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ACUERDOS

SOCIETARIOS
NULIDAD E IMPUGNACIÓN
Hernando Montoya Alberti / Oswaldo Hundskopf Exebio
Daniel Echaiz Moreno / Enrique Palacios Pareja
Erika Valdivieso López / Karla Aguirre Moreno
Carlos Alfredo Martinez Alvarez
ACUERDOS SOCIETARIOS
Nulidad e impugnación

PRIMERA EDICIÓN
NOVIEMBRE 2015
3,730 ejemplares

© Gaceta Jurídica S.A.

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D.LEG. Nº 822

HECHO EL DEPÓSITO LEGAL EN LA


BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ
2015-16633

LEY Nº 26905 / D.S. Nº 017-98-ED


ISBN:978-612-311-303-2

REGISTRO DE PROYECTO EDITORIAL


11501221501274

DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Martha Hidalgo Rivero

DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
Miguel Ángel Salinas Arica

Gaceta Jurídica S.A. Karla Aguirre Moreno


Angamos Oeste 526 - Miraflores Daniel Echaiz Moreno
Lima 18 - Perú Oswaldo Hundskopf Exebio
Central Telefónica: (01)710-8900 Carlos Alfredo Martinez Alvarez
Fax: 241-2323 Hernando Montoya Alberti
E-mail: ventas@gacetajuridica.com.pe Enrique Palacios Pareja
Erika Valdivieso López

Imprenta Editorial El Búho E.I.R.L.


San Alberto 201 - Surquillo
Lima 34 - Perú
Presentación

La marcha y conducción de las sociedades mercantiles –y en especial


de la sociedad anónima– se sostienen a partir de lo que resuelvan sus ór-
ganos de decisión, y estos, a su vez, se materializan a través de acuerdos
societarios. Pero ¿qué sucede cuando estos pactos lesionan los intereses de
cierto sector de los socios porque involucran la violación de los estatutos o
alguna norma imperativa de orden público?
Para enfrentar dicho escenario, nuestra Ley General de Sociedades
regula determinadas pretensiones impugnatorias en sus artículos 139
(impugnación de acuerdos) y 150 (nulidad de acuerdos), las cuales se diri-
gen concretamente a dejar sin efecto los cuestionados acuerdos adoptados,
entregando, en uno y otro caso, legitimidad para accionar a los mismos
socios o a terceros con interés.
Acuerdos societarios. Nulidad e impugnación es una obra diseñada
para reflexionar sobre los problemas que se suscitan a propósito de los cues-
tionamientos que surgen contra determinados pactos, a través de estudios
críticos, casuística y jurisprudencia casatoria y de salas superiores.
En el primer capítulo, Oswaldo Hundskopf Exebio desarrolla el estatus
de la junta general de accionistas y los requisitos de validez de sus acuer-
dos para luego describir las vías de impugnación tanto en el ámbito ordi-
nario como el arbitral. Por su parte, Hernando Montoya Alberti reflexiona
sobre el principio de mayorías para la adopción de acuerdos, cómo estos
pueden cuestionarse atendiendo a criterios de vulneración de orden públi-
co y los plazos de caducidad como garantía de preservación del acuerdo.
Seguidamente, Daniel Echaiz Moreno, a partir de casos reales y
pronunciamientos judiciales, evidencia diversos problemas como la im-
pugnación de los acuerdos del Directorio, la suspensión judicial de los
acuerdos impugnados y el cuestionamiento de acuerdos societarios en
los grupos de empresas; sin dejar de analizar las conclusiones del Pleno

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ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Jurisdiccional Nacional Comercial 2013, que abordó la impugnación


como uno de sus temas.
El profesor Enrique Palacios Pareja aborda aspectos procesales de la
impugnación o nulidad de acuerdos, absolviendo cuestiones como quién
puede demandar (legitimidad activa), la acumulación de pretensiones im-
pugnatorias, las medidas cautelares invocables y cómo se debería ejecutar
una sentencia fundada.
A su vez, la profesora Erika Valdivieso López cuestiona la existencia
de dos regímenes de impugnación recogidos en la ley por los problemas
que su superposición genera en la práctica al advertirse que una misma
causal puede accionar dos pretensiones, por tal motivo promueve un
régimen único de control de acuerdos societarios. Con similar tenor crítico,
Karla Aguirre Moreno, a partir de la legislación comparada, denuncia que
la Ley General de Sociedades permite invocar un mismo supuesto de he-
cho para dos acciones distintas.
Finalmente, Carlos Martínez Álvarez desarrolla los mecanismos de
impugnación como derechos de los accionistas y cómo se relacionan con
la dinámica empresarial, a la que no debe perturbarse gravemente al estar
aquellos sujetos a plazos breves de caducidad.
En la sección casuística, el lector encontrará respuestas fundamentadas
a problemas suscitados a causa de acuerdos arribados con algún tipo de irre-
gularidad o vicio, y la vía de impugnación que debe utilizarse en cada caso.
En el último capítulo, presentamos un repertorio de resoluciones a
nivel de la Corte Suprema y de las salas superiores que resuelven aspectos
controvertidos a propósito de la postulación de pretensiones de impug-
nación o de nulidad de acuerdos societarios, lo que permitirá conocer los
criterios judiciales más recientes en esta materia.
Finalmente, se espera que este libro constituya una herramienta de
consulta eficaz en materia societaria, atendiendo a la calidad de los autores,
a las soluciones de casos prácticos y por los fallos judiciales exhibidos, al
tiempo que contribuya a evidenciar los aspectos controvertidos de nuestra
regulación para que sea mejorada en un futuro próximo.

Carlos Franco Montoya Castillo


Director de la obra

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PARTE I
ENSAYOS
Supuestos de plena validez
y eficacia de los acuerdos de juntas
generales de accionistas, en relación
con el derecho de impugnación

Oswaldo HUNDSKOPF EXEBIO(*)

I. LA JUNTA GENERAL COMO ÓRGANO SUPREMO DE


LA SOCIEDAD ANÓNIMA

La junta general de accionistas es el órgano supremo de la socie-


dad anónima, y se forma con los titulares de las acciones representati-
vas del capital social, sean personas naturales o jurídicas, y en su seno
se tratan, deliberan y resuelven, los asuntos que son de su competencia y
que se señalan en la Ley General de Sociedades Nº 26887 (en adelante,
LGS), en el pacto social y en el estatuto de cada sociedad. A diferencia
del directorio y de la gerencia, que son órganos de administración y ges-
tión, la junta general es el órgano más auténtico de expresión de la volun-
tad social, siendo este un concepto aceptado en forma mayoritaria por la
doctrina, dado que no existe en la sociedad anónima un órgano que supe-
re a la junta en dicha función.

Asimismo, la junta general es un órgano de expresión inmediata de la


voluntad social, pues sus manifestaciones no se producen como resultado

(*) Magíster en Derecho Administrativo y Doctor en Derecho. Estudios de especialización en Dere-


cho Mercantil en la Universidad de Salamanca y de Posgrado en Comercio Exterior en la Escuela
de Administración de Negocios (ESAN). Decano de la Facultad de Derecho y Profesor del Pre-
grado y de la Maestría en Derecho Empresarial de la Universidad de Lima, así como de la Escuela
de Postgrado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

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OSWALDO HUNDSKOPF EXEBIO

de delegaciones, ni por intermedio de otros órganos sociales, y por tratar-


se de un órgano colegiado y deliberante, sus acuerdos o decisiones obli-
gan a todos los administradores y a todos los accionistas (incluso a los
disidentes y a los que no hayan participado en la sesión de la junta). Por
tales consideraciones, es de gran importancia dilucidar la naturaleza jurí-
dica de los acuerdos que configuran su manifestación de voluntad; y para
su configuración se requiere de una secuela de siete fases que correspon-
den a los actos y formalidades que deben cumplirse para que la decisión
que se adopte sea la que la sociedad necesita y quiere, y que por cons-
tituir expresión de la voluntad social, es diferente e independiente de la
voluntad individual de cada accionista.

JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS


(secuencia de fases)

Suspensión del
Derecho de voto
Art. 133

1ª 2ª 3ª 4ª 5ª 6ª 7ª
Fase Fase Fase Fase Fase Fase Fase

Convocatoría Lista de Cuórum de Apertura Desarrollo Deliberación, Actas


Arts. 113, 117 asistentes y instalación de la Junta de la Junta votación y Arts. 134
y 119 Registro de Arts. 125 Presidencia Art. 116 adopción de al 138
Poderes y 126 y Secretaría acuerdos
Art. 123 Art. 129 Art. 127

Aplazamiento
de la Junta
Art. 131

Como podemos apreciar del cuadro inserto, el primer acto de la


secuela mencionada es el relativo a la convocatoria a junta general de
accionistas, la que una vez instalada, con el cuórum, mayoría y demás
requisitos exigidos por la normativa societaria, adoptará los acuerdos
válidos que configuren la voluntad social.

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VALIDEZ Y EFICACIA DE LOS ACUERDOS DE JUNTA DE ACCIONISTAS

II. SOBRE EL DERECHO DE IMPUGNACIÓN DE LOS ACUER-


DOS DE LAS JUNTAS GENERALES DE ACCIONISTAS

En el desenvolvimiento habitual de la marcha societaria confluyen una


serie de intereses que involucran no solo a los accionistas y administrado-
res de la sociedad, sino también a terceras personas. Ello debido al conjun-
to de relaciones jurídicas de orden patrimonial, que las sociedades anóni-
mas desarrollan en el mercado, y que trascienden su esfera intrasocietaria.

Atendiendo a lo expuesto, y con la finalidad de velar por los inte-


reses de todos los involucrados en el devenir societario, nuestro ordena-
miento jurídico ha establecido un marco normativo encargado de ajustar
y controlar la formación de la voluntad social, específicamente en lo que
se refiere a las decisiones que se adopten por la junta general de accionis-
tas, y cuidar que estas se encuadren dentro de las normas generales rela-
cionadas con su validez y eficacia. Este marco normativo está conforma-
do por las disposiciones establecidas en la LGS, en el pacto social y en el
estatuto social de cada sociedad, y supletoriamente en el Código Civil, de
tal manera que cualquier persona legitimada, podrá solicitar a través de
los mecanismos establecidos, la declaración de invalidez de un acuerdo
societario, contrario a dichas disposiciones.

En lo sustancial, adviértase que la LGS no establece un trato diferencia-


do entre acuerdos nulos y acuerdos anulables, no entrando a precisar cuáles
de esos acuerdos son nulos y cuáles anulables, como sí lo hace la Ley de
Sociedades Anónimas de España, aprobada por Real Cédula 1564 de 1989.

Para Rodrigo Uría(1), en la amplia categoría de los acuerdos impugna-


bles deben distinguirse los acuerdos simplemente anulables de los acuer-
dos radicalmente nulos, reconociendo que en el plano puramente teórico,
la línea divisoria entre anulabilidad y nulidad es tan borrosa como impre-
cisa, pero en el terreno concreto de los acuerdos sociales, la separación
no es difícil de establecer.

En nuestro marco legal, el hecho de que no exista una diferenciación


expresa, no nos impide considerar como acuerdo anulable el que atenta

(1) URÍA, Rodrigo. Derecho Mercantil. 11ª edición, Imprenta Aguirre, Madrid, 1976, p. 250.

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OSWALDO HUNDSKOPF EXEBIO

contra el pacto social, el estatuto o el interés social, y como acuerdo nulo,


el que es contrario a la ley. Asimismo, en sustento de la postura asumida
por nuestra ley de no hacer ninguna diferenciación entre ambos supues-
tos, está la opinión de Garrigues y Uría(2), para quienes es conveniente
evitar las distinciones entre acuerdos anulables y acuerdos nulos, y hacer
de toda invalidez de los acuerdos sociales, causas simples de impugna-
ción, para de esa manera excluir la posibilidad de situaciones divergen-
tes, y apartar la amenaza indefinida de la acción de nulidad, respondiendo
a la necesidad que tienen las sociedades anónimas de ser dinámicas y de
dar seguridad a sus accionistas y terceros.

Con pleno reconocimiento que existe un derecho de impugnación


en sentido amplio, contra acuerdos de juntas generales de accionistas, y
que este se puede ejercitar en los casos que corresponda, y por quien esté
legitimado para ello, podemos afirmar que todo derecho de impugnación,
que persiga la anulabilidad, así como el derecho de impugnación que per-
siga la nulidad de los acuerdos adoptados por la junta general de accio-
nistas, no es incompatible con la forma como se ha regulado dicho dere-
cho en nuestro marco legal societario.

En efecto, y con prescindencia de la vía procesal a través de la cual


se tramitan, y que serán comentadas más adelante, nuestra LGS contem-
pla dos mecanismos destinados a invalidar los acuerdos de juntas genera-
les de accionistas, en función del grado de afectación que puedan generar
dichos acuerdos en la comunidad, identificando además, a las personas
legitimadas para solicitar su invalidez. Se trata pues, de: i) La acción de
impugnación propiamente dicha, prevista en los artículos 139 a 149 de
la LGS; y, ii) La acción de nulidad, prevista en los artículos 38 y 150 del
mismo cuerpo legal.

Sobre este tema, Vega Velasco(3) expresa:

“La Ley desarrolla el derecho de impugnación de acuerdos


adoptados en juntas generales de accionistas de sociedades,

(2) GARRIGUES, Joaquín y URÍA, Rodrigo. Comentarios a la Ley de Sociedades Anónimas. Tomo
I, Imprenta Aguirre, Madrid, 1971, p. 630.
(3) VEGA VELASCO, Jorge. “Impugnación y nulidad de acuerdos societarios”. En: Tratado de
Derecho Mercantil. Tomo I - Derecho Societario, Gaceta Jurídica, Lima, 2003, p. 527.

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VALIDEZ Y EFICACIA DE LOS ACUERDOS DE JUNTA DE ACCIONISTAS

en los artículos 139 a 151 otorgando un tratamiento diferente


al mismo, dependiendo del grado de afectación que genere el
acuerdo viciado. Surge así la distinción entre la impugnación
de acuerdos y la acción de nulidad para los mismos. En nues-
tra opinión, el fundamento para establecer una diferencia entre
la impugnación y la nulidad de los acuerdos de juntas genera-
les de accionistas, radica en la naturaleza del vicio o defecto
del que adolecen los mismos, en relación al nivel de influen-
cia que posteriormente desencadenen tales acuerdos. Esto es, si
los acuerdos se encuentran vinculados exclusivamente al desa-
rrollo interno de la sociedad, generando consecuencias para un
grupo determinado de sujetos, llámese accionistas, estos serán
los únicos interesados y, por ende, legitimados a impugnarlos.
Por otro lado, si los vicios, así como los acuerdos que lo con-
tienen determinan consecuencias que trascienden los intereses
de los accionistas, el ordenamiento jurídico prevé la acción de
nulidad a favor de aquellos que tengan un interés legítimo en
contradecirlos”.

Así pues, con relación a la acción de impugnación de acuerdos socie-


tarios propiamente dicha, es decir, sobre el primero de los mecanismos
destinados a invalidar los acuerdos de juntas generales de accionistas,
conviene precisar que este es un derecho personal de carácter político,
inherente y exclusivo a la condición de accionista, destinado a resol-
ver los conflictos “intrasocietarios” vinculados exclusivamente a la mar-
cha societaria, motivo por el cual, los únicos legitimados para interponer
dicha acción, son los accionistas.

Siempre bajo dicho esquema, en palabras de Elías Laroza(4): “El dere-


cho de impugnación del accionista es un derecho subjetivo, propio del
accionista en su calidad de tal y no vinculado a la protección de otros
accionistas, la sociedad o terceros. Este derecho se vincula con los dere-
chos políticos del accionista: así como tiene derecho a participar en la
formación de la voluntad de la sociedad mediante la emisión del voto,
también tiene derecho a velar porque dichas decisiones se ajusten a lo

(4) ELÍAS LAROZA, Enrique. Derecho Societario peruano. Tomo I, 2ª edición, Gaceta Jurídica,
Lima, enero 2015, p. 525.

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OSWALDO HUNDSKOPF EXEBIO

previsto en la ley y el pacto social, y no lesionen los intereses de la socie-


dad, en beneficio exclusivo de algunos de sus socios”.

En efecto, el estatus o condición de socio es el presupuesto de una


serie de derechos relacionados con la buena marcha de la sociedad,
dentro de los cuales se encuentra el derecho de impugnación de acuer-
dos societarios, el mismo que según el artículo 139 de la LGS, concede
a los accionistas el derecho a impugnar todos aquellos acuerdos socia-
les “(...) cuyo contenido sea contrario a esta ley, se oponga al estatu-
to o al pacto social, o lesione, en beneficio directo o indirecto de uno o
varios accionistas, los intereses de la sociedad”, señalando además que
“los acuerdos que incurran en causal de anulabilidad (...) también serán
impugnables (...)”.

Del análisis de la norma bajo comentario se advierte que, el dere-


cho de impugnación, en sentido restringido, procede contra los acuer-
dos adoptados por la junta general de accionistas, cuando el contenido
de estos: i) resulte contrario a la LGS; ii) se oponga al estatuto o al pacto
social; iii) lesione, en beneficio directo o indirecto de uno o varios accio-
nistas, los intereses de la sociedad; o iv) incurra en causal de anulabili-
dad prevista en la ley o en el Código Civil. Asimismo, cuando se trata
de accionistas titulares de acciones sin derecho a voto, el último párra-
fo del artículo 140 de la LGS establece que estos solo podrán impugnar
los acuerdos que afecten los derechos especiales de los titulares de dichas
acciones(5). Así pues, de la simple revisión de las causales contempladas
en los artículos antes mencionados, se advierte que la acción de impugna-
ción de acuerdos de juntas generales, constituye un mecanismo de resolu-
ción de conflictos intrasocietarios, es decir, propio de los intereses de los
accionistas y del desarrollo interno de la sociedad, razón por la cual nin-
gún tercero tiene legítimo interés.

Sobre este tema, Amico(6) expresa que: “Sobre la naturaleza del dere-
cho de impugnación de los acuerdos sociales, se ha producido abun-
dante doctrina. En general, se ha señalado que el socio, al impugnar un

(5) Esta limitación también se encontraba recogida en la anterior Ley General de Sociedades - Decreto
Supremo Nº 003-85-JUS.
(6) AMICO ANAYA, Mateo. “Derechos y obligaciones del accionista”. En: Tratado de Derecho Mer-
cantil. Tomo I - Derecho Societario, Gaceta Jurídica, Lima, 2003, p. 457.

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VALIDEZ Y EFICACIA DE LOS ACUERDOS DE JUNTA DE ACCIONISTAS

acuerdo, actúa como órgano de defensa social para remediar la deficiente


actuación de la junta general. Ciertos tratadistas señalan que el accionis-
ta, al hacer valer contra la sociedad un derecho subjetivo, obra en interés
social, de la misma manera que quien ejercita una acción popular. Otros,
que es una facultad atribuida al socio por la ley, con la finalidad de tute-
lar el ordenamiento jurídico de la sociedad, de cuya base corporativa es
un elemento. También señala un sector de la doctrina, que es el ejercicio
de un derecho subjetivo, en vista de que toda impugnación siempre tiene
como trasfondo el interés del socio, independientemente de que al mismo
tiempo se satisfaga el interés de los demás socios, o el de la sociedad”.

Queda claro, entonces, que la impugnación de acuerdos societarios,


además de ser un derecho subjetivo del accionista, por cuanto se le con-
cede dicho derecho para formular su pretensión basándose en su aprecia-
ción personal, la que debe compatibilizarse con el interés social, también
es un derecho potestativo, debido a que el accionista es libre de ejerci-
tar o no tal derecho; y un derecho personal de carácter político, porque es
inherente a su condición de tal, debiendo destacarse que esta condición o
estatus de accionista debe tenerse, tanto al momento de la adopción del
acuerdo materia de impugnación, como durante todo el proceso.

Para María del Carmen Flores Miranda(7), “el derecho de impugna-


ción es un derecho complementario al derecho de voto que sirve para
cautelar la correcta formación de la voluntad social que, como se sabe, es
distinta e independiente de la voluntad de los accionistas que forman la
junta general, derecho que le es conferido al accionista que no contribuyó
a su formación, ya sea porque votó en contra del acuerdo, dejando cons-
tancia en acta de su oposición, porque no estuvo presente en la junta en
lo que se aprobó el acuerdo, o porque fue privado ilegítimamente de su
derecho de voto”. Al respecto, nos parece acertado vincular el derecho de
impugnación con el derecho de voto, y también con el derecho a la previa
información, sin señalar cuál es el derecho principal y cuál el accesorio,
pero destacando que se trata, al fin y al cabo de derechos políticos de los
accionistas que se puedan ejercitar en defensa de la ley, del pacto social o
del estatuto, y del interés social.

(7) FLORES MIRANDA, María del Carmen. Impugnación de acuerdos en sociedades anónimas en
la legislación peruana. Tesis para optar el grado de bachiller en Derecho en la Universidad de
Lima, 1991.

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OSWALDO HUNDSKOPF EXEBIO

Ahora bien, y refiriéndonos al segundo mecanismo destinado a inva-


lidar los acuerdos de juntas generales, es decir a la acción de nulidad de
acuerdos societarios prevista en los artículos 38 y 150 de la LGS, la legi-
timidad para interponer esta acción es mucho más amplia que la prevista
para los casos de impugnación de acuerdos antes mencionados. Efectiva-
mente, por tratarse de acuerdos cuyos vicios y defectos trascienden la esfe-
ra intrasocietaria, nuestra LGS permite que cualquier persona con legítimo
interés, se encuentra facultada para solicitar la nulidad de dichos acuerdos.

Atendiendo a lo expuesto, los artículos 38 y 150 de nuestra LGS dis-


ponen lo siguiente:

“Artículo 38.- Nulidad de acuerdos societarios

Son nulos los acuerdos societarios adoptados con omisión de las


formalidades de publicidad prescritas, contrarios a las leyes que
interesan al orden público o a las buenas costumbres, a las estipula-
ciones del pacto social o del estatuto, o que lesionen los intereses de
la sociedad en beneficio directo o indirecto de uno o varios socios.

Son nulos los acuerdos adoptados por la sociedad en conflicto con


el pacto social o el estatuto, así cuenten con la mayoría necesaria,
si previamente no se ha modificado el pacto social o el estatuto con
sujeción a las respectivas normas legales y estatutarias.

La nulidad se rige por lo dispuesto en los artículos 34, 35 y 36,


salvo en cuanto al plazo establecido en el artículo 35, cuando esta
ley señale expresamente un plazo más corto de caducidad”.

“Artículo 150.- Acción de nulidad, legitimación, proceso y


caducidad

Procede acción de nulidad para invalidar los acuerdos de la junta


contrarios a normas imperativas o que incurran en causales de
nulidad previstas en esta ley o en el Código Civil.

Cualquier persona que tenga legítimo interés puede interponer


acción de nulidad contra los acuerdos mencionados en el párrafo
anterior, la que se sustanciará en el proceso de conocimiento.

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VALIDEZ Y EFICACIA DE LOS ACUERDOS DE JUNTA DE ACCIONISTAS

La acción de nulidad prevista en este artículo caduca al año de la


adopción del acuerdo respectivo”.

Consideramos pertinente precisar que el artículo 38 de la LGS, antes


comentado, establece en forma genérica la nulidad de los acuerdos socie-
tarios, la cual, por estar contenida dentro del Libro I de la LGS deno-
minado “Reglas Aplicables a todas las Sociedades”, resulta aplicable a
todos los tipos societarios regulados por dicha ley; mientras que lo esta-
blecido en el artículo 150 de la LGS, al referirse y estar regulado dentro
de las disposiciones contenidas en el Libro II de la LGS (sobre Sociedad
Anónima), debe aplicarse únicamente a esta modalidad, salvo en aquellos
casos en que en alguna prescripción especial de la ley se establezca su
aplicación supletoria.

Así tenemos que, un acuerdo societario, al margen de los mecanis-


mos que se deben emplear para formar la voluntad de la sociedad, no
deja de ser un acto jurídico, y como tal se encuentra sujeto a las normas
generales para su validez y eficacia, de tal manera que cualquier perso-
na legitimada puede interponer una acción de nulidad para invalidar los
acuerdos de junta general de accionistas, siempre que estos resulten con-
trarios a las normas imperativas o que incurran en causales de nulidad
previstas en la LGS y en nuestro Código Civil.

Con relación al concepto de norma imperativa, Cabanellas(8) la define


como “Ley Imperativa.- La que dispone obligatoriamente la ejecución
de alguna cosa o determina abstención, bajo la sanción establecida en el
propio texto. Se contrapone por ello a la ley prohibitiva, la que impone
una pasividad y a la ley permisiva, en que existe permisividad para pro-
ceder o no”.

A su vez, Torres Vásquez(9) afirma lo siguiente: “(…) no solo existen


normas dispositivas que dejan a los sujetos en la alternativa de someterse
a lo que ellas determinan, o bien regular ellos mismos sus actos particu-
lares de manera distinta al contenido de la norma, sino que abundan las

(8) CABANELLAS, Guillermo. Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual. Editorial Heliasta.


Buenos Aires, 1977, p. 142.
(9) TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. Introducción al Derecho - Teoría General del Derecho. Temis,
Bogotá, 2001, p. 299.

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OSWALDO HUNDSKOPF EXEBIO

llamadas normas imperativas o de ius cogens, que los sujetos no pueden


modificar en sus actos particulares”.

En tal sentido, procederá la acción de nulidad solo cuando se trate


de acuerdos que contravengan las normas imperativas contenidas en la
LGS y en nuestro Código Civil. Asimismo, aun cuando no se encuentran
literalmente señalados en el artículo 150, anteriormente citado, pero por
tratarse de temas que trascienden la esfera intrasocietaria y que pueden
afectar a la comunidad, también serán pasibles de acción de nulidad los
acuerdos contrarios al orden público y a las buenas costumbres.

Ahora bien, con relación a la legitimación activa de la acción de nuli-


dad, esta resulta ser más amplia que la prevista para la acción de impug-
nación de acuerdos, toda vez que este derecho corresponde a cualquier
persona que tenga interés para plantear dicha acción, entendiéndose den-
tro de la misma a los administradores de la sociedad, a los terceros afec-
tados, y a los accionistas.

En resumen, y después de habernos referido a los dos mecanismos


destinados a invalidar los acuerdos de juntas generales de accionistas, nos
adherimos plenamente a una de las principales conclusiones a la que arri-
ba Román Olivas(10) afirmando que nos encontramos frente a un régimen
dicotómico de la invalidez de los acuerdos societarios adoptado por nues-
tro ordenamiento jurídico, el cual se explica en el hecho de que existen
supuestos fácticos que, en grados diversos, afectan el acuerdo societario
viciado, de lo cual se evidencia que ello justifica atendiendo a criterios
de razonabilidad y logicidad, la existencia de una regulación normativa
diversa en cuanto a los plazos asignados, a las vías procedimentales y a
los efectos que uno y otro supuesto de invalidez prevé.

Para concluir las acotaciones principistas fundamentales sobre el


derecho de impugnación, Román Olivas(11) considera que este, constitu-
ye en esencia un derecho procesal, pues no es sino una modalidad del
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, cuya titularidad detenta todo

(10) ROMÁN OLIVAS, Manuel Alipio. El derecho de impugnación de acuerdos societarios. Grijley,
Lima, 2010, p. 257.
(11) Ídem.

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VALIDEZ Y EFICACIA DE LOS ACUERDOS DE JUNTA DE ACCIONISTAS

sujeto de derecho, y su legitimidad para obrar se encuentra condiciona-


da de modo extraordinario por la ley societaria peruana, considerando,
en consecuencia, que su contenido consiste en pretender la anulabilidad
o nulidad de un acuerdo de junta general de accionistas por razones de
invalidez.

III.
VALIDEZ LEGAL DE LOS ACUERDOS ADOPTADOS
EN LA JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS

Como ya hemos hecho referencia, existen diversos artículos en la


LGS que regulan las exigencias que se deben observar para adoptar váli-
damente, acuerdos en las juntas generales de accionistas de una sociedad
anónima; entre ellos, el artículo 116 de la LGS referido a los requisitos
de la convocatoria, los artículos 125 y 126 de la LGS que tratan sobre el
cuórum simple y calificado, y el artículo 127 del mismo cuerpo norma-
tivo, que versa sobre la mayoría requerida para adoptar acuerdos. Cabe
precisar que, el estatuto puede imponer cuórum o mayorías superiores a
los establecidos en la LGS, pero nunca inferiores. Por consiguiente, si se
ha realizado correctamente la convocatoria, y se cuenta con el cuórum y
mayoría exigidos por el estatuto y/o por la LGS para constituir la Junta y
adoptar el acuerdo propuesto, se entenderá que el mismo produce efectos
plenos respecto de la sociedad y sobre los accionistas de la misma, inclu-
so sobre los disidentes y los que no participaron de la reunión, de confor-
midad con el artículo 111 de la LGS.

En ese sentido, cabe reiterar que la junta general de accionistas:


“es el órgano de formación y expresión de la voluntad social; órgano
soberano, encarnador del poder supremo, cuyas decisiones obligan a los
administradores y a todos los accionistas, incluso a los disidentes y a los
que no hayan participado en la Junta (…). La voluntad social se manifies-
ta a través de los acuerdos o decisiones adoptados por la Junta, en los que
se produce una fusión de las voluntades individuales de los socios”(12).

(12) URÍA, Rodrigo; MENÉNDEZ, Aurelio y GARCÍA DE ENTERRÍA, Javier. “La sociedad anóni-
ma: órganos sociales. Junta General de Accionistas”. En: Curso de Derecho Mercantil. Tomo I,
Civitas, Madrid, 1999, p. 868.

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OSWALDO HUNDSKOPF EXEBIO

En cuanto a la naturaleza jurídica de los acuerdos de las juntas gene-


rales, existen diversas teorías sobre el particular, y conforme ya lo hemos
expresado en un trabajo anterior(13), Elías Laroza encuentra coincidencia
casi total entre la posición de Garrigues, Uría y Brunetti sobre la natura-
leza jurídica de los acuerdos y, unificándolas, se adhiere a ellas, y consi-
dera que las decisiones de la junta general de accionistas son:

a) Un negocio jurídico, desde que el acuerdo produce efectos


jurídicos.

b) Un acto colectivo que, diferenciándose de un contrato plurilate-


ral, se basa en la multiplicidad de las voluntades de los socios
que intervienen en las juntas.

c) Un negocio jurídico unilateral, que es expresión de la voluntad


de la sociedad y solo de ella.

d) Un acto unitario, en la medida en que es una síntesis que emana


de un órgano colegiado que es, en esencia, una organización
unitaria.

En consideración a lo expuesto, el acuerdo adoptado en junta general


de accionistas es un acto jurídico unilateral por cuanto expresa la volun-
tad social y no la voluntad individual de cada accionista. En ese sentido,
Uría y Menéndez(14), al referirse a la naturaleza del acuerdo, afirman que:
“Para nosotros es un negocio unilateral, aunque se forme por la coin-
cidencia de una serie de voluntades individuales (las de los socios que
votan a favor del acuerdo) que se funden entre sí para formar la voluntad
colectiva, porque es declaración de voluntad de una sola parte (la socie-
dad), y porque, además, es un acto colegiado en sentido lato, es decir, un
acto que, aunque se cumpla por una pluralidad de personas, como estas
actúan como componentes de un mismo órgano, no pierde su condición
unitaria”.

(13) HUNDSKOPF EXEBIO, Oswaldo. “Los acuerdos de las juntas de accionistas como actos jurídi-
cos unilaterales, frente a las actas que los formalizan”. En: Derecho Comercial. Temas societarios.
Tomo X, Fondo Editorial de la Universidad de Lima.
(14) URÍA, Rodrigo; MENÉNDEZ, Aurelio y GARCÍA DE ENTERRÍA, Javier. Ob. cit. p. 885.

20
VALIDEZ Y EFICACIA DE LOS ACUERDOS DE JUNTA DE ACCIONISTAS

Por otro lado, en cuanto a los requisitos de las actas de la junta en


la que constan los acuerdos, estos se encuentran regulados en el artículo
135(15) de la LGS. De la lectura del citado artículo se puede inferir que en
las actas debe constar un resumen de lo acontecido en la Junta y, sobre
todo, se deben incluir los acuerdos adoptados en ella. Esta precisión evi-
dencia que existe una diferencia entre el acuerdo y el acta que lo contie-
ne, de allí que muchos autores opinan que el acta no es más que un ins-
trumento probatorio de lo ocurrido en la Junta.

En ese sentido, consideramos que cada una de las actas de los libros
respectivos constituyen un instrumento en el que se plasma de manera
precisa la marcha de la sociedad, pues en ella consta la voluntad social.
En tal sentido, servirá como medio de prueba de lo acontecido al interior
de la sociedad durante toda su existencia, y como base para el ejercicio
de los derechos de los socios, y para supervisar y acreditar los acuerdos
relacionados con el devenir de la sociedad.

(15) Ley General de Sociedades


Artículo 135.- Contenido, aprobación y validez de las actas
En el acta de cada junta debe constar el lugar, fecha y hora en que se realizó; la indicación de si
se celebra en primera, segunda o tercera convocatoria; el nombre de los accionistas presentes o
de quienes los representen; el número y clase de acciones de las que son titulares; el nombre de
quienes actuaron como presidente y secretario; la indicación de las fechas y los periódicos en que
se publicaron los avisos de la convocatoria; la forma y resultado de las votaciones y los acuerdos
adoptados.
Los requisitos anteriormente mencionados que figuren en la lista de asistentes pueden ser obvia-
dos si esta forma parte del acta.
Cualquier accionista concurrente o su representante y las personas con derecho a asistir a la junta
general están facultados para solicitar que quede constancia en el acta del sentido de sus interven-
ciones y de los votos que hayan emitido.
El acta, incluido un resumen de las intervenciones referidas en el párrafo anterior, será redactada
por el secretario dentro de los cinco días siguientes a la celebración de la junta general.
Cuando el acta es aprobada en la misma junta, ella debe contener constancia de dicha aprobación
y ser firmada, cuando menos, por el presidente, el secretario y un accionista designado al efecto.
Cuando el acta no se aprueba en la misma junta, se designará a no menos de dos accionistas para
que, conjuntamente con el presidente y el secretario, la revisen y aprueben. El acta debe quedar
aprobada y firmada dentro de los diez días siguientes a la celebración de la junta y puesta a dispo-
sición de los accionistas concurrentes o sus representantes, quienes podrán dejar constancia de sus
observaciones o desacuerdos mediante carta notarial.
Tratándose de juntas generales universales es obligatoria la suscripción del acta por todos los
accionistas concurrentes a ellas, salvo que hayan firmado la lista de asistentes y en ella estuvie-
sen consignados el número de acciones del que son titulares y los diversos asuntos objeto de la
convocatoria. En este caso, basta que sea firmada por el presidente, el secretario y un accionista
designado al efecto y la lista de asistentes se considera parte integrante e inseparable del acta.
Cualquier accionista concurrente a la junta general tiene derecho a firmar el acta.

21
OSWALDO HUNDSKOPF EXEBIO

En ese orden de ideas, Montoya(16) afirma lo siguiente: “El acta tiene


valor desde su aprobación, o sea, que es un instrumento probatorio que
hace fe respecto a los acuerdos y demás menciones que en ella se conten-
gan mientras no se pruebe su inexactitud o falsedad, pero los accionistas
o directores que hubiesen aprobado el acta no podrán impugnar el conte-
nido”. A pesar de la diferencia entre acuerdo y acta, podría argumentar-
se que la redacción del acta respectiva y el cumplimiento de los requisi-
tos establecidos por la LGS constituyen una formalidad necesaria para la
existencia, o validez, según algunos autores, del acuerdo adoptado por la
junta general de accionistas.

Por ejemplo, Richard y Muiño(17), quienes reconocen la mencionada


diferencia, y coinciden en atribuir al acta la calidad de mero instrumen-
to probatorio, recogen la opinión de diversos autores y señalan: “(…) se
ha sostenido que la existencia del acta regular es esencial para la vali-
dez de las decisiones adoptadas, hace a la seguridad jurídica, porque es el
medio por el cual los ausentes y los futuros accionistas pueden conocer lo
resuelto. Y más aún, que la asamblea más que inválida, será inexistente.
En seguimiento de dicha tesitura aún hoy se siguen expidiendo algunos
tribunales”.

Sin embargo, no puede, ni debe considerarse tal supuesto, ya que el


artículo 144 del Código Civil, señala lo siguiente: “Artículo 144.- Cuan-
do la ley impone una forma y no sanciona con nulidad su inobservan-
cia, constituye solo un medio de prueba de la existencia del acto”. Por lo
tanto, en vista de que el artículo 135 de la LGS no dispone la nulidad del
acuerdo que no es recogido en el acta de junta general de accionistas, ni
sanciona con la misma consecuencia, la inobservancia de cualquiera de
los requisitos formales que establece, consideramos que el acta constitu-
ye una formalidad ad probationem.

A mayor abundamiento, Elías Laroza(18) al comentar el artículo 135


de la LGS, considera que “la omisión de cualquiera de esos requisitos
no está sancionada con nulidad, por lo que debe concluirse que lo que

(16) MONTOYA MANFREDI, Ulises. Derecho Comercial. Tomo I, Grijley, Lima, 2004, p. 228.
(17) RICHARD, Efraín Hugo y MUIÑO, Orlando Manuel. Derecho Societario. Editorial Astrea,
Buenos Aires, 2004, p. 253.
(18) ELÍAS LAROZA, Enrique. Ob. cit., p. 511.

22
VALIDEZ Y EFICACIA DE LOS ACUERDOS DE JUNTA DE ACCIONISTAS

dispone el artículo bajo comentario y el acta misma, no constituyen una


formalidad ad solemnitatem para dotar de eficacia jurídica a los acuer-
dos adoptados por la junta, sino simplemente un medio de prueba de su
existencia”.

Asimismo, cabe mencionar en este punto el artículo 225 del Códi-


go Civil que establece: “Artículo 225.- No debe confundirse el acto con
el documento que sirve para probarlo. Puede subsistir el acto aunque el
documento se declare nulo”. A partir de la citada norma, y la mencionada
diferencia existente entre acuerdo y acta, podemos considerar que la nuli-
dad del acta que contiene el acuerdo, no importa la nulidad de este.

Sobre el particular, Elías Laroza(19) afirma: “En efecto, debe distin-


guirse entre los requisitos de convocatoria, cuórum y votaciones, cuya
inobservancia determina la nulidad de los acuerdos, de aquellos estable-
cidos por el artículo 135 para que el acta cumpla la función de ser un
medio fehaciente de prueba. La omisión de estos últimos no acarrea la
invalidez de los acuerdos, pero puede ser objeto de observación por parte
de los accionistas, quienes tienen el derecho de exigir las rectificaciones
y precisiones que estimen convenientes para asegurar que el acta sea un
medio adecuado de prueba, y también para que refleje el cumplimiento
de las formalidades referidas para la adopción válida de los acuerdos, las
cuales sí resultan esenciales para la eficacia de estos”.

Al ser ello así, resulta evidente lo siguiente: (i) que la redacción del
acta y el cumplimiento de los requisitos regulados en el artículo 135 no
constituyen una formalidad ad solemnitatem sino ad probationem; y,
(ii) que la nulidad del acta no conlleva la nulidad del acuerdo.

Conforme ya lo hemos mencionado, los acuerdos surten efectos


desde su adopción y no resulta necesario aprobar y firmar el acta de la
junta respectiva para que sean eficaces. En ese sentido, en la medida de
que el acta sirve únicamente como instrumento o medio de prueba de lo
acontecido en la junta, su aprobación y firma llevan aparejada la creencia
o presunción de que lo contenido en ella refleja cabalmente lo sucedido
en la realidad, hasta que su contenido sea cuestionado.

(19) ELÍAS LAROZA, Enrique. Ob. cit., p. 299.

23
OSWALDO HUNDSKOPF EXEBIO

En ese mismo sentido, Sánchez Calero(20) sostiene que: “La falta de


aprobación del acta no significa que los acuerdos no sean válidos, sino
que dificulta su prueba y la eficacia de los mismos, existiendo una inse-
guridad respecto a su contenido. Todo ello con independencia de que si
se trata de acuerdos inscribibles, no tendrán acceso al Registro Mercantil
(…), ni se podrán expedir certificados de los acuerdos que no consten en
actas aprobadas y firmadas o en acta notarial (…)”.

A su vez, Uría y Menéndez(21) consideran lo siguiente: “Dice, ade-


más, el artículo 113.2 que el acta aprobada en cualquiera de las dos for-
mas en él previstas, ‘tendrá fuerza ejecutiva a partir de la fecha de apro-
bación’. Pero estas palabras no pueden ser tomadas en sus términos
literales. No quieren decir que el acta lleve aparejada ejecución una vez
aprobada (…). De acuerdo con el valor que tradicionalmente se viene
asignando al acta de la junta general, entendemos que esa afirmación
legal debe interpretarse como manifestación de que la aprobación del
acta hace fe de los acuerdos tomados por la Junta y de los demás extre-
mos en ella consignados, en tanto no se pruebe su inexactitud o falsedad
(…). Y, en cualquier caso, no parece admisible estimar que la Ley haya
querido prohibir la ejecución de los acuerdos de las juntas en tanto el acta
no esté aprobada. Los acuerdos, como manifestaciones de la voluntad
social que son, producen efectos a ellos inherentes, desde el momento en
que han sido tomados conforme a los requisitos legales, con independen-
cia de que consten o no en el acta o de que esta haya sido o no aprobada.
Lo que ocurre es que la falta de acta plantea el problema de la prueba de
los acuerdos en general y puede incidir sobre la eficacia de los obligato-
riamente inscribibles en el Registro Mercantil”.

En consideración a lo expuesto, queda claro que no es consubstan-


cial, aprobar y firmar el acta de junta general de accionistas para que el
acuerdo surta efectos, pero sin embargo, es indispensable y necesario que
dicha acta esté debidamente elaborada, resumiendo lo acontecido en la
junta, e incorporando las constancias que los accionistas en forma expre-
sa, hayan solicitado que se consignen en ella.

(20) SÁNCHEZ CALERO, Fernando. Instituciones de Derecho Mercantil. Capítulo XXII, Editorial
McGraw-Hill, Madrid, 2003, p. 389.
(21) URÍA, Rodrigo; MENÉNDEZ, Aurelio y GARCÍA DE ENTERRÍA, Javier. Ob. cit., p. 886 y ss.

24
VALIDEZ Y EFICACIA DE LOS ACUERDOS DE JUNTA DE ACCIONISTAS

IV. VÍAS DE TRAMITACIÓN DE LAS ACCIONES DESTINADAS


A INVALIDAR LOS ACUERDOS DE LAS JUNTAS

1. A través de la jurisdicción ordinaria


Como es fácil advertir, a lo largo de todo el articulado de la LGS
existen algunas situaciones críticas o controversiales que se pueden solu-
cionar a través de procesos judiciales que están puntualmente estableci-
dos en la misma ley y que, según los casos, se tramitan en distintas vías
procesales, según el siguiente detalle resumido(22):

• En procesos no contenciosos: cuatro casos.

• En procesos de ejecución: cuatro casos.

• En procesos sumarísimos: dieciocho casos.

• En procesos de conocimiento: dos casos.

En el caso específico de la acción de impugnación de acuerdos de jun-


tas generales de accionistas, si la causal tiene que ver con un defecto en
la convocatoria o falta de cuórum, conforme al artículo 143 de la LGS, la
pretensión se tramita por la vía del proceso sumarísimo, pues estas causa-
les implican indiscutiblemente violación a la ley, al pacto social o al esta-
tuto y, por lo tanto, no requieren de un proceso amplio para su esclareci-
miento, motivo por el cual se establece un trámite corto, lo que implica
otorgarle al accionista únicamente un beneficio de carácter procesal, pero
ello no significa que estas causales no estén incorporadas o subsumidas en
las causales genéricas previstas en el artículo 139 de la LGS.

Con excepción de las causales anteriormente mencionadas, y que tie-


nen una vía procesal especial, la acción de impugnación, conforme al ar-
tículo 143 de la LGS, se tramita por el proceso abreviado, atendiendo
a las diez reglas procesales especiales establecidas en sus artículos 140
al 149, con lo cual se pretende lograr una mayor efectividad y celeridad

(22) HUNDSKOPF EXEBIO, Oswaldo. “Solución de Controversias Societarias a través del Arbitraje”.
En: Derecho Comercial. Temas societarios. Tomo VIII, Fondo Editorial de la Universidad de Lima,
p. 83 y ss.

25
OSWALDO HUNDSKOPF EXEBIO

en esta clase de procesos, para de esa manera cautelar los intereses de la


sociedad y de sus accionistas, garantizando con ello un eficiente ejercicio
del derecho de impugnación de acuerdos de juntas generales de accionis-
tas. Tales reglas procesales son las siguientes:

a) Conforme al artículo 140 solo tienen legitimación activa para


interponer la acción de impugnación, los accionistas que hubie-
sen dejado constancia en acta de su oposición al acuerdo, los
accionistas ausentes y los que hayan sido ilegítimamente pri-
vados de emitir su voto, debiendo señalarse que en los casos de
acciones sin derecho a voto, la impugnación solo puede ser inter-
puesta respecto de acuerdos que afecten los derechos especiales
de los titulares de dichas acciones.

b) Conforme al artículo 141, los accionistas que hubiesen votado a


favor del acuerdo impugnado, pueden intervenir a su costa en el
proceso, a fin de coadyuvar a la defensa de su validez. No está
demás enfatizar que en estos procesos judiciales, los demandan-
tes siempre son los accionistas, y la sociedad es la demandada.

c) Conforme al artículo 142, la impugnación caduca a los dos meses


de la fecha de adopción del acuerdo si el accionista concurrió a la
junta, a los tres meses si no concurrió, y tratándose de acuerdos
inscribibles, dentro del mes siguiente a la inscripción.

d) Conforme al artículo 143, es competente para conocer la impug-


nación de los acuerdos adoptados por la junta general, el juez del
domicilio de la sociedad.

e) Conforme al artículo 144, el accionista que impugne judicial-


mente cualquier acuerdo de la junta general, deberá mantener su
condición de tal, durante el proceso, a cuyo efecto se hará la ano-
tación respectiva en la matrícula de acciones, estableciendo ade-
más que las transferencias voluntarias, parciales o totales de las
acciones de propiedad del accionista demandante, extinguirá, res-
pecto de él, el proceso de impugnación.

f) Conforme al artículo 145, el juez a pedido de accionistas que


representen más del 20 % del capital suscrito, podrá dictar

26
VALIDEZ Y EFICACIA DE LOS ACUERDOS DE JUNTA DE ACCIONISTAS

medida cautelar de suspensión del acuerdo impugnado, debiendo


disponer que los solicitantes presten contracautela, a efectos de
resarcir los daños y perjuicios que pueda causar la suspensión.

g) Conforme al artículo 146, todas las acciones que tengan por obje-
to la impugnación de un mismo acuerdo, se sustanciarán y deci-
dirán en un mismo proceso, lo que representa en la práctica una
acumulación de pretensiones de impugnación, estableciendo ade-
más, que no pueden acumularse a estas, las de indemnización por
daños y perjuicios, o cualquier otra que deba tramitarse en el pro-
ceso de conocimiento, ni se admitirá la reconvención que por ese
concepto formule la sociedad, sin perjuicio de que se inicien pro-
cesos judiciales separados.

h) Conforme al artículo 147, a solicitud de parte, el juez puede dic-


tar medida cautelar disponiendo la anotación de la demanda en el
registro, debiendo inscribirse la suspensión definitiva del acuerdo
impugnado cuando quede firme la resolución que así lo dispon-
ga, estableciendo además que las anotaciones antes referidas, se
cancelarán cuando la demanda en que se funde sea desestimada
por sentencia firme, o cuando el demandante se haya desistido,
conciliado, transado o cuando se haya producido el abandono del
proceso.

i) Conforme al artículo 148, la sentencia que declare infundada


la impugnación, producirá efectos frente a la sociedad y frente
a todos los accionistas, pero no afectará los derechos adquiridos
por terceros de buena fe a consecuencia del acuerdo impugnado,
debiendo inscribirse en el registro, la nulidad de un acuerdo ins-
crito. Como es una constante a lo largo de todo el articulado de la
LGS, siempre se protege a los terceros de buena fe que hubiesen
contratado con la sociedad.

j) Finalmente, el artículo 149, establece que cuando la impugna-


ción se hubiere promovido con mala fe o con notoria falta de
fundamento, el juez impondrá al demandante, en beneficio de la
sociedad afectada por la impugnación, una penalidad de acuer-
do con la gravedad del asunto, así como la indemnización por
daños y perjuicios que corresponda. Este artículo que contiene la

27
OSWALDO HUNDSKOPF EXEBIO

mencionada regla, es uno de los más criticados por la doctrina


nacional, en razón a que le otorga al juez facultades excepciona-
les, pues en este caso el puede resolver sobre asuntos no contro-
vertidos y que no formaron parte de la etapa postulatoria, motivo
por el cual se configuraría una transgresión al principio de con-
gruencia procesal.

En lo que se refiere a la acción de nulidad de acuerdos de juntas de


accionistas, conforme al artículo 150 de la LGS, esta se tramita como
proceso de conocimiento, con el propósito de invalidar los acuerdos de la
junta contrarios a normas imperativas o que incurran en causales de nuli-
dad previstos o bien en la LGS o en el Código Civil, señalando además
que cualquier persona que tenga legítimo interés, puede interponer esta
acción de nulidad, caducando la acción al año de la adopción del acuerdo
respectivo.

En términos procesales, esta acción puede ser utilizada ya sea por


los directores de la sociedad o por los terceros con legítimo interés, pues,
como se ha mencionado anteriormente, estos carecen de legitimidad acti-
va para la acción de impugnación que se puede seguir a través del proce-
so abreviado o sumarísimo, y también podrá ser interpuesta por cualquier
accionista, una vez vencido los plazos de caducidad establecidos por el
artículo 142 de la LGS para la interposición de las acciones de impugna-
ción que se hubieren podido presentar en dichas vías procesales y que no
lo hicieron. Consideramos que lo importante es lograr, a través de este
proceso de conocimiento, que se declare la nulidad de este tipo de acuer-
dos, pues el vicio que acarrean es insubsanable, de manera que bajo esa
óptica, es irrelevante que los demandantes sean accionistas que hayan
votado a favor o en contra del acuerdo impugnado.

Ahora bien, en el caso de la legitimación activa de los directores,


existen dos posibilidades: que se trate de un director accionista o de un
director no accionista. La legitimación del director accionista es en nom-
bre propio, es decir a favor de un derecho propio, en tanto que en el caso
de directores no accionistas concurren con una doble legitimación; por un
lado, poseen un interés personal relacionado con su responsabilidad fren-
te a la sociedad, y de otro, en defensa de la misma sociedad para coadyu-
var a que se deje sin efecto un acto nulo. Con respecto a los terceros,
estos tienen necesariamente que contar con legítimo interés económico o

28
VALIDEZ Y EFICACIA DE LOS ACUERDOS DE JUNTA DE ACCIONISTAS

moral, por sentirse afectados por los acuerdos nulos o por los efectos que
se devengan de estos.

En cuanto a la legitimación pasiva, esta le corresponde a la sociedad,


siendo posible que los socios que así lo deseen puedan intervenir en el
proceso para ayudar a la defensa de esta. La acción deberá ser interpuesta
ante el juez de primera instancia en lo civil del lugar donde domicilie la
sociedad, y que se encuentre en turno al momento de la interposición de
la demanda. En estos procesos de conocimiento no procede solicitar nin-
guna de las medidas cautelares contempladas en la ley para la acción de
impugnación que se tramita por la vía de los procesos abreviados o suma-
rísimos, lo cual no implica que no se puedan pedir las medidas cautelares
señaladas en el Código Procesal Civil (CPC).

2. A través de la jurisdicción arbitral


En la Sexta Disposición Complementaria de la nueva Ley de Arbi-
traje, aprobada mediante Decreto Legislativo Nº 1071 (en adelante, LA),
vigente desde el 1 de setiembre de 2008, se establece que puede optarse
por un convenio arbitral incorporado en el estatuto de una persona jurí-
dica para resolver las controversias entre la persona jurídica y sus miem-
bros, directivos, administradores, representantes y funcionarios, o las que
surjan entre ellos respecto de sus derechos u obligaciones, o los relativos
a los cumplimientos de los estatutos o a la validez de los acuerdos.

En términos pragmáticos, las personas jurídicas que más han opta-


do por incluir en sus estatutos la opción del arbitraje son las sociedades,
las cooperativas y las asociaciones civiles, debiendo destacarse que la
novedad de dicha disposición complementaria, radica en el hecho que en
su último párrafo se establece expresamente que el convenio arbitral no
alcanza a las convocatorias a juntas generales, asambleas y consejos, o
cuando se requiera una autorización que exija la intervención del Minis-
terio Público.

En el caso específico de las sociedades civiles o mercantiles, encon-


trándose comprendidas en estas últimas las sociedades anónimas,
vemos que conforme al segundo párrafo del artículo 48 de la LGS, cuyo
nuevo texto fue aprobado por la Tercera Disposición Modificatoria de
la LA, el convenio arbitral alcanza a los socios, accionistas, directores,

29
OSWALDO HUNDSKOPF EXEBIO

administradores y representantes que se incorporan a la sociedad, así


como a aquellos que al momento de suscitarse la controversia, hubiesen
dejado de hacerlo. En razón a ello, la primera conclusión que podemos
extraer es que estamos frente a un convenio arbitral de excepción o sui
generis, pues difiere de los convenios arbitrales en general regulados en
la LA, en razón a las siguientes particularidades:

1. En primer lugar, el convenio necesariamente tiene que constar en


la escritura pública en donde conste el pacto social y el estatuto,
la cual debe estar inscrita en la ficha registral de la sociedad.

2. Si fuere el caso que el convenio arbitral formara parte de un con-


venio de accionistas (convenio parasocietario), igualmente este
debe constar en escritura pública e inscribirse en el registro, con-
forme lo establece el inciso i) del artículo tercero del Reglamento
de Registro de Sociedades, en adelante simplemente RRS.

3. El convenio arbitral societario, que incluye tanto al que consta en


el pacto social, en el estatuto o en un convenio de accionistas, es
necesariamente formal y solemne, además de ser un acto inscri-
bible en el registro público, y en ello se distingue del convenio
arbitral regulado en el artículo 13 de la LA, que es mucho más
liberal y flexible.

4. En cuanto a los alcances del nuevo texto del artículo 48 de la


LGS, también hay particularidades sobre sus efectos y conse-
cuencias, siendo estas las siguientes:

a) No se puede conocer quiénes serán las partes del arbitraje,


ya que tanto los accionistas como los directivos, administra-
dores, y representantes pueden cambiar en el tiempo. Quien
ingresa a una sociedad en razón a que adquiere acciones, de
hecho se somete al convenio arbitral de la sociedad.

b) Tampoco es posible especificar las controversias interso-


cietarias en razón a que las materias establecidas en el ar-
tículo 48 de la LGS son muy amplias: (i) controversias que
pudiera tener la sociedad con sus socios, accionistas, directi-
vos, administradores y representantes; (ii) controversias que

30
VALIDEZ Y EFICACIA DE LOS ACUERDOS DE JUNTA DE ACCIONISTAS

surjan entre ellos respecto de sus derechos y obligaciones;


(iii) controversias relativas al cumplimiento de los estatutos o
a la validez de los acuerdos; (iv) para cualquier otra situación
prevista en la ley.

Teniendo en consideración lo expuesto, si hay convenio arbitral,


no procede interponer las acciones judiciales contempladas en la LGS
anteriormente referidas, dentro de las cuales están las relacionadas con
el derecho de impugnación, ya sea en vía de anulabilidad o de nulidad,
siguiendo las vías procesales establecidas para cada una de ellas. Por ello,
si alguna de las partes involucradas en una discrepancia recurre a la vía
judicial, a su contraparte le es posible deducir la excepción de conve-
nio arbitral, la que se debe interponer dentro del plazo previsto en cada
proceso, y si es que no se deduce la mencionada excepción, se entiende
renunciado el derecho a invocarla y sin efecto alguno el convenio arbi-
tral, con lo cual hay un sometimiento expreso al fuero ordinario.

A manera de resumen, la base legal del arbitraje para las sociedades


anónimas, es el artículo 48 de la LGS, según el cual es potestativo para
los accionistas o socios incorporar en el pacto social, en el estatuto social
o en un convenio de accionistas, una cláusula arbitral para resolver con-
troversias sobre los siguientes temas:

• Controversias de la sociedad con sus socios, accionistas, directo-


res, administradores y representantes.

• Controversias que surjan entre ellos, respecto a sus derechos


u obligaciones.

• Controversias relativas al cumplimiento de los estatutos o a la


validez de los acuerdos (dentro de las cuales están las relativas al
derecho de impugnación que se tramite en vía de anulación o de
nulidad).

• Controversias sobre cualquier otra situación prevista en esta ley.

Adviértase que en todos los casos, se trata de relaciones intrasocieta-


rias y no de relaciones externas económicas o comerciales de una socie-
dad con otra sociedad, entidad, organismo, etc. para las cuales es posible

31
OSWALDO HUNDSKOPF EXEBIO

pactar en los contratos que celebren, de cualquier naturaleza, cláusulas


arbitrales para someter a esta jurisdicción privada, las controversias que
se puedan suscitar.

a) Reflexión comparativa sobre ambas vías, en función de sus


ventajas y desventajas

Sin duda alguna, el arbitraje es una excelente opción como meca-


nismo de solución de controversias, y como una alternativa a la
jurisdicción ordinaria. Sin embargo, a partir de abril de 2005, al
entrar en plena vigencia la Resolución Administrativa Nº 006-
2004-SP-CC de la Sala Plena de la Corte Suprema, mediante
la cual se ha creado la jurisdicción comercial como una subes-
pecialidad en material civil, los jueces comerciales han asumi-
do competencia en todos los conflictos mercantiles entre ellos los
relacionados con temas societarios, entre los cuales están com-
prendidas las acciones dirigidas a lograr la invalidez de los acuer-
dos de junta de accionista. Debido a ello, frente a cada caso con-
creto hay que plantearse como un dilema a resolver, qué es lo
que más conviene, si llevar adelante un proceso judicial o iniciar
un proceso arbitral y analizar las ventajas y desventajas de cada
opción.

Como ya hemos mencionado, si existiera convenio arbitral en el


estatuto, en principio las controversias se deberían resolver a tra-
vés del arbitraje, pero bien se podría renunciar a dicha vía si se
determinara para el caso concreto que es más conveniente la vía
judicial, lo que se viabilizará no deduciendo a tiempo la excep-
ción de convenio arbitral, lo cual conlleva una sujeción auto-
mática a la jurisdicción ordinaria, o bien suscribiendo de mutuo
acuerdo un convenio de resciliación mediante el cual ambas par-
tes manifiestan expresamente su voluntad de renunciar al arbitra-
je, y someterse a la vía judicial.

Es incuestionable que la creación de la jurisdicción comercial ha


originado que la antigua diferenciación entre los procesos judicia-
les y los arbitrales, por conceptos como la especialización de los
árbitros, y la celeridad y flexibilidad del proceso arbitral frente al
judicial, ya no pueda hacerse tan fácilmente, pues ahora se cuenta

32
VALIDEZ Y EFICACIA DE LOS ACUERDOS DE JUNTA DE ACCIONISTAS

con jueces especializados en materia societaria. En ese sentido, sin


cuestionar las virtudes del arbitraje es pertinente plantearse res-
pecto de cada caso concreto, en razón a su complejidad, si este es
el camino más idóneo para resolver una controversia en materia
societaria, o si mejor conviene seguir un proceso judicial.

Ciertamente no pueden dejar de reconocerse las ventajas de los


procedimientos judiciales, en especial en lo referente a la actua-
ción de medios probatorios, la doble instancia, y la eventual casa-
ción, y fundamentalmente los aspectos relacionados con la ejecu-
ción de sentencias. Lo antes expuesto, tiene especial relevancia en
el ámbito del Derecho Societario, ya que conforme al artículo 48
de la LGS no procede interponer las acciones judiciales contem-
pladas en la misma, o en las de aplicación supletoria a esta, cuan-
do exista convenio arbitral obligatorio en el estatuto. Sucede, sin
embargo, que hay acciones o pretensiones societarias que por su
simplicidad y vía procedimental designada (sumarísima) no justi-
fican el arbitraje, en tanto que para temas de mayor relevancia y de
complejidad, este sigue siendo una opción recomendable.

A propósito del dilema a resolver, y como una guía a tomar en


cuenta respecto a las ventajas de cada una de las opciones a seguir,
y con la mayor objetividad posible señalamos lo siguiente:

b) Ventajas de la jurisdicción arbitral

• No es formalista, pues las partes son, en cierto sentido, las


dueñas del proceso, ya que pueden escoger las disposiciones
relativas al proceso que les sean más convenientes y definir
si es un arbitraje institucional o ad hoc, ofreciendo el prime-
ro de ellos mayor seguridad y garantía acerca del fiel cumpli-
miento de los derechos.

• Las partes tienen libertad para la elección de los árbitros o de


la institución que los ha de designar, dentro de sus padrones
oficiales y públicos.

• Mayor celeridad del proceso arbitral, ya que los árbitros se


dedican tan solo a un proceso, y no tienen la carga procesal

33
OSWALDO HUNDSKOPF EXEBIO

de la jurisdicción ordinaria y por ello disponen de mayor


tiempo. La aparente onerosidad del arbitraje se compensa
con el menor tiempo de duración del proceso, lo que al final
es un ahorro.

• La confidencialidad y privacidad del proceso.

• La posibilidad de escoger que los arbitrajes sean de derecho


o de conciencia, y en estos últimos, los árbitros resuelven
conforme a su leal saber y entender.

c) Ventajas de la jurisdicción comercial ordinaria

• La especialización de los jueces y vocales y su dedicación


exclusiva a procesos en material comercial y societaria.

• La rigurosidad y orden en la etapa probatoria que faculta al


juez a merituar de manera integral los medios probatorios
ofrecidos y a garantizar su actuación procesal.

• La instancia plural, pues el proceso judicial, además de tener


garantizada una doble instancia, ofrece la posibilidad de
recurrir en casación.

• La ejecución que se hace directamente como la fase final del


proceso; en cambio, en el arbitraje, implica el inicio de un
segundo proceso.

• La sistematización de sus resoluciones y la estructuración


de criterios uniformes y homogéneos, lo que garantiza una
mayor predictibilidad.

En el caso específico de la impugnación de acuerdos de junta de


accionistas, si se opta por el arbitraje, el proceso necesariamen-
te se tramita en una sola vía y en instancia única, siguiendo las
reglas procesales acordadas previamente por las partes o por la
sujeción de ellas al reglamento procesal de la institución patroci-
nadora. En cambio si se opta por la opción judicial, en aplicación
de la LGS, hay tres vías dependiendo de su naturaleza, más la

34
VALIDEZ Y EFICACIA DE LOS ACUERDOS DE JUNTA DE ACCIONISTAS

doble instancia, y eventualmente el trámite de la casación en cali-


dad de recurso extraordinario, según el siguiente detalle:

• Si la impugnación es por defecto de cuórum o convocatoria, se


tramita como proceso sumarísimo.

• Si es por el contenido de los acuerdos impugnados, se tramita en


la vía abreviada.

• Si se persigue la invalidez por una acción de nulidad, con-


forme al artículo 150 de la LGS se tramita por el proceso de
conocimiento.

V. SOBRE EL RECURSO DE CASACIÓN CONTRA UNA


RESOLUCIÓN DE ÚLTIMA INSTANCIA EN LA JURISDIC-
CIÓN ORDINARIA A TRAVÉS DEL CUAL SE DEFINA UNA
CONTROVERSIA SOBRE EL DERECHO DE IMPUGNA-
CIÓN DE ACUERDOS DE JUNTAS DE ACCIONISTAS

Conforme al artículo 384 del CPC, el recurso de casación tiene por


fines la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto, y la
uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Jus-
ticia. Lo anterior implica que la Corte Suprema, al momento de tramitar
y resolver un recurso de casación, no actúa como una tercera instancia,
siendo más bien excepcional su intervención.

De acuerdo al artículo 386 del CPC, el recurso de casación se susten-


ta en la infracción normativa que incida directamente sobre la decisión
contenida en la resolución impugnada o en el apartamiento inmotivado
del precedente judicial. Con ello, se han simplificado las causales para la
interposición del recurso, con relación a lo que estaba regulado anterior-
mente hasta el año 2009.

Los requisitos de admisibilidad del recurso de casación, según el ar-


tículo 387 del CPC, son los siguientes:

• El recurso se interpone contra las sentencias y autos expedidos


por las salas superiores que, como órganos de segundo grado,

35
OSWALDO HUNDSKOPF EXEBIO

ponen fin al proceso. De esta manera no solo son pasibles de


impugnación las sentencias que declaran fundada, infundada o
improcedente una demanda, sino también los autos que al cali-
ficar la demanda la declaran improcedente, los autos que en la
etapa de saneamiento procesal declaran fundada una excepción
(de prescripción, caducidad, convenio arbitral, entre otros), los
autos que declaran el abandono del proceso, etc.

• El recurso se interpone ante el órgano jurisdiccional que emitió


la resolución impugnada (es decir, la Sala Comercial o, de no
existir esta, la Sala Civil de la Corte Superior) o ante la Corte
Suprema.

• El plazo de interposición es de 10 días hábiles.

• Se debe adjuntar el recibo de la tasa respectiva, cuya cuantía se


calculará en función del monto del capital social inscrito, confor-
me a las últimas resoluciones administrativas del Poder Judicial
que han establecido anualmente el Cuadro de Valores de los aran-
celes judiciales.

Si no se cumple con los requisitos previstos en los numerales 1 y 3,


la Corte rechazará de plano el recurso e impondrá al recurrente una multa
no menor de 10 ni mayor de 50 Unidades de Referencia Procesal en caso
de que considere que su interposición tuvo como causa una conducta
maliciosa o temeraria del impugnante.

Si el recurso no cumple con los requisitos previstos en los numerales


2 y 4, la Corte concederá al impugnante un plazo de tres días para sub-
sanarlo, sin perjuicio de sancionarlo con una multa no menor de 10 ni
mayor de 20 Unidades de Referencia Procesal, si su interposición tuvo
como causa una conducta maliciosa o temeraria.

De conformidad con los artículos 388 y 392 del CPC son requisitos
de procedencia del recurso de casación los siguientes:

• El recurrente no debe haber consentido previamente la resolución


adversa de primera instancia, cuando esta fuere confirmada por la
resolución objeto del recurso.

36
VALIDEZ Y EFICACIA DE LOS ACUERDOS DE JUNTA DE ACCIONISTAS

• Se debe describir con claridad y precisión la infracción normati-


va o el apartamiento del precedente judicial.

• Se debe demostrar la incidencia directa de la infracción sobre la


decisión impugnada.

• Se debe indicar si el pedido casatorio es anulatorio o revocatorio.


Si fuese anulatorio, se precisará si es total o parcial, y si es este
último, se indicará hasta donde debe alcanzar la nulidad. Si fuera
revocatorio, se precisará en qué debe consistir la actuación de la
Sala. Si el recurso contuviera ambos pedidos, deberá entenderse
el anulatorio como principal, y el revocatorio como subordinado.

La Corte Suprema de Justicia, ya sea a través de sus Salas Civiles


Permanente o Transitoria, conocerá el recurso y, en un primer filtro, lo
calificará como procedente o improcedente en una vista interna. En caso
se declare procedente el recurso, señalará una fecha de vista, en la cual
podrán informar oralmente los abogados de las partes, y resolverá el
fondo del recurso.

Siguiendo el artículo 396 del CPC, si la Sala Suprema declara funda-


do el recurso por infracción de una norma de derecho material, la resolu-
ción impugnada deberá revocarse, íntegra o parcialmente, según corres-
ponda. También se revocará la decisión si la infracción es de una norma
procesal que, a su vez, es objeto de la decisión impugnada.

Si se declara fundado el recurso por apartamiento inmotivado del pre-


cedente judicial, la Corte procederá conforme a lo indicado en el párrafo
anterior, según corresponda a la naturaleza material o procesal de este.

Si la infracción de la norma procesal produjo la afectación del dere-


cho a la tutela jurisdiccional efectiva o del debido proceso del impugnan-
te, la Corte casa la resolución impugnada y, además, según corresponda:

• Ordena a la Sala Superior que expida una nueva resolución; o

• anula lo actuado hasta la foja que contiene la infracción inclusi-


ve o hasta donde alcancen los efectos de la nulidad declarada, y
ordena que se reinicie el proceso; o

37
OSWALDO HUNDSKOPF EXEBIO

• anula la resolución apelada y ordena al juez de primer grado que


expida otra; o

• anula la resolución apelada y declara nulo lo actuado e improce-


dente la demanda.

VI. SOBRE EL RECURSO DE ANULACIÓN CONTRA EL LAUDO


ARBITRAL QUE RESUELVE UNA ACCIÓN DESTINADA
A INVALIDAR ACUERDOS DE JUNTAS DE ACCIONISTAS

La emisión del laudo arbitral nos indica que el arbitraje ha llegado a


su fin con el cual los árbitros han cumplido el encargo que les fuera enco-
mendado por las partes. La LA en su artículo 59 ha establecido clara-
mente que el laudo arbitral es definitivo, inapelable, de obligatorio cum-
plimiento desde su notificación a las partes, y que el mismo produce los
efectos de cosa juzgada. Con la expedición del laudo se extingue la juris-
dicción temporal de los árbitros, salvo dos excepciones, la primera la de
resolver solicitudes de rectificación interpretación, integración y exclu-
sión del laudo, y la segunda es la facultad que las partes le pueden confe-
rir a los árbitros de ejecutar su propio laudo arbitral.

Sucede que conforme a lo dispuesto por el artículo 62 de la LA, el


único medio de impugnación del Laudo Arbitral es el recurso de anula-
ción. En efecto, como lo señala dicho dispositivo este recurso constituye
la única vía de impugnación del laudo y tiene por objeto la revisión de su
validez por las causales taxativamente establecidas en el artículo 63.

El recurso se resuelve declarando la validez o la nulidad del laudo.


Está prohibido bajo responsabilidad, pronunciarse sobre el fondo de la
controversia o sobre el contenido de la decisión o calificar los criterios,
motivaciones o interpretaciones expuestas por el tribunal arbitral.

Asimismo, según el artículo 64, primer párrafo del mismo cuerpo


legal, el recurso de anulación se interpone ante la Corte Superior compe-
tente –es decir, ante la Sala Civil o Comercial si es que esta existe– den-
tro de los veinte (20) días siguientes a la notificación del laudo. Cuando
se hubiere solicitado la rectificación, interpretación, integración o exclu-
sión del laudo o se hubiese efectuado por iniciativa del tribunal arbitral,

38
VALIDEZ Y EFICACIA DE LOS ACUERDOS DE JUNTA DE ACCIONISTAS

el recurso de anulación deberá interponerse dentro de los veinte (20) días


de notificada la última decisión sobre estas cuestiones o de transcurrido el
plazo para resolverlo, sin que el tribunal arbitral se haya pronunciado.

Interpuesta la demanda de anulación y admitida por la Sala Superior


correspondiente, la eficacia del laudo arbitral no se suspenderá, salvo que
dicha Sala así lo disponga, como consecuencia de la constitución de una
garantía suficiente conforme a los acuerdos de las partes, el reglamento
arbitral aplicable, o lo establecido por la Sala que conoce la demanda de
anulación, todo ello conforme a lo previsto en el artículo 66 de la LA.

Ahora bien, según el numeral 64.5 del artículo 64 de la LA, solamen-


te en caso se declare fundada parcial o totalmente la demanda de anula-
ción, dicha sentencia podrá ser impugnada a través de recurso de Casa-
ción, el cual se tramitará con las incidencias previstas en los párrafos
anteriores del punto V del presente trabajo.

Aplicando las normas arriba mencionadas, tenemos que desde el


momento en que venció el plazo para impugnar, a través del recurso de
anulación previsto en el artículo 62, sin que el accionista y/o accionis-
tas que fueron parte del proceso arbitral de nulidad de los acuerdos haya
ejercido su derecho a presentar dicho recurso, el laudo arbitral que haya
emitido el Tribunal competente, quedará firme, adquiriendo la calidad
de cosa juzgada. Ello significa que tanto los acuerdos como el acta que
los contiene son válidos y eficaces, para todos los efectos previstos en el
ordenamiento jurídico, lo que incluye, evidentemente, la inscripción en la
partida registral de la sociedad de aquellos acuerdos que resulten inscribi-
bles conforme a la LGS y al RRS.

39
Impugnación y nulidad
de acuerdos societarios

Hernando MONTOYA ALBERTI(*)

I. EL PRINCIPIO DE MAYORÍAS Y LA ADOPCIÓN DE


ACUERDOS

En el Derecho Societario rige el principio de las mayorías, princi-


pio consagrado en el artículo 111 de la Ley General de Sociedades (Ley
Nº 26887 - LGS), y, con base en ese principio, lo que decida la mayo-
ría de los socios que asisten a la junta general de accionistas, se debe res-
petarse, tanto por los que asistieron al acto para expresar sus voluntad,
como por aquellos que no estuvieron presentes. El artículo 111 de la LGS
dispone:

“La junta general de accionistas es el órgano supremo de la


sociedad. Los accionistas constituidos en junta general debida-
mente convocada, y con el cuórum correspondiente, deciden
por la mayoría que establece esta ley los asuntos propios de su
competencia. Todos los accionistas, incluso los disidentes y los
que no hubieren participado en la reunión, están sometidos a los
acuerdos adoptados por la junta general”.

Dentro de este contexto, debemos precisar entonces que la sociedad


expresa su voluntad a través de la junta general de accionistas o socios,
y lo que acuerde la mayoría de los socios en junta rige los designios de

(*) Doctor en Derecho por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, con cursos de especializa-
ción en Administración y Finanzas en ESAN. Profesor de Posgrado de la Pontificia Universidad
Católica del Perú.

41
HERNANDO MONTOYA ALBERTI

la sociedad. La voluntad de la sociedad se expresa a través de la Junta


General de Accionistas. Ahora bien, este acto jurídico contenido en
el acuerdo debe reunir las condiciones legales para mantener su carác-
ter vinculante, es así como se fijan requisitos de procedimiento para la
convocatoria, la garantía del acceso a la información materia de los pun-
tos de la agenda predispuestos, lugar, día y hora para la celebración de la
sesión, el número de accionistas que deben estar presentes para consti-
tuir la junta, el propósito de ellos de constituirse en junta, y el número de
votos conformes, amén de que la junta decida sobre los puntos materia de
la agenda y de su competencia.

Como apreciamos, no basta enunciar que el principio de mayoría es


el que se respeta, sino que la formación de esta voluntad, determinante
para el accionar de la sociedad, debe reunir ciertos requisitos formales
establecidos por la ley; y, como la mayoría no puede atropellar con sus
decisiones a la minoría, se otorga una garantía a esa minoría para cues-
tionar las decisiones adoptadas en la junta cuando no se hayan observado
los requisitos establecidos por la ley.

II. LA IMPUGNACIÓN DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS

Ante esta situación es que surge el derecho del accionista minorita-


rio, para cuestionar los acuerdos adoptados por la mayoría en la misma
junta general de accionistas. Se puede afirmar que este cuestionamien-
to debe tener una base legal, ya sea que la base legal se encuentre en la
ley societaria o en la ley civil. Como se recordará, la Ley de Sociedades
Mercantiles de 1966 incorporó el derecho de impugnar acuerdos societa-
rios. Antes de la vigencia de dicha ley, existía ese derecho pero no esta-
ba regulado por el Derecho Societario ni por el Código de Comercio, en
todo caso se recurría a las normas básicas para calificar dichos acuerdos
dentro del contexto de la nulidad o anulabilidad del acuerdo, y para tal
efecto se recurría al proceso ordinario para cuestionar esas decisiones no
acordes con la ley.

La impugnación de los acuerdos societarios, como parte del Dere-


cho Societario, tiene su arraigo en la Ley Nº 16123 de 1966, en el Decreto
Legislativo Nº 311, y luego en la Ley General de Sociedades, Ley Nº 26887;
dentro de este concepto impugnativo, se encuentran las causales, ya sea de

42
IMPUGNACIÓN Y NULIDAD DE ACUERDOS SOCIETARIOS

nulidad o de anulabilidad, habida cuenta de que estas acciones impugnato-


rias solo las puede plantear el accionista de la sociedad, de ninguna mane-
ra un tercero, pues la intención es brindar un proceso ágil para dilucidar las
diferencias que puedan plantear los socios a raíz de las decisiones adoptadas
en acuerdos societarios, dentro de un concepto privatista societario. Para que
pueda entrar en escena la impugnación de acuerdos societarios, es necesario
que precisamente el acuerdo societario se haya adoptado con ciertas deficien-
cias, precisamente, para pedir la nulidad o la anulabilidad del acuerdo. No
se hace referencia a actos, sino a acuerdos, es decir, a aquellos actos deriva-
dos de un derecho de mayoritario y relacionado con acuerdos societarios. Es
por ello que bajo este contexto la nulidad planteada por terceros la podemos
entender dentro del contexto del derecho común, en la medida en que el ter-
cero tenga interés para obrar.

Llegado a este extremo, el tercero tendría acción para pedir la impug-


nación de un acuerdo societario, acto en el cual no ha participado por
cuanto no es parte de la sociedad. Considero que es un supuesto muy
difícil de enjugar, puesto que la impugnación de acuerdos societarios es
un derecho exclusivo y excluyente del socio; solo la pueden plantear los
accionistas. Si el tercero pretendiese una nulidad invocando la irregu-
laridad del acuerdo, tampoco debería tener cabida, en la medida que no
demuestre su interés para obrar.

Sin embargo, la ley confiere al tercero ciertos derechos, como es el


caso de la oposición a la ejecución del acuerdo de reducción de capital
social, que no respete el derecho del acreedor de anteponer su crédito a la
devolución del aporte o de parte del capital social al accionista. La ley en
el artículo 217 precisa que este tercero-acreedor tiene derecho a oponer-
se a la ejecución del acuerdo, mas no a impugnar el acuerdo, pues el ter-
cero no forma parte de la sociedad per se. Posiblemente el acuerdo pueda
lesionar sus derechos, pero su accionar no se encontraría en el derecho a
la impugnación de acuerdos, sino en el derecho de reparación del daño.

La impugnación es, pues, un término ligado a la condición de accio-


nista. La acción de impugnar contiene una relevancia importante, pues
su tratamiento en la ley es singular, se pretende que los acuerdos materia
de impugnación se resuelvan en breve plazo, la sociedad, como vehículo
de inversión no puede estar sujeta a incertidumbres en su marcha, y por
ello los plazos son perentorios para ejercer el derecho. Estamos ante un

43
HERNANDO MONTOYA ALBERTI

derecho dinámico, en el cual la sociedad, antes que el socio, merece una


protección para que pueda cumplir a cabalidad el objeto social para el
cual fue creado; es por ello que existen causales objetivas para solicitar
la impugnación del acuerdo societario, casos en los cuales se nos remi-
te al proceso sumarísimo para resolver la posible controversia, como
es el supuesto de la falta de convocatoria o la falta de cuórum; o se nos
remite al proceso abreviado para los otros casos, eso denota la intención
pues de que la sociedad pueda resolver en el más breve plazo posibles
sus desavenencias con sus socios, sin perjudicar la marcha de la empresa
societaria.

La titularidad de impugnar es consecuente con la condición de accio-


nista, y en este punto considero que la ley es clara, sin embargo, cuan-
do se trata de plantear la nulidad del acuerdo al amparo del artículo 150,
tenemos que el tercero es el que tiene cabida en la medida en que tenga
legítimo interés, pero nada impide, tal como está redactada la ley, que el
accionista también pueda plantear la nulidad del acuerdo, amparándose
en su legítimo interés y en el hecho de que las condiciones para la peti-
ción de la nulidad se suavizan, cuando la acción se plantea dentro de un
proceso de conocimiento, y con requisitos no tan estrictos como los exi-
gidos para la impugnación. Ya nos decía el maestro Montoya Manfredi:
“Si se trata de ejercitar la acción de nulidad por la vía del juicio ordi-
nario, quedan legitimados todos los accionistas, los directores aunque no
sean accionistas y aún las personas extra­ñas a la sociedad, siempre que
tengan el interés económico o moral”(1).

Basta pensar simplemente que en el proceso de conocimiento en el


cual se ventila la nulidad del acuerdo, no es necesario que se mantenga
la condición de accionista y, por lo tanto, podría darse la sucesión proce-
sal, no es necesario dejar constancia de la oposición al acuerdo, en todo
caso, no haber votado a favor del acuerdo, ello para ser coherente con el
principio de los actos propios; y, para solicitar la suspensión del acuerdo,
no es necesario contar con el 20 % del total de las acciones con derecho a
voto, tal como se exige en el proceso de impugnación de acuerdos socie-
tarios, sino tan solo acreditar la verosimilitud del derecho, el peligro en

(1) MONTOYA MANFREDI, Ulises. Comentarios a la Ley de Sociedades Mercantiles. Editorial


Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 1966.

44
IMPUGNACIÓN Y NULIDAD DE ACUERDOS SOCIETARIOS

la demora y la contracautela, al amparo de los requisitos para el otorga-


miento de medidas cautelares.

Si comparamos ambas situaciones y exigencias, dentro del contex-


to de la ley, el accionista podría reservarse el derecho de plantear la nuli-
dad del acuerdo al amparo del artículo 150, para lo cual tiene el plazo de
caducidad de un año, a diferencia de los plazos de impugnación que son
más cortos. Es una cuestión de elección y alternativa, similar al conteni-
do en el artículo 94 de la Ley de Títulos Valores, cuando se señala que el
titular del derecho cambiario puede ejercer la acción cambiaria o la cau-
sal a su elección. El artículo 150 de la LGS no ha sido claro en su redac-
ción o por lo menos da pie a la interpretación antes comentada, por lo que
al momento de su revisión debe definirse si en efecto el accionista tiene
esta doble oportunidad o solo tiene una oportunidad dentro del plazo de
caducidad del derecho de impugnación, más aún cuando se trata de inter-
pretar una norma que pudiera restringir derechos. La opción valedera en
mi concepto es que el titular de la acción societaria solo tenga una opor-
tunidad para cuestionar los acuerdos societarios que se encuentren den-
tro del contexto de la impugnación del acuerdo, y dejar para el tercero
exclusivamente cuestionar el derecho dentro de la petición de nulidad del
acuerdo societario que lesione sus derechos. Es una forma más clara de
definir la estabilidad de la sociedad como vehículo de inversión.

Al respecto, se puede considerar que el derecho del accionista para


pedir la nulidad de acuerdos societarios viene dado por un derecho
impugnativo y por un derecho de nulidad propio del Derecho Civil; en
el primer caso, la condición de accionista es determinante para atender
el derecho, en tanto que la acción de nulidad proclamada por el artículo
150, no es determinante dicha condición.

Los plazos para ejercer el derecho son perentorios y sujetos a la


caducidad del derecho de impugnar o de pedir la nulidad del artículo
150, en su caso, ello con el propósito de dar seguridad jurídica a la socie-
dad, que actúa en su propio interés a diferencia de los socios que preten-
den actuar en función de sus intereses particulares; una vez más el inte-
reses social debe prevalecer. Es así como el artículo 142 establece que
este derecho “caduca a los dos meses de la fecha de adopción del acuer-
do si el accionista concurrió a la junta; a los tres meses si no concu-
rrió; y tratándose de acuerdos inscribibles, dentro del mes siguiente a la

45
HERNANDO MONTOYA ALBERTI

inscripción”. Cuando se trata de la acción de nulidad contemplada en el


artículo 150 de la LGS, se precisa en este caso que el plazo para interpo-
ner dicha acción es de caducidad y dentro del término de un año de adop-
tado el acuerdo.

III. LAS NORMAS DE ORDEN PÚBLICO Y LOS PLAZOS


DE CADUCIDAD

En cuanto a la caducidad del derecho de impugnar al amparo del ar-


tículo 139 o el de pedir la nulidad al amparo del artículo 150 de la LGS,
debe observarse que la caducidad no puede operar cuando se trate de
acuerdos que involucren normas de orden público o normas imperativas.

Dentro de una estructura sana de protección a la sociedad podríamos


afirmar que solo los accionistas pueden plantear la nulidad o la anulabi-
lidad de los acuerdos societarios amparados en el artículo 139 de la Ley
General de Sociedades (Nº 26887), y para ejercer el derecho deben osten-
tar la condición de accionista y mantenerla hasta el final del proceso; en
su pretensión deberán contemplar la razón para la nulidad o para la anu-
labilidad; sin embargo la ley en el artículo 150 de la LGS(2), permite la
acción de nulidad para invalidar los acuerdos de la junta contrarios a nor-
mas imperativas o que incurran en causales de nulidad previstas en esta
ley o en el Código Civil, y señala que cualquier persona que tenga legí-
timo interés puede interponer acción de nulidad. Esta acción de nulidad
caduca al año de la adopción del acuerdo.

Dicha norma y el artículo 38 de la LGS(3) abren un nuevo espectro


en el derecho de impugnación o de nulidad de acuerdos societarios. Esta

(2) Ley General de Sociedades


Artículo 150.- Acción de Nulidad, legitimación, proceso y caducidad
Procede acción de nulidad para invalidar los acuerdos de la junta contrarios a normas imperativas
o que incurran en causales de nulidad previstas en esta ley o en el Código Civil.
Cualquier persona que tenga legítimo interés puede interponer acción de nulidad contra los acuer-
dos mencionados en el párrafo anterior, la que se sustanciará en el proceso de conocimiento.
La acción de nulidad prevista en este artículo caduca al año de la adopción del acuerdo respectivo.
(3) Ley General de Sociedades
Artículo 38.- Nulidad de acuerdos societarios
Son nulos los acuerdos societarios adoptados con omisión de las formalidades de publicidad
prescritas, contrarios a las leyes que interesan al orden público o a las buenas costumbres, a las

46
IMPUGNACIÓN Y NULIDAD DE ACUERDOS SOCIETARIOS

norma está ubicada dentro de las normas generales aplicables a todas


las sociedades, a diferencia de los artículos 139 y 150 de la LGS que se
encuentran dentro de las normas de la sociedad anónima. Al margen de
esta circunstancia, y dentro del contexto del artículo 150 se podría afir-
mar que, si se otorga a “cualquier persona que tenga legítimo interés
puede interponer acción de nulidad contra los acuerdos”, no es menos
cierto que un accionista es más que un tercero, y tiene mayor legitimi-
dad para obrar, por lo tanto, podría alcanzarle este derecho. Lo correcto y
determinante es que los accionistas a través de sus acciones de impugna-
ción están limitados a obrar dentro del contexto de ese derecho y acuer-
de a los plazos y compromisos, habida cuenta de que dentro del dere-
cho de impugnación se contemplan causales de nulidad también. Siendo
ello así, el proceso de impugnación es exclusivo para los socios y la nuli-
dad amparada en el artículo 150 debería ser para terceros no accionistas,
siendo esta una forma de diferenciar la legitimidad de cada uno de estos
sujetos.

Al amparo de la ley actual, esta interpretación última, podría ser la


determinante para fijar el campo para el ejercicio del derecho, y no es
menos cierto que el marco dentro del cual se otorga el derecho de impug-
nación es menos beneficioso que el marco otorgado a un tercero. Veamos,
en cuanto al plazo para el ejercicio del derecho, tenemos que el derecho
de impugnación se ejerce dentro de plazos perentorios cortos, así el ar-
tículo 142(4) señala que el derecho de impugnar caduca a los dos meses
de la fecha de adopción del acuerdo si el accionista concurrió a la junta; a
los tres meses si no concurrió; y tratándose de acuerdos inscribibles, den-
tro del mes siguiente a la inscripción. Por otro lado, cuando la ley regula
el derecho del tercero a pedir nulidad de los acuerdos, le otorga el plazo

estipulaciones del pacto social o del estatuto, o que lesionen los intereses de la sociedad en benefi-
cio directo o indirecto de uno o varios socios.
Son nulos los acuerdos adoptados por la sociedad en conflicto con el pacto social o el estatuto, así
cuenten con la mayoría necesaria, si previamente no se ha modificado el pacto social o el estatuto
con sujeción a las respectivas normas legales y estatutarias.
La nulidad se rige por lo dispuesto en los artículos 34, 35 y 36, salvo en cuanto al plazo estableci-
do en el artículo 35 cuando esta ley señale expresamente un plazo más corto de caducidad.
(4) Ley General de Sociedades
Artículo 142.- Caducidad de la impugnación
La impugnación a que se refiere el artículo 139 caduca a los dos meses de la fecha de adopción
del acuerdo si el accionista concurrió a la junta; a los tres meses si no concurrió; y tratándose de
acuerdos inscribibles, dentro del mes siguiente a la inscripción.

47
HERNANDO MONTOYA ALBERTI

de caducidad de un año, a partir de la fecha en que se adoptó el acuerdo.


El plazo de caducidad de la acción de impugnación resulta corto pero jus-
tificado en la medida en que el socio tiene el derecho a asistir a la junta
de accionistas, o en su defecto de pedir copia del acta de la sesión de
la junta a efecto de tomar conocimiento de los acuerdos adoptados en la
sociedad que participa. En situación desventajosa se encuentra el tercero,
quien no tiene acceso a las actas ni a los acuerdos adoptados por la socie-
dad, salvo los acuerdos que sean materia de inscripción en el registro,
razón por lo que lo razonable sería postergar el inicio del computo del
plazo de caducidad a partir del momento en que se inscriba el acuerdo en
el registro público, y en el caso de acuerdos no inscribibles, el cómputo
del plazo debería iniciarse a partir del momento en que se ponga en cono-
cimiento del tercero el hecho o la consecuencia del acuerdo. Todo ello en
el entendido que esta vía de acceso a la nulidad de los acuerdos societa-
rios se suprima expresamente para el accionista, quien tiene su propia vía
en el proceso de impugnación.

Tanto el derecho de impugnación como el derecho de pedir la nuli-


dad de los acuerdos societarios tienen plazos de caducidad, sin embargo,
estos plazos son cuestionados cuando el acuerdo societario se adopta en
contra de las normas imperativas o las normas de orden público.

El derecho del accionista para pedir la nulidad de acuerdos societa-


rios viene dado por un derecho impugnativo y por un derecho de nuli-
dad propio del Derecho Civil; en el primer caso, la condición de accio-
nista es determinante para atender el derecho, en tanto que en la acción
de nulidad proclamada por el artículo 150, no es determinante dicha
condición.

También serán pasibles de acción de nulidad, aun cuando no se


encuentran literalmente señalados en el artículo bajo análisis, los acuer-
dos contrarios al orden público o a las buenas costumbres, desde que
estos conceptos se encuentran ligados al de “normas imperativas” y cons-
tituyen pilares de la vida en sociedad, por lo que su trasgresión ha sido y
es sancionada con la nulidad del acto violatorio en la mayoría de ordena-
mientos jurídicos.

El artículo V del TP del Código Civil sanciona con el acto jurí-


dico contrario a las leyes que interesan al orden público o a las buenas

48
IMPUGNACIÓN Y NULIDAD DE ACUERDOS SOCIETARIOS

costumbres. Al respecto, León Barandiarán en sus comentarios al Código


Civil citando a Zaballa señala que “las reglas jurídicas son la reglamen-
tación de necesidades sociales, todas aquellas que no son disposiciones
ofrecidas a la voluntad de los particulares, es decir, todas aquellas que
representan una imperatividad, se refieren al contenido del orden públi-
co por el mismo hecho de estar formado este por las necesidades sociales.
Se entiende por imperatividad todo lo que en cualquier forma se impone
a la voluntad particular, ya figure como imperación, prohibición y obli-
gación. De tal manera, referida la imperatividad al orden público en su
comprensión amplia, la conclusión es que toda regla imperativa es de
orden público. En este punto de vista quedan desechados criterios res-
trictivos que se fundan, no sobre el aspecto funcional exclusivamente del
orden público, sino en su concepción fundamental (...)”. “La imperativi-
dad, que al fin y al cabo es una característica de ciertas reglas, solo se
explica por la esencia de la regla, por la razón que la fundamenta. De
manera que cuando la ley hace constar en forma indiscutible una impe-
ración, solo cabe atacarla en el terreno positivo; pero cuando se está en
la duda de si la regla implica ese carácter, en el caso de tener que atri-
buírsele, se recurrirá al orden público; tal es la realidad en la vida jurí-
dica (…)”. “Para la determinación de un contenido del orden público ha
de tenerse presente que es inoperante hacerlo, al menos bajo esa deno-
minación, prescindiendo del orden jurídico positivo, porque como se ha
visto, el orden público existe en razón del sistema, de la técnica legis-
lativa, y cuando se pretende hacer abstracción de esta, aquel contenido
viene a confundirse con el Derecho mismo entendiendo este en su aspec-
to científico sin dependencia de un sistema positivo, y ya en ese aspecto
las necesidades sociales que integran al contenido, son en realidad lo que
constituyen el orden social que debe ser hecho efectivo por el derecho
positivo”. Concluye el autor citado señalando que “toda determinación de
contenido del orden público, debe tener en cuenta la realidad de la legis-
lación positiva (...)”.

Resulta de vital importancia entonces situarnos en la causa del dere-


cho de la petición de nulidad del acuerdo, sea al amparo del artículo 139
es decir, dentro del concepto de impugnación, como la nulidad propia-
mente dicha dentro de las normas que nos permiten solicitarla como son
los artículo 38 y 150 de la LGS; ello, con el propósito de dilucidar si en
efecto tenemos plazos de caducidad o en realidad estos plazos se desvir-
túan en función del derecho que se reclama.

49
HERNANDO MONTOYA ALBERTI

Como cuestionamiento principal cabe plantear si en efecto se puede


invocar plazos de caducidad ante acuerdos adoptados por la sociedad que
vulneran normas imperativas o contra las normas de orden público.

En la jurisprudencia española, referida al plazo de caducidad en el


caso de infringirse normas de orden público además de las de funciona-
miento societario, se expresa: “Como excepción al plazo de caducidad
de un año de la acción de impugnación de los acuerdos nulos, si estos
además de contrariar la ley, contrarían el orden público la acción para
su impugnación se considera imprescriptible. De ahí que sea de suma
importancia poder aproximarnos al concepto de orden público, concep-
to jurídico indeterminado cuyo contenido es bastante reducido a tenor
de la jurisprudencia del Tribunal Supremo, recogida en la reciente sen-
tencia del 4 de marzo de 2002 (RJ 2002/2421)”(5). En este sentido, Palau
Ramírez comenta que el Tribunal Supremo español, en una de sus más
sorprendentes sentencias recientes (STS 3-IV-2003.RJ 2003/2768), ha
afirmado que no son válidos los acuerdos por los que se aprueban las
cuentas del ejercicio anterior cuando la Junta General Ordinaria se cele-
bra una vez que han transcurrido los seis primeros meses del ejercicio y
la convocatoria no se ha realizado judicialmente a petición de alguno de
los socios. El Tribunal Supremo se separa aquí de las opiniones doctri-
nales más autorizadas y apoyándose en la doctrina de sentencias anterio-
res del 19 de abril de 1960 y del 10 de mayo de 1997 realiza una inter-
pretación literal del artículo 101 de la Ley de Sociedades Anónimas, a
cuyo tenor si la junta general ordinaria no fuera convocada dentro del
plazo legal, podrá serlo judicialmente en las precisas condiciones que
se establecen en la norma aunque solo a petición de socios. Siguiendo

(5) En esta sentencia se afirma: “En cuanto al concepto de orden público, no invocado en la deman-
da, pero sí añadido en el recurso para rebatir la caducidad de la acción, la sentencia de esta Sala
del 18 de mayo de 2000 (RJ 2000/3394) se inclina por concretarlo ‘en el área de los acuerdos
sociales’ como ‘protección de los accionistas ausentes, a los accionistas minoritarios e incluso
a terceros’, de suerte que infringirían el orden público los acuerdos, convenios o negocios que
atacaran esa protección que tuvieran la finalidad ‘de privarles de la tutela judicial efectiva que
proclama el artículo 24-1 de la Constitución Española’. Se opta así, por un concepto restringido
de orden público que se aparta en cierta medida de algo más atento a los requisitos formales pre-
sente en la sentencia del 21 de octubre de 1994 (RJ 1994/7678)”. Vale la pena recordar aquí que la
doctrina nacional, propone una modificación al artículo V del Título Preliminar del Código Civil,
en el sentido que basta hablar de Orden Público, pues las buenas costumbres están subsumidas
en este principio. ESPINOZA ESPINOZA, Juan. “El orden público y las buenas costumbres en
la experiencia jurídica nacional”. En: Ius et Veritas. Año XII, Nº 24, pp. 312-313. En la presente
jurisprudencia española el concepto de orden público se pretende restringir al ámbito societario
con características peculiares.

50
IMPUGNACIÓN Y NULIDAD DE ACUERDOS SOCIETARIOS

esta interpretación literal, el Tribunal Supremo considera que la expre-


sión “podrá” tiene por finalidad únicamente destacar que solo a instancia
de un socio se pueda acudir a la convocatoria judicial, de suerte que no
es posible entender que transcurrido el plazo legal para convocar la junta
ordinaria, puedan reunirse los socios en junta con o sin convocatoria y
adoptar los acuerdos a que se refiere el artículo 95 de la Ley en cualquier
momento transcurrido el plazo de los seis primeros meses considerado
por el legislador como plazo preclusivo(6).

Tal como afirma Jairo Cieza(7), lo que está en juego, con plazos de
caducidad breves, es un desarrollo idóneo y seguro de las relaciones
comerciales y del tráfico mercantil, y para esto es esencial contar con sis-
temas que permitan a los operadores tener certeza de que los acuerdos
que se tomen y que puedan adolecer de determinados vicios sean impug-
nados en su oportunidad, pero que no se presente una situación de incer-
tidumbre acerca de la validez de los acuerdos en el tiempo, ya que no
puede indefinidamente mantenerse abierta la posibilidad de solicitar la
impugnación o nulidad de determinado acuerdo social, pues esto sería
crear un clima nocivo e inseguro para el tráfico comercial(8).

Señala José Luis Argudo Périz(9), que el acuerdo nulo puede ser
impugnado por los acreedores cuando lesione sus intereses, supuesto que
a nuestro entender difiere de nuestra ley societaria por cuanto el terce-
ro no esta beneficiado con el derecho de impugnar, sino más bien con
el derecho de pedir nulidad del acuerdo si ello lo perjudica. En la ley
española el plazo para dicha “impugnación” es el establecido en el ar-
tículo 116.1 LSA, (Ley de Sociedades de España) es decir, un año. Por
ello, puede afirmarse que por las conveniencias de política jurídica antes
referidas, se ha establecido una nulidad que tiene un plazo de caducidad,

(6) PALAU RAMÍREZ, Felipe. “Nulidad y anulabilidad de acuerdos de la junta general de socieda-
des de capital en la jurisprudencia española de la última década”. En: Revista de Derecho Comer-
cial. Editorial Normas Legales, 2003, p. 92.
(7) Véase: CIEZA MORA, Jairo. “La prescripción o la caducidad en la impugnación de acuerdos aso-
ciativos y societarios”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Nº 95, Gaceta Jurídica, Lima, agosto
de 2006.
(8) NISSEN, Ricardo. Impugnación judicial de actos y decisiones asamblearias. Capítulo V. Edicio-
nes Depalma, Buenos Aires, 1989.
(9) ARGUDO PÉRIZ, José Luis. “Impugnación de acuerdos sociales. Concepto de ‘orden público’”.
En: Doctrina jurisprudencial. Recurso electrónico: <www.codigo-civil.org/nulidad/lodel/docu-
ment.php>.

51
HERNANDO MONTOYA ALBERTI

produciéndose una causa de convalidación legal de los acuerdos nulos


por el transcurso del tiempo cuando la acción no se haya ejercitado.

Este régimen, que confiere este plazo de caducidad, contiene la


excepción cuando el acuerdo sea nulo por ser contrario al orden público.
En cuyo caso prima la necesidad de determinar si el acuerdo que ahora se
impugna tenía estas características y, por lo tanto, no se veía afectado por
el plazo de caducidad de un año. Este autor pone de relieve la dificultad
de integrar el concepto indeterminado orden público. A tal efecto, seña-
la que en el orden jurídico el concepto de orden público en el área de los
acuerdos sociales es de los denominados indeterminados, y que general-
mente se aplica a acuerdos, convenios o negocios que suponen un ataque
a la protección de los accionistas ausentes, a los accionistas minoritarios
e incluso a terceros, pero siempre con una finalidad: la de privarles de la
tutela judicial efectiva.

Comenta, asimismo, que dentro de la jurisprudencia española se


ha concebido de forma restrictiva el concepto abierto orden público, en
orden a admitir la excepción de la falta de caducidad. De aquí que se con-
sidere como contrario al orden público un acuerdo que vulnere de algún
modo normas imperativas que afecten a la esencia del sistema societario,
así como normas relativas a derechos fundamentales. El acuerdo nulo por
ser contrario al orden público es una categoría excepcional.

En la temática de la jurisprudencia española se debatió si en efecto


el acuerdo de junta universal de accionistas adoptado sin la presencia de
todos los accionistas, sería un acuerdo nulo en tanto vulnera la ley socie-
taria que requiere la presencia de todos los accionistas. Al respecto, el
desarrollo de la temática devino en que tanto los accionistas como los ter-
ceros tenían el derecho que la ley les confiere para ejercer sus derechos
dentro de los plazos establecidos, sea por el derecho de impugnación o
de nulidad, y que al no haberlo hecho dentro de los plazos, ello no podría
calificar como un acto que vulnere el orden público, en tanto dicho acuer-
do afecta el interés de las personas en particular.

Es cierto entonces que el plazo de caducidad para impugnar un


acuerdo nulo cae en inútil cuando transcurra el tiempo para impugnar o
pedir su nulidad sin haber ejercitado la acción de impugnación o de nuli-
dad de los acuerdos nulos. Se produce una causa de convalidación legal

52
IMPUGNACIÓN Y NULIDAD DE ACUERDOS SOCIETARIOS

de dichos acuerdos nulos. La excepción solo debería ser admitida cuan-


do dicho acuerdo atente contra el orden público o norma imperativa, pero
que afecte el interés general, no cuando solo se restringa al interés par-
ticular del objetante. No se protege al peticionante que cuenta con las
herramientas para hacer valer su derecho dentro de los plazos estableci-
dos. Por razones de política legislativa, facilitar la vida societaria y dar
certidumbre a los acuerdos sociales, se busca alejar el riesgo de una futu-
ra impugnación y declaración de nulidad sine die. Para ello, la legislación
especial concede diversas acciones, complementarias de los remedios
generales establecidos en los códigos de Derecho Privado, que protegen
los derechos e intereses de los sujetos implicados con el acuerdo.

El concepto de orden público analizado dentro del marco societa-


rio y dentro de un derecho dinámico no es unívoco y debe atenerse a la
realidad social de cada tiempo. En claro dilema, el autor, Argudo Périz,
expresa que el concepto de orden público nacional traslada este derecho
al orden económico y al derecho de la competencia, en donde su margen
de protección es amplio, “defendiendo la libre iniciativa sobre la base de
limitaciones impuestas a la autonomía privada y protegiendo la libertad
de actuación frente a las hegemonías monopolísticas, de tal forma que
resulte coordinada la actividad de los particulares con el interés social”.
En cuyo caso priman los intereses colectivos, y se toman en cuenta nor-
mas reguladoras de la libre competencia, o protectoras de trabajadores o
consumidores.

El orden público societario debe centrarse en los derechos de los


socios, de la sociedad y de los terceros con legitimidad (acreedores) que
encuentran en la ley la posibilidad de exceptuarse de los plazos de cadu-
cidad al derecho de impugnación o de nulidad de acuerdos societarios.
Lo que deberá valorarse es si estamos ante un caso en el que existe una
vulneración del “orden público corporativo”.

La disyuntiva será considerar calificar per se como atentatorios al


orden público los acuerdos a cuestionar por defecto de legalidad referi-
dos a decisiones societarias, tomados en una junta de accionistas que se
celebró sin convocatoria previa y a la que no asistieron la totalidad de los
accionistas. Nos refiere Argudo, a la luz de las sentencias de los tribuna-
les españoles, que la vulneración de los preceptos legales sobre convo-
catoria y constitución de la junta, que se consideran aspectos formales,

53
HERNANDO MONTOYA ALBERTI

no son tomados en cuenta como relevantes a los efectos de contraven-


ción del orden público. Agregando que si los acuerdos contrarios al orden
público han de ser nulos por su “causa o contenido”, “el incumplimien-
to de los requisitos formales en la constitución de las juntas y en la adop-
ción de acuerdos ha de conducirse a la vía ordinaria, especial por otra
parte, de impugnación de acuerdos nulos contrarios a la Ley, configu-
rando el orden público como una categoría distinta y extraordinaria. El
procedimiento de impugnación de acuerdos por infracción legal evita la
indefensión si se insta en el plazo oportuno, y el orden público toma un
papel protector de los intereses societarios no dependiente de la vulnera-
ción legal.

Se suele definir el orden público económico como “el conjunto de


reglas obligatorias en las relaciones contractuales concernientes a la orga-
nización económica, las relaciones sociales y la economía interna de los
contratos”. Por ello, se considera que las irregularidades alegadas en la
actuación de los administradores de la sociedad, tanto en el ámbito con-
table como interno de la sociedad, deben hacerse valer en el plazo de un
año.

Se propicia, pues, considerar un criterio restrictivo de orden públi-


co para evitar destruir la regla de la caducidad de la acción de impugna-
ción, sin duda, establecida en seguridad del tráfico. Los requisitos legales
formales para la constitución en junta y adopción de acuerdos merece-
dores de contravención del orden público, no tienen la suficiente entidad
como para formar parte del elenco de supuestos amparables por la cate-
goría especial del orden público. Por ello se encuentra dificultad en sub-
sumir dentro del concepto de orden público, per se, que una junta univer-
sal sin presencia, directa o por representación, de todo el capital social,
en los acuerdos que se opongan al orden público por su causa o contenido
exceptuando la regla de la caducidad. Lo que se pretende es la suficiente
entidad para formar parte del elenco de supuestos amparables por la cate-
goría especial del orden público.

54
Impugnación de acuerdos
de la junta general de accionistas

Enrique A. PALACIOS PAREJA(*)

INTRODUCCIÓN

La Ley General de Sociedades prevé la posibilidad de que los acuer-


dos de Junta General de Accionistas sean impugnados. A continuación
veremos qué pretensiones se pueden proponer, quién las puede plantear
y cómo. Para ello nos detendremos en los distintos supuestos previstos
en la Ley General de Sociedades (LGS). Asimismo, analizaremos crítica-
mente la tutela cautelar en estos procesos.

I. ¿QUÉ PRETENSIONES SE PUEDEN PLANTEAR?

La LGS regula las pretensiones de impugnación de acuerdos de la


junta general de accionistas en sus artículos 139 y 150. Creemos nece-
sario identificar cada una de las pretensiones recogidas en los artículos
mencionados puesto que, como veremos más adelante, para cada preten-
sión varían los plazos de caducidad, la vía procedimental y la legitimidad
para obrar.

1. Las pretensiones contrarias a la ley, al estatuto o a los intereses


de la sociedad
El artículo 139 de la LGS dispone expresamente que: “Pueden
ser impugnados judicialmente los acuerdos de la junta general cuyo

(*) Profesor asociado de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Socio
del Estudio Benites, Forno & Ugaz Abogados.

55
ENRIQUE A. PALACIOS PAREJA

contenido sea contrario a esta ley, se oponga al estatuto o al pacto social


o lesione, en beneficio directo o indirecto de uno o varios accionistas
los intereses de la sociedad”. Como se aprecia, el artículo bajo comen-
tario regula en realidad tres pretensiones distintas que tienen en común
el mismo petitorio pero difieren en cuanto a su causa petendi o razón de
pedir, la que en un caso es la trasgresión a la LGS, en otro el estar opues-
to al estatuto o al pacto social y en otro el lesionar los intereses de la
sociedad en beneficio de uno o más accionistas. Veamos:

1.1. Acuerdo contrario a la LGS


En este caso, el petitorio es la declaración de invalidez de determina-
do acuerdo adoptado por la junta de accionistas, sustentado en que este
es contrario a la LGS, ya sea por razones de forma o de fondo. En el
primer caso estaremos ante una impugnación de acuerdo sustentada en
defectos de convocatoria o falta de cuórum prevista en el artículo 143 de
la LGS. Esta norma establece que esta impugnación sustentada en vicios
de forma se tramita en la vía del proceso sumarísimo, mientras que las
demás impugnaciones motivadas en cuestionamientos de fondo se some-
terán a la del proceso abreviado.

1.2. Acuerdo cuyo contenido es contrario al estatuto o pacto social


En este caso, el petitorio será la declaración de invalidez del acuerdo,
mientras que la causa petendi consistirá en que el contenido del acuerdo
impugnado es contrario al estatuto o al pacto social. Así, estaremos frente
a un acuerdo que no vulnera alguna disposición de la ley societaria, pero
que, sin embargo, contraviene lo dispuesto en el pacto social (el mismo
que ciertamente comprende el estatuto, conforme lo dispone el artículo
54 de la LGS).

1.3. Acuerdo cuyo contenido lesiona, en beneficio directo de uno


o varios accionistas, los intereses de la sociedad
En el presente caso, al igual que en los anteriores, el petitorio es la
declaración de invalidez de determinado acuerdo, mientras que los fun-
damentos de hecho o de derecho de dicha impugnación versan sobre la
lesión que dicho acuerdo origina a los intereses de la sociedad en benefi-
cio directo o indirecto de alguno o algunos accionistas.

56
IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS DE JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS

Así, podemos estar frente a un acuerdo que se encuentre conforme a


ley y al pacto social, pero cuyo contenido de alguna forma perjudica a la
sociedad en beneficio directo de uno o varios accionistas. Es el caso, por
ejemplo, que la Junta tome un acuerdo por el que se decide que la socie-
dad contrate con una empresa de uno de sus accionistas, acto que resul-
ta demasiado oneroso a la sociedad en comparación con otras ofertas que
se le hayan formulado, o conforme a lo que en ese momento determine
el mercado. Es claro en ese sentido, que dicho acuerdo fue tomado por
la junta para favorecer a determinado accionista con el consiguiente per-
juicio o detrimento económico para la sociedad. Esta norma claramente
tutela el derecho de los accionistas minoritarios a proteger los intereses
de la sociedad, los que, al no tener el número de acciones necesario para
impedir la adopción del acuerdo tomado, pueden, sin embargo, acudir al
Poder Judicial a fin de que este decida de forma definitiva sobre la vali-
dez o no del mismo.

2. Las pretensiones de impugnación sustentadas en causales de


nulidad contempladas en la LGS o en el Código Civil
El artículo 150 de la LGS establece lo siguiente: “Procede acción de
nulidad para invalidar los acuerdos de la junta contrarios a normas impe-
rativas o que incurran en causales de nulidad previstas en esta ley o en el
Código Civil”. En este caso, la pretensión tiene como petitorio la decla-
ración de nulidad de determinado acuerdo, mientras que la causa petendi
estaría constituida por la contravención de normas imperativas o la incur-
sión en las causales de nulidad contenidas en el Código Civil o en la LGS.

II. ¿QUIÉNES PUEDEN DEMANDAR?

Para responder a esta pregunta debemos identificar a los sujetos que


estén legitimados para actuar en el proceso como demandantes. Ello
importa investigar sobre la legitimidad para obrar. Esta legitimidad es
la posición habilitante en la que coloca la ley a determinadas perso-
nas para que puedan plantear determinadas pretensiones o, en palabras
de Osvaldo Gozaíni(1), “estar legitimado para actuar significa tener una

(1) GOZAÍNI, Osvaldo. La legitimación en el proceso civil. Ediar, Buenos Aires, 1996, p. 81.

57
ENRIQUE A. PALACIOS PAREJA

situación individual que permite contar con una expectativa cierta a la


sentencia”.

La legitimidad para obrar es la idoneidad de la persona para actuar en


el proceso realizando actos eficaces, en función de la posición que tiene
dicha persona en la relación sustancial o en el acto sobre el que versa la
controversia. “Se trata de tener derecho a exigir que se resuelva sobre las
peticiones formuladas en la demanda, por medio de una sentencia favora-
ble o desfavorable”(2).

La legitimidad para obrar es, en definitiva, un requisito para que la


relación jurídica que nace como consecuencia de la instauración de un
proceso sea válida; por lo tanto, es también un requisito de validez de
la sentencia de fondo. De esta forma, solo podrá dictarse una sentencia
válida siempre que se cumplan con todos los presupuestos procesales
y las denominadas condiciones de la acción. Dentro de estas últimas se
encuentra la legitimidad para obrar.

En un proceso tanto la parte demandante como la parte demandada


deben tener legitimidad para obrar. En el primer caso estamos frente a un
caso de legitimidad para obrar activa, y en el segundo frente a un caso de
legitimidad para obrar pasiva.

1. La legitimidad para obrar activa


El artículo 140 de la LGS establece quiénes se encuentran legitima-
dos para plantear las pretensiones de impugnación reguladas en el ar-
tículo 139 y a las que nos hemos referido en el punto anterior. De esta
forma la ley concede legitimación para obrar a los accionistas que en la
junta general hubiesen hecho constar en acta su oposición al acuerdo, a
los accionistas ausentes y a los que hayan sido ilegítimamente privados
de emitir su voto. Cualquiera de los accionistas que cumpla con alguna
de las características anteriormente expuestas puede plantear judicial-
mente la pretensión a la que hace referencia el artículo 139 (impugnar un
acuerdo contrario a la ley, al estatuto o al pacto social, o atentatorio de
los intereses de la sociedad en beneficio de uno o más accionistas). Cabe

(2) Sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial de Argentina.

58
IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS DE JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS

agregar que, conforme lo dispone dicha norma, los titulares de las accio-
nes sin derecho a voto tienen legitimidad para obrar solo para impugnar
acuerdos que afecten los derechos especiales que les corresponden.

Por su parte, las pretensiones de impugnación que se sustenten en las


causales de impugnación previstas en el artículo 150 de la LGS (contra
acuerdos contrarios a normas imperativas o que incurran en causales de
nulidad) pueden ser planteadas por cualquier persona que tenga legítimo
interés. La legitimación procesal, en este caso, se amplía para permitir
plantear las pretensiones mencionadas, no solo a los accionistas –cual-
quiera de ellos sin las limitaciones impuestas por el artículo 140–, sino
también a los miembros del Directorio o a cualquier acreedor que se vea
afectado con dicho acuerdo.

2. La legitimidad para obrar pasiva y la intervención de terceros


En todos los casos, la legitimidad pasiva recae en la sociedad cuya
junta de accionistas adoptó el acuerdo que se busca impugnar. Es del caso
anotar que, conforme lo establece el artículo 141 de la LGS, si bien es
cierto la legitimación pasiva corresponde a la sociedad, los accionistas
que hayan votado a favor del acuerdo tienen legitimidad para intervenir
en el proceso en calidad de terceros coadyuvantes; es decir que, según el
texto legal, su actuación en el proceso se limitará a coadyuvar o colaborar
con la sociedad en la defensa del acuerdo cuestionado. No debe confun-
dirse esta participación coadyuvante con la intervención litisconsorcial,
en la que el interviniente tiene que haber estado legitimado para deman-
dar o haber sido demandado en ese mismo proceso, dado que la senten-
cia va a afectar a las partes originarias y a él de manera uniforme, por ser
titulares de la misma relación sustancial discutida.

En el caso del accionista que votó a favor del acuerdo, esto no se


cumple, pues él no es titular de la misma relación sustancial entre las
partes, respecto de la que vaya a producirse un pronunciamiento que los
afecte a todos por igual. Recordemos que la relación sustancial ha sur-
gido entre la sociedad (cuyo órgano tomó un acuerdo) y el accionista
que impugna dicho acuerdo. El accionista que votó a favor tiene tan solo
una relación sustancial con una de las partes, la sociedad (pues es accio-
nista de ella), pero no integra la relación jurídica entre el impugnante y
la sociedad. Ahora bien, como la relación entre el accionista que votó a

59
ENRIQUE A. PALACIOS PAREJA

favor y la sociedad se verá afectada como consecuencia de la sentencia


que resuelva entre la relación entre el accionista impugnante y la socie-
dad, el primero podrá coadyuvar a la defensa del acuerdo para evitar los
efectos reflejos de la sentencia. Este es justamente el supuesto de la inter-
vención coadyuvante.

Distinto será el caso de aquel accionista que, habiendo votado en


contra, estado ausente, o al que se le impidió votar en la junta (supues-
tos de legitimidad activa para impugnar), pretenda intervenir en el pro-
ceso iniciado por otro accionista impugnando el acuerdo adoptado en
dicha junta. Si este accionista interviene sumándose al cuestionamiento
del acuerdo por las mismas causas del demandante, no tenemos duda de
que podrá intervenir litisconsorcialmente, pues él sí hubiera podido ser
demandante originario en el proceso, y la sentencia le va a afectar direc-
tamente y de manera uniforme con el demandante, pues se pronunciará
sobre la validez o ineficacia de un acuerdo que él también cuestiona por
los mismos fundamentos.

3. El accionista que dejó de serlo en el transcurso del proceso


El artículo 144 de la LGS dispone que el accionista que impugne
judicialmente cualquier acuerdo debe mantener su condición de accionis-
ta durante el proceso. Esta es una norma importante, puesto que, como
hemos dicho, la legitimidad es una condición para la validez de la rela-
ción jurídico-procesal y de la sentencia que se dicte al término del proce-
so; con lo cual esta condición, como las demás, no solo debe darse al ini-
cio del proceso, sino que debe persistir durante el transcurso del mismo,
a fin de mantener la validez de la relación jurídico-procesal. Si por algún
motivo, alguna de las partes en el proceso perdiera la legitimidad para
obrar, no puede continuarse con actividad procesal válida sino hasta que
la relación jurídico procesal se complete de nuevo válidamente. Es por
ello que, si para poder iniciar un proceso de impugnación de acuerdos la
ley exige tener la calidad de accionista, con las características que hemos
indicado anteriormente y que se encuentran recogidas en el artículo 140,
dicha calidad tendrá que mantenerse durante todo el proceso para conti-
nuar válidamente con él.

Es oportuno detenernos un momento a analizar la posición de la LGS


sobre el particular. El artículo 144, en su segundo párrafo dispone que

60
IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS DE JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS

“la transferencia voluntaria, parcial o total, de las acciones del accionis-


ta demandante extinguirá, respecto de él, el proceso de impugnación”.
Somos de la opinión de que, en aras de la coherencia con el susten-
to procesal que acabamos de esbozar, la extinción del proceso respecto
del accionista que pierde el dominio sobre sus acciones no debe limitar-
se a los casos en que la transferencia sea voluntaria, sino que debe alcan-
zar, incluso, a las transferencias forzadas, como, por ejemplo, cuando las
acciones sean embargadas y posteriormente rematadas en ejecución for-
zada. Tanto en el caso de la transferencia voluntaria como en la forza-
da, lo cierto es que el accionista perdió la titularidad de las acciones y,
por lo tanto, la posición que lo habilitaba para detentar la calidad de parte
demandante en el proceso de impugnación de acuerdos.

Ahora bien, corresponde ahora determinar si el proceso continúa con


el adquirente de las acciones, ya que este es el nuevo accionista y, por
lo tanto, quien ahora tendría legitimidad para obrar. Este tema nos lleva
a revisar necesariamente la institución conocida como sucesión proce-
sal, la que se encuentra regulada en el artículo 108 del Código Procesal
Civil. Conforme a ella, un sujeto ocupa el lugar de otro en un proceso,
al reemplazarlo como titular activo o pasivo del derecho discutido como
consecuencia de la transferencia de este. En este caso nos encontramos
ante un proceso iniciado por un accionista impugnando un acuerdo de la
junta general, quien en el transcurso del proceso transfiere a un tercero
sus acciones y, por lo tanto, los derechos que de ellas emanan. Así, resul-
ta claro que el adquirente sucederá en el proceso, como demandante, a
quien le transfirió las acciones.

Caso distinto, no previsto en la LGS, es el del accionista que habien-


do votado en contra, estado ausente o impedido de ejercer su derecho
a voto transfiere sus acciones sin haber demandado la impugnación del
acuerdo ¿Puede el adquirente iniciar el proceso? Frente a la pregunta
existen dos teorías. La primera, denominada teoría del desplazamiento
del poder impugnatorio, según la cual “de la misma manera que la som-
bra sigue al cuerpo, cada cambio de dominio de la acción desplaza, en
su plenitud, aquellas facultades y, entre ellas, naturalmente, la capacidad
procesal para reaccionar contra los acuerdos irregulares”(3).

(3) BÉRGAMO, Alejandro. Sociedades anónimas. Tomo II, Prensa Castellana, Madrid, 1970, p. 725.

61
ENRIQUE A. PALACIOS PAREJA

La segunda teoría, conocida como la teoría de la congelación, sos-


tiene que para desarrollar con legitimidad un proceso de impugnación
de acuerdos se requiere, además de la posesión del estado de socio, un
interés del accionista que resulte digno de protección jurídica, interés
que tiene una naturaleza individual, que surge de una relación entre el
socio y la sociedad y que debe existir al momento en que se adoptó
el acuerdo materia de la litis. Para esta corriente, el ejercicio del dere-
cho impugnatorio no depende tan solo de la tenencia legítima del título,
sino además de cierta actitud personal. De acuerdo a esta teoría si para
impugnar un acuerdo se requiere, además de tener la calidad de accio-
nista, haber votado en contra del acuerdo, haber estado ausente o haber
sido privado ilegítimamente del derecho a voto, la consecuencia es que
el adquirente de las acciones, si bien es cierto se convierte en accionis-
ta, no ocupa la posición habilitante prevista y exigida por la norma de
Derecho Material para poder ocupar a su vez la posición activa en la
relación procesal, pues no votó en contra, no estuvo ausente, ni fue pri-
vado de su derecho a voto.

En este sentido se pronuncia Garrigues, quien sostiene que si bien


es cierto parte importante de la doctrina se ha inclinado a favor de que
los nuevos accionistas puedan impugnar los acuerdos de la junta gene-
ral que contravengan la ley, se opongan al estatuto o lesionen en bene-
ficio de uno o varios accionistas los intereses de la sociedad, “(...) en
los casos del artículo 69 de nuestra ley no debe reputarse legitimado a
quien adquiera la condición con posterioridad al acuerdo. Fácilmente
se desprende de ese precepto legal que cada concreta acción de impug-
nación no es una acción que corresponda a todo socio por el hecho de
serlo y pueda pasar de socio a socio con la transmisión del título. Por el
contrario, la acción se concede individual y personalmente al accionis-
ta que reúna las condiciones especiales que el precepto señala: al accio-
nista que habiendo concurrido a la Junta haya hecho constar en acta su
oposición al acuerdo impugnado, al ausente y al que haya sido ilegíti-
mamente privado de emitir su voto, y estos no pueden transmitirla ena-
jenando su título”(4).

(4) GARRIGUES, Joaquín y URÍA, Rodrigo. Comentario a la Ley de Sociedades Anónimas. Tomo
II, Madrid, 1976, p. 774.

62
IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS DE JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS

Adherimos a la teoría del desplazamiento del poder impugnatorio,


en virtud de la cual el adquirente de las acciones hace suyos todos los
derechos y obligaciones derivados de ellas. No encontramos razón para
distinguir donde la ley no lo hace, permitiendo que el adquirente ejerza
algunos derechos y otros no. Cuando este adquirió las acciones, lo hizo
con conocimiento de las atribuciones y facultades que estas concedían a
su titular, lo cual puede haber influido en la determinación del precio, o
en definitiva en su decisión de adquirirlas. En todo caso, es el adquiren-
te quien decidirá si ejerce o no el derecho de impugnar el acuerdo.

El artículo 144 de la LGS trata de la misma forma el supuesto de la


transferencia total y de la transferencia parcial de las acciones, como si
ambos fueran lo mismo. Recordemos que se permite a cualquier accio-
nista que cumpla con los requisitos del artículo 140 iniciar un proceso
de impugnación de acuerdos, sin que se exija tener un número determi-
nado de acciones. En tal sentido, si un accionista, durante el transcurso
del proceso por él iniciado, transfiere la propiedad de algunas acciones,
continuará teniendo la calidad de accionista respecto de las acciones que
no transfirió y, en consecuencia, mantendrá la posición que lo habilitó
para plantear la pretensión. Es decir, mantendrá su legitimidad para obrar,
razón por la cual no encontramos sustento a la norma que comentamos,
en cuanto sostiene que en este caso el proceso también deberá concluir
respecto de él. Aquí el proceso deberá continuar debido a que se mantie-
nen los presupuestos necesarios para la existencia de una relación proce-
sal válida. Es más, en concordancia con lo expuesto precedentemente y
adhiriendo a la teoría del desplazamiento del poder impugnatorio, ante la
transferencia de parte de las acciones a un tercero, este último estará legi-
timado para intervenir en el proceso como litisconsorte del demandante,
en razón de haber adquirido de este parte de las acciones que contienen el
derecho en disputa.

III. LA ACUMULACIÓN DE PRETENSIONES

El artículo 146 de la LGS hace referencia a la acumulación de pre-


tensiones de impugnación exigiendo que todas las acciones que tengan
por objeto la impugnación de un mismo acuerdo se sustancien y resuel-
van en un mismo proceso.

63
ENRIQUE A. PALACIOS PAREJA

1. Acumulación objetiva
Este caso se presenta cuando en un mismo proceso un solo accionista
demandante plantea más de una pretensión. Para que este tipo de acumu-
lación proceda, el artículo 85 del Código Procesal Civil (CPC) exige que
las pretensiones que se acumulen sean de competencia de un mismo juez,
no sean contrarias entre sí (salvo que sean propuestas en forma subordi-
nada o alternativa) y que sean tramitables en una misma vía procedimen-
tal. Sin embargo, luego de la modificación de esta norma mediante Ley
Nº 30293, el requisito de la misma vía procedimental ha sido absoluta-
mente eliminado, pues se establece que, cuando para cada una de las pre-
tensiones acumuladas exista distinta en distinta vía procedimental, estas
se tramitarán en la vía más larga prevista para alguna de las pretensiones
acumuladas.

De ahí que en este punto resulta importante analizar lo estableci-


do en el segundo párrafo del artículo 146 de la LGS, según el cual “no
puede acumularse a la pretensión de impugnación iniciada por las cau-
sales previstas en el artículo 139, la de resarcimiento de daños y perjui-
cios o cualquier otra que deba tramitarse en la vía del proceso de conoci-
miento (...)”. Esta norma respondió a que, conforme al artículo 143 de la
LGS, la impugnación de acuerdos por las causales del artículo 139 solo
se tramitan por las vías del proceso abreviado o sumarísimo; con lo cual,
siguiendo la regla del texto original del artículo 85 del CPC, no procedía
acumular a esta impugnación de acuerdos pretensiones tramitables en la
vía del proceso de conocimiento. Sin embargo, con la modificación de la
norma procesal luego de la dación de la Ley N° 30293 mencionada en el
párrafo anterior, se permite la acumulación de pretensiones tramitables en
vías procedimentales diferentes recurriendo a la vía más larga. Por ello,
no existe razón para que se impida o prohíba acumular la impugnación
de acuerdos sustentada en el artículo 139 de la LGS (para las cuales está
previsto el proceso abreviado o sumarísimo) con pretensiones indemniza-
torias o de cualquier otra naturaleza tramitables en la vía del proceso de
conocimiento. Estas pretensiones, así acumuladas, se tramitarán en esta
última vía, que es la más larga. De esta manera, el segundo párrafo del
artículo 146 de la LGS ha sido implícitamente derogado en cuanto a la
acumulación objetiva del demandante, al oponerse a la regla procesal del
artículo 85 del CPC luego de la modificación por Ley N° 30293. La regla

64
IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS DE JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS

mantiene vigencia en cuanto a la reconvención, como lo explicamos más


adelante.

Podría alguien afirmar que el artículo 146 LGS es una norma espe-
cial, que por lo tanto debe primar frente a la norma general del artículo
85 del CPC. Discrepo de este argumento, pues las vías procedimentales
sumarísima y abreviada son expresiones de Tutela Diferenciada Con-
servadora(5), es decir, formas de tutela en favor del demandante, quien
obviamente puede optar o no por ellas. Será el actor quien evaluará si le
resulta más económico procesalmente optar por acumular sus pretensio-
nes, tramitándolas en la vía más larga, o plantear un proceso abreviado
o sumarísimo para la impugnación y uno de conocimiento para la otra
pretensión.

1.1. Acumulación objetiva originaria


Este tipo de acumulación se presenta cuando, desde el momento de
la interposición de la demanda, un mismo accionista plantea más de una
pretensión en el mismo proceso. En este caso podemos encontramos en
cualquiera de los siguientes supuestos:

a) Cuando un accionista pretende impugnar un mismo acuerdo


por más de una causal

Pareciera que este caso no es uno en el que nos encontremos ante


varías pretensiones, sino ante una sola pretensión en la medida
que se está impugnando un solo acuerdo. Sin embargo, en reali-
dad nos encontramos frente a más de una pretensión. Para com-
prenderlo recordemos que la pretensión tiene dos elementos: el
petitum, que es el pedido concreto que se realiza mediante la
demanda; y la causa petendi, que está compuesta por los fun-
damentos de hecho y derecho que sustentan el petitorio. De esta
forma, si se pretende la impugnación de un mismo acuerdo por
más de una causal, estaremos frente a dos pretensiones, las cuales
tienen idéntico petitum: la impugnación de un mismo acuerdo;
pero distinta causa petendi: diversos fundamentos de hecho y de

(5) MONROY GÁLVEZ, Juan. “Del mito del proceso ordinario a la tutela diferenciada. Apuntes ini-
ciales”. En: Revista Peruana de Derecho Procesal. Tomo IV, Jemafi Editores, Lima, 2001, p. 164.

65
ENRIQUE A. PALACIOS PAREJA

derecho. Tan es así que el accionista podría intentar impugnar un


acuerdo por una causal en un proceso, y paralelamente impugnar
el mismo acuerdo por otra causal en otro proceso, sin que ello
constituya un caso de litispendencia.

b) Cuando un accionista pretende impugnar diversos acuerdos

En este caso no es relevante que las distintas impugnaciones se


sustenten en la misma causal, pudiendo incluso ser tramitables
en vías procedimentales diferentes conforme lo hemos explica-
do anteriormente en líneas precedentes. En ese sentido, el accio-
nista puede, en un mismo proceso, acumular las pretensiones de
impugnación de diversos acuerdos de la junta de accionistas; lo
que concretiza el principio de economía procesal, ya que de lo
contrario se le exigiría al accionista iniciar varios procesos contra
la misma sociedad para la impugnación de diversos acuerdos. Sin
duda, el accionista que pretende acumular diversas pretensiones
debe estar legitimado para interponer cada una de ellas, confor-
me a las disposiciones sobre legitimación a las que hemos hecho
referencia anteriormente.

1.2. Acumulación objetiva sucesiva


Este tipo de acumulación se presenta cuando al iniciarse un proce-
so se plantea una sola pretensión, pero luego, en el trámite del mismo,
se incorpora a él una o más pretensiones. De acuerdo a lo regulado en el
artículo 88 del Código Procesal Civil pueden presentarse los siguientes
casos de acumulación sucesiva de pretensiones:

a) Cuando el accionista demandante agrega a su demanda una o


más pretensiones

Este caso constituye un supuesto de modificación de la deman-


da, regulado en el artículo 428 del CPC, norma que permite al
demandante modificar su demanda antes de que sea notifica-
da a la otra parte. El accionista modifica su demanda incorpo-
rando una nueva pretensión, sea que impugne el mismo acuerdo
que impugnó originariamente, pero por una nueva causal; o que
impugne un acuerdo distinto al original.

66
IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS DE JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS

b) Cuando el demandado reconviene

La reconvención, además de importar una acumulación de accio-


nes, constituye a su vez un supuesto de acumulación sucesiva de
pretensiones, pues el demandado incorpora una nueva pretensión
al proceso al momento de contestar la demanda. Esta pretensión
se incorpora obviamente luego de presentada la demanda, lo que
hace que esta forma de acumulación sea sucesiva. Según el ar-
tículo 146 de la LGS, en los casos en los que se inicien procesos
con pretensiones sustentadas en el artículo 139, no se admitirá
reconvención por parte de la sociedad reclamando resarcimien-
to de daños y perjuicios, o cualquier otra que deba tramitarse en
la vía del proceso de conocimiento, con lo cual será procedente
la reconvención siempre que la pretensión contenida en ella esté
sometida a la misma vía procedimental a la que se sujeta la pre-
tensión contenida en la demanda.

De otro lado, debe tenerse presente que en el caso de las pretensiones


de impugnación tramitadas en la vía del proceso sumarísimo, existe ya
una prohibición de reconvenir con la aplicación de la regla contenida en
el inciso 1 del artículo 559 del Código Procesal Civil, según la cual en los
procesos sumarísimos no es procedente la reconvención.

2. Acumulación subjetiva de pretensiones


Como lo expresa Ramírez Arcila(6) “la acumulación de pretensiones
siempre es objetiva, aunque al mismo tiempo pueda presentarse en con-
currencia con la acumulación de sujetos (...)”. Se trata entonces de una
reunión de dos o más personas en un proceso, ya sea en la parte deman-
dante, en la parte demandada, o en ambas, en el que se plantea más de
una pretensión. Por ello, además de acumularse personas se acumulan
pretensiones. Obviamente, al encontrarnos frente a la reunión de más de
dos sujetos en alguna o en ambas partes se conformará un litisconsorcio.
Analicemos las situaciones posibles con vista a la LGS.

(6) RAMÍREZ ARCILA, Carlos. Acción y acumulación de pretensiones. Temis, Bogotá, 1978,
p. 149.

67
ENRIQUE A. PALACIOS PAREJA

2.1. Acumulación subjetiva de pretensiones originaria


Este supuesto hace referencia al hecho que la demanda no sea inter-
puesta por uno, sino por varios accionistas legitimados, conformándose
de esta manera un litisconsorcio activo facultativo originario. Es litiscon-
sorcio activo porque la parte demandante se encuentra conformada por
una pluralidad de sujetos. Es facultativo, porque cada uno de los accio-
nistas tiene una pretensión distinta, la cual en principio podría hacer valer
en un proceso aparte, sin que sea necesario que se encuentren presentes
todos ellos para que se constituya una relación jurídico procesal válida.

2.2. Acumulación subjetiva de pretensiones sucesiva


Este supuesto hace referencia al hecho que al momento de la presen-
tación de la demanda, la parte demandante se encuentra conformada por
un solo sujeto. Sin embargo, durante el trámite del proceso uno o más
sujetos nuevos se incorporan a él, conformando un litisconsorcio acti-
vo. En este caso, conforme lo dispone el artículo 89 del Código Procesal
Civil, la acumulación subjetiva de pretensiones sucesiva puede presentar-
se en dos supuestos:

a) Cuando cualquiera de los accionistas legitimados incorpore


al proceso ya iniciado por otro accionista, su pretensión de
impugnar el acuerdo materia del proceso

Aquí nos encontramos ante un proceso en trámite al cual se


incorpora un tercero legitimado (es decir, una persona ajena a
la relación jurídico-procesal), con su propia pretensión. En este
supuesto estaríamos ante la figura de una intervención de tercero
litisconsorcial, debido a que, conforme al artículo 148 de la LGS,
existe la posibilidad de que los efectos de la sentencia a dictarse
en el proceso ya iniciado, se extiendan a todos los accionistas(7).

b) Cuando dos o más pretensiones, intentadas en dos o más


procesos autónomos, se reúnen en un proceso único

Este supuesto se refiere al hecho que se hayan iniciado dos o más


procesos por distintos accionistas legitimados impugnando el

(7) Nos remitimos a lo expuesto en el último párrafo del punto 3.2. de este artículo.

68
IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS DE JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS

mismo acuerdo; o dos o más procesos impugnando acuerdos dis-


tintos vinculados entre sí, procesos que pueden haber sido inicia-
dos por distintos accionistas o por uno solo. En todos estos casos,
dada la conexidad entre las pretensiones, se permite la acumula-
ción de los procesos y, por tanto, de las pretensiones intentadas
en cada uno de estos.

IV. LAS MEDIDAS CAUTELARES

La medida cautelar tiene por finalidad asegurar que la sentencia que


se dicte al término del proceso sea eficaz. Es decir, si el proceso se inicia
con la finalidad de solucionar un conflicto de intereses es preciso que este
cumpla con dicha finalidad concreta.

Ahora bien, para la procedencia de una medida cautelar deben cum-


plirse con ciertos requisitos. En primer lugar, se exige que con la deman-
da planteada se origine en el juez una apariencia en el derecho invocado,
en otras palabras se debe crear en el juez la verosimilitud (no convicción)
de que el acuerdo que se impugna incurre efectivamente en alguna de las
causales previstas en la ley como para amparar la pretensión impugnativa
de dicho acuerdo social. En segundo lugar, es preciso acreditar el peligro
en la demora, es decir, el que si el juez no concede la medida cautelar, se
puede originar al solicitante un daño irreparable, determinando con ello
que la sentencia que dicte el juzgado sea inútil. Finalmente, debe demos-
trarse la adecuación de la medida cautelar con el derecho que sustenta la
pretensión principal. Esta adecuación debe ser cualitativa, en el sentido
de que la medida cautelar debe ser congruente con el derecho que se pre-
tende garantizar; y cuantitativa en cuanto la medida debe ser proporcio-
nal al importe al que asciende la pretensión principal.

De otro lado, se exige la prestación de una contracautela, como una


forma de garantizar el resarcimiento de los daños que eventualmente
pueda originar en el deudor la indebida ejecución de una medida cautelar.
Es preciso señalar que la contracautela no es un requisito para la proce-
dencia de la medida cautelar, sino para su ejecución.

1. La medida cautelar innovativa en la LGS


El artículo 145 de la LGS dispone: “el juez, a pedido de accionis-
tas que representen más del veinte por ciento del capital suscrito, podrá

69
ENRIQUE A. PALACIOS PAREJA

dictar medida cautelar de suspensión del acuerdo impugnado”. Con ello


se está posibilitando de manera expresa la procedencia de una medi-
da cautelar innovativa (prevista en el artículo 682 del Código Procesal
Civil), puesto que con ella se pretende modificar una situación existente
al momento de interponer la demanda, mediante la cesación de los efec-
tos del acuerdo que, al momento de la interposición de la demanda, era
perfectamente eficaz.

Como sabemos, la medida cautelar innovativa “es una diligencia pre-


cautoria excepcional que tiende a alterar el estado de hecho o de dere-
cho existente antes de la petición de su dictado, medida que se traduce en
la injerencia del tribunal en la esfera de libertad de los justiciables a tra-
vés de la orden de que cese una actividad contraria a derecho o de que
se retrotraigan las resultas consumadas de un proceder antijurídico”(8). En
ese sentido, se presenta como el medio más idóneo para lograr la efica-
cia de la sentencia que se dicte al final de los procesos de impugnación de
acuerdos de Junta General de Accionistas.

El artículo bajo comentario exige que esta medida cautelar sea soli-
citada por accionistas que representen más del 20 % del capital suscri-
to. Con ello, la LGS exige una legitimación mayor para solicitar la medi-
da cautelar que la que exige para la interposición de la demanda, ya
que como hemos visto la demanda de impugnación de acuerdo de Junta
General puede ser instaurada por cualquier accionista que cumpla con las
condiciones dispuestas en el artículo 140 ya comentado, sin que se exija
la titularidad de un número de acciones determinadas. Si recordamos que
el proceso cautelar es un proceso instrumental del principal, notamos que
la ley está exigiendo mayor legitimidad para iniciar el proceso instrumen-
tal que la que exige para dar inicio al proceso principal.

Es un error exigir un porcentaje calificado en la propiedad de accio-


nes en la sociedad para poder solicitar la medida cautelar innovativa,
dado que el peligro en la demora que se trata de evitar con la medida
existe para un accionista, independientemente del porcentaje del capital
social que representen las acciones de las que es titular, y por el simple

(8) PEYRANO, Jorge W. La palpitante actualidad de la medida cautelar innovativa. Medida innova-
tiva. Rubinzal Culzoni Editores, Buenos Aires, 2003, p. 25.

70
IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS DE JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS

hecho de no contar con el 20 % que arbitrariamente exige la ley puede


ser llevado a sufrir la prosecución de un proceso judicial que, finalmente,
no cumplirá la finalidad concreta que le confiere el artículo III del Títu-
lo Preliminar del Código Procesal Civil, es decir, “resolver un conflicto
de intereses o eliminar una incertidumbre jurídica, ambas con relevancia
jurídica, haciendo efectivos los derechos sustanciales”.

Esta norma resta eficacia y razón de ser a la medida cautelar inno-


vativa, que por su propia naturaleza responde a una especial situación
de urgencia “ante la inminencia del perjuicio irreparable” que se trata de
evitar. Me explico: las medidas cautelares para futura ejecución forzada,
como por ejemplo los embargos, exigen tan solo el peligro en la demora,
en cuyo caso el solo transcurso del tiempo constituye de por sí, un estado
de amenaza que merece tutela de tipo cautelar(9). De otro lado, la medi-
da innovativa exige un periculum in mora calificado; es decir, no basta
la sola invocación del transcurso del tiempo, sino que debe tratarse de
un perjuicio irreparable e inminente. Efectivamente, el artículo 682 del
Código Procesal Civil establece como presupuesto para el otorgamien-
to de la medida la inminencia de un perjuicio irreparable, en cuyo caso
puede el juez dictar medidas innovativas. Entonces, no tiene el menor
sentido sostener que para proteger situaciones de excepcional y grave
perjuicio, como en el caso de las medidas de no innovar, se exija la pre-
sencia de un número determinado de acciones por quien la solicita, y para
los casos en que no existe un general peligro en la demora no se establece
tal exigencia.

Sobre este mismo punto considero que la norma en comento es


inconstitucional, por transgredir el inciso 3 del artículo 139 de la Cons-
titución que garantiza el derecho al debido proceso y a la tutela judicial
como principios y derechos de la función jurisdiccional. Como sabemos,
la jurisdicción no solo se agota en declarar el derecho a través de la sen-
tencia, sino implica que el órgano jurisdiccional otorgue mecanismos
de tutela para garantizar que su declaración se cumpla, que se lleve a la

(9) “El periculum in mora que constituye la base de las medidas cautelares (...) es, específicamente,
el peligro del ulterior daño marginal que podría derivar del retardo de la providencia definitiva,
inevitable a causa de la lentitud del procedimiento ordinario”. CALAMANDREI, Piero. Introduc-
ción al estudio sistemático de las providencias cautelares. Bibliográfica Argentina, Buenos Aires,
1945, p. 42.

71
ENRIQUE A. PALACIOS PAREJA

realidad. Con la norma comentada la judicatura admite la impugnación


del acuerdo planteada por el accionista que representa menos del 20 %
del capital social, pero no le otorga mecanismo de tutela para garantizar
la eficacia de la sentencia que se dicte, a pesar de que muestre verosimi-
litud, peligro en la demora y adecuación de la medida solicitada. Y todo
porque es un accionista con participación menor al 20 %.

En tal sentido, procederá que los jueces, aplicando el control difu-


so de la constitucionalidad de las normas, inapliquen el artículo 145 de
la LGS y concedan la medida cautelar innovativa a todo accionista que la
solicita, independientemente de su porcentaje de participación en el capi-
tal, siempre que cumpla con los presupuestos de toda medida cautelar a
los que he hecho referencia.

Finalmente, el segundo párrafo del artículo bajo comentario dispo-


ne que el juez debe solicitar a los demandantes que presten contracaute-
la para resarcir los daños y perjuicios que pueda ocasionar la suspensión.
Esta disposición no es sino una reiteración de lo que el Código Procesal
Civil exige para la procedencia de cualquier otra medida cautelar, el ofre-
cimiento de contracautela.

2. La medida cautelar de anotación preventiva de la demanda


Finalmente, en el artículo 147 de la LGS se regula una medida cau-
telar específica, la cual es la anotación preventiva de la demanda. Así, el
primer párrafo del artículo 147 en mención dispone que: “a solicitud de
parte, el juez puede dictar medida cautelar, disponiendo la anotación de
la demanda en el Registro”. Esta medida cautelar busca hacer pública la
presentación de una demanda de impugnación de acuerdos. Es decir, esta
medida cautelar tendrá por finalidad poner en conocimiento de terceros
que determinado acuerdo de la Junta General de Accionistas está siendo
impugnado en el Poder Judicial, lo cual no afecta los efectos legales de
dicho acuerdo, los que se siguen produciendo en tanto no exista resolu-
ción judicial que los suspenda.

Lo anteriormente expuesto es importante ya que como sabemos, la


sentencia normalmente surte efectos frente a quienes han sido parte en el
proceso. De esta forma, puede ocurrir que la sociedad celebre determi-
nados actos jurídicos con terceros sobre la base de un acuerdo que está

72
IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS DE JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS

siendo impugnado. Así, si finalmente el Poder Judicial declara fundada la


demanda, esta sentencia no podría surtir efectos frente a los terceros que
han contratado con la sociedad de buena fe(10). Sin embargo, si se consi-
gue que el acuerdo se inscriba en los Registros Públicos se logrará poner
en conocimiento de los terceros el inicio del proceso de impugnación,
con lo cual estos terceros no podrán posteriormente alegar buena fe al
momento de contratar con la sociedad.

A efectos prácticos, o frente a determinadas situaciones de hecho,


la anotación de la demanda puede no ser una medida que cautele sufi-
cientemente los intereses del demandante a fin de evitar que la sentencia
sea inejecutable. Imaginemos que la Junta General de Accionistas de una
sociedad adopta, irregularmente, el acuerdo de liquidarla, el mismo que
es impugnado por un accionista. A este accionista puede resultarle insu-
ficiente la anotación de la demanda; en razón de que, a pesar de su ins-
cripción, los liquidadores empiezan a realizar los activos y pagar los pasi-
vos de la empresa durante la tramitación del proceso de impugnación del
acuerdo de liquidación, con lo cual al demandante, a efectos prácticos, le
va a resultar virtualmente imposible lograr ejecutar la decisión judicial
que declaró nulo el acuerdo de liquidación.

Para un caso como el propuesto, la alternativa de protección para


el accionista demandante estaría dada por solicitar y obtener una deci-
sión judicial cautelar que declare la suspensión del acuerdo (medida
a la que nos acabamos de referir en el punto 5.1 precedente) y la ins-
cripción de dicha decisión judicial en el registro mercantil. El segundo
párrafo del artículo 147 de la LGS, dispone dentro del rubro de “medi-
da cautelar” que “la suspensión definitiva del acuerdo impugnado se
inscribirá cuando quede firme la resolución que así lo disponga”. En
esta norma encontramos dos serios errores que deben ser corregidos.
El primero es que resulta incorrecto hablar de “suspensión definitiva”
obtenida en un proceso cautelar, el que por su naturaleza y por dispo-
sición expresa de la ley (art. 612 del CPC) “es provisoria, instrumen-
tal y variable”. En ese sentido, una medida cautelar nunca puede lograr

(10) Así lo dispone el primer párrafo del artículo 148 de la LGS al disponer que: “la sentencia que
declare fundada la impugnación producirá efectos frente a la sociedad y todos los accionistas,
pero no afectará los derechos adquiridos por terceros de buena fe a consecuencia del acuerdo
impugnado”.

73
ENRIQUE A. PALACIOS PAREJA

que se suspenda de manera definitiva un acuerdo, pues aun cuando


quede firme la decisión cautelar que ordene la suspensión de los efec-
tos del acuerdo, nada impide que, posteriormente, el juez pueda variar
su decisión levantando la suspensión, justamente por el carácter pro-
visorio y variable de la medida cautelar. En todo caso, será la senten-
cia (luego de que esta haya adquirido la autoridad de la cosa juzgada)
la que determine con carácter definitivo, no la suspensión del acuer-
do, sino la invalidez del mismo. En segundo lugar, discrepamos del ar-
tículo en comentario en cuanto exige que quede firme la resolución que
admite la medida cautelar de suspensión para que esta pueda ser inscri-
ta en el registro mercantil.

En definitiva, esto implica prácticamente darle efecto suspensivo a la


apelación de la resolución cautelar, contrariando la regla general conte-
nida en el artículo 637 tercer párrafo del CPC, según el cual la apelación
se concede sin efecto suspensivo. En otras palabras, se estaría declaran-
do por el juez que el acuerdo queda en suspenso, pero esa suspensión no
podrá oponerse a terceros hasta que la decisión del juez no sea confirma-
da por el superior. Creemos que en definitiva el juez de la demanda no
estará concediendo una medida que efectivamente cautele los derechos
del demandante, velando por la efectiva ejecución de la sentencia que se
dicte en el proceso principal en su oportunidad, y que se está creando un
mecanismo procedimental que atenta contra la celeridad que debe carac-
terizar a todo proceso cautelar.

V. LA EJECUCIÓN DE LA SENTENCIA

El artículo 148 de la LGS dispone que la sentencia que declare fun-


dada la impugnación al término de este proceso surte efectos para la
sociedad y todos los accionistas, aun cuando no hayan sido parte en
el proceso. Esta disposición acerca de los efectos de la sentencia nos
lleva a reafirmar que los demás accionistas que manifestaron su oposi-
ción al acuerdo, los ausentes o los que hayan sido privados de su dere-
cho de emitir su voto, son litisconsortes facultativos de quien obra en
la parte demandante, puesto que existe la posibilidad de que los efectos
de la sentencia les alcance a ellos, presupuesto establecido por el Códi-
go Procesal Civil en su artículo 98 para legitimar al tercero a intervenir
litisconsorcialmente.

74
IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS DE JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS

Asimismo, el artículo bajo comentario dispone que la sentencia no


afectará los derechos adquiridos por los terceros de buena fe a conse-
cuencia del acuerdo impugnado. A decir de Garrigues: “con ese precep-
to busca la ley la tutela del tercero que haya adquirido derechos por con-
secuencia de la ejecución de un acuerdo social, tutela que se basa en el
estado de confianza que despierta el acuerdo cuando no revela externa-
mente el vicio de que adolezca, o, si se quiere, en su apariencia jurídica
de acuerdo válido”(11).

CONCLUSIONES

De lo expuesto en líneas precedentes, podemos extraer algunas con-


clusiones que se presentan como sugerencias modificatorias de la LGS.

1. En el artículo 140 se sugiere que se precise que quien adquiere


acciones de accionistas que no concurrieron, votaron en contra, o
fueron ilegítimamente impedidos de ejercer su derecho a voto en
determinadas juntas, están legitimados para demandar la nulidad
de los acuerdos adoptados en dichas juntas.

2. Atendiendo a que la legitimidad para obrar activa no debe darse


solo al momento de la interposición de la demanda; sino que
debe persistir en el actor durante todo el proceso, debe corregir-
se la limitación propuesta en el artículo 144, según el cual solo
la transferencia voluntaria de las acciones del demandante oca-
siona la extinción del proceso, ampliándola a las transferencias
forzadas.

3. En el mismo artículo 144 debe suprimirse a la transferencia par-


cial de las acciones del actor como presupuesto de la extinción
del proceso, pues si mantiene parte de su participación acciona-
ria, sigue legitimado para obrar en el proceso.

4. El segundo párrafo del artículo 146 de la LGS ha sido implí-


citamente derogado en cuanto a la acumulación objetiva del

(11) GARRIGUES, Joaquín y URÍA, Rodrigo. Ob. cit., p. 767.

75
ENRIQUE A. PALACIOS PAREJA

demandante, al oponerse a la regla procesal del artículo 85 del


CPC luego de la modificación por Ley Nº 30293.

5. No encontramos justificación para exigir al accionista una parti-


cipación mayor del 20 % en el capital para poder solicitar, vía
medida cautelar, la suspensión de los efectos del acuerdo impug-
nado. Por ello, sostenemos que debe eliminarse esa exigencia del
artículo 145.

6. En cuanto a medidas cautelares, en el artículo 147 debe elimi-


narse la referencia a la “suspensión definitiva”, pues las medidas
cautelares son por naturales provisorias y variables.

7. En el mismo artículo 147, sugerimos suprimir el condiciona-


miento de la inscripción de la resolución cautelar que ordena la
suspensión de los efectos del acuerdo impugnado, a la confirma-
ción de dicha resolución por parte de la instancia superior.

76
El cuestionamiento
de los acuerdos societarios
Análisis normativo y jurisprudencial

Daniel ECHAIZ MORENO(*)

I. LA ORGANIZACIÓN CORPORATIVA DE LA SOCIEDAD

La sociedad es un ente individualizado (tiene vida propia), es distinta


a los miembros que la conforman (es persona jurídica y, por ende, cons-
tituye un sujeto de derecho), tiene un cuerpo orgánico (de ahí su organi-
zación corporativa) y se gobierna a través de sus órganos societarios (sur-
giendo así el concepto de gobierno corporativo). Respecto a estos últimos
(entiéndase: junta de socios, directorio y gerencia) hay que indicar que,
en el correcto ejercicio de sus atribuciones, expresan la voluntad social
que procura satisfacer el interés social, el mismo que se encuentra por
encima del interés de los socios y de los terceros; dicho interés social se
satisface con el cumplimiento estricto de la ley, el pacto social y el esta-
tuto social.

En ocasiones se produce un enfrentamiento entre el interés social y


el interés de los socios y/o de los terceros, siendo que los órganos socie-
tarios (y los jueces, los registradores y los árbitros, de ser el caso) deben
ponderarlos y preferir el primero de ellos; a modo de ejemplo podemos

(*) Doctorando en Derecho y Magíster en Derecho de la Empresa por la Pontificia Universidad Cató-
lica del Perú. Abogado summa cum laude por la Universidad de Lima. Socio fundador de Echaiz
Abogados. Ex Presidente de la Comisión Consultiva de Derecho Empresarial del Ilustre Cole-
gio de Abogados de Lima. Catedrático de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) y
Universidad San Ignacio de Loyola. Miembro asociado del Instituto Peruano de Derecho Mercan-
til. Investigador académico del Instituto Argentino de la Empresa Familiar.

77
DANIEL ECHAIZ MORENO

citar el artículo 8 de la Ley General de Sociedades, aprobada mediante


Ley Nº 26887 (en adelante, LGS) que, en su segundo párrafo, indica con
relación a los convenios parasocietarios: “Si hubiera contradicción entre
alguna estipulación de dichos convenios y el pacto social o el estatuto,
prevalecerán estos últimos”.

Cuando los órganos societarios trasgreden con su irregular actua-


ción el interés social entonces sus actos y/o acuerdos son pasibles de
ser cuestionados, vía nulidad o impugnación, según sea el caso(1), empe-
ro sin olvidar el principio de conservación de los negocios jurídicos, que
goza de especial significación en el ámbito empresarial por cuestiones de
seguridad jurídica. Así, el desmoronamiento del acto o acuerdo societario
debe ser la última ratio, si es que puede conservarse, confirmarse o sub-
sanarse el cuestionado negocio jurídico.

Los conceptos anteriormente expuestos resultan fundamentales para


comprender el cuestionamiento de los actos y/o acuerdos societarios,
ya que al ubicarnos en el terreno del Derecho Societario hay conceptos
(como la nulidad y la impugnación) que no calzan exactamente en la pre-
sentación que de ellos efectúa el Derecho Civil y, por consiguiente, no
pueden soslayarse.

II. EL CUESTIONAMIENTO DE LOS ACTOS Y/O ACUERDOS


SOCIETARIOS

La LGS regula cuatro alternativas de cuestionamiento societario: la


nulidad del pacto social (en el art. 33), la nulidad de acuerdos societa-
rios (en el art. 38), la impugnación de acuerdos de la Junta General de
Accionistas (en el art. 139) y la nulidad de acuerdos de la Junta Gene-
ral de Accionistas (en el art. 150). Téngase en consideración que las dos
primeras modalidades se ubican en el Libro Primero de la LGS titulado
“Reglas aplicables a todas las sociedades”, por lo que gozan de amplio

(1) Cfr. VEGA VELASCO, Jorge. “Impugnación y nulidad de acuerdos societarios”. En: Tratado de
Derecho Mercantil. Tomo I, Derecho Societario, Instituto Peruano de Derecho Mercantil y Gaceta
Jurídica, Lima, agosto de 2003, pp. 525 y 526.

78
EL CUESTIONAMIENTO DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS

alcance, mientras que las dos siguientes se encuadran en el Libro Segun-


do titulado “Sociedad anónima”(2).

La nulidad del pacto social ataca al contrato de sociedad y, por exten-


sión, al estatuto social (ya que aquel contiene a este) cuando adolecen de
las siguientes anomalías: a) la incapacidad o ausencia de consentimiento
válido de un número de socios fundadores que determine que la sociedad
no cuente con la pluralidad de socios requerida por la ley, b) por consti-
tuir el objeto social alguna actividad contraria a las leyes que interesan al
orden público o a las buenas costumbres, c) por contener estipulaciones
contrarias a normas legales imperativas u omitir consignar aquellas que
la ley exige, y d) por omisión de la forma obligatoria prescrita. En tanto
el pacto social supone un acto jurídico, las causales de nulidad son aque-
llas que atentan contra los requisitos de validez del acto jurídico que, en
este caso, se llevan al ámbito societario.

Por su parte, la nulidad de acuerdos societarios ataca los acuerdos


societarios (en general, independientemente que provengan de la junta
de socios o del directorio): a) adoptados con omisión de las formalidades
de publicidad prescritas, b) contrarios a las leyes que interesan al orden
público o a las buenas costumbres, c) contrarios a las estipulaciones del
pacto social o del estatuto social, d) que lesionen los intereses de la socie-
dad en beneficio directo o indirecto de uno o varios socios, y e) adopta-
dos por la sociedad en conflicto con el pacto social o el estatuto social,
así cuenten con la mayoría necesaria, si previamente no se ha modificado
el pacto social o el estatuto social.

La impugnación de acuerdos de la junta general de accionistas pro-


cede cuando: a) su contenido sea contrario a la LGS, b) su contenido se
oponga al estatuto social o al pacto social, c) su contenido lesione, en
beneficio directo o indirecto de uno o varios accionistas, los intereses

(2) Desde otra perspectiva, para Enrique Elías Laroza, “la LGS [refiriéndose a la Ley General de
Sociedades] contempla tres procesos de impugnación de acuerdos societarios: el que se tramita
como proceso abreviado, el que se lleva a cabo por la vía del proceso sumarísimo y aquel que uti-
liza el proceso de conocimiento. El primero puede ser ejercido en los casos previstos en el artículo
139 de la LGS, el segundo corresponde a los casos de defectos en la convocatoria y en el cuórum,
contemplado en el artículo 143. El tercero corresponde a cualquier persona que tenga legítimo
interés, de conformidad con el artículo 150 de la LGS”. ELÍAS LAROZA, Enrique. Ley General
de Sociedades comentada. Fascículo Tercero, Editora Normas Legales, Trujillo, junio de 1998,
p. 295.

79
DANIEL ECHAIZ MORENO

de la sociedad, d) incurran en causal de anulabilidad prevista en la ley,


e) incurran en causal de anulabilidad prevista en el Código Civil, f) se
sustente en defectos de convocatoria, y g) se sustente en falta de cuórum.
Estas dos últimas causales resultan de la concordancia de los artículos
139 y 143 de la LGS.

Por último, la nulidad de acuerdos de la Junta General de Accionis-


tas será viable respecto a acuerdos: a) contrarios a normas imperativas,
b) que incurran en causales de nulidad previstas en la LGS, y c) incurran
en causales de nulidad previstas en el Código Civil.

En consecuencia, a la luz de lo previsto en la normativa societaria,


cabe la posibilidad de cuestionar el pacto social, vía la nulidad (art. 33
de la LGS); también es posible cuestionar genéricamente los acuerdos
societarios, vía la nulidad (art. 38 de la LGS) y cuestionar específicamen-
te los acuerdos de la Junta General de Accionistas, vía la impugnación y
la nulidad (arts. 139 y 143, en el primer caso, y art. 150, en el segundo
caso). Cabe precisar que, de acuerdo al artículo 151 de la LGS, “el juez
no admitirá a trámite, bajo responsabilidad, acción destinada a impugnar
o en cualquier otra forma discutir la validez de los acuerdos de una Junta
General o de sus efectos, que no sean las mencionadas en los artículos
139 y 150”.

III. EL CUESTIONAMIENTO DE LOS ACUERDOS DE LA


JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS

Corporación Turística Peruana S.A.C. celebró una Junta General de


Accionistas con fecha 3 de enero de 2001 en la cual acordó la remoción
del gerente general Eddie Aldo Ángel Thomberry Schiantarelli, desig-
nándose como nuevo gerente general a Juan Carlos Tabja Majluf. Poste-
riormente, en la Junta General de Accionistas celebrada el 16 de abril de
2001 se acordó dejar sin efecto todos los acuerdos adoptados en la ante-
rior Junta General de Accionistas, ratificando a Eddie Aldo Ángel Thom-
berry Schiantarelli como gerente general.

La registradora formuló dos principales observaciones en mérito a


que, por un lado, restarle validez a los acuerdos adoptados en la Junta
General de Accionistas de fecha 3 de enero de 2001 es una facultad

80
EL CUESTIONAMIENTO DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS

exclusiva del Poder Judicial y, por otro, no es posible ratificar como


gerente general a quien no tiene registrado su nombramiento como geren-
te general al haber sido anteriormente removido. En apelación, el Tribu-
nal Registral confirmó la primera observación y revocó la segunda, tal
como consta en la Resolución Nº 397-2001-ORLC/TR(3).

Al respecto debemos considerar que el artículo 139 de la LGS se


refiere a los acuerdos impugnables. En su primer párrafo establece cuán-
do procede la impugnación de los acuerdos de la Junta General de Accio-
nistas: cuando su contenido sea contrario a la LGS; cuando su contenido
se oponga al estatuto social o al pacto social; cuando su contenido lesio-
ne, en beneficio directo o indirecto de uno o varios accionistas, los intere-
ses de la sociedad; cuando incurran en causal de anulabilidad prevista en
la ley; y cuando incurran en causal de anulabilidad prevista en el Códi-
go Civil. Por otro lado, en su segundo párrafo indica cuándo no proce-
de dicha impugnación de los acuerdos de la Junta General de Accionis-
tas cuando el acuerdo haya sido revocado o cuando el acuerdo haya sido
sustituido por otro acuerdo conforme a la ley, al pacto social o al estatuto
social. Nos interesa esta última situación: la improcedencia de la impug-
nación de los acuerdos de la Junta General de Accionistas y, como puede
apreciarse del texto normativo antes aludido, dicha improcedencia tiene
solo dos presupuestos alternativos: la revocatoria y la sustitución.

Resulta que, en el caso examinado, en la sesión celebrada con fecha


16 de abril de 2001, la Junta General de Accionistas no acordó “revocar”,
ni acordó “sustituir” los acuerdos adoptados en la sesión del 3 de enero
de 2001, sino que acordó “dejar sin efecto” todos los acuerdos adoptados
en esta última sesión. Así, saltan cuando menos tres preguntas de interés:
¿no procede la impugnación de acuerdos de la Junta General de Accio-
nistas cuando se acuerda dejarlos sin efecto?, ¿dejar sin efecto los acuer-
dos de la Junta General de Accionistas equivale a revocarlos?, y ¿dejar
sin efecto los acuerdos de la Junta General de Accionistas equivale a
sustituirlos?

(3) Puede consultarse la jurisprudencia en: ECHAIZ MORENO, Daniel. “La impugnación de los
acuerdos de la junta general de socios. Análisis jurisprudencial”. En: Revista Jurídica del Perú.
Nº 147, Gaceta Jurídica, Lima, mayo de 2013, pp. 13 a 27.

81
DANIEL ECHAIZ MORENO

Se parte de la premisa que estamos ante un acuerdo de Junta Gene-


ral de Accionistas que es válido y que, por consiguiente, está actualmen-
te generando efectos jurídicos, puesto que esta es la única manera razo-
nable en que podría pretenderse dejarlo sin efectos, de modo que dejarlo
sin efectos no ataca su validez, sino su eficacia, encontrándonos entonces
ante la aplicación de normas (contractuales) en el tiempo. Bajo este orden
de ideas, dejar sin efectos conlleva a dos posibles situaciones: primera,
que el cuestionado acuerdo de la Junta General de Accionistas pierda sus
efectos jurídicos a partir de ahora en que se acuerda dejarlo sin efectos
o, segunda, que el cuestionado acuerdo de la Junta General de Accionis-
tas pierda sus efectos jurídicos desde el momento en que se adoptó ese
mismo acuerdo.

Lo primero se justifica en la medida en que se reconoce la váli-


da existencia del acuerdo de la Junta General de Accionistas, que pierde
sus efectos (o sea su eficacia) a posteriori, de manera que hay un espacio
temporal en el que sí produjo efectos jurídicos. Lo segundo es cuestiona-
ble en la medida en que se repudiarían los efectos jurídicos al acuerdo de
la Junta General de Accionistas que supuestamente es válido, carecien-
do de asidero por qué se le niegan los efectos jurídicos ya generados a
pesar que no se cuestiona la validez del acuerdo de la Junta General de
Accionistas, con el añadido de la inseguridad jurídica que ello acarrea y
las nefastas consecuencias que devendrían de tal situación al retrotraer
sin más las consecuencias ya producidas del acto jurídico.

La Resolución del Tribunal Registral que analizamos felizmente se


alinea con el criterio anteriormente expuesto pues estructura sus consi-
deraciones a razón de si el acuerdo adoptado en la sesión celebrada con
fecha 16 de abril de 2001, mediante el cual se acordó dejar sin efecto
los acuerdos adoptados en la sesión del 3 de enero de 2001, pretende
tener efectos retroactivos o no, es decir, si nunca generó efectos jurídi-
cos o si los generó solo desde el 3 de enero del 2001 hasta el 16 de abril
del mismo año, pero ya no a partir de esta última fecha, arribando a la
conclusión que, en el presente caso, se pretende lo primero, lo que no
se ajusta a la vigente normativa societaria, por lo que confirma el pri-
mer extremo de la observación formulada; si, por el contrario, se hubie-
se pretendido lo segundo, eso se habría considerado como revocatoria.

82
EL CUESTIONAMIENTO DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS

El asunto va más allá porque en la Junta General de Accionistas


celebrada el 16 de abril de 2001 se acuerda dejar sin efecto la desig-
nación del gerente general Juan Carlos Tabja Majluf; véase que no se
acuerda la revocatoria del nombramiento del gerente general y/o de los
poderes otorgados a este, sino que se pretende restarle validez y efec-
tos jurídicos a la mencionada designación, ratificándose como gerente
general a Eddie Aldo Ángel Thomberry Schiantarelli, quien fue removi-
do por la Junta General de Accionistas celebrada el 3 de enero de 2001.
La ratificación del antiguo gerente general (ya removido) tendría aside-
ro si aún estuviese ocupando dicho cargo o habría culminado su man-
dato sin ser todavía reemplazado, lo cual aparentemente no se habría
producido en este caso porque el gerente general Eddie Aldo Ángel
Thomberry Schiantarelli fue removido en la Junta General de Accionis-
tas del 3 de enero de 2001, designándose como nuevo gerente general a
Juan Carlos Tabja Majluf.

Sin embargo, hay que considerar que, en la Junta General de Accio-


nistas del 3 de enero de 2001, se acordó que el removido gerente gene-
ral Eddie Aldo Ángel Thomberry Schiantarelli ocuparía su cargo hasta el
8 de abril de 2001 y, a partir del 9 de abril del mismo año, Juan Carlos
Tabja Majluf asumiría funciones como nuevo gerente general, es decir,
estamos ante un caso de ultractividad puesto que el gerente general remo-
vido (el 3 de enero de 2001) continúa en funciones (hasta el 8 de abril de
2001).

Resulta, pues, que la convocatoria a la junta general de accionistas


la efectuó Eddie Aldo Ángel Thomberry Schiantarelli, con fecha 7 de
abril de 2001 (cuando aún era gerente general), tramitándose por con-
ducto notarial e ingresando al oficio del notario el mismo 7 de abril del
2001 (cuando aún era gerente general) y entregándose las convocatorias
a los accionistas el 9 de abril de 2001 (cuando ya no era gerente general).
Lo anterior significa que la convocatoria a Junta General de Accionistas
fue válidamente realizada. No obstante, esta Junta General de Accionis-
tas se celebró con fecha 16 de abril de 2001 cuando el gerente general
era Juan Carlos Tabja Majluf, no siendo pues viable que la Junta Gene-
ral de Accionistas acuerde dejar sin efectos la designación de este como
gerente general y ratifique al anterior gerente general Eddie Aldo Ángel
Thomberry Schiantarelli porque, como explicamos anteriormente, la rati-
ficación del antiguo gerente general (ya removido) tendría asidero si aún

83
DANIEL ECHAIZ MORENO

estuviese ocupando dicho cargo o habría culminado su mandato sin ser


todavía reemplazado.

Lamentablemente, la Resolución del Tribunal Registral no comparte


este criterio al revocar la observación formulada por la Registradora, con-
siderando que sí es posible la ratificación de Eddie Aldo Ángel Thomberry
Schiantarelli como gerente general.

En conclusión, en la Junta General de Accionistas celebrada el 16 de


abril del 2001 se acordó dejar sin efecto todos los acuerdos adoptados en
la Junta General de Accionistas celebrada el 3 de enero del 2001, preten-
diéndose que tuviese efectos retroactivos, lo cual implica que no hubiese
generado ningún efecto jurídico, siendo pues incorrecto porque tal situa-
ción no es tolerada por la vigente normativa societaria. Distinto habría
sido el caso si se hubiese pretendido que no tuviese efectos retroacti-
vos, es decir, reconocer la generación de efectos jurídicos en el periodo
comprendido entre el 3 de enero de 2001 y el 16 de abril del mismo año,
cesando los mismos a partir de esta última fecha; aquí el acuerdo de dejar
sin efecto equivaldría a la revocatoria de los acuerdos adoptados en la
Junta General de Accionistas celebrada el 3 de enero de 2001. Por ello
consideramos acertada la Resolución de la Registradora y del Tribunal
Registral en este primer extremo.

Asimismo, en el supuesto específico vinculado al gerente general,


la convocatoria a la Junta General de Accionistas llevada a cabo (el 7
de abril del 2001) por el gerente general Eddie Aldo Ángel Thomberry
Schiantarelli (quien fue removido en la Junta General de Accionistas del
3 de enero de 2001) es válida en la medida en que aún se encontraba en
funciones (por la ultractividad del acuerdo societario que se extendía
hasta el 8 de abril de 2001); sin embargo, lo anterior no justifica que en la
Junta General de Accionistas celebrada el 16 de abril de 2001 se preten-
da la ratificación de Eddie Aldo Ángel Thomberry Schiantarelli cuando
ya se encontraba en funciones el nuevo gerente general Juan Carlos Tabja
Majluf. Por ello consideramos acertada la Resolución de la Registradora,
mas no del Tribunal Registral, en este segundo extremo.

Por último, respondiendo concretamente las interrogantes que nos


formulamos en líneas precedentes, diremos: ¿no procede la impugna-
ción de acuerdos de la Junta General de Accionistas cuando se acuerda

84
EL CUESTIONAMIENTO DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS

dejarlos sin efecto? Depende, pues habrá que analizar si pretende tener
efectos retroactivos o no; ¿dejar sin efecto los acuerdos de la Junta Gene-
ral de Accionistas equivale a revocarlos? Sí, en la medida que no tenga
efectos retroactivos; y ¿dejar sin efecto los acuerdos de la Junta Gene-
ral de Accionistas equivale a sustituirlos? No, pues la adopción del nuevo
acuerdo societario es independiente de lo anterior.

IV.
EL CUESTIONAMIENTO DE LOS ACUERDOS DEL
DIRECTORIO

La jurisprudencia casatoria nos da cuenta de un caso donde la sesión


de directorio efectuada el 19 de agosto de 2000 habría sido instalada con
omisión de la formalidad de publicidad y del pacto social, por lo que fue
ratificada por otra sesión de directorio efectuada el 2 de octubre de 2000,
sesiones que a su vez fueron ratificadas por la Junta General de Accio-
nistas del 9 de octubre de 2000. Un accionista demanda la nulidad del
acuerdo societario (adoptado en sesión de directorio del 19 de agosto de
2000), siendo declarada improcedente su demanda porque dicho acuer-
do societario ha sido sustituido por otro (adoptado en sesión de directo-
rio del 2 de octubre de 2000 y en junta general de accionistas del 9 de
octubre de 2000). En apelación, se confirma la sentencia de primera ins-
tancia, amparándose en los artículos 34 y 139 de la LGS. Finalmente, en
casación se logra una sentencia favorable por lo que la demanda es decla-
rada fundada y, con ella, nulo el acuerdo societario adoptado en sesión
de directorio del 19 de agosto de 2000, tal como consta en la Casación
Nº 1953-2001-Ica(4).

A la luz del caso examinado, una verificación de lo anteriormente


expuesto que nos interesa resaltar es que los acuerdos de Directorio son
inimpugnables, es decir, no pueden ser cuestionados vía la impugnación
(del art. 139 de la LGS), pero sí pueden serlo vía la nulidad de acuerdos
societarios (del art. 38 de la LGS). Demás está decir que no serán aplica-
bles a los acuerdos de Directorio los artículos 33 y 150 de la LGS, avoca-
dos a la nulidad del pacto social y a la nulidad de los acuerdos de la Junta
General de Accionistas, respectivamente.

(4) Puede consultarse la jurisprudencia en: ECHAIZ MORENO, Daniel. “La impugnación de los
acuerdos de la junta general de socios. Análisis jurisprudencial”. Ob. cit., pp. 13-27.

85
DANIEL ECHAIZ MORENO

En el ámbito societario, el principio de conservación de los negocios


jurídicos promueve la rectificación de los acuerdos y los actos societarios
(vía la sustitución con consecuente modificación) o la ratificación de los
mismos, siempre que no atenten contra una norma imperativa, el pacto
social o el estatuto social, es decir, en la medida en que no adolezcan de
una falla que sea insubsanable. Dicha ratificación no es más que expre-
sión de la confirmación del acto jurídico cuando estamos ante un supues-
to de anulabilidad (o nulidad relativa), mas no cuando estamos ante un
supuesto de nulidad (nulidad absoluta); por ejemplo: cuando la convoca-
toria a Junta General de Accionistas es defectuosa, pero los socios la rati-
fican por unanimidad, constituyendo una Junta Universal, a tenor del ar-
tículo 120 de la LGS.

Así, el referido artículo 139 de la LGS prescribe que “no procede


la impugnación cuando el acuerdo haya sido revocado, o sustituido por
otro conforme a ley, al pacto social o al estatuto”, disponiéndose que en
tal caso “el juez mandará tener por concluido el proceso y dispondrá el
archivo de los autos, cualquiera que sea su estado”. Empero, si la falla es
insubsanable no cabe la ratificación así el acuerdo sea adoptado con las
mayorías requeridas por la ley o, incluso, por unanimidad; dicha situa-
ción se presenta tratándose de las nulidades (de los arts. 33, 38 y 150 de
la LGS). En esa línea de pensamiento, si se produjese una defectuosa
convocatoria a Junta General de Accionistas estamos ante una anomalía
subsanable vía la Junta Universal, en la medida en que asistan todos los
socios con derecho a voto, que todos quieran sesionar y que todos estén
de acuerdo en los asuntos a tratar, en virtud de lo estipulado en el artículo
120 de la LGS, en tanto se trata de un defecto de convocatoria que posi-
bilita la impugnación del acuerdo de Junta General de Accionistas, en
aplicación del artículo 143 de la LGS.

El caso materia de análisis nos muestra la confusión judicial (en pri-


mera y segunda instancia) al aplicar normas ajenas al cuestionamiento
de acuerdos del Directorio, específicamente los artículos 33 y 139 de la
LGS, en vez del artículo 38 de la LGS. Si, como se señala en las senten-
cias recurridas, la sesión de Directorio efectuada el 19 de agosto del 2000
fue instalada con omisión de la formalidad de publicidad y del pacto
social, entonces los acuerdos societarios adoptados en dicha sesión de
Directorio son nulos, en aplicación de lo previsto en el artículo 38 de la
LGS, tratándose de vicios insubsanables, de modo que es intrascendente

86
EL CUESTIONAMIENTO DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS

su aparente ratificación por acuerdo de sesión de Directorio del 2 de octu-


bre de 2000 y por acuerdo de la Junta General de Accionistas del 9 de
octubre del mismo año.

No es aplicable el artículo 33 de la LGS porque esta norma prevé la


nulidad del pacto social, mientras que en este caso se discute el acuerdo
adoptado en la sesión de Directorio efectuada el 19 de agosto del 2000.
Tampoco es aplicable el artículo 139 de la LGS puesto que este dispositi-
vo regula la impugnación de los acuerdos de Junta General de Accionis-
tas, siendo que dichos acuerdos son subsanables, lo que no se presenta en
este caso. Aquí es aplicable el artículo 38 de la LGS y, por ello, no cabía
la ratificación mediante el referido acuerdo de sesión de Directorio del 2
de octubre de 2000, así como tampoco a través del mencionado acuerdo
de la Junta General de Accionistas del 9 de octubre del mismo año.

En conclusión, nos parece acertada la referida casación en tanto revo-


ca la sentencia apelada que había confirmado la sentencia de primera
instancia, siendo estas dos últimas erradas en su fundamentación jurídi-
ca al haber confundido tres situaciones distintas: la nulidad del acuerdo
de Directorio (art. 38 de la LGS), la nulidad del pacto social (art. 33 de
la LGS) y la impugnación del acuerdo de Junta General de Accionistas
(art. 139 de la LGS).

V. EL PLENO JURISDICCIONAL NACIONAL COMERCIAL


2013

El 27 y 28 de septiembre del 2013 se llevó a cabo el Pleno Jurisdiccio-


nal(5) Nacional Comercial 2013, organizado por el Consejo Ejecutivo del

(5) El Pleno Jurisdiccional es la reunión de magistrados de la misma especialidad, de una, algunas o


todas las Cortes Superiores de Justicia del país –pudiendo ser nacional, regional o distrital, según
dispone el artículo 116 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, apro-
bado mediante Decreto Supremo Nº 017-93-JUS–, cuya finalidad es analizar situaciones proble-
máticas relacionadas al ejercicio de la función jurisdiccional, a efectos que, mediante su debate
y posteriores conclusiones, se determine el criterio más apropiado para cada caso concreto. Así,
en un Pleno Jurisdiccional se examinan problemas, se intercambian opiniones y experiencias,
se debaten propuestas y se alcanzan conclusiones respecto a cuestiones relacionadas al ejercicio
especializado de la función jurisdiccional. Su propósito es procurar unidad en los criterios para
lograr una jurisprudencia uniforme que haga previsibles las decisiones judiciales y proporcione
seguridad jurídica a la sociedad. La celebración de estas reuniones está precedida de un conjunto
de labores, a cargo de los mismos magistrados, cuyo objetivo es identificar los temas importantes

87
DANIEL ECHAIZ MORENO

Poder Judicial, el Centro de Investigaciones Judiciales y la Corte Superior


de Justicia de Piura, el mismo que se realizó en la ciudad de Piura y en el
cual participaron los Jueces Superiores competentes en materia comercial
de las 31 Cortes Superiores de Justicia. Se abordaron cuatro temas:

a) Determinación de la vía procesal para sustanciar las solicitudes


de incautación judicial de bienes muebles, afectos a la garantía
mobiliaria, a cargo de Héctor Lama More, Juez Superior Titular
de la Corte Superior de Justicia de Lima.

b) Cierre de cuenta corriente y la letra de cambio a la vista emitida


en virtud del artículo 228 de la Ley Nº 26702, a cargo de Rolan-
do Castellares Aguilar, docente universitario.

c) Nulidad e impugnación de acuerdos en la Ley General de Socie-


dades, a cargo del suscrito.

d) Garantías reales, a cargo de Martín Hurtado Reyes, Juez Superior


Titular de la Corte Superior de Justicia de Lima.

Específicamente en la materia para la que fuimos convocados, la


Comisión de Actos Preparatorios del Pleno Jurisdiccional Nacional
Comercial trabajó el Tema Nº 3 del siguiente modo:

- Formulación del problema

¿Resulta procedente la pretensión de impugnación o de nulidad


de acuerdos de Directorio?

- Primera ponencia

La Ley General de Sociedades no ha regulado la impugna-


ción o nulidad de los acuerdos de Directorio. Ello resulta natu-
ral en razón de que cualquier decisión del Directorio puede ser

o problemáticos que requieren la atención de los jueces, el acopio de la jurisprudencia vinculada


a ellos y la selección de la literatura sobre el particular. Cfr. Plenos Jurisdiccionales. Lima, Centro
de Investigaciones del Poder Judicial, s/f, p. 2.

88
EL CUESTIONAMIENTO DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS

ratificada o dejada sin efecto por la Junta General de Accionistas;


refuerza esta posición el hecho que la ley no regula plazo alguno
para tales cuestionamientos, ni prevé causales para ello. En con-
secuencia, no resulta procedente la citada pretensión.

- Segunda ponencia

Si bien la Ley General de Sociedades no prevé este tipo de pre-


tensiones, sin embargo no la prohíbe; en consecuencia, tal preten-
sión sería viable si no existe posibilidad alguna que la Junta de
Socios pueda pronunciarse sobre los cuestionamientos –impug-
nación o nulidad– de algún socio contra las decisiones del Direc-
torio que afectan a la sociedad o a los derechos de los socios.
Sería de aplicación la regla general prevista en los artículos 38 y
49 de la Ley General de Sociedades. En consecuencia, sí resulta
procedente la impugnación o nulidad de acuerdos de Directorio.

- Fundamentos

En muchos procesos presentados en sede comercial, se ha pre-


tendido la impugnación –o nulidad– de acuerdos de Directorio;
la respuesta ha sido variada. En su mayoría han sido declaradas
improcedentes dichas demandas por no encontrarse regulada en
la Ley General de Sociedades; sin embargo, existe [otra] posición
que sostiene que con ello se afecta el derecho de tutela judicial
efectiva del accionista impugnante, sobre todo en aquellas socie-
dades donde los grupos societarios tienen divididas las acciones
a razón de 50 % cada uno y en la Junta de Accionistas no pueden
llegar a ningún acuerdo. No obstante subsiste la preocupación de
las reglas que resulta aplicables, en el sentido que, no existiendo
regulación, deberían aplicarse las mismas que se aplican para la
impugnación o nulidad de Junta de Accionistas.

A partir del documento elaborado por la Comisión de Actos Prepa-


ratorios del Pleno Jurisdiccional Nacional Comercial respecto al Tema
Nº 3, que hemos transcrito en las líneas precedentes, efectuamos nuestra
ponencia en los términos que seguidamente expondremos.

89
DANIEL ECHAIZ MORENO

1. La lógica societaria
El Derecho se funda en la lógica y, en ese sentido, el Derecho Socie-
tario no puede ser ajeno a dicho análisis lógico.

La estructura de gobierno de la sociedad está conformada, fundamen-


talmente, por tres estamentos: la Junta General de Socios (que representa
la propiedad), el Directorio (que representa la administración) y la Geren-
cia (que representa la gestión). Nuestra LGS confunde estos dos últimos
aspectos cuando en su artículo 152 prescribe: “La administración de la
sociedad está a cargo del Directorio y de uno o más Gerentes (…)”.

Los socios gozan de un tradicional beneficio, que ha catapultado a


la sociedad anónima a su indiscutible éxito en el mundo de los negocios:
la responsabilidad limitada. Esta hace que el socio no responda en forma
personal por las deudas sociales, al encontrarse limitada su responsabi-
lidad al monto de su aporte, tal como lo estipula el artículo 51 de la Ley
General de Sociedades, cuando dice: “[los accionistas] no responden per-
sonalmente de las deudas sociales”.

A diferencia de los socios(6), los directores y gerentes sí asumen res-


ponsabilidad personal, ilimitada y solidaria en cuanto a su actuación en
la sociedad, lo que se aprecia a lo largo del texto societario; para mues-
tra basta acudir al primer párrafo del artículo 177 de la LGS donde se
lee: “Los directores responden, ilimitada y solidariamente, ante la socie-
dad, los accionistas y los terceros por los daños y perjuicios que causen
por los acuerdos o actos contrarios a la ley, al estatuto o por los realiza-
dos con dolo, abuso de facultades o negligencia grave”, o al primer párra-
fo del artículo 190 de la misma norma societaria que estipula: “El geren-
te responde ante la sociedad, los accionistas y terceros, por los daños y
perjuicios que ocasione por el incumplimiento de sus obligaciones, dolo,
abuso de facultades y negligencia grave”.

Hasta aquí tenemos una clarísima diferenciación entre, por un


lado, los socios y, por otro, los directores y los gerentes, en cuanto a

(6) “(…) la naturaleza de la responsabilidad será diferente (la de los accionistas es ‘extracontractual’
(…)”. Cfr. MOLINA SANDOVAL, Carlos. “Nulidad de las decisiones de la asamblea y la respon-
sabilidad de los socios en la República Argentina”. En: Revista Jurídica del Perú. Nº 60, Editora
Normas Legales, Trujillo, enero-febrero de 2005, p. 83.

90
EL CUESTIONAMIENTO DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS

su responsabilidad: limitada para los socios, e ilimitada para los direc-


tores y los gerentes. Resulta menester compensar la carga que deben
soportar estos últimos porque, de lo contrario, no habría incentivos
suficientes para aceptar tales encargaturas, más aún ahora que se res-
piran aires de gobierno corporativo, los que conllevan a la profesio-
nalización del Directorio y la Gerencia (el management corporativo),
el logro de estándares internacionales de calidad, el acceso al merca-
do de valores, la internacionalización de las empresas, la incorporación
de socios estratégicos, las alianzas transfronterizas, etc. Para compensar
dicha carga se actúa en dos frentes: sus atribuciones y el blindaje a su
actuación.

En cuanto a las atribuciones del Directorio y la Gerencia no cabe


duda de que, actualmente, dichos órganos societarios cuentan con una
participación más activa que la Junta General de Accionistas –como debe
ser pues se encargan de la administración y la gestión–. Bajo este orden
de ideas, la Resolución Nº 240-2001-ORLC/TR dispuso que el Directorio
es competente para realizar no solo actos de administración, sino también
actos de disposición, los que antes se creía eran de competencia exclu-
siva de la Junta General de Socios(7); lo mismo ha sucedido respecto a
la Gerencia con la Resolución Nº 040-2007-SUNARP-TR-L, aprobada
como precedente de observancia obligatoria mediante la Resolución del
Presidente del Tribunal Registral Nº 193-2012-SUNARP-PT(8).

Así, en principio, la actuación de la Junta General de Accionistas se


restringe únicamente a los casos contemplados en los artículos 77 (adqui-
siciones onerosas de bienes cuyo importe exceda del 10 % del capi-
tal pagado, realizadas por la sociedad dentro de los primeros seis meses
desde su constitución) y 115 inciso 5 (enajenación en un solo acto de
activos cuyo valor contable exceda el 50 % del capital social) de la LGS.
Todos los demás supuestos que no calcen en estos dos dispositivos jurídi-
cos serán de competencia del Directorio y/o la Gerencia.

(7) Cfr. ECHAIZ MORENO, Daniel. “Las facultades de administración del directorio”. En: Actuali-
dad Jurídica. Tomo 152, Gaceta Jurídica, Lima, julio de 2006, pp. 275-280.
(8) Cfr. ECHAIZ MORENO, Daniel. “Las facultades de administración del gerente general”. En:
Gaceta Civil & Procesal Civil. Tomo I, Gaceta Jurídica, Lima, julio de 2013, pp. 333-334.

91
DANIEL ECHAIZ MORENO

Respecto al blindaje de su actuación, el Directorio y la Gerencia


podrán actuar con la tranquilidad que sus actos y/o acuerdos no serán fre-
nados por la impugnación de los mismos puesto que solo serán cuestio-
nables vía la nulidad, claro está para los casos en que corresponda. Por
el contrario, los actos y/o acuerdos de la Junta General de Socios podrán
cuestionarse a través de la impugnación y/o de la nulidad, siendo facti-
ble incluso solicitar medidas cautelares, como la suspensión de la ejecu-
ción del acuerdo impugnado o la anotación de la demanda ante Registros
Públicos, a tenor de los artículos 145 de la LGS y 673 del Texto Único
Ordenado del Código Procesal Civil, aprobado mediante Resolución
Ministerial Nº 010-93-JUS, respectivamente. La operatividad del Direc-
torio y la Gerencia en su regular actuación conlleva a eliminar las cor-
tapisas que pudieran contrarrestar su normal desenvolvimiento. Esto de
ninguna manera debe entenderse como una patente de corso que les per-
mita actuar irresponsablemente sin ninguna consecuencia porque, por un
lado, hemos explicado la amplísima responsabilidad (no solo civil, sino
incluso penal) que asumen los directores y los gerentes y, por otro, cabe
su inmediata remoción sin expresión de causa (“los directores pueden
ser removidos en cualquier momento” y “el gerente puede ser removi-
do en cualquier momento” señalan los artículos 154 y 187 de la LGS,
respectivamente).

2. Las ponencias para el Pleno Jurisdiccional Nacional Comercial 2013


Como habíamos expuesto en líneas precedentes, la Comisión de
Actos Preparatorios del Pleno Jurisdiccional Nacional Comercial trabajó
el Tema Nº 3, sobre la base de dos ponencias, que seguidamente volvere-
mos a citar para su correspondiente análisis jurídico.

- Primera ponencia

La Ley General de Sociedades no ha regulado la impugnación


o nulidad de los acuerdos de Directorio. Ello resulta natural en
razón de que cualquier decisión del Directorio puede ser ratifi-
cada o dejada sin efecto por la Junta General de Accionistas;
refuerza esta posición el hecho que la ley no regula plazo alguno
para tales cuestionamientos, ni prevé causales para ello. En con-
secuencia, no resulta procedente la citada pretensión.

92
EL CUESTIONAMIENTO DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS

Análisis jurídico

a) No es cierto que “la Ley General de Sociedades no ha regu-


lado la impugnación o nulidad de los acuerdos de Directorio”
pues sí ha regulado (tácitamente) la nulidad de los acuerdos
de Directorio cuando en el artículo 38 se pronuncia dicien-
do “son nulos los acuerdos societarios” (primer párrafo) y
“son nulos los acuerdos adoptados por la sociedad” (segundo
párrafo). Según un antiguo aforismo jurídico, “no cabe hacer
distinciones donde la ley no distingue”, de manera tal que
“los acuerdos societarios” y “los acuerdos adoptados por la
sociedad” comprenderán los acuerdos adoptados en el seno
de la sociedad por cualquiera de sus órganos societarios.
b) No es cierto que la no regulación de la impugnación o nuli-
dad de los acuerdos de Directorio resulte “natural en razón
de que cualquier decisión del Directorio puede ser ratificada
o dejada sin efecto por la Junta General de Accionistas”. Si
bien la junta general de accionistas podrá ratificar, sustituir
o dejar sin efecto los acuerdos del Directorio, ello no evita la
subsistencia de dichos acuerdos frente a terceros, con la con-
secuente producción de efectos jurídicos; de ahí que, en oca-
siones, se requiera acudir a la nulidad de los acuerdos socie-
tarios, como lo hemos explicamos.
c) No es cierto que refuerce la antedicha posición “el hecho que
la ley no regula plazo alguno para tales cuestionamientos, ni
prevé causales para ello”. Si partimos de la consideración que
el artículo 38 de la LGS es la base normativa para la nulidad
de los acuerdos de Directorio entonces sí hay plazo (dos años,
según el artículo 35 de la LGS, al que se acude por remisión
interna) y sí hay causales (adoptados con omisión de las for-
malidades de publicidad prescritas; contrarios a las leyes que
interesan al orden público o a las buenas costumbres; contra-
rios a las estipulaciones del pacto social o del estatuto social;
que lesionen los intereses de la sociedad en beneficio directo
o indirecto de uno o varios socios; y adoptados por la sociedad
en conflicto con el pacto social o el estatuto social, así cuenten
con la mayoría necesaria, si previamente no se ha modificado
el pacto social o el estatuto social).

93
DANIEL ECHAIZ MORENO

- Segunda ponencia

Si bien la LGS no prevé este tipo de pretensiones, sin embar-


go no la prohíbe; en consecuencia, tal pretensión sería viable si
no existe posibilidad alguna que la Junta de Socios pueda pro-
nunciarse sobre los cuestionamientos –impugnación o nulidad–
de algún socio contra las decisiones del Directorio que afectan
a la sociedad o a los derechos de los socios. Sería de aplicación
la regla general prevista en los artículos 38 y 49 de la LGS. En
consecuencia, sí resulta procedente la impugnación o nulidad de
acuerdos de Directorio.

Análisis jurídico

a) No es cierto que “si bien la LGS no prevé este tipo de preten-


siones, sin embargo no la prohíbe”. Por un lado, la norma socie-
taria sí prevé –aunque en forma genérica y tácita– la nulidad de
los acuerdos societarios, en su artículo 38, con lo que alcanza
a los acuerdos de Directorio. Y, por otro, la disposición del ar-
tículo 2 inciso 24 acápite a) de la Constitución Política del Perú,
de acuerdo a la cual “nadie está… impedido de hacer lo que [la
ley] no prohíbe” no la consideramos aplicable para este caso por-
que el sugerido hacer conllevaría a la impugnación y/o la nuli-
dad de los acuerdos del Directorio, no en virtud del referido ar-
tículo 38 de la LGS, sino en aplicación analógica de los artículos
139 y 150 de la LGS, cuando ello no es posible porque, en vir-
tud del artículo IV del Título Preliminar del Código Civil, “la ley
que… restringe derechos no se aplica por analogía”, siendo que las
normas antedichas que cuestionan los acuerdos de la Junta Gene-
ral de Accionistas no podrían ser extensivos al Directorio, ya que
restringirían su derecho de administración de la sociedad.

b) No es cierto que “sería de aplicación la regla general prevista en


los artículos 38 y 49 de la LGS [y], en consecuencia, resulta pro-
cedente la impugnación o nulidad de acuerdos de Directorio”. El
aludido razonamiento permite colegir que sí resulta procedente la
nulidad de acuerdos de Directorio, mas no la impugnación de los
mismos; existe una evidente desconexión lógica en dicha conclu-
sión que pretende fundarse en la propia disposición normativa
societaria.

94
EL CUESTIONAMIENTO DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS

3. La conclusión plenaria del Pleno Jurisdiccional Nacional Comercial


2013
En cuanto al Tema Nº 3, sub examine, la conclusión plenaria fue
en los siguientes términos: “El Pleno adoptó por mayoría que ‘Si bien
la LGS no prevé este tipo de pretensiones, sin embargo no la prohíbe,
en consecuencia tal pretensión sería viable si no existe posibilidad algu-
na que la Junta de Socios pueda pronunciarse sobre los cuestionamientos
–impugnación o nulidad– de algún socio contra las decisiones del Direc-
torio que afectan a la sociedad o a los derechos de los socios. Sería de
aplicación la regla general prevista en los artículos 38 y 49 de la LGS. En
consecuencia, sí resulta procedente la impugnación o nulidad de acuerdos
de Directorio’”.

Como se aprecia, el Pleno optó por mayoría por la segunda ponen-


cia, siendo preciso acotar que, según las reglas de los Plenos Jurisdic-
cionales, en principio debe acogerse íntegramente alguna ponencia.
Por nuestra parte, discrepamos de ambas ponencias, ya que la primera
ponencia concluye en que no resulta procedente ni la impugnación ni la
nulidad de los acuerdos de Directorio, mientras que la segunda ponen-
cia concluye en que sí resulta procedente la impugnación o la nulidad
de los acuerdos de Directorio; nos reafirmamos en nuestra posición:
sí resulta procedente la nulidad de acuerdos de Directorio, pero no la
impugnación de ellos.

En efecto, cabe el cuestionamiento de los acuerdos del Directorio


vía la nulidad, mas no mediante la impugnación, sustentándose en el ar-
tículo 38 de la LGS (que regula la nulidad de los acuerdos societarios, en
general) y no siendo aplicables los artículos 139 y 150 de la LGS (referi-
dos a la impugnación y la nulidad de los acuerdos de la Junta General de
Accionistas, respectivamente). En ese sentido, discrepamos de la conclu-
sión plenaria en la materia examinada.

La lógica societaria de nuestra posición radica en que los socios


gozan de responsabilidad limitada y no responden personalmente por las
deudas sociales, mientras que los directores y los gerentes responden en
forma personal, ilimitada y solidaria en cuanto a su actuación societaria.
El contrapeso a dicha situación es la amplitud de atribuciones del Direc-
torio y la Gerencia (que les permite realizar actos de administración e,

95
DANIEL ECHAIZ MORENO

incluso, de disposición) y el blindaje de su actuación (que prescinde de la


impugnación, para quedarse con la nulidad y, claro está, la remoción).

VI. LA SUSPENSIÓN DE ACUERDOS SOCIETARIOS IMPUG-


NADOS

La práctica societaria nos permite apreciar los errores que se come-


ten al momento de aplicar la normativa de la materia, como nos sucedió
en un caso (Exp. Nº 01279-2010-50-0601-JR-CI-03) en el cual participa-
mos como asesores legales del accionante. La Resolución recurrida seña-
ló que “las medidas cautelares solicitadas [antes de proceso] innovativa
y de embargo en forma de intervención en administración son inviables,
pues existe otra medida cautelar específica aplicable a los hechos invoca-
dos por la parte demandante”, aludiendo en este último punto al artículo
147 de la LGS el cual regula en sede societaria la medida cautelar de sus-
pensión de acuerdos societarios impugnados.

Sin embargo, sucede que en dicho caso no pretendíamos demandar la


impugnación de ningún acuerdo societario, sino la exclusión de un socio
por haber actuado en contravención a lo estipulado en el artículo 293 de
la LGS al dedicarse por cuenta propia (a través de una empresa indivi-
dual de responsabilidad limitada en la que actuaba como titular-gerente)
al mismo género de negocios que constituía el objeto social (de la socie-
dad que patrocinábamos, en la que actuaba como socio y gerente gene-
ral). Era falso entonces que, como señala la Resolución recurrida, el ar-
tículo 147 de la LGS prevea la medida cautelar específica que resultaría
aplicable a los hechos invocados por el accionante; por el contrario, es
una medida cautelar inaplicable al caso de autos. En efecto, el segundo
párrafo de dicha norma prescribe: “La suspensión definitiva del acuerdo
impugnado se inscribirá cuando quede firme la resolución que así lo dis-
ponga”. Empero el recurrente no pretendía la suspensión (ni definitiva ni
temporal) de ningún acuerdo societario impugnado porque simplemente
nuestra solicitud de medida cautelar antes de proceso no es “antes de un
proceso de impugnación de acuerdo societario” sino “antes de un proceso
de exclusión de socio”.

El error de la judicatura se vislumbra al considerar que la medi-


da cautelar regulada en el referido artículo 147 de la LGS sea pertinente

96
EL CUESTIONAMIENTO DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS

para el presente caso porque aquella norma está concebida para la impug-
nación de acuerdos de junta general de socios. Este es el criterio unánime
de la doctrina, tal como puede apreciarse en Enrique Elías Laroza, para el
cual aquella medida cautelar está prevista “para los casos de impugna-
ción de acuerdos societarios”(9); Doris Palmadera Romero, para quien
dicha medida cautelar se aplica “para los casos de impugnación de acu-
erdos sociales”(10); y Manuel Miranda Alcántara, el cual explica en torno
a esa medida cautelar que “el juez está facultado a iniciativa de parte
[para] disponer la anotación preventiva de la demanda de impugnación
de acuerdos de la Junta de Accionistas”(11) (en los tres casos el resalta-
do es nuestro). Igual criterio se aprecia en la jurisprudencia de la materia
cuando se manifiesta, por ejemplo en la Resolución Nº 071-2002-SUNA-
RP-TR-L de fecha 18 de octubre del 2002, “que la anotación de la
demanda de oposición al acuerdo de exclusión no suspende la inscripción
del acuerdo mismo”, pudiendo apreciarse que la medida cautelar aludida
(esto es, la anotación registral de la demanda) es respecto a una demanda
de oposición (entiéndase: impugnación) al acuerdo de Junta General de
Accionistas.

El referido artículo 147 de la LGS no se aplica cuando se pretende


demandar la exclusión de un socio porque, atendiendo a una clarísima
interpretación sistemática, se aprecia que dicha norma está referida a la
impugnación de los acuerdos de la Junta General de Accionistas, según
la secuencia de dispositivos contemplados antes y después: artículo 139
(“Pueden ser impugnados judicialmente”), artículo 140 (“La impug-
nación prevista”), artículo 141 (“Los accionistas que hubiesen vota-
do a favor del acuerdo impugnado”), artículo 142 (“La impugnación a
que se refiere”), artículo 143 (“La impugnación se tramita por el proce-
so”), artículo 144 (“El accionista que impugne judicialmente”), artículo
145 (“El juez… podrá dictar medida cautelar de suspensión del acuerdo
impugnado”), artículo 146 (“Todas las acciones que tengan por objeto
la impugnación de un mismo acuerdo”), artículo 147 (“La suspensión

(9) ELÍAS LAROZA, Enrique. Ley General de Sociedades comentada. Fascículo Tercero, Editora
Normas Legales, Trujillo, junio de 1998, p. 306.
(10) PALMADERA ROMERO, Doris. Manual de la Ley General de Sociedades. Gaceta Jurídica,
Lima, noviembre de 2009, p. 265.
(11) MIRANDA ALCÁNTARA, Manuel. Derecho Procesal Empresarial. Librería y Ediciones Jurídi-
cas, Lima, setiembre de 2004, p. 29.

97
DANIEL ECHAIZ MORENO

definitiva del acuerdo impugnado”), artículo 148 (“La sentencia que


declare fundada la impugnación”) y artículo 149 (“Cuando la impugna-
ción se hubiere promovido”). Por si no quedó claro que esta parte de la
LGS está dedicada a la impugnación de los acuerdos de la Junta Gene-
ral de Accionistas, el artículo 151 estipula: “El juez no admitirá a trámi-
te, bajo responsabilidad, acción destinada a impugnar o en cualquier otra
forma discutir la validez de los acuerdos de una Junta General o de sus
efectos, que no sean las mencionadas en los artículos 139 y 150”.

VII. EL CUESTIONAMIENTO DE ACUERDOS SOCIETARIOS


EN LOS GRUPOS DE EMPRESAS

Defendemos la tesis acerca de la improcedencia de la impugnación


tratándose de acuerdos de la Junta General de Accionistas (de una socie-
dad integrante de un grupo empresarial) que satisfacen el interés grupal.

En ese sentido, discrepamos de la actual previsión legal del artículo


139 de la LGS cuando estipula que “pueden ser impugnados judicialmen-
te los acuerdos de la junta general cuyo contenido (…) lesione, en benefi-
cio directo o indirecto de uno o varios accionistas, los intereses de la socie-
dad”, la cual no es más que un rechazo subrepticio a la figura de los grupos
de empresas porque estos existen precisamente para crecer como grupo y,
por consiguiente, el interés colectivo debe prevalecer sobre los intereses
individuales; si esto no se permite, como ocurre ahora, cualquier acuerdo
adoptado en el seno de un grupo de empresas estaría expuesto a su cuestio-
namiento vía impugnación. Por ello, ya en el 2000 propusimos, en nuestro
Anteproyecto de Ley sobre Grupos de Empresas(12), modificar el artículo
139 de la LGS para que su texto sea como sigue:

“Artículo 139. Acuerdos impugnables

Pueden ser impugnados judicialmente los acuerdos de la junta


general cuyo contenido sea contrario a esta Ley, se oponga al

(12) El mencionado anteproyecto legislativo integró, como anexo, la tesis que elaboramos para optar el
título de abogado en la Universidad de Lima. Cfr. ECHAIZ MORENO, Daniel. Regulación jurí-
dica de los grupos de empresas en el Derecho Empresarial peruano (bases para una legislación
integral). Facultad de Derecho de la Universidad de Lima, Lima, julio de 2000.

98
EL CUESTIONAMIENTO DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS

estatuto o al pacto social o lesione, en beneficio directo o indirec-


to de uno o varios accionistas, los intereses de la sociedad. Los
acuerdos que incurran en causal de anulabilidad prevista en la ley
o en el Código Civil también serán impugnables en los plazos y
formas que señala la ley.

No procede la impugnación cuando el acuerdo haya sido revoca-


do o sustituido por otro adoptado conforme a ley, al pacto social
o al estatuto. Tampoco procede la impugnación cuando la
sociedad pertenece a un grupo de empresas constituido con-
forme a la ley de la materia y el acuerdo persigue la satisfac-
ción del interés grupal.

El juez mandará tener por concluido el proceso y dispondrá el


archivo de los autos, cualquiera que sea su estado, si la sociedad
acredita que el acuerdo ha sido revocado o sustituido conforme a
lo prescrito en el párrafo precedente.

En los casos previstos en los dos párrafos anteriores no se perju-


dica el derecho adquirido por el tercero de buena fe”(13) (el resal-
tado es nuestro).

Este aporte fue tomado en cuenta por la Comisión encargada de ela-


borar el Anteproyecto de Ley de Grupos de Empresas(14) que trabajó entre
enero y octubre de 2000, siendo una de sus propuestas añadir la siguiente
norma a la LGS:

“Artículo 450. Preferencia de los intereses del grupo

El interés de la sociedad que es parte de un contrato de grupo


queda subordinado al interés del grupo y los órganos de

(13) ECHAIZ MORENO, Daniel. “Anteproyecto de Ley sobre Grupos de Empresas”. En: Revista
Normas Legales. Tomo 293, Editora Normas Legales, Trujillo, octubre de 2000, pp. B-24 y B-25.
Del mismo autor: Los grupos de empresas. Bases para una legislación integral. Fondo de Desa-
rrollo Editorial de la Universidad de Lima, Lima, 2001, p. 157.
(14) Cfr. Perú. Resolución Ministerial Nº 001-2000-JUS publicada en el diario oficial El Peruano el
19/01/2000.

99
DANIEL ECHAIZ MORENO

dicha sociedad, así como sus integrantes sujetan su actuación


al interés de este.

En las sociedades parte de un contrato de grupo:

a) Las referencias contenidas en los artículos 133 y 180 al inte-


rés social se entienden hechas al interés del grupo.

b) No procede la impugnación de acuerdos que prefieran el


interés del grupo al interés de la sociedad”(15) (el resaltado
es nuestro).

Ninguno de estos anteproyectos legislativos ha recibido finalmen-


te sanción legislativa, por lo que el tema sigue pendiente, pudiendo pre-
sentarse nuevas controversias, como sucedió en el caso Romero-Raffo(16)
que, aunque se produjo con la legislación societaria actualmente deroga-
da, aún resulta ilustrativo para el asunto examinado.

(15) Anteproyecto de Ley de Grupos de Empresas presentado ante el Ministerio de Justicia con fecha
10 de octubre de 2000.
(16) Cfr. ECHAIZ MORENO, Daniel. Sociedades. Doctrina, legislación y jurisprudencia. Fórum
Casa Editorial, Trujillo, 2005, pp. 45-54.

100
El control de los acuerdos societarios
en la Sociedad Anónima
¿Es necesario un doble régimen?

Erika J. VALDIVIESO LÓPEZ(*)

INTRODUCCIÓN

Las sociedades se forman con el fin de “potenciar el esfuerzo indivi-


dual para conseguir fines inasequibles a ese esfuerzo”, de tal manera que
el “fin individual se convierte así en un fin colectivo o común, de carácter
social”(1). Pero en el desenvolvimiento habitual de la marcha societaria
confluyen una serie de intereses que involucran no solo a los accionistas
sino también a terceras personas e incluso al Estado. En este sentido, la
formación de la voluntad social, que se entiende como distinta a la volun-
tad propia de los accionistas, aunque no contradictoria, debe ser regula-
da por “un marco normativo que permita, o que al menos trate, que los
diversos intereses en juego no sean perjudicados por actos contrarios al
orden público imperante”(2), teniendo como principal referente la protec-
ción del interés social.

La Junta General de Accionistas (JGA) es considerada el órgano más


importante dentro de la estructura de la Sociedad Anónima, pues a través

(*) Abogada. Magíster en Derecho Privado Empresarial por la Universidad de Piura, profesora del
Área de Derecho de la Empresa de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Santo Tori-
bio de Mogrovejo.
(1) Cfr. SOLOGUREN CALMET, citado por FLORES POLO, Pedro. Comentarios a la Ley General
de Sociedades. Estudio analítico. Cámara de Comercio de Lima, Lima, 1998, p. 17
(2) VEGA VELASCO, Jorge. “Impugnación y nulidad de acuerdos societarios”. En: AA.VV. Trata-
do de Derecho Mercantil. Tomo I, Derecho Societario, 2ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2005,
p. 525.

101
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

de ella se ve formada la voluntad social, cuyos acuerdos tomados por


mayoría obligan a todos los accionistas, incluso a aquellos que no asistie-
ron a la junta o a los que votaron en contra. Como órgano supremo de la
sociedad, a la JGA le compete adoptar los acuerdos que se correspondan
con los fines e intereses de la sociedad.

Pero, como en todo sistema en el que las decisiones se toman por


mayorías, deben existir mecanismos de control que garanticen dos cosas:
la idoneidad y la legalidad de dichos acuerdos. La idoneidad se corres-
ponde con su coincidencia con el interés social, mientras que la legalidad
queda establecida en su coincidencia con el ordenamiento jurídico al que
se encuentra sujeta la sociedad.

En nuestra legislación, el control de los acuerdos de la JGA se ejer-


ce a través de dos mecanismos diferenciados. El primer mecanismo, la
impugnación, regulada en el artículo 139 de la LGS y el segundo, la nuli-
dad, regulada en el artículo 150 de la LGS.

En el presente trabajo, intentaremos establecer si la existencia de


estas dos vías previstas en la LGS es necesaria y cumple los fines para los
que se han instaurado los mecanismos de control, o si, por el contrario se
tiende a generar confusión en cuanto a los efectos que la LGS contempla
para ambas instituciones o a los presupuestos para el ejercicio del dere-
cho de acción.

Para ello partiremos del análisis de las competencias del órgano deci-
sorio de la JGA y de la obligatoriedad de los acuerdos. También analiza-
remos el derecho de impugnación de acuerdos, como derecho mínimo
de los accionistas y su configuración en función del régimen de las accio-
nes. Luego trataremos el tema del interés social, cuya afectación se con-
vierte –en la mayoría de los casos– en el presupuesto para la impug-
nación de los acuerdos societarios. Finalmente, a partir de un estudio
comparado, analizaremos los efectos de la impugnación y la nulidad, con
lo que intentaremos determinar la idoneidad o no de mantener un doble
régimen para el control de los acuerdos societarios o si, por el contrario,
es mejor proponer una vía única de impugnación de los acuerdos societa-
rios en el que el efecto de una sentencia fundada sea la nulidad del acuer-
do, pero que a su vez, acoja la posibilidad de impugnar tanto acuerdos
nulos como anulables.

102
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

I. APUNTES SOBRE LA JUNTA GENERAL DE ACCIO-


NISTAS

1. Orígenes, evolución y naturaleza jurídica


En sus orígenes, la sociedad anónima no contaba con una JGA como
instrumento de formación de la voluntad social(3). Tenía más bien un
acentuado carácter oligárquico, pues se regían generalmente por un
directorio con amplísimas facultades y poderes(4).

La doctrina señala tres ciclos evolutivos de la participación de los


socios en la sociedad anónima(5):

i) En la primera etapa el poder de los administradores es casi omní-


modo y la intervención de los socios prácticamente inexistente;

ii) En la segunda etapa se presenta un intento de democratización


de la sociedad por acciones basado en la creación de las asam-
bleas de socios con poderes de nombramiento y fiscalización de
la labor de los administradores;

iii) En la tercera etapa se define la junta general como órgano expre-


sivo de la voluntad social fundado sobre el principio de la mayo-
ría que ofrece a todo accionista la posibilidad de influir con su
voto en la dirección de la vida social y que se plasmó en las
legislaciones del siglo XIX y siguientes.

A estas etapas señaladas por la doctrina clásica, podríamos agregar


la tendencia actual del Corporate Governance, que traslada el poder de
decisión –y la responsabilidad– a los órganos de gestión de la sociedad,
separando de esta manera la propiedad de la gestión en aras de una mayor
eficiencia y profesionalidad en el manejo de las sociedades.

(3) Cfr. ELÍAS LAROZA, Enrique. Derecho Societario peruano. Tomo I, 2ª edición, Normas Lega-
les, Trujillo, 2002, p. 297. También, sobre los orígenes de las sociedades anónimas véase: DE
ROSSI, Guido. Genealogía y personalidad de la sociedad anónima. Lima, 1962. pp. 20-47.
(4) URÍA Rodrigo; MENÉNDEZ, Aurelio y OLIVENCIA, Manuel. Comentarios al Régimen Legal
de las sociedades mercantiles. Tomo V, La Junta General de Accionistas, Civitas, Madrid, p. 15.
(5) Al respecto, tomamos como referencia lo señalado por ELÍAS LAROZA, Enrique, Ob. cit.
p. 297 y ss.

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ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

Actualmente se dice que la JGA ya no es el órgano supremo de la


sociedad y que “su importancia está ciertamente limitada, al carecer prác-
ticamente de facultades para determinar la distribución de competencias
entre los órganos de la sociedad anónima”(6). Esto se debería a que dichas
competencias se encuentran expresamente reguladas y de hecho, aun-
que dichas normas no suelen ser imperativas, el margen de decisión se
reduce. Otros señalan que la encrucijada en la que se encuentra la JGA se
debe en general, a sus limitaciones estructurales y, en particular al amplio
número de socios y de la denominada apatía racional de estos a la hora
de participar en las reuniones de la Junta(7). En este debate convergen dos
corrientes de opinión: la de aquellos que sostienen que la JGA debería
desaparecer como órgano decisorio de la sociedad y por otro lado, la de
quienes sostienen que hay que mantener la junta y revitalizarla, promo-
viendo la participación de los socios a través del uso adecuado de los dis-
tintos canales de comunicación con los que se cuenta actualmente(8).

La Junta General de Accionistas puede ser definida como “la reunión


de accionistas en la localidad donde la sociedad tenga su domicilio, debi-
damente convocados para deliberar y decidir por mayoría sobre determi-
nados asuntos sociales propios de su competencia”(9).

Para determinar la naturaleza jurídica de la JGA, podríamos revisar


distintas posturas que ofrece la doctrina. Así tenemos (i) la teoría de la
junta general como continuadora de la junta constitutiva: esta teoría
entiende que la JGA es el órgano supremo de la sociedad, pues sería la
misma asamblea constitutiva que seguiría actuando durante la vida de la
sociedad, de ahí provienen sus facultades para revocar a los directores,

(6) Cfr. KÚBLER, Friedrich. Derecho de Sociedades. 5ª edición, Fundación Cultural del Notario,
Madrid, 2001, p. 330.
(7) Al respecto puede verse el prólogo de Rodríguez Artigaz al Libro de SÁNCHEZ LINDE, Mario.
El principio de mayoría en la adopción de acuerdos de la junta general de la sociedad anónima.
Aranzadi - Thomson Reuters, Pamplona, 2009, p. 21 y ss.
(8) Ídem.
(9) URÍA, Rodrigo; MENÉNDEZ, Aurelio y OLIVENCIA, Manuel. Ob. cit. p. 23. También se define
como el “órgano en cuyo seno los accionistas ejercen sus derechos”. KÚBLER, Friedrich. Ob. cit.
p. 330. SÁNCHEZ LINDE, Mario. Ob. cit., p. 71 y ss. Véase también ROMÁN OLIVAS, Manuel
Alipio. El derecho de impugnación de acuerdos societarios. Grigley, Lima, 2010, pp. 55-57. Tam-
bién: LÓPEZ TILLI, Alejandro. Las asambleas de accionistas. Editorial Abaco de Rodolfo de
Palma, Buenos Aires, p. 53.

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EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

disponer la disolución anticipada, etc.(10); (ii) la teoría que considera que


la JGA en realidad es un órgano integrante del sistema de gobierno
y administración, creada por la ley para el funcionamiento de la socie-
dad(11), en este sentido, se refuerza la idea de que la sociedad tiene una
voluntad distinta a la de los socios considerados individualmente, que es
la representada por la JGA, de tal manera que en ocasiones, la voluntad
social puede no coincidir con la voluntad de algún socio, quien considera
afectados los intereses de la misma. Este socio, por su condición, man-
tiene el derecho de contradecir esta voluntad, siempre y cuando se cum-
plan los requisitos establecidos por la ley, (iii) la que sostiene que la JGA
no es más que “la reunión de socios efectuada con el fin de deliberar
sobre el funcionamiento y gobierno de los negocios societarios”(12), en
este sentido, “no es la asamblea la que decide sobre el desarrollo de la
sociedad, sino los socios reunidos en asamblea”(13).

Lo cierto es que la JGA, se constituye como el órgano decisorio más


importante de la sociedad. Así lo corrobora nuestra LGS cuando señala
en su artículo 111 que la junta general de accionistas es “el órgano supre-
mo de la sociedad (…)”. Ello significa que hay una evidente distinción
entre la voluntad que emana del órgano, que es parte inseparable de la
sociedad misma, y la voluntad individual del socio o de los socios, es
decir, “estamos ante un órgano de formación de la voluntad social”(14),
a la que se encuentran sometidos los socios en virtud del principio de
“sumisión al voto de la mayoría”(15) que regula el funcionamiento y la
toma de decisiones de la JGA y por el que algunos socios quedan vincu-
lados sin su consentimiento, a la voluntad de otros(16).

(10) RIVAROLA, Mario, citado por HALPERIN, Isaac. Sociedades Anónimas. 2ª edición, Desalma,
Buenos Aires, p. 660. Sin embargo, esta posición ha sido criticada por Halperin, porque sostie-
ne que la JGA no posee tal calidad suprema, ya que sus decisiones pueden ser resistidas por el
accionista, el síndico o algún director y pueden ser impugnadas cuando sean violatorias de la ley,
del estatuto o del reglamento. Sólo estaríamos ante una asamblea soberana –a decir de Halperin–
cuando se reúne la totalidad de sus miembros y se resuelve por unanimidad. Aquí, en efecto, no
cabe la impugnación de los acuerdo en tanto que uno de los requisitos es haberse mostrado en
contra del mismo en la JGA.
(11) HALPERIN, Isaac. Ob. cit., p. 661.
(12) LOPEZ TILLI, Alejandro. Ob. cit., p. 53.
(13) Ídem.
(14) ELÍAS LAROZA, Enrique. Derecho Societario peruano. Ob. cit., p. 301.
(15) MARTÍ LACALLE, Rocío. El ejercicio de los derechos de minoría en la sociedad anónima coti-
zada. Thomson - Aranzadi, Navarra, 2003, p. 28.
(16) Ídem.

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ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

El TC se refiere a este tema señalando:

“En el presente caso, es preciso tener en cuenta el concepto de


indefensión, en tanto el examen de las relaciones entre la socie-
dad comercial y el socio debe tener en cuenta el hecho de que
en una sociedad comercial los acuerdos a los cuales se sujetan
los socios se adoptan por mayorías, las cuales en ejercicio de
su poder económico pueden adoptar decisiones que vulneren o
afecten en distintos grados los derechos fundamentales, sin que
el socio o accionista minoritario tenga la posibilidad de resistir
(…)”(17).

2. Competencia de la Junta General de Accionistas


La competencia de la JGA puede extenderse a las siguientes faculta-
des y funciones(18):

a) Las decisiones fundamentales que afecten la existencia y la


estructura del capital (en las que se encuentran el aumento y
reducción de capital),

b) La elección y destitución de los representantes de la sociedad


(art. 114 de la LGS)

c) El ejercicio de las acciones de responsabilidad y la cautela de los


intereses de la sociedad (art. 181 de la LGS).

Nuestra LGS elimina la distinción entre juntas ordinarias y extraordi-


narias, entendiendo que ambas son expresión de la voluntad social y solo
se diferencian en el tiempo en el que se convocan. Por esta razón, reser-
va para la junta obligatoria anual (que debe convocarse dentro de los tres
primeros meses del año) pronunciarse sobre la gestión social y los resul-
tados económicos del ejercicio anterior, resolver sobre la aplicación de
utilidades, elegir a los miembros del directorio, designar o delegar en el

(17) STC  Exp. Nº 00228-2009-PA/04/04/2011(Caso Ibáñez Salvador - Empresa Agraria Chiquitoy


S.A.), f. j. 25.
(18) Seguiremos en este apartado la distinción de funciones señalada por Klúber. En: KÚBLER,
Friedrich. Ob. cit., p. 331 y ss.

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EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

directorio la elección de auditores externos, resolver los demás asuntos


que le sean propios (art. 114 de la LGS). Por otro lado, entre las otras atri-
buciones de la junta tenemos, modificar el estatuto, aumentar o reducir el
capital social, emitir obligaciones, acordar la enajenación en un solo acto
de activos cuyo valor exceda el 50 % del capital de la sociedad, acordar
la reorganización de la sociedad y resolver su liquidación y resolver cual-
quier otra cuestión que requiera el interés social (art. 115 de la LGS).

Una vez establecida la competencia de la JGA, podemos deducir


también los límites al poder que la ley le otorga:

i) Decidir sobre los asuntos propios de su competencia. En este


sentido cabría preguntarnos si, al ser considerada el órgano
supremo de la sociedad, existiría algún asunto excluido de su
competencia. Todo parece indicar que no. La JGA sobre todos
aquellos asuntos que involucren en cumplimiento de los fines de
la sociedad.

ii) Decidir teniendo como referencia de sus decisiones el obje-


to social. El objeto social se configura como un límite importan-
te para las decisiones de la JGA, en el sentido que, la falta de
correspondencia de dichas decisiones con el objeto social podría
incluso viciarlas de nulidad.

iii) Los acuerdos no deben ser contrarios a las leyes que interesan
al orden público, a las buenas costumbres, al pacto social o al
estatuto.

iv) Los acuerdos no deben vulnerar los derechos individuales de los


accionistas ni de los terceros contratantes con la sociedad.

v) Sus decisiones siempre deben inspirarse en el interés de la


sociedad.

vi) Para tomar sus acuerdos, la JGA debe cumplir con las formalida-
des exigidas por la ley.

Se entiende que cualquier inobservancia a estos límites, activaría los


mecanismos de control que la LGS reserva para los accionistas o terceros
que tengan legítimo interés.

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3. Obligatoriedad de los acuerdos


Las decisiones de la JGA son obligatorias en la medida en que repre-
senta la voluntad social a la que se encuentran sometidas los accionis-
tas de la sociedad y porque a su vez representa el acuerdo de la mayo-
ría de los accionistas. Así, el artículo 111 de la LGS señala que “todos
los accionistas, incluso los disidentes y los que no hubieran participa-
do en la reunión, están sometidos a los acuerdos adoptados por la junta
general”(19).

Esta obligatoriedad se deriva de esta manifestación de voluntad espe-


cial de los accionistas para la constitución de la sociedad llamada affectio
societatis.

Sin embargo, esta sumisión no es absoluta y también encuentra limi-


taciones, como hemos señalado en el acápite anterior, pues no podría
decirse que los accionistas se encuentren vinculados obligatoriamente
frente a los acuerdos evidentemente contrarios a la ley, aunque hubiesen
votado a favor del mismo.

La JGA funciona bajo el principio democrático de la mayoría, combi-


nado con el “principio capitalista que transforma la democracia en pluto-
cracia, en el sentido de que la mayoría no se forma por personas, sino por
participaciones de capital”(20).

Desde el punto de vista formal, la legitimidad de los acuerdos viene


dada por el cumplimiento de los requisitos formales para la toma de los
mismos y su concordancia con el interés social, de ahí que todo acuerdo
contrario a cualquiera de los presupuestos señalados puede ser legítima-
mente impugnado por los accionistas. La JGA se convierte entonces en el
órgano corporativo por excelencia en el que se forma la voluntad social
por la fusión de las voluntades individuales de los socios, de ahí que solo
puedan valer como manifestaciones de aquella voluntad, las decisiones
que estén tomadas en una asamblea convocada, reunida y celebrada con

(19) En el mismo sentido el artículo 200 de la Ley General de Sociedades Mercantiles, (LGSSM),
México, texto vigente, última reforma publicada DOF 15-12-2011, señala: “Las resoluciones
legalmente adoptadas por las Asambleas de Accionistas son obligatorias aun para los ausentes o
disidentes, salvo el derecho de oposición en los términos de esta Ley”.
(20) Cfr. URÍA, Rodrigo; MENÉNDEZ, Aurelio y OLIVENCIA, Manuel. Ob. cit., p.27

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EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

arreglo a las formalidades exigidas por el ordenamiento legal y por los


estatutos en su caso(21).

II. EL INTERÉS SOCIAL

Es importante reiterar la finalidad con la que se constituye la socie-


dad: cada miembro lo hace ponderando que resulta más beneficioso bus-
car el lucro en forma conjunta y asociada que de manera individual y en
competencia. Al unir sus voluntades ponen un límite a sus propias facul-
tades jurídicas, comprometiéndose a buscar la satisfacción de sus intere-
ses particulares por medio de la satisfacción de los intereses de la socie-
dad. Una vez en sociedad, el interés de los accionistas no es otro que el
interés social.

Entonces, el interés social –y el objeto social– constituirán el marco


principal de referencia sobre el que recae la legitimidad para activar los
mecanismos de control previstos por la legislación.

El interés social es entendido como aquel interés que vincula a todos


los socios de una sociedad. No se trata simplemente de la suma de los
intereses individuales de estos, sino que se corresponde con el interés de
la persona jurídica cuyas voluntades han dado origen, es decir, se distin-
gue el interés social del interés de los socios individualmente considera-
dos o por grupos constituidos, a tal punto en caso de conflicto en la socie-
dad, prevalecerá el interés social frente al interés de sus miembros.

Sobre la definición y alcance del denominado interés social, la doc-


trina establece distintas posiciones que se corresponderán con las teorías
que estudian el origen y la naturaleza jurídica de la sociedad; entre ellas
tenemos:

a) Teoría institucionalista

La teoría institucionalista considera la existencia de un interés


independiente de los socios que integran al ente, que trasciende

(21) Ibídem, pp. 28-29.

109
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

e incluso puede entrar en conflicto con el interés objetivo de


los socios. La sociedad se crea a partir de acto institucional que
implica una subordinación de los intereses privados a la finalidad
que se trata de realizar a través del nuevo ente (independiente)
que se crea(22). Es un sujeto de derecho intermedio entre el indivi-
duo (persona física) y el Estado(23). Esta teoría no concibe la con-
currencia de los intereses individuales como sustento del interés
social, sino como algo completamente diferente y en ocasiones,
contrapuesto.

b) Teoría transpersonalista

Esta teoría, que tiene su origen en Alemania, parte de la con-


cepción de la empresa como organización económica en la que
existe una comunidad de trabajo en la cual colaboran empresa-
rios y trabajadores. En esta comunidad se subsumen una plura-
lidad de intereses, entre ellos, el interés del Estado. Se concibe a
la empresa desde un punto de vista subjetivo, con un valor pro-
pio y con fines específicos que también le son propios: creación
de riqueza para la comunidad, progreso técnico-científico, etc.(24)
que finalmente se configuran como el interés de la empresa, dis-
tinto al interés de sus miembros(25). El interés social es conside-
rado el interés de la empresa en sí, cuya interpretación debía ser
confiada al grupo administrador. Consecuencia de lo anterior,
es que se sustrae a los accionistas del control de la sociedad y
se subordinan sus derechos, condicionándolos al interés supe-
rior de la empresa. Este interés, superior al de sus propios miem-
bros –y en unos casos ajeno– podría eventualmente justificar la
intervención del Estado contra los accionistas, en una suerte de

(22) GARRONE, José Alberto. Derecho Comercial. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2003, p. 193.
(23) Ibídem, p. 194.
(24) Cfr. DE ROIMISIER, Mónica. El interés social en la Sociedad Anónima. Ediciones De Palma,
Buenos Aires, 1979, p. 5 y ss.
(25) Desarrollando las ideas de Rathenau, la doctrina posterior llega a la conclusión de que “debe pos-
tergarse el interés individual de los acreedores e, inclusive, del propio empresario, en pro del for-
talecimiento de la empresa y la continuidad de su actividad. Según la teoría de la Unternehmen 
an sich, la empresa sería una nueva realidad, un bien en sí mismo, que es menester defender
hasta de sus propios dueños”. Véase al respecto: LÓPEZ RODRIGUEZ, Carlos. “¿Cuál es la
relevancia de Walter Rathenau para el Derecho Concursal?”. En: <http://www.derechocomercial.
edu.uy/RespConcursalGeneral05.html> (visto: 11/04/2013).

110
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

expropiación si se llegara a verificar que no se cumplen los fines


a los que se encuentra destinada la empresa, diluyendo lógica-
mente la división entre empresa pública y privada(26).

Sin embargo, cabe aquí hacer la salvedad que, aunque sutil,


existe diferencia entre la teoría institucionalista y la transperso-
nalista; pues, si bien en ambas se aprecia la concepción de que el
interés social es distinto al interés de los socios; la primera llega
a subordinar los intereses de los accionistas respecto de la socie-
dad pues incorpora el interés público al interés social; mientras
que la segunda no deja de reconocer que los socios tienen dere-
chos que deben ser respetados por la sociedad.

c) Teoría contractualista

El contractualismo, nacido de la doctrina italiana, excluye nece-


sariamente la configuración de un interés social superior y
diverso del interés de los socios(27). Partiendo de la causa del con-
trato de sociedad, entiende que el interés social debe interpretar-
se como el interés común de los socios en su calidad de tales(28).
Este interés común se deriva del riesgo y de la voluntad de

(26) La teoría transpersonalista sugiere las siguientes consideraciones:


a) La consideración de la sociedad anónima como la forma típica de la gran empresa, en la que
confluyen diversos intereses, siendo el interés de los accionistas, solo uno de los diversos
tipos de interés y que se colocaba en las misma posición que por ejemplo, el interés de los
trabajadores o de los consumidores. Se reconocen en este sentido, tres categorías de intere-
ses: el de la economía política; el de la empresa es sí misma como organización, y el de los
accionistas.
b) El reconocimiento de un interés propio de la empresa, que no se identifica con la rentabili-
dad que espera lograr el accionista, sino con la mayor eficacia productiva en beneficio de la
comunidad.
c) Tendencia a sustraer a los socios del control de la sociedad, para confiarlo a una administra-
ción independiente.
d) Minimización y subordinación de los derechos de los accionistas, condicionándolos al inte-
rés superior de la empresa.
Para un tratamiento más detallado, puede revisarse el trabajo de DE ROIMISIER, Mónica. Ob.
cit., p. 7 y ss.
(27) Garrigues señala que “la sociedad es inicialmente un contrato, pero es un contrato que da origen a
una persona jurídica o, al menos, a una organización, la cual ya no depende del contrato originario
sino que tiene su propio estatuto, que se modifica sin contar con la voluntad de los primitivos con-
tratantes”. Ob. cit., p. 26 y ss.
(28) Se entiende que la comunidad de fin al que tienden los contratantes es la obtención de un lucro y
la división de la ganancia. Ídem.

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ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

repartir utilidades y soportar las pérdidas, que forman parte de la


causa-fin del contrato plurilateral de sociedad. Por ello el interés
social no es otra cosa que el común denominador del interés jurí-
dico de los socios. Así, debe entenderse como la garantía de pro-
tección a los socios que resguarda la esencia de la causa-fin de la
sociedad y del vínculo de aquellos con esta(29). En este sentido, y
a diferencia de las concepciones anteriores, la noción de interés
social no constituye un elemento superpuesto a los socios, al cual
estos deban subordinarse o someter sus derechos; por el contrario
la sociedad debe ser vista como un instrumento de los socios para
lograr su finalidad común.

d) Buen gobierno corporativo

La moderna tendencia que hace referencia a las prácticas de buen


gobierno corporativo(30), reconoce la existencia de un interés
social, distinto al de los socios, con lo cual se justifica la separa-
ción entre la propiedad y el gobierno de la sociedad, pero no des-
conoce el legítimo interés de los inversionistas de esperar que su
aporte genere utilidades a su favor. Aun así, el interés social se
concreta en la tendencia a la realización del fin de la sociedad,
que no es otro que la realización del objeto social a través de la
permanencia en el mercado de la actividad empresarial. En este
caso, el interés social subsume los intereses económicos, sociales
y públicos que convergen en la empresa.

Lo cierto es que la voluntad individual de los socios se encuen-


tra supeditada al interés social. Sin embargo, no podemos hablar

(29) LÓPEZ TILLI, Alejandro. Ob. cit., p. 349 citando la opinión de Rafael Manóvil.
(30) El concepto de buen gobierno corporativo o corporate governance, surge a raíz de la comproba-
ción de que existía una disyuntiva entre la titularidad del capital y la gestión social de los admi-
nistradores y que la propiedad, entendida como el poder de disposición con facultades de uno y
abuso, en el caso de las acciones estaba dividida entre una titularidad nominal (la de los accio-
nistas) y el verdadero poder que suele estar atado a aquella (que ejercían los administradores).
Sin embargo, este poder ejercido por los administradores sociales distaba mucho de correspon-
derse con los intereses de los accionistas, hasta llegar a situaciones de abuso evidente genera-
das por el conflicto de intereses entre ambos. Esta situación dio lugar entonces a que se pensaran
en mecanismos que lograran morigerar las tensiones ocasionadas por el antagonismo citado y se
regulara la conducta de los administradores. Véanse los comentarios al estudio de Berle y Means
en: REYES VILLAMIZAR, Franciso. Derecho Societario en Estados Unidos. 3ª edición, Legis,
Colombia, 2006.

112
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

de intereses encontrados (por un lado, el interés social y, por otro,


el interés individual del accionista), sino más bien, de intereses
que van en un mismo sentido porque, al haber aceptado formar
parte de la sociedad el accionista hace confluir su interés particu-
lar, junto con el de los otros socios, en el interés social. Precisa-
mente por esta razón, el accionista encuentra, la legitimidad para
discutir o impugnar aquellos acuerdos en los que se haya vulne-
rado el interés social; y además, debería estar en condiciones de
defender, frente a terceros, este interés, sin dejar de considerar
por otro lado que el derecho de impugnación de los acuerdos no
es el ejercicio de un derecho individual del accionista para caute-
lar sus intereses; sino que lo que se persigue es la protección de
los intereses de la sociedad que, en definitiva, también son los del
accionista.

III. EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN


NUESTRA LGS

1. El derecho al voto como sustento del derecho de impugnación de


acuerdos
Además de la existencia y reconocimiento del interés social como
presupuesto para la activación de los mecanismos de control de los acuer-
dos societarios, el derecho al voto se presenta como el elemento nece-
sario sobre el cual descansa esta facultad del accionista, sin perjuicio de
que, como se verá más adelante, tampoco se configura en elemento sine
qua non, pues los accionistas sin derecho a voto también ostentan esta
facultad(31).

La voluntad de los accionistas se orienta a la consecución del objeto


y fines de la sociedad, a través del ejercicio de su derecho al voto. Es
decir, si bien los accionistas votan de manera individual, no lo hacen

(31) Hundskopf señala que es acertado vincular el derecho de impugnación con el derecho de voto y
también con el derecho a la previa información, sin señalar cuál es el derecho principal y cuál es
el accesorio, pero destacando que todos son derechos políticos de los accionistas que se pueden
ejercitar en defensa de la ley, del pacto social o de estatuto y del interés social. HUNDSKOPF
EXEBIO, Oswaldo. Derecho Comercial. Temas societarios. Tomo III, Universidad de Lima,
Lima, 2000, p. 64.

113
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

protegiendo únicamente sus intereses individuales o personales, sino que


estos se encuentran ordenados hacia el interés de todos y cada uno de los
socios en tanto comunidad(32). Para la formación de la voluntad social y
protección de los intereses de la sociedad, el derecho societario ha adop-
tado el principio democrático de la mayoría, combinado con el “princi-
pio capitalista que transforma la democracia en plutocracia, en el sentido
de que la mayoría no se forma por personas, sino por participaciones del
capital”(33).

El derecho al voto en nuestra legislación, no llega a ser un dere-


cho irrenunciable, desde que la propia LGS prevé la emisión de accio-
nes que pueden o no tener este atributo (art. 94 de la LGS)(34). En el caso
de las acciones sin derecho a voto, se pondera las utilidades y los bene-
ficios económicos que puede recibir el accionista en compensación por
el hecho de ser privado de la posibilidad de intervenir en el manejo de
la sociedad(35). Los derechos especiales conferidos a los titulares de estas
acciones, se encuentran previstos en los artículos 96 y 97 de la LGS.

Sostiene Vicent Chuliá que el principio de libertad del ejercicio del


derecho del voto solo conoce tres límites: (i) el principio de unidad de
voto, por el cual el accionista no puede votar en sentidos distintos, par-
celando sus acciones (salvo para el caso de elección de los miembros del
directorio, art. 164 de la LGS), (ii) la prohibición del ejercicio del voto en
caso de conflicto técnico de intereses socio-sociedad (art. 113 de la LGS)
y (iii) la vinculación convencional del voto, a través de los acuerdos

(32) Por esta razón, cabe la suspensión del derecho al voto cuando quien lo ejerce “tenga, por cuenta
propia o de tercero, interés en conflicto con el de la sociedad” (art. 133 de la LGS).
(33) URÍA, Rodrigo; MENÉNDEZ Aurelio y OLIVENCIA, Manuel, Ob. cit., p. 27. Véase además
sobre el tema de la constitución de mayorías: SÁNCHEZ LINDE, Mario. Ob. cit.
(34) Vicent Chuliá señala que: “Se trata de un derecho personal, irrenunciable e intransmisible sepa-
rado de la acción, pero no es un derecho personalísimo, ni inderogable”. Cfr. VICENT CHULIÁ,
Francisco. Introducción al Derecho Mercantil. 15ª edición, Tirant lo Blanch, Valencia, 2002.
p. 297.
(35) Cfr. ALONSO ESPINOZA, Francisco José. “Acciones sin voto y obligaciones convertibles en
acciones en la financiación de la sociedad anónima (primeras anotaciones a los arts. 90-92 y 292-
294 de la ley de sociedades anónimas según R.D. Legislativo 1564/1989, del 22 de diciembre)”.
Universidad de Murcia, p. 46 En: <http://digitum.um.es/xmlui/bitstream/10201/27949/1/Accio-
nes%20sin%20voto.pdf>. Acceso 04/05/2013. En ellas, puede afirmarse que la causa del contrato
de sociedad –la obtención de un beneficio repartible entre los socios mediante la explotación de
una actividad– está especialmente caracterizada en la medida que la ley trata de asegurar a sus
titulares la obtención de un rendimiento mínimo, así como reducir al máximo el índice de riesgo
empresarial.

114
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

para societarios(36). A estos límites, podemos añadir (iv) la suspensión


del derecho a voto en caso los accionistas se encuentren en situación de
morosidad frente a la sociedad por la constitución de dividendos pasivos
(art. 79 de la LGS).

Como condición del ejercicio del derecho al voto, se encuen-


tra el derecho a la información, entendido como un derecho de carác-
ter “inderogable e irrenunciable que le confiere la cualidad de genui-
no derecho subjetivo directamente anudado a la posición jurídica de
socio(37). En nuestra legislación se puede inferir del contenido del ar-
tículo 95 inciso 3 de la LGS, como presupuesto para el ejercicio de la
función fiscalizadora del accionista o reconocido de manera directa,
en función del desarrollo de la JGA en el artículo 130 de la LGS. En
este caso, la información que se le proporciona al accionista tiene dos
límites: el primero referido al contenido de la agenda de la JGA y el
segundo, el posible perjuicio al interés social, cuya protección es valo-
rada por el Directorio. El ejercicio de este derecho también se reconoce
para el caso de los titulares de acciones sin derecho a voto, donde deja
de ser una prerrogativa del accionista, para convertirse en una obliga-
ción expresa de los administradores de la sociedad (art. 96, inc. 2 de la
LGS). Ahora bien, el ejercicio de este derecho y la eficacia del mismo
dependen mucho del interés de los accionistas que varía, es verdad, en
relación a la cantidad de accionistas de las sociedades y al porcentaje
de su participación en el capital social.

2. El derecho de impugnación como “derecho mínimo” de los accio-


nistas
Como se ha mencionado en el apartado anterior, el derecho de
impugnación de acuerdos es un derecho derivado del derecho al voto(38),

(36) Cfr. ALONSO ESPINOZA, Francisco José. Ob. cit.


(37) FERNÁNDEZ DE LA GÁNDARA, Luis. “La posición jurídica de socio en las sociedades de
capital: un análisis tópico de los derechos políticos del accionista”. En: AA.VV. Estudios de Dere-
cho de Sociedades y Derecho Concursal. Libro homenaje al profesor Rafael García Villaverde.
Tomo I, Marcial Pons; Madrid, 2007, p. 543.
(38) Así lo sostiene también Gimeno Sendra, aunque con la característica de accesorio. Señala que
“es fácil colegir que entre derecho de voto y derecho de impugnación existe una íntima relación,
discutiéndose en la doctrina, si dicha relación es de instrumentalidad, de manera que el derecho
de impugnación sería un derecho accesorio al de voto”. Citado por ROMÁN OLIVAS, Manuel
Alipio. Ob. cit., p. 176.

115
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

sin embargo, a diferencia de este (que puede restringirse en ocasiones),


el derecho de impugnación puede ser considerado un derecho mínimo de
los accionistas.

Un derecho mínimo es un derecho irreductible de los accionistas,


que incluso no depende de su regulación expresa para ser reconocido. Se
encuentra dentro de una esfera de derechos individuales que le son pro-
pios a los accionistas y que no se ven afectados ni siquiera por lo que
podría decidir la mayoría(39). Aunque por esto no deja de ser facultati-
vo, en el sentido que el accionista tiene la facultad de ejercitarlo o no(40).
Asimismo, es un derecho subjetivo por cuanto el accionista ostenta este
derecho “para formular su pretensión, basándose en su apreciación perso-
nal, la que debe ser compatible con el interés social”(41).

Elías Laroza, sostiene que el derecho de impugnación se vincula con


los derechos políticos del accionista, ya que así como tiene derecho a par-
ticipar en la formación de la voluntad de la sociedad a través de la emi-
sión de su voto, también tiene derecho a velar porque dichas decisiones
se ajusten a lo previsto en la ley, el pacto social y no vulneren los inte-
reses de la sociedad en beneficio exclusivo de algunos socios(42). Vega
Velasco sostiene que en sentido genérico, el derecho de impugnación de
acuerdos societarios representa el derecho subjetivo de todo accionista
y de cualquier tercero con legítimo interés, en algunos casos, de solici-
tar se declare la invalidez de los acuerdos adoptados por la junta gene-
ral de accionistas en razón a un defecto sustancial en su contenido o
formulación”(43).

(39) Esta teoría “identifica una esfera de intereses sustraída de la esfera de los intereses sociales
y exenta de la aplicación del principio mayoritario”. Cfr. DE ROIMISIER, Mónica. Ob. cit.,
pp. 67-68.
(40) HUNDSKOPF EXEBIO, Oswaldo. Ob. cit., p. 63.
(41) Ídem.
(42) Cfr. ELÍAS LAROZA, Enrique. Derecho Societario peruano. La Ley General de Sociedades del
Perú. Edición puesta al día por el Estudio Rodrigo, Elías y Medrano, Tomo I, 2ª edición, Gaceta
Jurídica, Lima, 2015, p. 525. En el mismo sentido, MONTOYA MANFREDI, Ulises; MONTOYA
ALBERTI, Ulises; MONTOYA ALBERTI, Hernando. Derecho Comercial. Tomo I, 11ª edición,
Grigley, Lima, 2004, p. 229.
(43) VEGA VELASCO, Jorge. Ob. cit., p. 526. Se entiende por defecto en su formulación aquellos
que tienen que ver con los mecanismos de aprobación, formalidad, cuórum y todas las causales
de anulabilidad señaladas en el artículo 221 del Código Civil. Mientras que por defectos de con-
tenido tendremos aquellos acuerdos contrarios a la ley, al estatuto o los que lesionen la sociedad.

116
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

En este sentido, el derecho de impugnación atribuido a los accionis-


tas tiene dos vertientes:

i) La defensa de los intereses de la sociedad, como señala el ar-


tículo 139 de la LGS “pueden ser impugnados judicialmente los
acuerdos de la junta general cuyo contenido sea contrario a esta
ley, se oponga al estatuto o al pacto social o lesione, en beneficio
directo o indirecto de uno o varios accionistas, los intereses de la
sociedad”.

ii) La defensa de los intereses propios de los accionistas sin dere-


cho a voto (como categoría) cuando se verifica un abuso de quie-
nes ostentan el derecho a voto (y la mayoría del capital) (art. 96
de la LGS).

En todo caso, la posibilidad de controlar el poder de la mayoría (por


la concurrencia de determinados supuestos), a través del ejercicio del
derecho de impugnación de acuerdos societarios, es uno de los más valio-
sos derechos con que cuentan los socios para defender los intereses(44)
que se conjugan dentro de una sociedad(45). A través de este derecho cual-
quiera de ellos puede cuestionar la validez de los acuerdos adoptados
en una junta general, haya o no asistido a aquella. Se trata de una espe-
cie de control indirecto(46) para impedir que la mayoría de los integrantes
de la sociedad capitalista exceda sus facultades en perjuicio de la mino-
ría. La impugnación de los acuerdos –señalan Uría y Menéndez– es un

En este supuesto se puede incluir aquellos acuerdos que afecten los intereses de los accionistas
minoritarios (art. 96 de la LGS).
(44) El reconocimiento de la existencia de diversos intereses en la sociedad se reconoce en el preám-
bulo de la Ley de sociedades anónimas española de 1951: “el postulado de la soberanía de la junta
general de accionistas no debe impedir que los acuerdos de este órgano social puedan ser com-
batidos judicialmente cuando exista en ello un interés digno de protección jurídica”. En: URÍA,
Rodrigo; MENÉNDEZ, Aurelio y OLIVENCIA, Manuel. Ob. cit., p. 18.
(45) Torres Carrasco sostiene en cambio que el derecho de impugnación “es uno de los más valio-
sos derechos con que cuentan los socios para defender sus intereses dentro de una sociedad” es
decir, otorga a este derecho un carácter eminentemente subjetivo que inicialmente solo tendrían
los accionistas sin derecho a voto. Sin embargo coincidimos con el autor cuando sostiene que
“el libre ejercicio de este derecho de impugnación es vital para el buen desenvolvimiento de las
sociedades”. Cfr. TORRES CARRASCO, Manuel Alberto. “El derecho de impugnación de los
acuerdos societarios”. En: AA.VV. Tratado de Derecho Mercantil. Tomo I, Gaceta Jurídica, Lima,
p. 554.
(46) El control directo sería precisamente el ejercicio del derecho al voto.

117
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

“instrumento adecuado para constreñir a los poderes mayoritarios a no


rebasar en su actuación los límites de sus propias facultades, el campo de
su propia competencia; sin atentar por ello contra él. Sin duda, el princi-
pio mayoritario es el único que permite el funcionamiento práctico de las
sociedades anónimas, pero tampoco hay que dejar a los accionistas mino-
ritarios [o los que desaprueben en minoría] ‘desprotegidos’, totalmente
a merced de la mayoría cuando esta, con olvido de sus deberes, lesionan
los intereses de la sociedad comunes a todos los accionistas o infringe los
mandatos de la ley y de sus propios estatutos”(47).

3. El doble régimen
A diferencia de algunas legislaciones mercantiles, nuestra LGS, rea-
liza un tratamiento separado de las causas de impugnación de los acuer-
dos y de nulidad de los mismos, entendiendo que se trata de instituciones
diferenciadas por (i) los principios en los que se basa la nulidad absoluta,
(ii) el interés tutelado, (iii) gravedad de la causal, (iv) personas que pue-
den invocarla(48) y (v) la posibilidad de su revocatoria o sustitución(49). En
opinión de Vega Velasco(50), el fundamento para establecer una diferencia
entre la impugnación y la nulidad de los acuerdos radica en la naturaleza
del vicio o defecto del que adolecen los mismos en relación al nivel de
influencia que posteriormente desencadenen tales acuerdos. Es decir, si
los acuerdos permanecen en el fuero interno de la sociedad y únicamente
afectan a los accionistas, estos serán los únicos interesados en impug-
nar los acuerdos; pero si los acuerdos determinan consecuencias que tras-
cienden los intereses de los accionistas el ordenamiento jurídico prevé la
acción de nulidad a favor de aquellos que tengan un legítimo interés en
contradecirlos.

(47) URÍA, Rodrigo: MENÉNDEZ, Aurelio y OLIVENCIA, Manuel. Ob. cit., p. 305.
(48) BEAUMONT CALLIRGOS, Ricardo. Comentarios a la Ley General de Sociedades. Gaceta Jurí-
dica, Lima, 2006, p. 372.
(49) Sin embargo, Hundskopf señala que en realidad el artículo 139 no establece un trato diferencia-
do entre acuerdos nulos o anulables. Pero el hecho que no haya diferenciación no impide con-
siderar “como acuerdo nulo, al que es contrario a la ley y como acuerdo anulable el que atenta
contra el estatuto, el pacto social o el interés social”. HUNDSKOPF EXEBIO, Oswaldo. Ob. cit.,
pp. 64-65.
(50) VEGA VELASCO, Jorge. Ob. cit., p. 527.

118
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

Sin embargo, esta postura puede discutirse dado que en ocasiones, la


afectación de derechos de terceros (como los acreedores) no da lugar a
una pretensión de nulidad de los acuerdos. Este es el caso del ejercicio
del derecho de oposición contemplado en la LGS (art. 219), que puede
asimilarse a una impugnación de acuerdos y en el mismo, si bien el
acuerdo afecta a terceros, no se vicia de nulidad. Lo que sucede con la
oposición es que el acreedor solicita la suspensión de la ejecución de un
acuerdo hasta la sociedad pague los créditos o los garantice a satisfacción
del juez, quien procede a dictar la medida cautelar correspondiente.

A continuación, se abordarán los dos supuestos contemplados por la


LGS(51) para el control de los acuerdos societarios(52).

IV. IMPUGNACIÓN DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS

La acción impugnatoria de los acuerdos de las JGA tiene como fina-


lidad invalidar aquellos que son contrarios a la ley, al estatuto o los que
lesionen en beneficio directo o indirecto de uno o varios accionistas, los
intereses de la sociedad, o que estén afectados por las causales de anu-
labilidad de los actos jurídicos conforme al Código Civil (art. 139 de la
LGS).

1. Presupuestos
a) La afectación a los intereses de la sociedad
El artículo 139 establece la afectación a los intereses de la socie-
dad como presupuesto para el ejercicio del derecho de impugnación y lo
complementa con una situación concurrente: el beneficio de uno o varios

(51) Elías Laroza, atendiendo a la vía procedimental utilizada sostienen que “la LGS contempla tres
procesos de impugnación de acuerdos societarios: el que se tramita como proceso abreviado, el
que se lleva a cabo por la vía del proceso sumarísimo y aquel que utiliza el proceso de conoci-
miento”. ELÍAS LAROZA, Enrique. Ob. cit., p. 525.
(52) En el presente trabajo no se aborda expresamente el derecho de oposición contemplado en el
artículo 219 de la LGS, toda vez que, si bien puede entenderse como un mecanismo de los acree-
dores para el control de los acuerdos sociales, sus efectos no inciden en la propia configuración
del acuerdo, sino que afecta la ejecución del mismo, que se suspende hasta que la sociedad pre-
sente garantías suficientes de protección del crédito del acreedor. La suspensión puede ser indefi-
nida –hasta la satisfacción de las garantías, dice la ley– pero no puede tener como efecto –ordena-
do por el juez– la modificación, anulación o declaración de nulidad de dicho acuerdo.

119
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

accionistas. El fundamento de esta causa es el incumplimiento por parte


del socio del deber de fidelidad a la sociedad y a terceros. Si bien este
deber varía (en grado) en función de la estructura societaria (S.A.A.,
S.A.C. o S.A.), nunca deja de estar presente pues se deriva del affectio
societatis y de la existencia del interés social.

Otros autores señalan que la impugnación también tiene como fina-


lidad la defensa de intereses económicos, en este caso, del accionis-
ta impugnante, pues de otra manera “ningún accionista invertiría tiem-
po, trámites, dinero (…) para conseguir que en las instancias judiciales se
revoque el acuerdo”(53).

Como señala Briganty(54), este deber de fidelidad se concreta en la


prohibición del abuso de facultades y de la desviación de poder, que tras-
ciende incluso la discriminación entre socios.

Cuando se habla de la naturaleza de la impugnación, una de las pos-


turas planteadas por la doctrina sostiene que la impugnación se promueve
por “un accionista que actúa como órgano de defensa social para reme-
diar la deficiente actuación de la junta general”, es decir se entiende que
el accionista representa intereses más amplios que los individuales(55). El
accionista representa el interés social.

Cuando el acuerdo se impugna por la causal de afectación al interés


social debe tenerse en cuenta que el daño debe ser concreto (presente o
futuro) y la carga de la prueba le corresponderá al accionista impugnan-
te. Este requisito se impone para evitar las demandas maliciosas o que
en último caso se disimule, bajo el esquema de un supuesto perjuicio a
la sociedad, una malentendida protección de los intereses del accionista.
El sujeto perjudicado por los acuerdos es y será siempre la sociedad; no
podría impugnarse un acuerdo que vulnere los intereses particulares de

(53) TORRES CARRASCO, Manuel. Ob. cit., p. 556.


(54) BRIGANTY ARENCIBIA, Alfredo. “Notas sobre la impugnación de acuerdos sociales: su
problemática”. En: Revista de Estudios Jurídicos,  ISSN-e  1888-7740,  Madrid, Año 2004,
p. 567. Ubicado en <http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4047016>. (Visto:
02/06/2015).
(55) ELÍAS LAROZA, Enrique. Derecho Societario peruano. La Ley General de Sociedades del Perú.
Edición puesta al día por el Estudio Rodrigo, Elías y Medrano, Tomo I, 2ª edición, Gaceta Jurídi-
ca, Lima, 2015, pp. 524-525.

120
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

un accionista (salvo que se trate de los intereses de los accionistas sin


derecho a voto), lo cual es congruente con lo que señaláramos líneas
arriba respecto a que el interés social engloba en sí los intereses de todos
los accionistas, que se supone son comunes. Por esta razón, nos parece
que la ley acierta en el sentido de exigir la existencia del daño a los inte-
reses sociales.

Ahora bien, cuando se impugna bajo la causal de la afecta-


ción al interés social, el artículo 139 parece requerir dos presupuestos
adicionales:

i) El beneficio de uno o más accionistas, y

ii) La relación de causalidad entre el beneficio obtenido y el perjui-


cio probado(56).

Se entiende que en ambos casos la carga de la prueba le corresponde-


ría también al accionista impugnante. Este debe entonces, probar el daño
a la sociedad, el beneficio al accionista y finalmente que el beneficio sea
la causa del perjuicio al interés social(57). La legislación española consi-
dera respecto de este supuesto que, “la lesión del interés social se pro-
duce también cuando el acuerdo, aun no causando daño al patrimonio
social, se impone de manera abusiva por la mayoría”(58). Es decir, consi-
dera que la imposición de un acuerdo por la mayoría (aquel que, sin res-
ponder a una necesidad razonable de la sociedad, se adopta por la mayo-
ría en interés propio y en detrimento injustificado de los demás socios),
es causa suficiente para impugnarlo. Consideramos que la finalidad de la
norma es proteger el interés social, por lo que no deberían ser requisi-
tos concurrentes. Sin duda, para alegar esta causal de impugnación debe
demostrarse el perjuicio a la sociedad, sin embargo, el juzgador debería
ser flexible a fin de no dejar de pronunciarse sobre el fondo –verificar
si se afectaron los intereses de la sociedad– por la falta de pruebas que

(56) Cfr. SÁNCHEZ CALERO, Fernando. “Impugnación y nulidad de acuerdos de juntas generales”.
En: AA.VV. La Junta General. 2ª edición, Thomson-Civitas, Madrid, 2007, p. 373.
(57) En el mismo sentido, véase BRIGANTY ARENCIBIA, Alfredo. Ob. cit., p. 567.
(58) Real Decreto Legislativo Nº 1/2010, del 2 de julio, por el que se aprueba el texto refundido de la
Ley de Sociedades de Capital (LSCE). Boletín Oficial Nº 161, del 3 de julio de 2010. Artículo
204.1 LSCE.

121
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

demuestren la conexión entre el perjuicio de la sociedad y el beneficio de


los accionistas.

b) El caso “particular” de los accionistas sin derecho a voto


El presupuesto de la afectación a los intereses de la sociedad, no se
exige para el caso de impugnación de acuerdos por los accionistas sin
derecho a voto. En este caso particular, el derecho de impugnación de
los acuerdos se sustenta en la afectación de los intereses de los propios
accionistas (art. 96 de la LGS). Esto es así porque en este caso el legis-
lador ha considerado que la mejor manera de proteger los derechos de
los accionistas sin derecho a voto (que generalmente se identifican con
los accionistas minoritarios) es otorgándoles esta vía de protección de
sus intereses, que se condice, por otro lado, con el sustento del ejercicio
del derecho de impugnación: la protección contra el ejercicio abusivo del
derecho de las mayorías.

c) La afectación de la ley, del Estatuto o del Pacto Social


Los acuerdos que pueden afectar a la ley, al Estatuto o al Pacto
Social, pueden tener vicios de nulidad o anulabilidad. Por ejemplo, si el
acuerdo va contra normas imperativas, es evidente que este será nulo y
no podría demandarse a través de esta vía. Sin embargo, son los acuer-
dos que van contra normas dispositivas (aquellas que establecen mínimos
legales o de carácter complementario) los que pueden impugnase por el
canal previsto en el artículo 139 de la LGS(59).

Para analizar los supuestos de acuerdos que atentan contra normas


estatutarias o del Pacto Social, se debe diferenciar en primer lugar, la
tipología normativa que puede contener el Estatuto(60). Así, existirán nor-
mas estatutarias que (i) reproducen la ley, (ii) que refuerzan los requi-
sitos legales, y (iii) que complementan aspectos que la ley ha dejado al
arbitrio de la autonomía de la voluntad social. En este sentido, cuando
se trata de normas estatutarias que reproducen normas legales (y esto
porque generalmente se trata de normas imperativas), los acuerdos que

(59) Nos encontramos aquí con una de las primeras razones por las que el régimen adoptado por nues-
tra LGS podría resultar confuso hasta contradictorio.
(60) Cfr. Al respecto, BRIGANTY ARENCIBIA, Alfredo. Ob. cit., p. 566.

122
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

las contradicen serán nulos. En este caso, nos encontraríamos fuera del
supuesto del artículo 139 si consideramos el vicio que afecta al acuerdo
y la existencia de una vía particular (la del art. 150 de la LGS). En el
segundo supuesto, se entiende que el acuerdo que las contradice será
anulable “en cuanto afecte la parte estatutaria que refuerza el mínimo
legal”(61), por lo que la vía a utilizar sería también la prevista en el ar-
tículo 139 de la LGS. Finalmente, en el tercer caso, habría que concluir
por la anulabilidad del acuerdo(62), y en este sentido, corresponde la apli-
cación del artículo 139 de la LGS.

d) Causales de anulabilidad previstas en el Código Civil (CC)


De acuerdo a lo señalado por el artículo 221 del Código Civil, el
acto jurídico es anulable (i) por incapacidad relativa del agente, (ii) por
vicio resultante de error, dolo, violencia o intimidación, (iii) por simula-
ción, cuando el acto real que lo contiene perjudica el derecho de tercero y
(iv) cuando la ley lo declara anulable. Se entiende en este caso que, dará
derecho a impugnación, aquellos acuerdos viciados por alguna de estas
causales y que además se encuentre en estricta referencia con la LGS, de
lo contrario, los presupuestos de impugnación serían tan amplios que per-
judicarían la estabilidad de los negocios societarios.

• Legitimidad

Respecto a la legitimidad para presentar la impugnación, la ley


la reserva a los accionistas que hicieran constar su oposición al
acuerdo, estuvieran ausente o fuera ilegítimamente privado de su
derecho al voto.

Esta situación se condice con las características de anulabilidad


de la que se revisten los supuestos contemplados en el artículo
139 de la LGS, que se fundamenta en la tutela del  interés pri-
vado de las partes que han celebrado el acto jurídico, por lo que
la acción solo puede ser interpuesta por la parte perjudicada con
el acto jurídico viciado, en cuyo beneficio la ley establece dicha

(61) Ídem.
(62) Ídem.

123
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

acción. A diferencia de otras legislaciones, la LGS no establece


un mínimo de participación en el capital para la impugnación de
los acuerdos. En este sentido, puede ejercer este derecho cual-
quier accionista.

Por otro lado, la norma exige que el accionista mantenga la con-


dición de tal mientras se encuentre en trámite el proceso de
impugnación. La pérdida de la condición de accionista acarrea el
efecto de la extinción de su calidad de demandante en el proceso
(art. 144 de la LGS). La justificación pareciera encontrarse cuan-
do se considera el derecho de impugnación como un derecho per-
sonal del accionista, que no se incorpora a la acción ni es trans-
misible con ellas y “surge en el accionista de la lesión de uno o
más de sus derechos y compete al socio sin que tenga influencia
el número de acciones poseídas”(63). Desde este punto de vista, si
el accionista transfiere sus acciones durante el proceso, el adqui-
rente de las mismas, aun cuando ostente la condición de socio, no
podría suceder al primer titular en la acción de impugnación con-
creta, sin perjuicio de impugnar los acuerdos que a partir de su
incorporación a la sociedad se adopten.

Sin embargo, podría asumirse que el accionista ostenta su legiti-


midad para impugnar los acuerdos de la sociedad, por una con-
dición particular: la de defensor de los intereses de la sociedad.
En este caso, la transferencia de la titularidad de las acciones en
nada impediría la sucesión procesal(64), pues la legitimidad no se
basa en la defensa de los intereses singulares y personales del
accionista, sino de aquellos superiores (el interés social, orden
jurídico) que detenta el accionista, por su condición de tal.

• Caducidad

En cuanto a la caducidad de la acción, esta se produce a los


dos meses de la fecha de adopción del acuerdo si el accionista

(63) ELÍAS LAROZA, Enrique. Ob. cit., p. 541, citando a Víctor Verón.
(64) De acuerdo a lo señalado por el artículo 108 del Código Procesal Civil: “Por la sucesión procesal
un sujeto ocupa el lugar de otro en un proceso, al reemplazarlo como titular activo o pasivo del
derecho discutido”.

124
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

concurrió a la junta; a los tres meses si no concurrió y de tratarse


de acuerdos inscribibles, dentro del mes siguiente de la inscrip-
ción del acuerdo. Los plazos previstos en la norma se justifican
si se ponen en relación con la necesidad de dotar de seguridad
jurídica al tráfico mercantil y se toma en cuenta quiénes son los
sujetos legitimados a impugnar los acuerdos. Así, la figura de la
impugnación queda restringida al ámbito más próximo a la socie-
dad, y en este sentido deben interpretarse sus disposiciones.

• La protección de los contratantes de buena fe

El códice civile italiano establece que la nulidad de los acuerdos


produce efectos frente a todos los socios y obliga a los adminis-
tradores de la sociedad a tomar las consiguientes medidas bajo su
propia responsabilidad, dejando a salvo los derechos adquiridos
de buena fe por terceros a consecuencia de actos realizados en
ejecución al acuerdo impugnado.

Esta tutela se basa en el estado de confianza que despierta el


acuerdo cuando no revela externamente el vicio de que adolece
o, si se quiere, en su apariencia jurídica de acuerdo válido, por
eso es legitimante la buena fe. En este caso, el tercero no será de
buena fe cuando conozca la existencia de la causa de impugnabi-
lidad del acuerdo.

La doctrina señala tres clases de razones explicativas de la pro-


tección del tercero(65):

i) La sentencia que declara la nulidad del acuerdo no puede


tener efecto frente a tercero que no fue parte en el pleito
(limitación subjetiva de la cosa juzgada);

ii) En el supuesto de que el acuerdo sea inscribible, el tercero


puede alegar el principio de buena fe registral, invocando a
su favor la apariencia jurídica derivada del hecho de la ins-
cripción; y

(65) URÍA, Rodrigo; MENÉNDEZ, Aurelio y OLIVENCIA, Manuel. Ob. cit., p. 344.

125
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

iii) De acuerdo al principio de representación de la sociedad, la


ley no obliga al tercero a examinar en cada caso las faculta-
des de los administradores ni la legalidad formal y material
del acuerdo de la junta que aquellos ejecuten.

Esta protección al tercero de buena fe se encuentra reflejada en


el artículo 148 de la LGS, la misma que al señalar los efectos de
la acción de impugnación, hace referencia que no afectará los
derechos adquiridos por terceros de buena fe a consecuencia del
acuerdo impugnado. Aunque cabe precisar que no se pronuncia
respecto a los efectos frente a terceros de la sentencia que declara
la nulidad de un acuerdo. En este caso, entendemos que se apli-
carían las normas establecidas en el Código Civil.

V. NULIDAD DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS

La acción de nulidad procede para invalidar los acuerdos de la junta


contrarios a normas imperativas o que incurran en causales de nulidad
previstas en la LGS o en el Código Civil(66).

Por norma imperativa se entiende aquella disposición legislativa


que establece un mandato que debe ser necesariamente cumplido por
quienes caen en su supuesto sin que puedan expresar válidamente volun-
tad distinta o en contrario(67). La LGS es una norma básicamente disposi-
tiva, sin embargo, entre los casos en los que se puede sancionar con nuli-
dad algún acuerdo está el contemplado en el artículo 83 de la LGS que
declara nula la creación de acciones que concedan el derecho a recibir un
rendimiento sin que existan utilidades; lo previsto en el artículo 187 de
la LGS que declara nulo el acuerdo que establezca la irrevocabilidad del
cargo de gerente o que imponga para su remoción una mayoría superior a

(66) Las causales de nulidad que contempla el artículo 219 del Código Civil son: 1. Cuando falta la
manifestación de voluntad del agente. 2. Cuando se haya practicado por persona absolutamen-
te incapaz, salvo lo dispuesto en el artículo 1358. 3. Cuando su objeto es física o jurídicamente
imposible o cuando sea indeterminable. 4. Cuando su fin sea ilícito. 5. Cuando adolezca de simu-
lación absoluta. 6. Cuando no revista la forma prescrita bajo sanción de nulidad. 7. Cuando la ley
lo declara nulo. 8. Cuando sea contrario al orden público y las buenas costumbres, salvo que la
ley establezca sanción diversa.
(67) BEAUMONT CALLIRGOS, Ricardo. Ob. cit., p. 389. Comentario al artículo 150 de la LGS
(art. 8 del Proyecto del Título preliminar del Código Civil).

126
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

la mayoría absoluta. El artículo 194 de la LGS que sanciona con nulidad


el acuerdo tendiente a absolver en forma antelada de responsabilidad al
gerente, entre otros.

Es importante resaltar que un acuerdo societario viciado con nulidad


supone una grave afectación al ordenamiento jurídico (sea la LGS o el
CC) y es esta gravedad la que justifica:

i) Que la sanción establecida sea la nulidad del acuerdo, y se


entienda, por consiguiente que el mismo nunca existió.

ii) Que no exista la posibilidad de subsanación ni convalidación por


la sociedad, y

iii) Que se amplíe el ámbito de legitimidad incluso a aquellos que no


son socios de la sociedad, ni participaron en la junta, bastando
para ello la acreditación de un legítimo interés.

Esta interpretación, por otro lado, deja de lado los supuestos de


acuerdos contrarios a la ley previstos en el artículo 139 de la LGS. Pues
se entiende que para iniciar una acción de nulidad –por lo menos respecto
a normas contrarias a la LGS– la sanción de nulidad debería estar expre-
samente contemplada en la disposición normativa. Sin embargo, la con-
tradicción aparece ahora, respecto de lo señalado en el artículo 38 de la
LGS, al que hace referencia directa el artículo 150, en tanto que aquel
contiene supuestos aparentemente viciados de nulidad que no se ajusta-
rían a las características que acabamos de señalar.

• Legitimidad

Cualquier persona que tenga legítimo interés puede interponer


acción de nulidad contra los acuerdos a que se refiere el primer
párrafo del artículo 150 de la LGS, sustanciándose en la vía del
proceso de conocimiento. En este sentido, se incluye no solo a
los accionistas (incluso a quienes, estando en la junta, no mos-
traron su oposición al acuerdo) sino a los administradores, a
los acreedores y al Estado, lo que se condice con la concepción
general de que la nulidad es una sanción civil, que se constituye
o establece legalmente, en tutela del interés público.

127
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

Sin embargo, en función de lo señalado respecto al artículo 38


de la LGS, podríamos encontrarnos frente al supuesto que sea el
gerente o el presidente del directorio quien impugne un acuerdo de
la JGA, con lo que se tendría que resolver el problema de la repre-
sentación de la sociedad en el proceso (ya que probablemente el
gerente actúe como demandante y también como representante de
la sociedad demandada por las facultades procesales que ostenta).
Este supuesto no se encuentra contemplado en la LGS.

• Caducidad

Esta acción caduca al año de la adopción del acuerdo respectivo.


Sin embargo, no debe perderse de vista que, la jurisprudencia
nacional ha señalado que, cuando se alega una causal de nuli-
dad prevista en el Código Civil, se aplicará el plazo de caducidad
señalado en este cuerpo legal:

“Las demandas de nulidad de acuerdos adoptados en junta


general de accionistas fundadas en las causales de nulidad
que establece el código civil se encuentran sometidas a dicho
cuerpo legal, no siendo de aplicación lo establecido en la ley
general de sociedades”(68).

Consideramos al respecto que no se debe promover la aplicación


de normas distintas o plazos de caducidad diferentes teniendo en
cuenta las causas de nulidad que se alegan. En todos los casos, los
acuerdos impugnados son aquellos emitidos por una sociedad anó-
nima, que se rige además por la LGS y sometida al principio de con-
servación de los actos societarios en beneficio del tráfico mercantil.

• El caso especial del artículo 38 de la LGS

Cuando el artículo 150 de la LGS señala que la acción procede


contra los acuerdos que incurran en “causal de nulidad previs-
tas en la presente ley”, debemos remitirnos a lo señalado por

(68) Cas. Nº 46-94-Lima (29/08/1996). En: Pioner de Jurisprudencia, publicación mensual de Diálo-
go con la Jurisprudencia. Año 1, Nº 7, Gaceta Jurídica, Lima, enero de 2004, p. 13.

128
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

el artículo 38 de la LGS que señala que son nulos los acuerdos


societarios siguientes:

i) Adoptados con omisión de las formalidades de publicidad


prescritas.

ii) Contrarios a las leyes que interesan al orden público o a las


buenas costumbres.

iii) Contrarios a las estipulaciones del pacto social o del estatuto,

iv) Que lesionen los intereses de la sociedad en beneficio


directo o indirecto de uno o varios socios.

Como se puede observar, la LGS sanciona con la nulidad en el


artículo 38 de la LGS, aquellos acuerdos que en el artículo 139
de la LGS pueden ser impugnados a través de una acción distinta
a la de nulidad prevista en el artículo 150 de la LGS. En otras
palabras, el legislador ha instaurado dos regímenes de impugna-
ción de acuerdos societarios (con distintas vías procesales, pla-
zos de caducidad, presupuestos de legitimación) para los mismos
supuestos de hecho(69).

Esta contradicción que podría parecer poco relevante –si se toma


en cuenta superficialmente y se alega que se trata de secciones
distintas de la LGS, por lo tanto, aplicable a distintos tipos socie-
tarios(70)–, puede tener consecuencias serias para la sociedad(71).
Es decir, si una sociedad anónima adopta un acuerdo contrario al
pacto social o al estatuto, o que afecte el interés social; el accio-
nista podría impugnar dicho acuerdo valiéndose de lo señalado
por el artículo 139 de la LGS. Sin embargo, como se ha tratado
en este trabajo, los plazos de caducidad son muy drásticos, así

(69) ARIANO DEHO, Eugenia. “Algunos aspectos procesales de la Ley General de Sociedades”. En:
Ius et Praxis. Nº 34, Universidad de Lima, Lima, 2003, p. 94 y ss.
(70) Cfr. ROMÁN OLIVAS, Manuel Alipio. Ob. cit., pp. 158-159.
(71) En el mismo sentido, ABRAMOVICH ACKERMAN, Daniel. “La problemática de la impugna-
ción y nulidad de acuerdos en la Ley General de Sociedades”. En: Themis. Revista de Derecho,
Nº 47, Lima, 2003, p. 252 y ss.

129
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

como la constitución de la legitimidad para obrar, pues el accio-


nista que pretende impugnar dicho acuerdo tuvo que haber mani-
festado –entre otros supuestos– expresamente su disconformidad
con la toma del acuerdo, demostrar el daño y la relación de cau-
salidad entre el daño a los intereses de la sociedad y el beneficio
del tercero.

Empero, aun cuando el accionista estuviese legitimado por lo


previsto en el artículo 139 de la LGS o incluso se hubiese ven-
cido el plazo para impugnar; se encontraría legitimado a dis-
cutir dicho acuerdo por la vía de la nulidad establecida en el
artículo 150 de la LGS, toda vez que, ese acuerdo, contrario
al pacto social y al estatuto o que afecta el interés social, se
encuentra contemplado dentro de los acuerdos incurran en cau-
sal de nulidad previstas en la presente ley, es decir, en el ar-
tículo 38 de la LGS.

Así, el accionista que en un primer momento no se encontraba


legitimado para impugnar el acuerdo a través de la acción de
impugnación, por la vía de la nulidad podría hacerlo, sin mayores
exigencias en cuanto a la legitimidad y a los presupuestos de la
demanda, y con plazos más amplios de caducidad(72). Queda claro
que una acción como esta generaría un perjuicio para la socie-
dad, pues, se encontraría ante la inseguridad de que alguno de sus
acuerdos adoptados puede –en cualquier momento– ser declara-
do nulo, pese a que los plazos de caducidad de la impugnación se
hubiesen cumplido.

Lo mismo sucedería si se tratara de un acuerdo que no observa


las formalidades de publicidad previstas en la ley, y los acuerdos
que lesionen a la sociedad en beneficio directo o indirecto de uno
o más accionistas. En todos los casos vemos que se abren dos
vías de discusión de los acuerdos: la impugnación –que a nuestro

(72) En el mismo sentido, ARIANO DEHO, Eugenia. Ob. cit., p. 94 y ss. La autora señala que “la falta
de precisión en la ley (…) es definitivamente fuete de graves problemas, pues no es posible que
los mismos sujetos (socio ausente o disidente) puedan ampararse, a caducidad verificada, en los
mismos supuestos que podrían haber motivado una impugnación ex artículo 139 de la Ley Gene-
ral de Sociedades, en el artículo 150”.

130
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

criterio es la adecuada– y la de nulidad, que debería estar reser-


vada, de acuerdo al fin de la norma, para los casos que por su
importancia y por su grave afectación a las leyes, debe ser deste-
rrada del ordenamiento jurídico.

Ahora bien, el artículo 38 de la LGS se encuentra en el apartado


referido a las reglas aplicables a todas las sociedades, por lo que
sí puede ser utilizado para impugnar incluso acuerdos de las
sociedades anónimas(73).

Esta duplicidad de vías para declarar la nulidad de los acuerdos


–y la posibilidad de ejercerlas– es una razón muy importante
para pensar que no es necesario regular procedimientos dis-
tintos para el control de los acuerdos societarios. Debería pen-
sarse en una misma vía, cuyos efectos dependan de la gravedad
de afectación que el acuerdo tiene respecto del propio ordena-
miento jurídico, la sociedad y los terceros.

Con esta contradicción en la LGS, no se cumpliría el objetivo del


control de los acuerdos societarios. Si bien son un medio para
controlar la justicia de las decisiones de la mayoría, eso no sig-
nifica que se puede dejar a criterio del accionista minoritario la
decisión de impugnar los acuerdos o el ejercicio abusivo de este
derecho. En este sentido “si perjudicial sería dejar a la sociedad
anónima sometida al poder omnímodo del quienes representen
en la junta a la mayoría del capital, peligroso sería igualmente
el ejercicio caprichoso, abusivo y temerario de las acciones de
impugnación por una minoría irresponsable”(74).

(73) Aun cuando el artículo 38 de la LGS declara expresamente que “son nulos” los acuerdos (…),
hay autores que sostienen que esta referencia no es absoluta, en el sentido que el artículo 38 de
la LGS, “efectúa una descripción general de los acuerdos societarios inválidos, sean estos nulos
o anulables. Así, el significado de la aparente remisión que aparece en el artículo 150 de la Ley
General de Sociedades a la norma contenida en el artículo 38 (…) no es total sino parcial; puesto
que este acto de subsunción debe ceñirse única y exclusivamente a aquellos supuestos generado-
res de acuerdos societarios propiamente nulos, mientras que los demás supuestos contenidos en
el artículo 38 (…) corresponderán a la hipótesis de aplicación relativas a acuerdos anulables”.
Véase: ROMÁN OLIVAS, Manuel Alipio. Ob. cit., pp. 156-157.
(74) URÍA, Rodrigo; MENÉNDEZ, Aurelio y OLIVENCIA, Manuel. Ob. cit. p. 305.

131
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

VI. LOS EFECTOS DE LA IMPUGNACIÓN Y NULIDAD DE


ACUERDOS SOCIETARIOS

1. Suspensión de los acuerdos


El artículo 145 de la LGS (medida cautelar) establece la posibilidad
de suspender los efectos del acuerdo impugnado a pedido de accionis-
tas que representen más del veinte por ciento del capital suscrito. Aquí
se encuentra otra contradicción; pues si la legitimidad para interponer
la demanda de impugnación le puede corresponder a un solo accionista
(sin que se establezcan exigencias en cuanto a su participación en el capi-
tal social), luego, este demandante, pese a tener un interés legítimo, no
podría por sí solo solicitar la suspensión de los efectos del acuerdo a tra-
vés de una medida cautelar, sino que tendría que recurrir a los accionis-
tas con los que completara el mínimo de capital exigido por la ley, lo cual
solo sería posible si estos son a la vez, demandantes.

Ahora bien, como se trata de una medida cautelar, puede solicitarse


antes de presentar la demanda o iniciado el proceso(75). Como el artículo
145 de la LGS no establece ningún requisito a los accionistas que soli-
citan la medida, puede ser posible que presenten la solicitud de medida
cautelar aquellos accionistas que hubiesen concurrido a la junta e inclu-
sive que hubiesen suscrito el acuerdo; sin embargo, no estarían legiti-
mados para presentar la demanda. Contamos –para que no se produzca
este error– con el juez, que al momento de calificar la procedencia de la
medida cautelar tome especial interés en determinar si los accionistas se
encuentran legitimados o no para solicitar esta caución.

En resumen, si el accionista demandante no representa más del 20 %


de participación en el capital social, no podría solicitar en la vía de la
medida cautelar, la suspensión del acuerdo, aunque sí podría presentar la
demanda de impugnación correspondiente.

Cuestión distinta se presenta; por ejemplo, en la legislación italiana,


en la que el presidente del tribunal o el juez instructor, oídos los admi-
nistradores y los síndicos, puede suspender, si existieran motivos graves,

(75) Ver al respecto el artículo 608 del Código Procesal Civil.

132
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

a petición del socio impugnante, la ejecución de la decisión impugnada,


mediante decreto motivado que será notificado a los administradores(76).

Por otro lado, la legislación argentina señala que, a pedido de parte,


el juez se encuentra facultado para suspender los efectos de la resolución
impugnada, previa garantía para responder por los perjuicios que la sus-
pensión pudiera ocasionar a la sociedad, siempre que existieran motivos
graves que así lo justificaran(77).

2. Subsanación de los acuerdos anulables


La LGS prevé la subsanación como la forma natural de eliminar los
defectos de forma de los acuerdos cuyo contenido material no es contra-
rio a norma imperativa, es decir, aquellos acuerdos con defectos formales
extrínsecos que pueden ser impugnados a través de la vía prevista en el
artículo 139 de la LGS. En este caso, la subsanación de defectos extrín-
secos (como la incorrección o insuficiencia de la información facilitada
por la sociedad, la participación en la reunión de personas no legitimadas,
el error en el cómputo de los votos) podría ser realizada por el órgano
societario responsable del procedimiento formal, por ejemplo, el Direc-
torio o la Gerencia. Es determinante en este caso, el criterio del juez que
debe conciliar la seguridad jurídica, con la agilidad que debe procurarse
en los procesos en materia mercantil y el principio de conservación de los
acuerdos societarios.

3. Revocatoria o sustitución
La LGS prevé la posibilidad de que el acuerdo sea reemplazado o
sustituido por otro, antes de la presentación de la demanda. En este caso,
se configura como causal de improcedencia. Nada impide, sin embargo,
que la sustitución se realice incluso cuando la demanda se encuentra en
trámite. En este caso, el juez de la causa procedería a archivar el proceso
a pedido de la sociedad demandada.

Sin embargo, cabe la posibilidad que dicho acuerdo continúe aun


afectando los el interés social (en el supuesto que la demanda no haya

(76) Véase el cuarto párrafo del artículo 2378 del Código Civil italiano.
(77) Véase el artículo 252 de la Ley de Sociedades Comerciales argentina (LSCA), Ley Nº 19.550.

133
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

sido interpuesta por esta causa y no por defectos de forma). De ser así,
parecería que la de actuación correcta seria el archivamiento del proceso
y la presentación de una nueva demanda por parte del accionista interesa-
do si considera que el nuevo acuerdo aún vulnera el interés social. De lo
contrario, se estaría sometiendo a valoración del juez un nuevo acuerdo
dentro del proceso. En todo caso, debería tenerse como criterios para
aceptar la sustitución:

i) Que, el acuerdo a sustituir sea susceptible de convalidación, es


decir, que solo tenga defectos formales.

ii) Que en el orden del día de la nueva junta se exprese con claridad
el acuerdo objeto de subsanación o convalidación.

iii) Que el acuerdo sustitutorio o de convalidación sea idéntico en


contenido al sustituido y elimine todos los defectos formales.

iv) Que el acuerdo sustitutorio sea expreso.

Cabe la posibilidad que el juez promueva la sustitución del acuerdo


en la etapa de conciliación del proceso, sin embargo, dado que la sus-
titución del mismo debe ser realizada por el mismo órgano (la JGA) se
entiende que en la conciliación solo se podría obtener el compromiso
–por parte del representante de la sociedad– de convocar a una nueva
JGA para ello. El representante no podría por sí solo conciliar respecto
del contenido del acuerdo sustitutorio en tanto que no es el órgano del
que emana la voluntad social.

4. La declaración de nulidad
Ahora bien, si tenemos en cuenta que estamos frente a dos acciones;
una de impugnación y otra de nulidad, puede esperarse que ambas tengan
efectos distintos, debido a la gravedad de los temas que se discutan en
una u otra. Sin embargo, tenemos la siguiente situación: en ambos proce-
dimientos (el de impugnación y de nulidad) el resultado de una demanda
fundada es la declaración de la nulidad del acuerdo.

Si el camino es el previsto en el artículo 139 de la LGS, la senten-


cia que declara judicialmente la nulidad del acto jurídico anulable será

134
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

constitutiva, por cuanto la nulidad del acto anulable no opera ipso iure o


de pleno derecho, sino que se constituye recién por la sentencia que la
declara. En cambio, si la vía procesal es la contemplada en el artículo 150
de la LGS, la nulidad opera de pleno derecho, y la sentencia que se pro-
nuncia respecto de un acto o de un negocio nulo será meramente decla-
rativa y se limitará a constatar que se presentó y operó la causal de nuli-
dad(78). Recordemos en este punto que, de acuerdo al análisis normativo
que hemos realizado, las acciones contempladas en los artículos 139 y
150 de la LGS tienen por lo menos dos presupuestos idénticos.

Debe recordarse, por otro lado, que en el caso del artículo 139 de la
LGS el acuerdo puede ser subsanado o convalidado, y esta convalidación
puede darse en cualquier momento antes de la sentencia. No se llegará
en estos casos a la emisión de una sentencia, pues el juez archivará el
proceso.

VII. EL PLANTEAMIENTO DE UNA SOLA VÍA DE CONTROL


DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS

Un análisis legislativo puede tener dos fines. El primero, aclarar el


sentido de la norma y proponer las vías más adecuadas para su correcta
interpretación y aplicación en aras de la consecución de sus objetivos –y
en estos espacios la doctrina juega un papel muy relevante sobre todo en
materia mercantil–. Y la segunda, proponer vías o mecanismos alternos
para la consecución de dichos objetivos que no siempre suponen el man-
tenimiento de la norma original.

A casi veinte años de la promulgación de nuestra Ley Gene-


ral de Sociedades, se considera que valdría la pena intentar esta segun-
da opción. Y, en este sentido, proponer una vía alterna para el control de
los acuerdos societarios, luego del análisis que se ha realizado en este
trabajo. Sobre todo porque después de lo dicho aquí (y de lo que han

(78) Elías Laroza, señala que la sentencia que declara la nulidad de un acuerdo determina que el
mismo no ha producido efectos jurídicos, al ser la nulidad la declaración de que el acto impug-
nado adolece de algún defecto sustancial en cuanto a su contenido o formulación y tiene efectos
ex tunc, es decir, se retrotrae al momento en que se produjo el acto. En: ELÍAS, Enrique. Derecho
Societario peruano. Ob. cit., p. 390.

135
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

manifestado ya distintos autores) conviene replantear la forma con se ha


abordado el tratamiento del control de los acuerdos societarios.

Coincidimos en la premisa sobre la cual se podría fundamentar la dis-


tinción de las dos vías de acción(79) previstas en la LGS: la existencia de
vicios que pueden hacer nulo o anulable el acuerdo. Sin embargo, no coinci-
dimos con el tratamiento que le ha dado la LGS, por las siguientes razones:

i) Porque el petitorio para ambos casos siempre será la solicitud


de nulidad del acuerdo, sea que se ejercite la vía prevista en el
artículo 139 o el artículo 150 de la LGS, con la diferencia de que
en el ejercicio del primer derecho cabe la convalidación o sustitu-
ción del acuerdo, y en la segunda no.

ii) Porque las sentencias en ambos supuestos (de nulidad y anula-


bilidad) tienen el mismo contenido, es decir, si la sentencia se
declara fundada, el acto es nulo e ineficaz, y la sentencia infunda-
da declarará la eficacia del acto.

iii) Porque estas dos vías llegan a tener prácticamente las mismas
causas para iniciar el ejercicio de la acción si se vincula el ar-
tículo 38 al 150 de la LGS, generando inestabilidad jurídica.

iv) Porque la única diferencia en este contexto serían los plazos de


caducidad en el ejercicio de ambas acciones.

Por esta razón, consideramos que puede existir una sola vía de control
de los acuerdos societarios, que puede enmarcarse dentro del ejercicio del
derecho de impugnación que tiene el accionista(80). De esta manera, para
los casos en que los acuerdos padecen vicios de anulabilidad, se puede

(79) Román Olivas niega la existencia de la “supuesta acción de nulidad al margen de un efectivo
derecho a la impugnación de acuerdo societario” pues, “no cabe separar la acción de nulidad del
derecho de impugnar, puesto que este último en tanto manifestación de la tutela procesal efectiva
en materia mercantil posibilita que el legitimado pueda denunciar la existencia de una situación
jurídica repudiada por el ordenamiento jurídico”. Cfr. ROMÁN OLIVAS, Manuel Alipio. Ob. cit.,
pp. 182-185.
(80) Con similar opinión, Torres Carrasco señala que “una buena alternativa sería eliminar de nuestra
Ley General de Sociedades la llamada acción de nulidad de acuerdos societarios, conservando
únicamente la acción de impugnación como única ruta por la cual los socios puedan cuestionar la
validez de los acuerdo de junta (…)”. Cfr. TORRES CARRASCO, Manuel. Ob. cit., p. 557.

136
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

prever la convalidación o subsanación del mismo por parte de la sociedad


y, de no suceder esto, la sentencia fundada declararía la nulidad del acuer-
do; y, para todos los casos de vicios de nulidad, el efecto de la sentencia
fundada es el reconocimiento de la nulidad del acuerdo.

1. Ejercicio del derecho de impugnación como “única vía” en el


Derecho Comparado
Como se ha señalado en los apartados anteriores, el derecho de impug-
nación de los acuerdos societarios es un derecho derivado de la condición
de accionista y esta categoría no depende de su reconocimiento, expre-
so o no, en la lista de derechos que contiene la LGS(81), de lo contrario,
tendríamos que afirmar que solo los accionistas sin derecho a voto tienen
este derecho, pues es el único caso en el que se encuentra reconocido en la
LGS (art. 96 de la LGS).

El derecho de impugnación de acuerdos es el presupuesto del dere-


cho de acción que tiene el accionista precisamente para impugnar dichos
acuerdos(82). Es decir, porque es titular de este derecho, puede a su vez
“poner en movimiento al órgano jurisdiccional (…) para hacer valer una
pretensión procesal y con la aspiración e que ella será entendida por el
indicado órgano”(83). Entendido esto, se puede hacer un ejercicio para
proponer la impugnación de los acuerdos societarios a través de una sola
vía de acción (y no dos, como actualmente propone nuestra LGS).

Es sabido que la opción de una única vía para la impugnación de los


acuerdos societarios ya se ha desarrollado en otras legislaciones.

En efecto, en el caso español, “el legislador ha desterrado el proce-


dimiento especial, en beneficio de un proceso ordinario, en el que se han

(81) En el mismo sentido, HUNDSKOPF EXEBIO, Oswaldo. Ob. cit., p. 63.


(82) LEDESMA define el derecho de acción como “el poder jurídico de reclamar la prestación de
tutela jurisdiccional”. Cfr. LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Comentarios al Código Procesal
Civil. Tomo I, 3ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, p. 61. Para la definición de la acción véase tam-
bién: GOZAÍNI, Oswaldo. Elementos de Derecho Procesal Civil. Ediar, Buenos Aires, 2005, pp.
43-50. Este autor considera que la “acción es un derecho subjetivo inspirado en el deber del Esta-
do de otorgar tutela jurídica”.
(83) Para una definición de la acción procesal, véase por todos CARRIÓN LUGO, Jorge. Tratado de
Derecho Procesal Civil. Volumen I, Grigley, Lima, 2004, pp. 67-69.

137
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

de valorar tanto los acuerdos nulos como los anulables”(84). Así, la Ley de
Sociedades de Capital española (LSCE) considera que son impugnables
los acuerdos sociales (i) que sean contrarios a la Ley, (ii) se opongan a
los estatutos o al reglamento de la junta de la sociedad o (iii) lesionen el
interés social en beneficio de uno o varios socios o de terceros(85). Permite
la sustitución de los acuerdos anulables incluso cuando ya se inició el
proceso (art. 204.2 de la LSCE). La acción caduca en el plazo de un año,
salvo para los casos en los que el contenido de los acuerdos resulte con-
trarios al orden público. En dicha situación la acción no caduca ni pres-
cribe (art. 205.1 de la LSCE)(86). Como se puede apreciar, si bien el pro-
cedimiento de impugnación se deriva de un mismo derecho de acción,
los plazos de caducidad varían en función de la gravedad de afectación al
orden jurídico que contenga el acuerdo.

La legislación argentina(87) también establece una sola vía de impug-


nación. La norma señala que puede ser impugnada “toda resolución de
la asamblea adoptada en violación de la ley, el estatuto o el reglamento”
(art. 251 de la LSCA). Están legitimados los accionistas que no hubie-
ren votado favorablemente en la respectiva decisión y por los ausentes
que acrediten la calidad de accionistas. También prevé la posibilidad de
que los accionistas que votaron favorablemente impugnen el acuerdo si
su voto es anulable por vicio de la voluntad. Extiende la legitimación a
los directores, síndicos, miembros del consejo de vigilancia o la autori-
dad de contralor. El plazo para impugnar es de tres meses. No distingue
entre acuerdos nulos o anulables para establecer los plazos de caducidad,
y, como la legislación española, el derecho de impugnación no es prerro-
gativa exclusiva de los accionistas.

La legislación colombiana(88) distingue entre acuerdos ineficaces,


nulos e inoponibles cuando se refiere al cumplimiento de los requisitos

(84) Cfr. BRIGANTY ARENCIBIA, Alfredo. Ob. cit., p. 565 y ss.


(85) Artículo 204 de la LSC, que reproduce el texto de la Ley de Sociedades Anónimas anterior
(art. 115.1).
(86) Es este aspecto, la actual LSCE difiere de la LSAe anterior, pues en esta se variaban los plazos de
caducidad de acuerdo a la naturaleza de la pretensión, así, para la nulidad de los acuerdos el plazo
de caducidad era de un año, salvo para aquellos acuerdos contrarios al orden público en el que
no existía plazo de caducidad; y para los acuerdos anulables el plazo de caducidad es de 40 días
(art. 115 de la LSAe).
(87) Véase la LSCA.
(88) Véase Código de Comercio de Colombia (CCC), Decreto N° 410 de 1971.

138
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

de convocatoria y cuórum(89). Asimismo, señala las decisiones de la asam-


blea o de la junta de socios son impugnables cuando no se ajusten a las
prescripciones legales o a los estatutos(90). Se encuentran legitimados los
administradores, los revisores fiscales y los socios ausentes o disidentes.
El plazo para demandas caduca a los dos meses siguientes de la fecha
de la asamblea y el efecto de la sentencia fundada es la declaración de
la nulidad del acuerdo(91). Finalmente, establece como vía general la del
proceso abreviado, en orden a la celeridad que deben tener los actos
mercantiles.

La legislación mercantil mexicana(92) también establece un solo


mecanismo para el control de los acuerdos societarios y prevé la nulidad
de los acuerdos de las asambleas que contravengan los requisitos de con-
vocatoria establecidos en la ley(93), salvo que al momento de la votación
haya estado presente la totalidad de las acciones. Por otro lado, la legiti-
midad para oponerse a los acuerdos de las asambleas generales la tienen
los accionistas que representen el 33 % del capital social(94) (que no hayan
concurrido a la asamblea o hayan dado su voto en contra) y solo en los
casos de infracción a la ley (para lo cual debe señalarse en la demanda el
precepto legal infringido y del concepto de violación)(95). El plazo para
presentar la demanda es de 15 días luego de realizada la asamblea.

Visto el panorama internacional (ciertamente limitado en esta opor-


tunidad por razones de espacio), la adopción de una sola vía podría per-
mitir la restricción de los supuestos de impugnación de acuerdos, única-
mente a aquellos por cuya gravedad amerite la intervención del órgano
jurisdiccional, sin perjuicio de prever un procedimiento ágil y rápido

(89) Así, el artículo 190 del CCC señala que “las decisiones tomadas en una reunión celebrada en con-
travención a lo prescrito en el artículo 186 serán ineficaces; las que se adopten sin el número de
votos previstos en los estatutos o en las leyes, o excediendo los límites del contrato social, serán
absolutamente nulas; y las que no tengan carácter general, conforme a lo previsto en el artículo
188, serán inoponibles a los socios ausentes o disidentes”.
(90) Véase: artículo 191 del CCC.
(91) Véase: artículo 192 del CCC.
(92) Véase la LGSSM.
(93) Véanse: artículos 186, 187 y 188 de la LGSMM.
(94) Véase: artículo 201 de la LGSMM.
(95) Ídem.

139
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

que contribuya a la seguridad jurídica y al mantenimiento –dentro de los


cánones de la ley– de los acuerdos sociales.

En este sentido, se admite que si bien el derecho de impugnación


es un derecho derivado de la condición de socio (en el sentido que se ha
tratado líneas arriba), sus efectos pueden extenderse a terceros (como los
administradores, acreedores, personas vinculadas, etc.) por decisión del
legislador. La extensión del ámbito subjetivo del derecho de impugnación
contribuiría al mantenimiento de la idoneidad de los acuerdos de la JGA
en función del ordenamiento jurídico y del interés social.

2. Pretensión, petitum y causa petendi


La acción tiene como fundamento una pretensión procesal, que no es
otra cosa que aquello que un sujeto pide a otro, a través del órgano juris-
diccional, quien estará encargado de admitir o rechazar la pretensión pro-
cesal mediante la sentencia.

Couture define la pretensión como “la autoatribución de un derecho


por parte de un sujeto que invocándolo pide concretamente que se haga
efectiva a su respecto la tutela jurídica”(96). Ahora bien, toda pretensión
se compone de dos elementos básicos. El petitorio, es decir aquello con-
creto que se pide y la causa petendi, o la causa de pedir, que se vincula
con “las razones de hecho y de derecho que porta la voluntad petitoria
declarada”(97).

En el caso que estamos analizando, tanto en el supuesto que se


presente una demanda en función del artículo 139 o 150, el petito-
rio siempre será el mismo, es decir, el de “invalidar el acuerdo socie-
tario impugnado”(98), al margen de la causa petendi que da origen a la
acción, entendida en el caso particular como “el conjunto de razones
que sostienen siempre la invalidez del acuerdo impugnado, sean estas

(96) CARRIÓN LUGO, Jorge. Ob. cit. p. 70, citando a Eduardo Couture.
(97) GOZAÍNI, Oswaldo. Ob. cit., p. 53. El autor considera como elementos esenciales de la preten-
sión el objeto y fundamento; siendo el primero “el efecto jurídico que se quiere obtener. El pedido
claro y concreto para que se dicte una sentencia favorable”, p. 54.
(98) Así, el artículo 222 Código Civil señala: “El acto jurídico anulable es nulo desde su celebración,
por efecto de la sentencia que lo declare. Esta nulidad se pronunciará a petición de parte y no
puede ser alegada por otras personas que aquellas en cuyo beneficio la establece la ley”.

140
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

por supuestos de vicios de nulidad o anulabilidad”(99). De esta manera, la


causa petendi, será la que determine los efectos de la sentencia.

3. Vía procedimental
Si se asume que la pretensión y el petitorio coinciden en los supues-
tos establecidos por la ley, nada impide que se utilice la misma vía proce-
dimental para solicitar al órgano jurisdiccional el pronunciamiento sobre
la nulidad de un acuerdo societario, al margen de las causales que para
ello se invocaran.

Actualmente, como se aprecia, la LGS tiene dos vías procesales para


el control de los acuerdos societarios:

i) Vía del proceso sumarísimo, para los casos contemplados en el


artículo 139 de la LGS.

ii) Vía del proceso de conocimiento, para los casos contemplados en


el artículo 150 de la LGS.

A esto debemos añadir que también se prevén plazos y formas dife-


renciados, cuando las causales de anulabilidad se amparan en las estable-
cidas en el Código Civil.

Sin embargo, debemos tener presente el que Derecho Comercial se


caracteriza, en todos los casos, por procurar la agilidad en los procedi-
mientos y procesos en función del dinamismo de las instituciones que
intervienen. En este caso, de las sociedades. Así, nada impide que se
pueda instaurar una sola vía para el control de los acuerdos societarios,
que se concretaría a través de la acción de impugnación ya prevista en
el artículo 139 de la LGS, que, con algunos matices, podría aplicarse en
todos los supuestos de nulidad de acuerdos. Es decir, bien podrían venti-
larse todas las causales de impugnación por la vía del proceso abreviado.

Se entiende asimismo, que la vía arbitral se encuentra habilitada


para el ejercicio de la acción de impugnación contra los acuerdos socie-
tarios, en función de lo señalado por el Decreto Legislativo Nº 1071,

(99) Ibídem, p. 185.

141
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

que ha modificado el artículo 48 de la LGS. En este sentido, si se ha


pactado en el acuerdo de constitución o en el estatuto de la sociedad un
convenio arbitral, los accionistas pueden resolver las controversias que
pudiera tener la sociedad con estos a través de la vía arbitral. Como el
convenio arbitral alcanza a los socios, accionistas, directivos, adminis-
tradores y representantes que se incorporen a la sociedad, así como a
aquellos que al momento de suscitarse la controversia hubiesen dejado
de serlo, quedan incluidos todos los sujetos legitimados para impugnar
los acuerdos societarios de según lo señalado en este apartado. Enten-
demos que esta cláusula se aplica incluso en los casos en los que las
causales de nulidad o impugnación que se alegan son las previstas en el
Código Civil.

4. Causas de impugnación
En función de lo dicho hasta aquí, se considerarían acuerdos impug-
nables:

a) Los contrarios a las normas imperativas de la LGS(100).

b) Los que se opongan al Pacto Social o al Estatuto.

c) Los que lesionen los intereses de la sociedad, en beneficio de uno


o varios accionistas.

d) Los que lesionen los intereses de los accionistas en su calidad de


accionistas minoritarios.

(100) La jurisprudencia distingue los tipos de normas que se encuentran previstas en la LGS, así: “(…)
la Ley General de Sociedades contiene normas imperativas, a las que necesariamente debe ceñirse
la sociedad, y normas dispositivas, contra las que se puede pactar en el estatuto. En algunos casos
la propia ley señala que se está ante una norma contra la que se puede pactar, como ocurre con el
artículo 21 que señala salvo estipulación expresa en contrario del pacto social o del estatuto (…);
en otros, la norma establece que contra lo dispuesto en ella no se puede pactar, como el artículo
200 (…); asimismo, en ocasiones la norma está redactada en términos mandatarios o prohibitivos
de modo que queda claro su carácter imperativo, mientras que en otros está redactada en términos
permisivos, dejando ver que se trata de normas dispositivas; en otros supuestos, en cambio, el
carácter imperativo o dispositivo de la norma no puede establecerse literalmente de la misma,
debiendo examinarse –en el supuesto concreto de las normas societarias– si está regulado un
aspecto esencial de las sociedades”. Véase: Resolución Nº 067-2001-ORLC/TR del 13/02/2001
En: ECHAIZ MORENO, Daniel. Manual de Derecho Societario. Grigley, 2012, p. 993.

142
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

e) Los que incurran en causal de nulidad o anulabilidad previstas


en el Código Civil (siempre y cuando se relaciones con aspecto
societario del acuerdo).

Es importante resaltar que el ámbito de aplicación de las nulidades


en los acuerdos societarios debe ser restrictivo en dos aspectos: en primer
lugar, respecto del sujeto que impugna (que se limitaría a los accionistas
y administradores) y el ámbito que sanciona. Ya que, si todos los acuer-
dos societarios se enmarcan, como regla general, dentro de los alcances
de los actos jurídicos (porque en estricto, lo son) cualquier sujeto podría
requerir la nulidad de cualquiera de los acuerdos de la JGA. Lo que se
debe evitar es que la sociedad “expuesta a la incertidumbre de un mer-
cado basado en la competencia”(101), logre que las decisiones de la junta
tengan –dentro de los límites– cierta estabilidad. De lo contrario señala
Kúbler, “implicaría una situación de inseguridad jurídica que traería con-
sigo enormes riesgos para todos los partícipes, y cuya eliminación reque-
riría un gran esfuerzo”(102). Por esta razón, se recomienda limitar la conse-
cuencia jurídica de nulidad radical a un pequeño círculo de infracciones
especialmente graves. Una opción para ello sería que la propia ley enu-
mere los acuerdos nulos, así como se ha intentado en otras legislaciones
(como la LSCE)(103).

5. Legitimidad
La legitimidad para impugnar los acuerdos dependerá de los efec-
tos que se pretenden denunciar. Así, para la impugnación de acuerdos
nulos estarían legitimados los accionistas, administradores y los terce-
ros que acrediten un interés legítimo (sin perjuicio de los límites mencio-
nados líneas arriba). Mientras que para la impugnación de los acuerdos
anulables, se mantendría la legitimidad de los accionistas que manifesta-
ron su oposición al acuerdo y aquellos que no asistieron o fueron impe-
didos ilegítimamente de asistir a la junta. Asimismo, se podría pensar
en incluir como legitimados para impugnar este tipo de acuerdos a los

(101) Cfr. SÁNCHEZ CALERO, Fernando. Ob. cit., p. 354.


(102) KÚBLER, Friedrich. Ob. cit., p. 342.
(103) Sánchez Calero, comentando la legislación española reconoce que, si bien fue un gran avance del
legislador la enumeración de los acuerdos nulos, ha existido mucha dificultad para separar los supues-
tos de nulidad de los de impugnabilidad. Cfr. SÁNCHEZ CALERO, Fernando. Ob. cit., p. 353.

143
ERIKA J. VALDIVIESO LÓPEZ

administradores de la sociedad (gerentes o directores) debido a que la


función principal de estos es la salvaguarda del interés social.

6. Efectos de la sentencia
Como se ha señalado previamente, “el objetivo de la acción de anu-
labilidad no es la declaración judicial de anulabilidad, sino la declaración
judicial de nulidad del acto anulable”, que, además, es el mismo objeti-
vo que persigue a la acción que discute los acuerdos nulos. En otras pala-
bras, el efecto de una sentencia fundada cuando se ejerce la acción de
impugnación aquí planteada sería la nulidad del acuerdo.

Sin embargo, existe una diferencia en el tratamiento de ambos


supuestos(104):

i) La anulación es la única forma de eliminar la causa de impugna-


ción de los acuerdos cuyo contenido infringe una norma mate-
rial imperativa, es decir, los acuerdos con defectos materiales o
intrínsecos. Y, en este sentido, no cabe subsanación del acto nulo.

ii) La subsanación es la forma natural de eliminar los defectos de


forma de los acuerdos cuyo contenido material no es contrario
a una norma imperativa. De tal manera que la impugnación en
este supuesto podría generar o bien la subsanación del acuerdo y
por ende el archivo del proceso, o la anulación del acuerdo de no
mediar subsanación.

La revocatoria o sustitución del acuerdo puede presentarse en ambos


supuestos, siempre y cuando sea la propia JGA la que, válidamente cons-
tituida, emita un nuevo acuerdo, dejando a salvo los derechos de terceros
que hayan contratado con la sociedad al amparo del acuerdo nulo. Ello en
aplicación del principio de conservación de los actos de la sociedad.

En efecto, la sentencia que declare fundada la impugnación produci-


rá efectos frente a la sociedad y todos los accionistas, pero no afectará los

(104) BRIGANTY ARENCIBIA, Alfredo. Ob. cit., p. 569.

144
EL CONTROL DE LOS ACUERDOS SOCIETARIOS EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA

derechos adquiridos por terceros de buena fe a consecuencia del acuerdo


impugnado.

Todo ello se permite pues el proceso de impugnación está informado


de un principio societario básico “se busca dar celeridad y efectividad a
las impugnaciones, con miras a no perjudicar el normal desenvolvimiento
de las actividades de la sociedad, pero procurando dar elementos sufi-
cientes para que el derecho pueda ser cabalmente ejercido”(105).

A MODO DE CONCLUSIÓN

A lo largo de este trabajo, hemos intentado analizar –desde una


óptica crítica– el régimen de control de los acuerdos societarios previsto
en nuestra legislación. Se han detectado los problemas que podrían sur-
gir de la implementación de dos regímenes que, aunque aparecen diferen-
ciados, superponen sus causales. Luego, se ha realizado una propuesta,
muy grosso modo, de un régimen único de control de acuerdos societa-
rios, tomando como referencia la legislación comparada. Esta propuesta,
es verdad, puede ser objeto de un mayor análisis, y se enriquecerá en la
medida en que sea abordada por la doctrina.

Si consideramos que no está por demás plantear el reordenamiento


de lo concerniente al control de los acuerdos societarios en nuestra LGS,
como un mecanismo cuyo fundamento sea la protección de los intereses
de la sociedad (entendido como la suma de los intereses individuales de
los accionistas), con lo que, ningún accionista puede activar los mecanis-
mos de control alegando la afectación de sus intereses individuales (salvo
en los casos de los accionistas minoritarios y restringidos a aquellos que
afecten directamente a alguna de las características de su participación).
Y finalmente se debe contar con el criterio valorativo del juez para que
–en función de las características especiales del Derecho Mercantil– filtre
la acción de impugnación hacia aquellos temas propiamente societarios,
sin perjuicio de dejar a la legislación común, la regulación del régimen de
nulidad general de los actos jurídicos.

(105) ELÍAS LAROZA, Enrique. Ob. cit., p. 526.

145
Nulidad e impugnación
en el espectro societario
Evidencia de errores en su sistemática jurídica

Karla Alexandra AGUIRRE MORENO(*)

I. ADVERTENCIA INICIAL: DELIMITACIÓN TEMÁTICA

En la elaboración del presente artículo, más que hacer comentarios


sobre la naturaleza jurídica de la norma societaria, lo que se pretende
abordar es la exposición de un tema deficientemente enfocado y plasma-
do en nuestra Ley General de Sociedades (en adelante, la Ley), el cual
no tiene la categoría de vacío legal, sino de total desequilibrio congruen-
cial. Consideramos interesante recalcar que dicha confusión y duplicidad
normativa conforme una visión particular, sí ha sido a la fecha abordada
doctrinaria y jurisprudencialmente incluso hubo un Pleno Jurisdiccional
Nacional Comercial de 2013 que lo analizó; lo lamentable es que a pesar
de ello a la fecha no existe una propuesta legislativa sobre el particular.

Conforme a esta premisa echaremos un vistazo al régimen societario,


concretamente a los artículos 38 y 139 al 150 de la Ley, para luego cen-
trarnos en la pregunta de por qué no existe una norma societaria que de
manera expresa, categórica y uniforme nos deslumbre con una correcta
aplicación legislativa, entre lo que se debe entender por causales de nuli-
dad e impugnación sin que las mismas entren en contraposición las unas
frente a las otras.

(*) Abogada titulada por la Universidad de Lima con calificación summa cum laude, con estudios
concluidos en máster en Derecho Empresarial por la Escuela de Posgrado de la Universidad de
Lima, magíster en Derecho Empresarial por el Centro de Posgrado de la Universidad Autónoma
de Madrid (España). Actualmente labora en el Estudio Flint Abogados.

147
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

II. INTRODUCCIÓN

A lo largo del presente análisis tocaremos uno de los temas societa-


rios, que a nivel doctrinal aún no encuentra uniformidad, ni el Derecho
Comparado que contiene en su mayoría normas especiales ha conse-
guido estandarizar un mismo criterio. Nos referimos a lo que el régi-
men normativo en el Perú denomina nulidad e impugnación societaria
o también conocido como régimen dual. Tema que como se demostrará
no solo tiene vacíos legislativos, sino lo que es peor, presenta incon-
gruencias normativas, lo que a priori indica que lamentablemente y des-
pués de muchos años de haber entrado en vigencia, nuestra actual Ley
General de Sociedades –Ley Nº 26887– (en adelante, Ley societaria)
no ha superado a su predecesora y no ha podido incorporar mejoras en
torno al tema.

Si lo que se busca es evidenciar errores en su regulación debemos


partir de su origen. El Derecho Societario se presenta como marco legal
de protección a los accionistas confiriéndoles la capacidad de ver pro-
tegidos sus derechos, y para ello se les extiende dos tipos de derechos
inherentes a ellos: los económicos o patrimoniales y los políticos o admi-
nistrativos. Es respecto de estos últimos, en concreto a través del ejerci-
cio del derecho de voto, el cual tiene estrecha vinculación con el derecho
de cuestionar, de los que se valen los accionistas para ejercer su defen-
sa frente a posibles vulneraciones de sus derechos. Vulneraciones que se
hacen notar en el seno de su máximo órgano societario, la Junta General
de Sociedades (en adelante, Junta).

Es en la Junta donde se manifiesta la voluntad de la sociedad, es


aquí donde tales decisiones bien pueden garantizar a los socios la con-
tinuación satisfactoria de sus intereses, o por el contrario la vulneración
de estos. Por ello, y con la finalidad de evitar que en la vida societaria
se presenten conflictos en desmedro de sus miembros y de terceros nace
acertadamente la necesidad de plantear un “cuestionamiento”, que se
materializa con la herramienta jurídica de la “nulidad e impugnación”.

Ambas son acciones que desde la perspectiva conceptual, y desde


un punto de vista personal entrañan la misma esencia civilista del acto
jurídico; ergo en el espectro societario ameritan más consistencia y no
porque el acuerdo societario a cuestionar sea un negocio jurídico (acto

148
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

jurídico en el Derecho Civil) sino porque las consecuencias de una mala


regulación –como se demostrará más adelante– hacen más gravoso el
desarrollo de cualquier repertorio de instrumentos legales tendientes a
cautelar los derechos de los socios. Para confirmar esta primera aseve-
ración que nos permitimos esbozar tengamos presente que “la nulidad
de las decisiones de Junta obedece a un régimen especial que se aparta
del Código Civil, máxime en nuestro Derecho en el que el Código Civil
regula la nulidad del acto jurídico en general sin proveer el acto jurídico
colegial”(1).

Partimos de la idea de que es difícil asumir con certeza cuándo es


válido un acuerdo de Junta o determinar, cuándo este es nulo o cuando tal
decisión ha sido adoptada conforme a Ley. Pero más difícil es aún deter-
minar cuándo puede ser absolutamente nulo o anulable. Lo claro es que
del análisis de la causal que lo provee dependerá la trascendencia de esta
distinción, además de considerar que la determinación de la invalidez
como situación de anormalidad estructural de un acuerdo societario, no
puede ni debe dejar de considerar sus dos únicas consecuencias jurídicas:
la nulidad y anulabilidad.

Somos conscientes de que nuestro ordenamiento jurídico no nos per-


mite llenar todos los vacíos legales de forma inmediata, pues siempre
se presentan nuevas situaciones por regular; sin embargo, la figura de la
“nulidad e impugnación” no es un tema relativamente nuevo, ha sido tra-
tado por la predecesora Ley societaria. Por ello, nos sorprende de sobre-
manera no la poca trascendencia que se ha dado a la misma en materia de
cuestionamiento de acuerdos societarios –pues como se demostrará en el
presente artículo, doctrina al particular hay mucha– sino el escaso vigor a
un tema que urge practicidad modificatoria.

No obstante, tal como veremos más adelante nuestra actual Ley con-
tiene normas ambiguas e incluso duplicidad en sus causales (de nuli-
dad e impugnación) lo que a propósito nos lleva a esbozar varias inte-
rrogantes: Frente a esta oscuridad normativa ¿cuánto más se requiere
para evitar el detrimento de la seguridad jurídica? ¿Cuántas confusiones

(1) HALPERIN, Isaac. Sociedades anónimas. Examen crítico. Ley Nº 19.550. Ediciones Depalma,
Buenos Aires, 1978, p. 639.

149
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

e interpretaciones tienen que seguir existiendo para que el problema ter-


mine? ¿Si los legisladores saben que este tema en el ámbito civil es de
por sí complicado, no se han preguntado que mayores complicaciones de
regulación se presentan en el ámbito societario? ¿Qué se ha hecho al res-
pecto? Intentaremos analizarlo con un criterio lógico jurídico.

III. ASPECTOS PRELIMINARES A CONSIDERAR

Queremos hacer un hincapié inicial.

No pretendemos desmerecer en su totalidad a nuestra ley societaria


en torno al tema (entiéndase nulidad e impugnación), pues el solo hecho
de incluirla ya es considerado acertado y clasificatorio a nivel de legisla-
ción comparada. Distinto sería si se negaran tales herramientas. El plan-
tear este análisis no resta importancia a ciertos cambios que se han veni-
do presentando en la norma, y que si bien no son innovativos –como sí lo
es la legislación italiana o lo suficientemente coherentes como la legisla-
ción española– merecen ser considerados.

Recalcar también que en el análisis que nos ocupa existen muchos


temas de Derecho Civil inmersos. No es nuestro propósito incursio-
nar en ellos, solo hacer un análisis exhaustivo de la misma en el espec-
tro societario, toda vez que la impugnación de acuerdos societarios es un
tema arduo que ni aun las legislaciones que contienen normas especiales
sobre la materia han podido resolverla, de ahí que nuestro legislador haya
seguido haciendo caso omiso a esta problemática.

Tal como indicamos, se trata de un tema que guarda relación con el


Derecho Civil por lo que en principio podría sostenerse que los acuer-
dos adoptados en Junta constituyen un tipo especial dentro del género de
negocio jurídico que bien puede verse resuelto por nulidades establecidas
en el Derecho Civil. Cabe precisar que un acuerdo societario no deja de
ser un acto jurídico y, por tanto, susceptible de que los accionistas puedan
someter sus discrepancias a normas sobre nulidad civil. Ergo considera-
mos que esta no es la solución y no porque las ramas del Derecho difie-
ran sino porque su propia interpretación legal así lo indica.

150
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

Cabe precisar, sobre el particular, que la nulidad contenida en el ar-


tículo 150 de la Ley difiere en no pocos aspectos de la nulidad civil, toda
vez que el derecho de cuestionar un acuerdo aun cuando tenga la catego-
ría de negocio jurídico “es una herramienta legal que permite revisar en
sede judicial o arbitral la validez de los acuerdos aprobados por la mayo-
ría que pretende imponer su voluntad”(2). Y el hecho de que el término
“impugnación” se encuentre presente a lo largo de la Ley sin que obedez-
ca a un determinado criterio no significa que se le tenga que restar pre-
sencia y aplicar la norma civil. Su incorporación está por algo.

IV. A PRIORI: LA NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL


ESPECTRO SOCIETARIO

Luego de haber comentado lo precedente, podemos concluir que a


nivel civil existe mucha doctrina que analiza la validez o no de un acto.
Centrándonos en lo que nos ocupa, a continuación, esbozaremos algunos
conceptos que se vienen manejando a nivel societario y que nos permiti-
rán diferenciar la nulidad de la impugnación, solo para así poder entender
la verdadera ratio legis de por qué un tratamiento diferenciado cuando en
la normativa plasmada –tal como demostraremos más adelante– sus cau-
sales se contraponen al punto de presentar incoherencias en su ubicación.

La facultad de la que goza todo socio de cuestionar un acuerdo no


viene a hacer otra cosa que el derecho expedito de impugnar. La impug-
nación a su vez se concreta con la nulidad o anulabilidad, tal como se
indica en nuestro Código Civil, sin embargo a nivel societario tales
acciones reciben otra denominación. La permanencia de la nulidad más el
cambio de anulabilidad por impugnación. Cuestión terminológica que no
amerita mayor detalle. Igual opinión vierte Marcial Rubio cuando señala
que “la anulabilidad ha recibido diversas denominaciones. Se encuentran
entre ellas la vulnerabilidad utilizada en la obra de Savigny, la de nulidad
relativa y la impugnación(3)”.

(2) ALDEA CORREA, Vládik. Los acuerdos de accionistas y socios. Requisitos societarios. 2ª
impresión, Thomson Reuters EBC ediciones, Lima, 2013, p. 72.
(3) RUBIO CORREA, Marcial. Nulidad y anulabilidad del acto jurídico. Volumen IX, PUCP, Lima,
2013, p. 29.

151
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

Entendamos por “nulidad a la improductividad automática y general


de los efectos, en definitiva ineficaz, siendo anulable (impugnable socie-
tariamente) lo que produce precariamente sus efectos típicos”(4). En con-
secuencia, siguiendo esta lógica diremos que la nulidad dependerá de la
violación de una norma que protege un interés general –compartimos en
este sentido el criterio adoptado por la Corte de Casación de Italia quie-
nes manifiestan que la nulidad es una acción popular de la minoría contra
la mayoría– y su contrapartida “la impugnación aquella que protege un
interés individual”(5).

No menos importante para nosotros es dejar constancia que existen


quienes consideran la nulidad de los pactos sociales, los acuerdos socie-
tarios y los acuerdos de juntas generales de accionistas como otro tipo de
nulidad “especial”. Lo claro es que, sea o no una categoría especial, la
intención del legislador de regular, por un lado, el artículo 38 –nulidad de
acuerdos societarios– y, por otro, el 139 –acuerdos impugnables– fue la
de distinguir entre causales de nulidad y anulabilidad.

1. El “cuestionamiento” ¿de los acuerdos del Directorio o de la


Junta General de Accionistas?
Según manifestáramos líneas precedentes, los accionistas tienen
el derecho político de impugnar, esto es, de cuestionar la validez de un
acuerdo según se vean o no beneficiados. Entendamos por cuestionar(6) a
aquella actitud que adoptan los socios y/o terceros en torno a un tema en
particular que será materia de discusión o ponderación de duda. Siguiendo
a Abramovich “el término genérico contempla tanto a la acción de impug-
nación como la acción de nulidad”(7).

(4) SACCO, Rodolfo. Il contratto invalido. Tomo III, 3ª edición, UTET, Turín, 2004, p. 945.
(5) A los efectos se toma en cuenta la posición de Donati quien estima que “la impugnación es
una acción individual ejercida contra la sociedad en protección del ordenamiento social”. En:
HALPERIN, Isaac. Sociedades anónimas. Examen crítico. Ley Nº 19.550. Ediciones Depalma,
Buenos Aires, 1978, p. 648.
(6) Enciclopedia Jurídica Omeba. Tomo XXIV, Edición Omeba, México.
(7) ABRAMOVICH ACKERMAN, Daniel. “La problemática de la impugnación y la nulidad de
acuerdos en la Ley General de Sociedades”. En: Themis. Revista de Derecho Nº 47, PUCP, Lima,
2003, p. 244.

152
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

Es menester hacer un paréntesis para centrarnos en un primer error


de sistemática jurídica, el que a efectos prácticos lo formulamos con
la siguiente pregunta: ¿Lo que se impugna son solo las decisiones de la
Junta o cabe la posibilidad de cuestionar los acuerdos adoptados por el
Directorio?

Nuestro régimen normativo societario al respecto se muestra parco


limitándose a hacer referencia a la “impugnación o nulidad de acuerdos
societarios”, en ninguna norma de la Ley se hace referencia al tema de
impugnación de acuerdos del Directorio, al menos no de la forma expre-
sa como se debería establecer a fin de evitar interpretaciones disímiles.
En modo alguno se puntualiza de quién emana dicho acuerdo. Situación
prima facie que amerita ser puesta en consideración más aún cuando en
muchos procesos(8) presentados en sede comercial se viene cuestionando
esta posibilidad que tiene como consecuencia su inmediata declaración
de improcedencia, justamente por no estar regulada en la Ley.

Es cierto que nuestra Ley no regula esta posibilidad por lo que en


principio no resultaría procedente tal accionar. Pero, evidentemente,
resulta inaudito que la falta de regulación como error de evidencia jurí-
dica sea fundamento para declarar improcedente una situación de hecho
que perjudica el interés social. Por ello, está situación no regulada por la
Ley no nos debe hacer pensar que su posibilidad se descarte. Si partimos
de que la Ley no la prevé, ergo no la prohíbe. Pero indudablemente toda
afirmación de cualquier tipo requiere su fundamento. Exponemos tres:

Primero, recordemos que se le concede relevancia al cuestionamien-


to de un “acuerdo social”. Siendo así, en el entendido de que un “acuerdo
social” es una decisión producto de un órgano societario por consecuen-
cia bien puede entenderse que cabe la posibilidad de cuestionar un acuer-
do emanado del Directorio, toda vez que este es también un órgano socie-
tario identificado como órgano de administración, dígase lo mismo en
el caso de los acuerdos emanados por la Gerencia como órgano de ges-
tión. Como se observa desde el punto de vista del enunciado de las nor-
mas, la ley solo indica el término “acuerdo societario”; no establece que

(8) La relación de procesos en los cuales se cuestiona la posibilidad de impugnar o anular un acuerdo
del Directorio han sido expuestos por el Pleno Jurisdiccional Nacional Comercial 2013.

153
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

el mismo sea emanado del máximo órgano de la sociedad: Junta General


de Accionistas.

Segundo, tomemos en cuenta la ubicación de las normas (38, 139 y


150). El artículo 38 sobre la nulidad de acuerdos sociales se ubica den-
tro del capítulo de reglas aplicables a todas las sociedades; esto es, se tra-
taría de una regulación genérica que se aplica a los acuerdos que emanen
producto de actividades políticas o económicas con independencia del
órgano que lo expone. Ahora bien, sobre los artículos 139 y 150 si bien
se ubican dentro del capítulo de Junta General de Accionistas –lo cual
podría entorpecer mi posición– esto podría implicar en principio que sus
causales son exclusivas de dicho órgano y, por ende, impedir que se cues-
tione las decisiones adoptadas por el Directorio.

Acá se advierte una incorrecta ubicación de las normas. Desde el


punto de vista de la ubicación de las normas la impugnación (art. 139)
solo procedería contra acuerdos de la Junta. Pero llevando esto a la nuli-
dad, la situación se nos muestra confusa. En principio solo procede-
ría la nulidad (art. 150) contra decisiones de la junta, pero nos pregunta-
mos qué hace la regla general de nulidad (art. 38) dentro de la regulación
genérica. Por qué ubicar, por un lado, causales de nulidad como regla
general aplicable a todos los acuerdos que emanan del órgano societa-
rio para luego, más adelante, volver a aplicar causales de nulidad –nue-
vas e iguales a las primeras– en la regulación exclusiva de la Junta. Esta
errónea ubicación entorpece la posibilidad de impugnar los acuerdos del
Directorio.

Tercero, una opinión respetable es aquella que considera que las


decisiones de los Directores –por tener responsabilidad ilimitada–
no deben ser cuestionadas, pues así “compensan la carga que sopor-
tan, de lo contrario no habría incentivos suficientes para aceptar tales
encargaduras”(9). No comparto este criterio, pues el hecho de no gozar
de una responsabilidad limitada no lo convierte en un órgano intocable
más aún cuando la designación a dicho cargo no es bajo presión; por el

(9) ECHAIZ MORENO, Daniel. “¿Cabe la impugnación y/o nulidad de los acuerdos del Directo-
rio? A propósito del debate en el Pleno Jurisdiccional Comercial 2013”. Página web del Estudio
Echaiz. Los comentarios vertidos son resúmenes de las ponencias del Pleno.

154
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

contrario, su aceptación al cargo presupone conocimiento de su responsa-


bilidad. Ante todo prima el interés social.

En definitiva, desde mi posición considero que las causales de


impugnación (art. 139) y de anulación (arts. 38 y 150), que en la prácti-
ca son exclusivas para las decisiones de la Junta General de Accionistas,
pueden también ser consideradas causales para el accionar de los socios
contra las decisiones del Directorio; siempre –y recalco esta salvedad–
que la situación de hecho se configure dentro de la causal, es decir se
transgreda el interés social. Refuerzo esta afirmación aún a costa de no
ser gratamente recibida por buena parte de la doctrina.

2. Análisis interno de las causales de nulidad e impugnación


En el presente acápite analizaremos los vacíos e incongruencias de
las disposiciones normativas (arts. 38, 139 y 150) que sustentan nuestro
análisis. Advertir que el solo hecho de estar presente ya da muestra de
una aparente intención del legislador de distinguir entre causales de la
acción de anulabilidad y nulidad. Nos resta determinar si las razones o
motivos en los que se fundan dichas causales guardan o no relación entre
sí o si, por el contrario, representan una exposición de causales incon-
gruentes a la naturaleza misma de la acción.

2.1. De la acción de nulidad


2.1.1. Interpretación de las causales del artículo 38 de la Ley
General de Sociedades
Ante la falta de regulación específica de norma que establezca la
posibilidad de cuestionar los acuerdos adoptados por el directorio, con-
sideramos ponderar el artículo 38 por ser esta la norma que materializa
dentro de la regulación genérica el solicitar la impugnación de acuerdos
societarios. Del análisis de las causales siguientes podemos descubrir una
serie de errores sistemáticos:

a) Omisión de formalidades de publicidad prescritas

Sobre esta primera causal nos queda claro que la intención del
legislador ha sido la de evitar que se lleven a cabo convocatorias
de junta de accionistas sin las garantías de antesala que implica.

155
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

De esta forma, se evita que –de manera inescrupulosa– se pue-


dan concretar juntas sin cumplir los parámetros legales. Pero en
concreto a qué formalidades nos referimos. Nuestra ley societaria
regula el tema de publicaciones en su artículo 43, pero es el ar-
tículo 116 el que hace referencia a las formalidades y/o requisitos
que debe contener la publicidad de la convocatoria a junta.

Por ende, acá nos encontramos frente a un segundo error de siste-


mática jurídica que da pie a preguntarnos lo siguiente: no hubie-
ra sido preferible cambiar el enunciado “omisión de formalida-
des de publicidad” por “contraria a norma imperativa”, toda vez
que en resumidas cuentas lo que se vulnera como esencia es una
disposición societaria (vulnera el art. 116). Conviene catalogar
esta causal de nulidad con base en un género y no identificarla de
forma específica; de lo contrario, nos extenderíamos en tipificar
múltiples causales por el solo hecho de transgredir una norma.
No se trata de señalar que la causal es nula por vulnerar un deter-
minado artículo, basta desde mi opinión indicar que la misma
es nula por ir contra una norma imperativa. Entendamos como
norma imperativa a aquella  norma jurídica  que posee un conte-
nido del que los sujetos jurídicos no pueden prescindir(10), así se
establece que se trata de normas jurídicas de inescapable cumpli-
miento, reglas que deben ser observadas sin margen para eludir-
las; de ahí que se las llame de derecho necesario(11).

Nuestra regulación no debe ser tan precisa en la calificación del


enunciado de sus causales; esto es si bien comparto la necesidad
de considerar nula esta causal, ello debe obedecer no por la omi-
sión de formalidades de publicidad sino por simplemente omi-
tir una norma imperativa. He aquí la importancia nuevamente
del concepto de norma imperativa al que se ha hecho referen-
cia. Es conveniente para efectos prácticos saber diferenciar cau-
sales genéricas de aquellas específicas –estas últimas pueden sin
problema presentarse y de ser el caso ser analizadas– ya que la

(10) El concepto de norma imperativa se contrapone al de  norma dispositiva, pues en este último
supuesto la norma y su contenido están supeditadas al principio de autonomía de la voluntad.
(11) Enciclopedia Jurídica Omeba. Tomo XXIV, Edición Omeba, México.

156
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

norma imperativa tiene un rango preferente, una jerarquía supe-


rior sobre el precepto privado”(12).

b) Contrario a la leyes que interesan al orden público y buenas


costumbres

Nuestra ley señala que son nulos los acuerdos contrarios a las
leyes que interesan al orden público y buenas costumbres. Se
trata de una causal que hace referencia al orden jurídico  y, por
tanto, asegura los fines esenciales de la colectividad; esto es
cuando se transgreden normas por razón de moralidad, más
concretamente cuando se vulnera la observancia de un con-
junto de normas jurídicas cuyo  cumplimiento es indispensa-
ble para preservar el mínimo de condiciones necesarias para
una convivencia normal.

Esta causal, a diferencia de la antes comentada, sí resulta más


coherente, pues no todas las normas son de orden público por lo
que amerita –según el caso– analizar si el acuerdo de la Junta en
efecto se contrapone a esta categoría. Más aún cuando los acuer-
dos que vulneran esta categoría son productos de actos ilícitos
regulados en el numeral 8 del artículo 219 de nuestro Código
Civil. No obstante, en esta disposición se evidencia que las omi-
siones de publicidad prescritas no se asemejan estrictamente a los
acuerdos societarios regulados en el numeral 6 del artículo 219
del mismo Código.

Por último, es acá donde nos encontramos con un tercer error sis-
temático. Si lo que la ley ha querido plasmar son causales con-
cretas de nulidad, ¿por qué incluir la calificación de contrario “al
orden público y buenas costumbres”, si estos conceptos luego
de haber expuesto sus definiciones no son otra cosa que concep-
tos ligados al de “normas imperativas”? Incumplir con formali-
dades prescritas y/o contravenir normas que alteren la categoría

(12) STIGLITZ, Rubén Saúl. Autonomía de la voluntad y revisión del contrato. Volumen I, Editorial
Lexis Nexis, Buenos Aires, 1992, p. 27.

157
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

de orden público y buenas costumbres son en resumidas cuentas


vulneraciones a normas imperativas.

c) Contrario a las estipulaciones del pacto social o estatuto

Es pertinente adentrarnos en dos comentarios: Primero, estamos


frente a una causal distinta a su antecesora. Recordemos que en la
anterior ley societaria solo se hacía referencia al Estatuto y no al
pacto social, y segundo la intención del legislador es otorgar cali-
dad de norma jurídica a las estipulaciones del pacto social y estatu-
to; esto es, se está concediendo rango jurídico a la voluntad de los
socios plasmada en el cuerpo de disposiciones de las sociedades.

A diferencia de las dos causales anteriores, acá sí consideramos


que no estamos atentando contra una norma imperativa porque
la obligatoriedad de estas estipulaciones no emanan de una dis-
posición legal sino de la voluntad de los socios plasmada en el
instrumento matriz (pacto social) y normas estatutarias (estatuto).
Diferente sería si llevamos la especulación a otros escenarios, por
ejemplo si el pacto social contiene una estipulación contraria a
una norma imperativa esta sí devendría en nula.

Como es evidente estas causales no están expresamente regula-


das en el artículo 219 del Código Civil. Por consiguiente, com-
partimos en total sentido con Romas Olivas al señalar que “un
acuerdo societario que contraviene en su contenido o en su pro-
ceso formativo una norma estatutaria, no necesariamente devie-
ne en anulable por cuanto si bien la norma reproduce una norma
jurídica de naturaleza imperativa, en modo alguno puede enmar-
carse en las causales del 139”(13).

d) Lesionen los intereses de la sociedad en beneficio directo o


indirecto de uno o varios socios

Esta causal tiene como premisa la configuración de dos hechos


que no son excluyentes: lesionar los intereses de la sociedad, esto

(13) ROMÁN OLIVAS, Manuel Alipio. El derecho de impugnación de acuerdos societarios. Grijley,
Lima, 2010, p. 143.

158
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

es perjudicar, afectar o alterar el normal desarrollo de la organi-


zación, por un lado; y, la producción de un beneficio sea direc-
to o indirecto a favor de algún socio. La intención de esta causal
es “exigir copulativamente la concurrencia de ambos supuestos
‘lesión y beneficio’, esto es una relación de causalidad entre uno
y otro supuesto normativo”(14).

Se trata pues de premisas no excluyentes pero que sin embargo


–a mi modo de apreciar– no tienen por qué ser así, pues desde el
momento en que se lesiona el interés de la sociedad con indepen-
dencia de los sujetos y la forma en que fueron beneficiados ya es
menester cuestionar el acuerdo. ¿Por qué esperar que ese perjui-
cio “beneficie” a uno o varios socios?

Acertada o no esta apreciación queremos recalcar que así como


se presentan errores jurídicas también hay aciertos. El conteni-
do de palabras que embarga esta causal no era el mismo en la
Ley predecesora, pues antes solo se hacía referencia al “benefi-
cio directo” omitiendo el “beneficio indirecto” con lo cual per-
fectamente un socio podría –a efectos de no estar incurso en
esta causal– generar su beneficio a través de un tercero como
podría ser su familiar, dando carta abierta para lesionar a la
sociedad con beneficios ocultos. Por ejemplo, un acuerdo que
establezca la venta de uno de sus locales a precio ínfimo a favor
de un tercero (primo lejano de uno de los socios, para que luego
este lo pueda recuperar o recibir el bien de forma ficticia como
derecho propio).

2.1.2. Interpretación de las causales del artículo 150 de la Ley


General de Sociedades
A efectos de presentación hubiera sido pertinente –como lo vienen
realizando buena parte de la doctrina– empezar el análisis de la nulidad
comentando el presente artículo por ser este el que contiene –a modo per-
sonal– la principal causal que da mérito a la acción de nulidad. Nos esta-
mos refiriendo a aquella que considera nulo todo acuerdo contrario a una

(14) Ibídem, p. 178.

159
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

“norma imperativa”. Es curioso que nuestro legislador haya preferido


considerar esta causal dentro del capítulo aplicable a la Junta General de
Accionistas y no dentro del capítulo de Reglas Generales a pesar de que
esta causal está presente en dos de las causales que se describen en el
artículo 38.

a) Acuerdos contrarios a normas imperativas

Hemos indicado que una norma imperativa es aquella de la cual


por su propia naturaleza jurídica no se puede prescindir, por lo
que el comentario de esta causal ya resulta bastante claro en tér-
minos conceptuales. Solo debemos añadir que estamos frente a
una causal que toma en cuenta al acuerdo en su conjunto, esto es,
se trata de una causal que toma como premisa que el acuerdo sea
contrario a una norma sin entrar en detalle si su contenido vul-
nera o no. Hacemos esta precisión pues, tal como analizaremos
más adelante, existe una causal de impugnación que de forma no
acertada –a mi modo personal– e incurriendo en un error de lin-
güística hace alusión a la palabra “contenido contrario a ley”.

b) Acuerdos que incurran en causales de nulidad previstas


en la Ley o Código Civil

Cuando la Ley se refiere al Código Civil esto nos remite a su ar-


tículo 219 en el que se regula las causales de nulidad civil; ergo,
se podrá solicitar la nulidad de un acuerdo por causales civiles.
Lo que en principio podría dar pie a diferentes interpretaciones.
Pero es la “nulidad prevista en la Ley”, la que una vez más se
presenta como un error de sistemática jurídica, pues –tal como
hemos visto– a pesar de ser la regla general aplicable a toda nuli-
dad el artículo 38 choca con el artículo 150. No nos explicamos
cómo el artículo 150 que se supone es una norma “especial”–en
concreto por su ubicación dentro del capítulo de Junta General de
Accionistas– nos remite nuevamente al supuesto del artículo 38.

Si, por un lado, se quiere establecer la nulidad dentro de la Junta


de Accionistas, el incluir una remisión expresa –causales de nuli-
dad previstas en la Ley– incluye también el supuesto general del
artículo 38, generando así una duplicidad.

160
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

2.2. De la acción de impugnación


Como contrapartida a la nulidad de los acuerdos, surge la figura de la
impugnación en donde con más claridad podremos apreciar la duplicidad
de normas e incongruencias jurídicas societarias.

2.2.1. Interpretación de las causales del artículo 139 de la Ley


General de Sociedades
a) Acuerdo cuyo contenido sea contrario a Ley

Esta primera causal de impugnación que a todas luces pareciera


ser sencilla por la redacción concreta que tiene, es la que contra-
riamente da pie a múltiples apreciaciones.

Empezamos cuestionándonos por qué incluir en el enuncia-


do de esta causal la palabra “contenido” si basta con indicar que
es plausible de impugnación cuando “el acuerdo sea contrario a
Ley”. Pareciera que nuestro legislador, lejos de establecer causa-
les específicas, lo que ha hecho es establecer enunciados con tra-
tamientos diferentes; así, por ejemplo, por qué para la causal de
nulidad hace alusión a “los acuerdos contrarios a normas impera-
tivas” (art. 150) y no precisa “acuerdos cuyo contenido sea con-
trario a norma imperativa”; por qué en un caso –para la impugna-
ción– hace referencia al “contenido” y en el otro –nulidad– solo
refiere el término genérico “acuerdo”. He aquí otro error de sis-
temática jurídica. El intentar muchas veces dar denominacio-
nes a las causales lo que genera es engrosar su esencia. Basta-
ba, desde una opinión personal, considerar que el acuerdo –en su
contexto general– es merecedor de impugnación cuando “es con-
trario a Ley”.

Esta redacción desafortunada da lugar a equívocos que lamen-


tablemente sí se justifican. Así, si nos ceñimos literalmente al
enunciado de esta causal (“contenido contrario a ley”) pode-
mos con buen criterio alegar –desde la posición del socio que
no desea que su acuerdo sea impugnado– que la decisión de la
Junta que se discute no es impugnable, pues el acuerdo es per-
fectamente válido; y, en consecuencia, se tendría que refutar que
una cosa es la validez del acuerdo y otra muy distinta la validez

161
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

del contenido del acuerdo. Por más increíble que parezca, la sola
incorporación de un término –“contenido”– sin un análisis cohe-
rente puede dar lugar a defensa a quienes no están de acuerdo
con la interposición de impugnación.

A modo de ejemplo: Se realizó una junta en la que se acordó


aumentar el capital social de la sociedad, el acuerdo como tal es
válido y, por ende, no susceptible de impugnación. Craso error.
Resulta que aun siendo un acuerdo válido, este se realizó sin que
tal punto haya sido materia de agenda en la convocatoria a dicha
Junta. Acá se plantea la pregunta: ¿Cómo refutar esto si en efecto
el contenido de agenda de la Junta fue contrario a ley? Hay dos
interpretaciones: U optamos por señalar que el acuerdo es váli-
do, toda vez que el aumento de capital es una herramienta eco-
nómica en toda sociedad y, por ende, no sujeto a impugnación; o
le restamos credibilidad y señalamos que al no ser dicho aumen-
to un punto de la agenda en su convocatoria es susceptible de
impugnación.

Este ejemplo simple demuestra que nuestra Ley no goza de un


criterio coherente, pues a raíz de esta causal no solo se da pie a
dos interpretaciones distintas sino –lo que es peor– esta misma
causal confusa podrá dar lugar al planteamiento de una acción
de impugnación –acuerdo cuyo contenido es contrario a Ley– y
a una acción de nulidad, pues el discutir en Junta un punto no
agendado previamente –en el caso, aumento de capital– contra-
viene una norma imperativa (art. 150). Con esto una vez más, se
demuestra la imperiosa necesidad de categorizar a las causales
partiendo del género contravención de norma imperativa.

b) Que se opongan al estatuto o pacto social

Al respecto, observamos un error de sistemática jurídica que


nos resulta sorprendente, demostrando así una carencia legislati-
va que desborda los límites de la lógica jurídica. Nos pregunta-
mos qué sentido tiene que el artículo 38 señale que serán nulos
los acuerdos que sean contrarios a las estipulaciones del pacto
social o estatuto cuando en materia de anulabilidad –impugna-
ción societaria– y el artículo 139 repite esta misma causal. ¿Qué

162
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

necesidad hubo para que la ratio legis del legislador haya sido
el generar una duplicidad de causales para acciones distintas? En
definitiva, estamos frente a una causal que bien puede ser objeto
de nulidad o impugnación. Y la elección de esta podría ser plan-
teada dependiendo del tiempo que tenga el accionista (impug-
nación) y/o tercero (nulidad), sumado a que su cuestionamiento
podría verse en vías procedimentales distintas.

Por otro lado, esta causal también nos trae a colocación la gene-
ración de una situación confusa. Se indica que será impugnable
cuando el acuerdo se oponga al estatuto. Hasta acá tenemos claro
el concepto, pero hay que recordar que en muchos estatutos no
siempre se plasma la voluntad de los socios siendo posible que
se transcriban artículos completos de la ley. Si resultará que el
acuerdo se opone al artículo transcrito en el estatuto, ¿qué acción
se plantearía?: una nulidad al fundamentar que se está vulneran-
do una norma imperativa –el artículo transcrito– o una impugna-
ción al vulnerar una norma del estatuto.

Con nuestra preocupación queremos indicar que no es que este-


mos en contra de esta causal pero sí consideramos que existe un
grave vacío legal que puede dar cabida al planteamiento de dos
acciones distintas para un mismo motivo.

c) Que lesione en beneficio directo o indirecto a uno o varios


accionistas los intereses de la sociedad

Según manifestáramos anteriormente –al analizar el artículo 38–


estamos frente a una causal que busca garantizar el sano desa-
rrollo de la sociedad sin que ninguno de sus integrantes se vea
beneficiado frente al accionar negativo de la misma. No obstante,
una vez más apreciamos otro error de sistemática jurídica que
presenta la misma peculiaridad que la causal b) comentada líneas
arriba. Una duplicidad de causal para dos acciones distintas que
genera así una confusión y da carta abierta a plantear una nulidad
o una impugnación, según la conveniencia del accionante.

La única diferencia está en la forma como se ha redactado el con-


tenido. Acá se señala primero “que lesione en beneficio directo o

163
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

indirecto” y en el artículo 38 de nulidad se señala primero “que


lesione los intereses de la sociedad”, en esencia es lo mismo. Lo
que sería el aforismo: El orden de los factores (de los requisitos)
no altera el producto (la causal).

En adición a esto resulta pertinente preguntarnos por qué el legis-


lador solo consideró que los beneficiados serían “uno o varios
socios” y no “terceros”. Si lo que se busca es evitar transgredir
el interés social, este puede verse afectado no solo por el manio-
brar de los socios sino también de terceros ajenos a los intere-
ses de la sociedad. En consecuencia, es importante para futuros
planteamientos modificatorios tomar en cuenta esta apreciación y
así estar acorde con lo que establece el artículo 115, inciso 1, del
Texto Mercantil Español(15) cuando señala: “(…) cabe la impug-
nación no simplemente cuando el acuerdo sea beneficioso para
uno o varios accionistas, pero perjudicial para los intereses socia-
les, sino también cuando el beneficiario del acuerdo puede ser un
tercero”.

d) Los acuerdos que incurran en causal de anulabilidad de la


Ley o el Código Civil

Una causal que deja constancia de otro error de sistemática


jurídica pero que ya no sorprende. Esta causal de impugnación
no es otra que la misma causal –pero presente dentro del marco
de la nulidad– del artículo 150 antes comentado. Es que acaso el
legislador no se dio cuenta de tan obvias duplicidades.

2.2.2. Interpretación de las causales del artículo 143 de la Ley


General de Sociedades
Curiosamente así como al analizar la parte pertinente de Nulidad
hemos hecho alusión a dos normas –los artículos 38 y 150– en la parte
de Impugnación también se analizan causales de dos normas –los artícu-
los 139 y 143–. Esto demuestra prima facie que las causales en nues-
tra Ley se encuentran dispersas en diversos articulados de la misma no

(15) Real Decreto Legislativo Nº 1564/1989, del 22 de diciembre, por el que se aprueba el texto refun-
dido de la Ley de Sociedades Anónimas de España.

164
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

guardando uniformidad, lo que ha venido generando que la doctrina(16)


deje de lado el análisis de las causales que embarga el artículo 143.

a) Las que se sustenten en defectos de convocatoria

Será impugnable un acuerdo cuando el mismo sea producto de


una junta –por ejemplo– que no respete los plazos de anticipa-
ción para la instalación de convocatoria o cuando se celebra en
un lugar distinto del indicado en la publicación; esto es, cuando
estemos frente a una convocatoria que transgrede el artículo 116.
Como es sabido vulnerar este artículo presupondría una vulnera-
ción de una norma imperativa. Y, tal como ya lo hemos explica-
do, estaríamos frente a una causal de nulidad por el artículo 150.

Así pues, manifestamos otro error de sistemática jurídica rei-


terativo en la que se pretende a través de una norma dispersa
establecer una nueva causal de impugnación cuando la misma
ya estaría dentro de los supuestos de nulidad, tomando en cuen-
ta que lo que se vulnera acá en esencia es una norma imperati-
va. Lo que sí queremos dejar en claro es que si bien establecer
normas dispersas referentes a un mismo tema puede dar lugar a
confusión, esto hasta cierto punto se puede aceptar toda vez que
siempre es posible que dadas las nuevas casuísticas surjan nue-
vos temas o causales por incorporar, pero lo que sí no comparti-
mos es la escasa importancia que se le ha dado al tema pareciera
como si la intención del legislador hubiera sido la de establecer
causales como barreras, sin previamente haber analizado las ya
existentes.

b) Falta de cuórum

Esta causal al igual que la anterior se presenta cuando se vulne-


ran los artículos 125 (cuórum simple) y 126 (cuórum calificado),
los cuales delimitan las mayorías necesarias para la instalación
de Juntas en primera y segunda convocatoria respectivamente.

(16) BEAUMONT CALLIRGOS, Ricardo. Ley General de Sociedades. Análisis artículo por artículo.
Gaceta Jurídica, Lima, 2002, p. 344.

165
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

Creemos que lejos de mostrar causales que en esencia son repeti-


tivas –no conceptualmente– o que de cierta manera forman parte
de otras causales genéricas, lo importante es determinar si los
supuestos de impugnación regulados en el artículo 143 se presen-
tan como típicas figuras de impugnación o, por el contrario, dada
la vulneración de sus normas imperativas entrañan la posibilidad
de planteárselas como figuras de nulidad. Yo las ubicaría a estas
dos causales como típicas de nulidad.

En resumidas cuentas, estas dos causales presentes en el artículo


143 demuestran la presencia de otro error de sistemática jurí-
dica que a razón de Galgano(17) indica: “un acuerdo adoptado
cuando existan defectos de convocatoria o falta de quórum ven-
drían hacer acuerdos nulos”. Si analizamos esta opinión nos dare-
mos cuenta de que ello guarda lógica, pues a mi modo de apre-
ciar todo acuerdo que nace dentro de una “aparente” Junta da pie
a un “aparente” acuerdo. No podemos identificar como acuerdo a
aquella decisión que fue producto de una Junta carente de estruc-
tura –defecto de convocatoria y falta de cuórum–, en todo caso,
la misma existirá pero en apariencia y la apariencia es algo que
no se configura por más que se presente cierto y, por ende, no
produce efectos.

Bajo esta visión consideramos que no se puede plantear, ergo,


una impugnación a algo que es aparente, carente de efectos jurí-
dicos, sencillamente no existe el acuerdo como tal, en puridad
se trataría de supuestos de acuerdos nulos pero que, sin embargo
–consideramos que tal vez por política legislativa– han sido nor-
mativamente considerados como acuerdos impugnables.

3. Ubicación sistemática en la LGS: ¿coherencia o desesperación


por colocar causales sin sentido?
Hemos advertido, a lo largo de lo hasta aquí analizado, que nuestra
actual regulación societaria en lo que respecta al tema que nos ocupa pre-
senta una serie de errores de sistemática jurídica, que luego de analizar

(17) GALGANO, Franceso. Las sociedades. Derecho Comercial. Volumen III, Editorial Temis, Bogotá,
1999, p. 353.

166
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

las causales de nulidad e impugnación societaria y de haber señalado en


cada una de ellas la presencia de errores legislativos dan clara muestra de
mi posición con relación a la pregunta que acá se formula. Hay una total
incoherencia sobre la regulación del tema.

Por evidente que parezca mi respuesta, es necesario explicar dos con-


ceptos: los “errores sistemáticos” no son otros que aquellos que se han
venido produciendo de forma reiterativa a lo largo de toda la regulación
del tema. Nos estamos refiriendo a la presencia de causales que se pre-
sentan propias de una acción en particular –nulidad o impugnación– pero
que en esencia y desde la perspectiva jurídica no son otra cosa que igua-
les supuestos para acciones distintas. Se genera así la duplicidad de cau-
sales. Y la “sistemática jurídica” es aquella que corresponde al conoci-
miento ordenado de un tema. De aquí nuestra intención de clasificar las
incongruencias y vacíos legales bajo la denominación de “errores de sis-
temática jurídica”.

Ahora bien, considero sin temor a equivocarme que estamos frente a


un tema en donde nuestro legislador ha querido llenar la norma de cau-
sales diversas en concepto sin darse cuenta de que las mismas se repi-
ten, generando así una duplicidad de causales –que surge a simple lec-
tura– para dos acciones a la vez. No existe, inexplicablemente, ninguna
referencia coherente que me haga pensar que la regulación sobre el tema
se nos presenta con coherencia ni tan siquiera se ajusta a los estánda-
res de la legislación comparada –como se demostrará en los apartados
posteriores–.

No se trata de crear normas o supuestos sin sentido sino pautas que


nos permitan definir con claridad qué tipo de acción se debe presentar a
fin de evitar la vulneración del derecho de un accionista.

Existe una falta de precisión en nuestra ley en torno al tema que nos
ocupa y no solo por la presencia de incongruencias o duplicidad de cau-
sales para acciones legales distintas al mismo tiempo, sino también por lo
que respecta a la ubicación de los artículos (38, 139 y 150). Conforme a
una visión sistemática por ubicación, no entendemos cuál es la ratio legis
de considerar a la nulidad dentro del capítulo de reglas generales aplica-
bles a todo tipo societario y a la impugnación dentro del capítulo de junta

167
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

general de accionistas, para posteriormente sin mayor explicación ubicar


nuevamente causales de nulidad dentro del capítulo de Junta.

Esto permite interpretar que el artículo 150 resulta aplicable a los


acuerdos que se adopten en el seno de una sociedad anónima; mientras
que el artículo 38 podrá interpretarse que se aplica a las demás socie-
dades civiles. Si lo que se quería era considerar el tema de nulidad
como regla general qué necesidad había de incorporar nuevas causales
(art. 150). He aquí la dispersidad de las causales, se presentan cual opor-
tunidad de regulación requiera sin un previo fundamento. Llegando
incluso a afirmarse, como con buen criterio señala Román(18), que en el
artículo 38 existe un régimen especial de invalidez en materia de acuer-
dos societarios.

La norma vigente contiene pues normas contradictorias (arts. 38,


139, 143 y 150) y redacciones imprecisas que al parecer se refieren en
su mayoría al mismo supuesto de hecho –vulneración de normas impe-
rativas– presentando incompatibilidades entre sí y dando cabida a un
orden normativo societario que no ofrece buenos cauces en el ámbito
jurisdiccional.

V. A POSTERIORI: IMPLICANCIAS DE LA ACCIÓN DE


NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Con relación a este acápite, nos limitaremos a profundizar ciertos


aspectos que a nuestro juicio deben ser reevaluados y que reconfirman una
vez más la escasa claridad de la que gozamos legislativamente. Ponderare-
mos solo tres temas sin entrar en el detalle de sus efectos procesales.

1. De los sujetos legitimados: calidad de accionante


En cuanto al tema de la legitimación, la ley señala que para la impug-
nación solo podrán accionar los socios –previamente a ciertos requisitos
que se susciten en el interior de la Junta– mientras que para la nulidad
la acción podrá ser ejercida por cualquiera con legítimo interés; es decir,

(18) ROMÁN OLIVAS, Manuel Alipio. El derecho de impugnación de acuerdos societarios. Editorial
Grijley, Lima, 2010, p. 134.

168
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

en este último caso se da carta abierta a cualquier tercero afectado sea el


socio o un administrador. Respecto a la nulidad no ahondamos más pues
resulta justificado que, frente a la vulneración de una norma imperativa
que puede afectar un interés social más allá del societario, sean también
los terceros ajenos a la organización los legitimados a valer sus derechos.

Sin embargo, acá hay dos temas interesantes por considerar: El pri-
mero está presente en la impugnación en el que abordamos una duda:
¿La ley entiende por socio tanto al que ostenta esa calidad como al que
siendo socio puede tener el cargo de director? Esta pregunta resulta váli-
da pues si líneas precedentes hemos indicado que, con relación a la posi-
bilidad de impugnar un acuerdo del directorio no existe regulación espe-
cífica que así lo indique, nada impide considerar que frente a tantos
vacíos e incongruencias se impida a un socio-director accionar su dere-
cho. El segundo tema se asemeja a este. Si se ha afirmado por buena
parte de la doctrina que los acuerdos del directorio no pueden ser cues-
tionados vía acción legal –esto es, nadie puede impugnar sus decisio-
nes– ¿por qué entonces sí concederles el derecho de que sean ellos los
que puedan cuestionar vía nulidad alguna decisión de la junta? Por qué
en un caso se les faculta a hacer uso de la acción de nulidad como suje-
tos con legítimo interés y cuando se les pretende cuestionar alguna deci-
sión se niega dicha posibilidad. Incoherencias y vacíos que demuestran
una falta de sistematización.

Bajo este orden de ideas se advierte que, para los casos de nuli-
dad, estará legitimado por la misma naturaleza jurídica de la acción
todo aquel que tenga legítimo interés, tal como lo indica el artículo 35,
empleado por remisión del artículo 38. No obstante, advertimos un vacío,
el artículo 35 tiene como enunciado la “pretensión de nulidad del pacto
social”, lo que a primera instancia correspondería sostener que solo
podrán bajo esta causal interponer la acción cualquier interesado ajeno a
la sociedad, por lo que nos preguntamos quiénes serían los sujetos legiti-
mados para las demás causales del artículo 38.

Hubiera sido conveniente que, de forma general, exista un artículo


que categorice de forma específica a los sujetos legitimados para todas
las causales de nulidad como lo hace el artículo 203 de la Ley de Socie-
dades Anónimas de España al señalar “para la impugnación de los acuer-
dos nulos están legitimados todos los socios, los administradores y

169
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

cualquier tercero que acredite legítimo interés”. Vemos cómo esta ley
extranjera protege cualquier posible situación, no se conforma con indi-
car la palabra “cualquiera con legítimo interés” sino que precisa de la
palabra “todos los socios, los administradores”. Si bien, en nuestro caso,
tenemos un vacío legal este puede ser cubierto pero por remisión inter-
pretativa, desvirtuando la regulación y dando pie a confusión. Contrario a
lo que sucede en la acción de impugnación, en donde el artículo 140 con
acierto especifica las situaciones propias de los sujetos que pueden ejer-
cer dicha acción.

Por otro lado, es bueno resaltar que existe un tema que no aplaudi-
mos y lejos de constituir un avance societario entorpece la seguridad jurí-
dica. Nos referimos en concreto a la condición de la que debe gozar todo
impugnante. El artículo 144 contiene dos requisitos bastante discutibles
cuyos efectos se generan en el ámbito procesal pero cuya normativa tiene
su base en nuestra ley societaria.

Como primer requisito se indica que el sujeto impugnante debe man-


tener su condición de accionista durante todo el proceso; es decir, esta-
mos frente a una premisa que no garantiza un sano proceso en defensa
del interés del accionante. Se trata de un requisito condicionante; esto
es, solo se garantiza su derecho de defensa siempre que ostente la cali-
dad de accionista-socio durante todo el proceso. Pero qué sucedería si a
fin de no seguir viéndose perjudicado dentro de la sociedad –por ejem-
plo, advierte que se están tomando medidas drásticas y desesperadas para
vender las acciones de la empresa a un precio menor del mercado– deci-
de retirarse de esta justo cuando está en la etapa de apelación de su pro-
ceso. Nos encontramos frente a una situación no regulada que puede dar
pie a entorpecer la seguridad jurídica, pues sin mayor justificación que
el artículo 144 el juez solo procedería a dejar sin efecto todo lo hasta ahí
avanzado.

El segundo requisito contiene una prohibición que absurdamente está


contenida en la primera. La explicamos. Se señala que se prohíbe que de
manera voluntaria el impugnante transfiera todo o parte de sus acciones
mientras dure el proceso. Acá nos preguntamos por qué incluir este requi-
sito si el mismo se encuentra inmerso en el primero. Otro claro error
de sistemática jurídica. No le bastó a nuestro legislador establecer una

170
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

duplicidad de supuestos de hecho para acciones distintas sino que, por si


fuera poco, estableció una duplicidad de requisitos

Avanzando en este segundo requisito podemos advertir un error de


parte del legislador. Este señala la “prohibición de transferencia volun-
taria”, lo cual a contrario sensu se estaría permitiendo la “transferencia
involuntaria”. A su vez queda en cuestión el impedimento de transferen-
cia parcial. La prohibición de transferencia total podrá ser entendida pues
esta implica perder en su totalidad la calidad de accionista pero por qué
impedir una transferencia parcial si a todos luces esto no genera pérdida
de su condición de accionista, a lo mucho perjudica su porcentaje en el
accionariado que representa frente a la sociedad pero que nada tiene que
ver con el proceso legal en curso.

Es relevante no perder de vista que los jueces comerciales no emiten


jurisprudencia en función del porcentaje de acciones que ostente el socio.
Esta prohibición resulta exagerada. Bastaba con indicar que el accionante
debe seguir teniendo su condición de accionista durante todo el curso del
proceso con independencia si más adelante llegará a disminuir su porcen-
taje producto de alguna transferencia, salvo que el seguir ostentando su
condición de accionista perjudique su interés social más de lo que estaba
al inicio del proceso.

2. De los plazos de caducidad


Tomando en cuenta todo lo analizado en el acápite 4.2, podemos afir-
mar que ante las incongruencias y duplicidad de causales estamos frente
a un tema que amplía su complejidad. Hemos dicho que en nuestra nor-
mativa societaria una misma causal puede ser objeto de nulidad o impug-
nación, lo que implica que los sujetos legitimados pueden perfectamente
accionar en función de la acción que les convenga desde el punto de vista
de los plazos.

Sobre esto no es menester ahondar más ni reforzar las teorías(19) que


consideran que los plazos para una u otra acción son largos, o deben ser

(19) VEGA VELASCO, Jorge. Tratado de Derecho Mercantil. Derecho Societario, Impugnación y
nulidad de acuerdos societarios. Tomo I, Gaceta jurídica, Lima, 2003, p. 545.

171
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

cortos(20), o tratar de incentivar plazos más extensos como es el caso de


la legislación española, en los que incluso la impugnación llega a ser
imprescriptible, o establecer los plazos en función de la importancia
e implicancias que tenga el acuerdo a cuestionar (como es el caso de la
legislación italiana); lo importante es indicar que sea cual sea el tiem-
po que se estime para accionar –ver artículo 142– poco o nada servirá si
en resumidas el accionante puede hacer valer la acción que más plazo le
conceda –la nulidad otorga un año de plazo–.

3. De las vías procedimentales: ¿desorden procesal?


Desde la perspectiva de Elías Laroza, se contemplan tres procesos
de impugnación de acuerdos societarios: el que se tramita como proce-
so abreviado (ejercido en los casos del artículo 139), el que se lleva a
cabo por vía de proceso sumarísimo (en los casos del artículo 143) y el
que utiliza el proceso de conocimiento (corresponde a cualquier perso-
na que tenga legítimo interés). No es materia del presente artículo discu-
tir el porqué se le otorga a determinada causal una vía procesal distinta,
pues entendemos que las razones para ello son adecuadas, midiéndose en
función de la sencillez o complejidad en la determinación de sus prue-
bas; lo importante es reiterar que así como hemos dicho que los sujetos
accionantes pueden, en función de los plazos de caducidad, interponer la
acción que más les convenga –toda vez que existe duplicidad de causales
para acciones distintas– acá también sucede lo mismo.

Si partimos del hecho de que existen causales que bien pueden ser
sujetas a una acción de nulidad o impugnación a la vez, podría pensarse
que el accionante puede interponer su acción dependiendo de los plazos o
pruebas que tenga para iniciar el proceso.

Citemos un ejemplo, si se trata de un acuerdo contrario a ley (art. 139)


se deberá interponer una acción de impugnación bajo el proceso abrevia-
do; no obstante, tal como hemos explicado esta causal puede perfectamen-
te encausarse dentro de un acuerdo contrario a norma imperativa (art. 150)

(20) ELÍAS LAROZA, Enrique. Derecho Societario peruano. Editorial Normas Legales, Trujillo,
1999, p. 310. La brevedad de los plazos se debe a la necesidad de brindar seguridad al tráfico
mercantil, permitiendo que los acuerdos societarios no puedan ser contestados por las causales
contempladas en el artículo 139 luego del transcurso de los plazos señalados.

172
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

y, por ende, ser objeto de una acción de nulidad a través de un proceso de


conocimiento. ¿Qué acción interponer? ¿Me conviene optar por el proceso
ordinario que será el más largo y con mayor dificultad de probanza u optar
por un proceso abreviado en el cual el proceso se simplifica en pruebas?
Otro ejemplo en el que se podrá advertir la carencia y consecuencias nefas-
tas a las que ha llevado nuestra actual regulación societaria se presenta en la
causal de defecto de convocatoria (art. 143) en el cual la ley señala que pro-
cede la impugnación por proceso sumarísimo; no obstante, esta causal bien
puede estar incursa en el supuesto contrario a norma imperativa (art. 150) y
por ende aplicable el proceso de conocimiento.

Vemos pues cómo, ante la carencia de un sistema coherente que deli-


mite de forma correcta la causal con su acción respectiva, se produce
resultados que desvirtúan la seguridad jurídica.

VI. SISTEMÁTICA JURÍDICA A NIVEL DE LA LEGISLA-


CIÓN COMPARADA: ¿SE PUEDE APLICAR ESTE CON-
TEXTO A LA REALIDAD PERUANA?

Hemos venido enfatizando los principales errores de sistemáti-


ca jurídica presentes en nuestra ley. Ahora conviene indicar qué tanto
podemos modificar nuestra realidad tomando en cuenta otros mode-
los legislativos. Pero antes de empezar con este análisis conviene
a los efectos dejar sentados dos comentarios: Primero, dejar en claro
que nuestro sistema aún con las incoherencias y vacíos mostrados fue
producto –desde mi modo de ver– de una mala copia de la legislación
española, lo que demuestra la incapacidad de tomar como referencia
otros precedentes. Y, segundo, pareciera que la mayoría de legislacio-
nes incluyendo la nuestra han mostrado esfuerzos por establecer una
teoría de nulidad e impugnación societaria especial distinta a la nor-
mativa civil que categoriza a la nulidad de los actos y negocios jurídi-
cos, lo que conlleva que lejos de sintetizar a la norma societaria esta se
vuelva confusa.

Todo esto ni más ni menos obedece a criterios de política legislativa,


en consecuencia no siendo la normativa estática y no existiendo estan-
cos cerrados; es lógico que puedan existir causales cambiantes de acuer-
do con las políticas económicas y sociales, por lo que estos pueden diferir

173
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

de una sociedad a otra, como en efecto sucede en la legislación compara-


da. Por ello, a la luz del Derecho Comparado, a continuación expondre-
mos algunas aproximaciones de cómo regulan la nulidad e impugnación
de acuerdos societarios en otras legislaciones, con la salvedad de indicar
que en algunas legislaciones no existe un marco societario claro, en otras
no han regulado el tema de forma enfática y en otras, existe un tratamien-
to preciso que señalan sus alcances.

• Legislación española: El Real Decreto Legislativo 1564/1989, del


22 de diciembre, aprueba el texto refundido de la Ley de Sociedades
Anónimas de España.

Hemos indicado que esta ley es la base de nuestra regulación pero


con ciertas modificaciones. Acá se contempla la distinción entre
acuerdos nulos y anulables pero ambos producto de la impugnación;
mientras que en nuestra ley se concede a la nulidad e impugnación
un espacio diferenciado. En términos de ubicación en la ley españo-
la ambas están dentro de una disposición (art. 115) y categorizadas
genéricamente bajo el enunciado “causales de impugnación”. Pare-
ciera que establecer una diferencia con base en la ubicación de sus
normas no es relevante, todo lo contrario. Hemos indicado al inicio
que no entendemos por qué se ha incorporado al artículo 38 (nuli-
dad) dentro del capítulo de reglas generales para posteriormente en
el capítulo de Junta General de Accionistas volver a enfatizar nuevas
causales (nulidad). Igual en el caso de impugnación que se precisan
en el artículo 139 y más adelante se agregan dos causales más en el
artículo 143

En cuanto a la legitimación activa, acá observamos un avance en


comparación a nuestra ley. Nuestra Ley para los casos de nulidad
solo indica la palabra “cualquiera con legítimo interés” dando pie
a múltiples participantes entre ellos al Director, sujeto que paradó-
jicamente puede –en principio– tomar decisiones sin que sus acuer-
dos sean cuestionados. Acá por el contrario se considera como suje-
to activo de forma expresa no solo al que tenga legítimo interés sino
también al socio o administrador. Lo que demuestra la clara intención
de la ley española de dar participación activa a los administradores.
En lo que compete a los sujetos activos de la impugnación si vemos
total semejanza con nuestra ley.

174
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

“Artículo 117.- Legitimación

1. Para la impugnación de los acuerdos nulos están legitimados


todos los accionistas, los administradores y cualquier tercero
que acredite interés legítimo.

2. Para la impugnación de acuerdos anulables están legitimados


los accionistas asistentes a la junta que hubiesen hecho cons-
tar en acta su oposición al acuerdo, los ausentes y los que
hubiesen sido ilegítimamente privados del voto, así como los
administradores”.

Por otra parte, es de saludar cómo la Ley española ha sintetizado el


tema de Impugnación(21) en el Capítulo V de los órganos de la socie-
dad, Sección segunda de la impugnación de acuerdos societarios y el
tema de Nulidad(22) en el Capítulo II de la fundación de la sociedad,
Sección cuarta de la nulidad de la sociedad, demostrando así cómo
protegen la esencia de su sentir evitando la tergiversación de normas
dispersas.

• Legislación italiana

Estamos frente a una regulación innovativa en comparación con otros


modelos europeos y en particular muy diferente a la española. Como
hemos indicado en España se distinguen diferentes supuestos de
impugnación de los cuales se desprenden los nulos y anulables; por
el contrario, en Italia la clasificación de estos depende del objeto del
acuerdo, será nulo si el acuerdo es ilícito o imposible y será anulable
si su contenido tiene un objeto ilícito. Resulta innovador pero, desde
nuestro punto de vista, no coherente y tendiente a generar proble-
mas, sobre todo porque esta clasificación de impugnable cometería
los mismos defectos a los que hemos hecho referencia cuando anali-
zamos la causal “cuyo contenido sea contrario a Ley”.

(21) Los artículos van del 115 al 122.


(22) Los artículos 34 y 35.

175
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

Lo que sí nos resulta moderno pero lamentablemente no puede ser


aplicable a nuestra realidad normativa es la determinación de quié-
nes serían los sujetos activos de la acción. En Italia pueden impugnar
los sujetos con derecho a voto tal como sucede en Perú; la diferen-
cia está en que este derecho a voto debe ir condicionado a un cier-
to porcentaje de accionariado, “deben representar individual o con-
juntamente el uno por mil del capital social si la sociedad es cotizada
o el cinco por ciento en los demás casos”. Es decir, para poder hacer
valer su derecho de defensa frente a lo que ellos consideran una vul-
neración de su interés social deben contar con un cierto porcentaje, lo
cual genera una eminente discriminación frente a los demás que bien
podrían verse perjudicados con el acuerdo adoptado y que, por cir-
cunstancias de índole económico, se les impedirá accionar.

Avanzando en esta regulación, advertimos que entre nuestra ley y


la italiana existe una similitud. Nosotros hemos considerado que el
defecto de convocatoria o la falta de cuórum constituyen causales de
impugnación (art. 143). Sucede lo mismo en Italia con la diferencia
que en estos casos ellos sí lo consideran como causales de impugna-
ción especial.

• Legislación argentina: Ley de Sociedades Comerciales, Ley Nº 19.550


de 1989

En énfasis agregado queremos acotar que esta legislación, al igual


que la nuestra, presenta una similitud en lo que atañe a la ubicación
de las normas dentro de su estructura societaria. Como hemos indica-
do en nuestra Ley el tema de nulidad está inmenso dentro del capítu-
lo de reglas generales aplicable a todas las sociedades; curiosamen-
te en la Ley que se comenta sucede lo mismo. Todo lo referente al
Régimen de nulidad se encuentra en la Sección III, del Capítulo I
Disposiciones generales(23). En esta sección se tipifica, aunque no de
manera expresa, ciertas causales que dan pie a una acción de nulidad,
muy semejante a lo que acontece con la Legislación de sociedades de
Italia en la que se suele plasmar causales que llevan en sí la contra-
vención de objetos ilícitos. Pero es el Capítulo II de las Sociedades

(23) De los artículos 16 al 20.

176
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

en particular, Sección V de las Asambleas de los accionistas(24) en


donde se advierte el tema de impugnación:

“Artículo 251.- Impugnación de la decisión asamblearia.


Titulares

Toda resolución de la asamblea adoptada en violación de la


ley, el estatuto o el reglamento, puede ser impugnada de nuli-
dad por los accionistas que no hubieren votado favorablemen-
te en la respectiva decisión y por los ausentes que acrediten
la calidad de accionistas a la fecha de la decisión impugnada.
Los accionistas que votaron favorablemente pueden impug-
narla si su voto es anulable por vicio de la voluntad. También
pueden impugnarla los directores, síndicos, miembros del con-
sejo de vigilancia o la autoridad de contralor”.

De la lectura del referido artículo vemos cómo se considera impug-


nable por nulidad un acuerdo que vulnere la ley, lo que nosotros lla-
mamos –erróneamente– acuerdo cuyo contenido sea contrario a ley,
el estatuto o su reglamento; estas dos últimas ubicadas por nuestro
legislador –también erróneamente por duplicidad– dentro de las cau-
sales de impugnación (art. 139) y nulidad (art. 38) a la vez. En lo que
respecta a la legitimación de los sujetos activos, al igual que aconte-
ce en la legislación española, esta también considera con capacidad
de accionar no solo a los socios sino también a los directivos –situa-
ción que demuestra nuestra incapacidad de avanzar legislativamente–
extendiéndose incluso a los síndicos, que vendrían a ser en nuestra
legislación los liquidadores que –por cierto– no los incluimos como
sujetos con capacidad activa de accionar.

Al igual que la legislación española consideran la posibilidad de


cuestionar o lo que ellos llaman impugnar un acuerdo societario bajo
la acción de nulidad. No existe disposición que establezca causales
de impugnación específica como sí sucede en nuestra regulación.

(24) De los artículos 233 al 254.

177
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

• Legislación uruguaya: Ley de Sociedades Comerciales, Ley Nº 16.060


del 4 de setiembre de 1989

Esta legislación se asemeja mucho a la Ley argentina en lo que se


refiere a causales de impugnación pues toma en cuenta la vulnera-
ción a la Ley, el contrato y las reglas –entendemos estas últimas a lo
que nosotros llamamos pacto social o estatuto–. Sin embargo es en
esta ley en donde encontramos una primera semejanza con la nues-
tra que no está presente –al menos de las legislaciones revisadas– en
ninguna otra. Esta ley en su artículo 365 considera también impugna-
ble cualquier resolución de la asamblea “que lesione el interés social
o los derechos de los accionistas como tales”, lo que concuerda con
la causal de nuestro artículo 38 “lesiona los intereses de la sociedad
en beneficio directo o indirecto de los accionistas”, con la diferencia
claro está, que nosotros lo categorizamos doblemente como causal de
nulidad o impugnación mientras que ellos de forma categórica lo cla-
sifican como causal de impugnación.

“Artículo 365.- Impugnación

Cualquier resolución de la asamblea que se adopte contra la


ley, el contrato social o los reglamentos, o que fuera lesiva
del interés social o de los derechos de los accionistas como
tales, podrá ser impugnada, según las normas de esta Sub-
Sección, sin perjuicio de la acción ordinaria de nulidad que
corresponda por violaciones a la ley”.

A todo esto es de rescatar una situación que se desglosa de la norma.


El artículo indica que la impugnación se llevará a cabo según las nor-
mas de esta Sub Sección. Consideramos que precisar cuáles son las
normas que deben ser utilizadas en el procedimiento de impugnación
es mejor, sobre todo porque así se evita la dispersidad de normas pre-
sentes en nuestra ley.

En lo que respecta a la legitimación activa, esta ley regula de forma


más amplia a los sujetos activos, incluyendo no solo a los síndicos
como en la ley argentina, sino que se extiende a otros miembros que
incluso pueden ser ajenos a la sociedad como puede ser la contra-
tación de un miembro de control fiscal. Con esto sí no estamos de

178
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

acuerdo, pues otorgar legitimidad para impugnar a quienes no forman


parte de la esfera privada de sociedad podría ser contraproducente
más aún si nos ponemos en el supuesto de contratar a quien ejerce
este mismo cargo en otra sociedad de competencia.

“Artículo 367.- Legitimación para el ejercicio de la acción

Estarán legitimados para ejercer la acción de impugnación


cualquiera de los directores, el administrador, el síndico o los
integrantes de la comisión fiscal, el órgano estatal de control
y los accionistas (...)”.

No cabe duda de que el artículo 115 de la ley española constituye la


base sobre la que se asienta el sistema vigente de impugnación de
acuerdos.

Se responde a la pregunta de este acápite: ¿Se puede aplicar estos


contextos normativos a la realidad peruana? Nos luce de manera
lógica pensar que es acertada la propuesta de los legisladores espa-
ñoles y que bien podríamos considerarla como base para posterio-
res cambios legislativos. Sin embargo, es oportuno rendir cuenta que
somos conscientes de que la legislación de cada país varía depen-
diendo de la realidad económica y social en la que se ubiquen y, por
lo tanto, reconocemos que no será tarea fácil aceptar que tenemos
vacíos legales, incongruencias normativas, duplicidad de requisitos
y causales que deben ser suplidas y en su caso modificadas, aun así
queremos enrolar nuestra preocupación al ámbito de la actual doctri-
na jurídica y qué mejor manera que con la creación de una serie de
“supuestos normativos a considerar” que pueden servir de guía para
futuras legislaciones.

1. Propuesta: supuestos normativos a considerar


Lo primero que se tiene que hacer es definir con claridad entre
impugnación y nulidad más allá de lo que entendemos desde la perspecti-
va civilista; para en función de ello determinar cuáles serían las posibles
causales que se aplican para uno u otro caso, siendo recomendable que
las mismas se categoricen dependiendo del vicio y la influencia que gene-
re frente al interés social. En énfasis, de lo que se trata es de establecer

179
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

una nueva teoría propia de la nulidad y anulabilidad de los acuerdos


sociales, en los que se pueda distinguir de aquellos otros actos jurídicos.

Soy partidaria de establecer una conceptualización un tanto genérica.


Así a mi modo de pensar deben ser nulos los acuerdos que sean contrarios
a la ley, entendiendo por ley a cualquier norma imperativa, descartando el
enunciado “contenido contrario a ley” que tantas confusiones nos trae y
que nos lleva a pensar que solo son impugnables aquellos actos cuyo con-
tenido contravenga la norma mas no los vicios presentes en la formación
de la Junta. Por el contrario, deben ser impugnables los acuerdos contrarios
al estatuto o aquellos otros que lesionen los intereses de la sociedad.

La impugnación debe limitarse no solo a los acuerdos adoptados


por las Juntas sino también extenderse a los adoptados por el Directo-
rio (como sucede en la legislación española). Debemos dar este avance
que tal como hemos visto está presente en muchas legislaciones. Siendo
conveniente dejar por sentado una posibilidad que en los últimos años se
viene discutiendo con gran ahínco en España(25), la cual es considerar la
participación del notario en los temas de impugnación. No sería descabe-
llado que en posteriores impugnaciones de los acuerdos adoptados pueda
participar un notario a fin de garantizar la certeza de lo que realmente
sucedió en dicha reunión.

CONCLUSIONES

1. El Derecho Societario aborda muchos temas, sin embargo el presen-


te artículo centra su análisis en el tratamiento de la nulidad e impug-
nación, en concreto el referido al cuestionamiento de los acuerdos
societarios.

2. Nuestra legislación, en lugar de cooperar para la clarificación de situa-


ciones controversiales dentro de una Junta General de Accionistas, lo
que hace es dificultar el cumplimiento de los objetivos de la institución

(25) Esta propuesta ha sido planteada por el catedrático Javier García de Enterría en su exposición
“impugnación de acuerdos sociales: experiencia profesional” celebrada en el Colegio Notarial de
Madrid el 12 de noviembre del 2014 y transcrita en la Revista Nº 58, Sección corporativa, publi-
cado en Madrid, el 14 de diciembre de 2014.

180
NULIDAD E IMPUGNACIÓN EN EL ESPECTRO SOCIETARIO

de impugnación y nulidad. Existe una serie de supuestos en los que no


se ha logrado diferenciar con claridad la categoría jurídica a la que per-
tenecen, originando que la identificación de su causal con la acción
específica –que en la práctica debe ser sencilla– como determinar a
quién corresponde la legitimidad para obrar o los plazos de caducidad
o la vía procesal, no puedan ser definidos con precisión.

3. El legislador societario ha realizado una serie de modificaciones en


torno a la nulidad e impugnación, pero en ninguna de ellas se ha
hecho hincapié en la necesidad de estructurar las causales propias
que la identifican. Por lo que en la práctica toda cuestión tendiente a
solucionar el problema nos conduce a una clara confusión y desorden
normativo.

4. Deben existir cambios no solo en el ámbito sustantivo, como el


admitir la impugnación no solo de los acuerdos de la Junta sino tam-
bién el de los acuerdos del consejo de administración –Directores–;
sino también modificaciones de orden procesal como sería el unifor-
mizar la magnitud de la causal en función de una vía procesal acorde.

5. Sin duda alguna de las cuatro legislaciones comparadas que hemos


analizado, queremos marcar un paralelo respetable entre la legisla-
ción española y la italiana, sobre todo porque esta última es una de
las pocas que ha transcendido no solo por su uniformidad de criterios
sino por su afán de ir más allá de lo estipulado generando innovacio-
nes drásticas. Será conveniente analizar como base la Ley española,
pues esta nos ofrece un panorama oportuno para que nuestros legis-
ladores vean en ella la posibilidad de crear una ley universal ajena a
normas dispersas.

6. Urge un mayor desarrollo de los artículos involucrados y un mayor


detenimiento de la legislación comparada; de lo contrario, seguire-
mos estando frente a un mismo supuesto de hecho para dos accio-
nes distintas; y en consecuencia, la posibilidad de contar con plazos
de interposición, sujetos de acción y vías procedimentales diferentes
para un mismo supuesto de hecho.

Nuestra actual ley genera inseguridad jurídica al momento de tener


que decidir por qué tipo de acción optar. Por ello, es necesario realizar
una reforma para evitar los abusos de la impugnación.

181
KARLA ALEXANDRA AGUIRRE MORENO

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Gaceta Jurídica, Lima, 2003.

183
La impugnación de acuerdos
como mecanismo especial de tutela
en las sociedades anónimas

Carlos Alfredo MARTINEZ ALVAREZ(*)

Al nivel más sencillo, solo las personas


que saben que no saben mucho serán
lo suficientemente curiosas para averiguar.
Virginia Postrel

INTRODUCCIÓN

Alguna vez se han preguntado: ¿por qué existe el Derecho Socie-


tario?(1). ¿Por qué simplemente no se deja a los socios negociar y deter-
minar las condiciones que quieran? ¿Por qué, por ejemplo, se permite a
quien perdió en el juego deliberativo de una junta, impugnar el acuerdo
adoptado en mayoría? ¿O, peor aún, por qué personas ajenas a la socie-
dad pueden atacar la validez de los acuerdos de sus órganos?

No es novedad si afirmo que el sector empresarial es dinámico y


que, producto de este dinamismo, busca respuestas que reduzcan cos-
tos, ya que ello, en términos económicos, sería eficiente(2). Pero ¿cómo
lograrlo? La fórmula, dicen, se encontraría en dejar que el mismo sector

(*) Abogado por la Universidad Nacional Federico Villarreal. Asesor empresarial de Contadores &
Empresas y exmiembro del área mercantil de Gaceta Jurídica.
(1) Esta pregunta se plantean: EASTERBROOK, Frank y FISCHEL, Daniel en su: The Economics
Structure of Corporate Law. Harvard University Press, 1991, pp. 34 y 35.
(2) Sobre la eficiencia como reducción de costos, nos remitimos a POLINSKY, Mitchell. Introduc-
ción al análisis económico del Derecho. Traducción J.M. Álvarez, Editorial Ariel, Barcelona,
1985, p. 19.

185
CARLOS ALFREDO MARTINEZ ALVAREZ

empresarial brinde las respuestas a los problemas que lo aquejan, pues


quién mejor que él para hacerlo.

De esta manera, inspirados por el encanto de la reducción de costos,


se manifiesta que el Derecho Societario debe limitarse a colaborar con la
actividad empresarial, cumpliendo únicamente una función facilitadora(3)
que permita ofrecer respuestas a los conflictos o situaciones que los con-
tratos y estatutos no hubieran previsto solución o regla alguna(4) (5). En
suma, mientras menos normas imperativas existan, habrán soluciones pri-
vadas más eficientes.

Pero ¿realmente creen que en el Derecho Societario basta con un


análisis de reducción de costos?(6). ¿Qué pasaría, por ejemplo, si el esta-
tuto de una corporación(7) prohíbe a los accionistas impugnar los acuer-
dos adoptados por la mayoría, pues evidentemente genera costos? ¿Debe-
ría aceptarse esta prohibición bajo la óptica de un Derecho Societario
facilitador?

Más allá de las respuestas que esboce en torno a estas preguntas y


las que planteé al inicio, considero que al menos, en nuestra condición
de amantes del Derecho, debemos cuestionarnos el porqué de cual-
quier premisa. Y es que, sin negar las ventajas de la iniciativa privada,
así como la necesidad de buscar soluciones eficientes, reducir todo a una

(3) Cfr. PAZ-ARES, Cándido. “¿Cómo entendemos y cómo hacemos el derecho de sociedades? En:
Tratando de la Sociedad Limitada. Fundación Cultural del Notariado, Madrid, 1997, p. 203.
EASTERBROOK, Frank y FISCHEL, Daniel. Ob. cit., p. 35.
(4) Cfr. CASANOVA, Miguel. La fundamentación de los Fiduciary Duties de los administradores de
sociedades y sus consecuencias en la acción social de responsabilidad. Tesis Doctoral, Facultad
de Derecho de la Universidad de Navarra, Pamplona, 2012, p. 91.
(5) Aunque tal afirmación llame la atención en un país como el nuestro, en donde la gran mayoría de
estatutos (incluso los de las grandes corporaciones) son copia fiel de la norma, con pocos visos de
creatividad.
(6) Existen muchas críticas a esta visión del Derecho, cuyo tratamiento escapa del objeto de este
artículo; sin embargo, para quienes estén interesados recomiendo consultar MATTEI, Ugo y
NADER, Laura. Saqueo. Cuando el Estado de Derecho es ilegal. Trad. Álvaro Bonilla y Roger
Merino, Palestra Editores, Lima, 2013, p. 152 y ss. Respecto al Derecho Societario, TENA,
Rodrigo. Instinto jurídico contra análisis económico. Documentos de trabajo del Departamento
de Derecho Mercantil de la Universidad Complutense, España, noviembre de 2010.
(7) El término corporación, similar al término inglés corporation, se utiliza aquí para hacer mención
a la sociedad anónima. Nos remitimos, para ello, a la traducción realizada a POSNER, Richard.
El análisis económico del Derecho. Traducción Eduardo Suárez, Fondo de Cultura Económica,
México, 1998, p. 372.

186
LA IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS COMO MECANISMO ESPECIAL DE TUTELA

visión costo-beneficio limitaría el complejo y apasionante universo de la


empresa, en donde justamente orbita el Derecho Societario.

I. EL DERECHO SOCIETARIO Y LOS MECANISMOS DE


TUTELA A FAVOR DE LOS GRUPOS DE INTERESES DE
LA EMPRESA

La sociedad anónima ha sido concebida, desde sus orígenes, como


una herramienta destinada a promover las inversiones(8). No por nada se
señala que esta es “primordialmente un método para solucionar los pro-
blemas que plantea la reunión de grandes cantidades de capital”(9). Resul-
tará coherente entonces, dentro de esta lógica, que se estructure a la
sociedad anónima para satisfacer los intereses de quienes precisamente
aportan ese capital: sus accionistas(10).

La empresa, sin embargo, va mucho más allá (…) y es necesa-


rio diferenciarla de la sociedad anónima(11). Así, mientras esta última es
un mecanismo jurídico diseñado a favor de los accionistas, la empre-
sa es una manifestación económica y social, carente de forma legal(12),
en donde convergen una serie de grupos de intereses, los denominados
Stakeholders(13): (i) internamente estarán junto con los accionistas (que

(8) Cfr. GARRIGUES, Joaquín. Hacia un nuevo Derecho Mercantil: Escritos, lecciones y conferen-
cias. Editorial Tecnos, Madrid, 1971, p. 125. Puede consultarse también nuestro trabajo: “Luces
y sombras del derecho a la responsabilidad limitada de las sociedades anónimas”. En: Revista
Jurídica del Perú. Nº 150, Gaceta Jurídica, Lima, agosto de 2013, p. 218.
(9) POSNER, Richard. Ob. cit., p. 372.
(10) Sobre los modelos societarios y las razones por las que debe preferirse el modelo a favor de los
accionistas, puede consultarse HANSMANN, Henry y KRAAKMAN, Reinier. “El fin de la histo-
ria para el Derecho corporativo”. En: Ius Et Veritas. Nº 27, Lima, 2003, p. 180 y ss.
(11) “[Aunque] para quien no se interese directamente por las consecuencias jurídicas de la relación
entre estos conceptos tienda a confundirlos en uno solo, en la medida en que sería más sencillo
otorgar a la empresa –aunque sea de modo informal– cierto carácter institucional para explicar
otras implicaciones y características del fenómeno. Considerando que la sociedad aporta dicha
institucionalización jurídica y el patrimonio de ambos coincidiría, las probabilidades de confundir
los términos [empresa y sociedad anónima] se incrementarían”. CASANOVA, Miguel. Ob. cit.,
nota 13 de la p. 27.
(12) La empresa –manifiesta el jurista español Garrigues, con la claridad que lo caracteriza– “está ausen-
te de todos los códigos; mejor dicho los códigos de Derecho Privado se limitan a levantar acta de
que la empresa está ahí, pero no se ocupan de ella”. GARRIGUES, Joaquín. Ob. cit. p. 273.
(13) Este término es utilizado por Freeman para hacer alusión a quienes puede afectar o son afecta-
dos por las actividades de una empresa. FREEMAN, R. Strategic Managemen: A Stakeholder
Approach. Pitman Press, Boston, 1984, p. 31.

187
CARLOS ALFREDO MARTINEZ ALVAREZ

se organizan a través de la anónima), los trabajadores y administradores


de la empresa, mientras que (ii) externamente se encontrarán, por ejem-
plo, los consumidores, proveedores y la comunidad en donde la empresa
desarrolla sus actividades económicas. Dentro de este escenario, la socie-
dad anónima adquiere, jurídicamente hablando, la posición de empresa-
rio(14), que no la tiene el accionista de forma individual(15). Se reconoce
así a la sociedad, la titularidad del derecho a la libertad de empresa(16),
además de la capacidad de vincularse jurídicamente con los demás
Stakeholders.

Como podrá advertirse, el diferenciar ambos conceptos, lejos de ser


vacuo, nos permite obtener una lectura realista de la empresa, así como
de los intereses que en ella convergen, los cuales, según vemos, no se
limitan a los intereses de los accionistas organizados a través de la socie-
dad anónima(17). Por esta sencilla razón, el Derecho Societario no esta-
rá necesariamente en condiciones de dar a estos intereses la tutela que
exigen,ya que ha sido concebido y estructurado pensando en quienes
aportan el capital. Sin embargo, afirmar que el Derecho Societario tiene
por finalidad tutelar los intereses de los accionistas, no significa en lo
absoluto que los demás Stakeholders deban quedar desprotegidos. Solo
que esta protección, para llegar a ser plena, tiene que ser buscada fuera de
los muros de esta especialidad. Por ejemplo, para los trabajadores signifi-
ca una adecuada protección laboral; para los consumidores, que se regu-
len parámetros mínimos en la oferta y prestación de bienes y servicios;
para el público en general, leyes que internalicen los costos que genera al
medioambiente las actividades económicas(18).

(14) Para la economía es el empresario quien toma las decisiones de organización y gestión en las
empresas, ocupando tal posición, sus administradores y directivos.
(15) En este sentido, BROSETA, Manuel y MARTÍNEZ, Fernando. Manual de Derecho Mercantil.
Volumen I, 13ª edición, Editorial Tecnos, Madrid, 2006, p. 146.
(16) La sociedad anónima, en su condición de persona jurídica, es titular de derechos constitucionales,
dentro de los cuales se encuentra el derecho a la libertad de empresa. Puede verse, al respecto, el Fun-
damento 14 de la Sentencia del Tribunal Constitucional Nº 4972-2006-PA/TC. Sobre viabilidad que
las sociedades inicien procesos constitucionales, puede consultarse BEAUMONT, Ricardo. “Marco
constitucional de las sociedades”. En: A los 12 años de la Ley General de Sociedades. Cathedra Lex,
Lima, 2010, p. 51 y ss.
(17) ¿Podrían decir lo mismo quienes manifiestan que la sociedad anónima es la forma jurídica de la
empresa?
(18) Cfr. HANSMANN, Henry y KRAAKMAN, Reinier. Ob. cit., p. 181.

188
LA IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS COMO MECANISMO ESPECIAL DE TUTELA

Lo señalado no impide, claro está, que a través del Derecho Socie-


tario se prevean algunos mecanismos a favor de determinados Stake-
holders, tomando en consideración la transcendencia que tienen para la
empresa. Tal y como parece haber sido entendido por nuestro legislador
societario, quien ha regulado la posibilidad de que terceros con legítimo
interés(19) puedan demandar la nulidad de un acuerdo pese a ser ajenos a
la sociedad anónima (art. 150 de la LGS)(20).

En este caso, esta posibilidad surge para evitar que a través de un


acuerdo societario se persigan fines contrarios a nuestro ordenamiento
y que terminen afectando legítimos intereses de terceros, que si bien
son ajenos a la sociedad, se vinculan con ella dentro del universo de la
empresa.

Adviértase, sin embargo, que la tutela que brinda el Derecho Socie-


tario a los demás Stakeholders debe ser analizada dependiendo de cada
grupo de interés y necesariamente bajo un enfoque subsidiario, en el
entendido de que solo deberá admitirse la vía corporativa cuando no exis-
ta otra forma de proteger a estos grupos; de lo contrario, si se acepta que
cualquiera pueda cuestionar un acuerdo, se correría el riesgo de invadir
abruptamente los dominios de los accionistas, a quienes precisamente
busca proteger el Derecho Societario.

II. SOBRE LOS DERECHOS INDIVIDUALES DE LOS ACCIO-


NISTAS Y SU IMPORTANCIA EN LA VIDA SOCIETARIA

Según hemos señalado, la sociedad anónima se estructura para satis-


facer los intereses de los accionistas; no resulta extraño entonces, que se
haya establecido que su reunión en junta general constituye el órgano
supremo de la sociedad(21). No obstante, dada la imposibilidad de que los

(19) Según la doctrina civilista, “la expresión legítimo interés parece referirse a aquellos intereses que
son jurídicamente exigibles a su arbitrio por el interesado. Se descartarían, por tanto, los intereses
de carácter genérico –como los del grupo de normas a los que el Código [Civil] califica de simple
interés–, y los de naturaleza expectaticia”. RUBIO, Correa. Biblioteca para leer el Código Civil.
Volumen III (Título Preliminar). Fondo Editorial de la PUCP, Lima, 1993, p. 119.
(20) Otro mecanismo es el previsto para los acreedores cuyo crédito no se encuentre debidamente
garantizado, quienes pueden oponerse a un acuerdo de reducción de capital social, fusión o esci-
sión (art. 219 de la LGS).
(21) Véase el artículo 111 de la LGS.

189
CARLOS ALFREDO MARTINEZ ALVAREZ

accionistas se reúnan de manera continua o que una vez reunidos se pon-


gan de acuerdo de forma unánime, se han fijado determinadas previsiones
para evitar estos inconvenientes. Tenemos así, la regla de la mayoría, que
permite que un acuerdo se adopte sin necesidad de que todos los accio-
nistas voten a favor; además de las facultades reconocidas al órgano de
administración para dar respuesta rápida a las exigencias que plantea el
mercado, y de esta manera impedir que la falta de reunión constante de la
junta trabe el crecimiento de la empresa.

Pero estas previsiones hicieron también inevitable que se reconozcan


determinados derechos individuales a favor de los accionistas, con miras
a contrarrestar cualquier abuso de quienes detentan el poder accionarial,
así como de los administradores de la sociedad. Resulta razonable, por lo
tanto, que todo accionista, por el simple hecho de tener esta condición,
goce de derechos básicos; no solo por un tema de justicia, sino también
para generar un escenario adecuado a las inversiones(22).

La clasificación más difundida sobre los derechos individuales de los


accionistas es la que distingue entre derechos patrimoniales y políticos(23):

• Los derechos patrimoniales.- Se relacionan al interés del accio-


nista de obtener un beneficio a través de la actividad económi-
ca que desarrolla la empresa. Se encuentran aquí, entre otros, el
derecho a participar en el reparto de utilidades(24) y el patrimonio
de liquidación, el derecho de suscripción preferente en la emisión
de nuevas acciones y el derecho de separación.

• Los derechos políticos.- Permiten a los accionistas controlar


que la sociedad sea dirigida de manera adecuada, ya sea por la
junta o por el órgano administrativo. Forman parte de este grupo,

(22) ¿Se atreverían a invertir en una sociedad sabiendo que existe la posibilidad de que la mayoría o el
órgano administrativo la dirija solo en su beneficio y no puedan hacer nada para impedirlo?
(23) Cfr. AMICO, Mateo. “Derecho y obligaciones de los accionistas”. En: Tratado de Derecho Mer-
cantil. Tomo I, Gaceta Jurídica, Lima, 2003, p. 433. Estos derechos individuales se encuentran
consagrados principalmente en los artículos 95 y 96 de la LGS.
(24) Este interés también lo tienen los trabajadores, de ahí que se haya consagrado en el artículo 29 de
nuestra Constitución que: “El Estado reconoce el derecho de los trabajadores a participar en las
utilidades de la empresa”. El desarrollo de este derecho y sus límites, se encuentra regulado en el
Decreto Legislativo Nº 892.

190
LA IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS COMO MECANISMO ESPECIAL DE TUTELA

por ejemplo, el derecho de voto, el derecho de información y el


derecho impugnación de acuerdos, objeto precisamente de estas
líneas.

Estos derechos han sido previstos de tal manera que constituyen


garantías mínimas para quien arriesga su capital(25), enmarcándose dentro
de la perspectiva de un Derecho Societario destinado a tutelar los intere-
ses de todos accionistas, para así incentivar las inversiones. Resultaría,
por lo tanto, poco coherente que se pueda argumentar, bajo la lógica de
un Derecho Societario facilitador, que sea válido que estas garantías se
eliminen o limiten por el solo hecho de que el estatuto estableció tal posi-
bilidad como una solución destinada a aminorar costos.

III. EL DERECHO DE IMPUGNACIÓN COMO VÍA ESPECIAL


DE TUTELA DE LOS ACCIONISTAS

1. ¿Cuál es el sentido del derecho de impugnación?


En la vida societaria, como en la vida misma, es común que se sus-
citen una serie de conflictos, de cuya solución dependerá la permanen-
cia y éxito de la empresa en el mercado. Esto se explica en la medida en
que, en el día a día societario, confluyen intereses que no siempre guar-
dan relación. Así, muchas veces los intereses de quienes tienen la mayo-
ría, o incluso de los administradores de la sociedad, se contraponen y
buscan limitar los intereses de los otros accionistas, pese a que en princi-
pio todos deberían perseguir un solo fin. Frente a esta situación aparece el
mecanismo de la impugnación, como un derecho individual de los accio-
nistas para evitar que a través de un acuerdo societario se cometan abu-
sos o irregularidades por parte de quienes detentan el poder accionarial o
administran a la sociedad(26), de tal manera que con su ejercicio, no solo
se tutele el interés propio sino también el interés de la sociedad como tal.

(25) Respecto al derecho al voto, existe la posibilidad de que se emitan acciones sin este derecho; sin
embargo, nuestro legislador ha previsto otros derechos mínimos que necesariamente debe poseer
el titular de estas acciones. Véase los artículos 96 y 97 de la LGS.
(26) Cfr. ASCARELLI, Tullio. Principios y problemas de las sociedades anónimas. Traducción René
Cacheaux. Imprenta Universitaria, México, 1951, p. 62. GARRIGUES, Joaquín. Nuevos hechos,
nuevo Derecho de sociedades anónimas. Civitas, Madrid, 1998, pp. 44 y 45. AMICO, Mateo. Ob.
cit., p. 457. ELÍAS, Enrique. Derecho Societario peruano. Tomo I, Editora Normas Legales, Tru-
jillo, 2000, p. 306.

191
CARLOS ALFREDO MARTINEZ ALVAREZ

El derecho de impugnación se circunscribirá, entonces, al ámbito


de lo estrictamente corporativo; es pues, una vía especial de tutela que
ofrece el derecho societario a los accionistas frente a acuerdos que pue-
den afectar sus intereses, para impedir que estos surtan efectos. Al ser
concebido bajo una lógica diferente de los remedios como la nulidad o
anulabilidad previstos en la legislación civil, y equiparlos, termina por
confundir innecesariamente un tema cuya relevancia exige la mayor cla-
ridad posible.

Al haber establecido cuál es nuestra postura sobre este derecho, pasa-


remos a desarrollarlo con más calma, pero siempre retornando en nuestro
análisis a este punto de partida: que la impugnación está circunscrita al
ámbito de las discrepancias de intereses corporativos que surgen respec-
to a un acuerdo societario cuya formación, adopción y contenido resulta
irregular o abusivo.

2. ¿Quiénes están legitimados para ejercer este derecho?


Si bien el derecho de impugnación lo ostentan todos los accionis-
tas, para que lo ejerzan y puedan así cuestionar un acuerdo societario, es
necesario que cumplan con determinadas condiciones, de lo contrario no
se generará una relación procesal válida, al carecer de legitimidad para
obrar(27). En ese sentido, conforme al artículo 140 de la LGS, están legiti-
mados para demandar la impugnación:

• Los accionistas que en la junta general hubiesen hecho cons-


tar en el acta su oposición al acuerdo.- Cuando un accionista
formó parte de la junta general solo estará legitimado para
impugnar un acuerdo si: (i) se opuso a su adopción votando en
contra, y además (ii) hubiese dejado constancia de ello en el acta
de la junta.

De esta manera, carecerá de legitimidad el accionista que hubiera


votado en contra sin dejar constancia en el acta de su discrepan-
cia al acuerdo, sirviendo su voto únicamente para el cómputo de

(27) La consecuencia procesal será que se declare la improcedencia de la demanda interpuesta, ya sea
de oficio, cuando resulte evidente la carencia de legitimidad, o producto de la formulación de la
excepción de falta de legitimidad para obrar.

192
LA IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS COMO MECANISMO ESPECIAL DE TUTELA

la mayoría(28). De igual modo, carecerá también de legitimación


el accionista que votó a favor de un acuerdo pero que posterior-
mente se retractó de su decisión y lo comunicó mediante carta
simple o por conducto notarial(29). Esto se entiende en la medida
en que a todo accionista le asiste un derecho de información, que
le faculta solicitar, desde el día de la publicación de la convoca-
toria(30), todos los documentos, mociones y proyectos relaciona-
dos con los temas a tratar en la junta(31), para que con esta base,
pueda ir preparado y decidir el sentido de su voto. De ahí que sea
en la junta en donde un accionista debe dejar constancia de su
posición, y no después de celebrada.

Pero ¿por qué creen que nuestro legislador ha sido tan específico
en señalar que la impugnación solo puede ser ejercida por accio-
nistas que se opusieron al acuerdo y dejaron constancia de ello en
el acta de la junta? A mi modo de ver, la respuesta es una sola: la
impugnación –como ya manifestáramos– es una vía especial de
tutela para los accionistas, con la que se busca solucionar las irre-
gularidades y discrepancias corporativas que puedan surgir entre
sus intereses y el acuerdo adoptado(32). De lo contrario, no se
explicaría el motivo para restringir de esta manera dicho derecho,

(28) El computó de la mayoría se refiere a los votos que se necesitan para adoptar un acuerdo válida-
mente, lo cual dependerá del acuerdo a adoptar. Por ejemplo, para un acuerdo de reducción del
capital social se necesita, cuando menos, el voto favorable de la mayoría absoluta de las acciones
suscritas con derecho a voto; de tal manera que si una sociedad tuviera 100 acciones con derecho
a voto (sin importar que todos los titulares de estas acciones hayan asistido), el acuerdo se adopta-
rá con el voto de accionistas que sean titulares de más de 50 acciones. Véase el artículo 127 de la
LGS.
(29) Cfr. HUNDSKOPF, Oswaldo. Manual de Derecho Societario. 2ª edición, Gaceta Jurídica, Lima,
2012, p. 405.
(30) Previamente a la celebración de la junta general debe publicarse su convocatoria, conforme
a lo dispuesto en el 116 de la LGS. No se exige este requisito para el caso de la junta universal
prevista en el artículo 120 de la norma societaria. Al respecto, puede leerse nuestro trabajo: “Desa-
ciertos del Tribunal Registral (y parte de la Doctrina societaria nacional) en materia de juntas univer-
sales”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Nº 181, Gaceta Jurídica, Lima, 2013, p. 215 y ss.
(31) Véase el artículo 130 de la LGS.
(32) En esta misma línea, para el caso de la impugnación de acuerdos de las asociaciones civiles se
señala que “esta figura se refiere exclusivamente a los defectos cuya relevancia se circunscribe al
interés particular de los asociados (…) por tal motivo, la patología se concentra en las hipótesis de
discrepancia entre los fines de la voluntad corporativa y los fines de las voluntades individuales”.
GONZALES, Gunther. “Sobre la impugnación de acuerdos en asociaciones civiles. Una buena
oportunidad para demostrar la crisis del dogmatismo jurídico”. En: Gaceta Civil & Procesal Civil.
Nº 11, Gaceta Jurídica, Lima, mayo, 2013, p. 153.

193
CARLOS ALFREDO MARTINEZ ALVAREZ

ya que si la impugnación tuviese la misma lógica de la nulidad o


anulabilidad civil, sí podría cuestionarse el acuerdo por más voto
favorable que en un inicio se haya podido emitir.

• Los accionistas ausentes.- No interesa aquí, según afirma la


doctrina nacional(33), que la inasistencia se encuentre justificada.
Esto es así pues la norma societaria solo se limita a señalar que
estará legitimado el accionista ausente, y si se exigiera justificar
la inasistencia para determinar la procedencia de la impugnación,
se terminaría afectando el derecho del accionista a obtener una
tutela jurisdiccional efectiva.

No obstante, me gustaría discrepar un poco sobre este punto.


Considero que así como se exige a los accionistas que asisten a
junta se opongan al acuerdo y dejen la constancia respectiva para
poder impugnarlo, se debería también exigir –al menos en las
sociedades anónimas cerradas, dadas sus dimensiones– que los
accionistas que no puedan asistir lo comuniquen a la sociedad,
debiendo en todo caso el juez o árbitro que conoce la impug-
nación determinar si su inasistencia fue justificada o no. ¿Por
qué? Básicamente, debido a que si ya existe una convocatoria en
donde se avisan los temas que se van a tratar en junta, por un cri-
terio de diligencia debería asistir y manifestar mi posición y no
esperar a que la junta se lleve a cabo para luego impugnar el o los
acuerdos que se adopten.

• Los accionistas que hayan sido ilegítimamente privados de


emitir su voto.- Por ejemplo, cuando quien preside la junta gene-
ral impide a un accionista votar amparándose en motivos distin-
tos a los previstos en la LGS, la cual regula las siguientes causas
legítimas para restringir el derecho al voto: (i) que un accionista
se encuentre incurso en mora por el pago del dividendo pasivo
(art. 79), (ii) que el accionista sea una sociedad que es controlada
por la sociedad emisora de sus acciones (art. 105), y (iii) que el

(33) Cfr. HUNDSKOPF, Oswaldo. Ob. cit. p. 405. PALMADERA, Doris. Manual de la Ley General
de Sociedades. Gaceta Jurídica, Lima, 2011, p. 261.

194
LA IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS COMO MECANISMO ESPECIAL DE TUTELA

accionista tenga, por cuenta propia o de tercero, interés en con-


flicto con el de la sociedad (art. 133)(34).

• Los accionistas con acciones sin derecho a voto.- En este


supuesto, la impugnación solo puede ser interpuesta respecto
de acuerdos que afecten sus derechos especiales(35). Por ejem-
plo, cuando se adopta la no distribución de dividendos para
los titulares de estas acciones, pese a que existen utilidades
distribuibles(36).

Ahora bien, dada la naturaleza de la impugnación y a fin de no trabar


la marcha de la sociedad, nuestro legislador ha fijado plazos de caducidad
relativamente cortos para que los accionistas puedan ejercer este derecho.
Así, en el artículo 142 de la LGS se establece que la impugnación caduca
(i) a los 2 meses de la fecha de adopción del acuerdo si el accionista con-
currió a la junta; (ii) a los 3 meses si no concurrió; y (iii) tratándose de
acuerdos inscribibles, dentro del mes siguiente a la inscripción.

Otro punto que merece ser tocado en este apartado, es el referido a


la posibilidad de que los administradores de la sociedad puedan impug-
nar un acuerdo adoptado por la junta general, bajo el argumento de que
“se encuentran designados para velar por el interés común de todos los
socios, y no solo de la mayoría”(37). Admitir esta posibilidad, sin embargo,
resulta controversial en nuestro ordenamiento(38), ya que del texto expreso
de la LGS se puede advertir que la opción de nuestro legislador ha sido
la de limitar el ejercicio del derecho de impugnación a los accionistas y,
según hemos visto, en supuestos específicos.

(34) Si bien se suele manifestar que LGS ha consagrado tácitamente la tesis contractualista, el mencio-
nado artículo 133 evidenciaría una de las pequeñas conquistas de los institucionalistas, para quie-
nes el derecho al voto “debe ser ejercido en función del interés social, el cual aparece como un
interés distinto y superior al de ellos”. MAMBRILLA, Vicente. “Aproximación al estudio sobre la
naturaleza jurídica del voto del accionista”. En: Anales de estudios económicos y empresariales.
Nº 01, Universidad de Valladolid, España, 1986, p. 182.
(35) Véase el artículo 96 de la LGS.
(36) El artículo 97 de la LGS establece que los propietarios de acciones sin derecho a voto deben per-
cibir el dividendo preferencial que establezca el estatuto, el cual la sociedad está obligada a pagar
siempre que existan utilidades distribuibles y sin necesidad de un acuerdo adicional por parte de
la junta.
(37) CASANOVA, Miguel. Ob. cit., p. 146.
(38) En la legislación española, por ejemplo, sí se admite, textualmente, que un administrador pueda
impugnar un acuerdo societario (art. 206 de su Ley de Sociedades de Capital).

195
CARLOS ALFREDO MARTINEZ ALVAREZ

3. ¿Qué acuerdos societarios pueden impugnarse?


Como cualquier derecho, el de impugnación no puede ser ejercido
de manera arbitraria. Permitir, por ejemplo, que la sola oposición de un
accionista a un acuerdo lo habilite para impugnarlo sería sumamente
perjudicial, pues podría transformar a este mecanismo de tutela en una
vía de abusos de la minoría; lo cual evidentemente no se busca. Resulta
coherente, por lo tanto, que para impugnar un acuerdo se exija que se
encuentre inmerso en cierta irregularidad.

En esta línea, conforme al artículo 139 de la LGS se pueden impug-


nar los siguientes acuerdos adoptados por la junta general de accionistas:

a) Acuerdos contrarios a la LGS(39)


Este supuesto, aunque no parezca, es el que resulta más difícil de
abordar, debido a que su redacción no es lo suficientemente precisa y al
ser enlazado con otros dispositivos de la LGS puede provocar confusio-
nes con el mecanismo de nulidad de acuerdos. Pese a ello, trataremos de
abrirnos campo empezando por lo menos complicado.

En este orden debemos advertir, en primer lugar, que si nos deja-


mos llevar por la redacción del artículo 139, sin hacer mayor reflexión,
solo serían impugnables los acuerdos cuyo contenido resulta contrario a
la LGS, dejándose a salvo los adoptados infringiendo los requisitos para
constituir la junta general o para adoptar el acuerdo como tal. De esta
manera, por ejemplo, un acuerdo de aumento de capital adoptado con el
cuórum y mayoría correspondiente pero que no fue materia de convoca-
toria, no sería impugnable, ya que su contenido (el aumento de capital)
no es contrario a la LGS(40). Sin embargo, llegar a esta conclusión no es
del todo correcto.

Para determinar si un acuerdo es impugnable no solo debemos cen-


trar nuestro análisis en su contenido; corresponde también verificar el

(39) Se suele señalar equívocamente que el acuerdo impugnable es el contrario a la ley (en general);
sin embargo, si nos ceñimos al texto del artículo 139, como creemos es correcto, se podrá apreciar
que los acuerdos impugnables son solo los contrarios a la LGS.
(40) Este ejemplo ha sido tomado de ABRAMOVICH, Daniel. “La problemática de la impugnación
y nulidad de acuerdos societarios en la Ley General de Sociedades”. En: Themis. Nº 47, Lima,
2003, p. 246.

196
LA IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS COMO MECANISMO ESPECIAL DE TUTELA

cumplimiento de las reglas fijadas para la instalación de la junta y la


adopción del acuerdo, ya que dichas reglas han sido previstas para evi-
tar que se afecten los intereses de los accionistas durante la formación de
la voluntad social. No habría, entonces, razón alguna para impedir que se
impugne un acuerdo que ha sido adoptado infringiendo tales reglas, pues
precisamente el fin de este mecanismo es brindar una vía especial de tute-
la a dichos intereses(41).

En ese sentido, una interpretación coherente de este primer supuesto


nos llevará a concluir que un acuerdo será impugnable cuando es contra-
rio a las normas imperativas de la LGS, ya sea en cuanto a aspectos de
fondo (contenido) como de forma (procedimiento). Para hacer más didác-
tico este desarrollo podemos dividir este supuesto en:

• Acuerdos adoptados incumpliendo los requisitos forma-


les para la constitución de la junta general: En términos sim-
ples, una junta es la reunión de accionistas en donde se toman las
decisiones más relevantes sobre el destino de la sociedad(42), pero
no toda reunión constituye una junta general. Para que ello ocu-
rra, es necesario que se cumplan con los requisitos previstos para
la convocatoria y el cuórum. De esta manera, se advierte que la
decisión adoptada en una reunión de accionistas en donde no
exista una junta válidamente constituida, no podría ser conside-
rada, en estricto, como un acuerdo societario; y de no existir un
acuerdo como tal, no tendría por qué solicitarse la impugnación.
Sin embargo, en la medida en que esta decisión puede generar
cierta apariencia de validez y afectar en la realidad los intereses
de los accionistas, nuestro legislador ha previsto –correctamen-
te– tal posibilidad. Esto tiene sentido debido a que los requisitos
para la convocatoria y el cuórum buscan cautelar los derechos de
todos los accionistas, de ahí que, de ser omitidos, el mecanismo
idóneo sea la impugnación(43).

(41) ASCARELLI, Tullio. Ob. cit., pp. 61-62.


(42) Véase al respecto los artículos 114 y 115 de la LGS.
(43) ¿Podría algún tercero alegar legítimo interés para cuestionar un acuerdo porque no ha existido
convocatoria? Es claro que no.

197
CARLOS ALFREDO MARTINEZ ALVAREZ

Se suele señalar también que la impugnación de un acuerdo que


no ha sido adoptado en una junta válidamente constituida es
imprescriptible, bajo el argumento de que si no hay acuerdo no
podría iniciarse el cómputo de plazo alguno. Esto que en teoría
podría resultar razonable, en la práctica no lo es, pues supedita el
acuerdo a una futura demanda de impugnación por defectos que
en principio no atañen a más intereses que los de los accionistas.
Solo imagínese que hoy se inscribe un acuerdo que tenía defectos
en la convocatoria y de acá a 5 años un accionista decide impug-
narlo alegando esta omisión, pese a que conocía de su existencia.
Así como no se puede permitir que la mayoría haga y deshaga en
la sociedad, sin importarle los intereses de los demás accionis-
tas, tampoco resulta correcto que se promuevan acciones impug-
natorias a diestra y siniestra, porque, nos guste o no, tal situación
genera costos que a la larga terminarán afectando el manejo de la
empresa.

Hay que tener presente, además, que en este supuesto impugna-


torio solo se busca que se declare la ineficacia de un acuerdo por
haberse incumplido los requisitos para la convocatoria y el cuó-
rum, mas no se analizará si con tales omisiones se persiguió un
fin ilícito, que en todo caso, de existir esta finalidad, deberá ser
abordada mediante una demanda de nulidad. Precisamente, al tra-
tar esta impugnación temas exclusivamente de forma: se cumplió
o no se cumplió los requisitos para la convocatoria y cuórum,
nuestro legislador ha establecido un proceso mucho más corto
(proceso sumarísimo) que el que se sigue en los demás supuestos
de impugnación (proceso abreviado)(44).

• Acuerdos adoptados incumpliendo las normas previstas para


el normal funcionamiento de la junta general: Podemos citar
como ejemplos: (i) la celebración de la junta general fuera del
domicilio social sin autorización del estatuto (art. 112); (ii) la
falta de elaboración de la lista de asistentes (art. 123); (iii) la pri-
vación indebida del derecho de asistencia, información y/o voto
de uno o más accionistas (arts. 95, inc. 2, y 130); entre otros.

(44) Conforme al artículo 143 de la LGS.

198
LA IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS COMO MECANISMO ESPECIAL DE TUTELA

• Acuerdos con vicios en la formación de la voluntad social:


En esta categoría se ubican aquellos acuerdos que si bien han
sido adoptados en una junta válidamente constituida, no han
respetado las reglas para su adopción. Por ejemplo, (i) cuando
no se ha tomado el acuerdo con la mayoría de votos correspon-
dientes a las acciones efectivamente representadas en la junta
(arts. 127 y 128), o (ii) por haberse alcanzado la mayoría en
virtud de votos que adolezcan de algún vicio que los invalide
(art. 79).

• Acuerdos cuyo contenido infringe una disposición imperativa


de la LGS: Nos encontramos aquí ante un acuerdo adoptado
en una junta válidamente constituida y que ha respetado las
reglas para su adaptación, pero cuya decisión contradice alguna
de las disposiciones de carácter imperativo establecidas en la
LGS. Podemos citar como ejemplos los siguientes acuerdos:
(i) los que creen acciones que excluyan a sus titulares de par-
ticipar en las pérdidas (art. 39), (ii) los que violen los dere-
chos individuales de los accionistas (arts. 95 y 96); (iii) los
que creen acciones que concedan el derecho a recibir un rendi-
miento sin que existan utilidades distribuibles (art. 83), (iv) los
que nombre directores o gerentes vitalicios (arts. 154 y 187);
(v) los referidos a un aumento de capital con nuevas aportacio-
nes dinerarias sin estar totalmente pagadas las acciones emiti-
das (art. 204); (vi) los que determinen el reparto de dividendos
pese a que el valor del patrimonio neto contable es inferior al
capital social (art. 230); entre otros.

Superada esta primera valla, corresponde ahora diferenciar con


más detalle al supuesto de impugnación que venimos analizando, de la
acción de nulidad de un acuerdo prevista en el artículo 150 de la LGS,
pues según veremos, nuestro legislador no ha realizado adecuadamen-
te esta labor. Para estos fines me permitiré citar textualmente lo que
dice este artículo: “Procede acción de nulidad para invalidar los acuer-
dos de la junta contrarios a normas imperativas o que incurran en cau-
sales de nulidad previstas en esta ley o en el Código Civil. Cualquier
persona que tenga legítimo interés puede interponer acción de nulidad
contra los acuerdos mencionados en el párrafo anterior” (el resaltado es
nuestro).

199
CARLOS ALFREDO MARTINEZ ALVAREZ

Pero ¿cuál es el problema del artículo 150? Si nos limitamos a anali-


zar la nulidad del acuerdo a las causales reguladas en el Código Civil(45),
no tendría por qué existir problema alguno; sin embargo, la confusión se
genera cuando se trae a colación al artículo 33 de la LGS, aplicable como
regla general a la sociedad anónima. Así, este dispositivo establece que:
“Son nulos los acuerdos societarios adoptados con omisión de las for-
malidades de publicidad prescritas, contrarios a las leyes que intere-
san al orden público o a las buenas costumbres, a las estipulaciones del
pacto social o del estatuto, o que lesionen los intereses de la sociedad
en beneficio directo o indirecto de uno o varios socios” (el resaltado
es nuestro).

Sobre esta base habrá quien admita, por ejemplo, la posibilidad de


que un tercero solicite la nulidad de un acuerdo que no cumplió las for-
malidades previstas para la publicación de la convocatoria a junta, o por-
que considera que lesiona los intereses de la sociedad en beneficio direc-
to o indirecto de uno o varios socios. Pero ¿esto es correcto? Considero
que no. Según señaláramos líneas atrás, la posibilidad de que terceros
puedan demandar la nulidad de un acuerdo societario debe ser concebi-
da necesariamente como una medida subsidiaria, que no invada aspec-
tos que en principio le competen e interesan a los accionistas, tal y como
sucede en los ejemplos antes referidos, que no por nada han sido previs-
tos como causales de impugnación en el artículo 139 de la LGS. Nóte-
se, además, que no es lo mismo que un tercero demande la nulidad de un
acuerdo porque lesiona los intereses de la sociedad en beneficio de uno o
varios socios (causal de impugnación), que lo haga a consecuencia de un
acuerdo que entraña una finalidad ilícita (causal de nulidad civil), como
la de defraudar algún derecho suyo(46).

Bajo esta línea, debemos señalar también que solo los acuerdos adop-
tados en contra de las normas imperativas previstas en la LGS pueden dar
pie a una impugnación, mientras que los acuerdos adoptados en contra de
una norma que interese al orden público o las buenas costumbres, tendrán

(45) Los acuerdos societarios se encuentran dentro del género de los negocios jurídicos y, por lo tanto,
deben respetar las reglas de validez previstas en el Código Civil. Cfr. ELÍAS, Enrique. Ob. cit., p. 396.
(46) ¿Advierte que en este caso existe una mayor carga de probanza para el tercero que demande la
nulidad?

200
LA IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS COMO MECANISMO ESPECIAL DE TUTELA

que verse vía nulidad(47). No está demás recordar, para ello, que la nulidad
es un remedio que busca impedir que determinados actos surtan efectos
al albergar vicios graves que atentan contra el ordenamiento en su con-
junto, de ahí que pueda ser demandada por los mismos participantes del
acto, así como por terceros que acrediten legítimo interés. La impugna-
ción, sin embargo, no sigue esta línea, ya que tiene un margen de ataque
menos severo, que se circunscribe a la afectación de los intereses de los
accionistas dentro del marco de lucha corporativa entre quienes tienen el
control de la sociedad y quienes no lo tienen.

El tener las cosas claras sobre el sentido de cada uno de estos meca-
nismos, nos permite concluir, pese a los errores legislativos advertidos,
que las pretensiones de nulidad e impugnación son distintas y, por tanto,
no deberían confundirse ni emplearse de manera secuencial(48).

b) Acuerdos cuyo contenido se opongan al estatuto


Un acuerdo adoptado por la junta general estará inmerso en la causal
de impugnación bajo análisis, si ha sido adoptado contradiciendo una dis-
posición estatutaria que no ha sido variada previamente bajo el procedi-
miento y formalidades previstas en la LGS(49). Cabe precisar, no obstante,
que estaremos ante un acuerdo de este tipo cuando la norma estatuaria
contenga una regla pactada dentro del ámbito de la autonomía privada y
no cuando sea una mera reproducción de una disposición de la LGS(50),
tan común en los estatutos de nuestro medio.

c) Acuerdos que lesionen, en beneficio directo o indirecto de uno o


varios accionistas, los intereses de la sociedad
El interés social constituye uno de los temas sobre los que más se ha
debatido en el Derecho Societario. A mi modo de ver, este concepto está

(47) Al respecto, MORALES, Rómulo. “Contrato inválido”. En: Derecho PUCP. Nº 58, Lima, 2006,
p. 128.
(48) Ante la pregunta sobre si es posible que una misma persona pueda demandar primero la impugna-
ción de un acuerdo y luego, ante la caducidad o improcedencia de esta primera pretensión, inten-
tar la nulidad prevista en el artículo 150 de la LGS, en el Pleno Jurisdiccional Nacional Comercial
del 2012 se impuso, con 96 votos a favor, la postura que señala que no es factible esta posibilidad.
(49) Véase los artículos 198 y ss. de la LGS.
(50) Cfr. ABRAMOVICH, Daniel. Ob. cit., p. 247.

201
CARLOS ALFREDO MARTINEZ ALVAREZ

en constante evolución, y su delimitación depende del contexto histórico


en el cual sea analizado(51). En esta etapa de mi vida, sin embargo, me he
decantado por concebir al interés social como el interés que tienen todos
los accionistas de obtener un beneficio económico por las actividades que
desarrolla la empresa.

De esta manera, si un acuerdo afecta arbitrariamente a un accionis-


ta y a su vez beneficia directa o indirectamente a otro u otros, podrá ser
susceptible de impugnación(52). En este caso, la viabilidad de la impug-
nación no estará supeditada a la acreditación de la ocurrencia de un daño
efectivo al accionista impugnante; bastará únicamente con la funda-
da previsibilidad de que este daño pueda ocurrir(53). Se llega a esta pre-
misa debido a que la pretensión impugnatoria es distinta de la indemni-
zatoria; así, mientras que con la primera se busca evitar que un acuerdo
surta efectos porque puede afectar el interés de un accionista en benefi-
cio de otro u otros, con la segunda se tratará de reparar el daño que le ha
ocasionado este acuerdo. Suma a nuestra conclusión, que en el artículo
146 de la LGS se diferencie claramente estas pretensiones, establecién-
dose que: “No puede acumularse a la pretensión de impugnación inicia-
da por las causales previstas en el artículo 139, la de indemnización por
daños y perjuicios o cualquier otra que deba tramitarse en el proceso de
conocimiento”.

d) Acuerdos que incurran en causal de anulabilidad prevista en la


ley o en el Código Civil
Dado que la gravedad de las causales de anulabilidad(54) es menor que
las de nulidad, nuestro legislador ha considerado oportuno que estas se

(51) Por ejemplo, si nos remontarnos a la Alemania pos Primera Guerra Mundial, en el apogeo de las
tesis institucionalistas, era común que se considere al interés social como uno distinto y superior
al de los socios, que se entrelazaba con los intereses que existían en torno a la empresa; básica-
mente los intereses de los trabajadores. Esta tesis a criterio de parte de la doctrina debe ser descar-
tada, ya que la sociedad es un instrumento para que los socios “logren su finalidad común, y no
para someterlos, sojuzgando sus derechos”. MANÓVIL, Rafael. Los grupos de sociedades en el
Derecho Comparado. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1998, p. 571.
(52) De ahí que, por ejemplo, si existiese un acuerdo que beneficia económicamente a todos los accio-
nistas en perjuicio de ciertos grupos de intereses, no podría utilizarse el mecanismo objeto del
presente artículo.
(53) En este sentido, TORRES, Manuel. “El derecho de impugnación de los acuerdos societarios”. En:
Tratado de Derecho Mercantil. Tomo I, Gaceta Jurídica, Lima, 2003, p. 560.
(54) Estas causales se encuentran reguladas en el artículo 221 del Código Civil.

202
LA IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS COMO MECANISMO ESPECIAL DE TUTELA

resuelvan vía impugnación; lo cual no implica que tenga necesariamente


la misma naturaleza o lógica.

Teniendo claro esto, debemos advertir que de la lectura del artículo


139 pueden generarse ciertas dudas en torno al plazo para impugnar los
acuerdos incursos en causales de anulabilidad, pues en este dispositivo se
establece que tales acuerdos “serán impugnables en los plazos y formas
que señala la ley”, sin precisar a qué ley hace referencia. Lo cual podría
interpretarse de dos maneras: que el plazo para impugnar dichos acuerdos
es el de 2 años previstos en el Código Civil(55) (ley de la materia), o por el
contrario, es el fijado en meses en el artículo 142 de la LGS.

Sin embargo, de aceptar que el plazo para impugnar un acuerdo


anulable es el de 2 años, no se entendería por qué el artículo 150 de LGS
establece un plazo de 1 año para la acción de nulidad de un acuerdo,
cuando la nulidad, según señaláramos, es por causales que denotan
mayor gravedad que las previstas para la anulación. Por este motivo, y
pese a que existe un error de redacción, la lectura correcta sería la que
considere para los acuerdos anulables el plazo en meses regulado en el
artículo 142 de la LGS.

e) ¿Y los acuerdos del directorio? ¿También pueden impugnarse?


La posibilidad de que se impugne un acuerdo del directorio pareciera
que se encuentra vedada si nos remitimos al artículo 139 de la LGS,
donde, según hemos tratado, solo se hace mención a los acuerdos adopta-
dos por la junta general. No obstante, en la práctica ha sido común que se
planteen demandas de impugnación de este tipo, las cuales han motivado
la emisión de jurisprudencia a favor como en contra de esta posibilidad.

Ante la situación descrita, en el Pleno Jurisdiccional Nacional


Comercial llevado a cabo en el año 2013 se abordó esta problemáti-
ca, imponiéndose la postura que admite la posibilidad de impugnar un
acuerdo de directorio. Dicha posición se sustentó en lo siguiente: “Si
bien la Ley General de Sociedades no prevé este tipo de pretensiones, sin
embargo no la prohíbe, en consecuencia tal pretensión sería viable si no

(55) Conforme al inciso 4 del artículo 2001 del Código Civil.

203
CARLOS ALFREDO MARTINEZ ALVAREZ

existe posibilidad alguna que la junta de socios pueda pronunciarse sobre


los cuestionamientos –impugnación o nulidad– de algún socio contra las
decisiones del Directorio que afectan a la sociedad o a los derechos de los
socios. Sería de aplicación la regla general prevista en el artículo 38 de la
LGS. En consecuencia si resulta procedente la impugnación o nulidad de
acuerdos de Directorio” (sic).

Esta postura, sin embargo, no ha sido aceptada por la doctrina


local(56), que considera que el mencionado artículo 38 solo regula la nuli-
dad y no la impugnación de un acuerdo de directorio. Se añade además
que no debe admitirse esta posibilidad, pues los directores –a diferencia
de los socios que gozan de responsabilidad limitada– responden en forma
personal, ilimitada y solidaria en cuanto a su actuación societaria.

¿Qué postura debemos elegir entonces? Si bien es correcto afirmar


que el artículo 38 de la LGS regula la nulidad de un acuerdo de directo-
rio y no la impugnación, tampoco debería negarse de forma tajante esta
posibilidad. ¿Por qué? Porque la impugnación, tal como hemos venido
esbozando, es un derecho mínimo de los accionistas para contrarrestar
los abusos e irregularidades que cometen quienes controlan y dirigen la
sociedad. Y creo que resultaría difícil que alguien asuma que es impro-
bable que el Directorio no pueda afectar, a través de los acuerdos que
adopta(57), la esfera de los accionistas, ya sea para su propio beneficio(58) o
de quienes tienen la mayoría accionarial. Incluso este último supuesto, en
el que se asocian quienes tienen la mayoría con el órgano administrativo,
no es para nada disparatado, y suele suceder con frecuencia en la reali-
dad; de ahí, que despojar a los accionistas del mecanismo de la impugna-
ción termine por alejarnos del rol tutelar que debe cumplir sobre ellos el
Derecho Societario.

(56) En este sentido, ECHAIZ, Daniel. “¿Cabe la impugnación y/o la nulidad de los acuerdos de direc-
torio? A propósito del debate en el Pleno Jurisdiccional Nacional Comercial 2013”. En: Actuali-
dad Jurídica. Nº 253, Gaceta Jurídica, Lima, 2014, p. 146.
(57) Sobre las facultades que ostenta el directorio, que incluyen la posibilidad de disponer del patrimo-
nio de la sociedad, puede verse nuestro trabajo: “El directorio: funciones, facultades, obligacio-
nes y régimen de responsabilidad”. En: Contadores & Empresas. Nº 218, Gaceta Jurídica, Lima,
noviembre de 2013, p. 63 y ss.
(58) Este riesgo, de la divergencia de intereses de los administradores (agentes) con los accionistas
(principales), fue advertido y desarrollado por JENSEN, Michael y MECKLING, William. “The
Theory of the Firm: Managerial Behavior, Agency Costs, and Ownership Structure”. En: Journal
of Financial Economics. Vol. 3, Nº 4, New York, 1976, pp. 305-360.

204
LA IMPUGNACIÓN DE ACUERDOS COMO MECANISMO ESPECIAL DE TUTELA

Por otro lado, el hecho de que los directores respondan ilimitadamente


por los daños que sus acuerdos puedan ocasionar, no tendría por qué ener-
var la posibilidad de impugnarlos. Ya que una cosa es la reparación del
daño, y otra muy distinta es la de permitir que el acuerdo siga surtiendo
efectos contrarios a los intereses de los accionistas, que es lo que se busca
con la impugnación. Más aún si se toma en consideración que el proceso
para conseguir una indemnización es mucho más lato que el previsto para
la impugnación, donde a través de un proceso menos dilatado, se busca eri-
gir a este mecanismo como una vía especial de tutela para los accionistas.

IV. CONSECUENCIAS DE LA IMPUGNACIÓN

Con la impugnación se busca que se declare la ineficacia de un


acuerdo, sin embargo, la sola interposición de la demanda contra la socie-
dad(59) no determina que el acuerdo en cuestión deje de surtir efectos. Es a
partir de la sentencia que ampara la demanda que el acuerdo se convierte
en ineficaz respecto a la sociedad y todos los accionistas, dejando a salvo,
sin embargo, los derechos adquiridos por terceros de buena fe.

A fin de evitar que durante el proceso se generen relaciones sobre la


base del acuerdo social impugnado, que terminen agravando la situación
del accionista demandante, la LGS autoriza al juez o árbitro de la causa
a dictar una medida cautelar de suspensión del acuerdo impugnado, exi-
giéndose para su concesión que sea solicitado por accionistas que repre-
senten más del 25 % del capital suscrito.

CONCLUSIONES

Al inicio de este trabajo nos preguntamos ¿por qué existe el Dere-


cho Societario? Y considero que a estas alturas ya estamos en condicio-
nes de dar una respuesta concreta. A mi modo de ver, el Derecho Societa-
rio, como el Derecho en general, tiene por finalidad brindar mecanismos

(59) La demanda se dirige exclusivamente contra la sociedad, y no contra el órgano que adoptó el
acuerdo, los accionistas que votaron a favor de su aprobación, ni contra los directores o gerentes
encargados de su ejecución. En todo caso, los accionistas que votaron a favor puede intervenir
con terceros coadyuvantes.

205
CARLOS ALFREDO MARTINEZ ALVAREZ

que permitan tutelar y satisfacer intereses(60), y para el caso específico de


esta especialidad, tales intereses no son otros que los de los accionistas,
ya que son ellos quienes arriesgan su capital. He ahí, entonces, la razón
de ser del Derecho Societario.

Precisamente dentro de este marco aparece el mecanismo de la


impugnación, como un derecho individual concedido a los accionis-
tas para evitar que a través de un acuerdo societario se cometan abu-
sos o irregularidades por parte de quienes tienen el control accionarial o
administran a la sociedad; de ahí, que no tendría por qué impedirse a los
accionistas impugnar un acuerdo de directorio, cuando este órgano tam-
bién puede adoptar decisiones que terminen afectándolos ilegítimamente.

La impugnación es, pues, un mecanismo especial de tutela que, por


un lado, se condice con la naturaleza dinámica del mundo empresarial,
que exige plazos cortos y supuestos claros, pero que, a su vez, guarda
relación con ese rol tutelar del Derecho Societario que hemos tratado de
exponer.

(60) Estos intereses en última instancia no son otros que los del hombre como tal.

206
PARTE II
CONSULTAS
CONSULTAS

El proceso de impugnación de tener por concluido el proceso y dispon-


un acuerdo societario culmina drá el archivo de los autos, cualquiera
01 si este es revocado o sustituido que sea su estado, si la sociedad acre-
por un nuevo acuerdo
dita que el acuerdo ha sido revocado
Consulta: o sustituido”. Así pues, nosotros con-
sideramos que no tendría sentido con-
La empresa Durami S.A. en su tinuar con el proceso de impugnación
junta obligatoria anual, a propuesta de acuerdo societario si es que este ha
del directorio, decidió capitalizar sido revocado o sustituido, con anterio-
las utilidades que se han obtenido
ridad o posterioridad al inicio del pro-
durante el ejercicio anterior. El
ceso, por cuanto el acuerdo impugnado
acuerdo fue adoptado por accionis-
ya habría perdido sus efectos en mérito
tas que representan el 55 % de las
acciones con derecho a voto, por lo a la revocación o sustitución. A conti-
que el directorio empezó a realizar nuación, explicamos detalladamente
las gestiones para su ejecución. No nuestra opinión.
obstante, como el estatuto establece
que para capitalizar las utilidades Como sabemos, el rango de órgano
se requiere del voto favorable del principal de la junta general, así como
60 % de las acciones, uno de los el postulado del sometimiento de los
socios minoritarios decide impug- accionistas al voto de la mayoría, no
nar el acuerdo judicialmente, ini- han sido óbice para que la Ley Gene-
ciando el proceso respectivo. El ral de Sociedades (en adelante, LGS)
directorio al tomar conocimiento de establezca mecanismos para el cuestio-
esa circunstancia convocó a junta namiento de los acuerdos cuando ellos
general y en ella se ratificó la capi- vulneren la ley o algún derecho de los
talización con el cuórum requerido accionistas o de terceros.
estatutariamente; por lo que uno de
los directores nos consulta si el pro- De ahí que se afirme que los pode-
ceso de impugnación del acuerdo res de la junta general no son abso-
primigenio fenece o continuaría lutos, siendo uno de los límites el
su trámite en la medida en que el que sus acuerdos no vulneren la ley,
acuerdo ratificatorio fue posterior el pacto social, el estatuto o derecho
al inicio del proceso. alguno, toda vez que de ocurrir ello
serían susceptibles de impugnación
Nuestra Ley General de Sociedades o nulidad.
establece expresamente que: “no pro-
cede la impugnación cuando el acuerdo Ahora bien, las situaciones en la que se
haya sido revocado o sustituido por otro puede iniciar un proceso de impugna-
adoptado conforme a ley, al pacto social ción están contempladas en el artículo
o al estatuto, siendo que el juez mandará 139 de la LGS y son las siguientes:

209
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

• Acuerdos de la junta general cuyo sí lesionan los intereses de la socie-


contenido sea contrario a la Ley dad beneficiando a los socios, por
General de Sociedades: En efecto, lo que es necesario que se admita
ningún acuerdo de la junta general su cuestionamiento a través de la
puede ir en contra de las disposi- impugnación. Por ejemplo, cuando
ciones de la Ley General de Socie- se deciden vender los activos más
dades; así podríamos poner como valiosos a personas vinculadas a los
ejemplos la elección de directores socios mayoritarios a precios infe-
sin representación de la minoría (ar- riores al valor de mercado.
tículo 164) o el acuerdo de aumento
de capital por nuevos aportes • Acuerdos que incurran en cau-
cuando aún no se han cancelado la sal de anulabilidad previstas en
totalidad de acciones (artículo 204). la Ley o en el Código Civil: En
vista de que el Código Civil esta-
• Acuerdos que se opongan al esta- blece en su artículo 221 que el acto
tuto o pacto social: De manera jurídico es anulable en los siguien-
similar, se debe respetar el regla- tes supuestos:
mento interno de la sociedad (esta-
tuto) y el pacto de constitución • Por incapacidad relativa del
(pacto social) y si se quiere acor- agente.
dar determinado asunto en sentido
opuesto al que estos establecen, • Por vicio resultante de error,
deberá realizarse una modificatoria dolo, violencia o intimidación.
previa. Por ejemplo, si en el esta-
tuto se establecen las facultades de • Por simulación, cuando el acto
las que gozará el gerente general, real que lo contiene perjudica el
un acuerdo de junta general que las derecho de tercero.
modifique, ya sea para incrementar-
las o restringirlas, será susceptible • Cuando la ley lo declara anulable.
de impugnación.
A efectos de resolver la presente con-
• Acuerdos que lesionen, en bene- sulta, es pertinente detenernos en el
ficio directo o indirecto de uno o análisis del artículo 139 de la LGS que
varios accionistas, los intereses de establece que no procede la impug-
la sociedad: En este supuesto pode- nación cuando el acuerdo haya sido
mos encontrar a aquellos acuerdos revocado o sustituido por otro adop-
a través de los cuales suele mani- tado conforme a ley, al pacto social o
festarse el abuso del derecho de las al estatuto, siendo que el juez mandará
mayorías sobre las minorías. Si bien tener por concluido el proceso y dis-
son acuerdos que no vulneran nin- pondrá el archivo de los autos, cual-
gún dispositivo legal o estatutario, quiera que sea su estado, si la sociedad

210
CONSULTAS

acredita que el acuerdo ha sido revo- los efectos del acuerdo, circunstancia
cado o sustituido. a la que ya se habría llegado por otros
caminos (esto es, ya sea por la sustitu-
Ahora bien, lo que no queda claro es ción o la revocación).
si este dispositivo está referido única-
mente a las sustituciones o revocacio- Por ello, en el caso materia de consulta
nes de acuerdos societarios producidos consideramos que no tendría sentido
antes de haberse iniciado el proceso de continuar con el proceso de impug-
impugnación o si es que, por el con- nación de acuerdo societario, en la
trario, podría abarcar a aquellas que medida en que si se ampara la pre-
se realizaron incluso después de inter- tensión, el principal efecto sería que
puesta la impugnación. Para dilucidar el acuerdo perdería sus efectos, situa-
tal problemática es necesario ver los ción a la que ya se habría llegado a tra-
principales efectos de estos institutos. vés de la sustitución del acuerdo. En
consecuencia, el sentido que debemos
En estricto, la revocación de un acuerdo darle al artículo 139 de la LGS es que
societario se produce cuando la junta toda revocación o sustitución, ante-
se reúne y decide derogar un acuerdo rior o posterior al inicio del proceso,
anteriormente adoptado, siendo ella la hará inútil una impugnación y por ello
única que puede realizarlo (legitimidad deberá declararse su improcedencia o
específica), además de que procederá dar por culminado el proceso.
en cualquier caso, sea o no ilícito o ile-
gal el acuerdo sometido y para realizar
ello no existe un plazo específico. Por
su parte, la sustitución de acuerdos se El gerente general no puede
da no solo en las hipótesis en las cua- impugnar un acuerdo a nom-
02
les se ha adoptado otra deliberación que bre de la sociedad
tiene el mismo contenido que una ante-
rior, sino también en todas las hipótesis
en las cuales con la deliberación suce- Consulta:
siva se regulan las relaciones sociales Los socios de la empresa Los Caba-
que recogía un acuerdo y que por ello lleros S.A. han acordado en junta
quedará sustituido. general aumentar el capital social
mediante nuevos aportes con el voto
En ambos casos mencionados, el favorable del 60 % de las acciones
acuerdo societario anterior deviene en suscritas con derecho a voto. No
irrelevante, por lo que iniciar o seguir obstante, el gerente general se ha
un proceso de impugnación al respecto percatado de que el estatuto esta-
no tendría sentido, en la medida en que blece que para modificar la cifra
el principal efecto de la declaración de capital se requiere una mayoría
impugnación es la eliminación de todos calificada no menor del 70 % de

211
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

las acciones suscritas con derecho a 1. Acuerdos de la junta general cuyo


voto. Preocupado por esta situación, contenido sea contrario a la LGS
el gerente general nos consulta si
puede, a nombre de la sociedad, En efecto, ningún acuerdo de la
iniciar un proceso de impugnación junta general puede ir en contra de
del referido acuerdo de aumento de las disposiciones de la LGS; podría-
capital, ya que se ha contravenido mos poner como ejemplos la elec-
una disposición estatutaria expresa. ción de directores sin representa-
ción de la minoría (artículo 164)
o el acuerdo de aumento de capi-
A efectos de absolver la consulta plan- tal por nuevos aportes cuando aún
teada, debemos señalar que la sociedad no se han cancelado la totalidad de
no puede impugnar su propio acuerdo, acciones (artículo 204).
pues nuestra Ley General de Socieda-
des (en adelante, LGS) reconoce como 2. Acuerdos que se opongan al esta-
únicos sujetos legitimados para tal tuto o pacto social
efecto a los accionistas que en la junta
general hubiesen hecho constar en acta De manera similar, se debe respetar
su oposición al acuerdo, los accionis- el reglamento interno de la socie-
tas ausentes y los que hayan sido ilegí- dad (estatuto) y el pacto de constitu-
timamente privados de emitir su voto. ción (pacto social), siendo que si se
quiere acordar determinado asunto
El rango de órgano principal de la junta en sentido opuesto a los que ellos
general, así como el postulado del some- establecen, deberá realizarse una
timiento de los accionistas al voto de la modificatoria previa.
mayoría, no han sido óbice para que la
Ley General de Sociedades (en adelante, Por ejemplo, si en el estatuto se
LGS) establezca mecanismos para el establecen las facultades de las
cuestionamiento de los acuerdos cuando que gozará el gerente general, un
ellos vulneren la ley o algún derecho de acuerdo de junta general que las
los accionistas o de terceros. De ahí que modifique, ya sea para incremen-
se afirme que los poderes de la junta tarlas o restringirlas, será suscepti-
general no son absolutos, siendo uno de ble de impugnación.
los límites el que sus acuerdos no vulne-
ren la ley, el estatuto o derecho alguno, 3. Acuerdos que lesionen, en bene-
toda vez que de ocurrir ello serían sus- ficio directo o indirecto de uno o
ceptibles de impugnación o nulidad. varios accionistas, los intereses de
la sociedad
Los supuestos en los que se puede ini-
ciar un proceso de impugnación están En este supuesto podemos encontrar
contemplados en el artículo 139 de la a aquellos acuerdos a través de los
LGS y son las siguientes: cuales suele manifestarse el abuso

212
CONSULTAS

del derecho de las mayorías sobre derecho a voto, la impugnación


las minorías. Si bien son acuerdos solo puede ser interpuesta respecto
que no vulneran ningún disposi- de acuerdos que afecten los dere-
tivo legal o estatutario, sí lesionan chos especiales de los titulares de
los intereses de la sociedad benefi- dichas acciones.
ciando a los socios, por lo que es
necesario que se admita su cuestio- Así, se entiende que estarán facul-
namiento a través de la impugna- tados para interponer la impugna-
ción. Por ejemplo, cuando se deci- ción de acuerdos societarios úni-
den vender los activos más valiosos camente los accionistas, siempre
a personas vinculadas a los socios que se encuentren en una de estas
mayoritarios a precios inferiores al tres situaciones: i) se opusieron
valor de mercado. al acuerdo e hicieron constar su
oposición en actas; ii) estuvieron
4. Acuerdos que incurran en causal ausentes; y, iii) si han sido impedi-
de anulabilidad previstas en la ley dos de manera ilegítima de emitir
o en el Código Civil su voto. Por lo tanto, los accionis-
tas que votaron a favor del acuerdo
Siendo que el Código Civil en su ar- adoptado, los que se abstuvieron
tículo 221 establece que el acto jurí- y los que votando en contra pero
dico es anulable por: i) incapacidad no hicieron constar su negativa no
relativa del agente; ii) vicio resul- podrán impugnarlo.
tante de error, dolo, violencia o inti-
midación; iii) simulación, cuando el El accionista que impugne judicial-
acto real que lo contiene perjudica mente cualquier acuerdo de la junta
el derecho de tercero; y, iv) cuando general deberá mantener su con-
la ley lo declara anulable. dición de tal durante el proceso, a
cuyo efecto se hará la anotación res-
Mencionados los supuestos en los pectiva en la matrícula de acciones.
que se puede iniciar un proceso de En caso de que se realice la trans-
impugnación de acuerdo societa- ferencia voluntaria, parcial o total,
rio, corresponde conocer quiénes de las acciones de propiedad del
son los sujetos legitimados para tal accionista demandante, se extin-
efecto. Así, debemos señalar que la guirá, respecto de él, el proceso de
impugnación puede ser interpuesta impugnación.
por los accionistas que en la junta
general hubiesen hecho constar en Podemos inferir que no se incluye la
acta su oposición al acuerdo, por posibilidad de que la misma socie-
los accionistas ausentes y por los dad tenga legitimidad para impug-
que hayan sido ilegítimamente pri- nar su propio acuerdo. Al respecto,
vados de emitir su voto. Siendo podemos dar cuenta de un pronun-
que en los casos de acciones sin ciamiento de la Corte Suprema que

213
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

establece que la sociedad carece Es posible impugnar el acuerdo


de legitimidad activa en materia 03 de junta que aprueba los esta-
de impugnación: “la demanda de dos financieros
impugnación del acuerdo de la junta
general de accionistas es interpuesta Consulta:
por el presidente del directorio en
Reunidos en junta, los socios de
nombre de la sociedad y por los
una empresa dedicada a la presta-
accionistas, en su propio derecho y
ción de servicios textiles aprobaron
como delegados en representación
los estados financieros presenta-
de otros, siendo que la sociedad no
dos por el directorio. No obstante,
puede tener la calidad de deman-
transcurridas dos semanas, un
dante sino más bien de demandada.
grupo de socios obtiene informa-
Corresponde, pues a los accionistas
ción que revela que los estados
impugnantes el cuestionar la vali-
financieros no han sido elaborados
dez de los acuerdos y a la sociedad
correctamente y presentan graves
el accionar en su defensa”. (Casa-
incongruencias con la real situa-
ción N° 3070-98-Lambayeque. La
ción financiera de la empresa. Por
Sala Civil Transitoria de la Corte
tal motivo, el abogado del men-
Suprema de Justicia de la Repú-
cionado grupo de socios nos con-
blica. Lima, 02/06/1999).
sulta si, además de la responsabi-
Por lo expuesto, consideramos que lidad civil que pudiera sobrevenir
en el caso materia de consulta el sobre los miembros del directorio,
gerente general de Los Caballe- existe la posibilidad de impugnar
ros S.A. no podría iniciar a nom- el acuerdo de junta que aprobó los
bre de la sociedad un proceso de estados financieros.
impugnación de acuerdo societa-
rio, ya que ella no se encuentra Una de las principales obligaciones del
dentro de los sujetos legitimados directorio es rendir cuentas de su ges-
que a tal efecto ha previsto nuestra tión a la junta general de forma perió-
LGS, por el contrario, a la socie- dica, quien fiscalizará si dicha gestión
dad le correspondería defender la presenta los resultados económicos y
validez del acuerdo ante una posi- financieros esperados. Sobre el par-
ble impugnación que pudiera pre- ticular, nuestra Ley General de Socie-
sentar algún accionista que sí estu- dades establece en su artículo 221 que
viera legitimado. finalizado el ejercicio, el directorio
debe formular la memoria, los estados
Base legal financieros y la propuesta de aplica-
ción de utilidades en caso de haberlas.
• Ley General de Sociedades, Ley Asimismo, impone la obligación que
N° 26887 (09/12/1997): art. 139 y ss. de dichos documentos fluya, de forma

214
CONSULTAS

clara y precisa, la situación económica artículo, que solo contempla la acción


y financiera de la empresa, el estado de de responsabilidad contra los adminis-
sus negocios y los resultados obtenidos tradores, podría entenderse que este
en el ejercicio. acuerdo de junta general tendría carác-
ter de inmodificable.
La oportunidad para dicha verifica-
ción, según establece el artículo 114, Esta interrogante no ha sido extraña a
es la junta obligatoria anual, la cual la doctrina, la cual ha discutido si el
deberá realizarse cuando menos una acuerdo de aprobación de los estados
vez al año dentro de los tres meses financieros constituye, dada su pecu-
siguientes a la terminación del ejerci- liar naturaleza, una decisión al interior
cio económico. Dicha junta obligatoria de la sociedad que adquiere naturaleza
tiene por objeto, entre otros aspectos, inamovible o, si por el contrario, sí
pronunciarse sobre la gestión social sería factible de modificación.
y los resultados económicos del ejer-
cicio anterior expresados en los esta- El Derecho societario peruano se ads-
dos financieros del ejercicio anterior, y cribe a esta segunda interpretación,
resolver sobre la aplicación de las uti- pues nada impide que, como cualquier
lidades, si las hubiere. otro acuerdo de junta, este sea pasi-
ble de rectificación por los mismos
Para garantizar el ejercicio del dere- socios en una junta convocada para
cho de acceso a la información de los dichos efectos o, incluso, ser objeto
socios, el artículo 224 de nuestra ley de impugnación, conforme a las reglas
societaria establece que a partir del día del artículo 139 y siguientes de la
siguiente de la publicación de la con- LGS. En su primer párrafo, este pre-
vocatoria a la junta general, cualquier cepto establece que pueden ser impug-
accionista puede obtener en las ofici- nados judicialmente los acuerdos de la
nas de la sociedad, en forma gratuita, junta general cuyo contenido sea con-
copias de los documentos la memoria trario a esta ley, se oponga al estatuto
anual, el balance, el estado de ganan- o al pacto social o lesione, en benefi-
cias y pérdidas y la propuesta de apli- cio directo o indirecto de uno o varios
cación de utilidades. accionistas, los intereses de la socie-
dad. Los acuerdos que incurran en cau-
Ahora bien, el siguiente artículo de la sal de anulabilidad prevista en la Ley
LGS establece que la aprobación por o en el Código Civil, también serán
la junta general de dichos documen- impugnables en los plazos y formas
tos no importa el descargo de las res- que señala la ley.
ponsabilidades en que pudiesen haber
incurrido los directores o gerentes de Pues bien, en el caso materia de con-
la sociedad. Entonces, podríamos pre- sulta, podrá alegarse que el acuerdo
guntarnos si por la redacción de este que aprobó los estados financieros

215
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

–basándose para ello en información S.A.C., dedicada a la venta de arte-


errada o inexacta– ha lesionado los factos eléctricos para el hogar, y
intereses de la sociedad, habida cuenta nos comenta que el directorio de
que los socios han votado a favor de esta empresa ha acordado hace 15
la propuesta del directorio incurriendo días adquirir una tonelada de far-
en un vicio de la voluntad, específica- dos de tela. Sin embargo, él tiene
mente en error esencial, previsto en el la impresión de que tal decisión
numeral 1 del artículo 202 del Código no coadyuvaría a la realización
Civil. del objeto social de su empresa,
por el contrario, lo extralimitaría.
Conclusión Ante esta situación, nos con-
sulta si como accionista puede
La aprobación del balance y de los impugnar el referido acuerdo del
demás estados financieros es una decla- directorio.
ración de voluntad de los accionistas de
una sociedad que tiene plenos efectos
El directorio forma parte del órgano de
internos, pero que, como cualquier otro
acuerdo de junta, puede ser objeto de administración de la sociedad encar-
rectificación e incluso de impugnación, gado de su gestión y formación de su
siempre que se cumpla con lo estable- voluntad(1). Este órgano colegiado es
cido en el artículo 139 y siguientes de elegido por la junta general de accio-
la Ley General de Sociedades. nistas y sus miembros pueden ser
removidos en cualquier momento
por esta, aun cuando su designación
hubiese sido una de las condiciones del
pacto social.
Un accionista no puede im-
pugnar el acuerdo del direc-
04 torio que extralimite el objeto También se debe señalar que si bien
social el directorio forma parte del órgano
de administración societario, ello no
quiere decir que sus facultades se cir-
Consulta:
cunscriban a las de naturaleza adminis-
Frank Letona es titular del 20 % de trativa reguladas en el Código Civil, sin
las acciones de Mundo Electrónico ostentar poder alguno para disponer del

(1) La voluntad social se forma no solo por los acuerdos de la junta general de accionistas, sino también
por los que asuma el órgano de administración de la sociedad, ya que este, dentro de sus facultades de
gestión, puede decidir sobre determinados asuntos de la sociedad. Cfr. ASCARELLI, Tulio. Principios y
problemas de las sociedades anónimas. Traducido por René Cacheaux, Imprenta Universitaria, México,
1951, p. 50.

216
CONSULTAS

patrimonio de la sociedad, toda vez que actos de disposición, pero, claro está,
el directorio, como órgano de gestión, dentro de los límites que fija el esta-
puede decidir sobre la celebración de tuto y la ley, entre ellos los referidos
actos de disposición que se encuentren al objeto de la sociedad. Sin embargo,
circunscritos a su objeto social y a los puede suceder que el directorio decida
límites que se puedan establecer vía celebrar un acto que extralimite el
estatuto o ley(2). objeto social; ante este caso, tal como
se nos consulta: ¿Se podría impugnar
Las facultades concedidas al directo-
los acuerdos del directorio?
rio se compensan con las responsabi-
lidades a las que se encuentran suje-
La impugnación de las decisiones del
tos sus miembros, quienes, conforme
directorio es un tema que ha sido poco
al artículo 177 de la Ley General de
tratado en nuestra doctrina, y ello se
Sociedades (en adelante, LGS), res-
ponden de forma ilimitada y solida- debe a que el artículo 139 de la LGS
ria por los daños y perjuicios que cau- establece expresamente que: “Pue-
sen los acuerdos o actos contrarios a la den ser impugnados judicialmente
ley, al estatuto o por los realizados con los acuerdos de la junta general cuyo
dolo, abuso de facultades o negligencia contenido sea contrario a esta ley, se
grave. Por último, no debemos olvidar oponga al estatuto o al pacto social o
el artículo 180 de la LGS, referido al lesione, en beneficio directo o indirecto
conflicto de intereses, el cual establece de uno o varios accionistas, los intere-
que: “Los directores no pueden adop- ses de la sociedad. Los acuerdos que
tar acuerdos que no cautelen el inte- incurran en causal de anulabilidad pre-
rés social sino sus propios intereses o vista en la Ley o en el Código Civil,
los de terceros relacionados, ni usar en también serán impugnables en los pla-
beneficio propio o de terceros relacio- zos y formas que señala la ley”.
nados las oportunidades comerciales o
de negocios que tuvieren conocimiento Como se aprecia, la norma antes glo-
en razón de su cargo”. sada restringe la impugnación a los
acuerdos de la junta general y no
De lo antes mencionado se infiere que hace referencia alguna a la posibili-
el directorio tiene facultades de gestión dad de impugnar acuerdos del direc-
que le permiten celebrar determinados torio. Sin embargo, cabe advertir

–––––––––––––––––
(2) Por ejemplo, los límites regulados en el artículo 77 (las adquisiciones a título oneroso de bienes cuyo
importe exceda el 10 % del capital pagado, realizadas por la sociedad dentro de los primeros seis meses
de su constitución, deben ser previamente aprobadas por junta general), el artículo 115, inciso 5 (enaje-
nación en un solo acto, de activos cuyo valor contable exceda el 50 % del capital social), entre otros, de
la Ley General de Sociedades.

217
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

que la impugnación de los acuerdos y/o cuestionados por los directores


del directorio podría sustentarse en disidentes, por la propia junta gene-
lo establecido en el artículo 38 de la ral y por terceros con legítimo interés;
LGS, el cual dispone de forma gené- para el caso de los actos ultra vires –es
rica, sin hacer distinción, que: “(…) decir, de aquellos acuerdos relativos a
Son nulos los acuerdos adoptados por decisiones que extralimitan el objeto
la sociedad en conflicto con el pacto social–, la misma LGS establece en su
social o el estatuto, así cuenten con la artículo 12 que tales acuerdos deben
mayoría necesaria, si previamente no ser reconocidos por la sociedad y será
se ha modificado el pacto social o el esta quien deba demandar a los direc-
estatuto con sujeción a las respectivas tores infractores por los daños que
normas legales y estatutarias”. El ar- pudiera ocasionar el acuerdo.
tículo 38 es, pues, fuente para solicitar
la declaración de nulidad, anulabili- Por lo tanto, en el caso materia de con-
sulta, el accionista Frank Letona no
dad e impugnación de actos y acuer-
podría impugnar el acuerdo del direc-
dos societarios en general, de ahí que
torio relativo a la compra de tela, pese
podría también aprovecharse para soli-
a que constituye un acto ultra vires, ya
citar la impugnación de un acuerdo de
que extralimita el objeto de la sociedad
directorio.
Mundo Electrónico S.A.C., dedicada
a la venta de artefactos eléctricos para
Mas una cosa es señalar las causales
el hogar.
evidentes de nulidad de los acuerdos
societarios, como algo general, y cuyo Conclusión
soporte y sustento son inconfundibles
e irrefutables y, otra cosa muy distinta, Si bien, sobre la base del artículo 38 de
es regular de modo puntual y detallado la Ley General de Sociedades, las deci-
el derecho de los directores disidentes, siones del directorio pueden ser desco-
de los accionistas o de terceros “legiti- nocidas y/o cuestionados por los direc-
mados” para impugnar las decisiones tores disidentes, por la propia junta
adoptadas por el directorio conducente general y por los terceros con legítimo
al cumplimiento del objeto social. Pues interés; para el caso de aquellos acuer-
si ello fuera así, existiría una alta posi- dos relativos a decisiones que extrali-
bilidad de trabar el manejo de la socie- mitan el objeto social, se ha establecido
dad, situación que tampoco debería en el artículo 12 de la norma societaria
permitirse. que tales acuerdos deben ser reconoci-
dos por la sociedad, quien en todo caso
En ese sentido, si bien podemos con- puede demandar a los directores infrac-
cluir que las decisiones del directorio tores por los daños que pudiera ocasio-
pueden ser en principio desconocidas nar el acuerdo.

218
CONSULTAS

Acuerdos sobre asuntos no Nuestro ordenamiento jurídico ha pre-


previstos en convocatoria a visto determinadas formalidades para
05 junta general pueden ser im- que una junta general de accionistas
pugnados por socio que sentó
su oposición se encuentre debidamente instalada,
y así pueda manifestar la voluntad de
Consulta: la sociedad mediante la adopción de
acuerdos válidos. Entre estas formali-
El accionista de una empresa del dades destaca, por sobre todas, la con-
rubro de servicios tecnológicos vocatoria, la cual debe efectuarse cum-
nos comenta que hace una semana pliendo los requisitos establecidos en el
se llevó a cabo la junta general estatuto, la norma societaria y los con-
de accionistas, la cual fue con- venios inscritos.
vocada para tratar el cambio del
objeto social de la empresa. Sin En efecto, el modo de convocar a una
embargo, en pleno desarrollo de junta general también está sometido
la junta el accionista mayorita- por la ley a requisitos formales míni-
rio propuso que se trate también mos, que necesariamente habrán de
como tema el aumento de capital ser respetados en todos los casos. De
por nuevos aportes, adoptándose esta manera, se exige que la junta
finalmente ambos acuerdos. Ante general de accionistas deba ser con-
tal situación, el accionista nos con- vocada por el directorio mediante un
sulta si es posible que pueda inva- aviso en donde se indique el lugar, día
lidarse el acuerdo adoptado sobre y hora de su celebración, debiendo
el tema que no fue materia de con-
expresar además, con claridad y pre-
vocatoria, pues con él se buscaría
cisión, los asuntos a tratarse en ella.
que su participación en la sociedad
(y con ello en las utilidades) se vea El cumplimiento de las formalida-
disminuida.  des para la convocatoria a junta gene-
ral de accionistas tiene por finalidad
La convocatoria a junta general de garantizar el derecho de los accionis-
accionistas constituye un acto previo tas a votar conforme a sus intereses,
indispensable para la debida y oportuna puesto que la falta de convocatoria
publicidad de la celebración de la junta los imposibilitaría para ejercer ade-
general, del contenido de su agenda y cuadamente su derecho al voto. Por
la salvaguarda de los derechos de par- esta razón, la inobservancia de las
ticipación de los accionistas en la con- formalidades para la convocatoria
formación de la voluntad social, por lo lleva a la nulidad de los acuerdos que
que se entiende que sin convocatoria en ella se adopten, facultando a cual-
no puede haber junta general en sen- quiera de los accionistas a impugnar
tido legal. el acuerdo.

219
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Por lo expuesto, en el caso materia de un aviso en donde se indique el lugar,


consulta tenemos que el accionista, en día y hora de su celebración, debiendo
cuanto haya dejado constancia de su expresar, además, con claridad y preci-
oposición al acuerdo cuestionado, sí sión, los asuntos a tratarse en ella. La
podría impugnarlo, toda vez que la con- inobservancia de las formalidades para
vocatoria a junta general de accionistas la convocatoria conlleva a la nulidad de
solo fue para tratar el asunto referido al los acuerdos adoptados en ella, facul-
cambio del objeto social, y no para tra- tando a cualquiera de los accionistas
tar el aumento de capital social; incum- a impugnarlos. Así, en este caso tene-
pliéndose con ello el requisito referido mos que el accionista sí podría impug-
a la precisión del acto de convocatoria. nar el acuerdo adoptado en junta gene-
Conclusión ral respecto al tema que no fue materia
de convocatoria, pero en la medida
La junta general de accionistas debe ser en que haya dejado constancia de su
convocada por el directorio mediante oposición.

220
PARTE III
JURISPRUDENCIA
Jurisprudencia de la Corte Suprema

01 No se puede declarar nulo el acuerdo si demanda se limita a solici-


tar la nulidad de la esquela de convocatoria a junta general

Mediante la presente demanda sobre nulidad de acuerdo societario,


la parte demandante solicita únicamente la nulidad de la esquela de
convocatoria a junta general de accionistas, por haber sido convocada
por el Presidente del Directorio a título personal y no cumplir con las
formalidades exigidas en el artículo 245 de la Ley General de Socieda-
des. El Tribunal ad quem emite una decisión respecto de un petitorio
no solicitado (nulidad de acuerdo de directorio); sustentándola en
hechos no alegados por las partes, lo que acarrea ineludiblemente la
nulidad de la resolución cuestionada por contravenir lo dispuesto en
el artículo 122 incisos 3 y 4 del Código Procesal Civil.

CAS. Nº 139-2011-SAN MARTÍN


Lima, uno de setiembre de dos mil once.
LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
DE LA REPÚBLICA
Vista la causa ciento treinta y nueve - dos mil once en Audiencia Pública y produ-
cida la votación correspondiente de acuerdo a ley, emite la siguiente sentencia:
MATERIA DEL RECURSO
Se trata en el presente caso del recurso de casación, interpuesto por la parte deman-
dada conformada por don Salvatore Lettieri, mediante escrito de fojas doscientos cua-
renta y cinco a doscientos cincuenta y seis, contra la sentencia de vista contenida en la
Resolución Nº treinta y uno, su fecha quince de noviembre de dos mil diez, obrante a
fojas doscientos treinta y siete a doscientos cuarenta; emitida por la Sala Mixta Descen-
tralizada de Tarapoto de la Corte Superior de Justicia de San Martín que revoca la sen-
tencia apelada contenida en la Resolución Nº veintidós, su fecha veintiuno de mayo de
dos mil diez, de fojas ciento sesenta y cuatro a ciento setenta, que declara infundada la
demanda de fojas veinte a veintitrés, sobre nulidad de acuerdo societario; reformándo-
la la declarara fundada la referida; en consecuencia nula la convocatoria a Junta General
de Accionistas y la esquela publicada en el diario Ahora su fecha catorce de agosto de
dos mil nueve.

223
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE HA DECLARADO PROCEDENTE


EL RECURSO
La Sala mediante resolución de fecha veinticinco de mayo de dos mil once, ha esti-
mado procedente el recurso de casación por la causal de la infracción normativa pro-
cesal de los artículos 139 inciso 3) de la Constitución Política del Estado y 122 inciso
3) del Código Procesal Civil que incide directamente sobre la decisión contenida en la
resolución impugnada; pues la demanda constituyó en nulidad de acuerdo societario, a
fin que se declare la nulidad de esquela de convocatoria a junta de accionistas. Que tal
pedido afirma, se basa en que la convocatoria a junta de accionistas había sido realizada
por el Presidente del Directorio y no por el Directorio. Como la Sala Superior desarrolla
el quórum del directorio y señala el artículo 168 de la Ley General de Sociedades, indi-
cando que es la mitad más uno de sus miembros, sin tener en cuenta las normas del esta-
tuto; cuyo artículo número veintisiete establece que el Directorio esta conformado por
cuatro miembros; siendo así los demandantes no han alegado ni pedido ni fundamentan-
do la falta de quórum del Directorio ni en algún otro defecto de ese quórum, sin embar-
go, la Sala aludida se ha pronunciado precisamente por esos hechos no solicitados, vul-
nerándose así el Principio de Congruencia Procesal. Además, asevera el recurrente, que
durante cinco años de mandato de Gerente que ejercía el actor, Nicola Felice Aquilano,
jamás objetó la validez del referido artículo 27 del estatuto, y cuando interpone la pre-
sente demanda tampoco lo objeta, lo cual permite concluir que la Sala Superior al expe-
dir su sentencia lo ha hecho pronunciándose sobre hechos no solicitados y derecho no
reclamados, violando el debido proceso. Además, los propios demandantes no pueden
alegar la nulidad de algún acto pues ellos han consentido la realización de los mismos,
ya que se inició y sesionó con el quórum dispuesto por el estatuto. De otro lado la Sala
no explica, ni desarrolla cuál es el requisito establecido en el articulo 167 que se ha con-
travenido para que sea nula la convocatoria a junta de accionistas.
CONSIDERANDOS
Primero.-  Que, respecto a la causal denunciada por infracción normativa, según
Monroy Cabra.- Se entiende por causal (de casación) el motivo que establece la ley para
la procedencia del recurso (...)”. A decir de De Pina: “El recurso de casación ha de fun-
darse en motivos previamente señalados en la ley. Puede interponerse por infracción de
ley o por quebrantamiento de forma. Los motivos de casación por infracción de ley se
refieren a la violación en el fallo de leyes que debieran aplicarse al caso, a la falta de
congruencia de la resolución judicial con las pretensiones deducidas por las partes, a
la falta de competencia etc.; los motivos de la casación por quebrantamiento de forma
afectan (...) a infracciones en el procedimiento 2. En ese sentido Escobar Forno señala:
“Es cierto que todas las causales supone una violación de ley, pero esta violación puede
darse en la forma o en el fondo”(1) 3. Que, en el presente caso se denuncia la infracción
normativa procesal de los artículos 139 inciso 3) de la Constitución Política del Estado
y 122, inciso 3) del Código Procesal Civil.

(1) ESCOBAR FORNOS, Iván. Introducción al Proceso. Editorial Temis, Bogotá, 1990, p. 241.

224
JURISPRUDENCIA

Segundo.-  Que, mediante la presente demanda de nulidad de acuerdo  societario;


obrante a fojas veinte a veintitrés, don Nicola Felice Aquiliano y don Pedro Kovacic
Taramona, pretenden que se declare la nulidad del acuerdo societario, específicamente,
de la esquela de convocatoria a junta general de accionistas convocada por el Presiden-
te del Directorio, ya que no ha cumplido con las formalidades prescritas en el artículo
245 de la Ley General de Sociedades; argumentando esencialmente que los demandan-
tes son accionistas y directores de la empresa Tabacalera del Oriente Sociedad Anóni-
ma Cerrada que constituye una persona jurídica inscrita en Registros Públicos respecti-
vos según la Partida Nº 11001212), y de conformidad con la parte pertinente del artículo
245 de la Ley General de Sociedades. “La junta de accionistas es convocada por el
Directorio o por el Gerente General”. Añade que el demandado en su calidad de Presi-
dente del Directorio de la citada empresa, convocó a Junta General de accionistas con
fecha dieciocho de agosto de dos mil nueve, en primera convocatoria y con fecha veinti-
dós de agosto del mismo año en segunda convocatoria, según se acredita con la esquela
de convocatoria y la publicación realizada en el diario Ahora de fecha catorce de agos-
to de dos mil nueve. Sostiene que es extraño, que aun cuando el Directorio en esos últi-
mos meses no se había reunido, era materialmente imposible que en sesión de Direc-
torio se haya decidido convocar a Junta General de Accionistas, por lo que de haber
sido convocada por el Presidente del Directorio a titulo personal, dicha convocatoria es
nula. Añade que el demandado deberá exhibir el Acta de Sesión de Directorio, en cual
deciden convocar a Junta General de Accionistas, por lo que al no haberse reunido el
Directorio y menos sesionado y acordado convocar a Junta General, dicha convocatoria
no se ajusta a derecho. Alega que la referida convocatoria en las sociedades anónimas
cerradas, esta reservada a dos órganos de la sociedad, como es el directorio y el geren-
te general; por lo que en el presente caso al ser convocada por el Presidente del Direc-
torio a título personal, dicha convocatoria es nula, pues vulnera el artículo 38 de la Ley
acotada.
Tercero.- Que, mediante el acta de audiencia de saneamiento procesal, y concilia-
ción, obrante a fojas ciento cuarenta y cinco a ciento cuarenta y ocho, se ha fijado los
siguientes puntos controvertidos: a) Determinar si adolece de nulidad la esquela de con-
vocatoria a Junta General de Accionistas del dieciocho de agosto de dos mil nueve, en
la medida que fue convocada por el Directorio; b) Determinar si es válido el acuerdo de
Directorio el día trece de agosto de dos mil nueve, en donde se dispuso convocar a Junta
General de Accionistas.
Cuarto.- Que, para los fines de mejor resolver la presente casación resulta nece-
sario precisar que el artículo 245 de la Ley General de Sociedades Nº 26887 hace
referencia a tres actos jurídicos de contenido  societario, autónomos, pero lógica-
mente conectados entre sí: el acuerdo de Convocatoria a Junta General de Accionis-
tas, la esquela por la cual el órgano de gobierno facultado para realizar la convoca-
toria, comunica a los asociados dicha convocatoria y la Junta General de Accionistas
que deriva de la convocatoria; habiéndose solicitado por el demandante, conforme
se deduce de la pretensión invocada en dicha demanda, únicamente la nulidad de la
esquela de convocatoria.
Quinto.-  Que, el a quo expide la sentencia de primera instancia de fojas ciento
sesenta y cuatro a ciento setenta, declarando infundada la demanda; interpuesta por don

225
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Nicola Felice Aquiliano y don Pedro Kovacic Taramona contra don Salvatore Lettie-
ri, sobre impugnación de esquela de convocatoria a Junta General de Accionistas; y, el
pago de costas y costos del proceso; basando principalmente su decisión en la teoría de
los actos propios y precisando que el petitorio de la demanda se circunscribe solamen-
te a la nulidad de la esquela de convocatoria a Junta General Extraordinaria, de fecha
trece de agosto de dos mil nueve, mediante la cual el Presidente del Directorio convo-
có a Junta General de Accionistas citada, cuya agenda era: a) Elección del nuevo direc-
torio; b) Remoción de don Nicola Felice como Gerente General de la empresa y revo-
catoria de poderes; c) Desistimiento de denuncia penal presentada por la empresa y
d) Otorgamiento de facultades. Precisa que la referida esquela obra a fojas tres y die-
cisiete vuelta y en ella se señala que dicha convocatoria se dio de conformidad con lo
dispuesto por el Directorio, por lo que es necesario analizar este último, pues el pro-
pio demandante afirma que no existió acuerdo de Directorio alguno. Establece que del
acta de la Junta General de Accionistas, que obra a fojas veintiocho a cuarenta, su fecha
ocho de agosto de dos mil nueve, se infiere que se llevó a cabo dicha junta general con-
vocada por la esquela de convocatoria cuestionada a través del presente proceso. Agre-
ga que a fojas sesenta y cinco a setenta y seis obra la escritura pública de modificación
integral de Estatutos de la empresa Tabacalera del Oriente Sociedad Anónima Cerrada
donde establece en el artículo 22 que la Junta General de Accionistas es convocada por
el Directorio de conformidad con el artículo 116 de la Ley General de Sociedades y
para su celebración la anticipación de la publicación será no menor de tres días, forma-
lidad que se ha cumplido en este caso, según se constata en la esquela de fojas tres, cua-
tro, cinco, ciento cinco y vuelta; donde se aprecia que fue convocada por el Presidente
del Directorio Salvatore Lettieri y con una anticipación de tres días por lo que se cumple
con lo dispuesto por los artículos 116 y 245 de la citada Ley. El a quo además analiza
si existió o no el acuerdo de Directorio de la empresa Tabacalera del Oriente Sociedad
Anónima Cerrada, donde se decidió convocar a Junta General Extraordinaria de Socios
y los puntos detallados en la esquela de convocatoria materia de litis, por lo que al res-
pecto señala que en la sesión de Directorio, llevada a cabo el trece de agosto de dos mil
nueve, se aprecia del libro de actas de fojas noventa y cinco a noventa y seis, que se
acordó convocar a Junta General de Accionistas para tratar la agenda antes citada. Agre-
ga que si bien, el artículo 168 de la misma Ley, establece que el quórum del directorio
es la mitad mas uno de sus miembros, y el artículo 27 del estatuto de la empresa indi-
ca que el directorio está compuesto por cuatro miembros; sin embargo, el artículo 28 de
dicho estatuto señala que el quórum del directorio es de 2 miembros, si bien existe con-
tradicción de normas, por jerarquía, el artículo 138 de la referida Ley, debe ser aplica-
ble al caso de autos. Colige que a fojas noventa y tres a noventa y cinco, observa en el
acta de sesión, que la sesión del trece de agosto de dos mil nueve se llevó a cabo con la
presencia de dos de los cuatro miembros del Directorio: Gennaro Lettieri y Salvatto-
re Lettieri, donde se acordó entre otros puntos: “Convocar a la Junta General de Accio-
nistas para el día martes dieciocho de agosto de dos mil nueve con la agenda descrita
anteriormente”. Agrega que aun cuando no se cumplió con el quorum correspondiente,
el codemandante Nicola Felice Aquiliano, pretendió evitar la realización de la misma,
así lo prueba el acta notarial de comprobación de hecho (ver fajas noventa y cinco a
noventa y ocho), disponiendo que no se permita el ingreso de los demás miembros del
Directorio, dejando un letrero en la puerta del local indicando que la sesión de directorio

226
JURISPRUDENCIA

se realizará en segunda fecha por falta de quórum; lo cual también se corrobora en la


audiencia especial de fojas ciento sesenta a ciento sesenta y dos, donde este recono-
ce haber estado en el local el trece de agosto de dos mil nueve, y fue él quien dispu-
so pegar el aviso de aplazamiento de la junta respectiva. Concluye que dicha actitud es
relevante ya que el hecho de estar presente en el local, habría conllevado a completar el
quórum establecido en el acotado artículo 168 de la Ley societaria; por tanto, es incon-
gruente que pretenda ahora alegar judicialmente la inexistencia de dicho directorio que
aprobó convocar la Junta General de Accionistas, para pretender la nulidad de la esquela
de convocatoria, ya que contraviene a su propio actuar, siendo de aplicación el aludido
principio de los actos propios, pues “nadie puede actuar contra los actos propios”. Agre-
ga que el acta de directorio del trece de agosto de dos mil nueve, que aprobó la convo-
catoria a la junta general de accionistas, sobre la cual se sustenta la esquela de convo-
catoria, no ha sido impugnada, por tanto no puede ser materia de cuestionamiento en el
presente proceso, por tanto no existe causal alguna de nulidad.
Sexto.- Que, apelada la sentencia de primera instancia, conforme a los agravios
expuestos en el escrito correspondiente y concedida dicha apelación. la Sala Superior,
expide la sentencia de vista recurrida, de fojas doscientos treinta y siete a doscientos
cuarenta, revocando la sentencia apelada que declara infundada la demanda sobre nuli-
dad de acuerdo societario y reformándola la declara fundada la citada demanda; en con-
secuencia nula la convocatoria a Junta General de Accionistas y la esquela publicada en
el diario Ahora su fecha catorce de agosto de dos mil nueve; sustentando principalmen-
te su decisión en el artículo 38 de la Ley General de Sociedades y estableciendo que en
el caso concreto, el acuerdo (convocatoria) mediante el cual se convoca a junta general
de accionistas para realizarse en primera convocatoria, el dieciocho de agosto de dos mil
nueve y en segunda convocatoria el veintidós de agosto de dos mil nueve, no ha sido
adoptada por la mayoría de socios de la empresa Tabacalera del Oriente Sociedad Anó-
nima Cerrada, sino por el Directorio, por lo tanto no constituye un acuerdo societario en
sentido estricto, cuya invalidez se impugna según el acotado artículo 38. Señala que la
convocatoria al directorio la realiza el presidente o quien haga sus veces, en los plazos
y oportunidades que señale el estatuto y cada vez que lo juzgue necesario para el inte-
rés social, o cuando lo solicita cualquier director o el gerente general según el artículo
167 de la referida Ley. Agrega que conforme al artículo 168 de la misma Ley societa-
ria; referidas al quórum del directorio, este esta conformado por la mitad más uno de
sus miembros. Si el número de directores es impar, el quórum es el número entero inme-
diato superior al de la mitad de aquel. El estatuto puede señalar un quórum mayor en
forma general o para determinados asuntos, pero no es válida la disposición que exija la
concurrencia de todos los directores. Precisa que dicha norma es aplicable al caso con-
creto y no el estatuto, pues este último en su artículo 28 contradictoriamente a la ley,
establece que el quórum del directorio es de es de dos miembros y en caso de empa-
te decide quien la preside. Agrega que en ese sentido teniendo en consideración que el
directorio de la empresa Tabacalera del Oriente Sociedad Anónima Cerrada está confor-
mado por cuatro directores; sin embargo, los demandados no han acreditado haber rea-
lizado la convocatoria cumpliendo con el quórum de asistencia, ya que solo asistieron
dos, adoleciendo por ende de nulidad, al haberse realizado contraviniendo el artículo
167 de la Ley antes citada. Sobre la validez de la esquela de la convocatoria, indica

227
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

que debe analizarse a partir de la validez de la convocatoria y a la luz del artículo 245
concordante con el artículo 116 del mismo cuerpo legal. Al respecto establece que en
este caso, si bien la esquela de convocatoria de fojas diecisiete cumple los requisitos de
ley, sin embargo, también es inválida, en la medida en que como se tiene sostenido, la
convocatoria que la origina es nula, al haber sido realizada contraviniendo la ley acota-
da. Concluye que la conducta de los demandantes, tendiente a impedir la realización de
Junta General de Accionistas, no justifica la vulneración de las normas acotadas, en todo
caso los demandados debieron haber utilizado los mecanismos que la ley ha puesto a. su
alcance.
Sétimo.- Que, al respecto debe precisarse previamente que el principio denomina-
do “motivación de los fallos judiciales”, constituye un valor jurídico que rebasa el inte-
rés de los justiciables por cuanto se fundamenta en principios de orden jurídico, pues
la declaración del derecho en un caso concreto, es una facultad del Juzgador que por
imperio del artículo ciento treinta y ocho de la Constitución Política del Estado, impo-
ne una exigencia social de que la comunidad sienta como un valor jurídico, denomina-
do, fundamentación o motivación de la sentencia; el mismo que se encuentra contenido
en el artículo 139 inciso 5 de la Constitución Política del Estado concordante con el ar-
tículo doce del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial e incisos 3
y 4 del artículo 122 y 50 inciso 6 del Código adjetivo.
Octavo.-  Que, a su vez, siendo ello así, el juez debe, en su resolución motivada,
expresar el razonamiento que lo lleva a adoptar su decisión, lo que incluye expresar la
valoración conjunta y razonada de las pruebas obrantes en autos. Siendo así, el juez al
momento de fundamentar su decisión debe motivar por escrito su valoración probato-
ria y explicar por qué considera acreditado un determinado supuesto fáctico, al menos,
en sus consideraciones esenciales, de no hacerlo nos encontraríamos ante el supuesto de
motivación aparente o motivación inexistente, circunstancia que no permite a las partes,
conocer cuál es la razón por la cual, el juzgador da por acreditado determinado hecho o
atribuye un hecho una determinada consecuencia jurídica sin sustento normativo. Ante
ello, también debe tenerse en cuenta que, como ha señalado el Tribunal Constitucional,
“la Constitución no garantiza una determinada extensión de la motivación, por lo que su
contenido esencial se respeta siempre que exista fundamentación jurídica, congruencia
entre lo pedido y lo resuelto, y [que] por sí misma exprese una suficiente justificación de
la decisión adoptada, aun si esta es breve a concisa, o se presenta el supuesto de motiva-
ción por remisión”(2).
Noveno.- Que, el aludido principio tiene como vicio procesal dos manifestaciones:
1) la falta de motivación y 2) la defectuosa motivación, la cual a su vez se divide en tres
agravios procesales: a) motivación aparente; b) motivación insuficiente; y c) motivación
defectuosa en sentido estricto; en ese sentido y coincidiendo con la doctrina, la motiva-
ción aparente se da cuando la decisión se basa en pruebas no actuadas o en hechos no
ocurridos; la motivación insuficiente, que se presenta cuando vulnera el principio de la

(2) STC. Exp. Nº 0474-2003-AA/TC, f. j. 5.

228
JURISPRUDENCIA

razón suficiente y la motivación defectuosa propiamente dicha, se presenta cuando el


razonamiento del juez viola los principios lógicos y las reglas de la experiencia.
Décimo.- Que, ante el vicio descrito en el considerando precedente, este Supremo
Tribunal esta facultado para ejercitar su función de control de logicidad, lo que impli-
ca verificar si el razonamiento lógico jurídico seguido por los Juzgadores de las instan-
cias respectivas es correcto desde el punto de vista de la lógica formal, esto es, como
elemento de validación del pensamiento, como eslabón de la cadena de conocimientos
que nos conducen a la posesión de la verdad, conforme a las reglas del buen pensar. Lo
contrario generaría una vulneración al principio de motivación de los fallos judiciales, el
que debe ser resultado del razonamiento jurídico que efectúa el juzgador sobre la base
de los hechos acreditados en el proceso (los que forman convicción sobre la verdad de
ellos) y la aplicación del derecho objetivo. Empero, cuando dicho razonamiento jurídi-
co viola las reglas de la lógica en su estructura se incurre en lo que se denomina como
“error in cogitando” o de incoherencia.
Décimo primero.- Que, bajo ese contexto dogmático y atendiendo a los fundamen-
tos por infracción normativa procesal, se puede advertir que en efecto, mediante la pre-
sente demanda sobre nulidad de acuerdo societario, la parte demandante solicita única-
mente la nulidad de la esquela de convocatoria a junta general de accionistas, por haber
sido convocada por el Presidente del Directorio a título personal y no cumplir con las
formalidades exigidas en el artículo 245 de la Ley General de Sociedades; razón por la
cual los puntos controvertidos están orientados en determinar a) si adolece de nulidad la
esquela de convocatoria a Junta General de Accionistas del dieciocho de agosto de dos
mil nueve, en la medida que fue convocada por el Directorio y b) si es válido el acuer-
do de Directorio el día trece de agosto de dos mil nueve, en donde se dispuso convocar
a Junta General de Accionistas; no obstante la Sala Superior circunscribe la controversia
en la sentencia de vista recurrida, en hechos no alegados por la partes ni fijados como
puntos controvertidos; como es, la falta de quórum del Directorio, tanto más cuando el
demandante don Nicole Felice Aquilano en su calidad de gerente general de la empresa
Tabacalera del Oriente Sociedad Anónima Cerrada, no cuestionó la validez del artículo
27 del estatuto de la citada empresa.
Décimo segundo.- Que, por último se advierte que en la resolución recurrida,
se omite fundamentar con claridad y precisión, cual es el requisito exigido por el ar-
tículo 167 de la Ley General de Sociedades que ha sido vulnerado por la parte deman-
dada, para que se declare nula la convocatoria a la Junta General de Accionistas; pues
la Sala Superior, sobre la base de este último precepto legal, desarrolla sus fundamen-
tos fácticos por los cuales considera que la demanda debe declararse fundada y orde-
na que se declare nula la convocatoria a la Junta General de Accionistas y la esque-
la publicada en el diario Ahora con fecha catorce de agosto de dos mil nueve; pues
la premisa normativa en que se sustenta su actividad hermenéutica y valorativa de la
prueba es incorrecta y no se ajusta a los hechos expuestos en la demanda, dado que
como ha quedado establecido, mediante la presente demanda se peticiona únicamente
la nulidad de la esquela de convocatoria a junta general de accionistas, por haber sido
convocada por el Presidente del Directorio a título personal y según lo apreciado en el
acta de sesión de fojas noventa y tres a noventa y cinco, esta se llevó a cabo con fecha
trece de agosto de dos mil nueve y con la presencia de dos de los cuatro miembros

229
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

del Directorio, don Gennaro Lettieri y Salvattore Lettieri, acordando entre otros pun-
tos:  “Convocar a la Junta General de Accionistas para el día martes dieciocho de
agosto de dos mil nueve con la agenda descrita anteriormente”; lo que no se materiali-
zó por impedimento del co demandante Nicole Felice Aquiliano, según el acta notarial
de comprobación de hecho obrante a fojas noventa y cinco a noventa y ocho, lo que
se haya corroborado en la audiencia especial de fojas ciento sesenta a ciento sesenta y
dos, pues reconoce haber estado en el local el trece de agosto de dos mil nueve. Con-
secuentemente al no haber sido materia de cuestionamiento por ambas partes el acta
de directorio de fecha trece de agosto de dos mil nueve, que aprobó la convocatoria
a la junta general de accionistas, sobre la cual se sustenta la esquela de convocatoria,
tampoco puede ser materia de controversia en el presente proceso. Por tanto, también
se ha configurado una arbitraria valoración de la prueba; lo que origina un fallo con
una motivación aparente que no corresponde a los criterios legales ni para la selec-
ción del material fáctico ni para la apreciación lógica y razonada de la prueba; razón
más que suficiente para que la Corte de Casación no pueda estar impedida de revisar
la actividad procesal en materia de la prueba; como ha sucedido en el presente caso.
Décimo tercero.- Que, sobre la base de lo expuesto se puede constatar que la Sala
Superior ha transgredido el principio de congruencia procesal previsto en el artículo VII
del Título Preliminar del anotado cuerpo normativo procesal, concordado con el inciso
Sexto del artículo cincuenta del mismo texto; incurriendo en un pronunciamiento extra
petita, es decir, en el que el Tribunal a[d] quem emite una decisión respecto de un peti-
torio no solicitado (nulidad de acuerdo de directorio); sustentándola en hechos no alega-
dos por las partes, lo que acarrea ineludiblemente la nulidad de la resolución cuestiona-
da por contravenir lo dispuesto en el artículo ciento veintidós incisos Tercero y Cuarto
del Código Procesal Civil, que señala imperativamente que las resoluciones contienen
los fundamentos de hecho que sustentan la decisión, y los respectivos de derecho, con
la cita de la norma o normas aplicables en cada punto, según el mérito de lo actuado,
además de la expresión clara y precisa de lo que se decide u ordena respecto de todos
los puntos controvertidos. Más aún cuando el aludido Tribunal no tiene la facultad para
afectar la declaración  de  voluntad del pretensor (demandante) y concederle más de lo
que éste ha pretendido en su demanda, ni sustentar en hechos no alegados por esta. En
tal sentido, el principio de la congruencia judicial exige al juez que no omita, altere o
exceda las peticiones contenidas en el proceso que resuelve. Por las razones preceden-
tes, se ha configurado la causal denunciada referida a la infracción normativa procesal
de los artículos 139 inciso 3) de la Constitución Política del Estado y 122, inciso 3) del
Código Procesal Civil.
DECISIÓN
Estando a lo expuesto y en aplicación del tercer párrafo del artículo 396 inciso 1
del Código Procesal Civil modificado por el artículo 1 de la Ley Nº 29364, publicada el
veintiocho de mayo de dos mil nueve declararon:
a) FUNDADO el recurso de casación interpuesto por la parte demandada confor-
mada por don Salvatore Lettieri, mediante escrito de fojas doscientos cua-
renta y cinco, en consecuencia NULA la sentencia de vista contenida en la

230
JURISPRUDENCIA

Resolución Nº treinta y uno, su fecha quince de noviembre de dos mil diez,


obrante a fojas doscientos treinta y siete a doscientos cuarenta.
b) DISPUSIERON que la Sala Mixta Descentralizada de Tarapoto de la Corte
Superior de Justicia de San Martín expida nueva resolución con arreglo a ley.
c) DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el diario oficial
El Peruano, bajo responsabilidad; en los seguidos por don Nicola Felice Aqui-
lano y don Pedro Kovacic Taramona con don Salvatore Lettieri sobre nuli-
dad de acuerdo societario y los devolvieron. Interviene como ponente el Juez
Supremo Castañeda Serrano.

SS. ALMENARA BRYSON, DE VALDIVIA CANO, WALDE JÁUREGUI, HUAMANÍ


LLAMAS, CASTAÑEDA SERRANO

231
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

02 Incumplimiento de formalidades en la convocatoria de Junta


se impugna a través de la pretensión de invalidez de acuerdos
y no de nulidad

Los hechos invocados por los demandantes como causal de nulidad


de los acuerdos societarios no constituyen causal de nulidad absoluta
sino de anulabilidad de dichos acuerdos en tanto que lo que en esencia
denuncian los demandantes es la ausencia de formalidades en la con-
vocatoria a la Junta General y la adopción en dicha junta de acuerdos
lesivos en contra de los intereses de la sociedad acuerdos que fueron
ratificados en la Junta que es materia de la demanda puesto que las
causales de incumplimiento de las formalidades de la convocatoria
la cual vulnera la Ley General de Sociedades y el Estatuto, así como
la adopción de acuerdos contrarios a los intereses de la sociedad en
beneficio de uno o varios accionistas se encuentran previstas en el
artículo 139 de la Ley como causal de invalidez (anulabilidad) de los
acuerdos societarios resultando por tanto de aplicación los plazos de
caducidad previstos en el artículo 142 de la Ley General de Sociedades.

CAS. Nº 2146-2011-LIMA
Lima, trece de abril de dos mil doce.
LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
DE LA REPÚBLICA
Vista la causa en el día de la fecha expide la siguiente sentencia:
MATERIA DEL RECURSO
Se trata del recurso de casación corriente de fojas doscientos doce a doscientos
veintiuno del cuaderno principal interpuesto por Lusta Sociedad Anónima y Guiller-
mo Ricardo Arturo Dasso Leguía contra la resolución de vista obrante de fojas ciento
noventa y dos a ciento noventa y nueve dictada por la Segunda Sala Civil con Subes-
pecialidad Comercial de la Corte Superior de Justicia de Lima que confirma la Reso-
lución número 1 de fecha diecinueve de julio de dos mil diez que declara improceden-
te la demanda de nulidad de acuerdos societarios interpuesta contra la Sociedad Minera
Puyuhuane Sociedad Anónima Cerrada.
FUNDAMENTOS DEL RECURSO
Esta Sala Suprema mediante Resolución de fecha seis de julio de dos mil once que
corre de fojas treinta y ocho a cuarenta del cuaderno formado por esta Sala Suprema ha
declarado procedente el recurso de casación solo por la causal de infracción norma-
tiva material de los artículos 38, 139 y 150 de la Ley General de Sociedades res-
pecto a la cual los impugnantes alegan lo siguiente:  a)  La sentencia de vista equipara

232
JURISPRUDENCIA

el acuerdo  societario  con el negocio jurídico del derecho civil interpretando que los
acuerdos societarios pueden estar viciados de nulidad y anulabilidad lo que resulta con-
trario al régimen especial previsto en la Ley General de Sociedades; b) No es posible
señalar que el artículo 38 de la Ley General de Sociedades prescribe que los acuerdos
societarios pueden contener acuerdos nulos y acuerdos anulables pues dicha norma
por el contrario señala cuáles acuerdos deben ser considerados nulos de tal modo que
el acuerdo societario nulo no puede ser transformado por interpretación en un acuerdo
sancionado con anulabilidad tratándose en el presente caso de un acuerdo societario que
lesiona los intereses de la sociedad nulo de pleno derecho y por tanto no subsanable
mediante la confirmación ya que no se está ante un acto jurídico común sino ante un
acuerdo societario que pretende autorregular los intereses de la sociedad en su conjunto.
CONSIDERANDOS:
Primero.- Que, según lo establecido por el artículo 384 del Código Procesal Civil
modificado por la Ley número 29364 el recurso extraordinario de casación tiene por
fines esenciales la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto así como
la uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia por ende
este Tribunal Supremo sin constituirse en una tercera instancia adicional en el proce-
so debe cumplir su deber pronunciándose acerca de los fundamentos del recurso por la
causal declarada procedente.
Segundo.- Que, en el caso de autos se advierte que no es materia del debate casa-
torio el fondo del asunto controvertido referente a la nulidad de los acuerdos adopta-
dos por la Junta General de Accionistas de la Sociedad Minera Puyuhuane Sociedad
Anónima Cerrada celebrada el treinta de junio de dos mil nueve y continuada el tres
de julio del mismo año los que a decir de los demandantes vulnerarían los artículos 38
y 133 de la Ley General de Sociedades y los intereses de la sociedad minera en bene-
ficio particular de los socios minoritarios Emerging Markets Investments Limitada y
Fernando de Trazegnies Granda consiguientemente el pronunciamiento de esta Sala
Civil Transitoria de la Corte Suprema de la República estará orientado únicamente a
dilucidar si la resolución expedida por la Sala Superior de origen que confirma la ape-
lada que declara improcedente la demanda por extemporánea se ajusta al ordenamien-
to jurídico.
Tercero.-  Que, precisado lo anterior y absolviendo los fundamentos del recurso
extraordinario debe tenerse en cuenta que el notable desarrollo de las relaciones jurí-
dico-económicas en el país ha determinado que en las sociedades mercantiles espe-
cialmente en las sociedades de capital coexistan diversas clases de socios como los
socios inversionistas, los socios fundadores, los socios gestores y otros, coincidencia
que puede dar lugar al surgimiento de conflictos de intereses y enfrentamientos inter-
nos entre los asociados los mismos que de ordinario deben ser resueltos por el Órga-
no Supremo de la sociedad que es la Junta General de Accionistas lo cual no siempre
suele ocurrir pues los acuerdos de las juntas generales no llegan a solucionar las con-
troversias sino dan lugar a nuevos conflictos ente los socios tachando unos de ilegales
o de antisocietarios dichos acuerdos y otros calificando los mismos de válidos y efica-
ces disputa que finalmente solo podrá ser dilucidada con la intervención de la autori-
dad jurisdiccional correspondiente.

233
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Cuarto.-  Que, en tal situación queda claro que los conflictos de intereses relati-
vos a la validez o invalidez de los acuerdos societarios están comprendidos dentro de
la Resolución Administrativa número 006-2004-SP-CS de fecha treinta de setiembre de
dos mil doce que crea la Subespecialidad Comercial dentro de la Especialidad Civil de
la Corte Superior de Justicia de Lima norma que en su artículo primero atribuye com-
petencia a los Juzgados con Subespecialidad Comercial para conocer entre otras:  “las
pretensiones derivadas de la Ley General de Sociedades  así como las normas que
regulan las empresas individuales de responsabilidad limitada, las pequeñas y medianas
empresas y las empresas unipersonales de responsabilidad limitada” (negrilla agregada)
por tanto se ha establecido que a partir de la vigencia de la aludida resolución adminis-
trativa y por la especial naturaleza de las relaciones jurídico comerciales todos los asun-
tos relativos a la validez o invalidez de los acuerdos societarios solo pueden ser promo-
vidos y sustanciados ante los jueces con Subespecialidad Comercial o el que haga sus
veces quienes resolverán la litis aplicando preferentemente las normas especiales sobre
la materia.
Quinto.- Que, ahora bien, en relación a la invalidez de los acuerdos societarios la
Ley General de Sociedades no conserva una estructura ordenada, coherente y sistemáti-
ca que permita a los jueces la adecuada aplicación de las normas de derecho material al
caso concreto a tal punto que una interpretación literal y aislada de los artículos 38 de
la Ley número 26887 el cual expresamente preceptúa:  “Son nulos los acuerdos socie-
tarios adoptados con omisión de las formalidades de publicidad prescritas, contrarios
a las leyes que interesan al orden público o a las buenas costumbres, a las estipulacio-
nes del pacto social o del estatuto, o que lesionen los intereses de la sociedad en benefi-
cio directo o indirecto de uno o varios socios. Son nulos los acuerdos adoptados por la
sociedad en conflicto con el pacto social o el estatuto, así cuenten con la mayoría nece-
saria, si previamente no se ha modificado el pacto social o el estatuto con sujeción a las
respectivas normas legales y estatutarias (...)”; 139 que prescribe: “Pueden ser impug-
nados judicialmente los acuerdos de la junta general cuyo contenido sea contrario a esta
ley, se oponga al estatuto o al pacto social o lesione, en beneficio directo o indirecto de
uno o varios accionistas, los intereses de la sociedad. Los acuerdos que incurran en cau-
sal de anulabilidad prevista en la Ley o en el Código Civil, también serán impugna-
bles en los plazos y formas que señala la ley (...)”; y 150 que señala: “Procede acción
de nulidad para invalidar los acuerdos de la junta contrarios a normas imperativas o que
incurran en causales de nulidad previstas en esta ley o en el Código Civil. Cualquier
persona que tenga legítimo interés puede interponer acción de nulidad contra los acuer-
dos mencionados en el párrafo anterior, la que se sustanciará en el proceso de conoci-
miento (...)” puede llevar a conclusiones equivocadas como aseverar que la validez de
los acuerdos societarios puede ser cuestionada hasta en cuatro supuestos: a) La impug-
nación de acuerdos propiamente dicha regulada en el primer párrafo del artículo 139 de
la Ley General de Sociedades; b) La anulabilidad prevista en el segundo párrafo del ar-
tículo 139 de la Ley General de Sociedades; c) La denominada acción de nulidad con-
templada en el artículo 150 de la Ley General de Sociedades; y d) La nulidad de acuer-
dos societarios que establece el artículo 38 de la Ley General de Sociedades cada una
de las cuales tendrían sus propias características y estarían sujetas a sendos plazos de
caducidad.

234
JURISPRUDENCIA

Sexto.- Que, en consecuencia, atendiendo a que de conformidad a lo preceptuado


por el artículo 384 del Código Procesal Civil modificado por la Ley número 29364 el
recurso de casación viene a ser un medio impugnatorio de carácter extraordinario y de
derecho que se hace valer contra determinadas resoluciones judiciales por los motivos
tasados en la ley de donde lo extraordinario del recurso resulta de los limitados casos
o motivos por los que procede y lo de derecho porque permite la revisión por el Tribu-
nal de Casación de la adecuada aplicación del derecho objetivo efectuada por los jueces
de mérito esta Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia considera que lo
previsto en los artículos 38, 139 y 150 de la Ley General de Sociedades debe interpre-
tarse sistemáticamente y en su conjunto con las demás normas que regulan las socieda-
des mercantiles en nuestro medio (en especial con los artículos 39, 140, 142 y 151 de la
Ley en comento) y las normas generales que regulan la invalidez de los actos o negocios
jurídicos en el Código Civil las cuales resultan de aplicación supletoria en el presente
proceso según lo estipulado por el artículo IX del Título Preliminar del precitado Códi-
go máxime si se tiene en cuenta que el acuerdo societario en esencia es también un acto
o negocio jurídico que si bien es unilateral puede ser fuente de creación, regulación,
modificación o extinción de relaciones jurídico-comerciales.
Sétimo.-  Que, en tal sentido no debe de perderse de vista que según lo previsto
por el artículo 140 del Código Civil el acto o negocio jurídico viene a ser un supues-
to de hecho conformado por una o más manifestaciones de voluntad expresadas por los
sujetos con el propósito de alcanzar un resultado práctico el cual tutelado por el orde-
namiento legal se convierte en un resultado jurídico que consistirá en crear, modificar,
regular o extinguir relaciones jurídicas(1) siendo esto así el negocio jurídico está con-
formado en su estructura general de la siguiente manera: a) Los elementos que son los
componentes indispensables para que los sujetos celebren el acto jurídico y que son
comunes a todos los actos jurídicos: La Manifestación de Voluntad y la Causa; b) Los
presupuestos que se definen como los antecedentes o términos de referencia es decir
todo aquello que es necesario para la celebración del acto y son: El Objeto y el Sujeto;
y c) Los requisitos que son todas aquellas condiciones que deben cumplir tanto los ele-
mentos como los presupuestos para que el acto jurídico se considere formado válida-
mente y por ende pueda producir efectos jurídicos los cuales vienen a ser: La capacidad,
la licitud, la posibilidad física y jurídica del objeto, la determinación de especie y canti-
dad y además que la voluntad haya estado sometida a un proceso normal de formación
sin vicios de ninguna naturaleza de tal modo que la ausencia de alguno de los elementos
estructurales del acto o negocio jurídico acarrearán en la fecha de su celebración la inva-
lidez del mismo por causal de nulidad o anulabilidad.
Octavo.- Que, ahora bien, en derecho civil es sabido que un acto o negocio jurídi-
co es nulo cuando ha sido conformado defectuosamente con ausencia de algún elemen-
to, presupuesto o requisito en tanto que es anulable cuando el acto no obstante reunir
los elementos, presupuestos y requisitos está afectado por un vicio en su conformación
que por lo general proviene del error, dolo, violencia o intimidación advirtiéndose que la

(1) Sobre esta definición es ilustrativa la opinión del profesor: TABOADA CÓRDOVA, Lizardo. Nulidad
del Acto Jurídico. 2ª edición, Grijley, Lima, 2002, p. 21.

235
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

diferencia entre ambas categorías básicamente estriba en lo siguiente: a) La nulidad se


sanciona por la ausencia de algún elemento estructural en la conformación del acto jurí-
dico en cambio en la anulabilidad no hay tal ausencia sino que existe un vicio que afecta
la validez del mismo; b) Las causales de nulidad se establecen en la Ley en salvaguarda
del interés público en tanto que las causales de anulabilidad se fundamentan en la tute-
la de intereses privados de las partes celebrantes a fin de proteger a quien ha resultado
afectado por el vicio; c) En cuanto a la legitimidad para obrar es de verse que el proce-
so judicial de nulidad de acto jurídico puede ser promovido por las partes celebrantes o
por cualquier persona con legítimo interés e incluso por el Ministerio Público en tanto
que la anulabilidad solo puede ser promovida por la parte que resulta afectada con la
causal; d) En la nulidad el acto no surte ningún efecto jurídico porque al carecer de un
elemento estructural es como si el acto hubiera nacido muerto en cambio en la anulabi-
lidad el acto nace válido por tanto surte todos sus efectos jurídicos pudiendo sin embar-
go dejar de surtir dichos efectos si la parte afectada con el vicio promueve proceso judi-
cial de nulidad de acto jurídico; e) Los actos jurídicos afectados por causal de nulidad
(según el artículo 219 del Código Civil) no pueden ser confirmados o convalidados por
los intervinientes y el hecho que se cumpla voluntariamente un acto nulo no lo convali-
da pudiendo en cambio los actos jurídicos afectados por causal de anulabilidad ser con-
validados y confirmados por los otorgantes.
Noveno.-  Que, al igual que en el derecho civil en el caso de los actos jurídicos
o negocios de naturaleza comercial o mercantil la Legislación Especial esto es la Ley
número 26887 ha previsto igualmente que los acuerdos societarios pueden ser invali-
dados cuando se incurre en alguna de las causales de nulidad o anulabilidad previstas
en la Ley Especial por esta razón a juicio de este Tribunal Supremo debe admitirse que
cuando el artículo 139 de la Ley número 26887 prevé que pueden ser impugnados judi-
cialmente los acuerdos de la Junta General cuyo contenido sea contrario a la Ley de
Sociedades, al Estatuto, al Pacto Social o lesione los intereses de la sociedad en bene-
ficio de uno o varios accionistas lo que hace es proteger un interés individual privado
que atañe básicamente a los socios de la empresa comercial por tanto queda claro que lo
que en esencia contempla la ley son causales de anulabilidad de los acuerdos societarios
en tanto que el artículo 150 al hacer referencia a la invalidez de los acuerdos societarios
que sean contrarios a normas imperativas o que incurran en las causales de nulidad pre-
vistas expresamente en la Ley Especial o en el Código Civil evidentemente lo que hace
es cautelar la infracción de intereses generales que afectan el orden público o las buenas
costumbres por tanto se trata de verdaderas causales de nulidad absoluta.
Décimo.- Que, además debe tenerse en cuenta que el artículo 140 de la Ley núme-
ro 26887 ha previsto que la impugnación (léase anulabilidad de acuerdos societarios)
únicamente puede ser promovida por los accionistas que en la Junta General hubiesen
hecho constar su oposición al acuerdo, por los accionistas ausentes y por los que hayan
sido ilegítimamente privados de emitir su voto lo que pone en evidencia que la Ley en
este caso únicamente protege los intereses privados e internos que atañen únicamente
a los asociados de la entidad comercial además el artículo 142 de la misma Ley seña-
la que la acción de impugnación de los acuerdos caduca en el breve plazo de dos meses
contados desde la fecha de adopción del acuerdo, o a los tres meses si se trata de un
accionista que no concurrió a la junta, o al mes si se trata de acuerdos inscribibles en

236
JURISPRUDENCIA

cambio la acción prevista en el artículo 150 puede ser promovida por cualquier persona
que tenga legítimo interés en invalidar el acuerdo en el plazo de un año contado a partir
de la adopción del mismo.
Décimo primero.- Que, asimismo debe hacerse notar que el segundo párrafo del
artículo 139 de la Ley número 26887 ha previsto que los acuerdos de la Junta Gene-
ral de Accionistas pueden ser confirmados o convalidados por la misma Junta General
cuando señala que  “no procede la impugnación cuando el acuerdo haya sido revoca-
do, o sustituido por otro” en tanto que las causales de nulidad previstas en los artículos
38 y 150 de la Ley General de Sociedades no pueden ser confirmadas ni convalidadas
por tanto una vez más resulta evidente que la Ley General de Sociedades determina que
los acuerdos societarios pueden ser impugnados por los propios socios o por terceros
interesados a través de las acciones de nulidad o anulabilidad de acuerdos societarios(2)
del siguiente modo: a) La anulabilidad prevista en el artículo 139 de la Ley General de
Sociedades en el plazo de dos meses desde la fecha de adopción del acuerdo, a los tres
meses si el accionista no concurrió a la junta o al mes si se trata de acuerdos inscribibles
y b)  La nulidad absoluta del Acuerdo  Societario  prevista en el artículo 150 de la Ley
General de Sociedades en el plazo de un año a partir de la adopción del acuerdo.
Décimo segundo.- Que, en relación a los plazos de caducidad no está de más des-
tacar una vez más que cuando se trata de la impugnación de actos jurídicos de natura-
leza mercantil o comercial los plazos de caducidad no pueden ser otros que los espe-
cialmente previstos en los artículos 142 y 150 de la Ley número 26887 ya detallados
precedentemente sin que pueda en modo alguno aplicarse los plazos de caducidad pre-
vistos en el Código Civil pues estos solo podrían ser aplicables en caso no existieran
normas especiales que regulen dicho plazo.
Décimo tercero.- Que, en esta línea de interpretación resta precisar que el artículo
38 de la Ley número 26887 cuando refiere que son nulos los acuerdos societarios adop-
tados con omisión de las formalidades de publicidad prescritas, contrarios a las leyes
que interesan al orden público o a las buenas costumbres, a las estipulaciones del pacto
social o del estatuto, o que lesionen los intereses de la sociedad en beneficio directo o
indirecto de uno o varios socios está haciendo referencia en general a las causales de
invalidez de los actos jurídicos societarios las cuales como se tiene expuesto en los con-
siderandos sétimo a noveno desde luego comprenden la nulidad y la anulabilidad del
acto societario.

(2) En la legislación extranjera modernamente se ha adoptado este mismo criterio, baste con hacer referen-
cia a lo previsto en el artículo 115 de la Ley de Sociedades Anónimas de España que fuera aprobada
por Real Decreto Legislativo número 1564/1989 en la que considera como acuerdos nulos los acuerdos
contrarios a la ley y anulables todos los demás acuerdos, es decir los que sean contrarios al Estatuto o
que lesionen los intereses de la sociedad; el texto de la Ley expresamente reza: “Acuerdos impugnables.
1) Podrán ser impugnados los acuerdos de las juntas que sean contrarios a la Ley, se opongan a los
estatutos o lesionen, en beneficio de uno o varios accionistas o de terceros, los intereses de la sociedad.
2) Serán nulos los acuerdos contrarios a la Ley. Los demás acuerdos a que se refi ere el apartado ante-
rior serán anulables. 3) No procederá la impugnación de un acuerdo social cuando haya sido dejado sin
efecto o sustituido válidamente por otro. Si fuere posible eliminar la causa de impugnación, el juez otor-
gará un plazo razonable para que aquella pueda ser subsanada.

237
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Décimo cuarto.- Que, definido el marco jurídico aplicable debe tenerse en cuen-


ta en el presente caso que conforme ha quedado establecido por las instancias de méri-
to los demandantes pretenden que se declare la nulidad de los acuerdos adoptados por
la Junta General de Accionistas de la Sociedad Minera Puyuhuane Sociedad Anónima
Cerrada celebrada el treinta de junio de dos mil nueve y continuada el tres de julio del
mismo año por vulnerar los artículos 38 y 133 de la Ley número 26887 y por lesionar
los intereses de la Sociedad Minera en beneficio directo de los socios minoritarios pre-
tendiendo accesoriamente que se cancelen diversos asientos registrales alegando expre-
samente que interponen la demanda en su condición de socios mayoritarios de la Socie-
dad Minera Puyuhuane Sociedad Anónima Cerrada y que impugnan la validez de los
acuerdos porque hubo una primera Junta General que se llevó a cabo en fecha treinta de
marzo de dos mil nueve la cual se realizó sin la participaron de los accionistas mayori-
tarios los cuales no fueron convocados con las formalidades previstas en el artículo 245
de la Ley General de Sociedades ya que no se les notificó en su domicilio limitándose
a efectuar una publicación en el diario oficial El Peruano y en el diario Expreso tomán-
dose además en dicha Junta acuerdos lesivos en contra de los intereses de la sociedad
como la cesión minera a favor de Minera Miski Sociedad Anónima Cerrada que es pro-
piedad de la esposa de Fernando de Trazegnies Granda convocándose pero como dicha
Junta era nula y no podían inscribirse los acuerdos en los Registros Públicos se convo-
có a una nueva Junta General para el día treinta de junio de dos mil nueve continuada el
tres de julio de dos mil nueve en la que se acordó ratificar los acuerdos nulos de la junta
de fecha  treinta de marzo de dos mil nueve subsanándose los vicios de la primera
Junta a la que asistieron todos los socios no pudiéndose confirmar un acto jurídico nulo.
Décimo quinto.- Que, de lo antes expuesto se colige que los hechos invocados por
los demandantes como causal de nulidad de los acuerdos societarios no constituyen cau-
sal de nulidad absoluta de los acuerdos societarios que impugnan sino de anulabilidad
de dichos acuerdos en tanto que lo que en esencia denuncian los demandantes Lusta
Sociedad Anónima y Guillermo Ricardo Arturo Dasso Leguía (socios mayoritarios) es
la ausencia de formalidades en la convocatoria a la Junta General de fecha treinta de
marzo de dos mil nueve y la adopción en dicha junta de acuerdos lesivos en contra de
los intereses de la sociedad acuerdos que fueron ratificados en la Junta de fecha trein-
ta de junio de dos mil nueve que es materia de la demanda puesto que las causales de
incumplimiento de las formalidades de la convocatoria la cual vulnera la Ley General
de Sociedades y el Estatuto así como la adopción de acuerdos contrarios a los intere-
ses de la sociedad en beneficio de uno o varios accionistas se encuentran previstas en
el artículo 139 de la Ley número 26887 como causal de invalidez (anulabilidad) de los
acuerdos societarios resultando por tanto de aplicación los plazos de caducidad previs-
tos en el artículo 142 de la Ley General de Sociedades por ende habiéndose establecido
por las instancias de mérito que los acuerdos que se pretende invalidar son los adopta-
dos en la Junta General de fecha treinta de junio de dos mil nueve continuada el tres de
julio de dos mil nueve queda claro que desde esta fecha hasta la de interposición de la
demanda han transcurrido en exceso los plazos previstos en la Ley Especial.
Décimo sexto.- Que, consiguientemente lo resuelto por las instancias de mérito se
ajusta a derecho sin que se haya incurrido en la causal de infracción normativa mate-
rial de los artículos 38, 139 y 150 de la Ley General de Sociedades; fundamentos por

238
JURISPRUDENCIA

los cuales, declararon  INFUNDADO  el recurso de casación obrante de fojas doscien-


tos doce a doscientos veintiuno interpuesto por los demandantes Lusta Sociedad Anóni-
ma y Guillermo Ricardo Arturo Dasso Leguía contra la resolución de vista que confirma
la apelada que declaró Improcedente la demanda en consecuencia  NO CASARON la
resolución de vista corriente de fojas ciento noventa y dos a ciento noventa y nueve de
fecha quince de marzo de dos mil once que confirma la apelada que declara improce-
dente la demanda; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el diario
oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los seguidos por Lusta Sociedad Anónima
y otro contra Sociedad Minera Puyuhuane Sociedad Anónima Cerrada sobre Nulidad de
Acuerdo; y los devolvieron. Ponente Señora Valcárcel Saldaña, Jueza Suprema.

SS. PONCE DE MIER, VALCÁRCEL SALDAÑA, MIRANDA MOLINA, CALDERÓN


CASTILLO

LOS FUNDAMENTOS DEL VOTO EN MINORÍA DE LA SEÑORA JUEZA


SUPREMA ARANDA RODRÍGUEZ SON COMO SIGUEN: MATERIA DEL
RECURSO

Se trata en el presente caso del recurso de casación interpuesto por la empre-


sa demandante Lusta Sociedad Anónima y Guillermo Ricardo Arturo Dasso Leguía
mediante escrito de folios doscientos doce contra la Resolución de Vista número 5, de
fecha quince de marzo de dos mil once, obrante a folios ciento noventa y dos, expedida
por la Segunda Sala Civil con Subespecialidad Comercial de la Corte Superior de Justi-
cia de Lima, que confirma la resolución apelada de fecha diecinueve de julio de dos mil
diez, obrante a folios ochenta y cinco, la cual declara improcedente la demanda; en los
seguidos por Lusta Sociedad Anónima y otro contra Sociedad Minera Puyuhuane Socie-
dad Anónima Cerrada, sobre Nulidad de Acuerdo.
FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE HA DECLARADO PROCEDENTE
EL RECURSO
Se ha declarado procedente el recurso de casación interpuesto por la empresa
demandante Lusta Sociedad Anónima y Guillermo Ricardo Arturo Dasso Leguía, por
la causal de infracción normativa sustantiva de los artículos 38, 139 y 150 de la Ley
General de Sociedades. Con relación al recurso casatorio interpuesto se denuncia: a) La
sentencia de vista equipara el acuerdo  societario  con el negocio jurídico del derecho
civil, interpretando que aquel puede encontrarse viciado por nulidad o anulabilidad, lo
cual es contrario al régimen especial previsto en la Ley General de Sociedades, y b) No
corresponde anotar que el artículo 38 de la Ley General de Sociedades, prescribe que
los acuerdos societarios pueden estar viciados por nulidad así como por anulabilidad,
cuando dicho dispositivo señala los casos en que los acuerdos societarios deben ser con-
siderados nulos, por lo que el acuerdo afectado con nulidad no puede ser transforma-
do por interpretación en un acuerdo sancionado con anulabilidad; en el presente caso el
acuerdo societario lesiona los intereses de la sociedad, y por tanto es nulo de pleno dere-
cho, no siendo subsanable mediante confirmación, ya que no se está ante un acto jurídi-
co común, sino ante un acuerdo societario que pretende autorregular los intereses de la
sociedad en su conjunto.

239
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

CONSIDERANDO:
Primero.- La demanda interpuesta por la empresa Lusta Sociedad Anónima, y
otro, tiene como pretensión principal que se declare la nulidad de los acuerdos adop-
tados por la Junta General de Accionistas de Sociedad Minera Puyuhuane Sociedad
Anónima Cerrada, de fecha treinta de junio de dos mil nueve, y de la Junta General de
Accionistas de Sociedad Minera Puyuhuane Sociedad Anónima Cerrada, continuada
el día tres de julio de dos mil nueve, en atención a que contravienen lo dispuesto por
los artículos 38 y 133 de la Ley General de Sociedades, normas imperativas relaciona-
das con las formalidades que señala la ley, porque dichos acuerdos lesionan los intere-
ses de la Sociedad Minera Puyuhuane Sociedad Anónima Cerrada, en beneficio direc-
to de los socios minoritarios Emerging Markets Investments Limitada y Fernando de
Trazegnies Granda.
Segundo.-  El régimen general de ineficacia negocial se encuentra regulado en el
Libro II del Código Civil del año mil novecientos ochenta y cuatro, estableciéndose
tanto los supuestos taxativos de nulidad del acto jurídico en el artículo 219(3) del acota-
do Código Civil, así como también las causales de anulabilidad en el artículo 221(4) del
mismo Código. Sobre el particular, cabe precisar que un acto jurídico nulo es “aquel que
carece de algún elemento, presupuesto o requisito, o aquél que teniendo todos los aspec-
tos de su estructura tiene un contenido ilícito, por contravenir las buenas costumbres,
el orden público o una o varias normas imperativas”(5),  lo que ocasiona que la estruc-
tura de éste se encuentre viciada, por lo que no solo es inválido en su emisión sino que
también resulta ser ineficaz al no producir efecto alguno en la realidad jurídica; en cam-
bio, en el caso de un acto jurídico anulable “es aquel que tiene todos los aspectos de su
estructura y contenido perfectamente lícitos, solo que tiene un vicio estructural en su
conformación”(6). Con relación a la anulabilidad, cabe precisar que conforme se ha cita-
do precedentemente, se presentan todos los elementos estructurales necesarios para su
producción, sin embargo se presenta algún vicio, pero que a diferencia del acto nulo
puede ser “subsanado o convalidado a través de la confirmación”(7) por quien es afecta-
do, por lo que este acto jurídico continuará produciendo sus efectos.

(3) Artículo 219.- El acto jurídico es nulo: 1.- Cuando falta la manifestación de voluntad del agente. 2.-
Cuando se haya practicado por persona absolutamente incapaz, salvo lo dispuesto en el artículo 1358. 3.-
Cuando su objeto es física o jurídicamente imposible o cuando sea indeterminable. 4.- Cuando su fin sea
ilícito. 5.- Cuando adolezca de simulación absoluta. 6.- Cuando no revista la forma prescrita bajo sanción
de nulidad. 7.- Cuando la ley lo declara nulo. (*) RECTIFICADO POR FE DE ERRATAS 8.- En el caso
del artículo V del Título Preliminar, salvo que la ley establezca sanción diversa.
(4) Artículo 221.- El acto jurídico es anulable: 1.- Por incapacidad relativa del agente. 2.- Por vicio resul-
tante de error, dolo, violencia o intimidación. 3.- Por simulación, cuando el acto real que lo contiene
perjudica el derecho de tercero. 4.- Cuando la ley lo declara anulable.
(5) TABOADA CÓRDOVA, Lizardo. Nulidad del Acto Jurídico. 1ª reimp., Grijley, Lima, setiembre de
2002, p. 13.
(6) Ibídem, pp. 13 a 14.
(7) Ibídem, p. 90.

240
JURISPRUDENCIA

Tercero.-  Con relación a la infracción normativa de los artículos 38(8), 139(9) y


150(10) de la Ley número 26887, Ley General de Sociedades, estos deben ser analizados
en base a los métodos de interpretación normativos, a partir de los cuales podamos apre-
ciar el sentido de estas normas jurídicas, tanto de sus supuestos de hecho como de sus
consecuencias jurídicas; sin embargo, el operador del derecho debe ser muy cuidado-
so y no encontrar el significado de manera limitada o distorsionada, desnaturalizando la
razón misma de la norma.
Cuarto.- Siendo ello así, corresponde utilizar el método sistemático por ubicación
de las normas, en donde “su interpretación debe hacerse teniendo en cuenta el conjunto,
subconjunto, grupo normativo, etcétera, en el cual se halla incorporada, a fin de que su
‘qué quiere decir’ sea establecido por los elementos conceptuales propios de tal estruc-
tura normativa”(11). Sobre el particular, cabe precisar que en el caso del artículo 38 de la
Ley General de Sociedades, podemos apreciar que ésta se encuentra ubicada en el Libro
I, referido a las Reglas Aplicables a Todas Sociedades, de manera que nos encontramos
frente a una norma de aplicación general a todas las personas jurídicas lucrativas regu-
ladas por la Ley General de Sociedades no solo aplicable a las Sociedades Anónimas.
Así, se regula un régimen general de nulidad de los acuerdos societarios, aplicable entre
otros, a los acuerdos que se obtengan incumpliendo las formalidades de ley, los que se
producen afectando las normas de orden público o a las buenas costumbres, también
son de aplicación a aquellos acuerdos que son contrarios al pacto social o estatuto, o
que lesionen los intereses de la sociedad en beneficio directo o indirecto de uno o varios
socios, con lo cual se puede apreciar que no se regulan supuestos de anulabilidad.

(8) Artículo 38.- Nulidad de acuerdos societarios. Son nulos los acuerdos societarios adoptados con omisión
de las formalidades de publicidad prescritas, contrarios a las leyes que interesan al orden público o a las
buenas costumbres, a las estipulaciones del pacto social o del estatuto, o que lesionen los intereses de la
sociedad en beneficio directo o indirecto de uno o varios socios. Son nulos los acuerdos adoptados por
la sociedad en confl icto con el pacto social o el estatuto, así cuenten con la mayoría necesaria, si pre-
viamente no se ha modificado el pacto social o el estatuto con sujeción a las respectivas normas legales
y estatutarias. La nulidad se rige por lo dispuesto en los artículos 34, 35 y 36, salvo en cuanto al plazo
establecido en el artículo 35 cuando esta ley señale expresamente un plazo más como de caducidad.
(9) Artículo 139.- Acuerdos impugnables. Pueden ser impugnados judicialmente los acuerdos de la junta
general cuyo contenido sea contrario a esta ley, se oponga al estatuto o al pacto social o lesione, en
beneficio directo o indirecto de uno o varios accionistas, los intereses de la sociedad. Los acuerdos que
incurran en causal de anulabilidad prevista en la Ley o en el Código Civil, también serán impugnables en
los plazos y formas que señala la ley. No procede la impugnación cuando el acuerdo haya sido revocado,
o sustituido por otro adoptado conforme a ley, al pacto social o al estatuto. No procede la impugnación
cuando el acuerdo haya sido revocado, o sustituido por otro adoptado conforme a ley, al pacto social o al
estatuto. El Juez mandará tener por concluido el proceso y dispondrá el archivo de los autos, cualquiera
que sea su estado, si la sociedad acredita que el acuerdo ha sido revocado o sustituido conforme a lo
prescrito en el párrafo precedente.
(10) Artículo 150.- Acción de nulidad, legitimación, proceso y caducidad. Procede acción de nulidad para
invalidar los acuerdos de la junta contrarios a normas imperativas o que incurran en causales de nulidad
previstas en esta ley o en el Código Civil. Cualquier persona que tenga legítimo interés puede interponer
acción de nulidad contra los acuerdos mencionados en el párrafo anterior, la que se sustanciará en el
proceso de conocimiento. La acción de nulidad prevista en este artículo caduca al año de la adopción del
acuerdo respectivo.
(11) RUBIO CORREA, Marcial. El Sistema Jurídico. Introducción al Derecho. 10ª edición aumentada,
Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2009, p. 245.

241
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Quinto.- En el caso de los artículos 139 y 150 de la Ley General de Sociedades, a


partir del método sistemático por ubicación de la norma, antes precisado, podemos apre-
ciar que dichas normas se encuentran ubicadas en el Libro Segundo de la norma anota-
da, el cual trata de las Sociedades Anónimas, desarrollando en su Sección Cuarta, los
Órganos de esta persona jurídica lucrativa, por lo que en el Título Primero, referido a la
Junta General de Accionistas, es donde se han consignado taxativamente tanto la impug-
nación como la nulidad de acuerdos.
Sexto.- Autorizada doctrina nacional ha precisado, en el caso de la Ley General de
Sociedades, que  “la ley no establece un tratamiento diferenciado entre acuerdos nulos
y acuerdos anulables, no entrando a precisar cuáles de esos acuerdos son nulos y cuá-
les anulables, como sí lo hace la nueva Ley de Sociedades Anónimas de España”(12). En
ese sentido, a partir de una lectura sistemática de la Ley General de Sociedades, pode-
mos afirmar que no se ha establecido un régimen diferenciado que resulte de aplicación
tanto en los casos de nulidad como en la anulabilidad de acuerdos societarios; régimen
diferenciado que sí existe en el Libro II del Código Civil de 1984. Consecuentemente,
dicho desarrollo interpretativo realizado por la Sala de Mérito resulta ser inexacto, dado
que lo consignado en las normas antes precisadas constituye, en primer lugar, un régi-
men general de nulidad de acuerdos, establecido en el artículo 38 de la Ley General de
Sociedades, y en segundo lugar, se ha desarrollado un régimen especial de impugnación
de acuerdos societarios, en supuestos particulares estatuidos a partir de los artículos 139
y 150 de la norma anotada.
Sétimo.-  Es pertinente referir que, contrastando tanto el artículo 139 como el ar-
tículo 150 de la Ley General de Sociedades, podemos apreciar que ambas normas con-
tienen varios supuestos normativos similares, que no son excluyentes, por lo que pode-
mos afirmar que ambas normas permiten cuestionar los acuerdos societarios por las
causales allí previstas y que existen dos plazos normativos para cuestionar estos acuer-
dos societarios, lo cual se ha producido por deficiencia en la técnica normativa de nues-
tro legislador. Sobre el particular, cabe precisar que los supuestos regulados en el ar-
tículo 139 de la Ley General de Sociedades tienen un plazo de caducidad más corto
para su impugnación, de conformidad con el artículo 142(13) de la referida norma; sin
embargo, sobre los supuestos normativos contemplados en dicho dispositivo, también
cabe interponer la pretensión de nulidad de acuerdos, de conformidad con el artículo
150 antes precisado, pero con un plazo mayor de un año desde la adopción del acuer-
do. Ello no ha sido desconocido por el Foro Nacional, cuando algunos autores han pro-
puesto, con relación al ejercicio de la acción de nulidad de acuerdos, que esta acción
puede ser promovida. “También podrá ser interpuesta por cualquier accionista, una
vez vencido el plazo de caducidad establecido en el artículo 142 de la Ley General de

(12) HUNDSKOPF EXEBIO, Oswaldo. “El derecho de impugnación de acuerdos de juntas generales de
accionistas en la Ley General de Sociedades y su ejercicio a través de acciones judiciales”. En: Manual
de Derecho Societario. 2ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, febrero de 2012, p. 400.
(13) Artículo 142.- La impugnación a la que se refiere el artículo 139 caduca a los dos meses de la fecha de
adopción del acuerdo si el accionista concurrió a la junta; a los tres meses si no concurrió; y tratándose
de acuerdos inscribibles, dentro del mes siguiente a la inscripción.

242
JURISPRUDENCIA

Sociedades para presentar la impugnación abreviada o sumarísima”(14). En ese sentido,


la propia normatividad societaria permite iniciar procesos de nulidad de acuerdos socie-
tarios tanto como una pretensión de impugnación de acuerdos regulados por el artículo
139 de la Ley General de Sociedades o la acción de nulidad de acuerdos, regulada por el
artículo 150 de la norma anotada, y la vía procedimental en la tramitación de dichas pre-
tensiones, en el caso de los supuestos de impugnación de acuerdos será la vía abreviada,
y en el caso de la nulidad de acuerdos la vía de conocimiento.
Octavo.- El intérprete y aplicador de la norma, como en el caso del juez, no puede
entrar a distinguir supuestos normativos donde la ley misma no los distingue, dado que
ello implicaría no una interpretación normativa sino una integración normativa, lo cual
se da partiendo de la comprobación de un vacío legal o laguna del derecho. Como se
reitera en el presente caso se intenta distinguir que el artículo 139 de la Ley General de
Sociedades regula de manera exclusiva y excluyente supuestos de anulabilidad, confor-
me lo ha efectuado la Sala Revisora, por tanto se ha producido la vulneración de los ar-
tículos 38, 139 y 150 de la Ley General de Sociedades.
Por tales consideraciones MI VOTO es porque se declarare: FUNDADO el recur-
so de casación interpuesto por Lusta Sociedad Anónima y Guillermo Ricardo Arturo
Dasso Leguía mediante escrito de folios doscientos doce; en consecuencia SE CASE la
Resolución de Vista número 5, de fecha quince de marzo de dos mil once, obrante a
folios ciento noventa y dos,  SE ORDENE a la Segunda Sala Civil con Subespeciali-
dad Comercial de la Corte Superior de Justicia de Lima que expida nueva resolución
en atención a los fundamentos expuestos; SE DISPONGA la publicación de la presen-
te resolución en el diario oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los seguidos por
Lusta Sociedad Anónima y otro contra Sociedad Minera Puyuhuane Sociedad Anónima
Cerrada, sobre Nulidad de Acuerdo Societario; y se devuelva.

S. ARANDA RODRÍGUEZ

(14) HUNDSKOPF EXEBIO, Oswaldo. Ob. cit., p. 417.

243
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

03 Impugnación de acuerdos de Cooperativas debe tramitarse ante


el juez civil

La posición de la Sala Superior resulta congruente, teniendo en cuenta


que ni la pretensión principal de impugnación de asamblea universal
de la Cooperativa, ni las pretensiones accesorias referidas a dejarse sin
efecto de la elección de los miembros del Consejo de Administración,
así como cualquier otra inscripción registral generada a partir de dicha
Asamblea, corresponden a la subespecialidad comercial, consideran-
do que el artículo 116 de la Ley General de Cooperativas, es claro al
señalar que en los casos que no se encuentren previstos en la referida
Ley se regirán por los principios generales del Cooperativismo, o en
su defecto por las normas del derecho común, que efectivamente son
las normas generales del Código Civil.

CAS. Nº 3655-2012-LIMA
Lima, nueve de setiembre de dos mil trece.
LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
DE LA REPÚBLICA
Vista la causa número tres mil seiscientos cincuenta y cinco - dos mil doce, en
audiencia pública de la fecha, y producida la votación de acuerdo a ley, emite la siguien-
te sentencia.
MATERIA DEL RECURSO DE CASACIÓN
Se trata del recurso de casación interpuesto por Luis José Arroyo Barrantes, a fojas
setecientos cuarenta y cuatro contra la resolución de vista de fojas seiscientos noven-
ta y siete, su fecha tres de julio de dos mil doce, expedida por la Segunda Sala Civil
con Subespecialidad Comercial de la Corte Superior de Justicia de Lima, que resuelve
revocar la resolución número nueve de fecha dieciocho de octubre de dos mil once en
el extremo que declara infundada la excepción de incompetencia; reformándola decla-
ró fundada dicha excepción, en consecuencia nulo todo lo actuado e improcedente la
demanda; en los seguidos por Luis José Arroyo Barrantes con Cooperativa de Ahorro y
Crédito de Sub Oficiales de la Policía Nacional del Perú Santa Rosa de Lima Limitada,
sobre Impugnación de Acuerdo.
FUNDAMENTOS DEL RECURSO DE CASACIÓN
Esta Sala Suprema, mediante resolución de fojas sesenta y tres del presente cuader-
no, de fecha quince de noviembre de dos mil doce, ha estimado que el recurso de casación
es  procedente por la causal de infracción normativa procesal. El recurrente denun-
cia la errónea interpretación del artículo 116 del Texto único Ordenado de la Ley General
de Sociedades, aprobado por Decreto Supremo número 074-90-TR, alegando que si bien
dicha norma señala que los casos no previstos por esta ley se regirán por los principios

244
JURISPRUDENCIA

generales del cooperativismo o en su defecto por el derecho común - norma general;


sin embargo, tratándose de materias relativas a la estructura y funcionamiento de las orga-
nizaciones cooperativas –como en el presente caso– se aplican supletoriamente la legisla-
ción de sociedades mercantiles –norma especial–, en consecuencia en aplicación de uno
de los principios generales del derecho debe primar y aplicarse la norma especial, esto es,
por la Ley General de Sociedades, cuya pretensión es de competencia de los juzgados de
subespecialidad comercial en atención a lo dispuesto por el literal b) del numeral 1 del ar-
tículo 1 de la Resolución Administrativa número 006-2004-SP-CS; asimismo, denuncia
que se realiza una interpretación sistemática de la Ley General del Sistema Financiero y
del Sistema de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros, toda vez
que de los artículos 1, 2 y numerales 2 y 3 de la Vigésima Cuarta Disposición Final y
Complementaria se desprende en forma clara que existe la obligación de la Superinten-
dencia de Banca y Seguros de supervisar y regular la actividad de las empresas del sistema
financiero, dentro de las cuales se encuentran las cooperativas de ahorro y crédito no auto-
rizadas a operar con terceros.
CONSIDERANDO
Primero.- Previamente a emitir pronunciamiento corresponde hacer una breve
descripción del decurso del proceso, apreciándose lo siguiente: Por escrito que corre a
fojas treinta y tres Luis José Arroyo Barrantes interpone demanda de impugnación de
asamblea universal de la Cooperativa de Ahorro y Crédito de Sub oficiales de la Poli-
cía Nacional del Perú “Santa Rosa de Lima” Limitada, llevada a cabo el veinticuatro
de abril de dos mil once, por las causales establecidas en los artículos 26, 24, 27 inci-
so 2 del Estatuto, 17 y 46 del Reglamento Elecciones de la acotada Cooperativa, 139
y 142 de la Ley General de Sociedades, 140 inciso 4 y 219 inciso 6 del Código Civil;
como pretensiones accesorias, solicita que se deje sin efecto la elección de los miembros
del Consejo de Administración (Asiento C00077, Partida 11010037) así como cualquier
otra inscripción registral generada a partir de dicha asamblea.
Segundo.- Que, admitida a trámite la demanda, la Cooperativa de Ahorro y Crédi-
to de Sub Oficiales de la Policía Nacional del Perú Santa Rosa de Lima Limitada, con-
testa la demanda en los términos que allí se detallan, a su vez formula las excepciones
de incompetencia, falta de legitimidad para obrar del demandante, caducidad y oscu-
ridad o ambigüedad en el modo de propone la demanda. Que, atendiendo a la causal
denunciada, cabe precisar respecto a la excepción de incompetencia que la parte deman-
dada señala básicamente que: a) La pretensión contenida en la demanda es de compe-
tencia de los Juzgados Especializados en lo Civil y no de los Juzgados de la Subespe-
cialidad Comercial; y, b) El juzgado no ha advertido que la empresa demandante es una
Cooperativa de Ahorro y Crédito cuya constitución, organización y régimen económico
se rige por la Ley General de Cooperativas; en este sentido si bien es cierto que el ar-
tículo 116 del Texto Único Ordenado de dicha Ley dispone que a las cooperativas pri-
marias y centrales se aplica supletoriamente la legislación de sociedades mercantiles;
sin embargo, ello no justifica la competencia asumida por el juzgado comercial, puesto
que la remisión a la legislación de sociedades mercantiles se realiza con carácter mera-
mente supletorio y se realiza sin perjuicio de la aplicación de Ios principios generales
del cooperativismo; asimismo, porque la finalidad de las cooperativas es diametralmen-
te opuesta a la de las sociedades. Asimismo, la Corte Suprema de Justicia ha establecido

245
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

mediante Casación número 174-06-Lima que las pretensiones de nulidad de asientos


registrales son de competencia de los juzgados contenciosos administrativos.
Tercero.- Que, mediante auto de primera instancia emitido por resolución núme-
ro nueve de fecha dieciocho de octubre de dos mil once, el Quinto Juzgado Civil con
Subespecialidad Comercial de Lima declara infundadas todas las excepciones, inclu-
so la de incompetencia. De los fundamentos de dicha resolución básicamente respec-
to a la excepción de incompetencia, el a quo ha establecido que la competencia de los
Juzgados Comerciales se encuentra señalada en la Resolución Administrativa número
006-2004-SP-CS (norma que crea la subespecialidad comercial dentro de la especiali-
dad civil) la cual dispone que estos Juzgados son competentes para conocer (entre otras
materias):  b) Las pretensiones derivadas de la Ley General de Sociedades; siendo
una de estas pretensiones derivadas, la impugnación de acuerdos societarios y la nulidad
de acto  societario  (art. 139 y siguientes de la Ley General de Sociedades) además del
Artículo 116 de la Ley General de Sociedades se desprende claramente que la legisla-
ción de las sociedades mercantiles (dentro de ellas la hoy vigente Ley General de Socie-
dades) resulta de aplicación supletoria a las cooperativas primarias y centrales; que la
pretensión materia de autos (impugnación de acuerdo o junta de asamblea universal)
no se encuentra prevista en la Ley General de Cooperativas, por cuanto la previsión de
tal situación jurídica se encuentra prevista en la Ley General de Sociedades, por lo que
el Quinto Juzgado Civil con Subespecialidad Comercial de Lima es competente para
conocer el presente proceso por ser una pretensión derivada de la referida Ley Gene-
ral de Sociedades, y respecto a las pretensiones de cancelación de asientos registrales es
menester advertir que éstas han sido formuladas como pretensiones accesorias, por lo
que en aplicación de la máxima accesorium sequitur principale, la referida Judicatura es
competente también para conocer las pretensiones accesorias; razones por las cuales la
excepción deducida debe ser desestimada.
Cuarto.- Que, la Segunda Sala Civil con Subespecialidad Comercial de la Corte
Superior de Justicia de Lima, mediante auto de vista de fecha tres de julio de dos mil
doce resuelve revocar la resolución número nueve en el extremo que declara infun-
dada la excepción de incompetencia, y reformándola declara fundada dicha excep-
ción; en consecuencia: nulo todo lo actuado e improcedente la demanda; la citada Sala
Civil establece que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 9 del Código Proce-
sal Civil, la competencia por materia se determina por la naturaleza de la pretensión y
por las disposiciones legales que la regulan, en el caso de la competencia de la Subes-
pecialidad Comercial, esta ha sido regulada por la Resolución Administrativa número
006-2004-SP-CSI, siendo que en la demanda incoada la pretensión principal plantea-
da consiste en la impugnación de la Asamblea Universal de la Cooperativa, llevada a
cabo el veinticuatro de abril de dos mil once, como pretensiones accesorias se solicitó
dejar sin efecto la inscripción registral de la selección de los miembros del Consejo de
Administración (Asiento C000777, Partida 11010037), así como cualquier otra inscrip-
ción registral generada a partir de dicha asamblea. Se aprecia que ninguna de las pre-
tensiones planteadas en esta demanda corresponde a la subespecialidad comercial. Las
cooperativas se encuentran reguladas por el Texto Único Ordenado de la Ley General de
Cooperativas (LGC), norma especial que no se encuentra incluida expresamente en las
materias que han sido encomendadas a la Subespecialidad Comercial, de conformidad

246
JURISPRUDENCIA

con la Resolución Administrativa número 006-2004-SP, y de acuerdo a lo establecido


en la Ley General de Cooperativas, los casos que no se encuentren previstos en ella se
rigen en primer orden por los principios generales del Cooperativismo, o en su defec-
to, por las normas del derecho común, esto es, con las normas generales del Código
Civil compatibles con las Cooperativas; solo en cuestiones específicamente estableci-
das por la norma especial, se aplicará de manera supletoria la legislación de sociedades
mercantiles, como así lo señala el artículo 116 de la Ley General de Cooperativas; en el
caso concreto, la pretensión planteada (impugnación de asamblea) deberá ceñirse estric-
tamente a las normas contenidas en la Ley General de Cooperativas o en su defecto a
las normas generales del Código Civil que le resulten aplicables, cuerpos normativos
que de modo suficiente regulan la razón de la demanda, concluyéndose que la excepción
planteadas es fundada.
Quinto.- Que, la controversia en el presente caso consiste en determinar el juez
competente para conocer la pretensión planteada de impugnación de asamblea universal
de cooperativa y dejarse sin efecto la elección de los miembros del Consejo de Adminis-
tración (Asiento C00077, Partida 11010037) así como cualquier otra inscripción registral
generada a partir de dicha Asamblea. En este orden de ideas, es pertinente señalar que
si bien todos los jueces tienen capacidad para realizar actividad jurisdiccional, no todos
ellos tienen competencia para resolver todos los conflictos que se generan en la socie-
dad. La competencia, señala David Lascano es la capacidad del órgano del Estado para
ejercer la función jurisdiccional, y la jurisdicción es por el contrario la función misma;
es decir, la actividad que despliega el Estado para satisfacer los intereses tutelados por
el derecho, cuando la norma jurídica no ha sido o podido ser cumplida. [LASCANO,
David. Jurisdicción y competencia. Editorial Kraft, Buenos Aires, 1943, página seis, cita-
do por TICONA POSTIGO, Víctor. En: El Derecho al debido Proceso en el Proceso
Civil. Editorial Grijley, Lima, dos mil nueve, página setecientos setenta y cuatro].
Sexto.- El Tribunal Constitucional, en la sentencia emitida en el expediente núme-
ro 00813-2011-PA/TC, señala “el segundo párrafo del inciso 3 del artículo 139 de la
Constitución Política del Estado consagra el derecho a no ser desviado de la jurisdicción
predeterminada por la ley. Dicho atributo es una manifestación del derecho al ‘debido
proceso legal’ o lo que con más propiedad se denomina “tutela procesal efectiva”. Por
su parte, el artículo 8.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos estable-
ce que “toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de
un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, esta-
blecido con anterioridad por la ley (...)” [Expediente número 00813-2011-PA/TC/Lima/
Benedicto Berthy / Vera Sullayme / fundamento trece].
Sétimo.- Es del caso destacar que el juez competente es aquel señalado expresa-
mente por ley, para resolver el conflicto (competencia absoluta, irrenunciable e impro-
rrogable) o aquel a quien las partes se hubieran sometido expresa o tácitamente (compe-
tencia relativa, renunciable y prorrogable) [HURTADO REYES, Martín. Fundamentos
del Derecho Procesal Civil. Editorial Idemansa, Lima, dos mil nueve, página doscien-
tos cincuenta y tres. La competencia absoluta no puede ser variada por acuerdo entre
las partes, lo que disponen las leyes es lo que se cumple, las reglas de juego de la com-
petencia absoluta las dicta y modifica solo la Ley; en cambio la competencia relativa

247
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

puede ser modificada por acuerdo de las partes y puede quedar preestablecida por ellas.
Forman parte de la competencia absoluta, la competencia por razón de la materia.
Octavo.- La competencia por razón de la materia, es improrrogable, en tal sentido,
en la Casación número 1496-97-Lima, se establece que: “La competencia de los órga-
nos jurisdiccionales se rigen por el principio de legalidad. La competencia por la mate-
ria es improrrogable”. Nuestro Código Procesal Civil, en su artículo 35 establece: “La
incompetencia por razón de materia, cuantía, grado, turno y territorio, esta última cuan-
do es improrrogable, se declarará de oficio, en cualquier estado y grado del proceso, sin
perjuicio de que pueda ser invocada como excepción”, además el artículo 36 del acotado
Código, dispone “al declarar su incompetencia, el juez declarará asimismo la nulidad de
lo actuado y la conclusión del proceso, con excepción de lo dispuesto en el inciso 6) del
artículo 451”(1).
 Noveno.- Que, el artículo 451 inciso 5 del Código Procesal Civil, establece: “Una
vez consentido o ejecutoriado el auto que declara fundada alguna de las excepciones
enumeradas en el artículo 446, el cuaderno de excepciones se agrega al principal y pro-
duce los efectos siguientes: (...) 5. Anular lo actuado y dar por concluido el proceso,
si se trata de las excepciones de incompetencia, representación insuficiente del deman-
dado, falta de agotamiento de la vía administrativa, falta de legitimidad para obrar del
demandante, litispendencia, cosa juzgada, desistimiento de la pretensión, conclusión del
proceso por conciliación o transacción, caducidad, prescripción extintiva o convenio
arbitral”; en tal sentido, al estimarse fundada la excepción de incompetencia, primera-
mente su efecto es de imposibilitar al juez de pronunciarse sobre las demás excepciones
que se hubiere interpuesto; luego también en la misma resolución se ordena la nulidad
de todo lo actuado (improcedente la demanda) y concluido el proceso.
Décimo.- Que, siendo la denuncia casatoria por causal de infracción normativa
procesal sustentada en la errónea interpretación del artículo 116 del Texto Único Orde-
nado de la Ley General de Sociedades y la interpretación sistemática de la Ley Gene-
ral del Sistema Financiero y del Sistema de Seguros y Orgánica de la Superintendencia
de Banca y Seguros, toda vez que de los artículos 1, 2 y numerales 2 y 3 de la Vigésima
Cuarta Disposición Final y Complementaria.
Décimo primero.- Al respecto, cabe señalar que el artículo 116 de Ley General de
Cooperativas establece “los casos no previstos en la presente Ley, se regulan por los
principios generales del cooperativismo, y a falta de ellos por el derecho común. En
materias relativas a la estructura y funcionamiento de las organizaciones cooperativas,
son supletoriamente aplicables a éstas, sin perjuicio del párrafo anterior y en cuanto
fueren compatibles con los principios generales del Cooperativismo, las normas señala-
das a continuación: 1. A las cooperativas primarias y centrales de cooperativas: la legis-
lación de sociedades mercantiles (...)”. De otro lado, la Ley General del Sistema Finan-
ciero y del Sistema de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros

(1) De conformidad con la Única Disposición Transitoria de la Ley Nº 28544, publicada el 16 de junio de
2005, las normas contenidas en la citada Ley rigen para los procesos judiciales que se inicien a partir de
su vigencia.

248
JURISPRUDENCIA

–Ley número 26702–, señala en su artículo 1 que: “Alcances de la Ley General: La pre-
sente ley establece el marco de regulación y supervisión a que se someten las empresas
que operen en el sistema financiero y de seguros, así como aquellas que realizan acti-
vidades vinculadas o complementarias al objeto social de dichas personas. Salvo men-
ción expresa en contrario, la presente ley no alcanza al Banco Central; el artículo 2 de la
acotada Ley, precisa que: ‘Es objeto principal de esta ley propender al funcionamiento
de un sistema financiero y un sistema de seguros competitivos, sólidos y confiables, que
contribuyan al desarrollo nacional’; y la vigésimo cuarta disposición final y complemen-
taria de la Ley número 26702 dispone:(2). El control de las cooperativas de ahorro y cré-
dito no autorizadas a operar con terceros, corresponde, en primera instancia a su consejo
de vigilancia y a su asamblea general de asociados; 3. La supervisión de las cooperati-
vas a que se refiere el apartado 2 está a cargo de la Federación Nacional de Cooperati-
vas de Ahorro y Crédito o de otras federaciones de segundo nivel reconocidas por la Su-
perintendencia, y a las que se afilien voluntariamente”.
Décimo segundo.- Este Supremo Tribunal determina que la posición de la Sala
Superior resulta congruente, teniendo en cuenta que ni la pretensión principal de impug-
nación de asamblea universal de la Cooperativa, ni las pretensiones accesorias referidas a
dejarse sin efecto de la elección de los miembros del Consejo de Administración (Asiento
C00077, Partida 11010037) así como cualquier otra inscripción registral generada a partir
de dicha Asamblea, corresponden a la subespecialidad comercial, considerando que el ar-
tículo 116 de la Ley General de Cooperativas, es claro al señalar que en los casos que no
se encuentren previstos en la referida Ley se regirán por los principios generales del Coo-
perativismo, o en su defecto por las normas del derecho común, que efectivamente son las
normas generales del Código Civil; y si bien es cierto, que dicha norma establece que en
materias relativas a la estructura y funcionamiento de las organizaciones cooperativas, son
supletoriamente aplicables a estas, a las cooperativas primarias y centrales de cooperativas
la legislación de sociedades mercantiles, también lo es, que el artículo 116 la Ley General
de Cooperativas hace la salvedad que ello sin perjuicio de que se aplique las normas del
derecho común (Código Civil) y en cuanto fueren compatibles con los principios genera-
les del Cooperativismo, por lo que se ha efectuado una correcta interpretación a la aludida
norma, tanto más que las normas de la Ley General del Sistema Financiero y del Sistema
de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros que invoca el recurren-
te no remiten para el conocimiento de la materia controvertida al juez civil con subespe-
cialidad comercial, si se tiene en cuenta que la regla general para determinar la competen-
cia de un órgano jurisdiccional es el principio de legalidad, conforme lo señala el artículo
6 del Código Procesal Civil que establece que “la competencia solo puede ser estableci-
da por la ley. La competencia civil no puede renunciarse ni modificarse, salvo en aquellos
casos expresamente previstos en la ley o en los convenios internacionales respectivos”,
por lo cual no se configura la causal de infracción normativa procesal denunciada, en vir-
tud a los fundamentos señalados.
Décimo tercero.- Que, cabe precisar, que al resolver estos autos, no se ha tenido en
cuenta que la subespecialidad comercial no es una materia distinta a la civil, sino que

(2) Expediente Nº 763-2005-PA/TC, f. j. 6.

249
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

pertenece al vasto ámbito de esta última, por ello ante conflictos de competencia entre los
juzgados civiles y de la sub especialidad comercial, la Resolución Administrativa núme-
ro 124-2010-CE-PJ, de fecha trece de abril de dos mil diez, emitida por el Consejo Eje-
cutivo del Poder Judicial, resuelve: “Artículo cuarto.- Disponer que cuando un Juez Civil
con Subespecialidad Comercial de Lima, no se considere competente para conocer una
demanda en razón que la pretensión contenida en ella es de materia civil, remita el expe-
diente al Centro de Distribución General de los Juzgados Civiles de la Corte Superior de
Justicia de Lima, para su distribución aleatoria entre jueces de dicha especialidad”.
Décimo cuarto.- Que, en tal sentido, la Resolución Administrativa número 124-
2010-CE-PJ, debe ser aplicada extensivamente al caso de autos, además considerando
que el artículo 139 inciso 3 de la Constitución Política del Estado reconoce el derecho
de todo justiciable de poder acceder a la jurisdicción, como manifestación de la tutela
judicial efectiva, siendo que el Tribunal Constitucional ha señalado que la tutela judi-
cial efectiva es un derecho constitucional de naturaleza procesal en virtud del cual toda
persona o sujeto justiciable puede acceder a los órganos jurisdiccionales, independien-
temente del tipo de pretensión formulada y de la eventual legitimidad que pueda, o no,
acompañarle a su petitorio; en tal virtud, al amparo de los artículos 171 y 172 del Códi-
go Procesal Civil, habiendo el ad quem revocado la recurrida en el extremo que decla-
ra infundada la excepción de incompetencia, la misma que declaró fundada y en conse-
cuencia “nulo todo lo actuado e improcedente la demanda”, corresponde que se declare
insubsistente dicho extremo, y renovándolo se disponga que se declare nulo todo lo
actuado hasta el saneamiento del proceso, y se ordene que el juez Civil emita nueva
resolución de saneamiento, disponiéndose la remisión del presente proceso al Centro de
Distribución General de los Juzgados Civiles de la Corte Superior de Justicia de Lima
para su distribución aleatoria entre jueces de la especialidad civil para su conocimiento;
resultando procedente disponer la integración de la resolución recurrida en este extremo.
Por las consideraciones expuestas se concluye que no se ha incurrido en la causal
del artículo 386 del Código Procesal Civil; por lo que en aplicación de lo dispuesto en el
artículo 397 del mismo cuerpo legal, declararon:
INFUNDADO  el recurso de casación interpuesto por Luis José Arroyo Barrantes,
mediante escrito obrante a fojas setecientos cuarenta y cuatro; asimismo, INSUBSIS-
TENTE el auto de vista de fecha tres de julio de dos mil doce en el extremo que declara
nulo todo lo actuado e improcedente la demanda, y renovándolo dispusieron que se decla-
re nulo todo lo actuado hasta el saneamiento del proceso, y se disponga que el Juez Civil
emita nueva resolución de saneamiento; INTEGRARON la misma ordenándose la remi-
sión del presente proceso al Centro de Distribución General de los Juzgados Civiles de la
Corte Superior de Justicia de Lima para su distribución aleatoria entre jueces de la Espe-
cialidad Civil para su conocimiento; DISPUSIERON la publicación de la presente reso-
lución en el diario oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los seguidos por Luis José
Arroyo Barrantes con la Cooperativa de Ahorro y Crédito de Sub Oficiales de la Policía
Nacional del Perú Santa Rosa de Lima Limitada y otros, sobre Impugnación de Acuerdo;
y los devolvieron. Ponente Señora Cabello Matamala. Jueza Suprema.
SS. TICONA POSTIGO, VALCÁRCEL SALDAÑA, CABELLO MATAMALA,
MIRANDA MOLINA, CUNYA CELI

250
JURISPRUDENCIA

04 Juez no puede requerir mayores requisitos para sustentar la legiti-


midad del demandante en la nulidad de acuerdos

La Sala, primero, reconoce que la Ley General de Sociedades determina


los requisitos para legitimar activamente al demandante para solicitar
la Nulidad de los Acuerdos Societarios, pero luego la Sala señala que
dicha legitimación no resulta real sino que está supeditada a que deben
cumplirse con los requisitos del ordenamiento civil que corresponden
al ámbito del derecho de familia respecto de los efectos patrimoniales
de la patria potestad para la legitimación activa en lo que se refiere
a la solicitud de nulidad de acuerdos societarios, es decir, la Sala sin
ningún motivo lógico o fundamentación jurídica varía su criterio,
con lo que vulnera el derecho a obtener una resolución debidamente
motivada y genera indefensión ya que se ha impedido que el Juzgador
valore adecuadamente los elementos probatorios.

CAS. Nº 1676-2010-LIMA
Lima, veinte de julio del año dos mil diez.
VISTOS: con el acompañado; y,
CONSIDERANDO:
Primero: Que, el recurso de casación interpuesto por Jorge Manuel Rafael Zega-
rra Noblecilla, cumple con los requisitos de forma para su admisibilidad, conforme lo
exige el artículo trescientos ochenta y siete del Código Procesal Civil, modificado por la
Ley número veintinueve mil trescientos sesenta y cuatro, toda vez que se ha interpuesto
contra un auto de vista que puso fin al proceso, ante el órgano jurisdiccional que emitió
la impugnado, dentro del plazo de diez días contados desde el día siguiente de notifica-
do el referido auto de vista y adjunta el recibo de la tasa judicial por el presente recurso.
Segundo: Que, el recurrente sustenta su recurso en la causal de infracción norma-
tiva prevista en el artículo trescientos ochenta y seis del Código Procesal Civil, a cuyo
efecto alega: a) Infracción normativa por contravención de los incisos tercero y quinto
del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política del Estado, pues la Sala,
primero, reconoce que la Ley General de Sociedades determina los requisitos para legi-
timar activamente al demandante para solicitar la Nulidad de los Acuerdos Societarios,
pero luego la Sala señala que dicha legitimación no resulta real sino que está supedita-
da a que deben cumplirse con los requisitos del ordenamiento civil que corresponden al
ámbito del derecho de familia respecto de los efectos patrimoniales de la patria potes-
tad para la legitimación activa en lo que se refiere a la solicitud de nulidad de acuerdos
societarios, es decir, la Sala sin ningún motivo lógico o fundamentación jurídica varía
su criterio, con lo que vulnera el derecho a obtener una resolución debidamente moti-
vada y genera indefensión ya que se ha impedido que el Juzgador valore adecuadamen-
te los elementos probatorios; y, b) Infracción normativa por vulneración del derecho de

251
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

probar, pues al haberse resuelto la excepción deducida por la parte demandada el auto
que confirma el de primera instancia impide que el recurrente pueda ejercer adecuada-
mente su derecho a la prueba.
Tercero.- Que, evaluando los requisitos de procedencia previstos en el artículo
trescientos ochenta y ocho del Código Procesal Civil, modificado por la Ley número
veintinueve mil trescientos sesenta y cuatro, se advierte que el recurrente cumplió el pri-
mer requisito previsto en el inciso primero del referido artículo, toda vez que no con-
sintió el auto de primera instancia que le fue adverso, y si bien precisa que su recurso
se sustenta en la causal de infracción normativa, cumpliendo así con el otro requisito
establecido en el inciso segundo del artículo aludido, sin embargo, esta causal exige
que  tal  infracción incida directamente sobre la decisión contenida en la resolución
impugnada, conforme lo requiere el inciso tercero del mencionado artículo, lo que no
ocurre, toda vez que respecto al acápite a) se tiene que [en la demanda] se solicita la
nulidad e ineficacia de todos los acuerdos adoptados en la Junta General de Accionis-
tas, ya que debían contar con una autorización judicial para el caso de la menor inte-
grante de la sucesión de Bernardino Wigberto Huaita Núñez, a cuyo efecto las instan-
cias de mérito han establecido con claridad y precisión que la legitimación está regulada
por el articulo cuatrocientos cincuenta del Código Civil que precisa de forma taxativa
y restringida al ámbito familiar (al ser los directos afectados) a los legitimados para el
inicio de las acciones judiciales por contravención del artículo cuatrocientos cuarenta
y siete del Código Civil: el hijo, sus herederos o su representante legal; pero el recu-
rrente no acreditó ninguna de estas condiciones y carece de legitimidad para cuestionar
los actos practicados por el representante de la sucesión, por lo que se advierte que no
existe contradicción en la impugnada, ni se ha infraccionado los incisos tercero y quin-
to del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución, ya que se ha respetado el dere-
cho al debido proceso y se encuentra debidamente motivada por cuando expone su aná-
lisis en los fundamentos jurídicos; por otra parte, en cuanto al acápite b), el recurrente
no ha señalado con precisión cuál sería la norma infraccionada, limitándose únicamen-
te a indicar de forma genérica “vulneración del derecho de probar’, lo que no resulta
atendible.
Cuarto.- Que siendo así, de conformidad con lo dispuesto en el artículo trescien-
tos noventa y dos del Código Procesal Civil, modificado por la Ley número veintinueve
mil trescientos sesenta y cuatro, el recurso de casación no es atendible. Por estos funda-
mentos; declararon:  IMPROCEDENTE  el recurso de casación interpuesto por  Jorge
Manuel Rafael Zegarra Noblecilla a través del escrito de fojas doscientos cincuen-
ta y nueve, contra el auto de vista de fojas ciento noventa y nueve, su fecha diez de
marzo del año dos mil diez;  DISPUSIERON  la publicación de la presente resolución
en el diario oficial El Peruano; bajo responsabilidad; en los seguidos por Jorge Manuel
Rafael Zegarra Noblecilla contra Minera “Santiago Tres Sociedad Anónima”; sobre
Nulidad de Acuerdo Societario y otros; y los devolvieron. Ponente Señor Ticona Posti-
go, Juez Supremo.

SS. TICONA POSTIGO, PALOMINO GARCÍA, MIRANDA MOLINA, SALAS VILLA-


LOBOS, ARANDA RODRÍGUEZ

252
JURISPRUDENCIA

05 No es necesaria la autorización judicial para que a nombre de un


menor edad se efectivice un convenio arbitral que tenga como fin
pretender la nulidad de un acuerdo societario

Debe analizarse si existe resolución judicial que autorice el someti-


miento a arbitraje de la pretensión de nulidad de acuerdos societarios
interpuesto por el menor representado por su madre; sin embargo,
llegado a este punto, los hechos acreditados en el proceso presentan
un escenario fáctico distinto al supuesto contemplado en el artículo
448 del Código Civil, cual es que no se está decidiendo recién someter
a arbitraje la controversia sobre la validez de los acuerdos societarios
como para que se requiera la autorización judicial previa, sino que se
busca hacer efectivo el convenio arbitral establecido por el causante
y demás socios. Que, en tal virtud, no se requiere en el presente caso
ninguna autorización judicial previa para que el convenio arbitral al
que se sometió el causante del menor, le sea aplicado a este, dada su
nueva condición de socio con arreglo al artículo 48 de la Ley General
de Sociedades.

CAS. Nº 5089-2011-LIMA
Lima, quince de noviembre de dos mil doce.
LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
DE LA REPÚBLICA
Vista la causa número cinco mil ochenta y nueve-dos mil doce, en audiencia públi-
ca de la fecha y producida la votación de acuerdo a ley, emite la siguiente sentencia.
MATERIA DEL RECURSO
Se trata del recurso de casación interpuesto por la demandante, Sandra María
Camino Dentone contra la resolución de vista de fojas quinientos cuarenta y cinco, su
fecha dieciséis de setiembre del dos mil once, expedida por la Primera Sala Civil con
Subespecialidad Comercial de la Corte Superior de Justicia de Lima, que revocando
la apelada de fojas cuatrocientos once, fechada el dos de noviembre del dos mil diez,
declara Fundada la excepción de convenio arbitral; y, en consecuencia, declara nulo
todo lo actuado; y, por concluido el proceso; en los seguidos Sandra Camino Dentone
contra Playa Paz Soldán S. A. y otros sobre Nulidad de Acuerdos Societarios.
FUNDAMENTOS DEL RECURSO
Esta Sala Suprema mediante resolución de fecha diez de agosto de dos mil doce,
declaró procedente el recurso por las causales de: 1) Infracción del artículo 139, inci-
sos 3 y 5, de la Constitución Política del Estado, así como el artículo 122, inciso 3
y 188 del Código Procesal Civil. Señala que, en su opinión, el Colegiado Superior no

253
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

motivó debidamente el auto recurrido; pues consideró que como la demanda cuestiona
los acuerdos adoptados en la Junta General de Accionistas y la pretensión demandada
se encuentra dentro de las controversias señaladas en el convenio arbitral establecido en
el Estatuto, la decisión sobre el tema planteado debía someterse a arbitraje; sin embar-
go, la recurrente alega que el órgano jurisdiccional no se pronunció sobre si un convenio
era oponible siempre a toda persona que adquiere la condición de socio de una socie-
dad vía sucesión; precisa también la impugnante que la Sala Superior tampoco valoró
los siguientes puntos: i) si Bruno Eduardo Olcese Chepote, apoderado de Carlos Aure-
lio Moreyra Prado, tenía o no facultades para adoptar todos los acuerdos que aprobó en
su nombre; ii) si dicho apoderado tenía o no facultades para instalar una Junta Univer-
sal en representación de Moreyra Prado; iii) si la Junta fue o no Universal, (iv) si dicha
Junta debió o no ser convocada por el Directorio; agrega, que la Sala Superior interpretó
equivocadamente que la pretensión planteada en la demanda no estaba referida a la con-
vocatoria a junta sino a la nulidad de los actos de disposición adoptados por el apode-
rado por no contar su poder en escritura pública; 2) Infracción del artículo 13, inciso
1 y 14, del Decreto Legislativo Nº 1071, porque en opinión de la recurrente la Ley de
Arbitraje no regulaba la obligación de los sucesores de respetar el convenio arbitral de
sus causantes, como sí lo hacía la antigua Ley de Arbitraje en su artículo 9, esto es, la
única forma bajo la cual podría extenderse el convenio arbitral al sucesor de un accio-
nista se daría si aquél pretende derivar derechos o beneficios del contrato, situación que
no ha ocurrido en el presente caso; 3) inaplicación del artículo 48 de la Ley General
de Sociedades y de la Sexta Disposición Complementaria del Decreto Legislativo
Nº 1071; porque en concepto de la recurrente, la nulidad pretendida en la demanda
se sustentaba en el hecho que la Junta General de Accionistas no fue convocada por
el Directorio como lo exigía la Ley General de Sociedades y el propio Estatuto de la
Sociedad; 4) inaplicación de los artículos 156 y 219, inciso 1, del Código Civil, por-
que a criterio de la impugnante, los actos de disposición adoptados por el apoderado
del accionista Carlos Aurelio Moreyra Prado devenían en nulos al no constar su poder
en escritura pública;  5) Inaplicación de los artículos 38 y 113 de la Ley General
de Sociedades porque en su opinión, el apoderado no podía convocar a Junta Gene-
ral, ya que a su entender dicha facultad solo podía ejercerla el Directorio y por excep-
ción los accionistas,  6) Inaplicación del artículo 2, inciso 1, del Decreto Legislati-
vo número 1071, los artículos 447 y 448, inciso 3, del Código Civil y el artículo IX
del Título Preliminar del Código de los Niños y Adolescentes, porque en concepto de
la impugnante el Colegiado Superior no tuvo en cuenta estos dispositivos legales al no
valorar que el menor de edad Aurelio José Moreyra Camino (representado por su seño-
ra madre), adquirió la condición de accionista de dicha sociedad; y, en consecuencia, sus
derechos no eran “de libre disposición”, y, por ende, tampoco podría ser objeto de con-
ciliación y menos arbitraje; pues para ello se requería autorización judicial.
CONSIDERANDO
Primero.- Que, cuando se invoca razones de vulneración de las normas que garan-
tizan el derecho al debido proceso, en este caso el artículo 139, incisos 3 y 5, de la
Constitución, así como los artículos 122, inciso 3, y 118 del Código Procesal Civil, que
versan sobre la garantía procesal de la motivación de las resoluciones judiciales, es pre-
ciso examinarlas primero, pues de ser acogida, exime de todo pronunciamiento sobre

254
JURISPRUDENCIA

una eventual infracción de la ley material, por lo que sería inútil incursionar en los moti-
vos de fondo cuando el resultado de la casación obliga a reponer los autos al estado en
que se encontraban antes de cometerse el defecto procesal, anulándose todos los actos
posteriores, incluida la resolución de vista objeto de impugnación.
Segundo.- Que, en relación a la causal de  1) Infracción del artículo 139, inci-
sos 3 y 5, de la Constitución Política del Estado, así como el artículo 122, inciso 3 y
188 del Código Procesal Civil, corresponde señalar que dentro de la referida infracción
la recurrente denuncia diversos vicios que han sido resumidos precedentemente pero a
efectos de un debido pronunciamiento deben ser analizados de modo ordenado y estric-
tamente dentro del marco de los fundamentos declarados procedentes en la resolución
de calificación dispuesta por este Supremo Tribunal. Así, como primer vicio, se denun-
cia que el Colegiado Superior omitió pronunciarse sobre si un convenio arbitral podía
ser aplicado también a persona que había adquirido la calidad de socio pero que tenía la
condición de menor de edad.
Tercero.- Que, uno de los principios pilares del debido proceso es el principio de
motivación escrita de las resoluciones judiciales el mismo que se halla consagrado en el
artículo 139, inciso 5, de la Carta Fundamental, y el cual tiene como finalidad principal
el de permitir el acceso de los justiciables al razonamiento lógico jurídico empleado por
las instancias de mérito para justificar sus decisiones jurisdiccionales y así pueden ejer-
cer adecuadamente su derecho de defensa, cuestionando de ser el caso, el contenido y la
decisión asumida.
Cuarto.- Que, esta motivación escrita de las resoluciones judiciales constituye un
deber para los magistrados, tal como lo establecen los artículos IX del Título Prelimi-
nar, 50, inciso 6 y 122, incisos 3 y 4, del Código Procesal Civil; y dicho deber impli-
ca que los juzgadores señalen en forma expresa la ley que aplican con el razonamiento
jurídico a la que esta les ha llevado, así como los fundamentos fácticos que sustentan su
decisión, respetando los principios de jerarquía de normas y de congruencia; por tanto,
este principio de motivación garantiza a los justiciables, por un lado, que las resolu-
ciones jurisdiccionales no adolecerán de falta de motivación o defectuosa motivación,
esta última conforme lo ha señalado el Tribunal Constitucional, queda delimitado en los
siguientes supuestos: a) motivación aparente; b) falta de motivación interna del razona-
miento; c) deficiencias en la motivación externa; justificación de las premisas, d) moti-
vación insuficiente y e) motivación sustancialmente incongruente; y, por otro, que se
emitirá pronunciamiento sobre todos los puntos materia de controversia; de modo tal
que de presentarse estos supuestos, se estará violando el referido principio y dando lugar
a la nulidad de tal resolución.
Quinto.- Que, siendo esto así, del análisis de autos fluye que frente a la excepción
de convenio arbitral propuesta por la parte demandada bajo el argumento que dicho con-
venio había sido establecido en los Estatutos de la empresa demandada, Playa Paz Sol-
dán S.A., la demandante a través de su defensa técnica, jamás alegó, en su escrito de
absolución a dicha excepción de fojas cuatrocientos, la inaplicabilidad del convenio a
su hijo por su condición de menor de edad. Del referido escrito absolutorio de excep-
ción se puede apreciar que dicha parte manifestó únicamente: a) que el convenio arbitral
es inexigible a los sucesores del socio (sin alegar la edad del sucesor; b) que el convenio

255
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

arbitral es inaplicable a las Convocatorias a Juntas; y, (c) que el convenio arbitral es


inaplicable a actos jurídicos nulos.
Sexto.- Que, si en su oportunidad la condición de menor de edad de Aurelio José
Moreyra Camino no fue alegada por la demandante como parte de su absolución a la
excepción de convenio arbitral por ser supuestamente imposible, por esa razón, que
se le extienda el convenio establecido en los Estatutos de Playa Paz Soldán S.A. a su
menor hijo, ello significa que no era punto controvertido y, por tanto, que no había obli-
gación alguna en los juzgadores de “motivar” un argumento no expuesto.
Sétimo.- Que, asimismo, el magistrado de primera instancia, en la resolución ape-
lada a través de la cual declara Infundada la mencionada excepción, tampoco sustentó
su fallo, en la minoría de edad como un impedimento para que se le extienda, en su cali-
dad de socio por sucesión de Carlos Aurelio Moreyra Prado, el convenio arbitral esta-
blecido en el Estatuto de Playa Paz Soldán S.A; siendo esta la razón por la cual este
punto de la minoría de edad tampoco fue materia del recurso de apelación de la parte
demandada; consecuentemente, no se configura el vicio denunciado en este extremo.
Octavo.- Que, como    la recurrente denuncia que hay una indebida
motivación en el considerando Noveno de la resolución recurrida porque el Colegiado
Superior se habría sustentando en un hecho falso, que consistiría en haber afirmado que
en el caso de autos no se cuestiona la convocatoria a la Junta General de Accionistas de
octubre de dos mil nueve, materia de la presente demanda.
Noveno.- Que, analizada la resolución de vista este Supremo Tribunal encuen-
tra que lo que la Sala Comercial ha afirmado en el considerando noveno es que en la
demanda no se pretende la declaración de nulidad de la Convocatoria a una Junta Gene-
ral de Accionistas, sino únicamente la nulidad de los acuerdos adoptados en la Junta y
ello aparece de modo nítido del petitorio de la demanda. Corresponde precisar que el
que se haya invocado en la demanda, como argumento para sustentar el pedido de nuli-
dad de los acuerdos, algún supuesto defecto relacionado a la convocatoria, no convier-
te dicha alegación en una pretensión de la demanda; por consiguiente, la consideración
expuesta por la Sala Comercial en el Considerando Noveno no es indebida.
Décimo.- Que a través de un tercer vicio se señala que no ha existido en la recu-
rrida pronunciamiento alguno sobre cuatro puntos: i) si Bruno Eduardo Olcese Chepote,
apoderado de Carlos Aurelio Moreyra Prado tenía o no facultades para adoptar todos los
acuerdos que aprobó en su nombre; ii) si dicho apoderado tenía o no para instalar una
Junta Universal en representación de Moreyra Prado;  iii)  si la Junta fue o no Univer-
sal; iv) si dicha Junta debió o no ser convocada por el Directorio.
Décimo primero.- Que, conforme se viene sustentando, la resolución materia
de casación es la resolución superior que ampara una excepción de convenio arbitral,
la misma que se ha limitado a analizar y emitir pronunciamiento sobre los argumen-
tos vinculados a dicha excepción; y, por ende, no ha ingresado, y tampoco habría podi-
do válidamente, a analizar la controversia que comporta el fondo de la pretensión de
Nulidad de Acuerdos Societarios; en tal virtud, resulta incongruente que la parte recu-
rrente denuncie omisión de pronunciamiento respecto de los referidos cuatro puntos
que evidentemente constituyen argumentos de fondo de su demanda de nulidad, aje-
nos a la excepción; consecuentemente, no siendo los referidos cuatro puntos materia de

256
JURISPRUDENCIA

la resolución recurrida no existe ninguna omisión de pronunciamiento por parte de los


juzgadores.
Décimo segundo.- Que, pasando analizar la causal referida a: 2) Infracción de los
artículos 13, inciso 1 y 14, del Decreto Legislativo Nº 1071, debe señalarse que sobre
el particular la impugnante sostiene que la nueva legislación arbitral, el Decreto Legisla-
tivo Nº 1071, ya no regula la obligación de los sucesores de respetar el convenio arbitral
debido a que no contiene la frase que sí existía en el artículo 9 de la derogada Ley de
Arbitraje de “se extiende a los sucesores”; y que, por tanto, no sería aplicable a su parte
el Convenio Arbitral contenido en los Estatutos de la empresa.
Décimo tercero.- Que, el artículo 13, inciso 1, del Decreto Legislativo Nº 1071
que Norma el Arbitraje establece que: “el convenio arbitral es un acuerdo por el que
las partes deciden someter a arbitraje todas las controversias o ciertas controversias que
hayan surgido o puedan surgir entre ellas respecto de una determinada relación jurídica
contractual o de otra naturaleza”; por su parte, el artículo 14 del mismo Decreto Legisla-
tivo prescribe: “El convenio arbitral se extiende a aquellos cuyo conocimiento de some-
terse a arbitraje, según la buena fe, se determina por su participación activa y de mane-
ra determinante en la negociación, celebración, ejecución o terminación del contrato que
comprende el convenio arbitral o al que el convenio esté relacionado. Se extiende tam-
bién a quienes pretendan derivar derechos o beneficios del contrato, según sus tér-
minos” (resaltado de esta Suprema Sala).
Décimo cuarto.- Que, del análisis de los citados dispositivos se desprende que,
aún cuando no existe mención expresa de que el convenio arbitral se extiende a los
sucesores, ello es completamente insuficiente para concluir que de acuerdo a la nueva
norma que regula el arbitraje es improcedente tal extensión; toda vez que, existe regula-
ción en el artículo 14 de la nueva ley en virtud del cual el convenio arbitral se extiende
“a quienes pretendan derivar derechos o beneficios del contrato”, fórmula esta que reve-
la el propósito de la reforma arbitral de ampliar el alcance subjetivo del convenio arbi-
tral y no limitarlo, encontrándose los sucesores dentro de este supuesto, debido a que la
sucesión es una forma de derivación.
Décimo quinto.- Que, en efecto, dado que en el presente caso la parte actora pre-
tende derivar derechos del Estatuto de la empresa Playa Paz Soldán S.A. (el contrato al
que se refiere la norma) que reconoce al sucesor de un socio, la condición de tal, debe
extendérsele entonces también el convenio arbitral contenido en dichos Estatutos; que,
lo contrario, conduciría a la conclusión de que solo los bienes y derechos de los cau-
sante se transmiten a sus sucesores mas no las obligaciones, cuando el artículo 660 del
Código Civil dispone expresamente que: “desde el momento de la muerte de una perso-
na, los bienes, derechos y obligaciones que constituyen la herencia se transmiten a sus
sucesores”.
Décimo sexto.- Que, la legalidad de la aplicación del convenio arbitral a los suce-
sores de los socios se encuentra también en lo dispuesto por el artículo 240 de la Ley
General de Sociedades y el artículo 48, segundo párrafo, de la misma Ley, modificado
por la Tercera Disposición Modificatoria del Decreto Legislativo Nº 1071. El artículo
240 establece: “La adquisición de las acciones por sucesión hereditaria confiere al here-
dero o legatario la condición de socio”; así, teniendo el sucesor la condición de socio,

257
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

incorporado en lugar de su causante, resulta de aplicación entonces el segundo párra-


fo del mencionado artículo 48 según el cual: “El convenio arbitral alcanza a los socios,
accionistas, directivos, administradores y representantes que se incorporen a la socie-
dad así como a aquellos que al momento de suscitarse la controversia hubiesen dejado
de serlo” (resaltado de la Sala de Casación); por consiguiente, no se configura la infrac-
ción de los dispositivos denunciados en este extremo.
Décimo octavo.- Que la recurrente invoca también como causal de casación: 
3) inaplicación del artículo 48 de la Ley General de Sociedades y de la Sexta Dis-
posición Complementaria del Decreto Legislativo Nº 1071, porque en su concepto la
nulidad pretendida en la demanda se sustenta en el hecho que la Junta General de Accio-
nistas no fue convocada por el Directorio como lo exige la Ley General de Sociedades
y el propio Estatuto de la Sociedad y que por tanto, tal controversia no puede estar com-
prendida en el convenio arbitral.
Décimo noveno.- Que, de acuerdo al artículo 48, tercer párrafo, de la Ley General
de Sociedades, modificada por la Tercera Disposición Modificatoria del Decreto Legis-
lativo Nº 1071, “el convenio arbitral no alcanza a las convocatorias a juntas de accio-
nistas o socios”; asimismo, con similar regulación la Sexta Disposición Complementa-
ria del Decreto Legislativo Nº 1071 prescribe que: “el convenio arbitral no alcanza a las
convocatorias a juntas, asambleas y consejos”; sin embargo, no obstante lo dispuesto
por las referidas normas, debe tenerse presente, conforme ya se ha indicado preceden-
temente, que el petitorio de la demanda no contiene como pretensión la nulidad de nin-
guna convocatoria sino de los acuerdos adoptados en la Junta de Accionistas de octubre
de dos mil nueve; por consiguiente, al no pretenderse la nulidad de una convocatoria a
junta de accionistas, los dispositivos invocados por la recurrente no han sido objeto de
infracción.
Vigésimo.- Que, sin perjuicio de lo expuesto, este Supremo Tribunal encuentra que
la regla establecida en el tercer párrafo del artículo 48 de la Ley General de Socieda-
des según la cual “El convenio arbitral no alcanza a las convocatorias a juntas de accio-
nistas o socios” no puede ser interpretada del modo que expone la recurrente, dado
que colisiona con otra regla establecida en el mismo artículo 48 de la Ley General de
Sociedades.
Vigésimo primero.- Que, en efecto, el primer párrafo del mencionado artículo 48
señala que: “Los socios o accionistas pueden en el pacto o en el estatuto social adoptar
un convenio arbitral para resolver las controversias que pudiera tener la sociedad con
sus socios, accionistas, directivos, administradores y representantes, las que surjan entre
ellos respecto de sus derechos y obligaciones, las relativas al cumplimiento de los esta-
tutos o la validez de los acuerdos y para cualquier otra situación prevista en esta ley”;
similar regulación establece la Sexta Disposición Complementaria del Decreto Legisla-
tivo Nº 1071; vale decir, que pueden ser materia de convenio arbitral las controversias
relativas a la validez de los acuerdos adoptados por la sociedad; pero si ello es así, cómo
podría ser posible que los cuestionamientos a la validez de una convocatoria a junta lle-
vada a cabo no pudieran ser materia también del convenio arbitral. Si puede cuestionar-
se en sede arbitral el resultado de la convocatoria, cómo no podría cuestionarse la propia
convocatoria que le da origen.

258
JURISPRUDENCIA

Vigésimo segundo.- Que, esta interrogante se resuelve interpretando la norma en


el sentido que la imposibilidad de que el convenio arbitral alcance a las convocatorias a
juntas de accionistas o socios no está referida a la controversia sobre la validez de con-
vocatorias realizadas sino al pedido o solicitud de convocatoria a junta cuando esta no
se realiza conforme lo señala la Ley General de Sociedad en su artículo 117 (“La junta
general debe ser convocada para celebrarse dentro de un plazo de (quince) días (...) Si la
solicitud a que se refiere el acápite anterior fuese denegada (...) pueden solicitar al nota-
rio y/o juez del domicilio de la sociedad que ordene la convocatoria”); asimismo, en su
artículo 119 (“Si la junta obligatoria anual (...) no se convoca dentro del plazo y para
sus fines (...) es convocada a pedido del titular de una sola acción suscrita con derecho
a voto, ante el notario o el juez del domicilio social, mediante trámite o proceso no con-
tencioso”), modificados por la Ley Nº 29560, siendo que el pedido de convocatoria está
reservado para un procedimiento especial no contencioso que puede realizarse por vía
judicial, de acuerdo al Código Procesal Civil; o, por vía notarial, conforme a la Ley
Nº 26662.
Vigésimo tercero.- Que, se ha declarado procedente también la causal de: 
4) Inaplicación de los artículos 156 y 219 del Código Civil, porque, según la recurren-
te, los actos de disposición adoptados por el apoderado del accionista Carlos Aurelio
Moreyra Prado devenían en nulos al no constar su poder en Escritura Pública; que al
respecto, esta Sala de Casación ya ha establecido categóricamente que no es materia de
la resolución de vista el fondo de la pretensión demandada sino la excepción de conve-
nio arbitral; por cuya razón, la imputación de infracción de los referidos dispositivos
resulta completamente incongruente con lo resuelto en la recurrida.
Vigésimo cuarto.- Que esta misma incongruencia se encuentra en la causal denun-
ciada: 5) Inaplicación de los artículos 38 y 113 de la Ley General de Sociedades toda
vez que se sustentan también en el argumento de fondo de que el apoderado no podía
convocar a Junta General ya que a su entender dicha facultad solo podía ejercerla el
Directorio y por excepción los accionistas; consecuentemente, no se configura la infrac-
ción denunciada.
Vigésimo quinto.- Que, finalmente, la recurrente denuncia: 6) Infracción del ar-
tículo 2, inciso 1, del Decreto Legislativo Nº 1071, de los artículos 447 y 448, inciso
3, del Código Civil y del artículo IX del Título Preliminar del Código de los Niños y
Adolescentes. Se expresa como argumento que el Colegiado Superior no tuvo en cuen-
ta estos dispositivos legales al no valorar que el menor de edad Aurelio José Moreyra
Camino (representado por su señora madre) adquirió la condición de accionista de dicha
sociedad; y, en consecuencia, sus derechos no eran “de libre disposición” y; por ende,
tampoco podían ser objeto de conciliación y menos arbitraje; pues para ello se requería
autorización judicial.
Vigésimo sexto.- Que, aun cuando el artículo 2, inciso 1, del Decreto Legislati-
vo Nº 1071, establece que: “pueden someterse a arbitraje las controversias sobre mate-
rias de libre disposición conforme a derecho, así como aquellas que la ley o los trata-
dos o acuerdos internacionales autoricen”; ello no puede conducir a la conclusión de
que las controversias sobre la nulidad de los acuerdos societarios no son susceptibles de
arbitraje, toda vez que, el propio Decreto Legislativo Nº 1071, en su Sexta Disposición

259
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Complementaria, se encarga de despejar toda duda interpretativa cuando establece cla-


ramente que: “Pueden adoptarse un convenio arbitral en el estatuto de una persona jurí-
dica para resolver las controversias (...) o las relativas al cumplimiento de los estatutos o
la validez de los acuerdos”; validez que, lógicamente, está referida a la estructura de
los actos jurídicos y, por ende, comprende, institutos como la nulidad y la anulabilidad;
por consiguiente, versando la presente demanda sobre Nulidad de Acuerdos Societarios,
esta controversia sí se encuentra dentro de las materias sujetas al convenio arbitral esta-
blecido en el Estatuto de la empresa Playa Paz Soldán S.A.
Vigésimo sétimo.- Que ahora bien, ingresando al análisis de los artículos 447 y
448, inciso 3, del Código Civil, referidos a los bienes de menor, corresponde precisar,
que éste punto no ha sido, conforme se viene señalando reiteradamente en la presente
sentencia, controversia debatida por las partes ni objeto de pronunciamiento por parte de
las instancias de mérito, de modo que no puede constituir punto susceptible de casación;
sin embargo, de modo excepcional, en cautela de los derechos de menor que se alegan
afectados, este Supremo Tribunal ingresará a analizar la supuesta infracción de los refe-
ridos dispositivos.
Vigésimo octavo.- Que, en ese sentido, debe dejarse perfectamente establecido que
pretensiones o controversias sobre bienes de menores sí pueden ser sometidas a arbitra-
je; siendo que lo que la norma establece es que dicho sometimiento a arbitraje debe ser
consecuencia de una autorización judicial, tal como lo establece el mencionado inciso 3,
del artículo 448 del Código Civil: “Los padres necesitan también autorización judicial
para practicar, en nombre del menor, los siguientes actos: 3. Transigir, estipular cláusu-
las compromisorias o sometimiento a arbitraje”.
Vigésimo noveno.- Que en tal virtud, debe analizarse ahora si existe resolución
judicial que autorice el sometimiento a arbitraje de la pretensión de nulidad de acuerdos
societarios interpuesto por el menor Aurelio José Moreyra Camino, representado por su
madre Sandra Camino Dentone; sin embargo, llegado a este punto, los hechos acredi-
tados en el proceso presentan un escenario fáctico distinto al supuesto contemplado en
el artículo 448 del Código Civil, cual es que no se está  decidiendo recién  someter a
arbitraje la controversia sobre la validez de los acuerdos societarios como para que se
requiera la autorización judicial previa, sino que se busca hacer efectivo el convenio
arbitral establecido por el causante y demás socios en el Estatuto de la sociedad cuando
constituyeron la empresa Playa Paz Soldán S.A años atrás; siendo que este compromiso,
al formar parte de la masa hereditaria del causante se transmiten al sucesor, tenga o no
tenga la calidad de menor de edad, tan igual como se le transmiten también los bienes y
derechos de su difunto progenitor, de acuerdo al artículo 660 del Código Civil, sobre el
cual ya se ha expuesto en el Considerando Décimo Quinto de esta sentencia casatoria.
Trigésimo.- Que, en tal virtud, no se requiere en el presente caso ninguna auto-
rización judicial previa para que el convenio arbitral al que se sometió el causante del
menor, le sea aplicado a este, dada su nueva condición de socio con arreglo al multi-
citado artículo 48 de la Ley General de Sociedades; no siendo en ningún modo óbice
para esta conclusión el principio de Interés Superior del niño y del adolescente previs-
to en el artículo IX del Título Preliminar del Código de los Niños y Adolescente, que
invoca la recurrente, dado que lo resuelto en la resolución de vista comporta una debida

260
JURISPRUDENCIA

aplicación y correcta interpretación de las leyes especiales sin ninguna afectación del
derecho de un menor, tal como la Fiscal Supremo en lo Civil ha opinado en su dictamen.
Trigésimo primero.- Que, dados los fundamentos expuestos, ninguna de las
infracciones invocadas por la recurrente se configuran; por consiguiente, no hay lugar
a casar la sentencia de vista; sino más bien a desestimar el recurso conforme al artículo
397 del Código Procesal Civil.
DECISIÓN: Estando a las consideraciones que preceden y de conformidad con lo
dictaminado por la Señora Fiscal Supremo en lo Civil: declararon a) INFUNDADO el
recurso de casación interpuesto de folios quinientos cuarenta y cinco, por Sandra María
Camino Dentone; en consecuencia  NO CASARON la resolución de vista que corre
de folios quinientos cuarenta y cinco, su fecha dieciséis de setiembre de dos mil once. 
b) DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el diario oficial El
Peruano, bajo responsabilidad; en los seguidos por Sandra María Camino Dentone, con
Bruno Eduardo Olcese Chepote y otros, sobre nulidad de acuerdo societario; interviene
como ponente el Juez Supremo Calderón Castillo.

SS. TÁVARA CÓRDOVA, RODRÍGUEZ MENDOZA, HUAMANÍ LLAMAS, CASTA-


ÑEDA SERRANO, CALDERÓN CASTILLO

261
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

06 Sobreviene la sustracción de la materia si se advierte que socio


no dejó su oposición a los acuerdos adoptados

La Sala Superior ha tenido en cuenta la concurrencia de los presupues-


tos constitutivos para determinar que existe sustracción de la materia,
al concluir que si bien en el proceso de impugnación de acuerdo antes
aludido se pretendía la nulidad del acta de Junta General de Accionistas
de fecha cinco de mayo de dos mil diez, también lo es que en el mismo
proceso se determinó que la pretensión aludida debía ser desestimada
en razón a que el recurrente asistió a la citada Asamblea en la que
se ratificó el Acta del diez de setiembre de dos mil nueve, no dejando
constancia de su oposición respecto a los acuerdos adoptados.

CAS. Nº 4518-2013-CAJAMARCA
Lima, cuatro de marzo de dos mil catorce.
AUTOS Y VISTOS; con el acompañado y,
CONSIDERANDO:
Primero.- Que, viene a conocimiento de esta Sala Suprema el recurso de casación
obrante a fojas cuatrocientos diecinueve interpuesto por Wilson Edilberto Mego Rodrí-
guez contra el auto de vista emitido por la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Cajamarca el nueve de setiembre de dos mil trece que declara la sustracción de la mate-
ria respecto a la nulidad de acuerdo demandada por haberse emitido pronunciamien-
to sobre el mismo acto en el expediente número 924-2010 según sentencia de vista de
fecha veintiséis de marzo de dos mil doce careciendo de objeto emitir pronunciamien-
to sobre la apelación de la sentencia formulada, correspondiendo calificar los requisitos
de admisibilidad y procedencia de dicho medio impugnatorio conforme a lo previsto por
la Ley número 29364 que modificó entre otros los artículos 386, 387 y 388 del Código
Procesal Civil.
Segundo.- Que, verificados los requisitos de admisibilidad de dicho medio impug-
natorio se advierte lo siguiente: a) Se recurre contra una resolución que pone fin al pro-
ceso;  b)  Se interpone ante la Sala Especializada en lo Civil de la Corte Superior de
Justicia de Cajamarca como órgano que emitió el auto de vista adjuntando las copias
certificadas de las resoluciones de primera y segunda instancia; c) Se presenta dentro del
término de diez días establecidos por ley; y, d) Se adjunta el arancel judicial por recurso
de casación.
Tercero.-  Que, el impugnante cumple lo previsto en el artículo 388 inciso 1 del
Código Procesal Civil por cuanto no dejó consentir la sentencia de primera instancia
que le fue desfavorable.
Cuarto.- Que, como causal de su recurso el recurrente invoca lo siguiente: Infrac-
ción normativa del artículo 220 del Código Civil, artículo 321 inciso 1 del Código

262
JURISPRUDENCIA

Procesal Civil y artículo 4 del Código Procesal Constitucional, sostiene que la sen-


tencia de vista vulnera su derecho toda vez que según se verifica en el proceso 924-
2010 no existe pronunciamiento sobre el fondo esto es no se han analizado las causales
de nulidad del acuerdo contenido en el Acta General de Junta de Accionistas de fecha
diez de septiembre de dos mil nueve ni mucho menos sobre la procedencia o improce-
dencia de la verdadera realización del informe financiero y no tributario como preten-
de la demandada por lo que mal hace la Sala Superior en expresar que carece de objeto
emitir pronunciamiento sobre un hecho que no ha sido resuelto en forma definitiva vul-
nerándose el debido proceso y aplicando indebidamente el artículo 321 del Código Pro-
cesal Civil pues no se dan los presupuestos para aplicarse la sustracción de la materia
apreciándose además que la sentencia no está debidamente motivada pues debió aplicar
lo previsto por el artículo 321 inciso 1 del Código Procesal Civil porque se subsanó en
el proceso de impugnación de acuerdo todas las causales de nulidad invocadas.
Quinto.- Que, al respecto es del caso señalar que el recurso extraordinario de casa-
ción es eminentemente formal y excepcional por ende tiene que estar estructurado con
precisa y estricta sujeción a los requisitos que exige la norma procesal civil para su
admisibilidad y procedencia debiendo puntualizarse en cuál de las causales se susten-
ta esto es en la infracción normativa o en el apartamiento inmotivado del preceden-
te judicial debiendo asimismo contener una fundamentación clara y pertinente respec-
to de cada una de las infracciones que se denuncian demostrándose la incidencia directa
que estas tienen sobre la decisión impugnada siendo responsabilidad de los justiciables
–recurrentes– el saber adecuar los agravios que invocan a las causales que para dicha
finalidad taxativamente se encuentran determinadas en la norma procesal toda vez que
el Tribunal de Casación no está facultado para interpretar el recurso ni integrar o reme-
diar las carencias del mismo o dar por supuesta y explícita la falta de causal no pudien-
do subsanar de oficio los defectos incurridos por los recurrentes en la formulación del
recurso.
Sexto.- Que, en cuanto a las infracciones normativas descritas en el cuarto conside-
rando de la presente resolución cabe señalar que las mismas no pueden prosperar habi-
da cuenta que incumplen los requisitos para su propósito es decir el recurrente no señala
con claridad y precisión cómo se habrían producido las mismas y cómo su debida apli-
cación o interpretación cambiaria lo decidido por las instancias de mérito limitándose a
cuestionar los criterios adoptados pues alega que no se dan los presupuestos para pro-
nunciarse sobre la sustracción de la materia al no existir dentro del proceso de impugna-
ción de acuerdo signado con el número 924-2010 pronunciamiento sobre el fondo res-
pecto a la nulidad de dicho acuerdo de fecha diez de septiembre de dos mil nueve ni
respecto a la procedencia o improcedencia del informe financiero afirmación que carece
de base real por cuanto la Sala Superior ha tenido en cuenta la concurrencia de los pre-
supuestos constitutivos para determinar que existe sustracción de la materia al concluir
que si bien en el proceso de impugnación de acuerdo antes aludido se pretendía la nuli-
dad del acta de Junta General de Accionistas de fecha cinco de mayo de dos mil diez
también lo es que en el mismo proceso se determinó que la pretensión aludida debía ser
desestimada en razón a que el recurrente asistió a la citada Asamblea en la que se ratifi-
có el Acta de diez de setiembre de dos mil nueve no dejando constancia de su oposición
respecto a los acuerdos adoptados por lo que la aprobación del informe de auditoría de

263
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

los estados financieros correspondiente al periodo dos mil ocho tienen plena validez no
siendo necesaria su ratificación; siendo esto así y estando a lo señalado es de apreciarse
y colegirse que el fallo adoptado ha sido emitido con arreglo a ley respetando los linea-
mientos del debido proceso siendo evidente que lo que en realidad el impugnante busca
a través de su denuncia es que se revaloren los medios probatorios a efectos de ampa-
rar su pretensión lo cual no resulta viable por contravenir los fines extraordinarios de la
casación deviniendo por tanto en improcedente el recurso de casación.
Razones por las cuales y en aplicación de lo dispuesto por el artículo 392 del Códi-
go Procesal Civil declararon: IMPROCEDENTE el recurso de casación obrante a fojas
cuatrocientos diecinueve interpuesto por Wilson Edilberto Mego Rodríguez contra el
auto de vista emitido por la Sala Especializada Civil de la Corte Superior de Justicia de
Cajamarca el nueve de setiembre de dos mil trece; DISPUSIERON la publicación de la
presente resolución en el diario oficial El Peruano bajo responsabilidad; en los seguidos
por Wilson Edilberto Mego Rodríguez y otros con Empresa de Transportes y Servicios
Señor de los Milagros Sociedad Anónima sobre Nulidad de Acuerdo  Societario; y los
devolvieron. Ponente Señora Valcárcel Saldaña, Jueza Suprema.

SS. TICONA POSTIGO, VALCÁRCEL SALDAÑA, DEL CARPIO RODRÍGUEZ,


MIRANDA MOLINA, CUNYA CELI 

264
JURISPRUDENCIA

07 Es impugnable el acuerdo societario que deja sin efecto


un contrato de manera unilateral

La Sala Superior ha establecido con precisión y claridad que por Junta


General de Accionistas de fecha seis de noviembre de dos mil diez se
aprobó la transferencia del inmueble sublitis, y es con el testimonio de
escritura pública del dieciséis de diciembre de dos mil nueve por medio
del cual la recurrente transfirió al demandante el terreno aludido, que fue
cancelado al contado; es así que se acreditó la transferencia del domino
del predio así como el pago, por lo que no se puede dejar sin efecto las
obligaciones contenidas en el contrato; por ello que los acuerdos adop-
tados en la Junta General de Accionistas impugnada, no se encuentran
arreglados a la norma civil, es decir, no se puede modificar un contrato
de forma unilateral, dejando sin efecto sus términos, como tampoco se
puede disponer de un bien ajeno.

CAS. Nº 3389-2012-LIMA
Lima, ocho de mayo de dos mil trece.
VISTOS; y, CONSIDERANDO:
Primero.- Que, es materia de pronunciamiento de la presente resolución el recur-
so de casación interpuesto por la demandada empresa  EL POLLITO Sociedad Anó-
nima, representada por  Marcelino Quispe Montoya (fojas 302),  contra  la sentencia
de segunda instancia contenida en la resolución número cuatro (fojas 273), del tres de
julio de dos mil doce, –corregida mediante resolución número seis (fojas 286), de fecha
dieciocho de julio de dos mil doce–, que confirmó la sentencia apelada contenida en la
resolución número catorce (fojas 203), del treinta y uno de enero de dos mil doce que
declaró: a) fundada la demanda de impugnación de acuerdo societario presentada
por Donato Cruz Sime, en el extremo referido a la restitución de las ciento seten-
ta y un acciones, en consecuencia: declaró la ineficacia de los acuerdos adoptados
en la Junta General de Accionistas realizada el seis de noviembre de dos mil diez,
y restitúyase las ciento setenta y un acciones de propiedad del accionista y deman-
dante por el traspaso de la propiedad ubicada en la manzana treinta y cinco, lote
número 1E, etapa tercera sector Vallecito Bajo, Pueblo Joven José Carlos Mariá-
tegui, distrito de Villa María del Triunfo, provincia y departamento de Lima, por
la suma de veintisiete mil ciento ochenta y tres nuevos soles con seis céntimos
(S/. 27,183.60);  b)  improcedente la demanda incoada en el extremo referido a la
entrega de los dividendos adeudados por la cantidad de cuatrocientos diecinueve
acciones, dejándose a salvo su derecho para que lo haga valer en la vía de acción
idónea pertinente; y, c) expresó condena del pago de costas y costos; preciso que se
declaran nulos los acuerdos objeto de la presente demanda. Por lo que corresponde exa-
minar si el recurso cumple con los requisitos dispuestos por los artículos 387 y 388 del
Código Procesal Civil, modificado por la Ley número 29364.

265
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Segundo.- Que, antes de revisar el cumplimiento de los requisitos necesarios para


la casación se debe tener presente que este es  extraordinario, eminentemente  for-
mal, técnico y excepcional, por lo que tiene que estar estructurado con estricta sujeción
a los requisitos que exige la norma procesal civil para su admisibilidad y procedibili-
dad, es decir, se debe puntualizar en cuál de las causales se sustenta, si es en la i) infrac-
ción normativa, o en el ii) apartamiento inmotivado del precedente judicial. Presen-
tar una fundamentación precisa, clara y pertinente respecto de cada una de las referidas
causales, demostrar la incidencia directa de la infracción sobre la decisión impugnada. Y
esta exigencia es para lograr los fines del recurso, estos son: nomofiláctica, uniformiza-
dora y dikelógica. Siendo así, es obligación –procesal– de la justiciable recurrente saber
adecuar los agravios que denuncia a las causales que para la referida finalidad taxativa-
mente se encuentran determinadas en la norma procesal civil, pues el Tribunal de Casa-
ción no está facultado para interpretar el recurso de casación, ni de integrar o remediar
las carencias del mismo o dar por supuesta y explícita la falta de causal, tampoco subsa-
nar de oficio los defectos incurridos por la casante en la formulación del referido recur-
so. Cabe precisar que esto último es diferente de la norma que dispone la procedencia
excepcional(1)  del recurso de casación, ya que esta es una facultad de la Sala Civil de
la Corte Suprema que aplica cuando considera que al resolver el recurso este cumplirá
con los fines de la casación, para cuyo efecto debe motivar las razones de la procedencia
excepcional. Pero el presente caso no amerita ello.
Tercero.- Que, el recurso de casación cumple con los requerimientos para su admi-
sibilidad, conforme exige el artículo 387 del Código Procesal Civil, modificado por
la Ley Nº 29364, toda vez que se ha interpuesto:  i) contra la sentencia expedida por
la Segunda Sala Civil con Subespecialidad Comercial de la Corte Superior de Justicia
de Lima (fojas 273) que, como órgano jurisdiccional de segunda instancia, pone fin al
proceso;  ii)  ante el referido órgano jurisdiccional que emitió la resolución impugna-
da; iii) dentro del plazo de diez días contados desde el día siguiente de notificada la sen-
tencia de revisión aludida que se impugna (fojas 291, ver constancia del cargo de noti-
ficación); y, iv) mediante sus escritos de casación y subsanación que presentó el treinta
y uno de julio del dos mil doce y siete de enero de dos mil trece, respectivamente, cum-
plió con adjuntar el recibo del arancel judicial (fojas 298 y 33 del expediente principal y
cuaderno de casación, respectivamente).
Cuarto.-  Que, al evaluar los requisitos de procedencia dispuestos en los cua-
tro incisos del artículo 388 del Código Procesal Civil, modificado por la Ley número
29364, se verifica que el recurso de casación cumple únicamente con uno de los cuatro
requisitos, este es, el establecido en el inciso uno del artículo mencionado, pues la recu-
rrente no consintió la sentencia de primera instancia (fojas 203) ya que al serle adversa,
la impugnó mediante su recurso de apelación (fojas 213).

(1) Artículo 392-A.- Procedencia excepcional (Código Procesal Civil).  Aun si la resolución impugnada
(entiéndase el recurso) no cumpliera con algún requisito previsto en el artículo 388, la Corte puede con-
cederlo excepcionalmente si considera que al resolverlo cumplirá con alguno de los fines previstos en
el artículo 384. Atendiendo al carácter extraordinario de la concesión del recurso, la Corte motivará las
razones de la procedencia. Artículo incorporado por el artículo 2 de la Ley Nº 29364, publicada el 28 de
mayo de 2009.

266
JURISPRUDENCIA

Quinto.- Que, sin embargo, incumple con las otras tres obligaciones –procesales–
exigidas por los incisos 2, 3 y 4 del referido artículo 388; pues primero, no describe con
claridad, ni precisa en cuál de las causales sustenta su recurso, si es i) en la infracción
normativa o ii) en el apartamiento inmotivado del precedente judicial (conforme a los
términos del artículo 400 del Código procesal Civil), previstas en el artículo 386 del
Código Procesal Civil, modificado por la Ley aludida; segundo, no cumple con demos-
trar la incidencia directa de la infracción normativa sobre la resolución impugnada, con-
forme lo requiere de forma patente el inciso tres del artículo 388 del mencionado Códi-
go; y, tercero, tampoco indica si el pedido casatorio es anulatorio o revocatorio.
Sexto.- Que, a pesar de las deficiencias del recurso de casación, por el principio de
motivación de las resoluciones judiciales, debemos precisar que los Jueces Superiores
han subsumido y administrado con cuidado la ejecución de la norma al ponerla en con-
tacto con el caso en concreto –pues se trata de un proceso de impugnación de acuer-
do societario–, toda vez que han comprobado las circunstancias fácticas para la aplica-
ción de las normas correspondientes a la controversia y que determinaron la decisión; es
así que se verifica que eligieron la norma pertinente y no se han equivocado en su signi-
ficado, ya que las instancias de mérito han dado el sentido o alcance que le corresponde
a la norma que determinó la decisión, y así, de forma concreta, han resuelto el conflic-
to planteado ante el órgano jurisdiccional, al establecer con precisión y claridad que por
Junta General de Accionistas de fecha seis de noviembre de dos mil diez (fojas
21), se aprobó la transferencia del inmueble sub litis, y es con el testimonio de escritu-
ra pública del dieciséis de diciembre de dos mil nueve (fojas 18), por medio del cual la
recurrente empresa EL POLLITO Sociedad Anónima transfirió al demandante el terreno
aludido, que fue cancelado al contado; es así que se acreditó la transferencia del domi-
no del predio así como el pago, por lo que no se puede dejar sin efecto las obligaciones
contenidas en el contrato; por ello que los acuerdos adoptados en la Junta General de
Accionistas impugnada, no se encuentra arreglada a la norma civil, es decir, no se puede
modificar un contrato de forma unilateral, dejando sin efecto sus términos, como tampo-
co se puede disponer de un bien ajeno.
Sétimo.- Que, en tal contexto fáctico y jurídico, y de conformidad con lo dispuesto
en el artículo 392 del Código Procesal Civil, reformado por la mencionada Ley, corres-
ponde desestimar el recurso de casación en todos sus extremos. Por estos fundamentos,
declararon: IMPROCEDENTE  el recurso de casación interpuesto por la empresa EL
POLLITO Sociedad Anónima, representada por  Marcelino Quispe Montoya (fojas
302), contra la sentencia de segunda instancia contenida en la resolución número cua-
tro (fojas 273), del tres de julio de dos mil doce, corregida mediante resolución núme-
ro seis (fojas 286), del dieciocho de julio de dos mil doce;  DISPUSIERON  la publi-
cación de la presente resolución en el diario oficial El Peruano, bajo responsabilidad;
en los seguidos por Donato Cruz Sime contra la empresa Pollito Sociedad Anónima,
sobre impugnación de acuerdo societario; y, los devolvieron. Interviene como ponente
la Jueza Suprema señora Huamaní Llamas.

SS. ALMENARA BRYSON, HUAMANÍ LLAMAS, ESTRELLA CAMA, CALDERÓN


CASTILLO, CALDERÓN PUERTAS

267
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

08 Derecho de las minorías garantizado por la Ley General de Socie-


dades no se puede desnaturalizar a través de modificaciones a los
Estatutos

El ad quem ha interpretado la norma del artículo 164 de la Ley General


de Sociedades, en el sentido de que las sociedades deben cautelar la
representación de las minorías societarias; en tal sentido, al constatar
que la modificación del artículo 33 del Estatuto de la empresa deman-
dada implica la contravención de lo dispuesto en el artículo 164 de
la Ley General de Sociedades, así como el Decreto Supremo número
010-2007-VIVIENDA, en razón de que al disponer la participación
de todos los accionistas en la segunda etapa para la elección del di-
rector que represente a la minoría, la mayoría votará a fin de elegir
al candidato o candidatos propuestos por la minoría, lo cual importa
que en definitiva quien elija el candidato de la minoría será siempre
la mayoría. Ante ello, la interpretación hecha por el ad quem no se
aprecia infracción normativa alguna.

CAS. Nº 5152-2010-LA LIBERTAD


Lima, cinco de abril del año dos mil once.
VISTOS; y,
CONSIDERANDO:
Primero.- Que, el recurso de casación de fojas cuatrocientos veintiséis del expe-
diente principal, interpuesto por la Municipalidad Provincial de Trujillo representa-
da por Luis Alberto Valdez Farías, cumple con los requisitos de admisibilidad, de con-
formidad con lo exigido por el artículo trescientos ochenta y siete del Código Procesal
Civil, modificado por la Ley número veintinueve mil trescientos sesenta y cuatro.
Segundo.- Al no haber consentido la sentencia de primera instancia que le ha sido
adversa satisface la exigencia del artículo trescientos ochenta y ocho, inciso primero del
Código Procesal Civil.
Tercero.-  Que, como sustento de su recurso la entidad recurrente denun-
cia:  a)  Aplicación indebida del artículo ciento treinta y nueve de la Ley Gene-
ral  de  Sociedades: se ha declarado la nulidad del acuerdo  societario, específicamente
el referido a la modificación del artículo treinta y tres del Estatuto de Sedalib Sociedad
Anónima, pese a que no se ha producido ninguno de los supuestos de nulidad que este
dispositivo establece. b) Errónea interpretación del artículo ciento sesenta y cuatro de la
Ley General de Sociedades: existe un grave error de interpretación de la Sala Superior;
la correcta interpretación es la siguiente:  “un accionista puede votar por varios direc-
tores, independientemente que correspondan a la mayoría o a la minoría, no se trata de
realizar dos procedimientos electorales, uno para elegir al representante de la mayoría

268
JURISPRUDENCIA

y otro para la minoría; tampoco se trata de elegir en dos grupos a los accionistas, uno
de los accionistas mayoritarios y otro de los minoritarios”. El artículo treinta y tres de
los estatutos precisamente lo que hace es establecer que el directorio se constituya con
representación de la minoría, lo cual está en absoluta armonía con el artículo ciento
sesenta y cuatro de la Ley General de Sociedades.
Cuarto.-  La denuncia contenida en el apartado  a)  se sustenta en un hecho falso,
por cuanto el ad quem ha establecido en la sentencia impugnada que la modificación del
artículo treinta y tres del estatuto contraviene lo dispuesto en el artículo ciento sesen-
ta y cuatro de la Ley General de Sociedades; por tanto, al ser esta una norma legal debe
entenderse que el artículo treinta y tres referido es contrario a la Ley, por lo cual tal vul-
neración si importa la verificación del supuesto establecido en el artículo ciento treinta
y nueve, ab initio, de la Ley General de Sociedades (“Pueden ser impugnados los acuer-
dos que de la junta general cuyo contenido sea contrario a esta ley (...)”; por consiguien-
te, no existe la infracción denunciada, motivo por el cual no se da cumplimiento, en
rigor, a la exigencia del artículo ciento treinta y ocho, inciso segundo del Código Proce-
sal Civil.
Quinto.- En cuanto a la denuncia contenida en el apartado b) el ad quem ha inter-
pretado la norma del artículo ciento sesenta y cuatro de la Ley General de Sociedades
en el sentido que las sociedades deben cautelar la representación de las minorías socie-
tarias; en tal sentido, al constatar que la modificación del artículo treinta y tres del Esta-
tuto de la empresa demandada implica la contravención de lo dispuesto en el artículo
ciento sesenta y cuatro de la Ley General de Sociedades, así como el Decreto Supremo
número 010-2007-VIVIENDA, en razón de que al disponer la participación de todos los
accionistas en la segunda etapa para la elección del director que represente a la mino-
ría, la mayoría votará a fin de elegir al candidato o candidatos propuestos por la mino-
ría, lo cual importa que en definitiva quien elija el candidato de la minoría será siempre
la mayoría. Por consiguiente, en la interpretación hecha por el  ad quem  no se aprecia
infracción normativa alguna, por lo cual, al igual que en la denuncia anterior, no se da
cumplimiento, en rigor, a la exigencia del artículo trescientos ochenta y ocho, inciso
segundo del Código Procesal Civil.
Por las consideraciones expuestas, de conformidad con lo previsto por el artículo
trescientos noventa y dos del Código Procesal Civil, declararon:
IMPROCEDENTE el recurso de casación interpuesto por la Municipalidad Pro-
vincial de Trujillo representada por Luis Alberto Valdez Farías contra la sentencia de
vista de fecha dieciséis de septiembre del año dos mil diez obrante a fojas trescientos
noventa y seis;  DISPUSIERON  la publicación de la presente resolución en el diario
oficial El Peruano; en los seguidos por la Municipalidad Provincial de Chepén y otro
contra Sedalib Sociedad Anónima, sobre Impugnación de Acuerdo  Societario; y los
devolvieron. Ponente Señor Miranda Molina, Juez Supremo.

SS. TICONA POSTIGO, PALOMINO GARCÍA, VALCÁRCEL SALDAÑA, MIRANDA


MOLINA

269
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

EL VOTO EN MINORÍA DE LA SEÑORA JUEZA SUPREMA ARANDA


RODRÍGUEZ ES COMO SIGUE:
CONSIDERANDO:
Primero.- Es materia de conocimiento de esta Sala Suprema el recurso de casación
interpuesto por la Municipalidad Provincial de Trujillo a través de su representante Luis
Alberto Valdez para cuyo efecto este Colegiado Supremo debe proceder a calificar los
requisitos de admisibilidad y procedencia de dicho medio impugnatorio, conforme a la
modificación establecida por la referida Ley número 29364.
Segundo.-  En cuanto a la observancia por parte de la entidad impugnante de los
requisitos de admisibilidad del recurso de casación previstos en el artículo 387 del Códi-
go Procesal Civil, se aprecia lo siguiente: 1) Se interpone contra una sentencia emitida
por una Sala Superior que ha puesto fin al proceso; 2) La entidad recurrente ha optado
por presentar el citado recurso ante la Sala Superior; 3) Se interpone dentro del plazo de
diez días de notificada la sentencia impugnada; y, 4) La entidad recurrente está exonera-
da de adjuntar la tasa judicial correspondiente al medio impugnatorio interpuesto por ser
un órgano de gobierno local.
Tercero.- Respecto a los requisitos de procedencia del recurso de casación previs-
tos en el artículo 388 del Código Procesal Civil, se verifica lo siguiente: a) La entidad
recurrente no consintió la resolución de primer grado que le fue desfavorable; y, b) Se
invoca como causal la infracción normativa material que a criterio de la entidad recu-
rrente incide en la decisión impugnada.
Cuarto.- La entidad impugnante al fundamentar el recurso de casación interpues-
to lo hace consistir en los puntos siguientes: a) Al emitirse la recurrida se ha infringido
lo previsto en el artículo 139 de la Ley General de Sociedades, por cuanto –refiere– se
ha declarado la nulidad del acuerdo  societario, específicamente el referido a la modi-
ficación del artículo 33 del Estatuto del Servicio de Agua. Potable y Alcantarillado de
La Libertad Sociedad Anónima - SEDALIB S.A., pese a que no se ha producido ningu-
no de los supuestos de nulidad que el citado dispositivo establece. Alega, que este últi-
mo numeral regula la elección de los dos miembro del Directorio de SEDALIB S.A.,
que representan a las Municipalidades socias, afirmando que los únicos supuestos para
la impugnación del acuerdo adoptado por la Junta General de Accionistas están previs-
tos en el artículo 139 de la Ley General de Sociedades, lo cual no se produce en el caso
de autos; y, b) Al emitirse la recurrida se ha incurrido en una errónea interpretación del
artículo 164 de la Ley General de Sociedades, pues existe un grave error de interpreta-
ción de la Sala Civil Superior; en razón que dicho numeral al disponer que las socieda-
des están obligadas a constituir su directorio con representación de la minoría, establece
que cada acción da derecho a tantos votos como directores deban elegirse y cada votante
puede acumular sus votos a favor de una sola persona o distribuirlos entre varias, siendo
claro que de esta forma un accionista puede votar por varios directores, independiente-
mente que correspondan a la mayoría o a la minoría, no se trata de realizar dos procedi-
mientos electorales, uno para elegir al representante de la mayoría y otro para la mino-
ría; tampoco se trata de elegir en dos grupos a los accionistas, uno de los accionistas
mayoritarios y otro de los minoritarios. Añade, que el artículo 33 de los Estatutos pre-
cisamente lo que hace es establecer que el directorio se constituya con representación

270
JURISPRUDENCIA

de la minoría, lo cual está en absoluta armonía con el artículo 164 de la Ley General de
Sociedades.
Quinto.-  Conforme a lo previsto en el artículo 388 del Código Procesal Civil,
quien recurre en casación debe describir con claridad y precisión la infracción norma-
tiva o el apartamiento inmotivado del precedente judicial, asimismo debe demostrar la
incidencia directa de la infracción sobre la decisión impugnada.
Sexto.-  Examinado lo argumentado por la entidad recurrente en el fundamen-
to cuarto de la presente resolución relativa a la infracción normativa material, se apre-
cia que ha cumplido con precisar cuál es la incidencia directa de la infracción normati-
va material denunciada en casación, asimismo ha indicado cuál es su pedido casatorio,
razón por la cual se debe declarar la procedencia del medio impugnatorio interpuesto.
Por tales razones y en aplicación de lo dispuesto en el artículo 391 del Código
Procesal Civil,  MI VOTO es porque se declare PROCEDENTE  el recurso de casa-
ción por la causal de infracción normativa material; interpuesto a folios cuatrocien-
tos veintiséis, por la Municipalidad Provincial de Trujillo a través de su representante
Luis Alberto Valdez Farías, contra la sentencia de vista de fecha dieciséis de setiem-
bre del año dos mil diez, obrante a folios trescientos noventa y seis; en consecuen-
cia, DESÍGNESE oportunamente fecha para la vista de la causa; en los seguidos por la
Municipalidad Distrital de Chepén y otro contra el Servicio de Agua Potable y Alcanta-
rillado de La Libertad Sociedad Anónima - SEDALIB S.A. y otros, sobre Impugnación
de Acuerdo Societario; notificándose.

 S. ARANDA RODRÍGUEZ

271
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

09 Nulidad del acuerdo que no cumple con otorgar poderes conjuntos


como lo exigen los Estatutos

Al constituirse la sociedad, los socios han visto por conveniente que


para determinados actos no haya una representación indistinta, sino
que dos personas sean las que representen conjuntamente a la socie-
dad, estructura que evidencia que se requería una intervención más
reflexiva al proceder en beneficio de la empresa, lo cual se lograría
con la representación conjunta, y no individual. Por lo que el referido
acuerdo adoptado en la sesión de directorio aludida, es contrario a la
Ley General de Sociedades, y en aplicación correcta del artículo 38
de la Ley General de Sociedades, se determinó la nulidad del segundo
acuerdo realizado en la sesión de directorio, por el cual se le otorgó
facultades de representación a Lorenzo Sousa Debarbieri.

CAS. Nº 918-2010-LIMA
Lima, quince de junio del año dos mil once.
LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
DE LA REPÚBLICA
Visto el proceso número novecientos dieciocho - dos mil diez, en Audiencia Públi-
ca llevada a cabo el día de la fecha y emitida la votación del Supremo Colegiado confor-
me a la norma orgánica, se expide la siguiente sentencia.
MATERIA DEL RECURSO
Se trata de los recursos de casación interpuestos por Peruvian Trains & Railways
Sociedad Anónima y Contour Holdings Inc. a través de los escritos de fojas dos mil
ciento cincuenta y seis y dos mil ciento setenta y uno del expediente principal, contra la
sentencia de segunda instancia –resolución número nueve– de fojas dos mil cuarenta y
dos, del quince de diciembre de dos mil nueve, que pronunció la Primera Sala Civil con
Subespecialidad Comercial de la Corte Superior de Justicia de Lima.
FUNDAMENTOS DEL RECURSO
Que, los recursos de casación se declararon procedentes por resolución del vein-
te de enero de dos mil once, por la primera causal del artículo trescientos ochenta y seis
del Código Procesal Civil, pues los recurrentes invocan la causal de: a) Infracción nor-
mativa de los artículos cincuenta y cuatro y ciento quince, inciso segundo y quinto,
de la Ley General de Sociedades, respecto del tercer y cuarto punto de la resolución
impugnada, que declaró fundada la pretensión de nulidad de acuerdo  societario  adop-
tado en la sesión de Directorio de Peruvian Trains & Railways de fecha veinticuatro
de diciembre del año dos mil cuatro por modificar el estatuto y fundada la pretensión
de nulidad de la inscripción registral del mencionado acuerdo, pues cuestiona los con-
siderandos décimo octavo, décimo noveno y vigésimo de la resolución impugnada, al

272
JURISPRUDENCIA

señalar que el error de la Sala Superior consiste en considerar que el otorgamiento de


facultades a favor de Rafael Bernardo López Aliaga Cazorla forma parte del Estatuto,
lo que no es cierto, pues la designación de un nuevo Directorio o de un nuevo Geren-
te General no significa la modificación del Estatuto, criterio que debe ser aplicado a la
revocación de las facultades de Rafael Bernardo López Aliaga Cazorla acordada en la
sesión de Directorio de fecha veinticuatro de diciembre del año dos mil cuatro, por tanto
no resulta de aplicación al caso el inciso segundo del artículo ciento quince de la Ley
General de Sociedades citado en la sentencia por tratarse de  un tema que resulta de
competencia del Directorio Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima toda vez
que según lo dispuesto por la Ley General de Sociedades y el Estatuto, el Directorio
goza de plenas facultades de gestión y administración y únicamente se encuentra limi-
tado por aquellos temas reservados a la Junta General de Accionistas; en consecuen-
cia, el acuerdo de revocación de las facultades de López Aliaga adoptado en la sesión
de Directorio de fecha veinticuatro de diciembre del año dos mil cuatro es plenamente
válido y eficaz y no adolece de vicio de nulidad alguno, entonces la infracción normati-
va del artículo cincuenta y cuatro de la Ley General de Sociedades se produce cuando la
Sala Superior establece que el nombramiento de los primeros administradores conteni-
do en la Cuarta Disposición Final de la Escritura Pública de Constitución –que además
contiene el Estatuto– forma parte del Estatuto y en tal sentido la revocación de faculta-
des a uno de dichos primeros administradores significa una modificación del Estatuto
que debe ser aprobada por la Junta General de Accionistas, cuando la norma infraccio-
nada señala que la designación de los primeros administradores no forma parte del esta-
tuto. b) y b1) Infracción normativa del inciso quinto del artículo ciento quince de
la Ley General de Sociedades, en cuanto al quinto punto de la sentencia de vista, que
declaró fundada la nulidad de acuerdo  societario  adoptado en la sesión de Directorio
de fecha tres de enero del año dos mil cinco ya que objeta los considerandos vigésimo
segundo, vigésimo tercero y vigésimo cuarto de la recurrida, al aducir que la impugnada
incurre en error al considerar que una cesión parcial de derechos políticos, económicos
sobre acciones supone en realidad una enajenación de las mismas, sin señalar el funda-
mento o sustento de tal afirmación por la cual se pretende equiparar la cesión de dere-
chos con la enajenación, para aplicar el inciso quinto del artículo once de la Ley General
de Sociedades y en tal sentido establecer que la celebración de dicho convenio requeri-
ría de un acuerdo de la Junta General de Accionistas, lo que no se ajusta a ley, pues el
cesionario solo está facultado para ejercitar los derechos cedidos por el tiempo previs-
to en el acuerdo de cesión, pero en modo alguno se convierte en propietario como erra-
damente se sostiene en la sentencia recurrida. c) y c1) Infracción normativa del inci-
so quinto del artículo ciento quince de la Ley General de Sociedades, en relación al
sexto y sétimo punto del fallo, que declaró fundada la pretensión de nulidad del Con-
trato de Cesión de Derechos Políticos y Económicos celebrado entre Peruvian Trains &
Railways Sociedad Anónima y Contour Holdings Inc. y fundada la no inscripción en el
Libro de Matrícula de Acciones de Perú Rail Sociedad Anónima del mencionado con-
trato, al refutar los considerandos vigésimo quinto, vigésimo sexto y vigésimo sétimo
de la sentencia de mérito, pues es error considerar que la cesión de derechos de accio-
nistas otorgada a favor de Contour Holdings Inc. supone una enajenación de activos de
Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima, por el contrario se trata de una cesión
temporal del ejercicio de ciertos derechos que corresponden al titular de la acción por

273
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

lo que al vencimiento del plazo de dicho contrato tal ejercicio retornará a Peruvian Tra-
ins & Railways Sociedad Anónima por lo que no cabe afirmar que se trate de una ena-
jenación de activos ni extender los alcances del inciso quinto del artículo ciento quince
de la Ley General de Sociedades a un supuesto de hecho que no constituye una enajena-
ción, más bien el Directorio de la Sociedad se encontraba facultado de acuerdo a la Ley
General de Sociedades, para acordar la celebración de ese tipo de actos lo cual ocurrió
en la sesión de fecha tres de enero del año dos mil cinco; d) Infracción normativa del
artículo cincuenta y cuatro de la Ley General de Sociedades, concerniente al déci-
mo punto de la sentencia de revisión, que revocó la Resolución número sesenta y uno
–que integra la sentencia de primera instancia– y reformándola declaró fundada la pre-
tensión de nulidad del segundo acuerdo adoptado en la sesión de Directorio de Peruvian 
Trains Railways Sociedad Anónima de fecha veinticuatro de diciembre del año dos mil
cuatro y en consecuencia nulo el acuerdo por el cual se otorgan facultades de represen-
tación a Lorenzo Alejandro Víctor Sousa Debarbieri, al rebatir los considerandos déci-
mo tercero, décimo cuarto, décimo quinto y décimo sexto de la sentencia materia de
recurso, que incurren en error al considerar que la estipulación contenida en la Cuar-
ta Disposición Final del Estatuto respecto a los actos que requieren participación con-
junta del Gerente General y del Director López Aliaga forma parte del Estatuto, y que
por tanto el acuerdo de otorgamiento de facultades adoptado por el Directorio significa
una modificación del Estatuto, pues la designación de los primeros administradores no
forma parte del Estatuto sino forma parte del Pacto Social; e, indican que sus pedidos
casatorios son revocatorios y deben declararse infundadas las pretensiones cuestionadas;
se precisa que mediante el recurso de casación presentado por Contour Holdings Inc.
también se impugnan los puntos quinto, sexto y sétimo de la sentencia de segunda ins-
tancia y se expresan argumentos semejantes a los señalados por su codemandada recu-
rrente, por lo que de igual forma deben entenderse como agravios de la recurrente Con-
tour Holdings Inc. los acápites b1) y c1) de la presente resolución; y,
CONSIDERANDO:
Primero.- Que, Edward Rodolfo Yabar Gutiérrez representante de Rafael Bernardo
López Aliaga Cazorla en calidad de Director de Peruvian Trains & Railways Sociedad
Anónima y representante de Rafael Bernardo López Aliaga Cazorla como accionista –
propio derecho– de la referida empresa, el día cinco de setiembre del año dos mil cinco,
interpuso demanda contra Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima, Lorenzo
Alejandro Víctor Sousa Debarbieri, Contour Holdings Inc. y Perú Rail Sociedad Anóni-
ma, luego se integró a la relación procesal como litisconsorte necesario activo a la
empresa Peruval Corp Sociedad Anónima, Panamá representada por Rafael Bernardo
López Aliaga Cazorla –ver Resolución obrante a fojas doscientos diecisiete–, para que
se declare 1) La nulidad de los Acuerdos Societarios adoptados en las sesiones de Direc-
torio de Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima, de fecha veinticuatro de
diciembre del año dos mil cuatro y tres de enero del año dos mil cinco, 2) La nulidad de
la inscripción registral de los referidos acuerdos, 3) Nulidad del contrato de cesión de
derechos políticos y económicos celebrados entre Peruvian Trains & Railways Sociedad
Anónima, y Contour Holdings Inc., 4) La remoción del cargo de Presidente del Directo-
rio de Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima, de Lorenzo Alejandro Víctor
Sousa Debarbieri, 5) Indemnización por Daños y Perjuicios por la responsabilidad civil

274
JURISPRUDENCIA

derivada de los actos contrarios al interés de las sociedades Peruvian Trains & Railways
Sociedad Anónima, que hayan sido realizados por el Presidente de Directorio Lorenzo
Alejandro Víctor Sousa Debarbieri por una suma no menor a cien mil nuevos soles;
y, 6) La no inscripción del ilegal acuerdo de transferencia de derechos a favor de Con-
tour Holdigns Inc. en el libro de matrícula de acciones de Perú Rail Sociedad Anónima;
para cuyo efecto expone respecto a la nulidad del contrato de cesión de derechos políti-
cos y económicos celebrado entre Peruvian Train & Railways Sociedad Anónima, y
Contour Holding Inc. el día seis de junio del año dos mil cuatro se constituyó Peruvian
Trains & Railways Sociedad Anónima, cuyo objeto social es la explotación de servicios
de telecomunicaciones, así como actividades civiles y mercantiles; los directores desig-
nados en el acto de constitución fueron Lorenzo Alejandro Víctor Sousa Debarbieri –
Presidente–, Rafael Bernardo López Aliaga Cazorla y Lorena Solange Sousa Debarbieri,
cargos que se encuentran vigentes; que el codemandado Lorenzo Alejandro Víctor
Sousa Debarbieri viene realizando una serie de actos contrarios al Estatuto Social y a la
Ley General de Sociedades que atentan el derecho de los accionistas de la sociedad,
el patrimonio de la empresa, la propiedad de los activos empresariales, las irregularida-
des de la sesión de directorio de fecha veinticuatro de diciembre del año dos mil cuatro,
fecha en que se celebró una supuesta sesión de Directorio en la que solo participó uno
de los Directores, no se cursó la convocatoria a la que se refiere el artículo ciento sesen-
ta y siete de la Ley General de Sociedades, entonces no participaron todos los Directo-
res, solo estuvo presente un Director, el codemandado Lorenzo Alejandro Víctor Sousa
Debarbieri propuso, debatió y acordó él solo, revocar las facultades de representación
otorgadas por la sociedad al director Rafael Bernardo López Aliaga Cazorla a título per-
sonal y en su calidad de director, con las facultades que se ha otorgado puede incluso
transferir los activos de la empresa sin tener que rendir cuentas, y se constata el perjui-
cio a la sociedad cuando a los pocos días de haberse autoproclamado único representan-
te, apoderado y gobernante de facto de la mencionada empresa Lorenzo Alejandro Víc-
tor Sousa Debarbieri celebró una cesión de derechos políticos y económicos de los
derechos de Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima a favor de una empresa
vinculada a él –Contour Holdings Inc.–, representada por una persona cercana a él,
Augusto Larco Deza, dicha cesión es ilegal y nula por cuanto falta la manifestación de
la voluntad prevista en el inciso primero del artículo doscientos diecinueve del Código
Civil; respecto a la nulidad de la inscripción registral de dichos acuerdos, pese a que
dichos acuerdos han sido tomados en forma ilegal se ha llegado a inscribir en las Parti-
das Registrales de Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima, número uno dos
nueve tres uno cinco siete del Registro Mercantil de Personas Jurídicas de Lima y
Callao; en cuanto a la remoción de cargo de Presidente del Directorio de Peruvian Tra-
ins & Railways Sociedad Anónima, el demandado Lorenzo Alejandro Víctor Sousa
Debarbieri, el día tres de enero del año dos mil cinco en uso de facultades ilegales que
se otorgó él mismo, celebró una sesión de directorio de Peruvian Trains & Railways
Sociedad Anónima cediendo a favor de Contour Holdings Inc. los derechos políticos y
económicos sobre las ciento un mil - 101,000.00 acciones emitidas por Perú Rail Socie-
dad Anónima, de propiedad de Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima, la que
fue comunicada mediante carta de fecha treinta y uno de enero del año dos mil cinco a
la empresa Perú Rail Sociedad Anónima, para que proceda con la inscripción; luego
mediante comunicación de fecha tres de febrero del año dos mil cinco la empresa Perú

275
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Rail Sociedad Anónima, al responder la citada comunicación, manifiesta: “(...) agrade-


cen cumplir con las disposiciones estatutarias a efectos de que la sociedad pueda acce-
der a su pedido de la transferencia de acciones (...)”; de lo que se colige la inminente
inscripción de la transferencia ilegal en el libro de matrícula de acciones de Perú Rail
Sociedad Anónima, que representa un grave prejuicio a su representada y de la cual es
accionista; agrega que Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima, es accionistas
de Perú Rail Sociedad Anónima, –propietario de ciento un mil acciones– una sociedad
conformada: Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima cincuenta por ciento y
Orient Express Hotels LTD cincuenta por ciento; que el codemandado Lorenzo Alejan-
dro Víctor Sousa Debarbieri facultándose asimismo suscribió dicha cesión a favor de
una empresa subsidiaria bajo su control a fin de ejercer la representación de Peruvian
Trains & Railways Sociedad Anónima, en Perú Rail Sociedad Anónima, actuando en
beneficio propio y de acuerdo a sus intereses personales; que Contour Holding Inc. es
una empresa vinculada a los intereses del codemandado Lorenzo Alejandro Víctor
Sousa Debarbieri, quien incurrió en la figura societaria del conflicto de intereses con la
sociedad al usar en beneficio propio y de terceros su cargo y representación de Peruvian
Trains & Railways Sociedad Anónima, cautelando sus intereses propios y no el interés
social conforme lo prevé el artículo ciento ochenta de la Ley General de Sociedades;
con relación a la pretensión de no inscripción del ilegal acuerdo de transferencia de
derechos a favor de Contour Holdings Inc. en el libro de matrícula de acciones de Perú
Rail Sociedad Anónima, esta pretensión accesoria tiene como fundamento en que siendo
los acuerdos adoptados en sesión de directorio de fecha veinticuatro de diciembre del
año dos mil cuatro y tres de febrero del año dos mil cinco, un acto viciado de nulidad,
por tanto no debe ser inscrito en el Libro de matrícula de acciones de Perú Rail Socie-
dad Anónima los acuerdos contrarios a las leyes y al objeto social de la empresa Peru-
vian Trains & Railways Sociedad Anónima; en cuanto a la Indemnización de daños y
perjuicios por la responsabilidad civil derivada de los actos contrarios al interés de las
sociedades Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima realizados por el Presidente
del Directorio Lorenzo Alejandro Víctor Sousa Debarbieri en una suma no menos de
cien mil dólares americanos –US$.100,000– ya que es una lógica consecuencia de todo
el perjuicio que acarrea y hacer valer sus derechos como socio y director, el daño psico-
lógico que involucran estos actos, así como el gasto económico.
Segundo.- Que, Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima, representada por
su Gerente Lorenzo Alejandro Víctor Sousa Debarbieri, al contestar la demanda aduce,
respecto a la ausencia de convocatoria, que los directores Rafael Bernardo López Alia-
ga Cazorla y Lorena Solange Sousa Debarbieri fueron citados a la Sesión de Directo-
rio de fecha veinticuatro de diciembre del año dos mil cuatro mediante carta notarial de
fecha veinte de diciembre del año dos mil cuatro cursada por el Presidente del Direc-
torio Lorenzo Alejandro Víctor Sousa Debarbieri conforme a la facultad contenida en
el artículo veintitrés de los Estatutos de la empresa Peruvian Trains & Railways Socie-
dad Anónima acorde con el artículo ciento sesenta y siete de la Ley General de Socie-
dades; el recurrente en la sesión de directorio de fecha veinticuatro de diciembre del
año dos mil cuatro actuó por derecho propio en su calidad de Presidente de Directo-
rio y a nombre de Lorena Solange Debarbieri Directora de la empresa en virtud a la
carta poder de fecha veinte de diciembre del año dos mil cuatro, dicha actuación está

276
JURISPRUDENCIA

contemplada en el artículo veintitrés de los Estatutos de la empresa; por tanto, el quó-


rum de dicha sesión fue válido conforme al artículo ciento sesenta y ocho de la Ley
General de Sociedades, en dicha sesión se acordó: a) Revocar las facultades otorgadas
a Rafael Bernardo López Aliaga Cazorla título personal y en su calidad de director de
la empresa y b) Otorgar facultades de representación a Lorenzo Alejandro Víctor Sousa
Debarbieri sin que tales acuerdos constituyan una vulneración al estatuto de la socie-
dad o a dispositivo legal alguno; el artículo doce del Estatuto de Peruvian Trains & Rai-
lways Sociedad Anónima se establece que compete a la Junta General remover a los
miembros del directorio y designar a sus reemplazantes; añade que los acuerdos toma-
dos en la sesión de fecha veinticuatro de diciembre del año dos mil cuatro estaba refe-
rido a la revocatoria de facultades otorgadas a Rafael Bernardo López Aliaga a título
persona y en su calidad de Director de la sociedad pero ninguno estaba referido a la
remoción del nombrado demandante de su cargo de Director de la empresa Peruvian
Trains & Railways, y en el supuesto negado que el acuerdo adoptado sobre revocación
de facultades otorgadas a Rafael Bernardo López Aliaga estuviese viciado de nulidad
no afecta el segundo acuerdo adoptado en dicha sesión sobre el otorgamiento de facul-
tades de representación a Lorenzo Alejandro Víctor Sousa Debarbieri, toda vez que la
supuesta nulidad denunciada solo afectaría dicho extremo de la sesión dejando a salvo
la validez del segundo de ellos; respecto a la plena validez de la sesión de fecha tres de
enero del año dos mil cinco en dicha sesión el recurrente actuó en calidad de Presidente
de Directorio y en representación de Lorena Sousa Debarbieri en virtud a la carta poder
que le otorgara, en dicha sesión se adoptaron los siguientes acuerdos: i) Constitución de
empresa y cesión de derechos sobre acciones y ii)  Otorgamiento de facultades, en ese
sentido se constituyó una empresa tipo holding –de naturaleza subsidiaria– y la empre-
sa Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima sería su única accionista, se pretende
la nulidad de los acuerdos adoptados en las sesiones de fecha veinticuatro de diciembre
del año dos mil cuatro y tres de enero del año dos mil cinco por supuestamente faltar un
miembro del directorio que complete el quórum mínimo establecido; con relación a la
pretendida nulidad del Asiento Registral de los acuerdos citados, dichos acuerdos previo
a ser inscritos han sido analizados por el Registrador quien al no haber formulado obser-
vación alguna cumplen con los requisitos de ley para su inscripción; en cuanto a la nuli-
dad del contrato de cesión de derechos políticos y económicos celebrado entre Peruvian
Trains & Railways Sociedad Anónima y Contour Holdings Inc., en virtud a los acuer-
dos de la sesión de Directorio de fecha tres de enero del año dos mil cinco se proce-
dió a la adquisición del cien por ciento de acciones de la sociedad tipo holding Contour
Holding Inc. de Panamá, la titularidad de las acciones de la citada empresa a favor de
Peruvian Trains Railways Sociedad Anónima queda acreditada con la copia de los cer-
tificados de acciones que se acompañan, suscribiendo además el diecisiete de enero del
año dos mil cinco Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima un convenio en vir-
tud del cual se le cedió el ejercicio de los derechos políticos y económicos de las ciento
un mil acciones de su propiedad emitidas por la sociedad denominada Perú Rail Socie-
dad Anónima, la cual se encuentra inscrita en la Partida Registral número uno uno uno
uno ocho cero dos ocho del Registro de Personas Jurídicas, al celebrarse dicho contrato
de cesión de derechos sobre las acciones emitidas por Perú Rail Sociedad Anónima de
propiedad de Peruvian Trains & Railways, tales acciones continuaban en estricto den-
tro de la esfera patrimonial y control de Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima

277
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

sin que ello signifique una disminución patrimonial de la empresa; respecto a la remo-
ción del cargo de Presidente de Directorio del señor Lorenzo Alejandro Víctor Sousa
Debarbieri, por supuestamente existir conflicto de intereses no puede ser ejercida por el
Poder Judicial sino únicamente por la Junta General de accionistas o del propio Directo-
rio según el caso; que no se han probado los pretendidos daños causados al demandante
por tanto dicha pretensión de indemnización por daños y perjuicios no resulta ampara-
ble; con relación a la pretensión de no inscripción del acuerdo de transferencia de dere-
chos a favor de Contour Holding Inc. en el libro de matrícula de acciones de Perú Rail
Sociedad Anónima, al ser accesoria debe seguir la suerte del principal la que es mani-
fiestamente infundada; en este mismo sentido el demandado Lorenzo Sousa Debarbieri
como persona natural contesta la demanda mediante escrito obrante a fojas ochocientos
ochenta y dos del expediente principal de fecha veinticuatro de agosto del año dos mil
seis, en el que reproducen los mismos términos de la contestación de Peruvian Trains
& Railway Sociedad Anónima, luego el demandado Contour Holdings Inc. a través del
escrito que consta a fojas mil cuarenta y siete del mismo expediente de fecha veintiocho
de febrero del año dos mil siete, también contestó la demanda en semejantes términos;
y, además por Resolución número dieciocho obrante a fojas novecientos setenta y cua-
tro, de fecha veinticuatro de octubre del año dos mil seis se declaró rebelde a la code-
mandada Perú Rail Sociedad Anónima, de Panamá.
Tercero.- Que, la sentencia –Resolución número cincuenta y ocho– integrada por
Resolución número sesenta y uno, obrante a fojas mil seiscientos treinta y cinco y mil
seiscientos ochenta y cinco del expediente principal, de fecha treinta y uno de diciembre
del año dos mil ocho y veintitrés de enero del año dos mil nueve, declaró: 1) Infundada
la pretensión de nulidad de acuerdos societarios adoptados en las sesiones de Directorio
de Peruvian Train & Railways Sociedad Anónima, de fecha veinticuatro de diciembre
del año dos mil cuatro y tres de enero del año dos mil cinco por indebida convocato-
ria;  2)  Infundada la pretensión de nulidad de acuerdos societarios adoptados en las
sesiones de Directorio de Peruvian Train & Railways Sociedad Anónima de fecha vein-
ticuatro de diciembre del año dos mil cuatro y de fecha tres de enero del año dos mil
cinco por falta de la pluralidad necesaria para adoptar los acuerdos; 3) Fundada la
demanda respecto a la pretensión de nulidad de acuerdo societario adoptado en la sesión
de Directorio de Peruvian Train & Railways Sociedad Anónima de fecha veinticuatro de
diciembre del año dos mil cuatro por haberse modificado el estatuto social por el Direc-
torio de Peruvian Train & Railways Sociedad Anónima contraviniendo lo previsto en el
artículo ciento quince inciso segundo de la Ley General de Sociedades; 4) Fundada la
pretensión de nulidad de la inscripción registral del acuerdo  societario  descrito en el
punto anterior por el que se modifica una disposición del estatuto social a partir del
acuerdo de sesión de directorio de fecha veinticuatro de diciembre del dos mil cua-
tro; 5) Fundada la pretensión de nulidad de acuerdo societario adoptado en la sesión de
Directorio de Peruvian Train & Railways Sociedad Anónima, de fecha tres de enero del
año dos mil cinco por infracción de lo previsto en el artículo ciento quince inciso quinto
de la Ley General de Sociedades; 6) Fundada la pretensión de nulidad del Contrato de
Cesión de Derechos Políticos y Económicos celebrado entre Peruvian Trains & Rai-
lways Sociedad Anónima, y Contour Holdings Inc el día diecisiete de enero del año dos
mil cinco;  7)  Fundada la pretensión de no inscripción en el Libro de Matrícula de

278
JURISPRUDENCIA

Acciones de Perú Rail Sociedad Anónima, del Acuerdo Cesión de Derechos Políticos y
económicos celebrado entre Perruvian Trains & Railways Sociedad Anónima, a favor de
Contour Holdings Inc.; 8) Improcedente la pretensión de remoción del cargo del Presi-
dente del Directorio de Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima Lorenzo Alejan-
dro Víctor Sousa Debarbieri; 9) Improcedente la pretensión de indemnización de daños
y perjuicios; y, 10) Infundada la pretensión de nulidad del segundo acuerdo adoptado en
la sesión de directorio de Peruvian Train & Railways Sociedad Anónima, de fecha vein-
ticuatro de diciembre del año do mil cuatro –este último extremo fue integrado por
Resolución número sesenta y uno obrante fojas mil seiscientos ochenta y cinco del
mismo expediente, de fecha veintitrés de enero del año dos mil nueve– pues se advierte
que el Régimen del Directorio de Peruvian Train & Railways Sociedad Anónima se
remite a lo previsto en la Ley General de Sociedades, en tal sentido conforme al artículo
ciento sesenta y siete de la citada Ley corresponde al Presidente del Directorio o quien
haga sus veces convocar a las sesiones de directorio en la forma que señale el estatuto y
en su defecto mediante esquelas con cargo de recepción y con una anticipación no
menor de tres días a la fecha señalada para la reunión expresándose en la convocatoria
el lugar, día y hora de la reunión y los asuntos a tratar; al veinticuatro de diciembre del
año dos mil cuatro y tres de enero del año dos mil cinco, ostentaba el cargo de Presiden-
te de Directorio Lorenzo Alejandro Víctor Sousa Debarbieri –según consta de la Partida
Registral de la empresa– a quién a efectos de la sesión de directorio del fecha veinticua-
tro de diciembre del año dos mil cuatro cumplió con remitir cartas notariales en las que
citaba a Rafael Bernardo López Aliaga Cazorla y Lorena Sousa Debarbieri –los otros
dos directores de la empresa– según consta de las copias legalizadas obrante a fojas tres-
cientos noventa y nueve y cuatrocientos del expediente principal, las que se recepciona-
ron el veinte de diciembre del año dos mil cuatro, igual cosa ocurrió con la sesión de
fecha tres de enero del año dos mil cinco, según las cartas remitidas por vía notarial a
los citados directores, que constan a fojas cuatrocientos uno y cuatrocientos dos, de lo
que se desprende que en materia de las convocatorias a las sesiones del directorio de
fecha veinticuatro de diciembre del dos mil cuatro y tres de enero del año dos mil cinco
no se incurrió en causal de nulidad; respecto a la causal de nulidad de la sesión de direc-
torio de fecha veinticuatro de diciembre del año dos mil cuatro al haberse celebrado con
la sola participación de uno de los Directores, de la revisión del acta de directorio de
dicha fecha se verifica en la parte introductoria que la sesión de directorio se realizó con
la participación de Lorenzo Alejandro Víctor Sousa Debarbieri quien actuó por derecho
propio y en representación de la Directora Solange Sousa Debarbieri, al respecto el ar-
tículo veintiuno del estatuto social establece que cabe la representación de un Director
por otro Director, de tal manera que siendo la voluntad de la Directora Lorena Sousa
Debarbieri que Lorenzo Alejandro Víctor Sousa Debarbieri la represente para la citada
sesión, según se prueba con la copia de la carta obrante a fojas cuatrocientos tres, se
contó con el requisito de pluralidad necesario para la adopción de acuerdo válidos al
haber participado en ella dos directores sin que se haya configurado nulidad alguna por
dicho aspecto; con relación a la causal de nulidad de las sesiones de fecha veinticuatro
de diciembre del año dos mil cuatro y tres de enero del año dos mil cinco, basada en el
hecho que por la sesión de fecha veinticuatro de diciembre del año dos mil cuatro, se
revocan –sin contar con facultades para ello–, las facultades otorgadas en el Estatuto
Social de Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima, al también director Rafael

279
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Bernardo López Aliaga Cazorla y se otorga la demandado Lorenzo Alejandro Víctor


Sousa Debabrieri facultades que no se pueden delegar a un director, incurriendo en
abuso de los actos de gestión y decisión que le faculta la sociedad y lesionando los inte-
reses de la misma al contravenir los artículos ciento quince de la Ley General de Socie-
dades y doce del Estatuto Social según los cuales la revocación de las facultades del
señor Rafael Bernardo López Aliaga Cazorla únicamente se podría haber efectuado por
la Junta General de Accionistas; de la revisión del acta de sesión de fecha veinticuatro
de diciembre del año dos mil cuatro obrante a fojas seis a diez los temas de agenda fue-
ron la revocación de la facultades de Rafael Bernardo López Aliaga a título personal y
en su calidad de Director de la Sociedad y el otorgamiento de facultades  a  favor de
Lorenzo Alejandro Víctor Sousa Debarbieri, siendo que dentro de las facultades que
fueron materia  de  revocación por el directorio se encontraban las referidas a actos de
disposición respecto de los cuales producto de la aplicación de los artículo setenta y
siete, ciento quince, ciento setenta y nueve de la Ley General de Sociedades, tomando
en cuenta que el acto en el que conforme al escrito de demanda se habría producido este
exceso de facultades por el directorio de Peruvian Trains & Railways Sociedad Anóni-
ma, a favor de una empresa vinculada con él –Contour Holdings Inc.– y representada
por una persona también vinculada directamente a sus derechos e intereses personales
como es Augusto Larco Deza acordada en la sesión de directorio de fecha tres de enero
del año dos mil cinco, debe aplicarse el inciso quinto del artículo ciento quince de la
Ley General de Sociedades; luego de la revisión, del convenio de cesión de derechos
políticos y económicos sobre acciones de fojas sesenta y cinco a sesenta y siete se
advierte que son objeto de cesión los derechos económicos y políticos derivados de la
titularidad de las ciento un mil acciones que mantienen Peruvian Trains & Railways
Sociedad Anónima en Perurail Sociedad Anónima, según consta de la cláusula segunda
del citado convenio, el citado convenio de fecha diecisiete de enero del año dos mil
cinco dispuso la transferencia de las acciones a favor de la sociedad Contour Holding
Inc., pues además de los derechos económicos y políticos generales, la cesión se exten-
día incluso a todos los derechos inherentes y derivados de ellas –las acciones– hasta el
día de su celebración, por ejemplo los correspondientes a las acciones provenientes de
capitalizaciones y aumentos de capital de cualquier tipo, incluyendo re expresión de
capital o pendiente de emisión y todo cuando de hecho y por derecho les toca o corres-
ponde sin reserva ni limitación alguna como lo menciona la cláusula tercera del referido
convenio de cesión de derechos sobre acciones, de tal manera que la sociedad Contour
Holding Inc. se constituye como la titular absoluta de todas las facultades que se derivan
de la titularidad de las acciones, esto es actúa como verdadero propietario; el valor del
bien materia de cesión debe ser el equivalente al valor de las acciones que ascienden a
ciento un mil nuevos soles teniendo en cuenta que tres de enero del año dos mil cinco
–fecha de la cesión de directorio en la que se otorgaron las facultades al demandado–
cada acción del capital social de Perú Rail Sociedad Anónima, tenía el valor de un
nuevo sol –S/.1.00– nuevo sol conforme al asiento B cero cero cero cero cuatro de la
Partida Electrónica número uno uno uno uno ocho cero dos ocho del Registro de Perso-
nas Jurídicas, a la fecha del acuerdo de fecha tres de enero del año dos mil cinco el capi-
tal social de Peruvian Trains & Railwayls Sociedad Anónima, ascendía a la cantidad de
un mil quinientos nuevos soles de lo que se desprende que el acuerdo adoptado por
sesión de directorio de fecha tres de enero del año dos mil cinco, dispone en un solo

280
JURISPRUDENCIA

acto la enajenación de activos cuyo valor excede el cincuenta por ciento del capital de la
sociedad, contraviniendo el artículo ciento quince incisos quinto de la Ley General de
Sociedades por lo que al amparo del artículo treinta y ocho de la misma ley, resulta nulo
el acuerdo adoptado en la sesión de directorio de fecha tres de enero del año dos mil
cinco; con relación al acuerdo adoptado el día veinticuatro de setiembre del año dos
mil cuatro al amparo del artículo ciento quince del a Ley General de Sociedades y
doce del Estatuto Social, según los cuales la revocación de las facultades de López
Aliaga Cazorla únicamente podía haberse efectuado por la Junta General de Accionis-
tas; de la revisión de la escritura pública de constitución de sociedad de Peruvian Tra-
ins & Railways Sociedad Anónima se verifica que las facultades otorgadas al deman-
dante fueron conferidas según la Cuarta Disposición Final del Estatuto social como es
de verse a fojas ciento sesenta, tratándose de una disposición que forma parte del esta-
tuto social, según el artículo ciento quince, inciso segundo, de la Ley General de
Sociedades es de competencia de la Junta General y no del directorio, la modificación
del estatuto; en tal sentido, el acuerdo adoptado el día veinticuatro de diciembre del
año dos mil cuatro es contrario a lo previsto en la Ley General de Sociedades y resulta
nulo por aplicación de lo previsto en el artículo treinta y ocho de la misma Ley; decla-
rada la nulidad de los acuerdos adoptados en las sesiones de directorio de fecha vein-
ticuatro dé diciembre del año dos mil cuatro y tres de enero del año dos mil cinco pro-
cede anular las inscripciones de dichos acuerdos; el convenio de cesión de derechos
políticos y económicos sobre acciones de fecha diecisiete  de enero del año dos mil
cinco la manifestación de voluntad expresada en su celebración no correspondió a la
determinada en la Ley General Sociedades, según la cual es la junta General la com-
petente para la celebración de actos que supongan la enajenación en un solo acto de
activos cuyo valor contable excede del cincuenta por ciento del capital de la sociedad
por tanto dicho convenio deviene en nulo; en cuanto a la remoción del cargo de presi-
dente del directorio o de cualquier director debe existir un acuerdo del órgano máxi-
mo de la sociedad o de la junta especial que lo eligió, situación que no se ha dado,
ello en razón de que la autoridad judicial no puede sustituir la voluntad de la sociedad
en la elección de sus órganos sociales; y, de la resolución que integró la sentencia, en
el segundo acuerdo materia de análisis se produce la delegación de facultades del
directorio a favor de uno de sus miembros según lo previsto por el artículo ciento
setenta y cuatro de la Ley General de Sociedades el directorio puede nombrar uno o
más directores para resolver o ejecutar determinados actos, siendo que para una dele-
gación permanente como la que es objeto del acuerdo, se requiere del voto favorable
de las dos terceras partes de los miembros del directorio y de su inscripción en el
Registro, en el presente caso el Directorio de Peruvian Trains & Railways Sociedad
Anónima estaba compuesto a esa fecha por tres personas y habiendo sesionado válida-
mente en dicha sesión dos de ellas, el segundo acuerdo de otorgamiento de facultades
a favor del señor Lorenzo Sousa Debarbieri resulta válido y consecuentemente debe
desestimarse este extremo de la pretensión demandada.
Cuarto.-  Que el demandante Rafael Bernardo López Aliaga Cazorla y Peruvian
Corp interpusieron recurso de apelación en los extremos que se declaró infundada la
pretensión de remoción del cargo de Presidente de Directorio de Lorenzo Alejandro
Víctor Sousa Debarbieri de la empresa Peruvian Train & Railways Sociedad Anónima

281
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

e improcedente la indemnización por daños y perjuicios. El emplazado CONTOUR


HOLDINGS INC. interpuso recurso de apelación en los extremos referidos a los puntos
cinco, seis y siete del fallo. El demandado Peruvian Trains & Railways Sociedad Anó-
nima presentó impugnación contra los extremos relacionados con los puntos tres, cua-
tro, cinco, seis y siete de la sentencia. El demandado Lorenzo Alejandro Víctor Sousa
Debarbieri promovió recurso de apelación contra la prologada en cuanto a los extremos
señalados en los puntos tres, cuatro, cinco, seis y siete de la impugnada.
Quinto.- Que, la sentencia de vista obrante a fojas dos mil cuarenta y dos, de fecha
quince de diciembre del año dos mil nueve, confirmó la sentencia apelada en los extre-
mos materia de impugnación y la revocó –Resolución que la integró número sesenta y
uno de fecha veintitrés de enero del año dos mil nueve– en el extremo que declaró
infundada la pretensión de nulidad del segundo acuerdo adoptado en la sesión de Direc-
torio de Peruvian Train & Railways Sociedad Anónima de fecha veinticuatro de diciem-
bre del año dos mil cuatro y reformándola declararon fundada dicha pretensión de nuli-
dad del segundo acuerdo y en consecuencia nulo el citado acuerdo por el cual se le
otorgan facultades de representación a Lorenzo Alejandro Víctor Sousa Debarbeiri no
siendo necesario que el colegiado se pronuncie respecto de las pretensiones signadas
como 1) y 2) de la parte resolutiva de la sentencia de primera instancia al no haber sido
impugnadas. Entonces, en concreto, respecto a los agravios expuestos por el demandan-
te referido a la improcedencia de la remoción del presidente del directorio de la empresa
Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima debe señalarse que el artículo ciento
cincuenta y cuatro de la Ley General de Sociedades establece que los Directores pueden
ser removidos en cualquier momento, bien sea por la Junta General o por la Junta Espe-
cial que los eligió aún cuando su designación hubiese sido una de las condiciones del
pacto social; el máximo órgano de la sociedad el que tiene la potestad de disponer el
nombramiento o remoción de uno o de todos los directores, potestad en la cual no se
puede subrogar el órgano Jurisdiccional, resultando que es al interior de la sociedad que
se debe analizar si corresponde o no remover a los directores, toda vez que es una cues-
tión de confianza por parte de los accionistas la designación o remoción de las personas
a las que han designado como directores y en todo caso además de ello, en los casos en
los que se haya incurrido en responsabilidad se puede proceder conforme a lo regulado
en los artículo ciento ochenta y uno y ciento ochenta y dos de la Ley General de Socie-
dades siendo que el hecho que el juzgador haya declarado la nulidad de diversos acuer-
dos del directorio de la empresa Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima no lo
legitima para disponer la remoción de un director o de todo el directorio; los argumentos
del demandante para pretender una indemnización claramente están dirigidos a una res-
ponsabilidad social por daños a la sociedad, cuyos requisitos se encuentran regulados en
el artículo ciento ochenta y uno de la Ley General de Sociedades habiendo el juzgador
resuelto conforme a la pretensión demandada no pudiéndose luego de resuelta la preten-
sión pretender cambiar la misma; que no se observa de los argumentos del demandante
que la revocación de facultades de las que fue objeto le hayan generado perjuicios de
manera personal y más bien los daños que se habrían generado afectarían en todo caso a
la sociedad, pues dentro del Estatuto societario en la Cuarta Disposición Final se ha dis-
puesto que el Gerente General conjuntamente con el director Rafael Bernardo López
Aliaga Cazorla ejerzan en forma conjunta las facultades contenidas en el artículo

282
JURISPRUDENCIA

veintiséis literales a) y c) referidas a la representación financiera, económica, adminis-


trativa y contractual lo que implica que al constituirse la sociedad, los socios han visto
por conveniente que para ciertos actos no haya una representación indistinta sino que
dos personas sean las que representen conjuntamente a la sociedad, situación que evi-
dencia que se requería una actuación más reflexiva actuando en beneficio de la empresa,
resultando nulo el segundo acuerdo realizado en la sesión de directorio de fecha veinti-
cuatro de diciembre del año dos mil cuatro por el cual se le otorgan facultades de repre-
sentación a Lorenzo Alejandro Víctor Sousa Debarbieri; que no es el Estatuto el que
contiene el nombramiento y datos de identificación de los primeros administradores,
sino que es el pacto social el que los contiene, los cuales son dos cosas distintas, apre-
ciándose que si bien el establecimiento de la forma de ejercicio de las facultades conte-
nidas en el artículo veintiséis del Estatuto podría entenderse como parte del pacto social
ello no es así es parte del estatuto toda vez que como se ve de la Escritura Pública de
Constitución de Sociedad Anónima obrante a folios mil quinientos noventa y nueve a
mil seiscientos seis el Estatuto consta de nueve títulos resultando que el título noveno
está referido a las disposiciones finales, dentro de las cuales está la Cuarta Disposición
Final referida a la forma como se ejercen las facultades concedidas; que el acuerdo
adoptado en la sesión del directorio de Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima,
efectuado el veinticuatro de diciembre del año dos mil cuatro por el cual se revocan las
facultades de representación otorgadas por la sociedad al Director Rafael Bernardo
López Aliaga Cazorla contraviene lo regulado en el artículo ciento quince inciso tercero
de la Ley General de Sociedades toda vez que el directorio está ejerciendo facultades
que son exclusivas de la junta general esto es de modificar el Estatuto por lo que resulta
nulo dicho acuerdo y la inscripción del mismo en los Registros Públicos; en cuanto a las
apelaciones de los demandados Contour Holding Inc., Peruvian & Railways Sociedad
Anónima y Lorenzo Alejandro Víctor Sousa Debarbieri respecto a los puntos cinco, seis
y siete del fallo, se tiene que el artículo ciento quince inciso quinto de la Ley General de
Sociedades establece como facultad de la junta de accionistas la de acordar la enajena-
ción en un solo acto, de activos cuyo valor contable exceda el cincuenta por ciento del
capital de la sociedad, conforme es de verse de las copias legalizadas del libro de ma-
trícula de accione de folios cuatrocientos cinco a cuatrocientos ocho y de la Escritura
Pública de Constitución de la empresa Perú Train Sociedad Anónima, –hoy Peruvian
Train & Railways Sociedad Anónima– obrante a folios mil quinientos noventa y nueve a
mil seiscientos seis, se aprecia que el capital social de la precitada empresa es de mil
quinientos nuevos soles resultando que en el acuerdo de sesión de directorio de fecha
tres de enero del año dos mil cinco se ha dispuesto la cesión de los derechos políticos y
económicos de las acciones que la empresa Peruvian Trains & Ralways Sociedad Anó-
nima posee en terceras empresas, el que se ha plasmado en el contrato de cesión de
derechos político y económicos de las ciento un mil acciones que la precitada empresa
mantiene en la empresa Perú Rail Sociedad Anónima resulta evidente que la autoriza-
ción para la cesión de derechos económicos que se ha plasmado en el convenio de fecha
diecisiete de enero del año dos mil cinco por el cual se ceden derechos políticos y eco-
nómicos de las ciento un mil acciones que la empresa Peruvian Trains & Railways
Sociedad Anónima mantiene en la empresa Perú Rail S.A.  excede  del cincuenta por
ciento del capital de la empresa Peruvian Trains & Ralways Sociedad Anónima por lo
que dicho acuerdo ha debido ser adoptado por la Junta General de Accionistas, toda vez

283
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

que de la Partida Registral en la que se encuentra inscrita la empresa Perurail se aprecia


que el valor de las acciones es de un nuevo sol –S/.1.00– por lo que las ciento un mil
acciones equivalen a ciento un mil nuevos soles, siendo que es errado el criterio de los
demandados al señalar que por enajenación solo se puede entender la transferencia de
propiedad, sino que en ella también se encuentra la cesión de derechos, el hecho de que
la cesión haya sido temporal no hace perder de vista que se han entregado a terceros el
ejercicio de los derechos de las acciones que la empresa Peruvian Trains & Railways
Sociedad Anónima tiene en Perurail Sociedad Anónima más aún si para este tipo de
actos la persona que lo realizó no tendría facultades individuales, sino que tendría que
haber actuado conjuntamente con otro apoderado, conforme a lo dispuesto en la cuarta
Disposición Final de los Estatutos de la empresa, de todo lo cual se advierte que se ha
transgredido lo preceptuado por el inciso quinto del artículo ciento once de la Ley Gene-
ral de Sociedades, la voluntad de la empresa Peruvian Trains & Railways Sociedad
Anónima no está expresada en el convenio de cesión de derechos políticos y económi-
cos sobre acciones, toda vez que la misma incluye la declaración realizada por Lorenzo
Alejandro Víctor Sousa Debarbieri, quien conforme a todo lo presentemente señalado
no expresa acuerdos de la sociedad, toda vez que no cuenta con facultades para realizar
cesión de derechos políticos y económicos las cuales tal como se ha expresado y tal
como lo regula el artículo ciento quince inciso quinto de la Ley General de Sociedades
solo lo puede realizar la junta general correspondiente al directorio solamente ejecutar
tal acuerdo, situación que no se ha dado en el presente caso, por lo que el acto jurídico
celebrado carece de falta de manifestación de voluntad, deviniendo en nulo así como la
inscripción del mismo.
Sexto.- Que, para una mejor exposición y coherencia de la presente resolución, pri-
mero atenderemos los agravios en relación a los acápites b) y b1); a cuyo efecto, se pre-
cisa que se entiende por cesión de derechos el negocio jurídico que establece la transmi-
sión de derechos; y, por enajenar, pasar o transmitir el dominio de una cosa o derecho,
ahora según las copias del libro de matrícula obrante a fojas cuatrocientos cinco y de la
escritura de constitución de la empresa Perú Trains Sociedad Anónima, ahora Peruvian
Trains & Railways Sociedad Anónima obrante a fojas mil quinientos noventa y nueve,
se aprecia el capital social y el acuerdo de sesión de directorio –del tres de enero del año
dos mil cinco– mediante el cual se dispuso la cesión de los derechos políticos y econó-
micos de las acciones de la empresa Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima,
es decir, la cesión de derechos políticos económicos excede el cincuenta por ciento del
capital de la empresa Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima, el mismo que ha
debido ser adoptado por la Junta General de Accionistas, debido a que ello es un exceso
de facultades por parte del Directorio Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima,
toda vez que el referido convenio en realidad otorgaba la transferencia de las acciones
a favor de la sociedad Contour Holding Ind., de tal manera que esta se constituía como
titular absoluta de todas las facultades de la titularidad de las acciones, es decir como
una propietaria al disponer la enajenación que excedió el cincuenta por ciento, lo que
vulneró el artículo ciento quince, inciso cinco de Ley General de Sociedades y al ampa-
ro del artículo treinta y ocho de la misma norma, fue corregido. Por tanto, al resolverse
el presente punto, la sentencia impugnada aplicó de forma correcta la norma que deter-
minó el fallo, por lo que no se presenta infracción normativa.

284
JURISPRUDENCIA

Sétimo.- Que, en segundo lugar se emite pronunciamiento en lo que respecta a los


acápites c) y c1); y, en cuanto a este extremo, se tiene que, la nulidad del negocio jurí-
dico pretende que se declare la inexistencia del mismo, y en consecuencia no surtan
sus efectos, al haber vulnerado los supuestos de la norma legal, es decir, carece de un
requisito, elemento o presupuesto constitutivo, entonces la nulidad es el presupuesto que
determina la invalidez, ya que estos no se configuraron, por falta de los requisitos exi-
gidos por la norma. Al respecto en el fundamento jurídico precedente se emitió pronun-
ciamiento respecto al agravio. Sin embargo se determina que la voluntad de la empre-
sa Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima no estuvo expresada en el convenio
de cesión de derechos políticos y económicos sobre acciones, pues la misma incluye la
declaración redzada por Lorenzo Alejandro Víctor Sousa Debarbieri, quien no expresa
acuerdos de la sociedad, porque no tiene las facultades para realizar cesión de derechos
políticos y económicos, las mismas que al estar sancionadas y reguladas por el artículo
ciento quince, inciso quinto de la Ley General de Sociedades, se tiene, que solo lo puede
realizar la Junta General; y, luego, al Directorio le corresponde ejecutar tal acuerdo, lo
que no se presentó en este caso; en consecuencia, el negocio jurídico celebrado carece
de falta de manifestación de voluntad lo que determina su nulidad así como la de la refe-
rida inscripción. Por consiguiente tampoco se incurrió en infracción norrnativa por parte
de la sentencia impugnada.
Octavo.- Que, ahora, respecto a los agravios de los acápites a) y  d)  del recurso
de casación en relación a la sentencia de segunda instancia impugnada, conforme a la
facultad conferida por el segundo párrafo del artículo trescientos noventa y siete del
Código Procesal Civil: “la Sala no casará la sentencia por el solo hecho de estar erró-
neamente motivada, si su parte resolutiva se ajusta a derecho. Sin embargo, debe hacer
la correspondiente rectificación”.  Entonces se procede a realizar la corrección de la
motivación de la sentencia impugnada, toda vez que su parte resolutiva se ajusta a dere-
cho. En este sentido respecto al agravio del recurso de casación contenido en el acápi-
te a) se tiene que al hacer un deslinde entre pacto social y estatuto, pues resulta que el
primero es el contrato de sociedad por el cual los socios declaran su voluntad común de
crear una sociedad, mientras que el segundo es la norma interna de la sociedad de cum-
plimiento obligatorio que se inicia con aquel y su vigencia tiene lugar con la sociedad,
que forma parte o integra el primero, es decir, el pacto social, que contiene el nombra-
miento y datos de identificación de los primeros administradores, y conforme a la Escri-
tura Pública de Constitución de Sociedad Anónima, de fojas mil quinientos noventa y
nueve, se aprecia que la Primera y Cuarta Disposición Final precisamente están conte-
nidas en el estatuto, que establecen cómo se ejercen las facultades concedidas: “en todo
lo no previsto en el (...) estatuto, se aplicará supletoriamente la Ley General de Socieda-
des”, por lo que el referido acuerdo adoptado, que revocó las facultades de representa-
ción que otorgó la Sociedad al Director Rafael Bernardo López Aliaga Cazorla, vulne-
ra el inciso segundo del artículo ciento quince de la Ley General de Sociedades, porque
el Directorio ejerció facultades que son exclusivas de la Junta General. Es decir, no se
debe entender que se modificó el estatuto, como lo asumió la sentencia impugnada, pues
no se dio ese supuesto, sino que, se reitera, el Directorio ejerció facultades que son de
competencia de la Junta General. Por consiguiente, no se configura la infracción norma-
tiva de las normas que señalan.

285
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Noveno.- Que, en ese mismo sentido y con la misma facultad conferida por el refe-
rido segundo párrafo del artículo trescientos noventa y siete del Código Procesal Civil;
ahora, se procede a efectuar la corrección correspondiente, en lo que se refiere al acápi-
te d); en tal contexto, se precisa que conforme al objeto social de la empresa Peruvian
Trains & Railways Sociedad Anónima y dentro del Estatuto societario, en la Cuarta Dis-
posición Final, se dispuso que el Gerente General conjuntamente con el Director, Rafael
Bernardo López aliaga Cazorla, ejerzan en forma conjunta las facultades contenidas en
el artículo veintiséis, incisos a) y c) del estatuto, referidas a la representación financiera,
económica y administrativa y contractual; así se tiene, que es una disposición que forma
parte del estatuto social, por lo que es facultad de la Junta General, y no del Directo-
rio, otorgar facultades de representación; lo que se corrige en el sentido que es un tema
de facultades a tribuidas a la Junta General y no al Directorio, que no implica la modi-
ficación del estatuto. A mayor abundamiento, la representación financiera, económica y
administrativa y contractual, comprende que al constituirse la sociedad, los socios han
visto por conveniente que para determinados actos no haya una representación indistin-
ta, sino que dos personas sean las que representen conjuntamente a la sociedad, estruc-
tura que evidencia que se requería una intervención más reflexiva al proceder en bene-
ficio de la empresa, lo cual se lograría con la representación conjunta, y no individual.
Por lo que el referido acuerdo adoptado en la sesión de directorio aludida, es contra-
rio a la Ley General de Sociedades, y en aplicación correcta del artículo treinta y ocho
de la Ley General de Sociedades, se determinó la nulidad del segundo acuerdo realiza-
do en la sesión de directorio del veinticuatro de diciembre de dos mil cuatro, por el cual
se le otorgó facultades de representación a Lorenzo Sousa Debarbieri, caso contrario se
habría vulnerado el artículo ciento quince, inciso segundo, de la Ley General de Socie-
dades. Por tales fundamentos, tampoco se configura infracción normativa; toda vez que
la sentencia impugnada aplicó de forma correcta y coherente la norma pertinente.
Por estos fundamentos, declararon: INFUNDADOS los recursos de casación inter-
puestos por Peruvian Trains & Railways Sociedad Anónima y por Contour Holdings
Inc a través de los escritos obrante a fojas dos mil ciento cincuenta y seis y dos mil cien-
to setenta y uno; en consecuencia:  NO CASARON la sentencia de vista –resolución
número nueve– obrante a fojas dos mil cuarenta y dos, de fecha quince de diciembre del
año dos mil nueve, que expidió la Primera Sala Civil con Subespecialidad Comercial
de la Corte Superior de Justicia de Lima; DISPUSIERON la publicación de la presen-
te resolución en el diario oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los seguidos por
Rafael Bernardo López Aliaga Cazorla contra Lorenzo Alejandro Víctor Sousa Debar-
bieri y otros, sobre. Nulidad de Acuerdo  Societario; y los devolvieron. Ponente Señor
Ticona Postigo, Juez Supremo.

SS. TICONA POSTIGO, ARANDA RODRÍGUEZ, PALOMINO GARCÍA, VALCÁRCEL


SALDAÑA, MIRANDA MOLINA 

286
JURISPRUDENCIA

10 Jueces deben subsumir los hechos invocados como causales de nu-


lidad del Código Civil en los supuestos de impugnación de la Ley
General de Sociedad

Los fundamentos fácticos del escrito de la demanda y su subsanación


se refieren básicamente a la pérdida del Libro de Actas, a la celebra-
ción de la Junta Universal y Sesión de Directorio con intervención de
personas que no eran accionistas de la empresa, a la falsificación de la
firma del recurrente en las actas respectivas para efectos de simular su
intervención, entre otros aspectos que, de ser probados, configurarían las
causales de nulidad pertinentes previstas en el artículo 219 del Código
Civil. En tal sentido, al hacer la subsunción de los hechos en la norma
jurídica pertinente, los Jueces Superiores yerran al considerar que los
mismos se encuentran comprendidos en el artículo 139 de la Ley General
de Sociedades, dando lugar a que se expida una sentencia inhibitoria.

CAS. Nº 4712-2009-LIMA NORTE


Lima, once de octubre del año dos mil diez.
LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
DE LA REPÚBLICA
Vista la causa número cuatro mil setecientos doce-dos mil nueve; en Audien-
cia Pública de la fecha, y producida la votación con arreglo a ley, emite la siguiente
sentencia
MATERIA DEL RECURSO
Se trata del recurso de casación interpuesto por Mauro Rojas lzaguirre mediante
escrito de fojas quinientos sesenta y cinco, contra la sentencia de vista emitida por la
Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte, obrante a fojas qui-
nientos cuarenta y nueve, su fecha treinta de julio del año dos mil nueve, que revoca la
sentencia apelada que declara fundada la demanda, con lo demás que contiene, y refor-
mándola declara improcedente la citada demanda, con costas y costos.
FUNDAMENTOS DEL RECURSO
Que, el recurso de casación fue declarado procedente por resolución de fecha
nueve de abril del año dos mil diez, por la causal de infracción normativa material y
procesal prevista en el artículo trescientos ochenta y seis del Código Procesal Civil,
en virtud de lo cual el recurrente denuncia que la impugnada aplica indebidamente el
artículo ciento treinta y nueve de la Ley General de Sociedades, toda vez que la presen-
te demanda no trata sobre asuntos vinculados a la sociedad o a sus accionistas, sino por
el contrario trata de hechos extraños a la sociedad, como es la comisión del delito de
falsificación de documentos por personas ajenas a la empresa. En tal sentido, la norma
aplicable al caso sería el artículo ciento cincuenta de la Ley General de Sociedades,

287
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

al haberse acreditado durante el proceso que en la celebración de la Junta General de


Accionistas de fecha catorce de setiembre del año dos mil seis y en la Sesión del Direc-
torio de fecha veinte de octubre del año dos mil seis no hubo manifestación de volun-
tad de los accionistas, que éstas tuvieron un fin ilícito al haberse usurpado funciones por
personas ajenas a la empresa, quienes simularon ser accionistas de la misma, y por ser
contrario a las leyes que interesan al orden público y las buenas costumbres, al haberse
cometido delito contra la fe pública –falsificación de documentos, conforme al resultado
del examen grafotécnico que obra en el expediente penal número trescientos setenta y
siete– dos mil siete, cuyos actuados obran copiados en el presente expediente; y,
CONSIDERANDO:
Primero.- Que, al amparo del artículo ciento cincuenta de la Ley General de Socie-
dades número veintiséis mil ochocientos ochenta y siete y los incisos primero, cuarto,
quinto y octavo del artículo doscientos diecinueve del Código Civil, con fecha veinti-
trés de febrero del año dos mil siete, Mauro Rojas lzaguirre interpuso demanda para
efectos de que se declare la nulidad de los siguientes actos societarios: 1) Del acuerdo
adoptado en la Junta General de Accionistas de la Empresa de Transporte Urbano “Víc-
tor Raúl Haya de la Torre” Sociedad Anónima realizada el día catorce de setiembre del
año dos mil seis, de fojas cincuenta y seis, mediante el cual se dispone la remoción en
el cargo de directores de los señores Edson Mauro y Edmer Johnny Rojas Moreno, el
mismo que corre inscrito en el asiento C cero cero cero cero cinco de la Partida cero
dos cero dos uno cuatro cero cuatro de la Oficina Registral de Lima y Callao; 2) Del
acuerdo adoptado en la Sesión de Directorio de la citada Empresa de Transporte reali-
zado el día veinte de octubre del año dos mil seis, de fojas sesenta y seis, en el que se
acordó revocar al suscrito en el cargo de Gerente General, designándose en su reempla-
zo a Luis Alberto Alvarado Vicuña, acto que se encuentra inscrito en el asiento C cero
cero cero cero seis de la acotada Partida cero dos cero dos uno cuatro cero cuatro. Sos-
tiene que para dar lugar a la remoción de los directores Edson Mauro y Edmer Johnny
Rojas Moreno, se simuló la pérdida del Libro de Juntas de Accionistas y de Directorio,
lo que dio lugar a que en la Junta de fecha catorce de setiembre del año dos mil seis par-
ticiparan las personas de Jaime Antonio Zamora Casquino, Rosemberg Reátegui Pezo
y Oscar Tomás Urbina Juárez, personas totalmente ajenas a la empresa, quienes igual-
mente han participado de la Sesión del Directorio de fecha veinte de octubre del año dos
mil seis, en la que se le revocó del cargo de Gerente General, a lo que se suma el hecho
de que se ha procedido a falsificar su firma con objeto de justificar o simular su presun-
ta concurrencia a ambas sesiones. Estos hechos delictuosos fueron denunciados ante la
Décimo Cuarta Fiscalía Provincial Penal del Cono Norte, la cual ha formalizado denun-
cia penal ante el Décimo Cuarto Juzgado Penal del Cono Norte, en razón a que confor-
me a los resultados del informe de la Dirección de Criminalística de la Policía Nacional
del Perú ha establecido que su firma en ambas actas es total y absolutamente falsificada,
configurándose así las causales de falta de manifestación de voluntad del agente, fin ilí-
cito, simulación absoluta y la transgresión al orden público previstos como nulidad en
el ordenamiento civil. En su escrito subsanatorio de la demanda, obrante a fojas cien-
to cincuenta y seis, el demandante agrega, además, que se ha contravenido los artículos
ochenta y dos y ciento doce de la Ley General de Sociedades, en razón a que las perso-
nas ajenas a la empresa que intervinieron en la Junta Universal y en la Sesión de Direc-
torio no son socios, por tanto no tenían derecho a voto; además, de que la referida Junta

288
JURISPRUDENCIA

Universal se llevó a cabo en un domicilio distinto al de la sede social, con la intención


de evitar que el actor tomara conocimiento de los actos delictivos que cometían; Segun-
do.- Que, el juez de la causa declaró fundada la demanda y nulos los acuerdos societa-
rios cuestionados disponiéndose la cancelación de los asientos registrales respectivos,
al haberse comprobado la falsificación de la firma del demandante y la participación
de personas ajenas en la empresa la toma de decisiones contenidas el) las actas de la
Junta General de Accionistas de fecha catorce de setiembre del año dos mil seis y en la
Sesión de Directorio de fecha veinte de octubre del año dos mil seis. Sin embargo, la
Sala Superior revocó esta decisión y declaró improcedente la demanda, por cuanto esti-
ma que el conflicto de intereses es “inequívocamente” uno de carácter intrasocietario,
es decir, vinculado a la sociedad y sus accionistas, conforme se desprende del escrito
de subsanación de la demanda, aún cuando el actor señale que quienes intervinieron en
los actos cuestionados no lo eran y que en el petitorio de la demanda se indique que la
nulidad se plantea bajo causales previstas en el artículo doscientos diecinueve del Códi-
go Civil que posibilitan el ejercicio de la acción prevista en el artículo ciento cincuen-
ta de la Ley número veintiséis mil ochocientos ochenta y siete. Siendo así, las causa-
les de nulidad que alega el demandante se encuentran subsumidas en el artículo ciento
treinta y nueve de la Ley número veintiséis mil ochocientos ochenta y siete, por lo que
de conformidad con el artículo ciento cuarenta y dos de la citada ley, la impugnación de
acuerdos caduca al mes siguiente de la inscripción, tratándose de acuerdos inscribibles,
y siendo que los actos societarios impugnados fueron inscritos los días veintinueve de
setiembre y veintiocho de diciembre del año dos mil seis, los plazos vencieron indefec-
tiblemente el día veintinueve de octubre del año dos mil seis y el veintiocho de enero
del año dos mil siete, respectivamente, habiendo sido presentada la demanda con fecha
veintitrés de febrero del año dos mil siete, por lo que la misma deviene en improcedente
al haber incurrido en caducidad.
Tercero.- Que, la Ley General de Sociedades diferencia la institución de “impug-
nación judicial de acuerdos” de la institución de “nulidad de acuerdos”. En tal sentido,
de conformidad con el artículo ciento treinta y nueve de la Ley número veintiséis mil
ochocientos ochenta y siete, procede la impugnación judicial de acuerdos de la Junta
General cuando: 1) Su contenido sea contrario a esa ley; o 2) Se oponga al estatuto o al
pacto social; o 3) Lesione, en beneficio directo o indirecto de uno o varios accionistas,
los intereses de la sociedad; o 4) Incurran en causal de anulabilidad prevista en la Ley o
en el Código Civil; asimismo, el artículo ciento cuarenta y dos de la acotada Ley seña-
la que la impugnación a que se refiere el artículo ciento treinta y nueve caduca a los dos
meses de la fecha de adopción del acuerdo si el accionista concurrió a la junta; a los tres
meses si no concurrió; y tratándose de acuerdos inscribibles, dentro del mes siguien-
te a la inscripción. Por su parte, el artículo ciento cincuenta de la Ley número veinti-
séis mil ochocientos ochenta y siete señala que procede la acción de nulidad para inva-
lidar los acuerdos de la junta general, cuando: 1) Son contrarios a normas imperativas;
2) Incurran en causales de nulidad previstas en esa ley (como por ejemplo, el regulado
en su artículo treinta y ocho); o 3) Incurran en causales de nulidad previstas en el Códi-
go Civil, en sus artículos ciento noventa, doscientos uno y doscientos diecinueve, siendo
que esta demanda se sustanciará en el proceso de conocimiento, la misma que caduca al
año de la adopción del acuerdo respectivo (Cfr.: BEAUMONT CALLIRGOS, Ricardo.

289
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Comentarios a la Nueva Ley General de Sociedades. 1ª edición, Gaceta Jurídica, Lima,


mil novecientos noventa y ocho; página trescientos cuarenta y dos).
Cuarto.- Que, en el caso concreto, es necesario tener en cuenta, en primer lugar,
que la demanda interpuesta explícitamente persigue la nulidad de determinados acuer-
dos societarios al amparo del articulo doscientos diecinueve del Código Civil, en aplica-
ción de lo normado en el artículo ciento cincuenta de la Ley número veintiséis mil ocho-
cientos ochenta y siete. En segundo lugar, la parte emplazada, a lo largo del proceso o al
formular su recurso de apelación contra la sentencia de primera instancia, no ha cuestio-
nado de ninguna forma la conexidad existente entre el petitorio demandado, los hechos
expuestos y su fundamentación jurídica, o que tales hechos y el petitorio configuren en
realidad una pretensión de impugnación judicial de acuerdos en los términos previstos
en el artículo ciento treinta y nueve de la Ley General de Sociedades. En tercer lugar,
debe acotarse que el escrito subsanatorio de la demanda no tuvo por efecto modificar
los fundamentos fácticos que sustentaban la demanda de nulidad de acuerdos, sino bási-
camente precisar las causales por cada uno de los acuerdos cuestionados, conforme al
requerimiento del auto de inadmisibilidad de la demanda obrante a fojas ciento cincuen-
ta y tres. En cuarto lugar, y aun cuando se considere que la alegada “contravención”
de los artículos ochenta y dos y ciento doce de la Ley número veintiséis mil ochocien-
tos ochenta y siete referida en el escrito subsanatorio (y no en el escrito de la demanda)
correspondería más a un tema debatible bajo la causal de impugnación judicial prevista
en el artículo ciento treinta y nueve de la acotada Ley, tratándose la presente demanda
de una de nulidad de acuerdos regulado en el artículo ciento cincuenta del mismo cuer-
po normativo, lo que en todo caso correspondía a los jueces era desvirtuar tales extre-
mos de la subsanación por no corresponder a la materia o causal controvertida, pero
aquellos no podían servir de sustento para declarar la improcedencia de la demanda. Los
fundamentos fácticos del escrito de la demanda y su subsanación se refieren básicamen-
te a la pérdida del Libro de Actas, a la celebración de la Junta Universal y Sesión de
Directorio con intervención de personas que no eran accionistas de la empresa, a la fal-
sificación de la firma del recurrente en las actas respectivas para efectos de simular su
intervención, entre otros aspectos que, de ser probados, configurarían las causales de
nulidad pertinentes previstas en el artículo doscientos diecinueve del Código Civil. En
tal sentido, al hacer la subsunción de los hechos en la norma jurídica pertinente, los Jue-
ces Superiores yerran al considerar que los mismos se encuentran comprendidos en el
artículo ciento treinta y nueve de la Ley número veintiséis mil ochocientos ochenta y
siete, dando lugar a que se expida una sentencia inhibitoria.
Quinto.- Que, si bien es cierto que el tercer párrafo del artículo ciento veintuno del
Código Procesal Civil dispone que, excepcionalmente, el juez a través de la sentencia
puede pronunciarse sobre la validez de la relación jurídica procesal, se exige para ello
que la decisión así expedida sea expresa, precisa y motivada, y en tal circunstancia, que
se funda en una causal expresamente prevista por ley; entonces, debe concluirse que la
facultad del Juzgador para emitir una resolución inhibitoria se circunscribe a criterios
de razonabilidad debidamente justificados, los que, resulta evidente, no se han respeta-
do en este caso, violándose así los derechos fundamentales relativos al debido proceso y
a la tutela jurisdiccional efectiva previstos en el inciso tercero del artículo ciento trein-
ta y nueve de la Constitución Política del Estado. Siendo así, al no existir razón válida

290
JURISPRUDENCIA

que justifique que expedición de una sentencia inhibitoria, y siendo necesario efectuar
previamente el análisis conjunto y pormenorizado de los elementos probatorios incor-
porados al proceso, labor que es ajena a esta sede casatoria y que corresponde realizar
a las instancias de mérito, corresponde declarar excepcionalmente la nulidad de la recu-
rrida para efectos de que la Sala Superior, en revisión, cumpla con pronunciarse sobre el
fondo de la materia controvertida, en salvaguarda del principio de doble instancia pre-
visto en el artículo décimo del Título Preliminar del Código Procesal Civil.
Sexto.- Que, por tanto, al verificarse la causal de infracción normativa, el recur-
so de casación debe ampararse en calidad de reenvío y proceder conforme a lo norma-
do en el inciso primero del artículo trescientos noventa y seis del Código Procesal Civil
declararon:
FUNDADO el recurso de casación interpuesto por Mauro Rojas Izaguirre median-
te escrito de fojas quinientos sesenta y cinco; CASARON la resolución impugnada,
en consecuencia, NULA la sentencia de vista de fojas quinientos cuarenta y nueve, su
fecha treinta de julio del año dos mil nueve; MANDARON que la Sala Superior emita
nueva resolución, con arreglo a derecho y a lo actuado; DISPUSIERON se publique la
presente resolución en el diario oficial El Peruano; bajo responsabilidad; en los segui-
dos por Mauro Rojas lzaguirre contra Empresa de Transporte Urbano “Víctor Raúl Haya
de la Torre” Sociedad Anónima, sobre Nulidad de Acuerdo Societario; y los devolvie-
ron. Ponente Señor Ticona Postigo, Juez Supremo.

SS. TICONA POSTIGO, CAROAJULCA BUSTAMANTE, PALOMINO GARCÍA,


MIRANDA MOLINA, ARANDA RODRÍGUEZ

291
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

11 Procede la conclusión del proceso de impugnación si acuerdo


fue revocado o sustituido

La Sala Superior aplicó el artículo 139 tercer párrafo de la Ley Ge-


neral de Sociedades que establece que: “el juez mandará tener por
concluido el proceso y dispondrá el archivo de los autos, cualquiera
que sea su estado, si la sociedad acredita que el acuerdo ha sido revo-
cado o sustituido conforme a lo prescrito en el párrafo precedente”.
En consecuencia, esta ley especial es de aplicación en el caso de autos,
por lo que habiendo resuelto la resolución impugnada la conclusión
del proceso por sustracción de la materia esta debe ser confirmada.

CAS. Nº 1768-2012-JUNÍN
Lima, siete de junio de dos mil trece.
LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
DE LA REPÚBLICA
Vista la causa signada con el número mil setecientos sesenta y ocho - dos mil doce,
en Audiencia Pública llevada a cabo en la fecha, y producida la votación con arreglo a la
ley, se ha emitido la siguiente sentencia.
MATERIA DEL RECURSO DE CASACIÓN
Se trata del recurso de casación interpuesto por Edelmira Norma Yarasca Cipria-
no, de folio cuatrocientos diez, contra el auto de vista de folio trescientos ochenta y dos,
de fecha catorce de diciembre de dos mil once, expedido por la Segunda Sala Mixta de
Huancayo de la Corte Superior de Justicia de Junín, que resuelve confirmar la resolu-
ción que declara la conclusión del proceso por sustracción de la materia, en consecuen-
cia, concluido el proceso.
FUNDAMENTOS DEL RECURSO DE CASACIÓN
Mediante resolución de fecha seis de agosto de dos mil doce, de folio ciento diez
del cuadernillo de casación, esta Sala Suprema ha declarado procedente el recurso de
casación interpuesto por Edelmira Norma Yarasca Cipriano por la causal de infracción
normativa procesal y material: a) Infracción normativa procesal; toda vez que: i) La
concesión de la medida cautelar a su favor ha sido analizada por el superior de mane-
ra muy superficial a tal punto de considerarla como un superfluo argumento de defen-
sa, a sabiendas de que el referido acto procesal, tiene plena incidencia para resolver el
conflicto, tanto más, si está vigente en el tiempo, en el derecho y además goza de plena
eficacia jurídica, por lo que al haberse resuelto la causa sin respetar los efectos legales
y jurídicos del objeto de la medida cautelar de no innovar, se atenta contra el derecho al
debido proceso; ii) El acuerdo de convocatoria de Gerencia General adoptado en segun-
da oportunidad mediante Junta General de fecha diecisiete de enero de dos mil once, ha
sido adoptado con posterioridad a la inscripción de la medida cautelar en el Registro de

292
JURISPRUDENCIA

Sociedades, tanto más, si la referida Junta General se ha llevado a cabo sin advertir la
prohibición expresa de mantener el estado de hecho y de derecho que ordenó la medi-
da cautelar de no innovar; iii) No se ha efectuado juicio de valor sobre la constancia de
inscripción de la medida cautelar de no innovar de fecha once de enero de dos mil once,
ni sobre la denuncia policial presentada para la oposición a la Junta sustitutoria que el
mismo superior reconoce que no se ha tomado en cuenta; iv) El superior no se pronun-
cia en ningún extremo y mucho menos sustenta debidamente las razones por las cuales
una medida cautelar de no innovar dictada con anterioridad, influye o no en la conclu-
sión de la presente causa por sustracción de la materia; v) Se ha aplicado en forma inde-
bida el artículo 630 del Código Procesal Civil, pues lo que se discute en el presente caso
es la solicitud de la parte demandada, consistente en la conclusión del proceso por sus-
tracción de la materia, la misma que resulta improcedente por cuanto existe trabada una
medida cautelar de no innovar, la misma que obra debidamente inscrita en el registro
respectivo y goza de protección registral, no siendo tema de discusión la cancelación de
la medida cautelar ya que esta no fue objeto de su agravio y mucho menos invocada por
la demandada al plantear su pedido de conclusión del proceso; vi) Se ha inaplicado el
artículo 687 del Código Procesal Civil, pues el superior no fundamentó debidamente y
mucho menos tomó en consideración la naturaleza jurídica de la medida cautelar de no
innovar, la misma que se planteó con el objeto de que se mantenga la situación de hecho
y de derecho a la fecha de presentación de la solicitud cautelar y consecuentemente se
suspenda, paralice y/o se impida la inscripción o anotación de suspensión de funciones
y revocatoria de Gerente, exclusión de socio y de cualquier otro acto modificatorio del
pacto social, del estatuto y/o de la estructura orgánica de la sociedad, pretensión que fue
concedida mediante resolución de fecha seis de enero del año dos mil once, la misma
que fue debidamente inscrita en la Partida Registral número 11003909 del Registro de
Sociedades de la Zona Registral número ocho - Sede Huancayo, de fecha once de enero
del dos mil once; b) Infracción normativa material por interpretación errónea del
artículo 135 último párrafo de la Ley General de Sociedades, toda vez que el acuer-
do de revocatoria del Gerente General, adoptado en segunda oportunidad y que supues-
tamente sustituye al primigenio de suspensión en las funciones del Gerente General, ha
sido adoptado con posterioridad a la inscripción de la medida cautelar en el Registro de
Sociedades, y estando a que dicha medida ha suspendido el  statu quo  de la Sociedad,
por cuanto conforme se desprende de su contenido, el a quo ha ordenado que se man-
tenga el estado de hecho y de derecho al momento de la presentación de la demanda; 
c) Infracción normativa material por interpretación errónea del artículo 139
segundo y tercer párrafo de la Ley General de Sociedades, toda vez que se ha lleva-
do a cabo una junta general en forma irregular, es decir, que ésta resulta siendo nula ipso
iure, por no tener validez jurídica alguna, por cuanto no se tomado en cuenta la natu-
raleza jurídica de advertir la prohibición expresa de mantener el estado de hecho y de
derecho que ordenó la medida cautelar de no innovar;  d) Infracción normativa por
inaplicación del artículo 2012 del Código Civil, toda vez que las instancias de mérito,
el Notario ante quien se efectuó la convocatoria, y los socios de la empresa demandada
pueden alegar que desconocían el contenido de la inscripción de la medida cautelar de
no innovar, máxime cuando por imperio de este dispositivo legal dichas personas tenían
pleno conocimiento de dicha medida cautelar por lo tanto, no se podía llevar a cabo
una junta general, siendo preciso indicar que no podría llevar adelante una convocatoria

293
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

de esta naturaleza por cuanto se estaría desconociendo un mandato judicial; y,  e) La


infracción normativa por inaplicación del artículo 2013 del Código Civil, toda vez
que la parte demandada no ha podido demostrar que la medida cautelar de no inno-
var carece de eficacia, a contrario sensu, por lo que la referida medida viene surtiendo
todos sus efectos desde el día de su concesión por el a quo y se publicitó debidamente al
momento de su inscripción registral.
ANTECEDENTES:
Primero.- Edelmira Norma Yarasca Cipriano interpone demanda contra la Empre-
sa de Transportes y Servicios Múltiples Tecni Tours 1 Huancayo Sociedad Comercial de
Responsabilidad Limitada, solicitando que el Órgano Jurisdiccional declare: i) La nuli-
dad de la instalación de la Junta General de Participacionistas, de fecha diecisiete de
octubre de dos mil diez (pretensión principal); y,  ii)  La nulidad del acuerdo adoptado
en la Junta General de la misma fecha, por la que se acuerda la suspensión, por mayo-
ría de socios, de la demandante en su calidad de Gerente de la Empresa de Transportes
y Servicios Múltiples Tecni Tours 1 Huancayo Sociedad Comercial de Responsabilidad
Limitada (pretensión accesoria).
Segundo.-  Edelmira Norma Yarasca Cipriano alega que es socia fundadora de
la sociedad denominada Empresa de Transportes y Servicios Múltiples Tecni Tours 1
Huancayo Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada, inscrita en la Ficha núme-
ro 2888 de la Partida Electrónica número 11003909 del Registro de Sociedades de la
Zona Registral VIII - Sede Huancayo, y viene desempeñando el cargo de Gerente Gene-
ral por más de diez años, cuyo mandato está inscrito en los Registros Públicos; en dicha
circunstancia los socios habían realizado una convocatoria de Junta General de Partici-
pacionistas que se realizó el día diecisiete de octubre de dos mil diez, en donde acorda-
ron por mayoría de socios la suspensión de la Gerente General. La demandante agrega
que dicho acuerdo contraviene el Estatuto de la empresa a la cual representa y a la pro-
pia Ley General de Sociedades en sus artículos 38 y 294 inciso 3. Dentro de este proce-
so, la actora solicitó medida cautelar de No Innovar, la que fue concedida mediante la
Resolución número 1, de fecha seis de enero de dos mil once, de folio siete del cuader-
no cautelar, la cual dispone que se mantenga el statu en su condición de Gerente Gene-
ral y Socia de la Empresa de Transportes y Servicios Múltiples Tecni Tours 1 Huanca-
yo Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada, ordenándose que se conserve la
situación de hecho y de derecho existente al momento de la interposición de la deman-
da, medida que fue inscrita en los Registros Públicos.
Tercero.-  La Empresa de Transportes y Servicios Múltiples Tecni Tours 1 Huan-
cayo Sociedad Comercial de Responsabilidad Limitada mediante escrito de fojas dos-
cientos treinta solicitó la Conclusión del Proceso por sustracción de la materia en razón
a que la supuesta causal de nulidad que se demanda en el acuerdo de instalación de la
Junta General de Participacionistas de fecha diecisiete de octubre de dos mil diez ha
sido eliminada (sic) por el Acuerdo de la Junta General de Participacionistas de fecha
diecisiete de enero de dos mil once, en la que por unanimidad se acordó remover del
cargo de Gerente General a Edelmira Norma Yarasca Cipriano, y en su remplazo desig-
nó a un nuevo Gerente General, acuerdo último que fue convocado vía notarial por
haberse negado la actora a convocar a los socios.

294
JURISPRUDENCIA

Cuarto.- El Juez del Cuarto Juzgado Civil Subespecialidad Comercial de Huanca-


yo, de la Corte Superior de Justicia de Junín, declaró fundada la conclusión del proce-
so por sustracción de la materia, en consecuencia por concluido el presente proceso, por
cuanto: i) El acuerdo de Junta General de fecha diecisiete de enero de dos mil once tiene
validez jurídica por cuanto no fue objeto de oposición sino después de su celebración
conforme se advierte del texto del oficio del Notario Público; y, ii) El acuerdo de “sus-
pensión”  de la Gerente General realizado el día diecisiete de octubre de dos mil diez,
fue sustituido por la “remoción” acordada en la Junta General de Participacionistas lle-
vada a cabo el día diecisiete de enero de dos mil once, lo que implica la sustracción de
la materia porque al haber sido sustituida la primera Junta por la segunda, el a quo no
puede emitir resolución alguna por haberse extinguido anómalamente las pretensiones
demandadas, y por consiguiente debe archivarse la causa, en aplicación del artículo 139
de la Ley General de Sociedades.
Quinto.- La Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Junín, confirmó el auto
apelado, sosteniendo que: i)Respecto a no haberse considerado la existencia de la Medi-
da Cautelar de No Innovar en la que se dispuso “se mantenga la situación de hecho y de
derecho al momento de la presentación de la demanda”, es insoslayable remitirse al ar-
tículo 612 del Código Procesal Civil que señala: “toda medida cautelar, importa un pre-
juzgamiento y este es provisorio, instrumental y variable”,  por lo cual el auto materia
de grado que pone fin a la instancia, resuelve declarar fundada la conclusión del pro-
ceso por sustracción de la materia y ordena su archivo definitivo, conlleva la cancela-
ción de la medida cautelar trabada en autos por aplicación extensiva del artículo 630 del
Código Procesal Civil, y si esta resolución es confirmada, tal cancelación en definiti-
va queda firme, pues ya no habría decisión definitiva a asegurar, conforme lo estableci-
do en el artículo 608 del Código Procesal Civil; ii) En cuanto al agravio de la oposición
al trámite notarial, la impugnante no probó que exista negativa de recepción de oposi-
ción en horas de la mañana, por tanto el acuerdo societario ha quedado subsistente sur-
tiendo efectos jurídicos, y además el Acta tiene fuerza legal desde su aprobación hasta
que judicialmente se declare su invalidez, conforme lo disponen los artículos 135 y 139
primer párrafo de la Ley número 26887; iii) La resolución apelada ha sido emitida en
aplicación de lo dispuesto en el artículo 135, segundo y tercer párrafo de la Ley Gene-
ral de Sociedades, por cuanto se acreditó que el Acta de fecha diecisiete de enero de dos
mil once sustituyó el acuerdo de suspensión de la Gerente General de fecha diecisiete
de octubre de dos mil diez cuya nulidad solicita la demandante en la presente causa, en
consecuencia este acto societario sustitutorio se subsume en el supuesto de hecho de la
norma legal citada y corresponde aplicar su consecuencia jurídica y dar por concluido el
proceso ordenando su archivo definitivo, recurriendo a la figura procesal de la conclu-
sión del proceso por sustracción de la materia establecida en el artículo 321 inciso 1 del
Código Procesal Civil.
CONSIDERANDO:
Primero.- La infracción normativa podemos conceptualizarla como la afectación a
las normas jurídicas en que incurre la Sala Superior al emitir una resolución, originan-
do con ello que la parte que se considere afectada por la misma pueda interponer el res-
pectivo recurso de casación. Los alcances del concepto de infracción normativa quedan
subsumidos en las causales que anteriormente contemplaba el Código Procesal Civil en

295
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

su artículo 386, relativas a la interpretación errónea, aplicación indebida e inaplicación


de una norma de derecho material, pero además incluyen otro tipo de normas como son
las de carácter adjetivo.
Segundo.-  En cuanto a las causales de infracción normativa procesal declaradas
procedentes en el recurso de casación, referidas a la sustentación de la Medida Cau-
telar de No Innovar, corresponde analizar los argumentos que se invocan como agra-
vios: i) La recurrente considera que la Medida Cautelar de no Innovar no ha sido con-
siderada al expedir la resolución que declara concluido el proceso por sustracción de la
materia; sin embargo, es de señalar que el proceso cautelar tiene por finalidad asegurar
la eficacia o el cumplimiento de la sentencia a dictarse en el proceso que dirige (princi-
pal), anticipando todos o determinados efectos del fallo(1). La medida cautelar importa
un prejuzgamiento, es provisoria, instrumental y variable, esto es, tiene una relación de
instrumentalidad con el proceso principal, siendo que la decisión que se concede en este
caso es provisional, toda vez que se extingue con el fallo final expedido en el proceso
principal. Asimismo, es necesario que toda petición cautelar reúna los requisitos y con-
diciones que señalan los artículos 610 y 611 del Código Procesal Civil. La medida cau-
telar de No Innovar, se encuentra dirigida a mantener el estado de hecho o de derecho
existente al tiempo de ser admitida la demanda, para garantizar la eficacia de la senten-
cia a dictarse en el proceso principal. Siendo esto así, los argumentos de defensa carecen
de sustento, dado que los demandados sustituyeron la nulidad del acuerdo que declara la
suspensión de la Gerente General (demandante) por una de remoción, subsumiendo este
acto societario en el artículo 139 segundo y tercer párrafo de la Ley número 26887 - Ley
General de Sociedades; ii) Sobre el argumento que señala que el acuerdo de convoca-
toria a Junta General ha sido adoptado con posterioridad a la inscripción de la medida
cautelar en el Registro de Sociedades, sin embargo, al sustituir el acuerdo que declara
la suspensión de la Gerente General (demandante) por remoción, se cumplió la norma
señalada en el acápite anterior, con lo cual ya no existe la pretensión de la demanda, y
por consiguiente la medida cautelar ya no tiene finalidad que asegurar;  iii)  En lo per-
tinente a que no se ha efectuado juicio de valor sobre la constancia de inscripción de
la medida cautelar de No Innovar, ni existe pronunciamiento sobre las razones por las
cuales una medida cautelar de No Innovar dictada con anterioridad, influye o no en la
conclusión de la presente causa por sustracción de la materia, los lineamientos ya fue-
ron fijados en el acápite precedente; iv) En cuanto a la aplicación del artículo 630 del
Código Procesal Civil, debe señalarse que si bien es cierto no existe una sentencia que
haya declarado infundada la demanda, sino que se trata de un auto que pone fin al pro-
ceso sin declaración sobre el fondo, sin embargo, se ha señalado que el proceso cau-
telar tiene por finalidad asegurar la eficacia o el cumplimiento de la sentencia, y al no
existir en este caso pretensión de la demanda que pueda ser cumplida, no existe razón
para que subsista la medida cautelar; y, v) Respecto a la infracción del artículo 687 del
Código Procesal Civil, debe señalarse que la decisión de los Órganos Inferiores se basó
en el artículo 139 segundo y tercer párrafo de la Ley número 26887 - Ley General de

(1) HINOSTROZA MINGUÉZ, Alberto. El embargo y otras medidas cautelares. 2ª edición, Editorial San
Marcos, Lima, 2000, p. 13.

296
JURISPRUDENCIA

Sociedades, que señala expresamente:  “No procede la impugnación  (judicial)  cuando el


acuerdo haya sido revocado, o sustituido por otro adoptado conforme a ley, al pacto social
o al estatuto. El juez mandará tener por concluido el proceso y dispondrá el archivo de
los autos, cualquiera que sea su estado, si la sociedad acredita que el acuerdo ha sido
revocado o sustituido conforme a lo prescrito en el párrafo precedente”, en consecuencia,
no existe vulneración del debido proceso, violación al derecho de defensa y a la prueba
como invoca la recurrente; en consecuencia este agravio es infundado.
Tercero:  En cuanto a las causales de infracción normativa material referidas al
último párrafo del artículo 135 de la Ley número 26887 –Ley General de Sociedades–
que taxativamente dice: “El acta tiene fuerza legal desde su aprobación”, y al artículo
139 segundo y tercer párrafo de la misma norma; estos artículos otorgan validez al Acta
de Remoción realizada por vía notarial, de fecha diecisiete de enero de dos mil once
que sustituye al de fecha diecisiete de octubre de dos mil diez, en la cual se designa al
nuevo Gerente General, puesto que la norma permite la sustitución de un acuerdo por
otro, siempre que haya sido adoptado conforme a ley, al pacto social o al estatuto, lo que
se da en el presente caso, pues se establece que la Sala Superior ha realizado una debi-
da subsunción de la norma a los hechos materia de controversia; en consecuencia, este
agravio es infundado.
Cuarto:  Sobre la infracción al artículo 2012 del Código Civil que dice:  “Se pre-
sume, sin admitirse prueba en contrario, que toda persona tiene conocimiento del con-
tenido de las inscripciones”, igualmente lo que señala el artículo 2013 del Código Civil
que dice: “El contenido de la inscripción se presume cierto y produce todos sus efectos
mientras no se rectifique o se declare judicialmente su validez”; sin embargo, en el pre-
sente caso, las normas materiales antes invocadas como agravio no pueden ser aplica-
das al presente proceso, toda vez que, ambas disposiciones legales se refieren a derechos
registrales de publicidad y legitimación, siendo que en este caso no se discute el conoci-
miento de la inscripción de la medida cautelar de No Innovar en los Registros Públicos,
sino que dicha medida cautelar ya no tiene razón de ser porque fundamentalmente esta-
ba supeditada al resultado del proceso principal del cual se derivó esta medida, por lo
cual los agravios denunciados no son materia de contradicción, teniendo en cuenta que
la parte demandada no ha señalado que desconocía los alcances de la medida cautelar,
en consecuencia, este agravio también es infundado.
Quinto:  Es de advertir que la norma aplicada por el  ad quem  es el artículo 139
tercer párrafo de la Ley número 26887 –Ley General de Sociedades–, que estable-
ce que: “El juez mandará tener por concluido el proceso y dispondrá el archivo de los
autos, cualquiera que sea su estado, si la sociedad acredita que el acuerdo ha sido revo-
cado o sustituido conforme a lo prescrito en el párrafo precedente”, en consecuencia,
esta ley especial es de aplicación en el caso de autos, y apareciendo de la resolución
impugnada que también se aplicó el Código Procesal Civil, en modo alguno modifica
los resultados de la resolución materia de casación. Por estas consideraciones, y en apli-
cación del segundo párrafo del artículo 397 del Código Procesal Civil; declararon:
INFUNDADO  el recurso de casación interpuesto por Edelmira Norma Yaras-
ca Cipriano, de folio cuatrocientos diez; en consecuencia,  NO CASARON el auto de
vista de folio trescientos ochenta y dos, de fecha catorce de diciembre de dos mil once,

297
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

expedido por la Segunda Sala Mixta de Huancayo de la Corte Superior de Justicia de


Junín;  DISPUSIERON  la publicación de la presente resolución en el diario oficial El
Peruano, bajo responsabilidad; en los seguidos por Edelmira Norma Yarasca Cipriano
contra Empresa de Transportes y Servicios Múltiples Tecni Tours 1 Huancayo Socie-
dad Comercial de Responsabilidad Limitada, sobre Nulidad de Acuerdo  Societario; y
los devolvieron. Ponente Señor Rodríguez Mendoza, Juez Supremo.

SS. RODRÍGUEZ MENDOZA, VALCÁRCEL SALDAÑA, CABELLO MATAMALA,


MIRANDA MOLINA, CUNYA CELI

298
Jurisprudencia de las Cortes Superiores

12 Fundamento de los plazos de caducidad en la impugnación de


acuerdos societarios

La impugnación de acuerdo societario está sujeta a caducidad, esto es un


modo de extinción del derecho y la acción por el transcurso del tiempo,
pues conviene al interés social liquidar situaciones pendientes y favore-
cer su solución, sustentándose por tanto en la seguridad jurídica; siendo
caducidad, el orden público está más acentuado, puesto que el elemento
más importante es el plazo previsto por la ley para todos y cada uno de los
casos que se origina este derecho de impugnación de acuerdo societarios.

EXPEDIENTE Nº 01725-2010-0-1401-JR-CI-05
Ica, 29 de agosto de 2014.
PRIMERA SALA CIVIL - SEDE CENTRAL
VISTOS: En audiencia pública el recurso de apelación de la sentencia e intervi-
niendo como ponente la Jueza Jacqueline Chauca Peñaloza.
CONSIDERANDO:
Primero.- Sobre la Resolucion Nº 5. Es materia de apelación la resolución Nº 5
que declara infundada la nulidad interpuesta por la codemandada Elsi Consuelo Tataje
Barriga, y, aclara la resolución Nº 1 que la demanda versa sobre Impugnación de acuer-
do de exclusión de socio adoptado en la Junta General Extraordinaria del 15 de junio del
2010, y como pretensión accesoria la impugnación de todo acuerdo posterior como es la
reducción d capital y modificación parcial de estatutos, inclusión de socios, aumento de
capital y modificación parcial de estatutos, transformación de sociedad, revocación de
administradores y nombramiento de gerentes, así como la segunda pretensión accesoria
de nulidad inscripciones registrales contenidos en los asientos 12,13, 14 y 15 de la par-
tida Nº 02027588 del Registro de Personas Jurídicas de la Oficina Registral de Ica. El
recurso de apelación es presentado por Elsi Consuelo Tataje Barriga, quien en el escri-
to que obra de la página 157 a 165, solicita se revoque la impugnada y reformándola se
declare fundada la apelación y declare improcedente la demanda.
Segundo.- Como antecedentes de la resolución apelada se tiene que la demanda-
da Elsi Consuelo Tataje Barriga, por escrito que obra de las páginas 135 a 142, solicitó
la nulidad de lo actuado hasta la resolución Nº 1 que admite la demanda, porque debió
ser declarada improcedente, dichas acciones a la fecha de presentación de la demanda
habían caducado, por contener indebida acumulación de pretensiones. En consecuencia
se tiene que se ha solicitado la nulidad de una resolución que es la Nº 1.

299
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Tercero.- Por mandato de la ley, específicamente artículo 356 del Código Proce-
sal Civil, la actividad impugnatoria se puede ejercer a través de la vía recursiva, de los
remedios y de la pretensión autónoma de nulidad. Los recursos son medios de impug-
nación de los actos procesales, la parte agraviada por él, tiene dentro de los límites que
la ley le confiera, poderes de impugnación destinados a promover la revisión del acto
y su eventual modificación. El recurso es el medio de impugnación más importante, la
impugnación es el género y el recurso la especie. Los recursos son aquellos actos pro-
cesales en cuya virtud quien se considera agraviado por una resolución judicial puede,
en el mismo proceso y dentro de determinados plazos, computados desde la notificación
de aquella, que un órgano superior en grado tal que la dicto, o en su caso este mismo,
la reforme, modifique, amplíe o anule. Los recursos pueden clasificarse en ordinarios
y extraordinarios, los primeros son aquellos que la ley prevé con el objeto de reparar
genéricamente la extensa gama de defectos que puede exhibir las resoluciones judicia-
les y que fundamentalmente consisten en errores de juzgamiento derivados de una des-
acertada aplicación de la ley o de la valoración de la prueba o vicios producidos por la
inobservancia de los requisitos procesales que condicionan la validez de la correspon-
diente resolución y en irregularidades concernientes al procedimiento que precedió a su
dictado. El recurso ordinario opera al interior del proceso, tanto por la facilidad con que
es admitido como por el mayor poder, que se atribuye al órgano jurisdiccional encarga-
do de resolverlo. Son considerados recursos ordinarios los siguientes: aclaratoria, repo-
sición, apelación, nulidad y queja por denegatoria de apelación. En tanto que los reme-
dios para nuestro código procesal civil, son medios de impugnación que se formulan por
quien se considere agraviado por actos procesales no contenidos en resoluciones; por
citar el cuestionamiento de acto de notificación o el cuestionamiento de la ejecución de
un embargo en forma de depósito. Atendiendo a las premisas normativas citadas se tiene
que si se pretende cuestionar un acto procesal contenido en resolución, como es la Nº 1
que admite a trámite la demanda, la forma correcta no es el uso de la nulidad (remedio),
sino el recurso; empero la parte apelante uso el remedio de tipo de nulidad, según se
colige de las páginas 135 a 142; y en este contexto la nulidad no es procedente.
Cuarto.- Además, una vez resuelta la nulidad de la resolución Nº 1, por resolu-
ción Nº 5; la codemandada Elsi Consuelo Tataje Barriga, ha impugnado la resolución
Nº 5 en esta parte; cuando está prohibido por mandato expreso del artículo 365 inciso 2)
del Código Procesal Civil. Así el texto legal referido prescribe que “Procede apelación
(…) 2. Contra los autos, excepto los que se expidan en la tramitación de una articula-
ción (…)”; en este caso la resolución Nº 5 en la parte que desestima la nulidad de reso-
lución es una articulación. El fundamento es que todo acto procesal tiene la posibilidad
de la impugnación, como un mecanismo orientado a corregir errores en su producción,
en ese sentido lo prescribe el artículo 355 del Código Procesal Civil, y para ejercer la
impugnación nuestro sistema procesal acoge tres mecanismos: el remedio, la pretensión
autónoma y recurso. Una expresión de los remedios, es la nulidad de acto procesales no
contenidos en resoluciones; por tanto si utilizo el remedio (nulidad) ya no pudo usar el
recurso; lo contrario implica articulación. Siendo así el recurso de apelación concedido
contra la resolución Nº 5 en este punto es improcedente lo cual se califica así a mérito
del artículo 367 del Código Procesal Civil, previa nulidad del concesorio contenido en
la resolución Nº 6 de la página 166.

300
JURISPRUDENCIA

Quinto.- El numeral 2 de la resolución Nº 5 aclara la resolución Nº 1, y esto también


fue apelado en el escrito de las páginas 157 a 165. Como todo recurso, incluso el de apela-
ción, por mandato del artículo 366 del Código Procesal Civil, el que interpone recurso de
apelación debe fundamentarlo, indicando el error de hecho o derecho incurrido en la reso-
lución, precisando la naturaleza del agravio y sustentando su pretensión. La fundamenta-
ción del agravio es importante porque limita los poderes del juez superior, fija el objeto de
la alzada y por exclusión lo que no es objeto de impugnación adquiere autoridad de cosa
juzgada; es indispensable que el recurso de apelación contenga una fundamentación del
agravio indicando el error de hecho o de derecho incurrido en la resolución impugnada y
precisando su naturaleza, de tal modo que el agravio fija la pretensión de la Sala de revi-
sión. La fundamentación debe indicar el error de hecho o derecho de la resolución impug-
nada. El error de hecho es el que proviene de un conocimiento imperativo sobre los ele-
mentos de la pretensión procesal en discusión o sobre algún acontecimiento producido y
que es materia de prueba en el proceso. Según artículo 364 del Código Procesal Civil, el
objeto de la apelación es la revisión de la resolución y existencia de un agravio.
Sexto.- El numeral 2) de la resolución Nº 5 aclara la Resolución Nº 1 que la
demanda versa sobre Impugnación de acuerdo de exclusión de socio adoptado en la
Junta General Extraordinaria del 15 de junio del 2010, y como pretensión accesoria la
impugnación de todo acuerdo posteriores como es la reducción de capital y modifica-
ción parcial de estatutos, inclusión de socios, aumento de capital y modificación parcial
de estatutos, transformación de sociedad, revocación de administradores y nombramien-
to de gerentes, así como la segunda pretensión accesoria de nulidad inscripciones regis-
trales contenidos en los asientos 12,13, 14 y 15 de la Partida Nº 02027588 del Registro
de Personas Jurídicas de la Oficina Registral de Ica; y esta aclaración se fundamenta en
el artículo 406 del Código Procesal Civil y se refiere a la parte decisoria de la resolución
Nº 1. Empero en el recurso de apelación, la apelante no precisa porque en esta aclara-
ción existe error de hecho ni derecho, se limita a cuestionar el fondo de la calificación
de la resolución Nº 1 que admite a trámite la demanda precisando que existe caducidad
de la demanda e indebida acumulación, pero no precisa por qué la aclaración es errada y
cuál es el agravio producido en su contra.
Sétimo.- En dicho contexto se tiene que no ha cumplido con la exigencia de la fun-
damentación del agravio contenida en el artículo 366 del Código Procesal Civil, y no
obstante el juzgado en la resolución Nº 6 concede el recurso de apelación; por lo que
estando al último párrafo del artículo 367 del Código Procesal Civil se declara improce-
dente el recurso de apelación, previa nulidad del concesorio.
Octavo.- Sobre la apelacion de la sentencia. Es materia de apelación la senten-
cia contenida en la Resolución Nº 22 del 2 de mayo de 2014 que obra de la página 244 a
253 que falla declarando fundada la demanda interpuesta por Julio Zenón Tataje Barri-
ga por derecho propio y en representación de Rosario Virginia Tataje Barriga contra la
Clínica Tataje Barriga S.A.C. y doña Elsi Consuelo Tataje Barriga, sobre Impugnación
de acuerdo de exclusión de socio adoptado en la Junta General Extraordinaria del 15
de junio del 2010, y como pretensión accesoria la impugnación de todo acuerdo pos-
terior como es la reducción de capital y modificación parcial de estatutos, inclusión de
socios, aumento de capital y modificación parcial de estatutos, transformación de socie-
dad, revocación de administradores y nombramiento de gerentes, así como la segunda

301
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

pretensión accesoria de nulidad inscripciones registrales contenidos en los asientos


12,13, 14 y 15 de la partida Nº 02027588 del Registro de Personas Jurídicas de la Ofici-
na Registral de Ica.
Noveno.- La codemandada Elsi Consuelo Tataje Barriga, es la apelante, quien en el
escrito que obra de la página 266 a 272, interpone recurso de apelación, por los funda-
mentos siguientes:
a. Incurre en error al señalar los artículos 295, 301 de la Ley General de Socie-
dades, porque es una sociedad anónima cerrada, y no ha considerado el ar-
tículo 51 de la Ley referida.
b. Incurre en error al señalar el artículo 92 del Código Civil.
c. No hizo mención al artículo 139 de la Ley General de Sociedades que regula
los supuestos de impugnación, cuál de los supuestos es aplicable a su caso.
d. No ha precisado la parte del estatuto, norma o disposición legal que ha sido
vulnerada por la Junta General del 15 de junio del 2010.
e. Hizo cita doctrinaria fuera de lugar y contexto como es la del numeral 4.5.
f. No ha considerado que la acción ha caducado según artículo 139 de la Ley
General de Sociedades, porque tratándose de acuerdos inscribibles caduca
dentro del mes siguiente de la inscripción, fue inscrito el 21 de julio del 2010
y la demanda fue presentada el 8 de setiembre del 2010.
Décimo.- Sobre la caducidad. La sociedad es un instrumento jurídico reconocido
por su eficiente organización para ser titular de una empresa, tenga o no fines de lucro.
La doctrina y la ley reconocen a la sociedad, en tanto personas jurídicas, los atributos
de la persona física o natural, nombre, nacionalidad, domicilio, patrimonio, capacidad,
ocupación, voluntad, responsabilidad. Los modelos societarios están contenidos en la
Ley General de Sociedades, la norma dispone que toda sociedad debe adoptar alguna
de estas formas jurídicas. La sociedad tiene por finalidad el nacimiento de otra persona
jurídica en la que los socios o accionistas no tiene un derecho sobre los bienes adquiri-
dos, aunque se trate de inmuebles, sino solamente un derecho en el capital y utilidades
de la misma, la cual nace por convención de las partes, siendo el papel de la sociedad
activo pues se constituye para una finalidad determinada. Las modalidades de constitu-
ción están contenidas en el artículo 3 de la Ley General de Sociedades, siendo una de
ellas la sociedad comercial de responsabilidad limitada.
Décimo primero.- El derecho de impugnación es uno de los principales meca-
nismos de control que la Ley General de Sociedades reconoce a favor de los socios,
con el fin de que cualquiera de ellos pueda cuestionar la validez de los acuerdos adop-
tados en una junta general, haya o no asistido a aquella. La impugnación de acuer-
dos se fundamenta en: a) Acuerdos contrarios a la ley societaria, opuestos al estatu-
to o lesionantes de los intereses de la sociedad en beneficio de uno o varios accionistas.
b) Acuerdos adoptados con defecto de convocatoria o falta de quórum. c) Las de anulabili-
dad o nulidad relativa previstas en la ley societaria o en el Código Civil artículos 139 y 143
de la Ley. Mientras que las causales de nulidad son los acuerdos contrarios a normas impe-
rativas o fundados en causales de nulidad previstos en la ley societaria o en el Código Civil.

302
JURISPRUDENCIA

Décimo segundo.- El artículo 139 de la Ley General de Sociedades, prescribe que:


“Pueden ser impugnados judicialmente los acuerdos de la junta general cuyo conteni-
do sea contrario a esta ley, se oponga al estatuto o al pacto social o lesione, en beneficio
directo o indirecto de uno o varios accionistas, los intereses de la sociedad. Los acuer-
dos que incurran en causal de anulabilidad prevista en la Ley o en el Código Civil, tam-
bién serán impugnables en los plazos y formas que señala la ley. No procede la impug-
nación cuando el acuerdo haya sido revocado, o sustituido por otro adoptado conforme
a ley, al pacto social o al estatuto. El juez mandará tener por concluido el proceso y dis-
pondrá el archivo de los autos, cualquiera que sea su estado, si la sociedad acredita que
el acuerdo ha sido revocado o sustituido conforme a lo prescrito en el párrafo prece-
dente. En los casos previstos en los dos párrafos anteriores, no se perjudica el derecho
adquirido por el tercero de buena fe”.
Decimo tercero.- La Impugnación de acuerdo societario está sujeta a caducidad,
esto es un modo de extinción del derecho y la acción por el transcurso del tiempo, pues
conviene al interés social liquidar situaciones pendientes y favorecer su solución, sus-
tentándose por tanto en la seguridad jurídica; siendo caducidad, el orden público está
más acentuado, puesto que el elemento más importante es el plazo previsto por la ley
para todos y cada uno de los casos que se origina este derecho de impugnación de acuer-
do societarios. Según el artículo 2004 del Código Civil, los plazos de caducidad los fija
la ley sin admitir pacto en contrario, siendo nulo todo pacto orientado a dificultar a una
de las partes el ejercicio de su derecho. En este caso el apelante ha referido que el plazo
de caducidad para impugnar el acuerdo societario de la demanda ha operado, por lo que
nos remitimos a Ley General de Sociedades para verificar el plazo y si de los actuados
se verifica este agravio.
Décimo cuarto.- El artículo 142 de la Ley General de Sociedades, sobre el plazo
de caducidad dispone que: “Caducidad de la impugnación. La impugnación a que se
refiere el artículo 139 caduca a los dos meses de la fecha de adopción del acuerdo si el
accionista concurrió a la junta; a los tres meses si no concurrió; y tratándose de acuerdos
inscribibles, dentro del mes siguiente a la inscripción”. El cómputo del plazo de caduci-
dad supone considerar el decurso desde su inicio hasta su vencimiento, computándose
todos los días sean hábiles o inhábiles, por las características de perentoriedad y fatali-
dad de los plazos de caducidad su decurso es indetenible y, por ello se computan desde
su inicio hasta su vencimiento, sin vicisitudes, esto es, sin causas suspensivas ni inte-
rruptivas, salvo la determinada por la imposibilidad de reclamar el derecho ante el tri-
bunal peruano como lo ha previsto el artículo 2005 del Código Civil. En este caso el
acuerdo cuestionado es la exclusión de socios adoptado en Junta General Extraordinaria
de Accionistas del 15 de junio del 2010 –según página 51–; este acuerdo es inscribible
conforme se colige de la página 21, y artículo 3 del reglamento de Registro de Socie-
dades. Ahora bien de la página 21 que se ha referido se tiene fotocopia legalizada de la
partida registral Nº 02027588 de donde se colige que la Clínica Tataje Barriga Sociedad
Civil de Responsabilidad Limitada, ha reducido su capital y modificado parcialmente su
estatuto; entre otras decisiones, así dice lo siguiente “Mediante Junta General de fecha
15/06/2010, se acordó por unanimidad la Reducción de capital social (amortización de
capital social de manera automática) en la suma de S/ 1,125.00 como consecuencia de
la exclusión de los socios Julio Zenon Tataje Barriga, Rosario Virginia Tataje Barrriga

303
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

e Isabel Cecilia Tataje Barriga (…)”; y este título fue presentado a Registros Público el
21/07/2010 e inscrito el 9 de agosto de 2010. Ahora bien existe diferencia entre presen-
tar que es “Poner a la vista una cosa para que pueda ser examinada con detenimiento”
según el diccionario; con inscribir que es “Tomar razón en un registro de declaraciones,
documentos” “según diccionario; y artículo VI del Reglamento del Registro de Socieda-
des RESOLUCIÓN DEL SUPERINTENDENTE NACIONAL DE LOS REGISTROS
PÚBLICOS Nº 200-2001-SUNARP-SN. La norma sobre caducidad referida ordena que
el computo del plazo de caducidad se inicia desde la inscripción, que fue el 9 de agos-
to del 2010 y a la fecha de presentación de la demanda que es el 8 de setiembre de 2010
–según sello de recepción de la página 50– se tiene que no transcurrió el mes siguiente a
la inscripción, por lo cual no ha operado la caducidad.
Décimo quinto.- En el fundamento cuarto de la sentencia el juzgado precisa
que: “(…) El artículo 92 del Código Civil, establece que: “Todo asociado tiene dere-
cho a impugnar judicialmente los acuerdos que violen las disposiciones estatutarias. Las
acciones impugnatorias deben ejercitarse en un plazo no mayor de sesenta días conta-
dos a partir de la fecha del acuerdo. Pueden ser interpuestas por los asistentes, si hubie-
ran dejado constancia en acta de su oposición al acuerdo, por los asociados no concu-
rrentes y por los que hayan sido privados ilegítimamente de emitir su voto. Si el acuerdo
es inscribible en el registro, la impugnación puede formularse dentro de los treinta días
siguientes a la fecha en que la inscripción tuvo lugar (…)”; texto legal que no es apli-
cable al caso de autos conforme lo advierte el apelante, pues este es un caso de Impug-
nación de acuerdo societario de sociedad civil de responsabilidad limitada, en tanto que
el artículo 92 del Código Civil, es de aplicación a la persona jurídica de tipo asocia-
ción, que son dos diferentes; empero la cita normativa de dicho texto legal no ocasiona
la nulidad de la recurrida, dado que no es trascendente su mención; pues para que opere
la nulidad –según artículo 171 del Código Procesal Civil– no basta la existencia de un
vicio si el defecto no perjudica la resolución, y este es el caso porque con o sin la pre-
sencia de este párrafo el contenido de la sentencia esta debida y lógicamente motivada,
dado que en otros párrafos hace cita a las normas legales pertinentes y los hechos; que
dan la conclusión de la parte decisoria.
Décimo sexto.- En cuanto al numeral 4.5 de la sentencia, que se remite al Tribunal
Constitucional en la sentencia recaída en el Expediente Nº 5215-2007-PA/TC y precisa
que ha señalado: “(…) en el presente caso nos encontramos frente al ejercicio del dere-
cho disciplinario sancionador que una persona jurídica de derecho privado puede apli-
car a sus miembros cuando estos cometan faltas tipificadas como tales en sus estatutos,
siempre y cuando se les garantice un debido proceso y se respeten los derechos funda-
mentales consagrados en la Constitución (…) Sobre el particular y respecto a los proce-
dimientos disciplinarios sancionadores llevados a cabo al interior de asociaciones, existe
abundante y uniforme reiterada jurisprudencia expedida por el Tribunal Constitucional.
En el caso de autos, si bien no se trata de una asociación en sentido estricto (conforme
la entiende el Código Civil), sino de una Sociedad Civil de Responsabilidad Limitada,
queda claro que dichos criterios resultan perfectamente invocable y, por ende, aplica-
bles a la controversia de autos (…) En diversas oportunidades este Colegiado ha seña-
lado que el derecho al debido proceso es un derecho cuyas potestades se encuentran en
esfera de protección no solo se titularizan en el sino de un proceso judicial, sino que se

304
JURISPRUDENCIA

extienden, en general, a cualquier órgano del Estado, e incluso de un particular o enti-


dad privada, que ejerza funciones de carácter materialmente jurisdiccional (…) De ahí
que este Tribunal haya establecido que el debido proceso –y los derechos que lo confor-
man, como por ejemplo el derecho de densa –resultan aplicables al interior de la activi-
dad institucional de cualquier persona jurídica de derecho privado, máxime si ha pre-
visto la posibilidad de imponer una sanción tan grave como la expulsión (…)”; pero no
resulta una cita fuera de lugar no contexto, sino que está relacionado con el caso si con-
sideramos que la exclusión de los socios demandantes una especie de sanción con moti-
vo de denuncias –según contestación– y además que de la cita del juzgado se tiene lo
referido al debido proceso, que si ha sido citado tanto en la demanda como en la contes-
tación; por lo tanto este error que alega la apelante no está acreditado.
Décimo sétimo.- En la sentencia el juzgado ha considerado los artículos 295 y 301
de la Ley General de Sociedades; así dice: “Segundo.- De la Sociedad Civil.- Confor-
me al contenido del artículo 295 de la Ley General de Sociedades, en el segundo con-
siderando cuando dice: “la Sociedad Civil, se constituye para un fin común de carác-
ter económico que se realiza mediante el ejercicio personal de una profesión, oficio,
pericia, practica u otro tipo de actividades personales por alguno, algunos o todos los
socios”; y en este mismo considerando cita al artículo 301 de la Ley General de Socie-
dades cuando dice “Por su parte, el artículo 301 de la norma legal indicada refiere que
la Junta de Socios es el órgano supremo de la sociedad y ejerce como tal los derechos y
las facultades de decisión y disposición que legalmente le corresponden, salvo aquellos
que, en virtud del pacto social, hayan sido encargados a los administradores. Los acuer-
dos se adoptan por mayoría de votos computada conforme al pacto social y a falta de
estipulación, por capitales y no por personas; y se aplica la regla supletoria del artículo
anterior al socio que solo pone su profesión u oficio. Toda modificación del pacto social
requiere acuerdo unánime de los socios”; aplicación normativa que se refiere a la socie-
dad civil, mas no a la sociedad civil de responsabilidad limitada que es el caso de autos;
–según actos postulatorios–; sin embargo; esta cita normativa no ocasiona la nulidad,
porque no perjudica trascendentemente la sentencia, dado que del resto del contenido de
la misma si es factible de advertirse la motivación interna y externa de la decisión arri-
bada, esto por aplicación del artículo 171 del Código Procesal Civil, por lo tanto no oca-
siona la nulidad de la misma.
Décimo octavo.- El artículo 51 de la Ley General de Sociedades, cuya aplicación
solicita el apelante dispone que: “En la sociedad anónima el capital está representado
por acciones nominativas y se integra por aportes de los accionistas, quienes no res-
ponden personalmente de las deudas sociales. No se admite el aporte de servicios en la
sociedad anónima”; empero su aplicación no es coherente con lo demandado, dado que
lo que se cuestiona es el acta de Junta General Extraordinaria del 15 de junio de 2010
–según demanda de la página 51–, que ocurrió cuando la demandada tenía la forma
societaria de Sociedad Civil de responsabilidad limitada; así se acredita de la propia
contestación que trascribe parte de dicha Junta –según página 109- cuando dice “(…) se
da inicio a la Junta General Extraordinaria de Socios de la CLÍNICA TATAJE BARRI-
GA SOCIEDAD CIVIL DE RESPONSABILIDAD LIMITADA (…)”, por lo tanto no
se acredita el agravio de la apelación.

305
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Décimo noveno.- La Junta General Extraordinaria del 15 de junio del 2010 que
excluye como socios a los demandantes, fue realizado cuando la demandada tenía la
forma de sociedad civil de responsabilidad limitada, por lo tanto era de aplicación la
norma contenida en el artículo 293 de la Ley General de Sociedades cuyo texto dice:
“Exclusión y separación de los socios. Puede ser excluido el socio gerente que infrinja
las disposiciones del estatuto, cometa actos dolosos contra la sociedad o se dedique por
cuenta propia o ajena al mismo género de negocios que constituye el objeto social. La
exclusión del socio se acuerda con el voto favorable de la mayoría de las participaciones
sociales, sin considerar las del socio cuya exclusión se discute, debe constar en escritura
pública y se inscribe en el Registro. Dentro de los quince días desde que la exclusión se
comunicó al socio excluido, puede éste formular oposición mediante demanda en pro-
ceso abreviado. Si la sociedad solo tiene dos socios, la exclusión de uno de ellos solo
puede ser resuelta por el juez, mediante demanda en proceso abreviado. Si se declara
fundada la exclusión se aplica lo dispuesto en la primera parte del artículo 4. Todo socio
puede separarse de la sociedad en los casos previstos en la ley y en el estatuto”.
Vigésimo.- En este caso de autos según transcripción de la Junta General Extraor-
dinaria del 15 de junio del 2010, contenida en la contestación, una de las causales por
las cuales fueron separados los accionantes fue: “POR HABER REALIZADO GESTIO-
NES A TÍTULO PERSONAL, UTILIZANDO LA INFRAESTRUCTURA Y EQUIPOS
DE LA CLÍNICA TATAJE BARRIGA SCRL PARA LA SUSCRIPCIÓN DE CONVE-
NIO DE PRESTACIÓN DE SERVICIOS DE SALUD CON RÍMAC (…) CONFORME
SE CORROBORA DE LA CARTA (…) UNA VEZ SUSCRITO POR EL DR. JULIO
ZENÓN TATAJE BARRIGA (…) CON LO CUAL ACREDITA QUE SE VIENE
DEDICANDO POR CUENTA PROPIA AL MISMO GÉNERO DE NEGOCIOS QUE
CONSTITUYE EL OBJETO SOCIAL DE LA CLÍNICA TATAJE BARRIGA SOCIE-
DAD CIVIL DE RESPONSABILIDAD LIMITADA”. Resulta que dicha carta a que
hace referencia dicha acta no consta en autos, lo que si obran son cartas notariales remi-
tidas por la codemandada ELSI CONSUELO TATAJE BARRIGA a RÍMAC INTER-
NACIONALES S.A ENTIDAD PRESTADORA DE SALUD, a RÍMAC INTER-
NACIONAL COMPAÑÍA DE SEGUROS Y REASEGUROS, a MAFRE PERÚ, a
PACÍFICO SALUD, a PERSALUD S.A, a la POSITIVA CÍA DE SEGUROS, y a la
SUPERINTENDENCIA DE ENTIDADES PRESTADORAS DE SALUD; –según pági-
nas 97 a 104–, comunicando el uso del accionante JULIO ZENÓN TATAJE BARRIGA
usa a título personal instalaciones y demás bienes de la sociedad demandada; pero es la
afirmación de la co demandada que obra por escrito sin medio probatorio que lo corro-
bore; entonces no se acredita esta causal que ha motivado la exclusión de los accionan-
tes. Cabe resaltar que en la contestación y anexos referidos, se considera como autor de
estos hechos a Julio Zenón Tataje Barriga, pero además del demandante citado, han sido
excluidos y separados otros socios como es la codemandante Rosario Virginia Tataje
Barriga e Isabel Cecilia Tataje Barriga –según inscripción registral de la página 21– sin
que hayan motivos de su exclusión ni separación, porque a decir de la propia demanda-
da ellas no usaron los bienes de la sociedad a título personal.
Vigésimo primero.- De otro lado, la exclusión y separación de los socios accio-
nantes se fundamenta en la existencia de dos denuncias penales, que se acreditan de
la demanda y contestación y disposición Nº 18-1949-2010-1°DISFPPC-ICA del caso

306
JURISPRUDENCIA

acumulado Nºs 2010-0657 y 2010-1837 que obran de las páginas 93 a 96; que a decir
de los demandados violenta el pacto social y estatuto vigente perdiéndose el animus
societatis –ver página 110–. Al respecto no se colige de autos artículo del Estatuto o
pacto social donde se prohíba la presentación de denuncias en contra de los socios por
presuntos actos contra la sociedad; entonces no se colige la violación de estatutos. Las
sociedades se forman con convención de las partes; y cuando esta se acaba; es una cau-
sal de disolución y liquidación de la misma, empero la sola presentación de denuncia
penal por presuntos actos ilícitos en contra de un socio en agravio de la sociedad, no
acredita la pérdida del animus societatis, por tanto no es causal de exclusión o separa-
ción de socios. En consecuencia; la Junta General del 15 de junio de 2010 vulnera el ar-
tículo 293 de la Ley General de Sociedades, tanto más que esta exclusión de socio debió
comunicársele a los socios excluidos, para que puedan formular su oposición; empero
esto no ha ocurrido con lo cual se corrobora la violación de dicha norma; según lo expu-
so el juzgado en la sentencia específicamente en el considerando 4.6; que concuerda con
el artículo 139 de la Ley General de Sociedades que dispone que: “Pueden ser impugna-
dos judicialmente los acuerdos de la Junta General cuyo contenido sea contrario a esta
Ley (…)”; que es el caso de autos. Cabe precisar que por el principio de limitación este
colegiado solo se pronuncia por los agravios denunciados y al no haber sido acreditados
se confirma la sentencia.
POR ESTOS FUNDAMENTOS:
1) DECLARARON NULO el concesorio del recurso de apelación contenido en
la resolución Nº 6. Proveyendo el escrito de las páginas 157 a 165: DECLA-
RARON improcedente el recurso de apelación de la Resolución Nº 5.
2) CONFIRMARON la sentencia contenida en la Resolución Nº 22 que falla
declarando FUNDADA la demanda interpuesta por Julio Zenón Tataje Barri-
ga por derecho propio y en representación de Rosario Virginia Tataje Barri-
ga contra la Clínica Tataje Barriga S.A.C. y doña Elsi Consuelo Tataje Barri-
ga, sobre impugnación de acuerdos de exclusión de socio adoptado en Junta
General Extraordinaria del 15 de junio de 2010; con lo demás que la contiene;
y, los devolvieron.

S.S. CHAUCA PEÑALOZA, ZÁRATE ZÚÑIGA, RIEGA RONDÓN

PONENCIA
SENTENCIA DE VISTA
1ª SALA CIVIL - Sede Central
EXPEDIENTE Nº 01725-2010-0-1401-JR-CI-05
RESOLUCIÓN Nº 29
Ica, veintinueve de agosto
Del dos mil catorce.
VISTOS: En audiencia pública el recurso de apelación de la sentencia e intervi-
niendo como ponente la Jueza Jacqueline Chauca Peñaloza.

307
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

CONSIDERANDO:
Primero.- Sobre la Resolucion Nº 5. Es materia de apelación la Resolución
Nº 5 que declara infundada la nulidad interpuesta por la codemandada Elsi Consue-
lo Tataje Barriga, y, aclara la resolución Nº 1 que la demanda versa sobre Impugna-
ción de acuerdo de exclusión de socio adoptado en la Junta General Extraordinaria
del 15 de junio del 2010, y como pretensión accesoria la impugnación de todo acuer-
do posterior como es la reducción d capital y modificación parcial de estatutos, inclu-
sión de socios, aumento de capital y modificación parcial de estatutos, transformación
de sociedad, revocación de administradores y nombramiento de gerentes, así como
la segunda pretensión accesoria de nulidad inscripciones registrales contenidos en los
Asientos 12,13, 14 y 15 de la Partida Nº 02027588 del Registro de Personas Jurídicas
de la Oficina Registral de Ica. El recurso de apelación es presentado por Elsi Consuelo
Tataje Barriga, quien en el escrito que obra de las páginas 157 a 165, solicita se revo-
que la impugnada y reformándola se declare fundada la apelación y declare improce-
dente la demanda.
Segundo.- Como antecedentes de la resolución apelada se tiene que la demanda-
da Elsi Consuelo Tataje Barriga, por escrito que obra de las páginas 135 a 142, solicitó
la nulidad de lo actuado hasta la resolución Nº 1 que admite la demanda, porque debió
ser declarada improcedente, dichas acciones a la fecha de presentación de la demanda
habían caducado, por contener indebida acumulación de pretensiones. En consecuencia
se tiene que se ha solicitado la nulidad de una resolución que es la Nº 1.
Tercero.- Por mandato de la ley, específicamente artículo 356 del Código Proce-
sal Civil, la actividad impugnatoria se puede ejercer a través de la vía recursiva, de los
remedios y de la pretensión autónoma de nulidad. Los recursos son medios de impug-
nación de los actos procesales, la parte agraviada por él, tiene dentro de los límites
que la ley le confiera, poderes de impugnación destinados a promover la revisión del
acto y su eventual modificación. El recurso es el medio de impugnación más impor-
tante, la impugnación es el género y el recurso la especie. Los recursos son aquellos
actos procesales en cuya virtud quien se considera agraviado por una resolución judi-
cial puede, en el mismo proceso y dentro de determinados plazos, computados desde
la notificación de aquella, que un órgano superior en grado tal que la dictó, o en su
caso este mismo, la reforme, modifique, amplíe o anule. Los recursos pueden clasifi-
carse en ordinarios y extraordinarios, los primeros son aquellos que la ley prevé con
el objeto de reparar genéricamente la extensa gama de defectos que puede exhibir las
resoluciones judiciales y que fundamentalmente consisten en errores de juzgamien-
to derivados de una desacertada aplicación de la ley o de la valoración de la prueba o
vicios producidos por la inobservancia de los requisitos procesales que condicionan la
validez de la correspondiente resolución y en irregularidades concernientes al proce-
dimiento que precedió a su dictado. El recurso ordinario opera al interior del proceso,
tanto por la facilidad con que es admitido como por el mayor poder, que se atribuye al
órgano jurisdiccional encargado de resolverlo. Son considerados recursos ordinarios
los siguientes: aclaratoria, reposición, apelación, nulidad y queja por denegatoria de
apelación. En tanto que los remedios para nuestro Código Procesal Civil, son medios
de impugnación que se formulan por quien se considere agraviado por actos procesa-
les no contenidos en resoluciones; por citar el cuestionamiento de acto de notificación

308
JURISPRUDENCIA

o el cuestionamiento de la ejecución de un embargo en forma de depósito. Atendiendo


a las premisas normativas citadas se tiene que si se pretende cuestionar un acto pro-
cesal contenido en resolución, como es la Nº 1 que admite a trámite la demanda, la
forma correcta no es el uso de la nulidad (remedio), sino el recurso; empero la parte
apelante uso el remedio de tipo de nulidad, según se colige de las páginas 135 a 142;
y en este contexto la nulidad no es procedente.
Cuarto.- Además, una vez resuelta la nulidad de la Resolución Nº 1, por resolu-
ción Nº 5; la codemandada Elsi Consuelo Tataje Barriga, ha impugnado la resolución
Nº 5 en esta parte; cuando está prohibido por mandato expreso del artículo 365 inciso 2)
del Código Procesal Civil. Así el texto legal referido prescribe que “procede apelación
(…) 2. Contra los autos, excepto los que se expidan en la tramitación de una articula-
ción (…)”; en este caso la Resolución Nº 5 en la parte que desestima la nulidad de reso-
lución es una articulación. El fundamento es que todo acto procesal tiene la posibilidad
de la impugnación, como un mecanismo orientado a corregir errores en su producción,
en ese sentido lo prescribe el artículo 355 del Código Procesal Civil, y para ejercer la
impugnación nuestro sistema procesal acoge tres mecanismos: el remedio, la pretensión
autónoma y recurso. Una expresión de los remedios, es la nulidad de acto procesales no
contenidos en resoluciones; por tanto si utilizo el remedio (nulidad) ya no pudo usar el
recurso; lo contrario implica articulación. Siendo así el recurso de apelación concedido
contra la Resolución Nº 5 en este punto es improcedente lo cual se califica así a mérito
del artículo 367 del Código Procesal Civil, previa nulidad del concesorio contenido en
la resolución Nº 6 de la página 166.
Quinto.- El numeral 2 de la resolución Nº 5 aclara la Resolución Nº 1, y esto tam-
bién fue apelado en el escrito de las páginas 157 a 165. Como todo recurso, incluso el
de apelación, por mandato del artículo 366 del Código Procesal Civil, el que interpone
recurso de apelación debe fundamentarlo, indicando el error de hecho o derecho incurri-
do en la resolución, precisando la naturaleza del agravio y sustentando su pretensión. La
fundamentación del agravio es importante porque limita los poderes del juez superior,
fija el objeto de la alzada y por exclusión lo que no es objeto de impugnación adquie-
re autoridad de cosa juzgada; es indispensable que el recurso de apelación contenga una
fundamentación del agravio indicando el error de hecho o de derecho incurrido en la
resolución impugnada y precisando su naturaleza, de tal modo que el agravio fija la pre-
tensión de la Sala de revisión. La fundamentación debe indicar el error de hecho o dere-
cho de la resolución impugnada. El error de hecho es el que proviene de un conocimien-
to imperativo sobre los elementos de la pretensión procesal en discusión o sobre algún
acontecimiento producido y que es materia de prueba en el proceso. Según artículo 364
del Código Procesal Civil, el objeto de la apelación es la revisión de la resolución y
existencia de un agravio.
Sexto.- El numeral 2) de la Resolución Nº 5 aclara la Resolución Nº 1 que la
demanda versa sobre Impugnación de acuerdo de exclusión de socio adoptado en la
Junta General Extraordinaria del 15 de junio de 2010, y como pretensión accesoria la
impugnación de todo acuerdo posteriores como es la reducción de capital y modifica-
ción parcial de estatutos, inclusión de socios, aumento de capital y modificación par-
cial de estatutos, transformación de sociedad, revocación de administradores y nombra-
miento de gerentes, así como la segunda pretensión accesoria de nulidad inscripciones

309
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

registrales contenidos en los asientos 12,13, 14 y 15 de la Partida Nº 02027588 del


Registro de Personas Jurídicas de la Oficina Registral de Ica; y esta aclaración se fun-
damenta en el artículo 406 del Código Procesal Civil y se refiere a la parte decisoria de
la Resolución Nº 1. Empero en el recurso de apelación, la apelante no precisa porque
en esta aclaración existe error de hecho ni derecho, se limita a cuestionar el fondo de la
calificación de la Resolución Nº 1 que admite a trámite la demanda precisando que exis-
te caducidad de la demanda e indebida acumulación, pero no precisa por qué la aclara-
ción es errada y cuál es el agravio producido en su contra.
Sétimo.- En dicho contexto se tiene que no ha cumplido con la exigencia de la
fundamentación del agravio contenida en el artículo 366 del Código Procesal Civil, y no
obstante el juzgado en la Resolución Nº 6 concede el recurso de apelación; por lo que
estando al último párrafo del artículo 367 del Código Procesal Civil se declara improce-
dente el recurso de apelación, previa nulidad del concesorio.
Octavo.- Sobre la apelación de la sentencia. Es materia de apelación la sentencia
contenida en la Resolución Nº 22 del 2 de mayo de 2014 que obra de las páginas 244 a
253 que falla declarando fundada la demanda interpuesta por Julio Zenón Tataje Barri-
ga por derecho propio y en representación de Rosario Virginia Tataje Barriga contra la
Clínica Tataje Barriga S.A.C. y doña Elsi Consuelo Tataje Barriga, sobre Impugnación
de acuerdo de exclusión de socio adoptado en la Junta General Extraordinaria del 15
de junio de 2010, y como pretensión accesoria la impugnación de todo acuerdo poste-
rior como es la reducción de capital y modificación parcial de estatutos, inclusión de
socios, aumento de capital y modificación parcial de estatutos, transformación de socie-
dad, revocación de administradores y nombramiento de gerentes, así como la segun-
da pretensión accesoria de nulidad inscripciones registrales contenidos en los asientos
12,13, 14 y 15 de la Partida Nº 02027588 del Registro de Personas Jurídicas de la Ofici-
na Registral de Ica.
Noveno.- La codemandada ELSI CONSUELO TATAJE BARRIGA, es la apelan-
te, quien en el escrito que obra de las páginas 266 a 272, interpone recurso de apelación,
por los fundamentos siguientes:
g. Incurre en error al señalar los artículos 295, 301 de la Ley General de Socie-
dades, porque es una sociedad anónima cerrada, y no ha considerado el ar-
tículo 51 de la Ley referida.
h. Incurre en error al señalar el artículo 92 del Código Civil.
i. No hizo mención al artículo 139 de la Ley General de Sociedades que regula
los supuestos de impugnación, cuál de los supuestos es aplicable a su caso.
j. No ha precisado la parte del estatuto, norma o disposición legal que ha sido
vulnerada por la Junta General del 15 de junio de 2010.
k. Hizo cita doctrinaria fuera de lugar y contexto como es la del numeral 4.5.
l. No ha considerado que la acción ha caducado según artículo 139 de la Ley
General de Sociedades, porque tratándose de acuerdos inscribibles caduca
dentro del mes siguiente de la inscripción, fue inscrito el 21 de julio de 2010 y
la demanda fue presentada el 8 de setiembre de 2010.

310
JURISPRUDENCIA

Décimo.- Sobre la caducidad. La sociedad es un instrumento jurídico reconocido


por su eficiente organización para ser titular de una empresa, tenga o no fines de lucro.
La doctrina y la ley reconocen a la sociedad, en tanto personas jurídicas, los atributos
de la persona física o natural, nombre, nacionalidad, domicilio, patrimonio, capacidad,
ocupación, voluntad y responsabilidad. Los modelos societarios están contenidos en la
Ley General de Sociedades, la norma dispone que toda sociedad debe adoptar alguna
de estas formas jurídicas. La sociedad tiene por finalidad el nacimiento de otra persona
jurídica en la que los socios o accionistas no tiene un derecho sobre los bienes adquiri-
dos, aunque se trate de inmuebles, sino solamente un derecho en el capital y utilidades
de la misma, la cual nace por convención de las partes, siendo el papel de la sociedad
activo pues se constituye para una finalidad determinada. Las modalidades de constitu-
ción están contenidas en el artículo 3 de la Ley General de Sociedades, siendo una de
ellas la sociedad comercial de responsabilidad limitada.
Décimo primero.- El derecho de impugnación es uno de los principales mecanis-
mos de control que la Ley General de Sociedades reconoce a favor de los socios, con el fin
de que cualquiera de ellos pueda cuestionar la validez de los acuerdos adoptados en una
junta general, haya o no asistido a aquella. La impugnación de acuerdos se fundamenta en:
a) Acuerdos contrarios a la ley societaria, opuestos al estatuto o lesionantes de los inte-
reses de la sociedad en beneficio de uno o varios accionistas. b) Acuerdos adoptados con
defecto de convocatoria o falta de quórum. c) Las de anulabilidad o nulidad relativa pre-
vistas en la ley societaria o en el Código Civil artículos 139 y 143 de la Ley. Mientras que
las causales de nulidad son los acuerdos contrarios a normas imperativas o fundados en
causales de nulidad previstos en la ley societaria o en el Código Civil.
Décimo segundo.- El artículo 139 de la Ley General de Sociedades, prescribe
que: “Pueden ser impugnados judicialmente los acuerdos de la junta general cuyo con-
tenido sea contrario a esta ley, se oponga al estatuto o al pacto social o lesione, en bene-
ficio directo o indirecto de uno o varios accionistas, los intereses de la sociedad. Los
acuerdos que incurran en causal de anulabilidad prevista en la Ley o en el Código Civil,
también serán impugnables en los plazos y formas que señala la ley. No procede la
impugnación cuando el acuerdo haya sido revocado, o sustituido por otro adoptado con-
forme a ley, al pacto social o al estatuto. El juez mandará tener por concluido el proceso
y dispondrá el archivo de los autos, cualquiera que sea su estado, si la sociedad acredita
que el acuerdo ha sido revocado o sustituido conforme a lo prescrito en el párrafo pre-
cedente. En los casos previstos en los dos párrafos anteriores, no se perjudica el derecho
adquirido por el tercero de buena fe”.
Décimo tercero.- La Impugnación de acuerdo societario está sujeto a caducidad,
esto es un modo de extinción del derecho y la acción por el transcurso del tiempo, pues
conviene al interés social liquidar situaciones pendientes y favorecer su solución, sus-
tentándose por tanto en la seguridad jurídica; siendo caducidad, el orden público está
más acentuado, puesto que el elemento más importante es el plazo previsto por la ley
para todos y cada uno de los casos que se origina este derecho de impugnación de acuer-
do societarios. Según el artículo 2004 del Código Civil, los plazos de caducidad los fija
la ley sin admitir pacto en contrario, siendo nulo todo pacto orientado a dificultar a una
de las partes el ejercicio de su derecho. En este caso el apelante ha referido que el plazo
de caducidad para impugnar el acuerdo societario de la demanda ha operado, por lo que

311
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

nos remitimos a Ley General de Sociedades para verificar el plazo y si de los actuados
se verifica este agravio.
Décimo cuarto.- El artículo 142 de la Ley General de Sociedades, sobre el plazo
de caducidad dispone que: “Caducidad de la impugnación. La impugnación a que
se refiere el artículo 139 caduca a los dos meses de la fecha de adopción del acuer-
do si el accionista concurrió a la junta; a los tres meses si no concurrió; y tratándo-
se de acuerdos inscribibles, dentro del mes siguiente a la inscripción”. El computo
del plazo de caducidad supone considerar el decurso desde su inicio hasta su ven-
cimiento, computándose todos los días sean hábiles o inhábiles, por las caracterís-
ticas de perentoriedad y fatalidad de los plazos de caducidad su decurso es indete-
nible y, por ello se computan desde su inicio hasta su vencimiento, sin vicisitudes,
esto es, sin causas suspensivas ni interruptivas, salvo la determinada por la imposibi-
lidad de reclamar el derecho ante el tribunal peruano como lo ha previsto el artículo
2005 del Código Civil. En este caso el acuerdo cuestionado es la exclusión de socios
adoptado en Junta General Extraordinaria de Accionistas del 15 de junio del 2010
–según página 51–; este acuerdo es inscribible conforme se colige de la página 21,
y artículo 3 del reglamento de Registro de Sociedades. Ahora bien de la página 21
que se ha referido se tiene fotocopia legalizada de la partida registral Nº 02027588
de donde se colige que la Clínica Tataje Barriga Sociedad Civil de Responsabilidad
Limitada, ha reducido su capital y modificado parcialmente su estatuto; entre otras
decisiones, así dice lo siguiente “Mediante Junta General de fecha 15/06/2010, se
acordó por unanimidad la Reducción de capital social (amortización de capital social
de manera automática) en la suma de S/ 1,125.00 como consecuencia de la exclu-
sión de los socios Julio Zenon Tataje Barriga, Rosario Virginia Tataje Barriga e Isa-
bel Cecilia Tataje Barriga (… )”; y este título fue presentado a Registros Público el
21/07/2010 e inscrito el 9 de agosto de 2010. Ahora bien existe diferencia entre pre-
sentar que es “Poner  a  la  vista  una  cosa  para  que  pueda  ser  examinada  con  deteni-
miento” según el diccionario; con inscribir que es “tomar razón en un registro
de declaraciones, documentos” “según diccionario; y artículo VI del Reglamento del
Registro de Sociedades RESOLUCIÓN DEL SUPERINTENDENTE NACIONAL DE
LOS REGISTROS PUBLICOS Nº 200-2001-SUNARP-SN. La norma sobre caduci-
dad referida ordena que el computo del plazo de caducidad se inicia desde la inscrip-
ción, que fue el 9 de agosto de 2010 y a la fecha de presentación de la demanda que es
el 8 de setiembre de 2010 –según sello de recepción de la página 50– se tiene que no
transcurrió el mes siguiente a la inscripción, por lo cual no ha operado la caducidad.
Décimo quinto.- En el fundamento cuarto de la sentencia el juzgado precisa que:
“(…) El artículo 92 del Código Civil, establece que: ‘todo asociado tiene derecho a
impugnar judicialmente los acuerdos que violen las disposiciones estatutarias. Las
acciones impugnatorias deben ejercitarse en un plazo no mayor de sesenta días contados
a partir de la fecha del acuerdo. Pueden ser interpuestas por los asistentes, si hubieran
dejado constancia en acta de su oposición al acuerdo, por los asociados no concurren-
tes y por los que hayan sido privados ilegítimamente de emitir su voto. Si el acuer-
do es inscribible en el registro, la impugnación puede formularse dentro de los trein-
ta días siguientes a la fecha en que la inscripción tuvo lugar (…)’”; texto legal que no
es aplicable al caso de autos conforme lo advierte el apelante, pues este es un caso de

312
JURISPRUDENCIA

Impugnación de acuerdo societario de sociedad civil de responsabilidad limitada, en


tanto que el artículo 92 del Código Civil, es de aplicación a la persona jurídica de tipo
asociación, que son dos diferentes; empero la cita normativa de dicho texto legal no
ocasiona la nulidad de la recurrida, dado que no es trascendente su mención; pues para
que opere la nulidad –según artículo 171 del Código Procesal Civil– no basta la existen-
cia de un vicio si el defecto no perjudica la resolución, y este es el caso porque con o sin
la presencia de este párrafo el contenido de la sentencia esta debida y lógicamente moti-
vada, dado que en otros párrafos hace cita a las normas legales pertinentes y los hechos;
que dan la conclusión de la parte decisoria.
Décimo sexto.- En cuanto al numeral 4.5 de la sentencia, que se remite a la al
Tribunal Constitucional en la sentencia recaída en el Expediente Nº 5215-2007-PA/TC
y precisa que ha señalado: “(…) en el presente caso nos encontramos frente al ejerci-
cio del derecho disciplinario sancionador que una persona jurídica de derecho privado
puede aplicar a sus miembros cuando estos cometan faltas tipificadas como tales en sus
estatutos, siempre y cuando se les garantice un debido proceso y se respeten los dere-
chos fundamentales consagrados en la Constitución (…) Sobre el particular y respecto
a los procedimientos disciplinarios sancionadores llevados a cabo al interior de asocia-
ciones, existe abundante y uniforme reiterada jurisprudencia expedida por el Tribunal
Constitucional. En el caso de autos, si bien no se trata de una asociación en sentido
estricto (conforme la entiende el Código Civil), sino de una Sociedad Civil de Respon-
sabilidad Limitada, queda claro que dichos criterios resultan perfectamente invocable
y, por ende, aplicables a la controversia de autos (…) En diversas oportunidades este
Colegiado ha señalado que el derecho al debido proceso es un derecho cuyas potesta-
des se encuentran en esfera de protección no solo se titularizan en el sino de un proceso
judicial, sino que se extienden, en general, a cualquier órgano del Estado, e incluso de
un particular o entidad privada, que ejerza funciones de carácter materialmente jurisdic-
cional (…) De ahí que este Tribunal haya establecido que el debido proceso –y los dere-
chos que lo conforman, como por ejemplo el derecho de defensa –resultan aplicables al
interior de la actividad institucional de cualquier persona jurídica de derecho privado,
máxime si ha previsto la posibilidad de imponer una sanción tan grave como la expul-
sión (…)”; pero no resulta una cita fuera de lugar no contexto, sino que está relaciona-
do con el caso si consideramos que la exclusión de los socios demandantes una especie
de sanción con motivo de denuncias –según contestación– y además que de la cita del
juzgado se tiene lo referido al debido proceso, que si ha sido citado tanto en la demanda
como en la contestación; por lo tanto este error que alega la apelante no está acreditado.
Décimo sétimo.- En la sentencia el juzgado ha considerado los artículos 295 y 301
de la Ley General de Sociedades; así dice: “Segundo.- De la Sociedad Civil.- Confor-
me al contenido del artículo 295 de la Ley General de Sociedades, en el segundo con-
siderando cuando dice: “la Sociedad Civil, se constituye para un fin común de carác-
ter económico que se realiza mediante el ejercicio personal de una profesión, oficio,
pericia, practica u otro tipo de actividades personales por alguno, algunos o todos los
socios”; y en este mismo considerando cita al artículo 301 de la Ley General de Socie-
dades cuando dice: “Por su parte, el artículo 301 de la norma legal indicada refiere que
la Junta de Socios es el órgano supremo de la sociedad y ejerce como tal los derechos y
las facultades de decisión y disposición que legalmente le corresponden, salvo aquellos

313
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

que, en virtud del pacto social, hayan sido encargados a los administradores. Los acuer-
dos se adoptan por mayoría de votos computada conforme al pacto social y a falta de
estipulación, por capitales y no por personas; y se aplica la regla supletoria del artículo
anterior al socio que solo pone su profesión u oficio. Toda modificación del pacto social
requiere acuerdo unánime de los socios”; aplicación normativa que se refiere a la socie-
dad civil, mas no a la sociedad civil de responsabilidad limitada que es el caso de autos;
–según actos postulatorios–; sin embargo; esta cita normativa no ocasiona la nulidad,
porque no perjudica trascendentemente la sentencia, dado que del resto del contenido de
la misma si es factible de advertirse la motivación interna y externa de la decisión arri-
bada, esto por aplicación del artículo 171 del Código Procesal Civil, por lo tanto no oca-
siona la nulidad de la misma.
Décimo octavo.- El artículo 51 de la Ley General de Sociedades, cuya aplicación
solicita el apelante dispone que: “En la sociedad anónima el capital está representado
por acciones nominativas y se integra por aportes de los accionistas, quienes no res-
ponden personalmente de las deudas sociales. No se admite el aporte de servicios en la
sociedad anónima”; empero su aplicación no es coherente con lo demandado, dado que
lo que se cuestiona es el acta de Junta General Extraordinaria del 15 de junio del 2010
–según demanda de la página 51–; que ocurrió cuando la demandada tenia la forma
societaria de Sociedad Civil de responsabilidad limitada; así se acredita de la propia
contestación que trascribe parte de dicha Junta –según página 109– cuando dice “(…) se
da inicio a la Junta General Extraordinaria de Socios de la CLÍNICA TATAJE BARRI-
GA SOCIEDAD CIVIL DE RESPONSABILIDAD LIMITADA (…)”, por lo tanto no
se acredita el agravio de la apelación.
Décimo noveno.- La Junta General Extraordinaria del 15 de junio del 2010
que excluye como socios a los demandantes, fue realizado cuando la demanda-
da tenia la forma de sociedad civil de responsabilidad limitada, por lo tanto era de
aplicación la norma contenida en el artículo 293 de la Ley General de Sociedades
cuyo texto dice:
“Exclusión y separación de los socios. Puede ser excluido el socio gerente que
infrinja las disposiciones del estatuto, cometa actos dolosos contra la sociedad
o se dedique por cuenta propia o ajena al mismo género de negocios que cons-
tituye el objeto social. La exclusión del socio se acuerda con el voto favora-
ble de la mayoría de las participaciones sociales, sin considerar las del socio
cuya exclusión se discute, debe constar en escritura pública y se inscribe en
el Registro. Dentro de los quince días desde que la exclusión se comunicó al
socio excluido, puede este formular oposición mediante demanda en proce-
so abreviado. Si la sociedad solo tiene dos socios, la exclusión de uno de ellos
sólo puede ser resuelta por el juez, mediante demanda en proceso abreviado.
Si se declara fundada la exclusión se aplica lo dispuesto en la primera parte
del artículo 4. Todo socio puede separarse de la sociedad en los casos previs-
tos en la ley y en el estatuto”.
Vigésimo.- En este caso de autos según transcripción de la Junta General Extraor-
dinaria del 15 de junio del 2010, contenida en la contestación, una de las causa-
les por las cuales fueron separados los accionantes fue: “POR HABER REALIZADO

314
JURISPRUDENCIA

GESTIONES A TÍTULO PERSONAL, UTILIZANDO LA INFRAESTRUCTURA Y


EQUIPOS DE LA CLÍNICA TATAJE BARRIGA SCRL PARA LA SUSCRIPCIÓN
DE CONVENIO DE PRESTACIÓN DE SERVICIOS DE SALUD CON RÍMAC
(…) CONFORME SE CORROBORA DE LA CARTA (…) UNA VEZ SUSCRI-
TO POR EL DR. JULIO ZENÓN TATAJE BARRIGA (…) CON LO CUAL ACRE-
DITA QUE SE VIENE DEDICANDO POR CUENTA PROPIA AL MISMO GÉNE-
RO DE NEGOCIOS QUE CONSTITUYE EL OBJETO SOCIAL DE LA CLÍNICA
TATAJE BARRIGA SOCIEDAD CIVIL DE RESPONSABILIDAD LIMITADA”.
Resulta que dicha carta a que hace referencia dicha acta no consta en autos, lo que si
obran son cartas notariales remitidas por la co demandada ELSI CONSUELO TATA-
JE BARRIGA a RÍMAC INTERNACIONALES S.A ENTIDAD PRESTADORA DE
SALUD, a RÍMAC INTERNACIONAL COMPAÑÍA DE SEGUROS Y REASEGU-
ROS, a MAFRE PERU, a PACÍFICO SALUD, a PERSALUD S.A, a la POSITIVA CÍA
DE SEGUROS, y a la SUPERINTENDENCIA DE ENTIDADES PRESTADORAS DE
SALUD; –según páginas 97 a 104–, comunicando el uso del accionante JULIO ZENÓN
TATAJE BARRIGA usa a título personal instalaciones y demás bienes de la sociedad
demandada; pero es la afirmación de la codemandada que obra por escrito sin medio
probatorio que lo corrobore; entonces no se acredita esta causal que ha motivado la
exclusión de los accionantes. Cabe resaltar que en la contestación y anexos referidos, se
considera como autor de estos hechos a JULIO ZENÓN TATAJE BARRIGA, pero ade-
más del demandante citado, han sido excluidos y separados otros socios como es la co
demandante ROSARIO VIRGINIA TATAJE BARRIGA e ISABEL CECILIA TATAJE
BARRIGA –según inscripción registral de la página 21– sin que hayan motivos de su
exclusión ni separación, porque a decir de la propia demandada ellas no usaron los bie-
nes de la sociedad a título personal.
Vigesimo primero.- De otro lado, la exclusión y separación de los socios accio-
nantes se fundamenta en la existencia de dos denuncias penales, que se acreditan de la
demanda y contestación y Disposición Nº 18-1949-2010-1°DISFPPC-ICA del caso acu-
mulado Nº 2010-0657 y Nº 2010-1837 que obran de las páginas 93 a 96; que a decir
de los demandados violenta el pacto social y estatuto vigente perdiéndose el animus
societatis –ver página 110–. Al respecto no se colige de autos artículo del Estatuto o
pacto social donde se prohíba la presentación de denuncias en contra de los socios por
presuntos actos contra la sociedad; entonces no se colige la violación de estatutos. Las
sociedades se forman con convención de las partes; y cuando esta se acaba; es una cau-
sal de disolución y liquidación de la misma, empero la sola presentación de denuncia
penal por presuntos actos ilícitos en contra de un socio en agravio de la sociedad, no
acredita la pérdida del animus societatis, por tanto no es causal de exclusión o separa-
ción de socios. En consecuencia; la Junta General del 15 de junio de 2010 vulnera el ar-
tículo 293 de la Ley General de Sociedades, tanto mas que esta exclusión de socio debió
comunicársele a los socios excluidos, para que puedan formular su oposición; empero
esto no ha ocurrido con lo cual se corrobora la violación de dicha norma; según lo expu-
so el juzgado en la sentencia específicamente en el considerando 4.6; que concuerda con
el artículo 139 de la Ley General de Sociedades que dispone que “Pueden ser impugna-
dos judicialmente los acuerdos de la Junta General cuyo contenido sea contrario a esta
Ley (…)”; que es el caso de autos. Cabe precisar que por el principio de limitación este

315
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

colegiado solo se pronuncia por los agravios denunciados y al no haber sido acreditados
se confirma la sentencia.
POR ESTOS FUNDAMENTOS:
1) DECLARARON NULO el concesorio del recurso de apelación contenido en
la resolución Nº 6. Proveyendo el escrito de las páginas 157 a 165: DECLA-
RARON improcedente el recurso de apelación de la resolución Nº 5.
2) CONFIRMARON la sentencia contenida en la resolución Nº 22 que falla
declarando FUNDADA la demanda interpuesta por Julio Zenón Tataje Barri-
ga por derecho propio y en representación de Rosario Virginia Tataje Barri-
ga contra la Clínica Tataje Barriga S.A.C. y doña Elsi Consuelo Tataje Barri-
ga, sobre Impugnación de Acuerdos de exclusión de socio adoptado en Junta
General Extraordinaria del 15 de junio de 2010; con lo demás que la contiene;
y, los devolvieron.

JACQUELINE CHAUCA PEÑALOZA - PONENTE

316
JURISPRUDENCIA

13 Procede nulidad de acuerdo de Directorio “no presencial”


si se demuestra que reunión no tuvo esa condición

De la revisión del acta de sesión de directorio se desprende que en


ningún extremo de su contenido se detalla que se trate de una “sesión
no presencial”, al contrario, su introducción es clara al hacer mención
de la ejecución de una reunión del directorio, lo que pone en evidencia
claramente que dicha sesión se trata de una presencial, desbaratando
de ese modo la afirmación del recurrente vertido en su escrito de con-
testación. Lo señalado pone de manifiesto la estimación de la preten-
sión incoada, bajo el amparo del artículo 219 incisos 1 y 8 del Código
Civil, al haberse fraguado un acto jurídico (sesión de directorio) que
no contiene la manifestación de voluntad de la sociedad, con la única
finalidad de favorecer a terceros.

EXPEDIENTE Nº 12754-2007-0
Miraflores, 19 de agosto de 2014
PRIMERA SALA CIVIL CON SUBESPECIALIDAD COMERCIAL
Interviniendo como Juez Superior Ponente el señor Lama More; y,
CONSIDERANDO:
Primero.- Que, el apelante LATIN AMERICAN CASINO DEL PERÚ S.A. al fun-
damentar el escrito de apelación de fojas seiscientos ochenta y seis, refiere primordial-
mente lo siguiente:
1. El juzgador incurre en error al ir más allá del petitorio al declarar en el ítem
c) de la parte resolutiva, la nulidad de la Escritura Pública de fecha treinta de
mayo del dos mil siete, en la que el apoderado Carlos Alberto Gonzales Bar-
zotti designa apoderados judiciales de la empresa demandada; no obstante no
constituir tal acto, parte del petitorio demandado.
2. El juzgador incurre en error al omitir pronunciamiento sobre lo invocado por
el recurrente en la contestación de demanda, respecto a que el acto cuya nuli-
dad se pretende es un acuerdo societario que tiene más de diez años sin que
ningún socio, accionista o director o tercero haya formulado oposición.
3. El juzgador ha violentado las normas del derecho societario al haber admitido
y declarado fundado un proceso donde ya ha operado la caducidad tanto del
derecho como de la acción, toda vez que la demandante pretende la nulidad de
acuerdos societarios adoptados por el directorio, a las que le son aplicables las
normas de la Ley General de Sociedades (art. 150) y no del Código Civil.
4. El juzgador –sin perjuicio de lo indicado precedentemente– incurre en error
al declarar fundada la demanda, no obstante que el plazo civil para accionar

317
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

ha vencido, habiendo transcurrido desde la fecha de celebración del acto (1 de


julio de 1999) a la fecha de notificación de la demanda (10 de agosto de 2009)
más de diez años.
5. El juzgador no ha actuado debidamente los medios probatorios presentados
por las partes, tal como se aprecia de los reiterados escritos y apelaciones
interpuestos por el recurrente donde deja constancia de la inadecuada actua-
ción de los medios probatorios.
6. El juzgador incurre en error al declarar nulo el Asiento C00004 de la Parti-
da Nº 00290408 del Registro de Personas Jurídicas, toda vez que dicho asien-
to registral no adolece de ninguna causal de nulidad y no ha sido cuestionada
en el escrito de demanda, así como tampoco forma parte del petitorio, es decir,
no existe fundamento fáctico que causa su nulidad toda vez que el acto que da
nacimiento a esa inscripción es válido en su totalidad.
7. La sentencia adolece de motivación aparente e insuficiente pues basa su fallo
en el punto once de los fundamentos de la sentencia, en la que hace referencia
a los estatutos de la sociedad, documento que no ha sido ofrecido como medio
probatorio.
Segundo.- Que, el proceso ha sido puesto a despacho para resolver, en virtud al
mandato contenido en la resolución de fecha once de diciembre del dos mil trece, expe-
dida por la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema (Exp. Nº 1099-2013), órgano
que ha declarado fundado el recurso de casación, al considerar que la sentencia de vista
de fecha catorce de noviembre del dos mil doce, es una sentencia citra petita por no
pronunciarse sobre el extremo apelado en relación a la declaración de nulidad del
Asiento Registral C0004 denunciado en el escrito de apelación.
Tercero.- Que, en el presente caso, doña Lina Zenaida Hurtado Márquez interpo-
ne demanda con la finalidad que se declare la nulidad de los siguientes actos: 1) del acta
de sesión de directorio de fecha primero de julio de mil novecientos noventinueve de
la empresa Latin American Casino S.A. (ahora Latin American Casino del Perú S.A.),
2) del nombramiento de apoderado de la empresa Latin American Casino del Perú S.A.
en la sesión de directorio de fecha primero de julio de mil novecientos noventinueve,
recaído en Carlos Alberto Gonzales Barzotti; y 3) de las inscripciones registrales de los
Asientos C00003 y C00004 de la Partida Nº 00290408 del Registro Mercantil de los
Registros Públicos de Lima; petitorio que jurídicamente se sustenta en el artículo 219
incisos 1), 4), 6) y 8) del Código Civil; y fácticamente en el hecho que la acotada sesión
de directorio no pudo ser celebrada ni suscrita por el Presidente de Directorio, señor
Lloyd Lyons, porque este no estaba presente en el país en la fecha de su celebración
conforme lo acredita con el Certificado de Movimiento Migratorio; por lo que tal acto
adolece de nulidad, deviniendo en nulo además, los actos derivados de él.
Cuarto.- Que, acorde al artículo 172 de la Ley General de Sociedades, el Directo-
rio constituye el órgano de administración y gestión de la sociedad; y justamente con la
finalidad de garantizar el desarrollo de la gestión y su continuidad, así como la autono-
mía de los directores y la adecuada marcha de la sociedad, es que nuestro ordenamien-
to legal ha proscrito la posibilidad que sus acuerdos sean impugnados o anulados; de

318
JURISPRUDENCIA

ahí que no le sea aplicable a la pretensión sub litis, el artículo 150 de la Ley General de
Sociedades, norma que se encuentra restringida a la nulidad de Junta General de Accio-
nistas, supuesto distinto al caso de autos, razón por la cual el agravio expuesto en el acá-
pite 3) merece ser desestimado.
Quinto.- Que, a fojas cuatrocientos nueve y cuatrocientos diez corre la resolución
número siete de fecha dieciséis de noviembre del dos mil nueve, que resuelve declarar
INFUNDADA LA EXCEPCIÓN DE CADUCIDAD deducida por la demandada, deci-
sión que precisamente se sustenta en la inaplicación del artículo 150 de la Ley Gene-
ral de Sociedades al caso en concreto; auto que al no ser apelado –no obstante haber
sido notificado(1)– ha adquirido la calidad de cosa juzgada formal al amparo del artículo
123 del Código Procesal Civil, lo que proscribe a este Colegiado todo pronunciamien-
to sobre la caducidad de la acción; correspondiendo precisar en este extremo, que tal
defensa de forma se sustentó –entre otros– en el trascurso del plazo de 10 años, 1 mes y
27 días desde la fecha de la sesión de directorio a la fecha de notificación de la deman-
da (ver fundamento tercero de la excepción), argumento que se entiende ha sido resuel-
to a través de la acotada resolución siete y que no es posible ser reevaluado en el acto de
apelación de sentencia, en la cual solo es materia de análisis las defensas de fondo de las
partes; por lo que el agravio expuesto en el acápite 4) merece ser desestimado.
Sexto.- Que, por otro lado, si bien la demandada ha deducido diversos remedios
y recursos contra actos procesales que inciden en la actuación probatoria de las partes,
como es el caso de la nulidad contra la resolución número once que fija los puntos con-
trovertidos y admite los medios probatorios(2) o las apelaciones(3) contra las resolucio-
nes números veinticuatro(4) y veinticinco(5) que ordenan al Abogado Carlos Gonzales
Barzotti prestar su declaración personal y exhibir los Libros de Actas de la empresa
demanda; es de indicar que tales actuaciones no constituyen señal de deficiente actua-
ción probatoria, por el contrario, pone de manifiesto la irrestricta libertad de defensa
asumida por el demandado, recursos que han sido resueltos por el a quo y confirma-
dos por el superior jerárquico(6), por lo que su interposición en nada afecta ni vulnera el
debido desarrollo del proceso, por el contrario, su revisión y ratificación por el Superior,
garantiza el debido tramite del mismo, por lo que el agravio detallado en el acápite 5)
merece ser desestimado.
Sétimo.- Que, por lo demás, no se aprecia de autos mayor dificultad en el desa-
rrollo de la actuación probatoria, verificándose del expediente, que el recurrente no
ha podido desvirtuar el sustento esencial de la actora, referido a que el Presidente del
Directorio no estuvo presente en la sesión de fecha 1 de julio de 2007 por hallarse en

(1) Ver fojas 423 y 428/429.


(2) Obrante a fojas 469.
(3) Ver recursos de fojas 629 y 639.
(4) Obrante a fojas 625.
(5) Obrante a fojas 627.
(6) A fojas 671 obra la copia de la resolución número 6 de fecha 20 de setiembre de 2011, expedida por esta
Sala Superior, que confirma la resolución número once y a fojas 855 obra la resolución de vista de fecha
14 de noviembre de 2012, que confirma la resolución numero 24, extremo que no ha sido afectado por el
recurso de casación.

319
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

dicha fecha, fuera del país, limitándose a señalar que “al recurrente apoderado no le
consta tal aseveración pues ninguno de los apoderados nombrados participamos en la
sesión de directorio de fecha 01 de julio de 1999”(7); a lo que se suma que los medios
probatorios ofrecidos por la demandada, no han resultado suficientes para acreditar el
fundamento principal de su defensa, consistente en que la ausencia del señor Lloyd
Lyons no genera duda o contradicción sobre la forma como se ha firmado el acta de
sesión de directorio, al admitirse la posibilidad de sesiones no presenciales, conforme
lo regulado en el artículo 169 de la Ley General de Sociedades (lo que se explicará más
adelante); incluso, de la revisión de autos se aprecia la poca colaboración brindada por
Carlos Alberto Gonzales Barzotti en la resolución de la controversia, persona que no
cumplió con brindar su declaración personal ni exhibir los Libros de Actas de la empre-
sa demandada en las audiencias programadas para tal fin, siendo renuente a la citación
del juzgado(8); situación que lejos de favorecerlo, genera que el a quo tome en considera-
ción tal conducta procesal conforme a lo indicado en el artículo 282 del Código Procesal
Civil.
Ante lo señalado y respecto al agravio detallado en el numeral 7), es de indicar
que ciertamente, el juez en el fundamento 11 de la recurrida ha señalado: “Que, de todo
ello fluye claramente que la referida sesión de directorio sub-materia resulta nula por ser
contrario a los Estatutos de la sociedad por cuanto en ella no se prevé la realización de
sesiones de directorio no presenciales, siendo a su vez contrario a lo previsto en el Art.
167 y siguientes de la Ley General de Sociedades”; motivación en la que efectivamente
hace referencia al Estatuto de la sociedad demandada, sin embargo, tal reseña no resul-
ta incorrecta, pues del escrito de demanda de fojas 60, se advierte que la actora Lina
Hurtado Márquez ofreció como primer medio probatorio, el Merito del Testimonio de
la Escritura de Constitución de Sociedad Anónima denominada Latin American Casi-
no S.A. (sic), el mismo que fuera admitido mediante resolución número once(9) de fecha
03 de agosto de 2010, en cuya calificación de medios probatorios del demandante, cita:
“ADMITIR los medios probatorios señalados en el punto 1 al 6 y 11 a 12”; siendo lo
relevante de tal prueba documental, que si bien se denomina “Testimonio de Constitu-
ción de Sociedad Anónima”, contiene en su cláusula octava el Estatuto de la sociedad,
por lo tanto, el juez, en los fundamentos 10 y 11 de la sentencia, sí se ha basado en un
medio probatorio ofrecido y admitido en el proceso.
Incluso, aun dando la razón al agravio del recurrente, ello no genera la nulidad de
la recurrida en virtud al principio de Subsanación previsto en el artículo 172 del Código
Procesal Civil, en razón que el artículo 169 de la Ley General de Sociedades, que regula
las “sesiones no presenciales”, cita:
“(…) Las resoluciones tomadas fuera de sesión de directorio, por unanimidad
de sus miembros, tienen la misma validez que si hubieran sido adoptadas en
sesión siempre que se confirmen por escrito.

(7) Ver acápite quinto del escrito de contestación de demanda de fojas 251.
(8) Ver actas de fojas 504 a 505, 619 y 680.
(9) Obrante a fojas 448.

320
JURISPRUDENCIA

El estatuto puede prever la realización de sesiones no presenciales, a través de


medios escritos, electrónicos, o de otra naturaleza que permitan la comunica-
ción y garanticen la autenticidad del acuerdo. Cualquier director puede opo-
nerse a que se utilice este procedimiento y exigir la realización de una sesión
presencial”.
Texto que se interpreta en el sentido que tratándose de una sesión no presencial,
el acta de directorio que contiene el acuerdo, debe ineludiblemente consignar la forma
de la sesión (“no presencial”) y la consignación de los directores suscribientes en cali-
dad de “participantes”. Como señala Beaumont Callirgos: “En la Comisión Revisora se
dijo que en vez de “directores concurrentes” se debía anotar “directores participantes”.
En efecto, en una sesión vía teleconferencia u otro medio electrónico, en donde la sede
de la sociedad esté en Lima y están sesionando desde este lugar dos directores perua-
nos con tres que se encuentran en Washington, no creo que haya “directores concurren-
tes” (en la sede social de Lima), pero sí hay “directores participantes” (vía satélite o
electrónica)”(10).
En tal sentido, de la sola revisión del acta de sesión de directorio de fecha primero
de julio de 1999, se desprende que en ningún extremo de su contenido se detalla que se
trate de una “sesión no presencial”, al contrario, su introducción es clara al hacer men-
ción de la ejecución de una reunión del directorio bajo la Presidencia del señor Lloyd
Lyons en el local de la sociedad ubicado en San Isidro, Lima; estableciéndose textual-
mente en su segundo párrafo, que: “Encontrándose reunidos todos los Directores, se
declaró instalada la sesión y los Directores acordaron sesionar y tomar acuerdos”, lo que
pone en evidencia claramente que dicha sesión se trata de una presencial, desbaratando
de ese modo la afirmación del recurrente vertido en su escrito de contestación.
Lo señalado pone de manifiesto la estimación de la pretensión incoada, bajo el
amparo del artículo 219 incisos 1 y 8 del Código Civil, al haberse fraguado un acto jurí-
dico (sesión de directorio) que no contiene la manifestación de voluntad de la sociedad,
con la única finalidad de favorecer a terceros, situación que es reprochable por nuestro
ordenamiento jurídico y que merece ser sancionado con nulidad.
Octavo.- Que, respecto al agravio detallado en el numeral 2), es de indicar que
conforme al artículo 122 inciso 3 del Código Procesal Civil y numeral 5 del artículo
139 de la Constitución Política del Perú, una de las reglas básicas establecidas para la
validez de las decisiones judiciales es la adecuada motivación de las resoluciones. Al
respecto, el Tribunal Constitucional ha señalado que: “La Constitución no garantiza
una determinada forma extensión de la motivación, por lo que su contenido esencial se
respeta siempre que exista fundamentación jurídica, congruencia entre lo pedido y lo
resuelto, y que, por sí mismo, exprese una suficiente justificación de la decisión adopta-
da, aun si es breve o concisa o se presenta el supuesto de motivación por remisión”(11).
En consecuencia pues, la motivación de las resoluciones, previsto como principio de la

(10) BEAUMONT CALLIRGOS, Ricardo. Ley General de Sociedades. Gaceta Jurídica, Lima, 2002, p. 384.
(11) Sentencia del Tribunal Constitucional, tomado de <http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2002/1291-
2000-AA.html>.

321
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

función jurisdiccional, exige que la decisión judicial este precedida de la argumentación


que la fundamente; sin embargo como señala Joan Pico I Junoy, “no se trata de exigir
a los órganos jurisdiccionales una argumentación extensa, exhaustiva o pormenorizada
que vaya respondiendo, punto por punto, a cada una de las alegaciones de las partes, ni
impedir la fundamentación concisa o escueta que en cada caso estimen suficientes quie-
nes ejercen la potestad jurisdiccional: se trata de que la tutela jurisdiccional efectiva se
anude con los extremos sometidos por las partes al debate. Por ello, la exigencia de la
motivación no implica necesariamente una contestación judicial a todas y cada una de
las alegaciones de las partes.”(12); de ahí que a efecto de dar cumplimiento al requisito
de motivación, resulta exigible básicamente, la concordancia sustancial entre el petitorio
(petitum) y el fallo; bastando respecto a los fundamentos de hecho y de derecho (causa
petendi), una respuesta global o genérica, aunque omita el pronunciamiento de alegacio-
nes concretas no sustanciales, siempre que de tal silencio y del conjunto de razonamien-
tos pueda razonablemente interpretarse una desestimación tácita(13).
En mérito a lo indicado, si bien el recurrente en el numeral sexto de su escrito de
contestación de demanda señala, respecto al acuerdo de directorio de fecha 1 de julio
de 1999, que “tiene más de diez años sin que ningún socio, accionista, director o terce-
ro haya formulado oposición a dicho acuerdo societario”, extremo que no ha sido res-
pondido expresamente por el juez; es de indicar que ello no genera la nulidad de la sen-
tencia apelada ni genera defecto en su motivación, habiendo quedado subsumido tal
argumento de defensa en el conjunto de motivaciones que sustentan el fallo, debiendo
entenderse como desestimado tácitamente. En tal sentido, Ezquiaga Ganuzas(14) señala
que las omisiones argumentativas lesionan el derecho de defensa solo en determinados
supuestos, como son: 1) Cuando dicha omisión se refiera a cuestiones que, de haber sido
consideradas en la decisión, hubieran podido determinar un fallo distinto al pronuncia-
do, y, 2) cuando como consecuencia de la omisión sobre alguna petición o causa peten-
di, resulta imposible o especialmente dificultoso descubrir las razones en que la deses-
timación se basa; supuestos en ninguno de los cuales se encuentra el agravio reseñado,
por lo que merece ser desestimado; máxime aun si el argumento no respondido se trata
de un cuestionamiento relativo a la prescripción de la acción, la cual conforme al ar-
tículo 446 inciso 12 del código adjetivo, corresponde hacerse valer vía excepción y no
como defensa de fondo, remitiéndonos en tal extremo, a lo expuesto en el considerando
quinto precedente.
Noveno.- Que, sin perjuicio de lo señalado, no debe dejarse de lado que ni en el
petitorio de la demanda ni en los puntos controvertidos fijados mediante resolución
número once(15), se ha establecido como controversia del proceso, el “Declarar la nuli-
dad de la Escritura Pública de fecha treinta de mayo del dos mil siete en la que el apo-
derado Carlos Alberto Gonzales Barzotti designa apoderados judiciales de la empresa

(12) PICOY I JUNOY, Juan. Las Garantías Constitucionales del Proceso. Bosch, Barcelona, 1997, p. 61 y ss.
(13) ESQUIAGA GANUZAS, Francisco Javier. Iura Novit Curia y Aplicación Judicial del Derecho. Lex
Nova S.A., Valladolid, 2000, p. 49.
(14) Ídem.
(15) Ver fojas 448.

322
JURISPRUDENCIA

demandada”, por lo que tal declaración expuesta en el fallo, genera un pronunciamiento


extra petitum, al haberse resuelto sobre un tema no incluido en las pretensiones procesa-
les, cuyo defecto radica en el impedimento a las partes de efectuar las alegaciones perti-
nentes en defensa de sus intereses relacionados con lo decidido(16).
Adicionado a ello, si bien ha sido materia de pretensión y fijado como punto con-
trovertido el determinar la nulidad de la inscripción registral del asiento C00004 de
la Partida Nº 00290408 del Registro Mercantil de los Registros Públicos de Lima,
debe tenerse presente que tal registro se haya referido a la inscripción de la Escritura
Pública de fecha 30 de mayo del 2007 a través de la cual Carlos Alberto Gonzales Bar-
zotti designa apoderados (ver fojas 40); ante ello y siendo el asiento registral una expre-
sión necesaria del acto jurídico de donde emana(17) y al no ser materia de cuestionamien-
to el acto que da origen al acotado asiento registral, no resulta procedente su anulación,
dado el carácter accesorio del mismo en relación al acto jurídico que lo origina.
En consecuencia, ha incurrido en error el a quo al declarar la nulidad de la
Escritura Pública de fecha 30 de mayo del 2007 y del Asiendo C00004 de la Partida
Nº 00290408 del Registro de Personas Jurídicas, el primero, por generar un fallo incon-
gruente y el segundo por carecer de sustento material que lo ampare.
Décimo.- Que, es necesario dejar establecido que las apelaciones sin efecto sus-
pensivo y con la calidad de diferidas resueltas en la sentencia de vista de fecha cator-
ce de noviembre del dos mil doce, se mantienen incólumes en la medida que el recur-
so de casación interpuesto y resuelto por la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema
(Cas. Nº 1099-2013-Lima), solo afecta el extremo que resuelve la pretensión demanda-
da, conforme lo establecido en el artículo 387 del Código Procesal Civil, que dispone
que el recurso de casación procede solo contra las sentencias y autos expedidos por las
Salas Superiores que, como órgano de segundo grado, ponen fin al proceso; razón por la
cual, los extremos de la sentencia de vista, que confirman las resoluciones números diez,
trece y veinticuatro, se mantienen vigentes y producen plenos efectos.
Por los fundamentos expuestos y normas legales glosadas,
SE RESUELVE:
1. CONFIRMAR EN PARTE la resolución número treinta y tres de fecha
veinte y tres de enero del dos mil doce, que corre de fojas seiscientos seten-
ta y cinco y siguientes, que declara FUNDADA la demanda incoada por
Lina Zenaida Hurtado Márquez contra Latin American Casino del Perú S.A.
sobre Nulidad de Acto Jurídico; en los extremos que ORDENA: a) Decla-
rar la nulidad de la sesión de directorio de la referida empresa demandada de
fecha primero de julio de mil novecientos noventinueve; b) Declarar la nuli-
dad del acuerdo de designación de apoderado a Carlos Alberto Gonzales

(16) EZQUIAGA GANUZAS, Francisco Javier. Ob. cit., p. 45.


(17) Reglamento General de Registros Públicos.
Artículo 46.- “El asiento registral expresará necesariamente el acto jurídico de donde emana directa o
inmediatamente el derecho inscrito, el mismo que deberá constar en el correspondiente título. La inscrip-
ción no convalida los actos que sean nulos o anulables con arreglo a las disposiciones vigentes”.

323
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Barzotti adoptado en la referida sesión de directorio de fecha primero de julio


de mil novecientos noventinueve; y, c) Declarar la nulidad del asiento registral
C00003 de la Partida Nº 00290408 del Registro de Persona Jurídicas corres-
pondiente a la empresa demandada; con costas y costos del proceso.
2. REVOCAR la resolución número treinta y tres de fecha veinte y tres de enero
del dos mil doce, en el extremo que ordena declarar la nulidad del asiento
registral C00004 de la Partida Nº 00290408 del Registro de Persona Jurídicas
correspondiente a la empresa demandada; y REFORMÁNDOLA, declararon
IMPROCEDENTE la acotada pretensión.
3. ANULAR la resolución número treinta y tres de fecha veinte y tres de enero
del dos mil doce, en el extremo que ordena declarar la nulidad de la Escritu-
ra Pública de fecha treinta de mayo del dos mil siete en la que el apoderado
Carlos Alberto Gonzales Barzotti designa apoderados judiciales de la empresa
demandada.
4. Los devolvieron, en los seguidos por LINA ZENAIDA HURTADO MÁR-
QUEZ con LATIN AMERICAN CASINO DEL PERÚ S.A. sobre NULIDAD
DE ACTO JURÍDICO; notificándose.

SS. LAMA MORE, ROSSELL MERCADO, HURTADO REYES

324
ÍNDICE
GENERAL
ÍNDICE GENERAL
Presentación........................................................................................................ 5

PARTE I
ENSAYOS

Supuestos de plena validez


y eficacia de los acuerdos de juntas generales de
accionistas, en relación con el derecho de impugnación
Oswaldo Hundskopf Exebio

I. La junta general como órgano supremo de la sociedad anónima....... 9


II. Sobre el derecho de impugnación de los acuerdos de las juntas generales
de accionistas.............................................................................................. 11
III. Validez legal de los acuerdos adoptados en la junta general de
accionistas........................................................................................... 19
IV. Vías de tramitación de las acciones destinadas a invalidar los acuerdos
de las juntas........................................................................................ 25
1. A través de la jurisdicción ordinaria............................................ 25
2. A través de la jurisdicción arbitral............................................... 29
V. Sobre el recurso de casación contra una resolución de última instancia
en la jurisdicción ordinaria a través del cual se defina una contro-
versia sobre el derecho de impugnación de acuerdos de juntas de
accionistas........................................................................................... 35
VI. Sobre el recurso de anulación contra el laudo arbitral que resuelve una
acción destinada a invalidar acuerdos de juntas de accionistas................. 38

327
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

Impugnación y nulidad de acuerdos societarios


Hernando Montoya Alberti

I. El principio de mayorías y la adopción de acuerdos.......................... 41


II. La impugnación de los acuerdos societarios...................................... 42
III. Las normas de orden público y los plazos de caducidad.................... 46

Impugnación de acuerdos
de la junta general de accionistas
Enrique A. Palacios Pareja

Introducción.................................................................................................. 55
I. ¿Qué pretensiones se pueden plantear?.............................................. 55
1. Las pretensiones contrarias a la ley, al estatuto o a los intereses
de la sociedad.............................................................................. 55
1.1. Acuerdo contrario a la LGS................................................ 56
1.2. Acuerdo cuyo contenido es contrario al estatuto o pacto
social................................................................................... 56
1.3. Acuerdo cuyo contenido lesiona, en beneficio directo de
uno o varios accionistas, los intereses de la sociedad........ 56
2. Las pretensiones de impugnación sustentadas en causales de
nulidad contempladas en la LGS o en el Código Civil............... 57
II. ¿Quiénes pueden demandar?.............................................................. 57
1. La legitimidad para obrar activa.................................................. 58
2. La legitimidad para obrar pasiva y la intervención de terceros.... 59
3. El accionista que dejó de serlo en el transcurso del proceso....... 60
III. La acumulación de pretensiones......................................................... 63
1. Acumulación objetiva.................................................................. 64
1.1. Acumulación objetiva originaria........................................ 65
1.2. Acumulación objetiva sucesiva.......................................... 66
2. Acumulación subjetiva de pretensiones...................................... 67
2.1. Acumulación subjetiva de pretensiones originaria............. 68
2.2. Acumulación subjetiva de pretensiones sucesiva............... 68
IV. Las medidas cautelares....................................................................... 69
1. La medida cautelar innovativa en la LGS................................... 69

328
ÍNDICE GENERAL

2. La medida cautelar de anotación preventiva de la demanda....... 72


V. La ejecución de la sentencia............................................................... 74
Conclusiones................................................................................................. 75

El cuestionamiento de los acuerdos societarios


Análisis normativo y jurisprudencial
Daniel Echaiz Moreno

I. La organización corporativa de la sociedad........................................ 77


II. El cuestionamiento de los actos y/o acuerdos societarios.................. 78
III. El cuestionamiento de los acuerdos de la junta general de accionistas.... 80
IV. El cuestionamiento de los acuerdos del directorio............................. 85
V. El Pleno Jurisdiccional Nacional Comercial 2013............................. 87
1. La lógica societaria...................................................................... 90
2. Las ponencias para el Pleno Jurisdiccional Nacional Comercial
2013............................................................................................. 92
3. La conclusión plenaria del Pleno Jurisdiccional Nacional
Comercial 2013........................................................................... 95
VI. La suspensión de acuerdos societarios impugnados........................... 96
VII. El cuestionamiento de acuerdos societarios en los grupos de empresas.... 98

El control de los acuerdos societarios


en la Sociedad Anónima
¿Es necesario un doble régimen?
Erika J. Valdivieso López

Introducción.................................................................................................. 101
I. Apuntes sobre la junta general de accionistas.................................... 103
1. Orígenes, evolución y naturaleza jurídica................................... 103
2. Competencia de la Junta General de Accionistas........................ 106
3. Obligatoriedad de los acuerdos................................................... 108
II. El interés social................................................................................... 109
III. El control de los acuerdos societarios en nuestra LGS....................... 113
1. El derecho al voto como sustento del derecho de impugnación
de acuerdos.................................................................................. 113

329
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

2. El derecho de impugnación como “derecho mínimo” de los


accionistas................................................................................... 115
3. El doble régimen......................................................................... 118
IV. Impugnación de los acuerdos societarios........................................... 119
1. Presupuestos................................................................................ 119
V. Nulidad de los acuerdos societarios.................................................... 126
VI. Los efectos de la impugnación y nulidad de acuerdos societarios..... 132
1. Suspensión de los acuerdos......................................................... 132
2. Subsanación de los acuerdos anulables....................................... 133
3. Revocatoria o sustitución............................................................ 133
4. La declaración de nulidad............................................................ 134
VII. El planteamiento de una sola vía de control de los acuerdos
societarios....................................................................................................... 135
1. Ejercicio del derecho de impugnación como “única vía” en el
Derecho Comparado.................................................................... 137
2. Pretensión, petitum y causa petendi............................................ 140
3. Vía procedimental....................................................................... 141
4. Causas de impugnación............................................................... 142
5. Legitimidad................................................................................. 143
6. Efectos de la sentencia................................................................ 144
A modo de conclusión................................................................................... 145

Nulidad e impugnación en el espectro societario


Evidencia de errores en su sistemática jurídica
Karla Alexandra Aguirre Moreno

I. Advertencia inicial: delimitación temática......................................... 147


II. Introducción........................................................................................ 148
III. Aspectos preliminares a considerar.................................................... 150
IV. A priori: la nulidad e impugnación en el espectro societario............. 151
1. El “cuestionamiento” ¿de los acuerdos del Directorio o de la
Junta General de Accionistas?..................................................... 152
2. Análisis interno de las causales de nulidad e impugnación......... 155
2.1. De la acción de nulidad...................................................... 155
2.2. De la acción de impugnación............................................. 161

330
ÍNDICE GENERAL

3. Ubicación sistemática en la LGS: ¿coherencia o desesperación


por colocar causales sin sentido?................................................. 166
V. A posteriori: implicancias de la acción de nulidad e impugnación.... 168
1. De los sujetos legitimados: calidad de accionante...................... 168
2. De los plazos de caducidad......................................................... 171
3. De las vías procedimentales: ¿desorden procesal?...................... 172
VI. Sistemática jurídica a nivel de la legislación comparada: ¿se puede
aplicar este contexto a la realidad peruana?....................................... 173
1. Propuesta: supuestos normativos a considerar............................ 179
Conclusiones................................................................................................. 180
Bibliografía................................................................................................... 182

La impugnación de acuerdos como mecanismo


especial de tutela en las sociedades anónimas
Carlos Alfredo Martinez Alvarez

Introducción.................................................................................................. 185
I. El Derecho Societario y los mecanismos de tutela a favor de los
grupos de intereses de la empresa....................................................... 187
II. Sobre los derechos individuales de los accionistas y su importancia
en la vida societaria................................................................................ 189
III. El derecho de impugnación como vía especial de tutela de los
accionistas........................................................................................... 191
1. ¿Cuál es el sentido del derecho de impugnación?....................... 191
2. ¿Quiénes están legitimados para ejercer este derecho?............... 192
3. ¿Qué acuerdos societarios pueden impugnarse?......................... 196
IV. Consecuencias de la impugnación...................................................... 205
Conclusiones................................................................................................. 205

PARTE II
CONSULTAS

01 El proceso de impugnación de un acuerdo societario culmina si este


es revocado o sustituido por un nuevo acuerdo.................................. 209

331
ACUERDOS SOCIETARIOS. NULIDAD E IMPUGNACIÓN

02 El gerente general no puede impugnar un acuerdo a nombre de la


sociedad.............................................................................................. 211
03 Es posible impugnar el acuerdo de junta que aprueba los estados
financieros........................................................................................... 214
04 Un accionista no puede impugnar el acuerdo del directorio que
extralimite el objeto social.................................................................. 216
05 Acuerdos sobre asuntos no previstos en convocatoria a junta general
pueden ser impugnados por socio que sentó su oposición................. 219

PARTE III
JURISPRUDENCIA

Jurisprudencia de la Corte Suprema


01 No se puede declarar nulo el acuerdo si demanda se limita a solicitar
la nulidad de la esquela de convocatoria a junta general.................... 223
02 Incumplimiento de formalidades en la convocatoria de Junta se im-
pugna a través de la pretensión de invalidez de acuerdos y no de
nulidad................................................................................................ 232
03 Impugnación de acuerdos de Cooperativas debe tramitarse ante el
juez civil............................................................................................. 244
04 Juez no puede requerir mayores requisitos para sustentar la legiti-
midad del demandante en la nulidad de acuerdos.............................. 251
05 No es necesaria la autorización judicial para que a nombre de un
menor de edad se efectivice un convenio arbitral que tenga como fin
pretender la nulidad de un acuerdo societario.................................... 253
06 Sobreviene la sustracción de la materia si se advierte que socio no
dejó su oposición a los acuerdos adoptados....................................... 262
07 Es impugnable el acuerdo societario que deja sin efecto un contrato
de manera unilateral............................................................................ 265
08 Derecho de las minorías garantizado por la Ley General de Socie-
dades no se puede desnaturalizar a través de modificaciones a los
Estatutos.............................................................................................. 268
09 Nulidad del acuerdo que no cumple con otorgar poderes conjuntos
como lo exigen los Estatutos.............................................................. 272

332
ÍNDICE GENERAL

10 Jueces deben subsumir los hechos invocados como causales de


nulidad del Código Civil en los supuestos de impugnación de la Ley
General de Sociedad........................................................................... 287
11 Procede la conclusión del proceso de impugnación si acuerdo fue
revocado o sustituido.......................................................................... 292

Jurisprudencia de las Cortes Superiores


12 Fundamento de los plazos de caducidad en la impugnación de
acuerdos societarios............................................................................ 299
13 Procede nulidad de acuerdo de Directorio “no presencial” si se
demuestra que reunión no tuvo esa condición.................................... 317

333

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