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Historia de Ciudades-Unesco PDF
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Nigeria: Akinsola Akiwowo
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Singapur: S. H . Alatas
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Túnez: A . Bouhdiba
Viena: Christiane Villain-Gandossi
Ilustraciones:
Portada: Stonehenge. un conjunto de grandes
menhires (de 3 a 6 metros de altura). Salisbury.
Wiltshire. Inglaterra meridional. Lugar de culto,
erigido entre el final del neolítico v el inicio de la
edad del bronce (1800-1400 aC). » R
A la derecha: Cuadro de Fernand Léger
(1881-1955). n.R.
REVISTA INTERNACIONAL DE CIENCIAS SOCIALES
Septiembre 1990
COL-T
X
Editorial 277
Debate abierto
Los espacios urbanos han cambiado considerable- en los países en desarrollo de Asia, Africa y A m é -
mente en los últimos treinta años. La ciudad se ha rica latina (gráfica 4). E n América latina, la pobla-
desintegrado bajo el impacto de los procesos econó- ción urbana debería alcanzar el 75 % de la pobla-
micos, tecnológicos, demográficos, sociológicos, ción total, con megápolis de 25 millones de habi-
culturales o étnicos. Las nociones que definían lo tantes, c o m o México o Sao Paulo. Actualmente,
urbano, c o m o el centro o los límites de la ciudad, en estas aglomeraciones urbanas gigantes del Ter-
han cambiado de significado. Las grandes aglome- cer M u n d o , el 50 % de la población vive en subur-
raciones tienen ahora el nombre de conurbación. bios, el 25 % no tiene acceso al agua potable, el
metrópoli o megápoli. Mientras que la noción de 40 % no goza de sistemas de saneamiento, y el
ciudad hace pensar en un centro multifuncional, ha- 30 % de los residuos sólidos no son evacuados.
bitado por gentes de toda condición social, y en su Tanto en los países industriales c o m o en el Ter-
periferia, las conurbaciones y otras megápolis desig- cer M u n d o la urbanización parece irreversible y
nan una sucesión de espacios urbanos, fragmenta- las zonas urbanas son por doquier el motor del
dos y organizados a m e n u d o por temas: trabajo, ser- desarrollo económico. E n los países en desarrollo,
vicios, producción material, habitat, ocio. la contribución de las ciudades al producto nacio-
La ciudad en tanto que lugar de sociabilidad y nal bruto se estima en un 60 %.
de civilidad, en tanto que centro -polis- y espacio Es. por consiguiente, en el contexto de una ur-
público -res publica- donde nacieron la democra- banización planetaria -Henri Lefèvbre teme que
cia y la ciudadanía, es difícil de percibir en esas en el siglo xxi. sobre la superficie de la tierra no
extensiones urbanas tentaculares. haya m á s que una sucesión de desiertos de asfalto
Detrás de las transformaciones que afectan los es- que circunden algunas islas de producción agra-
pacios urbanos se encuentra uno de los mayores fe- ria- que se transforman las estructuras de las ciu-
nómenos del siglo x x : la explosión urbana, que al- dades, se desarrollan nuevas formas de vida y de
canza todas las regiones del m u n d o y cuyofinal,se- creatividad, se modifican las relaciones entre el
gún las previsiones de las Naciones Unidas, aún es espacio arquitectónico y el espacio cultural/sim-
lejano. Según estas previsiones mientras que la po- bólico.
blación mundial entre 1990 y 2010 aumentaría del Los artículos del presente número de la R I C S
50 %, pasando de 5.200 millones a 7.800 millones, la analizan algunas de estas transformaciones en to-
población urbana crecería de m á s de un 100 %, pa- da su complejidad histórica, cultural, religiosa,
sando de 2.000 millones a 4.500 millones. D e aquí al social y económica. Richard Sennett señala los
año 2020, la población urbana pasaría del 43 % al vínculos históricos profundos entre la planta orto-
57 % de la población mundial (gráficas 1 y 2). gonal de las ciudades norteamericanas y la ética
La urbanización galopante atañe sobre todo a protestante. Saskia Sassen estudia las repercusio-
las regiones del Tercer M u n d o . Si se cumplen las nes que tiene sobre Nueva York la mundializa-
previsiones, el número de ciudades de 5 millones ción de la economía y el predominio de las indus-
de habitantes, entre 1950 y 2000. se habrá multi- trias de servicios. Janet Abu-Lughod muestra que
plicado por 3 (de 5 a 15), en los países industriali- algunas similitudes observadas a nivel de la calle
zados, mientras que en los países en desarrollo, se en N u e v a York y en El Cairo esconden de hecho
habrá multiplicado por 45. pasando de 1 a 45 diferencias estructurales y procesos de denomina-
(véase gráfica 3). Si se considera las aglomeracio- ción económica a escala mundial que configuran
nes urbanas gigantes de m á s de 10 millones de las ciudades tanto en occidente c o m o en el Tercer
habitantes, en el año 2000, 17 de ellas se situarían M u n d o . Christian Topalov analiza el papel
8 -
Población Población
total mundial urbana
Fuente: United Nations. «The Prospects of World Urbanization», reactualizados en 1984-1985. Population Studies. N u m . 101
St/ESA/SER/lOI. Nueva York, 1987.
P R O P O R C I Ó N D E LA POBLACIÓN D E LAS Z O N A S U R B A N A S
Regiones desarrolladas/Regiones en desarrollo, 1970-2025
% de zonas urbanas
100
80
60
40
20
1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025
^ _ Regiones K ^ < 3 Rc 6'ones
^^" desarrolladas k ä S ä e n desarrollo
Fuente: United Nations. «The Prospects of World Urbanization», reactualizados en 1984-1985. Population Studies. N u m . 101.
St/ESA/SER/101. Nueva York. 1987.
Editorial 279
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30
20 -
10 -
Regiones Regiones
desarrolladas en desarrollo
rúenle: United Nations, «lhe Prospects of World Urbanization», reactualizados en 1984-1985. Population Studies. N u m . 101.
Sl/ESA/SKR/lDl. Nueva York. 19X7
Fuente: United Nations. «The Prospects of World Urbanization», reactualizados en 1984-1985. Population Studies. N u m . 101.
St/KSA/SER/101. Nueva York. 1987.
280 Editorial
desempeñado por los reformadores urbanos de nos ofrece sus reflexiones de antropología arqui-
principios de siglo en Inglaterra y en Francia en lo tectónica, y muestra las influencias ejercidas por
que se refiere a la integración de la clase obrera en «efectos microcósmicos», es decir la proyección
las estructuras productivas urbanas, aunque tam- metafórica de la estructura del cuerpo h u m a n o en
bién en la sociedad política. Graciela Schneier nos los conjuntos organizados c o m o por ejemplo las
da a conocer la historia de las ciudades de Améri- ciudades.
ca latina, «la región más urbanizada del Tercer Estos artículos son versiones revisadas de algu-
M u n d o » y «continente de megápolis». Akin L . nas de las comunicaciones presentadas en una
Mabogunje analiza la organización urbana preco- reunión sobre las ciudades, que tuvo lugar en Pa-
lonial y colonial en Nigeria y preconiza soluciones rís el-20 y el 21 de enero de 1989 y que fue organi-
para salir de lo que él llama «la crisis urbana post- zada Conjuntamente por la U N E S C O y el Consejo
colonial». Ovsei I. Chkaratan evoca la crisis social Internacional de Ciencias Sociales, y coordinada
y cultural de las ciudades y de los ciudadanos so- por Richard Sennet. Después de aquella reunión,
viéticos, víctimas del autoritarismo, de la desper- se constituyó en Nueva York un « U N E S C O Advi-
sonalización y de la pasividad, y la necesidad de sory Committee on Urban Studies», cuyo coordi-
desarrollar la participación y la capacidad de au- nador es Richard Sennett. U n o de los cometidos
toorganización en las ciudades. Hidenobu Jinnai de este Comité será contribuir al proyecto sobre
describe la evolución del urbanismo en Tokio, ba- «El futuro de las ciudades», que la U N E S C O se
jo la influencia de la era postindustrial y de las propone iniciar a partir de 1992, con el fin de con-
nuevas aspiraciones de sus habitantes a disponer tribuir a la mejora de los conocimientos y de las
de un marco de vida más agradable. Balkrishna V . políticas sobre los sistemas urbanos, la planifica-
Doshi explica que concibió y construyó los nue- ción urbana y las condiciones de vida en las ciuda-
vos barrios de Jaipur según los principios religio- des, particularmente en el Tercer M u n d o .
sos y culturales que gobiernan la vida social india
desde hace milenios. Finalmente, Mary Douglas A.K.
Las ciudades norteamericanas:
planta ortogonal y ética protestante
Richard Sennett
R I C S 125/Set. 1990
282 Richard Sennen
Hancock Building, Chicago. Para los norteamericanos, la planta ortogonal ha sido el m o d o de neutralizar el entorno.
Cj. Gerstlcr/Raplio.
284 Richard Sennelt
Se haga la planta del lugar repartiéndola por sin carácter. N o es la cuadrícula la «causa» es-
sus plazas, calles y solares a cordel y regla, pecífica de esta falta de carácter, ya que la neu-
comenzando desde la plaza mayor, y des- tralidad persiste aunque se haya abandonado la
de allí sacando las calles a las puertas y pauta de ciudad interminable de líneas regula-
caminos principales, y dejando suficiente res por el diseño de zonas residenciales sinuo-
espacio libre para que aun cuando crezca sas, centros comerciales y grupos de oficinas o
la ciudad pueda extenderse siempre en fábricas. Pero la historia reciente de la cuadrí-
forma simétrica5. cula pone de manifiesto lo que cabría describir
Estas ordenanzas estuvieron tres siglos en c o m o fealdad y que subyace en la falta de carác-
vigor y se aplicarán por primera vez, en 1565, ter; tanto al crear un medio ambiente c o m o al
en San Agustín, Florida, en lo que concierne al desarrollar una vida, la neutralidad es muchas
actual territorio norteamericano. E n 1781, el veces el instrumento de una agresión pasiva.
plan inicial de Los Angeles habría sido familiar U n a ciudad opaca es, al igual que una vida ruti-
a Felipe II c o m o lo habría sido también, por lo naria, una manera de rechazar la idea de que
demás, a Julio César. C o n la llegada de los fe- también y en última instancia hay otras perso-
rrocarriles y la inversión de cuantiosos capita- nas, c o m o también otras necesidades, que n o
les, en las ciudades norteamericanas de influen- dejan de tener importancia.
cia hispánica quedan sin vigor los principios En abril de 1791, Pierre Charles l'Enfant,
enunciados en las Leyes de Indias. El cuadrado que libraba un combate denodado contra el
deja de tener un centro y ya no será el punto de proyecto de T h o m a s Jefferson de aplicar u n a
referencia de la generación de nuevos espacios cuadrícula rígida al diseño de la nueva capital,
urbanos. La cuadrícula desaparece a medida escribía al presidente Washington;
que se repite hasta el infinito, una manzana Los planes regulares... resultan en última ins-
tras otra, c o m o ocurrirá en 1875 con el plano tancia fatigosos e insípidos; en su origen,
de Santa Mónica (nueva fracción de Los Ange- la cuadrícula no ha sido m á s que el pro-
les) y, una generación m á s tarde, al hacerse rea- ducto de una imaginación fría carente de
lidad la «nueva ciudad de Los Angeles». sensibilidad ante la verdadera belleza y la
Estos procesos geográficos inherentes a la auténtica grandeza...6.
cuadrícula tuvieron su culminación en el si- La capital debe reflejar el poder simbólico.
glo X X . incluso cuando el desarrollo urbano Para l'Enfant, la regularidad de la cuadrícula
adopta la forma de millares de casas dispuestas carece de tal reflejo y no es m á s que un espacio
a lo largo de calles construidas c o m o meandros neutro con el sentido de vacío. El siglo siguien-
arbitrarios y que podrían ser tomados por te al de l'Enfant demostraría, empero, que esos
«Sendero de sauces» o «Viejos caminos de pos- medios neutrales eran espacios perfectos para
tas» o cuando se crean parques industriales, poner al orden del día la negación de la diferen-
bloques de oficinas y centros comerciales pega- cia.
dos a las autopistas. En el desarrollo de la m e - Los urbanistas norteamericanos se valieron
galopolis moderna es m á s razonable hablar de del plano cuadriculado para rechazar incluso
«nudos» urbanos que de centros y suburbios. las irregularidades elementales de la geografía.
La vaguedad de la palabra «nudo» indica que En Chicago, c o m o también en otras ciudades,
ya no es posible designar un valor ambiental, la cuadrícula se aplicó a u n suelo irregular; los
mientras que el «centro» está cargado de signi- bloques suprimían el medio natural y se exten-
ficados históricos y visuales, por lo que el «nu- dían implacablemente y con toda indiferencia
do» es algo amorfo. a las colinas, ríos y bosques que encontraban a
Esta pauta norteamericana se concebirá de su paso. Había que nivelar los accidentes natu-
un m o d o u otro en la configuración extrema a rales y drenar las aguas; había que ignorar los
que tienden otras formas de nuevo desarrollo obstáculos que la naturaleza oponía a la cuadrí-
urbano; se crean así asentamientos similares en cula y el curso irregular de los ríos o lagos, ya
Italia, Francia, Israel y en la Unión Soviética que los planificadores de las ciudades de la
del otro lado de los Urales. En todos estos pro- frontera parecían no aceptar la existencia de to-
yectos falta la lógica de los límites y la forma do cuanto no pudiera ser sometido a una geo-
definida dentro de los mismos; los edificios metría tan mecánica c o m o tiránica. A veces la
amorfos se traducen en la creación de lugares imposición implacable de la cuadrícula supo-
Las ciudades norteamericanas: planta ortogonal y ética protestante 285
nía la supresión voluntaria de toda facultad ló- esa época del neoclásico, los planificadores del
gica. En Chicago, la aplicación de la cuadrícula siglo XIX podrían haber edificado c o m o los ro-
ha creado inmensos problemas al cauce del río manos o c o m o , m á s cercano, William Penn tra-
que atraviesa el centro de la ciudad; las líneas zando las plazas y fijando el lugar que debían
de las calles se detienen abruptamente en una ocupar las iglesias, las escuelas y los mercados.
orilla y prosiguen imperturbables por la otra, Se disponía del suelo para ello, pero los planifi-
c o m o si los extremos estuvieran unidos por cadores del siglo XIX no concebían las cosas de
puentes invisibles. E n 1797, un visitante de la ese m o d o . El desarrollo económico y la con-
flamante ciudad de Cincinnati observaba la cienciación ambiental iban inseparablemente
«inconveniencia» de aplicar la cuadrícula a ta- unidos a esa concepción negativa de lo neutral.
les topografías fluviales, y añadía: Los ediles de Nueva York declararon que «las
D e haber trazado una de sus calles principales casas construidas en ángulo recto eran m á s ba-
frente al río y otra en la siguiente cresta del ratas y m á s cómodas para vivir»8. L o que no se
terreno ... la población presentaría una faz expresa aquí es la idea de que las unidades uni-
noble al contemplarla desde el río7. formes del suelo son también m á s fáciles de
Se dio a Cincinnati un nombre antiguo sin vender. Esa relación entre cuadrícula y econo-
ser una ciudad griega; esos planes urbanos im- mía capitalista tendrá en Lewis Munford su
puestos de manera arbitraria a la tierra lo que m á x i m a expresión al decir:
han hecho ha sido establecer una relación inter- ... el capitalismo renaciente del siglo x v n trató
activa y de apoyo en la misma. la parcela individual, la manzana, la calle
A pesar de que Nueva York es una de las y la avenida c o m o unidades abstractas de
ciudades m á s antiguas de la América del Norte, compra y venta, sin el menor respeto por
los que se ocuparon de su planificación en el los usos y costumbres tradicionales, por
apogeo del capitalismo la trataron c o m o si fue- las condiciones topográficas o por las ne-
ra una ciudad de la frontera, un lugar en el que cesidades sociales9.
el medio físico debía contemplarse c o m o ene- En la historia de Nueva York del siglo XIX
migo. En 1811, y de un solo golpe, los planifica- se trataba de algo realmente m á s complejo, da-
dores impusieron la cuadrícula a la isla de do que la cuestión económica de la venta del
Manhattan desde Canal Street, al borde del suelo era m u y distinta según se tratara del N u e -
asentamiento m á s denso, hasta la calle 155 y va York de 1870 o del de 1811. A comienzos de
luego, en 1870, en un segundo impulso, hasta la siglo, la ciudad era un racimo de edificios cons-
extremidad septentrional. En Brooklyn, al Este truidos en un yermo y el suelo que se ponía en
del antiguo puerto, el plan cuadriculado se im- venta era un espacio vacío. A partir de la G u e -
puso de manera m á s gradual. Fuera por miedo rra de Secesión ese suelo se ocupó con suma
o simplemente por codicia, los pobladores de la facilidad. Sacar provecho de la venta del suelo
frontera trataron a los indios c o m o parte del en tales condiciones suponía conocer m u y bien
paisaje y no c o m o a seres humanos. En la fron- los códigos sociales y saber adonde iría a vivir
tera no había nada, era un vacío que habría que la gente, por dónde pasarían los medios de
colmar. Ni en Nueva York ni en Illinois los pla- transporte y dónde se ubicarían las fábricas. El
nificadores podían concebir que existiera vida examen del m a p a que consta de una serie de
fuera de la cuadrícula. Consideraron que las al- manzanas idénticas no permite responder a
deas y villorrios del Manhattan del siglo xix muchos de los interrogantes. La cuadrícula no
tenían que ser sencillamente absorbidos a m e - constituía sino un diseño urbano racional en
dida que la cuadrícula de papel se convertía en sentido abstracto y cartesiano. Así, al igual que
realidad edificable. E n ese proceso, el plan no sucedió con la historia de las inversiones ferro-
sufriría ninguna modificación, aun cuando una viarias e industriales, la historia económica de
disposición m á sflexiblede las calles hubiera la cuadrícula en su período tardío registra tanto
sacado mejor partido de la colina y se hubie- inversiones desastrosas c o m o ganancias colosa-
ra adaptado mejor a los caprichos de la capa les.
hídrica de Manhattan. D e manera inexorable, Los que querían sacar pingües beneficios de
el crecimiento urbano llevado a cabo con arre- un ambiente neutral compartían la misma ima-
glo a la cuadrícula acabaría arrasando todos los gen vacía de la cuadrícula con los que, al igual
asentamientos que encontraba a su paso. E n que l'Enfant, la detestaban10.
286 Richard Sennett
En la cúspide de un rascacielos en Nueva York: la imposición de la cuadrícula que caracteriza el espacio urbano
americano fue una manera de d o m a r el espacio natural que antaño aparecía sin límites, E. iianmann/Magnum
tes de comercio, forasteros y mujeres poco re- 1911 en la que se consideraba que todas las vi-
comendables. D e manera m á s general, los pla- viendas de pisos cumplían una función social
nificadores llegaron a considerar que el inmue- análoga a la de los hoteles; la falta de funda-
ble de pisos era también una cuadrícula mentos en que se basa un hogar se vinculará en
vertical de índole intrínsecamente neutral. El 1929, en una de las primeras obras consagradas
diario de Nueva York The Independent soste- a la arquitectura de las viviendas de pisos a «...
nía en un editorial de 1902 concepciones análo- esos edificios de 6, 9 o 15 plantas en los que
gas a las expresadas en Inglaterra por el movi- cada piso es idéntico a todos los demás, por lo
miento de las ciudades-jardín y que en Francia que no hay nada que sea prácticamente indivi-
y Alemania fueron atributo de los planificado- dual»13. El rascacielos no tiene cabida en el sue-
res socialistas interesados por los ideales c o m u - ño de Ruskin.
nitarios según los cuales los grandes inmuebles El sentido c o m ú n nos dice que el cambio
de pisos destruyen «el sentimiento de vecin- interviene cuando uno percibe que algo anda
dad, la ayuda mutua, las relaciones de parro- mal y toma medidas para corregirlo. Pero una
quia y los intereses comunes que son el funda- versión más realista nos dice que se actúa a m e -
mento del orgullo y del deber cívico». E n dida que se descubre el mal. Se sabe que lo que
Nueva York este criterio quedará codificado en se hace está mal, pero se sigue obrando de tal
la Ley de edificios de viviendas múltiples de m o d o que éste se produzca para ver si lo que se
288 Richard Sennett
piensa o percibe es real. En nuestra época esto que levantan los vagones al salir de un túnel
es lo que hacen los que construyen cuadrículas próximo a los edificios. D e noche en el bar hay
verticales para las familias. Inquietos por la po- un aparato de televisión encendido pero sin so-
sibilidad de que en espacios tan neutros e im- nido y se oyen las sirenas de los vehículos poli-
personales puedan perderse los valores de la fa- ciales. E n verano gira un ventilador. Tal es el
milia, los arquitectos y planificadores de la marco de las conversaciones y llegué a entender
década de 1930 (por ejemplo, Robert Moses) que esas gotas de sonido eran suficientes para
empiezan a edificar en Nueva York los grandes crear la conciencia de una presencia, una indi-
proyectos de viviendas que acabarán materiali- cación mínima de que allí había vida. Las pala-
zando esa posibilidad. Puede ser que los prota- bras m e conmovieron m á s que algún discurso
gonistas del cuento no sean unos malvados y político inflamado, por ser la expresión de un
que el sueño de la vivienda sea una utopía re- deseo de crear un lugar donde importara ha-
formista que tiene su origen en el siglo XIX y blar, aunque no fuera m á s que un espacio so-
que consiste en edificar viviendas saludables y meramente equipado con sillas desparejadas y
numerosas para los trabajadores. Pero el voca- mesas de plástico que la genta llama su bar. Es-
bulario visual del edificio trasunta un conjunto ta construcción se oponía a los lugares funcio-
de valores diferentes que transforma las viejas nales y neutros que se les asignaron, aunque pa-
ideas acerca del espacio ilimitado en nuevas ra ellos no representaran nada.
formas de rechazo. E n materia de control social el espacio neu-
Consideremos, por ejemplo, las viviendas tro aparece c o m o la gran diferencia entre la pla-
destinadas a personas de escasos recursos cons- nificación europea del siglo XIX y las distribu-
truidas en Harlem a lo largo de Park Avenue y ciones m á s modernas manifestadas en sentido
diseñadas con arreglo a los principios de la cua- horizontal en el Estados Unidos del siglo XIX y
drícula amorfa y sin límites. El espacio ha sido ahora en todo el m u n d o en forma de rascacie-
aplanado y quedan pocos árboles. Los peque- los. El barón Haussman se encargó de la remo-
ños espacios de césped están protegidos por delación de París en la época en que era diseña-
cercas metálicas. Esas viviendas presentan una do Central Park. Haussman se encontró con
baja tasa de criminalidad, pero sus habitantes una ciudad milenaria y congestionada, cuyas
se quejan de que constituyen un medio hostil calles tortuosas eran a su juicio pasto de enfer-
para el desarrollo de la vida familiar. La hostili- medades, crímenes y revoluciones. Frente a ta-
dad está incorporada a su propia funcionali- les peligros imaginó los distintos m o d o s tradi-
dad. Los edificios niegan la idea de que ese lu- cionales de represión. La apertura de avenidas
gar tenga algún valor. En ese sentido cabe decir rectas en el corazón de un París congestionado
que son urbanizaciones construidas por espa- permitiría respirar mejor a la gente y desplazar
cios pasivo-agresivos. más rápidamente a la policía y a la tropa. Sin
Es extraño percibir c ó m o se expresa este re- embargo, las grandes avenidas de la era hauss-
chazo en los bares situados en las cercanías de maniana debían estar bordeadas por edificios
esas viviendas de Harlem. (En el conjunto de de viviendas y comercios elegantes, de m o d o
torres no hay ningún lugar para beber en públi- que los burgueses ocuparan los barrios que an-
co.) Es extraño porque el lenguaje sociable es tes habían ocupado los obreros; esperaba que la
extremadamente fragmentado. Al principio vida económica de los trabajadores se centraría
pensé que esa fragmentación respondía a m i en la prestación de servicios a los burgueses que
presencia, pero pronto comprendí que en esos dominaban el barrio. Se trataba de una suerte
bares la gente deja m u y pronto de prestar aten- de colonización de clase en el interior de la ciu-
ción a un blanco calvo y distraído que acaba dad. Al m i s m o tiempo que abría la ciudad al
siendo vagamente familiar. Se trata de bares fa- transporte de masas y a una circulación rápida,
miliares en los que el servicio y los porteros se esperaba que las clases trabajadoras adquiri-
reúnen a beber cerveza (los lugares m á s anima- rían una mayor dependencia local. Esta para-
dos están destinados a los que viven a la som- doja puede ser reveladora de la contradicción
bra del hampa). Estos bares de Park Avenue que acucia siempre a la burguesía: el deseo de
carecen de mostrador y consisten tan sólo en progreso y de orden. Haussman mezcló los ve-
una sala con mesas. E n ellos es c o m o si el tiem- cindarios y diversificó su población en nombre
po se hubiera detenido. El día flota en el polvo del restablecimiento de los vínculos locales, co-
Las ciudades norteamericanas: plan la ortogonal y ética protesta/île 289
m o si los profesionales y los hombres de nego- Las primeras vistas de Manhattan le hicieron
cios respetables pudieran convertirse en una ver los prados bucólicos que invadían la isla en
nueva clase de terratenientes. Se propuso crear 1831, ya que entonces su parte septentrional la
un París de clientes constantes y exigentes, de constituían unos pocos villorrios dispersos en
porteros espías y de un millar de oficios humil- tierras labrantías. E n el centro de ese paisaje
des. natural experimentó la gran emoción de con-
El urbanismo norteamericano en su período templar una metrópolis que se le apareció co-
de florecimiento recorrió un camino distinto m o una erupción súbita. Sintió el entusiasmo
consistente en reprimir la definición manifies- del europeo que al llegar a América se imagina
ta del espacio significativo en el que tendrían asentado en ese paisaje intacto en contacto con
lugar la dominación y la dependencia. Prescin- una población que tiene de sencilla y placente-
dió de la forma haussmaniana de la vivienda de ra tanto c o m o los europeos tienen de rancios y
pisos con su patio de artesanos, creando en complejos. Pasado ese rapto de entusiasmo ju-
cambio, un desarrollo horizontal y vertical que venil, Nueva York empezará a inquietarle, tal
es la forma más moderna y abstracta de la ex- c o m o escribió m á s tarde a su madre. Nadie pa-
tensión. Al crear sus ciudades de cuadrícula, los recía tomar en serio el lugar en que se vivía ni
norteamericanos procedieron del m i s m o m o d o se preocupaba por los edificios que constituían
que en su relación con los indios, es decir, que el marco de su ajetreo cotidiano; para sus habi-
borraron la presencia de lo que les era ajeno en tantes, la ciudad no era m á s que un complicado
vez de colonizarlo. El control no se estableció dispositivo de oficinas, almacenes y cantinas
mediante la jerarquización del lugar, sino m e - por el que transcurrían sus actividades.
diante la afirmación de su neutralidad. A lo largo de su viaje, Tocqueville no dejará
de asombrarse por el carácter blando e insulso
Negación de la diferencia de las poblaciones americanas. Las viviendas
parecían decorados m á s que edificios destina-
Evitar y negar son dos formas afines de supri- dos a durar: el centro no ostentaba ninguna
mir las diferencias. La primera reconoce la permanencia. Esa escena física tenía conse-
existencia de la complejidad, aunque procura cuencias políticas. E n ausencia de cualquier li-
huir de la misma. L a segunda lo que hace es mitación física, la gente sentía que podía obrar
sencillamente abolir su existencia. En las ciu- a su antojo, y eso fue al menos lo que expresó
dades norteamericanas las viviendas son luga- Tocqueville en el primer tomo de La democra-
res de retiro: las cuadrículas, lugares de recha- cia escrito al calor de sus impresiones de viaje y
zo. Los mejores observadores extranjeros del publicado en 1834.
Estados Unidos del siglo XIX comprendieron En este primer volumen el joven escritor re-
esa conjunción de alejamiento y rechazo. flexiona sobre el carácter blando e insulso de
Tocqueville formaba parte de una familia América, ya que sigue siendo en gran medida
que, junto con otros aristócratas, se negaban a prisionero de su propio pasado. Las masas
participar en el nuevo régimen y practicaba americanas disfrutan de la igualdad y son a sus
una emigración interna. Alexis de Tocqueville ojos idénticas a esas turbas de la gran revolu-
decidió hacer su famoso viaje a América para ción que causaron la misma impresión a sus
eludir las dificultades inherentes al hecho de nobles padres. La masa, la mayoría, es un órga-
haber prestado lealtad al régimen. Desde sus no activo que aplasta las voces discordantes y
primeros días en Nueva York vio con toda cla- que no toleraba expresiones contrarias a su vo-
ridad lo que iba a explicar. luntad, imponiéndose a la minoría:
En esa época el extranjero llegaba por lo ge- N o conozco ningún país en el que, de manera
neral a Nueva York desde el sur. Al acercarse al general, se haga gala de una independencia
puerto podía contemplar un bosque de mástiles de espíritu y se goce de menos libertad au-
y una multitud que se afanaba en las oficinas, téntica de discusión que en los Estados
casas, escuelas, iglesias. Esta escena evocaba Unidos... En América la mayoría erige ba-
otras imágenes de prosperidad mercantil con rreras inexpugnables en torno al pensa-
las que se había familiarizado en Amberes o miento. Dentro de los límites asignados, el
Londres. Tocqueville llegó a Nueva York desde escritor es libre, pero ¡hay de él si osa tras-
el norte, cruzando el estrecho de Long Island. cenderlos! ... Terminará cediendo bajo el
290 Richard Sennett
peso del esfuerzo cotidiano y quedará si- urbano era la que imponía la gente, ya que esto
lencioso, c o m o avergonzado de haber di- era lo que se ansiaba para sí m i s m o . El famoso
cho la verdad14. individuo norteamericano, lejos de ser un
La ciudad contribuye a suscitar la pasión de aventurero, era con frecuencia un hombre o
las masas, tal c o m o observaba Tocqueville en una mujer cuyo círculo real no trascendía el de
América: su familia y sus amigos. Fuera de ese círculo el
La clase baja que vive en estas grandes ciuda- individuo carecía de grandes intereses y ener-
des constituye una chusma aún m á s peli- gía. El norteamericano era un ser pasivo y el
grosa que en Europa ... Comprende tam- espacio monótono era lo que una sociedad pa-
bién una multitud de europeos que el siva quiere para sí misma.
infortunio y la mala conducta han arroja- Tocqueville encaja en nuestro estudio de tal
do a las playas del nuevo m u n d o , hombres manera que llega a concebir el rechazo y el ais-
que sólo traen a Estados Unidos nuestros lamiento c o m o algo complementario. U n a so-
mayores vicios ... 15 ciedad pasiva tomará las medidas oportunas
Y , c o m o sola respuesta a las turbas, las fuer- para neutralizar, es decir, atenuar las aspere-
zas del orden construyen con madera. La blan- zas. El que mitiga la discordia por medio de la
dura del medio urbano norteamericano no era tolerancia y la comprensión (caso de N o r m a n
un gran obstáculo al imperio de las turbas. N a - Mailer con \os graffiti) adopta de forma moder-
da había en el exterior, ni piedras históricas ni na la posición descrita por Tocqueville. E n el
formas rituales, que pudiera contener o disci- espacio, el centro comercial, la repetición hasta
plinar las turbas. el infinito de rascacielos de vidrio y acero, la
El segundo tomo de La democracia en Amé- cinta de cemento de la autopista, la repetición
rica fue escrito cuando Tocqueville había vivi- de almacenes idénticos en los que se venden las
do ya algunos años bajo el nuevo régimen en mismas mercancías en una ciudad tras otra, el
Francia. Se publicó en 1840 y en él se brinda reino del buen gusto discreto y moderado o los
una visión diferente que corresponde perfecta- perfeccionamientos técnicos a los que en N u e -
mente a nuestro tema. El autor estaba de regre- va York se les da el nombre de «eurotrash»,
so en su propia sociedad, y esta, durante el rei- todo ello son signos modernos que correspon-
nado de Luis Felipe, había adoptado c o m o den a la visión de Tocqueville. U n medio a m -
divisa: «¡Enriqueceos!». C o m p r o b ó que toda biente blando vuelve a dar seguridad a la gente
una generación se apartaba de ese m u n d o cíni- para que crea que «afuera» no ocurre nada per-
co y arribista. Fue testigo de la emigración in- turbador ni exigente. La neutralidad sirve para
terna de sus amigos de infancia; se trataba de legitimar el alejamiento.
una generación deprimida, desilusionada, más Tocqueville fue el primero en interrogarse
replegada en sí que sarcástica. Esa depresión sobre la sociedad de masas y en ese sentido pre-
hizo que se planteara de nuevo su propio pasa- cursor de Ortega y Gasset, Huxley y Orwell.
do. C o n d e n ó la neutralidad por considerarla un
Tamizó sus recuerdos de América a través signo invisible de cansado conformismo m á s
del prisma presente. América apareció a sus que de la voluntad de la masa:
ojos c o m o precursora del nuevo peligro que L o que reprocho a la igualdad no es que lleve a
amenazaba a la sociedad europea; la sociedad los hombres por la senda de los placeres
con que se encuentra a su regreso a Europa pa- prohibidos, sino que los absorba por c o m -
decía males más actuales que los causados por pleto en esa búsqueda de placeres permiti-
las turbas sólo contenida por edificios de made- dos. C o n ello podría llegar a establecerse
ra. E n sus notas de viaje Tocqueville había con- en el m u n d o una especie de materialismo
signado que todos los lugares de América eran honesto que no corrompería a las almas,
parecidos; la economía local, el clima y hasta la sino que las debilitaría y acabaría por ani-
topografía parecían influir m u y poco en el as- quilar silenciosamente todos sus resor-
pecto de la ciudad. Al principio se había expli- tes16.
cado esta homogeneidad urbana c o m o el resul- Ahora bien, al contemplar el cansancio de
tado de u n a explotación comercial su propia generación, cada vez m á s pasiva y
desenfrenada. Ahora optaba por una visión cuyo rostro se volvía cada vez m á s blando, lle-
m á s trágica. La fisionomía neutral del medio gó a una nueva conclusión. En realidad, la psi-
Las ciudades norteamericanas: plañía ortogonal}' Ética protestante 291
cología propia del aristócrata hace que esté m u - drez: una cuadrícula de desafío. Pero en este
cho m á s cerca del individualista norteamerica- centro de poder, con todos estos hombres que
no de lo que podrían creer los europeos. Tanto llevan trajes caros y discretos, que se hunden en
el aristócrata c o m o el norteamericano viven sus asientos de cuero, la atmósfera parece estar
aislados y sufren de ese alejamiento. Ajuicio de más cargada de miedo que de afán mercantil.
Tocqueville, cuando una persona consigue Estos hombres temen mostrar su juego. La pa-
neutralizar lo exterior y se repliega en sí misma labra control, que carece de sentido en el bar de
experimenta una pérdida de su propio control. Harlem, es aquí sinónimo de angustia. H a y que
La guerra, las catástrofes económicas, la vio- estar m u y atentos a que las cosas no se desinte-
lencia delictiva, son siempre experiencias en gren.
las que se acaba perdiendo el control. La neu- Para el habitante c o m ú n de Nueva York, la
tralidad tiene un carácter diferente, más insi- realidad de estos temores debe de seguir siendo
dioso. En términos físicos es una falta de estí- un misterio; lo único que tiene que saber es que
mulo y, en términos de conducta, una ausencia los negocios se realizan en un ambiente neutral
de experiencia exigente. Cuando falta el estí- de estilo inglés o con muebles modernos y cuya
mulo o la exigencia la persona empieza a sentir- blandura no distrae a los jugadores de sus an-
se desorientada y acaba por experimentar una gustias.
disgregación interior. En la debilidad no cabe Esta escena del bar Pierre no parece ajustar-
hablar de coherencia. se a la visión de Tocqueville. Nuestro autor
En Nueva York hay bares por todas partes, imaginó una sociedad de masas constituida por
bares en los que se acostumbra beber mucho y personas iguales y que padecen las mismas vici-
bares en que la bebida no es m á s que un c o m - situdes que son el producto de esa igualdad. La
plemento, c o m o el bar del Museo de Arte M o - igualdad (en el sentido de neutralización del
derno. H a y bares en las discotecas, los bancos y ambiente) les hace perder los carriles. A juicio
los burdeles, y también bares improvisados en de Tocqueville. esa falta de contención se m a -
los barrios de viviendas. Los grandes bares es- nifiesta en la «inquietud por la muerte» de los
tán en los hoteles: el Oak Bar del Plaza o el bar norteamericanos, su incapacidad para tomarse
del Algonquin, bien decorados, con amplios la vida en serio y disfrutarla en el instante pre-
asientos confortables. Se asemejan a los clubes, ciso. Estaban (y están) pensando siempre en
pero no tienen su atmósfera silenciosa. En un moverse, en trasladarse a otros lugares que pue-
gran bar hay que gritar para hacerse oír, pero de que sean idénticos. E n la moderna Nueva
Nueva York carece de ese tipo de bares. Todos York los males culturales consistentes en neu-
tienen un carácter decididamente neutral, so- tralizarlo todo o equipararlo son los de una so-
bre todo en los centros del poder, c o m o sucede ciedad que, no obstante, padece profundas des-
con el bar del Hotel Pierre, en la Quinta Aveni- igualdades materiales. Al igual que San Agus-
da, justo donde comienza Central Park. El con- tín, Tocqueville nos enseñó a considerar seria-
traste físico entre este bar y el situado en Har- mente la apariencia de las cosas. N o existe co-
lem es tan notable que no parecen tener nada herencia en la blandura y lo m i s m o puede de-
en c o m ú n . El carácter del bar del Hotel Pierre cirse del ansia por ganar dinero y del
es discreto, con sus amplias mesas, susfloresy sufrimiento por la pobreza, aunque el fenóme-
su luz tamizada; las personas lo frecuentan pa- no de la neutralidad no pueda ser el m i s m o pa-
ra hacer negocios sin que parezca que los ha- ra los ricos y los pobres.
cen, lo que es visible a través de detalles c o m o Este enigma se podría formular en forma de
éste: cuando la gente se reconoce, no se acerca a interrogante: ¿ C ó m o se produce el rechazo cul-
la mesa del otro, sino que, a lo s u m o , hace un tural de la diferencia en una sociedad en la que
pequeño gesto de reconocimiento. En el Pierre son tan tajantes las diferencias sociales y eco-
las bebidas sólo sirven para cubrir las aparien- nómicas? El avezado hombre de negocios que
cias. Las personas pueden pasarse horas ente- hace una transacción en el Pierre no acepta que
ras sin tocar su vaso y los camareros tienen la la consiguiente pérdida de miles de empleos
costumbre de no molestarlas. forme parte de su realidad. Podemos entender
La atmósfera es tensa, dado que cada uno que su ambiente discreto fortalece en él el de-
presta suma atención a los demás. El bar del seo de proceder c o m o si la única realidad con-
Pierre tiene la neutralidad del tablero de aje- sistiera en trazar números sobre un papel. Al
292 Richard Sennett
que separa este m u n d o del otro. La gente po- ba. Las observaciones de Tocqueville acerca
dría acumular ganancias en este m u n d o y éstas del temor de los norteamericanos, junto con su
incidirán en su vida en el otro. Así, por otra indiferencia al medio, es el resultado, a juicio
parte, la salvación o la condenación serán tanto de Weber, de esa mezcla religiosa tan fuerte-
más aleatorias cuanto más dependieran de los mente teñida de negación. Salvar y salvarse;
altibajos de la calle. negar el presente para hacerse acreedor del fu-
El título mismo del libro de Weber demos- turo; competir despiadadamente con los demás
traba la relación que establecía entre la nueva para probar el propio valor; rechazar lo concre-
valoración espiritual de la competencia y los to en aras de lo interior; vivir en un estado de
orígenes del capitalismo moderno y acabó por incesante devenir. E n este punto W e b e r se
expresar esta relación de manera imaginable: la aproxima mucho m á s a Freud que a Marx, ya
competencia para adquirir bienes, inmemorial que su manera de entender la mecánica de la
y universal en todas las sociedades, era ahora, competencia capitalista le sirve para demostrar
además, la demostración de la virtud. Sin e m - la tesis de Freud según la cual el ser h u m a n o es
bargo, ese carácter sólo se imprimirá en la m e - víctima de sus propias inhibiciones.
dida en que sólo siguiera siendo una demostra- Poco antes de escribir La ética protestante y
ción y no se plasmara en deseo irrefrenado de el capitalismo, Weber había viajado a Estados
bienes de este m u n d o . El hedonista es voraz y a Unidos en una época en que los Vanderbilt
la vez carece de disciplina, por lo que puede no ofrecían fastuosos banquetes para 70 comensa-
verse coronado por el éxito. La negación apare- les. Esos capitalistas amantes del lujo le pare-
ce así en la propia sociedad de competición al cieron una anomalía. Los hombres de poder lle-
m i s m o tiempo que la desigualdad. Los que garían con el tiempo a protegerse y a no osten-
sean capaces de ocultarse a sus propios ojos tar su riqueza. A nivel de la cultura tratarían de
tendrán muchas m á s probabilidades de triun- convertirse «en uno de tantos», procurar no so-
far. bresalir. Seguirían, no obstante, siendo enemi-
La sutileza del análisis de Weber consiste en gos unos de otros. En un rasgo de genio, Weber
comprender que la negación es una experiencia comprendió que los capitalistas seguirían com-
de doble filo. La posibilidad de gratificarse in- pitiendo mucho después de haber alcanzado la
mediatamente se logra al precio de rechazar el completa seguridad económica. El hombre que
valor real de la cosa. La persona que gana dine- podía tratar a los demás c o m o piezas de un ta-
ro no lo gasta, la retención (esos actos a los que blero era un hombre que luchaba con sus pro-
damos ahora el nombre de gratificación diferi- pios demonios. Su perfil fue visible en el movi-
da) neutraliza de manera radical el vínculo miento protestante cuando la conciencia del es-
emotivo al neutralizar el valor de lo deseado. tado interno se convirtió en centro de la fe. E n
Es c o m o si esa persona dijera: «lo que obtuve un nuevo avatar de esa inspiración genial, W e -
no valía el tiempo que perdí en conseguirlo». ber llegó a comprender de qué manera una per-
La posibilidad de competir es tanto mayor sona puede tratar de resolver una duda relativa
cuanto que se rechaza la realidad del bien por el a su valor interno mediante un ejercicio de po-
que se compite. der en el que gane pero no disfrute con ello.
Los protestantes de los primeros tiempos se Esta negación de sí es prueba de que goza de un
lanzaron a la gratificación diferida en beneficio carácter sólido, más fuerte que el de otros y lo
de Dios. Dios hacía de la competencia una vir- suficientemente enérgico c o m o para resistir a
tud y de la negación de la realidad una realidad. la tentación del deseo. Weber se pregunta qué
Por desgracia. Dios es incognoscible y el peca- intenta probar la persona que compite para
do del ser h u m a n o es infinito. ¿En qué dosis probarse algo. Para poner de manifiesto en un
había que combinar el éxito y la negación del ejemplo extremo el malestar que subyace en la
m i s m o para demostrar que se es una buena per- competencia, examina la relación de la con-
sona digna de salvación? Al no ser posible res- ciencia moral protestante con el m u n d o en el
ponder a esta pregunta, la persona se verá im- caso de los calvinistas y los protestantes purita-
pulsada a seguir adelante, a competir cada vez nos que hallaron refugio en la América del si-
más y a tener cada vez más éxitos, a diferir cada glo xvii. Al igual que Tocqueville considera
vez m á s la gratificación con la esperanza de que que la forma de vida de ese núcleo h u m a n o en
el futuro le daría esa respuesta que nunca llega- América se anticipó a la que adoptarían los eu-
294 Richard Sennen
NEW YORK
N E W JERSEY
ropeos. A sus ojos los puritanos eran unos neu- lugares de cooperación m á s que de competi-
róticos heroicos, unos seres corroídos por la du- ción. E n el Pacto Eclesiástico de la aldea de Sa-
da que luchaban denodadamente para probar- lem de 1689 se dice:
se que tenían valor. H e m o s decidido con toda rectitud considerar
En cierto m o d o , los puritanos no se presta- cuál es nuestro deber y convertirlo en
ban a su argumentación. Los lugares en que vi- nuestra pena, reconocerlo c o m o nuestra
vían habrían sido inmediatamente reconocidos vergüenza y definir en qué medida no lo
por sus contemporáneos c o m o típicas aldeas hemos cumplido y pedimos por ello per-
europeas con su núcleo de casas en torno de un dón al evocar la Sangre del Pacto Perma-
prado y, m á s allá, las tierras labrantías hasta los nente.
límites del distrito. Afinalesdel siglo x v n el Y , con el fin de respetar este Pacto y cuan-
diseño de esa aldea tradicional comienza a m o - tas disposiciones inviolables establece pa-
dificarse por motivos que seguirán vigentes ra siempre, habida cuenta de que nada po-
200 años. Después de establecerse el núcleo de demos nosotros mismos,
la aldea, «en la división de la tierra, los recién Imploramos humildemente la ayuda y la
llegados abandonaban el conservadurismo que gracia de nuestro mediador 20 .
había presidido el diseño de sus calles. Para En este Pacto se acepta de manera explícita
distribuir la inmensidad virgen no eran aplica- la consubstancialidad del malestar interno y de
bles los métodos europeos de parcelamiento»'1'. la cooperación mutua. La «neutralidad», la
En el siglo x v m esas aldeas de malla prieta se «indiferencia para con los demás», no dejan de
deshilacharon a medida que los habitantes se ser expresiones vanas en estas poblaciones; las
fueron a vivir a las tierras que trabajaban. diminutas aldeas de Nueva Inglaterra no pare-
Mientras duraron, estas aldeas prietas eran cían al principio que iban a ser el ambiente pro-
296 Richard Sennett
picio para el rechazo social de la ética protes- los primeros norteamericanos que sintieron la
tante. doble necesidad de alejarse de todo y de contro-
Sin embargo, sus habitantes llegaron a vivir lar su vida, dualidad que implicaba huir de los
el drama de la negación a través de la neutrali- demás en nombre del autodominio.
dad,'y vivirían y padecerían en grado heroico a Las iglesias construidas en el centro de los
causa del m i s m o . El puritano se imaginaba que poblados tradicionales de Europa señalaban
debía alejarse del m u n d o en que había nacido a claramente donde había que buscar a Dios. El
causa del malestar de la guerra que se libraba centro define un espacio de reconocimiento.
en su interior. Su salvación o su condenación Dios es legible: está en el interior, en el santua-
estaban predestinadas por Dios, y Dios con un rio y en el alma. E n el exterior sólo hay riesgos,
toque de su divino Instrumento, había decreta- desórdenes y crueldades. El interior puritano
do la imposibilidad de que el puritano supiera no era legible, era el sustento de un combate,
si sería salvado o condenado. Estaba obligado, una conciencia en conflicto consigo m i s m o ; la
en palabras del puritano norteamericano Cot- terrible lucha por encontrarse se agravaría
ton Mather, «a predicar las riquezas de Cristo cuando los otros, es decir, el exterior, otras con-
que no es posible buscar», pero era demasiado fusiones, hicieran su aparición. El español lle-
h u m a n o , era un hombre que quería conocer su gaba al N u e v o M u n d o c o m o un a m o ; la conver-
destino y buscaba las pruebas21. N o tenía el po- sión y la conquista eran una sola cosa; llegaba
der de controlar las tentaciones ni los pecados su condición de católico. El puritano venía a un
cotidianos del m u n d o ; carecía incluso del ali- refugio; la conversión era un deber y la con-
vio católico de la absolución de sus pecados. quista una necesidad de supervivencia, aunque
N o le era posible tener un conocimiento defini- ni una ni otra eran el verdadero motivo de su
tivo, y tampoco obtener la absolución. Su Dios viaje. El lugar al que llegaba tenía que ser con-
se asemejaba a una fortuna sádica. La concien- templado c o m o una tela blanca en la que podía
cia moral y el dolor se convertían así en sus desplegarse esa doble compulsión; recomenzar
compañeros inseparables. en un sitio nuevo y lograr así un mayor domi-
Puede que la expresión m á s gráfica de este nio de sí.
conflicto interno sean los versos que George C o n frecuencia, quienes se habían embarca-
Goodwin escribió a principios del siglo xvii: do en esta experiencia purificadora encontra-
Canto m i propio ser; mis guerras civiles ban que el lenguaje no bastaba para conjurar
internas; sus conflictos internos, y el fracaso fatal llegaría
Mis victorias y derrotas cotidianas; a convertirse en Salem con el silencio, el verda-
El duelo constante, la lucha incesante, dero castigo de las brujas. D e manera m á s gene-
La guerra interminable que durará tanto ral, en la cultura norteamericana, al fracaso de
c o m o mi propia vida22. las palabras para revelar el alma se s u m ó la
Para escapar a ese sufrimiento el puritano conciencia exacerbada de sí mismos en un pai-
fue tentado por la inmensidad virgen, por ese saje inmenso y que les era extraño. A falta de
vacío que no le impondrá exigencias seducto- un lenguaje adecuado para expresar la expe-
ras y con la visión por remota que fuera de lle- riencia interior, cada uno se replegaría en sí an-
gar a controlar su vida. El padre de Cotton te la imposibilidad de manifestar su vida, con-
Mather, Increase Mather, perteneciente a la denado en el mejor de los casos a no dar sino
primera generación de puritanos inmigrantes, una nueva impresión. El espacio interior del
escribió en la página inicial de su diario: catolicismo medieval tenía un carácter físico,
Espero la llamada de tierras desconocidas don- era un espacio que todos podían compartir. El
de viviré hasta el término de mi vida y de espacio interior de los puritanos era el espacio
mis lágrimas23. del Individualismo m á s radical y m á s impalpa-
Los primeros norteamericanos eran seres ble. El ojo del puritano sólo podía ver en su in-
torturados. Cuando se habla de los «primeros terior.
colonizadores» o de los «aventureros ingleses» Por consiguiente, para el puritano, el vacío
no se llega a expresar ninguno de los motivos tenía un significado espiritual. Incluso en el
que empujaban a la gente a emprender un viaje primer nudo de casas aldeanas se sentirá siem-
peligroso y a instalarse en parajes desolados o pre solo con su conflicto. Observadores poste-
infestados de mosquitos. Los puritanos fueron riores se asombraron de que se lanzaran en for-
Las ciudades norteamericanas: planta ortogonal y ética protestante 297
m a incontenible a la conquista del Oeste quie- se trata en la calle a quienes carecen de techo o
nes podían haber llevado una vida más rica y están sujetos a trastornos mentales. Se les trata
feliz explotando lo que ya poseían. Se trataba con resentimiento, ya que se presentan c o m o
de una de las manifestaciones de la ética pro- verdaderos necesitados y siguen mostrándose a
testante, esa incapacidad para admitir que lo la vista de todos. Y es una lucha contra esa hos-
que existe resulta suficiente. Quien se ve movi- tilidad la competencia de identidades que se ha
do por esa disposición interna cree que esa lu- establecido para dejar la propia marca en los
cha le permitirá encontrarse, que la propia as- vagones del subterráneo y los muros de la ciu-
pereza del combate le otorgará un valor inte- dad. Lo que se pide es el reconocimiento. A la
rior. Compite en aras del dolor y, en última pregunta «¿Ser reconocidos por quién?», el pu-
instancia, compite consigo mismo. ritano podía dar una respuesta. Aunque nos fal-
E n un primer m o m e n t o la fe marcó con su te su fe en Dios y no tengamos ninguna respues-
sello inconfundible esa lucha interior. El bien ta a m a n o , seguimos sintiendo, c o m o él, la ne-
combatía al mal. M á s tarde, a medida que sus cesidad de dudar. Sigue presente la antigua
protagonistas iban deshaciendo el nudo euro- sombra que oscurece la presencia de los de-
peo y adquirían más autonomía, los términos más.
de esa lucha interior perdieron nitidez. U n tex- E n la historia de Estados Unidos el recurso
to clásico de la conquista del Oeste, la novela implacable a la cuadrícula contribuyó a crear
The little house on the prairie, cuenta c ó m o laesa sombra. La cuadrícula parecía resolver la
familia se m u d a cada vez que descubre otro te- amenaza del valor del medio mediante u n acto
cho en su horizonte. Nadie puede explicar las de represión geométrica. «Allí fuera» no había
razones de esa vida errante, pero el hecho es nada que debiera ser tenido en cuenta al aplicar
que se sienten amenazados y tienen que alejar- la cuadrícula. Es sabido que los problemas de la
se cada vez más. Es un movimiento análogo el ciudad consisten en su impersonalidad, su es-
que da origen a los suburbios. Cada vez que cala alienante, su frialdad. A m i juicio, esta
puedas, aléjate de los demás. La densidad es un descripción es más profunda de lo que parece a
mal. Sólo el vacío, en la neutralidad, cuando simple vista. La impersonalidad, la frialdad y el
faltan el estímulo o la «interferencia» de los de- vacío son términos esenciales del vocabulario
más, puede el alma dominarse. Se tiene así la protestante sobre el medio ambiente. Estas pa-
dualidad del alejamiento y de la lucha por el labras marcan una cierta dirección de la mira-
autodominio. da; la separación, la exclusión, la frialdad son
Cabe pensar que se trata de una historia pu- otras tantas razones para buscar los valores in-
ramente norteamericana y hasta que la anécdo- ternos en el interior. La ética protestante nos
ta se circunscribe a una pequeña secta del siglo habla del avatar desdichado de esta orientación
xvii. Pero así c o m o nos encontramos a veces de la percepción. Es una historia de escasez de
con una iluminación en la vida de personas dis- valores. Es una historia en la que son los pro-
tantes que nunca se propusieron influir en no- pios seres humanos los que crean unas condi-
sotros, la «lucha civil interna» librada en tie- ciones y circunstancias que inmediatamente
rras norteamericanas tiene un significado para después contemplarán c o m o vacías y frías. Esa
el presente. Tocqueville se equivocó en cierto es la consecuencia perversa de la negación. El
m o d o al contemplar el carácter individualista. que asume una actitud neutral para con el exte-
En efecto, lo tomó c o m o una simple indiferen- rior acaba por sentirse vacío. Esta perversión se
cia con respecto a los otros, lo que constituye aplica tanto a la creación del espacio c o m o a la
un error generoso, si cabe decir, habida cuenta creación del capital. Ahora bien, al haberse in-
de otras realidades m á s actuales. Lo cierto es corporado a la trama de la vida cotidiana y se-
que, el código para establecer el autodominio cular, esta conciencia protestante del espacio
desarrollado por primera vez en Estados Uni- deja de ser una neurosis heroica.
dos, manifiesta una profunda hostilidad hacia V e m o s así que la relación entre espacio cua-
las necesidades de los demás y un resentimien- driculado y ética protestante es un ejemplo de
to por su mera presencia. Los demás interfie- otra relación más general entre espacio y cultu-
ren; para lograr el control, nada de «lo de afue- ra. Weber no pensó que la religión determinara
ra» debe importar. Esta hostilidad puede verse la economía, sino que existía una interacción
ahora en muchas ciudades en la manera en que entre ambas. Del m i s m o m o d o , también los va-
298 Richard Sennen
lores culturales se entrelazan con el orden espa- sí mismos. En Estados Unidos, la aplicación de
cial. Estos lazos han ejercido una gran influen- la cuadrícula constituye el primer signo de una
cia en la visión moderna c o m o también en la forma moderna de represión m u y característi-
formulación de Weber, las técnicas religiosas ca que consiste en negar el valor de los demás y
de autorregulación siguen vigentes m u c h o des- la peculiaridad de cada lugar mediante la cons-
pués de que desaparece la fe religiosa. En la pla- trucción de la neutralidad.
nificación del espacio visual, la neutralidad
crea un campo de competencia en el que los Traducido del inglés
participantes operan un repliegue moral sobre
Notas
1. Joseph Rykwert, The Idea of a Frontier (Cambridge, Mass: 14. Alexis de Tocqueville. Dela
Town: The Anthropology of Urban Harvard. 1959), págs. 24-25. démocratie en Amérique (ed. a
Form in Rome, Italy and the cargo de J.P. Mayer), Gallimard.
Ancient World. (Cambridge. Mass: 8. «Commissioner's Remarks», 1961 ; t o m o I. pág. 266.
M . I . T . Press. 1988), pág. 192. op. cit. pág. 25.
15. Notadel autor, al pie de las
2. Rykwert, op. cit.. pág. 90. 9. Lewis M u m f o r d , The City in págs. 290-291 de la edición citada.
History (Nueva Y o r k : Harcourt.
3. Rykwert, op. cit.. págs. 90-91. Brace. Jovanovich, 1961), 16. Tocqueville, op. cit.. t. II, págs.
138-139.
pág. 421.
4. William Bridges. Map of the
City of New York and Island of 17. Geoffrey Chaucer. The
10. El lector interesado en conocer
Manhattan (Nueva York: 1811), Canterbury Tales (Los Cuentos de
concretamente la línea irracional
«Commissioner's Remarks», Canterbury), traducción de R . M .
que siguió «la lógica del
pág. 30. Lumiaiisky (Nueva Yoik, Pocke!
capitalismo» puede consultar con
Books, 1971), pág. 357 del original
provecho lo que dice Peter
5. «Ordenanzas reales sobre y pág. 10 de la traducción.
Marcuse, «The Grid as City Plan:
descubrimientos nuevos y
N e w York City and laissez-faire
poblaciones». 18. M a x W e b e r , Die
planning in the nineteenth
century». Planning Perspectives. 2 protestantische Ethik un der Geist
6. Pierre Charles l'Enfant. «Note (1987), págs. 287-310. des Kapitalismus. (Existe en
relative to the ground lying on the español. La ética protestante y el
eastern branch of the river espíritu del capitalismo. Edicions
Potomac...» Pese a n o estar 11. Frederick L a w Olmsted. 62, Barcelona.)
fechada debe de haber sido escrita «Description of a Plan for the
entre el 4 de abril, cuando el Improvement of the Central Park, 19. Anthony N . B . Garvan,
Presidente Washington transmitió 'Greensward', 1858» en Frederick
Architecture und Town Planning in
a l'Enfant las ideas de Jefferson, y L a w Olmsted, Jr. y Theodora
Colonial Connecticut ( N e w H a v e n :
el 10 de abril de 1791, fecha en que Kimball, Frederick Law Olmsted
Yale, 1951), pág. 52.
Jefferson aceptó el control de (Nueva York, 1928), págs.
l'Enfant en materia de 214-232.
20. Reproducido en Charles B .
planificación sobre la nueva Rice, Proceedings at the
capital de la nación. Texto 12. John W . McCoubrey. Celebration of the Two Hundredth
reproducido en E . L . Kite L'Enfant American Tradition in Pai ting Anniversary of the First Parish at
and Washington. 1791-1792, (Nueva York: Braziller, 1963). Salem Village (Boston. 1874).
Baltimore: John Hopkins Press, pág. 29.
1929. págs. 47-48. 21. Citado en Kenneth Silverman,
13. Citado por John Hancock, The Life and Times of Cotton
7. Francis Baily. Journal of a Tour «The Apartment House in Urban Mather (Nueva York: Columbia
in Unsettled Parts of North America» en la obra recopilada por University Press, 1985), pág. 24.
America in 1796 and 1797 Anthony D . King, Building and
(Londres, 1856). pág. 226, citado Society (Londres: Routledge and 22. George G o o d w i n ,
en Richard W a d e . The Urban KeganPaul. 1980), pág. 181. «Auto-Machia» versión
Las ciudades norteamericanas: planta ortogonal y ética protestante 299
modernizada, adaptada del 23. Increase Mather. A Sermon Antiquarian Society, L X X I (1961),
original quefiguraen Sacvan Concerning Obedience, en «The pág. 352.
Bercovitch. The Puritan Origins of Autobiography of Increase
the American 5 W / ' ( N e w Haven: Mather», a cargo de Michael G .
Yale, 1975), pág! 19. Hall, Proceedings ol the American
Servicios financieros y comerciales
de la ciudad de Nueva York:
vínculos internacionales
y repercusiones en la ciudad
Saskia Sassen
Tras una década en que el empleo ha ido dismi- cera parte de los empleos en el caso de Nueva
nuyendo drásticamente en la industria m a n u - York? En el presente artículo se abordarán es-
facturera, servicios y administración pública, tas cuestiones y se analizarán las condiciones
la ciudad de Nueva York experimenta a partir en las que se han producido la expansión de los
de los últimos años setenta un rápido creci- serviciosfinancierosy comerciales, los c o m p o -
miento de los serviciosfinancierosy comercia- nentes de tal crecimiento, su duración y la con-
les. La explicación puede residir en el hecho de siguiente distribución de beneficios y costes pa-
que la ciudad ha entrado en la era postindus- ra los diferentes sectores de la economía ciuda-
trial, lo que constituiría un caso interesante de dana y su fuerza laboral. Para situar los datos
renovación económica en contraste con la de- en perspectiva, se compara a la ciudad de N u e -
cadencia aterradora de la va York con su área metro-
región industrial del medio politana y con otras gran-
Saskia Sassen es profesora y miembro
oeste. Así. pues, ¿represen- de la Urban Planning Division, Gra- des ciudades tales c o m o
tan las formas de creci- duate School of Architecture. Planning Los Angeles y Chicago.
miento hoy visibles en la and Preservation. Columbia Univer- El fondo cultural de este
sity. N e w York, E E . U U . Es también
ciudad de Nueva York un miembro de varios grupos de investiga- artículo se encuentra en el
modelo de renovación eco- ción internacionales y de varios proyec- gran n ú m e r o de análisis
n ó m i c a que podría ser tos de la O N U . Sus publicaciones m á s que existen sobre el área
recientes son The Mobility of Labor and
adoptado por otras áreas Capital (1988) y The Global Ciiv. New metropolitana de N u e v a
urbanas, una especie de al- York, London. Tokyo ( 1990). York basados tanto en teo-
ternativa postindustrial ca- rías sobre el tipo de creci-
paz de revitalizar la indus- miento propio de las gran-
tria? O bien, ¿es este tipo des ciudades, c o m o en los
de crecimiento una carac- procesos cíclicos de disper-
terística tan sólo de la gran sión de los componentes de
ciudad que es Nueva York? dicho crecimiento. En toda
¿Es eficaz y deseable este tipo de crecimiento? esta documentación relativa a ese fenómeno se
¿Qué repercusiones puede tener en la estructu- pone de manifiesto la función de semillero de
ra económica y social de la ciudad? Sabemos las grandes ciudades en un contexto de ciclos
que las grandes áreas de la industria manufac- periódicos de superpoblación, congestión y
turera del medio oeste produjeron una gran aparición de aglomeraciones antieconómicas
cantidad de empleos bien remunerados duran- y de soluciones parciales basadas en la disper-
te su período de crecimiento con su correspon- sión espacial. Los beneficios y los costes socia-
diente efecto multiplicador sobre la economía les de estos ciclos de dispersión y concentra-
en general. ¿Qué significa para una economía ción están distribuidos de forma desigual entre
urbana tener c o m o sector económico de mayor los distintos sectores de la población, la fuerza
crecimiento a los serviciosfinancierosy comer- laboral y la economía. A d e m á s , variarán según
ciales, un sector que representa cerca de la ter- los diferentes regímenes económicos que carac-
o 10 20 30 40 bo
i i i i u
km
ción de los petrodólares en el sistema financie- En pocas palabras, en los años sesenta y se-
ro internacional. Los grandes bancos comercia- tenta la tendencia era impulsar a los centros re-
les se han convertido en las instituciones domi- gionales y a susfiliales,bajo la dirección de los
nantes en los mercados financieros grandes bancos transnacionales, mientras que a
internacionales. La crisis de la deuda de 1982 comienzos de los años ochenta surge un nuevo
produjo cambios fundamentales en la industria modelo consistente en volver a concentrar la
financiera y, sobre todo, la disminución de los gestión industrial y la producción de innova-
préstamos bancários y un rápido aumento del ciones financieras en un número circunscrito
mercado de valores. La amplia producción de de plazas importantes. La reorganización de la
innovaciones financieras posibilitó la expan- industria financiera se produce c o m o conse-
sión masiva de la industria mediante nuevos cuencia de haberse agotado toda posibilidad de
instrumentos negociables y no negociables de crecimiento, y ese fenómeno va unido a la re-
crédito y capital, lo que se reflejó en las cifras conversión de los petrodólares mediante prés-
de la capitalización mundial que pasaron de los tamos que se conceden sobre todo a los países
892 mil millones de dólares en 1974 a 5,2 billo- del Tercer M u n d o .
nes en 1986 (en dólares de valor constante). El desarreglo y la internacionalización del
Además del aumento del volumen total se sistemafinancierode los principales países de-
ha producido una transformación importante sarrollados se ha producido pese a las diferen-
de los componentes de las finanzas. En los años cias existentes entre esos sistemas en lo concer-
setenta el componente m á s generalizado del niente al marco reglamentario, la historia y la
mercado financiero era el préstamo, mientras economía en que se mueven. Es inevitable que
que hacia 1984 pasaron a serlo los valores y persistan muchas de esas diferencias. Además,
otros instrumentos negociables. Los préstamos los principales centrosfinancierosdel m u n d o
bancários pasaron de los 124 mil millones de pueden adoptar formas específicas de incorpo-
dólares de 1981 a los 19 mil millones de 1985, ración al sistema financiero mundial. Por
cifra ésta la más baja desde 1972. E n 1986, la ejemplo, Japón es hoy el mayor exportador de
cuantía de dinero reunida por los bancos de in- capitales de todo el m u n d o y Tokio su centro
versión y otros valores aumentó en el 33 % en financiero m á s importante, mientras que Esta-
relación con 1985, siendo m á s de cinco veces dos Unidos es el principal receptor de capitales
superior al volumen de los préstamos bancá- extranjeros y la ciudad de Nueva York su cen-
rios. Por último, se empezó a atribuir una im- tro financiero m á s importante. Londres es la
portancia menor a los centros regionales, re- plaza más importante del euromercado y cuen-
concentrándose la actividad en las grandes ta con la red bancaria internacional más vasta
ciudades. Así, de los 5,2 billones de dólares de del m u n d o .
capitalización mundial de 1986, el 80 % corres- Esta evolución económica, junto con los
pondió a Nueva York. Londres y Tokio. La re- avances que se han producido en las telecomu-
percusión del crecimiento del mercado finan- nicaciones en el último decenio, ha llevado a
ciero en dichas ciudades viene dado por el los gobiernos de los países más industrializados
análisis del mercado de valores en cada uno de a reexaminar el marco reglamentario del sector
dichos países. Según los datos de Morgan Stan- financiero. A comienzos de los años ochenta
ley, en 1985 ese mercado creció en Estados esos países abolieron diversas clases de restric-
Unidos en el 27,2 %, mientras que en Japón el ciones, lo que tuvo c o m o consecuencia una m a -
13,4 % y en Gran Bretaña en el 17,6 %. T o d o yor competitividad y diversificación del siste-
ello m e ha llevado a formular la hipótesis (véa- m a financiero. Calificar este proceso de
se Sassen, 1989) según la cual la pérdida de par- desarreglo es, en términos estrictos, incorrecto,
ticipación en el mercado sufrida por los bancos ya que persiste un marco regulador y se han
comerciales y la importancia creciente de las aplicado nuevas normas. Estos cambios for-
institucionesfinancierasno bancarias sumadas m a n parte de la tendencia mundial que está
al mercado de valores (es decir, la transforma- transformando las funciones básicas de las ins-
ción de varios tipos de deudas en instrumentos tituciones financieras. El rápido crecimiento
negociables) y a las innovaciones financieras de la banca internacional en el último decenio
tienen que empujar a los centrosfinancierosa ha resaltado el hecho de que hoy por hoy el sis-
concentrar todavía más esas actividades. tema financiero mundial interactua con el sis-
306 Saskia Sassen
Fuente: Bureau of the Census, County Business Patterns 19S4, Nueva York (CBP-84-34)
Servicios financieros y comercia/es de la ciudad de Nueva York: vínculos internacionales y repercusiones en... 309
1980
Fuentes: Harris (1988). calculado según Hoover y Vernon, Anatomy of a Metropolis, 1962. pág. 248; U . S . Bureau of
the Census, Place of Work, Nueva York. 1984.
área metropolitana de Nueva York en 5,6 mil puestos. En pocas palabras, estos últimos años,
millones. Según dicho estudio, en 1982, las ar- tanto F I R E c o m o los servicios comerciales han
tes generaron directamente más de 35.000 e m - contribuido de manera m u c h o m á s importante
pleos, hasta alcanzar incluso la cifra de 117.000 a la creación de puestos de trabajo en la ciudad
si se incluyen los producidos indirectamente. de Nueva York que en todo el país.
Los ingresos han ascendido a 2 mil millones.
Así, pues, las artes constituyen una industria
más importante que la publicidad, la hostele- 3. Componentes del crecimiento
ría, el asesoramiento administrativo y los servi- de los servicios financieros
cios de computación y procesamiento de datos.
Los mayores beneficiarios por orden de impor- y comerciales de la ciudad
tancia han sido la industria inmobiliaria, los de Nueva York
servicios comerciales y profesionales y el co-
mercio al por mayor y al detalle. Para nuestro U n gran número de empresas de servicios alta-
propósito hemos calculado que la industria de mente especializados y de instituciones finan-
las artes, con sus 5,6 mil millones, consta de cieras no bancarias son hoy día el núcleo de ese
cinco segmentos principales, a saber: 1) 1.580 sector. La rápida expansión que han experi-
instituciones sin fines lucrativos y que han mentado desdefinalesde los años setenta radi-
aportado a la región un total de 1,3 mil millo- ca en algunos de los procesos analizados en las
nes; 2) el turismo, con una aportación de 1,3 primeras secciones. La reorganización de la in-
mil millones: 3) las actividades locales del cine dustria durante los últimos años ha producido
y la televisión, incluida la publicidad, el vídeo y cambios fundamentales caracterizados por una
la televisión por cable, con 2 mil millones; menor reglamentación, una mayor diversifica-
4) las galerías de arte y las salas de subastas con ción, mayor competición, crecimiento acelera-
360 millones, sin contar el valor de las obras do, además de la pérdida de cierta participa-
compradas o vendidas; y 5) los teatros de ción en los mercados experimentada por los
Broadway y de sus alrededores, con 480 millo- grandes bancos comerciales. Durante el perío-
nes, además de las compañías itinerantes con do anterior, los bancos dominaron un mercado
sede en Broadway, con otros 170 millones. La cuyas características eran el alto nivel normati-
mayor parte del total (2,1 mil millones) de los vo, la poca inflación y la tasa de crecimiento
gastos de la industria corresponde al personal m u y moderado, aunque predecible. El alto ín-
(45 % ) , mientras que la segunda categoría es la dice de inflación de los años setenta, la mayor
de los gastos por servicios comerciales (inclui- utilización del euromercado por parte de las so-
dos los profesionales) con el 20 %, y la tercera, ciedades de préstamos y la crisis del endeuda-
los impuestos por nómina y los beneficios. miento del Tercer M u n d o son los factores que
El modelo es bien distinto si se procede a han modificado esa situación.
comparar la contribución de los diferentes ser- Al principio de los años ochenta se concen-
vicios al crecimiento del empleo entre la ciu- traban en Nueva York no sólo las empresas na-
dad de Nueva York y Estados Unidos. Del au- cionales de servicios, finanzas e industria con
mento total de 300.000 puestos de trabajo en la transacciones internacionales, sino que era tam-
ciudad de Nueva York durante la fase de creci- bién cada vez mayor la concentración de empre-
miento, comprendida entre 1979 y 1985, alre- sas extranjeras. Al ser el principal centro comer-
dedor del 38 % corresponde a F I R E y el 18 % a cial de Estados Unidos y la mayor plaza comer-
los servicios comerciales, lo que nos da un por- cial del m u n d o , la ciudad se presentaba c o m o el
centaje total del 56 %. Para el conjunto del país emplazamiento clave de las empresas extranje-
las cifras correspondientes son del 13 % para ras en busca de poder acceder al mercado. El
F I R E y el 21,6 % para los servicios comercia- fuerte aumento de las inversiones extranjeras
les, es decir, un total de 34,6 % de los 6,9 millo- directas en Estados Unidos iniciado en 1981
nes de puestos de trabajo entre 1979 y 1985. acentuó la magnitud de dichas transacciones in-
Entre 1985 y 1987 estas cifras son, en lo que se ternacionales con unas características m u y dis-
refiere a la ciudad de Nueva York, del 40,4 % tintas a las anteriores, operación que se vio faci-
para F I R E y del 22 % para los servicios comer- litada por los vastos servicios de telecomunica-
ciales, es decir, el 62,4 % del total de 146.700 ciones y la infraestructura de los transportes.
Servicios financieros y comercia/es de la ciudad de Nueva York: vínculos internacionales y repercusiones en... 311
El transporte de un cuadro de Juan Gris ( 1887-1927) en Nueva York, donde el sector de las artes es m á s importante
que la publicidad, la industria hotelera o los servicios de informática, E. Arnoid/Magnum.
312 Saskia Sassen
Clasificación tipo
por rama de Sector Nueva York Chicago
actividad
asiáticos e hispanos nacidos fuera del país re- cinco residentes comprendidos entre los 20 y
presentan el mayor número de trabajadores3. los 44 años, es decir, la edad m á s productiva, lo
Los trabajadores pertenecientes a minorías constituía un inmigrante llegado después de
étnicas siguen estando poco representados en 1964. La repercusión que ello tiene en la fuerza
los cargos de alto nivel. E n 1986, el 16 % de los laboral puede verse en el hecho de que en 1980
hispanos y el 21 % de todos los negros y otras uno de cada cuatro niños menores de 10 años
razas ocupaban puestos auxiliares -adminis- residía en viviendas para inmigrantes.
trativos, profesionales o técnicos- mientras La indicación de la situación relativa a la
que el porcentaje de blancos ascendía al 36 %. fuerza de trabajo desfavorecida puede verse en
Las cifras correspondientes a los blancos están los datos sobre educación. Según el censo de
infravaloradas, ya que no incluyen a los traba- 1980, el 4 2 % de los negros y el 6 0 % de los
jadores que van diariamente a trabajar a la ciu- hispanos de más de 25 años de edad no tenían
dad. En Nueva York, tan sólo el 30 % de los ningún diploma escolar. D e los 50.000 jóvenes
trabajadores se desplaza diariamente de la peri- de 16 a 19 años de edad que abandonaron la
feria al centro, cifra m u y inferior a la de otras escuela, cerca del 80 % pertenecía a alguna mi-
grandes ciudades; el 99 % son blancos, y m u - noría étnica. Los datos de que se dispone nos
chos ocupan cargos de alto nivel. Los hispanos dicen que las personas que no terminan el ba-
siguen estando excesivamente representados chillerato suelen acabar desempleadas u ocu-
en la industria manufacturera. En 1986, el pando cargos mal remunerados.
23 % de hispanos, en contraste con el 12 % de Las cifras correspondientes a la población
no hispanos, trabajaba en la industria m a n u - de la ciudad de Nueva York nos enseñan de la
facturera, y de ellos, el 14 % eran operarios de manera m á s clara los datos correspondientes a
máquinas, ensambladores y supervisores semi- la profesión y los ingresos, según los cuales el
cualificados o sin ninguna cualificación. En ci- crecimiento acentuado de los sectores de servi-
fras absolutas, no cabe duda de que la gran m a - cios financieros y comerciales de la ciudad no
yoría de trabajadores hispanos no trabaja en la se han plasmado en unas mejores condiciones
industria manufacturera. socioeconómicas de grandes segmentos de la
1 as cifras correspondientes a inmigrantes y población. Los ingresos personales per capita
trabajadores pertenecientes a minorías étnicas aumentaron en la ciudad de Nueva York cinco
son importantes, ya que constituyen una gran veces m á s que en el resto del país, aunque la
parte de la población, y su número no hará sino repartición de esos ingresos sea m u y desigual.
aumentar. Hacia 1990 casi todas las proyeccio- Desde 1977, los ingresos reales se incrementa-
nes estadísticas cifran la población pertene- ron en el 50 % en lo concerniente a las clases
ciente a alguna minoría étnica en el 60 % apro- más altas y, dentro de éstas, el aumento m á s
ximadamente. E n lo tocante a grupos de edad importante sólo afecta al 25 % de las mismas,
considerados jóvenes, la cifra es mucho m á s mientras descendía en lo tocante a otros gru-
elevada y asciende al 80 % para los menores de pos. Entre 1980 y 1984, el porcentaje de la po-
4 años, al 73 % para las personas de 5 a 19 años breza crecía al ritmo del 20 % (Tobier, 1985).
y al 66 % para las personas de 20 a 24 años. En En 1985, el 24 % de la población de la ciudad
1984, m á s de las tres cuartas partes de los alum- de Nueva York era pobre, es decir, que los in-
nos de la escuela pública pertenecían a alguna gresos de 1,8 millones de personas eran inferio-
minoría étnica. U n o de los pocos grupos de res a los parámetros federales de 1986, situán-
edades de la población blanca residente cuyo dose en los 11.203 dólares para una familia de
número es esta vez mayor corresponde a la cuatro personas. Según datos fragmentarios, el
comprendida entre los 30 y los 40 años; este número de los pobres disminuiría estos últimos
grupo constituye, además, uno de los más re- años. Sin embargo, el índice de participación
presentativos de los nuevos trabajadores con de la fuerza laboral en la ciudad de Nueva York
altos ingresos. seguía siendo del 52,4 %, es decir, 10 % por de-
Según el censo de 1980. casi el 25 % de la bajo del índice nacional.
población urbana había nacido en el extranje- Los pobres son en su mayoría hispanos y
ro. Si se hubiera incluido a los indocumenta- negros. E n 1985, el 32 % de los negros y el 44 %
dos, esta cifra sería m u c h o mayor. Tal vez sea de los hispanos vivía por debajo del umbral de
aún m á s importante señalar que uno de cada pobreza. Además, se concentraban en hogares
Servicios financieros y comerciales de la ciudad de Nueva York: vínculos internacionales y repercusiones en... 319
cuyo cabeza de familia era una mujer. En 1982, va York supera a todas ellas. Los datos relati-
afectaba al 25 % de los hogares de la ciudad de vos a los distintos subsectores y a las caracterís-
Nueva York, comparado con el 15% a nivel ticas de las empresas muestran que las diferen-
nacional. E n 1982, cerca del 42 % de los niños cias fundamentales entre la ciudad de Nueva
hispanos y negros de la ciudad de Nueva York York por un lado y las de Los Angeles y Chica-
vivía sólo con la madre, lo que es un signo m á s go por otro son: a) un mayor número de empre-
de lo que representa la pobreza. U n dato re- sas con un mercado internacional y, b) un m a -
ciente nos dice que la mayoría de los pobres yor número de empresas extranjeras. E n pocas
está compuesta por niños, situación ésta que palabras, las grandes ciudades representan un
hace pensar en las ciudades del Tercer M u n d o . emplazamiento clave para los servicios finan-
En resumen, el crecimiento razonable de los cieros y comerciales, c o m o puede verse por los
principales sectores económicos de la ciudad índices de concentración de tales actividades.
de Nueva York pueden producir alguno de los Pero la ciudad de Nueva York es cuantitativa y
siguientes efectos en la economía de la ciudad: cualitativamente diferente a las otras por la
ageste crecimiento puede ser neutral con res- mayor concentración de esos sectores y su ca-
pecto al empleo y los salarios de otros sectores rácter m á s internacional.
de la economía; h) puede producir un creci- D e todo ello podemos deducir que en las
miento en otros sectores bajo los niveles exis- grandes ciudades, sobre todo en Nueva York,
tentes de salarios y empleo, o aumentarlos; c) las condiciones son propicias para fomentar
producir un crecimiento en otros sectores pero esas formas concretas de crecimiento y, lo que
en condiciones que representen un deterioro de es todavía m á s importante, para la innovación
los niveles de empleo y salarios, y, d) reducir, en dichos sectores. Todo ello genera beneficios
impedir o dificultar el crecimiento en otros sec- y requiere tanto un alto nivel de concentración
tores. Lo evidente de Nueva York es que, c o m o c o m o unos recursos propios de las grandes ciu-
mínimo, el crecimiento de los sectores princi- dades y su integración en el mercado interna-
pales ha dejado intacto un gran número de tra- cional.
bajadores poco favorecidos y, en el peor de los La segunda serie de cuestiones se refiere a la
casos, ha hecho que su número aumente. Se persistencia de las aglomeraciones en una épo-
puede afirmar que la existencia de un amplio y ca en la que el gran desarrollo de las telecomu-
próspero sectorfinancieroy de servicios no ha nicaciones y de la informática podría en princi-
contribuido a reducir la proporción de trabaja- pio facilitar y promover la dispersión espacial.
dores poco favorecidos. A mi juicio, la gran aglomeración en Nueva
York es en gran parte resultado de la formación
de una red global de lugares de producción y de
Conclusiones mercados financieros, facilitado por los avan-
ces en las telecomunicaciones y la informática.
Los serviciosfinancierosy comerciales son par- Precisamente es esta descentralización espacial
te considerable de la fuerza laboral de la ciudad posible gracias a los avances tecnológicos la
de Nueva York. También han sido los sectores que ha creado nuevas formas de centralización
de mayor crecimiento tras la crisisfinalde la administrativa tanto al más alto nivel ejecutivo
ciudad en los años 1975-76, hecho que plantea c o m o de control, diseño y prestación de servi-
varios interrogantes. cios. Y tanto el ritmo acelerado de avances téc-
El primero se refiere a si ese crecimiento nicos c o m o el crecimiento económico han esta-
produce una diferenciación entre la base eco- do favorecidos por la producción de innovacio-
nómica de la ciudad de Nueva York y la del nes.
conjunto del país y otras grandes ciudades. La El tercer conjunto de cuestiones se refiere a
localización de los FIRE y de los servicios co- la integración de este núcleo de gran crecimien-
merciales indican que hay una mayor concen- to económico con: a) el resto de la economía de
tración de dichas empresas en la ciudad de la ciudad y, b) el resto de la región. Los datos
Nueva York que en el resto del país. En segun- que se exponen en este artículo nos muestran
do lugar, si bien la concentración también es una integración limitada dentro del área m e -
mayor en las grandes ciudades c o m o Chicago o tropolitana. H a y una gran concentración de fir-
Los Angeles que en el resto del país, la de N u e - mas con mercados internacionales en Nueva
320 Saskia Sassen
Notas
1. Las principales fuentes de especializadas sobre estos temas. investigaciones sobre las ciudades
información son: a) la de Nueva York y Londres (Sassen,
documentación y publicaciones 2. Las principales fuentes de 1988; 1990).
especializadas sobre la industria información en que se documentan
financiera y la estos tres aspectos, analíticamente 3. La proporción de negros
internacíonalización de la distintos, proceden de las fuentes nacidos en Nueva York ha bajado
producción, publicadas por el gubernamentales antes ligeramente, pasando de 462.700 a
Fondo Monetario Internacional, mencionadas, los informes 440.200, mientras aumentaba la de
el Banco Mundial, el Ministerio publicados por empresas negros nacidos en el extranjero,
de Comercio de Estados Unidos especializadas tales c o m o Salomon pasando de 55.500 a 170.300. La
y el Banco Federal de Estados Brothers, Data Resources. Morgan proporción de asiáticos en Nueva
Unidos; b) las publicaciones Stanley Capital, las obras York nacidos en Estados Unidos
especializadas que tratan distintos especializadas, y, en particular, las pasó de 8.000 a 10.500, y la de
aspectos de la industria de Thierry Noyelle, de asiáticos nacidos en el extranjero,
financiera, c o m o Earomoney, Conservation of H u m a n Resources de 30.800 a 108.700. Por último,
Bank of England Quarterly (Columbia University). Mathew la proporción de hispanos en
Bulletin. The Banker, las Drennan de N e w York University, Nueva York nacidos en Estados
publicaciones de instituciones John Mollenkopf de City Unidos ha pasado de 242.000 a
c o m o Nomura Research Institute y University of N e w York, Regina 232.600, y la de hispanos nacidos
Morgan Guarantee Trust: c) un Armstrong de Regional Plan en el extranjero, de 132.700 a
gran número de obras Association y también mis propias 205.500.
Bibliografía
Janet L. Abu-Lughod
Desde el año pasado resido en Nueva York, nos intervalos y estudiado durante unos 25
después de haber vivido 20 años en un subur- años, y El Cairo, cuyo carácter desconcertante
bio de Chicago. Desde mi primera visita a El traté de comprender a lo largo de un período de
Cairo en 1957 nunca m e había sentido tan des- tiempo semejante2. Parecía entonces que, m e lo
concertada y estimulada por una ciudad. Por propusiera o no, m i «mirada incontaminada»
consiguiente, pecaría de presuntuosa si m e de- de Nueva York había pasado inevitablemente
finiera a mí misma c o m o una «especialista» de por elfiltrode mis vivencias de El Cairo y Chi-
Nueva York. Ahora bien, es posible que pueda cago.
compensar mi falta de conocimientos con una Lo mejor será, pues, intentar explicar estas
«mirada incontaminada», ya que todos sabe- comparaciones, y esto es lo que voy a procurar
m o s que damos muchas co- hacer en este artículo. Lle-
sas por sentadas cuando co- Janet L . Abu-Lughod enseña sociología gada a N u e v a York en
nocemos un lugar. Tal vez e historia en la Graduate Faculty, N e w 1986 para ser entrevistada
resulte útil señalar lo que School for Social Research, de Nueva con el fin de obtener una
York, donde también dirige un centro de
no saben ver aquéllos cuyo investigaciones urbanas que se ocupa es- plaza en la N e w School,
conocimiento es m á s pro- pecialmente de la parte baja de Manhat- sentí una profunda sensa-
fundo. tan. Abu-Lughod es urbanista y ha pu- ción de déjà vu al caminar
blicado muchos libros, monografías y
Hay otra razón que m e artículos sobre las ciudades norteameri- por la calle 14, con ese ba-
impulsa a hacerlo. Nuestra canas. Entre sus obras dedicadas a las zar que tanto recuerda
visión de los lugares depen- ciudades de fuera del m u n d o occidental cualquier otro bazar de una
pueden citarse sus libros sobre El Cairo y
de de lo que W . I . Thomas' Rabat y antología urbanística del Tercer ciudad del Tercer M u n d o ,
llamó «masa de percepcio- M u n d o . Sus libros m á s recientes son: y traté de explicarme el ori-
nes», es decir, esa constela- Before European Hegemony: The World gen de esa sensación mía
System A.D. ¡250-1350(Oxford Univer-
ción organizada de infor- sity Press) y Changing Cities (Harper & que m e llevaba a relacionar
maciones ya asimiladas en R o w , de próxima aparición). El Cairo con m i vida en
las que introducimos las Nueva York y no con mis
nuevas informaciones y que serán el punto de vivencias de Chicago. Voy, pues, a hacer de
partida que nos llevará a valorarlas. Todos los manera que mis comparaciones sean m á s explí-
3
eruditos han acumulado accidentalmente unas citas .
«masas de percepciones» de m u y diversa índo- En términos generales podríamos pensar
le, lo que significa que cada uno de nosotros que Chicago y Nueva York, dos ciudades de la
damos un sentido algo distinto incluso a cada misma cultura y del mismo nivel de tecnología
una de nuestras nuevas experiencias «objeti- y desarrollo, tendrían muchas m á s cosas en co-
vas». m ú n que lo que pudiera ser el caso entre una y
La masa de percepciones urbanas de que otra y una ciudad del Tercer M u n d o que se ha
dispongo para captar las características de desarrollado a lo largo de más de mil años en el
Nueva York es m u y intensa y esto lo debo a dos marco de una tradición cultural y religiosa to-
lugares. Chicago, en donde he vivido con algu- talmente distinta. Por otra parte, cabría pensar
R I C S 125/Set. 1990
324 Janet L. Abu-Lughoii
pras, y también con la mendicidad y hasta industriales en las que no hay segregación de
con el sueño, por circunscribirme a cosas que clases desde el punto de vista de la residencia y
no dejan de ser agradables. Se trata de activi- en que han tenido lugar tantas actividades en
dades que no sólo despiertan el interés de los los espacios públicos, el domicilio o «direc-
espectadores sino que también son objeto de ción» no era nunca un indicador social impor-
su rechazo y no queda m á s remedio que ad- tante8. E n estas circunstancias, el «domicilio»
mitir en definitiva que tanto N u e v a York co- era menos importante que la «vestimenta»*, es
m o El Cairo son ciudades m u c h o m á s sucias decir, la exhibición del consumo 9 . E n cambio,
que Chicago. en las ciudades industriales con una fuerte se-
Sería, no obstante, erróneo hablar única- gregación de clases es menos necesario distin-
mente de la «microcultura» si se quieren ex- guirse por la forma de vestir, ya que el solo lu-
plicar las diferencias. Es obvio que los meca- gar en que se vive es por sí solo revelador de la
n i s m o s q u e gravitan son las leyes q u e clase social a que se pertenece.
prohiben, inhiben, regulan o propician el Sigue sorprendiéndome que en Nueva York
uso de la calle. Por consiguiente, la existen- y El Cairo la vestimenta sea utilizada c o m o un
cia de vendedores ambulantes de alimentos emblema mucho m á s que en Chicago. Tal vez
son un estímulo y una invitación a que se co- porque en esas ciudades la gente es m á s atracti-
m a en la calle. Los reglamentos de Chicago va. D e todas maneras, Simmel 10 no ha dado
impiden manifiestamente toda venta en las una solución adecuada al problema que él mis-
calles; en Nueva York, la legislación intenta m o planteó. N o sólo hay que valorar la diversi-
sin éxito regular esas ventas5, mientras que dad sino también la autenticidad de lo que es
los esfuerzos periódicos que se hacen en El distinto. En El Cairo la adopción reciente de la
Cairo para autorizarlas y controlarlas nunca vestimenta islámica por muchas mujeres tiene
reciben el apoyo de nadie. un significado claro. El aspecto moderno de
D e la misma manera que la calle es el lugar Nueva York puede ser sólo una m o d a y no una
donde se realizan toda clase de actividades en declaración de principios. N o es el signo de
Nueva York y El Cairo, y no en Chicago, tam- ninguna individualidad sino de la pertenencia
bién los barrios son m á s reducidos en Nueva a un grupo dado.
York y El Cairo, pese a que sea difícil trazar sus Los barrios heterogéneos exigen también
límites. En cierta medida ello se debe a la utili- que se preste más atención a la seguridad. E n
zación hetereogénea del suelo en estas dos ciu- Chicago, la distancia que separa las razas y las
dades. Debido a la densidad y diversidad del clases evita la existencia de los porteros, excep-
suelo -la duplicación y proliferación de los pe- to en ciertas zonas fronterizas peligrosas. Pero
queños negocios que ofrecen al público servi- en Nueva York y El Cairo esos mecanismos no
cios m u y diferentes-, el hecho de mudarse de bastan. E n estas dos ciudades, el espacio está
un sitio a otro sólo separado por unas diez dividido en pequeñas unidades de defensa1 ' : en
manzanas, equivale a redefinir lo que es el «ba- los barrios antiguos de El Cairo, el harah o ca-
rrio»6. La vasta extensión de Chicago hace que llejón sin salida constituye una de esas unida-
los desplazamientos sean mucho mayores, tal des12; en los barrios de las clases m á s altas, el
vez porque es una ciudad de automóviles, lo acceso a los departamentos está protegido por
que. aunque parezca paradójico nunca podrá un portero (el bou 'ab, que significa literalmente
decirse de Nueva York y El Cairo, puede que el «fabricante» de la puerta), mientras que se
por lo intenso de su tráfico. suelen contratar guardianes para la protección
Los «barrios» de Nueva York y El Cairo, al de las mansiones privadas. A pesar de que en
no poderse definir de manera concreta ni com- Nueva York no existan los harah, la mayoría de
pletamente «exclusivos», no servirán nunca de sus vastos edificios de departamentos están
parámetros para la identificación social7. Así se construidos para limitar el acceso a los mismos
explica sin duda ese desfile pintoresco de per- y el portero no sólo es un símbolo de prestigio
sonas que a todos nos impresiona en lo concer- sino que cumple la función claramente defensi-
niente a Nueva York y El Cairo. En cambio, ese va del guardián.
despliegue suntuoso apenas tiene vigencia en
Chicago. * Juego de palabras, en inglés, entre address (dirección)
Según la teoría de Sjoberg, en las ciudades y dress (vestimenta). (N. del T.)
Nueva York y El Cairo vistos desde la calle 327
ambos casos, el mercado de la vivienda consti- cuarto de millón, aunque es difícil comprobar
tuye a la vez algo estricto y distorsionado. este dato. Es corriente que permanezcan a la
Creo que nadie puede decir cuántas unida- espera de futuros arrendatarios, y ello se debe a
des de vivienda hay en El Cairo, entre los que. una vez arrendados, el propietario no pue-
2 millones con que cuenta, sometidas al control de recuperarlos para habitarlos. Es tan endémi-
de los alquileres. Sin embargo, son tan numero- ca la ezcasez de viviendas que los padres tienen
sas las nuevas construcciones no sometidas a que comprarlas para alojar a sus hijos y mante-
control alguno (en los dos sentidos del término) nerlas vacías durante años hasta que éstos se
que es m u y posible que el control se limite a la casan. Los departamentos nuevos son casi ex-
cuarta parte de las viviendas. N o obstante ello. clusivamente de tipo cooperativo, sobre todo
El Cairo ha promulgado reglamentaciones m u y los construidos por el gobierno.
severas para proteger a los inquilinos, impi- La situación de Nueva York no deja de ser
diendo así a los propietarios aumentar los al- distinta, pese a lo cual no es menos grave la
quileres (cuando están bajo control) o que pue- escasez de viviendas. En un artículo publicado
dan desahuciar a los inquilinos una vez que por el New York Tiines]y se decía que 1,9 millo-
ocupan su vivienda. Por ello, y pese a la enor- nes de unidades de viviendas de alquiler de la
m e escasez de viviendas, han dejado de cons- ciudad, m á s de la mitad (1.090.734) estaban
truirse nuevas viviendas de alquiler, aunque la sometidas al control de los alquileres (155.361)
ciudad, tal c o m o ocurre con Nueva York, cuen- o a la congelación de los alquileres (935.373).
te con un porcentaje m u y alto de unidades de Prácticamente no se construyen nuevas vivien-
alquiler. H e oído decir que el número de depar- das de alquiler; las que existen siguen convir-
tamentos «reservados» de la ciudad se eleva al tiéndose en cooperativas, y los nuevos edifi-
,\'iií'\'u York y El Cairo vislos desde la calle 329
cios, en su gran mayoría, comienzan a desarro- ción, c o m o sucede en Nueva York, puesto que
llarse c o m o cooperativas o condominios. D a - no existe ningún mecanismo para desalojar al
dos los elevados impuestos que gravan la pro- subarrendatario en el caso de que el arrendata-
piedad, no resulta fácil «reservar» en N u e v a rio decida volver a ocupar el piso.
York unidades vacías para su uso futuro, aun- E n estas dos ciudades, el mercado de la vi-
que haya «bancos» de apartamentos que m a n - vienda está rigurosamente dividido entre los
tienen un número indeterminado de viviendas que tienen derechos prioritarios y los que aca-
al margen del mercado, cuando menos tempo- ban de entrar en el m i s m o , ya sea c o m o efecto
ralmente. de la inmigración o por constituir una nueva
¿Cuáles son las repercusiones de estas insu- formación familiar. E n ambas ciudades esta si-
ficiencias en el mercado? Es interesante c o m - tuación hace que grandes sectores de la pobla-
probar que son similares en El Cairo y N u e v a ción se mantengan aislados del mercado de la
York. E n a m b o s casos se fomenta la inmovili- vivienda. E n El Cairo los matrimonios se apla-
dad residencial. Las viviendas de alquiler no zan hasta poder alquilar un piso y los matrimo-
sólo no quedan libres a la muerte de las perso- nios desunidos siguen viviendo juntos ya que
nas de edad que las ocupan, sino que se trans- ninguno de los esposos quiere (o puede) mudar-
fieren a los hijos; en algunas ocasiones, hay per- se. E n N u e v a York p o d e m o s citar entre los
sonas en El Cairo que han dejado libres sus efectos de esa situación la duplicación de los
viviendas desde hace m u c h o tiempo y siguen precios de los alquileres sometidos a una infla-
pagando sus alquileres nominales, m u y bajos, ción artificial en un mercado de la vivienda no
para conservarlas por si acaso. El subarrenda- reglamentado, el traslado a los suburbios o,
miento ilegal no constituye en El Cairo una op- sencillamente, el hecho de permanecer sin vi-
330 Janet L. Abu-Lughod
vienda alguna. E n ambos casos la coexistencia sión en zonas devolvió la autoridad a los h o m -
en el m i s m o barrio de viviendas de alquiler bres, y a las mujeres.
controlado y no controlado conduce a una di- E n El Cairo nunca se logró establecer u n
versidad m u y compleja que es el resultado acci- control sobre la utilización del suelo, a pesar de
dental de dos (o más) mercados de la vivienda que los ingleses, inmediatamente después de
segmentados que gravitan al m i s m o tiempo. imponer su autoridad a finales del siglo XIX,
E n cambio, se puso trabas a la otra cara de prepararan una legislación que contenía u n
la m o n e d a , es decir, a la movilidad fácil. L a Plan Básico para ejercer ese control. Teórica-
libertad de movimiento en Chicago no tuvo mente en El Cairo se necesita una autorización
ningún obstáculo para que los blancos abando- previa para construir o alterar los edificios,
naran los barrios a los que se habían trasladado aunque, según cálculos recientes, el 80 % de to-
los negros, puesto que, salvo en el caso de que das las construcciones que se realizan es ilegal,
fueran propietarios, el haberse quedado no hu- puesto que lo han sido sin obtener previamente
biese supuesto ningún beneficio económico. dicha autorización, incluso en los barrios en
Esta falta de trabas contribuyó a la pronuncia- que la construcción es lícita (es decir, en zonas
da separación de razas y clases en Chicago. distintas de las ocupadas ilegalmente).
La segunda variante primordial es la que En Egipto los constructores suelen ser h o m -
afecta a la división en zonas. Al introducirse en bres políticos (por ejemplo, el ex Ministro de la
el segundo decenio del siglo x x la normativa Vivienda fue director de la empresa de cons-
sobre zonas, que los tribunales respaldarían en trucciones m á s importante del país) y, c o m o
1916a raíz de u n proceso m u y célebre que tuvo sucede en N u e v a York, es m u y íntima la rela-
lugar en Nueva York, se modificó profunda- ción entre Gobierno y urbanizadores. Por cier-
mente el mercado libre, quedando segmentado to, algo diferente es el hecho de que, tal c o m o
en una serie de mercados monopolistas de es- en muchos países del Tercer M u n d o , el Estado
tructura, pese a todo, bastante amplia. Seguían sea el principal urbanizador, recurriendo a e m -
subsistiendo, no obstante, usos y costumbres presas privadas de construcción para la élite.
poco conformes con lo establecido cuyo arraigo Se observa en esto un profundo contraste
venía de m u y atrás con lo que, cuanto m á s con Chicago donde la unión entre la municipa-
compleja era la trama de la ciudad y cuanto lidad y los promotores para el desarrollo del
más vieja era ésta, tanto m á s fácil era la super- centro de la ciudad, que alcanzó su apogeo du-
vivencia de muchas de esas costumbres. Por rante la administración de Jane Byrne, fue inte-
ello, N u e v a York será desde sus orígenes una rrumpida al acceder a la dirección municipal
ciudad m u c h o m á s heterogénea que Chicago, los negros. D e haberse mantenido la unión, se
siendo menos fácil imponer en ella, sobre todo habrían proseguido los planes para una Feria
en lo que respecta a Manhattan y a los antiguos Mundial que tenía que celebrarse en un lugar al
distritos, el grandioso proyecto de división en sur del Loop, lo que habría incrementado con-
zonas. Quizás el éxito de Chicago resida para- siderablemente el valor de las propiedades en
dójicamente en su fracaso. esa parte de la ciudad y permitido incursiones
Tal vez no sea accidental que Nueva York en la «Ciudad Negra». La elección de un alcal-
haya sido la primera ciudad que abandonó esa de negro rompió esa unión y ahora, muerto el
división en zonas, por lo menos en su forma alcalde, los políticos de Chicago están tratando
original. Y a a comienzos de los años sesenta, de reconstituirla16.
con el nuevo enfoque de la división en zonas de T o d o lo que antecede m e lleva a la conclu-
Nueva York, la economía de bazar vio surgir sión de que, debido al control sobre alquileres,
nuevas posibilidades en materia de utilización el alto porcentaje de la inmigración, la ausencia
del suelo, su edificación, inmuebles no alinea- o el fracaso de una división previa en zonas,
dos con la calle, altura de los edificios, etc., que etc., todo ello hace que los procesos que provo-
hoy están en pleno apogeo. A este respecto caron la producción y reproducción del tejido
Nueva York se distingue m u c h o m á s de las espacial y social de la ciudad sean análogos en
otras ciudades norteamericanas. La división en Nueva York y El Cairo y tan distintos de los de
zonas tenía por objeto reemplazar la autoridad Chicago.
del hombre por la autoridad de una ley previa; ¿Podemos, no obstante, afirmar lo m i s m o
en Nueva York, las discusiones sobre la divi- en lo concerniente a las semejanzas aparentes y
Nueva York y El Cairo vistos desde la calle 331
superficiales entre las economías de El Cairo y endeudado que sobrevive gracias a lo que he
Nueva York? Tengo ciertas dudas al respecto. denominado en alguna otra parte la «forma ca-
Podría tratarse de un caso en el que los resulta- ritativa de producción»18. La supervivencia de
dos, en apariencia análogos, provinieran de El Cairo depende de dos hilos m u y tenues, los
procesos m u y alejados unos de otros. subsidios del Gobierno de E E . U U . , «ganado»
por Sadat al firmar el primer tratado de paz con
Israel y tan sólo superado por el que recibe Is-
Economías subyacentes rael del erario norteamericano, y, en segundo
lugar, las remesas que envían a su patria los,
La economía de Nueva York se suele definir aproximadamente, tres millones de trabajado-
c o m o «Tercermundista». La idea es interesan- res egipcios que están en el extranjero y que
te, aunque a medida que reflexiono sobre ella contribuyen tal vez hasta con el 20 % a los re-
m e resulta cada vez menos convincente. Pode- cursos que sostienen la economía, pero cuyo
m o s hallar un indicio de la verdadera diferen- número disminuye de manera drástica. Entre
cia de la economía subyacente en una de las los trabajadores expatriados hay desde los pro-
muchas comparaciones que antes he propues- fesionales altamente capacitados hasta los sim-
to. ples peones agrícolas. Los profesores egipcios
Matthew Edel17 sugiere llamar a N u e v a dirigen las universidades de Arabia Saudita; los
York Switz-Kong (Suiza y H o n g Kong). La se- mecánicos, electricistas y fontaneros egipcios
mejanza con Hong Kong reside en las empresas mantienen en funcionamiento las instalaciones
industriales de pequeña escala. E n una época de las «nuevas ciudades» del Golfo (mientras
tan próxima a nosotros como es la de los años que en El Cairo, que se está cayendo a pedazos,
cincuenta, la «estructura industrial de Nueva se echa mucho a faltar esa m a n o de obra); los
York se caracterizaba por lo numerosas que campesinos egipcios se ocupan de la cosecha en
eran las pequeñas fábricas y empresas y no por Iraq, país que carece de m a n o de obra a causa
los pocos conglomerados gigantescos que do- de la guerra, y Jordania, donde también se
minaban los centros del acero y los automóvi- echan en falta y cuyas remesas son m u y eleva-
les del medio oeste». Pero aun antes se había das, lo que permite contratar a tabajadores pa-
observado la semejanza con Suiza. Afinalesdel gándoles menos. C o n sus ganancias, estos tra-
siglo pasado, «lasfinanzas,m á s que las m a n u - bajadores pueden mantener a sus familias en su
facturas, llegaron a ejercer una influencia pre- patria, y el dinero que envían se convierte en
dominante». Si nos alejamos aún m á s en el bienes de consumo, es decir, que no se ahorra
tiempo, observaremos que Nueva York alcan- ni se invierte en operaciones productivas en el
zó su preminencia en el siglo XIX como ciudad país de origen. M á s recientemente, la disminu-
industrial que manejaba la venta del algodón ción del precio del petróleo ha sido causa de
del sur; el paralelo es obvio, puesto que El Cai- importantes restricciones en los gastos guber-
ro debió parte de su prosperidad del siglo XIX a namentales de los Estados del Golfo, inicián-
la misma planta. Si El Cairo y Nueva York se dose la repatriación de los «trabajadores hués-
parecen en los «aspectos Hong Kong», sus dife- pedes». El doble efecto de la disminución de las
rencias se manifiestan al compararlas con Sui- remesas y la densidad cada vez mayor de El
za. El Cairo carece de todo parentesco con ese Cairo adonde retorna la mayoría de los emigra-
país, por supuesto, como ocurre con casi todas dos, incluso los que no provenían de allí, será
las ciudades del Tercer M u n d o . sin duda desastroso para la ciudad.
Los parecidos entre Nueva York y una ciu- Hay poco que decir sobre el papel de Egipto
dad del Tercer M u n d o como El Cairo demues- en la economía internacional. E n el apogeo del
tran en último análisis que sólo lo son de m a n e - imperialismo, El Cairo fue una «ciudad m u n -
ra superficial. Las estructuras profundas de dial» en el sentido de que sus decisiones econó-
ambas ciudades son m u y diferentes, cosa que micas y políticas ejercían un impacto seguro so-
puede comprobarse a simple vista con detener- bre la economía mundial. El algodón, tan
se en el cometido marcadamente distinto que primordial para la producción mundial en una
tuvo cada ciudad en la economía internacional época en que las fibras textiles impulsaban la
y mundial. industrialización, ha sido desplazado cada vez
El Cairo es capital de un país pobre y m u y más por las fibras sintéticas y, al mismo tiem-
332 Janet L. Abu-Luglwd
po, el Canal de Suez, de tanta importancia es- periférica y marginal, N u e v a York ha incorpo-
tratégica para la navegación mundial en su rado la división internacional del trabajo a su
apertura en 1859, ha perdido toda significación propio centro, síntoma del carácter absoluta-
cien años después, primero debido a su cierre y mente intercambiable del espacio al que se refi-
segundo al entrar en acción los gigantescos bar- ren los teorizadores de la ciudad postindustrial
cos petroleros. Sin embargo, lo que Egipto y El recurriendo para ello a unos términos que pue-
Cairo hayan perdido en términos mundiales si- den considerarse abstractos.
guen conservándolo en tanto que centros sim- Algunos urbanistas se han referido a esta si-
bólicos, culturales y económicos de la región tuación c o m o a un proceso de «repatriación del
árabe. A u n q u e también ésta es una idea que va Tercer M u n d o » , pero creo que la situación es
siendo caduca. El boicot de los árabes a Egipto m u c h o m á s dramática y tiene que ver con una
después de la iniciativa de Sadat, aunado al de- reorganización total del espacio.
sarrollo de los centros culturales y económicos En las primerísimas etapas de la integración
alternativos en el m u n d o árabe, han descalifi- mundial (por ejemplo, aquéllas que he tratado en
cado El Cairo, y esta ciudad ha pasado a ser una el libro reciente que dedico al sistema mundial
simple capital nacional, m á s aún. una capital durante el siglo Xlll)iy. las materias primas y
pobre. otros productos manufacturados se movían a tra-
D e esta manera, en Egipto, el sector tercia- vés de un circuito comercial internacional que,
rio o de servicios no contribuye ni controla las contrariamente a la opinión popular, era m u c h o
funciones y tampoco constituye la otra cara de m á s extenso y complejo de lo que se ha dicho.
un sector indusrial avanzado y de servicios de Las principales ciudades mundiales eran enton-
información; ya no es totalmente preindustrial ces a la vez depósitos y centros de producción.
(porque gran parte del m i s m o se propone reci- La segunda división internacional del trabajo
clar los residuos de la sociedad industrial), sin (a lo largo del colonialismo y el imperialismo del
vincularse tampoco orgánicamente a algún sec- siglo XIX) tendió a arrancar las materias primas
tor industrial que, pasados los comienzos pro- de los lugares de su producción y llevarlas al cen-
metedores de la época de Nasser, ha ido dete- tro del país, para acabar reexportando los pro-
riorándose hasta acabar siendo tan sólo un ductos fabricados a los mercados del Tercer
conjunto de fábricas multinacionales. Incluso M u n d o , rompiendo para ello la columna verte-
la producción que sustituía a las importaciones bral de los sistemas de producción locales y exa-
y que floreció en la época del socialismo árabe cerbando así la división entre el primer m u n d o y
se desintegra por falta de importaciones protec- el tercer m u n d o . D e ahí se llegó a la división ur-
cionistas y de restricciones monetarias. E n El bana del trabajo a escala mundial, con los centros
Cairo, la persistencia del sector terciario es sin- de producción diferenciados entre capitales polí-
tomática de la involución económica que pade- ticas y económicas, situadas en el centro, y las
ce y de una ruptura radical de la estructura de ciudades autóctonas, distintas de los puertos m e -
clases propia de aquella pequeña aristocracia tropolitanos de transbordo, en la periferia.
privilegiada en materia de consumo que c o m - U n poco m á s tarde la integración revestirá
praba a los norteamericanos (o a los ingleses o la forma de movimientos de capital del primer
franceses, etc.) lo que le era necesario y un mer- m u n d o hacia el tercer m u n d o , tendencia que
cado de masas replegado en sí m i s m o y que só- Lenin ya había identificado en la segunda déca-
lo tiene acceso a las mercancías artesanales m á s da del siglo x x . Esta es la situación que iba a
baratas. agravar la crisis de la deuda internacional m e -
C o m p a r e m o s esta situación con la de N u e - dio siglo m á s tarde.
va York. La ingeniosa designación de Switz- Pero a mediados de siglo se habría reestruc-
K o n g es m u c h o m á s idónea de lo que Edcl su- turado la división internacional del trabajo. A
giere porque se muestra claramente que una la descolonización siguió de cerca el m o v i -
economía está encerrada dentro de la otra. Y es miento de los propios lugares de producción
esta característica lo que hace que N u e v a York bajo los auspicios de las corporaciones transna-
sea m u y diferente de El Cairo, a pesar de las cionales que coordinaban la producción de ob-
semejanzas superficiales. Si El Cairo ha sido jetos c o m o , por ejemplo, el automóvil mundial.
excluido de la economía mundial, volviendo a Durante este período también se inició lo que
una situación si no preindustrial por lo menos sería una solución m á s c o m ú n , es decir, la i m -
Nueva York y El Cairo vistos desde la calle 333
Notas
19. Before European Hegemony 20. Omito entrar en detalles ya desarrollados, entre otros, por
(Oxford University Press, 1989). que se trata de aspectos m u y bien Saskia Sassen y Roger Waldinger.
D e la «cuestión social»
a los «problemas urbanos»:
los reformadores y la población de las
metrópolis a principios del siglo XX
Christian Topalov
La idea de que hay «problemas urbanos» es re- cífico. E n 1907, William Beveridge prepara la
ciente. Tiene su origen a comienzos del siglo X X creación de las oficinas públicas de colocación
en los reformadores de la vivienda y los primeros y el seguro de desempleo que se instaurarían
urbanistas, losfilántroposy los trabajadores socia- pocos años después en el Reino Unido. Beve-
les que tenían que enfrentarse con la realidad de ridge, que en el decenio de 1940 llegaría a pro-
las grandes metrópolis del m u n d o industrial. poner el sistema de seguridad social caracterís-
Cambiar la ciudad para cambiar la sociedad y, en tico del »welfare state» y acabará en la C á m a r a
particular, el pueblo, tal era su visión estratégica. de los Lores, no era entonces sino un modesto
El movimiento de reforma urbana que en- trabajador social. En los años de depresión que
tonces se inicia simultáneamente en Europa y acababa de vivir su país había dirigido una ins-
América del Norte no es un titución pública de asisten-
fenómeno aislado, sino que cia en u n barrio de L o n -
Chrislian Topalov es el Director de In-
se vincula, tanto por los vestigación en el Centro de Sociología
dres. D e esa experiencia sa-
h o m b r e s c o m o por las Urbana. Centre National de la Recher- có una interesante lección
ideas, a un proyecto multi- che Scientifique, París. Francia. H a ejer- que expondrá ante la C o -
cido actividades docentes en la Univer-
forme de reforma social sidad de Columbia, Nueva York, y en el
misión Real encargada de
que se definirá y ampliará a King's College, Cambridge y en la New la reforma de la Ley de Po-
partir de 1880. Aquí m e School for Social Research, Nueva York. bres con estas palabras:
propongo examinar la hi- Ahora está investigando la historia c o m - «El problema del exceso de
parativa de las reformas sociales y urba-
pótesis según la cual en esa nas en París, Londres y Nueva York. E n - m a n o de obra se m e hizo
época se asentaron las ba- tre sus m á s recientes publicaciones se evidente hace tres años en
ses del nuevo ordenamien- cuentan Le logement en France. Histoire Stepney, durante mi prime-
d'une marchandise impossible (1987) v
to del sistema de poder que Villes Ouvrières 1900-1950 (éd. con Su- ra experiencia c o m o admi-
a la vez pone frente a frente sanna Magri. 1990). nistrador de un fondo de so-
y une clases dominantes y corro. El que se proponía
clases subalternas. ayudar a trabajadores oca-
Al proponer la sociedad y la ciudad como objetos sionales quedaba m u y pronto desbordado, pues-
de la acción racional, los movimientos de reforma to que el número era incesante. Los hombres no
prepararon el surgimiento de las políticas sociales estaban desocupados todo el tiempo, ya que de
y urbanas modernas, cuyas consecuencias han otra forma hubieran muerto de hambre, salvo
marcado profundamente nuestro tiempo. que fueran mantenidos por sus esposas, lo que
sólo se puede hacer hasta cierto punto. Era ob-
vio que conseguían algún que otro trabajo (...).
Dos eminentes reformadores Comprendí que el hecho de obtener algún traba-
jo de vez en cuando era m á s importante que el
Escuchemos en primer término a dos persona- hecho de no trabajar en otros momentos. Había
jes de comienzos de siglo que ambos formula- que subrayar el hecho positivo de que bastaba
ron un «problema social» aparentemente espe- alguna actividad para que se mantuvieran a flo-
R I C S 125/Set. 1990
338 Christian Topalov
te en el m i s m o lugar, aunque, eso sí, en condi- generalización forzada de una relación salarial
ciones m u y poco satisfactorias»1. estabilizada, nuestro trabajo m o d e r n o .
E n estas observaciones se encierra a m i jui- Volvamos ahora a otro país y a otro «pro-
cio el núcleo inicial del pensamiento reforma- blema». Henry Sellier, alcalde socialista de u n
dor en que se inspirarán los conceptos moder- suburbio de París, desempeña en los años 1910
nos de d e s e m p l e o y trabajo asalariado 2 . un lugar importante en la reforma de la vivien-
Beveridge se refiere a los estibadores del East da en Francia. Poco antes de la Primera Guerra
End, aunque sus observaciones se pueden apli- Mundial sostiene que hay que crear una oficina
car a u n sector m u y amplio de la población de pública de viviendas económicas en el departa-
las grandes ciudades. Estas personas que en ple- mento del Sena:
na metrópolis sobreviven trabajando un día sí La ciudad (...) y las condiciones de alojamiento
y otro no, hay que hacerlas desaparecer. Char- ejercen u n a influencia decisiva sobre la •
les Booth, observador infatigable de las masas mortalidad y la educación del pueblo. H a y
laboriosas de Londres, había dicho ya veinte que arrancar a los obreros de los placeres
años antes que esos asalariados intermitentes groseros de la ciudad y de la fascinación de
constituían «el grano del problema social»3. la calle, la taberna y el café concierto7.
Beveridge prosigue su discurso y llega a una La frase recuerda el moralismo tradicional,
conclusión sorprendente: el problema no reside pero es también reveladora del hecho de que,
en que no hay trabajo para esos obreros, sino en para este socialista, la educación es el requisito
que lo hay. E indica la operación, verdadera- previo de la emancipación colectiva del prole-
mente quirúrgica, que corresponde efectuar de tariado. El progreso social exige u n cambio ra-
urgencia: dical de las costumbres obreras, y ese cambio
L a bolsa de trabajo no resultará conveniente no depende sólo del alojamiento, sino también
para el hombre que quiere trabajar u n día de las condiciones globales de la vida urbana.
por semana y descansar los restantes, ni Sellier expresa aquí una evolución característi-
tampoco, a largo plazo, para quien desea ca del proyecto reformador de la ciudad. H a
contratarse en forma ocasional. E n estos pasado la época de las intervenciones aisladas y
casos la bolsa de trabajo tomará ese día las viviendas modelo, incluso la época de las
semanal para darlo a otro trabajador que primeras experiencias del Garden City M o v e -
ya tiene cuatro días a la semana, de m o d o ment. Lo que hay que hacer entonces es racio-
que pueda ganarse correctamente la vida. nalizar la expansión m i s m a de los suburbios8.
Corresponderá a usted (Beveridge se diri- E n el marco de esta visión de una ciudad plani-
ge al profesor Smart) tomar a ese primer ficada, la construcción de ciudades-jardín es
h o m b r e y educarlo para que llegue a tener considerada c o m o « u n factor esencial de la
mejores costumbres 4 . educación popular en la lucha contra la vivien-
Se trata así de transformar a los trabajado- da insalubre, la tuberculosis y el alcoholismo»9.
res intermitentes, ya sea en asalariados regula- Y Sellier formula así el principal concepto ope-
res, ya sea en desocupados completos. Beverid- ratorio de la reforma y que, al m i s m o tiempo,
ge lo admite claramente cuando dice que el constituye el principio que la legitima:
sistema, en u n principio, «aumentará el n ú m e - L o que distingue el concepto de ciudad-jardín
ro de quienes carecen completamente de traba- de la fórmula hasta entonces en vigor en
jo, convirtiendo lo que es una reserva en u n materia de vivienda urbana es la percep-
excedente» 5 . Esta estrategia del reformador ción clara y nítida no solamente de las ne-
arroja una luz propia sobre los puros conceptos cesidades del individuo m a s también de la
del economista. L o que Alfred Marshall califica necesidad de unas relaciones comunita-
de »desempleo sistemático»13 y Beveridge de rias10.
«subempleo» no son otras tantas categorías de Para Sellier, al igual que para sus equivalen-
análisis sin m á s . Se trata de conceptos que des- tes británicos o estadounidenses, aunque n o
criben prácticas de los obreros y de los emplea- compartan sus convicciones políticas, la acción
dores que hay que combatir y designan algunos reformadora tiene bases científicas que corres-
sectores populares que simplemente deben des- ponden al enunciado objetivo de ciertas necesi-
aparecer. El «desempleo involuntario», el des- dades del individuo y de la sociedad: el aire, la
empleo moderno, parece tener su origen en la luz, la belleza y nuevas relaciones sociales.
De la «cuestión social» a los «problemas urbanos»: los reformadores y la población de las metrópolis... 339
La ciudad-jardín de Suresnes, un proyecto de viviendas a buen precio, cuyo promotor fue Henri Sellier, alcalde
socialista de esta ciudad del cinturón de París, D . R
Pero surge un problema: los propios traba- blación acepta vivir de cualquier manera
jadores no comparten esas preocupaciones. Sel- por atroces que sean las condiciones higié-
lier comprueba en 1922: nicas13.
D e b e m o s luchar contra la tendencia generali- Veiller tenía un conocimiento directo de la
zada de nuestros obreros a ignorar el valor situación. Inspirador de la ley de regulación de
de la vivienda y el hecho de que se satisfa- las viviendas obreras de 1901 en el Estado de
cen con cobijos insalubres, negándose a Nueva York, lucharía en la Charity Organisa-
hacer los sacrificios necesarios para conse- tion Society y luego en la National Housing A s -
guir una vivienda digna del ser h u m a n o " . sociation por el cumplimiento de la ley y su
Esta observación, confirmada por las esta- extension a otras grandes ciudades norteameri-
dísticas del presupuesto de las familias obreras canas. En todas partes tropezó con la oposición
analizadas en especial por el sociólogo Maurice de los propietarios de tugurios y también con la
Halbwachs 12 , discípulo de Durkheim, recuerda de las familias populares.
lo que unos años antes decía Lawrence Veiller, Podemos ver así que dos políticas sociales
dirigente de los housing reformers de tradición progresistas (el seguro de desempleo y la refor-
filantrópica en Estados Unidos de América: m a de la vivienda) tienen su origen en un pro-
La idea de que miles de personas viven en las yecto educativo relativo a los trabajadores ur-
condiciones que se observan en las gran- banos y no en las exigencias de estos últimos.
des ciudades estadounidenses porque no Esas políticas sociales contrariaban dos hábitos
hay otro lugar donde puedan vivir resulta bien arraigados en las clases populares: la m o -
injustificada y no corresponde a los he- vilidad e intermitencia del empleo asalariado y
chos. Debemos, pues, reconocer franca- la preferencia por las viviendas baratas de sus
mente que una parte importante de la po- barrios tradicionales.
340 Christian Topalov
D e la lucha despiadada contra los rompehuel- formarse y adecuarse a las funciones que les
gas, decisiva para el éxito inmediato de la ac- asignaban sus nuevos amigos.
ción colectiva, a la reivindicación del »closed Contemplar los subsidios sindicales de des-
shop», las prácticas de los sindicatos franceses, ocupación c o m o una forma de «seguro» impli-
británicos y estadounidenses de comienzos de ca ya una intervención, consistente en otorgar a
siglo son coincidentes al respecto, pese a las di- una práctica obrera un significado que le es aje-
ferencias ideológicas que puede haber entre no. T o m e m o s dos índices de esa distorsión ca-
ellos y la disparidad entre los resultados obte- racterística del pensamiento reformador. E n
nidos. primer lugar, los sindicatos «confunden» a m e -
Desde esta perspectiva, la colocación por el nudo las diversas circunstancias que acarrean
sindicato y el subsidio de desempleo son prácti- la pérdida del salario: la huelga, el lock-out, la
cas íntimamente vinculadas entre sí. El subsi- falta de trabajo y a veces la enfermedad y la
dio permite sobrevivir al trabajador sindicado invalidez. En todos estos casos se otorgan sub-
hasta que encuentre trabajo, pudiendo así re- sidios y en las cuotas sindicales rara vez distin-
chazar las ofertas de salarios inferiores a la tari- guen la parte destinada afinanciarespecífica-
fa sindical o provenientes de un empleador que mente los subsidios de desempleo. El «seguro»
constará en la «lista negra» o estará sometido al que no define los riesgos cubiertos y que no exi-
boicot de la organización. El subsidio incita al ge el pago de una prima es evidentemente algo
obrero a formar parte del sindicato, con lo que raro. A d e m á s , el pago de la prima por desem-
éste fortalece su control sobre la oferta de m a n o pleo debería interrumpirse cuando desaparece
de obra. El subsidio contribuye también a cen- la desocupación o ésta deja de ser involuntaria.
tralizar el mercado en un sitio único, local sin- Desde el comienzo todos los sistemas públicos
dical, bolsa de trabajo o cantina, donde se in- se basaron en esta regla: quien rechazaba un
tercambian informaciones sobre los puestos de empleo propuesto por la oficina de colocación
trabajo, las condiciones laborales y otras cues- perdía automáticamente el subsidio. Los subsi-
tiones, siendo el lugar desde el que se propaga dios sindicales funcionan de manera completa-
la doctrina sindical o las ideas revolucionarias, mente distinta y van acompañados de la prohi-
aunque también allí puede afianzarse el poder bición de aceptar un empleo cuyo salario sea
del dirigente sindical corrompido, pero eficaz. inferior a las normas sindicales o proporciona-
A ese respecto, los nuevos trabajadores pueden do por un empleador quefiguraen la lista ne-
ser dados de alta en la organización o elimina- gra. El subsidio de desempleo ofrece así la posi-
dos sin apelación de un mercado de trabajo bilidad de rechazar un empleo disponible.
bien controlado. Esas diferencias no interesan Cabe comprender así la reacción de muchos
a nuestro estudio. Lo que importa es observar sindicatos a los proyectos de estatización de
que el subsidio de desempleo no constituye tan- esos sistemas. N o es sólo que no lo hayan pedi-
to un mecanismo de previsión c o m o un a r m a do, sino que además temen perder con su inde-
de combate y un medio para afianzar la solida- pendencia un medio de acción que para algu-
ridad de u n grupo obrero. nos tiene una importancia capital. Exigen en
La observación de esta experiencia llevó a cambio que el Estado o las municipalidades
los reformadores de comienzos de siglo a ima- proporcionen trabajo en los períodos de depre-
ginar instituciones públicas que duplicaran, in- sión cíclica y cuando ello n o es posible que se
tegraran o reemplazaran los mecanismos sindi- les otorguen subsidios públicos sin condicio-
cales. Los reformadores incorporaron a su nes: «Work or Maintenance» pasa a ser a partir
proyecto el modelo creado por los sindicatos, de 1906-1907 la consigna de los laboristas bri-
aunque cambiando su significado. Era necesa- tánicos. Sin embargo, los que manifiestan algu-
ria una cierta dosis de audacia para hacer caso na vacilación son los sindicatos de obreros
omiso de la actitud combativa de los patronos y poco calificados, cuyos salarios son demasiado
considerar que las organizaciones sindicales n o bajos para poderfinanciarun sistema de subsi-
eran ya una amenaza, sino uno de los elemen- dios mutuos. Los acuerdos a que se llega en
tos de un nuevo orden político en el que los Francia en 1905 yen Inglaterra en 1911 permi-
obreros dejarían de ser los bárbaros que acam- ten que los sindicatos intervengan en la gestión
pan a las puertas de la ciudad. Para ello, natu- de los sistemas públicos, lo que acalla su oposi-
ralmente, los propios sindicatos debían trans- ción inicial.
342 Christian Topalov
creciente, a partir de 1910, de sindicatos y parti- «clases peligrosas» al referirse a los habitantes
dos obreros, la creación de instituciones públicas de los barrios obreros de las grandes ciudades.
de seguros o de ayudas, de oficinas de colocación, Esta representación permitía describir a una
de constructores públicos y, sobre todo, la expe- masa h u m a n a poco diferenciada que habitaba
riencia decisiva de la economía de guerra impri- en espacios urbanos precisos en los que se su-
m e n una evolución rápida a las posiciones de las ponía que se concentraban los flagelos sociales
organizaciones obreras. E n Estados Unidos se y de donde en cualquier m o m e n t o podía surgir
observan tendencias idénticas en la misma épo- una amenaza: crímenes, epidemias, violencia,
ca, pero el cambio decisivo sólo se producirá con insurrección. Esa mirada coexiste y entra en
el N e w Deal. D e ese m o d o , una parte de las pro- competencia con otra visión pintoresca del
puestas de los reformadores se convierte en rei- pueblo, según la cual, aplicando a la ciudad m é -
vindicación obrera. Hay distorsiones importan- todos similares a los de los folkloristas, se con-
tes entre las primeras y las segundas, aunque esta sidera con una mezcla de curiosidad y de temor
evolución será el indicio de la afirmación de u n a los personajes de la calle. Ahora bien, en
nuevo sistema de poder. cuanto se produce una crisis social, los matices
desaparecen, y la cuestión es reprimir a las
«masas» consideradas c o m o criminales. E n el
Ciencias y administración curso del siglo XIX, en cuanto una parte de los
trabajadores empieza a organizarse en sindica-
Las estrategias de reforma que se insinuaron a tos y agrupaciones políticas, los problemas pa-
partir de los años 1890 prefiguraron así un giro san a pertenecer a una categoría única, la «cues-
importante en la relación de poder entre domi- tión social». Esta configuración de las
nantes y dominados. Para que se establecieran representaciones coincidió con la práctica ba-
verdaderamente sería necesario que todos los sada a la vez en la violencia del Estado con res-
participantes cambiaran. Pero, previamente, pecto a la conducta de rebelión individual o co-
para elaborarlas, hubo que remodelar las repre- lectiva y en dispositivos de asistencia y de
sentaciones de los problemas e inventar nuevos represión destinados a actuar directamente so-
instrumentos de intervención. bre los individuos y las familias. Podemos dar a
Las representaciones del otro son insepara- este sistema de poder el nombre de modelo dis-
bles de las técnicas de acción sobre el prójimo. ciplinario-represivo.
Las categorías que permiten pensar la realidad A partir de 1890 se produce una doble
social, y las prácticas destinadas a modificarla transformación de la mirada y del proyecto
(saberes y poderes), forman todo un sistema. práctico sobre el pueblo. Por una parte, las
Los manuales de ciencias sociales procuran bo- «clases peligrosas» dejan de contemplarse en
rrar esta historicidad radical al omitir toda re- bloque. Se empieza a distinguir entre «clase
ferencia a las relaciones prácticas de los «clási- obrera respetable» y masas empobrecidas, a las
cos» con la sociedad de su tiempo, a los autores que se clasifica progresivamente en categorías,
que retrospectivamente se consideran menores cada una de ellas sujeta a un tratamiento parti-
y a las disciplinas «precientíficas» del pasado. cular y adaptado a su situación. Así, los clientes
Ahora bien, a comienzos de siglo, las na- habituales del hospital, del workhouse (asilo) o
cientes ciencias sociales inician una profunda de las instituciones de asistencia comienzan a
transformación de las representaciones del ser tratados de forma diferente según se los si-
otro, el obrero, el pobre. Se trata de una de esas túe en las categorías de los viejos indigentes, de
remodelaciones periódicas de la visión de los las madres y niños sin recursos, de los desocu-
dominados por los dominantes que se produ- pados, de los vagabundos, de los débiles menta-
cen en función de las dificultades con que tro- les y de los delincuentes juveniles. Al m i s m o
pieza el propio ejercicio de la dominación. Ese tiempo, la «cuestión social» se fragmenta en
«otro» al que nos referimos es el pueblo de las una serie de «problemas sociales», con la inten-
ciudades, aunque se pueden observar evolucio- ción de hacerla desaparecer. A cada uno de es-
nes análogas, por ejemplo, en lo que concierne tos problemas debe corresponder un ámbito de
al indígena o al loco. saber, una especialidad profesional y unas téc-
Desde los comienzos de la revolución in- nicas específicas de intervención. D e este m o -
dustrial, la burguesía utilizaba la categoría de do se autonomizan por ejemplo los problemas
344 Christian Topalov
ÏÉtïi
«Quartier populaire», barrio popular, montaje fotográfico de Robert Doisneau, 1960. Doisneuu/Rapho.
346 Christian Topalov
de corresponder con la realidad, ya que su fina- san de la m a n o de obra femenina, del trabajo a
lidad social consiste en ejercer una acción sobre domicilio y del trabajo intermitente. Pero al
sus objetos. Sin embargo, a veces la cosa mar- m i s m o tiempo necesitan mantener vínculos
cha. H e m o s visto que los reformadores adopta- privilegiados con los medios de la burguesía re-
ron el modelo del subsidio sindical de desem- formadora que pueden legitirmarlos social-
pleo para concebir las instituciones públicas de mente y con unos padrones que le serán tanto
seguro obligatorio que hacen funcionar el dis- más útiles cuanto que no existen los aparatos
positivo en dirección contraria a sus objetivos. administrativos que puedan recibirlos. A b u n -
En otro registro se observa que no era necesario dan los estribillos que cantan al unísono el
determinar todas las significaciones sociales de magnate y el reformador: Robert W . DeForest
lafiestaritual, el «potlatch», para comprender y Lawrence Veiller o Henry Morgenthau y Ben-
que su prohibición destruiría las capacidades jamin C . Marsh en Nueva York, Charles Booth
de resistencia de los indios de Columbia Britá- y el joven Llewellyn Smith en Londres, M a x
nica. Fue, sin embargo, necesario su estudio Lazard y Louis Variez en Paris y Gante. Colec-
por toda una generación de etnólogos24. tivamente, los primeros urbanistas y planifica-
La ciencia y la administración modernas es- dores urbanos están inmersos en un medio que
tán en manos de hombres nuevos. El notable les permite frecuentar la gran burguesía, los fi-
ilustrado, generalista de la reforma social, cede lántropos y los industriales ilustrados. La epo-
su lugar al experto. Cada nueva profesión ela- peya de la «reforma cívica» en Estados Unidos
bora una tecnología que le es propia, reivindica y, m u y particularmente, la historia de la Natio-
una legitimidad científica específica y se afir- nal Conference on City Planning nos hacen ver
m a con la creación de asociaciones que prego- c ó m o los medios empresariales necesitaban
nan su autonomía y de institutos de formación disponer de un personal reformador indepen-
que organizan su reproducción. A partir de los diente capaz de proporcionarles la legitimidad
años J910 se produce el giro anunciador en la científica que no tenían para partir a la recon-
desaparición de la precedente generación de re- quista de un poder municipal que habían per-
formadores y que marcará los años inmediata- dido a manos de «political machines» populis-
mente consecutivos a la Primera Guerra M u n - tas y, al m i s m o tiempo, q u e los nuevos
dial. profesionales eran incapaces de prescindir de la
H a y que observar algunos matices, ya que base social que les brindaba dicha alianza. E n
considero que la historiografía tiende con fre- Francia, el m i s m o proceso queda ilustrado por
cuencia a sobreestimar la autonomía de esas el surgimiento, en el M u s e o Social, del grupo
nuevas profesiones tanto en relación con la que en 1919 constituirá la Sociedad Francesa
burguesía reformadora tradicional c o m o en lo de Urbanistas.
concerniente a las relaciones entre ámbitos es- Por otra parte, a pesar de la segmentación
pecializados de reforma25. cada vez m á s clara de los ámbitos de la refor-
Claro que los nuevos expertos proyectan m a , los lazos entre unos y otros seguirán vigen-
una imagen de sí mismos que es la de la inde- tes al menos durante los dos primeros decenios
pendencia, que da a entender que no hablan y del siglo. Existe una estrecha red de organiza-
actúan para defender los intereses particulares ciones a la que cabe dar el nombre de «nebulo-
de ningún grupo, sino en nombre de los intere- sa de la reforma», cimentada por algunas insti-
ses superiores de la sociedad. Esta pretensión tuciones clave y muchos hombres polivalentes.
se basa en la objetividad de la ciencia a la que Es m u y revelador al respecto el estudio de la
sirven. Los profesionales de la reforma procu- genealogía y la topografía de los diferentes gru-
ran alcanzar unos objetivos que les son propios pos y la biografía y trayectoria de las distintas
y, para empezar, el hecho de que son impres- personalidades. Se puede ver así la unidad del
cindibles al progreso: proceden muchas veces campo de la reforma, muchas veces ignorada
de un medio modesto y su jerarquía social pasa por una historiografía que considera c o m o algo
por ese reconocimiento. D e esa forma entrarán natural la división de las políticas sociales que
en conflicto con unos intereses económicos obedecen precisamente al trabajo histórico que
m u y precisos, los de los propietarios de tugu- se realiza en ese período.
rios, de las compañías de servicios urbanos y de Los «problemas sociales» así construidos
los industriales, grandes o pequeños, que abu- por los nuevos profesionales adquieren la cali-
De la «cuestión social» a los «problemas urbanos»: los reformadores y la población de las metrópolis... 347
afinalesde la década de los años 1880, la defi- partes a partir de 1900 son el rostro oculto de
nición de los criterios de la superpoblación de los nuevos manuales de economía política de
las viviendas por las oficinas de censos y la de- Cambridge y de Yale. Los primeros arquitectos
finición, a últimos de la década de 1920, de las del movimiento moderno y los urbanistas fun-
normas por las que debían regirse los equipos cionalistas traducen a su manera el m i s m o sue-
colectivos por los teóricos de la «idea de uni- ño en el espacio: la ciudad industrial de Tony
dad vecinal». Los aparatos encargados de la Garnier es testigo de ello, y lo m i s m o puede
observación de las poblaciones y de poner en decirse de la m á x i m a de Léon Jaussely en la
práctica las normas no tienen por qué conocer postguerra: «Hay que producir mejor para vi-
a los grupos reales, les basta con hacer caso de vir mejor y hay también que vivir mejor para
las categorías que nacen de su propia interven- producir mejor: he aquí el axioma del día, cuya
ción. Cada individuo se sitúa en una serie de solución es el problema que atañe a la sociedad
posiciones independientes unas de otras cons- moderna» 31 .
truidas por varios sistemas de clasificación C o n todo, esta visión de una sociedad ato-
práctica. Mientras las leyes científicas ignoran mizada de productores eficaces y de consumi-
al individuo concreto, las normas que las cien- dores racionales suscita una inquietud impor-
cias permiten establecer reconstruyen a un in- tante expresada por Durkheim con el lenguaje
dividuo diferente, que se convierte en sujeto de de la anomia y que las representaciones de la
la administración. sociedad c o m o organismo tienden a superar.
La norma queda objetivada en reglamentos La armonía del todo implica la integración de
administrativos o espacios construidos en los las partes, y esta integración tiene que llevarse a
que la racionalidad se impone a todos indepen- cabo a través de grupos de dimensiones limita-
dientemente de las voluntades individuales, das en los que la norma se imponga eficazmen-
tanto de los gobernantes c o m o de los goberna- te sin que haya ninguna intervención externa.
dos. La norma es la segunda m a n o invisible, la Se trata esencialmente de la familia y del ba-
izquierda tal vez. Su m o d o específico de operar rrio. La visión de este último cambia de signo.
consiste en que de ella arrancan las formas so- Liberada de su definición clasista, la comuni-
ciales aulorreguladas. Mencionaré dos formas dad local reconstituida sobre nuevas bases pue-
esenciales: el individuo racional y la comuni- de convertirse en el vector fundamental de la
dad primaria. acción reformadora gracias a los planificadores
El pensamiento económico neoclásico aca- y a los servicios sociales. E incluso, y en la m e -
ba de inventar los conceptos de consumidor ra- dida en que las organizaciones sindicales sean
cional y de trabajo c o m o factor de producción. ya un hecho, habrá reformadores que acaben
T o d o el m u n d o busca lo óptimo. Esta construc- considerándolas c o m o uno de los instrumentos
ción reemplaza ventajosamente la representa- posibles de la reconstitución del vínculo so-
ción formulada por Marx de una fuerza traba- cial.
jo-mercancía obligada a venderse a su precio de Los dos ámbitos de la reforma evocados en
reproducción. Pero los reformadores tienen un el presente artículo (los sistemas de asistencia y
sentido pragmático y saben que el homo œcono- la vivienda popular) permiten ilustrar algunos
micus todavía no ha nacido y habrá que fabri- aspectos de la ruptura estratégica inaugurada
carlo a partir de un material difícil. Los c o m - por las políticas sociales modernas.
portamientos de maximización implican que Después del giro liberal que tiene lugar en
se trabaje cada vez más y mejor, se consuma tiempos y grados distintos según los países, y
para mejor producir y se ahorre. Hay que crear desde la nueva ley de pobres de Gran Bretaña
las condiciones para que el modelo llegue a ser de 1834, los sistemas de asistencia se basarán
realidad. Alfred Marshall no sólo dotó a la cien- en dos elementos complementarios, el enclaus-
cia económica de los instrumentos formaliza- tramiento público y la caridad privada. Toda la
dos que tal vez le eran necesarios, sino que ade- gente del pueblo sabe que, trascendido cierto
más militó activamente para que se enviara a límite cuyo contorno es confuso, puesto que, en
las «labour colonics» a los trabajadores que cada caso, lo fijarán las autoridades, la coer-
constituían el «residuum» de lo que ya no era ción directa puede recaer sobre sus espaldas y
posible ocupar32. Los esfuerzos para «organizar hacer que acaben en la cárcel, en el hospital o
el mercado de trabajo» que se realizan en todas en la workhouse. Antes de llegar a ese extremo
350 Christian Topalov
pueden recurrir a losfilántroposy éstos respon- desde el punto de vista moral o sanitario: el ha-
derán a las demandas de cada individuo, a con- cinamiento y m u y especialmente la práctica de
dición de comprobar si hay necesidad de una subarrendar a otros, la irregularidad en el pago
ayuda y después de aceptar una manera idónea de las mensualidades y el trabajo a domicilio.
de utilizarla. Es sabido que en la práctica y a Durante esta época, se utilizaron técnicas de
pesar de los esfuerzos de la «filantropía cientí- intervención sobre todo represivas y general-
fica» las lógicas del clientelismo y las coyuntu- mente ineficaces, ya sea ejerciendo u n control
ras de las crisis periódicas recreaban lo que los directo sobre las familias a través de «friendly
racionalizadores denunciaban sin respiro c o m o visitors» a la manera de Octavia Hill o de los
una caridad indiscriminada. U n o de los princi- «social settlements», o aplicando a través de los
pales aspectos del seguro de desempleo elabo- inspectores sanitarios un estricto reglamento.
rado en 1909-1911 por Beveridge y Churchill Los reformadores m á s progresistas propugna-
consistía en sustituir la arbitrariedad por la ron también la construcción de viviendas obre-
norma. El subsidio será un derecho ganado gra- ras por constituir un marco de vida higiénico y
cias a u n trabajo regular realizado con anterio- de control más hacedero. Pero esta interven-
ridad al momento del paro. « N o m e gusta m e z - ción queda concebida hasta alrededor de 1900
clar la moralidad con las matemáticas», dijo en términos de operaciones aisladas. Las vi-
Churchill a este respecto y c o m o corolario de viendas modelo de losfilántroposn o eran en
las palabras siguientes ligeramente provocado- verdad sino islotes de reeducación construidos
ras: en medio de un océano de inmundicias de los
« N o estoy convencido de nuestro derecho a re- barrios populares. Pese a la estricta selección
husar el subsidio a un hombre calificado de los inquilinos y a los reglamentos a que se los
que pierde su puesto de trabajo debido a la sometía, la influencia del medio externo tendía
embriaguez. Ese hombre ha pagado ya su a transformarlos a su vez en tugurios. El Gar-
contribución [...] y hay que recompensarlo den City M o v e m e n t proponía otra solución:
sin tener en cuenta la causa del despido. Es crear un medio radicalmente nuevo en comuni-
indiferente que éste se deba a su propia dades autocontenidas y alejadas de la ciudad.
inclinación a la bebida o a la de su emplea- Pero el sueño de detener el crecimiento de las
dor»34. metrópolis tropezaba con la realidad de la ur-
Naturalmente, hay que decidir quiénes son banización. C o n todo, a pesar de los fracasos
los que merecen la ayuda y quiénes son los que prácticos de ambos enfoques, las experiencias
no la merecen, sin hacer intervenir la incerti- realizadas permitieron que se empezaran a de-
dumbre propia de una decisión individual. Lle- finir normas científicas de habitación a las que
wellyn Smith, que preparó la legislación de se atribuía por sí solas un efecto reformador y
1911, lo expresó con claridad: «El propio fun- que se materializaron en edificios y espacios.
cionamiento del sistema excluirá automática- A partir de 1910, con el movimiento de pla-
mente al ocioso»35. El seguro de desempleo se nificación urbana, se abre una nueva etapa. Se
basa en una selección automática de los que tie- considera entonces que es toda la ciudad la que
nen derecho y de los que no lo tienen y se supo- tiene que reformarse. Las cosas tienen que es-
ne que consigue aislar a los desempleados oca- tar en su sitio, según la expresión pintoresca de
sionales de los sistemáticos. La clasificación los autores del Plan Regional de N u e v a York:
teórica definida por Alfred Marshall algunos «[...] La atribución de la tierra según sean los
años antes puede convertirse entonces, gracias distintos usos parece haber sido obra del
a un mecanismo administrativo, en el princi- sombrerero loco de "Alicia en el País de
pio de la clasificación real de los grupos socia- las Maravillas". Personas m u y pobres vi-
les. Se puede decir así que el concepto moderno ven en tugurios situados en terrenos cen-
de desempleo preexistió históricamente a la trales de elevado precio. [...] A pocos pasos
realidad que debía designar. de la Bolsa se percibe el aroma del café
Cabe examinar otro capítulo de la lucha dis- tostado; a unos cientos de metros de Ti-
ciplinaria: la intervención sobre las familias en mes Square, el hedor de los mataderos. [...]
su vivienda. Al principio se trató de combatir La situación contraría todo el sentido del
directamente las formas de utilización del es- orden. Las cosas están fuera de su lugar
pacio doméstico consideradas c o m o negativas natural. Habría que corregir esta confu-
De la »cuestión social» a los «problemas urbanos»: los reformadores y la población de las metrópolis... 351
sión para que las actividades se realicen en lu- tantos jalones del proceso. Estos autores fueron
gares apropiados»36. ambos gente práctica y enunciaron problemas
La división en zonas será instrumento pri- precisos, proponiendo medidas circunscritas a
vilegiado de este esfuerzo por separar el espa- las circunstancias. N o sería correcto atribuirles
cio reservado a las finanzas del de la industria, retrospectivamente unos objetivos exclusiva-
los lugares de trabajo de las viviendas de los mente basados en nuestra lectura de la historia
trabajadores. La planificación del desarrollo de ulterior. Sólo podemos restituir su propio len-
los suburbios tiene por objeto evitar que se re- guaje, que es uno de los modos de expresión
produzcan las mescolanzas características de la consciente de la sociedad de su tiempo y de los
antigua ciudad, ya que es de eso de lo que se conflictos que la agitaron. Ahora bien, Beverid-
trata, eliminar los barrios populares tradicio- ge y Sellier enuncian «hechos» en forma de pro-
nales y crear unidades vecinales en las que se blemas cuya solución daría origen a una nueva
prohiba rigurosamente trabajar y en las que configuración tanto de la industria (lugar don-
cada aspecto de la vida cotidiana tenga lugar en de tiene su origen la «cuestión social») c o m o de
un sitio determinado. El urbanismo funciona- la sociedad política.
lista de los congresos internacionales de arqui- Por una parte, estos reformadores expresan
tectura moderna llevará a su paroxismo, sobre con una precisión cada vez mayor las exigen-
todo al suprimir las calles, esta visión compar- cias que a su juicio planteará el futuro orden
tida por sus oponentes, los nostálgicos del pa- productivo. Descubren que los trabajadores de
sado. las grandes ciudades no poseen las condiciones
Se parte del supuesto de que el nuevo orden que requiere la nueva revolución industrial ini-
social será engendrado por este nuevo orden ciada en algunos sectores desde 1880-1890 y
urbano pensado al m i s m o tiempo c o m o orga- cuyo desarrollo desean. Sueñan con un obrero
nismo en el que cada elemento contribuye a la nuevo, estabilizado en el empleo asalariado,
vida de todo el conjunto y c o m o fábrica racio- móvil en un espacio urbano ampliado y cuyos
nalizada en la que cada función se realiza en el m o d o s de consumo tengan c o m o único fin la
lugar adecuado y de la mejor manera. Jaussely productividad. Sin duda, cuando los reforma-
propugnó la «organización económica de las dores formalizan esta visión se adelantan a las
ciudades c o m o una especie de taylorización de realidades industriales, cuya remodelación por
un taller m u y grande»17, mientras que en el el sistema de la fábrica y la organización cientí-
plan regional de la Russell Sage Foundation se fica del trabajo será m u y lenta, sobre todo en
afirmaba que «el área de Nueva York y de sus las metrópolis, objeto privilegiado de su aten-
alrededores puede compararse con el terreno ción. Por otra parte, la experiencia reciente de
de una fábrica. La planificación regional deci- la gran depresión y el presentimiento de que el
de la mejor manera de utilizar el terreno y régimen de acumulación, cuya crisis se ha ex-
adapta las zonas a su utilización»38. presado de ese m o d o , han alcanzado sus lími-
Si esta estrategia de reforma tiene lugar con tes, son elementos esenciales que explican su
los ojos puestos en una reorganización impor- explosión reformadora definalesde siglo. Pero
tante de las relaciones de poder, la pregunta lo que se expresa no es tanto una visión nítida
que puede hacerse es ésta: ¿por qué ese cambio de la nueva sociedad industrial por nacer, que
y por qué en ese m o m e n t o ? Se trata de una pre- una serie de diagnósticos precisos sobre los
gunta difícil que nos obliga a relacionar las re- obstáculos que se oponen a su advenimiento.
presentaciones y las políticas con las realidades Los obreros reales, en efecto, resisten con éxito
sociales a las que se aplican. A d e m á s , m á s allá a los cambios que en ese m o m e n t o se gestan en
de las especificidades culturales e instituciona- el capitalismo. Los m o d o s de vida que los re-
les de cada una de las naciones interesadas, los formadores condenan les permiten defenderse
rasgos comunes del proceso invitan a interro- tanto de la precariedad de los ingresos en metá-
garse sobre las modificaciones que se producen lico c o m o de la dependencia del vínculo sala-
a comienzos de siglo en los grandes países in- rial.
dustrializados, que pueden explicar el surgi- Tienen éxito porque los caracteres del pro-
miento del moderno proyecto de reforma. ceso de trabajo lo permiten y porque la ciudad
Volvamos, empero, a los diagnósticos y las y el barrio están ahí para proporcionarles, aun-
recetas de Beveridge y Sellier, ya que son otros que de forma irregular, los recursos que necesi-
352 Christian Topalov
tan. Recíprocamente, sus prácticas de resisten- cial» de ayer expresaba un hecho basado en la
cia eternizan las estructuras productivas y ur- idea de que los obreros eran extranjeros a
banas en que se basan. Sellier y Beveridge c o m - la nación; su entrada con todos los derechos en la
prendieron que ese círculo vicioso debía ser sociedad política irá de par con la renovación
atacado en su raíz, a pesar de la obstinación del de las bases de esta última y una reformulación
pueblo y de los empresarios miopes. de las demandas por parte de las masas. Sólo
Por otra parte, el orden político basado en con la condición de que todos compartan los
la exclusión de las masas (de hecho o de dere- objetivos comunes será posible que el vínculo
cho), la legitimidad de los notables y la repre- social se establezca sobre nuevas bases, que no
sión de la combatividad obrera también está serán ni el patronato ni las comunidades cerra-
tocando a sufin.A partir de 1880 se desarrolla das y hostiles de antaño, sino la participación
una nueva generación de sindicatos y los gru- en las mismas instituciones políticas. Beverid-
pos políticos socialistas o populistas utilizan ge y Sellier son demócratas conscientes de las
las posibilidades que brindan las instituciones precondiciones de la democracia. Losfinesco-
para partir a la conquista del m u n d o obrero. El munes necesarios al organismo social deben ser
sufragio universal masculino se impone en Eu- proclamados y compartidos. Los ideales cientí-
ropa, mientras que en Estados Unidos tiene co- ficos de los reformadores proporcionan una
m o consecuencia la derrota de los proceres lo- parte de esosfinescomunes y el patriotismo la
cales en los municipios de las grandes ciudades. otra. C o n la Primera Guerra Mundial, progreso
Esta evolución exige la creación de ciudadanos, social y patrioterismo cerril revelan con toda
lo que a su vez implica profundas modificacio- claridad su conexión íntima.
nes del comportamiento de las clases dirigentes
y también de las subalternas. L a «cuestión so- Traducido del francés
Notas
* Este artículo partió del Williams & Norgate, 1889, Etude comparative France,
contenido de una ponencia pág. 596. Grande Bretagne. Italie, Etats
presentada a la Conferencia Unis», Revue Française de
«Espacio, poder y representación». 4. Royal Commission on the Poor Sociologie 28, 3, julio-septiembre
Departamento de Antropología, de L a w , Appendix vol. 8, Q.78153. 1987, págs. 417-451.
la Universidad de California, pág. 35.
Berkeley, en diciembre de 1986. 9. Henri Sellier, La vie urbaine 3.
Agradezco a Paul Rabinow el 5. Royal Commission on the Poor 1919.
haber creado ese fructuoso lugar de L a w , Appendix vol. 8, Q.78049.
debate y a Gérard Mauger (París) pág. 31. 10. Henri Sellier, Rapport au
sus estimulantes comentarios. Conseil d'administration de l'Office
6. Alfred Marshall a Percy Alden, public d HB Mde la Seine. Le rôle
1. Royal Commission on the Poor 28 enero 1903, en A . C . Pigou (ed.), et les méthodes de l'Office public
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Appendix vol. 8, House of 1925. págs. 446-447.
C o m m o n s Paper C d 5066/1910. 11. Henri Sellier, «Conférence à
Q . 7 8 1 2 0 . pág. 33. 7. Henri Sellier. «Résolution l'Assemblée générale de la Société
relative à la création d'un Office Française des H B M ( 1922)», La
2. Véase Christian Topalov. départemental d'habitations à bon Vie Urbaine 19. 1923.
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1987, págs. 53-92. 8. Véanse Susanna Magri y
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De la «cuestión social» a los «problemas urbanos»: los reformadores y la población de las metrópolis... 353
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enero 1914, pág. 71. que siguen las ideas de Foucault: französischer Syndikalismus am
Lion Murard y Patrick Zylberman, Ende des 19. Jahrhunderts,
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m á s recientemente, N o r m a n travailleur comme il est en 1870, et 22. Véanse el «Programa mínimo»
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1979. Acerca de la vivienda, Jones, Outcast London: A study of Estas referencias proceden de los
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1971 ; Alexander Keyssar, Out of Britain, 1880-1914». Historical
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Cambridge: Cambridge University 19. Véase Peter Schöttler, Die Berkeley: University of California
Press, 1986. Entstehung der «Bourses du Press, 1982, págs. 184-192.
354 Christian Topalov
25. Véanse las fuentes de la W e b b , The Prevention of junio 1909, Beveridge M S S , citado
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F.D.R., Nueva York, Vintage y 151. Origins of British Unemployment
Books, 1955. Insurance», American Historical
31. John Nolen, « T h e Housing Review 71, abril 1966, pág. 856.
26. Acerca de este ultimo punto, Standards of the Federal
véase Paul Rabinow, French Government», en National
35. Hubert Llewellyn Smith,
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pág. 45. Housing of the L o n d o n Poor», York and Its En virons, Nueva
Contemporary Review 45. febrero York: Regional Plan of N e w York
28. William Beveridge, 1884, págs. 226-232. and Its Environs, vol. 1, 1929,
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37. Jaussely, «Avertissement», op.
U n w i n , L'étude pratique des plans
cit. pág. 111.
29. Véase David Harvey, The de ville, Paris: Librairie Centrale
Urbanization of Capital, Oxford: des Beaux-Arts, 1922.
Basil Blackwell, 1985. 38. Committee of the Regional
34. W . S . Churchill y Llewellyn Plan of N e w York, Regional
30. Sydney W e b b y Beatrice Smith, «Notes on Malingering», 6 Survey, vol. 1, op. cit., pág. 18.
América latina:
una historia urbana
Graciela Schneier
En Buenos Aires, c o m o en ludas las ciudades latinoamericanas de origen hispánico, la organización espacial, se basa
en la m a n z a n a , o bloque cuadrado de casas. i-'rn-Tchunu.cMraido de Argentina, hduoml Publicaria, S.A.. i yxn
J L -J L JL
CALLS c A LL e
1 i r i r
La m a n z a n a , unidad básica de las ciudades hispánicas en A m é r i c a latina. Dibujo de Graciano Gaspanni. extrai Jo de Urbanismo
Español en America, \rcbi\o General de Indias. Sewlla. I spaña. 1473
sión y los «blue jeans», o donde el quechua se ron destruidas y reemplazadas por estableci-
mezcla con los «okeys» y el rock con la salsa1. mientos coloniales.
En algunos casos, estas ciudades se aseme- La destrucción de las viejas culturas era una
jan m á s a las metrópolis de los países occiden- condición esencial para crear la nueva Europa
tales desarrollados. «Hija de Nueva York y de en un espacio considerado vacío. Basta con
Houston, a las puertas de la tecnología de los evocar los nombres que se dieron a los territo-
Estados Unidos y la m á s histórica de las gran- rios (Nueva España, Nueva Granada...) y sobre
des ciudades latinas»4, México puede conside- todo a las ciudades, que fueron a menudo bau-
rarse el paradigma de la América latina con- tizadas c o m o sus homologas de la metrópoli
temporánea, así c o m o Sao Paulo, primer (Valencia, Córdoba, Medellín, La Rioja, Carta-
centro industrial de América del Sur, es el para- gena).
digma del Brasil contemporáneo, verdadero la- La vida colonial portuguesa fue m á s prag-
boratorio de su proyecto de «país del futuro». mática y se organizó en torno a las plantaciones
Buenos Aires o Montevideo tienen, por su par- y a los ingenios de caña de azúcar. Factorías
te, un capital urbano fantástico de la primera c o m o las de Bahía, Recife, Olinda o Río no se
mitad de este siglo, sólo comparable con París desarrollan y adquieren autonomía hasta el si-
o Londres, pero que no logran adaptar a las exi- glo xviii, en contacto con el m u n d o europeo, y
gencias del desarrollo moderno. sólo en el siglo XIX adquirirán una importancia
M á s allá de esta originalidad, el continente comparable a la de las regiones hispánicas. E n
ha sido innovador al crear modelos que hicie- estas últimas, la nueva sociedad fue, desde sus
ron época, c o m o Brasilia, verdadera civiliza- orígenes, una sociedad urbana.
ción «extra-territorial»5, modelo de lo que D e México a Santiago de Chile o a Buenos
constituye hoy la creación de una civilización Aires, el imperio colonial español fue constitui-
urbana. do por una red cuya función era la de asegurar
el control territorial y el mantenimiento de
vínculos con la metrópoli. La mayoría de los
I. El orden histórico centros urbanos de la América hispánica actual
fueron construidos en el siglo xvi.
La historia del continente latinoamericano se M á s que un hecho físico, la ciudad fue el
confunde en gran parte con la de sus ciudades. instrumento de un proyecto colonial asentado
El modelo urbano que prevalece hoy día es un sobre bases jurídicas y teológicas. U n m i s m o
producto compuesto de todas estas herencias marco institucional -las leyes de Indias- asegu-
sucesivas. Su adaptación a las condiciones del ró la unidad del modelo y los principios de una
m u n d o contemporáneo ha sido por ende m u y nueva sociedad «compacta, homogénea y mili-
rápida y, desde muchos puntos de vista, m á s tante». Las actas de fundación, la distribución
brutal e improvisada. de tierras y la organización municipal en cabil-
dos trazaban una ciudad destinada a servir de
La ciudad, instrumento de creación
apoyo a una sociedad dual, la de los conquista-
de un m u n d o nuevo
dores y la de los conquistados. La plaza central,
plaza de armas rodeada por los símbolos del
Desde el «descubrimiento» y durante todo el poder -la catedral, el fuerte, el cabildo y las ca-
siglo x v , la América que en el siglo XIX se lla- sas de los «vecinos propietarios»- es de por sí
mará «latina» se constituye c o m o una réplica la encarnación del modelo.
de! m u n d o europeo - u n m u n d o de ciudades-, Todas las ciudades latinoamericanas de ori-
pero una réplica amplificada y deformada... gen hispánico llevan la impronta de estos prin-
La América indígena era un m u n d o esen- cipios de organización espacial. Extendido (co-
cialmente rural. Sólo en las sociedades alta- m o en Buenos Aires), o limitado (como en
mente desarrolladas y estructuradas hubo algu- Caracas) el trazado colonial proporciona las
nas grandes ciudades -Tenochtitlán (el México unidades de la urbanización (la manzana) y del
actual) y Cuzco, capital del imperio inca- que habitat (dimensión de las parcelas). Algunos
superaban en población y complejidad urbana centros de ciudades c o m o los de Lima (que fue
a numerosas ciudades europeas contemporá- la capital del virreinato). La Habana o Quito,
neas. La mayoría de las ciudades indígenas fue- conservan aún toda su riqueza.
América latina: una historia urbana 359
plicaron su población en los cincuenta años que de propiedades rurales, al m i s m o tiempo que se
siguieron a 1880. Lugar de actividad de h o m - forman parcelas menores en los barrios para las
bres de negocios e intermediarios, estas ciuda- clases medias o modestas, deseosas de ascen-
des fueron el escenario de una lucha cruenta sión social y poseídas por el sueño de la «casa
por el poder. La nuevas burguesías, en plena propia». Y a desde comienzos del siglo, la espe-
ascensión social y económica, dominan la polí- culación inmobiliaria y la autoconstrucción
tica y configuran las ciudades a su imagen. E n son aspectos primordiales de la urbanización
pocos años, 20 o 30 ciudades constituyen la ar- latinoamericana.
mazón de una nueva sociedad y engendran una C o n la instalación de tranvías por empresas
nueva cultura urbana en torno a la «ideología extranjeras con amplios intereses (compra de
del progreso». Esta imagen del progreso, que terrenos, construcción de infraestructuras, etc.)
provenía de la Inglaterra victoriana, de la Fran- se favorece la construcción de nuevos barrios y
cia del Segundo Imperio y m á s tarde de la Ale- la implantación de industrias que extienden las
mania imperial, dio una cohesión indudable a zonas periféricas y modifican la escala de la
esta nueva clase dirigente que estaba decidida a ciudad. Muchas de ellas mejoraron sus infraes-
responder al desafío del exterior y a asumir la tructuras y rápidamente se instalaron los prin-
misión tradicionalmente atribuida al «hombre cipales sevicios en las m á s importantes.
blanco». Sin embargo, en la mayoría de las aglomera-
U n aspecto característico de este período, ciones menores la estructura colonial se mantu-
que adquirió mayor o menor amplitud según vo casi sin cambios. Citando a un viajero de la
los casos, es el lanzamiento de programas de época, José L. R o m e r o señala «en Argentina ...
renovación urbana. Los centros tradicionales pasar de la capital a la provincia equivale prác-
fueron objeto de proyectos de ordenamiento ticamente a retroceder de la nación a la colo-
urbano inspirados en mayor o menor medida nia». A su juicio, esta afirmación es válida para
en la transformación de París bajo el prefecto toda América latina.
Haussman. El trazado de avenidas y la cons-
trucción de edificios públicos y de residencias
particulares de gran lujo son los símbolos de II. La explosión urbana del siglo XX
esta modernidad monumental de comienzos de
siglo. La crisis de los años treinta contribuyó en gran
Transformadas por el aporte de inmigracio- medida a unificar los destinos de los pueblos
nes diferentes (europeas, en combinación con latinoamericanos. En ella radicaron cambios
la población mestiza, indígena o negra) y por el fundamentales y variados en sus economías, en
desarrollo del trabajo industrial y de los servi- sus sociedades y en la organización del espacio.
cios urbanos6, las clases populares afirman pro- Los distintos países iban a promover políticas
gresivamente su presencia y se registran las pri- de industrialización, un modelo de sustitución
meras tentativas de organización social y de las importaciones y la idea de un Estado re-
sindical. gulador, promotor del desarrollo y planifica-
El fenómeno más significativo fue sin lugar dor, cuyo objetivo sería consolidar la soberanía
a dudas el crecimiento y la formación de las nacional y garantizar la cohesión interna.
clases medias (comerciantes, profesiones libe- Las profundas modificaciones en el sector
rales, burócratas, militares, etc.) que provocó el primario de la producción provocaron un éxo-
surgimiento de nuevas modalidades de partici- do rural que encauzó hacia las ciudades a gran-
pación política y la formación de partidos que des sectores de la población en busca de empleo
desafiaron el poder de las viejas oligarquías en y mejores condiciones de vida. Y a con anterio-
busca de democracias más amplias. Todo ello ridad, la revolución mexicana de 1910 había
corresponde a un cambio esencial: la ciudad se desencadenado un proceso de desarraigo rural
ha transformado en una «ciudad de masas». que en 1920 había dado lugar a una «marcha
En la mayoría de ellas, el centro cambia de hacia las ciudades». E n Perú, los «serranos»
función: en Buenos Aires, Santiago de Chile, (habitantes de los Andes) bajaron hacia la cos-
Montevideo, Caracas o México las familias «de ta, atraídos por el desarrollo industrial de L i m a
la plaza» (la clase superior) emigran hacia ba- y otros centros. La crisis del salitre precipitó a
rrios m á s elegantes, nacidos de la parcelación miles de desempleados sobre las ciudades chi-
. ¡mérica launa: una historia urbana 361
1930 1972
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Ur*:--'
El c r e c i m i e n t o extraordinario d e S a o P a u l o . Bulletin d'Informalions architecturales. Institut Trançais d'architecture, suplemento del n ú m e -
ro lf>. no\ lembre de 1987.
lenas, y lo propio ocurrió con las ciudades bra- n ó m e n o presenta características culturales y
sileñas c o m o consecuencia de la sequía y la cri- sociales específicas y cada ciudad afectada se
sis del café. El despoblamiento de las áreas ru- constituyó en un polo concreto.
rales y el deterioro de numerosos centros
urbanos fueron una consecuencia del cese de la Centro/periferia: la ciudad de las m a s a s
explotación de los recursos agrícolas y mine-
ros. La inmigración provocó cambios profundos en
En las ciudades sufrieron una explosión de- las ciudades. Los grupos de inmigrantes sufrie-
mográfica y social, acompañada del desempleo ron un largo proceso de enfrentamiento adap-
y la miseria. Mientras que a comienzos del siglo tación y asimilación recíproca con la sociedad
X X sólo 10 ciudades superaban los 100.000 ha- urbana «normalizada» (sobre todo con las cla-
bitantes y Buenos Aires era la única que alcan- ses populares y la pequeña clase media). Se tra-
zaba el millón, en 1940 otras tres ciudades ta de un proceso que todavía sigue vigente y del
habían rebasado dicho umbral (México, Sao cual se siguen observando actualmente las con-
Paulo y Río de Janeiro). Desesperados o espe- secuencias en la vida cotidiana y política de las
ranzados, los inmigrantes inundaron las ciuda- ciudades.
des y comenzaron su «larga marcha» para su La formación de las masas urbanas corrió
inserción en la sociedad urbana. parejas con la industrialización. En algunos lu-
Aunque la Segunda Guerra Mundial causó gares se formó un proletariado industrial, con
una cierta mejoría en las condiciones de vida a sus organizaciones sindicales, que posterior-
causa del desarrollo económico que trajo consi- mente se convertirían en la élite de las clases
go y de las medidas sociales de algunos gobier- populares. Los otros mecanismos de socializa-
nos de corte populista (Cárdenas en México, ción en el medio urbano fueron tradicional-
Vargas en Brasil, Ibáñez en Chile, Perón en Ar- mente la industria de la construcción, los servi-
gentina, etc.), el cambio esencial radica en el cios urbanos y el pequeño comercio. Las
papel motor que desempeñaron algunas metró- nuevas masas urbanas fueron integrándose así
polis en el desarrollo económico, regional y na- de m o d o paulatino durante las décadas poste-
cional. E n realidad, la migración de las zonas riores paralelamente a la evolución del contex-
rurales hacia la ciudad transformó a América to económico y político. La industrialización y
latina de forma irreversible. las actividades urbanas aceleraron también el
El proceso de metropolización se inició len- desarrollo de las clases medias, cuya importan-
tamente, cobró impulso y siguió desarrollándo- cia aumentó en la mayoría de las ciudades.
se hasta nuestros días. Las analogías que po- Puede afirmarse que el bienestar y la movilidad
drían establecerse basadas en las cifras con social caracterizan todo este período a pesar de
otros procesos similares en Europa y en los Es- las crisis económicas y sociales.
tados Unidos son tan sólo en apariencia. El fe- A comienzos de los años sesenta, las hipóte-
362 Graciela Schneier
sis según las cuales existía un desarrollo armo- las nuevas redes urbanas rebasan ampliamente
nioso siguiendo la vía abierta por los países in- los límites administrativos creando así «regio-
dustrializados, fueron objeto de una revisión nes metropolitanas», que son auténticas conur-
crítica. Las teorías «desarrollistas», así c o m o su baciones que absorben en su esfera económica
contrapartida sociológica, las teorías de la m o - y social a los municipios o ciudades vecinos.
dernización, se basaban en efecto en la capaci- Este cambio de escala acelera la disolución del
dad de expansión de la industria. En este proce- modelo de ciudad europea.
so, la «marginación» debía ser sólo un fenóme- E n oposición a una jerarquía rígida centro-
no transitorio, vinculado a la transferencia de periferia, se desarrollan configuraciones múlti-
la población rural hacia las actividades indus- ples. L a imagen de la «ciudad-hongo» refleja
triales. Ahora bien, ya en esa época se comprue- adecuadamente esta expansión vertiginosa y
ba que una parte creciente de la población está multidireccional del tejido urbano, asociada a
empleada en actividades que son a la vez poco la desintegración de la «centralidad» tradicio-
productivas y escasamente lucrativas. La situa- nal (Sao Paulo), su desplazamiento (Caracas), a
ción se agravó en los centros urbanos en los que su consolidación (Buenos Aires), o al proceso
se concentraba en esa época el 60 % de las per- de «barraquismo» (México). L a dispersión pe-
sonas desempleadas y subempleadas. riférica se efectúa siguiendo tres ejes: los nue-
Los cambios urbanos de este período se ca- vos tipos de habitat de lujo de las clases adine-
racterizan por la influencia material, cultural y radas, «autocentrados» y vistosos («Copacaba-
tecnológica que ejercen los Estados Unidos. E n na» e «Ipanema» en Río; «Providencia» en
las principales ciudades que disponen de m e - Santiago de Chile; «El Pedregal» en México;
dios materiales y financieros suficientes se pro- «Miraflores» y «Monterrico» en Lima; «Chapi-
duce un proceso dual de extensión de las perife- nero» en Bogotá, etc.); los suburbios de casitas
rias y de verticalización de los centros. Las m e - unifamiliares y los agrupamientos de viviendas
trópolis adoptan una configuración hecha de precarias. E n los años sesenta se estima que vi-
rascacielos, centros comerciales y grandes cine- vían en viviendas precarias el 35 % de los habi-
matógrafos con toda la simbologia de la socie- tantes de Caracas, el 25 % de los de Lima y el
dad de consumo. L a mayor actividad comer- 38 % de los de Río de Janeiro. Estas cifras si-
cial y la demanda de locales comerciales y de guieron aumentando en los años posteriores.
oficinas justifica la inversión en los centros m e - Este habitat precario, asociado al desem-
diante la construcción de las llamadas «torres» pleo y al subempleo, es una de las dimensiones
(«Silencio» en Caracas, «Latinoamericana» en fundamentales de la pobreza en las ciudades,
México, etc), que dejan la ciudad colonial o eu- que irá agravándose con las políticas económi-
ropea definitivamente a sus pies. cas y sociales de las décadas siguientes.
La extensión de las tramas urbanas que yux- El desarrollo de las clases medias instaladas
taponen nuevos barrios y actividades comer- en el centro de las ciudades causó numerosos
ciales, crea una nueva «centralidad» basada en problemas en materia de vivienda. Las clases
funciones financieras e internacionales y hace medias, que tradicionalmente estaban instala-
que los centros tradicionales (Avenida Paulista das en el centro, se vieron obligadas a disper-
en Sao Paulo, por ejemplo) se queden anticua- sarse por las periferias, en pequeñas casas in-
dos. A pesar de la existencia formal de numero- dividuales, en grandes bloques de casas o en
sos planes de urbanismo, el ordenamiento de «ciudades jardín» o, incluso, en ciudades peri-
las ciudades es el resultado de intervenciones féricas -Ciudad Satélite (México) o Ciudad
de tipo sectorial: se modernizan las infraestruc- Kennedy (Bogotá). Algunas capas medias o
turas (agua, electricidad), se reemplazan los m á s acomodadas se fueron a vivir a edificios de
tranvías y se desarrolla el transporte por carre- apartamentos, generalmente fruto de operacio-
tera mediante la construcción de vías rápidas nes de especulación inmobiliaria. Este tipo de
(«periférico» de México, autopistas de Cara- habitat, inició una transformación profunda de
cas) y ferrocarriles subterráneos7. las relaciones de vecindad y los reemplazó por
El desarrollo de las redes viárias y la forma- un vecindario modelo, basado en el individua-
ción espontánea del servicio de transportes co- lismo y la movilidad social.
lectivos provoca un cambio de escala en la ur- Haciafinesde este período, se constataba la
banización. Las implantaciones industriales y existencia de una crisis generalizada de los ser-
América latina: una historia urbana 363
Plano de Brasilia y de sus ciudades satélite, por Oscar Niemeyer. L a forma del centro de la ciudad ha sido denomina-
da «Pájaro de Niemeyer». Extraído de Ramón Gutiérrez, El Urbanismo del Siglo X X en América, 1971.
El Estado y los municipios reaccionaban casi La importancia de las polémicas sobre la ín-
siempre apoyando a los propietarios y repri- dole y las causas de la ocupación ilegal, es la
miendo a los arrendatarios. crisis de un pensamiento que desde hace varios
años fundaba sus análisis en el carácter margi-
D e las barracas a las ocupaciones de nal y autónomo de estas prácticas, en u n siste-
terreno: las ciudades autoconstruidas m a dominado por el régimen de la propiedad
privada.
Paralelamente a este tipo «legal» de habitat po- Ahora bien, esta ilegalidad ha adquirido
bre, aparece u n nuevo sistema cada vez m á s distintas formas, en particular en función del
dinámico: el barraquismo (villas miseria, cha- régimen de propiedad de la tierra y, sobre todo,
bolas, etc.) que elude el control de la adminis- de los distintos tipos de infracciones de las nor-
tración local y de los propietarios de terrenos; m a s : transacciones pseudolegales en parcelas
las «favelas» de Río, las «barriadas» del Perú, clandestinas o «piratas», invasión de tierras,
las «poblaciones» de Chile, las «villas miseria» etc. Estas últimas representan un tipo particu-
de Argentina o los «ranchos» de Venezuela, son lar de la ocupación llamada ilegal y consisten
otros tantos ejemplos de viviendas «atípicas», en prácticas colectivas concertadas de ocupa-
construidas por sus ocupantes con materiales ción de terrenos que tienden a la formación de
de desecho o, a veces, con los desperdicios de la un barrio. Según un análisis ya clásico (y a m -
ciudad. pliamente difundido), en Lima, donde las ba-
Las expresiones «urbanización ilegal» o «ciu- rriadas han experimentado un desarrollo ex-
dad ilegal» que estuvieron tan en boga, designan traordinario, los investigadores distinguieron
la aparición de estos barrios al margen del dere- tres tipos básicos de ocupación: invasiones gra-
cho escrito y a veces en contradicción con él. duales («ocupaciones hormiga») de partícula-
366 Graciela Schneier
pues del retorno a la democracia. Treinta años El principal interés de estas políticas en fa-
después, el 60 % de esta metrópoli está consti- vor del sector informal reside en su bajo costo
tuido por un habitat «irregular», «marginado», presupuestario, ya que requieren esencialmen-
cuya gestión se lleva a cabo mediante interven- te medidas administrativas y reglamentarias
ciones específicas de los municipios, los orga- que abarcan la asistencia técnica, la capacita-
nismos públicos, y los dos partidos mayorita- ción, la legalización de ciertas prácticas o el res-
rios, así c o m o de la acción de las asociaciones peto de un mínimo de protección social. La
de vecinos de los barrios. heterogeneidad del sector -en el que se encuen-
tran a la vez vendedores ambulantes, propieta-
La administración en tiempos de crisis: rios de pequeños establecimientos transportis-
el sector informal y los movimientos urbanos
tas y trabajadores en pequeños talleres- favore-
ce las reivindicaciones corporativas. Muchas
Hacia mediados de los años setenta, aparecen de ellas pueden resolverse a nivel local provo-
tres grandes temas de la crisis urbana: la priva- cando una descentralización de los conflictos,
tización, la descentralización y la participa- que contribuye a reforzar la estabilidad políti-
ción. ca. El retorno a la democracia ha puesto en un
Los diferentes procesos de privatización de primer plano la importancia de los electores del
los servicios públicos (agua, basuras, etc.) y de sector informal, que no sólo son m u y numero-
descentralización administrativa y territorial sos sino que además han conseguido u n cierto
afectaron a las ciudades y modificaron los equi- grado de organización. Así, la participación de
librios tradicionales. Los municipios, que son los trabajadores informales en los gobiernos lo-
organismos tradicionalmente «dominados», cales ha empezado a adquirir una importancia
obtuvieron nuevas competencias y responsabi- no desdeñable c o m o es el caso, desde hace po-
lidades y cargaron con todo el peso de la crisis co, de la Federación de Vendedores Ambulan-
urbana. tes de Lima.
Las políticas de integración se reforzaron El paradigma de una sociedad altamente
durante los años ochenta bajo la presión de las movilizada por sus luchas urbanas domina la
reivindicaciones de la población y de las re- reflexión sobre la ciudad en los años setenta:
comendaciones de los organismos internacio- c o m o polo no institucionalizado de la socie-
nales (Conferencia Internacional sobre los Es- dad, los «marginados» urbanos desempeñaron
tablecimientos H u m a n o s , celebrada en V a n - un papel importante durante todo este período,
couver en 1976), que ponen de relieve la im- en las manifestaciones por el derecho a la tie-
portancia de la pobreza y la dimensión de esta rra, las ocupaciones organizadas, las asociacio-
creación de la ciudad. Estas políticas hacen nes para la autoconstrucción, las revueltas con-
hincapié en la necesidad de una «participa- tra las crisis de los transportes («quebras-que-
ción» que se haría extensiva a nuevos actores bras» de trenes, incendio de autobuses, etc.).
de la vida urbana: el sector informal y las orga- Sin embargo, en todos los países, salvo quizás
nizaciones populares. en el Brasil, se tiende a una disminución de las
A pesar de sus dimensiones, el sector infor- acciones colectivas y a una mayor diversifica-
mal fue ignorado hasta los años ochenta. H o y ción.
día la situación ha cambiado radicalmente y Los movimientos de los años ochenta se ca-
muchos gobiernos, c o m o el del Perú, dan prio- racterizan por diferencias significativas en rela-
ridad a ese sector en sus políticas. H a y razones ción a las modalidades de participación de los
económicas pero también ideológicas que ex- años anteriores, que procuraban, a la inversa,
plican el nuevo interés que reviste el sector in- potenciar la acción colectiva y la lucha por la
formal para quienes deciden las políticas. La conquista del poder. H o y , los movimientos ur-
interpretación tradicional, que insiste en la in- banos se inspiran en una voluntad de integra-
suficiente creación de empleos formales en las ción social y valoran al m á x i m o la diversidad,
actividades modernas, ha sido sustituida por el pluralismo y la autonomía de las fuerzas que
enfoques que realzan el carácter de «empresa- las componen.
rio capitalista» de numerosos trabajadores del Se distinguen dos lógicas, que son m á s bien
sector informal y la necesidad de que el Estado complementarias que opuestas. En primer lu-
no intervenga, puesto que frena el desarrollo. gar, la que reivindican los nuevos movimientos
368 Graciela Schneier
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pacto de esta reorganización planetaria sólo al- urbanas? ¿Quiénes son hoy, en estas condicio-
gunos países - o quizá sólo algunos «territo- nes, los actores capaces de proponer alternati-
rios»- se beneficien de la inserción privilegiada vas a una evolución de esta índole, y en nombre
en los circuitos mundiales. de qué proyecto?
¿ C ó m o se establecerán en el futuro las nue-
vas articulaciones? ¿Mediante qué mecanis-
mos? ¿Cuáles serán las nuevas formas de vida Traducido del francés
Notas
1. Con este término se describen clases medias o acomodadas que se 4. Ver Bataillon C . y Panabière, L .
actividades en pequeña escala, de ha desarrollado m u c h o en los
localizaciónflexible,que no son últimos años en Río de Janeiro, 5. Ver Chesneaux, J.
objeto de ninguna reglamentación por ejemplo, para protegerse de la
oficial y utilizan esencialmente la violencia y la miseria, y que 6. U n o s de los mecanismos típicos
m a n o de obra familiar. favorece un cierto tipo de de ascensión social en las ciudades
identidad social. en crecimiento es el paso de los
2. El rancho en Venezuela y la servicios de la vida urbana
favela en Brasil son los 3. Las músicas urbanas permiten (conserjes, camareros, etc.) al
equivalentes a las barracas o entender hoy los sincretismos pequeño comercio que se difundió
chabolas. El «condominio culturales que se manifiestan en las m u c h o en esa época.
fechado» es un tipo específico de ciudades latinoamericanas: la
multipropiedad, vigilada música «chicha» de metrópolis 7. Todos los ferrocarriles
rigurosamente, que dispone de c o m o Lima o Santiago de Chile, es subterráneos («metros») se
numerosas instalaciones una mezcla de música andina y construyeron recientemente, salvo
deportivas y de esparcimiento. Se tropical ejecutada con el de Buenos Aires, que se
trata de un tipo de habitat para las instrumentos electrónicos. construyó en 1914.
Bibliografía
Akin L. Mabogunje
R I C S 125/Set. 1990
374 Akin L. Mabogunje
U n mercado en Ibadan, Nigeria: «La crisis urbana y la debacle organizativa postcoloniales, M . Rihoud/Magnum
ción social en toda Nigeria. C o n la era colonial, Por consiguiente, consagraré el resto de este
el capitalismo y cierta forma de intercambio de artículo a exponer la organización de nuestras
bienes, se convirtieron también en un mecanis- comunidades urbanas en el contexto del m o d o
m o vital. Sin embargo, el capitalismo no logró operativo de producción que funcionó durante
desplazar completamente el mecanismo ante- cada uno de los tres períodos. El objetivo es
rior tan anclado en las relaciones parentales y señalar los antecedentes de la crisis actual de
que había sido característica esencial del perío- nuestra vida urbana y también hacer hincapié
do colonial mientras desaparecía el m o d o sin- en los factores que hay que tener m u y presentes
crético de producción. al diseñar las estrategias necesarias para solu-
El período postcolonial ha sido considerado cionar la crisis.
de manera general c o m o la continuación del
colonial. E n cuanto a Nigeria, es posible argu-
mentar que aunque ese tratamiento sea legíti- La organización urbana
m o , la reciente crisis económica y el estilo y en la formación social precapitalista
estrategia seguidos para resolverla pueden indi-
car que el país está en el umbral de la supera- Al comentar la formación de las ciudades pre-
ción de la herencia colonial. Esto tiene que ver capitalistas y preindustriales, Sjöberg (1965)
con la movilización de las comunidades, tanto observa que su organización espacial muestra
rurales c o m o urbanas, para lograr un impulso la tendencia típica de la élite a residir en el cen-
m á s decidido al desarrollo, aún en el marco ca- tro o cerca del m i s m o , mientras que las clases
pitalista, pero que presagia un cambio cualita- m á s bajas y los grupos marginales son empuja-
tivo, o categórico, de nuestro m o d o de produc- dos hacia la periferia. Sin embargo, hay que
ción. destacar que el modelo territorial de estas ciu-
376 Akin L. Mabugunje
dades refleja también una mayor diversidad de Fulani, anota que la ciudad estuvo tradicio-
basada en las diferencias ocupacionales y étni- nalmente dividida en 27 distritos, algunos de
cas. D e m o d o típico, cada grupo ocupacional los cuales eran, además, segmentos de otros
vive y trabaja en una calle o barrio particulares más grandes. D e ellos, unos siete quedaban to-
que con frecuencia llevan el nombre de la pro- tal o parcialmente fuera del antiguo m u r o de la
fesión u oficio al que se dedican. Los grupos ciudad. L a denominación de los distritos tiene
étnicos, por su lado, forman también subsiste- un interés considerable. Así, en el U n g u w a n
mas territoriales relativamente autosuficientes Sarkin Pawa, cerca del antiguo mercado H a u -
y cuentan con frecuencia con espacios que los sa, estaba el recinto tradicionalmente reserva-
aislan unos de otros. do al Sarkin Pawa (Jefe Carnicero) de Daura,
Esta amplia caracterización de la organiza- quien administraba el mercado local en n o m -
ción interna de las ciudades preindustriales, al bre del jefe. El Sarkin P a w a funcionó c o m o ca-
parecer queda ejemplificada por una de las más beza del distrito, inmediatamente al sur del
antiguas descripciones detalladas de una ciu- mercado, donde tenía su recinto oficial. El Sar-
dad precolonial de Nigeria, Kano. Tras visitar- kin Tafarki, a cargo del peaje de las caravanas y
la, en febrero y marzo de 1851, Heinrich Barth, de las rutas, administraba el distrito que se ex-
el infatigable explorador alemán del Sudán oc- tendía entre la parte posterior del palacio y el
cidental, nos dejó la siguiente descripción: pozo Kusugu. Otros distritos, administrados
«Procedo ahora a enumerar los barrios, cuyos por los funcionarios mayores, que residían en
nombres no dejan de tener interés. En pri- el lugar, eran el Unguwar Liman, bajo la autori-
m e r lugar debo observar que los barrios dad del Limamin Daura; el Unguwar Kaura.
ubicados al norte de la laguna Jakara, que bajo el Kaura; el Unguwar Fada Babba, bajo el
cruza la ciudad de este a oeste, están habi- Fada Babba; y el Unguwar Makada, bajo Ser-
tados principalmente por gente Hausa o, kin M a k a d a , el jefe tambor (Smith, 1978,
c o m o los llamaban sus conquistadores, pág. 66).
«Habe», del singular «Kado», mientras Hay otras pruebas que parecen confirmar
que los barrios del sur están habitados en que gran parte de los centros urbanos, no sólo
su mayor parte, aunque no exclusivamen- en el país Ilausa sino también en otras zonas
te, por los Fulbe, llamados Fellani por del norte de Nigeria, estuvieron en ese m o m e n -
la raza conquistada.» (Barth, 1857, to organizados internamente en forma similar.
pág. 507.) Mientras que la ciudad tenía una administra-
En total, Barth identificó unos 29 barrios al ción central bajo la autoridad del Sarkin o, más
norte de Jakar, siendo Dala el más antiguo y el tarde, del emir, la organización del distrito no
más importante en términos comerciales, ya sólo fue la base de la administración detallada y
que en él residen asimismo todos los ricos co- de la función judicial, a cargo de jefes nombra-
merciantes, árabes y bereberes (principalmente dos, sino también de la movilización popular
en Ghadasiye). Barth destacó también a T u - que asumía las responsabilidades colectivas,
dun-Makera (el barrio de los herreros) y a R u n - c o m o el mantenimiento de algunas partes del
fawa (el barrio de los talleres). Al sur de Jakara muro de la ciudad.
anotó unos 46 barrios, incluyendo a Agadesa- En el país Yoruba, Johnson observó que
wa (zona que originalmente perteneció a los na- muchos pueblos estaban organizados en ba-
tivos de Agades); Yola, el barrio principesco de rrios y que cada uno era administrado por un
la ciudad, llamado por este motivo madaki-n- jefe que residía en el m i s m o , quien además era
Kano; Ghaladanchi, el barrio donde reside el responsable del concejo del pueblo ante el Oba.
ghaladima; Shuramshi, el barrio donde vive el Sin embargo, Johnson comenta luego sobre el
hijo mayor del gobernador, cuyo título, «chiro- estado de los pueblos Yoruba en el siglo xix, lo
m a » - n o m b r e kanuri que procede de «shu ro- siguiente:
m o » - , dio nombre al barrio; y Naserawa (pro- «Debe sorprender al observador más despreve-
bablemente destinado, m á s adelante, a ser el nido que ha viajado por el país Yoruba
barrio de Nasara o de los cristianos), (Barth, que estas reparticiones del país, que se su-
1857, págs. 508-509). ponen más atrasadas en cuanto a inteli-
Smith, en su descripción de la ciudad de gencia - o sea, Ijesa, Ekiti, Ife y otras pro-
Daura, en el siglo XVIII, antes de la conquista vincias-, tengan mejores calles que las
La organización de las comunidades urbanas en Nigeria 377
otras m á s ilustradas. Los ancianos atribu- cial, que facilita la rápida movilización de la
yen esto al efecto de las guerras intertriba- población de esas ciudades en la guerra o en las
les. Es el caso de Abeokuta, que estaba tareas de la paz, está, por lo tanto, fuertemente
bien distribuida. Sin embargo, desde que anclada en el marco de la justicia social y de la
empezaron a llegar refugiados a las calles autoconfianza interna, inherente a la operación
de estos pueblos originalmente agriculto- de las relaciones parentales y a la organización
res, se descuidó el alineamiento de las ca- de los distritos y barrios.
sas, ya que cada uno quería simplemente
aposentarse cerca de los otros miembros
de su aldea, agrupándose junto a sus fami- La urbanización colonial
liares, en cualquier espacio disponible, al- y disolución de los vínculos
rededor del jefe del lugar. Se puede decir parentales
lo m i s m o de todos los pueblos del país Y o -
ruba que han sufrido las vicisitudes de la El sometimiento colonial de Nigeria por Ingla-
guerra. Años después, la gente parecía ha- terra, iniciado en 1861 con la anexión de Lagos
ber perdido el arte de aposentarse y de po- y continuado después con m á s fuerza en el pe-
nerle nombre a las calles, c o m o es el caso riodo posterior a 1884, ha sido descrito en tér-
de los pueblos Ijesa y Ekiti» (Johnson, minos económicos c o m o parte del proceso glo-
1921, pág. 93). bal de incorporación de las economías
El significado de estas observaciones no fue periféricas tradicionales al sistema capitalista
claro para nosotros hasta la preparación del mundial. Entiéndese por capitalismo la forma
primer Censo Nacional después de la indepen- de producción que depende de la operación de
diencia (1962-1963). cuando se procedió a la un mercado libre y autorregulado para lograr
tarea de dividir la entonces Región Occidental dar valor de cambio a mercancías y servicios,
en zonas numeradas de manera idónea. Las de m o d o que se cree un mecanismo de control
instrucciones iniciales dadas al jefe de campo altamente descentralizado capaz de coordinar
fueron utilizar trazos permanentes, c o m o son e integrar las actividades económicas en gran-
calles y caminos, para demarcar las áreas enu- des zonas. Esta función de control del mercado
meradas. Quienes trabajaron en las áreas de en la forma capitalista de producción alienta la
Ilesa, Ikiti e Ijebu volvieron para indicar que la división del trabajo y la especialización geográ-
población local protestaba por el uso de las ca- fica de la producción y, a través de la compe-
lles c o m o límites para dividir sus barrios en tencia, estimula la adopción de nuevas tecnolo-
partes. Las calles fueron campos de interacción gías y la organización de un espacio económico
m á s que de alineación y hubo que diseñar los razonablemente eficiente. E n consecuencia, el
límites de las áreas de enumeración para pre- capitalismo aumenta considerablemente las
servar la integridad de la organización del ba- posibilidades de creación de prosperidad mate-
rrio. rial en toda la sociedad y tiende siempre a au-
En términos funcionales, la organización mentar la producción.
del barrio o del distrito de estas diversas c o m u - En términos sociales, el capitalismo sólo
nidades urbanas se basó en las relaciones pa- progresa rápidamente con una profunda divi-
rentales. Esta relación crea los mecanismos ne- sión de la sociedad en dos clases, la de los capi-
cesarios para integrar virtualmente todos los talistas y la de los trabajadores. La primera cla-
aspectos de la vida social y económica y deter- se une a aquellos que a través de la
mina el acceso a la tierra y los modos básicos de administración del capital entran en el proceso
producción, creando así las bases de la ubica- de acumulación económica con una participa-
ción residencial de cada familia. También con- ción, siempre creciente, del excedente produci-
trola el acceso a las especialidades resultantes do socialmente gracias al empleo de la clase
de la organización de los oficios, evidenciando trabajadora que va perdiendo gradualmente el
una fuerte concentración espacial en las ciuda- acceso a otros medios de sustento, particular-
des precoloniales. Esto apuntala la movilidad mente la tierra, y que termina dependiendo ex-
social en la ciudad y ejerce, por lo tanto, una clusivamente de la venta de su fuerza de traba-
fuerte influencia en el status y los procesos de jo. C o n el tiempo, y con ese m o d o de
redistribución de la sociedad. La disciplina so- producción, la clase capitalista se convierte en
378 Akin L. Mabogunje
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troles familiares con respecto al trabajo, tuvo por encima de la colectividad y de la propiedad
que luchar con la resistencia africana, recu- comunal.
rriendo para ello a diversos artilugios y estrate- El desarrollo del transporte realzó la impor-
gias. tancia de las actividades de cambio e imprimió
E n el caso de Nigeria, por ejemplo, la estra- una mayor movilidad geográfica al orden de las
tegia de manipulación m á s importante a que cosas. Prácticamente todas las comunidades
recurrió el colonialismo británico tal vez haya sintieron las repercusiones de ese cuerpo cada
sido el sistema de gobierno indirecto, concebi- vez m á s vasto de extranjeros que ya cohabitaba
do por Lugard para ocultar el intento de explo- con ellas. Sobre estos extranjeros no pesaba
tación de la autoridad colonial escudándose en ningún tipo de vínculos parentales o étnicos ni
lo que eran unas legítimas disposiciones admi- la obligación de unas relaciones tradicionales
nistrativas indígenas. D e este m o d o , al c o m e n - entre comunidades anfitrionas y extranjeros.
tar el papel de estas últimas en el marco del Sólo la Pax Britannica crearía un vínculo entre
sistema administrativo indirecto, Lugard o b - ellas, garantizándoles en teoría los m i s m o s pri-
servó: vilegios y, en todo caso, el m i s m o acceso a los
«... aunque el poder del estado protector impo- recursos de la sociedad. E n las zonas urbanas,
ne los impuestos (ya sea en forma directa la administración instituyó la segregación, dan-
c o m o el impuesto sobre la venta o, indi- do origen a la separación de los barrios o distri-
recta, c o m o los aranceles de aduana, etc.) tos para extranjeros gobernados por sus pro-
y sea el Gobernador el quefijasu cuantía, pios jefes. Los m á s famosos de estos barrios son
será el gobernante nativo y sus represen- los nórdicos, en las ciudades del sur, y los meri-
tantes -dirigentes del distrito y del pue- dionales en las ciudades del norte. Pero, en to-
blo- quien establezca su distribución, das partes, el carácter de los barrios de las ciu-
guiados y ayudados por el «personal» bri- dades de Nigeria se alteró espectacularmente y
tánico. D e este m o d o el contribuyente las relaciones sociales de su población crearon
pensará que se trata de un pago impuesto unos vínculos cada vez m á s monetarios que pa-
por su propio gobernante nativo, pese a rentales, lo que es ahora evidente en la m a y o r
que éste sabe que el ojo vigilante del F u n - parte de ellos. Fue el caso de los propietarios y
cionario del Distrito procurará que no ha- de los arrendatarios. E n particular en los ba-
ya exacciones no autorizadas y que se re- rrios m á s antiguos de las ciudades de Nigeria
pare cualquier injusticia» (Lugard, 1965, surgió un tercer grupo distinto de los otros dos
pág. 207). y que comprende a quienes viven aún en recin-
D e esta forma, las autoridades coloniales tos familiares y no pagan ningún alquiler ni de-
tuvieron éxito, corriendo al lado de las liebres rechos de propiedad individual.
(los campesinos) y cazándolas con los sabuesos D e este m o d o , el sistema indirecto de go-
(los gobernantes nativos). Es obvio que la insti- bierno, pese a conservar la apariencia externa
tución del impuesto, especialmente obtenido de las disposiciones administrativas tradicio-
de forma pecuniaria, es uno de los medios m á s nales, iba dando c o m o resultado unos cambios
respetables para persuadir a la gente y apro- fundamentales en la estructura organizativa de
piarse del excedente producido por la pobla- las sociedades urbanas. Los lazos parentales se
ción dominada. E n esas circunstancias, todo convirtieron entonces en una nueva forma de
ello llevó a ensalzar el valor de cambio y a ini- relación social basada en la clientela que se pu-
ciar el proceso de comercialización y monetari- so al orden del día. Los propietarios y terrate-
zación de las relaciones sociales. T o d o empezó nientes se convirtieron en patronos que ayuda-
a tener una etiqueta y un precio. La tierra y el ban a sus arrendatarios y a otros de la vecindad
trabajo, en particular, empezaron a ser negocia- para que tuvieran acceso a los recursos y privi-
bles. E n el caso de la tierra, no sólo se trató de legios sociales.
arrendamiento, sino de la enajenación comple- U n o de los estudios m á s detallados de esta
ta de los propietarios tradicionales. El proceso transformación de las relaciones sociales en el
se aceleró tanto por la promoción o cultivo de marco urbano es el de Sandra Barnes; «Patrons
las primeras cosechas estables c o m o por la in- and Power», en el que la autora procura descri-
troducción de un sistema jurídico que favore- bir la vida en Mushin, suburbio del Lagos m e -
cía la comercialización y la propiedad privada tropolitano, viéndose c ó m o la relación patrón-
La organización de las comunidades urbanas en Nigeria 381
las arreglaron para salvar su crédito de la era es visto c o m o el instrumento de la clase domi-
colonial. nante, en una actitud que busca perpetuar la
Por otro lado, y aunque sea difícil afirmar desequilibrada distribución de los ingresos y la
que ha surgido una clase proletaria en las ciu- abundancia y conservar el dominio de la ideo-
dades de Nigeria, no hay duda de que las desi- logía capitalista y el poder político. El ejemplo
gualdades económicas y las procedentes de los que dan los diferentes grupos, militares o civi-
ingresos han aumentado drásticamente en las les, una vez en el gobierno es revelador de la
dos últimas décadas, llevando a una considera- utilización cínica del aparato estatal para obte-
ble polarización de la población urbana. H a y ner riquezas personales a costa de la colectivi-
una fuerte controversia sobre si los trabajado- dad. La codicia se ha convertido en una norma
res y los pobres de las zonas urbanas tienen un nacional, y las diferencias de clase sólo existen
marcado sentido de clase, sobre todo una con- con respecto a las víctimas y según sea el escala-
ciencia de clase, por la manera c ó m o reaccio- fón. Tanto en la élite c o m o en las clases trabaja-
nan frente a los hechos y acontecimientos ocu- doras, el compromiso es mínimo y reina una
rridos fuera de su lugar de trabajo. C o m o ob- gran indiferencia por la repercusión que pue-
serva con justeza Johen (1980), hay pruebas dan tener estas acciones en la sociedad civil y el
claras de la resistencia de los trabajadores a la interés nacional.
relación entre explotación y parasitismo de la D e este m o d o , la actual crisis urbana gira en
clase privilegiada de Nigeria con respecto al ac- torno al sentido de «anomia» que muchos resi-
tual modelo neocolonial de producción. Esta dentes urbanos exhiben con respecto a asuntos
resistencia adopta la forma de acciones que son que son de su interés a largo plazo en la ciudad.
menos explícitas que las surgidas de protestas, Esta indiferencia e incapacidad frente a una
manifestaciones y huelgas sindicales. Entre es- burocracia incompetente, ineficaz y explotado-
tas acciones están las respuestas personales de ra, que no suministra electricidad en forma
los trabajadores, c o m o los abandonos de traba- constante, ni da agua en forma regular, ni lim-
jo, la huelga de celo, los sabotajes, los acciden- pia sistemáticamente las calles, ni da seguridad
tes y las enfermedades, el uso de drogas, la permanente a las personas y a la propiedad,
creencia en otras soluciones utópicas y, m u y procede de un fracaso de la organización y de la
particularmente, el recurso al hurto y al robo. creencia fatalista y la desesperación frente a la
Claro que a lo largo de la historia económi- situación actual. La alienación social se refleja
ca de Nigeria, el nivel de alienación de los tra- tanto en la acción de la élite c o m o de la clase
bajadores c o m o consecuencia de su trabajo trabajadora. La única diferencia radica en que
nunca fue tan agudo c o m o ahora. En la actuali- mientras los miembros de la élite siempre po-
dad, si se quiere montar un negocio en Nigeria, drán huir del país para disfrutar de unos bene-
una de las dificultades m á s arduas consistirá en ficios mal ganados que han ido acumulando en
la manera de protegerse para no ser despojado el extranjero, los trabajadores no tienen esta al-
por los trabajadores a los que uno pretende ternativa y deben sufrir las consecuencias de
ayudar al brindarles un empleo remunerado. una economía saqueada y despojada y de una
Es necesario efectuar en el país estudios serios sociedad cada vez más embrutecida y acosada.
sobre el motivo por el que los trabajadores ur-
banos no tienen reparo en cometer actos nega-
tivos, sin pensar que están socavando así sus La movilización del vecindario
propias posibilidades de estabilizar y consoli- y el marco de acción
dar una política de empleo tan necesaria a su
país. Se verán entonces en la tesitura de tener En este contexto uno debe examinar qué se
que revelar no sólo la actitud propia del traba- puede hacer para reducir o minimizar el impac-
jador frente al empleador, sino también la na- to de esta crisis y la excesiva desorientación so-
turaleza y grado de su conciencia de clase. cial que está fomentando. Para ello será necesa-
Estos comportamientos depredadores e in- rio recordar la naturaleza de la urbanización en
dividualistas de clase se extienden a las zonas la sociedad capitalista. D e acuerdo con Mollen-
residenciales y socavan el orden y la seguridad kopf ( 1981 ), las ciudades en la sociedades capi-
que habían alcanzado las aglomeraciones urba- talistas se concentran y tienen dos tipos de rela-
nas en los tiempos coloniales. El Estado ya no ción: la de producción y acumulación económi-
La organización de las comunidades urbanas en Nigeria 383
d) realizar todo ello fomentando el sentido de que hay diferencias significativas entre ambos.
responsabilidad comunal entre los residen- Tal vez lo m á s crítico es que mientras la organi-
tes y especialmente los niños y los adoles- zación de los barrios de las ciudades precolo-
centes cuyo idealismo potencial puede ser niales fue la expresión de las relaciones sociales
aprovechado (Reino Unido, 1971). parentales o étnicas, en las emergentes ciuda-
Los concejos vecinales han sido contempla- des postcoloniales capitalistas lo que se intenta
dos así c o m o un medio de hacer una operación es atenuar o reducir la discrepancia entre la he-
de cirugía estética a la democracia. D e ahí sur- terogeneidad social reinante y el conflicto de
gió el concepto de los mismos c o m o agentes ac- clases en el marco de las organizaciones vecina-
tivos en una relación de dirección-participa- les en que se produce.
ción con la autoridad municipal, en la que ésta Otra distinción fundamental es que, mien-
proporciona los fondos, el personal especializa- tras en las ciudades precoloniales los límites de
do y los locales, mientras que los otros dan a los barrios están determinados y precisos, de-
cambio el conocimiento del lugar, la organiza- pendiendo del aumento de la ocupación paren-
ción local y la ayuda voluntaria. E n el contexto tai o étnica, en la ciudad postcolonial el sentido
de Nigeria, no hay, con seguridad, razones para de vecindad es una función de uso e interac-
que el gobierno local de gran parte de las ciuda- ción social cuyos alcances geográficos hay que
des no pueda alentar la formación de comités o conocer antes de poderlos trazar. E n muchas
concejos vecinales. Claro que en algunas ciuda- ciudades hay zonas en las que el sentido de la
des c o m o Ibadán esos comités ya existían. A c - vecindad es todavía incipiente y otras en las
tualmente, su mayor preocupación es la seguri- que ya está logrado. E n otras ciudades hay ve-
dad y la solidaridad del vecindario. Sin embar- cindades que son vestigios históricos que su-
go, n o hay razón para q u e estos comités fren transformaciones demográficas, mientras
vecinales no puedan ser utilizados para contro- que también hay otras en las que la vida apenas
lar la calidad de la educación primaria y el si ha cambiado. Todo ello contribuye, a m a n e -
cumplimiento de la enseñanza, tratando de ra de pinceladas, a trazar la organización y la
mantener el esfuerzo educativo, el servicio de estructura social de las ciudades de Nigeria.
salud, las normas ambientales, la vigilancia A u n así, es m u y escasa la información con-
frente a los delitos y la mejora global de la vida creta y definitiva de que se dispone con respec-
social urbana, especialmente en los barrios m á s to a la estructura organizativa de las ciudades
pobres. N a d a impide, sin duda, que el gobierno de este país. La tarea consiste en identificar,
local utilice dichos comités incluso para mejo- delimitar y trazar la estructura vecinal básica
rar las capacidades técnicas y las posibilidades de las ciudades de Nigeria para lograr una m e -
de empleo de sus integrantes. Naturalmente, el jor visión de su organización. Nuestra esperan-
hecho de organizar a las comunidades urbanas za es que trabajando con dichas estructuras
por medio de comités vecinales brinda una fa- vecinales se podrá tal vez movilizar a las pobla-
bulosa oportunidad para movilizar a nuestras ciones urbanas, motivándolas m á s efectiva-
ciudades hacia una rápida transformación so- mente, no sólo para que se sumen a sus compa-
cioeconómica. triotas rurales, sino también para que trabajen
con m á s energía por una pronta recuperación
de la economía nacional y la creación de una
Conclusión sociedad independiente y socialmente m á s jus-
ta, y también con objeto de hacer de la vida
La idea de los concejos o comités vecinales nos urbana una experiencia sana, placentera, m á s
ha permitido, por lo tanto, una visión casi c o m - segura y materialmente m á s gratificadora.
pleta del diseño organizativo de la ciudad pre-
colonial, precapitalista. Es obvio, sin embargo, Traducido del inglés
La organización de las comunidades urbanas en Nigeria 385
Bibliografía
Conviene examinar en primer lugar si la estruc- Examinemos en primer lugar el primer nivel, la
tura social de la ciudad es un reflejo directo de estructura de la sociedad soviética, que se m a -
la estructura social del conjunto de la sociedad. nifiesta de m o d o tan claro en las relaciones ur-
A mi juicio, es menester distinguir entre estruc- banas.
turas nacionales o estatales, regionales y de m e - Hasta ahora el debate que se ha efectuado
nores dimensiones. En cada uno de esos niveles en la U R S S en torno a la «perestroika» se ha
la estructura social no es un simple vaciado centrado sobre todo en el crecimiento econó-
de la estructura global de la sociedad h u m a n a . mico, la transparencia, la democracia, y las
E n El Capital, K . Marx subraya una y otra vez relaciones entre las distintas nacionalidades.
que, por ejemplo, la categoría de las relaciones Parte de los publicistas y sociólogos empezó a
de producción opera no en examinar hasta cierto pun-
el contexto de la vincula- to el problema de la estruc-
O.I. Shkaratan es autor de numerosos
ción entre un obrero y un trabajos científicos, entre ellos las si- tura social, pero únicamen-
capitalista determinados, guientes monografías: La empresa in- te en relación con la crítica
sino en el de las relaciones dustrial. Ensayos sociológicos. Moscú, de la burocracia.
Mysl. 1978: Normas sociales y planifica-
de clases y de una macroes- ción social, M o s c ú , Proizdat, 1984. E n el fondo de la cues-
tructura social. D e aquí se obra colectiva; Revolución social y téc- tión puede formularse de la
desprende, por lo demás, nica y procesos nacionales, Moscú, N a u - siguiente manera: ¿Cuál es
ka, 1987, obra colectiva; La revolución
que es preciso estudiar la tecnológica y el destino de los jóvenes, la naturaleza del sistema
microestructura de los gru- Moscú, Znanie, 1989, obra colectiva, socioeconómico aplicado
pos y las relaciones dentro etc. en la U R S S ? ¿De qué índo-
de otras categorías, sobre le es la estructura social in-
todo, de las categorías so- herente a ese sistema?
ciopsicológicas. Este enfo- Si reservamos el térmi-
que de M a r x m e parece no «estalinismo» al m u n d o
acertado. E n efecto, es po- de la ideología, nos queda
sible y necesario tener en cuenta que las relacio- para designar la realidad de las relaciones so-
nes sociales se dan en múltiples niveles. Desde cioeconómicas la posibilidad de emplear con-
un punto de vista teórico, los elementos especí- ceptos c o m o «sistema administrativo», «siste-
ficos y las relaciones inherentes a cada uno de m a coercitivo» y «socialismo cuartelero». A m i
dichos niveles pueden explicarse por las carac- juicio, estas palabras revelan la superficie del
terísticas funcionales de los correspondientes fenómeno, pero no su esencia. Es evidente que
subsistemas. sería erróneo considerar c o m o socialismo el as-
Resulta, pues, que la estructura social de la pecto de las relaciones sociales que ha predomi-
ciudad refleja naturalmente la estructura social nado ampliamente e influido en gran medida
de la sociedad soviética, por una parte, y cier- en el establecimiento de formas cuartelero-re-
tos elementos y relaciones específicas inheren- presivas de organización de la sociedad. Pero
tes a ese organismo que es la ciudad, por otra. podemos afirmar con el m i s m o grado de seguri-
R I C S 125/Set. 1990
388 Ovsei Irmovich Shkaralan
dad que tampoco se trata de capitalismo, al m e - ter transitorio. U n a transformación tal provoca
nos en su forma clásica. la solución de la continuidad y la ruptura tanto
Si buscamos a lo largo de la historia una de las tradiciones seculares relacionadas con la
analogía de nuestra sociedad actual, cabe recor- actividad productiva y extraproductiva, c o m o
dar la formación social transitoria que existió del estilo de vida en su conjunto. Desde luego,
entre el comunismo primitivo y el comienzo de el r u m b o que adopte esa transición puede tener
la sociedad dividida en clases. Siguiendo el diversas variantes. Algunas de ellas están uni-
pensamiento de L. Morgan, Engels denominó das a formas confusas de organización econó-
esa sociedad una «democracia guerrera». E n mica y política de la sociedad y otras a una es-
ella no existía aún la propiedad privada, pero sí pecie de carrera revolucionaria de obstáculos
la heterogeneidad socioeconómica del trabajo que reniega de todas las formas anteriores de
y la apropiación de la plusvalía por parte de los vida económica, social y política. Si el nivel de
jefes y sus agentes. Surgieron así una minoría educación de la población y de las autoridades
dirigente y relaciones de dominación y sumi- es bajo y si las reformas políticas se inician pre-
sión que se vieron reforzadas m á s tarde con la cipitadamente, es inevitable que se produzcan
aparición de la propiedad privada. importantes deformaciones sociales que para
M e permito observar de paso que para ex- muchas personas significarán un destino trági-
plicar el fenómeno de la sociedad soviética m u - co. Esta variante prevaleció en la U R S S y de-
chos autores se sienten atraídos por la concep- terminó durante decenios el destino del pueblo
ción marxista del m o d o asiático de producción soviético.
c o m o formación socioeconómica milenaria, Comparto la opinión de que bajo la influen-
característica de inmensos territorios. Es bien cia de una serie de factores históricos se formó
sabido que en esa forma de producción se prac- en nuestro país un sistema socioeconómico
ticaba la explotación de una clase por otra sin particular, a saber, el sistema de socialismo de
que se estableciera la propiedad privada. Según Estado (o socialismo monopolístico de Esta-
K . M a r x , en la mayoría de las principales for- do), en el que evidentemente aparecen los ele-
m a s asiáticas, el principio unificador único quementos y las relaciones universales inevitables
está por encima de todas las pequeñas comuni- en una determinada etapa transitoria de desa-
dades actúa c o m o propietario supremo o pro- rrollo histórico, c o m o los que le son propios. Si
pietario único y en consecuencia las comunida- se observa la sociedad soviética del interior o
des reales aparecen tan sólo c o m o poseedores del exterior, se comprueba un m i s m o fenóme-
hereditarios^. La plusvalía corresponde al prin- no malsano: la burocratización, el excesivo po-
cipio único supremo, es decir al Estado, perso- der del aparato de dirección y el fortalecimien-
nificado en el faraón, el zar, el kan. etc.; la pro- to del estatismo en detrimento de la sociedad
piedad es en cierta forma inexistente desde el civil. A d e m á s , la burocracia soviética concen-
punto de vista jurídico. Los límites entre la de- tra en sus m a n o s no sólo el poder político, sino,
mocracia guerrera y las formas asiáticas con sus además, el económico.
características de despotismo son, sin duda al- C o n la liquidación de la propiedad privada
guna, bastante relativas y difuminadas. Sin e m - y de las clases, pasaron a primer plano las rela-
bargo, se puede formular la hipótesis de que la ciones en el ámbito del poder. E n una situación
sociedad soviética es análoga a la democracia en que la propiedad no pertenece por así decir-
guerrera. lo a nadie, en la que es anónima, revisten una
Si reflexionamos desde esta perspectiva so- importancia determinante para la diferencia-
bre el carácter de las relaciones sociales disimu- ción social las relaciones determinadas por la
ladas bajo la envoltura del socialismo cuartele- función del trabajo en la organización de la so-
ro, se puede pasar a la siguiente proposición. El ciedad y por la actividad administrativa. L a
paso de una sociedad madura dividida en cla- propiedad socializada supone personas de ca-
ses a una sociedad igualitaria sin clases consti- racterísticas m u y específicas que encarnen los
tuye un m o m e n t o histórico particular en la intereses de todos los asociados. Sin embargo,
evolución de la humanidad. Es posible que el en la práctica, dichas personas se arrogan los
sistema de relaciones sociales que se forma en plenos poderes que incumben al conjunto de
ese m o m e n t o sea tan específico que surja una propietarios. Esos intermediarios disponen
formación socioeconómica particular de carác- de los medios de producción y manejan la dis-
Estructura social de la ciudad soviética 389
M O S C Ú en invierno. Pinkhassov/Magnun
persona ocupe su «nicho ecológico» social que calles y qué se va a enseñar en las escuelas, etc.
le garantice la obtención de una determinada Todos los aspetos de la vida urbana se so-
cantidad de bienes y servicios. La eficiencia en metieron a normas. Existe un cúmulo de nor-
el trabajo sólo cumple entonces un papel secun- m a s y reglamentos especiales, de instrucciones
dario. L o esencial es la profesión, el puesto, la secretas y públicas, que regulan la vida de toda
rama, e incluso la región y la ciudad donde vive la ciudad. El resultado ha sido, desde luego, la
la persona. Por ejemplo, un obrero excelente de desaparición de la autonomía de la población:
la industria ligera recibirá un salario inferior y la gente perdió la costumbre de ser autónoma y
menos bienes que un obrero mediocre que tra- de adoptar decisiones. H a n desaparecido las
baje en una fábrica de armas. Las estancias en tradiciones específicas que diferenciaban una
sanatorios y centros de reposo, la calidad de la ciudad de otra.
educación de los hijos y la posibilidad de bene- E n el m o m e n t o de la llegada de M . S . Gorba-
ficiarse de tratamientos personalizados, todo chov a la dirección del país, las ciudades se ha-
esto se ha asignado de manera centralizada a lo bían transformado en tristes «vagones-dormi-
largo de decenios. Desde luego, la vida m i s m a torio» próximos a las fábricas. Y debido a una
se ha encargado de trastornar ese orden buro- política social determinada, esas fábricas se ha-
crático paradisíaco. Siempre ha existido una bían convertido en la gran mayoría de los casos
economía paralela que funciona según las leyes en centros de trabajo nada o poco cualificado.
del mercado, pero que no era sino una econo- M á s allá de lo que era objetivamente nece-
mía secundaria, sin una importancia determi- sario conservar c o m o trabajos poco atrayentes,
nante. El hecho de que gran parte de la pobla- penosos o insalubres, habida cuenta la base téc-
ción esté satisfecha porque sus condiciones de nica y organizativa de la producción, el sistema
vida estén «garantizadas» y exista una relativa administrativo-burocrático mantuvo artificial-
estabilidad de la ecuación: «Poca eficacia en el mente un alto índice de empleo en actividades
trabajo/bajo nivel de vida», prueba que este de ese tipo. Para lograrlo se adoptaron medidas
tipo de organización social es algo natural, cuyas abiertamente coercitivas, c o m o el régimen de
raíces están profundamente arraigadas en la pasaporte interno y el empadronamiento en
historia del país, en el pasado reciente de pue- una ciudad determinada. En definitiva se ins-
blos que prácticamente no han conocido el ca- tauró un régimen en el que las personas están
pitalismo ni ninguna forma estable de propie- esclavizadas por un trabajo concreto. D e un to-
dad privada ni han adquirido el hábito de un tal de unos 130 millones de trabajadores, casi
trabajo intenso. N o es casual que el término 50 millones realizan un trabajo primitivo y con
«paga» se vea sustituido con frecuencia por tér- escasos alicientes. C o n salarios bajos, un obre-
minos específicos c o m o «remuneración» o ro n o cualificado es m á s rentable que el m á s
«gratificación», es decir, lo que el jefe da al sub- rentable de los robots.
ordinado según su propio parecer y no lo que el Al m i s m o tiempo no hay que olvidar los
trabajador recibe por su trabajo, en función de profundos cambios que se han producido in-
su cantidad y calidad. cluso durante estos años de estancamiento. Por
Este tipo de relaciones ha marcado también ejemplo, los habitantes de las ciudades que
profundamente todo el sistema de vida urbana. cuentan en la actualidad más de 50 años, des-
Paulatinamente se fueron desmoronando los empeñaban en su juventud (es decir, a finales
lazos civiles que sólo se habían formado des- de los años cincuenta) un trabajo intelectual
pués de la abolición de la servidumbre y de que complejo en el 14 % de los casos, mientras que
las ciudades obtuvieran algunos derechos de a mediados de los años ochenta esta propor-
autonomía y. sobre todo, porque hacia los años ción ha pasado a ser entre los jóvenes de 27 %.
treinta desapareció la autonomía personal des- E n 1987 el porcentaje de trabajadores jóvenes
de el punto de vista de la economía. E n efecto, (de menos de 30 años) en relación con el n ú m e -
todos los trabajadores se convirtieron en servi- ro total de trabajadores en el campo de la infor-
dores del Estado. Este decidía y sigue todavía mática ascendía a 43,7 %, frente a 30,2 % en
decidiendo lo que se va a dar a una ciudad: qué todos los demás sectores juntos2.
empresas se han de construir, cuáles se han de Pasemos ahora a examinar las condiciones
cerrar, cuántos apartamentos será preciso cons- en las que se efectúa la reproducción cultural
truir y de qué clase, cuál será la anchura de las y social del habitante de las ciudades. Por tér-
Estructura social de la ciudad soviética 391
mino medio, cada uno disponía en 1987 de dos de los años sesenta hasta mediados de los
14,7 metros cuadrados de espacio habitable, lo ochenta, el resultado era el m i s m o : la gente
que representa un cierto progreso ya que 30 pasa casi todo su tiempo libre haciendo cola (la
años antes prácticamente todos ellos vivían en población del país pasa en la compra de víveres
lo que se denominaba «apartamentos colecti- y productos industriales 36.500 millones de ho-
vos», es decir, varias familias en un m i s m o ras por año), trabajando en el jardín, preparan-
apartamento, mientras que en la actualidad do la comida, planchando, arreglando la vi-
m á s del 85 % ocupan uno independiente. N o vienda, ocupándose de los niños y viendo la
obstante, incluso hoy en día se dispone en nues- televisión. En todos los grupos sociales la lectu-
tro país de 3,5 veces menos espacio habitable ra del periódico y ciertos elementos de la vida
que en Estados Unidos 3 . política incumben por lo general al marido. La
mujer dedica a los quehaceres domésticos tres
El volumen de los distintos servicios por habi-
tante es sumamente bajo. Basten estos datos: cada veces m á s tiempo que el marido. Tan sólo 3 %
habitante gasta anualmente en servicios culturales aproximadamente de padres jóvenes dedican
7,1 rublos y en educación física y deportes 0,46 tiempo a algo tan importante c o m o la educa-
rublos. Señalemos de paso que en la U R S S hay ción de los hijos, es decir, pasear y charlar con
2.500 piscinas, mientras que en Estados Unidos ellos, enseñarles música e idiomas y habituar-
hay un millón. En centros de reposo y tratamiento los al trabajo. Para qué hablar de museos, tea-
o establecimientos sanitarios se gastan 6,7 rublos tros, deporte y creación artística: para la m a y o -
por año. C o m o resultado, suponiendo una distri- ría de los habitantes de la ciudad, incluso de
bución equitativa de las plazas, un habitante de laM o s c ú y de Leningrado, era sólo un recuerdo
ciudad tiene en promedio la posibilidad de des- de la juventud acompañado de la liberación de
cansar o hacer una cura en un sanatorio o una la rutina de la existencia6.
pensión una vez cada 14 años, es decir, dos veces Esta situación se debe a que durante m u -
en toda su vida activa4. chos años no se invirtieron adecuadamente los
En las ciudades existen m u y pocos auténti- recursos para fomentar la industria y la realiza-
cos clubes que sean lugares de encuentro. Debi- ción del ser h u m a n o . H u b o una amplia repro-
do a la pobreza del medio urbano, durante el ducción de la estructura social, se mantuvo un
gobierno de Brezhnev tuvo lugar en Moscú la elevado porcentaje de trabajadores no cualifi-
siguiente evolución: cados y no se crearon las condiciones necesa-
rias para formar debidamente a los obreros
Número de visitas anuales por habitante5 e ingenieros bien cualificados que requiere la
alta tecnología ni a una élite creadora y h u m a -
Teatros Museos Cines nista.
La situación era especialmente difícil para
1970 1,94 2,28 19,4
los intelectuales de las ciudades, privados en su
1985 1,56 1,99 13,3
mayoría de la posibilidad de difundir amplia-
mente su cultura y transmitirla a sus hijos. E n
N o es casual que de los jóvenes moscovitas m i opinión, el problema de la educación y la
que respondieron a la encuesta únicamente cultura a medias es una de las trágicas conse-
61 % estimara tener realmente acceso a los va- cuencias que m i país debe al socialismo cuarte-
lores espirituales. ¡Y esto en Moscú! lero. H a y 6,5 millones de ingenieros en un país
Esta situación general ha conducido a una que necesitaría c o m o m á x i m o entre 2 y 2,5 mi-
reproducción deformada de la población. llones. D e generación en generación estas per-
Cuando interrogaba a la gente en Leningrado, sonas han ganado cada vez menos, han perdido
Kazan, Minsk y otras ciudades, y pedía a los el gusto por el trabajo creativo, se han descuali-
jóvenes que anotaran lo que hacían en el tiem- ficado y han olvidado incluso sus conocimien-
po libre, quedaba casi vacía la larga lista de po- tos profesionales. Desde comienzo de los años
sibilidades que se proponían. Algunos incluso sesenta todas las encuestas sociológicas han re-
se enfadaban: ¿Acaso no saben los sociólogos velado que si bien el grado de educación y for-
en qué emplea su tiempo libre el ciudadano co- mación de un obrero mejoraba de año en año
m ú n y corriente? Efectivamente, en las n u m e - durante su vida activa, no se garantizaba al in-
rosas encuestas efectuadas a partir de media- geniero la promoción en su carrera profesional.
392 Ovsei Irmovich Shkaratan
En 1985 el sueldo de un ingeniero constructor ción de las contradicciones sociales, sobre todo
era de 175 rublos, m á s primas variables del or- en las grandes ciudades. Puedo fundamentar
den de 20 % del sueldo básico. E n esa misma esta afirmación en los resultados de las investi-
época un ajustador medianamente cualificado gaciones que he venido realizando desde m e -
ganaba entre 380 y 520 rublos. Difícilmente se diados de los años sesenta sobre la vida social
podría encontrar un medio más eficaz de pri- de tres ciudades soviéticas: Kazan, gran ciudad
var a las personas de todo deseo de realizar un industrial (más de un millón de habitantes), Al-
trabajo intelectual. N o es casual que según metevsk, ciudad industrial mediana (unos
nuestras encuestas sólo 20 % de los ingenieros 125.000 habitantes) y Menzelinsk, una ciudad
constructores puedan ejecutar autónomamente pequeña que es el centro administrativo de una
un trabajo profesional. Son evidentes las conse- región agrícola. Estas ciudades están situadas
cuencias para nuestro país de esta actitud hacia en el territorio de la República Socialista Sovié-
los intelectuales. tica Autónoma de Tartaria, que es en todos los
Desde la Revolución de Octubre los intelec- aspectos una región típica del país, y en tres
tuales han escuchado por primera vez, y en re- ocasiones diferentes - 1 9 6 7 , 1974-1975 y
petidas ocasiones, palabras elogiosas sobre su 1983- se efectuaron en ellas encuestas repre-
utilidad social de labios del líder Gorbachov. sentativas con una muestra de m á s de 7.000
Hasta ese m o m e n t o oían hablar con mayor fre- personas.
cuencia de «intelectuales podridos y medro- Según dichas encuestas, el nivel de educa-
sos» y del papel de liderazgo que la clase obrera ción de todas las capas sociales ha aumentado a
desempeñaba en relación con la intelligentsia yun ritmo relativamente rápido. Así en Kazan,
su educación. Es evidente que en el contexto de el porcentaje de obreros cualificados que ha-
una revolución científica y técnica todo ello ha bían terminado los estudios secundarios pasó
constituido un obstáculo para un auténtico des- de 25,1 a 68,9% entre 1967 y 1983. Podría
arrollo de la sociedad. pensarse que con ese crecimiento del potencial
Esa «ideología» afectó especialmente a las de la población y en un clima en el que se pro-
grandes ciudades y a los antiguos centros cultu- clamaba sin cesar el adelanto científico y técni-
rales que a la par de los centros análogos de los co, se aceleraría necesariamente la movilidad
países de Occidente hubieran debido entrar en profesional. Pero no sólo no fue así, sino que
una era de desindustrialización. En efecto, m u - experimentó una regresión. Si en 1974 el
chas personalidades públicas e ideólogos ofi- 35,9 % de los encuestados no habían cambiado
ciales consideraban perjudiciales, y las siguen nunca en su vida de profesión ni de situación
considerando, incluso las propuestas m á s ano- social, en 1983 lo había hecho el 39,6 %; habían
dinas de fomentar la informática, lo que supo- cambiado de oficio, pero por otro similar y, en
ne una m e r m a de la importancia y el porcentaje consecuencia, de idéntica categoría social, 48,7
de trabajadores de las grandes empresas, ya que y 45,2 % respectivamente; por último, habían
esas medidas implicarían necesariamente la cambiado de profesión y de categoría social
disminución del porcentaje de obreros en el 15,4 y 15,2% de los encuestados, respectiva-
conjunto de la población. Así los planificadores mente. Y esa evolución lenta había tenido lugar
de Moscú propusieron hace poco no sólo m a n - en una sociedad «habituada» a una movilidad
tener el número de trabajadores, sino además social a gran escala (véase cuadro 1 ).
reducir únicamente en 25 % el número de obre- La contradicción entre el mejoramiento del
ros no cualificados, desde ahora... hasta el año nivel de educación y la reducción de las posibi-
2100. Esos mismos individuos, dinosaurios del lidades de lograr una mayor movilidad profe-
«comunismo científico», pidieron que para el sional se observaba también en la situación en
año 2100 se reduzca en Moscú el número de las ciudades. Las encuestas mostraron una
estudiantes y trabajadores científicos en com- orientación creciente hacia las actividades de
paración con 1985. La profunda ignorancia de esparcimiento, la adquisición de bienes mate-
esos oscurantistas ha frenado y sigue frenando riales y la educación de los hijos. Sin embargo,
en gran medida la buena marcha del país por un medio urbano poco desarrollado y, en con-
el derrotero universal del progreso moderno. secuencia, la imposibilidad casi total de reali-
Los largos años de lento crecimiento tecno- zarse fuera del ámbito de la producción,
lógico tuvieron c o m o consecuencia la acentua- desembocan en la crisis del sistema de valores
Estructura social de la ciudad soviética 393
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Proyecto de Constantin Melnikov para el edificio del Ministerio soviético de la industria pesada. Moscú, 1934. D . R
394 Ovsei Irmovich Shkaralan
Capa social Indicación Padre del Encuestado a Encuestado a Encuestado en Hijo mayor del
cronológica encuestado, a comienzos de los 30 años de el momento de encuestado en
comienzos de su vida activa edad la encuesta el m o m e n t o de
la vida activa la encuesta
1. Campesinos, miembros de un
koljoz. trabajadores agrícolas 19,0 6,9 0,9 0,3 0,8
2. Trabajadores con trabajo no
cualificado o poco cualificado 16,6 10,3 5,1 5,5 8,3
3. Trabajadores con u n trabajo
cualificado.
fundamentalmente físico 36,0 58,8 56,1 54,8 50,2
4. Obreros con un trabajo
altamente cualificado, con
funciones físicas e
intelectuales para la
aplicación de una técnica
compleja 1,1 2,9 2,9 3,4 1,7
5. Trabajadores con una
actividad intelectual poco
cualificada (empleados no
especialistas) 4,1 1,9 2,2 2,1 4,5
6. Trabajadores con una
actividad intelectual
cualificada que requiere
estudios secundarios
especializados 9,0 7,7 10,8 9.9 8,9
7. Trabajadores que efectúan
una actividad intelectual
cualificada que requiere
estudios superiores 10,2 9,8 15,3 15,8 21.7
8. Trabajadores que efectúan
una actividad intelectual
altamente cualificada que
requiere estudios superiores y
formación complementaria 1,5 1,2 4,9 5,8 2,8
9. Trabajadores que efectúan
una labor intelectual
altamente cualificada
de dirección 2,5 0,5 1,8 2,2 1,1
TOTAL 100 100 100 100 100
El espacio urbano soviético en los años I960: bloques de hormigón invaden el c a m p o circundante, H . Cartier-Bresson/
Magnum.
la pertenencia a una capa social, ya que no exis- que realizan un trabajo intelectual, 10,4; el por-
ten instituciones que canalicen las necesidades centaje de los que consideran malo su estado de
específicas de los grupos (capas) que componen salud se cifra en 5,9, 14,2 y 13,9 % respectiva-
la sociedad urbana. mente. Los datos relativos a la biblioteca fami-
V o y a ofrecer algunos datos sobre esta mis- liar son: el personal directivo posee u n a media
m a ciudad de Kazan, que caracterizan las con- de 542,5 libros, los obreros cualificados 67,6 y
diciones de vida de las distintas capas sociales la gran m a s a de intelectuales 186,7. El panora-
y sus respectivas diferencias en 1983, es decir, m a relativo a la frecuencia de lectura de obras
en vísperas de la perestroika. literarias es el siguiente: en las tres categorías la
El personal directivo de los diferentes nive- proporción de los que leen regularmente (todos
les ganaba por término medio 220,9 rublos, los los días o varias veces por semana) es, respecti-
obreros cualificados 180,3 rublos y la gran m a - vamente, de 81,1, 55,9 y 7 4 , 7 % . Para termi-
sa de empleados que realizaban un trabajo inte- nar, algunos datos sobre las vacaciones: las
lectual 155,3 rublos; para estas categorías de pasaron en el extranjero 5,7, 0,4 y 2 % respecti-
personas la proporción de quienes tenían apar- vamente; en un sanatorio, una pensión o un
tamentos independientes o casa propia era de centro de reposo: 17, 9,9 y 13,2%. C o m o se
89, 67,1 y 4 4 , 2 % respectivamente. Los datos desprende de las cifras citadas, las diferencias
relativos a la salud son los siguientes: el perso- sociales son evidentes, pero no revisten por sus
nal directivo toma anualmente un promedio de dimensiones un carácter cualitativo.
7,9 días de licencia por enfermedad (sin contar C o m o ya señalé, el problema estriba en
los días que se toman para cuidar a parientes), otros aspectos: las diferencias en los bienes que
los obreros cualificados, 9,9 y los empleados se posee son consecuencia directa del puesto
396 Ovsei Irmovich Shkaratan
que se ocupa y de la pertenencia a este o aquel cir, los fenómenos de desintegración de condi-
sector de la economía. ciones particulares, lo que, según esta teoría,
C o m o conclusión, voy a procurar exponer guardaría relación con el proceso de reducción
mi propia concepción de las estructuras socia- de las desigualdades dentro de la sociedad.
les de una ciudad. Es inherente a la comunidad ¿Cuáles son las primeras conclusiones que
urbana una estructura social y espacial que se se pueden sacar del estudio de las relaciones
estudia aplicando el método de la ecología fac- sociales en la ciudad soviética?
torial. También en la U R S S esta orientación ha A una sociedad con estructuras sociales
tenido cierto auge7. Sin embargo, dada la fun- «autoritarias» corresponden ciudades desper-
ción básica de reproducción social de la ciu- sonalizadas en las que las autoridades locales
dad, resulta que lo que moldea y organiza c o m o actúan c o m o representantes de la autoridad
sistema las relaciones urbanas son los grupos central y no c o m o portavoces de los intereses
de consumidores (= de consumo cultural) y las de la comunidad urbana. En u n socialismo es-
relaciones que se dan entre ellos8. tatal, se considera la ciudad no c o m o u n a co-
Nuestra tarea consistía en elaborar un indi- munidad territorial que se reproduce natural-
cador del carácter de las actividades extrapro- mente, sino c o m o una organización con u n fin
ductivas (en otros términos, del carácter del especial de tipo productivo. Se reprimen los
consumo). Dicho indicador determina el grado elementos de autorregulación del sistema urba-
de intensidad del consumo según su diversifi- no, y los procesos espontáneos se reglamentan
cación. Durante la investigación es fácil re- y se transforman artificialmente en procesos
gistrar las ocupaciones del encuestado en su organizados. E n consecuencia, c o m o la ciudad
tiempo libre. Se puede medir el grado de parti- ha perdido su «masa crítica» de espontanei-
cipación de la gente en esas actividades por la dad, en un determinado m o m e n t o queda con-
frecuencia con que las practican durante un pe- denada al estancamiento y cualquier innova-
ríodo determinado: semana, mes, año (según el ción resulta imposible.
tipo de ocupación). El trabajo consiste en m e - Todos estos factores influyen considerable-
dir la diversidad de las actividades extrapro- mente en la manera en que la ciudad cumple su
ductivas de la gente por su grado de participa- función esencial, a saber, la reproducción so-
ción en diferentes tipos de actividades. El tipo cial del individuo. Es evidente que la ciudad
de ocupación (actividad) es una categoría gene- soviética no ofrece en la actualidad las condi-
ral empleada en la investigación para clasificar ciones indispensables para la constitución de
las ocupaciones cotidianas en bloques según su los recursos h u m a n o s necesarios en los sectores
proximidad funcional (por ejemplo, cuidado y de producción de alta tecnología. E n efecto, los
educación de los hijos, actividades intelectua- habitantes necesitan distintas actividades de
les y culturales). Si se elabora un continuum de esparcimiento, educación permanente, u n ele-
las actividades extraproductivas, la diversidad vado nivel de vida y servicios de gran calidad.
de los tipos de actividad dentro de una misma En estas circunstancias, la principal orien-
clase aparece c o m o una relación de lo particu- tación para el desarrollo de la ciudad soviética
lar a lo general. E n total se obtuvieron nueve es que los ciudadanos dejen de formar una m a -
grupos, establecidos según el grado de diversi- sa, una multitud indiferenciada, manipulada
dad de las actividades extraproductivas (o de arbitrariamente por las autoridades locales,
consumo en el sentido amplio del término). para convertirse en una comunidad autoorga-
Según esos grupos, la distribución de los en- nizada de personas que dirijan cada vez en m a -
cuestados mostró en todas las capas sociales yor medida su propio destino y el de la ciudad.
una estructura bastante pobre de las activida- Las leyes promulgadas en los últimos años
des (este punto se ha tratado anteriormente). han creado ciertas condiciones previas que fa-
Por el contrario, se descubrió una baja relación cilitan esta nueva situación. E n las ciudades se
entre las diferencias por capas sociales y grupos han creado distintas cooperativas. Sólo en
de consumidores urbanos, lo que constituye al- 1988 el número total de cooperativas en fun-
go imprevisto (véase el cuadro 2). Para la inter- cionamiento se multiplicó por 5,5, elevándose
pretación teórica de este fenómeno se recurre a el 1.° de enero de 1989 a 77.500. Esas coopera-
la teoría de Wesolowski sobre los fenómenos de tivas empleaban a 1.400.000 personas, es decir
descomposición de la estructura social9, es de- nueve veces m á s que a comienzos de año, y se
Estructura social de la ciudad soviética 397
Personas
Capas sociales 1 i 3 4 5 6 7 8 9 interrogadas %
Obreros con un trabajo no 11.8* 32.9 22.4 10,6 14,1 3,5 4.7 0,0 0,0 85 100
cualificado o poco 14.7 24.2 27.4 7,4 ÏZ5 7.4 4.2 1,1 1.1 95 100
cualificado
Obreros con un trabajo 3,4 18.3 20.4 10,4 21,3 13.3 9.3 3,2 0.5 624 100
cualificado 8.7 21.5 24.7 14,7 T43 7,7 5,5 1,6 1.3 953 100
Obreros con un trabajo 0.0 12.2 24.4 9,8 19.5 19,5 9.8 4,9 0,0 41 100
altamente cualificado con 0.0 19.7 27.9 9.8 16,7 9.8 6.6 6.6 3,3 61 100
actividades físicas e
intelectuales
Trabajador con una 6.5 32.3 19.4 3,2 22,6 6.5 6.5 0.0 3.2 31 100
actividad intelectual poco 2.6 26.3 26.3 5,3 10,5 10.5 7,9 7.9 2.6 38 100
cualificada (empleado no
especialista)
Trabajadores con una 5.3 8.0 22,7 17,3 20,0 8.0 12,0 6.7 0.0 75 100
actividad intelectual 4.5 12.1 19,7 16,7 21.2 9,1 13,6 3,0 0.0 66 100
cualificada que requiere
estudios secundarios
especializados
Trabajadores con una 1,1 9.3 19.8 15,4 22,0 10.4 14,3 7.1 0.5 182 100
actividad intelectual 5,0 12.1 21,7 18,5 17,8 12,5 8,5 2.8 1,1 281 100
cualificada que requiere
estudios superiores
Trabajadores con una 0,0 7.8 11,8 9,8 16,7 22,5 20,6 9,8 1.0 102 100
actividad intelectual 2.9 9.7 26.2 16.5 ÏM TÏ6 5.8 3,9 2,8 103 100
altamente cualificada que
requiere estudios superiores
v formación
complementaria
Trabajadores altamente 2.9 5.7 20.0 17.1 11,4 17.1 17.1 8.6 0.0 35 100
cualificados con funciones 0.0 5.0 25.0 17.5 273 2.5 20.0 2.5 0,0 40 100
directivas
ciertos aspectos van a acentuarse las diferen- está preparando. Y a se han formado miles de aso-
cias sociales que existen en la sociedad urbana, ciaciones ciudadanas para la protección del medio
o m á s exactamente van a revestir u n carácter cultural y de la naturaleza, así c o m o numerosos
abierto y transparente. clubes políticos, complejos de viviendas para jó-
V a a acentuarse el proceso de consolidación venes, etc. Las relaciones de esas asociaciones con
y politización de los grupos sociales así c o m o las autoridades locales son frecuentemente m u y
de t o m a de conciencia y abierta manifestación tensas, ya que representan una protesta contra el
de sus intereses; los órganos de autoadministra- poder de la administración y la burocracia. Pese a
ción local van a convertirse en el c a m p o de ba- estas dificultades, tales asociaciones están aumen-
talla de esos grupos y en el lugar en el que se tando y convirtiéndose en una fuerza cada vez
conciliarán sus intereses en función de sus re- m á s influyente en las ciudades.
cursos. Esta evolución se verá facilitada por la
Ley de Administración Descentralizada que se Traducido del raso
Notas
1. Marx K... Engels, F . . Obras en cifras- 1987. Moscú, 1988, L.I., Putgaizer, V . M . , Shmarov,
completas, tomo 46, parte I, pág. págs. 191-192. A.I., Cómo gasta el tiempo la
463. E n los últimos años los población, Moscú, 1984. pág. 102;
orientalistas soviéticos al analizar 3. Investia, 7 de julio de 1988, pág. Investigaciones sociológicas, 1986,
esta idea prefieren calificar de 3. La economía de la URSS en n ú m . 1, pág. 73-81.
estatal ese m o d o de producción. 1987; Anuario Estadístico, Moscú,
Las relaciones socioeconómicas se 7. Rukavishnikov, V . O . : La
1988, pág. 475.
caracterizan porque quienes población de la ciudad, Moscú,
explotan a los pobres no son los 198U: Barbash, N . B . : Metodologia
4. La economía de la URSS en
propietarios sino quienes detentan del estudio de la diferenciación
¡987, pág. 447; Argumentos y
el poder. El aparato estatal se territorial del medio urbano,
hechos, 1989, n ú m . 1, pág. 3;
apodera de los medios de Moscú, 1986, etc.
Tiempos Nuevos, suplemento de la
producción y organiza y controla la revista, Perestroika y Derechos 8. Publiqué una metodología de la
producción y la distribución. Humanos, diciembre de 1988, determinación y descripción de
Véase por ejemplo, Vasiliev, L.S.: pág. 12. esos grupos en: Soviet Sociology,
Estado y m o d o estatal de vol. X I X , n ú m . 1 (verano de 1980).
producción en la antigua China, 5. Pravda, 30 de marzo de 1987;
La sociedad}' el Estado en China, 9. Wesolowski, W . Klasy, warstwa
Investigaciones sociológicas, 1987,
parte I, Moscú, 1981, págs. 37-39. n ú m . 4, pág. 51. iwladza. Varsóvia, 1966,
págs. 185-193.
2. Investigaciones sociológicas, 6. La economía de la URSS en 10. Argumentos y hechos, 1989,
1986. n ú m . 3, pág. 100, la URSS 1987, págs. 384-387; D u m n o v , n ú m . 18, págs. 3-4.
¿Puede revitalizarse
la zona costera de Tokio?
Hidenobu Jinnai
partir de los años setenta las ciudades de Euro- yendo excelentes instalaciones recreativas de
pa y los Estados Unidos empezaron a hacer diferente tipo que explotan las características
todo lo posible para rehabilitar dichas zonas y específicas de esos parajes.
construyeron locales comerciales e instalacio- El movimiento para revalorizar el río Sumi-
nes de recreo, de m o d o que una vez más la po- da es m u y dinámico, debido sobre todo a las
blación ha tenido acceso a esos parajes que una múltiples actividades del movimiento cívico
vez más se habían vuelto atractivos. denominado «Club Río Sumida». C o m o ejem-
Si los habitantes de Tokio han tomado con- plo cabe citar la línea de transporte acuático
ciencia de las zonas que colindan con el agua, entre Puente Azumabashi y el Muelle Takeshi-
se debe a un fondo social y económico que es ba y los barcos de recreo «yakatabune», que
básicamente similar, pero al m i s m o tiempo tie- son cada día m á s populares. Puede mencionar-
ne características peculiares. se además el Puente Sakurabashi destinado ex-
El movimiento para revitalizar dichas zo- clusivamente a peatones, que une las dos partes
nas empezó a cobrar importancia a comienzos del Parque Sumida y pudo construirse gracias a
de los años ochenta. Para rehabilitarlas se han un esfuerzo conjunto de los distritos de Taito y
abordado diversos enfoques y adoptado toda Sumida. E n ambas riberas se han construido
una serie de medidas. Quisiera resumir la situa- embarcaderos especiales para que se conozca el
ción. agua.
En primer lugar, se ha intensificado el «sen- E n el distrito de Koto ha empezado a fun-
timiento de familiaridad» con el agua, ya que la cionar otra línea de transporte acuático que
población exigía m á s lugares de esparcimiento. une el río Sumida y sus canales con la Bahía de
La megalopolis de Tokio, que había perdido Tokio. Hay además un parque acuático popu-
sus zonas verdes y sus aguas, convirtiéndose en lar que representa un «foso Sendai».
una jungla de cemento durante el desarrollo En el Parque Odaiba se reúnen los jóvenes
que caracterizó el período de crecimiento de la que practican el surf, así c o m o excursionistas y
postguerra, era cada vez más una ciudad invi- amantes de la pesca. El resultado es un entorno
vable, un yermo que se denominó «el desierto exótico que contrasta con el perfil y los rasca-
de Tokio». Empezaron luego a cambiar los va- cielos de la ciudad, entre otros la Torre de T o -
lores y las prioridades de la sociedad. Se co- kio. Al sur del Muelle Oi se encuentra el Parque
menzó a exigir un entorno más rico y a procla- de Aves Silvestres de la Bahía de Tokio, cons-
mar la importancia de las zonas verdes y del truido gracias a un movimiento cívico. Así
agua, lema éste que es clave cuando se pretende pues, cada vez es más enérgica la exigencia de
tener una ciudad con un mejor aspecto y con la población de un entorno natural constituido
mejores instalaciones de esparcimiento. A por las zonas que lindan con el agua.
partir de los años setenta empieza a cobrar im- U n segundo movimiento que afecta dichas
portancia el movimiento cívico que se propone zonas es el intento de atraer nuevamente a la
recuperar las zonas costeras y los espacios ver- gente a esa área, construyendo edificios de
des. El primer objetivo fueron las zonas verdes, apartamentos a lo largo del río Sumida y la Ba-
pero paulatinamente se incluyó también el hía de Tokio, distrito éste en el que la pobla-
agua, y en la actualidad muchos distritos cuen- ción sedentaria había disminuido constante-
tan con parques en los que ésta se utiliza de mente a partir de la guerra. Desde el período
m o d o creativo. Así, una vez m á s se ha prestado Meiji gran parte de la zona situada en la desem-
atención a las zonas ribereñas. También en T o - bocadura del río y la bahía era un distrito in-
kio esta tendencia es evidente en la revaloriza- dustrial ocupado por enormes construcciones
ción del río Sumida, otros ríos y canales, así de fábricas y depósitos, que han quedado deso-
c o m o en los distritos situados en la bahía. El cupados al haber perdido su función original
control y la regulación de la contaminación debido a los cambios de la estructura industrial
obligaron a muchas fábricas a desplazarse, lo y la racionalización del trabajo. Esos espacios
que tuvo c o m o consecuencia positiva el mejo- vacíos se han convertido en un poderoso incen-
ramiento paulatino de la calidad del agua que tivo para atraer residentes al centro de Tokio,
antes era sucia y fétida. Esto ha permitido a la con la construcción reciente de edificios de
población reunirse en las zonas ribereñas y uti- apartamentos e instalaciones culturales y co-
lizarlas c o m o a bien tengan. Se están constru- merciales que integran la población y el agua.
¿Puede revitalizarse la zona costera de Tokio? 401
El área metropolitana de Tokio, la megápolis m á s densa del m u n d o , con 30,64 millones de habitantes en 1985
24.3 % de la población total de Japón. Sigue creciendo, D . R
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La ciudad fluvial 21, que se construye en el marco de la «estrategia de las riberas del río», en Tokio, H . Jinnai, D . R
404 Hidenobu Jinnai
parajes? Se comprenderá así que esa parte de la una parte, y funcionalidad de las oficinas, por
ciudad abre la mente a amplias perspectivas. Se otra, sino que más bien se complementan y en-
verá la «ciudad» cobijada dentro de la «natura- riquecen mutuamente.
leza» en forma de agua. Hay fábricas y depósi-
tos abandonados, así c o m o vías de tren en-
mohecidas entre las que crece la yerba. H a y Revalorización del potencial marino
muelles con barcos oxidados y a lo lejos exten-
siones de agua. Se puede visitar Tsukudajima Conforme avanzaba el desarrollo de la ciudad
para tener una idea de lo que era una aldea de moderna, se fue olvidando durante largos años
pescadores en el período Edo. E n Odaiba se en- el valor de las zonas ribereñas. Actualmente
tra en contacto con un período más antiguo de tenemos una buena oportunidad de utilizar
la historia: fortificaciones construidas a finales esas zonas, pero las personas directamente
del período Edo c o m o defensa contra los «bu- interesadas siguen indecisas en cuanto al tipo
ques negros» de Estados Unidos. Las zonas ri- de espacio urbano que ha de crearse. Desde lue-
bereñas están punteadas con lugares c o m o go, otros proyectos urbanísticos en países ex-
esos, en los que la corriente de la historia ha tranjeros constituyen valiosos modelos. H a y
dejado su huella y en los que se ha acumulado mucho que aprender del período Edo de Tokio
la pátina del tiempo. Se está frente a extensio- c o m o rica capital marina.
nes de agua, lo mismo que ante la prolongación La ciudad de Edo fue construida en estrecha
del tiempo. relación no sólo con los ríos y canales que sur-
U n lugar que hace sentir la extensión de la can la ciudad, sino además con el océano. Las
historia, libera la mente y enriquece la imagi- zonas ribereñas eran parte integrante de la vida
nación. A d e m á s , c o m o se puede experimentar de la población antes de que en la era Meiji
el océano que se abre ante los ojos, se tiene una quedara ahogada por fábricas, depósitos y
sensación maravillosa que refresca y vigoriza muelles. N o sólo se utilizaron para negocios re-
física y mentalmente. El panorama de la ciu- lacionados con el comercio, la pesca, etc., sino
dad es del todo diferente desde ese lugar. Otro que contaban con numerosos lugares de impor-
incentivo de la zona es la manera c o m o refleja tancia religiosa, por no hablar de las instalacio-
en forma sensible y clara los cambios de las nes destinadas a esparcimiento y recreo. E n
estaciones y el paso del tiempo. En esta época una palabra, en esas zonas se encontraban di-
en la que las personas están motivadas por la versos sitios populares agradables y representa-
emoción y no por la fría lógica económica y tivos. Prueba de ello son las muchas pinturas
funcional, las zonas ribereñas con su aparien- sugoroku y meisho de vistas famosas que mues-
cia cambiante al ritmo de las estaciones son un tran una profunda identificación con las zonas
sitio ideal que estimula la imaginación. Tal ribereñas.
vez ni la emoción ni los sentimientos humani- Por ejemplo, si consideramos la zona que se
tarios tuvieron importancia cuando se cons- extiende desde la desembocadura del río Sumi-
truyeron las ciudades modernas a un ritmo da hasta Haneda, a la que se presta cada vez
frenético y precipitado. N o obstante, en la ac- mayor atención, vemos que hay muchas cone-
tualidad se valora la sensibilidad de la vida. xiones entre el mar y la ciudad, entre el agua y
Por ejemplo, percibimos en el crepúsculo los la tierra, y nos damos cuenta de que el océano
leves cambios del agua y del aire y gustosos hace atractiva la vista de la ciudad y enriquece
pasamos algún tiempo contemplando la no- la vida de la población.
che. E n otras palabras, puede decirse que los El panorama del mar desde las cimas de las
lugares que nos recuerdan las percepciones montañas era magnífico. En el período Edo la
más humanas se encuentran en las zonas ribe- tierra firme no se extendía tanto hacia el m a r
reñas. Precisamente por esta razón deberían c o m o hoy día y la cordillera estaba más cerca
ser fácilmente accesibles a toda la población. del océano. Subiendo a una pequeña colina se
Esa zona es además, el lugar m á s adecuado pa- podía disfrutar del grandioso panorama de la
ra las personas que trabajan en los «edificios Bahía de Edo y contemplar el océano por enci-
inteligentes», a fin de mitigar el estrés produ- m a de los techos de la ciudad. A d e m á s , se cons-
cido por la técnica. E n este sentido no se opo- truían santuarios y templos en esos acantila-
nen los elementos de diversión y recreo, por dos, considerados c o m o sitios con u n
.Puede revitalizarse la zona costera de Tokio? 405
U n o de los numerosos planes de rehabilitación de los terrenos ganados al m a r en la bahía de Tokio: un segundo
centro de la ciudad, proyecto de la Administración Metropolitana de Tokio, D . R .
magnífico panorama y escogidos intencional- dos c o m o edificios inteligentes que por moti-
mente por su belleza. vos de seguridad impiden la entrada de perso-
Se puede imaginar que vistos desde la otra nas no autorizadas.
dirección, esos santuarios religiosos eran pun- En el período Edo al descender de las m o n -
tos de orientación importantes para el marine- tañas hacia el mar se podía contemplar el m u n -
ro. Incluso si los templos no eran m u y eleva- do de los chonin (mercaderes), que se extendía
dos, en los bosques que los rodeaban había en derredor. A lo largo de la zona costera había
enormes ginkgos y otros árboles considerados espacios pintorescos de proporciones h u m a -
sagrados. Puede verse, por consiguiente, que nas. E n todas partes podía verse una dramática
los planificadores habían pensado en su fun- creación de espacio. Al término de una calle-
ción de señales orientadoras. juela el caminante se encontraba de repente an-
En la actualidad, conforme se gana cada vez te un mar imponente.
más tierra al mar y se construyen edificios cada U n elemento importante de la ordenación
vez m á s elevados, los lugares para contemplar moderna de la zona costera es crear una atmós-
el océano ya no son las colinas o montañas, fera vigorosa y animada. Por esta razón no es
sino la Torre de Tokio y demás rascacielos. Así conveniente que dominen la costa únicamente
pues, los grandes edificios construidos a lo lar- rascacielos sin vida y edificios de oficinas. E n
go de las zonas ribereñas deberán tener terrazas Boston y Nueva York se incorporaron los vie-
de observación y restaurantes panorámicos jos muelles y edificios ricos en significación
para poder contemplar el hermoso panorama. histórica para crear espacios animados, de fácil
Están proliferando los rascacielos diseña- acceso y proporciones humanas. A m e n u d o se
406 Hidenobu Jinnai
ha dado acceso a la zona costera dejando detrás tirse en un barco que navegaba a lo largo del
los edificios de oficinas, lo que permite su coe- río. Tokio tiene muchas zonas adecuadas para
xistencia. líneas de transporte urbano por agua y para
La zona costera de Edo se caracterizaba por barcos de recreo ya que la zona situada entre
los numerosos restaurantes de alta calidad y los Shibaura y Haneda es m u y vasta y hay muchos
establecimientos que alquilaban habitaciones. canales construidos después del período Meiji.
Era un lugar agradable que miraba al océano, Es preciso utilizar plenamente esos recursos hí-
donde el habitante de Edo podía descansar y dricos.
divertirse. Las posadas de las diligencias de co- A d e m á s , si continúa el desarrollo de áreas
rreos de Shinagawa eran una de esas zonas. c o m o la Urbanización n ú m . 13, experimenta-
Sencillas casas de té a lo largo de la costa de remos un nuevo panorama: contemplar las zo-
Tokaido ofrecían a los viajeros cómodos luga- nas comerciales de Tokio desde el otro lado del
res de descanso. Sin embargo, en el Japón de río. Y a en la actualidad es extraordinaria la vis-
hoy es difícil construir nuevos restaurantes o ta de la ciudad desde la terraza de observación
cafés al aire libre, debido a normas m u y estric- del Museo de Ciencias Marinas. Desde el paseo
tas. Es preciso en el futuro cambiar nuestro de la Urbanización n ú m . 13 se puede contem-
m o d o de pensar afinde recobrar la técnica y los plar al atardecer un enorme sol enrojecido que
conocimientos necesarios para construir buenos se oculta plácidamente tras el muelle Shinaga-
lugares de descanso a lo largo de la costa. w a y sus innumerables depósitos. También es
En la actualidad podemos crear a lo largo de hermosa la vista nocturna del centro de Tokio
la zona costera un nuevo tipo de paisaje que no desde ese punto de observación.
era posible durante el período Edo. En esa épo-
ca existía la extravagante costumbre de diver- Traducido del inglés
Planificación de una comunidad:
Vidyadhar Nagar
Balkrishna V . Doshi
El proceso de urbanización de los países en de- La creación de Vidyadhar Nagar forma parte
sarrollo se caracteriza en buena medida por las de los esfuerzos de la J D A para planificar co-
construcciones que se van agregando a los cen- rrectamente el desarrollo de la ciudad y solu-
tros urbanos existentes. Los intereses económi- cionar los problemas que provoca la situación
cos exigen que las actividades y, por consi- actual. Según las directrices elaboradas por la
guiente, la población, se sitúen en esos centros Autoridad, deberían alcanzarse los siguientes
urbanizados, pero el problema de su gestión, objetivos:
por lo que atañe al abastecimiento de los servi- 1. Constituir un «modelo» de desarrollo urba-
cios básicos, la vivienda y no que pueda imitarse en
el transporte, no cesa de otros lugares para proyec-
Balkrishna V . Doshi es un arquitecto de
agravarse. la India, director de la Fundación Vash- tos similares de desarrollo.
La reestructuración m a - tu-Shilpa para el Estudio e Investiga- 2. Descentralizar las ten-
terial de las ciudades m e - ción del Diseño Ambiental, que ha rea- siones de la ciudad matriz
lizado u n trabajo pionero en la
diante vastos proyectos de construcción de casas de bajo costo y en por lo que atañe a la vivien-
desarrollo urbano sólo es planes de desarrollo ciudadano. Traba- da, las infraestructuras y
posible cuando los munici- jó con Le Corbusier en los años cin- las actividades económi-
cuenta y ha sido profesor en varias uni-
pios poseen grandes super- versidades norteamericanas. cas, y equilibrar las defi-
ficies de terreno. La Auto- ciencias de la ciudad exis-
ridad para el Desarrollo de tente.
Jaipur (JDA) es una de las 3. Atender a las necesida-
pocas que son propietarias des de vivienda de u n sec-
de una cantidad considera- tor entero de la sociedad y,
ble de terrenos dentro de la en particular, de la clase
ciudad. pobre urbana.
C o n motivo del 250° aniversario de su fun- 4. Constituir un digno tributo al gran arquitec-
dación, la J D A decidió dedicar al arquitecto de to Vidyadhar Bhattacharya, que proyectó la
la antigua Jaipur, Vidyadhar Bhattacharya, la ciudad amurallada de Jaipur en 1727.
urbanización de 400 hectáreas situadas al no- A d e m á s , las directrices estipulan que Vid-
roeste de esa urbe. Se propuso crear en ese lugar yadhar Nagar contará con los siguientes ele-
un municipio para 100.000 personas y denomi- mentos:
narlo Vidyadhar Nagar en honor al arquitecto.
En este artículo se expone la preparación
En el plano municipal
del plan básico para la creación de Vidyadhar
Nagar, una ciudad símbolo de permanencia y 1) U n centro de oficinas gubernamentales;
orden, de fe, calma y seguridad, y de posibilida- 2) oficinas institucionales; 3) oficinas comer-
des socieconómicas. ciales; 4) una zona industrial; 5) una terminal
RICS125/Set. 1990
408 Balkrishna V. Doshi
Uli
ff
rat
«.K T Ï;*, ,V 7
-jM^f
.•1 /a izquierda: Ramganj Bazaar, en la antigua ciudad. U n ejemplo del estilo arquitectónico de Jaipur, B.V. Doshi, D . R .
Arriba: «Imágenes de Vidyadhar Nagar». pintura de B . V . Doshi. D . R .
410 Balkrishna V. Doshi
Vidyadhar Nagar (a la izquierda) está situada a unos 3 k m de la ciudad de Jaipur y queda unida a la ciudad madre
por una calle-bazar, de la cual es una expresión contemporánea, B.V. Doshi. D.R.
La unidad social y física m á s pequeña es la vivienda caracterizada por una casa con patio, adaptada al m o d o de vida
introvertido de los indios, así c o m o a las condiciones climáticas áridas, con u n a insolación intensa y tormentas de
tierra. D.v. Doshi. D R.
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Sur
Fl I 'iistu-Purush Mándala
:::j±iiî±-:
-:-i-f--r-f-r—
:mmt
Configuración de una ciudad indo-ana Estructura conforme a las Escrituras
La planificación de la antigua ciudad de Jaipur tiene sus raíces en los principios religiosos que gobiernan la vida
social en India desde hace milenios.
El Mándala (diagrama). Vas tu (entorno) - Punish (energía) es un medio para construir en armonía con las fuerzas
cósmicas y los grandes sistemas naturales.
El Prastar es un concepto de planta urbana elaborado a partir del Mándala Vastu-Purush. El diagrama básico de
«9 cuadrados» fue adaptado al lugar de Jaipur y aplicado de acuerdo con las Escrituras, B.V. Doshi, D . R .
414 Balkrishna V. Doshi
Sin embargo, la estructura material rigurosa La estructura de los espacios, las calles, las
del sistema autóctono no impide la variedad, la viviendas y otras construcciones deben reflejar
flexibilidad y el crecimiento gracias a una gran respeto por las creencias cosmológicas y, en
diversidad de recursos. particular, el sol, la luna y las estaciones. La
1. La gran variedad de las dimensiones de los orientación debe cumplir una función y prote-
terrenos permite una fácil asimilación de ger de la violencia del sol creando sombras y
grupos de clases diferentes dentro de cada corrientes de aire o brisas en los espacios donde
grupo parental socialmente homogéneo. tengan lugar las actividades. Asimismo, las es-
2. C a d a barrio cuenta con servicios locales ca- taciones habrán de tenerse en cuenta para crear
racterísticos que se organizan por consenso unos tipos de construcción que permitan apro-
en función de las necesidades y prioridades vechar al m á x i m o cada espacio, ya sea abierto
de la comunidad, ya se trate de templos, o cerrado.
dhobis (lavaderos), sacerdotes, escuelas, etc. Es imperativo que estos conceptos estén
3. E n el interior de una estructura amplia, los presentes en la planificación de la ciudad para
habitantes tienen la posibilidad de organi- aprovechar y transformar todas las formas de
zar sus casas y servicios, manifestando así la energía y los recursos disponibles gracias a su
condición y las prioridades de sus hogares. preservación y a una utilización innovadora.
Así, pues, si se ha de planificar una ciudad Por ejemplo, las aplicaciones de la energía solar
satélite de 100.000 a 150.000 habitantes en las pueden reducir el consumo de combustible fó-
proximidades de una antigua ciudad tradicio- sil, el proceso de recuperación del agua y la irri-
nal c o m o Jaipur y en el estilo de Vidyadhar, no gación con poca evaporación pueden reducir la
sólo habrá que reflejar lo que se expresa en Jai- d e m a n d a de recursos hídricos y el empleo de
pur sino iniciar una nueva forma de vida ade- materiales locales y nuevas técnicas de planifi-
cuada para el siglo X X y los siglos sucesivos. cación y construcción pueden reducir la utiliza-
U n a ciudad nueva construida afinalesdel siglo ción de cemento y dar pleno empleo a m a n o de
X X debe concebirse c o m o un lugar noble para obra semicualifícada.
una comunidad que se respete a sí m i s m a y que D e manera similar, con un criterio adecua-
pueda vivir en condiciones de seguridad. Debe- do se pueden mejorar los transportes, recu-
rá crear una calidad de vida que fomente la par- rriendo en mayor medida a los medios locales
ticipación de los ciudadanos de conformidad de transporte, m á s económicos, al alcance de la
con la evolución del estilo de vida de las c o m u - mayoría de la población (locomoción a pie, bi-
nidades humanas. Deberá generar una sen- cicletas, motocicletas, etc.), lo que también
sación de arraigo, de identidad personal y puede reducir la superficie total de carreteras,
comunitaria para tratar de mantener cons- facilitar la circulación y restarle peligrosidad y
tantemente el «ideal» de la vida h u m a n a . rebajar el ruido y la contaminación atmosféri-
Por ende, el plano habrá de expresar creen- ca.
cias filosóficas y erigir los diversos elementos Si se aplica este planteamiento a la planifi-
de la nueva ciudad de m o d o que cubra todas las cación de la ciudad así c o m o a las tierras, la
necesidades de desarrollo h u m a n o . Los asenta- flora, la fauna y las aguas que la rodean, Vid-
mientos humanos han manifestado casi siem- yadhar Nagar no sólo podrá convertirse en un
pre sus creencias en las fuerzas cósmicas y los fascinante trazado de construcciones con
valores que respetan. Aunque una actividad orientación ecológica, sino dar también un lu-
exija soluciones complementarias y a veces gar preponderante a los centros cívicos y cultu-
contradictorias, éstas deben combinarse para rales de m o d o que se conviertan en la puerta de
adaptarse a las actividades rápidas y lentas, ac- acceso a la ciudad y a su población. L a sensa-
tivas y pasivas o diurnas y nocturnas c o m o par- ción que se experimente al entrar en la ciudad y
tes integrantes del poblado. el diálogo que se entable entre los edificios y
La forma de la ciudad debe seguir los prin- sus habitantes deberán constituir una experien-
cipios de diversidad en la unidad, condensabi- cia estética tan grata, al menos, c o m o la que
lidad y extensibilidad, similares a los fenóme- produce la antigua Jaipur.
nos biológicos en los que las extensiones y
reproducciones están interrelacionadas. Traducido del inglés
El cuerpo cósmico
Mary Douglas
R I C S 125/Set. 1990
416 Mary Douglas
dad totalmente abierta, habrá pocos signos de niveles inferiores) y la dimensión oriente/occi-
efectos cósmicos. dente para indicar el prestigio: la entrada esta-
E m p e c e m o s con los efectos cósmicos m u y ba orientada hacia el norte y la parte derecha
poco desarrollados y consideremos el empleo hacia el oriente, siendo ésta la que merecía el
de los términos «encabezamiento» o «pie» de mayor respeto2. U n ejemplo de efecto cósmico
una página y nuestra convención de alinear el m u y limitado pero sólidamente anclado es la
eje norte/sur con la noción de cabeza y pie. Esto antigua granja irlandesa de County Claren,
produce una ordenación de arriba hacia abajo: orientada de m o d o que en la parte occidental se
leemos comenzando por la parte superior de la reservaba una pieza que debían ocupar los pa-
página hacia la parte inferior. C o m o la m a n o dres al jubilarse cuando el hijo se hacía cargo de
que sostiene la página puede tomar cualquier la granja. Así, el ocaso de su vida estaría ilumi-
dirección, el microcosmo potencial se libera de nado por el sol poniente3.
la orientación que indique. Podemos utilizar la Cabe observar que estas referencias simbó-
palabra «libre» en contraposición con «ancla- licas -simples pero efectivas- pueden lograrse
da», para referirnos a cualquier representación sin mayor dificultad porque las unidades resi-
lógica del cuerpo, transferible libremente. Al- denciales están m á s o menos aisladas. Así, pue-
gunos efectos microcósmicos sólo se han des- den orientarse hacia los puntos cardinales sin
arrollado en forma limitada, por ejemplo la dar la espalda a las demás ni romper la perspec-
referencia al cuerpo cuando hablamos de enca- tiva de una calle recta. U n campamento n ó m a -
bezamiento y pie de una página. Otros, por el da se establece tan a m e n u d o y las viviendas se
contrario, son m u y ricos y abundantes. Se trata desmontan con tanta facilidad que el aumento
de entender por qué los efectos cósmicos ricos y de su tamaño con el correr del tiempo n o pre-
sólidos alcanzan las plenas proporciones del senta problema alguno. Sería m á s difícil respe-
microcosmo únicamente en algunas civiliza- tar el esquema cósmico en un asentamiento
ciones y no en todas. densamente poblado. Si un edificio público im-
Los efectos cósmicos m á s ricos estarán uni- portante se orienta sistemáticamente según los
dos al movimiento de la tierra y los astros, po- puntos cardinales, los edificios que estén situa-
niendo así de manifiesto su referencia univer- dos a su alrededor tendrán que ser libres: po-
sal. Constituyen un marco formal para vincular drán estar orientados hacia el interior en direc-
las acciones del ser h u m a n o en tales situaciones ción del lugar público o hacia el exterior de
al cambio periódico de las estaciones y a la apa- éste, o bien ajustarse al modelo que se les im-
rición irregular de terremotos y tifones, una es- ponga. Esto significa que para que los efectos
tructura metafórica permanente de sentido cósmicos puedan verse en el emplazamiento de
universal. A m e n u d o los templos, palacios y de- los edificios alrededor de un centro, es preciso
m á s edificios públicos ejemplifican efectos cós- que exista consenso, que se procure mantener
micos sólidos, pero no siempre. L o m i s m o su- el modelo y que haya espacio para ello. Los ha-
cede con las viviendas, por ejemplo, cuando la bitantes pueden ignorar la línea oriente/occi-
entrada está orientada obligatoriamente en dente, pero pueden decidir crear una vez más
cierta dirección: el este, la salida o la puesta del un efecto libre de microcosmo dentro de cada
sol al oeste. Aunque la estructura principal pue- casa. Si los edificios tienen que construirse
de estar orientada de ese m o d o , no necesaria- frente a una roca, o alinearse a lo largo de un río
mente lo estará el interior. Los fulani, etnia nó- sinuoso, la roca o el río facilitarán con frecuen-
m a d a de Nigeria, disponían todas las partes cia un alineamiento simbólico fijo.
integrantes de su vivienda en lina m i s m a direc- Los leles del río Kasai4 solían orientar sus
ción: en todo nuevo campamento orientaban casas hacia la plaza central de la aldea, circuns-
su hogar en dirección norte/sur para distinguir cribiendo así un espacio público destinado a las
la precedencia masculina dentro de las genera- danzas y ceremonias. L a principal línea de
ciones, y en dirección oriente/occidente para el orientación de toda la región es el eje constitui-
ordenamiento de las distintas generaciones1. do por sus dos ríos m á s importantes. Para los
Las casas de la región nororiental de Tailandia leles la dirección «río arriba» tenía u n prestigio
descritas por S. J. Tambiah utilizaban la dimen- histórico ya que de allá habían venido sus ante-
sión superior/inferior según el grado de intimi- pasados y se habían extendido paulatinamente
dad (los extraños sólo eran admitidos en los hacia el norte. La aldea m i s m a estaba orientada
El cuerpo cósmico 417
por el curso del río, de m o d o que si se pregunta- que entra por la puerta da sobre la pared occi-
ba por alguien la respuesta solía ser que se en- dental, que se convierte en el lado de la luz aso-
contraba arriba o abajo en función del río. ciado con el oriente y con la vida. Quien entra
A u n q u e la entrada de las casas podía estar en la casa penetra en un m u n d o invertido, suje-
orientada en cualquier dirección, en el interior to a la mujer. Desde el interior, la casa es una
se restablecía c o m o eje el curso del río. La parte versión contraria de las orientaciones del uni-
posterior, la m á s alejada de la puerta, se consi- verso normal del hombre.
deraba «río arriba» y la entrada (a este efecto Teniendo presentes estos ejemplos, pode-
asimilada a una salida) siempre «río abajo». Si m o s volver a considerar la distribución de los
se preguntaba a alguien dónde estaba una cala- efectos cósmicos. U n a explicación de su irregu-
baza o una cesta, respondía aplicando estas ca- laridad podría ser simplemente la atención se-
tegorías según un punto de referencia. Por lectiva del observador. Los historiadores del
ejemplo, «río arriba» de la c a m a o «río abajo» arte se hanfijadom á s en los efectos microcós-
del fogón. Así pues, la casa era tratada c o m o un micos de los edificios públicos, mientras los an-
río que corría hacia el exterior. La representa- tropólogos prestaban mayor atención a la re-
ción de estos mismos conceptos en el cuerpo de presentación recíproca del cuerpo físico y del
una persona enriquecía aún m á s la gama de sig- diseño de las casas en la arquitectura de la vi-
nificaciones que pasaban de una situación a vienda. Podría argüirse que hay una deforma-
otra. Los leles reconocían una dimensión arri- ción profesional que hace centrar la atención
ba/abajo según la cual el alimento era llevado en este o aquel aspecto. Si aceptamos esta ob-
desde la boca a través del cuerpo hasta los órga- servación, podríamos suponer implícitamente
nos excretores. Esto les permitía hacer una re- que, si un historiador del arte se pusiera a reali-
ferencia indirecta a los órganos genitales c o m o zar un trabajo de c a m p o con los antropólogos,
la parte del cuerpo orientada «río abajo». U n a vería en todas partes efectos microcósmicos,
taza o una calabaza tenían su parte «río arriba» por lo demás ricos. Pero esto no es posible, por-
en el fondo y su parte «río abajo» en el borde, que los antropólogos no los encuentran en to-
manera ésta de hablar que no influía en su pen- das partes.
samiento m á s de lo que puede hacerlo el hablar D e manera alternativa, podría argumentar-
de encabezamiento o pie de la página de un li- se que existen diferencias entre la ciudad y el
bro. Por consiguiente, para m í la utilización del campo, debidas tanto al costo del espacio urba-
simbolismo espacial de los leles es un ejemplo no c o m o a que los sistemas simbólicos domi-
de efectos cósmicos libres que no están ancla- nantes suelen ser destruidos por la urbaniza-
dos en ningún eje establecido desde el exterior, ción. Pero esto sería plausible si no hubiera
sino que cada persona lleva en su propio cuer- sociedades que ejemplifican el microcosmo.
po y hacer girar con éste o según la dirección en Tal vez los efectos microcósmicos se vean dis-
que ha decidido construir su casa. Pese a la re- minuidos por la urbanización, pero lo contra-
petición del m i s m o paradigma, estos efectos rio no es cierto: no se puede deducir que siem-
cósmicos no podrían calificarse de ricos. pre están presentes en la arquitectura rural o
Entre los bereberes descritos por Pierre tribal de la vivienda, pero que no siempre se
Bourdieu5, el contenido simbólico de la casa conocen. T a m p o c o es cierto que los historiado-
está anclado con mucha mayor fuerza y riqueza res del arte permanezcan en las ciudades con-
en la orientación exterior. La puerta mira hacia templando los edificios públicos, mientras que
el este, de m o d o que salir de la casa constituye los antropólogos recorren las zonas pobres y ru-
un movimiento de occidente a oriente. Esta es rales en las que todos los edificios son de vi-
la dirección propicia para iniciar cualquier tra- vienda. Detrás de todo esto hay algo m á s que la
bajo fuera de casa tratándose de las labores deformación profesional del observador.
agrarias y comerciales propias del hombre. El A decir verdad, no son muchos los antropó-
interior es el ámbito de la mujer y está dividido logos que han escrito sobre los efectos micro-
de m o d o que forma un microcosmo de todo el cósmicos de la vivienda. La investigación an-
universo. Sus efectos cósmicos están anclados tropológica en el ámbito de la arquitectura está
también en el verdadero oriente y occidente, apenas en mantillas6 y la correspondiente in-
pero en sentido contrario. El occidente del ex- formación es igualmente esporádica entre los
terior es el oriente del m u n d o interior. La luz antropólogos. M e gustaría suponer que si no se
418 Mary Douglas
ha hablado de efectos cósmicos es porque no ción y la posición, con una dimensión abierta y
existían. Esto da pie a investigar una cuestión orientada de arriba hacia abajo. E n su cultura
más general en relación con las condiciones so- reconocen cuatro actividades distintivas: pes-
ciales en que suelen aparecer los efectos micro- ca, jardinería, sexualidad y homicidio. Consi-
cósmicos en el ámbito de la arquitectura, lo que deran que cada una de ellas comprende un ata-
resulta m á s provechoso que formular pregun- cante y una víctima, un ganador y un perdedor;
tas incompletas sobre los prejuicios del obser- que cada una de ellas requiere que a la víctima
vador o hipótesis inconsistentes sobre la dismi- se la saque de un plano inferior y se la exponga
nución del simbolismo en la vida urbana. en uno superior antes de que, ya totalmente so-
M á s bien habrá de comenzar por preguntar- metida, se coloque horizontalmente. Estas ela-
se por qué una persona se une a otra y empieza boradas estructuras simbólicas no escapan del
a producir efectos microcósmicos. Estos se lo- todo a nuestra definición de efecto microcós-
gran delimitando y deslindando conceptual- mico, puesto que utilizan c o m o eje la verticali-
mente el universo y reproduciendo los límites y dad del cuerpo h u m a n o . El vencedor está arri-
divisiones en esquemas m á s pequeños y m á s ba y el vencido yace horizontalmente, ya sea un
grandes. U n esquema conceptual compartido pescado extraído del m a r y puesto en una e m -
que se proyecta en el espacio no es un logro barcación, ya el ñ a m e arrancado de la tierra, ya
gratuito. Incluso el planeamiento informal de la hembra en el acto de copular, o bien el que ha
una ciudad o una casa impone a la persona cier- muerto en una lucha ancestral. La diferencia
tas limitaciones. Pero en muchas comunidades principal radica en que en sus distintas series
los individuos toman a mal cualquier limita- de representaciones importantes no se preten-
ción. Es perfectamente posible que una c o m u - de reconocer ninguna delimitación del cosmos.
nidad funcione sin concepción alguna de un D e conformidad con la tesis sostendia en este
m u n d o delimitado. N o hay razón para esperar artículo, observamos que el pueblo de Malaita
que esa comunidad desarrolle efectos micro- no está interesado en trazar límites alrededor
cósmicos anclados en el ámbito de la arquitec- de sus grupos de parentela. Es imposible decir
tura, independientemente de que sea urbana, qué es macrocosmo y qué microcosmo en este
campesina, pública o privada, poique sus sistema de referencias recíprocas e igualmente
miembros no querrán ni individual ni comuni- imposible encontrar una delimitación del cos-
tariamente representar la dominación del todo m o s que se representa. E n su vida cotidiana
sobre la parte. esos pueblos no se interesan por trazar límites
Si uno no utiliza el esquema conceptual, no alrededor de sus grupos de parentela, y mues-
intentará incorporárselo. El experimento po- tran mayor interés por ampliar su influencia
dría hacerse en una situación típica del antro- que por hacerla exclusiva. Tampoco se intere-
pólogo de campo, por ejemplo, una comunidad san por establecer derechos duraderos en rela-
tribal de Nueva Guinea o Africa en la que no ción con la propiedad de la tierra o de otros
puedan verse efectos microcósmicos. Es de es- objetos. Entre ellos el poder político opera
perar que dicha comunidad presente una con- uniendo a la persona al ciclo de los intercam-
cepción altamente individualista del derecho y bios ceremoniales: su ley es el derecho a circu-
la política. Esto no significaría que no proyecte lar y no a proyectar o encerrar.
ningún esquema conceptual sobre su espacio. U n modelo estructural dominante que re-
Sin embargo, no se trataría de un esquema ce- presenta relaciones adversas -siempre u n o
rrado. Desde luego, podría tener efectos cósmi- contra uno, siempre un ganador y un perde-
cos no anclados, pero no trataría de proyectar dor- es todo lo que se precisa para representar
un modelo sistemático de todo el cuerpo sobre formalmente un individualismo competitivo.
el m u n d o . Tal vez sea un prejuicio, pero m e parece que en
U n ejemplo de ello son los ares de Malaita, nuestra civilización la dimensión vertical está
una de las islas Salomón 7 . Atribuyen a sus jar- m á s cargada de significación que cualquier
dines, embarcaciones, casas y plataformas ce- otra. El idioma mismo lo manifiesta: tratamos
remoniales una significación social y metafísi- de mantenernos a la altura, de estar por encima
ca, pero no para representar sistemas cerrados de alguien o de algo, e infundimos ánimo di-
o estables. M á s bien proyectan esquemas con- ciendo sencillamente: ¡arriba! Desde el punto
ceptuales interesados en primer lugar en la ac- de vista arquitectónico, en una vivienda el «pi-
El cuerpo cósmico 419
so superior» significa intimidad: en términos m u y poco que ver con la urbanización. Es evi-
de bienes raíces «arriba» significa preciosas dente que tampoco hace aparición en un gran
vistas desde áticos elevados, mientras que la número de entornos no urbanos. N o es la urba-
planta baja es el área comercial de precio módi- nización en sí m i s m a la que produce la desinte-
co; «arriba» será siempre mejor que «abajo». gración del microcosmo. C o m o sabemos, la ur-
Se necesitarían investigaciones sistemáticas banización es compatible con las estructuras
para determinar si la presencia de efectos m i - jerárquicas y en el curso de la historia ha corri-
crocósmicos corre parejas con una visión jerár- do parejas con los sistemas imperiales. El m i -
quica de la comunidad ideal, presentada c o m o crocosmo se deshace si los miembros de una
sistema cerrado y ordenado. colectividad quieren mantener abiertas sus po-
Por el contrario, no es de extrañar que una sibilidades, se sienten libres para ir y venir,
cultura individualista prefiera utilizar refe- para unirse o no unirse, esperan ampliar el al-
rencias verticales al cuerpo h u m a n o para cance de su influencia y no quieren que se les
ejemplificar la competición entre personas impongan limitaciones. La explicación de ello
iguales que serán desiguales cuando una ven- radica en algún aspecto de la teoría de los bie-
za a la otra. nes colectivos.
E n resumen, sostengo que la desaparición
del microcosmo en los tiempos modernos tiene Traducido del inglés
Notas
1. Stenning, D . , 1959 Savannah Family and Community in Ireland Reversed», en Changes and
Nomads. A Study of the Wodabe (Harvard University Press). Communications: Melanges
Pastoral Fulani (Londres). offertes à Claude Lévi-Strauss à
l'occasion de son 60me
4. Douglas, Mary, 1963 The Lele
anniversaire (Mouton).
2. Tambiah, S.J., 1969 «Animals of the Kasai (International African
are good to think and good to Institute, Oxford University
6. Blier, Suzanne.
prohibit», Ethnology Press).
8:424-59.
7. D e Coppet, Daniel 1976,
5. Bourdieu, Pierre, 1971 «The «Jardins de vie, jardins de mort en
3. Arensburg, C . y Kimball, S.T.. Berber House or the World Melanesie», Traverses: 166-177.
Papel creador
de las ciencias
sociales. Segunda parte:
panorama de oportunidades*
Peter Lengyel
a las capacidades científicas y a la estructura- Norte y el Pacífico2, con una población de unos
ción profesional actuales, siguiendo la visión 800 millones de habitantes. A éstos pueden su-
resumida de c ó m o mejorar la investigación marse los de la semiperiferia de Asia formada
empírica y controlarla a través de un esfuerzo por Singapur, H o n g Kong, Taiwan, la Repúbli-
empresarial decisivo. En la conclusión se pro- ca de Corea, Israel, Kuwait y los Emiratos del
cura poner en guardia contra una fe excesiva en Golfo, con una población de unos 80 millones
el empirismo. de habitantes; Sudáfrica, con otros 30 millones
y, m u y probablemente, los 250 millones de la
El mundo en tres zonas semiperiferia de América latina formada prin-
cipalmente por Argentina, Uruguay, Chile,
En la socioesfera mundial operan unas poten- Brasil, Venezuela y México, m á s algunos
tes fuerzas de interdependencia y uniformiza- Estados insulares del Caribe, Mediterráneo y
ción que no impiden, sin embargo, caracteri- Océano Atlántico, con una población total de
zarse por áreas de ignorancia, agudos alrededor de 1.200 millones de personas.
contrastes y discontinuidades. Desde nuestro
Las E M I R E M contienen las áreas núcleo de
punto de vista, estos contrastes no siempre con-
Europa -principalmente el Reino Unido, Fran-
cuerdan con los indicadores nacionales clásicos
cia, Alemania, Austria, Países Bajos y Suecia-
de desarrollo ni con las clasificaciones habitua-
que han sido las más adelantadas en las cien-
les de los regímenes. Ahora bien, al interesar-
cias sociales y que establecieron m u y pronto
nos sobre todo por lo que conocemos de las so-
servicios de control e instalaciones de forma-
ciedades y que merece nuestra confianza y por
ción e investigación, Estados Unidos, Canadá,
los comportamientos respecto de la investiga-
Australia, Nueva Zelanda y Japón, países a los
ción empírica y sus aplicaciones, el hecho de
que se exportaron con buenos resultados y en
pretender comprender sus repercusiones e in-
los que echaron profundas raíces, junto con zo-
terpretarlas nos lleva a una clasificación apro-
nas más aisladas y en las que se han asimilado
ximada que no hace sino subrayar tales aspec-
peor, aclimatándose más recientemente. Los
tos. Hay, no obstante, que recordar que, dentro
24 Estados miembros de la O C D E poseen to-
de cada uno de los tres grupos de población
dos potentes servicios de observación estadísti-
agregados por países que hemos establecido se
ca con series temporales en algunos casos que
producen unas discontinuidades internas y
datan ininterrumpidamente de hace más de u n
agudas. Así, algunas élites urbanas de áreas pe-
siglo y con ajustes graduales que toman progre-
riféricas están bastante fuertemente articuladas
sivamente en cuenta las evoluciones. Su m i s m a
con áreas centrales, mientras que bolsas de
pertenencia a la O C D E los alienta a estandari-
áreas centrales y secciones centrales de su peri-
zar su cobertura y a hacerla tan comparable co-
feria siguen estando m u y aisladas de toda rela-
m o sea posible. Dichos Estados cuentan tam-
ción con respecto a datos y hallazgos de las
bién con los centros m á s avanzados de
ciencias sociales y a sus efectos reflexivos. L o
formación e investigación para complementar,
que tratamos de identificar no son sólo algunas
afinar y verificar empíricamente las estadísti-
categorías indicativas sino también realidades
cas de los servicios estatales, aunque a este res-
psicológicas desde el punto de vista de las cien-
pecto hay países que se distinguen por figurar
cias sociales c o m o industria del conocimiento
claramente en los primeros y en los últimos
más o menos ampliamente aceptada, condicio-
puestos y, entre éstos,figuranprincipalmente
nada para mayor facilidad del usuario y ele-
los de Europa del sur. La semiperiferia posee
mento en parte al menos constitutivo cuando
también por lo general una cobertura estadísti-
no decisivo de cualquier forma de toma de de-
ca cuando menos idónea, aunque su capacidad
cisión a distintos niveles. Con estas premisas
de investigación empírica es inferior y suele de-
generales en mente podemos aventurarnos más
pender todavía mucho de la formación impar-
lejos.
tida por los países núcleo al respecto.
Las E M I R E M , tras haber experimentado
I) Economías mixtas redistributivas
un rápido cambio social a lo largo de dos siglos,
de mercado
lo que les ha permitido interiorizar sus proce-
Las E M I R E M comprenden los 24 Estados sos c o m o hechos vitales permanentes, son hoy
miembros de la O C D E de Europa, América del unos grandes consumidores del discurso inter-
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 423
pretativo y crítico de la ciencia social a efectos más alto nivel en el verano de 1989, de retirar
de orientación e identidad. Aunque inicial- la participación en una investigación valorada
mente dieran la prioridad a enfoques globalis- en 750 libras esterlinas sobre el comportamien-
tas tales c o m o el marxismo, la sociología de to sexual en Gran Bretaña, copatrocinada por
Weber o el funcionalismo estructural, genera- el Organismo de Enseñanza Sanitaria y el C o n -
dos por ellos mismos en tanto que epígonos de sejo de Investigación Económica y Social y des-
tradiciones filosóficas m u c h o m á s antiguas, tinada a servir de orientación en el control de la
son cada vez más numerosos los que se pronun- epidemia de S I D A , so pretexto de que dicha
cian hoy por la prueba empírica, y no necesa- investigación «invadiría la privacidad» y de
riamente de gran coherencia y con un significa- que sus conclusiones podrían no ser «dignas de
do anecdótico. Lo que llama la atención acerca crédito»3. Efectivamente, todo el c a m p o del
de ese material es una presentación que reviste comportamiento sexual, del que se ha repetido
la forma «científica» (generalmente cuantifica- que experimentó una «revolución» en Occi-
da o inclusive con gráficos) que concuerda tan- dente estas últimas décadas, con obvias conse-
to con el lugar prevaleciente de la ciencia en las cuencias sociales y epidemiológicas, escasea en
constelaciones culturales de las E M I R E M y con datos según tres investigadores, siendo m u y po-
la concepción de la sociedad c o m o un dispositi- cos los progresos a este respecto desde las in-
vo modulable. El hecho de que elementos espo- vestigaciones ya desfasadas de Alfred Kinsey y
rádicos, tomados fuera de su contexto y sin ex- sus colaboradores definalesde los cuarenta y
tensión temporal o espacial, suelan ser a comienzos de los cincuenta4. D e haberse pres-
m e n u d o triviales, aunque quizás el hecho se tado mayor atención a las demandas de los jó-
tenga en cuenta, no impide que sean esgrimi- venes, en este campo c o m o en otros muchos, se
dos por unos medios de información y por unos habrían señalado las formas de canalizar sus
intereses políticos o comerciales que no hacen frustraciones de manera constructiva, especial-
sino ir a remolque de las tendencias. También mente en países c o m o Francia en que a finales
es en las E M I R E M donde más lejos se ha lleva- de los sesenta parecía no haber ninguna causa
do el condicionamiento de los datos, hallazgos que pudiera dar lugar a explosiones c o m o había
y discursos dirigidos a diferentes grupos de sido la guerra de Viet N a m , en lugar de reaccio-
consumidores de manera óptimamente asimi- nar con pánico adoptando reformas mal conce-
lable. Nadie, desde los niños de la escuela hasta bidas y precipitadas. Otro ejemplo es la censu-
los profesionales altamente especializados, en- ra de los libros de texto de historia en Japón,
tre los lectores de la prensa popular y los mani- combatida sin éxito por Saburo Ienaga5.
puladores creativos de la ciencia social en sí, En las llamadas circunstancias postmoder-
tiene por qué sentirse privado de la debida in- nas, el aparato oficial de seguimiento de las
formación, y ésta es cada vez más rápida bajo el E M I R E M ha tenido también que ajustarse a
impulso de las buenas comunicaciones y el es- multitud de fenómenos «espontáneos» o para-
tablecimiento de extensas redes de computa- dójicos o admitir que no alcanza a cubrirlos. El
doras. más importante de ellos es el surgimiento de
Al decir que los ciudadanos de las E M I - una economía paralela o «subterránea» que, se-
R E M sufren de un exceso de información de gún se calcula, representa por lo menos el 20 %
datos brutos, rápidamente comentados, y de la del producto nacional bruto en países c o m o
gran cantidad de fuentes escrupulosamente Italia y cerca del 7,5 % en Gran Bretaña. Por
buscadas en que suelen basarse las decisiones definición, el funcionamiento de este sector no
importantes, no se hace otra cosa que describir está declarado, y lo m i s m o vale para la inmi-
tan sólo un aspecto de la realidad. El otro con- gración ilegal, tan importante en Estados Uni-
siste en los tabúes recalcitrantes que envuelven dos (donde se dice que ha contribuido a apre-
todavía a unos mitos profundamente arraiga- ciables márgenes de error en el censo) y en
dos y que perturban el «sentido común», des- menor grado en la Europa nordoccidental. El
cuidando las zonas más reacias a la cuantifica- destinofinaly la repercusión real de pagos de
ción plausible o que han sido descartadas por transferencia estatales tales c o m o subsidios y
su incapacidad en atraer los fondos necesarios seguro social que representan hasta el 40 % de
a las investigaciones empíricas. Ejemplo de ello los ingresos en algunos casos también suele es-
es la decisión gubernamental, tras el veto del tar poco claro, c o m o sucede con la parte oculta
424 Peter Lengyel
del comercio internacional de trueque que, con ro descubrir, buscando en los archivos de datos
un valor anual que según cálculos es superior a o en los registros de estos bajos niveles, que es
mil millones de dólares, equivale a más o menos fácil obtener una información m á s detallada de
la mitad del valor del comercio mundial co- lo que aparece en las altas esferas. A los datos
rriente de productos6. Esas «pérdidas» dismi- que se dispone en el c a m p o público -incluyen-
nuyen evidentemente el rigor del control es- do los hallazgos de la investigación académica,
tadístico y no se prestan fácilmente a investiga- con tal de tomarse la molestia de buscarlos en
ción empírica. Al sumarse a la inestabilidad de unas publicaciones por lo general oscuras- hay
los tipos de cambio de divisas, a los caprichos que sumar una información confidencial m u y
de los mercados de valores y a los sorprenden- abundante. Los gobiernos, los bancos, las c o m -
tes cambios repentinos de conducta que pue- pañías de seguros, los servicios de asesoría, las
den ser causa de disturbios que dejan perplejo, empresas y otros órganos disponen de una bue-
parecen incluso m á s «inexplicables». Si el con- na parte de información c o m o resultado de co-
trol estrecho de la socioesfera tiene c o m o obje- misiones especiales y de recogida de datos du-
tivo limitar la incertidumbe, su fracaso resulta rante las operaciones. A u n q u e sea causa de
inquietante. preocupación de quienes se interesan por la
Las semiperiferias de los países de las E M I - protección de la privacidad y por los defenso-
R E M son m e n o s exigentes a este respecto. res de la transparencia en los asuntos públicos,
Conscientes de las deficiencias de su aparato de dicha información brinda a sus detentores la
control, tanto por la calidad c o m o por la cober- capacidad de influir en el equilibrio del juego
tura de los datos, menos afinado que el centro a de las fuerzas sociales. Algunos datos no nece-
las creencias científicas, especialmente en el sariamente agradables pueden salir así a la luz,
caso de los países m á s grandes, con unos impre- contradiciendo o corrigiendo lo que los intere-
sionantes sectores de población que viven real- ses creados -especialmente los de los gobier-
mente en la periferia exterior, continúan e m - nos- desearían hacer creer al público. La varie-
pleando m é t o d o s improvisados, también dad de fuentes de información, cualesquiera
siguen bastante apegadas a lo que han llegado a que sean sus inconvenientes, es una garantía
ser m á s bien unos valores del centro ya cadu- importante del pluralismo y permite que el pai-
cos, c o m o la familia numerosa, la ética del tra- saje sociosférico se pueda iluminar desde ángu-
bajo, el patriotismo o el espíritu de los pione- los m u y diversos.
ros. La semiperiferia comparte con la periferia La información está ahí, pero ¿cómo se usa
una población juvenil y ansiosa que siente vi- y qué significa? Este es el meollo del asunto.
vamente sus privaciones relativas, a diferencia Ciertamente los actores sociales tienden a con-
de los habitantes de m á s edad y vida conforta- trolar cualquier información que puedan o tie-
ble típicas de todas las áreas industrializadas. nen que hacerlo en aplicación de la ley y de las
Esa juventud, disparada hacia el éxito, aunque prácticas vigentes. Está claro también que estos
dotada con frecuencia de unos elementos edu- actores tratan de usar la información de que
cativos insuficientes, no se siente forzosamente disponen para hacer progresar sus intereses o
inclinada a seguir una cadencia científica cau- justificar sus funciones. Es bastante fácil selec-
telosa. cionar datos para probar una causa o marcar el
Cualesquiera que sean sus deficiencias, to- derrotero de una acción sin que haya necesaria-
do el arsenal de observación de las E M I R E M mente intenciones conspirativas. Así, los e m -
del núcleo es un poderoso revelador de las rea- presarios tienden a seguir el curso que les dan
lidades sociosféricas. Aparte de fenómenos indicadores tales c o m o los que publica sema-
tales c o m o los que consuetudinariamente se nalmente en las últimas páginas The Econo-
van observando, dicho arsenal tiene capacida- mist, mientras que los gobiernos prestan a su
des lo suficientemente flexibles c o m o para diri- vez atención a otros en interés de la nación o
gir la atención rápidamente a aspectos todavía para asegurarse ventajas electorales. Los gru-
inexplorados, en parte a través de los servicios pos opuestos a las corrientes principales pue-
centrales y en parte también ejerciendo presio- den tener m á s dificultades al respecto, aunque
nes sobre fuentes intermedias (gobiernos na- son muchos los que ya están avezados a entre-
cionales, empresas, bancos, asociaciones del sacar lo que necesitan del acervo de informa-
sector industrial, universidades, etc.). N o es ra- ciones disponibles, complementándolo con lo
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 425
ción anterior y la ulterior, puede resultar bas- gicas y las soluciones inspiradas por las mismas
tante distorsionante, ya que los datos suelen ser normas contemporizaban con la inercia, los in-
inexactos y desproporcionados. Nuestros co- tereses creados, los juegos de poder y los déficit
mentarios debieran interpretarse en función de crónicos. La sociedad civil arrastraba el paso
un pasado que, en algunos casos, fue compar- de categorías monolíticas que alimentaban el
tido con las economías de mercado y en otros discurso prescriptivo característico del limita-
casos con economías típicamente preindus- do producto de comentarios e interpretacio-
triales. nes.
Las ortodoxias globalistas marxistas-leni- Hasta un instrumento tan esencial c o m o las
nistas que presidieron las revoluciones socialis- cuentas nacionales fue la expresión de una
tas, si bien se consagraron a producir nuevas mezcla de parquedad y materialismo. Todas las
sociedades y un nuevo modelo de hombres, E C E R E adoptaron un sistema de balance del
dieron los primeros pasos con metas de produc- producto material ( S B P M ) estándar sin ningún
ción típicas de un industrialismo trasnochado. m o d o de ser contrastado y ajeno al sistema de
Los planes sucesivos establecieron unas cuotas cuentas nacionales (SCN) recomendado por las
a la producción que daban la medida del éxito Naciones Unidas desde 1952 y prácticamente
o del fracaso. Dejando de lado muchas prácti- adoptado -con algunas revisiones- en todos los
cas y acuerdos locales enrevesados, los organis- demás sitios. La referencia a las estadísticas de
mos encargados de la planificación central se National Accounts Statistics, Main Aggregates
enfrentaron con un tremendo desafío en térmi- and Detailed Tables, que publican periódica-
nos de retroalimentación depurada y adaptada mente las Naciones Unidas y que se elabora
a lo largo de siglos y que en cualquier lugar aler- con las cifras suministradas por los servicios
taba a los gobiernos respecto a hechos sin que centrales de estadísticas de los Estados m i e m -
éstos tuvieran que hacer grandes esfuerzos para bros, muestra que la información divulgada de
averiguarlos. Los flujos de información así S B P M es sumamente incompleta. Sólo Checos-
atrofiados, sobre todo en lo inmaterial, dificul- lovaquia, Polonia y Hungría facilitan última-
taban la cuantificación. Se tendía a ocultar, o a mente algunos detalles m á s completos. T a m -
mantener deliberadamente en secreto por razo- bién Hungría y Yugoslavia han procurado
nes ideológicas, los costos reales de los a u m e n - adaptarse a las normas de las cuentas naciona-
tos brutos del producto en términos económi- les. Por otra parte, el hecho de que la Unión
cos y sociales. Se declaraba que las encuestas Soviética y otras E C E R E presenten unos cua-
empíricas eran incompatibles con la dinámica dros (parcialmente en blanco) de sólo una o dos
social preordenada que no permitía contrastar- páginas, en comparación con las 52 páginas de
las con ninguna prueba fragmentaria, por no Estados Unidos, las 43 de Japón o las 20 de
decir contradictoria. Había que liquidar las es- Jamaica8, es ciertamente un pésimo indicador
tructuras y los comportamientos heredados de lo que realmente se controla o se tiene en
que se oponían al socialismo, sin por ello dejar existencias en los órganos centrales de las E C E -
de observar con sumo cuidado los que el nuevo R E , y más bien refleja la actitud de esos países
sistema iba creando. El resultado fue que inclu- respecto a la circulación de la información. N o
sive los países industrializados del C A M E , pa- cabe sorprenderse por ello de que los observa-
saron a ser sumamente deficientes en el sumi- dores nacionales y extranjeros sean cada vez
nistro de datos empíricos. M u y poco, si acaso, más escépticos con respecto al significado de
se realizó mediante encuestas psicosociales, los datos del sector público que en lo concer-
sondeos de opinión, análisis de mercado y de niente a los de las E M I R E M , sobre todo al no
motivaciones y muéstreos o con respecto a los haber fuentes de verificación ni pruebas de lo
aspectos técnicos de la solución de los conflic- contrario. La manipulación del poder y el vir-
tos, por no hablar de la psicología o del control tual monopolio de los datos se alian entre sí de
de lo que se suponía que no existía en absoluto: manera que puedan aceptarse fácilmente.
el despilfarro generalizado de la propiedad es- La enseñanza y la formación en materia de
tatal, la corrupción, el clientelismo, el mercado ciencias sociales en las E C E R E reflejan natural-
negro, la delincuencia organizada o la fuga de mente y conforman en parte el suministro de
cerebros debida a la emigración. Los proble- los datos y los flujos de la información. Los
mas se definieron a partir de posiciones ideoló- programas básicos de enseñanza tienden a ser
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parle: panorama de oportunidades 427
sumamente teóricos, según se deduce del lugar nas repúblicas de la Unión Soviética y Yugosla-
predominante de lafilosofíay los elementos ju- via, inclusive si se materializan, m u y pronto se
rídicos, económicos, históricos y políticos. Es convertirán en una preocupación por c ó m o vi-
poca la enseñanza que se dispensa respecto a vir en ese sistema de un m u n d o competitivo
métodos empíricos, al análisis riguroso de los del que tan cuidadosamente han estado prote-
datos o a ciertas disciplinas modernas aplica- gidas hasta ahora las E C E R E . E n ese punto, la
das. Al analizar recientemente los archivos his- ignorancia o las hipótesis apriorísticas respecto
tóricos de las primeras etapas del régimen revo- a los mecanismos nacionales y sus implicacio-
lucionario, puede verse c ó m o rompen con este nes no hacen sino obstaculizar el progreso futu-
modelo, sin profundizar más allá de un nivel ro. Es, pues, previsible, que un mejor control y
determinado por falta de datos empíricos que unas encuestas empíricas en las E C E R E tengan
permitan archivar los testimonios en lugar de un futuro prometedor, junto con la adopción
basarse en meras estimaciones o cálculos sin gradual de unas normas y prácticas que son
fundamento. Por consiguiente, en sus esfuerzos moneda corriente de las E M I R E M y sus semi-
de reestructuración, las E C E R E tendrán que periferias. Ello es parte del precio que hay que
hacer frente también de manera urgente a sus pagar por una mayor integración en la división
capacidades de mantenimiento del control y de internacional del trabajo y el comercio m u n -
retroalimentación, yendo acostumbrando gra- dial.
dualmente a sus ciudadanos a la recepción y a
la interpretación de fuentes variadas de infor-
III) La periferia
mación empírica que les sirvan para evaluar la
dinámica de sus propias sociedades. Esto pue- Se calcula en 2.500 millones las personas con
de no ser fácil debido a una cierta inclinación las más altas tasas de crecimiento demográfico
hacia percepciones generalizadoras matizadas que viven en la parte del m u n d o no comprendi-
de tonos místicos, lo que puede explicar el re- da en los dos conjuntos anteriores de países y
nacer del interés actual en la Unión Soviética sus semiperiferias. D e ellas, cerca de la mitad
por el concepto de noosfera tal c o m o fuera con- vive únicamente en cinco grandes países -In-
cebida por Vernadsky y Teilhard de Chardin9. dia, Indonesia, Pakistán, Bangladesh y Nigeria.
H a n sido hasta tres las generaciones educadas En el otro extremo, son m á s de 25 los Esta-
con enfoques globalistas. El que se pase ahora a dos insulares cuyas poblaciones no alcanzan los
un enfoque m á s empírico y libre de finalidades 2 millones y, en algunos casos, con menos de
preordenadas puede constituir un desafío psi- 50.000 habitantes, y unos 30 los países cuyas
cológico considerable. poblaciones ascienden a unos 3 millones de ha-
Por otra parte, los ciudadanos, especial- bitantes o menos. Estos extremos de la escala
mente los de las E C E R E europeas, tienen una llaman la atención respecto al criterio que rige
educación suficiente y están al corriente de las la definición de la periferia en el contexto ac-
condiciones que prevalecen en los países de la tual. U n o de ellos consiste no tanto en la canti-
O C D E . Al haber salvado una forma de cambio dad de datos socioeconómicos, frecuentemente
radical pueden ser capaces de salvar otra pro- bastante abundantes, sino en la calidad. Es evi-
metedora de un rendimiento mejor para su tra- dente que sea m á s fácil llevar el control de pe-
yectoria. Porque, después de todo, el socialis- queñas comunidades, aun con instrumental
m o constituye la perspectiva de m a y o r comparativamente sencillo, que de las grandes.
bienestar y mejor calidad de vida. Por ello, Pero los agregados resultantes no cuentan m u -
cualquier sistema mixto que pueda suceder a su cho en el conjunto periférico ni tampoco el co-
expresión original debería en la práctica ser nocimiento que se precisa de las condiciones de
aceptado c o m o un arreglo pragmático con este los pequeños países contrarresta automática-
fin. Pero, a medida que sigue adelante la peres- mente sus problemas de marginalidad y aisla-
troïka, sin duda con altibajos, será cada vez miento. E n países m á s grandes, la calidad de
m á s urgente la necesidad de corrientes de infor- los datos es un problema importante y, sin e m -
mación empírica sobre la estructura social, los bargo, instrumentos modernos tales c o m o los
resultados económicos o los factores de c o m - satélites de observación, sobre todo en lo con-
portamiento. Los objetivos iniciales, como ese cerniente a las series temporales que pueden
deseo de autodeterminación que buscan algu- verse seriamente distorsionadas por trastornos
428 Peter Lengyel
nocer abstracciones tales c o m o «formación de cuencia continua, c o m o debiera ser nuestra fi-
capital», «deuda nacional» o «expectativas de nalidad última, la situación actual de la base de
vida al nacimiento»? ¿ C ó m o pueden ellos sen- datos haría que nos sintiéramos frustrados.
tirse concernidos por las disposiciones de con- N o es que falten observatorios internacio-
trol de la natalidad que asocian el menor tama- nales con cobertura mundial o regional. Desde
ño de la familia al mayor bienestar individual, elfinalde la Segunda Guerra Mundial los ob-
cuando la experiencia les dice que cuantos m á s servatorios han proliferado de manera inusita-
hijos se tengan menos habrá que trabajar y que da, dando lugar a unos primeros informes m u y
éstos son el único seguro con que podrán contar aproximativos que, de todas formas, eran reve-
en casos de enfermedad y de vejez? ladores de la condición de la sociosfera m u n -
Con arreglo a nuestros presupuestos los paí- dial. Entre ellos cabe destacar a las grandes or-
ses periféricos son aquellos en los que sus flujos ganizaciones intergubernamentales tales c o m o
de información socioeconómica se limitan a las Naciones Unidas y sus organismos especia-
una élite relativamente pequeña y típicamente lizados, las comisiones económicas regionales,
urbana. Así, la agobiante masa de documentos los bancos y los fondos de desarrollo, la O C D E ,
técnicos y obras sobre la ciencia social que se la Organización de Estados Americanos, el C A -
publica en la India están escritos en inglés, idio- M E y otros muchos órganos, hasta una cifra de
m a que tan sólo domina el 25 % de la población casi 300 12 , sin que en su totalidad cuenten con
del país. L a expansión de esta élite crea situa- m á s de 100.000 funcionarios13, y de ellos, sólo
ciones de semiperiferialidad. L a falta o el m u - un pequeño porcentaje trabaja profesional-
tismo de efectos reflexivos imprime cierta esta- mente en el manejo de los datos socioeconómi-
bilidad en la resignación a las sociedades cos publicados de m u y diversas formas. Las or-
pobres, puesto que, de no ser así, la falta de ganizaciones intergubernamentales se basan
referencias interpretativas de los elementos de ampliamente en lo que les suministran los Esta-
información entre las masas podría tener con- dos miembros a través de los canales oficiales,
secuencias desastrosas. Por otra parte, esto con todas las deficiencias y las vaguedades del
también hace que la periferia sea insensible a caso. Sus propias capacidades de investigación
los estímulos, confirmando su inmovilismo y o de verificación son débiles, por lo que tienen
su resistencia a la innovación. El ciclo de pro- que tener cuidado en lo que construyen basán-
ducción, difusión, recepción, interpretación y dose en la información que obtengan por temor
acción con respecto a los datos socioeconómi- de reacciones gubernamentales negativas. Los
cos es complejo y en sí m i s m o función del m e - informes de los grupos de inspección o de los
dio ambiente en que opera. expertos en el terreno y otras verificaciones mi-
nuciosas pueden poner a las organizaciones in-
tergubernamentales en la vía de una mejor in-
¿Un solo mundo? formación que la que puedan tener interés en
divulgar, sobre todo tratándose de temas po-
Según las cifras m á s aproximadas de las tres tencialmente explosivos, por ser, c o m o es natu-
secciones anteriores, podemos conjeturar que ral, los más espinosos. Por lo tanto, procurarán
el 30 % de la superficie de toda la sociosfera apoyar la sabiduría popular y documentarse
está brillantemente iluminada, mientras que acerca del statu quo, y expresarán los comenta-
del 15 al 20 % lo está de forma m á s intermiten- rios críticos que puedan publicar de una mane-
te y el resto se halla en una penumbra crónica. ra tan abstracta por sus generalidades que re-
N o es de sorprender, entonces, que todavía sulten operacionalmente neutros, con notables
sean incipientes los intentos de elaborar esce- excepciones en campos particulares. Las orga-
narios mundiales y evaluar la dinámica m u n - nizaciones intergubernamentales que suelen
dial. La inclinación cualitativa y cuantitativa ser las que están a la cabeza de la formación de
exagera cualquier cosa transmitida en formatos la opinión mundial y que a veces se encierran
estándar y aparentemente comparables, mien- en un extraño mutismo, han adquirido esa au-
tras que las áreas en que escasean los datos, toridad a la que regularmente rinden tributo las
sean espaciales o sustantivas, tienen una visión personas que las citan c o m o su mejor fuente.
menguada. Aunque sólo tratáramos de produ- En parte estimuladas por lo que revelan las
cir una serie de fotografías sin seguir una se- organizaciones intergubernamentales y en par-
430 Peler Lengyel
te para hacer avanzar las cosas m á s de lo que ría, probablemente tienen unos archivos
aparentemente desearían, en parte también pa- acervos de datos m á s significativos. C o m o son
ra colmar las lagunas y en parte para promover raras las veces que los dejan trascender al do-
determinadas causas, son muchas las organiza- minio público, su efecto consiste sin embargo
ciones no gubernamentales ( O N G ) y las institu- en contrarrestar los valores corrientes a cambio
ciones académicas que también han entrado en de ventajas particulares o anticiparse a ellos.
el m u n d o de la observación de la sociosfera y A d e m á s , surgirían complicaciones a nivel
de la competencia de comentarios, especial- mundial incluso si los datos de las fuentes nacio-
mente a partir de los años setenta. M u y dispa- nales fueran mucho m á s fiables que en la actua-
res por su alcance, capacidades y resultados, y lidad. Porque la sociosfera mundial es una cosa
altamente concentradas en Europa Occidental distinta de la suma de sus partes nacionales.
y América del Norte, constituyen la prueba vi- Couvait y Pless exploraron recientemente esa
viente de las crecientes preocupaciones inter- tierra de nadie económica que explica los moti-
dependientes a medida que se va encogiendo vos por los que las cuentas del m u n d o n o se
perceptiblemente el espacio que le queda a la equilibran y el comercio es asimétrico. Identifi-
acción soberana de cada nación. Algunas, co- can un enorme «agujero negro» hecho de las
m o Amnistía Internacional y el Instituto Inter- transacciones que eluden todo control nacional.
nacional de Estudios Estratégicos se han dado a La tercera parte de estas transacciones ocultas la
conocer, mientras que otras trabajan m á s en la atribuyen a buques mercantes que navegan bajo
sombra, c o m o muchos equipos académicos cu- pabellón de conveniencia y los dos tercios res-
yas investigaciones son a largo plazo. Las cone- tantes a las operacionesfinancierasdimanantes
xiones por medio de computadoras han contri- del comercio ilegal de drogas y armas, el cohe-
buido a aprovechar y c o m p l e m e n t a r los cho, el fraude, la extorsión, la evasiónfiscaly los
esfuerzos discretos, aunque también en este bancos sin domicilio que manejan «dineros ca-
c a m p o las comunicaciones son cada vez m á s lientes» o que blanquean ingresos sospechosos,
preponderantes dentro de las fronteras y entre o dimanantes del trabajo clandestino. Así, las
las fronteras opuestas del Atlántico Norte. La exportaciones (o sea los barcos) salen de u n país
característica c o m ú n m á s valiosa de las O N G determinado y nunca llegan al destino anuncia-
es precisamente su independencia respecto a do, mientras que las importaciones (por ejem-
gobiernos y burocracias. También han llegado plo, las drogas o las armas) cruzan diversas fron-
a convertirse en depositarias de conocimien- teras antes de llegar a unos consumidores
tos, buena voluntad y asociaciones de acción sumamente cautos que no dan a conocer el ori-
debido a la decepción generalizada respecto a gen de la mercancía. A d e m á s , los autores de-
la actuación de las organizaciones interguber- muestran c ó m o los cuadros de la deuda mundial
namentales y a su visión de las comunidades de se prestan a engaño, ya que las fuentes son el
Estados m á s que del continuismo de las situa- reflejo de los esfuerzos conjuntos del Banco de
ciones y los problemas. Prosiguiendo sus cam- Pagos Internacionales, el Banco Mundial, el
pos de interés, ora con una perspectiva transna- Fondo Monetario Internacional y la O C D E , ya
cional ora con perspectivas subnacionales, las que créditos y débitos no concuerdan ni siquiera
O N G han desenterrado excelentes informacio- de manera aproximada 14 .
nes, c o m o en el caso de las minorías étnicas, el Otro espacio social comparable es el de los
armamento y los estamentos militares (tema en refugiados, ya que, según las estimaciones bas-
el que se ha convertido en autoridad reconoci- tante prudentes del Alto Comisionado de las
da el Instituto Internacional de Investigaciones Naciones Unidas para los Refugiados, ascien-
sobre la Paz, de Estocolmo), la libertad de pren- den a unos 14 millones (el equivalente de la
sa o la situación de las mujeres. E n la escena población de los Países Bajos). Los refugiados
internacional de datos e información, sin e m - representan la exteriorización de los conflictos
bargo, las O N G pueden considerarse u n grupo nacionales. Son una carga para la comunidad
vivaz, una espina en la carne de los que tienen internacional, y ésta ni puede ni está dispuesta
cosas que ocultar, y concienciadoras m á s que a resolver las situaciones que obligan a la gente
importantes suministradoras de datos en gene- a abandonar masivamente sus países. Fuera de
ral. Instituciones privadas tales c o m o los ban- los pagos de transferencia hechos para dar sus-
cos, las corporaciones y los servicios de aseso- tento a los refugiados m á s o menos temporal-
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 431
ha respondido demasiado a la lógica institucio- producto depende tanto de los cambios relati-
nal para que se vea en ella a un grupo con inte- vos de los precios, c o m o de las mejoras cualita-
reses independientes ansioso de reaccionar an- tivas y de la flexibilidad y no ya de las instala-
te los hechos que él m i s m o ha sacado a relucir. ciones fijas y de su capacidad de producción,
Claro que esas pruebas siguen todavía sirvien- características de los sectores primario y secun-
do, aunque sea a expensas del público, puesto dario? ¿ C ó m o abarcar unas economías parale-
que el control estatal e intergubernamental es las y clandestinas, sobre todo cuando van m á s
la única parte del aparato de recolección de da- allá de las prácticas comunes para incluir ele-
• tos que funciona a escala remotamente indus- mentos de innovación estructural y estrategias
trial, mientras que el resto se halla m u y c o m - financieras? ¿Qué se debe hacer de las divisas
partimentado, fragmentado y parcelado, con cuando se convierten en bienes comerciales ta-
las contadas excepciones de empresas de cola- les c o m o tripas de cerdo o granos de soja, cuyo
boración tales c o m o los archivos de datos y las valor de intercambio fluctúa, tal c o m o si fueran
redes o consorcios, entre toda una serie de talle- acciones, al albur de los rumores, los índices
res artesanales. Eso a duras penas constituye el m á s que dudosos o los pánicos resultantes del
camino apropiado para un esfuerzo científico manejo de las computadoras? Dichos desafíos
concertado capaz de complementar y quizás tienen que añadirse ahora a lo que ha sido ob-
contradecir llanamente la retroalimentación de vio durante largo tiempo, es decir, que las eco-
las fuentes oficiales. Las comparaciones con las nomías no operan claramente de tal forma que
ciencias naturales no son siempre apropiadas, se puedan abstraer fácilmente de las matrices
pero la disciplina que se les impone por los im- sociales de las que son expresión, según la céle-
perativos del manejo de sus propias bases de bre fórmula de cœteris paribus. H a y cosas que,
datos contrasta agudamente con el separatismo decididamente, no siguen iguales, sobre todo a
pródigo cultivado por la comunidad científica lo largo del tiempo. A d e m á s , hay que revisar
social. las premisas primitivas de la motivación. Sin
Pueden encontrarse otras razones de esa embargo, las ciencias económicas redistributi-
pretendida debilidad operativa de las ciencias vas y su principal aliada, la demografía, siguen
sociales. E n un texto anterior hemos examina- gozando de muchos privilegios. Sus bases de
do esta debilidad al establecer el contraste en- datos no son sólo m á s dignas de crédito, sino
tre la tecnología en sí y la cuasi tecnología de las que al m i s m o tiempo la prioridad constante de
ciencias sociales, para concluir que la alianza que gozan los mecanismos económicos en las
m á s poderosa entre la base cognoscitiva de las políticas públicas y los incesantes cuidados y
ciencias sociales y la voluntad de acción ha debates que se les prodiga realzan lo económico
operado hasta ahora en apoyo de las ideologías hasta una altura tal que no cabe extrañarse de
m á s que de los resultados directamente atribui- que lo social quede arrinconado o en la p e n u m -
bles al conocimiento aplicado18. L o que pode- bra. N o es mera coincidencia que la economía
m o s añadir aquí es que la eficiencia operacio- sea la única ciencia social cuyos éxitos son co-
nal está íntimamente ligada al rigor de la ronados con el premio Nobel, además de ser
observación y del análisis. Así, la economía, también la ciencia mejor organizada profesio-
que pasó de ser la ciencia «lúgubre» a la «rei- nalmente.
na» de las ciencias sociales, ha perdido última- Sobre todo a partir de los años setenta, las
mente todo crédito debido a haber fracasado a ciencias sociológicas, por ser las que enfocan
nivel macroeconómico al elaborar marcos de las diversas series de relaciones entre los grupos
explicación que puedan abarcar satisfactoria- humanos, han dado pasos m u y importantes. Al
mente el curso actual de los hechos. Ahora analizar procesos tales c o m o la expansión y la
bien, ¿es que se puede culpabilizar a los econo- contracción, la consolidación, la diferencia-
mistas de que los datos de que disponen sean ción, la especialización, la disolución, el iguala-
inexactos e incompletos? ¿Qué se puede espe- miento o la movilidad, han mejorado decisiva-
rar de una ciencia basada en cuantificaciones mente su instrumentación y precisión, hoy
cuando las medidas convencionales, c o m o las objeto particular de evaluación científica. Ese
basadas en el P N B , son cada vez m á s inadecua- progreso se ha logrado gracias a la elaboración
das en la medida en que la contribución del sec- de la estadística matemática, la convergencia
tor terciario que representa hasta el 80 % del de conceptos teóricos y de mediciones de sus
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 433
podrán ofrecer dentro de poco, todavía no ocu- sea tan sólo disponible en unos pocos idiomas y
pa el lugar que le correspondería en la combi- sobre todo en inglés, aunque es práctico para
nación de las políticas. Algunas ciencias están los especialistas, es un obstáculo para el círculo
sacando ventajas del esfuerzo de otras, y eso, m á s amplio de los usuarios potenciales. Por lo
sin duda, también es en parte culpa de la forma tanto, hay que esforzarse decididamente en tra-
en que las ciencias sociales se han proyectado ducir y adaptar y también en desarrollar con-
hasta el presente. ceptos y glosarios en las lenguas nacionales. La
forma particular de este discurso necesita llegar
E n cuanto a las ciencias naturales, el proce-
so de descubrimiento, aplicación, comerciali- a distintos sectores de las comunidades por to-
zación y mejora, en un principio aleatorio y de-dos los medios disponibles. La presentación
rrochador, se h a ido racionalizando convencional literaria no basta. Los medios au-
gradualmente hasta convertirse en esa maqui- xiliares, audiovisuales, gráficos y carteles m u -
naria potente de investigación y desarrollo que rales, museos, revistas populares, y los que se
conocemos hoy en día. Gran parte del crédito dirigen a la juventud para familiarizarla pro-
que ello supone no hay que atribuirlo a los go- gresivamente con la mecánica de la ciencia, de-
biernos -excepto en lo que se refiere a los es- bieran utilizarse a tal efecto. Habría que insistir
fuerzos relacionados con la guerra- sino a la en los programas que se basen en los medios de
industria, por ser ésta la que ha fomentado el comunicación para responder a los interrogan-
progreso tecnológico en todos los campos y en tes siguientes: ¿ C ó m o llevar a cabo el mues-
treo? ¿Qué se puede aprender de las series de
beneficio propio, c o m o es natural, aunque tam-
bién, y en última instancia, sea en beneficio dedatos? ¿ C ó m o trabajan los economistas? ¿Cuá-
les son los fundamentos de una buena adminis-
todos. Para las ciencias sociales, la cuasitecno-
logía disponible se generó en gran parte en esostración? La operacionalización implica, pues,
bastiones de la investigación pura que son las un conjunto acorde con las configuraciones
universidades e instituciones similares, apo- culturales y las capacidades receptivas. M u c h o
yándose directa o indirectamente de manera de lo que las ciencias sociales pueden ofrecer es
bastante complejo, por lo que debe contem-
oficial, en la mayoría de los casos, y nutriéndo-
plarse con s u m o cuidado, aunque no sea nunca
se de todo el aparato de control estadístico sos-
tan complicado c o m o se pretende por razones
tenido por el Estado. Parece que llega ya la hora
de que se emprenda un vasto esfuerzo empresa- que más tienen que ver con las profesiones uni-
rial de creación de un medio ambiente general versitarias que con sus aplicaciones. Habría
que iniciar la operacionalización en los centros
en el que esta cuasitecnología, junto con sus im-
perativos de conducta y sus efectos de refle- m á s avanzados y que disponen del mejor acer-
xión, pueda funcionar a escala mundial. La ex- vo de conocimientos en investigación empírica
periencia adquirida mediante la transferencia y control. Sin embargo, habría que partir desde
de tecnología debiera ser inspiradora en este un comienzo de u n sentido de la colaboración
que asociara cada fuente creativa a uno o m á s
contexto, ya que se ha aprendido m u c h o acerca
centros sobresalientes de investigación en cam-
de la tecnología c o m o portadora de cultura y de
las dificultades frecuentemente no anticipadas pos que requieren transferencia de conoci-
de su transplante que pueden ser de ayuda deci- mientos y material. Dichas empresas conjuntas
podrían ser el inicio de una red mundial de es-
siva. Cabe, pues, concebir el equivalente cientí-
fico y social de la investigación y el desarrollotaciones de investigación y control de apoyo
(I y D ) , que podemos llamar Operacionaliza- mutuo que estuviesen pendientes de las necesi-
ción y Ensamblaje (O y E). dades y posibilidades locales. A este respecto,
La operacionalización no significa tan sólo habrá que interpretar el término «local» con
recopilar manuales del género «hágalo usted flexibilidad y en algunos casos podría abarcar
mismo» y estuches con instrucciones, por más alguna subregión, c o m o el Caribe o Africa
útiles que puedan parecer esos ejercicios, sino Oriental, y en otros un espacio contiguo que
que implica un esfuerzo mucho m á s amplio y puede rebasar las fronteras nacionales siempre
en diferentes niveles, encaminado a estimular que se den unas condiciones comparables, co-
la demanda de lo que ya es disponible y a cer- m o la Cordillera del Himalaya, el Valle del Ni-
ciorarse de su receptividad. El hecho de que el lo o el Sahel, mientras que en otros casos podría
cuerpo de la documentación científica y social tratarse de unidades subnacionales tales c o m o
Papel creador de las ciencias sociales. Segunda parte: panorama de oportunidades 435
las Repúblicas de la Unión Soviética o la Cuen- trializados, c o m o tampoco las que caracterizan
ca Amazónica de Brasil. D e lo que se trata es de a las E M I R E M concuerdan siempre con las de
identificar, cuando proceda, con pruebas y las E C E R E . H a y casos en los que la dependen-
ajustes, la verdadera configuración de la so- cia al servir a las normas internacionales puede
ciosfera mundial, con objeto de poner al descu- en realidad fomentar distorsiones, ya que los
bierto las necesidades y oportunidades particu- países pueden sentirse impulsados a informar
lares de cada c o m p o n e n t e . Sería con- sobre lo que difícilmente pueden observar, y
traproducente limitarse a reproducir el modelo ello por razones de prestigio y c o m o marca de
basado en los Estados nacionales, ya que con modernidad. E n otros casos pueden perderse
ello sólo se tendería a perpetuar los errores y las importantes transformaciones c o m o conse-
distorsiones propias, precisamente, de las ac- cuencia del hecho de que las categorías corrien-
tuales divisiones. tes de observación no les sean aplicables. Cada
L a operacionalización estaría entonces vez la cautela se impone en todas partes ante
compuesta de varias fases. Al comienzo consis- cambios cualitativos tales c o m o , por ejemplo,
tiría en la transferencia y la condensación, con capacidades del personal o diseño y durabili-
énfasis en el suministro de material en los idio- dad de los productos industriales. E n la perife-
m a s vernáculos. La segunda fase consistiría en ria puede ser de particular significado c o m o
difundir dicho material entre las áreas cubier- componentes de una modernización que, debi-
tas por las estaciones de investigación, a fin de do a su intangibilidad, suele pasar inadvertida.
estimular la demanda de servicios de ciencias También puede ocurrir lo contrario, que se
sociales. Se podría escoger una amplia g a m a de acumulen retrasos, acelerando así la espiral
clientes potenciales: las autoridades naciona- descendente. Las estaciones locales de investi-
les, las empresas, las cámaras de comercio y si- gación, al procurar una operacionalización, de-
milares, k>s partidos políticos, las organizacio- berían preocuparse de estas cuestiones y elabo-
nes de bienestar y las organizaciones rar índices originales e instrumentos de
caritativas, los grupos de acción, la prensa, los observación adaptados a las circunstancias. Si
órganos industriales y agrícolas entre otros. el m u n d o está lleno de variedades, ¿por qué re-
Respecto a los gobiernos nacionales en sí, se flejarlo entonces de forma uniformada?
podría suscitar en los ministerios el interés por El hecho de ensamblar la operacionaliza-
recurrir a servicios científicos sociales y auxi- ción debiera recaer estrictamente en estaciones
liares en forma de contratos si se demuestra locales de investigación. Su principal preocu-
convincentemente que resulta m á s eficiente y pación debiera consistir en recolectar y evaluar
barato hacer ejecutar determinadas tareas por críticamente cuantos datos empíricos y análisis
la estación local de investigación que por las pertinentes estén disponibles en la zona abarca-
autoridades públicas. N o hay ninguna razón da. N o cabe duda de que hay casos en que eso
para que los Estados tengan que cargar siempre podría hacerse con m u y poco esfuerzo debido a
con todo el peso del control o de las encuestas. la s u m a escasez de datos que hay que examinar.
C o m o en otros campos, ese peso se puede com- Sin embargo, es frecuente que resulte una tarea
partir si hay ofertas competitivas. bastante intricada. Efectivamente, son muchos
La tercera fase podría consistir en evaluar los datos escondidos en las publicaciones eru-
las categorías y las medidas convencionales ditas de que puede disponerse en el extranjero
adoptadas a efectos de control. Dichas medi- o que se han archivado en dependencias guber-
das, por lo general, se modelan directamente namentales. Sólo el hecho de encontrarlos pue-
basándose en la práctica corriente de los cen- de llevar un tiempo precioso y representar m u -
tros m á s adelantados y bajo la presión de las cha energía, mientras que evaluarlos -también
organizaciones intergubernamentales que ne- en lo concerniente a las capacidades técnicas
cesitan recopilar cuadros comparativos. Sin demostradas- podría plantear otros problemas
embargo, es algo que no llega a determinar su delicados. E n cualquier caso, es indispensable
validez en cualquier contexto. C o m o se dijo an- ensamblarlos c o m o forma de evaluar la base de
teriormente, las categorías que pertenecen a la conocimiento, ya que la investigación suele lle-
estructura de las sociedades industrializadas y varse a cabo de forma desordenada y no acu-
que surgen de ella no siempre encajan con las mulativa y no lo es menos la manera de consér-
de los países preindustrializados o subindus- valos.
436 Peler Lengyel
dad. Pero tenemos que ser lúcidos respecto a tante, ya que antes c o m o ahora, gravita en tor-
los límites del empirismo y control que, aunque no a la lucha por obtener las oportunas asigna-
absolutamente necesarios, no son en absoluto ciones presupuestarias y también en torno al
suficientes. Es frecuente que su mérito princi- equilibrio de los poderes entre naciones y blo-
pal sea negativo: revelan lo que no es, denun- ques. L o que configura en última instancia a
cian los errores de «sentido c o m ú n » y la opi- estos temas eternos es, decisivamente, la per-
nión convencional, señalando los problemas y cepción que de los mismos se tiene, basada en
no las soluciones, observando las tendencias las corrientes informativas que cristalizan en
sin indicar necesariamente c ó m o canalizarlas o imágenes de las diversas situaciones con que se
controlarlas. Para decirlo con una analogía m é - enfrentan las comunidades. E n este m u n d o
dica, lo que hacen es diagnosticar más que cu- nuestro cada día m á s estrecho, es también cada
rar. Ahora bien, es sabido que sin un diagnósti- vez menor la tolerancia que se tiene de las gra-
co claro no hay cura probable, y en la situación ves interpretaciones erróneas o de los errores
actual de la base de los conocimientos empíri- de juicio. Por lo tanto, lo que hay que poner al
cos respecto a la sociosfera mundial, los diag- alcance de los políticos y de los ciudadanos son
nósticos tienen que preceder cualquier actua- datos de buena calidad que puedan ser recono-
ción política bien informada científicamente. cidos, si no c o m o la verdad, al menos c o m o una
Nuestro objetivo último debiera consistir aproximación razonablemente objetiva de las
en procurar elaborar un programa para la so- realidades corrientes.
ciosfera mundial similar al que gradualmente Las conclusiones de la investigación empíri-
se está elaborando para la biosfera. Los parti- ca socioeconómica y el proceso de control lle-
dos y los movimientos «verdes» ya están po- van a corto plazo y de manera m u y directa a
niendo de manifiesto los imperativos ecológi- diversos tipos de oportunismo pragmático.
cos. Se están convirtiendo en centros de Aunque con ello se presta a cierta flexibilidad
atención de preocupaciones que tan sólo unos dinámica y a cierta reactividad que pueden
años atrás se consideraban c o m o algo remoto y perfectamente mejorar el funcionamiento de la
hasta caprichoso: el efecto de invernadero, el sociedad, no concuerda necesariamente con la
agujero del ozono, la extinción de las especies, concepción general de la política. Para que di-
la eliminación de los residuos peligrosos, entre cha concepción evolucione, las ciencias socia-
otros. La acumulación de pruebas científicas es les tienen también que contribuir inteligente-
la principal responsable de ello, apoyada por mente en sus modalidades interpretativa y
los movimientos de ciudadanos que han actua- analítica utilizando al m á x i m o todos los ele-
do c o m o acicate para los gobiernos en lo con- mentos empíricos de que dispongan21. Sólo de
cerniente a las preocupaciones de los votantes esa forma podrán desplegar plenamente su po-
y, por consiguiente, al hecho político de prestar tencial creador. Lafinalidadúltima de dicha
atención a las cuestiones ambientales. Este pre- contribución podría consistir en la formación
cedente es m u y significativo, sobre todo por- básica de los estadistas del m u n d o , tan diferen-
que refleja la madurez de tantos grupos de pre- te de la política internacional convencional co-
sión al interesarse por algo hasta conseguir que m o lo es el politiqueo de la verdadera calidad
su interés se convirtiera paulatinamente en una de estadistas nacionales. Es sabiduría lo que
gran corriente de opinión. La sociosfera, con necesitamos cultivar y la sabiduría no viene fá-
sus contornos indefinidos y sus múltiples face- cilmente ni tampoco puede emanar en las con-
tas, parece ser comparativamente menos espe- diciones modernas de la ignorancia, ni florecer
cífica y, por lo tanto, menos identificable c o m o con ella.
causa.
N o cabe duda de que es algo m u y impor- Traducido del inglés
438 Peler Lengyel
Notas
1. Estas frases descriptivas se 8. Cf. National Accounts Statistics. 16. Cf. V . Bornschier y P. Lengyel
introducen para poner de relieve Main Aggregates and Detailed (eds.): World Society Studies I,
las características dinámicas de Tables, 2 vols. United Nations, C a m p u s , Frankfurt y Nueva York,
grupos de países que ya no se Nueva York, 1989. 1990, sobre todo la introducción.
pueden describir adecuadamente
como economías de mercado o 9. Cf. Nikita Moiseev: «El estudio 17. Ver por ejemplo: «Economie
economías de planificación de la noosfera: humanismo data: Can experts count on U . S .
central. contemporáneo», Revista figures?» International Herald
Internacional de Ciencias Sociales, Tribune, 31 de octubre de 1989,
2. Los 24 países miembros de la 122. págs. 1 y 14.
O C D E se pueden subdividir en los
12 que constituyen la Comunidad 10. F. González Vigil y otros: 18. P. Lengyel: «Papel creador de
Económica Europea (320 millones), «Estructuras nacionales de los las ciencias sociales. Primera parte:
su anillo externo de siete países datos socioeconómicos primarios. hacia un mayor reconocimiento de
(80 millones), Estados Unidos y VII: Perú, Revista Internacional de la base cognoscitiva» Revista
Canadá (255 millones) y los tres Ciencias Sociales, vol. X X X I I , Internacional de Ciencias Sociales,
países del Pacífico -Japón, n ú m . 4, 1980, págs. 857-901. 122, págs. 615-632.
Australia y Nueva Zelanda
19. Inclusive los indicadores
(140 millones). 11. Cifras citadas de Le Monde, 10
físicos son inadecuados. El
de octubre de 1989, pág. 43.
compendio m á s completo
3. «Fumbling in the dark with disponible de unos de ellos, The
data», Londres, Sunday Times, 17 12. Gérard Blanc: «L'évolution World's Telephones, publicado
de septiembre de 1989, pág. B. 6. quantitative des organisations anualmente por A T T , Whippany,
internationales: vers la croissance N.J., Estados Unidos, se basa en
4. M . Pollak, F. Dubois-Arber y zéro?» en: Nicolas Jéquier (ed.). datos que abarcan únicamente el
M . Bochow: «La modification des Les organisations internationales 60 % de las instalaciones.
pratiques sexuelles», La entre l'innovation et la stagnation,
Recherche, 213, septiembre de Lausanne, Presses Polytechniques 20. U n a excelente reseña al
1989, págs. 1.100-1.111. Romandes, 1985, pág. 24. respecto puede verse en Francis X .
Sutton: «Development ideology:
5. Cf. «A texbook warrior in 13. Idem. N . Jéquier: its emergence and decline»,
Japan», International Herald Introduction, pág. 4 Daedalus, invierno de 1989,
Tribune, 1.° de noviembre de págs. 35-37.
1989, pág. 18. 14. J.F. Couvrat y N . Pless: La
face cachée de l'économie 21. Yuri Afanasiev es m u y
6. Cf. Oxford International mondiale, Hatier, Paris, 1988. elocuente respecto a la necesidad
Countertrade Directory, Oxford, de la contribución de los
De Bard, 2 vols., anual desde 1988. 15. Cf. Immanuel Wallerstein: El historiadores. Cf. Jean Daniel e Y .
moderno sistema mundial, 1.1, Afanasiev: Cette grande lueur à
7. Citado por Le Monde, 17 de 1979, t. II, 1984, Siglo xxi Editores l'Est, París, Maren Sell, 1989,
octubre de 1989, pág. 34. de España, Madrid. págs. 47-63.
Notoriedad y obsolencia
de las ciencias sociales:
la innovación
como deporte de equipo
La ciencia no es en muchos respectos tan dis- profesores a los que se reconoce c o m o «estre-
tinta del deporte. A algunos científicos se les llas», y son los que cosechan los beneficios en
considera c o m o «estrellas» y atraen fácilmente forma de prestigio, ayudas a la investigación,
a sus conferencias a vastas audiencias, sus horarios de enseñanza, nombramientos en las
obras se venden m u c h o y los empleadores po- mejores instituciones y sueldos m á s altos.
tenciales se los disputan. H a y equipos (faculta- E n los deportes de equipo, por otra parte,
des, institutos de investigación, departamen- hay dos clases de jugadores. Los hay que des-
tos, universidades) cuyo predominio es incues- e m p e ñ a n las tareas m á s gratas, y se llevan
tionable, mientras que otros sólo tienen éxito estadísticas sobre sus éxitos. Los porteros de
algunas temporadas y otros, a su vez, se refu- fútbol y de hockey, por ejemplo, tienen m u y
gian para siempre en la cola presente la lista de los juga-
de la clasificación. Sin e m - dores contrarios con los go-
Mattei Dogan es director de investiga-
bargo, para seguir con la ción del Centro Nacional de Investi- les que les han metido, y
analogía, tenemos que re- gación Científica de París y es profesor también la recíproca es
conocer ante todo que hay en la Universidad de California en Los cierta. Sin embargo, no es
Angeles. Presidente del Comité de in-
dos clases de deportes, el vestigación de sociología comparativa
fácil cuantificar todas las
deporte individual y el de- de la Asociación Internacional de So- tareas, por lo que no se pue-
porte de equipo. La ciencia ciología. 72, Bd. Aragon, 75013 París, de valorar la contribución
suele ser contemplada co- Francia.
de algún que otro jugador.
Robert Pahre. titulado en economía
m o parte del deporte indi- política, es profesor asistente en la Uni- En el fútbol estadouniden-
vidual, aunque en lo con- versidad de Rochester. Department of se no hay ningún tipo de
cerniente sobre todo a la Political Science. University of Roches- estadística que mida los lo-
ter, Rochester, N . Y . 14627, E E . U U .
ciencia social se la conciba Autores del artículo « C a m p o s híbridos gros individuales de los ju-
c o m o un deporte de equi- en las ciencias sociales» (RICS, 121, pp. gadores de la línea de ata-
po, cuyos jugadores actúan 497-512). que, pese a que esta línea
en puestos m u y variados. está formada por cinco de
E n deportes individuales tales c o m o el te- los once jugadores del equipo. Sin línea de ata-
nis, la natación o las carreras de fondo, se resal- que, ningún juego iría m u y lejos y todos los de-
ta a las estrellas y se las premia. En la comuni- fensas se verían atacados m u c h o antes de que
dad universitaria son muchos los que se portan pudieran desprenderse del balón.
c o m o si pensaran que la enseñanza y la investi- El avance científico se aproxima bastante
gación son también deportes individuales. Pue- m á s al deporte de equipo. Dentro de cualquier
den citarse estadísticas sobre las veces en que comunidad científica hay estrellas, y su impor-
aparece el nombre de algún autor, y los curricu- tancia investigadora queda reflejada en las es-
lum vitœ resumen los éxitos de la carrera en tér- tadísticas. Pese a ello, el avance de la ciencia se
minos de publicaciones, nombramientos, pre- debe también al esfuerzo de unos investigado-
mios y otros parámetros m á s o menos cuantifi- res que equivalen a la línea de ataque, con fre-
cables del éxito. H a y investigadores y cuencia en el anonimato. Convendría elaborar
R I C S 125/Set. 1990
440 Mattet Dogan y Robert Fahre
y se explica por el hecho de tener acceso al pa- dos. Según nuestros propios cálculos, sólo el 3 o
trimonio de que se trata. el 4 % de las 10.000 citas de esta obra provie-
Los gigantes también se apoyan en el patri- nen de las cinco «estrellas», Karl Marx, M a x
monio, y puede que hasta más que los estudian- Weber, Emile Durkheim, Talcott Parsons y
tes universitarios. Karl Marx se remite a A d a m Robert Merton, mientras que el 97 % restante
Smith en 296 de las 1.721 páginas de su Teoría se distribuye entre unas 3.000 personas.
de la plusvalía, lo que significa que en más de La American Political Science Review ha re-
una de cada seis páginas aprovecha el trabajo señado unos 100 libros en cada edición en los
de ese investigador singular. A d e m á s de Smith, 10 años últimos, o sea, 400 por año. En los años
Ricardo y otras grandesfiguras,Marx se refirió sesenta la cifra era de casi 200 por año, con lo
también abundantemente y con cierta frecuen- que se llega a 8.000 en un cuarto de siglo, sin
cia de manera polémica, a investigadores m e - incluir todos los libros publicados en la mate-
nos conocidos de su tiempo. También ellos ria. Aunque sólo fuera innovador uno de cada
contribuyeron a su pensamiento, con lo que se cuatro libros, estimación modesta, tendríamos
demuestra que los gigantes pueden trepar sobre de todas formas 2.000 libros innovadores. L a
los hombros de los enanos. Muchos investiga- cantidad de artículos de revistas que han sido
dores destacados del pasado han dejado unas innovadores en el m o m e n t o de publicarse debe
huellas mucho m á s visibles que las de otros por de ser m u y grande.
haber sido precursores de los gigantes, como También podemos intentar calcular el volu-
sucede con Feuerbach (véase la obra de Marx m e n del patrimonio de las revistas. Suponga-
«tesis sobre Feuerbach») hasta La teoría de M . m o s que una revista de sociología publica cinco
Ferrier de Jean-Baptiste Say. artículos por edición, o sea, 20 al año o 500 en
La innovación no se presenta en el vacío si- un cuarto de siglo. Puede que sean alrededor de
no que se desarrolla a partir del patrimonio, 100 las revistas en todo el m u n d o que tratan de
combinada con la manera que tenga el científi- sociología y que cuentan por los menos con 25
co de enfocar dicho patrimonio. «Puede que el años de existencia. Por ello, la cantidad de ar-
arte m á s valioso del científico consista en desa- tículos que reúnen entre todas asciende a los
rrollar casi un sexto sentido basado en el pro- 50.000. N o todos los artículos tienen carácter
fundo conocimiento de su propio campo, lo innovador, por supuesto, aunque cabe suponer
que puede decirle qué investigaciones son pro- que aproximadamente la mitad del total de la
metedoras y cuáles no» (de Solía Price 1975: innovación quefiguraen dichos artículos figu-
142). Los patrimonios sirven de asidero y de ra entre los 5.000 mejores lo que sigue siendo
punto de referencia. Todos los investigadores importante.
conocen los clásicos de su patrimonio y son es- En otro amplio campo, el de la psicología
tos paradigmas los que sirven de referencia pa- del desarrollo, son cerca de 2.000 los artículos,
ra medir la innovación. Por ejemplo, todos los monografías, reseñas, libros y capítulos de li-
sociólogos están familiarizados con unas pocas bros publicados anualmente a comienzos de los
docenas de obras importantes y todos saben ochenta (Cairns y Valsiner 1984). Extrapolan-
que la «buena sociología» se relacionará de al- do a partir de dichos ejemplos, concluiremos
guna forma con las preocupaciones de dichos diciendo que el patrimonio actual de cada una
clásicos o con las de sus más recientes homólo- de las ciencias sociales está compuesto de va-
gos. A u n así, la dirección de la investigación rios miles de libros y de decenas de miles de
siempre cambia. L a mayoría de sociólogos, in- artículos, publicados en su mayoría en los últi-
cluyendo los mejores, no siempre han leído a m o s 20 años.
Marx, Weber, Durkheim o Parsons, no habién- Hay quienes han pretendido cuantificar el
dolo hecho en todo caso desde los primeros volumen del patrimonio en un campo determi-
años de su formación universitaria. nado. Si volvemos la vista a los años 1930-1955
Está claro que la innovación es un fenóme- del estudio sobre la opinión pública, Bernard
no de masa, c o m o puede comprobarse hojean- Berelson escribe: «La primera edición de la bi-
do libros y revistas. El índice de Handbook of bliografía de Smith-Lasswell-Casey contenía
Sociology (Smelser, ed. 1988) da una lista de 4.500 títulos desde el comienzo de 1934. La se-
unos 3.000 nombres y es probable que no todos gunda edición contenía 3.000 para los nueve
los innovadores de la sociología estén inclui- años de 1934 a 1943. Los recopiladores de
Notoriedad y obsolencia de las ciencias sociales: la innovación como deporte de equipo 443
1943 destacaron 150 «títulos sobresalientes», dado que los clásicos están ahí, la tendencia de
de los que el 60 % aparecieron a partir de m e - los investigadores es poner de relieve las con-
diados de 1934» (Berelson 1956:302). Esto sig- tribuciones de unos pocos investigadores so-
nifica que en 1943, el dos por ciento de todos bresalientes y olvidar las contribuciones m á s
los títulos publicados alguna vez eran conside- modestas que les sirvieron de base. El tiempo
rados todavía «sobresalientes». Este bajo por- contribuye irremediablemente a este proceso, y
centaje revela, no obstante, un gran número en las innovaciones menores son absorbidas por el
cifras absolutas, y muchos de los títulos ten- patrimonio y quedan en gran parte c o m o in-
drían que ser considerados sobre todo c o m o fluencias en unos pocos clásicos. Los clásicos
valiosos, aunque no fueran sobresalientes. H a y siguen siendo la fuente principal del patrimo-
que tener también en cuenta que este gran cuer- nio, c o m o Miguel Angel y otros gigantes del ar-
po de trabajo ya existía en 1955. Desde enton- te siguen siendo la fuente del arte del Renaci-
ces el estudio sobre la opinión pública ha au- miento. Sin embargo, el Renacimiento fue un
mentado explosivamente. vivero del que sobresalieron centenares de ar-
La disquisición de Berelson sobre la investi- tistas de talento, c o m o puede comprobarse con
gación relativa a la opinión pública también el solo hecho de visitar los museos italianos.
ilustra el grado de trabajo que se ha acumulado. También por cada Mozart hubo docenas de
E n la reseña sobre la lista ilustrativa de los diez compositores hoy caídos en el olvido.
libros «más importantes» de 1930 y de los diez
libros m á s importantes de 1955, Berelson ob-
servaba que, mientras los títulos m á s sobresa- Lente de aumento
lientes de 1930 se habían escrito a lo largo de
un siglo, los de 1955 lo habían sido entre 1939 Sucede rara vez en el ámbito de las ciencias so-
y 1953. Así, lo nuevo parece relegar lo viejo. ciales que alguna contribución importante se
Dicha estimación puede confirmarse amplia- atribuya posteriormente a múltiples investiga-
mente. La Biblioteca del Congreso cuenta con dores, aunque sea hoy frecuente en lo tocante a
alrededor de 200.000 obras de geografía, las ciencias naturales. Sin embargo, son los in-
30.000 de antropología, 50.000 de psicología, vestigadores anónimos y los modestos progre-
700.000 de economía, 200.000 de sociología, sos que a ellos se deben los que siempre desem-
200.000 de ciencias políticas, 300.000 de histo- peñan algún papel, por lo que es injusto resaltar
ria estadounidense y 600.000 de historia de tan sólo las contribuciones de las «estrellas»,
otros países (American Library Association dejando en el olvido a centenares de investiga-
1986). Las hay que son bastante antiguas, c o m o dores. E n las ciencias naturales, los ganadores
es natural, y no todas tuvieron un carácter in- del Nobel «observan una y otra vez que los
novador cuando aparecieron, aunque son m u - científicos eminentes son encomiados despro-
chas las que han contribuido en mayor o menor porcionadamente por sus contribuciones a las
medida al patrimonio cuando aparecieron por ciencias, mientras que los científicos relativa-
primera vez. Es imposible el estudio detallado mente desconocidos son elogiados raras veces
de todo este patrimonio, pero las cifras dan una por contribuciones comparables» (Merton
buena idea de la magnitud relativa en cada ca- 1973:443). Hasta los príncipes de la comuni-
so. N o cabe sorprenderse de que sean las obras dad científica critican las exageraciones del
históricas las que figuran en mayor número, y «sistema de estrellato».
en la sola Biblioteca del Congreso la historia de A d e m á s de la justicia, el sistema de estrella-
Estados Unidos figura con m á s títulos que to puede perjudicar realmente a la ciencia. R o -
cualquier otra disciplina. La psicología, aun- bert Merton arguye que cuando dicho sistema
que parezca extraño, está poco representada se transforma en «ídolo patentizado, viola la
aunque el análisis de las revistas probablemen- norma del universalismo propia de la institu-
te confirmaría que es mucha realmente la in- ción científica y frena el avance de los conoci-
vestigación que aparece en revistas y no en li- mientos. Pero casi nada se sabe de la frecuencia
bros. con que editores y árbitros, y otros cancerberos
La mayor parte del trabajo contiguo a la de la ciencia adoptan estas prácticas» (Merton
investigación no tiene por qué citar a los clási- 1973:457). El sistema basado en las estrellas
cos, salvo raras excepciones. Sin embargo, y puede también generar intolerancia y tiranía.
444 Mattet Dogan y Robert Pahre
Podremos citar el caso extremo y célebre del que había que buscar la explicación del c o m -
estancamiento de la lingüística y la biología so- portamiento irracional y hasta cruel de seres
viéticas c o m o consecuencia de las intervencio- que parecían normales en una especie de conta-
nes de Stalin. Sin embargo, se presentan cons- gio al calor de las multitudes.
tantemente casos m u c h o m e n o s extremos. La ley del rendimiento decreciente fue obra
Todo investigador ha oído anécdotas terribles en 1815 de tres economistas que actuaron de
acerca de la tiranía de cierto editor de revistas manera independiente unos de otros, Edward
o de determinado líder de algún grupo en de- West, David Ricardo y T h o m a s Malthus. Bertil
partamentos universitarios. Tal conducta pue- Ohlin, Erik Lindahl, Gunnar Myrdal y Michael
de ser posible tan sólo por el valor que el siste- Kalecki pueden haberse anticipado a algunas
m a basado en el estrellato imprime a los de las partes de la Teoría General de Keynes en
investigadores considerados, valor m u y por en- varios años.
cima del que de verdad se merecen. La simultaneidad de la invención sólo se
El hecho de que sea la innovación simultá- produciría cuando la innovación está «en el ai-
nea la que prevalece nos indica con toda clari- re». Esta frase es demasiado vaga, por supues-
dad hasta qué punto puede prestar a error el to. Lo que realmente ocurre es que dos investi-
que sólo se haga resaltar a las estrellas. Harriet gadores creativos y familiarizados ambos con
Zuckerman escribe a este respecto: «La historia el mismo patrimonio, prosiguen lógicamente la
de la ciencia está llena de episodios de descu- obra de sus predecesores avanzando en la mis-
brimientos m u y parecidos, obra independiente m a dirección. La simultaneidad no tendría lu-
y con frecuencia simultánea de dos o más cien- gar sin esta lógica y no podría suceder sin un
tíficos» (Zuckerman 1988:542). Por ejemplo, patrimonio sustancial sobre el que se asienten y
Isaac Newton y Godofredo Leibnitz descubrie- construyan ambos innovadores. Los debates en
ron en 1665-1666 el cálculo infinitesimal al la materia suelen ser los catalizadores de la ac-
mismo tiempo. Paul Broca es conocido por su ción de varios investigadores en una misma di-
demostración de que las heridas causadas en rección. West, Ricardo y Malthus respondieron
determinadas partes del cerebro podrían inha- los tres a los usos del razonamiento económico
bilitar el lenguaje, pero su descubrimiento te- contemporáneo en el debate respecto a la ley de
nía origen en Ernest Aubertin, quien tuvo la 1815 sobre el precio del maíz, aunque Ricardo
desgracia de no hallar un caso clínico apropia- se sirviera de la ley del rendimiento decreciente
do del fenómeno hasta después de Broca. El na- para atacarla y Malthus para defenderla.
turalista Alfred Rüssel Wallace descubrió la Investigadores que trabajaban separada-
teoría de la evolución en Indonesia al m i s m o mente en Holanda, Bélgica, Austria, Suiza, C a -
tiempo que lo hacía Charles Darwin en Lon- nadá y Nigeria descubrieron casi simultánea-
dres con datos de Los Galápagos. Cuando Wal- m e n t e una nueva forma de democracia
lace comenzó a escribirse con Darwin, Darwin caracterizada por una profunda segmentación
se sintió obligado a publicar, no sólo su teoría, cultural y al m i s m o tiempo por una sorpren-
sino las cartas y notas que revelaban que su dente estabilidad gubernamental: la democra-
teoría era anterior a sus relaciones con Wallace. cia consocietaria.
Hay muchos casos así. Entre los 264 galardona- El proceso de innovación simultánea es ubi-
dos con el Premio Nobel estudiados por cuo y no se sitúa precisamente al final de la
Zuckerman, «se descubrió que setenta de ellos escala. Es importante recordar que «los descu-
habían participado de alguna forma en des- brimientos múltiples no se limitan a los gran-
cubrimientos múltiples de otros premios N o - des descubrimientos ni a ninguna ciencia en
bel, además de los galardonados con quienes particular, c o m o tampoco a ningún período de-
habían compartido el premio» (Zuckerman terminado» (Zuckerman 1988:542). M u c h o s
1988:545). El virus del SIDA se descubrió poco investigadores han hecho la experiencia de des-
más o menos al m i s m o tiempo, siendo sus des- cubrir que otro colega trabajaba sobre el m i s m o
cubridores Luc Montagnier y el Dr. Gallo. L o tema de manera similar a la suya, haciendo un
mismo ha sucedido con las ciencias sociales. descubrimiento simultáneo, grande o pequeño.
Gustave Le Bon y Gabriel Tarde escribieron Tener en mente dichos descubrimientos nos
sobre el comportamiento de la muchedumbre a ayuda a recordar la exageración del «sistema de
finales del siglo XIX, llegando a la conclusión de estrellato» en la ciencia.
Notoriedad y obsolencia de las ciencias sociales: la innovación como deporte de equipo 445
El sistema de estrellato subestima muchísi- Michael Rothschild, Joseph Stiglitz, Jack Hirs-
m o el papel de millares de investigadores. leifer, Jacques Dreze, G . Debreu y George
U n o s pocos ejemplos sacados de las ciencias Akerlof. Sin embargo, la lista, aunque amplia,
sociales bastarán para ilustrar el problema. no es completa. Tendrían que añadirse muchos
Cualquier comprensión del efecto de los meca- otros nombres, sobre todo en campos especiali-
nismos electorales en los sistemas de partido se zados de los mercados de capitales, la inver-
basa en el trabajo de muchos investigadores, sión, los mercados bursátiles y los seguros, por
por no mencionar los debates parlamentarios lo que la bibliografía completa sobre el tema
sobre la representación proporcional. U n o pue- incluiría docenas de artículos y u n n ú m e r o
de nombrar a lumbreras tales c o m o Maurice prácticamente parecido de autores representa-
Duverger, Ferdinand A . Hermens, Douglas W . dos. A d e m á s , dichos artículos se basan en un
Rae, Anthony D o w n s , David Butler, Giovanni cuerpo m u c h o más vasto de obras que los espe-
Sartori, y otros muchos, desde T h o m a s Hare, cialistas de los diferentes campos especializa-
en 1859, y John Stuart Mill, en 1862, hasta dos tendrían que dominar. U n cuerpo todavía
George van den Bergh, en 1956, y Enid Lake- más amplio de obras sirve de fundamento a to-
m a n y James Lambert, en 1955, pero todos dos estos artículos y libros, dejándolos poco a
ellos forman parte de la misma cordillera. N o poco sin valor acumulativo, sin que por ello de-
tener en cuenta la cordillera, c o m o parece ha- jen de haber contribuido de alguna manera en
ber hecho William Riker en su bien conocido su tiempo. H a y algunas partes de la literatura
artículo publicado en 1982 en la American Poli- que pertenecen prácticamente a los modelos
tical Science Review es exagerar la altura de los formales de las ciencias sociales, teniendo en
picos. Algunos de los m á s perspicaces han sido sus aspectos no formales implicaciones para
los propios políticos. N o hay democracia en la psicología del conocimiento, el comporta-
que no haya habido centenares de personas que miento de las organizaciones y otras especiali-
han contribuido al debate, desde las disquisi- dades.
ciones de Madison en las monografías del Fede- Estudios sobre las élites también son pro-
ralist hasta los participantes en el debate políti- ducto de muchos investigadores con contribu-
co sobre la representación proporcional en ciones grandes y pequeñas. Dejando de lado
Francia en 1986. Los problemas han sido estu- algunas figuras anteriores a 1900, cualquier
diados m á s recientemente por un amplio grupo revista del tema incluiría a Moisei Ostrogorski,
de investigadores en colaboraciones para Vilfredo Pareto, Gaetano Mosca, Robert M i -
Choosing an Electoral System, editado por chels y M a x Weber, entre otros, con anteriori-
Arend Lijphart y Bernard Grofman. dad a la Primera Guerra Mundial. En el perío-
La innovación masiva, los vastos patrimo- do interbélico se sumarían las contribuciones
nios y el progreso acumulativo son obvios vir- de Moller von der Brück, Harold Lasswell, Jo-
tualmente en cada una de las partes de las cien- seph Schumpeter y otros. E n los años 1950 y
cias sociales. T o m e m o s , por ejemplo, la 1960, la comprensión del tema fue aumentan-
documentación relacionada con las repercusio- do aún, con contribuciones destacadas de Orte-
nes de la tecnología en la sociedad y las tecnoes- ga y Gasset, Burnham, R a y m o n d Aron, Dorn,
tructuras. Aquí también se pueden citar algu- Hunter, Milovan Djilas, C . Wright Mills, Ralf
nas personalidades, entre una gran multitud: Dahrendorf, Heinz Eulau, Susanne Keller,
Federico Engels, Thorstein, Veblen, José Meisel, Donald Matthews y otros muchos. E n
Schumpeter, Lewis M u m f o r d , John Kenneth los años 1970 y 1980, son más del centenar los
Galbraith, Jacques Ellul, Jean Fourastié, M e a - investigadores que han ido edificando a partir
dows y otros, del Club de R o m a . Sin embargo, de un patrimonio verdaderamente impresio-
son centenares los que han contribuido con su nante, junto con un amplio elenco que va de
granito de arena al edificio y sería imposible Robert Putnam hasta G . William Domhoff.
distinguirlos a todos. A través de cada especialidad de toda disci-
La teoría económica de la incertidumbre y plina encontramos un patrimonio así. Dicho
el riesgo no es diferente. Es cierto que en ella se patrimonio varía de tamaño, de edad y de im-
incluye el trabajo de Bernoulli, Bayes, Kenneth portancia. ¿Es posible cuantificar satisfactoria-
Arrow, John Pratt, Oskar Morgenstern y John mente las contribuciones de estos patrimo-
von N e u m a n n , Frank Knight, Howard Raiffa, nios?
446 Mallei Dogan y Robert Fahre
es raro publicar veinte artículos o m á s al año. esas cifras han sido importantísimas para sus
E n cierta forma, la norma de publicación pue- respectivas disciplinas, pero de importancia re-
de presentar u n «hallazgo» singular, con sus lativamente ínfima para las d e m á s . N o a m
respectivas explicaciones de pertinencia y re- C h o m s k y y Milton Friedman han sido citados
percusiones. E n muchas ciencias sociales, por cada u n o m á s de 3.500 veces entre 1981 y
otra parte, el artículo que se escriba sobre algún 1985, según el SSCI, cifra altísima. A m b o s son
análisis regresivo sería inaceptable. investigadores de una sola disciplina y son cita-
También habría que observar que el SSCI dos principalmente por colegas de su m i s m o
mide sólo las citas que aparecen en los artículos campo. H a y otros grandes investigadores que
y no en los libros. Son m u y variables las disci- son múltiples, y son muchos los que han alcan-
plinas a las que se consagran libros y artículos. zado una gran celebridad en diversos campos.
En psicología priman sobre todo los artículos M a x W e b e r , también citado m á s de 3.500 ve-
publicados en revistas especializadas, mientras ces en el m i s m o período, es un ejemplo famoso;
que los historiadores plasman sus investigacio- Talcott Parsons, con un número de citas análo-
nes en libros, escriban o no artículos. M u c h a s go, es célebre en sociología, ciencia política y
disciplinas pasan por épocas de transición. Los antropología. Karl M a r x ha sido citado 1.500
economistas publican cada vez menos libros veces entre 1981 y 1985, igual que Seymour
hoy en día, aunque no es raro que recopilen sus Martin Lipset, y ambos son múltiples y su cele-
trabajos y los agrupen en forma de libro, lo que bridad se extiende a muchos campos. El equili-
revaloriza su obra. Los politólogos parecen se- brio entre ellos varió ligeramente entre 1966 y
guir su ejemplo en campos orientados m a t e m á - 1970, con 1.800 citas de Lipset y 1.100 de
ticamente. U n a disciplina de transición o divi- Marx. También hay investigadores a los que se
dida c o m o es la ciencia política permite utilizar cita casi siempre fuera de su propia disciplina,
el SSCI, lo que multiplicará el grado de innova- caso del economista M a n c u r Olson, con unas
ción respecto a la elección del público, subesti- 1.000 citas sobre todo por parte de politicólo-
m a n d o los progresos respecto a la teoría po- gos.
lítica. Entre los científicos sociales m á s citados a
También varían las costumbres de los auto- comienzos de los ochenta figuran personalida-
res de recurrir a las citas. Broadus observa que: des tales c o m o B . F . Skinner (3.000), citado en
« D o s autores pueden servirse del m i s m o n ú m e - filosofía, sociología, antropología, psicología y
ro de libros, folletos y artículos de revistas, aun- otras disciplinas; Paul Samuelson (3.0OO), m á s
que habrá uno que remita al lector a las citas de unidisciplinario que Skinner, pero citado igual-
pie de página veinte veces y otro treinta» mente c o m o economista y politicólogo; Robert
(Broadus 1971:236). Si al autor que publica Merton y Emile Durkheim (2.500 cada uno)
m u c h o y cita m u c h o le gusta el trabajo de otro han sido célebres fuera de la sociología. Durk-
autor, a éste lo citarán m u c h o más que si el tra- heim es u n buen ejemplo de longevidad, en
bajo del primero fuera m e n o s prolífico, sin que contraste con su contemporáneo, el geógrafo
ello modifique su valor. Evidentemente, las va- Paul Vidal de la Blache, citado solamente unas
riaciones debidas a este factor pueden contar docenas de veces. Esta diferencia es comprensi-
m u y poco en el caso de muchos investigadores, ble, puesto que Durkheim es m á s teórico y Vi-
aunque siempre la idea que se forma será ten- dal de la Blache más descriptivo.
denciosa, ya que la mayor parte de autores no H a y muchas sorpresas en el Social Sciences
son citados con la m i s m a frecuencia. Citation Index. T h o m a s K u h n (2.700) es tan
El resultado es que las citas parecen una m e - citado c o m o Aristóteles (1.500) y Platón
dida curiosa y no podemos servirnos de ellas (1.100) juntos. John Maynard Keynes es citado
c o m o medida innovadora. N o s gustaría esta- solamente 2.000 veces en el m i s m o período,
blecer una correlación entre «innovación» e m á s que Schumpeter (1.600), aunque m e n o s
«hibridación», aunque no sea éste el lugar de que Milton Friedman (3.500). Otros notables
hacerlo. Sin embargo, esto nos recuerda que economistas quedan rezagados, c o m o Wassily
aunque los híbridos tienen m á s posibilidad de Leontief (800) y Gordon Tullock (800).
ser innovadores, no es absolutamente cierto Las tresfigurascentrales de la antropología
que los investigadores de una sola disciplina (Malinowski, Radcliffe-Brown y Evans-Prit-
tengan que ser menos productivos. Algunas de chard) sólo suman entre los tres las mismas ci-
448 Mattet Dogan y Robert Fahre
vistas han sido capas sedimentadas de conoci- lógicos se refuerza también gracias al trabajo
mientos antes de convertirse en cementerios. metodológico de Erwin Scheuch sobre la «fala-
Lo m i s m o pasa con los libros. Son muchos cia individualista» que tanta repercusión ha te-
los que en su tiempo tuvieron alguna novedad nido en la investigación exploratoria de los so-
durante una generación y fueron ampliamente ciólogos, politicólogos y antropólogos sociales.
citados. Después de incorporarse plenamente N o obstante, han sobrevivido algunos trabajos
al trabajo de dicha generación se convierten en importantes al ataque combinado de los sofis-
parte de las muchas obras no citadas del patri- m a s tecnológicos y ecológicos. Sigue siendo
monio y pasan la antorcha del conocimiento a importante la lógica de la investigación de
la generación siguiente. Durkheim sobre el suicidio, aunque todos los
El trabajo innovador más antiguo se va des- cálculos se hicieran manualmente.
vaneciendo gradualmente. E n efecto, la obso- Dicha longevidad no es fácil de explicar.
lescencia es un aspecto importante del incre- Robert Merton hizo gran hincapié en las teo-
mento de cualquier patrimonio. U n o puede rías de rango intermedio dentro de las ciencias
determinar en parte mediante la tasa de obso- sociales, c o m o las teorías que mejor pueden
lescencia hasta qué punto se progresa en u n combinar la teoría significativa y la prueba e m -
campo determinado. Es cierto que dicha tasa pírica. Parece que dichas teorías también son
varía según las disciplinas. L a ciencia natural más longevas. H a y grandes teorías que sucum-
crece «desde unafinísimacapa de su primera ben rápidamente ante los ataques de los espe-
línea de investigación, mientras que la filosofía cialistas y mueren prematuramente, mientras
y la historia lo hacen desde el conocimiento, que proyectos menores van siendo rápidamen-
que puede ser bastante antiguo» (de Solía Price te absorbidos por los de rango intermedio.
1975:126). Lafilosofíade Aristóteles es intem- Otros casos de longevidad muestran simple-
poral, pero las ciencias naturales del mismo au- mente que siguen siendo importantes algunas
tor están irremediablemente pasadas de m o d a ; cuestiones, y el enfoque amplio de los primeros
su ciencia social se halla en algún lugar inter- investigadores puede todavía aportar impor-
medio entre los dos extremos. tantes puntos de vista. André Siegfried con su
Muchos libros mueren mientras otros si- Crise britannique au XXe siècle, escrita en
guen viviendo largo tiempo. Es difícil aseverar 1913, seguirá teniendo validez, mientras que la
qué determina su esperanza de vida. La morta- economía británica sigue cuesta abajo. La pre-
lidad puede producirse debido a razones tec- gunta de Werner Sombart de por qué no hay
nológicas, lo que es una certeza en física, as- socialismo en Estados Unidos sigue intrigando
tronomía o química. Las escalas de Lavoisier a muchos investigadores. Las cuestiones plan-
parecen inadecuadas hoy en día. Las mejoras teadas por Alexis de Tocqueville y Lord Bryce
metodológicas pueden surtir el m i s m o efecto. acerca de la democracia estadounidense tam-
En las ciencias sociales, la mayoría de trabajos bién siguen siendo pertinentes.
cuantitativos basados en los datos agregados y Por otra parte, hay innovaciones que caen
publicados antes de 1950 están pasados de m o - en el olvido y son silenciadas durante muchos
da hoy, una vez que W . S . Robinson, con su ar- años. John Mitchell ha sido el primero en ha-
tículo «Ecological Correlation and the Beha- blar de ese tipo de estrellas conocido hoy c o m o
vior of Individuals» («Correlación ecológica y los «agujeros negros» de 1783; el marqués de
comportamiento de los individuos») ( 1950), lo- Laplace hizo unos planteamientos similares
gró llevar a los investigadores del análisis eco- pocos años después. A m b o s han caído en el ol-
lógico al campo de la investigación explorato- vido. Laplace dejó, no obstante, la idea de vol-
ria, campo que en sí mismo fue posible gracias ver a editar El sistema del mundo, aunque no se
a los progresos técnicos. Sólo después de la re- publicaría de nuevo hasta 1928, cuando Su-
volución de la computadora, veinte años des- brahmanyan Chandrasekhar descubrió los re-
pués, sería de nuevo posible proceder a unos quisitos matemáticos con la ayuda de la mecá-
análisis metodológicamente elaborados de los nica cuántica; el ruso Lev Davidovich Landau
datos agregados, c o m o sostienen los autores de hizo un descubrimiento m á s o menos análogo y
Quantitative Ecological Analysis in the Social al m i s m o tiempo. El profesor de Chandrasek-
Sciences, editado por Mattei D o g a n y Stein har, el eminente astrónomo Sir Arthur Edding-
Rokkan (1969). El renacer de los estudios eco- ton, y Alberto Einstein, impugnaron dicha con-
450 Mallei Dogan y Robert Pahre
cepción y ésta volvió a caer en el olvido y no sión siguiente. Algunas resurrecciones son el re-
resurgiría más que hacia 1970, sin que desde sultado de una profecía confirmada. E n el ar-
entonces haya sido comunmente aceptada, si tículo de Phillips Cutright, «Desarrollo de la
bien el trabajo inicial fue en última instancia política nacional: medición y análisis» (1963),
una de las razones de que a Chandrasekhar le se habían previsto los países que iban a ser de-
dieran el Premio Nobel en 1983. Robert M e r - mocráticos en los próximos años y los países
ton da ejemplos adicionales: cuyas democracias serían derrocadas. Al leer el
«La historia de la ciencia abunda en ejemplos artículo hoy en día tenemos que admirar su
de trabajos básicos escritos por científicos perspicacia. También podemos observar que
relativamente desconocidos y que fueron este artículo de gran importancia para la políti-
olvidados durante años. Consideremos el ca comparativa se publicó en The American So-
caso de Waterston, cuyo trabajo clásico ciological Review.
sobre la velocidad molecular sería recha- Algunos libros muertos o moribundos han
zado por la Royal Society c o m o "nada más sido propulsores del progreso científico mien-
que una insensatez"; o el de Mendel, tras eran asesinados. U n ejemplo importante es
quien, sumamente decepcionado por la la tesis de Henri Pirenne, mejor formulada en
falta de reacción a sus trabajos históricos Mahoma y Carlomagno, que ya no se acepta,
sobre la herencia, rehusó publicar los re- pero que en su tiempo generó una abundante
sultados de su investigación ulterior, o el polémica. La ética protestante y el espíritu del
de Fourier, cuyo trabajo clásico sobre la capitalismo, de M a x Weber, tampoco aceptada
propagación del calor tuvo que esperar por lo general hoy en día estimuló una gran in-
trece años antes de serfinalmentepublica- vestigación sobre los orígenes del capitalismo.
do por la Academia Francesa» (Merton La escuela de Fischer sobre los orígenes de la
1973:456-457). primera guerra mundial es otro caso de dicha
Se podrían dar otros muchos ejemplos de «destrucción creativa», y se podrían dar otros
insurrección en las ciencias sociales. La teoría muchos ejemplos. El progreso quiere decir que
de los grupos de interés de Arthur Bentley na- lo nuevo sustituye a lo viejo. N o importa lo sa-
ció muerta en 1909, aunque David Truman la bio que pueda ser un científico, tanto su obra
resucitó en los años cincuenta. La Theory of c o m o él m i s m o están condenados a la senilidad
Transportation (1984) de Charles Horton Coo- o a la decadencia.
ley fue exhumada un siglo m á s tarde para el Sólo un Shakespeare o un H o m e r o son in-
estudio de «Las ciudades gigantes c o m o puer- mortales y, sin embargo, el primero puede no
tos marítimos de entrada». El tratamiento m a - haber sido sino el pseudónimo del decimosép-
temático de Cournot sobre la teoría económica timo conde de Oxford, mientras que el segundo
sólo gozaría de prestigio 50 años después de su puede no haber existido nunca c o m o persona
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Directory of Social Science Informa- mondiaux d'information en sciences cals, 1986, 7th ed. / Liste mondiale des
tion Courses, 1st ed. I Répertoire des sociales / Repertorios mundiales de périodiques spécialisés dans les scien-
cours d'information dans les sciences información sobre las ciencias socia- ces sociales / Lista mundial de revistas
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Information Directories / Répertoires 327 pp. bibl. index. 280 F F . mation en sciences sociales / Servicios
mondiaux d'information en sciences mundiales de información sobre cien-
sociales / Repertorios mundiales de World Directory of Human Rights cias sociales). 100 FF.
* Cómo obtener estas publicaciones: a) las publicaciones de la Unesco que lleven precio pueden obtenerse en la Oficina de
Prensa de la Unesco, Servicio Comercial ( U P P / V ) , 7, place de Fontenoy, 75700 Paris, o en los distribuidores nacionales;
b) las (»publicaciones de la Unesco pueden obtenerse en todas las librerías importantes o en la Oficina de Prensa citada.
Números aparecidos
Desde 1949 hasta 1958, esta Revista se publicó con el título de International Social Science Bulletin/Bulletin international des
sciences sociales. Desde 1978 hasta 1984, la RICS se ha publicado regularmente en español y, en 1987, ha reiniciado su edición
española con el número 114. Todos los números de la Revista están publicados en francés y en inglés. Los ejemplares anteriores
pueden comprarse en la Unesco. División de publicaciones periódicas, 7, Place de Fontenoy, 75700 París (Francia).
Los microfilms y microfichas pueden adquirirse a través de la University Microfilms Inc., 300 N Zeeb Road, A n n Arbor, M I
48106 (USA), y las reimpresiones en Kraus Reprint Corporation, 16 East 46th Street, Nueva York, N Y 10017 (USA). Las microfi-
chas también están disponibles en la Unesco, División de publicaciones periódicas.
Arbor
Migue! A
editorial
Federico Mayor
Aniversario del
Emilio Muñoz
E N E R O 1990
Quintanilla Nota
En el 5 0 9
CStC
Ruiz C S I C una
F E B R E R O 1990
REDACCIÓN
28006
(91) 261 66 51
MADRID
Renovación Educativa
CEPAL
Santiago de Chile Abril de 1990 N ú m e r o 40
SUMARIO
Una estrategia industrial y tecnológica para Brasil. João Paulo dos Reis Velloso 37
PRESENTACIÓN
I. Movimientos sociales
El Movimiento Verde: una exploración socio-histórica
JOHAN G A L T U N G
Diez tesis acerca de los movimientos sociales
A N D R É G U N D E R FRANK y M A R T A FUENTES
El juicio al sujeto: un análisis de los movimientos sociales en América Latina
RAFAEL GUIDO y O T T O FERNÁNDEZ
Del petitorio urbano a la multiplicidad de destinos
FERNANDO CALDERÓN G . y M A R I O R. D O S SANTOS
Los movimientos populares y la transformación del sistema político mexicano
JOE FOWERAKER
El regreso del líder: crisis, neoliberalismo y desorden
SERGIO Z E R M E Ñ O
Derechos sociales, organización de intereses y corporativismo en Brasil
MARÍA HERMINIA TAVARES DE ALMEIDA
Junta de Asesores: Presidente: Aníbal Pinto. Vicepresidente: Angel Serrano. Vocales: Rodrigo Botero, Fernando H . Cardoso, Aldo Ferrer. Enrique Fuentes Quintana,
Celso Furtado, Norberto González, David Ibarra, Enrique V . Iglesias, José Matos Mar, Francisco Orrego Vicuña, Manuel de Prado y Colón de Carvajal, Luis Angel
Rojo, Santiago Roldan, Gert Rosenthal, Germánico Salgado, José Luis Sampedro, María Manuela Silva, Alfredo de Sousa, María C . Tavares, Edelberto Torres-Rivas,
Juan Velarde Fuertes, Luis Yañéz-Bamuevo. Secretarios: Andrés Bianchi. José Antonio Alonso.
Consejo de Redacción: Carlos Bazdresch, A . Eric Calcagno, José Luis Garría Delgado, Eugenio Lanera, Augusto Mateus, Juan Muñoz
SUMARIO
Casos latinoamericanos
• José Tavares de Araújo Jr Lia Haguenauer y João Bosco M . Machado, Pwteçào. competitividade e desempenho exportador da economia brasileira nos anos SO.
• Alejandro Jadresic: Transformación productiva, crecimiento y competitividad internacional. Consideraciones sobre la experiencia chilena.
• José Manuel Salazar y Eduardo Donan: La reconversión industrial y el Estado concertador en Costa Rica.
• Jacques Marcovitch: Política industrial e tecnológica no Brasil: U m a avaliação preliminar.
Casos europeos
• Miltel Buesa y José Motero: Crisis y transformación de la industria española: base productiva y comportamiento tecnológico.
• Rafael Myro: La política industrial y la recuperación de la industria española.
• Jaime Andrez: A política industrial em Portugal.
• Paolo Guemeri: Patrones de especialización comercial y competitividad internacional: el caso italiano.
Y L A S SECCIONES F U A S D E
• Reseñas temáticas: Examen y comentarios -realizados por personalidades y especialistas de los temas en cuestión- de un conjunto de artículos significativos
publicados recientemente en los distintos países del área iberoamericana sobre un mismo tema. Se incluyen ocho reseñas realizadas por Lia Haguenauer, Eugenio
Lahera. Alejandro Rofman. María Jesús Vara (latinoamericanas); Pablo Bustelo, Claudio Cortellesse, Pascual Díaz, Fernando Luengo y Arturo González Romero (es-
pañolas).
- Suscripción por cuatro números: España y Portugal, 6.600 pesetas; Europa, 56 dólares; América Latina, 45 dólares y resto del mundo, 65 dólares.
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La Revista internacional c/e ciencias sociales
se publica en marzo, junio, septiembre
y diciembre.
Precio y condiciones de subscripción en 1990
Países industrializados: 5.000 ptas. o 45 $.
Países en desarrollo: 3.000 ptas. o 27 $.
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Se ruega dirigir los pedidos
de subscripción, compra de un número,
así c o m o los pagos y reclamaciones
al Centre Unesco de Catalunya:
Mallorca, 285. 08037 Barcelona
Toda la correspondencia relativa
a la presente debe dirigirse al Redactor ¡ele
de la Revue internationale
des sciences .sociales
Unesco, 7 place de Fontenoy. 75700 Paris.
Los autores son responsables de la elección
y presentación de los hechos que figuran
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las opiniones que expresan
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(ISSN 0304-3037)
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Ciiioji slieliiii kexue zuzhi
Gulouxidajie Jia 158. Beijing (China)
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Al-Ma/al/a Addawlva
HI Llitni al Ijtiinaiya
Unesco Publications Centre
1, Talanl Harb Street. El Cairo (Egipto)