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(UAPA)
MATERIA:
CRIMINALISTICA
TEMA:
UNIDAD III
PARTICIPANTE:
FACILITADOR(A):
FERNANDO OZUNA
UNIDAD III
Sin embargo en contraste con su autor, la conclusión del caso depende del
investigador designado. La habilidad del mismo para analizar la escena del crimen
y determinar el lugar del hecho, por más difícil que se encuentre el desarrollo de la
trama en la escena. El término satisfactorio de la investigación, es la detención del
autor y su procesamiento.
En este sentido se puede decir que la escena del crimen es utilizada por la
criminalística, pues permite descubrir los componentes externos del delito, revelar
los testigos mudos (indicios) de la escena del hecho, lo que llevara a descubrir al
criminal.
Para que un Juez pueda imponer una pena, no basta con que sepa que se
cometió un delito, sino debe saber, quién lo cometió, cόmo lo cometió, donde lo
realizo, porque razón y cuando fue. Todas las respuestas forman un juicio justo.
Durante muchos años, la ciencia estuvo representada en los tribunales solo por la
medicina forense. Actualmente en cambio se suman a ella muchas actividades
técnicas y científicas. A través de un trabajo en equipo, los especialistas en cada
uno de los temas recogen todo tipo de indicios y de pruebas que puedan orientar
una investigación criminal suministrando luego valiosos datos a los distintos
magistrados. No le es ajeno a esto, la nueva ciencia de comunicación informática.
La entrada en vigencia del Nuevo Código de Proceso Penal, y la innovación del
juicio oral para los delitos, muchos profesionales, se verán ante la verdad de sus
conocimientos. Es por ello que se debe tener una postura sólida, y no solo ser
receptor de conocimientos, sino un buen expositor a la hora de ser llevados a
declarar como técnicos, si el juez así lo considera. Se acabaron, las reuniones
secretas.
Identificar es algo que se halla íntimamente ligado a lo anterior pero que es sin
embargo, diferente. En un sentido amplio, genérico, identificar implica una
yuxtaposición, el proceso más o menos complicado de ver si lo que se posee
respecto a la individualidad de alguien corresponde, se ajusta a la misma. La
identificación es el resultado final a que toda individualización debe conducir.
Identificar, pues no es precisamente descubrir, sino confirmar, realizar un
reconocimiento, acreditar la exactitud de lo individualizado, de lo conocido.
Así, para analizar las muestras el ADN es digerido con enzimas específicas que lo
cortaran en fragmentos de distintos tamaños de acuerdo al número de veces que
aparezca la secuencia de reconocimiento de la enzima utilizada. Una vez que se
completa la digestión los fragmentos se separan de acuerdo a su tamaño,
resultando en diferentes patrones de bandas. Si las muestras de ADN
corresponden a un mismo individuo el patrón de bandas debería ser idéntico
mientras que no será así si la muestra no corresponde al sospechoso.
Las flechas rojas señalan 2 patrones de bandas similares. Indicando que ambas
muestras corresponderían a la misma persona.
Antes de referir los principios que rigen la escena del crimen en Latinoamérica es
importante señalar que en la misma es frecuente que en la escena de crímenes
violentos sean encontradas muestras biológicas como semen, sangre, pelos y
restos de piel bajo las uñas de las víctimas. Este tipo de muestras posee ácidos
nucleicos (ADN) de la persona de la cual provienen.
El desarrollo de técnicas de biología molecular, que permiten un análisis
exhaustivo del ADN contenido en ellas, ha hecho que este tipo de evidencias
cobre particular importancia. Esto se debe a que puede establecerse una huella
genética prácticamente inequívoca que permite correlacionar la evidencia
encontrada en la escena del crimen con un sospechoso, claro que hay que tener
un sospechoso.
En el futuro puede que existan bancos de datos con las huellas genéticas de toda
la población. Por el momento, la asociación entre el material genético contenido en
una muestra biológica y un individuo, es utilizada para resolver casos puntuales de
filiación, de criminología o en la antropología molecular.
Es frecuente que en la escena de crímenes violentos sean encontradas muestras
biológicas como semen, sangre, pelos y restos de piel bajo las uñas de las
víctimas. Este tipo de muestras posee ácidos nucleicos (ADN) de la persona de la
cual provienen. El desarrollo de técnicas de biología molecular, que permiten un
análisis exhaustivo del ADN contenido en ellas, ha hecho que este tipo de
evidencias cobre particular importancia. Esto se debe a que puede establecerse
una huella genética prácticamente inequívoca que permite correlacionar la
evidencia encontrada en la escena del crimen con un sospechoso, claro que hay
que tener un sospechoso.
Está relacionado con las características físicas del lugar, podría llamarse perfil de
la escena del crimen, ya que intenta generalizar la vinculación de las
localizaciones de la escena del crimen con la probable residencia de un agresor
desconocido.
Conforme algunos autores afirman que un perfil geográfico es de gran ayuda para
refinar el perfil de la escena del crimen, ya que lo que se intenta es generalizar la
vinculación de la localización de la escena del crimen con la posible residencia del
agresor, además de ayudar a formular el mapa mental. Para el caso colombiano,
es importante mencionar que La Policía Nacional está utilizando técnicas de
georeferenciación es decir que se está implementando la técnica del perfil
geográfico. (Homant, 1998 P.901)
En primera instancia los Investigadores deben saber que dentro de una escena del
crimen existen riesgos biológicos que pueden atentar contra su salud; es por ello
necesario que los investigadores conozcan una serie autocuidados con el objetivo
de evitar riesgos para ellos. En segunda instancia, se procede a cercar el área
donde se halló el cadáver en un perímetro de 150 metros para que en dicha área
se pueda reunir información como tomar fotos de la posición del cuerpo, realizar
gráficos y tomar notas de los más pequeños detalles que durante la investigación
probablemente sean de gran ayuda para la continuidad del proceso. Cada pista,
cada evidencia puede ser la clave para resolver el crimen.
En este punto deben reunirse todas las evidencias físicas disponibles así como
también las conductas, esto asegura que se analicen todas las características del
crimen y de la escena.
Al referir los fundamentos que establece el Código Procesal penal sobre la escena
del crimen, es importante plantear que genéticamente somos iguales, sin
embargo, los elementos componentes y las estructuras celulares son muy diversa.
Como ejemplo del poder de discriminación de las técnicas basadas en las huellas
genéticas podemos realizar la siguiente consideración: para una región del ADN
en la que se ha detectado la existencia de 10 variantes alternativas en la
secuencia de nucleótidos, la frecuencia de aparición de una de estas variantes. Si
se estudian en forma simultánea 10 de estas regiones entre dos individuos, la
probabilidad que estos coincidan en todos las posibilidades es de 0.1 x 1010.
Para llevar a cabo sus fines, el Fiscal del Ministerio Público debe ordenar hacer
constar mediante actas, todos los hechos y circunstancias relacionados con el
delito cometido, valiéndose para ello de los conocimientos científicos, técnicos y
jurídicos, con los cuales se busca demostrar la comisión del hecho punible, las
circunstancias que lo rodearon, la responsabilidad de cada uno de los
involucrados en el hecho, así como el aseguramiento de los objetos activos y
pasivos que guarden relación con el caso. Esta disposición se encuentra
plasmada en el Código procesal penal.
Esta fase preparatoria puede iniciarse de tres formas, a saber: De Oficio. (Dentro
de lo cual tenemos La Notitia criminis, los delitos Flagrantes) Por Denuncia ante el
Ministerio Público u Organos de Policía de Investigaciones Penales. La cual puede
ser formulada verbalmente o por escrito, por cualquier persona que tenga
conocimiento de un hecho punible, con los requisitos y formalidades establecidos
en los artículos 294 y 295 del Código Orgánico Procesal Penal, en concordancia
con el artículo 300, en los casos de las denuncias formuladas falsamente o con
mala fe. (Código Procesal Penal, 2001, Art. 294).