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América sin nombre, nos 13-14 (2009) 103-112

ISSN: 1577-3442

Eugenio Chang-
Rodríguez:
Catedrático emérito de la City Uni-
versity of New York, miembro nu-
merario de la Academia Norteame-
ricana de la Lengua Española y de
la Academia Peruana de la Lengua,
y académico correspondiente de la

JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI Y LA


RAE y de la Academia Cubana de
la Lengua. Ha recibido la Medalla
de Honor del Congreso del Perú,

POLÉMICA DEL INDIGENISMO


la Orden al Mérito del Gobierno
Peruano y el doctorado honoris
causa por la Universidad de Atenas
(Grecia) y por las universidades
EUGENIO CHANG-RODRÍGUEZ limeñas Federico Villarreal y E.
City University of New York Guzmán y Valle. Sus 25 libros
incluyen Una vida agónica. V. R.
Haya de la Torre (2007) y Poética
e ideología en J. C. Mariátegui
(1983).

Antecedentes inmediatos de lucha (1924)2. Ese trabajo sostenía que 1


Véase E. Chang-Rodríguez,
la causa del indio es parte inseparable de la «Nota preliminar» a nuestra
El indigenismo contemporáneo comenzó problemática socio-económica nacional, cuya edición de Proyecciones de lo
indígena en las literaturas de
a florecer en las ciencias sociales y las artes en solución sobrepasa la respuesta pedagógica la América Hispánica, número
México, Guatemala, Ecuador, Perú y Bolivia porque al amerindio se le debe predicar or- especial de la Revista Ibero-
a partir de 19101, en circunstancias en que gullo y rebeldía para que se redima «merced americana 50. 127 (abril-junio
1984): pp. 339-341.
el anti-cientificismo rechazaba el racismo y a su propio esfuerzo, no por la humanización
el americanismo se intensificaba en las artes. de los opresores» (337-338). En 1905 en el pe- 2
Aparentemente Prada no publicó
Con el propósito de promover la justicia riódico ácrata Los Parias, don Manuel publicó «Nuestros indios» porque espe-
social, el movimiento se difundió rápidamen- anónimamente dos artículos títulados «La raba tener la oportunidad de pu-
lirlo, como solía hacer con todos
te, estimulado, primero por la Revolución cuestión indígena». En el primero denunció sus escritos. Su esposa Adriana
Mexicana (1910), y después por la Revolu- la hipocresía de los periodistas y políticos lo incluyó en la 2ª ed. de Ho-
ción Rusa (1917). Mientras unos se ocuparon autoproclamados indiófilos; en el segundo ras de lucha, Callao, Tipografía
Lux, pp. 311-338, con una nota
exclusivamente del indio, otros lo ampliaron inculpó a los explotadores blancos y mestizos explicativa. J. C. Mariátegui lo
para incluir al mestizo étnico o cultural. En protegidos tanto por el poder ejecutivo como reprodujo en Amauta 16 (julio
de 1928), pp. 4-7. Después, mu-
la literatura, el indigenismo se desarrolló por el Congreso y los tribunales3. Después, chas antologías lo han difundido
con parecida intensidad al nativismo platense al constatar cómo su prédica se perdía en el en diversos países.
(orientado al gaucho) y al negrismo caribeño vacío, el ensayista advirtió, con visión revo- 3
(dirigido a lo africano). lucionaria: si los opresores no cambian, se los Manuel González Prada, Prosa
En el resto del siglo XX el indianismo, el debe escarmentar por la fuerza. Su prédica menuda, Buenos Aires, Edició-
nes Imán, 1941, pp. 118 y
indigenismo y el neoindigenismo revelaron impulsó a la acción a Pedro S. Zulen (1889- 156.
los avatares del proceso histórico latinoame- 1925) y Dora Mayer (1868-1957). Ambos
ricano. Cultivaron el indigenismo escritores fundaron la Asociación Pro-Indígena en 1909,
tan diferentes en objetivos como los peruanos y, tres años más tarde, lanzaron el periódico
Manuel González Prada (1844-1918), Uriel El Deber Pro-Indígena (1912-17) para infor-
García (1884-1965) y José Carlos Mariátegui mar sobre las condiciones de vida en el inte-
(1894-1930), el mexicano José Vasconcelos rior del país, documentar abusos y publicar
(1882-1959), el ecuatorio Jorge Icaza (1906- trabajos a favor del amerindio. La Asociación
78) y el boliviano Fernando Diez de Medina Pro-Indígena y su vocero impreso se convir-
(1908-90). Los seis trataron, junto con otros, tieron en los portaestandartes del indigenismo
de definir y ubicar al indio en el contexto de en el Perú.
su ideología, aplicada a la cultura y sociedad
hispanoamericanas. La eclosión indigenista de entreguerras
En 1904 Manuel González Prada dejó
inconcluso «Nuestros indios», su mejor en- Aproximadamente a mediados del período José Carlos Mariátegui y la
sayo indigenista que al fin se publicó pós- de entre las dos guerras mundiales (1917-39) polémica del indigenismo
EUGENIO CHANG-
tumamente en la segunda edición de Horas varios acontecimientos guiaron a José Carlos RODRÍGUEZ

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4 Mariátegui a reflexionar sobre el indigenis- yo de 1929, cuando continuó publicándose


Mundial (Lima), 9 de diciembre
de 1924. Incluido en José Car- mo. Dos años después de retornar a Lima de trimestralmente hasta el número 34 de abril/
los Mariátegui, Peruanicemos Europa, donde descubrió al Perú mientras junio de 1930. La revista difundió las opinio-
al Perú. Obras completas 11,
Lima, Amauta, 1959, pp. 30-34.
escribía casi exclusivamente sobre Europa, nes de los escritores y artistas provincianos
Fragmentos del mismo aparecen se inició como indigenista el 9 de diciembre acerca de los problemas nacionales. Entre
en J. C. Mariátegui, Siete ensa- de 1924, al vincular ese movimiento con el sus colaboradores principales estuvieron V.
yos, Obras completas 2, Lima,
Amauta, 1959, pp. 30-32. socialismo y publicar «El problema prima- R. Haya de la Torre, L. A. Sánchez, Jorge
rio del Perú». Como consideraba que el país Basadre, Luis A. Valcárcel, Nazario Chávez
5
El primer poemario es rico en era predominantemente agrario en busca de Aliaga, Uriel García, Nicanor de la Fuente,
secuencias de imágenes surrea- modernidad, concluyó adoptando las conclu- Rafael Larco Herrera, Enrique López Albú-
listas y bucólicas que intentan
antropomorfizar y zoomorfizar
siones indigenistas de González Prada: 1) el jar, Esteban Paveltich, Magda Portal y Atilio
fenómenos naturales con el pro- problema indio afecta a millones de peruanos, Sivirichi. Boletín Titikaka es el nombre que
pósito de acceder a la moderni- las tres cuartas partes del país; 2) la redención de diciembre de 1928 a 1930 (números 25
dad; el segundo poemario con-
tiene múltiples giros quechuas del indio es una especulación pedagógica de al 34) recibió el periódico literario Boletín-
y aimaras, así como alusiones los caudillos que ignoran cómo las condicio- Editorial Titikaka, cuyos números del 1
a la música amorosa tradicio-
nal. Ambos textos comparten nes republicanas, peores que las virreinales, al 14, (julio de 1926 a noviembre de 1928)
construcciones onomatopéyicas, mantienen al amerindio más pauperizado y tuvieron ese primer nombre. Lo dirigieron
y carecen de puntuación Cf.
la edición facsimilar de Alejan-
deprimido; y 3) sin el indígena –cimiento de en Puno los hermanos Arturo (1898-1969) y
dro Peralta, Ande / El Kollao, la nacionalidad– no hay peruanidad posible; Alejandro Peralta Miranda (1899-1973), per-
Pontificia Universidad Católica por tanto la solución del problema del indio tenecientes a la clase media. Arturo adoptó el
del Perú, Lima 2006, pp. 36,
41 y 93. debe ser social4. Al año siguiente, Mariátegui seudónimo de Gamaliel Churata y vivió de
amplió sus reflexiones sobre el tema en artícu- 1917 a 1964 en Bolivia, donde recibió el Pre-
6
En 2004 la Universidad San los en torno al «Regionalismo y centralismo» mio Nacional de Cultura. Alejandro publicó
Agustín de Arequipa publicó (1925), en los cuales vinculó el problema del los poemarios vanguardistas Ande (1926) y El
una edición facsimilar de El Bo-
letín Titikaka.
indio a la tenencia de la tierra y sostuvo que Kollao (1934)5. El Boletín Titikaka se adhirió
la descentralización administrativa, en vez de al indigenismo vanguardista y al indoameri-
resolver el problema nacional, aumentaba el canismo continental; se opuso al imperialis-
poder de los gamonales (terratenientes explo- mo norteamericano y al colonialismo econó-
tadores de los nativos). mico y cultural de Latinoamérica; revaloró
Mientras tanto, el Perú experimentaba la herencia amerindia, con óptica nativista;
una eclosión nativista generada principal- postuló la utopía andina de la reivindicación
mente por cinco factores: 1) la vigencia de ideológica; e intentó legitimar lo autóctono,
la prédica de González Prada; 2) el nuevo basándose en que la tradición nativista de-
objetivo nacionalista de incorporar al indio biera insertarse en la modernidad universal.
a la sociedad peruana fijado por un grupo de Además de predicar la confluencia de las dos
intelectuales; 3) la clarificación teórica de las vertientes de la vanguardia (la artística y la
bases de la literatura peruana en debate desde socio-política), la revista intentó fusionar la
que el conservador José de la Riva Agüero cultura indígena con la mestiza sobre la base
y Osma (1885-1944) defendió Carácter de de la recuperación del pasado milenario y la
la literatura del Perú independiente (1905), cultura popular indígena contemporánea a
su tesis para optar al grado de bachiller en través del desarrollo de la educación inter-
letras en la Universidad de San Marcos; 4) cultural y la integración. Políticamente, este
el deseo de algunos pensadores en trocar el periódico literario no abrazó plenamente ni el
cosmopolitismo y el exotismo modernistas socialismo ni el aprismo6.
en un localismo matizado con léxico quechua; Durante el último quinquenio de los años
y 5) el desarrollo de las corrientes literarias 20 la mayoría de los poetas indigenistas se ex-
vanguardistas. Estos factores convencieron a presaban con estética y técnica vanguardistas,
publicaciones como Amauta y Sierra en Lima suprimiendo la preceptiva, la métrica, la rima,
y el Boletín Titikaka en Puno a promover y disponiendo las letras mayúsculas y minús-
el indigenismo, como lo hicieron también culas para impresionar visualmente. Además,
más periódicos del país, además de Labor, gran parte de los autores indigenistas eran
suplemento de Amauta. mestizos, cuyos discursos la mayoría defen-
José Carlos Mariátegui y la La Sierra (Órgano de la Juventud Renova- dida no entendía porque estaban dirigidos a
polémica del indigenismo
EUGENIO CHANG-
dora Andina) apareció como revista mensual las personas cultas y a los opresores de todas
RODRÍGUEZ en enero de 1927 hasta el número 29 de ma- las razas.

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Ganado por el indigenismo, Mariátegui aparentemente basadas en su experiencia de


recogió en Amauta, desde el primer número juez de indios delincuentes.
(septiembre de 1926), ensayos, historias, En el mencionado primer artículo sobre
cuentos, poemas, dibujos y pinturas sobre la «El indigenismo en la literatura nacional»,
mayoría amerindia. A partir del quinto nú- Mariátegui explicó cómo ese movimiento se
mero de la revista (enero de 1927), comenzó encontraba en un período de germinación
la sección «El proceso del gamonalismo, sin haber dado todavía sus flores y frutos, y
Boletín de defensa indígena», destinado a lo comparó con el «mujikismo» de la litera-
documentar los crímenes y abusos de los tura rusa prerrevolucionaria. En el segundo
gamonales, con el doble propósito de ilu- artículo, exageró las diferencias existentes
minar la conciencia pública y aportar una entre el costeño criollo y el serrano indígena.
nueva serie de testimonios sobre su conducta Sostuvo, además, que el auténtico indigenis- Enrique López Albújar.

explotadora. mo involucra una obra económica y política


de reivindicación y no de restauración ni de
La polémica del indigenismo de 1927 resurrección. Para Mariétegui, el movimien-
to anunciaba una profunda transformación
En un ambiente cargado de inquietudes nacional y quienes lo consideraban como 7
Amauta 5 (enero de de 1927),
intelectuales, en 1927 se desarrolló, princi- una artificial corriente literaria, destinada a 1 de la sección «El proceso del
palmente en la revista Mundial (Lima), una agotarse en una declamación pasajera, no per- gamonalismo».
sonada polémica sobre el indigenismo, cuyos cibían lo hondo de sus raíces ni lo universal
principales contendores fueron José Carlos de su savia:
Mariátegui y Luis Alberto Sánchez (1900-94).
Antecedentes inmediatos fueron: a) el ensayo Se cumple un complejo fenómeno espiritual, que
crítico de Enrique López Albújar (1872-1966), expresan distinta pero coherentemente la pintura
«Sobre la psicología del indio», publicado en de Sabogal y la poesía de Vallejo, la interpretación
el cuarto número de Amauta (diciembre de histórica de Valcárcel y la especulación filosófica de
1926); b) dos artículos de Mariátegui acerca Orrego, en todos los cuales se advierte un espíritu
de «El indigenismo en la literatura nacional», purgado del colonialismo intelectual y estético.
insertados en Mundial (3 y 26 de enero de Por los cuadros de Sabogal y Camilo Blas y los
1927); y c) «Nosotros, los indios...» de José poemas de Vallejo y Peralta, circula la misma san-
Escalante, publicado en La Prensa (Lima), el gre. En los apóstrofes de Valcárcel, de Haya de la
3 de febrero de 1927. Torre y de Gamaliel Churata se encuentra idéntico
El ensayo de López Albújar se ensañó sentimiento. Los identifica hasta cierta entonación
contra la psicología del indio huanuqueño, mesiánica7.
a quien calificó de «esfinge de dos caras, la
primera le sirve para vivir entre los suyos; Teniendo en cuenta los artículos anteriores
la segunda para tratar con los extraños». y otros sobre el tema, Ángel Escalante (1883-
Aunque le reconoció algunas virtudes, lo ca- 1965) –diputado gobiernista y propietario del
lificó de «hipócrita, taimado, receloso, falso, diario El Comercio, de Cuzco– publicó «No-
interesado, venal, negligente, sórdido». Tras sotros, los indios», un artículo que reactivó
la indocumentada aserción, ofreció setenta la controversia en Mundial. En este escrito,
juicios, en su mayoría eran tan falsos y con- Escalante acusó a los indigenistas de socavar
tradictorios como el primero, que afirmaba: las bases del régimen de Augusto B. Leguía
«El indio campesino no sabe mendigar, tal (1919-30), cuya política a favor del indio «ya
vez porque su moral le dice que mejor que estaba resolviendo el problema». Con belico-
pedir es robar, o coger lo que encuentra al sidad, dijo que no pueden ni deben escribir
alcance de su mano». El sexto juicio rezaba: sobre el indio los costeños, cuya literatura
«Es solícito en los negocios propios y descui- indigenista no pasaba de ser una corriente
dado con los ajenos»; el séptimo: «Estima a su pintoresca, cargada de frases hechas y lugares
yunta más que a su mujer y a sus carneros más comunes y desconocimiento del amerindio y
que a sus hijos»; el octavo: «Cuando besa una sus problemas. Al resumir algunos juicios ne-
mano es cuando más cerca esta de morderla»; gativos de los anti-indigenistas, calificó el ca-
el vigésimo segundo: «Es sobrio en su mesa tálogo de opiniones de López Albújar como José Carlos Mariátegui y la
polémica del indigenismo
y voraz en la ajena». Con la misma tónica, «axiomas que nadie discute y todos aceptan». EUGENIO CHANG-
continuó dando otras opiniones, todas ellas, Con buenos argumentos, Escalante rebatió RODRÍGUEZ

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cada uno de los juicios negativos y mencionó con lo prometido en la «Presentación» de


la obra ejemplar de Pedro S. Zulen: esa revista. Sánchez no estuvo de acuerdo
en exaltar únicamente al indígena serrano,
Cuando el alma pía y luminosa de Zulen emprendió al cholo y al criollo, y concluyó con la pre-
la primera cruzada en favor del aborigen ¡qué de gunta «¿No podría acordar un movimiento
resistencias, de odios y de dificultades no se echó de reivindicación total y no exclusivista?»
encima! Fue excluido, pospuesto y rechazado como (Polémica del indigenismo, 81).
un pestoso. Hoy no. Nuestra voz se alza altiva y con- A la semana siguiente, Mariátegui publicó,
fiada, porque estamos amparados por una ideología también en el semanario Mundial, su «Répli-
gubernamental distinta, por una concepción nueva ca a Luis Alberto Sánchez», donde definió
de los problemas nacionales. (La Prensa, Lima, 3 de tanto el nacionalismo europeo como el de los
febrero de 1927). pueblos coloniales y calificó al primero de
reaccionario y antinacionalista, y al segundo,
José Carlos Mariátegui. Estos preliminares de la polémica impul- de revolucionario y conf1uyente con el socia-
saron a Sánchez a escribir en Mundial (11 de lismo. A continuación, observó: «Yo me con-
febrero de 1927) el artículo «Un insensato tentaré con aconsejarle que dirija la mirada a
8 anhelo de demolición», para comentar la la China, donde el movimiento nacionalista
La polémica del indigenismo.
Textos y documentos recopilados «indolatría reinante»8 y la retórica de algunos del Kuo Min Tang recibe del socialismo chi-
por Manuel Aquézolo Castro, indigenistas. A la semana siguiente, Sánchez no el vigoroso impulso». Luego añadió, «el
pról. y notas de L. A. Sánchez,
Lima, Mosca Azul, 1976, p. 10.
publicó en Mundial «Batiburrillo indigenis- socialismo es un método y una doctrina, un
ta», en el cual rechazó «las crueles y demole- ideario y una praxis defensora de la integridad
9 doras apostillas de López Albújar», elogió el nacional y la reivindicación de las clases traba-
Mundial, 25 de febrero de
1927, reproducido en Amauta, indigenismo de Pedro Zulen, «hombre abne- jadoras, sin distinción de Costa ni de Sierra, de
7 (marzo de 1927): 37-38; y en gado, desinteresado, fervoroso y tenaz como indio ni de cholo». En este artículo, Mariáte-
J. C. Mariátegui, Ideología polí-
tica, Obras completas 13 (Lima, pocos, y en cuyo nombre se calumnia mucho» gui también sostuvo que el primer manifiesto
Amauta, 1969), pp, 214-218. y criticó a Mariátegui por oponer colonialis- del Grupo Resurgimiento del Cuzco se había
10
mo a indigenismo y amparar en Amauta las encargado de contestarle a Escalante. Como
Mundial, 11 de marzo de 1927, aseveraciones de López Albújar (La polémica en realidad ese primer manifiesto no había
reproducido en La polémica del del indigenismo, 69-73). mencionado a Escalante y se había aprobado
indigenismo, pp. 97-100.
Mariátegui respondió a Sánchez con el y circulado antes de «Nosotros, los indios»,
artículo «Intermezzo polémico», publicado era obvio que Mariátegui estaba evitando
en el siguiente número de la misma revista. responderle directamente a ese «político avi-
Lo acusó de mezclar y confundir las expre- sado». Por coincidencia o por decisión del
siones positivas y negativas del movimiento, director de Mundial, en el mismo número
sin distinguir las expresiones teóricas de las del 11 de marzo de 1927 publicó, junto al
estéticas, ni de las prácticas; pero, en cambio, texto anterior, el breve ensayo de Sánchez
estaba listo a exigir perfecta congruencia «‘Ismos’ contra ‘ismos’», en el que aclaró
entre especulaciones críticas, afirmaciones que dentro del indigenismo se agrupan «los
doctrinarias e imágenes poéticas. Le recordó anhelos nacionalistas, el acercamiento al pue-
que el estudio de López Albújar era «sobre blo, el desdén por las aristocracias sociales, la
la psicología del indio huanuqueño» y esta- afición a lo autóctono, el espíritu revolucio-
ba precedido por una advertencia sobre la nario». También afirmó que la lucha no es
dualidad psíquica y que la mayor parte de entre colonialismo e indigenismo, sino entre
las observaciones correspondían a la actitud exotistas y autoctotonistas10.
del indio ante el blanco. Terminó diciéndole, Dos semanas más tarde, Sánchez publicó
«no me llame ‘nacionalista’, ni ‘indigenista’, «Más sobre lo mismo», en Mundial (25 de
ni ‘pseudo-indigenista’… llámeme, simple- marzo de 1927), donde expresó el deseo de
mente socialista»9. En el número siguiente poner punto final al debate y observó cómo
de Mundial (4 de marzo de 1927), Sánchez uno de los problemas más difíciles de resolver
publicó su «Respuesta a José Carlos Mariá- era la explotación del indio por el indio mis-
tegui», donde se declaró nacionalista perua- mo, cuando era tinterillo, abogado o sargento
nista y le increpó el haber dado cabida en convertido en «el principal exprimidor de su
José Carlos Mariátegui y la Amauta, a artículos de la más variada índole, raza». Además, el joven escritor reiteró su
polémica del indigenismo
EUGENIO CHANG-
a escritos de los más encontrados matices, deseo de ver una cooperación de todas las
RODRÍGUEZ distantes de su ideología, en contradicción fuerzas vivas del Perú integradas e iluminadas

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por la educación. Sus conclusiones provisio- 1927). Ahí refutó la acusación de Sánchez
nales fueron: de no haber obrado en consonancia con su
1. Que la comunidad indígena no ha programa ni con sus ideas al dar cabida a
llenado su finalidad, la de fortalecer la artículos de la más variada índole. Mariátegui
situación del indio y ponerle a salvo de explicó que había actuado así porque Amauta
las acechanzas de sus explotadores. era una revista de doctrina-social, económica,
2. Que conviene desconfiar del terra- política, de arte, de literatura, etc. Afirmó que
teniente como del indígena o misti la presencia «subsidiaria o solo episódica» de
culto. El gamonalismo no comporta un intelectual sin posición combatiente no
necesariamente el latifundio, es algo le resta sustancia ni energía a la revista, pues
espiritual, psíquico, personal. Gamonal son admitidos sin peligro para su integridad
es el que explota y maltrata y abusa del y homogeneidad como accidentales compa-
indio, tenga tierras o no. ñeros de viaje: «Que Amauta rechace todo
Luis Alberto Sánchez.
3. Que en los latifundios existen grandes lo contrario a su ideología no significa que lo
zonas no cultivadas, fácilmente redi- excluya sistemáticamente de sus páginas, im-
mibles si se aplica una ley previsora y poniendo a sus colaboradores una ortodoxia
11
severa11. rigurosa»12. Mundial, 25 de marzo de 1927,
Este ensayo del futuro rector de la Uni- Conviene tener en cuenta que en el curso reproducido en La polémica del
versidad de San Marcos, aunque publicado del debate, el director de Amauta esclareció indigenismo, pp. 94-96.

en Mundial el 25 de marzo de 1927, debió cómo el auténtico indigenismo involucra una 12


haberse redactado antes, porque, desde la obra económica y política de reivindicación y Amauta, 7 (marzo de 1927), 5
y 36. Reproducido en Ideología
semana anterior, Mariátegui había iniciado en no de restauración ni de resurrección, y cómo y política, pp. 225-228.
esa misma revista una serie semanal de catorce la cuestión del indio, por ser económica, como
13
artículos sobre «El problema de la tierra». En los demás problemas básicos del país, la resol- La polémica del indigenismo,
el primero de ellos (del 18 de marzo de 1927), vería la revolución socialista. Sánchez, por su p. 81.
su autor insiste en que la problemática agraria parte, amplió los horizontes del indigenismo
peruana se presenta ante todo como el pro- para abarcar al cholo y postuló la reivindi-
blema de la liquidación de la feudalidad. La cación de todos los explotados13. Mariátegui
identidad surge porque la antigua clase feudal, no simpatizó con el indigenismo meramente
disfrazada de burguesía republicana, conserva evocativo, como el propugnado por Luis E.
sus posiciones y latifundios. De acuerdo con Valcárcel en Tempestad en los Andes (1927),
esta tesis, las expresiones de la feudalidad porque distorsionaba la realidad histórica
sobreviviente son latifundio y servidumbre; precolombina con fines interesados. Mariá-
en consecuencia, no se puede liquidar la ser- tegui prefería el indigenismo beligerante, de
vidumbre de la raza indígena sin destruir el reivindicaciones y transformaciones concre-
latifundio. En el segundo de los artículos de tas, en vez del movimiento propugnador de
la serie (publicado el 25 de marzo de 1927), una restauración antihistórica y antidialéctica.
Mariátegui comenzó así, Por eso observó:

el problema de la tierra esclarece la actitud van- la literatura indigenista no puede darnos una visión
guardista o socialista, ante la supervivencia del Vi- rigurosamente verista del indio. Tiene que idealizar-
rreinato. El «perricholismo» literario no nos interesa lo y estilizarlo. Tampoco puede darnos su propia
sino como signo o reflejo del colonialismo económi- ánima. Es todavía una literatura de mestizos. Por
co. La herencia colonial que queremos liquidar no es eso se llama indigenista y no indígena. Una literatura
fundamentalmente, la de «tapadas» y celosías sino indígena, si debe venir, vendrá a su tiempo. Cuando
la del régimen económico feudal, cuyas expresiones los propios indios estén en grado de producirla (Siete
son el gamonalismo, el latifundio y la servidumbre... ensayos, 1968, 265).
no renegamos, propiamente, la herencia española;
renegamos la herencia feudal. Trayectoria del indigenismo mariateguista

A continuación, explicó cómo el problema Para justipreciar la posición ideológica del


indígena está subordinado al problema de la indigenismo de Mariátegui, no basta recurrir a
tierra. De esta manera, Mariátegui intentó su participación en el debate sobre el tema ni a José Carlos Mariátegui y la
polémica del indigenismo
terminar el debate publicando su artículo Siete ensayos, pues estos textos no nos ofrecen EUGENIO CHANG-
«Polémica finita», en Amauta (marzo de ni el origen ni la trayectoria de su indigenis- RODRÍGUEZ

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mo; tampoco muestran influencias recibidas vuestra paz»; y 2) «Sólo la unión puede derri-
ni concordancias o discrepancias con puntos barlo», ambos tienen en la parte superior un
de vista anteriores o coetáneos. Para explicar gran círculo con la sigla APRA (pp. 11 y 15);
el pensamiento de Mariátegui sobre este asun- y la «Carta al Grupo ‘Resurgimiento’», de
to y determinar su originalidad, se necesita Manuel A. Seoane (pp. 37-39). El ensayo de
tener en cuenta la historia del movimiento en Orrego y la carta de Seoane merecen especial
el Perú y examinar sus escritos en Mundial, atención en la polémica, porque postularon
Amauta y Labor. argumentos claves de la tesis aprista sobre el
Desde su primer número de septiembre problema del indio. Orrego explicó cómo el
de 1926, Amauta se convirtió en el foco in- carácter del arte nacional y, sobre todo, de la
telectual del indigenismo peruano. La revista literatura, está asentado sobre el equívoco del
Portada revista Amauta. publicó múltiples expresiones indigenistas peruanismo literario que nunca ha existido
(ensayos, poemas, historias, pinturas, cuen- después de la Conquista. Para el ensayista,
tos), a tono con su carátula, ejecutada por el único peruanismo del que se puede hablar
14
José Sabogal14. Por otra parte, Mariátegui es el retrospectivo de las culturas incaica
El cajamarquino José Sabogal no creyó en el neoindio de José Uriel García y pre-incaica, «virtualidad arqueológica de
(1889-1956) había retornado al (1885-1965), ensayista condiscípulo de Luis pinacoteca y de museo», cuya defensa ha con-
Perú en 1919 con la pintura indi-
genista que había desarrollado Valcárcel y autor de El nuevo indio (1930), tribuido en gran parte a soterrar por mucho
en Argentina y difundido en en el que hace un agudo análisis del mestizaje tiempo el americanismo. El escritor aprista se
Lima. En 1922 se casó con Ma-
ria Wiesse, futura biógrafa de
y la aculturación en la sociedad peruana. El opuso, pues, a la vuelta regresiva hacia edades
Mariátegui. Su viaje de luna de Amauta tampoco simpatizó con la teoría del definitivamente muertas, ya que, según expli-
miel a México lo reafirmó en el
indigenismo pictórico cultivado
mexicano José Vasconcelos sobre la raza cós- ca, el arte sólo puede ser fermento, pero nunca
también por los peruanos Julia mica; «producto de la mezcla no de europeo un factor exclusivo y determinante de la nueva
Codesido, C. Sánchez Urteaga con europeo, sino de europeo con indio, con cultura, fuertemente influida por la civilización
(Camilo Blas), Enrique Camino
Brent, Jorge Vinatea Reynoso negro, con chino, con todas las razas conoci- occidental: «La vida ascendente y superior
y otros artistas amigos de Ma- das, la raza mixta total, el primer caso de raza no es una repetición o regresión, es siempre
riátegui.
universal»15. una continuidad». Orrego no creyó posible la
15 Concluido el debate de 1927, Mariátegui creación de un arte exclusivamente nacional,
J. Vasconcelos, La raza cósmi-
ca, prólogo y selección de G.
siguió publicando en Mundial trabajos sobre porque las diferencias nacionales entre los di-
Fernández MacGregor, México, «El problema de la tierra», para él insepa- versos pueblos indoamericanos son tan peque-
Ediciones de la Secretaría de rable del problema del indio. En Amauta ñas y mezquinas que no pueden generar artes
Educación, 1942, p. 188.
continuó con su misma política a favor del y literaturas independientes con ritmo singular
indigenismo. En el número 8 de esa revista o acentuación propia. En cambio, sí creyó en la
(abril de 1927), insertó, entre otros, artículos naciente cultura indoamericana.
de dirigentes apristas: «Sentido de la lucha En la segunda etapa, «Segundo acto» de
anti-imperialista», por V. R. Haya de la Torre Amauta, en su editorial del décimo número
(pp. 39-40); la reseña de Carlos Manuel Cox, de la revista, Mariátegui declaró su propósito
del libro La justicia del inca, por Tristán Ma- de mantener su política a favor de la causa
roff (p. 1 de «Libros y revistas»); la reseña de india. En efecto, cumplió su palabra hasta
Serafín del Mar del poemario Vientos contra- el número 29 (de febrero-marzo de 1930), el
rios, por Vicente Huidobro (p. 2 de «Libros y último que dirigió. En esta segunda fase, su
revistas»); y la reseña del primer tomo de La director publicó «El problema de la tierra en
reforma universitaria, de Gabriel del Mazo, el Perú: requisitoria contra el gamonalismo
escrita por Manuel Vázquez Díaz. o feudalidad», y reanudó el «Boletín de De-
En el número 9 de Amauta (mayo de fensa Indígena» desde el numero 11. En fin,
1927), Mariátegui incluyó, entre otros artícu- continuó reproduciendo grabados, dibujos
los, más trabajos de escritores apristas, «Ame- y pinturas de artistas indigenistas, así como
ricanismo y peruanismo», de Antenor Orrego cuentos, poemas, artículos y reseñas de escri-
(pp. 4-5); «Sobre el papel de las clases medias tores de esa orientación.
en la lucha por la independencia económica
de América Latina» (pp. 6-7); la tesis que V. El indigenismo en «El proceso de la litera-
R. Haya de la Torre presentó en el Congreso tura»
José Carlos Mariátegui y la antiimperialista de Bruselas (1927); dos «afi-
polémica del indigenismo
EUGENIO CHANG-
ches» murales del pintor mexicano Balmori, La prisión de José Carlos Mariátegui lo
RODRÍGUEZ Mariátegui: 1) «Latinoamericanos, conquistad acercó nuevamente a Luis Alberto Sánchez.

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Atrás quedaron los sinsabores del debate. Ma- una vaga trama de fatalismo oriental que lo 16
L. A. Sánchez, «La literatura pe-
riátegui prologó el libro indigenista Tempes- aproxima, más bien, al pesimismo cristiano ruana», Mundial, 3 de octubre
tad en los Andes (1927), de Luis E. Valcárcel, y místico de los eslavos»19. En su apretada de 1928. Incluido después en
Peruanicemos al Perú, pp, 141-
y Sánchez escribió el colofón. En 1928, Sán- síntesis de la historia de la literatura peruana, 145, con una nota equivocada
chez prologó la obra vanguardista La casa de José Carlos apenas se ocupó de Trilce. de los editores cuando indican
cartón, de Martín Adán (Rafael de la Fuente que lo tomaron de Mundial, del
24 de agosto.
Benavides), y Mariátegui redactó el colofón. Las cruzadas de Labor
En 1928 también, Sánchez publicó el primer 17
Mundial, 7 de mayo de 1926,
tomo de La literatura peruana, que incluye Con el propósito de complementar a la recogido en Siete ensayos:
un capitulo sobre literatura incaica. Mariáte- revista Amauta, José Carlos Mariátegui lanzó pp.229-231.
gui enjuició favorablemente el libro y elogió Labor, quincenario de información e ideas, 18
la seriedad y contracción historiográfica e que, pese a su subtítulo, apareció irregular- Mundial, 14 de mayo de 1926,
investigadora del autor, tanto como su cultu- mente. Sólo logró publicar diez números, recogido en Siete ensayos: pp.
231-233.
ra y talento16. Por otro lado, al tratar de «El desde el 10 de noviembre de 1928 hasta el 7 de
proceso de la literatura peruana», Mariátegui septiembre de 1929. Esta falta de periodicidad 19
Mundial, 23 y 28 de julio de
concordó con González Prada en que «toda se debió en parte a dificultades económicas de 1926, recogidos en Siete ensa-
actitud literaria consciente o inconsciente- la sociedad editora Amauta que lo imprimía, yos, pp. 268-275.
mente refleja un sentimiento y un interés y en parte a la interdicción policial. Según la
político» y, por tanto, depende de las demás nota de presentación en la primera página
categorías de la historia. Teniendo en cuenta del primer número, su aparición obedecía a
esto, llamó al revolucionario Mariano Melgar instancias de muchos amigos de Lima y pro-
«el primer poeta peruano de esta literatura», vincias, deseosos de que la obra cultural pe-
por mostrarse muy indio en su imaginismo netrara en capas más extensas del público. El
primitivo y campesino17. numero inicial incluyó en sus páginas cinco y
La concepción indigenista de Mariátegui siete el cuento «Mañanas Collas», de Gamaliel
fue tan amplia en esta etapa, que, cuando se Churata, colaborador de Amauta; Mariátegui
ocupó de Abelardo Gamarra, «uno de nues- insertó, asimismo, su artículo «Sobre el pro-
tros literatos más representativos», encontró blema del indio», presentado en la página seis,
reminiscencias indígenas en el arte jaranero con apuntes que completan en cierta forma el
de su prosa18. Siguiendo a marchas forzadas capítulo del mismo nombre en Siete ensayos.
por el vasto terreno de la literatura peruana, El trabajo había sido escrito originalmente
con metodología de Taine, se detuvo sólo en para la Agencia Tass, de Nueva York. Después
algunos luminares del firmamento estético de dar una breve revisión histórica del proble-
nacional, sin ocuparse de Itolararres, Cabello ma, Mariátegui explicó cómo la propagación
de Carbonera y Matto de Turner. Su análisis de las ideas socialistas en el Perú había traído
inteligente, agudo, pero apresurado, no re- como consecuencia un fuerte movimiento de
conoció otro indigenista hasta llegar a Cesar reivindicación indígena.
Vallejo, en quien encontró «por primera vez En el segundo número de Labor (24 de no-
en nuestra literatura, sentimiento indígena viembre de 1928) reprodujo un comunicado
virginalmente expresado», con modulación de la Conferencia Sindical Latinoamericana
propia y técnica y lenguaje nuevos. Ma- sobre la importancia de la organización gre-
riátegui sostuvo que cuando el sentimiento mial de los trabajadores (p. 8). En el tercer
indigenista vallejiano aflora plenamente en el numero de Labor (8 de diciembre de 1928,
verso, éste cambia su estructura: «En Melgar p. 3) aparece el trabajo «El problema agrario:
no es sino el acento; en Vallejo es el verbo. En la comunidad indígena», por Abelardo Solís
Melgar, en fin, no es sino queja erótica; en Va- (1898-1938), político socialista, autor de un
llejo es empresa metafísica». Para Mariátegui, libro sobre su ciudad natal, Historia de Jauja
lo fundamental en el autor de Los heraldos (Lima, 1928). En los números 4, 5 y 6 (29 de
negros no es su simbolismo, prestado de diciembre de 1928, pp. 1-2; 15 de enero de
Herrera y Reissig, sino la nota nativa que le 1929, p. 1; 2 de febrero de 1929, pp. 2 y 4),
inyecta una actitud de nostalgia acendrada y informó ampliamente sobre la catástrofe en
le lleva a la ternura y a la evocación subjetiva. las minas de Morococha, explotadas por la
El crítico descubrió que, en Vallejo, el fondo Cerro de Pasco Copper Corporation, con José Carlos Mariátegui y la
polémica del indigenismo
de pesimismo indígena con piedad humana no trabajadores indios. En el séptimo número (21 EUGENIO CHANG-
es un concepto, sino un sentimiento: «Tiene de febrero de 1929, p. 4), Mariátegui reseñó el RODRÍGUEZ

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20 libro Frente al problema agrario peruano, de por Mariátegui estaba indisolublemente liga-
David O. Wise, «Labor (Li-
ma, 1928-1929), José Carlos Abelardo Solís, del cual había adelantado unas do al movimiento indigenista y sus diversas
Mariátegui’s Working-Class páginas en el segundo número de Labor, co- manifestaciones. El décimo número de Labor
Counterpart to Amauta», Revis-
ta de Estudios Hispánicos, 14, 3
mo ya se ha señalado. En el octavo número de (7 de septiembre de 1929), resultó ser el últi-
(octubre de 1980), pp. 123. Labor (1º de mayo de 1929, pp. 1-2), Mariáte- mo, porque cuando el decimoprimero estaba
21
gui reprodujo el discurso «El intelectual y el ya por imprimirse, el gobierno lo clausuró21.
«Labor’ interdicta», Amauta, 26 obrero», que González Prada pronunció el 1º
(septiembre-octubre, 1929): 92, de mayo de 1905 en la Federación de Obreros La tesis mariateguista censurada por el
y en Ideología y política, p.
247. Panaderos. En sus dos últimos números (18 Comintern
de agosto y 7 de septiembre de 1929), Labor
22
La tesis consta de dos partes: «I.
dedicó gran espacio a una nueva sección «El Es evidente que la concepción mariate-
Planteamiento de la cuestión» ayllu: defensa de los trabajadores agrícolas, guiana del indio es más gonzalezpradista que
y «II. Importancia del problema comunista: el indio es considerado un ser
racial». La parte I, va precedi-
aspectos del problema de la tierra, proceso del
da por «Esquema del problema gamonalismo». El noveno número de Labor aparte de la sociedad aunque es el elemento
indígena», Amauta. 25 (julio- reprodujo en las páginas seis y siete la ex- mayoritario de un país en vías de constituirse
agosto. 1929): 69-80. Su repro-
ducción en Martínez de la Torre, tensa resolución sobre la organización de los en nación. Para Mariátegui, el indio difiere de
1947: 16-29 tiene la numera- trabajadores agrícolas y forestales, aprobada los demás peruanos étnica y culturalmente y
ción de sus secciones cambiada,
con números arábigos en vez de
por el Congreso Sindical Latinoamericano, reclama reivindicación tanto en la economía
romanos y con las palabras «al reunido poco antes en Montevideo; y acogió como en la literatura nacionales. Identifica al
movimiento sindical» añadidas amerindio con el problema de la tierra, como
al título de la sección final. En
también denuncias de despojos de tierras
el t. II: 436-466 se la reproduce comunales en Jauja y Lambayeque. En la lo había señalado González Prada, vocero de
incompleta y el séptimo párrafo séptima página del número final, Mariátegui la consigna de la alianza de los trabajadores
ha sido sustituido por «La exis-
tencia de ‘razas inferiores’...». defendió el sistema de riego de los campesinos manuales e intelectuales, frase muchas veces
A continuación sigue la parte II de Huacho, denunció la acción de despojo de citada en Amauta. Con estas convicciones el
completa. La tesis íntegra apare-
ce en J. C. Mariátegui, Ideología
tierras de la Comunidad de Pancán, una de las Amauta redactó la ponencia «El problema
política: 21-86, con la nota de más adelantadas del Departamento de Junín, de las razas en la América Latina», don-
los hijos editores acerca de la de analizó detalladamente la situación22. Su
parte II: «sobre el esquema bási-
e incluyo un artículo de su interpretación
co de Mariátegui, el doctor Hugo folc1órica indígena, acerca del baile colonial ponencia fue presentada por la delegación
Pesce redactó la mayor parte del que aun subsiste mientras que la administra- peruana que asistió en calidad de observa-
texto» (pp. 46-86).
ción de justicia no ha mejorado durante 1a dora a la Primera Conferencia Comunista
23 República. Latinoamericana23, reunida en Buenos Aires
Sobre si los peruanos asistieron
como observadores o delega-
Labor fue un periódico excepcional en en junio de 1929.
dos plenos, Cf. «Aricó sobre América Latina. No sólo se ocupó de los Para Mariátegui, el problema de las razas
Mariátegui». El Caballo Rojo, en la América Latina no es étnico sino econó-
Suplemento dominical del Diario
problemas de los trabajadores urbanos y ru-
de Marka,1, 16 (Lima, 31 de rales; también dio cabida a cuentos y capítulos mico y socio-político, basado en el problema
agosto de 1980): 3-5 y 12, y de novela. Combinó la información sobre la de la tierra, y por tanto la solución radica
Ricardo Luna V., «Mariátegui no
se batió en retirada (Aricó, sí)». organización gremial con asuntos políticos, en la liquidación de la feudalidad (Ideología
Unidad (Lima, 4-11 de septiem- sociales y culturales. Su objetivo era claro: política: 21). Según el Amauta, el problema
bre de 1980): 7.
concienciar a los trabajadores para que ten- indígena lo genera la explotación feudal de la
gan presente su sentido de colectividad y sus población nativa en la gran propiedad agraria
derechos. Proponía la identificación histórica, (Ideología política: 25) y los amerindios, que
social y gremial, pues quería crear conciencia constituyen las cuatro quintas partes de la
nacional a la vez que ayudar en el proceso de población total, sufren su condición econó-
sindicalización20. Labor no trató de popula- mico-social:
rizar la cultura de manera tradicional, de di-
luirla al nivel intelectual del trabajador pasivo Existen provincias donde el tipo indígena acusa un
no escolarizado. Sí intentó aumentar el bagaje extenso mestizaje. Pero en estos sectores la sangre
cultural de sujetos activos en la historia. A blanca ha sido completamente asimilada por el medio
diferencia de sus predecesores, el periódico se indígena y la vida de los «cholos», producidos por
dirigía a lectores capaces de ser dueños de su estos mestizajes no difiere de la vida de los indios
destino. Labor reveló a Mariátegui como un propiamente dichos (Ideología política: 53).
político convencido de que el verdadero revo-
José Carlos Mariátegui y la lucionario no podía dejar de lado la cultura. Mariátegui negó que el indio fuera incapaz
polémica del indigenismo
EUGENIO CHANG-
En la revolución, la literatura ocupa un lugar de luchar por sus reivindicaciones, como lo
RODRÍGUEZ clave. El entrenamiento cultural propuesto prueban las innumerables insurrecciones y

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asonadas indígenas, entre las que destaca la por factores culturales y socio-económicos 24
Que en Moscú desde antes ob-
encabezada por el mayor del ejército peruano que cumple una misión histórica: preparar jetaban las ideas indigenistas
Teodomiro Gutiérrez Cuevas (Rumi Maqui), e incubar la revolución para la socialización de Mariátegui se infiere de la
intervención en el Congreso de
quien se levantó en armas en Puno, seguido del país. Es un movimiento de profundo su compatriota, el «camarada
por millares de indígenas, que como él, se significado porque traduce la ideología de Zamora» (Julio Portocarrero):
daban cuenta de que con el derrocamiento la transformación nacional que persigue una «Cuando estuve en Moscú, se
ponían reparos de parte del
del gobierno constitucional de Guillermo obra política y económica de reivindicación y compañero Dujovne a mi interés
Billinghurst en 1914 desaparecían las perspec- no de restauración ni resurrección. de que se trate el problema indí-
gena que por sus características,
tivas de reivindicaciones legales (Ideología y Evidentemente Mariátegui supeditó su es apto para la penetración de
política: 40). concepción del indigenismo al ideario so- nuestra propaganda». Y en pá-
rrafo seguido: «El compañero
Las ideas de Mariátegui presentadas en cialista; interpretó el problema del indio con Peters, para reforzar su argu-
su ponencia «El problema de las razas en criterio marxista. Después de considerar las mentación, traía citas de Lenin
la América Latina», leída por los delegados posibles opciones suscitadas por el tema en (contra Rosa Luxemburgo) que
consideraba que la libre de-
peruanos en la Primera Conferencia Comu- diversos campos, el Amauta reestructuró su terminación de los pueblos era
nista de Buenos Aires de 1929 fueron severa- planteamiento sin mencionar la existencia de una concepción absolutamente
marxista» (Martínez de la Torre
mente criticadas por los más altos dirigentes una dicotomía nacional (Costa criolla vs. Sie- 1948: 471).
de la Internacional Comunista allí reunidos rra indígena). Hizo bien, porque la Costa no
(Martínez de la Torre 1948: 466-79). De esas es toda criolla ni la Sierra es completamente
objeciones merece especial atención la del india. La naturaleza nacional no es bimembre,
«camarada Peters», delegado del Comintern: bipolar, dicotómica ni antinómica; es multi-
forme, con gran diversidad de componentes
Al plantear el problema de los indios, es preciso en sus aspectos sustantivos y adjetivos. El
evitar algunos errores... reducir la cuestión nacional indio es parte del Perú multicultural y mul-
a la cuestión de clase, a la cuestión agraria, porque tilingüe. La ponencia mariateguiana sobre las
esto significaría olvidar, justamente, las condiciones razas explica mejor esta pluralidad. La dele-
históricas de las luchas contra los conquistadores, gación de su partido al Primer Congreso Co-
etc.; peculiaridades que han determinado a los revo- munista Latinoamericano de 1929 defendió
lucionarios marxistas a proclamar, al lado de las las ideas de Mariátegui contra las objeciones
reivindicaciones de clase, la consigna, para nosotros del Comintern. Como sabemos, a Mariátegui
fundamental, del «derecho de los pueblos a disponer le afectó mucho la noticia traída por los dele-
de ellos mismos, hasta el derecho de separación». gados acerca de la propuesta del Comintern
Según mi opinión, la confusión de algunos de los de auspiciar la creación de un estado quechua
camaradas peruanos, sobre el contenido nacional del y otro aymara, basándose en el principio de la
indígena en el Perú, los conduce a estar contra esta autodeterminación y la supuesta arbitrariedad
consigna, que me parece debe ser lanzada por nues- de las fronteras peruanas y bolivianas.
tros Partidos, allí donde existan masas compactas de Reiteramos que para apreciar mejor la
indígenas ligadas con la cuestión de la tierra, que da a posición ideológica del indigenismo mariate-
la lucha de los indígenas el aspecto de lucha nacional. guista, no basta leer los Siete ensayos, porque
En este sentido, los casos de Bolivia y el Perú son ellos no dan la trayectoria de su indigenismo.
característicos24. Su pensamiento lo explican más cabalmente,
los escritos en Mundial, Amauta y Labor
Hugo Pesce retornó de Buenos Aires en no recogidos en su obra maestra. Desde
julio de 1929 y le informó a Mariátegui de su primer número de septiembre de 1926,
las objeciones de la Internacional Comunista Amauta se convirtió en el centro intelectual
tanto a su tesis indigenista como a las otras del indigenismo peruano. Publicó múltiples
dos tesis políticas enviadas por intermedio de expresiones indigenistas (ensayos, poemas,
la delegación peruana. La noticia empeoró la historias, pinturas, cuentos), a tono con la
salud del Amauta, a tal punto que a los nueve carátula de la revista, sugerida y ejecutada
meses, el 16 de abril de 1930, falleció. por José Sabogal. Para el director de Amauta,
el indigenismo literario era una corriente en
Observaciones finales sobre el legado indi- proceso de revitalización, aunque no concor-
genista de Mariátegui dara con las teorías optimistas del futuro del
mestizo americano. José Carlos Mariátegui y la
polémica del indigenismo
Para José Carlos Mariátegui, el indigenis- En la segunda etapa de la revista Amau- EUGENIO CHANG-
mo traduce un estado de conciencia moldeado ta, un verdadero «Segundo acto», conforme RODRÍGUEZ

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al editorial del décimo número, Mariátegui Como su legado influyó decisivamente en


declaró su propósito de mantener la políti- escritores indigenistas posteriores, sobre todo
ca a favor de la causa indígena a pesar de la en Ciro Alegría (1909-1967) y José María
interdicción. En efecto, cumplió su palabra Arguedas (1911-1969), concluyo señalando
hasta el número 29 (febrero-marzo de 1930), brevemente las características más importan-
el último que dirigió. En esta segunda fase tes del neoindigenismo literario, tercera (pero
continuó apareciendo «El problema de la no última) etapa de la literatura en torno al
tierra en el Perú, requisitoria contra el gamo- amerindio. Su característica fundamental es
nalismo o feudalidad»; y, desde el número 11, el empleo de nuevas dimensiones ficcionales.
se reanudó el «Boletín de Defensa Indígena». Enfrenta la modernidad incorporando las
Además, la revista siguió reproduciendo gra- recientes técnicas narrativas basadas en la
bados, dibujos y pinturas de artistas indige- ruptura del tiempo y el espacio, las miradas
nistas, así como trabajos de escritores de esta retrospectivas, el examen del subconsciente, el
orientación. monólogo interior, la intertextualidad y otros
Mariátegui interpretó el problema del in- logros literarios popularizados en la segunda
dio y lo supeditó a su ideología socialista, que mitad del siglo XX. En el neoindigenismo
lo resolvería dialécticamente, eliminando el literario convergen la realidad y la magia del
servilismo impuesto por los patrones criollos, mito. En efecto, la perspectiva mítica integra
blancos, mestizos o indios. Su política edito- lo objetivo y lo subjetivo, los datos empíricos
rial en Amauta y en Labor demostró cómo la y los niveles arquetípicos en la representación
prédica indigenista debe llevarse a cabo uti- del aborigen americano. De este modo logra
lizando todos los vehículos y campos de ex- universalizar su mundo y superar la visión
presión posibles, económico, socio-político, folklórica y regionalista del indigenismo or-
histórico, artístico y literario y así crear una todoxo o clásico.
conciencia propicia a la solución del problema
generado por las dislocaciones económicas.

José Carlos Mariátegui y la


polémica del indigenismo
EUGENIO CHANG-
RODRÍGUEZ

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