertido en c a m p o de
tal de la ciudad constituye un hito, ya que tradi- batalla de ideas e intereses contradictorios.
cionalmente el interés cultural se desplazaba Era de esperar que el Japón se convertiría
hacia el este. en una sociedad postindustrial y entraría en la
C o m o esa área ha comenzado a difundir un edad del entorno y la cultura. Sin embargo, se-
incentivo cultural y artístico, es natural que allí gún la sociedad de la información, la prioridad
se reúnan los jóvenes. En particular, zonas co- en el desarrollo de Tokio es la economía. Este
m o Takeshiba y Shibaura con sus innumera- movimiento se refleja con toda claridad en las
bles depósitos se están convirtiendo en barrios zonas ribereñas.
de diversión a la m o d a , con cafés y restauran- D e todos m o d o s , la utilización de dichas zo-
tes. Tal vez haya aparecido por fin una época nas comprenderá sin duda alguna los tres ele-
de cultura en la que se aprecian debidamente la mentos siguientes: 1) oficinas; 2) residencias;
naturaleza y la tradición, y se atribuye impor- 3) instalaciones recreativas, entre otras los par-
tancia a un entorno sano. Cabe esperar que las ques costeros. Cabe esperar que se puedan en-
zonas ribereñas de Tokio serán lugares agrada- trelazar esos elementos de m o d o armónico a
bles y ricos en incentivos, c o m o lo son en Euro- fin de crear un conjunto atractivo. Sin embar-
pa y Estados Unidos. go, en la actualidad es m u y fuerte la d e m a n d a
Sin embargo, la situación actual no es del de espacios de oficina. Existe el peligro de que
todo alentadora. H a surgido una cuarta tenden- las zonas ribereñas que finalmente estaban vol-
cia que no tiene c o m o base el deseo de revaluar viendo a la población, terminen por convertir-
el agua. H a aumentado la demanda de oficinas se en una masa estéril de hierro y concreto. Se-
c o m o consecuencia inevitable de la ola de in- ría vergonzoso que los sentimientos humanos
ternacionalización e informatización. Las zo- se vieran ahogados por un entorno en los que
nas ribereñas se convirtieron de un m o m e n t o a sólo prospera la computadora.
otro en centro de atención c o m o posible empla-
zamiento de oficinas. Al m i s m o tiempo, con-
forme evolucionaba la tecnología, los lemas de Sentido de la zona costera
la industria de la construcción son «edificios
inteligentes», «ciudades inteligentes». Esta si- Según se ha señalado anteriormente, hay un
tuación concuerda perfectamente con el aliento sinnúmero de proyectos en dicha zona, que
que da el Gobierno a la demanda nacional, por constituyen un elemento clave de la tendencia
lo que la industria de la construcción ha cono- a incrementar la demanda nacional y revitali-
cido un nuevo auge. Así, pues, la nueva ordena- zar el clima comercial. Existe preocupación por
ción de esas zonas va a ser una de las tareas m á s que se pierda de vista el sentido que tiene una
importantes que habrán de abordar el Gobier- zona ribereña para el ser h u m a n o . Si esos temo-
no y las grandes compañías. res se cristalizan, no es posible esperar que pue-
U n o tras otro, han surgido «edificios inteli- da construirse una ciudad humanizada. Así
gentes» en los distritos de C h u o y Minato, don- pues, es esencial reconsiderar el problema de
de antiguamente existían grandes depósitos, dichas zonas, con plena conciencia de lo que
por lo que está cambiando el perfil de la ciu- significa la creación de u n espacio urbano
dad. Se teme que esta evolución pueda acabar atractivo.
con la «cultura del ático», lograda con tanto es- Para experimentarlo en carne propia y no
fuerzo. C o m o respuesta a la creciente interna- de m o d o abstracto, ¿por qué no ir a visitar esos
¿Puede revilalizarse la zona costera de Tokio? 403

^9RS/SmB" fe
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La ciudad fluvial 21, que se construye en el marco de la «estrategia de las riberas del río», en Tokio, H . Jinnai, D . R
404 Hidenobu Jinnai

parajes? Se comprenderá así que esa parte de la una parte, y funcionalidad de las oficinas, por
ciudad abre la mente a amplias perspectivas. Se otra, sino que más bien se complementan y en-
verá la «ciudad» cobijada dentro de la «natura- riquecen mutuamente.
leza» en forma de agua. Hay fábricas y depósi-
tos abandonados, así c o m o vías de tren en-
mohecidas entre las que crece la yerba. H a y Revalorización del potencial marino
muelles con barcos oxidados y a lo lejos exten-
siones de agua. Se puede visitar Tsukudajima Conforme avanzaba el desarrollo de la ciudad
para tener una idea de lo que era una aldea de moderna, se fue olvidando durante largos años
pescadores en el período Edo. E n Odaiba se en- el valor de las zonas ribereñas. Actualmente
tra en contacto con un período más antiguo de tenemos una buena oportunidad de utilizar
la historia: fortificaciones construidas a finales esas zonas, pero las personas directamente
del período Edo c o m o defensa contra los «bu- interesadas siguen indecisas en cuanto al tipo
ques negros» de Estados Unidos. Las zonas ri- de espacio urbano que ha de crearse. Desde lue-
bereñas están punteadas con lugares c o m o go, otros proyectos urbanísticos en países ex-
esos, en los que la corriente de la historia ha tranjeros constituyen valiosos modelos. H a y
dejado su huella y en los que se ha acumulado mucho que aprender del período Edo de Tokio
la pátina del tiempo. Se está frente a extensio- c o m o rica capital marina.
nes de agua, lo mismo que ante la prolongación La ciudad de Edo fue construida en estrecha
del tiempo. relación no sólo con los ríos y canales que sur-
U n lugar que hace sentir la extensión de la can la ciudad, sino además con el océano. Las
historia, libera la mente y enriquece la imagi- zonas ribereñas eran parte integrante de la vida
nación. A d e m á s , c o m o se puede experimentar de la población antes de que en la era Meiji
el océano que se abre ante los ojos, se tiene una quedara ahogada por fábricas, depósitos y
sensación maravillosa que refresca y vigoriza muelles. N o sólo se utilizaron para negocios re-
física y mentalmente. El panorama de la ciu- lacionados con el comercio, la pesca, etc., sino
dad es del todo diferente desde ese lugar. Otro que contaban con numerosos lugares de impor-
incentivo de la zona es la manera c o m o refleja tancia religiosa, por no hablar de las instalacio-
en forma sensible y clara los cambios de las nes destinadas a esparcimiento y recreo. E n
estaciones y el paso del tiempo. En esta época una palabra, en esas zonas se encontraban di-
en la que las personas están motivadas por la versos sitios populares agradables y representa-
emoción y no por la fría lógica económica y tivos. Prueba de ello son las muchas pinturas
funcional, las zonas ribereñas con su aparien- sugoroku y meisho de vistas famosas que mues-
cia cambiante al ritmo de las estaciones son un tran una profunda identificación con las zonas
sitio ideal que estimula la imaginación. Tal ribereñas.
vez ni la emoción ni los sentimientos humani- Por ejemplo, si consideramos la zona que se
tarios tuvieron importancia cuando se cons- extiende desde la desembocadura del río Sumi-
truyeron las ciudades modernas a un ritmo da hasta Haneda, a la que se presta cada vez
frenético y precipitado. N o obstante, en la ac- mayor atención, vemos que hay muchas cone-
tualidad se valora la sensibilidad de la vida. xiones entre el mar y la ciudad, entre el agua y
Por ejemplo, percibimos en el crepúsculo los la tierra, y nos damos cuenta de que el océano
leves cambios del agua y del aire y gustosos hace atractiva la vista de la ciudad y enriquece
pasamos algún tiempo contemplando la no- la vida de la población.
che. E n otras palabras, puede decirse que los El panorama del mar desde las cimas de las
lugares que nos recuerdan las percepciones montañas era magnífico. En el período Edo la
más humanas se encuentran en las zonas ribe- tierra firme no se extendía tanto hacia el m a r
reñas. Precisamente por esta razón deberían c o m o hoy día y la cordillera estaba más cerca
ser fácilmente accesibles a toda la población. del océano. Subiendo a una pequeña colina se
Esa zona es además, el lugar m á s adecuado pa- podía disfrutar del grandioso panorama de la
ra las personas que trabajan en los «edificios Bahía de Edo y contemplar el océano por enci-
inteligentes», a fin de mitigar el estrés produ- m a de los techos de la ciudad. A d e m á s , se cons-
cido por la técnica. E n este sentido no se opo- truían santuarios y templos en esos acantila-
nen los elementos de diversión y recreo, por dos, considerados c o m o sitios con u n
.Puede revitalizarse la zona costera de Tokio? 405

U n o de los numerosos planes de rehabilitación de los terrenos ganados al m a r en la bahía de Tokio: un segundo
centro de la ciudad, proyecto de la Administración Metropolitana de Tokio, D . R .

magnífico panorama y escogidos intencional- dos c o m o edificios inteligentes que por moti-
mente por su belleza. vos de seguridad impiden la entrada de perso-
Se puede imaginar que vistos desde la otra nas no autorizadas.
dirección, esos santuarios religiosos eran pun- En el período Edo al descender de las m o n -
tos de orientación importantes para el marine- tañas hacia el mar se podía contemplar el m u n -
ro. Incluso si los templos no eran m u y eleva- do de los chonin (mercaderes), que se extendía
dos, en los bosques que los rodeaban había en derredor. A lo largo de la zona costera había
enormes ginkgos y otros árboles considerados espacios pintorescos de proporciones h u m a -
sagrados. Puede verse, por consiguiente, que nas. E n todas partes podía verse una dramática
los planificadores habían pensado en su fun- creación de espacio. Al término de una calle-
ción de señales orientadoras. juela el caminante se encontraba de repente an-
En la actualidad, conforme se gana cada vez te un mar imponente.
más tierra al mar y se construyen edificios cada U n elemento importante de la ordenación
vez m á s elevados, los lugares para contemplar moderna de la zona costera es crear una atmós-
el océano ya no son las colinas o montañas, fera vigorosa y animada. Por esta razón no es
sino la Torre de Tokio y demás rascacielos. Así conveniente que dominen la costa únicamente
pues, los grandes edificios construidos a lo lar- rascacielos sin vida y edificios de oficinas. E n
go de las zonas ribereñas deberán tener terrazas Boston y Nueva York se incorporaron los vie-
de observación y restaurantes panorámicos jos muelles y edificios ricos en significación
para poder contemplar el hermoso panorama. histórica para crear espacios animados, de fácil
Están proliferando los rascacielos diseña- acceso y proporciones humanas. A m e n u d o se
406 Hidenobu Jinnai

ha dado acceso a la zona costera dejando detrás tirse en un barco que navegaba a lo largo del
los edificios de oficinas, lo que permite su coe- río. Tokio tiene muchas zonas adecuadas para
xistencia. líneas de transporte urbano por agua y para
La zona costera de Edo se caracterizaba por barcos de recreo ya que la zona situada entre
los numerosos restaurantes de alta calidad y los Shibaura y Haneda es m u y vasta y hay muchos
establecimientos que alquilaban habitaciones. canales construidos después del período Meiji.
Era un lugar agradable que miraba al océano, Es preciso utilizar plenamente esos recursos hí-
donde el habitante de Edo podía descansar y dricos.
divertirse. Las posadas de las diligencias de co- A d e m á s , si continúa el desarrollo de áreas
rreos de Shinagawa eran una de esas zonas. c o m o la Urbanización n ú m . 13, experimenta-
Sencillas casas de té a lo largo de la costa de remos un nuevo panorama: contemplar las zo-
Tokaido ofrecían a los viajeros cómodos luga- nas comerciales de Tokio desde el otro lado del
res de descanso. Sin embargo, en el Japón de río. Y a en la actualidad es extraordinaria la vis-
hoy es difícil construir nuevos restaurantes o ta de la ciudad desde la terraza de observación
cafés al aire libre, debido a normas m u y estric- del Museo de Ciencias Marinas. Desde el paseo
tas. Es preciso en el futuro cambiar nuestro de la Urbanización n ú m . 13 se puede contem-
m o d o de pensar afinde recobrar la técnica y los plar al atardecer un enorme sol enrojecido que
conocimientos necesarios para construir buenos se oculta plácidamente tras el muelle Shinaga-
lugares de descanso a lo largo de la costa. w a y sus innumerables depósitos. También es
En la actualidad podemos crear a lo largo de hermosa la vista nocturna del centro de Tokio
la zona costera un nuevo tipo de paisaje que no desde ese punto de observación.
era posible durante el período Edo. En esa épo-
ca existía la extravagante costumbre de diver- Traducido del inglés
Planificación de una comunidad:
Vidyadhar Nagar

Balkrishna V . Doshi

Antecedentes del proyecto Objetivos

El proceso de urbanización de los países en de- La creación de Vidyadhar Nagar forma parte
sarrollo se caracteriza en buena medida por las de los esfuerzos de la J D A para planificar co-
construcciones que se van agregando a los cen- rrectamente el desarrollo de la ciudad y solu-
tros urbanos existentes. Los intereses económi- cionar los problemas que provoca la situación
cos exigen que las actividades y, por consi- actual. Según las directrices elaboradas por la
guiente, la población, se sitúen en esos centros Autoridad, deberían alcanzarse los siguientes
urbanizados, pero el problema de su gestión, objetivos:
por lo que atañe al abastecimiento de los servi- 1. Constituir un «modelo» de desarrollo urba-
cios básicos, la vivienda y no que pueda imitarse en
el transporte, no cesa de otros lugares para proyec-
Balkrishna V . Doshi es un arquitecto de
agravarse. la India, director de la Fundación Vash- tos similares de desarrollo.
La reestructuración m a - tu-Shilpa para el Estudio e Investiga- 2. Descentralizar las ten-
terial de las ciudades m e - ción del Diseño Ambiental, que ha rea- siones de la ciudad matriz
lizado u n trabajo pionero en la
diante vastos proyectos de construcción de casas de bajo costo y en por lo que atañe a la vivien-
desarrollo urbano sólo es planes de desarrollo ciudadano. Traba- da, las infraestructuras y
posible cuando los munici- jó con Le Corbusier en los años cin- las actividades económi-
cuenta y ha sido profesor en varias uni-
pios poseen grandes super- versidades norteamericanas. cas, y equilibrar las defi-
ficies de terreno. La Auto- ciencias de la ciudad exis-
ridad para el Desarrollo de tente.
Jaipur (JDA) es una de las 3. Atender a las necesida-
pocas que son propietarias des de vivienda de u n sec-
de una cantidad considera- tor entero de la sociedad y,
ble de terrenos dentro de la en particular, de la clase
ciudad. pobre urbana.
C o n motivo del 250° aniversario de su fun- 4. Constituir un digno tributo al gran arquitec-
dación, la J D A decidió dedicar al arquitecto de to Vidyadhar Bhattacharya, que proyectó la
la antigua Jaipur, Vidyadhar Bhattacharya, la ciudad amurallada de Jaipur en 1727.
urbanización de 400 hectáreas situadas al no- A d e m á s , las directrices estipulan que Vid-
roeste de esa urbe. Se propuso crear en ese lugar yadhar Nagar contará con los siguientes ele-
un municipio para 100.000 personas y denomi- mentos:
narlo Vidyadhar Nagar en honor al arquitecto.
En este artículo se expone la preparación
En el plano municipal
del plan básico para la creación de Vidyadhar
Nagar, una ciudad símbolo de permanencia y 1) U n centro de oficinas gubernamentales;
orden, de fe, calma y seguridad, y de posibilida- 2) oficinas institucionales; 3) oficinas comer-
des socieconómicas. ciales; 4) una zona industrial; 5) una terminal

RICS125/Set. 1990
408 Balkrishna V. Doshi

de autobuses; 6) un centro sociocultural; 7,1) En el plano comercial


un parque regional; 7,2) un parque dentro de la
Se han proyectado los siguientes servicios para
ciudad; y 7,3) un estadio.
cubrir las necesidades de la población de este
sector y hacer frente a la afluencia de las zonas
Las condiciones de Vidyadhar Nagar próximas:
Cines, hoteles, oficinas comerciales, espa-
En el plano residencial cios para el sector informal, esto es, carreti-
llas de m a n o , kioscos, etc., y comercio al por
Según las estimaciones, se trata de proporcio-
menor.
nar viviendas a una población de 100.000 a
150.000 personas, que abarca todos los sectores
de la sociedad. A tal efecto se han estipulado Servicios comunitarios
los siguientes parámetros. Todos los servicios necesarios para la vida coti-
1. Porcentaje de casas particulares y de aparta- diana de los residentes y, en particular, un cen-
mentos -para cada grupo 50 % de la totali- tro religioso, dharmshalas, centros comunita-
dad de residencias. rios, etc.
2. T a m a ñ o de los terrenos particulares: de
50 m : a 400 m 2 .
Servicios públicos
3. Cinco categorías de apartamentos basadas
en la estructura económica de la sociedad. Terrenos para casas particulares y oficinas para
4. Densidad residencial bruta: 375 personas el Servicio de Electricidad del Estado y el D e -
por hectárea. partamento de Ingeniería Sanitaria.
5. Altura máxima de los edificios: 18 m . A d e m á s , se han proyectado otros servicios
6. Porcentaje de superficie habitada (FAR): c o m o institutos, escuelas primarias y jardines
1,5 por casa de apartamentos. de infancia, centros comerciales adecuados se-
gún las necesidades de los barrios, etc. H a y que
señalar, asimismo, que para todos los edificios
Planificación de una comunidad: Vidyadhar Nagar 409

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.•1 /a izquierda: Ramganj Bazaar, en la antigua ciudad. U n ejemplo del estilo arquitectónico de Jaipur, B.V. Doshi, D . R .
Arriba: «Imágenes de Vidyadhar Nagar». pintura de B . V . Doshi. D . R .
410 Balkrishna V. Doshi

no residenciales, el F A R será solamente de 2,0 la superficie habitada y al uso diverso que se


y la altura m á x i m a de 18 m . hace de la m i s m a durante las 2 4 horas del
día.
Introducción 3. La distinción espacial de cada nivel a u m e n -
ta gracias a espacios «de transición» adecua-
La planificación urbana en India, desde los dos (por ejemplo, las otlas, plataformas ele-
tiempos de Mohenjodaro y Harappa hasta la vadas en la entrada de la casa, y q u e
época m á s reciente de Jaipur, pone de relieve cumplen la función de un espacio de transi-
una utilización eficaz de los escasos recursos de ción para actividades familiares). Estos es-
manera coherente y respetuosa de las culturas y pacios diferencian astutamente los niveles
los estilos de vida de India. El sentimiento de sin dificultar la circulación de las personas
comunidad es siempre m u y fuerte en las ciuda- en uno y otro sentido.
des tradicionales. Cada vez se percibe con m a - 4 . L a visualización del medio ambiente en
yor claridad que hay muchas lecciones que cada nivel puede resultar m u y clara debido
aprender de las antiguas ciudades, en lugar de a la definición precisa de la jerarquía.
adoptar sistemáticamente normas y principios 5. El margen de personalización y el uso múlti-
basados en las experiencias de Occidente. Del ple del espacio impiden la monotonía.
estudio de nuestras ciudades se desprenden Las repercusiones en materia de utilización
principios importantes de planificación tradi- de los terrenos y de costos son múltiples. Gra-
cional que pueden seguir aplicándose hoy en cias a un alto porcentaje de propiedades priva-
día y que pueden crear una estructura urbana das y de responsabilidades en los niveles infe-
activa y a escala h u m a n a . riores se logra u n mantenimiento mejor.
E n contraste con los adormecidos suburbios A d e m á s , el uso múltiple del espacio contribuye
residenciales de las ciudades contemporáneas, considerablemente a reducir los costos de cons-
en la antigua ciudad de Jaipur abundan las acti- trucción y mantenimiento.
vidades humanas que son el testimonio de una
comunidad floreciente. Para comprender los
elementos básicos de una comunidad así y po- Manifestación de la estructura
der incorporarlos a nuestras propuestas, el jerárquica espacial
Equipo de Planificación llevó a cabo un estu-
dio sobre la ciudad vieja, que puso de relieve La escala y la interrelación de los espacios urbanos
las lecciones siguientes. se reflejan tanto en la superficie c o m o en la con-
cepción de los espacios. U n a utilización ingeniosa
de estas dos dimensiones refuerza la manifesta-
Jerarquía simbiótica ción espacial de la estructuración jerárquica.
de las actividades 1. La anchura de las calles y las dimensiones de
los espacios abiertos están en relación con la
En contraposición con la segregación espacial intensidad de su utilización por los residen-
de las actividades residenciales, comerciales y tes (especialmente los niños y los ancianos)
recreativas o de la demarcación basada en la y con el tipo de transportes.
estructura de clases, las ciudades antiguas repo- 2. El diseño de las calles y los espacios en cada
san en distinciones basadas en un buen enten- nivel se integra a la trama estructural total
dimiento de las sutiles y complejas jerarquías y teniendo debidamente en cuenta el uso múl-
compatibilidades de las diversas actividades. tiple de los espacios en las distintas horas
Por ejemplo: del día por los diversos grupos de edad de
1. Los diversos grados de intimidad y de vida acuerdo con nuestras costumbres sociales.
pública están determinados por el orden es- 3. Los pequeños chowks (patios) y las calles re-
pacial de los espacios y edificios públicos. sidenciales privadas favorecen la sociabili-
2. U n uso múltiple y simbiótico del espacio dad por medio de diversas actividades -las
combina todas las actividades compatibles faenas domésticas de las mujeres, las con-
en cada grado de la jerarquía. Incluso los versaciones de los hombres y los juegos de
conflictos de poca importancia se reducen los niños- que coinciden en el tiempo y el
debido, entre otras cosas, a la segregación de espacio.
Planificación de una comunidad: Vidyadhar Nagar 411

Vidyadhar Nagar (a la izquierda) está situada a unos 3 k m de la ciudad de Jaipur y queda unida a la ciudad madre
por una calle-bazar, de la cual es una expresión contemporánea, B.V. Doshi. D.R.

Un intenso aprovechamiento del terreno 2. M u c h o s espacios abiertos, que en otras con-


y una forma de construcción adecuada diciones habrían sido públicos, se encuen-
tran en el interior de patios privados.
El aprovechamiento del terreno en las ciudades
tradicionales es m u y intenso. Según algunos es- 3. Las casas con fachadas estrechas y medianerías
tudios, hasta un 75 % del terreno se aprovecha comunes se apiñan en torno a los patios priva-
con fines privados. D e manera similar, el tipo dos que amplían los espacios utilizables a la
de construcción de casas y calles es sumamente vez que proporcionan buena luz y ventilación
idóneo. A continuación se enumeran los rasgos abundante, esencial en un clima cálido y seco.
m á s destacados. Muchos estudios han demostrado que esta for-
1. El aprovechamiento óptimo de las tierras se m a de utilización de los terrenos es tres veces
ha logrado en parte gracias al uso múltiple m á s eficaz que la forma más clásica con la casa
de los espacios y en parte evitando ciertos en medio y un espacio alrededor.
«parques y terrenos públicos de juego» que 4. El modelo de vivienda que ha surgido así
han sido reemplazados por calles privadas y facilita a sus ocupantes un mayor grado de
chowks cerrados. personalización.
412 Balkrishna V. Doshi

La unidad social y física m á s pequeña es la vivienda caracterizada por una casa con patio, adaptada al m o d o de vida
introvertido de los indios, así c o m o a las condiciones climáticas áridas, con u n a insolación intensa y tormentas de
tierra. D.v. Doshi. D R.

E n términos m á s generales, el tipo de cons- dad india tradicional) acentúa m u c h o el senti-


trucción de calles y chowks, delimitados por miento de comunidad y da lugar a una intensa
los edificios colindantes, les confiere un ca- interacción social. Los grupos se basan en los
rácter más h u m a n o . Los espacios cerrados denominadores comunes de casta, profesión o
están convenientemente protegidos del sol religión. La identidad propia de cada barrio se
cuando es necesario. expresa materialmente en su estilo de construc-
ción; además, está m u y bien diferenciada la en-
trada al barrio y a los callejones sin tráfico.
Cohesión de los barrios Desgraciadamente, la concepción occiden-
tal de organización de las zonas residenciales
La homogeneidad de nuestros barrios tradicio- en barrios separados y la segregación material
nales, llamados comúnmente mohallas (vecin- de las actividades están dando que hacer a los
darios) o pols (barrios residenciales de una ciu- planificadores indios.
Planificación de una comunidad: Vidyadhar Nagar 413

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Configuración de una ciudad indo-ana Estructura conforme a las Escrituras

La organización en «9 manzanas., de la ciudad de Jai

Antigua ciudad de Jaipur

La planificación de la antigua ciudad de Jaipur tiene sus raíces en los principios religiosos que gobiernan la vida
social en India desde hace milenios.
El Mándala (diagrama). Vas tu (entorno) - Punish (energía) es un medio para construir en armonía con las fuerzas
cósmicas y los grandes sistemas naturales.
El Prastar es un concepto de planta urbana elaborado a partir del Mándala Vastu-Purush. El diagrama básico de
«9 cuadrados» fue adaptado al lugar de Jaipur y aplicado de acuerdo con las Escrituras, B.V. Doshi, D . R .
414 Balkrishna V. Doshi

Sin embargo, la estructura material rigurosa La estructura de los espacios, las calles, las
del sistema autóctono no impide la variedad, la viviendas y otras construcciones deben reflejar
flexibilidad y el crecimiento gracias a una gran respeto por las creencias cosmológicas y, en
diversidad de recursos. particular, el sol, la luna y las estaciones. La
1. La gran variedad de las dimensiones de los orientación debe cumplir una función y prote-
terrenos permite una fácil asimilación de ger de la violencia del sol creando sombras y
grupos de clases diferentes dentro de cada corrientes de aire o brisas en los espacios donde
grupo parental socialmente homogéneo. tengan lugar las actividades. Asimismo, las es-
2. C a d a barrio cuenta con servicios locales ca- taciones habrán de tenerse en cuenta para crear
racterísticos que se organizan por consenso unos tipos de construcción que permitan apro-
en función de las necesidades y prioridades vechar al m á x i m o cada espacio, ya sea abierto
de la comunidad, ya se trate de templos, o cerrado.
dhobis (lavaderos), sacerdotes, escuelas, etc. Es imperativo que estos conceptos estén
3. E n el interior de una estructura amplia, los presentes en la planificación de la ciudad para
habitantes tienen la posibilidad de organi- aprovechar y transformar todas las formas de
zar sus casas y servicios, manifestando así la energía y los recursos disponibles gracias a su
condición y las prioridades de sus hogares. preservación y a una utilización innovadora.
Así, pues, si se ha de planificar una ciudad Por ejemplo, las aplicaciones de la energía solar
satélite de 100.000 a 150.000 habitantes en las pueden reducir el consumo de combustible fó-
proximidades de una antigua ciudad tradicio- sil, el proceso de recuperación del agua y la irri-
nal c o m o Jaipur y en el estilo de Vidyadhar, no gación con poca evaporación pueden reducir la
sólo habrá que reflejar lo que se expresa en Jai- d e m a n d a de recursos hídricos y el empleo de
pur sino iniciar una nueva forma de vida ade- materiales locales y nuevas técnicas de planifi-
cuada para el siglo X X y los siglos sucesivos. cación y construcción pueden reducir la utiliza-
U n a ciudad nueva construida afinalesdel siglo ción de cemento y dar pleno empleo a m a n o de
X X debe concebirse c o m o un lugar noble para obra semicualifícada.
una comunidad que se respete a sí m i s m a y que D e manera similar, con un criterio adecua-
pueda vivir en condiciones de seguridad. Debe- do se pueden mejorar los transportes, recu-
rá crear una calidad de vida que fomente la par- rriendo en mayor medida a los medios locales
ticipación de los ciudadanos de conformidad de transporte, m á s económicos, al alcance de la
con la evolución del estilo de vida de las c o m u - mayoría de la población (locomoción a pie, bi-
nidades humanas. Deberá generar una sen- cicletas, motocicletas, etc.), lo que también
sación de arraigo, de identidad personal y puede reducir la superficie total de carreteras,
comunitaria para tratar de mantener cons- facilitar la circulación y restarle peligrosidad y
tantemente el «ideal» de la vida h u m a n a . rebajar el ruido y la contaminación atmosféri-
Por ende, el plano habrá de expresar creen- ca.
cias filosóficas y erigir los diversos elementos Si se aplica este planteamiento a la planifi-
de la nueva ciudad de m o d o que cubra todas las cación de la ciudad así c o m o a las tierras, la
necesidades de desarrollo h u m a n o . Los asenta- flora, la fauna y las aguas que la rodean, Vid-
mientos humanos han manifestado casi siem- yadhar Nagar no sólo podrá convertirse en un
pre sus creencias en las fuerzas cósmicas y los fascinante trazado de construcciones con
valores que respetan. Aunque una actividad orientación ecológica, sino dar también un lu-
exija soluciones complementarias y a veces gar preponderante a los centros cívicos y cultu-
contradictorias, éstas deben combinarse para rales de m o d o que se conviertan en la puerta de
adaptarse a las actividades rápidas y lentas, ac- acceso a la ciudad y a su población. L a sensa-
tivas y pasivas o diurnas y nocturnas c o m o par- ción que se experimente al entrar en la ciudad y
tes integrantes del poblado. el diálogo que se entable entre los edificios y
La forma de la ciudad debe seguir los prin- sus habitantes deberán constituir una experien-
cipios de diversidad en la unidad, condensabi- cia estética tan grata, al menos, c o m o la que
lidad y extensibilidad, similares a los fenóme- produce la antigua Jaipur.
nos biológicos en los que las extensiones y
reproducciones están interrelacionadas. Traducido del inglés
El cuerpo cósmico

Mary Douglas

Según m i diccionario, la palabra microcosmo del cuerpo h u m a n o en los mismos términos


es una metáfora del ser humano c o m o un pe- formales que se utilizan para designar las par-
queño m u n d o , el epítome del macrocosmo o tes de un templo, una casa o el sistema planeta-
universo. Es éste un sentido más vago que el de rio. La fuente principal de la riqueza de los sím-
la doctrina de la analogía constante entre la na- bolos recíprocos es su carácter cerrado. Micro-
turaleza universal y la humanidad. M e propon- c o s m o y macrocosmo limitan cada uno la
go utilizarlo con un significado todavía más referencia al otro. El cuerpo tiene límites, tiene
amplio y vago, para que comprendamos por entradas y salidasfijas;está limitado a una po-
qué vemos aquí o allá, dispersos y descoordina- sición erecta y la cabeza se halla situada en la
dos, lo que llamaría «efectos cósmicos». Los parte superior. El modelo comienza con una
efectos cósmicos no ilus- g a m a estable de referen-
tran ni ejemplifican nece- cias. Las limitaciones del
Mary Douglas es profesora de H u m a n i -
sariamente u n e s q u e m a dades en la Fundación Avalon, Univer- cuerpo h u m a n o no sólo ex-
conceptual coherente. Sos- sidad del Noroeste. H a publicado va- plican el alcance de com-
tengo que surgen espontá- rios libros entre los cuales se encuentran plejas referencias recípro-
Natural Symbols (1970) Implicit Mea-
neamente c o m o una forma nings ( 1975). Risk and Culture ( 1982) y
cas, sino que esclarecen
directa de simbolizar cierta How Institutions Think ( 1986). además algo que m e parece
clase de ideas. Si los vemos m u y intrigante en relación
de m o d o fragmentario, no con la distribución de los
podemos deducir que di- efectos cósmicos. L o inte-
chos fragmentos resultan resante es que no son uni-
de la desintegración de una versales.
metáfora más completa del ¿Por qué los efectos cós-
microcosmo. Podrían ser micos aparecen a veces en
elementos de un microcos- gran variedad y abundan-
m o que está a punto de cia y a veces en forma epi-
convertirse en realidad. Podrían surgir esporá- sódica e intermitente? Señalaré en primer lugar
dicamente sin llegar jamás a coligarse. Nos ca- algunos ejemplos del contraste entre efectos
be sólo una certidumbre: los efectos cósmicos cósmicos ricos y pobres. Defenderé luego m i
existen siempre que se utilice la estructura del explicación de las razones por las que en algu-
cuerpo c o m o metáfora para aludir a estructuras nas sociedades no se atribuye al orden espacial
combinadas más grandes. ninguna significación de esta índole. Sostengo
Existe una gran variedad de efectos cósmi- que los efectos cósmicos ricos se sirven del ca-
cos. Hay muchas maneras de representar en el rácter cerrado de los límites del cuerpo para
espacio analogías formales entre distintos es- simbolizar el carácter cerrado de la comuni-
quemas conceptuales que proyectan recíproca- dad; que si la voluntad de encerrar a la comuni-
mente microcosmo y macrocosmo. El efecto dad es débil, sólo se producirán efectos cósmi-
cósmico mejor conocido es la representación cos frágiles; si la voluntad es crear una comuni-

R I C S 125/Set. 1990
416 Mary Douglas

dad totalmente abierta, habrá pocos signos de niveles inferiores) y la dimensión oriente/occi-
efectos cósmicos. dente para indicar el prestigio: la entrada esta-
E m p e c e m o s con los efectos cósmicos m u y ba orientada hacia el norte y la parte derecha
poco desarrollados y consideremos el empleo hacia el oriente, siendo ésta la que merecía el
de los términos «encabezamiento» o «pie» de mayor respeto2. U n ejemplo de efecto cósmico
una página y nuestra convención de alinear el m u y limitado pero sólidamente anclado es la
eje norte/sur con la noción de cabeza y pie. Esto antigua granja irlandesa de County Claren,
produce una ordenación de arriba hacia abajo: orientada de m o d o que en la parte occidental se
leemos comenzando por la parte superior de la reservaba una pieza que debían ocupar los pa-
página hacia la parte inferior. C o m o la m a n o dres al jubilarse cuando el hijo se hacía cargo de
que sostiene la página puede tomar cualquier la granja. Así, el ocaso de su vida estaría ilumi-
dirección, el microcosmo potencial se libera de nado por el sol poniente3.
la orientación que indique. Podemos utilizar la Cabe observar que estas referencias simbó-
palabra «libre» en contraposición con «ancla- licas -simples pero efectivas- pueden lograrse
da», para referirnos a cualquier representación sin mayor dificultad porque las unidades resi-
lógica del cuerpo, transferible libremente. Al- denciales están m á s o menos aisladas. Así, pue-
gunos efectos microcósmicos sólo se han des- den orientarse hacia los puntos cardinales sin
arrollado en forma limitada, por ejemplo la dar la espalda a las demás ni romper la perspec-
referencia al cuerpo cuando hablamos de enca- tiva de una calle recta. U n campamento n ó m a -
bezamiento y pie de una página. Otros, por el da se establece tan a m e n u d o y las viviendas se
contrario, son m u y ricos y abundantes. Se trata desmontan con tanta facilidad que el aumento
de entender por qué los efectos cósmicos ricos y de su tamaño con el correr del tiempo n o pre-
sólidos alcanzan las plenas proporciones del senta problema alguno. Sería m á s difícil respe-
microcosmo únicamente en algunas civiliza- tar el esquema cósmico en un asentamiento
ciones y no en todas. densamente poblado. Si un edificio público im-
Los efectos cósmicos m á s ricos estarán uni- portante se orienta sistemáticamente según los
dos al movimiento de la tierra y los astros, po- puntos cardinales, los edificios que estén situa-
niendo así de manifiesto su referencia univer- dos a su alrededor tendrán que ser libres: po-
sal. Constituyen un marco formal para vincular drán estar orientados hacia el interior en direc-
las acciones del ser h u m a n o en tales situaciones ción del lugar público o hacia el exterior de
al cambio periódico de las estaciones y a la apa- éste, o bien ajustarse al modelo que se les im-
rición irregular de terremotos y tifones, una es- ponga. Esto significa que para que los efectos
tructura metafórica permanente de sentido cósmicos puedan verse en el emplazamiento de
universal. A m e n u d o los templos, palacios y de- los edificios alrededor de un centro, es preciso
m á s edificios públicos ejemplifican efectos cós- que exista consenso, que se procure mantener
micos sólidos, pero no siempre. L o m i s m o su- el modelo y que haya espacio para ello. Los ha-
cede con las viviendas, por ejemplo, cuando la bitantes pueden ignorar la línea oriente/occi-
entrada está orientada obligatoriamente en dente, pero pueden decidir crear una vez más
cierta dirección: el este, la salida o la puesta del un efecto libre de microcosmo dentro de cada
sol al oeste. Aunque la estructura principal pue- casa. Si los edificios tienen que construirse
de estar orientada de ese m o d o , no necesaria- frente a una roca, o alinearse a lo largo de un río
mente lo estará el interior. Los fulani, etnia nó- sinuoso, la roca o el río facilitarán con frecuen-
m a d a de Nigeria, disponían todas las partes cia un alineamiento simbólico fijo.
integrantes de su vivienda en lina m i s m a direc- Los leles del río Kasai4 solían orientar sus
ción: en todo nuevo campamento orientaban casas hacia la plaza central de la aldea, circuns-
su hogar en dirección norte/sur para distinguir cribiendo así un espacio público destinado a las
la precedencia masculina dentro de las genera- danzas y ceremonias. L a principal línea de
ciones, y en dirección oriente/occidente para el orientación de toda la región es el eje constitui-
ordenamiento de las distintas generaciones1. do por sus dos ríos m á s importantes. Para los
Las casas de la región nororiental de Tailandia leles la dirección «río arriba» tenía u n prestigio
descritas por S. J. Tambiah utilizaban la dimen- histórico ya que de allá habían venido sus ante-
sión superior/inferior según el grado de intimi- pasados y se habían extendido paulatinamente
dad (los extraños sólo eran admitidos en los hacia el norte. La aldea m i s m a estaba orientada
El cuerpo cósmico 417

por el curso del río, de m o d o que si se pregunta- que entra por la puerta da sobre la pared occi-
ba por alguien la respuesta solía ser que se en- dental, que se convierte en el lado de la luz aso-
contraba arriba o abajo en función del río. ciado con el oriente y con la vida. Quien entra
A u n q u e la entrada de las casas podía estar en la casa penetra en un m u n d o invertido, suje-
orientada en cualquier dirección, en el interior to a la mujer. Desde el interior, la casa es una
se restablecía c o m o eje el curso del río. La parte versión contraria de las orientaciones del uni-
posterior, la m á s alejada de la puerta, se consi- verso normal del hombre.
deraba «río arriba» y la entrada (a este efecto Teniendo presentes estos ejemplos, pode-
asimilada a una salida) siempre «río abajo». Si m o s volver a considerar la distribución de los
se preguntaba a alguien dónde estaba una cala- efectos cósmicos. U n a explicación de su irregu-
baza o una cesta, respondía aplicando estas ca- laridad podría ser simplemente la atención se-
tegorías según un punto de referencia. Por lectiva del observador. Los historiadores del
ejemplo, «río arriba» de la c a m a o «río abajo» arte se hanfijadom á s en los efectos microcós-
del fogón. Así pues, la casa era tratada c o m o un micos de los edificios públicos, mientras los an-
río que corría hacia el exterior. La representa- tropólogos prestaban mayor atención a la re-
ción de estos mismos conceptos en el cuerpo de presentación recíproca del cuerpo físico y del
una persona enriquecía aún m á s la gama de sig- diseño de las casas en la arquitectura de la vi-
nificaciones que pasaban de una situación a vienda. Podría argüirse que hay una deforma-
otra. Los leles reconocían una dimensión arri- ción profesional que hace centrar la atención
ba/abajo según la cual el alimento era llevado en este o aquel aspecto. Si aceptamos esta ob-
desde la boca a través del cuerpo hasta los órga- servación, podríamos suponer implícitamente
nos excretores. Esto les permitía hacer una re- que, si un historiador del arte se pusiera a reali-
ferencia indirecta a los órganos genitales c o m o zar un trabajo de c a m p o con los antropólogos,
la parte del cuerpo orientada «río abajo». U n a vería en todas partes efectos microcósmicos,
taza o una calabaza tenían su parte «río arriba» por lo demás ricos. Pero esto no es posible, por-
en el fondo y su parte «río abajo» en el borde, que los antropólogos no los encuentran en to-
manera ésta de hablar que no influía en su pen- das partes.
samiento m á s de lo que puede hacerlo el hablar D e manera alternativa, podría argumentar-
de encabezamiento o pie de la página de un li- se que existen diferencias entre la ciudad y el
bro. Por consiguiente, para m í la utilización del campo, debidas tanto al costo del espacio urba-
simbolismo espacial de los leles es un ejemplo no c o m o a que los sistemas simbólicos domi-
de efectos cósmicos libres que no están ancla- nantes suelen ser destruidos por la urbaniza-
dos en ningún eje establecido desde el exterior, ción. Pero esto sería plausible si no hubiera
sino que cada persona lleva en su propio cuer- sociedades que ejemplifican el microcosmo.
po y hacer girar con éste o según la dirección en Tal vez los efectos microcósmicos se vean dis-
que ha decidido construir su casa. Pese a la re- minuidos por la urbanización, pero lo contra-
petición del m i s m o paradigma, estos efectos rio no es cierto: no se puede deducir que siem-
cósmicos no podrían calificarse de ricos. pre están presentes en la arquitectura rural o
Entre los bereberes descritos por Pierre tribal de la vivienda, pero que no siempre se
Bourdieu5, el contenido simbólico de la casa conocen. T a m p o c o es cierto que los historiado-
está anclado con mucha mayor fuerza y riqueza res del arte permanezcan en las ciudades con-
en la orientación exterior. La puerta mira hacia templando los edificios públicos, mientras que
el este, de m o d o que salir de la casa constituye los antropólogos recorren las zonas pobres y ru-
un movimiento de occidente a oriente. Esta es rales en las que todos los edificios son de vi-
la dirección propicia para iniciar cualquier tra- vienda. Detrás de todo esto hay algo m á s que la
bajo fuera de casa tratándose de las labores deformación profesional del observador.
agrarias y comerciales propias del hombre. El A decir verdad, no son muchos los antropó-
interior es el ámbito de la mujer y está dividido logos que han escrito sobre los efectos micro-
de m o d o que forma un microcosmo de todo el cósmicos de la vivienda. La investigación an-
universo. Sus efectos cósmicos están anclados tropológica en el ámbito de la arquitectura está
también en el verdadero oriente y occidente, apenas en mantillas6 y la correspondiente in-
pero en sentido contrario. El occidente del ex- formación es igualmente esporádica entre los
terior es el oriente del m u n d o interior. La luz antropólogos. M e gustaría suponer que si no se
418 Mary Douglas

ha hablado de efectos cósmicos es porque no ción y la posición, con una dimensión abierta y
existían. Esto da pie a investigar una cuestión orientada de arriba hacia abajo. E n su cultura
más general en relación con las condiciones so- reconocen cuatro actividades distintivas: pes-
ciales en que suelen aparecer los efectos micro- ca, jardinería, sexualidad y homicidio. Consi-
cósmicos en el ámbito de la arquitectura, lo que deran que cada una de ellas comprende un ata-
resulta m á s provechoso que formular pregun- cante y una víctima, un ganador y un perdedor;
tas incompletas sobre los prejuicios del obser- que cada una de ellas requiere que a la víctima
vador o hipótesis inconsistentes sobre la dismi- se la saque de un plano inferior y se la exponga
nución del simbolismo en la vida urbana. en uno superior antes de que, ya totalmente so-
M á s bien habrá de comenzar por preguntar- metida, se coloque horizontalmente. Estas ela-
se por qué una persona se une a otra y empieza boradas estructuras simbólicas no escapan del
a producir efectos microcósmicos. Estos se lo- todo a nuestra definición de efecto microcós-
gran delimitando y deslindando conceptual- mico, puesto que utilizan c o m o eje la verticali-
mente el universo y reproduciendo los límites y dad del cuerpo h u m a n o . El vencedor está arri-
divisiones en esquemas m á s pequeños y m á s ba y el vencido yace horizontalmente, ya sea un
grandes. U n esquema conceptual compartido pescado extraído del m a r y puesto en una e m -
que se proyecta en el espacio no es un logro barcación, ya el ñ a m e arrancado de la tierra, ya
gratuito. Incluso el planeamiento informal de la hembra en el acto de copular, o bien el que ha
una ciudad o una casa impone a la persona cier- muerto en una lucha ancestral. La diferencia
tas limitaciones. Pero en muchas comunidades principal radica en que en sus distintas series
los individuos toman a mal cualquier limita- de representaciones importantes no se preten-
ción. Es perfectamente posible que una c o m u - de reconocer ninguna delimitación del cosmos.
nidad funcione sin concepción alguna de un D e conformidad con la tesis sostendia en este
m u n d o delimitado. N o hay razón para esperar artículo, observamos que el pueblo de Malaita
que esa comunidad desarrolle efectos micro- no está interesado en trazar límites alrededor
cósmicos anclados en el ámbito de la arquitec- de sus grupos de parentela. Es imposible decir
tura, independientemente de que sea urbana, qué es macrocosmo y qué microcosmo en este
campesina, pública o privada, poique sus sistema de referencias recíprocas e igualmente
miembros no querrán ni individual ni comuni- imposible encontrar una delimitación del cos-
tariamente representar la dominación del todo m o s que se representa. E n su vida cotidiana
sobre la parte. esos pueblos no se interesan por trazar límites
Si uno no utiliza el esquema conceptual, no alrededor de sus grupos de parentela, y mues-
intentará incorporárselo. El experimento po- tran mayor interés por ampliar su influencia
dría hacerse en una situación típica del antro- que por hacerla exclusiva. Tampoco se intere-
pólogo de campo, por ejemplo, una comunidad san por establecer derechos duraderos en rela-
tribal de Nueva Guinea o Africa en la que no ción con la propiedad de la tierra o de otros
puedan verse efectos microcósmicos. Es de es- objetos. Entre ellos el poder político opera
perar que dicha comunidad presente una con- uniendo a la persona al ciclo de los intercam-
cepción altamente individualista del derecho y bios ceremoniales: su ley es el derecho a circu-
la política. Esto no significaría que no proyecte lar y no a proyectar o encerrar.
ningún esquema conceptual sobre su espacio. U n modelo estructural dominante que re-
Sin embargo, no se trataría de un esquema ce- presenta relaciones adversas -siempre u n o
rrado. Desde luego, podría tener efectos cósmi- contra uno, siempre un ganador y un perde-
cos no anclados, pero no trataría de proyectar dor- es todo lo que se precisa para representar
un modelo sistemático de todo el cuerpo sobre formalmente un individualismo competitivo.
el m u n d o . Tal vez sea un prejuicio, pero m e parece que en
U n ejemplo de ello son los ares de Malaita, nuestra civilización la dimensión vertical está
una de las islas Salomón 7 . Atribuyen a sus jar- m á s cargada de significación que cualquier
dines, embarcaciones, casas y plataformas ce- otra. El idioma mismo lo manifiesta: tratamos
remoniales una significación social y metafísi- de mantenernos a la altura, de estar por encima
ca, pero no para representar sistemas cerrados de alguien o de algo, e infundimos ánimo di-
o estables. M á s bien proyectan esquemas con- ciendo sencillamente: ¡arriba! Desde el punto
ceptuales interesados en primer lugar en la ac- de vista arquitectónico, en una vivienda el «pi-
El cuerpo cósmico 419

so superior» significa intimidad: en términos m u y poco que ver con la urbanización. Es evi-
de bienes raíces «arriba» significa preciosas dente que tampoco hace aparición en un gran
vistas desde áticos elevados, mientras que la número de entornos no urbanos. N o es la urba-
planta baja es el área comercial de precio módi- nización en sí m i s m a la que produce la desinte-
co; «arriba» será siempre mejor que «abajo». gración del microcosmo. C o m o sabemos, la ur-
Se necesitarían investigaciones sistemáticas banización es compatible con las estructuras
para determinar si la presencia de efectos m i - jerárquicas y en el curso de la historia ha corri-
crocósmicos corre parejas con una visión jerár- do parejas con los sistemas imperiales. El m i -
quica de la comunidad ideal, presentada c o m o crocosmo se deshace si los miembros de una
sistema cerrado y ordenado. colectividad quieren mantener abiertas sus po-
Por el contrario, no es de extrañar que una sibilidades, se sienten libres para ir y venir,
cultura individualista prefiera utilizar refe- para unirse o no unirse, esperan ampliar el al-
rencias verticales al cuerpo h u m a n o para cance de su influencia y no quieren que se les
ejemplificar la competición entre personas impongan limitaciones. La explicación de ello
iguales que serán desiguales cuando una ven- radica en algún aspecto de la teoría de los bie-
za a la otra. nes colectivos.
E n resumen, sostengo que la desaparición
del microcosmo en los tiempos modernos tiene Traducido del inglés

Notas

1. Stenning, D . , 1959 Savannah Family and Community in Ireland Reversed», en Changes and
Nomads. A Study of the Wodabe (Harvard University Press). Communications: Melanges
Pastoral Fulani (Londres). offertes à Claude Lévi-Strauss à
l'occasion de son 60me
4. Douglas, Mary, 1963 The Lele
anniversaire (Mouton).
2. Tambiah, S.J., 1969 «Animals of the Kasai (International African
are good to think and good to Institute, Oxford University
6. Blier, Suzanne.
prohibit», Ethnology Press).
8:424-59.
7. D e Coppet, Daniel 1976,
5. Bourdieu, Pierre, 1971 «The «Jardins de vie, jardins de mort en
3. Arensburg, C . y Kimball, S.T.. Berber House or the World Melanesie», Traverses: 166-177.
Papel creador
de las ciencias
sociales. Segunda parte:
panorama de oportunidades*

Peter Lengyel

El artículo que sigue es la continuación de «Papellos designios de la sociedad ya no se perciben


creador de las ciencias sociales. Primera parte: ha- en términos «orgánicos», sino m á s bien mecá-
cia un mejor reconocimiento de la base cognosci- nicos. Las partes móviles permiten el ensam-
tiva», aparecido en R I C S 122, die. 1989, pàgs. blaje de diferentes maneras para hacer que la
615-633. máquina funcione óptimamente. Esos enfo-
A.K. ques pragmáticos son relativamente recientes y
evidencian una concepción de las sociedades
Introducción c o m o vastos dispositivos cuyo mantenimiento
y control plantean unos interrogantes m u y
Estamos atravesando - c o m o frecuentemente complejos para los que n o hay respuestas pre-
se observa- una era de de- paradas de antemano. E n
clive de las ideologías y de este clima las ciencias so-
Peter Lengyel fue editor de esta Revista
aceleración de la historia. desde 1963 hasta 1984. Desde entonces
ciales tienen al parecer la
Los grandes designios m o - ha publicado International Social gran oportunidad de poder
vilizadores - y estabilizado- Science: the Unesco Experience (1986), contribuir al fin de manera
y es el editor adjunto de una nueva se-
res- de antaño están todos rie, «World Society Studies», publicada
decisiva en tanto que in-
por lo menos parcialmente por la World Society Foundation, Z u - dustria productora de co-
desacreditados. El naciona- rich, Suiza, desde 1990. nocimientos capaz de pro-
lismo exacerbado, el socia- porcionar los elementos
lismo dogmático, el ímpetu básicos que sirvan de guía a
del desarrollismo tercer- la formación de la política.
mundista, los mercados sin E n este artículo partire-
control, el culto de la perso- m o s de lo que podría lla-
nalidad, el militarismo y el marse una macrovista de la
populismo han perdido to- situación actual de la base
dos gran parte de su crédito cognoscitiva empírica de la
y legitimidad. E n cambio, lo que parece que se socioesfera mundial y distinguiremos tres zo-
busca cada vez m á s son soluciones pragmáticas nas: las economías mixtas redistributivas de
a los problemas del funcionamiento de la socie- mercado ( E M I R E M ) y sus semiperiferias; las
dad y del reparto de los beneficios que la mis- economías de capitalismo de Estado en rees-
1
m a genera. E n otras palabras, c ó m o hacer para tructuración ( E C E R E ) con sus semiperiferias ,
que las cosas funcionen a satisfacción de la m a - y la periferia en sí, matizando algunas caracte-
sa de ciudadanos, de manera que los medios rísticas importantes de cada una. Pasaremos
sigan siendo prometedores y no impidan al depués a considerar las cosas a nivel global pa-
m i s m o tiempo el desarrollo de un orden nacio- ra advertir que la socioesfera mundial n o se
nal capaz de garantizar c o m o mínimo la cohe- puede aprehender globalmente mediante la
rencia y la seguridad en un m u n d o plagado de agregación de sus partes nacionales. L a argu-
riesgos e innovaciones. Desde esta perspectiva mentación seguirá pasando brevemente revista

RICS 125/Set. 1990


422 Peter Lengyel

a las capacidades científicas y a la estructura- Norte y el Pacífico2, con una población de unos
ción profesional actuales, siguiendo la visión 800 millones de habitantes. A éstos pueden su-
resumida de c ó m o mejorar la investigación marse los de la semiperiferia de Asia formada
empírica y controlarla a través de un esfuerzo por Singapur, H o n g Kong, Taiwan, la Repúbli-
empresarial decisivo. En la conclusión se pro- ca de Corea, Israel, Kuwait y los Emiratos del
cura poner en guardia contra una fe excesiva en Golfo, con una población de unos 80 millones
el empirismo. de habitantes; Sudáfrica, con otros 30 millones
y, m u y probablemente, los 250 millones de la
El mundo en tres zonas semiperiferia de América latina formada prin-
cipalmente por Argentina, Uruguay, Chile,
En la socioesfera mundial operan unas poten- Brasil, Venezuela y México, m á s algunos
tes fuerzas de interdependencia y uniformiza- Estados insulares del Caribe, Mediterráneo y
ción que no impiden, sin embargo, caracteri- Océano Atlántico, con una población total de
zarse por áreas de ignorancia, agudos alrededor de 1.200 millones de personas.
contrastes y discontinuidades. Desde nuestro
Las E M I R E M contienen las áreas núcleo de
punto de vista, estos contrastes no siempre con-
Europa -principalmente el Reino Unido, Fran-
cuerdan con los indicadores nacionales clásicos
cia, Alemania, Austria, Países Bajos y Suecia-
de desarrollo ni con las clasificaciones habitua-
que han sido las más adelantadas en las cien-
les de los regímenes. Ahora bien, al interesar-
cias sociales y que establecieron m u y pronto
nos sobre todo por lo que conocemos de las so-
servicios de control e instalaciones de forma-
ciedades y que merece nuestra confianza y por
ción e investigación, Estados Unidos, Canadá,
los comportamientos respecto de la investiga-
Australia, Nueva Zelanda y Japón, países a los
ción empírica y sus aplicaciones, el hecho de
que se exportaron con buenos resultados y en
pretender comprender sus repercusiones e in-
los que echaron profundas raíces, junto con zo-
terpretarlas nos lleva a una clasificación apro-
nas más aisladas y en las que se han asimilado
ximada que no hace sino subrayar tales aspec-
peor, aclimatándose más recientemente. Los
tos. Hay, no obstante, que recordar que, dentro
24 Estados miembros de la O C D E poseen to-
de cada uno de los tres grupos de población
dos potentes servicios de observación estadísti-
agregados por países que hemos establecido se
ca con series temporales en algunos casos que
producen unas discontinuidades internas y
datan ininterrumpidamente de hace más de u n
agudas. Así, algunas élites urbanas de áreas pe-
siglo y con ajustes graduales que toman progre-
riféricas están bastante fuertemente articuladas
sivamente en cuenta las evoluciones. Su m i s m a
con áreas centrales, mientras que bolsas de
pertenencia a la O C D E los alienta a estandari-
áreas centrales y secciones centrales de su peri-
zar su cobertura y a hacerla tan comparable co-
feria siguen estando m u y aisladas de toda rela-
m o sea posible. Dichos Estados cuentan tam-
ción con respecto a datos y hallazgos de las
bién con los centros m á s avanzados de
ciencias sociales y a sus efectos reflexivos. L o
formación e investigación para complementar,
que tratamos de identificar no son sólo algunas
afinar y verificar empíricamente las estadísti-
categorías indicativas sino también realidades
cas de los servicios estatales, aunque a este res-
psicológicas desde el punto de vista de las cien-
pecto hay países que se distinguen por figurar
cias sociales c o m o industria del conocimiento
claramente en los primeros y en los últimos
más o menos ampliamente aceptada, condicio-
puestos y, entre éstos,figuranprincipalmente
nada para mayor facilidad del usuario y ele-
los de Europa del sur. La semiperiferia posee
mento en parte al menos constitutivo cuando
también por lo general una cobertura estadísti-
no decisivo de cualquier forma de toma de de-
ca cuando menos idónea, aunque su capacidad
cisión a distintos niveles. Con estas premisas
de investigación empírica es inferior y suele de-
generales en mente podemos aventurarnos más
pender todavía mucho de la formación impar-
lejos.
tida por los países núcleo al respecto.
Las E M I R E M , tras haber experimentado
I) Economías mixtas redistributivas
un rápido cambio social a lo largo de dos siglos,
de mercado
lo que les ha permitido interiorizar sus proce-
Las E M I R E M comprenden los 24 Estados sos c o m o hechos vitales permanentes, son hoy
miembros de la O C D E de Europa, América del unos grandes consumidores del discurso inter-
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 423

pretativo y crítico de la ciencia social a efectos más alto nivel en el verano de 1989, de retirar
de orientación e identidad. Aunque inicial- la participación en una investigación valorada
mente dieran la prioridad a enfoques globalis- en 750 libras esterlinas sobre el comportamien-
tas tales c o m o el marxismo, la sociología de to sexual en Gran Bretaña, copatrocinada por
Weber o el funcionalismo estructural, genera- el Organismo de Enseñanza Sanitaria y el C o n -
dos por ellos mismos en tanto que epígonos de sejo de Investigación Económica y Social y des-
tradiciones filosóficas m u c h o m á s antiguas, tinada a servir de orientación en el control de la
son cada vez más numerosos los que se pronun- epidemia de S I D A , so pretexto de que dicha
cian hoy por la prueba empírica, y no necesa- investigación «invadiría la privacidad» y de
riamente de gran coherencia y con un significa- que sus conclusiones podrían no ser «dignas de
do anecdótico. Lo que llama la atención acerca crédito»3. Efectivamente, todo el c a m p o del
de ese material es una presentación que reviste comportamiento sexual, del que se ha repetido
la forma «científica» (generalmente cuantifica- que experimentó una «revolución» en Occi-
da o inclusive con gráficos) que concuerda tan- dente estas últimas décadas, con obvias conse-
to con el lugar prevaleciente de la ciencia en las cuencias sociales y epidemiológicas, escasea en
constelaciones culturales de las E M I R E M y con datos según tres investigadores, siendo m u y po-
la concepción de la sociedad c o m o un dispositi- cos los progresos a este respecto desde las in-
vo modulable. El hecho de que elementos espo- vestigaciones ya desfasadas de Alfred Kinsey y
rádicos, tomados fuera de su contexto y sin ex- sus colaboradores definalesde los cuarenta y
tensión temporal o espacial, suelan ser a comienzos de los cincuenta4. D e haberse pres-
m e n u d o triviales, aunque quizás el hecho se tado mayor atención a las demandas de los jó-
tenga en cuenta, no impide que sean esgrimi- venes, en este campo c o m o en otros muchos, se
dos por unos medios de información y por unos habrían señalado las formas de canalizar sus
intereses políticos o comerciales que no hacen frustraciones de manera constructiva, especial-
sino ir a remolque de las tendencias. También mente en países c o m o Francia en que a finales
es en las E M I R E M donde más lejos se ha lleva- de los sesenta parecía no haber ninguna causa
do el condicionamiento de los datos, hallazgos que pudiera dar lugar a explosiones c o m o había
y discursos dirigidos a diferentes grupos de sido la guerra de Viet N a m , en lugar de reaccio-
consumidores de manera óptimamente asimi- nar con pánico adoptando reformas mal conce-
lable. Nadie, desde los niños de la escuela hasta bidas y precipitadas. Otro ejemplo es la censu-
los profesionales altamente especializados, en- ra de los libros de texto de historia en Japón,
tre los lectores de la prensa popular y los mani- combatida sin éxito por Saburo Ienaga5.
puladores creativos de la ciencia social en sí, En las llamadas circunstancias postmoder-
tiene por qué sentirse privado de la debida in- nas, el aparato oficial de seguimiento de las
formación, y ésta es cada vez más rápida bajo el E M I R E M ha tenido también que ajustarse a
impulso de las buenas comunicaciones y el es- multitud de fenómenos «espontáneos» o para-
tablecimiento de extensas redes de computa- dójicos o admitir que no alcanza a cubrirlos. El
doras. más importante de ellos es el surgimiento de
Al decir que los ciudadanos de las E M I - una economía paralela o «subterránea» que, se-
R E M sufren de un exceso de información de gún se calcula, representa por lo menos el 20 %
datos brutos, rápidamente comentados, y de la del producto nacional bruto en países c o m o
gran cantidad de fuentes escrupulosamente Italia y cerca del 7,5 % en Gran Bretaña. Por
buscadas en que suelen basarse las decisiones definición, el funcionamiento de este sector no
importantes, no se hace otra cosa que describir está declarado, y lo m i s m o vale para la inmi-
tan sólo un aspecto de la realidad. El otro con- gración ilegal, tan importante en Estados Uni-
siste en los tabúes recalcitrantes que envuelven dos (donde se dice que ha contribuido a apre-
todavía a unos mitos profundamente arraiga- ciables márgenes de error en el censo) y en
dos y que perturban el «sentido común», des- menor grado en la Europa nordoccidental. El
cuidando las zonas más reacias a la cuantifica- destinofinaly la repercusión real de pagos de
ción plausible o que han sido descartadas por transferencia estatales tales c o m o subsidios y
su incapacidad en atraer los fondos necesarios seguro social que representan hasta el 40 % de
a las investigaciones empíricas. Ejemplo de ello los ingresos en algunos casos también suele es-
es la decisión gubernamental, tras el veto del tar poco claro, c o m o sucede con la parte oculta
424 Peter Lengyel

del comercio internacional de trueque que, con ro descubrir, buscando en los archivos de datos
un valor anual que según cálculos es superior a o en los registros de estos bajos niveles, que es
mil millones de dólares, equivale a más o menos fácil obtener una información m á s detallada de
la mitad del valor del comercio mundial co- lo que aparece en las altas esferas. A los datos
rriente de productos6. Esas «pérdidas» dismi- que se dispone en el c a m p o público -incluyen-
nuyen evidentemente el rigor del control es- do los hallazgos de la investigación académica,
tadístico y no se prestan fácilmente a investiga- con tal de tomarse la molestia de buscarlos en
ción empírica. Al sumarse a la inestabilidad de unas publicaciones por lo general oscuras- hay
los tipos de cambio de divisas, a los caprichos que sumar una información confidencial m u y
de los mercados de valores y a los sorprenden- abundante. Los gobiernos, los bancos, las c o m -
tes cambios repentinos de conducta que pue- pañías de seguros, los servicios de asesoría, las
den ser causa de disturbios que dejan perplejo, empresas y otros órganos disponen de una bue-
parecen incluso m á s «inexplicables». Si el con- na parte de información c o m o resultado de co-
trol estrecho de la socioesfera tiene c o m o obje- misiones especiales y de recogida de datos du-
tivo limitar la incertidumbe, su fracaso resulta rante las operaciones. A u n q u e sea causa de
inquietante. preocupación de quienes se interesan por la
Las semiperiferias de los países de las E M I - protección de la privacidad y por los defenso-
R E M son m e n o s exigentes a este respecto. res de la transparencia en los asuntos públicos,
Conscientes de las deficiencias de su aparato de dicha información brinda a sus detentores la
control, tanto por la calidad c o m o por la cober- capacidad de influir en el equilibrio del juego
tura de los datos, menos afinado que el centro a de las fuerzas sociales. Algunos datos no nece-
las creencias científicas, especialmente en el sariamente agradables pueden salir así a la luz,
caso de los países m á s grandes, con unos impre- contradiciendo o corrigiendo lo que los intere-
sionantes sectores de población que viven real- ses creados -especialmente los de los gobier-
mente en la periferia exterior, continúan e m - nos- desearían hacer creer al público. La varie-
pleando m é t o d o s improvisados, también dad de fuentes de información, cualesquiera
siguen bastante apegadas a lo que han llegado a que sean sus inconvenientes, es una garantía
ser m á s bien unos valores del centro ya cadu- importante del pluralismo y permite que el pai-
cos, c o m o la familia numerosa, la ética del tra- saje sociosférico se pueda iluminar desde ángu-
bajo, el patriotismo o el espíritu de los pione- los m u y diversos.
ros. La semiperiferia comparte con la periferia La información está ahí, pero ¿cómo se usa
una población juvenil y ansiosa que siente vi- y qué significa? Este es el meollo del asunto.
vamente sus privaciones relativas, a diferencia Ciertamente los actores sociales tienden a con-
de los habitantes de m á s edad y vida conforta- trolar cualquier información que puedan o tie-
ble típicas de todas las áreas industrializadas. nen que hacerlo en aplicación de la ley y de las
Esa juventud, disparada hacia el éxito, aunque prácticas vigentes. Está claro también que estos
dotada con frecuencia de unos elementos edu- actores tratan de usar la información de que
cativos insuficientes, no se siente forzosamente disponen para hacer progresar sus intereses o
inclinada a seguir una cadencia científica cau- justificar sus funciones. Es bastante fácil selec-
telosa. cionar datos para probar una causa o marcar el
Cualesquiera que sean sus deficiencias, to- derrotero de una acción sin que haya necesaria-
do el arsenal de observación de las E M I R E M mente intenciones conspirativas. Así, los e m -
del núcleo es un poderoso revelador de las rea- presarios tienden a seguir el curso que les dan
lidades sociosféricas. Aparte de fenómenos indicadores tales c o m o los que publica sema-
tales c o m o los que consuetudinariamente se nalmente en las últimas páginas The Econo-
van observando, dicho arsenal tiene capacida- mist, mientras que los gobiernos prestan a su
des lo suficientemente flexibles c o m o para diri- vez atención a otros en interés de la nación o
gir la atención rápidamente a aspectos todavía para asegurarse ventajas electorales. Los gru-
inexplorados, en parte a través de los servicios pos opuestos a las corrientes principales pue-
centrales y en parte también ejerciendo presio- den tener m á s dificultades al respecto, aunque
nes sobre fuentes intermedias (gobiernos na- son muchos los que ya están avezados a entre-
cionales, empresas, bancos, asociaciones del sacar lo que necesitan del acervo de informa-
sector industrial, universidades, etc.). N o es ra- ciones disponibles, complementándolo con lo
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 425

que de por sí puedan obtener. N o obstante, la (56 % en la República Federal de Alemania),


explosión de la información centrada en el e m - mientras que el 35 % se pronuncian por la his-
pirismo «duro» y fragmentario estimula el toria (43 % y 45 % en Francia y Alemania, res-
oportunismo a corto plazo y los arreglos rápi- pectivamente) y el 22 % se inclinan por la psi-
dos más que las políticas bien fundamentadas y cología, la sociología y los campos asociados
a medio plazo en favor de toda la sociosfera. (27 % en Francia). El 73 % de la República Fe-
Los indicadores a que recurren los actores co- deral de Alemania y el 60 % del Reino Unido
merciales se dirigen hacia los beneficios y los consideran que los libros son la fuente favorita
mercados, sin mostrar los desequilibrios entre de información en estos campos, lo que indica
los sectores público y privado ni la necesidad que la m o d a literaria sigue siendo m u y popu-
de invertir en la protección del medio ambien- lar, mientras los grandes medios de comunica-
te, en educación o en defensa. Los gobiernos ción van quedándose rezagados7. Estos son sig-
parecen cada vez más tentados a dirigir desde nos alentadores para las sociedades
atrás mediante una forma de definir los proble- democráticas participativas.
mas que, según los sondeos de opinión, sea la
que menos puede molestar al electorado. El
II) Economías de capitalismo de Estado
pragmatismo lleva así a corregir las partes de
ênfase de reestructuración
un todo en lugar de proponer modelos globales.
M á s adelante volveremos a tocar este punto. El patrón contrasta aquí con el de las E M 1 -
Puede que la mayor contribución del con- R E M . U n a minoría de la población total (unos
trol y de la investigación empíricos haya con- 450 millones) vive en los diez países del C A -
sistido en dirigir las percepciones hacia una ac- M E , divididos en dos grupos: los más indus-
tuación de los sistemas sociales en forma de trializados (Unión Soviética, Polonia, Repúbli-
suministro de servicios, instalaciones y condi- ca Democrática Alemana, Hungría, Rumania,
ciones propias del bienestar de los ciudadanos Bulgaria y Checoslovaquia) y los países en des-
y de la calidad de la vida. Hace apenas unos 50 arrollo (Viet N a m , Cuba y Mongolia). La m a -
años, cuando las nociones acerca del lastre del yoría (más de 1.000 millones) vive en China.
hombre blanco, el Lebensraum («el sueño de la La semiperiferia es comparativamente peque-
vida»), la gloria nacional o el destino manifies- ña y está compuesta por la República Popular
to ocultaban todavía el debate público, la per- de Corea, Albania y Yugoslavia, país éste que
cepción de los sistemas sociales en términos de ocupa un lugar intermedio (y que también tiene
actuación o rendimiento era algo todavía in- estatuto de observador ante la O C D E ) , y entre
maduro. Esa percepción se fue agudizando con todos reúnen a unos 45 millones de habitantes.
las políticas de bienestar estatal y de interven- El total aproximado de 1.530 millones, si bien
cionismo, fueran o no de inspiración keynesia- es más alto que el de las E M I R E M (1.200 millo-
na, que revelaron hasta qué grado las comuni- nes), se inclina manifiestamente hacia zonas
dades industriales avanzadas eran unos periféricas más pobres y cuya población es m u y
dispositivos m u y complejos cuya regulación superior a la que se puede hallar entre los 360
exige un control y una vigilancia permanentes. millones de la semiperiferia de las E M I R E M .
Las cosas nunca son estáticas: los fracasos en En lo que concierne al control riguroso y a la
un campo pueden repercutir acumulativamen- participación en la circulación de la informa-
te hasta convertirse en rápidos fracasos domés- ción, las E C E R E se sitúan, pues, en algún lugar
ticos y de competitividad internacional, c o m o intermedio entre los 800 millones del grupo de
se ha demostrado con las tendencias de post- la O C D E y los 2.500 millones y pico de la peri-
guerra de algunos países. El grado en que las feria (véase más adelante).
ciencias sociales han penetrado en la configura- El capitalismo de Estado caracterizado por
ción cultural general se confirma además con la planificación central que surge en la Unión
un reciente sondeo efectuado en Francia, Rei- Soviética en 1917 se implantaría mucho des-
no Unido, República Federal de Alemania, Ita- pués en todos los demás sitios, con lo que las
lia y España, según el cual el 40 % de las perso- referencias a situaciones anteriores no pasan de
nas mayores de 18 años consideran que las allí y las series temporales de nueva cosecha
cuestiones económicas y políticas actuales son tienden a ser cortas. En la medida en que esto
las de mayor prioridad en su panorama cultural lleva a establecer comparaciones entre la situa-
426 Peter Lengyel

ción anterior y la ulterior, puede resultar bas- gicas y las soluciones inspiradas por las mismas
tante distorsionante, ya que los datos suelen ser normas contemporizaban con la inercia, los in-
inexactos y desproporcionados. Nuestros co- tereses creados, los juegos de poder y los déficit
mentarios debieran interpretarse en función de crónicos. La sociedad civil arrastraba el paso
un pasado que, en algunos casos, fue compar- de categorías monolíticas que alimentaban el
tido con las economías de mercado y en otros discurso prescriptivo característico del limita-
casos con economías típicamente preindus- do producto de comentarios e interpretacio-
triales. nes.
Las ortodoxias globalistas marxistas-leni- Hasta un instrumento tan esencial c o m o las
nistas que presidieron las revoluciones socialis- cuentas nacionales fue la expresión de una
tas, si bien se consagraron a producir nuevas mezcla de parquedad y materialismo. Todas las
sociedades y un nuevo modelo de hombres, E C E R E adoptaron un sistema de balance del
dieron los primeros pasos con metas de produc- producto material ( S B P M ) estándar sin ningún
ción típicas de un industrialismo trasnochado. m o d o de ser contrastado y ajeno al sistema de
Los planes sucesivos establecieron unas cuotas cuentas nacionales (SCN) recomendado por las
a la producción que daban la medida del éxito Naciones Unidas desde 1952 y prácticamente
o del fracaso. Dejando de lado muchas prácti- adoptado -con algunas revisiones- en todos los
cas y acuerdos locales enrevesados, los organis- demás sitios. La referencia a las estadísticas de
mos encargados de la planificación central se National Accounts Statistics, Main Aggregates
enfrentaron con un tremendo desafío en térmi- and Detailed Tables, que publican periódica-
nos de retroalimentación depurada y adaptada mente las Naciones Unidas y que se elabora
a lo largo de siglos y que en cualquier lugar aler- con las cifras suministradas por los servicios
taba a los gobiernos respecto a hechos sin que centrales de estadísticas de los Estados m i e m -
éstos tuvieran que hacer grandes esfuerzos para bros, muestra que la información divulgada de
averiguarlos. Los flujos de información así S B P M es sumamente incompleta. Sólo Checos-
atrofiados, sobre todo en lo inmaterial, dificul- lovaquia, Polonia y Hungría facilitan última-
taban la cuantificación. Se tendía a ocultar, o a mente algunos detalles m á s completos. T a m -
mantener deliberadamente en secreto por razo- bién Hungría y Yugoslavia han procurado
nes ideológicas, los costos reales de los a u m e n - adaptarse a las normas de las cuentas naciona-
tos brutos del producto en términos económi- les. Por otra parte, el hecho de que la Unión
cos y sociales. Se declaraba que las encuestas Soviética y otras E C E R E presenten unos cua-
empíricas eran incompatibles con la dinámica dros (parcialmente en blanco) de sólo una o dos
social preordenada que no permitía contrastar- páginas, en comparación con las 52 páginas de
las con ninguna prueba fragmentaria, por no Estados Unidos, las 43 de Japón o las 20 de
decir contradictoria. Había que liquidar las es- Jamaica8, es ciertamente un pésimo indicador
tructuras y los comportamientos heredados de lo que realmente se controla o se tiene en
que se oponían al socialismo, sin por ello dejar existencias en los órganos centrales de las E C E -
de observar con sumo cuidado los que el nuevo R E , y más bien refleja la actitud de esos países
sistema iba creando. El resultado fue que inclu- respecto a la circulación de la información. N o
sive los países industrializados del C A M E , pa- cabe sorprenderse por ello de que los observa-
saron a ser sumamente deficientes en el sumi- dores nacionales y extranjeros sean cada vez
nistro de datos empíricos. M u y poco, si acaso, más escépticos con respecto al significado de
se realizó mediante encuestas psicosociales, los datos del sector público que en lo concer-
sondeos de opinión, análisis de mercado y de niente a los de las E M I R E M , sobre todo al no
motivaciones y muéstreos o con respecto a los haber fuentes de verificación ni pruebas de lo
aspectos técnicos de la solución de los conflic- contrario. La manipulación del poder y el vir-
tos, por no hablar de la psicología o del control tual monopolio de los datos se alian entre sí de
de lo que se suponía que no existía en absoluto: manera que puedan aceptarse fácilmente.
el despilfarro generalizado de la propiedad es- La enseñanza y la formación en materia de
tatal, la corrupción, el clientelismo, el mercado ciencias sociales en las E C E R E reflejan natural-
negro, la delincuencia organizada o la fuga de mente y conforman en parte el suministro de
cerebros debida a la emigración. Los proble- los datos y los flujos de la información. Los
mas se definieron a partir de posiciones ideoló- programas básicos de enseñanza tienden a ser
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parle: panorama de oportunidades 427

sumamente teóricos, según se deduce del lugar nas repúblicas de la Unión Soviética y Yugosla-
predominante de lafilosofíay los elementos ju- via, inclusive si se materializan, m u y pronto se
rídicos, económicos, históricos y políticos. Es convertirán en una preocupación por c ó m o vi-
poca la enseñanza que se dispensa respecto a vir en ese sistema de un m u n d o competitivo
métodos empíricos, al análisis riguroso de los del que tan cuidadosamente han estado prote-
datos o a ciertas disciplinas modernas aplica- gidas hasta ahora las E C E R E . E n ese punto, la
das. Al analizar recientemente los archivos his- ignorancia o las hipótesis apriorísticas respecto
tóricos de las primeras etapas del régimen revo- a los mecanismos nacionales y sus implicacio-
lucionario, puede verse c ó m o rompen con este nes no hacen sino obstaculizar el progreso futu-
modelo, sin profundizar más allá de un nivel ro. Es, pues, previsible, que un mejor control y
determinado por falta de datos empíricos que unas encuestas empíricas en las E C E R E tengan
permitan archivar los testimonios en lugar de un futuro prometedor, junto con la adopción
basarse en meras estimaciones o cálculos sin gradual de unas normas y prácticas que son
fundamento. Por consiguiente, en sus esfuerzos moneda corriente de las E M I R E M y sus semi-
de reestructuración, las E C E R E tendrán que periferias. Ello es parte del precio que hay que
hacer frente también de manera urgente a sus pagar por una mayor integración en la división
capacidades de mantenimiento del control y de internacional del trabajo y el comercio m u n -
retroalimentación, yendo acostumbrando gra- dial.
dualmente a sus ciudadanos a la recepción y a
la interpretación de fuentes variadas de infor-
III) La periferia
mación empírica que les sirvan para evaluar la
dinámica de sus propias sociedades. Esto pue- Se calcula en 2.500 millones las personas con
de no ser fácil debido a una cierta inclinación las más altas tasas de crecimiento demográfico
hacia percepciones generalizadoras matizadas que viven en la parte del m u n d o no comprendi-
de tonos místicos, lo que puede explicar el re- da en los dos conjuntos anteriores de países y
nacer del interés actual en la Unión Soviética sus semiperiferias. D e ellas, cerca de la mitad
por el concepto de noosfera tal c o m o fuera con- vive únicamente en cinco grandes países -In-
cebida por Vernadsky y Teilhard de Chardin9. dia, Indonesia, Pakistán, Bangladesh y Nigeria.
H a n sido hasta tres las generaciones educadas En el otro extremo, son m á s de 25 los Esta-
con enfoques globalistas. El que se pase ahora a dos insulares cuyas poblaciones no alcanzan los
un enfoque m á s empírico y libre de finalidades 2 millones y, en algunos casos, con menos de
preordenadas puede constituir un desafío psi- 50.000 habitantes, y unos 30 los países cuyas
cológico considerable. poblaciones ascienden a unos 3 millones de ha-
Por otra parte, los ciudadanos, especial- bitantes o menos. Estos extremos de la escala
mente los de las E C E R E europeas, tienen una llaman la atención respecto al criterio que rige
educación suficiente y están al corriente de las la definición de la periferia en el contexto ac-
condiciones que prevalecen en los países de la tual. U n o de ellos consiste no tanto en la canti-
O C D E . Al haber salvado una forma de cambio dad de datos socioeconómicos, frecuentemente
radical pueden ser capaces de salvar otra pro- bastante abundantes, sino en la calidad. Es evi-
metedora de un rendimiento mejor para su tra- dente que sea m á s fácil llevar el control de pe-
yectoria. Porque, después de todo, el socialis- queñas comunidades, aun con instrumental
m o constituye la perspectiva de m a y o r comparativamente sencillo, que de las grandes.
bienestar y mejor calidad de vida. Por ello, Pero los agregados resultantes no cuentan m u -
cualquier sistema mixto que pueda suceder a su cho en el conjunto periférico ni tampoco el co-
expresión original debería en la práctica ser nocimiento que se precisa de las condiciones de
aceptado c o m o un arreglo pragmático con este los pequeños países contrarresta automática-
fin. Pero, a medida que sigue adelante la peres- mente sus problemas de marginalidad y aisla-
troïka, sin duda con altibajos, será cada vez miento. E n países m á s grandes, la calidad de
m á s urgente la necesidad de corrientes de infor- los datos es un problema importante y, sin e m -
mación empírica sobre la estructura social, los bargo, instrumentos modernos tales c o m o los
resultados económicos o los factores de c o m - satélites de observación, sobre todo en lo con-
portamiento. Los objetivos iniciales, como ese cerniente a las series temporales que pueden
deseo de autodeterminación que buscan algu- verse seriamente distorsionadas por trastornos
428 Peter Lengyel

intestinos, cambios en las normas de medición, jugando papeles preponderantes en el drama


guerras, ajustes territoriales u otras disconti- de millones de personas que luchan por sobre-
nuidades que afectan a la calidad. El aparato vivir en ambientes rudos que ofrecen pocas
estadístico de Perú, por ejemplo, sufrió una se- oportunidades de escapar a rutinas antiquísi-
rie de vicisitudes históricas y llegó por último a mas. Aquí, el comportamiento religioso respec-
su madurez y perfección afinalesde los años to a la enseñanza puede ser más importante que
setenta10. La precisión con que puede llevarse la educación formal; allá la higiene y las prácti-
el control de la situación diez años después, cas curativas populares pueden llevar a altos
cuando prevalecen la hiperinflación, la desmo- niveles de salud sin recurrir tanto a la medicina
netización, el terrorismo y el sector informal y a la farmacología científicas, mientras que en
-que representa cerca del 50 % de la produc- algún otro lugar la criminalidad y los desvíos
ción nacional y del 60 % de las horas de traba- asociado al hacinamiento y la privación de las
jo-, y cuando cerca de la mitad de la población personas pueden seguir vigentes y bajo el con-
vive por debajo del umbral de la pobreza abso- trol sorprendente de la vigilancia del barrio y la
luta y hay una situación de emigración y desgo- cohesión familiar. L a «cultura de la pobreza»
bierno generalizado, sólo puede ser objeto de tiene sus equilibrios internos que desafían todo
conjeturas". La India posee ciertamente un sis- salvo una investigación antropológica esmera-
tema competente de control a nivel de los esta- da, equilibrios tan discontinuos y difíciles de
dos y de toda la India, junto con avanzadas ca- reconciliar con las agregaciones nacionales y
pacidades empíricas de investigación subnacionales y que los instrumentos de obser-
universitaria, institutos y empresas comercia- vación de las ciencias sociales tratan de estable-
les. Si bien este aparato permite llevar un con- cer y de los cuales dependerá su credibilidad
trol aceptable del tercio y hasta la mitad de la operativa. Todo ello se aplica, por supuesto, n o
población, según las localidades y los sectores, sólo a la periferia en sí, sino también a los sec-
con especiales esfuerzos, por ejemplo, en favor tores periféricos de localidades que hemos cla-
de algunos grupos tribales, no vale lo m i s m o sificado con otras denominaciones, especial-
para el resto de las vastas masas rurales y urba- mente de China y América latina.
nas. Otro criterio de periferialidad es la falta, o
Incluso la calidad de los datos básicos no en su lugar el silencio más completo, de efectos
sólo se ve afectada por las dificultades de su reflexivos de los flujos de información socioe-
recolección, hecha frecuentemente con escasí- conómica. En las E M I R E M , y en menor grado,
simos medios, sino también por el hecho de aunque de m o d o decisivo, c o m o hemos visto,
que a m e n u d o haya que definir categorías es- también en las E C E R E , los datos son los ele-
tándar de manera arbitraria, lo que plantea mentos que se buscan y su suministro es u n ser-
problemas tan debatidos c o m o el de imputar vicio público y privado reconocido en que se
valores monetarios al autoconsumo del pro- basan muchas de las decisiones que se toman
ducto del campo, tener que definir el empleo, el cada día y la formación de la política a medio
desempleo y el subempleo, la alfabetización, plazo. El público también responde a la infor-
los modelos de migración y otros muchos te- mación, frecuentemente de manera desenfada-
mas que, en condiciones bien estructuradas, da, c o m o cuando se producen pánicos bursáti-
e m a n a n m á s o menos espontáneamente del les y reacciona a los pronósticos políticos o a las
marco institucionalizado. Porque hay que ad- noticias urgentes. Dependientes c o m o han lle-
mitir que el control socioeconómico tal c o m o gado a ser de las redes tecnológicas, los grandes
ha ido evolucionando en unos ámbitos en los dispositivos sociales son también dependientes
que las sociedades se han ido convirtiendo ca- de los flujos de la información, incluso cuando
da vez en dispositivos de suma complejidad no esta información no transmite mensajes de im-
siempre está bien adaptado a la captación de portancia inmediata para el ciudadano medio.
las realidades de sectores todavía m u y tradicio- Ese no es el caso de la periferia, aislada c o m o
nales y «orgánicos». La vida en estas socieda- está no sólo de la recepción de las informacio-
des es más coherente e introvertida de lo que ha nes sino también de su significado. Efectiva-
llegado a ser en circunstancias modernas. La mente, ¿de qué les sirve a las personas que ape-
religión, la costumbre, el clientelismo, el parro- nas pueden sobrevivir, a los analfabetos o a la
quianismo o las condiciones naturales siguen gente modesta que ejerce oficios humildes, co-
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 429

nocer abstracciones tales c o m o «formación de cuencia continua, c o m o debiera ser nuestra fi-
capital», «deuda nacional» o «expectativas de nalidad última, la situación actual de la base de
vida al nacimiento»? ¿ C ó m o pueden ellos sen- datos haría que nos sintiéramos frustrados.
tirse concernidos por las disposiciones de con- N o es que falten observatorios internacio-
trol de la natalidad que asocian el menor tama- nales con cobertura mundial o regional. Desde
ño de la familia al mayor bienestar individual, elfinalde la Segunda Guerra Mundial los ob-
cuando la experiencia les dice que cuantos m á s servatorios han proliferado de manera inusita-
hijos se tengan menos habrá que trabajar y que da, dando lugar a unos primeros informes m u y
éstos son el único seguro con que podrán contar aproximativos que, de todas formas, eran reve-
en casos de enfermedad y de vejez? ladores de la condición de la sociosfera m u n -
Con arreglo a nuestros presupuestos los paí- dial. Entre ellos cabe destacar a las grandes or-
ses periféricos son aquellos en los que sus flujos ganizaciones intergubernamentales tales c o m o
de información socioeconómica se limitan a las Naciones Unidas y sus organismos especia-
una élite relativamente pequeña y típicamente lizados, las comisiones económicas regionales,
urbana. Así, la agobiante masa de documentos los bancos y los fondos de desarrollo, la O C D E ,
técnicos y obras sobre la ciencia social que se la Organización de Estados Americanos, el C A -
publica en la India están escritos en inglés, idio- M E y otros muchos órganos, hasta una cifra de
m a que tan sólo domina el 25 % de la población casi 300 12 , sin que en su totalidad cuenten con
del país. L a expansión de esta élite crea situa- m á s de 100.000 funcionarios13, y de ellos, sólo
ciones de semiperiferialidad. L a falta o el m u - un pequeño porcentaje trabaja profesional-
tismo de efectos reflexivos imprime cierta esta- mente en el manejo de los datos socioeconómi-
bilidad en la resignación a las sociedades cos publicados de m u y diversas formas. Las or-
pobres, puesto que, de no ser así, la falta de ganizaciones intergubernamentales se basan
referencias interpretativas de los elementos de ampliamente en lo que les suministran los Esta-
información entre las masas podría tener con- dos miembros a través de los canales oficiales,
secuencias desastrosas. Por otra parte, esto con todas las deficiencias y las vaguedades del
también hace que la periferia sea insensible a caso. Sus propias capacidades de investigación
los estímulos, confirmando su inmovilismo y o de verificación son débiles, por lo que tienen
su resistencia a la innovación. El ciclo de pro- que tener cuidado en lo que construyen basán-
ducción, difusión, recepción, interpretación y dose en la información que obtengan por temor
acción con respecto a los datos socioeconómi- de reacciones gubernamentales negativas. Los
cos es complejo y en sí m i s m o función del m e - informes de los grupos de inspección o de los
dio ambiente en que opera. expertos en el terreno y otras verificaciones mi-
nuciosas pueden poner a las organizaciones in-
tergubernamentales en la vía de una mejor in-
¿Un solo mundo? formación que la que puedan tener interés en
divulgar, sobre todo tratándose de temas po-
Según las cifras m á s aproximadas de las tres tencialmente explosivos, por ser, c o m o es natu-
secciones anteriores, podemos conjeturar que ral, los más espinosos. Por lo tanto, procurarán
el 30 % de la superficie de toda la sociosfera apoyar la sabiduría popular y documentarse
está brillantemente iluminada, mientras que acerca del statu quo, y expresarán los comenta-
del 15 al 20 % lo está de forma m á s intermiten- rios críticos que puedan publicar de una mane-
te y el resto se halla en una penumbra crónica. ra tan abstracta por sus generalidades que re-
N o es de sorprender, entonces, que todavía sulten operacionalmente neutros, con notables
sean incipientes los intentos de elaborar esce- excepciones en campos particulares. Las orga-
narios mundiales y evaluar la dinámica m u n - nizaciones intergubernamentales que suelen
dial. La inclinación cualitativa y cuantitativa ser las que están a la cabeza de la formación de
exagera cualquier cosa transmitida en formatos la opinión mundial y que a veces se encierran
estándar y aparentemente comparables, mien- en un extraño mutismo, han adquirido esa au-
tras que las áreas en que escasean los datos, toridad a la que regularmente rinden tributo las
sean espaciales o sustantivas, tienen una visión personas que las citan c o m o su mejor fuente.
menguada. Aunque sólo tratáramos de produ- En parte estimuladas por lo que revelan las
cir una serie de fotografías sin seguir una se- organizaciones intergubernamentales y en par-
430 Peler Lengyel

te para hacer avanzar las cosas m á s de lo que ría, probablemente tienen unos archivos
aparentemente desearían, en parte también pa- acervos de datos m á s significativos. C o m o son
ra colmar las lagunas y en parte para promover raras las veces que los dejan trascender al do-
determinadas causas, son muchas las organiza- minio público, su efecto consiste sin embargo
ciones no gubernamentales ( O N G ) y las institu- en contrarrestar los valores corrientes a cambio
ciones académicas que también han entrado en de ventajas particulares o anticiparse a ellos.
el m u n d o de la observación de la sociosfera y A d e m á s , surgirían complicaciones a nivel
de la competencia de comentarios, especial- mundial incluso si los datos de las fuentes nacio-
mente a partir de los años setenta. M u y dispa- nales fueran mucho m á s fiables que en la actua-
res por su alcance, capacidades y resultados, y lidad. Porque la sociosfera mundial es una cosa
altamente concentradas en Europa Occidental distinta de la suma de sus partes nacionales.
y América del Norte, constituyen la prueba vi- Couvait y Pless exploraron recientemente esa
viente de las crecientes preocupaciones inter- tierra de nadie económica que explica los moti-
dependientes a medida que se va encogiendo vos por los que las cuentas del m u n d o n o se
perceptiblemente el espacio que le queda a la equilibran y el comercio es asimétrico. Identifi-
acción soberana de cada nación. Algunas, co- can un enorme «agujero negro» hecho de las
m o Amnistía Internacional y el Instituto Inter- transacciones que eluden todo control nacional.
nacional de Estudios Estratégicos se han dado a La tercera parte de estas transacciones ocultas la
conocer, mientras que otras trabajan m á s en la atribuyen a buques mercantes que navegan bajo
sombra, c o m o muchos equipos académicos cu- pabellón de conveniencia y los dos tercios res-
yas investigaciones son a largo plazo. Las cone- tantes a las operacionesfinancierasdimanantes
xiones por medio de computadoras han contri- del comercio ilegal de drogas y armas, el cohe-
buido a aprovechar y c o m p l e m e n t a r los cho, el fraude, la extorsión, la evasiónfiscaly los
esfuerzos discretos, aunque también en este bancos sin domicilio que manejan «dineros ca-
c a m p o las comunicaciones son cada vez m á s lientes» o que blanquean ingresos sospechosos,
preponderantes dentro de las fronteras y entre o dimanantes del trabajo clandestino. Así, las
las fronteras opuestas del Atlántico Norte. La exportaciones (o sea los barcos) salen de u n país
característica c o m ú n m á s valiosa de las O N G determinado y nunca llegan al destino anuncia-
es precisamente su independencia respecto a do, mientras que las importaciones (por ejem-
gobiernos y burocracias. También han llegado plo, las drogas o las armas) cruzan diversas fron-
a convertirse en depositarias de conocimien- teras antes de llegar a unos consumidores
tos, buena voluntad y asociaciones de acción sumamente cautos que no dan a conocer el ori-
debido a la decepción generalizada respecto a gen de la mercancía. A d e m á s , los autores de-
la actuación de las organizaciones interguber- muestran c ó m o los cuadros de la deuda mundial
namentales y a su visión de las comunidades de se prestan a engaño, ya que las fuentes son el
Estados m á s que del continuismo de las situa- reflejo de los esfuerzos conjuntos del Banco de
ciones y los problemas. Prosiguiendo sus cam- Pagos Internacionales, el Banco Mundial, el
pos de interés, ora con una perspectiva transna- Fondo Monetario Internacional y la O C D E , ya
cional ora con perspectivas subnacionales, las que créditos y débitos no concuerdan ni siquiera
O N G han desenterrado excelentes informacio- de manera aproximada 14 .
nes, c o m o en el caso de las minorías étnicas, el Otro espacio social comparable es el de los
armamento y los estamentos militares (tema en refugiados, ya que, según las estimaciones bas-
el que se ha convertido en autoridad reconoci- tante prudentes del Alto Comisionado de las
da el Instituto Internacional de Investigaciones Naciones Unidas para los Refugiados, ascien-
sobre la Paz, de Estocolmo), la libertad de pren- den a unos 14 millones (el equivalente de la
sa o la situación de las mujeres. E n la escena población de los Países Bajos). Los refugiados
internacional de datos e información, sin e m - representan la exteriorización de los conflictos
bargo, las O N G pueden considerarse u n grupo nacionales. Son una carga para la comunidad
vivaz, una espina en la carne de los que tienen internacional, y ésta ni puede ni está dispuesta
cosas que ocultar, y concienciadoras m á s que a resolver las situaciones que obligan a la gente
importantes suministradoras de datos en gene- a abandonar masivamente sus países. Fuera de
ral. Instituciones privadas tales c o m o los ban- los pagos de transferencia hechos para dar sus-
cos, las corporaciones y los servicios de aseso- tento a los refugiados m á s o menos temporal-
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 431

mente en campos o centros, hay otros costos Capacidades científicas


ocultos resultantes de su reinstalación en los y estructuras profesionales
países que les brindan asilo, aunque en última
instancia estos países pueden beneficiarse de la Hasta ahora hemos procurado establecer que:
contribución de los recién llegados, personas a) los datos y la base de la información empíri-
m u y motivadas y por ello rentables para la eco- ca mediante la cual se aprehenden las realida-
nomía y la sociedad. Sin embargo, las contra- des dinámicas de la sociosfera mundial es des-
dicciones entre ciudadanos de pleno derecho, proporcionalmente imperfecta en sus
ciudadanos de segunda clase y criterios de in- componentes nacionales; b) estas imperfeccio-
migración y de naturalización, m á s o menos nes se amplifican al nivel de los agregados su-
restrictivos o generosos, privilegios de residen- pranacionales que no abarcan importantes flujos
cia o la concesión de permisos de trabajo, dis- y c) el ritmo de las transformaciones está reba-
torsionan sin lugar a dudas los datos de muchos sando las capacidades de observación. Cada
países, contribuyendo no sólo al «agujero ne- día que pasa ignoramos m á s dónde estamos y
gro» económico (de m o d o característico a tra- m u c h o m á s aún hacia dónde podemos ir. ¿Qué
vés de la economía sumergida), sino también a hacer? La solución ideal, por supuesto, consis-
la desestabilización social, al ser fuente de in- tiría en mejorar todos los aspectos de la obser-
justicias y de resentimientos masivos. Los refu- vación y del análisis, procurando sobre todo in-
giados, tal c o m o se definen corrientemente, po- tensificar las capacidades periféricas y al
drían no ser sino la punta del iceberg y su m i s m o tiempo adaptarlas de manera que el
verdadera dimensión se va revelando gradual- control de los procesos y, especialmente, los
mente a medida que la evolución de la estructu- transformativos, sean lo más significativos po-
ra de la sociosfera ofrece mayores oportunida- sible. E n la práctica, esa movilización a cargo
des de movilidad personal. Y a se establece una esencialmente del Estado y de las organizacio-
clara distinción entre refugiados políticos y re- nes intergubernamentales, no se vislumbra aún
fugiados económicos, en la que los económicos en el horizonte, y en lugar de ello, el escepticis-
se consideran migrantes voluntarios que no m o que merecen las series de datos clave reco-
pueden beneficiarse de esa solidaridad legítima pilados por los medios más sofisticados y du-
basada en razones humanitarias. Sin embargo, rante m u c h o tiempo centralizados en círculos
si bien el m u n d o es cada vez m á s interdepen- especializados, está desbordando hacia esferas
diente, ¿dónde hay que trazar precisamente la m á s amplias. Entre las reducciones de las ayu-
línea entre movilidad nacional y movilidad in- das gubernamentales, la laxitud ocasionada por
ternacional? ¿Hasta qué punto se puede pro- una tarea aparentemente imposible de mante-
mover la liberalización en un campo, tal c o m o nerse al día respecto a realidades evasivas y a
el del comercio o la inversión, mientras se res- ciertos efectos perversos de la explosión infor-
tringe fuertemente en otros? Los cambios que mativa, se obtiene una vez que ha contribuido
se producirán en la Comunidad Económica Eu- a cierta regresión17. Es c o m o si la percepción de
ropea a partir de 1992, los que tienen lugar en la relación incierta entre suministro de datos y
Europa del Este c o m o resultado de la perestroi- actuación real de los sistemas sociales acabara
ka, los que es probable que acontezcan en la por agotar la paciencia del aparato de observa-
cuenca del Pacífico y en América latina, siem- ción. Y , sin embargo, vivimos supuestamente
pre que se realicen determinados planes ambi- en una era en la que las industrias del conoci-
ciosos, contribuirán todos a u n proceso de miento son cada vez m á s cruciales en esa m e z -
transformación que requiere unas capacidades cla productiva que contribuye al crecimiento
empíricas de observación m á s agudas y m á s económico. ¿Por qué tendría la industria del
completas que las que poseemos actualmente. conocimiento científico social que sufrir las
Hasta el discurso analítico e interpretativo en consecuencias de tales circunstancias?
términos de sistemas mundiales15 o de socie-
Parte de la explicación se puede hallar en la
dad mundial16 sigue siendo hasta la fecha pro-
estructura m i s m a y en los propios modelos de
visional y abstracto. Habrá que mejorarlo y ha-
comportamiento de la comunidad científica.
cer que sea m u c h o más accesible, de manera
Ampliamente burocratizada por el hecho de
que sirva a un número m u c h o mayor de agen-
servir al Estado, a las corporaciones y a las ins-
tes participantes.
tituciones académicas, la comunidad científica
432 Peler Lengyel

ha respondido demasiado a la lógica institucio- producto depende tanto de los cambios relati-
nal para que se vea en ella a un grupo con inte- vos de los precios, c o m o de las mejoras cualita-
reses independientes ansioso de reaccionar an- tivas y de la flexibilidad y no ya de las instala-
te los hechos que él m i s m o ha sacado a relucir. ciones fijas y de su capacidad de producción,
Claro que esas pruebas siguen todavía sirvien- características de los sectores primario y secun-
do, aunque sea a expensas del público, puesto dario? ¿ C ó m o abarcar unas economías parale-
que el control estatal e intergubernamental es las y clandestinas, sobre todo cuando van m á s
la única parte del aparato de recolección de da- allá de las prácticas comunes para incluir ele-
• tos que funciona a escala remotamente indus- mentos de innovación estructural y estrategias
trial, mientras que el resto se halla m u y c o m - financieras? ¿Qué se debe hacer de las divisas
partimentado, fragmentado y parcelado, con cuando se convierten en bienes comerciales ta-
las contadas excepciones de empresas de cola- les c o m o tripas de cerdo o granos de soja, cuyo
boración tales c o m o los archivos de datos y las valor de intercambio fluctúa, tal c o m o si fueran
redes o consorcios, entre toda una serie de talle- acciones, al albur de los rumores, los índices
res artesanales. Eso a duras penas constituye el m á s que dudosos o los pánicos resultantes del
camino apropiado para un esfuerzo científico manejo de las computadoras? Dichos desafíos
concertado capaz de complementar y quizás tienen que añadirse ahora a lo que ha sido ob-
contradecir llanamente la retroalimentación de vio durante largo tiempo, es decir, que las eco-
las fuentes oficiales. Las comparaciones con las nomías no operan claramente de tal forma que
ciencias naturales no son siempre apropiadas, se puedan abstraer fácilmente de las matrices
pero la disciplina que se les impone por los im- sociales de las que son expresión, según la céle-
perativos del manejo de sus propias bases de bre fórmula de cœteris paribus. H a y cosas que,
datos contrasta agudamente con el separatismo decididamente, no siguen iguales, sobre todo a
pródigo cultivado por la comunidad científica lo largo del tiempo. A d e m á s , hay que revisar
social. las premisas primitivas de la motivación. Sin
Pueden encontrarse otras razones de esa embargo, las ciencias económicas redistributi-
pretendida debilidad operativa de las ciencias vas y su principal aliada, la demografía, siguen
sociales. E n un texto anterior hemos examina- gozando de muchos privilegios. Sus bases de
do esta debilidad al establecer el contraste en- datos no son sólo m á s dignas de crédito, sino
tre la tecnología en sí y la cuasi tecnología de las que al m i s m o tiempo la prioridad constante de
ciencias sociales, para concluir que la alianza que gozan los mecanismos económicos en las
m á s poderosa entre la base cognoscitiva de las políticas públicas y los incesantes cuidados y
ciencias sociales y la voluntad de acción ha debates que se les prodiga realzan lo económico
operado hasta ahora en apoyo de las ideologías hasta una altura tal que no cabe extrañarse de
m á s que de los resultados directamente atribui- que lo social quede arrinconado o en la p e n u m -
bles al conocimiento aplicado18. L o que pode- bra. N o es mera coincidencia que la economía
m o s añadir aquí es que la eficiencia operacio- sea la única ciencia social cuyos éxitos son co-
nal está íntimamente ligada al rigor de la ronados con el premio Nobel, además de ser
observación y del análisis. Así, la economía, también la ciencia mejor organizada profesio-
que pasó de ser la ciencia «lúgubre» a la «rei- nalmente.
na» de las ciencias sociales, ha perdido última- Sobre todo a partir de los años setenta, las
mente todo crédito debido a haber fracasado a ciencias sociológicas, por ser las que enfocan
nivel macroeconómico al elaborar marcos de las diversas series de relaciones entre los grupos
explicación que puedan abarcar satisfactoria- humanos, han dado pasos m u y importantes. Al
mente el curso actual de los hechos. Ahora analizar procesos tales c o m o la expansión y la
bien, ¿es que se puede culpabilizar a los econo- contracción, la consolidación, la diferencia-
mistas de que los datos de que disponen sean ción, la especialización, la disolución, el iguala-
inexactos e incompletos? ¿Qué se puede espe- miento o la movilidad, han mejorado decisiva-
rar de una ciencia basada en cuantificaciones mente su instrumentación y precisión, hoy
cuando las medidas convencionales, c o m o las objeto particular de evaluación científica. Ese
basadas en el P N B , son cada vez m á s inadecua- progreso se ha logrado gracias a la elaboración
das en la medida en que la contribución del sec- de la estadística matemática, la convergencia
tor terciario que representa hasta el 80 % del de conceptos teóricos y de mediciones de sus
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 433

referencias empíricas, métodos cada vez m á s máticas analíticas y de la programación de


efectivos de selección de las muestras de pobla- computadoras, sino también las de los empre-
ción y basados en la comprobación retrospecti- sarios, divulgadores, financiadores, adminis-
va para verificar hipótesis causales, análisis de tradores y personal de relaciones públicas. La
métodos, procesamientos computadorizados ciencia social tiene que seguir adoptando para
de datos y un número cada vez mayor de perso- sí los criterios que aconseja para los demás. En
nal bien preparado para efectuar investigacio- la sección siguiente comenzaremos a ver lo que
nes e interpretar las conclusiones, entre otras en términos m á s amplios ello podría suponer
cosas. La brecha que separa las capacidades para el control y la investigación empírica de la
operativas de la economía de las ciencias socio- sociosfera mundial.
lógicas ha ido reduciéndose, aunque la comuni-
cación y el provecho recíprocos sigan llenas de Un vistazo a las oportunidades
obstáculos. Es cierto que, con respecto a las ba-
ses de datos, las ciencias sociológicas están en Varias corrientes van a fluir al vacío parcial
desventaja desde el m o m e n t o en que series ofi- creado por los realineamientos políticos resul-
ciales son notoriamente menos útiles en los tantes de la desilusión respecto al funciona-
campos en que operan que en los campos eco- miento real de la sociedad en los diferentes sis-
nómicos 19 . C o m o resultado de todo ello, los so- temas: el capitalismo de Estado, el sistema
ciólogos se enfrentan con una situación m á s soviético, las diversas formas de desarrollis-
comparable a la de los científicos respecto a la m o 2 0 , el pleno empleo dentro del sistema de
acumulación y al manejo de los datos. Desafor- bienestar. Algunas de ellas pueden ser m u y pe-
tunadamente, distan m u c h o de estar adecuada- ligrosas, sobre todo cuando representan reac-
mente estructurados, sobre todo de un país a ciones (frecuentemente ingenuas o ignorantes)
otro, a este efecto, al hallarse dispersos en el según la noción de que, si algo falla, es el extre-
terreno, sobre todo -aunque de ninguna mane- m o opuesto el que debe funcionar bien. Oscila-
ra únicamente- en las periferias, por lo que su ciones pendulares de este tipo han sido causa
impacto pierde necesariamente contundencia. de daños infinitos en el pasado al reemplazar
Y puede que sea precisamente esto, y no las un extremismo por otro y ocasionando muchas
incapacidades operativas inherentes, lo que víctimas a cada cambio de rumbo, por no ha-
contribuya a la imagen de unas ciencias socio- blar del perjuicio que sufre el funcionamiento
lógicas entendidas c o m o ejercicios todavía de las sociedades. Afortunadamente, hay indi-
m u y oscuros. cios de que partes de la humanidad han m a d u -
Si las ciencias sociales, actualmente en su rado ya lo suficiente c o m o para reconocer di-
mejor nivel técnico, están ahí para contribuir chas locuras en su justo valor, mostrando que
de manera decisiva a la comprensión de las rea- tienen la voluntad de tomar direcciones m á s
lidades y a la dinámica sociosférica, todavía les moderadas y experimentales que eviten cruen-
falta consolidarse considerablemente en sus es- tas explosiones y discontinuidades abruptas.
tructuras profesionales de apoyo. H a n quedado Las revoluciones no han pasado de m o d a ; m u -
ya atrás los días del investigador solitario y chas de ellas han tenido lugar prometiendo la
también los del erudito a quien incumbía la luna pero dando c o m o m u c h o lo que se podría
función del intérprete. Cualquier esfuerzo a m - haber perfectamente obtenido sin su violencia
bicioso necesita hoy en día un trabajo de equi- destructiva.
po y la ayuda de las computadoras, además de Puede que buena parte del crédito de dicho
la contribución internacional. La referencia co- clima pueda atribuirse a una mayor aceptación
m ú n a los datos empíricos y las orientaciones del enfoque científico social, en el sentido de
respecto a metodologías rigurosas trasciende que la administración de los dispositivos socia-
afortunadamente las inclinaciones tradiciona- les complejos se reconoce c o m o un ejercicio
les de cada materia y facilita la colaboración. difícil que no responde ya a lemas facilones
Sin embargo, son muchas todavía las especiali- previstos de antemano y a discursos intrascen-
zaciones que tienen que cristalizar y ser recono- dentes. Queda, no obstante, el hecho obstinado
cidas c o m o articuladores esenciales de una e m - de que la base cognoscitiva que las ciencias so-
presa a escala industrial. Cabe mencionar al ciales son capaces de brindar, y que en condi-
respecto, no sólo las capacidades de las mate- ciones de mejor organización y mayor apoyo
434 Peter Lengyel

podrán ofrecer dentro de poco, todavía no ocu- sea tan sólo disponible en unos pocos idiomas y
pa el lugar que le correspondería en la combi- sobre todo en inglés, aunque es práctico para
nación de las políticas. Algunas ciencias están los especialistas, es un obstáculo para el círculo
sacando ventajas del esfuerzo de otras, y eso, m á s amplio de los usuarios potenciales. Por lo
sin duda, también es en parte culpa de la forma tanto, hay que esforzarse decididamente en tra-
en que las ciencias sociales se han proyectado ducir y adaptar y también en desarrollar con-
hasta el presente. ceptos y glosarios en las lenguas nacionales. La
forma particular de este discurso necesita llegar
E n cuanto a las ciencias naturales, el proce-
so de descubrimiento, aplicación, comerciali- a distintos sectores de las comunidades por to-
zación y mejora, en un principio aleatorio y de-dos los medios disponibles. La presentación
rrochador, se h a ido racionalizando convencional literaria no basta. Los medios au-
gradualmente hasta convertirse en esa maqui- xiliares, audiovisuales, gráficos y carteles m u -
naria potente de investigación y desarrollo que rales, museos, revistas populares, y los que se
conocemos hoy en día. Gran parte del crédito dirigen a la juventud para familiarizarla pro-
que ello supone no hay que atribuirlo a los go- gresivamente con la mecánica de la ciencia, de-
biernos -excepto en lo que se refiere a los es- bieran utilizarse a tal efecto. Habría que insistir
fuerzos relacionados con la guerra- sino a la en los programas que se basen en los medios de
industria, por ser ésta la que ha fomentado el comunicación para responder a los interrogan-
progreso tecnológico en todos los campos y en tes siguientes: ¿ C ó m o llevar a cabo el mues-
treo? ¿Qué se puede aprender de las series de
beneficio propio, c o m o es natural, aunque tam-
bién, y en última instancia, sea en beneficio dedatos? ¿ C ó m o trabajan los economistas? ¿Cuá-
les son los fundamentos de una buena adminis-
todos. Para las ciencias sociales, la cuasitecno-
logía disponible se generó en gran parte en esostración? La operacionalización implica, pues,
bastiones de la investigación pura que son las un conjunto acorde con las configuraciones
universidades e instituciones similares, apo- culturales y las capacidades receptivas. M u c h o
yándose directa o indirectamente de manera de lo que las ciencias sociales pueden ofrecer es
bastante complejo, por lo que debe contem-
oficial, en la mayoría de los casos, y nutriéndo-
plarse con s u m o cuidado, aunque no sea nunca
se de todo el aparato de control estadístico sos-
tan complicado c o m o se pretende por razones
tenido por el Estado. Parece que llega ya la hora
de que se emprenda un vasto esfuerzo empresa- que más tienen que ver con las profesiones uni-
rial de creación de un medio ambiente general versitarias que con sus aplicaciones. Habría
que iniciar la operacionalización en los centros
en el que esta cuasitecnología, junto con sus im-
perativos de conducta y sus efectos de refle- m á s avanzados y que disponen del mejor acer-
xión, pueda funcionar a escala mundial. La ex- vo de conocimientos en investigación empírica
periencia adquirida mediante la transferencia y control. Sin embargo, habría que partir desde
de tecnología debiera ser inspiradora en este un comienzo de u n sentido de la colaboración
que asociara cada fuente creativa a uno o m á s
contexto, ya que se ha aprendido m u c h o acerca
centros sobresalientes de investigación en cam-
de la tecnología c o m o portadora de cultura y de
las dificultades frecuentemente no anticipadas pos que requieren transferencia de conoci-
de su transplante que pueden ser de ayuda deci- mientos y material. Dichas empresas conjuntas
podrían ser el inicio de una red mundial de es-
siva. Cabe, pues, concebir el equivalente cientí-
fico y social de la investigación y el desarrollotaciones de investigación y control de apoyo
(I y D ) , que podemos llamar Operacionaliza- mutuo que estuviesen pendientes de las necesi-
ción y Ensamblaje (O y E). dades y posibilidades locales. A este respecto,
La operacionalización no significa tan sólo habrá que interpretar el término «local» con
recopilar manuales del género «hágalo usted flexibilidad y en algunos casos podría abarcar
mismo» y estuches con instrucciones, por más alguna subregión, c o m o el Caribe o Africa
útiles que puedan parecer esos ejercicios, sino Oriental, y en otros un espacio contiguo que
que implica un esfuerzo mucho m á s amplio y puede rebasar las fronteras nacionales siempre
en diferentes niveles, encaminado a estimular que se den unas condiciones comparables, co-
la demanda de lo que ya es disponible y a cer- m o la Cordillera del Himalaya, el Valle del Ni-
ciorarse de su receptividad. El hecho de que el lo o el Sahel, mientras que en otros casos podría
cuerpo de la documentación científica y social tratarse de unidades subnacionales tales c o m o
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 435

las Repúblicas de la Unión Soviética o la Cuen- trializados, c o m o tampoco las que caracterizan
ca Amazónica de Brasil. D e lo que se trata es de a las E M I R E M concuerdan siempre con las de
identificar, cuando proceda, con pruebas y las E C E R E . H a y casos en los que la dependen-
ajustes, la verdadera configuración de la so- cia al servir a las normas internacionales puede
ciosfera mundial, con objeto de poner al descu- en realidad fomentar distorsiones, ya que los
bierto las necesidades y oportunidades particu- países pueden sentirse impulsados a informar
lares de cada c o m p o n e n t e . Sería con- sobre lo que difícilmente pueden observar, y
traproducente limitarse a reproducir el modelo ello por razones de prestigio y c o m o marca de
basado en los Estados nacionales, ya que con modernidad. E n otros casos pueden perderse
ello sólo se tendería a perpetuar los errores y las importantes transformaciones c o m o conse-
distorsiones propias, precisamente, de las ac- cuencia del hecho de que las categorías corrien-
tuales divisiones. tes de observación no les sean aplicables. Cada
L a operacionalización estaría entonces vez la cautela se impone en todas partes ante
compuesta de varias fases. Al comienzo consis- cambios cualitativos tales c o m o , por ejemplo,
tiría en la transferencia y la condensación, con capacidades del personal o diseño y durabili-
énfasis en el suministro de material en los idio- dad de los productos industriales. E n la perife-
m a s vernáculos. La segunda fase consistiría en ria puede ser de particular significado c o m o
difundir dicho material entre las áreas cubier- componentes de una modernización que, debi-
tas por las estaciones de investigación, a fin de do a su intangibilidad, suele pasar inadvertida.
estimular la demanda de servicios de ciencias También puede ocurrir lo contrario, que se
sociales. Se podría escoger una amplia g a m a de acumulen retrasos, acelerando así la espiral
clientes potenciales: las autoridades naciona- descendente. Las estaciones locales de investi-
les, las empresas, las cámaras de comercio y si- gación, al procurar una operacionalización, de-
milares, k>s partidos políticos, las organizacio- berían preocuparse de estas cuestiones y elabo-
nes de bienestar y las organizaciones rar índices originales e instrumentos de
caritativas, los grupos de acción, la prensa, los observación adaptados a las circunstancias. Si
órganos industriales y agrícolas entre otros. el m u n d o está lleno de variedades, ¿por qué re-
Respecto a los gobiernos nacionales en sí, se flejarlo entonces de forma uniformada?
podría suscitar en los ministerios el interés por El hecho de ensamblar la operacionaliza-
recurrir a servicios científicos sociales y auxi- ción debiera recaer estrictamente en estaciones
liares en forma de contratos si se demuestra locales de investigación. Su principal preocu-
convincentemente que resulta m á s eficiente y pación debiera consistir en recolectar y evaluar
barato hacer ejecutar determinadas tareas por críticamente cuantos datos empíricos y análisis
la estación local de investigación que por las pertinentes estén disponibles en la zona abarca-
autoridades públicas. N o hay ninguna razón da. N o cabe duda de que hay casos en que eso
para que los Estados tengan que cargar siempre podría hacerse con m u y poco esfuerzo debido a
con todo el peso del control o de las encuestas. la s u m a escasez de datos que hay que examinar.
C o m o en otros campos, ese peso se puede com- Sin embargo, es frecuente que resulte una tarea
partir si hay ofertas competitivas. bastante intricada. Efectivamente, son muchos
La tercera fase podría consistir en evaluar los datos escondidos en las publicaciones eru-
las categorías y las medidas convencionales ditas de que puede disponerse en el extranjero
adoptadas a efectos de control. Dichas medi- o que se han archivado en dependencias guber-
das, por lo general, se modelan directamente namentales. Sólo el hecho de encontrarlos pue-
basándose en la práctica corriente de los cen- de llevar un tiempo precioso y representar m u -
tros m á s adelantados y bajo la presión de las cha energía, mientras que evaluarlos -también
organizaciones intergubernamentales que ne- en lo concerniente a las capacidades técnicas
cesitan recopilar cuadros comparativos. Sin demostradas- podría plantear otros problemas
embargo, es algo que no llega a determinar su delicados. E n cualquier caso, es indispensable
validez en cualquier contexto. C o m o se dijo an- ensamblarlos c o m o forma de evaluar la base de
teriormente, las categorías que pertenecen a la conocimiento, ya que la investigación suele lle-
estructura de las sociedades industrializadas y varse a cabo de forma desordenada y no acu-
que surgen de ella no siempre encajan con las mulativa y no lo es menos la manera de consér-
de los países preindustrializados o subindus- valos.
436 Peler Lengyel

Gran parte de la I y D de las zonas periféri- cuando prácticamente no existe, se debe en


cas se hace por el mero hecho de investigar por parte a la falta de entendimiento sobre lo que
investigar, teniendo m u y poco en cuenta sus implican los servicios de las ciencias sociales y
posibles aplicaciones. Se trata, claro es, de un de su contribución al bienestar general, tanto a
despilfarro de recursos que habrá que corregir. micronivel c o m o a macronivel de funciona-
¿ C ó m o se pueden financiar la O y E? Por miento de la sociedad. El público, por lo tanto,
supuesto, no cabe esperar que su funciona- tiene que mantenerse informado y hay que fa-
miento se haga principalmente mediante subsi- miliarizarlo siempre con el enfoque científico,
dios directos o indirectos. Para que llegue a en el c a m p o social c o m o en cualquier otro.
cualquier escala y tenga dinamismo será nece- Puede que la analogía sea m á s estrecha con la
saria una buena basefinanciera.Al principio, medicina que con la tecnología en sí. Cualquier
lafinanciacióndebería proceder de las fuentes persona que se tome la molestia puede ver una
usuales, los gobiernos (que podrían ser renuen- máquina funcionando mientras que la cura-
tes), las O N G (incluyendo fundaciones, acade- ción y la prevención de las enfermedades, con
mias, consejos nacionales de investigación, medicamentos o inyecciones, es m á s difícil de
etc.), la asistencia bilateral y el sector privado detectar. M u c h o dependerá de relaciones invi-
(por ejemplo, los bancos, las empresas, etc.). sibles y hasta cierto punto inciertas de causa y
Ahora bien, una vez adquirido cierto impulso, efecto en las que lo que prima es la confianza y
la empresa tendría que alcanzar rápidamente tan sólo después la demostración empírica de
un grado suficiente de autonomía y demostrar su eficiencia. L o que la ciencia social, c o m o la
la utilidad de lo que ofrece. Los servicios de las medicina, tiene que ofrecer forma parte del
ciencias sociales han justificado su viabilidad moderno arsenal de tratamientos para unos pa-
económica después de una práctica de ciertos cientes que suelen ignorar la causa de sus do-
años. Si su alcance ha permanecido hasta ahora lencias y cuya fe en los que los curan se va esta-
limitado, se debe a que las ciencias sociales han bleciendo paulatinamente según la reputación
quedado excluidas de la escena por determina- que tengan sus curadores. Las profesiones m é -
das circunstancias políticas o porque lo que tie- dicas suelen tropezar con dificultades para ga-
nen que ofrecer todavía no se reconoce c o m o nar algún renombre en los sitios en que sus
útil. Ahora debe ser la propia comunidad cien- prácticas entran en conflicto con las tradicio-
tífica social la que organice una labor empresa- nes populares o con percepciones opuestas. Los
rial capaz de transformar radicalmente la situa- científicos sociales tienen que saber que van a
ción. Al ser bastante sombrías las perspectivas tropezar con resistencias similares o incluso
de los graduados de muchos países, lo que ori- mayores, y que la única respuesta a esa situa-
gina la conocida fuga de cerebros hacia el cen- ción consiste en la persistencia y la informa-
tro, podría incluso tratarse de medidas de auto- ción del público. E n efecto, si lo que hacen no
financiación. es esencialmente participativo y abierto, se sos-
Las estaciones de investigación y control pechará que hacen el juego al poder y, a la pos-
antes mencionadas debieran disponer ideal- tre, redundará en el rechazo que inevitable-
mente de un personal especializado en varias mente se suscitará.
materias y poder así atraer a talentos de dife-
rentes localidades, de m o d o que se conviertan
en puntos de referencia para los que ansian Conclusión: el empirismo
contribuir a una empresa prometedora y bien no es en sí suficiente
remunerada.
La única característica que debe distinguir A lo largo de este texto hemos defendido la cau-
los esfuerzos empresariales colaborativos de la sa de la investigación y el control empírico de
práctica convencional del sector privado co- las realidades sociosféricas. H a sido así por lo
mercial consiste en la revelación de los datos y imperfecto y frágil del conocimiento que toda-
conclusiones de dominio público. Sin esta pre- vía tenemos de esta materia y porque la socios-
caución no puede haber ningún efecto reflexivo fera corre hasta cierto punto el peligro de ser
ni, en consecuencia, ninguna extensión espon- contemplada c o m o una categoría residual,
tánea del mercado de servicios o del aprendiza- comprimida entre la biosfera y la tecnosfera, y
je. Si este mercado suele ser m u y estrecho o a la que no se le reconoce su propia especifici-
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 437

dad. Pero tenemos que ser lúcidos respecto a tante, ya que antes c o m o ahora, gravita en tor-
los límites del empirismo y control que, aunque no a la lucha por obtener las oportunas asigna-
absolutamente necesarios, no son en absoluto ciones presupuestarias y también en torno al
suficientes. Es frecuente que su mérito princi- equilibrio de los poderes entre naciones y blo-
pal sea negativo: revelan lo que no es, denun- ques. L o que configura en última instancia a
cian los errores de «sentido c o m ú n » y la opi- estos temas eternos es, decisivamente, la per-
nión convencional, señalando los problemas y cepción que de los mismos se tiene, basada en
no las soluciones, observando las tendencias las corrientes informativas que cristalizan en
sin indicar necesariamente c ó m o canalizarlas o imágenes de las diversas situaciones con que se
controlarlas. Para decirlo con una analogía m é - enfrentan las comunidades. E n este m u n d o
dica, lo que hacen es diagnosticar más que cu- nuestro cada día m á s estrecho, es también cada
rar. Ahora bien, es sabido que sin un diagnósti- vez menor la tolerancia que se tiene de las gra-
co claro no hay cura probable, y en la situación ves interpretaciones erróneas o de los errores
actual de la base de los conocimientos empíri- de juicio. Por lo tanto, lo que hay que poner al
cos respecto a la sociosfera mundial, los diag- alcance de los políticos y de los ciudadanos son
nósticos tienen que preceder cualquier actua- datos de buena calidad que puedan ser recono-
ción política bien informada científicamente. cidos, si no c o m o la verdad, al menos c o m o una
Nuestro objetivo último debiera consistir aproximación razonablemente objetiva de las
en procurar elaborar un programa para la so- realidades corrientes.
ciosfera mundial similar al que gradualmente Las conclusiones de la investigación empíri-
se está elaborando para la biosfera. Los parti- ca socioeconómica y el proceso de control lle-
dos y los movimientos «verdes» ya están po- van a corto plazo y de manera m u y directa a
niendo de manifiesto los imperativos ecológi- diversos tipos de oportunismo pragmático.
cos. Se están convirtiendo en centros de Aunque con ello se presta a cierta flexibilidad
atención de preocupaciones que tan sólo unos dinámica y a cierta reactividad que pueden
años atrás se consideraban c o m o algo remoto y perfectamente mejorar el funcionamiento de la
hasta caprichoso: el efecto de invernadero, el sociedad, no concuerda necesariamente con la
agujero del ozono, la extinción de las especies, concepción general de la política. Para que di-
la eliminación de los residuos peligrosos, entre cha concepción evolucione, las ciencias socia-
otros. La acumulación de pruebas científicas es les tienen también que contribuir inteligente-
la principal responsable de ello, apoyada por mente en sus modalidades interpretativa y
los movimientos de ciudadanos que han actua- analítica utilizando al m á x i m o todos los ele-
do c o m o acicate para los gobiernos en lo con- mentos empíricos de que dispongan21. Sólo de
cerniente a las preocupaciones de los votantes esa forma podrán desplegar plenamente su po-
y, por consiguiente, al hecho político de prestar tencial creador. Lafinalidadúltima de dicha
atención a las cuestiones ambientales. Este pre- contribución podría consistir en la formación
cedente es m u y significativo, sobre todo por- básica de los estadistas del m u n d o , tan diferen-
que refleja la madurez de tantos grupos de pre- te de la política internacional convencional co-
sión al interesarse por algo hasta conseguir que m o lo es el politiqueo de la verdadera calidad
su interés se convirtiera paulatinamente en una de estadistas nacionales. Es sabiduría lo que
gran corriente de opinión. La sociosfera, con necesitamos cultivar y la sabiduría no viene fá-
sus contornos indefinidos y sus múltiples face- cilmente ni tampoco puede emanar en las con-
tas, parece ser comparativamente menos espe- diciones modernas de la ignorancia, ni florecer
cífica y, por lo tanto, menos identificable c o m o con ella.
causa.
N o cabe duda de que es algo m u y impor- Traducido del inglés
438 Peler Lengyel

Notas

1. Estas frases descriptivas se 8. Cf. National Accounts Statistics. 16. Cf. V . Bornschier y P. Lengyel
introducen para poner de relieve Main Aggregates and Detailed (eds.): World Society Studies I,
las características dinámicas de Tables, 2 vols. United Nations, C a m p u s , Frankfurt y Nueva York,
grupos de países que ya no se Nueva York, 1989. 1990, sobre todo la introducción.
pueden describir adecuadamente
como economías de mercado o 9. Cf. Nikita Moiseev: «El estudio 17. Ver por ejemplo: «Economie
economías de planificación de la noosfera: humanismo data: Can experts count on U . S .
central. contemporáneo», Revista figures?» International Herald
Internacional de Ciencias Sociales, Tribune, 31 de octubre de 1989,
2. Los 24 países miembros de la 122. págs. 1 y 14.
O C D E se pueden subdividir en los
12 que constituyen la Comunidad 10. F. González Vigil y otros: 18. P. Lengyel: «Papel creador de
Económica Europea (320 millones), «Estructuras nacionales de los las ciencias sociales. Primera parte:
su anillo externo de siete países datos socioeconómicos primarios. hacia un mayor reconocimiento de
(80 millones), Estados Unidos y VII: Perú, Revista Internacional de la base cognoscitiva» Revista
Canadá (255 millones) y los tres Ciencias Sociales, vol. X X X I I , Internacional de Ciencias Sociales,
países del Pacífico -Japón, n ú m . 4, 1980, págs. 857-901. 122, págs. 615-632.
Australia y Nueva Zelanda
19. Inclusive los indicadores
(140 millones). 11. Cifras citadas de Le Monde, 10
físicos son inadecuados. El
de octubre de 1989, pág. 43.
compendio m á s completo
3. «Fumbling in the dark with disponible de unos de ellos, The
data», Londres, Sunday Times, 17 12. Gérard Blanc: «L'évolution World's Telephones, publicado
de septiembre de 1989, pág. B. 6. quantitative des organisations anualmente por A T T , Whippany,
internationales: vers la croissance N.J., Estados Unidos, se basa en
4. M . Pollak, F. Dubois-Arber y zéro?» en: Nicolas Jéquier (ed.). datos que abarcan únicamente el
M . Bochow: «La modification des Les organisations internationales 60 % de las instalaciones.
pratiques sexuelles», La entre l'innovation et la stagnation,
Recherche, 213, septiembre de Lausanne, Presses Polytechniques 20. U n a excelente reseña al
1989, págs. 1.100-1.111. Romandes, 1985, pág. 24. respecto puede verse en Francis X .
Sutton: «Development ideology:
5. Cf. «A texbook warrior in 13. Idem. N . Jéquier: its emergence and decline»,
Japan», International Herald Introduction, pág. 4 Daedalus, invierno de 1989,
Tribune, 1.° de noviembre de págs. 35-37.
1989, pág. 18. 14. J.F. Couvrat y N . Pless: La
face cachée de l'économie 21. Yuri Afanasiev es m u y
6. Cf. Oxford International mondiale, Hatier, Paris, 1988. elocuente respecto a la necesidad
Countertrade Directory, Oxford, de la contribución de los
De Bard, 2 vols., anual desde 1988. 15. Cf. Immanuel Wallerstein: El historiadores. Cf. Jean Daniel e Y .
moderno sistema mundial, 1.1, Afanasiev: Cette grande lueur à
7. Citado por Le Monde, 17 de 1979, t. II, 1984, Siglo xxi Editores l'Est, París, Maren Sell, 1989,
octubre de 1989, pág. 34. de España, Madrid. págs. 47-63.
Notoriedad y obsolencia
de las ciencias sociales:
la innovación
como deporte de equipo

Mattei Dogan y Robert Pahre

La ciencia no es en muchos respectos tan dis- profesores a los que se reconoce c o m o «estre-
tinta del deporte. A algunos científicos se les llas», y son los que cosechan los beneficios en
considera c o m o «estrellas» y atraen fácilmente forma de prestigio, ayudas a la investigación,
a sus conferencias a vastas audiencias, sus horarios de enseñanza, nombramientos en las
obras se venden m u c h o y los empleadores po- mejores instituciones y sueldos m á s altos.
tenciales se los disputan. H a y equipos (faculta- E n los deportes de equipo, por otra parte,
des, institutos de investigación, departamen- hay dos clases de jugadores. Los hay que des-
tos, universidades) cuyo predominio es incues- e m p e ñ a n las tareas m á s gratas, y se llevan
tionable, mientras que otros sólo tienen éxito estadísticas sobre sus éxitos. Los porteros de
algunas temporadas y otros, a su vez, se refu- fútbol y de hockey, por ejemplo, tienen m u y
gian para siempre en la cola presente la lista de los juga-
de la clasificación. Sin e m - dores contrarios con los go-
Mattei Dogan es director de investiga-
bargo, para seguir con la ción del Centro Nacional de Investi- les que les han metido, y
analogía, tenemos que re- gación Científica de París y es profesor también la recíproca es
conocer ante todo que hay en la Universidad de California en Los cierta. Sin embargo, no es
Angeles. Presidente del Comité de in-
dos clases de deportes, el vestigación de sociología comparativa
fácil cuantificar todas las
deporte individual y el de- de la Asociación Internacional de So- tareas, por lo que no se pue-
porte de equipo. La ciencia ciología. 72, Bd. Aragon, 75013 París, de valorar la contribución
suele ser contemplada co- Francia.
de algún que otro jugador.
Robert Pahre. titulado en economía
m o parte del deporte indi- política, es profesor asistente en la Uni- En el fútbol estadouniden-
vidual, aunque en lo con- versidad de Rochester. Department of se no hay ningún tipo de
cerniente sobre todo a la Political Science. University of Roches- estadística que mida los lo-
ter, Rochester, N . Y . 14627, E E . U U .
ciencia social se la conciba Autores del artículo « C a m p o s híbridos gros individuales de los ju-
c o m o un deporte de equi- en las ciencias sociales» (RICS, 121, pp. gadores de la línea de ata-
po, cuyos jugadores actúan 497-512). que, pese a que esta línea
en puestos m u y variados. está formada por cinco de
E n deportes individuales tales c o m o el te- los once jugadores del equipo. Sin línea de ata-
nis, la natación o las carreras de fondo, se resal- que, ningún juego iría m u y lejos y todos los de-
ta a las estrellas y se las premia. En la comuni- fensas se verían atacados m u c h o antes de que
dad universitaria son muchos los que se portan pudieran desprenderse del balón.
c o m o si pensaran que la enseñanza y la investi- El avance científico se aproxima bastante
gación son también deportes individuales. Pue- m á s al deporte de equipo. Dentro de cualquier
den citarse estadísticas sobre las veces en que comunidad científica hay estrellas, y su impor-
aparece el nombre de algún autor, y los curricu- tancia investigadora queda reflejada en las es-
lum vitœ resumen los éxitos de la carrera en tér- tadísticas. Pese a ello, el avance de la ciencia se
minos de publicaciones, nombramientos, pre- debe también al esfuerzo de unos investigado-
mios y otros parámetros m á s o menos cuantifi- res que equivalen a la línea de ataque, con fre-
cables del éxito. H a y investigadores y cuencia en el anonimato. Convendría elaborar

R I C S 125/Set. 1990
440 Mattet Dogan y Robert Fahre

medidas que equivalieran científicamente a la «Las mayores revoluciones en los conceptos


ayuda que le permite a un jugador de balonces- fundamentales de la ciencia se producen
to hacer una canasta o a un futbolista meter un gradualmente. El trabajo de una sola per-
gol. sona puede jugar un papel sobresaliente en
Los jugadores del equipo contribuyen a dar dicha revolución conceptual, y ello es así
forma a los debates universitarios mediante porque, c o m o en el caso de De Revolutioni-
una investigación empírica que es esencial y bus (de Copérnico), ese trabajo inicia la re-
que puede hacer modificar las tesis propuestas volución con una pequeña innovación en
por otros o a rechazarlas. La investigación del la que se presenta a la ciencia con nuevos
equipo de jugadores puede que sólo se cite bre- problemas o porque, c o m o en el caso de los
vemente, ya que su contribución es absorbida Principia de Newton, la revolución finali-
rápidamente por el patrimonio científico, sin za con la incorporación de conceptos deri-
que ello quiera decir que su trabajo carezca de vados de muchas fuentes. El grado de la
importancia. innovación que cualquier persona puede
H a yfilósofosde la ciencia, estudiosos de las producir es necesariamente limitado, ya
ciencias naturales que han valorado el papel de que cada individuo tiene que emplear en
estos jugadores de equipo. E n su obra señera su investigación los elementos que adquie-
La estructura de las revoluciones científicas, re con la enseñanza tradicional, no pu-
T h o m a s K u h n introdujo la distinción entre diendo reemplazarlos todos a lo largo de
«ciencia normal» y «ciencia revolucionaria». su vida» (Kuhn 1978).
K u h n ha sido a veces mal interpretado, dándo-
se al término «normal» un sentido peyorativo, El conjunto de los instrumentos que hereda
pese a que él mismo recalcara que «las revolu- el investigador, los conceptos y las teorías pre-
ciones no pueden serlo todo en la ciencia». Las vias, la acumulación de pequeñas y grandes in-
revoluciones científicas, y éste es el caso de la novaciones, todo ello es lo que se denomina pa-
física de Newton, tienen que ser desarrolladas y trimonio científico. C o m o sugiere el ejemplo
exploradas antes de desglosarlas. Por ejemplo, de Newton, las principales contribuciones se
las limitaciones de Newton sólo se han visto basan necesariamente en su patrimonio, inclu-
después de que fueran muchos los científicos so cuando acaban sumándose a él. La investiga-
que las estudiaran y una vez valorada la revolu- ción llevada a cabo por científicos anónimos
ción de Einstein. que han contribuido a dicho patrimonio permi-
M u c h o s de los que trabajan en ciencias so- tió la revolución de Newton.
ciales parecen no valorar este punto. E n cam- La mayoría de las innovaciones tecnológi-
bio, proliferan las perspectivas teóricas, abun- cas son también acumulativas y hacen que sea
dan las modas intelectuales y se aclama c o m o m á s dinámico el proceso de producción, m á s
estrellas a los líderes de cada «revolución». O b - eficiente el instrumental y que se ahorre en gas-
viamente, debe fomentarse la crítica intelec- tos de mantenimiento. Estas innovaciones, por
tual pero la «revolución continua», ya sea en la su naturaleza misma, dependen de u n vasto
forma de Leon Trotsky o en la del gubernamen- cuerpo de trabajo previo, ya se den cuentan de
tal Partido Revolucionario Institucional (PRI) ello o no los innovadores. Al estudiar la histo-
de México, probablemente no es el objetivo ria de la tecnología, algunos han tratado de des-
más aconsejable. enredar las fuentes de innovación tecnológica,
C o m o han comprendido K u h n y otros, la llegando sin sorpresa alguna a la conclusión de
mayoría de los progresos científicos se han lo- que «toda innovación se superpone a una vasta
grado superponiendo capas sucesivas de sedi- red de desarrollos anteriores» (von Hippel
mento. Incluso cuando el volcán ocasional de- 1988:132). Desenmarañar la innovación de su
posita un gran volumen de sedimento, lo que patrimonio puede ser sumamente difícil.
hace es agregar - y no quitar- lo que había Es interesante que, en la innovación tecno-
antes. lógica, cuanto más se avanza, más se beneficia
Incluso las revoluciones son acumulativas y a los distintos patrimonios. Las innovaciones
van construyendo sobre el trabajo previo. E n son con toda probabilidad el resultado de múl-
las ciencias naturales, según K u h n : tiples perspectivas.
Notoriedad y obsolencia de las ciencias sociales: la innovación como deporte de equipo 441

Patrimonios de las Cada disciplina formal posee su propio pa-


ciencias sociales trimonio: la acumulación del capital que repre-
senta el trabajo de muchos investigadores. Se
La innovación en materia de ciencias sociales, trata de un patrimonio c o m ú n , aunque cada
c o m o en ciencias naturales y tecnología, no concepto tenga sus creadores y sus prolongado-
constituye generalmente un progreso súbito, si- res a los que no es necesario citarlos cada vez
no que es el resultado de un proceso y de acu- que se usa un término. Si tomamos el término
mulación de trabajos en un campo afluente. de «concienciación» o el de «capital», no hay
Los avances se van produciendo a grandes y a razón alguna que justifique precisar su origen
pequeños pasos. El proceso es m á s acumulativo patrimonial. Lo m i s m o vale para las metodolo-
de lo que se podría pensar. Comparemos, por gías. Si usamos tablas de dos por dos para gene-
ejemplo, el gran provecho que sacan los histo- rar tipologías, no necesitamos citar a Paul La-
riadores modernos del trabajo realizado por zarsfeld; podemos aplicar la teoría de los juegos
otros investigadores a partir de los datos rudi- sin citar al Marqués de Condorcet o a John von
mentarios proporcionados por antiguos histo- N e u m a n n y a Oscar Morgenstern. Podemos ser
riadores c o m o Tucídides, Heródoto, Sima psicoterapeutas sin citar a Sigmund Freud. El
Qian, el venerable Bede o Ari el Erudito. Sin estudio de la geografía histórica nos revela que
embargo, todos ellos disponían c o m o mínimo las innovaciones metodológicas son rápida-
de algún patrimonio. Bede, escritor del siglo mente absorbidas por el patrimonio e incluso
vin, utilizó las obras de unos cien autores, sin rechazadas o tan rápidamente absorbidas por
contar la Biblia y otras fuentes de primera m a - los escritos no metodológicos que sirven de
no. El patrimonio de la historia se remonta por transmisión a los métodos (Baker 1973:349)
lo menos a entonces. que es inútil remontarse a las fuentes. Hasta la
H a y autores que siguen preguntándose si en identidad del innovador llega a perderse en el
las ciencias sociales también existen tales patri- anonimato. ¿Cuántos demógrafos modernos
monios. Stanislaw Andreski (1972), por ejem- son capaces de recordar el nombre del primer
plo, llegó a comparar las ciencias sociales con la investigador que utilizó correlaciones estadísti-
«brujería». Propongamos dos experimentos cas? ¿Cuántos economistas saben quién fue el
para los escépticos. Imaginemos que tomamos primero en elaborar los modelos matemáticos
un clásico de algún c a m p o determinado, c o m o de la economía? U n destino similar es el de los
Moisei Ostrogorski con su Political Parties manifiestos y programas propuestos de inves-
(1902), y encubrimos su pensamiento de m o d o tigación, c o m o pasa con el artículo inspirado
que pase por actual. ¿Sería aceptable dicho clá- de Karl Deutsch «Hacia un inventario de ten-
sico hoy? ¿Y nos parecerían sus ideas, sus m é - dencias y patrones básicos en política inter-
todos y sus conclusiones pasados de m o d a y nacional comparativa» (1960). C o m o criterio
desligados completamente de un vasto cuerpo suplementario, entonces, podemos ver que la
de investigación que se ha perfeccionado, afi- innovación no es sólo novedoso, c o m o la
nado, hasta el punto de invalidar o sustituir sus m o d a , sino que contribuye al patrimonio.
ideas? N o s atrevemos a pensar que el jurado Poder explotar el patrimonio que se posee
que examinaría las tesis del autor clásico abri- significa que cada investigador puede iniciar su
garía serias dudas acerca de las capacidades de trabajo a un nivel m u y superior al de sus prede-
nuestro candidatoficticio.T o m e m o s ahora co- cesores. El estudiante universitario de astrono-
m o ejemplo el capítulo inicial de M a x Weber mía de nuestros días posee m á s conocimientos
sobre «La dominación y la legitimidad» de que Copérnico o Newton; su equivalente en po-
Economía y Sociedad, capítulo que sería ina- lítica comparativa sabe m á s que Montesquieu
ceptable si se publicara en alguna revista im- o John Stuart Mill, y el candidato a doctor en
portante actual. Las ideas han sido tan bien in- geografía, antropología o sociología tiene m á s
tegradas en la sociología que su deficiente conocimientos que sus m á s ilustres antecesores
organización, su vocabulario obsoleto y otros universitarios. La razón por la que los estu-
defectos estilísticos impedirían su publicación. diantes pueden tener m á s conocimientos -sin
En honor de la justicia hay que decir que esos que ello suponga necesariamente, c o m o es na-
defectos pueden ser atribuibles al hecho de que tural, disponer de las mismas capacidades de
se publicara postumamente. razonamiento que sus antecesores- es sencilla
442 Mallei Dogan y Robert Pahre

y se explica por el hecho de tener acceso al pa- dos. Según nuestros propios cálculos, sólo el 3 o
trimonio de que se trata. el 4 % de las 10.000 citas de esta obra provie-
Los gigantes también se apoyan en el patri- nen de las cinco «estrellas», Karl Marx, M a x
monio, y puede que hasta más que los estudian- Weber, Emile Durkheim, Talcott Parsons y
tes universitarios. Karl Marx se remite a A d a m Robert Merton, mientras que el 97 % restante
Smith en 296 de las 1.721 páginas de su Teoría se distribuye entre unas 3.000 personas.
de la plusvalía, lo que significa que en más de La American Political Science Review ha re-
una de cada seis páginas aprovecha el trabajo señado unos 100 libros en cada edición en los
de ese investigador singular. A d e m á s de Smith, 10 años últimos, o sea, 400 por año. En los años
Ricardo y otras grandesfiguras,Marx se refirió sesenta la cifra era de casi 200 por año, con lo
también abundantemente y con cierta frecuen- que se llega a 8.000 en un cuarto de siglo, sin
cia de manera polémica, a investigadores m e - incluir todos los libros publicados en la mate-
nos conocidos de su tiempo. También ellos ria. Aunque sólo fuera innovador uno de cada
contribuyeron a su pensamiento, con lo que se cuatro libros, estimación modesta, tendríamos
demuestra que los gigantes pueden trepar sobre de todas formas 2.000 libros innovadores. L a
los hombros de los enanos. Muchos investiga- cantidad de artículos de revistas que han sido
dores destacados del pasado han dejado unas innovadores en el m o m e n t o de publicarse debe
huellas mucho m á s visibles que las de otros por de ser m u y grande.
haber sido precursores de los gigantes, como También podemos intentar calcular el volu-
sucede con Feuerbach (véase la obra de Marx m e n del patrimonio de las revistas. Suponga-
«tesis sobre Feuerbach») hasta La teoría de M . m o s que una revista de sociología publica cinco
Ferrier de Jean-Baptiste Say. artículos por edición, o sea, 20 al año o 500 en
La innovación no se presenta en el vacío si- un cuarto de siglo. Puede que sean alrededor de
no que se desarrolla a partir del patrimonio, 100 las revistas en todo el m u n d o que tratan de
combinada con la manera que tenga el científi- sociología y que cuentan por los menos con 25
co de enfocar dicho patrimonio. «Puede que el años de existencia. Por ello, la cantidad de ar-
arte m á s valioso del científico consista en desa- tículos que reúnen entre todas asciende a los
rrollar casi un sexto sentido basado en el pro- 50.000. N o todos los artículos tienen carácter
fundo conocimiento de su propio campo, lo innovador, por supuesto, aunque cabe suponer
que puede decirle qué investigaciones son pro- que aproximadamente la mitad del total de la
metedoras y cuáles no» (de Solía Price 1975: innovación quefiguraen dichos artículos figu-
142). Los patrimonios sirven de asidero y de ra entre los 5.000 mejores lo que sigue siendo
punto de referencia. Todos los investigadores importante.
conocen los clásicos de su patrimonio y son es- En otro amplio campo, el de la psicología
tos paradigmas los que sirven de referencia pa- del desarrollo, son cerca de 2.000 los artículos,
ra medir la innovación. Por ejemplo, todos los monografías, reseñas, libros y capítulos de li-
sociólogos están familiarizados con unas pocas bros publicados anualmente a comienzos de los
docenas de obras importantes y todos saben ochenta (Cairns y Valsiner 1984). Extrapolan-
que la «buena sociología» se relacionará de al- do a partir de dichos ejemplos, concluiremos
guna forma con las preocupaciones de dichos diciendo que el patrimonio actual de cada una
clásicos o con las de sus más recientes homólo- de las ciencias sociales está compuesto de va-
gos. A u n así, la dirección de la investigación rios miles de libros y de decenas de miles de
siempre cambia. L a mayoría de sociólogos, in- artículos, publicados en su mayoría en los últi-
cluyendo los mejores, no siempre han leído a m o s 20 años.
Marx, Weber, Durkheim o Parsons, no habién- Hay quienes han pretendido cuantificar el
dolo hecho en todo caso desde los primeros volumen del patrimonio en un campo determi-
años de su formación universitaria. nado. Si volvemos la vista a los años 1930-1955
Está claro que la innovación es un fenóme- del estudio sobre la opinión pública, Bernard
no de masa, c o m o puede comprobarse hojean- Berelson escribe: «La primera edición de la bi-
do libros y revistas. El índice de Handbook of bliografía de Smith-Lasswell-Casey contenía
Sociology (Smelser, ed. 1988) da una lista de 4.500 títulos desde el comienzo de 1934. La se-
unos 3.000 nombres y es probable que no todos gunda edición contenía 3.000 para los nueve
los innovadores de la sociología estén inclui- años de 1934 a 1943. Los recopiladores de
Notoriedad y obsolencia de las ciencias sociales: la innovación como deporte de equipo 443

1943 destacaron 150 «títulos sobresalientes», dado que los clásicos están ahí, la tendencia de
de los que el 60 % aparecieron a partir de m e - los investigadores es poner de relieve las con-
diados de 1934» (Berelson 1956:302). Esto sig- tribuciones de unos pocos investigadores so-
nifica que en 1943, el dos por ciento de todos bresalientes y olvidar las contribuciones m á s
los títulos publicados alguna vez eran conside- modestas que les sirvieron de base. El tiempo
rados todavía «sobresalientes». Este bajo por- contribuye irremediablemente a este proceso, y
centaje revela, no obstante, un gran número en las innovaciones menores son absorbidas por el
cifras absolutas, y muchos de los títulos ten- patrimonio y quedan en gran parte c o m o in-
drían que ser considerados sobre todo c o m o fluencias en unos pocos clásicos. Los clásicos
valiosos, aunque no fueran sobresalientes. H a y siguen siendo la fuente principal del patrimo-
que tener también en cuenta que este gran cuer- nio, c o m o Miguel Angel y otros gigantes del ar-
po de trabajo ya existía en 1955. Desde enton- te siguen siendo la fuente del arte del Renaci-
ces el estudio sobre la opinión pública ha au- miento. Sin embargo, el Renacimiento fue un
mentado explosivamente. vivero del que sobresalieron centenares de ar-
La disquisición de Berelson sobre la investi- tistas de talento, c o m o puede comprobarse con
gación relativa a la opinión pública también el solo hecho de visitar los museos italianos.
ilustra el grado de trabajo que se ha acumulado. También por cada Mozart hubo docenas de
E n la reseña sobre la lista ilustrativa de los diez compositores hoy caídos en el olvido.
libros «más importantes» de 1930 y de los diez
libros m á s importantes de 1955, Berelson ob-
servaba que, mientras los títulos m á s sobresa- Lente de aumento
lientes de 1930 se habían escrito a lo largo de
un siglo, los de 1955 lo habían sido entre 1939 Sucede rara vez en el ámbito de las ciencias so-
y 1953. Así, lo nuevo parece relegar lo viejo. ciales que alguna contribución importante se
Dicha estimación puede confirmarse amplia- atribuya posteriormente a múltiples investiga-
mente. La Biblioteca del Congreso cuenta con dores, aunque sea hoy frecuente en lo tocante a
alrededor de 200.000 obras de geografía, las ciencias naturales. Sin embargo, son los in-
30.000 de antropología, 50.000 de psicología, vestigadores anónimos y los modestos progre-
700.000 de economía, 200.000 de sociología, sos que a ellos se deben los que siempre desem-
200.000 de ciencias políticas, 300.000 de histo- peñan algún papel, por lo que es injusto resaltar
ria estadounidense y 600.000 de historia de tan sólo las contribuciones de las «estrellas»,
otros países (American Library Association dejando en el olvido a centenares de investiga-
1986). Las hay que son bastante antiguas, c o m o dores. E n las ciencias naturales, los ganadores
es natural, y no todas tuvieron un carácter in- del Nobel «observan una y otra vez que los
novador cuando aparecieron, aunque son m u - científicos eminentes son encomiados despro-
chas las que han contribuido en mayor o menor porcionadamente por sus contribuciones a las
medida al patrimonio cuando aparecieron por ciencias, mientras que los científicos relativa-
primera vez. Es imposible el estudio detallado mente desconocidos son elogiados raras veces
de todo este patrimonio, pero las cifras dan una por contribuciones comparables» (Merton
buena idea de la magnitud relativa en cada ca- 1973:443). Hasta los príncipes de la comuni-
so. N o cabe sorprenderse de que sean las obras dad científica critican las exageraciones del
históricas las que figuran en mayor número, y «sistema de estrellato».
en la sola Biblioteca del Congreso la historia de A d e m á s de la justicia, el sistema de estrella-
Estados Unidos figura con m á s títulos que to puede perjudicar realmente a la ciencia. R o -
cualquier otra disciplina. La psicología, aun- bert Merton arguye que cuando dicho sistema
que parezca extraño, está poco representada se transforma en «ídolo patentizado, viola la
aunque el análisis de las revistas probablemen- norma del universalismo propia de la institu-
te confirmaría que es mucha realmente la in- ción científica y frena el avance de los conoci-
vestigación que aparece en revistas y no en li- mientos. Pero casi nada se sabe de la frecuencia
bros. con que editores y árbitros, y otros cancerberos
La mayor parte del trabajo contiguo a la de la ciencia adoptan estas prácticas» (Merton
investigación no tiene por qué citar a los clási- 1973:457). El sistema basado en las estrellas
cos, salvo raras excepciones. Sin embargo, y puede también generar intolerancia y tiranía.
444 Mattet Dogan y Robert Pahre

Podremos citar el caso extremo y célebre del que había que buscar la explicación del c o m -
estancamiento de la lingüística y la biología so- portamiento irracional y hasta cruel de seres
viéticas c o m o consecuencia de las intervencio- que parecían normales en una especie de conta-
nes de Stalin. Sin embargo, se presentan cons- gio al calor de las multitudes.
tantemente casos m u c h o m e n o s extremos. La ley del rendimiento decreciente fue obra
Todo investigador ha oído anécdotas terribles en 1815 de tres economistas que actuaron de
acerca de la tiranía de cierto editor de revistas manera independiente unos de otros, Edward
o de determinado líder de algún grupo en de- West, David Ricardo y T h o m a s Malthus. Bertil
partamentos universitarios. Tal conducta pue- Ohlin, Erik Lindahl, Gunnar Myrdal y Michael
de ser posible tan sólo por el valor que el siste- Kalecki pueden haberse anticipado a algunas
m a basado en el estrellato imprime a los de las partes de la Teoría General de Keynes en
investigadores considerados, valor m u y por en- varios años.
cima del que de verdad se merecen. La simultaneidad de la invención sólo se
El hecho de que sea la innovación simultá- produciría cuando la innovación está «en el ai-
nea la que prevalece nos indica con toda clari- re». Esta frase es demasiado vaga, por supues-
dad hasta qué punto puede prestar a error el to. Lo que realmente ocurre es que dos investi-
que sólo se haga resaltar a las estrellas. Harriet gadores creativos y familiarizados ambos con
Zuckerman escribe a este respecto: «La historia el mismo patrimonio, prosiguen lógicamente la
de la ciencia está llena de episodios de descu- obra de sus predecesores avanzando en la mis-
brimientos m u y parecidos, obra independiente m a dirección. La simultaneidad no tendría lu-
y con frecuencia simultánea de dos o más cien- gar sin esta lógica y no podría suceder sin un
tíficos» (Zuckerman 1988:542). Por ejemplo, patrimonio sustancial sobre el que se asienten y
Isaac Newton y Godofredo Leibnitz descubrie- construyan ambos innovadores. Los debates en
ron en 1665-1666 el cálculo infinitesimal al la materia suelen ser los catalizadores de la ac-
mismo tiempo. Paul Broca es conocido por su ción de varios investigadores en una misma di-
demostración de que las heridas causadas en rección. West, Ricardo y Malthus respondieron
determinadas partes del cerebro podrían inha- los tres a los usos del razonamiento económico
bilitar el lenguaje, pero su descubrimiento te- contemporáneo en el debate respecto a la ley de
nía origen en Ernest Aubertin, quien tuvo la 1815 sobre el precio del maíz, aunque Ricardo
desgracia de no hallar un caso clínico apropia- se sirviera de la ley del rendimiento decreciente
do del fenómeno hasta después de Broca. El na- para atacarla y Malthus para defenderla.
turalista Alfred Rüssel Wallace descubrió la Investigadores que trabajaban separada-
teoría de la evolución en Indonesia al m i s m o mente en Holanda, Bélgica, Austria, Suiza, C a -
tiempo que lo hacía Charles Darwin en Lon- nadá y Nigeria descubrieron casi simultánea-
dres con datos de Los Galápagos. Cuando Wal- m e n t e una nueva forma de democracia
lace comenzó a escribirse con Darwin, Darwin caracterizada por una profunda segmentación
se sintió obligado a publicar, no sólo su teoría, cultural y al m i s m o tiempo por una sorpren-
sino las cartas y notas que revelaban que su dente estabilidad gubernamental: la democra-
teoría era anterior a sus relaciones con Wallace. cia consocietaria.
Hay muchos casos así. Entre los 264 galardona- El proceso de innovación simultánea es ubi-
dos con el Premio Nobel estudiados por cuo y no se sitúa precisamente al final de la
Zuckerman, «se descubrió que setenta de ellos escala. Es importante recordar que «los descu-
habían participado de alguna forma en des- brimientos múltiples no se limitan a los gran-
cubrimientos múltiples de otros premios N o - des descubrimientos ni a ninguna ciencia en
bel, además de los galardonados con quienes particular, c o m o tampoco a ningún período de-
habían compartido el premio» (Zuckerman terminado» (Zuckerman 1988:542). M u c h o s
1988:545). El virus del SIDA se descubrió poco investigadores han hecho la experiencia de des-
más o menos al m i s m o tiempo, siendo sus des- cubrir que otro colega trabajaba sobre el m i s m o
cubridores Luc Montagnier y el Dr. Gallo. L o tema de manera similar a la suya, haciendo un
mismo ha sucedido con las ciencias sociales. descubrimiento simultáneo, grande o pequeño.
Gustave Le Bon y Gabriel Tarde escribieron Tener en mente dichos descubrimientos nos
sobre el comportamiento de la muchedumbre a ayuda a recordar la exageración del «sistema de
finales del siglo XIX, llegando a la conclusión de estrellato» en la ciencia.
Notoriedad y obsolencia de las ciencias sociales: la innovación como deporte de equipo 445

El sistema de estrellato subestima muchísi- Michael Rothschild, Joseph Stiglitz, Jack Hirs-
m o el papel de millares de investigadores. leifer, Jacques Dreze, G . Debreu y George
U n o s pocos ejemplos sacados de las ciencias Akerlof. Sin embargo, la lista, aunque amplia,
sociales bastarán para ilustrar el problema. no es completa. Tendrían que añadirse muchos
Cualquier comprensión del efecto de los meca- otros nombres, sobre todo en campos especiali-
nismos electorales en los sistemas de partido se zados de los mercados de capitales, la inver-
basa en el trabajo de muchos investigadores, sión, los mercados bursátiles y los seguros, por
por no mencionar los debates parlamentarios lo que la bibliografía completa sobre el tema
sobre la representación proporcional. U n o pue- incluiría docenas de artículos y u n n ú m e r o
de nombrar a lumbreras tales c o m o Maurice prácticamente parecido de autores representa-
Duverger, Ferdinand A . Hermens, Douglas W . dos. A d e m á s , dichos artículos se basan en un
Rae, Anthony D o w n s , David Butler, Giovanni cuerpo m u c h o más vasto de obras que los espe-
Sartori, y otros muchos, desde T h o m a s Hare, cialistas de los diferentes campos especializa-
en 1859, y John Stuart Mill, en 1862, hasta dos tendrían que dominar. U n cuerpo todavía
George van den Bergh, en 1956, y Enid Lake- más amplio de obras sirve de fundamento a to-
m a n y James Lambert, en 1955, pero todos dos estos artículos y libros, dejándolos poco a
ellos forman parte de la misma cordillera. N o poco sin valor acumulativo, sin que por ello de-
tener en cuenta la cordillera, c o m o parece ha- jen de haber contribuido de alguna manera en
ber hecho William Riker en su bien conocido su tiempo. H a y algunas partes de la literatura
artículo publicado en 1982 en la American Poli- que pertenecen prácticamente a los modelos
tical Science Review es exagerar la altura de los formales de las ciencias sociales, teniendo en
picos. Algunos de los m á s perspicaces han sido sus aspectos no formales implicaciones para
los propios políticos. N o hay democracia en la psicología del conocimiento, el comporta-
que no haya habido centenares de personas que miento de las organizaciones y otras especiali-
han contribuido al debate, desde las disquisi- dades.
ciones de Madison en las monografías del Fede- Estudios sobre las élites también son pro-
ralist hasta los participantes en el debate políti- ducto de muchos investigadores con contribu-
co sobre la representación proporcional en ciones grandes y pequeñas. Dejando de lado
Francia en 1986. Los problemas han sido estu- algunas figuras anteriores a 1900, cualquier
diados m á s recientemente por un amplio grupo revista del tema incluiría a Moisei Ostrogorski,
de investigadores en colaboraciones para Vilfredo Pareto, Gaetano Mosca, Robert M i -
Choosing an Electoral System, editado por chels y M a x Weber, entre otros, con anteriori-
Arend Lijphart y Bernard Grofman. dad a la Primera Guerra Mundial. En el perío-
La innovación masiva, los vastos patrimo- do interbélico se sumarían las contribuciones
nios y el progreso acumulativo son obvios vir- de Moller von der Brück, Harold Lasswell, Jo-
tualmente en cada una de las partes de las cien- seph Schumpeter y otros. E n los años 1950 y
cias sociales. T o m e m o s , por ejemplo, la 1960, la comprensión del tema fue aumentan-
documentación relacionada con las repercusio- do aún, con contribuciones destacadas de Orte-
nes de la tecnología en la sociedad y las tecnoes- ga y Gasset, Burnham, R a y m o n d Aron, Dorn,
tructuras. Aquí también se pueden citar algu- Hunter, Milovan Djilas, C . Wright Mills, Ralf
nas personalidades, entre una gran multitud: Dahrendorf, Heinz Eulau, Susanne Keller,
Federico Engels, Thorstein, Veblen, José Meisel, Donald Matthews y otros muchos. E n
Schumpeter, Lewis M u m f o r d , John Kenneth los años 1970 y 1980, son más del centenar los
Galbraith, Jacques Ellul, Jean Fourastié, M e a - investigadores que han ido edificando a partir
dows y otros, del Club de R o m a . Sin embargo, de un patrimonio verdaderamente impresio-
son centenares los que han contribuido con su nante, junto con un amplio elenco que va de
granito de arena al edificio y sería imposible Robert Putnam hasta G . William Domhoff.
distinguirlos a todos. A través de cada especialidad de toda disci-
La teoría económica de la incertidumbre y plina encontramos un patrimonio así. Dicho
el riesgo no es diferente. Es cierto que en ella se patrimonio varía de tamaño, de edad y de im-
incluye el trabajo de Bernoulli, Bayes, Kenneth portancia. ¿Es posible cuantificar satisfactoria-
Arrow, John Pratt, Oskar Morgenstern y John mente las contribuciones de estos patrimo-
von N e u m a n n , Frank Knight, Howard Raiffa, nios?
446 Mallei Dogan y Robert Fahre

Citas, innovación hecho de mencionar trabajos a duras pe-


y reputación nas publicables sobre temas que de esa for-
m a se citarán fugazmente y c o m o referen-
Algunos dicen que la cantidad de citas que se cias de paso» (Moravcsik y Murugesan
hacen de los investigadores, según la lista de 1975:91).
una publicación tal c o m o el Social Sciences Ci- A d e m á s , la cita mecánica puede reforzarse
tation Index, es u n buen medio para medir la a sí misma. Cualquier investigador, citado m e -
cantidad innovadora del trabajo del investiga- cánicamente, gana un estatus y éste dará a su
dor. Evidentemente, la cantidad de citas guar- trabajo futuro una notoriedad que redundará
da una correlación, bastante fuerte, con otros en un mayor mérito, c o m o sucede con el «efec-
índices de calidad tales c o m o la reputación pro- to de halo». Cole y Cole notan que original-
fesional y el hecho de ganar el premio Nobel, mente «los científicos ganan en notoriedad al
cuando esto sucede. publicar alguna investigación significativa.
Sin embargo, hay muchas razones para ser Después de haber ganado dicha notoriedad, go-
escéptico. Obviamente, citar a un autor n o zan de un efecto de halo a medida que su inves-
equivale siempre a decir que sea innovador. tigación obtiene un interés adicional debido
Los índices de citas no indican si la obra se cita precisamente a esa notoriedad» (Cole y Cole
veinte veces en un artículo dado o solamente 1972:370). C o n ello aumenta el número de ci-
una vez, y sin embargo la diferencia es grande, tas del trabajo futuro a cuenta de dicho investi-
c o m o todos los investigadores saben. Muchas gador, sea o no sea un innovador. D e esa m a -
de las citas tienen tan solo carácter superficial y nera se pone una vez más en tela de juicio la
sirven meramente para indicar que los investi- utilización de contar el número de citas c o m o
gadores que están trabajando en temas simila- forma de medir la innovación.
res están familiarizados con el tema, o sirven M á s grave todavía es el hecho de que sea el
tan sólo para procurar establecer una forma de número de citas de una obra lo que se tome en
filiación o legitimidad intelectuales. Podemos consideración, independientemente de la m a g -
citar un ejemplo sin citar a su autor. «Desde nitud del c a m p o considerado. Si las innovacio-
Aristóteles, pasando por Locke, Rousseau y nes importantes son, c o m o es natural, m e n o s
Tocqueville, hasta la serie de estudios contem- probables en los campos que cuentan con un
poráneos, este análisis se ha intentado multitud número ingente de investigadores, los innova-
de veces». En otros casos la herencia no se cita dores menores en dichos campos pueden sin
en absoluto, lo que falsea el recuento. Según embargo acaparar la mayor parte de citas por el
dos especialistas en estudios de citas, esto «ocu- solo hecho de que son muchos. U n innovador
rre la mayor parte de las veces cuando el traba- principal de la interfaz de especialidades, por
jo de un científico ha tenido una repercusión otra parte, puede tener dificultad en hallar una
tan profunda en el campo que las ideas que ha gran audiencia, aunque podríamos esperar que
llegado a formar parte del paradigma aceptado, los que lo citen lo hagan en forma m á s que su-
por lo que la cita explícita ha dejado de ser ne- perficial.
cesaria» (Cole y Cole 1972:370). Dichas obras Desde el punto de vista de las ciencias so-
han pasado a formar parte del patrimonio anó- ciales en su conjunto, las citas son proble-
nimo. máticas también debido a que varía tanto la
La cuestión merece más estudio, pero algu- extensión de las disciplinas: la psicología es
nas conclusiones hacen pensar que las citas fu- fácilmente la m á s amplia, mientras que la an-
gaces son numerosísimas. En un estudio de ci- tropología, por ejemplo, es relativamente pe-
tas sobre la física teórica de la alta energía, por queña. Quiere decirse con ello que las innova-
ejemplo, Moravcsik y Murugesan encontraron ciones en psicología cuentan con m á s citas que
que: la antropología. N a d a hay que demuestre que
«Gran parte (dos quintos) de las referencias la innovación psicológica es por lo tanto m á s
son superficiales. Esto plantea serias du- importante que la antropológica.
das acerca del uso de las citas c o m o medi- Otro problema para la comparabilidad en-
da de la calidad, puesto que entonces es tre disciplinas reside en el hecho de que cada
bastante fácil que alguien o algún grupo disciplina tenga sus propias normas de publica-
aumente las cuentas de las citas por el solo ción y de cita. E n algunas ciencias naturales no
Notoriedad y obsolencia de las ciencias sociales: la innovación como deporte de equipo 447

es raro publicar veinte artículos o m á s al año. esas cifras han sido importantísimas para sus
E n cierta forma, la norma de publicación pue- respectivas disciplinas, pero de importancia re-
de presentar u n «hallazgo» singular, con sus lativamente ínfima para las d e m á s . N o a m
respectivas explicaciones de pertinencia y re- C h o m s k y y Milton Friedman han sido citados
percusiones. E n muchas ciencias sociales, por cada u n o m á s de 3.500 veces entre 1981 y
otra parte, el artículo que se escriba sobre algún 1985, según el SSCI, cifra altísima. A m b o s son
análisis regresivo sería inaceptable. investigadores de una sola disciplina y son cita-
También habría que observar que el SSCI dos principalmente por colegas de su m i s m o
mide sólo las citas que aparecen en los artículos campo. H a y otros grandes investigadores que
y no en los libros. Son m u y variables las disci- son múltiples, y son muchos los que han alcan-
plinas a las que se consagran libros y artículos. zado una gran celebridad en diversos campos.
En psicología priman sobre todo los artículos M a x W e b e r , también citado m á s de 3.500 ve-
publicados en revistas especializadas, mientras ces en el m i s m o período, es un ejemplo famoso;
que los historiadores plasman sus investigacio- Talcott Parsons, con un número de citas análo-
nes en libros, escriban o no artículos. M u c h a s go, es célebre en sociología, ciencia política y
disciplinas pasan por épocas de transición. Los antropología. Karl M a r x ha sido citado 1.500
economistas publican cada vez menos libros veces entre 1981 y 1985, igual que Seymour
hoy en día, aunque no es raro que recopilen sus Martin Lipset, y ambos son múltiples y su cele-
trabajos y los agrupen en forma de libro, lo que bridad se extiende a muchos campos. El equili-
revaloriza su obra. Los politólogos parecen se- brio entre ellos varió ligeramente entre 1966 y
guir su ejemplo en campos orientados m a t e m á - 1970, con 1.800 citas de Lipset y 1.100 de
ticamente. U n a disciplina de transición o divi- Marx. También hay investigadores a los que se
dida c o m o es la ciencia política permite utilizar cita casi siempre fuera de su propia disciplina,
el SSCI, lo que multiplicará el grado de innova- caso del economista M a n c u r Olson, con unas
ción respecto a la elección del público, subesti- 1.000 citas sobre todo por parte de politicólo-
m a n d o los progresos respecto a la teoría po- gos.
lítica. Entre los científicos sociales m á s citados a
También varían las costumbres de los auto- comienzos de los ochenta figuran personalida-
res de recurrir a las citas. Broadus observa que: des tales c o m o B . F . Skinner (3.000), citado en
« D o s autores pueden servirse del m i s m o n ú m e - filosofía, sociología, antropología, psicología y
ro de libros, folletos y artículos de revistas, aun- otras disciplinas; Paul Samuelson (3.0OO), m á s
que habrá uno que remita al lector a las citas de unidisciplinario que Skinner, pero citado igual-
pie de página veinte veces y otro treinta» mente c o m o economista y politicólogo; Robert
(Broadus 1971:236). Si al autor que publica Merton y Emile Durkheim (2.500 cada uno)
m u c h o y cita m u c h o le gusta el trabajo de otro han sido célebres fuera de la sociología. Durk-
autor, a éste lo citarán m u c h o más que si el tra- heim es u n buen ejemplo de longevidad, en
bajo del primero fuera m e n o s prolífico, sin que contraste con su contemporáneo, el geógrafo
ello modifique su valor. Evidentemente, las va- Paul Vidal de la Blache, citado solamente unas
riaciones debidas a este factor pueden contar docenas de veces. Esta diferencia es comprensi-
m u y poco en el caso de muchos investigadores, ble, puesto que Durkheim es m á s teórico y Vi-
aunque siempre la idea que se forma será ten- dal de la Blache más descriptivo.
denciosa, ya que la mayor parte de autores no H a y muchas sorpresas en el Social Sciences
son citados con la m i s m a frecuencia. Citation Index. T h o m a s K u h n (2.700) es tan
El resultado es que las citas parecen una m e - citado c o m o Aristóteles (1.500) y Platón
dida curiosa y no podemos servirnos de ellas (1.100) juntos. John Maynard Keynes es citado
c o m o medida innovadora. N o s gustaría esta- solamente 2.000 veces en el m i s m o período,
blecer una correlación entre «innovación» e m á s que Schumpeter (1.600), aunque m e n o s
«hibridación», aunque no sea éste el lugar de que Milton Friedman (3.500). Otros notables
hacerlo. Sin embargo, esto nos recuerda que economistas quedan rezagados, c o m o Wassily
aunque los híbridos tienen m á s posibilidad de Leontief (800) y Gordon Tullock (800).
ser innovadores, no es absolutamente cierto Las tresfigurascentrales de la antropología
que los investigadores de una sola disciplina (Malinowski, Radcliffe-Brown y Evans-Prit-
tengan que ser menos productivos. Algunas de chard) sólo suman entre los tres las mismas ci-
448 Mattet Dogan y Robert Fahre

tas que el psicólogo O . F . Kernberg. Claramente


ce mientras que gran parte del trabajo de cam-
la razón es que hay muchos m á s psicólogos que pos superpoblados fallece apenas nace. Sería
antropólogos, lo que también explica por qué injusto preguntar cuántos libros y cuántos ar-
Freud es citado 13.600 veces, m á s que cual- tículos siguen vivos todavía hoy. L o que impor-
quier otro investigador de las ciencias sociales,
ta es que la mayoría hayan sido innovadores al
que sepamos. Las principales personalidades aparecer. Los editores y los árbitros de las re-
de la ciencia política en la década anterior (Ga-
vistas juzgaron que los artículos merecían ser
briel A l m o n d , Robert Dahl, Karl Deutsche, publicados y juzgaron que valía la pena reseñar
David Easton, V . O . Key, Sidney Verba y K e n -
muchos de los libros en sus revistas.
neth Waltz) tienen el m i s m o problema que sus Podemos tomar c o m o ejemplo la ciencia
colegas antropólogos. A cada uno lo citan m e - política. Cada año se publican unas 300 revis-
nos de 500 veces en los últimos cinco años, e tas que tratan de esta disciplina. Se podría ad-
inclusive juntos, estos siete investigadores, son
mitir generosamente que la mayoría de artícu-
citados menos veces que Chomsky. Esto tam- los de estas revistas aportan algo nuevo al tema;
bién refleja la diversidad de la ciencia política y
de no ser así, el consejo de redacción no los
la relativa coherencia de la lingüística. habría seleccionado entre tantos otros para pu-
blicarlos. Sin embargo, si uno fuera a una bi-
E n pocas palabras, dista de ser claro qué in-
dica realmente la cantidad de citas. Puede de- blioteca y hojeara una revista de hace treinta
pender sencillamente de la popularidad, c o m o años, encontraría que cerca del 90 % de todos
en el caso de las casi 6.000 citas de Lenin en los artículos han dejado de tener utilidad. Por
comparación con las 1.700 de Darwin y las 500 supuesto, si uno mira solamente los artículos
de Pareto. Este no es el orden de importancia seleccionados en las doce mejores revistas de
respecto a la innovación. una materia, aparecería que dichos artículos
han ido envejeciendo con mejor fortuna. Inclu-
Resulta, por consiguiente, m u y difícil cuan-
tificar la innovación. Podemos citar otros m u - so así, los artículos innovadores publicados en
chos ejemplos, presentar ilustraciones, analizar ciencias políticas 30 años atrás hoy ya no tie-
el proceso general y discutir su importancia pa-nen vigencia o la están perdiendo, en el sentido
ra el progreso científico. Lo que no podemos es de que su contribución entra a formar parte del
cuantifícarla. N o podemos contar la cantidad patrimonio. L a mortalidad de los artículos es
de innovaciones y de innovadores. Cada inves- m á s baja en historia y geografía que en sociolo-
tigador tiene que considerar su especialidad pa-gía o economía. La esperanza m á x i m a de vida
ra evaluar hasta qué punto estamos hablando que pueden tener los artículos es la de los publi-
de este tema. cados en las revistas m á s prestigiosas, c o m o
Evidentemente, los investigadores contri- American Journal oj Sociology. D e los 43 ar-
tículos publicados en el volumen 56 de esta re-
buyen de forma dispar al desarrollo de las disci-
vista (1950-1951), 20 no fueron citados en ab-
plinas científicas. La desigualdad entre ellos se
ve amplificada por la tasa de supervivencia de soluto en 1981-1985, por lo que aparentemente
una generación a la siguiente. habían muerto. Del resto, la mayoría daban sus
últimas boqueadas: 14 fueron citados sólo una
vez en dicho quinquenio. Sólo cinco de los 43
Obsolescencia artículos se acercaban o rebasaban el nivel de
una cita al año. D o s de ellos fueron citados cua-
de los investigadores tro veces cada uno, otro cinco, otro siete y el
Casi toda la investigación va siendo menos ci- último ocho. Los que m á s han resonado son
tada con el transcurso del tiempo. La innova- «Informal Factors in Career Advancement»
ción acumulativa y el crecimiento de los patri- (Factores informales del ascenso en las carre-
monios se combinan para ir enterrando a los ras»), de Melville Dalton, y «The Diffusion of
antiguos contribuidores. Obviamente, algunos Sexual Psychopath Lows» («La difusión de las
duran m á s que otros, pero todos alfinalsucum- leyes sobre la psicopatía sexual»), de Edwin H .
ben y pasan a tener sólo un valor histórico. Sutherland. N o tenemos ninguna explicación
Los científicos sociales no son inmortales. de la longevidad de dichos artículos. C o m o la
La investigación innovadora se va fundiendo ciencia es una empresa acumulativa, las muer-
dentro del patrimonio a medida que desapare- tes son perfectamente comprensibles. Las re-
Notoriedad y obsolencia de las ciencias sociales: la innovación como deporte de equipo 449

vistas han sido capas sedimentadas de conoci- lógicos se refuerza también gracias al trabajo
mientos antes de convertirse en cementerios. metodológico de Erwin Scheuch sobre la «fala-
Lo m i s m o pasa con los libros. Son muchos cia individualista» que tanta repercusión ha te-
los que en su tiempo tuvieron alguna novedad nido en la investigación exploratoria de los so-
durante una generación y fueron ampliamente ciólogos, politicólogos y antropólogos sociales.
citados. Después de incorporarse plenamente N o obstante, han sobrevivido algunos trabajos
al trabajo de dicha generación se convierten en importantes al ataque combinado de los sofis-
parte de las muchas obras no citadas del patri- m a s tecnológicos y ecológicos. Sigue siendo
monio y pasan la antorcha del conocimiento a importante la lógica de la investigación de
la generación siguiente. Durkheim sobre el suicidio, aunque todos los
El trabajo innovador más antiguo se va des- cálculos se hicieran manualmente.
vaneciendo gradualmente. E n efecto, la obso- Dicha longevidad no es fácil de explicar.
lescencia es un aspecto importante del incre- Robert Merton hizo gran hincapié en las teo-
mento de cualquier patrimonio. U n o puede rías de rango intermedio dentro de las ciencias
determinar en parte mediante la tasa de obso- sociales, c o m o las teorías que mejor pueden
lescencia hasta qué punto se progresa en u n combinar la teoría significativa y la prueba e m -
campo determinado. Es cierto que dicha tasa pírica. Parece que dichas teorías también son
varía según las disciplinas. L a ciencia natural más longevas. H a y grandes teorías que sucum-
crece «desde unafinísimacapa de su primera ben rápidamente ante los ataques de los espe-
línea de investigación, mientras que la filosofía cialistas y mueren prematuramente, mientras
y la historia lo hacen desde el conocimiento, que proyectos menores van siendo rápidamen-
que puede ser bastante antiguo» (de Solía Price te absorbidos por los de rango intermedio.
1975:126). Lafilosofíade Aristóteles es intem- Otros casos de longevidad muestran simple-
poral, pero las ciencias naturales del mismo au- mente que siguen siendo importantes algunas
tor están irremediablemente pasadas de m o d a ; cuestiones, y el enfoque amplio de los primeros
su ciencia social se halla en algún lugar inter- investigadores puede todavía aportar impor-
medio entre los dos extremos. tantes puntos de vista. André Siegfried con su
Muchos libros mueren mientras otros si- Crise britannique au XXe siècle, escrita en
guen viviendo largo tiempo. Es difícil aseverar 1913, seguirá teniendo validez, mientras que la
qué determina su esperanza de vida. La morta- economía británica sigue cuesta abajo. La pre-
lidad puede producirse debido a razones tec- gunta de Werner Sombart de por qué no hay
nológicas, lo que es una certeza en física, as- socialismo en Estados Unidos sigue intrigando
tronomía o química. Las escalas de Lavoisier a muchos investigadores. Las cuestiones plan-
parecen inadecuadas hoy en día. Las mejoras teadas por Alexis de Tocqueville y Lord Bryce
metodológicas pueden surtir el m i s m o efecto. acerca de la democracia estadounidense tam-
En las ciencias sociales, la mayoría de trabajos bién siguen siendo pertinentes.
cuantitativos basados en los datos agregados y Por otra parte, hay innovaciones que caen
publicados antes de 1950 están pasados de m o - en el olvido y son silenciadas durante muchos
da hoy, una vez que W . S . Robinson, con su ar- años. John Mitchell ha sido el primero en ha-
tículo «Ecological Correlation and the Beha- blar de ese tipo de estrellas conocido hoy c o m o
vior of Individuals» («Correlación ecológica y los «agujeros negros» de 1783; el marqués de
comportamiento de los individuos») ( 1950), lo- Laplace hizo unos planteamientos similares
gró llevar a los investigadores del análisis eco- pocos años después. A m b o s han caído en el ol-
lógico al campo de la investigación explorato- vido. Laplace dejó, no obstante, la idea de vol-
ria, campo que en sí mismo fue posible gracias ver a editar El sistema del mundo, aunque no se
a los progresos técnicos. Sólo después de la re- publicaría de nuevo hasta 1928, cuando Su-
volución de la computadora, veinte años des- brahmanyan Chandrasekhar descubrió los re-
pués, sería de nuevo posible proceder a unos quisitos matemáticos con la ayuda de la mecá-
análisis metodológicamente elaborados de los nica cuántica; el ruso Lev Davidovich Landau
datos agregados, c o m o sostienen los autores de hizo un descubrimiento m á s o menos análogo y
Quantitative Ecological Analysis in the Social al m i s m o tiempo. El profesor de Chandrasek-
Sciences, editado por Mattei D o g a n y Stein har, el eminente astrónomo Sir Arthur Edding-
Rokkan (1969). El renacer de los estudios eco- ton, y Alberto Einstein, impugnaron dicha con-
450 Mallei Dogan y Robert Pahre

cepción y ésta volvió a caer en el olvido y no sión siguiente. Algunas resurrecciones son el re-
resurgiría más que hacia 1970, sin que desde sultado de una profecía confirmada. E n el ar-
entonces haya sido comunmente aceptada, si tículo de Phillips Cutright, «Desarrollo de la
bien el trabajo inicial fue en última instancia política nacional: medición y análisis» (1963),
una de las razones de que a Chandrasekhar le se habían previsto los países que iban a ser de-
dieran el Premio Nobel en 1983. Robert M e r - mocráticos en los próximos años y los países
ton da ejemplos adicionales: cuyas democracias serían derrocadas. Al leer el
«La historia de la ciencia abunda en ejemplos artículo hoy en día tenemos que admirar su
de trabajos básicos escritos por científicos perspicacia. También podemos observar que
relativamente desconocidos y que fueron este artículo de gran importancia para la políti-
olvidados durante años. Consideremos el ca comparativa se publicó en The American So-
caso de Waterston, cuyo trabajo clásico ciological Review.
sobre la velocidad molecular sería recha- Algunos libros muertos o moribundos han
zado por la Royal Society c o m o "nada más sido propulsores del progreso científico mien-
que una insensatez"; o el de Mendel, tras eran asesinados. U n ejemplo importante es
quien, sumamente decepcionado por la la tesis de Henri Pirenne, mejor formulada en
falta de reacción a sus trabajos históricos Mahoma y Carlomagno, que ya no se acepta,
sobre la herencia, rehusó publicar los re- pero que en su tiempo generó una abundante
sultados de su investigación ulterior, o el polémica. La ética protestante y el espíritu del
de Fourier, cuyo trabajo clásico sobre la capitalismo, de M a x Weber, tampoco aceptada
propagación del calor tuvo que esperar por lo general hoy en día estimuló una gran in-
trece años antes de serfinalmentepublica- vestigación sobre los orígenes del capitalismo.
do por la Academia Francesa» (Merton La escuela de Fischer sobre los orígenes de la
1973:456-457). primera guerra mundial es otro caso de dicha
Se podrían dar otros muchos ejemplos de «destrucción creativa», y se podrían dar otros
insurrección en las ciencias sociales. La teoría muchos ejemplos. El progreso quiere decir que
de los grupos de interés de Arthur Bentley na- lo nuevo sustituye a lo viejo. N o importa lo sa-
ció muerta en 1909, aunque David Truman la bio que pueda ser un científico, tanto su obra
resucitó en los años cincuenta. La Theory of c o m o él m i s m o están condenados a la senilidad
Transportation (1984) de Charles Horton Coo- o a la decadencia.
ley fue exhumada un siglo m á s tarde para el Sólo un Shakespeare o un H o m e r o son in-
estudio de «Las ciudades gigantes c o m o puer- mortales y, sin embargo, el primero puede no
tos marítimos de entrada». El tratamiento m a - haber sido sino el pseudónimo del decimosép-
temático de Cournot sobre la teoría económica timo conde de Oxford, mientras que el segundo
sólo gozaría de prestigio 50 años después de su puede no haber existido nunca c o m o persona
invención. El trabajo del economista ruso K o n - real.
dratieff sobre los ciclos económicos de 50 años
sería resucitado al vencer el plazo de la depre- Traducido del inglés

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La redacción de la Revista no puede dar ninguna información complementaria sobre estas reuniones.

1990

Marrakech Consejo Internacional de la Acción Social: X X V Conferencia Internacional


(Marruecos) CIAS, Koestlergasse 1/29, A-1060 Viena (Austria)

31 agosto- Padua Fondazione Lanza; Programa sobre las dimensiones humanas del cam-
1 septiembre (Italia) bio global: Conferencia Internacional sobre las políticas de ética y m e -
dio ambiente.
Dr. C. Poli, Fondazione Lanza, Via Dante 55, 35139 Padova (Italia)

9-13 septiembre Bath Liverpool Institute of Public Administration; International Association


(Reino Unido) of Schools and Institutes of Administration: Conferencia anual.
International Association of Schools and Institutes of Administration, 1,
rue Defacqs, bte. 11, B-1050 Bruselas (Bélgica)

15-20 septiembre Egham Conferencias Pugwash sobre la ciencia y los problemas internacionales:
(Reino Unido) X L Conferencia.
Pugwash Conferences, Flat A, 64A Great Russell Street, London WC1
BJ, (Reino Unido).

19-22 septiembre La Habana Federación Internacional de Documentación: X L V Congreso.


(Cuba) FID, Secretaría general, P.O. Box 90402, 2509 ML La Haya (Holanda).

2-4 octubre Trier Association for Terminology and Knowledge Transfer; Centro Internacio-
(República Federal nal de Información para la Terminología: II Congreso Internacional - La
de Alemania) terminología y la ingeniería del Conocimiento.
INFOTERM, P.O. Box, A-1021 Viena (Austria).

11-13 octubre Omaha University of Nebraska: X V Conferencia anual de estudios europeos.


(Estados Unidos) European Studies Conference, University of Nebraska, Omaha, 68182
Nebraska (Estados Unidos de América).

5-8 noviembre Eidhoven Advanced Research Workshops: Cognitive Modelling and Interactive
(Holanda) Environments.
Prof. D.G. Bouwhuis, University of Technology, Institute for Perception,
Research and Technical Psychonomics, Eidhoven (Holanda).
454 Servicios profesionales y documentales

13-16 noviembre Madrid Instituto Internacional de Ciencias Administrativas: Conferencia inter-


(España) nacional.
USA, 1, rueDefacqz, ble. 11, B-1050 Bruselas (Bélgica).

13-14 diciembre Toulouse Universidad de Toulouse le Mirail; Red América latina; Centro Nacio-
(Francia) nal de la Investigación Científica: Coloquio internacional «Agricultura
y campesinado en América latina - Mutaciones y recomposiciones».
Université de Toulouse le Mirail; Réseau Amérique Latine, 5, Allée An-
tonio Machado, 31058 Toulouse Cedex (France).

1991

Viena Centro Internacional de Información para la terminología: III Coloquio


(Austria) de I N F O T E R M - L a terminologia para la transferencia de conocimien-
tos
INFOTERM, P . O . Box 130, A-1021 Viena (Austria)

Enero Kingston Unión Geográfica Internacional; Comisión «Salud y desarrollo»: Reunión.


(Jamaica) Prof. Wilma Bailey, Dept. of Geography, University of West Indies, M o -
na, Kingston 7 (Jamaica)

Primavera Praga U n i ó n Geográfica Internacional; Comisión «Geografía y administra-


(Checoslovaquia) ción pública»: Reunión sobre «Desarrollo local y gobierno local».
Prof. Olga Viklakova, Ustav Statni Sprévy, Jungmannova 29, Postovni
schrenka c. 45 11000 Praga (Checoslovaquia).

[1-14 marzo Bangkok U n i ó n Geográfica Internacional; Comisión «Población y geografía»:


(Tailandia) Coloquio.
Dr. Ñ. Nakavachara, Dept. of Geography, Chulalongkorn University,
Bangkok 10500 (Tailandia).
21-23 marzo Washington, D C Population Association of America: Reunión.
(Estados Unidos) PAA, 1429 Duke Street, Alexandria, VA 22314-3402 (Estados Unidos de
América).

27 m a y o Honolulu (Hawai) Asociación Científica del Pacífico: X V I I Congreso ( T e m a : Hacia el si-


-3 junio (Estados Unidos) glo del Pacífico: los retos del cambio).
PSA, Bishop Museum, P . O . Box 17801, Honolulu, Hawai 96817 (Esta-
dos Unidos de América).

18-23 agosto México, D F Federación Mundial para la Salud Mental: congreso 1991 ( T e m a : el
(México) h o m b r e y la ciencia para la salud mental).
Federico Puento Silva, C O M E C T A , A.C., Apt. postal 22-421, Tlalpan
14000, México, D F (México).

Septiembre Europa Occidental Tribunal internacional del agua: Reunión.


Tribunal Internacional del Agua, Damrak, 83-1, 1012 NL Amsterdam
(Holanda).
15-17 septiembre Padua U n i ó n Geográfica Internacional; G r u p o de estudio sobre los cambios
(Italia) del medio ambiente en las zonas kársticas: Conferencia internacional.
Dr. Aldino Bondesan, Dipl. di Geografía, Universilá degli Studi di Pado-
va, Via del Santo, 26, 35123 Padova (Italia).
24-28 septiembre Dublin Federación Internacional para la vivienda, el urbanismo y la habilita-
(Irlanda) ción de los territorios: X L Congreso.
FIHUAT, 43 Wassenaarseweg, NL-2596 CG La Haya (Holanda).
Servicios profesionales y documentales 455

Noviembre Minia Unión Geográfica Internacional; Grupo de estudio sobre el hambre y


(Egipto) la investigación de sistemas de producción alimentaría: Conferencia in-
ternacional sobre las zonas y lugares críticos.
Prof. F.N. Ibrahim, Institute of Geoscience, University of Bayreuth, P.O.
Box 3008, D-8580 Bayreuth (República Federal de Alemania).

1992

20-24 enero Ibadan Unión Geográfica Internacional; comisión «Salud y desarrollo»: Reu-
(Nigeria) nión.
Dr. Bose, F. Iyun, Dept. of Geography, University of Ibadan, Ibadan (Ni-
geria).

30 abril- Denver Population Association of America: Meeting.


2 mayo (Estados Unidos) PAA, ¡429 Duke street, Alexandria, VA 22314-3402 (Estados Unidos de
America).

9-14 agosto Washington Unión Geográfica Internacional: X X V I I Congreso internacional.


(Estados Unidos) 27th IGU Congress Secretariat, 17th and M Streets, N . W . , Washington,
D C 20036 (Estados Unidos de América).
Libros recibidos

Ciencia y conocimiento, Capul, Maurice. Infirmité et hérésie: Perspective. Uppsala, The Scandina-
documentación Les enfants placés sous l'Ancien Ré- vian Institute of African Studies,
gime. 1989. (Seminar Proceedings
n u m . 22).
Commission internationale d'histoi-
re des mouvements sociaux et des France. Centre d'Information et de Pia, Américo; D e Buen, Nestor; Gi-
structures sociales. Innovation tech- documentation jeunesse. Contribu- glio, Wagner (y otros). Estabilidad
nologique et civilisation (XIXe et tion à l'étude du droit des jeunes à en el empleo, solución de conflictos
XXe siècles). Paris, Editions du Cen- l'information. París, C I D J , 1989. de trabajo y concertación social:
tre national de la recherche scienti- 193 pp.
Perspectiva iberoamericana. M u r -
fique, 1989. 435 pp. m a p a , cuadros, cia, Universidad de Murcia, 1989.
tabl. bibl. 325 F F . 194 pp.
Población
France. Commissariat général du Suehiro, Akira. Capital Accumula-
plan. Recherches et planification- tion in Thailand: 1855-1985. T o -
Rapport d'activité du Service des étu-United Nations. Department of In- kyo, Centre for East Asian Cultural
des et de la recherche. Paris, La D o - ternational Economie and Social Af-
cumentation française, 1 9 8 9 . fairs. Trends in Population Policy. Studies, 1989. 427 pp. bibl. índice.
231 pp. indice. New York, United Nations, 1989,
387 pp. tabl. (Population Series, United Nations. Economic C o m m i s -
sion for Europe. Economic Bulletin
German Bundestag (ed.). Protecting num. 114).
for Europe, v. 41. N e w York, United
the Earth's Atmosphere: An Interna-
Nations, 1989. 120 pp. cuadros.
tional Challenge - Interim Report of
the Study Commission of the 11th Ciencia política
German Bundestag «Preventive
Measures to Protect the Earth's At- Educación
Vitcu, Dumitru. Diplomats of the
mosphere». Bonn, G e r m a n Bundes-
Union. Bucaresti, Editura Acade-
tag, 592 pp.fig.cuadros. Lerbet, Georges. Leflouet l'écolier:
miei Republicii Socialiste Romania,
1989. 175pp. índice. (Bibliotheca La culture du paradoxe. M a u r e -
Seriot-Reversat; Marie, Jean-Ber- court, Editions universitaires U N -
nard. Glossaire des droits de l'hom- Histórica Romaniae: Monographs,
M R E O , 1990. 72 pp. bibl. 112 FF.
me: Français-russe /Russe-français. X X V I ) . 16,50 Lei.
París, Editions de la Maison des
sciences de l'homme, 1990. 265 pp.
indice, 145 F F . Ciencias económicas Antropología social
Venev, Yvan (comp.). Elsevier's Dic-
tionary of Mathematical and Coudrieau, Hubert. L'exploitation Sutlive, Vinson H . ; Altshuler, Nat-
han; Zamora, Mario D . ; Kerns, Vir-
Computational Linguistics in three agricole: pilotages, tensions, comple-ginia (eds.). Migration and Moderni-
Languages: English, French and xités. Maurecourt, Editions univer-
sitaires U N M F R E O , 1990. 272 pp. zation: The Indian Diaspora in
Russian. A m s t e r d a m / Oxford / Comparative Perspective. Williams-
N e w York / Tokyo, Elsevier, 1990. bibl. indice. 112 F F .
burg, Dept. of Anthropology, Colle-
7682 pp. índice. ge of William and M a r y , March
Erdõs, Péter; Moinar, Ferenc. Infla-
1987. 138 pp. (Studies in Third
tion and Recession in the U.S. Eco-
World Societies, Publication
nomy in the 1970s: Price, Profit and
Filosofía Business Cycles in Theory and Prac-
n u m . 39).
tice. Budapest, Akadémiai Kiado,
Zviglianitch, V . A . La connaissance 1990. 296 pp. fig. tabl. $25. - ; - ; - ; - . Tradition and Transfor-
scientifique en tant que processus mation: Asian Indians in America.
historico-culturel. Kiev, Editions Gould, Jeremy. Luapula: Dependen- Williamsburg, Dept. of Anthropo-
N a u k o v a d u m k a , 1989. 215 pp. ce or Development? I Helsinki / logy; College of William and Mary,
bibl. (En ruso). dec. 1986. 195 pp. tabl. (Studies in
Zambia Geographical Association; Third World Societies, Publication
Finnish Society for Development n u m . 38).
Studies / 1989 / 229 pp. m a p a , fig.
Sociología, Sociografía bibl. índice.

Baudrillard, Jean. Seduction. Lon- O d e n , Bertil; O t h m a n , H a r o u b Ciencias aplicadas


don, MacMillan Education Ltd., (eds.). Regional Cooperation in
1990. 178 pp. $30. Southern Africa: A Post-Apartheid Cabanes, Antonio Lopes; Cano, Glo-
458 Libros recibidos

ria Villora; Santoyo, Antonio Bóda- Rodríguez Méndez, José María. Li- H a n a k , Harry (ed.). T. G. Masaryk
lo. Pirólisis de hidrocarburos: El pro- teratura española. Murcia, Univer- (1850-1937), v. 3: Statesman and
ceso de pirólisis con vapor - modelos sidad de Murcia, 1990. 87 pp. Cultural Force. London, McMillan;
cinéticos. Murcia, Universidad de School of Slavonic and East Euro-
Murcia, 1989. 152 pp. ilustraciones pean Studies; University of L o n -
gráficas, cuadros. Biografía, Historia don, 1990. 235 pp. índice. £40.

Kovtun, George J. (ed.). The Spirit of


Literatura Eiroa, Jorge Juan. Urbanismo proto- Thomas G. Masaryk (1850-1937):
histórico de Murcia y el Sureste. M u - An Anthology. London, MacMillan;
d a , Universidad de Murcia, 1989. Masaryk Publication Trust, 1990.
Bravo-Villasante, Carmen. Ensayos
155 pp. ilustraciones, cuadros, ín- 267 pp. bibl. índice. £35.
de literatura infantil. Murcia, Uni-
dice.
versidad de Murcia, 1989. 360 pp.
índice. Winters, Stanley B . (ed.). TG. M a -
Vilar, Juan Bta. Los Españoles en la saryk (1850-1937), v. 1: Thinker and
López Tamés, R o m á n . Introducción Argelia francesa (1830-1914). M u r - Politician. L o n d o n , M a c M i l l a n ;
a la literatura infantil. Murcia, Uni-cia, Centro de Estudios Históricos; School of Slavonic and East Euro-
versidad de Murcia, 1990. 396 pp. Universidad de M u r c i a , 1 9 8 9 . pean Studies; University of L o n -
bibl. índice. 435 pp. bibl. índice. don, 1990. 336 pp. índice. £45.
Publicaciones recientes de la Unesco
(incluidas las auspiciadas por la U n e s c o * )

Anuario estadístico de la Unesco 1989. información sobre las ciencias socia- Teaching and Research Institutions,
París, U n e s c o , 1989. 1064 pp. les). Encuadernado 100 F F . 1st ed. / Répertoire mondial des insti-
350 F F . tutions de recherche et de formation
Estudios en el extranjero / Study sur les droits de l'homme / Repertorio
Bibliographie internationale des scien-Abroad: Etudes à l'étranger, vol. mundial de instituciones de investiga-
ces sociales: Anthropologie / Interna- XXVI, 1989-1990-1991. Paris, Unes- ción y deformación en materia de de-
tional Bibliography of the Social Scien- co, 1989. 1408 pp. 82 F F . rechos humanos. Paris, Unesco; O x -
ces: Anthropology, vol. 32, 1986. Lon- Europa, Asia y Africa en América Lati- ford, Berg Publishers Ltd., 1988.
don; N e w York, Routledge / for / The na y el Caribe: Migraciones «libres» en 216 pp. (World Social Science Infor-
Internat. Committee for Social Scien- los siglos XIX y XX y sus efectos cultu-mation Directories / Répertoires
ce Inform, and Doc., 1990. 609 pp. rales, coord, por B . Leander. París, mondiaux d'information en sciences
(Diffusion: Offilib, Paris). 900 F F . Unesco; México, Siglo Veintiuno, sociales / Repertorios mundiales de
1989. 369 pp. (El m u n d o en América información sobre las ciencias socia-
Bibliographie internationale des scien-Latina) 85 FF. les). Encuadernado 125 F F .
ces sociales: Science économique / In-
ternational Bibliography of the Social Index translationtim: Repertorio inter-World Directory of Peace Research
Sciences: Economies, vol. 34, 1985. nacional de traducciones, 36, 1983. and Training Institutions, 6th ed. /Ré-
London; N e w York, Tavistock Publi- París, Unesco, 1988. 1181pp. pertoire mondial des institutions de re-
cations / for / The Internat. C o m m i t - 320 FF. cherche et de formation sur la paix /
tee for Social Science Inform, and Repertorio mundial de instituciones de
Doc., 1987. 618 pp. (Diffusion: Offi- Repertorio internacional de organis- investigación y de formación sobre la
lib, Paris) 900 FF. mos de juventud, 1990 /Répertoire in- paz. Paris, Unesco; Oxford, Beig Pu-
ternational des organismes de jeunesse blishers Ltd., 1988, 271 pp. (World
/ International Directory of Youth Bo-
Bibliographie internationale des scien-dies. Paris, Unesco, 1990. 477 pp. in- Social Science Information Directo-
ces sociales: Science politique / Inter-dex. 140 FF. ries / Répertoires mondiaux d'infor-
national Bibliography of the Social mation en sciences sociales / Reperto-
Sciences: Political Science, vol. 35, Resistencia a la innovación de siste- rios mundiales de información sobre
1986. London; N e w York, Routledge / las ciencias sociales). Encuadernado
mas complejos: III Foro de Issyk-Kul. 150 F F .
for / The Internat. Committee for So- Paris, Unesco; Madrid, Instituto de
cial Science Inform, and Doc., 1989. ciencias del hombre, 1989. 180 pp. World Directory of Social Science Ins-
751 pp. (Diffusion: Offilib, Paris) 98 FF. titutions, 1990, 5th ed. / Répertoire
900 FF.
Selective Inventory of Social Science mondial des institutions de sciences so-
ciales / Repertorio mundial de institu-
Bibliographie internationale des scien-Information and Documentation Ser- ciones de ciencias sociales. París,
ces sociales: Sociologie I Internationalvices, 1988, 3rded. / Inventaire sélectifUnesco, 1990. 1211 pp. (World Social
Bibliography of the Social Sciences: des services d'information et de docu- Science Information Services / Servi-
Sociology, vol.36, 1986. London; mentation en sciences sociales /Inven-
N e w York, Routledge / for / The In- tario de servicios de información y do-ces mondiaux d'information en scien-
ternat. Committee for Social Science cumentación en ciencias sociales. Pa- ces sociales / Servicios mundiales de
ris, Unesco; Oxford, Berg, 1988. información sobre ciencias sociales).
Inform, and Doc., 1990. 351 pp. (Dif- 225 F F .
fusion: Offilib, Paris) 900 F F . 680 pp. (World Social Science Infor-
mation Directories / Répertoires World List of Social Science Periodi-
Directory of Social Science Informa- mondiaux d'information en sciences cals, 1986, 7th ed. / Liste mondiale des
tion Courses, 1st ed. I Répertoire des sociales / Repertorios mundiales de périodiques spécialisés dans les scien-
cours d'information dans les sciences información sobre las ciencias socia- ces sociales / Lista mundial de revistas
sociales / Repertorio de cursos en infor-les). Encuadernado, 150 F F . especializadas en ciencias sociales. Pa-
mación en ciencias sociales. Paris, Unesco Yearbook on Peace and Con- ris, Unesco, 1986. 818 p p . index.
Unesco; Oxford, Berg Publishers Ltd., flict Studies, 1987. Paris, Unesco; N e w (World Social Science Information
1988. 167 pp. (World Social Science Y o r k , G r e e n w o o d Press, 1989. Services / Services mondiaux d'infor-
Information Directories / Répertoires 327 pp. bibl. index. 280 F F . mation en sciences sociales / Servicios
mondiaux d'information en sciences mundiales de información sobre cien-
sociales / Repertorios mundiales de World Directory of Human Rights cias sociales). 100 FF.

* Cómo obtener estas publicaciones: a) las publicaciones de la Unesco que lleven precio pueden obtenerse en la Oficina de
Prensa de la Unesco, Servicio Comercial ( U P P / V ) , 7, place de Fontenoy, 75700 Paris, o en los distribuidores nacionales;
b) las (»publicaciones de la Unesco pueden obtenerse en todas las librerías importantes o en la Oficina de Prensa citada.
Números aparecidos

Desde 1949 hasta 1958, esta Revista se publicó con el título de International Social Science Bulletin/Bulletin international des
sciences sociales. Desde 1978 hasta 1984, la RICS se ha publicado regularmente en español y, en 1987, ha reiniciado su edición
española con el número 114. Todos los números de la Revista están publicados en francés y en inglés. Los ejemplares anteriores
pueden comprarse en la Unesco. División de publicaciones periódicas, 7, Place de Fontenoy, 75700 París (Francia).
Los microfilms y microfichas pueden adquirirse a través de la University Microfilms Inc., 300 N Zeeb Road, A n n Arbor, M I
48106 (USA), y las reimpresiones en Kraus Reprint Corporation, 16 East 46th Street, Nueva York, N Y 10017 (USA). Las microfi-
chas también están disponibles en la Unesco, División de publicaciones periódicas.

Vol. XI, 1959 Vol. XVIII, 1966


N u m . 1 Social aspects of mental health* N u m . 1 H u m a n rights in perspective*
N u m . 2 Teaching of the social sciences in the N u m . 2 Modern methods in criminology*
USSR* N u m . 3 Science and technology as development fac-
N u m . 3 The study and practice of planning* tors*
N u m . 4 N o m a d s and nomadism in the arid zone* N u m . 4 Social science in physical planning*

Vol. XII, 1960 Vol. XIX, 1967

N u m . 1 Citizen participation in political life* Num. 1 Linguistics and communication*


N u m . 2 The social sciences and peaceful co-opera- Num. 2 The social science press*
tion* Num. 3 Social functions of education*
N u m . 3 Technical change and political decision* Num. 4 Sociology of literary creativity
N u m . 4 Sociological aspects of leisure*
Vol. XX. 1968
Vol. XIII, 1961
N u m . 1 Theory, training and practice in manage-
Num. 1 Post-war democratization in Japan* ment*
Num. 2 Recent research on racial relations* N u m . 2 Multi-disciplinary problem-focused re-
Num. 3 The Yugoslav c o m m u n e * search*
Num. 4 The parliamentary profession* N u m . 3 Motivational patterns for modernization*
N u m . 4 The arts in society*
Vol. XIV, 1962
Vol. XXI, 1969
Num. 1 Images of w o m e n in society*
Num. 2 Communication and information* Num. 1 Innovation in public administration
Num. 3 Changes in the family* Num. 2 Approaches to rural problems*
Num. 4 Economics of education* Num. 3 Social science in the Third World*
Num. 4 Futurology*
Vol. XV, 1963
Vol. XXII, 1970
Num. 1 Opinion surveys in developing countries*
Num. 1 Sociology of science*
Num. 2 Compromise and conflict resolution*
Num. 2 Towards a policy for social research*
Num. 3 Old age*
Num. 3 Trends in legal learning*
Num. 4 Sociology of development in Latin America*
Num. 4 Controlling the human environment*
Vol. XVI, 1964 Vol. XXIII, 1971
N u m . 1 Data in comparative research* N u m . 1 Understanding aggression
N u m . 2 Leadership and economic growth* N u m . 2 Computers and documentation in the social
N u m . 3 Social aspects of African resource develop- sciences*
ment* N u m . 3 Regional variations in nation-building*
N u m . 4 Problems of surveying the social science and N u m . 4 Dimensions of the racial situation*
humanities*
Vol. XXIV, 1972
Vol. XVII, 1965
Num. 1 Development studies*
Num. 1 M a x Weber today/Biological aspects of race* Num. 2 Youth: a social force?*
Num. 2 Population studies* Num. 3 The protection of privacy*
Num. 3 Peace research* Num. 4 Ethics and institutionalization in social
Num. 4 History and social science* science*
462 Números aparecidos

Vol. XXV, 197 î N ú m . 4 La historiografía moderna


N u m . 1/2 Autobiographical portraits*
Vol. XXXIV, 1982
N u m . 3 The social assessment of technology*
N u m . 4 Psychology and psychiatry at the crossroads
Núm. 91 Imágenes de la sociedad mundial
Núm. 92 El deporte
Vol. XXVI, 1974
Núm. 93 El hombre en los ecosistemas
N u m . 1 Challenged paradigms in international Núm. 94 Los componentes de la música
relations*
N u m . 2 Contributions to population policy* Vol. XXXV, 1983
N u m . 3 Communicating and diffusing social science*
N u m . 4 The sciences of life and of society* Núm. 95 El peso de la militarización
Núm. 96 Dimensiones políticas de la psicología
Vol. XXVII, 1975 Núm. 97 La economía mundial: teoría y realidad
Núm. 98 La mujer y las esferas de poder
N u m . 1 Socio-economic indicators: theories and ap-
plications* Vol. XXXVI, 1984
N u m . 2 The uses of geography
N u m . 3 Quantified analyses of social phenomena
N u m . 4 Professionalism in flux N ú m . 99 La interacción por medio del lenguaje
N ú m . 100 La democracia en el trabajo
N ú m . 101 Las migraciones
Vol. XXVIII, 1976 N ú m . 102 Epistemología de las ciencias sociales
N u m . 1 Science in policy and policy for science*
N u m . 2 The infernal cycle of armament* Vol. XXXVII, 1985
N u m . 3 Economics of information and information
for economists* Núm. 103 International comparisons
N u m . 4 Towards a new international economic and Núm. 104 Social sciences of education
social order* Núm. 105 Food systems
Núm. 106 Youth
Vol. XXIX, 1977
Vol. XXXVIII, 1986
N u m . 1 Approaches to the study of international or-
ganizations Núm. 107 Time and society
N u m . 2 Social dimensions of religion Num. 108 The study of public policy
N u m . 3 The health of nations Num. 109 Environmental awareness
N u m . 4 Facets of interdisciplinarity Num. 110 Collective violence and security
Vol. XXX, 1978
Vol. XXXIX, 1987
N u m . 1 La territorialidad: parámetro político
N ú m . 2 Percepciones de la interdependencia mundial Num. 111 Ethnic phenomena
N u m . 3 Viviendas humanas: de la tradición al Num. 112 Regional science
modernismo Num. 113 Economic analysis and interdisciplinarity
N ú m . 4 La violencia Num. 114 Los procesos de transición

Vol. XXXI, 1979 Vol. XL, 1988


N ú m . 1 La pedagogía de las ciencias sociales: algunas Núm. 115 Las ciencias cognoscitivas
experiencias Núm. 116 Tendencias de la antropología
N ú m . 2 Articulaciones entre zonas urbanas y rurales Núm. 117 Las relaciones locales-mundiales
N ú m . 3 Modos de socialización del niño Núm. 118 Modernidad e identidad: un simposio
N ú m . 4 En busca de una organización racional
Vol. XLI, 1989
Vol. XXXII, 1980
N ú m . 1 Anatomía del turismo N ú m . 119 El impacto mundial de la Revolución fran-
N ú m . 2 Dilemas de la comunicación: ¿tecnología con- cesa
tra comunidades? N ú m . 120 Políticas de crecimiento económico
N ú m . 3 El trabajo N ú m . 121 Reconciliar la biosfera y la sociosfera
N ú m . 4 Acerca del Estado N ú m . 122 El conocimiento y el Estado

Vol. XXXIII, 1981 Vol. XLII. 1990


Núm. 1 La información socioeconómica: sistemas, N ú m . 123 Actores de las políticas públicas
usos y necesidades N ú m . 124 El campesinado
N ú m . 2 En las fronteras de la sociología
N ú m . 3 La tecnología y los valores culturales • N ú m e r o agotados
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS

Arbor
Migue! A
editorial

Federico Mayor
Aniversario del

Emilio Muñoz
E N E R O 1990

Quintanilla Nota

En el 5 0 9
CStC

Ruiz C S I C una
F E B R E R O 1990

Julio Abramczyk Mario Bunge


un filósofo que defiende la idea
del progreso científico

Pedro Lain Entralgo Augusto Pi i


Sunyer y la unidad funcional del
organismo
Pedro Salvador La labor
investigadora del Consejo
Superior de Investigaciones
Científicas en el cuatrienio 1984
87 un ensayo de valoración

Natividad Carpintero Santamaría


Vuruvw
Tolef
S
DIRECTOR

Miguel ángel Quintamlla

REDACCIÓN
28006
(91) 261 66 51
MADRID

síntesis de tradición y futuro La fisión nuctear y la Untón


Manuel Garcia Velarde Una
Media centuria en la balanza de la
década de divulgación científica Soviética, 1949 Georgí Flerov
ciencia española SUSCRIPCIONES
en España La Barraca de la recuerdos de un científico

Ciencia Vicente Ortega Algo más que Servicio de Publicaciones del


Alejandro Nieto El C S I C durante
ingenieros Reflexiones sobre la CSIC
el periodo de la consolidación Francisco Fernandez Buey Ñolas
formación en ingeniería
democrática para el estudio de la difusión de
Virruvio 8 - 28006 M A D R I D
la obra de Antonio Gramscí en León Olive Q u é hace y qué
Eduardo Primo Yufera Transición Telef (91) 261 2 8 33
España hacer en la Filosofía de la
en el C S I C
Julio R Villanueva La
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Revista de la

CEPAL
Santiago de Chile Abril de 1990 N ú m e r o 40

SUMARIO

Desarrollo, crisis y equidad. Osear Altimir. 1

Políticas macroeconómicas: en busca de una síntesis. Daniel Schydlowsky. 29

Una estrategia industrial y tecnológica para Brasil. João Paulo dos Reis Velloso 37

Las estructuras sociales y la democracia en los años noventa. Marshall Wolfe. 55

La creciente presencia de la mujer en el desarrollo. Miriam Krawczyk. 73

La participación desigual de la mujer en el m u n d o del trabajo. Irma Amagada. 87

D e la reforma agraria a las empresas asociativas. Emiliano Ortega. 105

La industria de bienes de capital: situación y desafíos. Jorge Beckel. 123

Población y desarrollo en el Istmo Centroamericano. Andras Uthoff. 139

Desarrollo y cambio social en Suécia. Villy Bergström. 159

Orientaciones para los colaboradores de la Revista de la CEPAL. 168

Publicaciones recientes de la CEPAL. 169


Director: Ricardo Pozas Horcasitas
Editora: Sara Gordon Rapoport
Órgano oficial del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional
Autónoma de México, Torre II de Humanidades 7o. piso, Ciudad Universitaria
C . P. 04510

VOL. LI / N U M . 4 OCTUBRE-DICIEMBRE / 1989

PRESENTACIÓN

I. Movimientos sociales
El Movimiento Verde: una exploración socio-histórica
JOHAN G A L T U N G
Diez tesis acerca de los movimientos sociales
A N D R É G U N D E R FRANK y M A R T A FUENTES
El juicio al sujeto: un análisis de los movimientos sociales en América Latina
RAFAEL GUIDO y O T T O FERNÁNDEZ
Del petitorio urbano a la multiplicidad de destinos
FERNANDO CALDERÓN G . y M A R I O R. D O S SANTOS
Los movimientos populares y la transformación del sistema político mexicano
JOE FOWERAKER
El regreso del líder: crisis, neoliberalismo y desorden
SERGIO Z E R M E Ñ O
Derechos sociales, organización de intereses y corporativismo en Brasil
MARÍA HERMINIA TAVARES DE ALMEIDA

II. E c o n o m í a y política de un sexenio


Los saldos de la política económica neoliberal
M A R I O RAMÍREZ R A N C A Ñ O
El Estado mexicano y el 6 de julio de 1988
BERTHA LERNER DE SHEINBAUM
La dificultad de perder: el partido oficial en la coyuntura de 1988
SILVIA G Ó M E Z TAGLE

III. Sección bibliográfica


Enfoques de la transición a la democracia en América Latina.
Revisión polémica y analítica de alguna bibliografia
JEAN FRANÇOIS P R U D ' H O M M E y MARTIN P U C H E T A N Y U L
Informes y suscripciones: A r m i d a V á z q u e z A .
Teléfono 5 5 0 - 5 2 - 1 5 ext. 2 9 4 9
O
Revista semestral patrocinada por el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL) Programa patrocinado por el Quinto Centenario del Descubrimiento de América.

Junta de Asesores: Presidente: Aníbal Pinto. Vicepresidente: Angel Serrano. Vocales: Rodrigo Botero, Fernando H . Cardoso, Aldo Ferrer. Enrique Fuentes Quintana,
Celso Furtado, Norberto González, David Ibarra, Enrique V . Iglesias, José Matos Mar, Francisco Orrego Vicuña, Manuel de Prado y Colón de Carvajal, Luis Angel
Rojo, Santiago Roldan, Gert Rosenthal, Germánico Salgado, José Luis Sampedro, María Manuela Silva, Alfredo de Sousa, María C . Tavares, Edelberto Torres-Rivas,
Juan Velarde Fuertes, Luis Yañéz-Bamuevo. Secretarios: Andrés Bianchi. José Antonio Alonso.

Director Osvaldo Sunkel


Director Adjunto: Vicente Donoso
Secretario de Redacción: Carlos Abad

Consejo de Redacción: Carlos Bazdresch, A . Eric Calcagno, José Luis Garría Delgado, Eugenio Lanera, Augusto Mateus, Juan Muñoz

Número 17 Enero-Junio 1990

SUMARIO

EL TEMA CENTRAL: «ESTRATEGIAS Y POLITICAS INDUSTRIALES»

POLITICAS INDUSTRIALES NACIONALES

Casos latinoamericanos
• José Tavares de Araújo Jr Lia Haguenauer y João Bosco M . Machado, Pwteçào. competitividade e desempenho exportador da economia brasileira nos anos SO.
• Alejandro Jadresic: Transformación productiva, crecimiento y competitividad internacional. Consideraciones sobre la experiencia chilena.
• José Manuel Salazar y Eduardo Donan: La reconversión industrial y el Estado concertador en Costa Rica.
• Jacques Marcovitch: Política industrial e tecnológica no Brasil: U m a avaliação preliminar.

Casos europeos
• Miltel Buesa y José Motero: Crisis y transformación de la industria española: base productiva y comportamiento tecnológico.
• Rafael Myro: La política industrial y la recuperación de la industria española.
• Jaime Andrez: A política industrial em Portugal.
• Paolo Guemeri: Patrones de especialización comercial y competitividad internacional: el caso italiano.

Analisis de Procesos Sectoriales de Reconversión Industrial


• Jorge Méndez: La industria metalmecánica y la reestructuración industrial en Colombia.
• Roberto Bisang: Tansformación productiva y competitividad internacional. El caso de las exportaciones siderúrgicas argentinas.
• Eduardo Argnedas: Reconversión de la industria química: una opción para el desarrollo de Costa Rica.
• Jorge Bedel: Cooperación técnica industrial en el ámbito empresarial latinoamericano.

Y L A S SECCIONES F U A S D E

• Reseñas temáticas: Examen y comentarios -realizados por personalidades y especialistas de los temas en cuestión- de un conjunto de artículos significativos
publicados recientemente en los distintos países del área iberoamericana sobre un mismo tema. Se incluyen ocho reseñas realizadas por Lia Haguenauer, Eugenio
Lahera. Alejandro Rofman. María Jesús Vara (latinoamericanas); Pablo Bustelo, Claudio Cortellesse, Pascual Díaz, Fernando Luengo y Arturo González Romero (es-
pañolas).
- Suscripción por cuatro números: España y Portugal, 6.600 pesetas; Europa, 56 dólares; América Latina, 45 dólares y resto del mundo, 65 dólares.

Agencia Española de Cooperación Internacional


Revista Pensamiento Iberoamericano
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La Revista internacional c/e ciencias sociales
se publica en marzo, junio, septiembre
y diciembre.
Precio y condiciones de subscripción en 1990
Países industrializados: 5.000 ptas. o 45 $.
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Se ruega dirigir los pedidos
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Toda la correspondencia relativa
a la presente debe dirigirse al Redactor ¡ele
de la Revue internationale
des sciences .sociales
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ISSN 0379-0762
"' Unesco 1990

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